Вы находитесь на странице: 1из 25

MODULO I - BASES CONSTITUCIONALES

Bolilla 1
PROCESO Y CONSTITUCIÓN

1. Política criminal y gestión de conflictividad

La política criminal de un Estado, como parte de su política general lleva insita una concepción filosófica e ideológica
política determinada; así, distinta será la orientación de aquélla conforme la escala de valores que se priorice, o que
el modelo de Estado sea totalitario o democrático.

Las tradiciones, los hábitos morales, sociales o religiosos, de un pueblo serán determinantes, por ejemplo, al
momento de decidir sobre la vida y la muerte de sus miembros y ello va a delinear el criterio a seguir cuando se deba
legislar sobre el aborto, sobre la pena de muerte o acerca de los montos de pena en abstracto conforme se privilegie
la integridad física o la propiedad.

Todo cuerpo normativo que aspire a organizar la vida de una comunidad debe atender a la evolución de ella y a las
exigencias del momento histórico en el que pretende tener vigencia.

El problema del “delito” como manifestación patológica de una sociedad existió desde los albores de la humanidad,
no es patrimonio de un tiempo o un lugar determinado.

La delincuencia conocida como de guantes blancos, que generalmente no derrama sangre en forma directa porque
utiliza métodos sofisticados y modernos y cuyo incremente a nivel nacional e internacional es tal, que está
movilizando a los gobiernos para trabajar en forma conjunta a fin de intentar desarrollar un accionar común. Es esta
criminalidad organizada, a veces de carácter transnacional y los delitos complejos que de ella se derivan, la que
ofrece hoy mayores dificultades de respuesta estatal.

Prevención, represión

La capacidad de reacción del Estado ante el desfase que se produce en la sociedad puede manifestarse en 2
aspectos:

1. Preventivo: que normalmente se genera a nivel del poder administrador, por ejemplo, a través del
establecimiento legislativo de los delitos con sus correspondientes penas. Rita Mill aclara que
“lamentablemente”, algunos legisladores, tienen la convicción de que un importante incremento en el
monto de las penas previstas para ciertos delitos puede actuar en forma disuasiva para su comisión y por
tanto puede funcionar como medida preventiva.
2. Represivo: cuando las estrategias preventivas no son efectivas y el delito se consuma, el Estado utiliza su
poder de coerción para restablecer “el orden social alterado o quebrantado por su comisión”.

El cómo canalizar esta reacción del poder institucionalizado en una sociedad y en un momento histórico
determinado, es la tarea de la “política criminal” de un Estado, la que no siempre coincide con lo que exige la
opinión pública en ese Estado.

Grandes sectores de la opinión pública, se hallan convencidos que es función de la justicia y de las leyes, la
desaparición de la delincuencia, la supresión de la criminalidad, sin advertir que se parte de una premisa utópica, en
tanto siempre habrá delito y delincuencia, cualquiera sea la cultura y la organización jurídica – política de una
sociedad.

Frente al crimen, muchos ciudadanos cediendo a sus impulsos naturales, esperan que los jueces apliquen el derecho
penal que tienen en mente. Pero es claro que el derecho penal vigente tiene algunos siglos más de evolución cultural

1
y no conoce el talión, ni la responsabilidad objetiva o basada en el mero resultado dañoso. La dureza extrema está
muy lejos de ser una solución.

La problemática se reitera cuando de las leyes penales se trata. El hombre común no comprende porque el
sospechoso de algún ilícito “entra por una puerta y sale por la otra” y fustiga al juez que cumpliendo su tarea
dispone la libertad de quien goza del Estado Constitucional de inocencia.

Esto ocurre, porque en general, se olvida que detrás de la ley penal y procesal penal está la filosofía política que
recoge nuestra CN y que es necesario respetar. Se trata de una concepción personalista de la vida y de derecho, con
arreglo a la cual la persona humana ocupa la cúspide de la pirámide axiológica.

El régimen democrático y liberal en el Estado consagra dogmas y principios inviolables en tutela de la libertad y la
dignidad humana.

Se ha definido a la política criminal como:

Binder: conjunto de decisiones relativas a los instrumentos, reglas, estrategias y objetivos que regulan la coerción
penal.

Cafferata Nores: es el sistema de decisiones estatales (de todos los poderes, incluido el constituyente) que en procura
de ciertos objetivos (la protección de los derechos reconocidos al individuo por su condición de tal o como miembro
de la sociedad) define los delitos y sus penas (u otras consecuencias) y organiza las respuestas públicas tanto para
evitarlos como para sancionarlos estableciendo los órganos y los procedimientos a tal fin y los límites que en tales
decisiones se deberán encausar.

Von Liszt: conjunto de principios, apoyados en la investigación científica de las causas del delito así como de los
efectos de la pena, según los cuales el Estado por medio de la misma y de instituciones análogas tiene que conducir
la lucha contra el delito.

Conclusión: He dicho que todo programa de política criminal que encara un Estado guarda coherencia con los
principios políticos filosóficos que lo nutren; entraña además complejas cuestiones de técnica legislativa que no son
problema menos si se pretenden resultados satisfactorios. En tal sentido, es menester que ninguna situación social o
económica coyuntural de lugar a medidas que se originen en discursos políticos de emergencia. La historia universal
ha demostrado las graves consecuencias que de ello se derivan.

La política de gestión de la conflictividad es un componente macro de la política de Estado (es uno de los cuatro
grandes componentes).

 Política económica
 Política educativa
 Política de salud
 Política de gestión de la conflictividad

Todas ellas están íntimamente vinculadas.

En Latinoamérica, nos movamos para un lado o nos movamos para el otro, solo tenemos un horizonte de
conflictividad por la gran demanda insatisfecha. Es aquí donde la política de gestión de conflictividad es una
respuesta a éstos conflictos.

La política de la conflictividad posee 3 modalidades:

2
 Preventiva
 Disuasiva
 Reactiva

Y encontramos 5 niveles de intervención:

1. Gestión social de la conflictividad: es la comunidad misma la que crea gestiones de conflictividad insitas en su
costumbre o en sus filosofías de vida, tienden a abocarse “en lo que no tienen que meterse o en aquello que tienen
que fomentar”

2. Modelos de ejemplaridad: aquí es la ley la que cumple su rol, trata de regular las reglas de convivencia, el
matrimonio, etc. Son cosas muy elementales, la función primaria de la ley, que hoy en día se ha perdido en
Argentina.

3. Generación de ámbitos de conciliación: aquí los ciudadanos tienen mayores problemas porque sus modelos no le
han funcionado (mecanismos de gestión comunitaria). Es donde el Estado fomenta ámbitos de conciliación (esto
eran funciones de los jueces de paz y las justicia municipales)… hoy en día existe un quiebre aquí.

4. Justicia reparadora: el Estado además de los ámbitos de conciliación genera una justicia, funcionarios que van a
dar la razón a uno u otro; aquí está la justicia civil, laboral, etc. pero aquí significa estar años y años atrapados en el

5. El nivel violento: (coerción estatal) El Estado interviene con el encierro carcelario. La política criminal es un
segmento de la política de gestión de conflictividad, donde el Estado va a usar los instrumentos violentos (legítimos)
y se preguntará ¿cómo? y ¿por qué? lo están usando.

Este poder punitivo no apunta a la resolución de un conflicto, sino que simplemente busca una respuesta a él que
busca otras finalidades (atemorizar, castigar, corregir, etc.) a veces ésta respuesta deja intacto el conflicto, lo
transforma en otro o lo intensifica.

Desde este punto de vista, donde todos los niveles de la gestión de conflictividad …(falta completar)

--------

EL ORDEN JURÍDICO ARGENTINO:

-Derecho Procesal Penal concepto: cuando las políticas de prevención fracasan y la conducta descrita en alguno de
los tipos penales se concreta el estado en el ejercicio legítimo de su poder de coacción reacciona en su afán de
mantención del orden jurídico pero como no le es posible actuar directamente la ley penal delega esa misión en
algunos sujetos (fiscales y jueces) quienes cumpliendo reglas preestablecidas y con la participación de otros sujetos,
intentarán probar la concurrencia de los elementos que hagan factible la aplicación de una sanción o que eximan de
ella.

Julio Maier dice que el derecho procesal penal es la rama del orden jurídico interno de un Estado, cuyas normas
instituyen y organizan los órganos públicos que cumplen la función judicial penal del Estado y disciplinan los actos
que integran el procedimiento necesario para imponer y actuar una sanción o medida de seguridad penal, regulando
así el comportamiento de quienes intervienen en él. 

-Función: queda excluida toda posibilidad de aplicación directa de la ley penal a quién aparece prima-facie como
autor de un hecho descripto por ella. Surgen las normas del derecho procesal penal como el instrumento adecuado
para discernir si se debe o no, en el caso concreto, aplicar sanción o eximir de ella al presunto culpable. Aparece

3
entonces como función esencial de esta materia la de realizar el derecho penal, la de permitir su efectivización en el
caso concreto.

Producida pues una conducta que presuntamente infringe una disposición penal, corresponderá el derecho procesal
penal hacer funcionar el mecanismo  adecuado y conducente a la solución del conflicto social desencadenado por
aquella.

Dentro del Estado de derecho en el que vivimos en nuestro país ese mecanismo no es otro que el debido proceso
según la Constitución. Ese debido proceso debe contemplar:

 la competencia de los órganos que intervienen


 el resguardo de las garantías del imputado
 el reconocimiento de los derechos de la víctima
 la resolución adecuada del conflicto
 el control de la ejecución de lo resuelto (no siempre condena)

La aplicación de las normas procesales penales llevará inexorablemente a la realización de las normas penales y más
aún a la creación de la norma penal individual para el caso concreto, que no otra cosa constituye la sentencia. Es a
través de la sentencia firme que el derecho procesal penal aspira cumplir con la función de restablecer la paz social y
el orden jurídico que fueran puestos en jaque por el accionar ilícito.

-Caracteres: el derecho procesal penal es una rama del:

 Derecho público
 Derecho interno y local
 Derecho formal o adjetivo

Con Autonomía:

 científica
 académica
 legislativa

 Derecho público: casi no se cuestiona la doctrina el carácter público del derecho penal procesal penal. Las razones
señaladas por Maier son:

 su estrecha vinculación con el derecho constitucional y con el derecho penal, clasificados como ramas del
Derecho público;
 el hecho de que funciona como regulador del accionar estatal a través de los órganos competentes y con
prescindencia -salvo excepciones- de la autonomía de la voluntad de los involucrados.

Maier sostiene que lo que se debería clasificar como derecho público o privado son reglas o normas más o menos
determinadas que rigen ciertas relaciones y no ramas jurídicas. Destaca la incidencia de la voluntad particular en la
persecución y en la consecuencia de los llamados delitos de acción privada (art 73 CP). Rige aquí el sistema de las
acciones, típico del derecho privado, tanto es así, que la renuncia a la persecución penal por quién está legitimado a
perseguir implica su extinción (art 59 inc 4 CP). Pero aún hay más, ya que tal poder de disposición se extiende a la
misma consecuencia jurídica, la sanción penal o la pena, porque el perdón de la víctima extingue (art 69 CP)

 Derecho interno y derecho local: el derecho penal lo hacen aplicando el derecho procesal penal vigente en el
ámbito respectivo con prescindencia de toda norma internacional. La excepción la constituyen las disposiciones de
los tratados bilaterales o multilaterales sobre extradición. Respecto de las múltiples reglas procesales establecidas en
las distintas convenciones que sobre derechos humanos suscribiera nuestro país, cabe recordar que han pasado a
4
formar parte del derecho interno luego que fueron incorporados al texto constitucional (art 75 inciso 22) en la
Reforma del 94. Las provincias han delegado en el Congreso de la Nación el dictado del derecho penal material y se
han reservado para si el de dictar las normas de instrumentación de aquel.

 Derecho formal y adjetivo: a ese cuerpo de leyes descriptivo de conductas activas u omisivas y sus consecuencias,
que son las leyes penales lo conocemos tradicionalmente por derecho material o sustantivo por oposición al que
estructura y organiza su implementación o realización que es el derecho procesal penal llamado también derecho
formal o adjetivo. El derecho procesal penal es secundario porque se ocupa de la realización del derecho penal
cuando se afirma una lesión a sus normas, es decir de la actuación práctica del poder Penal del Estado. El derecho
procesal penal está pensado para actuar cuando fracasa el fin primario de las normas materiales, el derecho procesal
no puede ni siquiera ser pensado sin el derecho material pues su función es actuarlo.

Derecho con autonomía

 Autonomía científica: la autonomía científica de la asignatura se inicia a partir de la afirmación de ciertos


principios y máxima fundamentales propios del derecho procesal y de la fijación de su exclusivo objeto y función
frente a la ley material y continúa con la consolidación de los principios procesales penales frente a los vigentes del
derecho procesal civil, diferencia que se advierten los punto de vista políticos opuestos de lo que ellos parten.

 Autonomía académica: salvo la Facultad de Derecho de la UBA que tiene en el mismo programa de derecho penal
desarrollada en unas pocas bollillas la temática procesal penal, en el resto de nuestras Universidades se dicta como
materia independiente y en cursos anuales.

 Autonomía legislativa: tiene fundamento constitucional: el derecho penal es legislación federal y única para toda
la nación (CN art 75 inc 12) mientras que el derecho procesal (leyes de organización judicial y códigos de
procedimiento) es en principio, parte de la competencia legislativa local, esto es, de los parlamentos provinciales o
del Congreso de la Nación, en su función de legislatura local para atender al servicio judicial en los casos de
competencia Federal (CN art 116 y 117).

-Fuentes: en sentido estricto puede afirmarse que la ley es la única fuente del derecho procesal penal argentino. Un
concepto más laxo acerca de la palabra fuentes permite algunos autores incluir los decretos reglamentarios, las
acordadas, la costumbre y las prácticas del foro, la doctrina, la jurisprudencia y los antecedentes parlamentarios y
legislativos.

Con respecto a los primeros cabe recordar que para Clariá Olmedo se trata de fuentes de segundo orden; en tanto la
doctrina, la jurisprudencia procesal penal (incluyendo los fallos plenarios acatamiento obligatorio) y los
antecedentes parlamentarios y legislativos quedan fuera el concepto de fuentes. Sin embargo -admite- todas han de
servir para la interpretación de la ley procesal penal y para unificar los criterios de su aplicación.

*La ley: nuestras constituciones, nacionales y provinciales tienen expresas disposiciones sobre el procedimiento de
sanción de las de las leyes y principios genéricos fundamentales acerca de su contenido. Acorde con ellas las
legislaturas locales y el Congreso de la Nación han procedido a dictar los respectivos códigos procesales penales a fin
de garantizar la realización de procesos constitucionales. Cabe aclarar que en general las constituciones no
contienen normas directas y completas de derecho procesal penal, pero sí reglas de orientación política que
determinan el sistema de enjuiciamiento penal y el contenido fundamental de las normas procesales penales
propiamente dichas. No obstante algunas reglas constitucionales son fuente del derecho procesal penal en sentido
estricto, como ser las que se refieren a la competencia de la administración de la Justicia Federal (art 116 y 117),
creación de la CSJN (art 108), al nombramiento de los jueces (art 99 inc 4) y a las condiciones para ser juez de la
Corte Suprema (art 111).

De todas formas debemos hacer referencia a otras leyes de las que también se nutre el derecho procesal penal:
5
 las leyes de organización del poder judicial
 las leyes orgánicas la administración de justicia
 las leyes que aunque aisladas se integran al sistema
 los tratados bilaterales o multilaterales aprobados por el Congreso de la Nación
 las convenciones internacionales sobre Derechos Humanos que hoy son parte de la legislación interna
(artículo 75 inciso 22)
 los tratados interprovinciales ratificados por su respectiva legislaturas

*Decretos reglamentarios, Reglamentos y Acordadas: conforme al criterio que se viene desarrollando es evidente
que no puede atribuírsele la calidad de fuente a los decretos reglamentarios que pueda dictar el poder ejecutivo
nacional o provincial. Tampoco a los reglamentos que emanan del poder judicial para el cumplimiento de su tarea de
superintendencia. La Constitución nacional al ser reformada (artículo 114 inciso 6) ha actualizado el problema, al
conceder al Consejo la Magistratura, creado por la reforma 1994, el poder de dictar reglamentos sobre materias de
organización judicial y administración de justicia. De la misma regla constitucional se desprende -al usar la palabra
reglamentos- que estos cuerpos normativos no pueden derogar la ley procesal, ni establecer condiciones distintas
para sus actos, ni cercenar facultades concedidas por la ley, etc. Serán válidos o inválidos según que respeten o no el
contenido normativo de las leyes dictadas por el Congreso de la Nación relativas tanto para la organización judicial
como al procedimiento.

Las acordadas son resoluciones que emanan de las cabezas de los poderes judiciales (locales o nacional) y que no
tienen carácter jurisdiccional sino administrativo, pues reflejan generalmente el ejercicio de las facultades de
superintendencia que le son propias. No obstante contienen algunas veces disposiciones de neto carácter procesal,
como por ejemplo las relativas a los turnos de los diferentes juzgados y cámaras del crimen y que en cierta forma
son relevantes al momento de determinar la competencia de tal o cual tribunal. Es claro pues, que complementa la
ley procesal en cuanto al funcionamiento u organización de las unidades o agencias judiciales, pero de ninguna
manera la sustituye y no podrá ser considerada fuente del derecho procesal en sentido estricto.

*La costumbre y las prácticas del foro: obvio resulta, a esta altura, que los hábitos usuales en los estrados judiciales
no pueden ser considerados fuente de nuestra materia. Las prácticas y usos tribunalicios no son suficientes, por más
aceptados que se encuentren en determinados medios, para fundar una decisión judicial. El ejemplo de las distintas
fórmulas que se usan para recibir el juramento de los testigos, que varía según los tribunales, es citado por algunos
autores que afirman que la costumbre es fuente de derecho. Al respecto, responde con razón Maier, que se trata en
realidad, de actos permitidos que no cambian el sentido jurídico del acto realizar o que quedan dentro del ámbito de
libertad de elección de quien cumple el acto decide, por lo que en nada influiría la realización distinta del acto,
siempre permitida mientras no se oponga una disposición legal.

*La jurisprudencia: no tiene el precedente fuerza vinculante pero lo cierto es que por razones prácticas, en general
suele ser acatado cuando proviene de órganos jerárquicamente superiores y reiterado por los jueces en sus fallos. La
jurisprudencia tiene la trascendente misión de contribuir a la unificación -en lo posible- de los criterios de
interpretación de la ley. No es pues, conforme nuestro sistema constitucional, fuente del derecho procesal, pero si
valioso instrumento que permite aspirar a tener una justicia más previsible y racional. La jurisprudencia hace más
previsible la administración de Justicia. Distinta es la situación en el derecho origen anglosajón (Inglaterra, Estados
Unidos) donde el precedente judicial constituye sin duda la fuente más importante el derecho, inclusive en sectores
jurídicos legislados. Con algún antecedente en varias leyes nacionales, la ley 24.050 (art 10 y 11) que organiza la
justicia penal en el orden nacional, ha creado la jurisprudencia obligatoria respecto de los fallos plenarios de la
Cámara Nacional de Casación Penal.

6
Es la Constitución la que define el poder jurisdiccional, su alcance y limitaciones y al respecto, no puede haber dudas
en nuestro sistema jurídico, acerca de que las sentencias de los jueces no trascienden el caso particular, ni el juez
puede estar limitado su poder por otro instrumento que no sea la ley.

* La Doctrina: tiene decisiva influencia al momento en que los litigantes van a efectuar sus planteos y los
magistrados a tomar sus decisiones. Es usual advertir en la práctica diaria, como tanto unos como otros, al hacer una
toma de posición determinada acerca de la interpretación de una ley en el caso concreto, tratan en lo posible de
citar en su apoyo al mayor número de autores que opinen en igual sentido: más importancia tendrá la cita cuando
más autoridad científica tenga su autor. De todas formas y sin dejar de reconocer el apreciable valor de la doctrina
en la tarea diaria de interpretar la norma lo cierto es que jamás podrá decirse que ella constituye una fuente de
derecho.

Su vinculación con otras disciplinas

Con el derecho penal: La relación que existe entre el derecho penal y el derecho procesal penal es tan estrecha que
no se concibe la existencia de uno con presidencia del otro. De la interacción de ambos depende la realización de la
política criminal del Estado. Es menester destacar la recíproca influencia que se advierte entre ellas y que impacta
con mayor o menor fuerza según los institutos de que se trate.

Con el derecho procesal civil: el derecho procesal civil tiene respecto del derecho civil la misma función realizadora
que se atribuye al derecho procesal penal respecto del derecho penal. El hecho de que ambas disciplinas cumplan la
misma tarea o función de ser instrumentadoras de un derecho material da lugar a la similitud normativa entre ellas.
Está semejanza no pasa de tener un carácter meramente formal ya que la circunstancia de que ambas se nutren de
un derecho material sustancialmente distinto, con ideas políticas fundantes de origen diferente, hace que ambas
disciplinas se apoyen en principios procesales que le son propios y las alejan en sus principales puntos de contacto. A
través de la realización del derecho penal se pretende la preservación o el restablecimiento del orden jurídico, a
través de la realización del derecho privado se intenta proteger derechos individuales y no a la sociedad como tal. La
puesta en marcha del derecho procesal penal actual, salvo excepciones, está en manos del Estado, en tanto que la
del proceso civil, como proceso de partes dependerá exclusivamente de los particulares. Rige en el derecho procesal
civil, ampliamente, el principio dispositivo, nombre procesal que recibe una emanación del principio de la autonomía
de la voluntad, mientras que el derecho procesal penal, su vigencia en casos de excepción, constituye algo casi
exótico (por ejemplo juicios por delitos de acción privada).

Con el derecho político y el derecho constitucional: Las concepciones filosóficas y políticas en los distintos momentos
de la historia de una comunidad son decisivas al momento de diseñar el modelo estado vigente: autoritario,
democrático, socialista. La mayor o menor injerencia de ese Estado en la vida de los miembros de la comunidad, la
fundamentación del poder que despliega para la mantención del orden social y las modalidades para hacerlo estarán
determinadas por aquellas ideologías. Nuestra Constitución nacional previó un importante catálogo condensado
sustancialmente los artículos 16, 17, 18, 19, 23 y otros; fuente nutricia de nuestro Código Penal y procesales penales,
a fin de ver garantizada su vigencia por la debida correspondencia con el modelo ordenado por nuestros
Constituyentes.

Con el derecho internacional de los Derechos Humanos: el DIDH es una nueva rama del derecho que surge por una
necesidad histórica protegiendo los derechos humanos de primera generación durante la segunda mitad del siglo XX.
Después de la reforma constitucional del 94 esos tratados cobran plena operatividad y vigencia, trasladando de
manera definitiva al campo del proceso penal los principios humanitarios por ellos recogidos. Se convierten en
normativa supranacional de aplicación obligatoria por los tribunales locales. Definitivamente es en nuestra materia
donde de manera más fuerte y sustancial impacta la normativa internacional de los Derechos Humanos.

7
Con el derecho administrativo: su vinculación se advierte fácilmente al estudiar todas las previsiones concernientes a
la organización de los tribunales, cuyas notas esenciales surgen de las normativas constitucionales. Pero, además de
lo relativo al funcionamiento de los organismos judiciales en cuanto a asignación de competencias, turnos, horarios,
etc., está lo referente a la administración financiera propiamente dicha.

Con el Derecho civil: el derecho procesal penal y el derecho civil tienen importantes puntos de contacto, tan es así
que en algunos casos se aplican como supletorias del primero las normas del segundo. La relación que los vínculos
advierte cuando se tratan de definir conceptos como los de capacidad de las personas, validez de los actos jurídicos,
grados de parentesco, o dirimir las controversias sobre la propiedad de objetos secuestrados con motivo de la
investigación de un hecho ilícito. También la cuestión de prejudicialidad civil como el caso de la validez o nulidad del
matrimonio. Pero sin dudas donde más claramente se percibe la vinculación entre éstas ramas del derecho, es frente
al tema del ejercicio de la acción civil en el proceso penal. Destaca Maier la resolución que recaiga en el proceso
penal, condenatoria o absolutoria trasciende al proceso civil, en el cual se verá imposibilitada toda discusión
respecto de la autoría y la existencia de los hechos, pues lo decidido por la sentencia penal es ya incontrovertible.

Con el derecho comercial: la vinculación con el derecho comercial es mucho más acotada. En efecto, salvo algún
concepto puntual como el referido al cheque y sus requisitos, el mayor punto de contacto se advierte cuando se
trata del proceso de quiebra, pues la persecución penal tiene influencia en la calificación del comportamiento del
comerciante.

Con el derecho público provincial: el sistema federal que nos rige, hace que los Estados provinciales se dice sus
respectivas Constituciones. En ellas, se definen en mayor o menor medida las normas concernientes a la
instrumentación de los diferentes procesos a través de los cuales se debe garantizar la administración de justicia en
sus respectivos territorios.

Con el derecho internacional: el mundo globalizado en el que estamos insertos y la modalidad delictiva trasnacional
hace que los Estados se vean obligados a adoptar políticas de persecución penal en un marco de estrecha
cooperación. Ello los lleva a firmar tratados internacionales donde se establecen las exigencias que deben
cumplimentar los diversos actos procesales para que puedan surtir efectos fuera del país en el que se llevan a cabo,
pautan además en forma bilateral o multilateral las condiciones de extradición que rigen entre los estados.

Norma procesal penal: cuando un miembro de la comunidad despliega una conducta descrita la ley penal sustantiva,
necesariamente entra en funcionamiento la norma procesal penal que como complemento aquella, trata de
efectivizarla para restaurar el orden jurídico violentado. Cuando ocurre un hecho descrito en la norma penal
sustantiva se debe sustanciar un procedimiento de conocimiento previo que no es otra cosa que el proceso penal
vigente. El determinar quiénes y cómo se hará, es el contenido de la norma procesal penal vigente. La norma
procesal penal es una norma jurídica destinada a regular la realización de la función jurisdiccional Penal del Estado.

2. Sistema constitucional y sistema penal

Estado de derecho

Desde sus orígenes constitucionales nuestro Estado adhiere al Estado de Derecho. El Estado de Derecho por
oposición al estado social, consiste en un conjunto de límites y prohibiciones impuesto a los poderes públicos de
forma cierta, general y abstracta, para la tutela de los derechos y de libertad de los ciudadanos. Ello implica, la
obligación que se impone todo Estado de acatar su derecho interno. Significa que a todo principio de derecho
acompaña la seguridad de que el Estado se compromete a cumplirlo, es decir que el derecho somete y obliga por
igual a gobernantes y gobernados.

8
Todo Estado de Derecho supone la existencia de un sistema normativo u orden jurídico al cual se encuentran sujetos
tanto gobernantes como gobernados.

El orden jurídico es el sistema de normas vigentes en determinado tiempo y lugar.

Fundar la legitimidad de la vigencia en un orden jurídico es explicar el principio o la combinación de principios


ideológicos que reside en su base. Así si pretendemos fijar los principios fundamentales del orden jurídico argentino,
los sintetizaremos diciendo que se traducen en el principio de la mayoría que otorga legitimidad al poder político,
solo limitado por el reconocimiento de los derechos de las minorías, o sea de la dignidad del hombre.

Los argumentos justificantes del orden jurídico argentino vigente se encuentran desarrollados plenamente en
nuestra CN que al organizar la vida de la sociedad argentina delineó la república democrática en la que nos
desenvolvemos, no obstante algunas interrupciones temporales ocasionadas por el devenir de los acontecimientos
de nuestra propia historia.

Es a partir de este cuerpo orgánico y de sus principios informantes que se irá construyendo el resto del orden
jurídico estatal, cuya unanimidad elemental es la norma vigente.

El paradigma del estado constitucional de Derecho, o sea el modelo garantista, no es otra cosa que esta doble
sujeción del Derecho al Derecho, que afecta a ambas dimensiones de todo fenómeno normativo: la vigencia y la
validez, la forma y la sustancia, los signos y los significados, la legitimación formal y la sustancial, o si se quiere, la
racionalidad formal y la material weberianos.

3. Función realizadora del derecho procesal penal. El proceso penal

Proceso penal: concepto: La palabra proceso, de latín processus, indica progresión, avance, sucesión o secuencia de
actos. Para Vázquez Rossi el proceso es el sistema legal que a través de los órganos jurisdiccionales y con la
intervención de las partes y demás sujetos procesales, estructura una serie de actos que avanzan hacia la obtención
del pronunciamiento que determina la aplicación al caso de la normatividad sustantiva pertinente.

Desde el punto de vista objetivo y externo el proceso penal puede definirse como una serie gradual, progresiva y
concatenada de actos disciplinados en abstracto por el derecho procesal penal y cumplidos por órganos públicos
predispuestos y por particulares obligados autorizados a intervenir, mediante los cuales se procura Investigar la
verdad y actuar concretamente la ley sustantiva.

Acto procesal: Vélez define como la manifestación de voluntad o de conocimiento de las personas públicas o
privadas que intervienen en el proceso con eficacia positiva sobre la constitución, el desarrollo, modificación o
extinción de la relación procesal.

Los actos procesales son pues, células del proceso jurisdiccional, de ahí que todos los que se lleven a cabo antes de
que se intervenga el órgano jurisdiccional serán pre-procesales o extraprocesales.

Los actos procesales conforman una serie que avanza por fases, que son progresivas, pues salvo la existencia de
defectos sustanciales que puedan acarrear una sanción procesal, el procedimiento no puede retrotraerse,
operándose así la preclusión de las distintas fases. Esos actos que se van cumpliendo están enlazados unos con otros,
siempre existe un acto precedente qué es el presupuesto formal y necesario de otro consecuente; ejemplo: la
declaración del imputado es el presupuesto de su procesamiento en los códigos procesales penales de sistema
mixto; la sentencia presupone el debate previo, que su antecedente: por eso se dice que los actos de la serie están
concatenados.

El derecho procesal penal se encarga de determinar la forma y la oportunidad en que esos actos deben cumplirse, de
tal manera que los sujetos que los llevan a cabo conozcan de antemano las que podríamos llamar “reglas del juego”
9
a las cuales deben ajustarse, ya que de no hacerlo losa actos por ellos cumplidos podrían verse afectados por vicios
que provoquen su invalidez. Estos actos de los que se viene hablando son ejecutados por diversas personas. Frente a
la comisión de un hecho prima-facie delictivo, el Estado dispone de un conjunto de órganos, que como engranajes de
una maquinaria, comienzan a funcionar sin esperar -salvo en el caso de los delitos dependientes de instancia privada
o de acción privada que el o los particulares afectados reclamen su intervención. Se trata de órganos público
predispuestos, creados y previstos de antemano por el ordenamiento procesal y constitucional: la policía judicial, el
ministerio público y los tribunales, en su amplia acepción.

Los actos cumplidos por la policía son pre-procesales. Además de los funcionarios estatales, dentro del proceso
realizan actividades algunos particulares a los que la ley obliga a participar, como el caso de los testigos, peritos,
intérpretes y otros a los que la ley faculta o autoriza a intervenir, tal el caso del querellante conjunto, el actor civil, el
demandado civil, etc.

Fines: el proceso penal tiene 2 finalidades:

 Descubrir la verdad  fin inmediato


 Aplicar la ley penal sustantiva  fin mediato

Algunos autores hablan también un fin último o remoto, de proteger el orden jurídico-social o de un fin trascendente
cual es lograr la pacificación social restaurando el orden jurídico alterado por el hecho criminoso. La finalidad del
proceso es eminentemente práctica, actual y jurídica; se limita a la verificación de la verdad en relación al hecho
concreto (que se presume cometido, que se plantea en forma hipotética) y a la aplicación de sus consecuencias
jurídicas. La verdad supone la conformidad, lo más aproximada posible, entre el acontecimiento histórico prima facie
delictivo contenido en la acusación, que constituye por tanto el objeto del proceso y la representación mental que
de él se haya formado el juzgador. Esa verdad se irá construyendo con los elementos probatorios arrimados a la
causa, obtenidos lícitamente y valorados de acuerdo a las normas procesales. De ello es fácil concluir que no siempre
la verdad a la que arribe el juez será la real o auténtica sino en definitiva será la verdad obtenida a través de la
realización de un proceso penal acomodando las normas constitucionales o sea una verdad formal o procesal.

En sentido análogo Maier sostiene que desde el punto de vista social el procedimiento penal está concebido como
uno de los instrumentos para arribar a la paz jurídica, como una herramienta para poner fin al conflicto social
mediante una decisión dotada de la autoridad del Estado.

Desde el punto de vista estrictamente jurídico, el proceso penal es el instrumento establecido por la ley para la
realización del derecho penal sustantivo, y por tanto satisface su misión mediante la decisión que actúa la ley penal.

Intereses tutelados: el proceso penal cumple una doble función de tutela jurídica:

 Proteger el interés social por la vigencia del derecho y;


 Proteger el interés individual del sometido al proceso.

Cuando un miembro individual es sujeto pasivo a la coerción penal del Estado, éste encuentra un límite en el
ejercicio de sus facultades coercitivas, límites delineados perfectamente por la normativa constitucional.

Los sujetos: los sujetos procesales son las personas públicas o privadas que intervienen necesaria o eventualmente
en su carácter de titulares del ejercicio de los poderes de jurisdicción, acción o defensa, puestos en actos ante la
presencia de un concreto objeto procesal penal.

Los sujetos procesales pueden ser:

 Sujetos principales o esenciales


 Eventuales o secundarios
10
Intervienen también en el proceso penal sin participar de la calidad de sujeto los llamados

 colaboradores o auxiliares

Sujetos principales: son los que inexorablemente deben existir para que se constituya una relación jurídica perfecta
que permita concluir con una decisión válida sobre el fondo de la cuestión. Se vinculan al objeto principal o sea la
cuestión penal.

Son sujetos eventuales o secundarios: los relacionados a la cuestión civil pueden intervenir en el proceso penal, pero
su ausencia no tiene ninguna trascendencia sobre la relación jurídica procesal penal establecida entre los sujetos
principales. La figura del querellante conjunto que recepta la mayoría de los códigos de la materia merece una
consideración puntual. En efecto, si bien es un sujeto eventual en el sentido de que puede o no aparecer en el
proceso, está vinculado a la cuestión penal y aparece actuando junto al actor penal, por lo que su ubicación se me
ocurre algo indefinida.

Los colaboradores o auxiliares: intervienen para hacer práctica la tarea judicial, completar la personalidad y defensa
de los sujetos privados o actuar como órgano de prueba. (secretarios, fiscales adjuntos, defensores y mandatarios de
las partes, testigos, peritos, intérpretes, depositarios).

El objeto: es la representación conceptual de un acontecimiento histórico que se presume jurídicamente relevante.


Es el hecho propuesto al juzgador como pres iudicanda. Esa exigencia de ser penalmente relevante hace que cuando
el hecho no encuadra en una figura penal, se produzca el rechazo de la instancia promotora o que si después de
constituida la relación, se llegare a probar de que el hecho no existió, se deba sobreseer.

Las consecuencias jurídicamente relevantes derivadas del hecho delictivo admiten ser examinadas desde dos
aspectos diferentes, cada una de los cuales constituirá respectivamente:

 objeto principal o esencial y


 el objeto accesorio o eventual

Objeto principal: es la hipótesis fáctica considerada bajo la faz penal. El objeto accesorio es la misma hipótesis,
idéntico hecho, pero enfocado en el punto de vista de la ley civil. El objeto principal actúa como fundamento de la
pretensión penal y el accesorio de la pretensión reintegradora patrimonial. Al primero se vincula la actividad de los
sujetos principales y del querellante; al segundo la el juez, imputado, actor y demandados civiles. Cuando el hecho
penalmente relevante no produce consecuencias civiles, el proceso seguirá su curso hacia la sentencia sobre la
cuestión penal. Si ésta se dedujera en sede civil, en ese proceso civil el objeto ya no será eventual o accesorio, sino
que constituirá el objeto principal.

4. Formas sustanciales del juicio previo: acusación, defensa, prueba y sentencia.

Estructura del proceso penal ordinario

El proceso penal se encuentra estructurado sobre fases que cumplen objetivos específicos:

Etapa preparatoria: es una fase de investigación, cuya función principal es la de preparar la acusación, o determinar
el sobreseimiento, según el caso.

Etapa intermedia: en esta etapa, se critica o analiza el resultado de la investigación. Es el momento del control de la
acusación.

Juicio: es la fase principal donde se observan en plenitud las formas sustanciales del juicio previo (art 18 CN)
acusación, defensa, prueba y sentencia dictada por el juez natural.

11
Impugnación: es una fase de control jurisdiccional. A través delos recursos, se controla la legalidad del juicio y de la
sentencia.

Ejecución: en la fase de la realización penal, se ejecuta la sentencia que ha quedado firme.

Estas fases se hallan presentes en todos los modelos de enjuiciamiento penal, pero se organizan de modos
diferentes, según el sistema procesal al que responden.

ETAPA PREPARATORIA:

Es una fase de investigación orientada a hallar la dimensión jurídica del conflicto social que origina la imputación
penal. Cuando el hecho social ingresa al proceso, a través de algunas de las vías previstas en la ley (actos iniciales), se
abre la etapa de investigación. Los códigos procesales de última generación, sobre la base del modelo acusatorio,
encomiendan esa tarea al actor penal.

Al asignar la responsabilidad probatoria al actor penal se garantiza la imparcialidad del juez. Con ello, el proceso se
vuelve más eficaz. Al encomendar la tarea de colectar la prueba a quien tiene la responsabilidad de formular en base
a ella la acusación, el nuevo sistema permite que el actor penal diagrame su estrategia acusatoria, lo que amplia las
posibilidades de éxito en la realización penal.

En el nuevo sistema, el Ministerio Público no se transforma en un acusador a ultranza. Cualquiera sea su posición
institucional, sus representantes responden al criterio de objetividad, ya que su actividad se orienta a la búsqueda de
la verdad.

Los códigos prescriben que los requerimientos fiscales deben ser motivados. Las resoluciones que dicte el fiscal
encargado de la investigación serán dadas por decreto, los que deberán ser fundados bajo sanción de nulidad
cuando esa forma sea prescripta por la ley.

El recaudo de la motivación, genéricamente previsto en los sistemas procesales, como forma de actuación de los
representantes del Ministerio Público, es una expresión de la forma republicana de gobierno (art 1 CN).

Los fiscales, en el ejercicio de la función pública, deben expresar los fundamentos y razones de sus actividades, a fin
de que se pueda verificar el cumplimiento de sus obligaciones y, eventualmente, de responsabilizarlos por el
incumplimiento de ellas.

Objetivos y finalidades de la etapa preparatoria: la investigación penal preparatoria tendrá por objeto:

1. Comprobar si existe un hecho delictuoso, mediante todas las diligencias conducentes a la verdad.
2. Establecer las circunstancias que califiquen el hecho, lo agraven, atenúen o justifiquen o influyan en la
punibilidad.
3. Individualizar a sus autores, cómplices e instigadores.
4. Verificar la edad, educación, costumbres, condiciones de vida, medios de subsistencia y antecedentes del
imputado: el estado y desarrollo de sus facultades mentales, las condiciones en que actuó, los motivos que
hubieran podido determinarlo a delinquir y las demás circunstancias que revelan su mayor o menor
peligrosidad.
5. Comprobar la extensión del daño causado por el delito, aunque no se hubiera ejercido la acción resarcitoria.

Además de indicar el objeto, algunos códigos aclaran el objeto que ella persigue:

1. Impedir que el delito cometido produzca consecuencias ulteriores


2. Reunir las pruebas útiles para dar base a la acusación o para determinar el sobreseimiento

12
Esencialmente la etapa preparatoria es una fase de investigación, orientada a la obtención de los elementos de
prueba que justifiquen o no, la realización del juicio, de modo tal que al mismo tiempo que persigue la finalidad de
hallar los elementos en los que se fundará la acusación respecto de la que versará el juicio, constituye un verdadero
filtro que evita juicios injustos o inútiles.

En la praxis, esa actividad creativa en esencia, se ha vuelto rutinaria consecuencia de un fenómeno altamente nocivo
para el proceso, la burocratización. Esta realidad, heredada del sistema inquisitivo ha echado profundas raíces en las
prácticas judiciales.

La agilidad y la eficacia de la investigación fiscal preparatoria depende en gran medida del manejo de las facultades
que se otorgan al Ministerio Público y del control jurisdiccional que sobre ellas se ejerza.

Para asegurar el derecho de defensa, antes de la formulación de la acusación, se debe asegurar al imputado el
ejercicio de su derecho a ser oído con asistencia de su abogado defensor y a efectuar aportes probatorios.

Para alcanzar los fines que persigue la etapa preparatoria, el Ministerio Público realiza diferentes tipos de
actividades:

1. Actividades de pura investigación


2. Decisiones que influyen sobre la marcha del procedimiento
3. Anticipos de prueba que no se podrán producir en el debate
4. Decisiones o autorizaciones vinculadas a actos que pueden afectar garantías procesales o derechos
constitucionales.

Actos iniciales: son las vías previstas para que el conflicto social que origina la imputación penal, ingrese al proceso.
La información del hecho puede llegar a conocimiento de los órganos predispuestos por diferentes canales:

Denuncia: la denuncia es el acto mediante el cual, cualquier persona que tenga conocimiento de un presunto delito
perseguible de oficio, lleva la noticia a los órganos estatales encargados de la persecución penal, es decir al fiscal de
investigación o a la policía judicial. Pero cuando se trate de delitos de acción pública que dependan de instancia
privada, sólo podrán denunciar quienes tengan la facultad de instar.

Por regla, los ciudadanos no están obligados a denunciar, están facultados para hacerlo. Sin embargo para
determinadas personas que por su situación profesional o funcional tienen un mayor compromiso con el orden
público, la denuncia deviene obligatoria.

Los códigos1 establecen que tienen obligación de denunciar los delitos de acción pública perseguibles de oficio:

1. Los funcionarios o empleados públicos que los conozcan en ejercicio de sus funciones.

1
CPP Misiones art 183 - CPP Nación art 203

13
2. Los médicos, parteras, farmacéuticos y demás personas que ejerzan cualquier ramo del arte de curar, que
conozcan esos hechos al prestar auxilios de su profesión, salvo que el conocimiento adquirido por ellos esté
por la ley bajo el amparo del secreto profesional.

Los códigos establecen los requisitos formales que debe reunir la denuncia para revestir entidad de acto inicial del
proceso.

La denuncia verbal o escrita, debe ser formulada por una persona determinada. En ambos casos, la ley pone en
cabeza del funcionario que reciba la denuncia, la obligación de verificar su identidad. Cuando la denuncia sea
presentada por escrito, la firma debe ser estampada en presencia del funcionario que la recepcione. La correcta
identificación del denunciante se halla relacionada con la responsabilidad que pudiera corresponderle en los casos
de falsedad o de calumnia.

En relación a la persona del denunciante, existen dos cuestiones de particular relevancia: la capacidad y la reserva de
la identidad.

En general, las leyes procesales no exigen que el denunciante tenga capacidad civil, pero tampoco indican capacidad
especial.

Frente a la exigencia de la identificación del denunciante, resulta claro que carecen de eficacia, las denuncias
anónimas.

Sin embargo, es posible encarrilar este tipo de anoticiamientos, por la vía de la “iniciativa propia”, prevista como
modalidad de inicio del proceso por parte de la prevención. Por el principio de la oficialidad, si el órgano receptor de
la denuncia anónima es la fiscalía o la policía judicial, sus funcionarios deben realizar de oficio, las diligencias
tendientes a verificar o no la noticia criminis recepcionada. Ello no implica que se de validez a la denuncia anónima,
ya que en éstos casos el actor promotor del proceso no será la denuncia, sino la investigación preliminar que de
oficio se realice.

El elemento crucial de la denuncia es la descripción del hecho. Su importancia reside en que allí se determina la base
fáctica de la investigación. Precisamente por ello, los códigos procesales establecen que la denuncia debe contener
la descripción del hecho, con indicación en la medida de los posible de las circunstancias de lugar, tiempo y modo de
ejecución, y la indicación de sus partícipes, testigos y demás elementos que puedan conducir a su comprobación y
calificación legal.

El elemento crucial de la denuncia es la descripción del hecho. Su importancia reside en que allí se determina la base
fáctica de la investigación. Precisamente por ello, los códigos procesales establecen que la denuncia debe contener
la descripción del hecho con indicación, en la medida de lo posible de las circunstancias de lugar, tiempo y modo de
ejecución, y la indicación de sus partícipes, testigos y demás elementos que puedan conducir a su comprobación y
calificación legal.

En general los nuevos códigos establecen que la denuncia puede formularse ante el fiscal de instrucción o policía
judicial, eliminando la opción de formularla ante el juez como se hallaba previsto en los códigos tradicionales.

Cuando la denuncia se formula ante el fiscal éste debe comunicar de inmediato al juez de garantías y si lo considera
procedente, puede disponer las medidas conducentes promoviendo la investigación penal preparatoria. Puede
también, requerir al juez de garantías las medidas de coerción que considere necesarias o disponerlas en forma
directa, según el modo en el que se encuentren regladas este tipo de medidas en el código procesal aplicable al caso.
Si la denuncia se presenta ante la policía judicial, el funcionario interviniente debe comunicar de inmediato al fiscal.

14
El efecto normal de la denuncia es el de poner en marcha el proceso penal. Cuando sea manifiesto que el hecho
denunciado no encuadra en una figura penal, o cundo existe algún obstáculo procesal, corresponde el archivo de las
actuaciones.

En los supuestos de investigación jurisdiccional el fiscal, antes de formular esa requisitoria, puede realizar una breve
investigación tendiente a determinar un mínimo de verosimilitud respecto del hecho denunciado, ya que su
requerimiento debe ser fundado.

Querella: es el modo de inicio del juicio por delitos de acción privada. Es el ofendido por el delito quien asume el rol
del querellante exclusivo, siendo a partir de allí el titular de la acción penal.

El actor penal es el Ministerio Público. Durante largas décadas, el fiscal ha sido el único titular de la acción penal
pública. Con el correr del tiempo, paulatinamente los códigos procesales fueron admitiendo la participación del
ofendido por el delito, y actualmente, la generalidad de los códigos prevén su intervención, a través de la figura del
querellante conjunto, querellante adhesivo o particular ofendido. Cualquiera sea la denominación que reciba, lo
cierto es que este sujeto procesal se encuentra habilitado, con mayores o menores poderes para formular y
mantener la imputación.

Los códigos procesales prevén las condiciones formales que debe reunir la querella acto a través del que se formula
la imputación, y que permite -si se dan las condiciones legales- el ingreso del damnificado al proceso.

No puede dejar de advertirse que la querella no es más que una denuncia formulada por el ofendido. Siendo así, si la
denuncia presentada por “cualquier persona”, tiene entidad de acto procesal entendemos que no puede negarse a
la querella ese carácter.

Investigación de oficio: por aplicación de las reglas derivadas del principio de oficialidad, cuando la fiscalía o la policía
judicial toman conocimiento de un presunto hecho delictivo –a menos de que se trate de delitos de acción privada o
de acción pública que dependan de instancia particular- deben iniciar la investigación de oficio.

El modo más frecuente es el conocimiento directo de la prevención policial. Los códigos regulan puntualmente la
actividad de la policía judicial, prevista institucionalmente como auxiliar del Ministerio Público de quien depende.

En general las legislaciones formales acuerdan a la policía judicial las siguientes atribuciones:

1. Recibir denuncias
2. Cuidar que el cuerpo, instrumentos, efectos y rastros del delito sean conservados mediante los resguardos
correspondientes, hasta que llegue el fiscal de instrucción.
3. Hacer constar que el estado de las personas, cosas y lugares, mediante inspecciones, planos, fotografías,
exámenes técnicos y demás operaciones que aconseje la policía científica, siempre que la demora pudiera
comprometer el éxito de la investigación.
4. Proceder a los allanamientos en los casos de excepción previstos en la ley, a las requisas urgentes y a los
secuestros impostergables.
5. Si fuere indispensable, ordenar la clausura del local en el que se suponga, por vehementes indicios, que se
ha cometido un delito grave, o proceder al arresto.
6. Interrogar sumariamente a los testigos presumiblemente útiles para descubrir la verdad.
7. Citar y aprehender al presunto culpable en los casos y formas que ellos autorizan.
8. Recibir declaración al imputado, sólo cuando éste lo pidiera y con las garantías previstas para ese acto.
9. Usar de la fuerza pública en la medida de la necesidad.

La investigación preparatoria:

15
A través de los actos iniciales ingresa al sistema judicial una hipótesis delictiva, que deberá corroborarse o no
durante la investigación. Se inicia así un período netamente preparatorio, que consiste en un conjunto de actos
-fundamentalmente de investigación- orientados a determinar si existen razones para formular una acusación que
someta a una persona a juicio.

Caracteres: esta etapa del proceso se caracteriza por ser preparatoria, escrita, limitadamente pública, relativamente
contradictoria, cautelar y temporalmente limitada.

Es PREPARATORIA en razón de que sus actos tienen como finalidad fundamentar la acusación o determinar el
sobreseimiento.

Es ESCRITA porque los actos que se plasman en actas que conforman el sumario o legajo respectivo. Los códigos
procesales establecen las condiciones de validez de las actas.

Es LIMITADAMENTE PÚBLICA para resguardar, por un lado, el desarrollo de la investigación y el éxito de las
diligencias probatorias, y por otro, la reputación del imputado. En general las actuaciones sólo pueden ser
examinadas por las partes o por quienes invocan un interés legítimo.

Con finalidades estrictamente cautelares el fiscal o el juez a pedido del fiscal, por resolución fundada pueden
ordenar el secreto de sumario, por un término que no puede exceder del plazo perentorio que ellos determinan o de
la prórroga que excepcionalmente se ordene.

Es RELATIVAMENTE CONTRADICTORIA ya que para procurar el éxito de la investigación los órganos encargados de
practicarla se encuentran dotados de amplias facultades en cuanto a la impulsión de la generalidad de los actos
respecto de los cuales las partes (imputado y ofendido) no se encuentran en una situación de igualdad con el
investigador. Cuando los actos que deban practicarse revistan carácter de definitivos e irreproductibles, las partes
deben ser notificadas, bajo pena de nulidad, a fin de que puedan intervenir en su producción.

Las partes tienen el derecho de proponer diligencias probatorias, que el fiscal deberá practicar a menos que resulten
impertinentes o inútiles. Las partes pueden concurrir ante el juez de garantías quién debe resolver en igual término y
su resolución es recurrible.

La etapa preparatoria es CAUTELAR porque busca preservar la prueba necesaria para la reconstrucción histórica del
hecho. El éxito de la investigación depende en gran medida del diseño procesal.

LIMITACIÓN TEMPORAL: algunos códigos dan una solución parcial al problema al establecer la fatalidad de los
términos previstos para esta etapa, en general de 3 meses prorrogable por otro tanto, sólo para las causas que
tengan personas privadas de libertad. Otros sistemas procesales no efectúan distinciones entre causa con o sin
detenidos. Por regla los plazos son perentorios e improrrogables y establecen específicamente los efectos de la
perentoriedad en la etapa preparatoria, transcurridos los términos y agotados los mecanismos de prórroga, si el
fiscal no formula la acusación, la acción penal se extingue sin perjuicio de la responsabilidad fiscal interviniente.

Control jurisdiccional: el control jurisdiccional durante esta etapa el proceso se ejerce de diferentes formas según el
modo en que se organice el proceso. En todos los casos el juez actúa sólo a requerimiento del interesado y nunca de
oficio.

La ocurrencia es un medio de impugnación que las partes pueden interponer directa e informalmente ante el juez de
garantías, contra una decisión del fiscal considerada ilegal y agraviante a fin de que mediante un nuevo examen, ella
sea modificada, revocada o anulada.

La oposición es también un medio de impugnación que persiguen los mismos fines que la ocurrencia, pero a
diferencia de ella, debe interponerse ante quien dictó la medida con las formalidades previstas por la ley.

16
En general ésta se deducirá ante quien le dictó en el término de tres días, salvo que se establezca otro trámite. Si el
fiscal mantiene su decisión, debe elevar la oposición en igual terminó al juez de control, junto con las actuaciones y
el juez debe resolver en el término de tres días.

El juez de control resuelve los incidentes que se pueden plantear en esta etapa como ser las excepciones, la
recusación al fiscal y las nulidades y emite autorizaciones tales como la prórroga el término de la investigación, el
secreto de sumario, allanamientos de moradas, intervención de comunicaciones o correspondencia, incomunicación
de detenidos e internación provisional del imputado. En relación a estas últimas medidas el juez debe realizar tanto
el examen sustancial como el formal de las peticiones que formule el fiscal pudiendo rechazarla si considera que
afectan garantías constitucionales.

En sentido amplio también constituyen formas de control jurisdiccional el análisis por parte del juez de la instancia
de sobreseimiento presentada por el fiscal. El juez además tiene la trascendente misión de ejercer el control de la
acusación.

Conclusión de la etapa preparatoria: en la fase conclusiva de la tapa preparatoria, el actor penal debe hacer mérito
de su investigación. En función del material probatorio colectado puede formular la acusación o instar el
sobreseimiento del imputado.

Para solicitar el sobreseimiento el fiscal debe contar con elementos probatorios que acrediten en grado de certeza:

1. Que el hecho no existió


2. Que le echó no encuadra en una figura penal
3. Que media una causa de justificación, inimputabilidad, inculpabilidad o una excusa absolutoria
4. Que la pretensión penal se ha extinguido

El vencimiento de los términos de la investigación penal preparatoria y sus prórrogas, sin que se hubieran obtenido
suficientes fundamentos para elevar la causa a juicio y no fuese razonable, objetivamente prever la incorporación de
nuevas pruebas. En este caso, a diferencia de las demás causales, se llega al sobreseimiento en un estado de duda.
Para formular la acusación el fiscal no necesita certeza, basta con la promesa fundada de que el actor penal podrá
probar la imputación en juicio.

La acusación juega un rol esencial en el proceso penal, ya que respecto de ella versará el juicio. En este acto se fija el
núcleo fáctico de la imputación. En razón de ello la pieza acusatoria bajo pena de nulidad debe contener:

1. Los datos personales del imputado o si se ignoraren los que sirvan para identificarlo
2. Una relación clara, precisa, circunstanciada y especifica del hecho
3. Los fundamentos de la acusación
4. La calificación legal

La etapa preparatoria culmina con la presentación del requerimiento conclusivo el fiscal al juez de garantías. En
cambio en los sistemas procesales que no tienen prevista separadamente la fase intermedia, la etapa preparatoria
se clausura cuando se dicta el decreto de remisión a juicio o cuando quede firme el auto que lo ordene.

FASE INTERMEDIA

La fase intermedia es el momento procesal destinado al control de los requerimientos conclusivos del fiscal. Algunos
sistemas regulan este tramo del proceso, como una etapa posterior a la investigación preparatoria, a diferencia de
otros que no la prevén expresamente. Independientemente del modo en que se encuentre estructuralmente
organizado, todos los diseños procesales exhiben una fase de discusión previa al juicio.

Los requerimientos conclusivos del fiscal se hallan sujetos a un doble control:

17
 Formal: referido a la observancia de los recaudos que bajo sanción de nulidad deben contener y
 Sustancial: referido al grado de convicción requerido y el sustento probatorio que lo respalde.

Cuando la instancia de sobreseimiento supera ambos controles, el juez dictará la sentencia correspondiente. Si al
ejercer el control el juez no está de acuerdo con el pedido de sobreseimiento formulado por el fiscal, debe elevar las
actuaciones del fiscal de la Cámara imprimiendo el trámite de discrepancia.

Al quedar firme, la sentencia de sobreseimiento cierra definitiva e irrevocablemente el proceso respecto al imputado
en cuyo favor se dicta. La admisión jurisdiccional de la acusación determina el ingreso a la fase crucial del proceso
penal el juicio

Control de la acusación: en virtud de la presunción de inocencia, consagrada en el artículo 18 de la Constitución


Nacional y explicitada en sus alcances en los instrumentos internacionales sobre Derechos Humanos (artículo 75 inc
22 CN) la decisión de llevar a juicio a una persona debe ser respaldada por una acusación seria y fundada ya que la
correcta formulación de la imputación es la llave que abre la posibilidad de ejercer eficientemente el derecho de
defensa. Dada la trascendencia del acto la acusación debe ser formal y sustancialmente controlada.

En el procedimiento mixto el control de la acusación es meramente formal, ya que sustancialmente, por la línea de
congruencia, la acusación debe versar sobre los mismos elementos fácticos fijados por el instructor al ordenar el
procesamiento del imputado. En este esquema, las posibilidades reales de la defensa. prácticamente se limitan a la
deducción de excepciones o planteos de nulidades.

En cambio, en los sistemas procesales que respetando el diseño constitucional responden al modelo acusatorio, el
juez de garantías, además de controlar las exigencias formales que debe necesariamente contener la pieza
acusatoria se encuentra en condiciones de juzgar imparcialmente el contenido de la requisitoria a efectos de
resolver los planteos que pudieran formularse respecto de ella.

La audiencia preliminar es también la oportunidad para que el imputado y su defensor ofrezcan la prueba que
producirán en el juicio y para solicitar el anticipo jurisdiccional de alguna diligencia. De modo tal que la causa ingresa
al tribunal oral adecuadamente controlada y preparada para fijar audiencia de debate. Con ello se evita que el
tribunal de juicio conozca la causa antes del plenario, lo que obviamente contribuye a preservar su imparcialidad.

Desde el punto de vista formal, la fase intermedia tiene por objeto el saneamiento o corrección de la requisitoria
fiscal y la oportunidad en la que las partes pueden señalar defectos del requerimiento acusatorio. Sin menoscabar
los derechos de las partes, si existen vicios que afectan garantías constitucionales, el juez puede declararlos, aún de
oficio, a fin de evitar la invalidez el juicio.

En los sistemas acusatorios, el control sustancial de la acusación es tan importante como el control formal. Ello se
funda en la idea de que para formular la acusación, el fiscal debe arribar, en función de la información obtenida, a un
determinado grado de conocimiento respecto de la existencia del hecho y de la participación del imputado en el
mismo, que le permita fundar la acusación.

Para formular la acusación, no se exige que el fiscal asiente sus dichos en hechos probados; lo que la pieza acusatoria
debe contener es la promesa fundada de que las afirmaciones contenidas en la misma podrían ser probadas por el
actor penal en el juicio. Durante el cual las partes, en un plano de contradicción, puedan formular sus instancias
frente a un juez imparcial, que asegure la etapa que antecede al juicio, la vigencia de las garantías judiciales.

En el marco de la actividad responsable de los sujetos procesales en la investigación penal preparatoria y en la fase
intermedia, el auto de apertura a juicio, asoma al proceso como la decisión jurisdiccional que admite la acusación,
aceptando el pedido del fiscal de que el acusado sea sometido a juicio público, por una causa que ha sido

18
convenientemente preparada para acceder al plenario al cabo de un adecuado control realizado en la etapa
preparatoria que asegure la vigencia de los derechos y las garantías procesales.

JUICIO COMUN

El juicio es la etapa principal del proceso penal. Toda la actividad procesal desplegada en las fases anteriores, se
orientan a preparar (fase preparatorio) y a controlar (etapa intermedia) la acusación que se pretende probar en el
juicio, momento en el que debe resolverse o redefinir se, el conflicto social que originó el proceso.

Los códigos procesales que no tienen prevista la etapa intermedia, regulan los actos preliminares del juicio. Recibida
la causa ante el tribunal que se ocupará de juzgarla se abre una nueva fase de control, que opera en desmedro de la
imparcialidad. En ese momento procesal el tribunal debe examinar el requerimiento de elevación y del auto, si lo
hubiere a fin de verificar el cumplimiento de las normas que rigen esos actos. Ello implica que el tribunal de juicio
ejerce un control de la acusación anterior al debate.

Si en esa oportunidad el Tribunal advierte que en alguno de esos actos, no se han observado las formas prescriptas
“bajo pena de nulidad”, deberá aplicar la sanción prevista en la ley y remitirá el expediente a origen. Si esos actos
fueron realizados regularmente, dicta el decreto de citación a juicio, acto en el que se concreta la admisión
jurisdiccional de la acusación. Con este decreto se abre una nueva fase de discusión. En el término de citación el
fiscal, las partes y los defensores pueden interponer las recusaciones. Algunos códigos 2 en este mismo decreto
establecen la notificación a las partes para que ofrezcan prueba e interpongan las nulidades que estimen
pertinentes.

En la fase preliminar del juicio, a requerimiento del fiscal o las partes puede disponerse la realización de una
instrucción suplementaria y antes de la fijación de la audiencia de debate, las partes pueden también deducir las
excepciones que no hubieran planteado con anterioridad. Ambos trámites se sustancian ante el Tribunal de juicio, el
que ante la necesidad resolver estas cuestiones va adquiriendo un mayor conocimiento de la causa y de la prueba
que se producirán el juicio con la consecuente afectación a la imparcialidad que ello implica.

Los códigos procesales prevén en esta etapa, causales específicas de sobreseimiento. Esta sentencia debe dictarse,
aún de oficio, cuando se incorporen nuevas pruebas que acrediten que el acusado es inimputable, o cuando se opera
la extinción de la acción penal. En esta etapa corresponde también que el tribunal resuelva la unión o separación de
juicios cuando medien razones de conexidad objetiva o subjetiva, a fin de impedir demoras procesales y de
establecer un mejor ordenamiento de el o los juicios que deban llevarse a cabo.

Concluidos los actos preliminares del juicio, o clausurada la fase intermedia, según el modelo procesal de que se
trate se abre la fase del plenario propiamente dicho. En ella asoman con mayor énfasis, aún en los modelos mixtos,
los elementos que caracterizan al sistema acusatorio. En el debate adquieren plenitud los principios fundamentales
que emergen de los mandatos constitucionales traducidos en la regla de la oralidad, publicidad, inmediación y
contradicción.

En los modelos acusatorios, el fiscal tiene un mayor protagonismo en el juicio, ya que al tribunal está vedado suplir
sus falencias debiendo limitarse a comunicar al fiscal general las anomalías que advierta, quién procurará corregirlas
impartiendo instrucciones o aún ordenar su sustitución. El recorte de las facultades instructorias del tribunal de
juicio se a orienta preservar la imparcialidad del tribunal, con miras a acentuar los caracteres del modelo acusatorio.
Las reformas procesales en general no han reglado el mandato constitucional del juicio por jurados. La generalidad
de los códigos nada dice al respecto y mantiene el modelo de enjuiciamiento por un tribunal técnico.

2
Art 369 Código Procesal Penal de Misiones
19
Caracteres del plenario: Por regla el juicio es oral, público, contradictorio y continuo.

 Oralidad

La oralidad es una garantía instrumental que opera como un presupuesto de la inmediación, la publicidad y la
identidad física del juzgador. La regla de la oralidad no es absoluta. Constituyen excepciones a ella la incorporación
de pruebas por lectura de testimonios, actas y documentos. Se autoriza excepcionalmente incorporar las
declaraciones que de los testigos que no comparecieron al debate siempre que medie conformidad entre las partes.
Se admite también la incorporación de la denuncia, documentos e informes que se hallen plasmados en actas que
reúnan los requisitos de la ley.

El juicio oral queda procesalmente registrado en el acta de debate. Los códigos procesales establecen puntualmente
los recaudos que bajo pena de nulidad debe contener la mencionada pieza. Para no convertir el juicio oral en un
procedimiento verbal y actuado, por regla, los códigos de forma no disponen que se plasmen en el acta el contenido
de las declaraciones. Sin embargo, en las en las causas de prueba compleja a petición de parte o cuando el tribunal lo
considere conveniente, puede ordenarse que el secretario resuma las declaraciones y dictámenes en su parte
sustancial. También se puede ordenar la grabación, la videograbación o la versión taquigráfica total o parcial del
debate.

En la práctica, el apego a las formas y al sistema escrito han convertido a la regla en la excepción y viceversa. Las
extensas actas de debate que se utilizan con frecuencia en muchos tribunales del país constituyen verdaderas
desnaturalizaciones del juicio oral.

 Publicidad

La publicidad del juicio es un principio especialmente republicano. Esta regla se infiere del art. 1° de la CN y también
se extraen de los art 24, 75 inc.12 y 118 del mismo texto legal, que establecen el juicio por jurados. Este mandato
constitucional largamente incumplido tiene como presupuestos necesarios a la oralidad y a la publicidad del juicio,
notas que mantienen la esencia del sistema republicano.

En determinadas situaciones pueden advertirse puntos de tensión constitucional por ejemplo cuando la vida privada
el imputado o de otras personas pudiera verse afectada por la publicidad irrestricta. El artículo 14.1 del PIDCP 3 prevé
expresamente la exclusión total o parcial de la prensa y del público de la sala de juicio por razones de moral, orden
público o seguridad nacional, cuando lo exija el interés de la vida privada de las partes o cuando por circunstancias
especiales del caso, la publicidad pudiera perjudicar los intereses de la justicia.

Los sistemas formales establecen que cuando la publicidad afecte la moral o la seguridad pública, el tribunal puede,
por resolución fundada, disponer que el debate se realice total o parcialmente a puertas cerradas. En tales casos al
desaparecer la causal que determinó la medida, debe permitir el ingreso al público a la sala de audiencias. Algunos
códigos prevén también la prohibición para acceder al Debate de los menores de 14 años, los dementes y los ebrios.

El acceso de la prensa a la audiencia es, por imperio de la normativa supranacional de jerarquía constitucional (PIDCP
y art. 75 inc. 22), un derecho que integra el concepto publicidad y que lo enriquece en relación a su concepción
histórica.

 Contradicción:
3
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos

20
Durante el debate la contradicción llega a su máxima expresión. El debate no podrá realizarse sin la presencia del
tribunal, del fiscal y del imputado y su defensor. En cambio la incomparecencia del querellante y de la parte civil no
impiden la realización del juicio. Como los demás sujetos esenciales, el imputado debe estar presente el inicio de la
audiencia pero las leyes autorizan que luego de prestar declaración puede retirarse de la sala quedando
representado en el acto por su abogado defensor.

Para acentuar la contradicción, los nuevos códigos, recortan las facultades instructorias del tribunal del juicio. Para el
correcto funcionamiento de la contradicción, adquiere fundamental relevancia la figura de quien preside la
audiencia. El Presidente actúa como moderador del debate y organiza los interrogatorios. El modo en que se ejerce
la presidencia revela el perfil del Juez.

En los códigos mixtos los jueces encabezan el orden establecido para los interrogatorios. Estas disposiciones han
determinado un excesivo protagonismo del tribunal, que opera en desmedro del normal desarrollo de la
contradicción. En general, cuando los jueces dejan de formular preguntas -que muchas veces denotan rasgos
inquisitivos- prácticamente no queda nada por preguntar. Para sortear este obstáculo, los nuevos modelos
establecer un orden diferente. Son las partes la que inician el interrogatorio y los jueces sólo se hallan facultados
para formular preguntas aclaratorias.

La inmediación de las partes en el juicio, permite el contacto directo y simultáneo de todos los sujetos procesales
con las pruebas que en él se recepcionan. En ese contexto, la contradicción posibilita el control de los actos
procesales y de la producción de la prueba. La inmediación posibilita además, una apreciación más completa de la
prueba. El juego de pregunta y contra preguntas permite aclarar el sentido de las expresiones de los imputados y
testigos que declaran en la audiencia, al mismo tiempo que traslucen su personalidad y motivaciones.

En el caso de los peritos, las preguntas se orientan a proporcionar una mejor comprensión de las conclusiones de la
pericia, en particular de la terminología específica de la materia de que tratan.

En relación al tribunal, la inmediación supone la identidad física de los jueces. Ello implica que el mismo tribunal que
inició el juicio y que percibió en forma directa la producción de la prueba en la discusión de las partes respecto ella
debe dictar la sentencia respectiva y luego leerla públicamente en la sala.

 Continuidad

La audiencia de debate debe iniciarse el día y hora señalados. Si por alguna razón no puede realizarse en la fecha
indicada se dispondrá su aplazamiento para una audiencia posterior. Una vez iniciado el debate puede resultar
necesaria alguna interrupción momentánea. Durante ese lapso -también llamado cuarto intermedio- aunque el
tribunal se retire la sala, sus miembros no pueden intervenir en otras causas.

En caso de resultar necesaria la suspensión de la audiencia, la fecha que se fije para su continuación no podrá
exceder del término establecido en la ley. La suspensión es una excepción a la regla de la continuidad, y como tal, las
causas que la autorizan se encuentran expresamente previstas en la ley. En general se establecen como motivos de
suspensión: la necesidad de resolver cuestiones incidentales que por su naturaleza no se pueden decidir
inmediatamente, cuando sea necesario practicar algún acto fuera del tribunal, cuando no comparezca algún testigo,
perito, intérprete cuya presencia sea necesaria, cuando por razones de salud no pudiera comparecer alguno de los
sujetos del proceso, en caso de abandono de defensa o cuando se produjera la ampliación de la acusación.

A diferencia de interrupción, durante la suspensión, los jueces pueden intervenir en otras causas.

Sustanciación del juicio


21
Para posibilitar la inmediación y la contradicción, es imprescindible que se hallen presentes los sujetos esenciales del
proceso y que todos ellos, tomen al mismo tiempo conocimiento del objeto. El presidente advertirá al imputado que
esté atento a lo que va a oír y ordenar a la lectura de la acusación. Inmediatamente después de que se declare
abierto el debate “bajo pena de caducidad” las partes pueden plantear cuestiones preliminares. En ese momento, se
pueden deducir las nulidades acaecidas durante los actos preliminares del juicio, articular las cuestiones referentes a
la incompetencia en razón del territorio, a la unión o separación de juicios, a la admisibilidad o incomparecencia de
los testigos peritos o intérpretes y a la presentación o requerimiento de documentos.

Producida la apertura del debate y resueltas, en su caso, las cuestiones preliminares, llega el momento de la
intimación al imputado del hecho que se le atribuye y de las pruebas que existen en su contra, presupuestos
necesarios para que éste pueda ejercer o no, su derecho a ser oído y a ejercer su defensa material, si así lo desea.
Este acto se rige por las mismas reglas que regulan la declaración del imputado. Si los imputados fueren varios, el
presidente podrá ordenar que mientras uno declare los demás se retiren de la sala.

Los códigos prevén un momento específico del proceso para recibir declaración al imputado, todos ellos establecen
que éste puede hacer todas las declaraciones que considere oportunas para su defensa, aún cuando antes se
hubiera abstenido. Sin perjuicio de ello, el presidente, como director del debate, deberá tomar las medidas
pertinentes para evitar que el imputado abuse de ese derecho o incurra en divagaciones que obstaculicen el normal
desenvolvimiento del juicio. Después de la declaración del imputado, el presidente procederá a recibir la prueba que
deba producirse en la audiencia. Previo juramento, se recibirá en la audiencia la declaración de los testigos y peritos
citados.

Durante el debate, deben practicarse todas las diligencias probatorias que hubiera sido oportunamente ofrecida por
las partes y admitidas por el tribunal. Pueden realizarse, reconocimientos de personas y de objetos -admitiéndose en
ambos casos los denominados reconocimientos impropios- careos, inspecciones judiciales, reconstrucciones del
hecho, etc. Puede ocurrir también que durante el curso del debate, se advierta la necesidad de producir nuevas
pruebas. A requerimiento del fiscal, del querellante o del imputado, el presidente puede ordenar la recepción de
nuevos medios de prueba que en el curso del debate resulten indispensables o manifiestamente útiles para
esclarecer la verdad sobre los extremos de la imputación.

Puede suceder que en el marco del debate y en función de las pruebas obtenidas se advierta la existencia de un
delito continuado de una circunstancia agravante no mencionada en el requerimiento fiscal. Ante esta situación, el
fiscal debe formular la ampliación de la acusación. Con ello, obviamente el objeto procesal se dilata, ya que el nuevo
hecho que integre el delito continuado, o la circunstancia agravante sobre la que verse la ampliación, quedan
comprendidos en la imputación y consecuentemente en el juicio.

Formulada la ampliación de la acusación, el fiscal y el defensor pueden solicitar la suspensión del debate para
ofrecer nuevas pruebas o para preparar la acusación o la defensa.

El hecho es diverso cuando manteniéndose el núcleo fáctico originario, varían algunas circunstancias penalmente
relevantes no previstas expresamente en la acusación -que no constituyen simples agravantes o atenuantes- o
cuando cambia el desarrollo de la acción física atribuida al imputado pero queda subsistente un tramo de ella, que
por si, o unida a otras circunstancias configura otro delito.

Concluida la recepción de la prueba, en la recta final del juicio, las partes deben emitir sus conclusiones. En la
discusión final, el actor civil, el querellante y el fiscal, deberán concretar oralmente sus respectivas pretensiones, en
mérito a la prueba producida o incorporada al juicio. Los defensores del demandado civil y del imputado
responderán, también en forma oral, a las respectivas imputaciones.

22
El orden de la discusión, al igual que el de la conducción de la audiencia, es responsabilidad de quien preside el
debate. Los códigos establecen ciertos parámetros para la conducción de este momento:

-No podrán leerse memoriales, sin embargo algunos admiten la lectura del alegato presentado por el actor civil que
estuviese ausente.

-Si intervinieren más de un fiscal o defensor, todos podrán hacer uso de la palabra, pero dividiéndose las tareas.

-El derecho de réplica sólo puede ser ejercido por el fiscal y el defensor, correspondiendo al segundo la última
palabra, y puntualizan que la réplica de limitarse a la refutación de argumentos adversos que antes no hubieren sido
discutidos.

-En caso de abuso de la palabra, el presidente llamará la atención al orador y si éste persistiera podrá limitar
prudencialmente el tiempo el alegato, teniendo en cuenta la naturaleza del hecho, las pruebas recibidas y los puntos
debatidos.

-Algunos códigos establecen expresamente que la omisión de alegar implica el incumplimiento de la función o
abandono injustificado de la defensa.

-Antes de cerrar el debate, el presidente deberá preguntar al imputado si tiene algo que manifestar.

DELIBERACIÓN Y SENTENCIA

Inmediatamente después de finalizado el debate, con la deliberación del tribunal, se inicia el periodo de producción
de la sentencia.

La deliberación es el proceso de discusión y análisis de todos los elementos que permitirán construir la solución del
caso. En este momento, la actividad intelectiva de los jueces, se proyecta en dos dimensiones:

a) En el plano fáctico deberán reconstruir el hecho en función de las pruebas legalmente incorporadas al juicio.
b) En el análisis jurídico del hecho establecido, los jueces deben hallar la norma aplicable al caso.

Los códigos procesales establecen normas para la deliberación. Generalmente disponen que ese acto debe
practicarse “bajo pena de nulidad” en sesión secreta a la que sólo puede asistir el secretario y no puede suspenderse
bajo igual sanción, salvo que alguno de los jueces enfermare hasta el punto que no pueda seguir actuando.

En la deliberación el tribunal debe resolver todas las cuestiones que hubieren sido objeto del juicio. Luego de
pronunciarse respecto de los planteos incidentales que hubieran sido diferidos, los jueces deben determinar si están
probados los hechos, la autoría y la responsabilidad penal del imputado.

Acreditados los extremos objetivos y subjetivos de la imputación, el hecho establecido, debe ser analizado en su
dimensión jurídica, actividad que se concreta en la calificación legal en la determinación de la sanción respectiva. Si
la sentencia es condenatoria se establecerá también en la deliberación la restitución de elementos, si
correspondiera, se determinarán las cosas; y si fuera el caso se regularan los honorarios de los profesionales
intervinientes. Cuando se hubiera promovido la acción civil, en la deliberación se deberán resolver también todas las
cuestiones referidas al objeto accesorio del proceso. Las cuestiones deben ser analizadas por el tribunal valorando
los actos del debate según las reglas de la sana crítica. Los jueces votarán individualmente según el orden de votos
que se hubiera establecido y las resoluciones se tomarán por mayoría, pero cuando deben imponerse sanciones si
hay opiniones diversas se buscará el término medio.

23
No obstante el recorte facultades instructorias del tribunal de juicio, que constituye uno de los pilares de la reforma
procesal en esta etapa del proceso, varios códigos modernos mantienen la posibilidad de la reapertura el debate,
medida que puede disponerse cuando durante la deliberación, el tribunal entienda que es absolutamente necesario
ampliar las pruebas incorporadas. En tales casos, la discusión quedará limitada al examen de las mismas.

El acto en el que se materializa la decisión del tribunal es la sentencia. En ella se establece la “solución” del caso.
Dada su trascendencia, la ley rodea a este acto de formalidades que deben observarse bajo pena de nulidad.
Esencialmente la sentencia debe contener:

1. La fecha y lugar en que se dicte y la correcta individualización de los sujetos que intervinieron en el debate.
2. La enunciación sucinta del hecho que ha sido objeto de la acusación.
3. El voto de los jueces respecto de cada una de las cuestiones planteadas en la deliberación, con exposición de
los motivos de hecho y de derecho en que se funden.
4. La determinación precisa y circunstanciada del hecho que el tribunal estime acreditado.
5. La parte resolutiva, con mención de las disposiciones legales aplicables.
6. La firma de los jueces. Respecto a este requisito los códigos aclaran que si alguno de los jueces no pudiera
firmar por algún impedimento ulterior a la deliberación, la sentencia valdrá sin su firma, debiendo en el caso
dejarse constancia de ello.

La adecuada motivación de la sentencia es un imperativo de raíz constitucional. Por tratarse de un derecho que
nace de la forma republicana de gobierno, es parte del elenco de derechos y garantías y innominadas a las que alude
el artículo 334 de la Constitución. Por otra parte, constituye una derivación lógica de derecho de defensa consagrado
en el artículo 18 de nuestra ley fundamental y en los TIDH que detentan su misma jerarquía normativa (75 inc. 22).
La sentencia debe traslucir los razonamientos que conducen a la decisión. 

La sentencia será nula cuando:

1. El imputado no estuviese suficientemente individualizado. Siendo a tales fines de mayor relevancia la


identidad física de éste.
2. Si faltaré la enunciación del hecho atribuido o del que el tribunal estima acreditado, elementos objetivos que
permiten medir la congruencia que inexorablemente debe existir entre la acusación y la sentencia.
3. Si se basare en elementos probatorios que no hubieran sido legalmente incorporados al debate, a menos
que carezcan de valor decisivo.
4. Si faltare algo o fuere contradictoria la fundamentación de la mayoría del tribunal, o si no se hubieran
observado las reglas de la sana crítica racional en la valoración de los elementos probatorios de valor
decisivo.
5. Cuando faltaré o fuere incompleta en sus elementos esenciales la parte dispositiva.
6. Si faltare la fecha del acto o la firma de los jueces.

La sentencia debe ser leída, al menos en su parte resolutiva en presencia del público y de las partes. Para preservar
la inmediación, en general, los códigos disponen que la sentencia sea leída al concluir la deliberación, pero autorizan
que se difiera por un término no mayor de 10 días, la lectura de los fundamentos.

El efecto principal el efecto principal de la sentencia es el de poner fin al proceso, y al quedar firme, la decisión
jurisdiccional, adquiere la autoridad de cosa juzgada.

Cuando la sentencia absolutoria adquiere firmeza, el estado de inocencia se mantiene incólume y, por los efectos de
la cosa juzgada, el imputado que ha sido absuelto no puede ser perseguido penalmente por el mismo hecho,
quedando amparado por la regla non bis in ídem.
4
Las declaraciones, derechos y garantías que enumera la Constitución no serán entendidos como negación de otros derechos y
garantías no enumerados; pero que nacen del principio de la soberanía del pueblo y de la forma republicana de gobierno.
24
Al quedar firme la sentencia condenatoria, se destruye el estado de inocencia y se abre la fase de ejecución penal,
orientada esencialmente al tratamiento y rehabilitación del condenado. Si la sentencia es recurrida, se abre la etapa
de impugnación o recursiva.

25

Вам также может понравиться