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Iglesia: “Nueva Jerusalén”, Col. San Cayetano.

Fecha: 05/07/2016

El discípulo de Cristo. Viviendo el discipulado cristiano.


«Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame»
(Lucas 9:23). «Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo» (Lucas 14:27).

1. EL SIGNIFICADO, REFERENCIAS Y OBJETIVOS

Discípulo significa: El que aprende y sigue al maestro.

 Existe una gran diferencia entre ser alumno y discípulo. El alumno aprende la teoría y no necesariamente
observa al maestro como el modelo para seguir (ejemplo de cualquier disciplina secular: medicina,
derecho, arquitectura…). En cambio, el discípulo de Jesucristo aprende del Maestro, no solamente de sus
enseñanzas sino de su ejemplo de vida, procurando seguirle, hasta conseguir ser como él (éste es el
concepto bíblico de aprendizaje, o discipulado). Discipular significaba dedicarme a alguien para
asegurarme de que la vida de Cristo fuera edificada en él.
 Fue la recomendación del apóstol Pedro a los cristianos del primer siglo: «Dejándonos ejemplo, para que
sigáis sus pisadas» (1 P. 2:21).
Cristiano significa: Seguidor de Cristo.

 Jesucristo es nuestro Maestro, de quien debemos aprender y a quien debemos seguir: «Yo soy la luz del
mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida» (Juan 8:12). Aquel que
se llame cristiano, pero no siga a Jesucristo, está incurriendo en una grave contradicción personal… Seguir
a Jesucristo significa aprender de Él, de sus enseñanzas, y llevar a la práctica diaria su propio ejemplo de
vida.
 Discipulado cristiano significa: proceso de aprendizaje, en el cual todo cristiano fiel recibe las enseñanzas
del Maestro Jesucristo. Y en este proceso procura seguirle, teniendo presente su modelo de vida para
poder imitarle. No fue otra la invitación del Maestro: «Porque ejemplo os he dado, para que como yo os
he hecho, vosotros también hagáis» (Juan 13:15).
 El discipulado cristiano conlleva crecimiento espiritual: desarrollo, cambio, progreso, madurez,
transformación... Todas éstas son palabras asociadas al proceso de aprendizaje que el discípulo (seguidor
de Cristo) experimenta, teniendo como referencia al Maestro Jesucristo.
2. OBJETIVOS DEL DISCIPULADO

El propósito de ser discípulo de Cristo es:

 Conocer al Maestro, su doctrina y ejemplo. Para seguir al Maestro Jesucristo hay que conocerlo. Y para
conocerlo es preciso leer su vida, meditar en sus enseñanzas, y contemplar su ejemplo.
 Desarrollar el carácter del Maestro. Son los rasgos de su carácter moral, actitudes, formas de trato con los
demás, reacciones, etc.
 Obedecer a la Palabra del Maestro. Significa conocer, aprender y seguir sus enseñanzas, registradas éstas
en la Biblia: la Palabra de Dios.
 Adorar y servir al Maestro. Es lograr una permanente actitud de reconocimiento de su persona y obra, que
a la vez se manifieste en una vida de agradecimiento práctico.
 Crecer espiritualmente. La vida espiritual es crecimiento. El cristiano crece o se estanca, no hay término
medio.
 Santificarse. La evolución del discípulo de Cristo conlleva un cambio favorable, en el cual se despoja de los
hábitos pasados, costumbres impropias, y procura no darle lugar al pecado.
 Desarrollar los dones concedidos por el Espíritu Santo. El discípulo posee capacidades dadas por Dios, y
son las que ha de utilizar para la obra del ministerio.
 Obtener un ministerio más eficaz. El discípulo no se conforma con la mediocridad cristiana, sino que ha de
buscar la excelencia, y ésta proviene sólo del poder del Espíritu Santo.
 Adquirir madurez espiritual. Es uno de los objetivos centrados en la persona, en el ser interior: alcanzar la
madurez espiritual. Cuando uno es adulto ya no piensa igual que cuando era niño, no habla de la misma
forma, y comprende la vida con mayor discernimiento.
El discipulado conlleva una evolución progresiva.
3. LAS TRES DIMENSIONES DE LA REDENCIÓN

«Reconciliados con Dios» (Romanos 5:10). Tres estados consecuentes a la reconciliación con Dios:
1. Salvación (aspecto pasado): Comprende la conversión a Dios, la liberación del infierno y del poder del
pecado, y el nacimiento espiritual, con el objeto de poder vivir en santidad. En este aspecto pasado es
donde recibimos la nueva vida en Cristo: «Nos salvó» (Tit. 3:5).
2. Santificación (aspecto presente): Vivimos separados del pecado para el servicio exclusivo del Maestro, en
sujeción a la perfecta voluntad de Dios. Implica obediencia, crecimiento y madurez espiritual. «La voluntad
de Dios es vuestra santificación» (1 Tes. 4:3).
3. Glorificación (aspecto futuro): Contempla el regreso del Maestro y el estado de eternidad. La futura y
completa glorificación de los hijos de Dios, a la imagen de Cristo, será entonces efectuada. Por este motivo
el discípulo de Cristo ha de vivir con perspectiva de eternidad. «Poned la mira en las cosas de arriba, no
en las de la tierra» (Co. 3:2).
Si bien el discipulado cristiano basa su aprendizaje teniendo en cuenta estos tres aspectos mencionados, no
obstante el discipulado se centra más bien en el aspecto presente, esto es, tiene que ver mayormente con la
santificación.
4. REQUISITOS PARA SER DISCÍPULO DE JESUCRISTO

 Jesucristo es nuestro Salvador, pero ha de ser también nuestro Señor:


«El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no
es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la
perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará» (Mt. 10:37-39).
Para ser discípulo de Cristo hay que pagar un precio: la propia vida.

 Entendamos bien el concepto aquí expuesto. El Maestro exige que todo discípulo suyo le otorgue el primer
lugar, y con tal disposición ha de tomar la decisión de renunciar a sus intereses personales, familiares,
económicos, eclesiales, etc., para seguir a Cristo en todo lo que Él mande, pagando así el precio de
convertirse en su discípulo (es la mayor aventura que el cristiano pueda vivir). Dicho de otro modo, ha de
buscar primero el reino de Dios: «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia» (Mt. 6:33)
 Pese a que la palabra discipulado está asociada con disciplina, el Maestro afirmó que: «mi yugo es fácil, y
ligera mi carga» (Mt. 11.30). El discípulo está sometido a un yugo, pero sin embargo al estar unido al
Maestro, éste se lleva con facilidad. Además soporta una carga, pero al tiempo ésta le resulta ligera,
porque… el mayor peso lo lleva el Maestro.

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