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La Sistematización de las prácticas

Paola Andrea Arango Benítez1a, Jairo Alexander Cárdenas1b


1
Universidad Pedagógica Nacional, Maestrante en Docencia de la
Química, Bogotá, Colombia.
b
paarangob@upn.edu.co, c jacardenasr@upn.edu.

La sistematización de experiencias como producción de conocimiento


crítico, exige examinar el entorno en que esta forma de investigación ha
evolucionado, en este documento se analizará la evolución de la
sistematización como forma de investigación, que ha sido tan empleada
en América latina y en otros contextos, las características principales de
esta práctica que ha generado reflexiones importantes en torno a su
identidad, su importancia en relación con la producción de saberes y la
formación de líderes, además de los procesos metodológicos que han
acompañado la sistematización.
Los primeros referentes de sistematización de experiencias en América
Latina son de la década del setenta, con el auge de corrientes que
pretendían hacer particular la forma de investigar y la manera como se
intervenían diferentes esferas de la sociedad, hacia los noventa Palma D
(1992) citado en Barnechea García & Morgan Tirado, (2010 )realiza un
análisis histórico del ejercicio y concluye que en Latinoamérica existe
una práctica que se emplea en las ciencias sociales llamada
sistematización, pero la dicotomía del término lleva a interpretaciones, lo
que genera ambigüedad en el mismo.
Jara, (2001) en su conferencia Dilemas y desafíos de la sistematización
de experiencias menciona que al analizar la bibliografía que encierra el
estudio de la sistematización es común encontrar dos definiciones al
término, la más común hace referencia a la sistematización de datos,
entendido esto como al ordenamiento y clasificación de la información; y
la segunda definición, menos conocida que la anterior, hace referencia a
la sistematización de experiencias entendida como un proceso en el que
se permite el ordenamiento y reflexión crítica de las prácticas al interior
de una comunidad y los sujetos que la conforman, en un contexto
económico y social determinado. Es por eso que no debe hablarse de
sistematización, sino de sistematización de experiencias, entendidas
estas como procesos históricos y sociales dinámicos.
Investigar a partir de las experiencias, implica transformar las realidades
y los sujetos que lo conforman, esto a partir de las intenciones de
transformación de cada uno de los actores del proceso, entonces puede
decirse que la sistematización de experiencias es una forma de
investigación, en la que el punto de partida es la práctica en sí misma,
donde se identifica la experiencia de quienes serán los actores del
proceso, el conjunto de saberes que están asociados a esta práctica,
permiten la transformación de los sujetos para que estos transformen su
entorno, ya que le permite reflexionar sobre sus realidades, compartir
con otros sus experiencias y las intenciones de transformación.
La sistematización de experiencias presenta las siguientes características
de acuerdo al documento de Jara Holliday, (2011):
 Produce conocimientos a partir de la experiencia, que a su vez
transforman las experiencias
 Obtiene aprendizajes a partir de la reconstrucción e interpretación
de la historia
 Valora las experiencias de los sujetos, ya que han generados
saberes específicos
 Produce aprendizajes significativos
 Permite orientar las experiencias con el fin de transformar
 Los protagonistas de la sistematización son los protagonistas de
las experiencias.
Es de aclarar que, a diferencia del positivismo, las prácticas que se
realizan en la sistematización de experiencias no son producto de
saberes previamente establecidos, en la sistematización los saberes son
el producto de la práctica y estos a su vez contribuyen en la
transformación de entornos sociales. En términos de Mejía, (2013) vista
la sistematización desde un paradigma alternativo los procesos de
acción-saber-conocimiento no están separados.
Cuando se ve en la sistematización de experiencias más que un proceso
de investigación, una fuente de conocimiento a partir de la práctica, se
puede reconocer su utilidad, ya que permite la cualificación del
conocimiento y la práctica en sí mismo, en tanto que las prácticas
generan conocimiento y este a su vez mejora el sentido de las practicas,
ya que son procesos que ocurren simultáneamente.
Dada la función social que está asociada a la sistematización de
experiencias, se permite empoderar a los líderes del proceso y a los
actores del mismo, ya que evidencian transformaciones de su entorno,
según Jara (1996) citado en Ruiz Botero, (2001) la sistematización le
permite a los sujetos involucrados comprender a profundidad las
experiencias que realizan, otorgando posibilidades de mejorar la
práctica; compartir experiencias en prácticas similares y generar
reflexiones de los conocimientos que han tenido origen en el seno de las
prácticas sociales.
La sistematización de experiencias para Ruíz (2001), se concibe como un
proceso de recuperación, tematización y apropiación de una práctica de
carácter formativo que permite a los sujetos comprender, explicar y dar
sentido a los contextos, desde lógicas, problémicas y experiencias que se
presentan en el mismo ejercicio.
Mejía (2013), por su parte establece un listado de concepciones que
tienen que ver con:
 Describir la manera de cómo se desarrolló la experiencia, de
acuerdo con categorías de análisis
 Recuperación de saberes de la experiencia vivida
 Obtención de conocimiento a partir de la práctica. Relación teórica
– práctica.
 Se da en términos de participación acción, donde la praxis juega
un papel importante de reflexión y construcción del conocimiento.
 Sistematización como investigación de la práctica
 Como la producción de nuevas miradas sobre la práctica, para
identificar los procesos presentes en ellas.
 Seguimiento de contenidos a desarrollar.
De acuerdo con estos planteamientos se podría definir la sistematización
como un proceso riguroso asociado a la investigación, que está asociada
a espacios de reflexión, observación y participación, con el fin de generar
nuevo conocimiento en las áreas de interacción con cualquier sujeto
social y en diferentes contextos.
Ruíz (2001), realiza también una clasificación de los enfoques en los que
se pueden clasificar la sistematización;
Histórico - Dialéctico que corresponde a la posibilidad de leer las
prácticas y comprenderlas de manera dialéctica, dado que se
encuentra inmerso en sí, un ejercicio social, histórico, dinámico,
complejo y contradictorio.
Dialógico e interactivo que se pueden tomar a partir de espacios de
interacción, comunicación y relación, posibles de leer desde el
lenguaje y las relaciones contextualizadas.
Deconstructivo: se identifica a la sistematización como una
intervención que permite la reflexión institucional, permite un
reconocimiento de las acciones y el origen de las mismas.
Reflexividad y construcción de la experiencia humana: se asume la
epistemología de la práctica, basado en la observación y el análisis
de los problemas que no tiene cabida en cuerpos teóricos
aprendidos o aplicados. Utiliza la resolución de problemas para
hacer frente a los desafíos del contexto.
Hermenéutico: se da por la interpretación de los sujetos de la
práctica, con una intencionalidad, con sentido y dinámico para la
reconstrucción de las relaciones entre sujetos sociales de la
práctica.
Por supuesto no necesariamente se presenta la sistematización en un
solo enfoque, puede existir híbridos entre dos o más, permitiendo la
identificación de diferentes procesos, generando producción de
conocimiento y la reconstrucción de la práctica.
La sistematización tiene una secuencia metodológica que según Ruíz
(2001), para el caso de las prácticas sociales, consiste en la descripción,
la identificación de la problematización, la traducción, interpretación y
comprensión de las experiencias, la propuesta de acciones y la acción a
realizar.
En conclusión, la sistematización de experiencias debe considerarse un
proceso de investigación de carácter social, fundado en Latinoamérica
como respuesta a modificar estructuras sociales internas a partir del
estudio de problemáticas en contextos reales que se van modificando con
las prácticas, generando nuevos saberes que a su vez modifican estas. Es
importante reconocer estos procesos de investigación en el campo de la
educación, ya que, en este ámbito, los docentes pueden tener el papel de
investigadores y modificar realidades sociales a partir de las prácticas
que se ejerzan, a la vez empoderar a otros protagonistas del proceso en
la transformación de contextos.

Referencias
Barnechea García, M., & Morgan Tirado, M. (2010). La sistematización
de experiencias: producción de conocimientos desde y para la
práctica. Revista Tendencias & Retos, (15), 97–107.
Jara Holliday, Ó. (2011). Orientaciones teórico-prácticas para la
sistematización de experiencias. Revista DECISIO Saberes Para La
Acción En Educación de Adultos, 28, 1–17.
Jara, O. (2001). Dilemas y desafíos de la Sistematización de Experiencias.
Seminario ASOCAM: Agricultura Sostenible Campesina de Montaña,
1–7. Cochabamba, Bolivia.
Mejía, R. (2013). La sistematización como Proceso Investigativo o la
Búsqueda de la Episteme de las Prácticas. Journal of Chemical
Information and Modeling, 53(9), 1689–1699.
Ruiz Botero, L. D. (2001). Sistematización de practicas. In America.

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