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Federación Concilio General

Asambleas De Dios De Venezuela


Instituto Bíblico De Teología Evangélica
Rvdo. Celestino Rodríguez Quero
Cabimas, Edo. Zulia
Cátedra: Escatologia
Profesor (a): Henry Leal

70 SEMANAS DE
DANIEL

Realizado por:

José Daniel García leal

CI. 23.881.348
Cabimas, Marzo 2020
INTRODUCCIÓN

Se dice que la profecía es la historia escrita antes que ocurra. Posiblemente


las profecías de Daniel son una muestra contundente de la existencia de Dios ya
que predicen con exactitud aspectos del futuro. Solo Dios es omnisciente y conoce
el futuro, pero le ha placido revelarlo a través de los profetas y en el libro de
Daniel, nuestro Señor revela el plan divino que tiene para las naciones gentiles,
Israel y el glorioso establecimiento de su eterno reino. La profecía de las 70
Semanas de Daniel 9 constituye una revelación clara del fin del tiempo de los
gentiles y el plan de Dios para Israel. Las primeras 69 semana encuentra su
cumplimiento exacto en la historia, la última semana nos conduce al periodo de
siete años que esta humanidad está a punto de experimentar que se conoce con
el nombre de la gran tribulación.

Como respuesta a los ayunos y oraciones del profeta Daniel, Dios envió al
ángel Gabriel para revelarle el plan que el Señor tenia para su pueblo
Israel: “Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi
pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo
de mi Dios; aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien
había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la
hora del sacrificio de la tarde. Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo:
Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento. Al principio de tus
ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy
amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión. Setenta semanas están
determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la
prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia
perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos”, (Daniel
9:20-24). La profecía de las 70 semanas fue dada a Daniel en el primer año del
Darío (538 a.C.) mientras leía en el libro del profeta Jeremías el número de años
que habrían de permanecer en la cautividad: “En el año primero de Darío hijo de
Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los
caldeos, en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros
el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de
cumplirse lasdesolaciones de Jerusalén en setenta años. Y volví mi rostro a Dios
el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza”, (Daniel 9:1-
3). Para esta época Israel había sido llevada cautiva a Babilonia a causa de su
desobediencia a la ley de Dios dada por Moisés y Dios había declarado por medio
del profeta Jeremías que el exilio duraría 70 años: “Porque así dijo
Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y
despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar”,
(Jeremías 29:10). Es aquí cuando el profeta Daniel se vuelve a Dios en oración,
ayuno y cilicio para pedir perdón por todos los pecados que la nación había
cometido y rogarle que extendiera su mano de misericordia para cumplir sus
promesas de redención sobra la nación. Justo en este momento Daniel es visitado
por un mensajero celestial llamado el ángel Daniel que le trae una revelación que
dictaría el futuro de Israel.

CONTEXTO DE LAS 70 SEMANAS

“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa


ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad,
para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de
los santos”.

Daniel 9:2

 Muchos se han dado a la tarea de interpretar el significado de las 70


semanas o hebdómadas que aparecen en Daniel 9:24-27 y esto ha dado lugar a
diferentes escuelas de interpretación escatológicas. En primer lugar, está la
escuela racionalista que considera el contenido de Daniel 9 como una cuestión
totalmente del pasado, ya que su autor escribió asuntos que ya habían ocurrido y
fue escrito alrededor del año 165 a.C. Una segunda escuela de interpretación es la
que representa al amilenarista. Ellos consideran que el cumplimiento de las
semanas 1-7 se dieron entre el tiempo de Ciro (538 a.C.) y Nehemías (440 a.C.);
las semanas 8-69 se cumplieron entre el tiempo de Nehemías y el nacimiento de
Cristo, la primera mitad de la semana 70 se cumplió entre el nacimiento de Cristo
y su muerte y la última mitad de la semana 70 se cumplió entre la muerte de Cristo
y la destrucción de Jerusalén por los romanos en el año 70 d.C. Una tercera
escuela de interpretación de las 70 semanas es la que representa a los
premilenaristas la cual es la que se enseña en este estudio. La palabra
hebrea “shabúa” ( ַ‫ׁשָ בּו ע‬ ) que se usa para designar un periodo de siete. Esta
palabra aparece 20 veces en el Antiguo Testamento. Tres veces significa una
unidad de siete y va acompañada de la palabra “días” (Ezequiel 45:21; Daniel
10:2-3). Ocho veces significa “semana” o “semanas”, o sea, un periodo normal de
siete días (Génesis 29:27-28; Deuteronomio 16:8, 10, 16; Levítico 12:5; 2 Crónicas
13:8). Y seis veces se usa para indicar una unidad de siete sin hacer referencia a
días (Daniel 9:24-27). Las 70 semanas equivalen aquí a 490 años literalmente
(7x70 = 490). El número 490 representa años y no días. En otras palabras Gabriel
le dice a Daniel que 490 años están determinados sobre el pueblo de Israel y
sobre la santa ciudad, Jerusalén: Setenta semanas están determinadas sobre tu
pueblo y sobre tu santa ciudad. Esto establece los parámetros alrededor de este
reloj.
Durante el mencionado periodo de 490 años tendrán lugar seis obras
divinas:

1. Terminar con la prevaricación: Posiblemente se refiere a terminar con las


transgresiones y apostasía de su pueblo Israel.

2. Poner fin al pecado. Literalmente cancelar todos los pecados de su


pueblo para ya no acordarse de sus rebeliones.

3. Expiar la iniquidad. Es decir, cubrir todas sus maldades.

4. Traer la justicia perdurable. Traer su justificación a su pueblo.

5. Sellar la visión y la profecía. O sea, llevar a su cumplimiento total las


palabras de su profecía.

6. Ungir al Santo de los santos. Posiblemente se refiere al lugar santísimo


del Templo que será edificado durante el periodo de la gran tribulación y donde se
rendirá el culto al Mesías cuando establezca su reino glorioso.

Estos seis aspectos del plan divino de Dios serán concluidos durante el
periodo de 490 años o 70 hebdómadas.

EL CUMPLIMIENTO DE LAS PRIMERAS 7 SEMANAS

“Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y


edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas hasta el
Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a
edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos”.

Daniel 9:25

El ángel Gabriel marca el inicio de la cuenta de los 490 años con un


acontecimiento clave: Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden
para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete
semanas. Primeramente el reloj de Dios de las 70 semanas inicia con una orden
para restaurar y edificar a Jerusalén, y se volverá a edificar la plaza y el muro en
tiempos angustiosos. Esto nos da una referencia clara de cuando comenzó la
primera semana: La reconstrucción de Jerusalén y la restauración y edificación de
la plaza y sus muros. En la Biblia encontramos cuatro decretos relacionados con la
ciudad de Jerusalén:

1. El decreto de Ciro el Grande.

2. El decreto de Darío.

3. El decreto de Artajerjes a Esdras.

4. El decreto de Artajerjes a Nehemías.

El primer decreto tiene que ver con el que promulgo Ciro el rey persa
alrededor del año 539 a.C. En el libro de Isaías ya Dios había profetizado que
levantaría a este rey con el fin de que reedificara a Jerusalén: “que dice de Ciro:
Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás
edificada; y al templo: Serás fundado”, (Isaías 44:28

Por esto el rey mostró una gran simpatía con el pueblo de Israel después
que conquisto Babilonia y promulgo un edicto que permitía a los judíos reedificar el
templo en Jerusalén. En el libro 2 Crónicas encontramos este acontecimiento
relatado

“Para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías,


hasta que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su
asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos. Mas al
primer año de Ciro rey de los persas, para que se cumpliese la palabra de
Jehová por boca de Jeremías, Jehová despertó el espíritu de Ciro rey de los
persas, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito, por todo su
reino, diciendo: Así dice Ciro, rey de los persas: Jehová, el Dios de los
cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha mandado que le
edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de
todo su pueblo, sea Jehová su Dios con él, y suba”.

2 Crónicas 36:21-23

También el libro de Esdras encontramos el relato del mismo decreto:

“En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la


palabra de Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro
rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por
todo su reino, diciendo: Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de
los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le
edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de
su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique
la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén”.

Esdras 1:1-3

El segundo decreto que encontramos en la Biblia es el de Darío I el cual


promulgo una orden dirigida a Tatnai ya que deseaba saber qué decreto tenían los
judíos para reconstruir el Templo: “Entonces el rey Darío dio la orden de buscar en
la casa de los archivos, donde guardaban los tesoros allí en Babilonia. Y fue
hallado en Acmeta, en el palacio que está en la provincia de Media, un libro en el
cual estaba escrito así: Memoria: En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro
dio orden acerca de la casa de Dios, la cual estaba en Jerusalén, para que fuese
la casa reedificada como lugar para ofrecer sacrificios, y que sus paredes fuesen
firmes; su altura de sesenta codos, y de sesenta codos su anchura”, (Esdras 6:1-
3). En este caso no se trata de un decreto para edificar Jerusalén y el Templo,
sino, solamente quería verificar si el edicto era verdadero a sugerencia de la
petición de Tatnai. El tercer decreto que encontramos es el que el rey Artajerjes
dio a Esdras para animar a la mayor cantidad de Judíos a regresar a la tierra santa
alrededor del año 459 a.C. “Esta es la copia de la carta que dio el rey Artajerjes al
sacerdote Esdras, escriba versado en los mandamientos de Jehová y en sus
estatutos a Israel: Artajerjes rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba erudito en
la ley del Dios del cielo: Paz. Por mí es dada orden que todo aquel en mi reino, del
pueblo de Israel y de sus sacerdotes y levitas, que quiera ir contigo a Jerusalén,
vaya”, (Esdras 7:11-13). Este decreto está relacionado únicamente con la
reconstrucción del Templo.

“Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho


prontamente para la casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser su
ira contra el reino del rey y de sus hijos?”.

Esdras 7:23

Finalmente, el decreto de Artajerjes a Nehemías para reconstruir los muros


de Jerusalén alrededor del año 444 a.C. es el cuarto que encontramos en las
Sagradas Escrituras (Nehemías 2:1-8). Para la mayoría de escatologías, el cuarto
decreto es considerado como el punto de partida para las 70 semanas por tres
razones:

1. El decreto tiene referencia a la reedificación de la ciudad, los muros y


las puertas: “Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi
rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus
puertas consumidas por el fuego?... y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha
hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis
padres, y la reedificaré… y carta para Asaf guarda del bosque del rey, para que
me dé madera para enmaderar las puertas del palacio de la casa, y para el muro
de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo concedió el rey, según la
benéfica mano de mi Dios sobre mí”. (Nehemías 2:3, 5,8).

2. El libro de Nehemías menciona que la construcción de los muros fue


en tiempos angustiosos: “Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el
siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos
despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el
rey?”, (Nehemías 2:19).

3. Después de este decreto no se registra en la Biblia otro.

                    Por lo tanto, el decreto de Artajerjes a Nehemías dado


alrededor del año 444 a.C. es considerado como el punto de partida para las 70
semanas, donde se reconstruyen la ciudad y los muros en tiempos angustiosos, a
partir de allí se cuentas 7 semanas equivalentes a 49 años (7x7) donde la obra de
reconstrucción se termina.

EL CUMPLIMIENTO DE LAS 62 SEMANAS

“Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y


edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas hasta el
Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a
edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta y
dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí…”

Daniel 9:25-26

                 La segunda parte de las semanas restantes suman 62 en total,


es decir, 434 años (62x7). La expresión hasta el Mesías Príncipe es de suma
importancia para establecer en este caso el punto final de este periodo: Y después
de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí. Pero,
¿quién es el Mesías Príncipe del cual habla Daniel? La mayoría de teólogos
concuerdan en decir que el Mesías Príncipe se trata de nuestro Señor Jesucristo.
Veamos las razones por las cuales creemos en esta aseveración. La palabra
Mesías proviene del hebreo mashíakj ( ַ‫ ָׁמׁשִ י ח‬ ) el cual se traduce como Ungido,
mismo significado que se le da a la palabra Cristo que proviene del griego Jristós
(Χριστός). Este título está directamente relacionado con nuestro Señor Jesús ya
que sobre Él reposaría el Espíritu de Dios y que fue profetizado por Isaías: “El
Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha
enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de
corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a
proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios
nuestro; a consolar a todos los enlutados”, (Isaías 61:1-2). De igual forma, Jesús
se atribuyó este título durante su ministerio: “El Espíritu del Señor está sobre mí,
por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a
sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a
los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del
Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en
la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta
Escritura delante de vosotros”, (Lucas 4:18-21).

Además de esto, también se le da en este texto de Daniel el título de


Príncipe. La palabra Príncipe se traduce del hebreo naguíd (‫נָׁגִׁיד‬ ) y denota a una
persona con autoridad lo cual fue profetizado por Isaías: “Porque un niño nos es
nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre
Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”, (Isaías 9:6).
Por tanto, a través de los títulos Mesías Príncipe identificamos a nuestro Señor
Jesús como la persona de la cual se habla en Daniel 9:25. Otra razón por la cual
se cree que el Mesías Príncipe es Jesús se deduce de lo que estas palabras de la
profecía de Daniel nos sugiere: Y después de las sesenta y dos semanas se
quitará la vida al Mesías, mas no por sí. Las palabras de Gabriel: se quitará la vida
al Mesías, mas no por sí nos hablan de un Mesías sufriente el cual es anunciado
en las Escrituras por el profeta Isaías: “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca;
como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de
sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”, (Isaías 53:7). Estas palabras
encuentran su completo cumplimiento en la crucifixión y muerte de nuestro Señor
Jesús. Él fue el sacrificio perfecto por nuestros pecados y fue llevado al calvario
para ser crucificado. Por lo tanto, el final del periodo de las 69 semanas se ubican
en el momento de la muerte de Jesucristo lo cual sería alrededor del año 33
d.C. Un aspecto importante que debemos considerar al momento de querer fijar
fechas es que los judíos utilizan el calendario lunar en el cual un año calendario
consta de 360 días, y no 365 días como el calendario en el que usualmente nos
basamos hoy en día. Actualmente usamos el calendario Gregoriano que determina
la longitud de un año a partir del sol, pero los judíos usaban la luna. Un año solar
es el número de días que la tierra tarda en girar alrededor del sol y volver a la
misma posición. El uso bíblico de años de 360 días como meses de 30 días no es
difícil de comprender. En Génesis 7:11 y 8:4 se nos dice que el diluvio inicio en el
segundo mes de su calendario y que las aguas decrecieron gradualmente hasta
secarse en el séptimo mes, por lo cual podemos decir que el diluvio duro cinco
meses y seguidamente se nos aclara que su duración fue de 150 días (Génesis
7:24; 8:3), por lo que están hablando de 5 meses con 30 días cada uno. Un día
tenía 24 horas en tiempos de Daniel, como actualmente. Si usamos días en lugar
de años, podemos hacer cuadrar los dos métodos

Adaptación del Tiempo

Calendario Judío Calendario Gregoriano

360 días por año 365.242 días por año

7 Semanas + 62 Semanas = 69 173, 880 días/365.242 días por


Semanas año = 476.07años

69 semanas x 7 años por Duración de año gregorianos de


semanas = 483 años la profecía: 476 años

Año de inicio de las 70 semanas:


444 a.C.

Año de finalización de la semana


69 = 476 – 444 = 33 d.C.

LA DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN Y EL TEMPLO

“… y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y


su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones”.

Daniel 9:26

 ¿Qué viene después de la muerte del Mesías Príncipe? A Daniel se le dice


que después de la muerte del Mesías se destruiría Jerusalén y el Templo. Desde
la perspectiva de Daniel, estamos viendo la futura destrucción de Jerusalén
después de la restauración, que la llevará a cabo el pueblo de un príncipe que ha
de venir después de la muerte del Mesías príncipe lo cual ocurrió en el 33 d.C. La
mayoría de teólogos identifica a este pueblo de un príncipe con Roma, y al
príncipe con el general Tito. Según la historia, en el año 70 d.C. el ejército del
general Tito destruyo y quemo Jerusalén y el Templo judío. El ejército romano
desmontó el Templo judío piedra por piedra para buscar oro fundido del templo
quemado, cumpliéndose literalmente la profecía del Señor Jesucristo que dijo
acerca del Templo “...De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra,
que no sea derribada” (Mateo 24:2). Roma asesinó a más de un millón de judíos
en el 70 d.C.

A lo largo de la historia judía se identifican cinco templos importantes. El


primero es el templo de Salomón construido alrededor del año 1000 a.C., (1 Reyes
8:12-66; 2 Crónicas 6:1-7:10) y fue destruido por los babilonios en el año 586 a.C.
El segundo es el templo que Zorobabel construyo allá por el año 536 a.C. Éste fue
una estructura muy inferior construida por los judíos a su regreso del cautiverio
babilónico a tal punto que algunos ni siquiera lo consideran templo. El tercer
templo es el de Herodes, comenzado alrededor del año 19 a.C. y se construyó
para reemplazar el que edifico Zorobabel. Era un edificio hermoso durante el
tiempo del ministerio de Jesús, pero Tito lo destruyo en el año 70 d.C. El quinto
templo será el construido por el Anticristo, el cual será construido durante la
primera mitad de la gran tribulación. Por lo tanto, el rechazo de Israel hacia el
Mesías Príncipe, el hecho de que fuese eliminado en el 33 d.C. y la destrucción
tanto del Tempo como de Jerusalén 37 años después están directamente
relacionados. Que Israel y el Templo hubieran sido destruidos eran señales de la
desobediencia de Israel. Sin embargo, el Reloj Profético se detuvo en la semana
69 cuando se le quitó la vida al Mesías, después de la cual tenían que venir las
desolaciones hasta la semana 70, ya que, tal y como dijo Gabriel: hasta el fin de la
guerra durarán las devastaciones”. 

EL RELOJ DE DIOS SE DETIENE EN LA SEMANA 69

“…y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones”.

Daniel 9:26

 Sólo 69 semanas de años han tenido lugar en el pueblo judío hasta este
momento. Desde cuando se dio la orden de restaurar y construir Jerusalén y sus
muros hasta el Mesías Príncipe han transcurrido 483 años (69x7); sin embargo, el
número de años determinado sobre el pueblo de Daniel son 490 lo cual nos
muestra que todavía faltan siete años para que se cumplan las 70 semanas
profetizadas en Daniel 9:24-27. No obstante, ¿cuándo tendrá lugar la semana 70?
Después de la semana 69 el reloj de Dios se detuvo y entramos en un periodo de
gracia donde la iglesia toma un protagonismo muy importante. De acuerdo a lo
que hemos visto, la primera semana inicia alrededor del año 444 a.C. cuando el
Rey Artajerjes le dio el decreto a Nehemías para que reconstruyera la ciudad y los
muros. A partir de allí el ángel Gabriel dice que transcurrirán 7 semanas que
equivalen a 49 años, periodo en el cual la ciudad y los muros son terminados y
donde los ministerios de Habacuc, Zacarías y Malaquías tienen lugar. Después de
ellos no vuelve a existir palabra inspirada por Dios. Seguidamente tienen lugar 62
semanas más, equivalentes a 434 años. Recordemos que después de Malaquías
el último profeta del Antiguo Testamento, no se levantó otro con palabra inspirada
por Dios. A esto se le conoce como el periodo inter-testamentario donde Dios
guarda silencio por alrededor de 4 siglos, lo cual concuerda el periodo de las 62
semanas. Este silencio se rompe con Juan el Bautista predicando en el desierto
de Judea y la semana 69 finaliza con la muerte del Mesías príncipe, es decir, con
la crucifixión de Cristo Jesús alrededor del año 33 d.C. Luego la misma profecía
de Daniel nos habla de un segundo príncipe el cual destruiría Jerusalén y el
templo judío, lo cual ocurrió en el año 70 d.C. a manos de Tito y los
romanos. Ahora bien, a partir de aquí el reloj de Dios se detiene y la semana 70 es
pausada y entramos a un intervalo de tiempo conocido como el tiempo de la
iglesia del Señor. Este paréntesis en el tiempo se conoce como Condensación
Profética. Esta condensación profética también aparece en el libro de
Isaías: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su
hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno,
Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el
trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en
justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará
esto”, (Isaías 9:6-7). Cuando se lee da la impresión que ese niño que nace (el cual
es nuestro Señor Jesús) será el que se sentara en el trono de David en su edad
adulta. Sin embargo, esta profecía se cumplirá en dos diferentes periodos. La
primera ya se cumplió cuando Jesús vino por primera vez y desarrollo su
ministerio. Sin embargo, Jesús murió y resucito para estar al lado de su Padre y la
segunda parte de esta profecía aún no se ha cumplido sino hasta cuando Él
regrese por segunda vez al final de la semana 70 conocida como el periodo de la
gran tribulación. Vemos otro ejemplo de condensación profética en el mismo libro
de Isaías: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová;
me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los
quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos
apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el
día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados”, (Isaías 61:1-
2). La primera parte de esta profecía vio su completo cumplimiento durante el
ministerio de Jesús, sin embargo, la parte final de esta profecía: y el día de
venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados, aun no se ha
cumplido, sino hasta que Jesús vuelva por segunda vez para juzgar a los
malvados y establecer su reino de justicia lo cual ocurrirá al final de la gran
tribulación. Por tanto, actualmente estamos viviendo un periodo intermedio entre la
semana 69 y la 70 donde la iglesia tiene el protagonismo principal y este llegará a
su fin cuando ocurra el rapto de la iglesia.
LA SEMANA 70: LA GRAN TRIBULACIÓN

“Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la


semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las
abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que
está determinado se derrame sobre el desolador”.

Daniel 9:27

La parte final del versículo 27 del capítulo 9 del libro de Daniel toca el tema
de la septuagésima semana la cual está constituida por 7 años y componen un
periodo de juicios escatológicos profetizados por nuestro Señor Jesucristo en
Mateo 24:21 y descritos en los capítulos 6 al 19 del libro de Apocalipsis en el
Nuevo Testamento. El libro de Daniel no es el único que habla acerca de este
terrible periodo de juicios, tanto los libros del Antiguo Testamento como los
evangelios, las epístolas y el libro de Apocalipsis tocan este tema dándole
diferentes nombres:

           1. El día de Jehová o del Señor (Isaías 13:6; Joel 1:15; 2:1, 11, 31;
3:14; Malaquías 4:5; 1Tesalonicenses 5:2; 2 Tesalonicenses 2:2).

           2. Angustia o tribulación (Sofonías 1:15).

           3. La gran tribulación (Mateo 24:21).

           4. Tiempo o día de angustia (Daniel 12:1; Sofonías 1:15).

           5. Tiempo de angustia para Jacob (Jeremías 30:7).

 El inicio de la semana 70, de acuerdo a Daniel 9:27, se caracterizará por la


ratificación de un pacto entre los judíos y un gobernante: Y por otra semana
confirmará el pacto con muchos. Este pacto se consumirá entre los primeros 3
años y medio, pero al final de éstos los sacrificios y ofrendas del templo cesarán y
los judíos entraran en un periodo de gran persecución: Después con la
muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la
consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”. Este
desolador que vendrá sobre el pueblo de Israel es el mismo hombre de pecado del
cual habla el apóstol Pablo en 2 Tesalonicenses.
“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes
venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el
cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto;
tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios”.

2 Tesalonicenses 2:3-4

Por lo tanto, el gobernante de quien se habla en este verso, es la misma


persona a quien Jesús llama “la abominación desoladora” (Mateo 24:15) y en
Apocalipsis 13 es llamada la bestia, comúnmente llamado el Anticristo. Daniel 9:27
dice que la bestia hará un pacto por una semana (7 años), pero que a la mitad de
la semana (3 ½ años dentro de la Tribulación), él romperá el pacto, poniendo fin al
sacrificio y la ofrenda. Apocalipsis 13 explica que la bestia colocará una imagen de
él mismo en el templo y demandará que el mundo la adore (Apocalipsis 13:24).
Apocalipsis 13:5 dice que esto sucederá por 42 meses, que son 3 ½ años. Puesto
que Daniel 9:27 dice que esto sucederá a la mitad de la semana, y Apocalipsis
13:5 dice que la bestia hará esto por un período de 42 meses, es fácil ver que la
duración total es de 84 meses o sean 7 años. Además de esto, el profeta Daniel
también hace alusión a la duración de este tiempo: “Y hablará palabras contra el
Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los
tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio
tiempo”, (Daniel 7:25), donde la expresión “tiempo, y tiempos, y medio
tiempo” (tiempo = 1 año; tiempos = 2 años; medio tiempo = ½ año); hacen un total
de 3 años ½). Ahora bien, este periodo de gran tribulación tiene al menos dos
propósitos, los cuales podemos enumerar de la siguiente manera:

1.       Tratar con su pueblo Israel para que ellos crean en su Hijo


amado. Actualmente la mayoría de Judíos no reconocen a Jesús como su
Mesías, sin embargo, viene un tiempo de prueba cuyo objetivo es acercarlos a Él
para salvación: “¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante
a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado. En aquel día, dice
Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus
coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre, sino que
servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré”, (Jeremías
30:7-9).
2.       Castigar la iniquidad de los impíos. El segundo propósito tiene que ver
con juzgar y castigar la maldad de los habitantes de esta tierra. La Biblia entera
advierte que este día viene: “porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién
podrá sostenerse en pie?”, (Apocalipsis 6:17).

“Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga


la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente. Día de ira aquel día, día de
angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de
oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento, día de trompeta y de algazara
sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres. Y atribularé a los hombres,
y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será
derramada como polvo, y su carne como estiércol. Ni su plata ni su oro podrá
librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el
fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los
habitantes de la tierra”.

Sofonías 1:14-18

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