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Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y se le juntó mucha
gente; y entrando Él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. Y
les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: «He aquí, el sembrador salió a
sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y
vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha
tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el
sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los
espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto,
cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para
oír, oiga.
"Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes que tomando
sus lámparas, salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran prudentes y cinco
insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;
mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.
Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se
oyó un clamor: !Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas
vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las
prudentes: dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas
las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a
vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero
mientras ellas iban a comprar, vino el novio; y las que estaban preparadas
entraron con él a la boda; y se cerró la puerta. Después vinieron también las
otras vírgenes, diciendo: !!Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De
cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora
en que el Hijo del Hombre ha de venir".
Esta parábola fue una de las parábolas más populares en la Edad Media, con una
enorme influencia en el arte gótico, la escultura y la arquitectura de las
catedrales en Alemania y Francia.
Parábola de la semilla de mostaza
Aquí tienen una figura del reino de los cielos: el grano de mostaza que un
hombre tomó y sembró en su campo, es la mas pequeña de las semillas pero
cuando crece se hace mas grande que las plantas del huerto. Es como un árbol
de modo que las aves vienen para posarse en sus ramas.
Parábola del rico epulón y el pobre Lázaro
Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino y hacía cada día
banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que
estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las
migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las
llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de
Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. En el Hades alzó sus ojos,
estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
Entonces, gritando, dijo: "Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a
Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua,
porque estoy atormentado en esta llama". Pero Abraham le dijo: "Hijo,
acuérdate de que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, males; pero ahora
este es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima
está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quieran pasar de
aquí a vosotros no pueden, ni de allá pasar acá".
Entonces le dijo: "Te ruego, pues, padre, que lo envíes a la casa de mi padre,
porque tengo cinco hermanos, para que les testifique a fin de que no vengan
ellos también a este lugar de tormento". Abraham le dijo: "A Moisés y a los
Profetas tienen; ¡que los oigan a ellos!"
Él entonces dijo: "No, padre Abraham; pero si alguno de los muertos va a ellos,
se arrepentirán".
EL BUEN SAMARITANO:
Un maestro de la ley, que quería ponerlo a prueba, se levantó y le dijo:
«maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna? Jesús le dijo: « ¿qué
está escrito en la escritura? ¿Qué lees en ella?» el hombre contestó: «amarás
al señor tu dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y
con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Jesús le dijo: «
¡excelente respuesta! haz eso y vivirás.» El otro, que quería justificar su
pregunta, replicó: « ¿y quién es mi prójimo?» Jesús empezó a decir: «bajaba un
hombre por el camino de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos,
que lo despojaron hasta de sus ropas, lo golpearon y se marcharon dejándolo
medio muerto. Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vio, dio un
rodeo y siguió, lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, dio un rodeo
y pasó de largo. Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio, pero
éste se compadeció de él, se acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se
las vendó; después lo montó sobre el animal que traía, lo condujo a una posada y
se encargó de cuidarlo. Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al
posadero diciéndole: «cuídalo, y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta.»
Jesús entonces le preguntó: «según tu parecer, ¿cuál de estos tres se hizo el
prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores?» El maestro de la
ley contestó: «el que se mostró compasivo con él.» y Jesús le dijo: «vete y haz
tú lo mismo.»
EL HIJO PRODIGO
La parábola del hijo prodigo.
Un Padre - dos hijos, el menor de ellos le pide al Padre la parte de su
herencia, quiere vivir su propia vida, se siente capaz.
El Padre accede a la petición del hijo menor y le da la parte de su
herencia, - aunque sabe lo que va a suceder no le niega ni un centavo,
El hijo se va con su herencia, pero, no ve ni oye nada de la vida real,
solo piensa en disfrutar de su fortuna y así lo hace, lleva una vida
disipada - una mala conducta, hasta que el dinero se termina.
Su vida, regalada y aparentemente buena según su criterio, se convierte
en un infierno, así es el hambre, nadie se apiada de su condición de
hambriento, y seguramente de su desnudez, y tal vez de alguna
enfermedad.
También debemos reflexionar acerca de su aptitud, ya que la vida que
llevaba, no le permitió tener un oficio para trabajar, es decir, no sabía
hacer nada, por supuesto que obtener un trabajo le era casi imposible,
salvo la de dar de comer a los cerdos, para eso no se estudia.
Esta condición de pobreza, le permitió al joven, conocer la otra cara de la
moneda, EL INFIERNO del hambre y la carencia de Todo y la impiedad de
los demás.
Moraleja:
Para ver hasta que punto es "toxico" un problema en el que estamos
inmersos, hay que salirse de él, verlo desde otra perspectiva, pues
estando dentro nos podemos acomodar peligrosamente…