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70 SEMANAS DE
DANIEL
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Cabimas, Marzo 2020
INTRODUCCIÓN
Como respuesta a los ayunos y oraciones del profeta Daniel, Dios envió al
ángel Gabriel para revelarle el plan que el Señor tenia para su pueblo
Israel: “Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi
pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo
de mi Dios; aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien
había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la
hora del sacrificio de la tarde. Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo:
Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento. Al principio de tus
ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy
amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión. Setenta semanas están
determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la
prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia
perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos”, (Daniel
9:20-24). La profecía de las 70 semanas fue dada a Daniel en el primer año del
Darío (538 a.C.) mientras leía en el libro del profeta Jeremías el número de años
que habrían de permanecer en la cautividad: “En el año primero de Darío hijo de
Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los
caldeos, en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros
el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de
cumplirse lasdesolaciones de Jerusalén en setenta años. Y volví mi rostro a Dios
el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza”, (Daniel 9:1-
3). Para esta época Israel había sido llevada cautiva a Babilonia a causa de su
desobediencia a la ley de Dios dada por Moisés y Dios había declarado por medio
del profeta Jeremías que el exilio duraría 70 años: “Porque así dijo
Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y
despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar”,
(Jeremías 29:10). Es aquí cuando el profeta Daniel se vuelve a Dios en oración,
ayuno y cilicio para pedir perdón por todos los pecados que la nación había
cometido y rogarle que extendiera su mano de misericordia para cumplir sus
promesas de redención sobra la nación. Justo en este momento Daniel es visitado
por un mensajero celestial llamado el ángel Daniel que le trae una revelación que
dictaría el futuro de Israel.
Daniel 9:2
Estos seis aspectos del plan divino de Dios serán concluidos durante el
periodo de 490 años o 70 hebdómadas.
Daniel 9:25
2. El decreto de Darío.
El primer decreto tiene que ver con el que promulgo Ciro el rey persa
alrededor del año 539 a.C. En el libro de Isaías ya Dios había profetizado que
levantaría a este rey con el fin de que reedificara a Jerusalén: “que dice de Ciro:
Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás
edificada; y al templo: Serás fundado”, (Isaías 44:28
Por esto el rey mostró una gran simpatía con el pueblo de Israel después
que conquisto Babilonia y promulgo un edicto que permitía a los judíos reedificar el
templo en Jerusalén. En el libro 2 Crónicas encontramos este acontecimiento
relatado
2 Crónicas 36:21-23
Esdras 1:1-3
Esdras 7:23
EL CUMPLIMIENTO DE LAS 62 SEMANAS
Daniel 9:25-26
Daniel 9:26
Daniel 9:26
Sólo 69 semanas de años han tenido lugar en el pueblo judío hasta este
momento. Desde cuando se dio la orden de restaurar y construir Jerusalén y sus
muros hasta el Mesías Príncipe han transcurrido 483 años (69x7); sin embargo, el
número de años determinado sobre el pueblo de Daniel son 490 lo cual nos
muestra que todavía faltan siete años para que se cumplan las 70 semanas
profetizadas en Daniel 9:24-27. No obstante, ¿cuándo tendrá lugar la semana 70?
Después de la semana 69 el reloj de Dios se detuvo y entramos en un periodo de
gracia donde la iglesia toma un protagonismo muy importante. De acuerdo a lo
que hemos visto, la primera semana inicia alrededor del año 444 a.C. cuando el
Rey Artajerjes le dio el decreto a Nehemías para que reconstruyera la ciudad y los
muros. A partir de allí el ángel Gabriel dice que transcurrirán 7 semanas que
equivalen a 49 años, periodo en el cual la ciudad y los muros son terminados y
donde los ministerios de Habacuc, Zacarías y Malaquías tienen lugar. Después de
ellos no vuelve a existir palabra inspirada por Dios. Seguidamente tienen lugar 62
semanas más, equivalentes a 434 años. Recordemos que después de Malaquías
el último profeta del Antiguo Testamento, no se levantó otro con palabra inspirada
por Dios. A esto se le conoce como el periodo inter-testamentario donde Dios
guarda silencio por alrededor de 4 siglos, lo cual concuerda el periodo de las 62
semanas. Este silencio se rompe con Juan el Bautista predicando en el desierto
de Judea y la semana 69 finaliza con la muerte del Mesías príncipe, es decir, con
la crucifixión de Cristo Jesús alrededor del año 33 d.C. Luego la misma profecía
de Daniel nos habla de un segundo príncipe el cual destruiría Jerusalén y el
templo judío, lo cual ocurrió en el año 70 d.C. a manos de Tito y los
romanos. Ahora bien, a partir de aquí el reloj de Dios se detiene y la semana 70 es
pausada y entramos a un intervalo de tiempo conocido como el tiempo de la
iglesia del Señor. Este paréntesis en el tiempo se conoce como Condensación
Profética. Esta condensación profética también aparece en el libro de
Isaías: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su
hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno,
Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el
trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en
justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará
esto”, (Isaías 9:6-7). Cuando se lee da la impresión que ese niño que nace (el cual
es nuestro Señor Jesús) será el que se sentara en el trono de David en su edad
adulta. Sin embargo, esta profecía se cumplirá en dos diferentes periodos. La
primera ya se cumplió cuando Jesús vino por primera vez y desarrollo su
ministerio. Sin embargo, Jesús murió y resucito para estar al lado de su Padre y la
segunda parte de esta profecía aún no se ha cumplido sino hasta cuando Él
regrese por segunda vez al final de la semana 70 conocida como el periodo de la
gran tribulación. Vemos otro ejemplo de condensación profética en el mismo libro
de Isaías: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová;
me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los
quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos
apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el
día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados”, (Isaías 61:1-
2). La primera parte de esta profecía vio su completo cumplimiento durante el
ministerio de Jesús, sin embargo, la parte final de esta profecía: y el día de
venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados, aun no se ha
cumplido, sino hasta que Jesús vuelva por segunda vez para juzgar a los
malvados y establecer su reino de justicia lo cual ocurrirá al final de la gran
tribulación. Por tanto, actualmente estamos viviendo un periodo intermedio entre la
semana 69 y la 70 donde la iglesia tiene el protagonismo principal y este llegará a
su fin cuando ocurra el rapto de la iglesia.
LA SEMANA 70: LA GRAN TRIBULACIÓN
Daniel 9:27
La parte final del versículo 27 del capítulo 9 del libro de Daniel toca el tema
de la septuagésima semana la cual está constituida por 7 años y componen un
periodo de juicios escatológicos profetizados por nuestro Señor Jesucristo en
Mateo 24:21 y descritos en los capítulos 6 al 19 del libro de Apocalipsis en el
Nuevo Testamento. El libro de Daniel no es el único que habla acerca de este
terrible periodo de juicios, tanto los libros del Antiguo Testamento como los
evangelios, las epístolas y el libro de Apocalipsis tocan este tema dándole
diferentes nombres:
1. El día de Jehová o del Señor (Isaías 13:6; Joel 1:15; 2:1, 11, 31;
3:14; Malaquías 4:5; 1Tesalonicenses 5:2; 2 Tesalonicenses 2:2).
2 Tesalonicenses 2:3-4
Sofonías 1:14-18