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Funciones del Estado

las funciones del Estado contemporáneo tienen su local¡zación en órganos especializados. El


término órgano no puede tener otro valor en Derecho Público que el de ser una expresión
metafórica porque designa elsujeto o agencia a qu¡en se at buye una actividad. Como
consecuencia, se delimitan las competencias y de ahf que a unos órganos se atribuya Ia acción de
gobiemo; a otros, la formación de Ia ley; a otros, su ejecución, y a otros su echración judicial.

Asimismq todo Est¿do, independientemente de consideraciones sobre su ré$men polfticoy su


forma de gobierno, debe realizar funciones y es a través de éstas como puede llegar a rcalizar sus
fines.

2. Funciones juídicas.

En el presente apartado se considerará las funciones que despliega el Est¿do, al margen de


reflexiones acerca de re$menes pollticos -{omo ya se indicó-- y que se precisan de manera
puntual, tales como: tegislativ¿, ejecutiva yjudicial.

2.1. Legislativa.

Es la actividad que formula las normas generales que deben, en primer término, estructurar el
Efado y, en segundo lugar, reglamentar las relaciones entre el Estado y los ciudadanos, y las
relaciones de los ciudadanos entre sl. Como dice Sánchez Agesta, es el contenido de las decisiones
que definen y promulgn normas como reglas

r¡§ 401 (S-)

TEoRíA DrL tsrADo

preceptivas que reclaman una obed¡encia general, estableciendo formas de conducta obligatorias,
o proh¡biéndolas, o permitiéndolas, en el sentido que no pueden ser impedidas. [a ley, como
norma preceptiva, es regla imperativa, al mismo tiempo norma abstracta y general que previene
situaciones jurldicás concretas y subjetivas.

[a función legislativa está relac¡onada con el órgno normal como son las Cámaras o las Asambleas
representativas de cerácter deliberante donde se observan los siguientes elementos:

a) Una pluralidad de miembros formando un cuerpo, que disfrutan de inmun¡dad procesill y de


inviolabilid¿d personal e inesponsabilidad por sus opiniones o votos emit¡dos en el ejercicio de su
función;

b) Los miembros de la Cámara s€ integran en v¡rtud de una representación y la Cámara, a su vez,


representa a la nación o al pueblo; d [a actuac¡ón de ese cuerpo se opera mediante Ia
deliberación; y d) l-¡ funclón central se constituye en la discusión y aprobación de las leyes, ya que
de hecho lleva otras funciones.
Por otro lado, a la ley se le atribuyen ciertas cual¡dades: l'. lmperatividad por ser rqla que contiene
un mandato, una prohibición o una permisión;

2'. General¡dad, que s¡gnifica tanto como el que sea abstracta;

3o. Or¡entadora al bien común o a un frn público; y

4". lnnovadora, que resulta de su naturaleza const¡tutiva del ordenam¡ento, y¿ que anade algo a
un sistema jurldico.

Estimamos importante anotar que asf como ¡a func¡ón ejecutiva ha s¡do objeto de una división,
segrin se verá enseguida, también cabe hablar de una d¡v¡s¡ón o clasificáción de la función
leg¡slat¡va. Existe la función legislativa ordinaria que regula relaciones de los particulares entre sf,
o b¡en cuando se enfoca hacia la estructuración de organ¡smos mediatos del Estado. Por otro
lado, existe la función legislativa conlituyente o extraord¡naria, cuyo objetivo es la elaboración de
normas que han de re8¡r la estructura fundamental del Efado, es decir, la elructura de sus órganos
inmediatos, como aparecen en la Constitución de cada pals.

CTRARDo PRADo

[a función legislativa ordinaria tendrá a su cargo la emisión de las leyes propiamente d¡chas,
llamadas leyes ordinarias. ll func¡ón ¡egislativa extraordinaria o constituyente tendrá a su (¿rgo la
emisión de las leyes fundamentales (Constituciones) y las leyes de carácter const¡tucional, que
desarrollan materias especiales vinculadas con la justicia const¡tucional y los procesos electorales,
entre otros casos, tal y como sucede en el pals.

[a función legislativa ordinaria está a cargo del órgano que coml]nmente es llamado Legislativo o
Congreso, y la función legislativa extraord¡naria esLá a c¿rgo de un órgano súper legislador o
poder constituyente que define la suprema ley, Ilamado Asamblea Nacional Const¡tuyente.

2.2. Ejecutiva.

Llamada también administrativa, que consiste en el actuar del Estado promoviendo Ia satisfacc¡ón
de las necesid¿des de los ciudadanos y fomentando el bienestar y el progreso de la colectividad.
En ella se encuentra comprendida la función gubemamental o alta d¡rección del Estado.

Lsta función se puede ver desde un sentido amplio, confundiéndose con la ejecución de la ley y se
extiende al reglamento en cuanto que éste desano¡la la ley. También se puede entender en
sentido elricto, cuando enmntramos los actos adminifrat¡vos como resultado de la actividad
priblica que desarrolla la ley y tiende a elablecer conoetamente un derecho, mediante una
declaración de voluntad' o crea una obligación o una situación subjeti\a, expresa un juicio,
manifresta un deseo o autentica un hecho. Esta función adm¡nistrativa aparece como Ia
contraposición dialéctic¿ del contenido de ¡a ¡ey, pues al c¡rácter normativo Seneral o abstracto se
opone la concreta ¿ctuac¡ón o decisión jurÍd¡cr.
Cuando Montesquieu hizo su brillante separación de los poderes, hablÓ de un poder ejecutivo
unitario que ahora ha sido dividido en sus funciones, pues las hay de canácter polftico o de
gobiemo y propiamente adminlstrati\as. Aunque sigue siendo la misma función adm¡nistrativa del
Estado, simplemente se considera desde dist¡ntos ángulos de vista: la funciÓn polftic¿ o de
Gobierno frja los lineamientos fundamentales de la acc¡ón del Estado, su orienlación general; y la
funciÓn prop¡amente edministrativa, como faceta del poder ejecutivo, se encargará de la
realización práctic¡ del programa formulado.

e\) 402 (!\) ci-\) 403 (ñ)

ftoRfA DEr tsrADo

lá función adminilrativa se relaciona con un sui¿to u órgano que ejerce administración, constituye
un aparato burocrático intqrado por funcionarios a cargo de dicha func¡ón con una d¡vis¡ón de
competencias. b burocracia trabaja «)n base en los principios de continuidad y regularidad
delservicio, su sabertécnico, su organización jerárqu¡c¡, su profesionalidad y mediente el
expediente; este último representa la constancia escrita de sus actuaciones y decisiones.

2.3. Judicial.

También se llama jurisdiccional; Groppali dice que es la actividad caracterÍst¡ca del Estado,
enc¿m¡nada a tutelar el ordenamiento jurfdico, o sea que está diri$da a obtener, en casos
concretos, la declaración del derecho y la observancia de la norma jurídica pre constituida,
mediante una resolución de controveria que surge por conflictos de intereses, tanto entre
partiolares como entre particulares y el poder público, y mediante le ejecución coactiva de las
sentenc¡ás.

h actuac¡ón judicial presupone contienda o violación, discusión o dudas sobre el derecho


aplicable, o su negac¡ón. l-a s¡tuac¡ón juld¡ca que se resuelve ha sido controvertida o violada. l-a
actuación del poder en este caso viene a dar una decisión reflexiva del juez que restablezca el
orden juldico herido o incierto y la paz entre las partes. Sus elementos ciracteríl¡cos son: la
constrtación como prueba de una precisa ex¡stencia de hechos; la subsunción como referencia de
los hechos a una norma y eljuicio -función rellexiva- como decisión fundada en la aud¡encia de las
partes y en Ia determinación del derecho posit¡\o que debe aplicarse para satisfacer las
pretensi0nes de las partes.

b función jur¡sdicc¡onal o judicial la relac¡onamos con la actividad de losjueces que qu¡zá, con
grandes reservas, se puede hablar de una organ¡zación unitaria al servicio de dicha función, por el
ürácterjerárquico y regular de la llamada Administración de Justicia o Poder.ludicial.

Seguidamente se expondrán otras funciones que son importantes, también, para el desarrollo de
la actividad estatal.

CERARDo PRADo
3. Funciones polÍticas.

Entre las funciones de este üpo, básicamente, se exponen las de Gobierno en sl, y otra tan
importante como lo es el Control.

3.1. Gobierno.

l.a función de gobiemo se atribuye al Poder Ejecutivo y con éste se ie ha confundido. Solamente
las Const¡tuciones de posguena la regulan con conciencia. Los juece§ la descubrieron al
encontrarse con actos que t¡enen sent¡do polít¡co y polémico; además, se negaban a decidir sobre
Io que llamaban actos de Estado o actos de 6ob¡emo.

Esta función anteriormente la hemos definido como el poder de decidir para el bien públ¡co,
mediante una act¡v¡dad puramente discrecional. Es una forma de actividad política pura que
impulsa, coordina y defrende la organización de una comunidad. En esta func¡ón se comprende
casi todo el contenido del proceso de formac¡ón de la decisión; esto es, la recepción de las
demandas, la audiencia de intereses y la ponderación de resoluciones alternativas, lo cual implica
considerar asuntos con atención e imparcialidad y, finalmente, la proposiciÓn articulada en un
proyecto de ley que deñne esa decisión.

John Locke, como antecedente de esta función, habló del poder de guena y paz, de ligas y al¡anzas
y tod¿s les transacciones de personas y grupos fuera de la comunidad. Este poder no podía ser
regulado por el derecho positivo y debía entregarse a la prudencia y sabidurfa de aquellos que
administran para el bien público. En el derecho constituc¡onal contemporáneo aparece como una
función proyectiva que determina la orientación polftic¡.

Entraña un programa con objetivos y prevé una e§fategia coherente para alcanzarlos. Por medio
de Ia información, propone normas jurídicas para renovar el orden, coordinar medios y recursos
económicos con el fin de alcanzar dichos objetivos. Además, hace uso de la inspección y de
l¿ evaluación continua de los resultados, con el propósito de coneg¡r y modularel impulso de la
realizaciÓn del programa que se trate.

(ñ\) 404 (:\1 §-) 4OS (§-l

CERARDo PRADo

TEoRíA DEL Esr Do

Esta función comprende lo siguiente:

Los actos que tienden a establecer una orientación del poder ptiblico y su actividad, reco$endo
aspiraciones y necesidades;

Los actos que afectan a las relaciones internacionales del estado, por ejemplo, negociación de
tratados, reconoc¡miento de gobiemos, recib¡r y acreditar embajadores;
Los actos que afectan al equilibrio de los diversos poderes constituc¡onales, por ejemplq disolver
Ias cámaras, vetar una ley, o someterla a referéndum;

los actos que pro\,Een a situaciones o<cepcionales de la vida del Esado (aplicar el ré$men de
o<epción por calamidad pública, perturbáción gra\e de la paz, etc); y

l-a defensa exterior o ¡nterior del Estado, s¡tuación que se combina mn el problema conexo de
mando del ejérc¡to (prestar serv¡cio mil¡tar como deber ciudadano en el Estado modemq
l¿ profesionalidad del inlituto militar, etc.).

3.2. Control.

La función polftica de control es de reciente existencia, como consecuencia de una actitud


consciente de verificar acciones concretas. Precisamente esa verificac¡ón o ejerc¡c¡o de la
inspección t¡ene un valorjuríd¡co originario, que implica un lfmite a Ia actividad del órgano con la
posible influencia en sus decisiones. En ese sentido esta función puede definirse como toda
capacidad o facultad indirecla de influir o I¡mitar la decisión del t¡tular de una función, a quien
está formalmente atribuida por el derecho. Ceneralmente, significa una vfa de participación,
verifrcación y limitación del impulso discrecional del gobierno.

Entre sus activ¡dades, se encuentran las siguientes: a) l¡ audiencia, como informe previo de otro
órgAno d¡ferente de aquel a quien corresponde Ia decisión;

b) El veto o ratiñcación como rechazo o aprobación de la decisión de un ór{ano, por otro órgano; d
El derecho de enmienda, como por ejemplo la del Parlamento a los proyectos del Gobiemo;

Aprobación de los medios financieros para una actividad determ¡nada;.en este caso, nos referimos
a los impuestos como recursos necesarios para realizar una polltica; Derecho de informaciÓn y
discusión de la acción gubernamental y administrati va, que se puede dar a través de preguntas e
interpelaciones; l¡ encuesta ptlblica, como ¡nstrumento de inspección e información de ias
deciiiones aelgáuierno las cr¡ales llevan a cabo las asambleas legislativas; l-a creación de Órganos
permanente§ de inspecciÓn' como elcaso del Procurador de los Derechos Humanos en
Cuatemala;y

t¿oosibilidaddededucirresponsabilidadesenelámbitopolftico,cuyaconse. ;,i.* ñit , puede ser que el


funcionario termine o cese en el desempeño del cargo.

h)

(\r 406 (l--) ó\1 407 .-:\':-)

TEoRÍA DEr rsrADo CTRARDo PMDo


Entoncet s¡ las atribuciones se encuentran otorgadas por el derecho positivo, de acuerdo a Ia
ideolo$a prevaleciente en éste, dicha ideolo¡¡'t,a tendrá una gran influencia sobre las diversas
tareas que de acuerdo al orden jurfd¡co deban realizarse. Al respecto Sera Rojas afirma que "lá
actividad del Estado, es decir, lo que el Estado debe hacel se define por el conjunto de normas que
crean órganos, fijan su func¡onam¡ento y los fines que deben alcanzar. La ex¡gencia lóg¡ca del
Estado se precisa por los fines o propósitos gue una sociedad orllan¡zada le ha venido señalando
de acuerdo a su prop¡a naturaleza."

De esta manera, la actividad estatal puede definirse como elcometido del Estado, es decir, el total
de las operac¡ones y tareas que el ente est¿tal debe desarrollar, para el cumplimiento de sus fines,
dichas operac¡ones y tareas se clasifican en varios t¡pos. Atendiendo a la influencia de
Montesquieu, y su teorfa de Ia divisiÓn de poderes, la actividad estatal se divide en tres grandes
citegorÍas, a saber: le$slación, jurisd¡cción y administración.

Para realizar su actividad, el Estado requiere defrflir sus atribuciones, es dec¡r, lo que como Estado
le conesponde hacer, y aún cuando en la doctrina se util¡zan ind¡stint¿mente los términos
atribución y función administrativa, autores como Cabino Frag hacen una d¡st¡nción entre ellos,
afirmando que las funciones const¡tuyen la forma de ejercicio de las atribuciones. Sin embargo, de
acuerdo a Sena Rojas, Ia tesis de atribuciones estatales sosten¡da por Roger Bonnard, ha sido
abandonada:

'El concepto de atribución es un concepto útil, pero no indispensable. Es un término que no


fundamenta las ¡nstituciones de derecho administrativo porque pueden fácilmente omitiBe. Para
una disciplina jurfdica es útil contar con numerosos términos que permitan el mejor conoc¡miento
y manejo de los problemas del derecho, sin darles un alcance mayor al estricto. El uso del términos
de connotación muy general nos conduce por un camino de incertidumbre. fl concepto de
atribuciones del Estado es de fácil empleo dentro de ciertos llm¡tes muy convencionales, pero no
como un elemento básico, ni menos aceptarlo como un elemento necesario para defi nir las
instituciones administrativas."

Derecho administrativo

1. Los fines del Estado.

Sin el afán de controvertir las diversas op¡niones que en torno a la Teoría del Estado se han
vertido, podemos definir al Estado como una corporación o ente const¡tuido por un pueb¡o,
dotada de un poder de mando ori$nario y asentada en un territorio definido. Es un ente que t¡ene
ufl telos, es deci¡ fines, que en térm¡nos generales son la concreción de los fines del propio ser
humano; pero ante la variedad de los fines del ser humanq éstos pueden integrarse en algunos
que puedan considerarse superiores y últimos. Los medios que permiten alcanzar elos fines
últimos son variados, pero pueden resumise en un solo fin: el denominado bien común, que
referido a toda la población, puede denominarse bien público. Har¡ou mencionaba que el b¡en
públicq en el sentido de una abstracción que exprese una idea de generalidad, es el fin propio e
inemplazable del Estado. Es en función de este bien prlblico que el Estado just¡flca su activ¡dad, se
determinan sus atribuciones, la competenc¡a material de los diferentes órganos del Estado y en
func¡ón de esa competencia se crearán esos órganos.

Como es sabido, el Derecho Administr¿tivo es la rama de Derecho priblico que tiene por cometido
rcgular, precisamente la acción o actividad del Estado que se realiza en forma de función
administrat¡va, la estructura de los entes del poder ejecutivo y sus relaciones. Para efectos de esta
tesis resulta indispensable rev¡sar en qué cons¡ste la activ¡dad del Estado, de qué maneras realiza
el Estado dicha actividad, entre ellas la que constituye la función administrat¡va.

2. La actividad del Estado.

Gabino Fraga, ha definido la actividad del Estado como: "El conjunto de actos materiales y
juñd¡cos, operaciones y tareas que realiza en virtud de las atribuc¡ones obedece a la necesidad de
crear jufdiomente los medios adecuados para alcanzr tales fines."

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TEoRfA DEr" ESTADo

3. Funciones del Estado.

Ahora bien, ha quedado establecido que el Efado tiene ñnes, pero para cumplirlos actúa de
diversas maneras y en d¡ferentes áreas. Dicha forma de actuar es lo que se denomina funciones
del Estado. Al respecto, debemos mencionar que el concepto de función del Estado no ha sido
precisado del todo, de manera que autores como Gabino Fr4a dicen que la palabra función tiene
un significado preciso en v¡rtud de que designa Ia forma de la actividad del Eladc más no el
contenido de la misma. Por su parte, Serra Rojas menciona que función del Estado son los medios
o formas diversas que adopta el derecho para realizar sus fines.

Asl, las actividades que realiza el Estado para la consecuciÓn de sus fines, se han agrupado, de
acuerdo a sus caractelst¡c¿s, en actividades de policla, de servicio y de fomento. Para el ejercicio
de sus funciones, el Estado requiere de la creaciÓn de diferentes organ¡smos, a los cuales les son
atribuidas diversas potestades de forma directa en la norma fundamental del mismo, es decir, en
la Constitución. Asl, tenemos un Congreso al que se le ha asignado la creación de normas
generales, abstractas, obl¡gatorias e impersonales, que regularan la actuac¡ón de los propios
ór¡lanos la de los sujetos sometidos al Lstado. As¡mismo, se ha creado una AdministraciÓn Pública
que tiene a su cirrgo la difusión y ejecución de esas normas y de proveer la esfer¿ admin¡lrativa de
su estricta observancia; y finalmente, pero no por ello de menor importancia, una organ¡zación
judicial, que tiene como tarea la soluciÓn de controversi¿s que se generen con la aplicación del
Derecho. Es lo que en virtud de la aplicación de la Teorfa de la División de Poderes conocemos
como Poder kgislativo, Poder Ejecutivo y Poder.ludicial, que, t¡enen a su c¡tgo las funciones
leg¡slativa, ejecutiva y judicial.
En virtud de lo anterior, es imprescindible estudiar brevemente estes funciones y las formas de
funcionar del Efado, sin detenemos a ver qué organismo o qué poder es el que las realiza, de lo
contrario, nos enfrentaíamos a que, aunque normalmente son admin¡strativ¿s o jud¡ciales
atribuidas al Poder kgislativo, de la misma manera que los otros dos Poderes tienen entre sus
funciones, algunas que, por su naturaleza, no debieran corresponderles.

GERARDO PRAD0

3.'l . Función legislativa.

Materialmente la función legislativa se manifiesta en la actividad estatal que t¡ene por objeto la
creación de normasjuldicas abstractas, es decir, de la regla de conducta extema humana, de
carácter general, obligatorio y coercit¡vo, independientemente del órgano que la dicte.
S¡ hablásemos en el enfoque formal, la función legislativa corespondefa al Poder bgislativo, y en
consecuenc¡a, todo acto que derive de él será un función legislativa. Este enfoque formal de la
función le$slativa dio lugar al principio de "la autoridad formal de la ley", que establece que
únicamente el Poder tegislativo puede crear leyes, derogarlas o modific¿rlas, a través
de¡ procedimiento denominado "proceso legislativo'.

De lo anErior, se desprende que, para que un ordenamiento pueda ser considerado como ley,
desde el punto de vist¿ formal y material, debe ser de carácter general, ¡mperativo y coercible, y
además, ser producido por el Poder tegislativo, mediante el mencionado "proceso legislativo".

3.2. Función jurisdiccional.

Esta func¡ón cons¡le en la apl¡cación de la regla general, ¿blracta, impersonal y obligatoria (es
decir, de la norma jurídica), a cada caso especffico para dirimir una controvers¡a o una
contradicción de intereses y surge en el momento en el que el poder público asume la solución de
las controversias. Es el Estado quien debe resolver dichas controvers¡as, para procurar la
seguridad de sus habitantes evitando la autodefens¿ que, en los ordenamientos jurfdicos
modernos, elá prohibida.

Según Eduardo Carcla Mayne¿ "la función jurisd¡ccional puede defrn¡rse como aplicación de
normasjurídicas a casos concretos, aplicación que obliga á los particulares y puede hacerse
efectiva aun en contm de su voluntad'.

Atendiendo a los fines del Estado, la función jurisdiccional sólo puede ser realizada por é1, a través
de la declaración que se manifiela en un aclo concreto, generalmente la sentencia. De acuerdo a
Luis Humberto Delgadillo, 'la función jurisd¡ccional tiene como f,n el respeto de la norma que ha
s¡do producto de la función legislativa, al darle la definitividad a la sentencia, que adquiere la
calidad de cosa juzgada, por la cual no podrá ser modiflcada'.

qñ 4'10 c\l ¿\) 4l I ó-l

TEoRíA DEr EsfADo


Desde el punto de vista mater¡al, la función jurisdicc¡onal puede contemplarse en diversas
manifestaciones de los poderes del Estado. El Ejecutivo realiza func¡ones jurisdiccionales a través
de sus tribunales de Io Contencioso-Administrativo y demás, resolviendo l¿s controversias que les
son planteadas. Por su parte, el Poder kgislativo las realizar, por ejemplo, aljuzgar la
responsabilidad poltt¡ca de los servidores priblicos.

3.3. Función administrativa.

La función adm¡nistrat¡va se manifiesta en el cumpl¡m¡ento del mandato legal, con el fin de que el
Estado real¡ce sus frnes, ya sea en materia de pol¡cfa, fomento o servicio, lo oal produce
s¡tuaciones jurfdicas individuales.

La idea de administrar, en lo que se traduce la función administrat¡va, puede deñnirse como el


manejo de elementos en la ejecución de propósitos determinados, utilizados para la consecución
de frnes.

Gabino Fraga en su obra Derecho Administrativo menciona que Hariou define la función
adm¡nistrativa diciendo que "tiene por objeto manejar los asuntos corrientes del público, en lo
que atañe a la ejecrción de las leyes de derecho público y a Ia satisfacción de los intereses
generales, haciendo todo esto por medios de policfa y por la organización de servicios priblicos en
los límites de los fines del poder polft¡co que ha asumido la empresa de la gestión adminifrativa'.

Ahora bien, el mismo Fraga cons¡dera la definición de Hariou como insuñciente y emite su propio
concepto de la función adminilrativa desde la óptica de su mturaleza intrlnseo, diciendo que "es la
que el Efado realiza bajo un orden jurÍd¡co, y que consiste en la ejecución de actos materiales o de
actos que determinan situaciones jurfdic¡s para c¿sos individuales".

Luis Humberto Delgadillo define la función administrativa como "la realización de ¿ctos jurídicos o
materiales, ejecubdos de acuerdo con el mandato legal, que produce transformac¡ones concretas
en el mundo juridico". fuf pues, la función administrativa puede ser realizada, desrle la óptica
material, por el Poder tf,g¡slativo y el Poder Judicial, cuando elaboran y ejecutan su presupuefo, y
al nombrar a los d¡ferentes órganos de su administración, y no sólo por el Poder Ejecutivo.

GERARDo PRADo

S¡n embargo, desde la óptica formal u organica, func¡ón adm¡nistrativa será toda la actuación que
realice e¡ Poder Ejecutivo, aunque la naturaleza de los actos sea legislativa o judicial, o se trate de
actos polft¡cos.

De lo anteriormente eJpuesto, puede concluirse que cada poder realiza primordialmente una
función (formal), pero también realiza actos caractertsticos de los otros poderes (materialmente),
por lo que no debemos optar por una postura radic¿lmente fomalila o material, pues de hacerlo
dejarfamos fuera de nuestro estudio aquellas situaciones excepcionales en las que un poder
real¡za func¡ones que formalmente conesponden a otro.
Con relación a esto, Fralla támbién menciona que Jéza clasifica a los actos jurfdicos en c¿tegorfas:

El acto creador de situaciones juldicas generales es el contenido de la función legislat¡va.

Los actos creadores de situaciones jurldicas individuales y los que Íevisten a un individuo de un
status, forman los ectos administrativos.

Los que comprueban una situación juldic¿ o un hecho con fueza de verdad legal constituyen la
función jurisdiccional.

Rafael l. Martlnez Morales afirma que tanto la función admin¡str¿tiva como la jurisdiccional se
realizan mediante la apl¡cación de la ley, es necesario establecer la diferencia entre ellas. En
relación a la función legislativa no existe mayor problema, pues consile básicamente en la creación
de normasjurldicas abstractas.

El citado autor sost¡ene lo s¡gu¡ente: "12 coniente doctrinaria y polftica que sostiene la similitud
real entre actos administrativos y jur¡sdiccionales (ejecutar la ley, aplic¿rla a casos concretos), ha |
levado a excesos de concentración de poder, al hacer depender en algún pafs, a los órganos
judiciales del poder ejecutivo, o incorporando al ámb¡to de la administración púb¡ica tareas
jurisd¡cc¡onales. Esto, aparte de ir en contra de la teorla y necesidad de diluir el poder entre
d¡veBos órganos estat¿les, provoca un monopolio de facultades en el ejecutivo, totalmente
antidemocrát¡co."

En un pafs como el nuestro, en el que se pretende alcanzar la verdadera deme crac¡a resulta
insostenible la concentración de poder en pocas manos, por lo que la func¡ón le8¡slativa, pero
sobre todo la jur¡sdiccional y la adminilrativa, deben, de

(N) 412 (':!) G\ 413 (D\)

TEoRíA DEr [5r Do

una vez por todas, ser autónomas, sin perder la coordinaciÓn entre ellas que permita asp¡rar a
lograr los fines del Estado y, por supuesto, la auténtica democracia.

Ahora bien, para comprender a cabalidad lo hasta ahora expuesto, es conven¡ente que precisemos
los términos fines, funciones, atribuciones y actividades del Estado, que recunentemente han sido
utilizados, asf pues, los fines son los propósitos que el Estado pretende alcanzar, concret¡zados
con el frn público; las func¡ones son las diferentes formas en que se da a conocer la actividad
esütál; las atribuciones son el contenido de esa actividad que se manifresta en tareas o comet¡dos
especfficos para cada órliano; y finalmente, la act¡vidad estatal es la expresiÓn material de la
actuación de los órganos.

4. Las act¡vidades de la administración.

lis dasificaciones teóricas en tomo de las activ¡dades de la adminilración públ¡ca son \ariadas, sin
embargo, en el presente trabajo retomaremos la polura de Andrés Sena Rojas, quien afirma que
son tres las modalidades de la actiüdad administmtiva: policla, fomento y servicio públim,
finalmente a8lre8i¡mos la hoy admitida gest¡Ón econÓmica.

4.1. Policía. Palabra derivada de la voz latina "pol¡tia", que a sú vez deriva de la griega "politeia', y
significá ciudadanfa, vida pribliu o adm¡nistraciÓn del Estado. Para efectos de esta tes¡s puede
interpretarse como el conjunto de ordenamientos jurfdicos encaminados a mantener el orden
prlblico de un Estado; o bien, como el cuerpo encargado de velar por el mantenimiento del orden
público y la segur¡dad de la población, a las órdenes de las autofdades. Es a través de las
actividades y atribuc¡ones de po licla que el Estado regula la autoridad de los particulares con el
frn de mantener el orden juldico. Esü regulación se hace evidente en normas que limitan Ia acciÓn
de los gobemados, previniendo la üolación de derechos y enc.¡onando la om¡s¡ón de ilfcitos'

De acuerdo a Andrés Serra Rojas: 'El régimen de policía está constituido por un conjunto de
facultades coactivas que tiene el poder público para vigilar y limitar la acción de los particulares,
Ios cuales, dentro del concepto modemo de Efiado' deben r4ular su actividad con tos deberes y
obl¡gac¡ones que les impone Ia ley que se funda en una finalidad de utilidad pública."

C€RARDo PMDo

4.2. Fomento.

Puede entendeBe como las acciones de la adm¡n¡stración encaminadas a proteger y promover


aquellas activ¡dades, establerimientos o r¡queza deb¡dos a los particulares, que satisfacen
necesidades públ¡cas o que se estiman de utilidad general, sin requerir el uso de la coacción ni la
creación de servicios públicos, la finalidad es tratar de correg¡r las d¡ferenc¡as o desigualdades de
las condiciones económicas de la población.

Históricamente la actividad de fomento ha registrado diversas modalidades, entre las que pueden
destacarse las med¡das honorÍficas, las económicas y lasjurídicas; ejemplo de las primeras son las
condecoraciones y las preseas; entre las económic¿s encontramos las subvenciones y las
exenciones fiscales; entre las jurfdicas podemos mencionar las patentes.

4.3. Servicios públicos.

El servic¡o público es la actividad técnica, directa o indirecta que tiene como fin satisfacer las
necesidades de carácter general, sea de forma directa a través de Ios órganos del Estado, sea
concesionada o por medio de particulares, sujeta a un régimen especial de derecho público.

4.4. La gestión o actividad económica del Estado.

De acuerdo al grado de intervenc¡ón, el Estado realiza diversas act¡vidades económ¡cas


consistentes en aportar bienes al mercado.

En países no socialistas, el Estado realiza tales acciones a fin de asegurar el ¡nterés nacional en
áreas pr¡or¡tarias o estratégicas, (como el caso de la Electr¡c¡dad en Cuatemala y proyedos
h¡droeléctricot curs¡vas nuestras), la ¡nsufrcienc¡a o el abandono de ¡os particulares respecto de
distintas act¡vidades en materia económ¡ca, abordando dichos cometidos industriales o
comerciales es que se crearon las empresas del Ilamado sector paraestatal. A través de dichas
empreus la adm¡nistrac¡ón realiza tareas produclivas sin sujetaBe de forma estricta a Ia relación
que deriva del poderjerárquico (au nque con la Wlltica neoliberal se privatizaron como Guatel,
cursivas nuefras) (...) pero no se abandona la regulación de las mismas bdividades). En el m¡smo
sentido se ha expresado M¡guel Acosta Romero diciendo que (...) se ha reducido el número de
empresas públicas y pudiera ser que a futuro únic¡mente operaran las del sector estratégico de la
economla nacional.

c'\) 4l4 L\) §r +15;\.

TEoRiA DEr [srADo

Al frnal de este trabajo será pos¡ble que el lector aprecie de forma clara la tendencia privatizadora
que prevalece, misma que a nuestro parecer ha traspasado las fronte¡as del sector estratég¡co de
ia economfa nacional y se ha visto disfrazada de mec¿nismos y estrategias de incremento
productivo. Los proyectos de infraestructura debido a su deficiente manejo se han convertido en
una fuente de endeudam¡ento excesivo del sector y un riesgo para las finanzas con un pesado
lastre.

5. Elacto administrativo y el contrato administrativo.

El objetivo de la Administración públ¡c¿ es satisfacer los intereses colectivos. En aras de ello (a la


par de otras actuaciones admin¡strativas) dicta los denominados actos administrativos.

El tema del acto administrat¡vo es de suma importancia en el Derecho ptiblico, dado que el
reconocimiento de un acto como adm¡n¡strativo implica someterlo a un rég¡men especial que lo
d¡ferencia de otras manifestaciones estatales. Es una materia que ha sido muy discutida en la
doctrina juídica, sosteniéndose diferentes definiciones, según sea el concepto que se tenga, en
general, de la función administrativa.

Por otra parte, el contrato adminilrativo, o público, es un tipo de contrato en el que al menos una
de las partes es la Administración ptiblica cuando actúa como tal, y en el que está somet¡do a un
régimen jurídico que coloca al contratante en una situación de subordinación jurfdiu frente a la
Administración.

El concepto de contrato administrativo, a primera v¡sta, no difiere del concepto de contrato en el


Derecho privado, pero al ser el Estado (o una de sus Admin¡straciones) una de las partes del
mismo, t¡ene c¿racterfstic¡s prop¡as. Puede defnirse el contrato adm¡nistrativo como aquel en que
la Administración ejerce determinadas prerrogativas en cuanto a su interpretación, ejecuc¡ón y
extinción, cuidando de no alterar la ecuación financiera del mismo.

El objeto de este contrato se r¡ge, en consecuencia, por el Derecho público. En todo contrato
administrativo tiene que partic¡par por lo menos un órgano estatalen ejercicio de func¡ón
adm¡nistrativa. Ahora bien, es la Ley la que define qué se entiende propiamente por órgano
estatal, que en determinadas circunstanc¡as puede incluir entes no estatales de Derecho público
interno.

CERARDo PR^oo

Una c¿usa adlcional de la trascendencia del contrato administrat¡vo, proviene de la idea de la


colaborac¡ón de los sujetos privados con la Admin¡stración, en donde el particular no se comporta
como un contrat¡sta ordinario. El contrato adminilrat¡vo es entonces una de las técnicas de
colaboración de los administrados con la administración. El contrat¡sta, no obstante que pretende
un beneficio económico, obtiene dicho beneficio cumpliendo con la tarea de coadyuvar al
cumplimiento de cometidos priblicos por parte del Estado.

5.1. El acto administrativo.

[á adm¡nistración priblica realiza sus func¡ones a través de los llamados actos adm¡nilrat¡vos que
M¡guel Acosta Romero define como: "[a manifestáción uni¡ateral de voluntad que expresa una
resolución o dec¡sión de una autoridad administrativa competente en ejercicio de la potestad
públic¿. Esta dec¡sión crea, reconoce, modifica, transmite y declara o extingue derechos y
obligaciones, es generalmente ejecutivo y se propone satisfacer el interés general."

Por su parte Rafael l. Martínez Morales menciona que llegar a una deñnición acertada delacto
adm¡nistrativo no es tarea fácil debido a dos cuestiones principales: la gran producc¡ón doctrinal y
la diveBidad de actos que realiza el poder ejecutivo. Al respecto también mencion¿ que el or¡gen
de la o<presión Acto Administrativo suele ubicarse en la legislación francesa de frnes del si$o XVlll,
y en sus incipientes estudios a ¡n¡c¡os delsiglo XlX.

Al estudiar el acto adminifrativo es conven¡ente recordar la distincién que entre hechos jurldicos y
actos jurfd¡cos existe, ten¡endo que hechos jurfdicos son los acontecimientos o sucesos natur¿les
o del hombre que pmducen efectos jufdicos, sin que exista la ¡ntención de producirlos, en tanto
que actosjurldicos son aquellos acontecimientos o sucesos que producen efectos juridicos, pero en
los que además existe la intención de producirlos. De lo anterior podrfa en una primera
apreciación, decirse que es acto administrativo toda actividad o función adminisúat¡va, sin
embargq ésta no se realiza sólo por actos juldicos unilaterales, sino tamb¡én por contratos,
operaciones materiales, regilamentos, etc

«r\-) 416 e\,) N) +',1 7 (é\)

TEoRIA DEL EsrADo

Asf pues, Rafael l. Martlnez Morales propone que soh caracterfsticas del acto administrativo, las
siguientes:

Es un actojuríd¡co;

Es de derecho prlblico;
lo emite la admlnistración priblica, o al!ún otro ófgiano estatalen el ejerc¡cio de la función
adminitrat¡va, y

Pers¡gue, de manera directa o indirecte, mediata o inmediata, el ¡nterés ptiblico.

Derivado del estudio de estas sracterfsticas Rafael l. Martfnez Mor¿les, define al acto
admin¡stratlvo como "la declaracién unilateral de la ¿dm¡nistración pt3blica que produce
consecuencias subjetivas de derecho'y dice que, este concepto implica la e¡<clusión de la
categorfa de acto admin¡strat¡\ro la actividad regl¿mentaria, pues se refiere a consecuenc¡as
subjetivas; as¡ como lá odusión de los contratos celebrados por la admin¡stración, pues señala que
el acto admin¡strati\o es una declaración unilateral. Asim¡smo quedán excluidos las operac¡ones
materialesy los hechosjurfdicos.

5.1.1. Definiciones de acto admin¡stratúo,

Las definiciones de acto adm¡nistratlrc varlan según dónde se ponga el énfasis, ya sea en el órgano
que lo dicta, en el eontenido del m¡smo, o en su forma. Obviando las disputas se puede entender
al acto admin¡strativo como 'toda declaración uni¡ateral de \oluntad realizada en el ejercicio de la
función administratiw que produce efectos jurfdicos ¡ndividuales de forma inmediata". Este
concepto de acto administrativo es sosten¡do, entre otros, por eljurista argentino Agustfn Cordillo.

Tamb¡én se puede entender como "Acto ju rld ¡co de voluntad, dejuiciq de cono cimiento o deseo
dictado por la Adm¡nistración Púb¡¡ca en el ejercicio de una potestad administrativa difinta de la
pote§tad reglamentaria', definición esta defendida por el profesor español Eduardo Garda de
Enterla, y construida sobre la definición del administrat¡v¡sta italiano Guido Zanobini. Asf pues, es
una manifest¿c¡ón del poder admin¡strat¡vo, cuya caracterlstica es que se adopta en vfa de
decisión singular, en contra del acto del legslador o dé la Administración que sea de carácter
general (ley o re$amento, respect¡vamente), c¿racterizado porser una imposición un¡lateral,
lmperat¡va y con consecuencias jurldfcas para el destinata¡io.

CERARDo PRADo

Según ciertosjurifias, como el peruano Chr¡stian Guzmán Napurl, elacto administrativo se


d¡stingue de otras actuaciones adm¡n¡strat¡vas no solo por su carácter unilateral sino además por
el hecho de generar efectos jurfdicos especfficos o part¡culares, sobre los administrados, lo cual lo
diferencia claramente de otras actuacio nes administrativas, como por ejemplo los reglamentos.

otras posturas, muy autorizadas (como la deljurista Antoño Abruña), definen al acto administrativo
como una declaración que: provenga de una administracién pública, produzc¿ efectos jurfdicos y
se dicte en ejercicio de una potestrd administrativa. Para ellos, podrán existir diferencias claras
entre los re¡¡lamentos y los actos admin¡strat¡vos no normativos, sin embargoi no parece que esto
sea suficiente para considerarlos como dos géneros dist¡ntos. Los reglementos y los actos
administrativos no normativos poseen los mismos elementos esenciales. unos serán actos adm!
nistrativos no normativos y los otros, actos admin¡strativos normativos, pero ambos segu¡rán
siendo actos administrativos.
Se señala que elacto administrativo es una "declarac¡ón de voluntád'para descartar posibles
actividades de la adm¡n¡lrac¡ón que no sean especffrcmente emanaciones de Ia voluntad estatal.
Al decir que es "unilateral" se la d¡ferenc¡a de otras figuras que sf expresan la voluntad de la
adm¡nistración como son, por ejemplo, los contratos admin¡strat¡vos.

Al ser en ejerc¡cio de la "función administrativa", se descarta a las funciones iud¡ciales y


legislativas. Y por último, si se d¡ce que "produce efectos.iurfdicos ¡ndivi' duales" para diferenc¡ar
el acto admin¡strativo de otras actuaciones adminifrativas creadoras de situaciones jurldicas para
el adm¡n¡strado, como los reglamentos.

5.1.2. Elementos del acto administrativo.

Son elementos del acto adm¡nilrativo los s¡Suientes:

Sujeto. Pueden dilinguirse dos: el sujeto activo y el sujeto pasivo.

Sujeto activo es el órgano de la administrac¡Ón pf¡blicá gue externa Ia voluntad del Efido, en
ejercicio de Ia función administraüva y produciendo cons€cuencias .iuídicas subjet¡vas. Este
órgano debe tener la competencia que le sea otorgada por la ley, el funcionario pf¡blico, por
med¡o del cual el ente estatal em¡ta el acto debe

a\) 418 (L\) (!\) 419 (b-)

CERARDo PRADo

TEoRfA DEL EsrADo

estar facultado legalmente para Ia toma y expresión de decisiones públiüs, además de contar con
el respectivo nombram¡ento.

Sujeto pasivo, son aquellos sujetos a quienes la diri$dq o b¡en, ejecutan el acto admin¡strativo.
Pueden tratarse de otros entes priblicos, personas jurfdicas colectivas, o el individuo en lo
personal.

Man¡festación externa de la voluntad. Se trata de la erpresión del proceso volitivo del órgno
adm¡nistrativo, que actúa como tal. l¿ exteriorización debe ser t¡l que pueda ser percepüble y
manifieste de manera objetiva t¿l volunt¿d.. De acuerdo a Miguel Acosta Romero, Ia voluntad de
Ia adm¡n¡stración debe reunir determ¡nados requisitos que son:

Debe ser espontánea y libre;

Dentro de las facultades del órgano;

No debe estar viciada por error, dolo, v¡olencia, etc,


Debe expresarse en los térm¡nos previstos en Ia ley.

Objeto. Se trata de aquello que persigue la administrac¡ón al emitir el acto. Es el contenido del
acto administrativo y forma la sustancia que lo determina, es decir, aquello que decide, certifrca,
opina, dispone o pem¡te. Segrin Acosta Romero, puede dividirse en:

Objeto directo o ¡nmediato. Es decir, la creac¡ón, transm¡sión, modificación, reconocimiento o


ext¡nc¡ón de derechos y obl¡gaciones dentro de la actividad del órgano adm¡nistrativo y en la
materia en la que tiene competencia, y

Objeto indireclo o mediato, es decir, la realización de la actividad delórgano del Est¿do, ejercer la
potestad pública que le ha s¡do encomendada.

Forma. Es la manera en que el acto es exteiorizado, es decir, el modo en que se externa la


voluntad del órgano administrati\ro. En palebras de Acosta Romero, es la man¡festac¡ón mater¡al
objetiva en que se plasma el acto admin¡strativo, para el efecto de que pueda ser apreciada por
los sujetos pasivos o perc¡bida a través de los sentidos. La forma constituye uno de los aspectos
más impórbntes de la man¡festación de la voluntad. Generalmente, está expresión de Ia voluntad
se da por escritq aunque, excepc¡onálmente, podría hacerse de modo verbal. Cuando se realice de

manera escrita, deben cumplir§e ciertas formalidades establecidas por la ley y la mstumbre, entre
ellas pueden menc¡onarse el lugary la fecha de emis¡ón, el órgano que lo emite, la frrma
detfuncionario competente, nombre o nombres de las personas a las que vaya dirigido, su
fundamentación y mot¡vac¡ón, etc En relación mn los requisitos de ectos administrativos' no
podemos dejar de lado (la regulaci,n tega,, cursivas nuefras) que dispone que nadie puede ser
molestado en slpersona, flmilia, domicilio, posesiones, sino en virtud de mandamiento de
autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento' Asf pues, cuando los
actos administrativos vayan dÚillidos a los particllares limitando su elera.iurldica, debe reunir los
siguientes requisitos: Sea emanado de autoridad competente, es decir, facultada para ello' Constar
por escrito, generalmente mediante oficio, en el que se consignen las c¿racterÍstica; del acto y sus
lfmites, asl como la fundamentación y motivación' asf como la firma del funciona o competente. La
fundamentaciÓn lelal, es decir, que la autoridad c¡te los preceptos leglale§ conforme a los cuales
el oiden jurídico le autoriza para realizar el acto dirigido al particular. Motivación, a través de la
cual ta autoridad señalará las circunstancias de hecho y de derecho, que hayan generado el acto
administrativo'

5.1.3. Efectos del acto administratÚo. En relación con los efectos del acto admin¡strat¡vo,
encontramos que el acto' una vez emitido, debe ser acatrdo, por el particular a quien va dirigido y
por los terceros que estén involucrados, y para ello puede resultar necesario-el empleo.de Ia
coerciÓn irra qr. trtt, .fa.tos. Asi pues' serán actos perfectos aquellos que-reúnan todos sus
elementos, en tanto que será actos efrcaces cuando produzca los efectos legales para
loscualesfuecreado.Ahorabien,paraqueunactoperfectoseaeficaz'talvezsea necesário que sea
notifrcado, publ¡cado, aceptado por el part¡cular, ¡nscr¡to en al8ún registro, término o plazo, etc
Acto imperfecto será aquel que no cumpla con todos sus requisitos, pero ello no impide que sea
eficaz'

e\-) 420 tr\) -\r 421 G:-\-)

TEoRfA Dft tsrADo

5.1.4. Ejecución, cumplimiento y extinción del acto administrativo.

Ejecución. ta ejecutividad de un acto consile en la presunción de validez del mismo, que ¡mplica Ia
posib¡lidad y obligación de ejecutaEe.

Por otra parte, ejecutoriedad es la potestad de realizar coactivamente el acto, ante la oposición
del particular. Es decir, la ejecución fozada del acto para lo que Ia administración no requiere del
fallo favo¡able de los tribunales, pues se ent¡ende que se ejecuta a favor del interés público.
Cuando el particular considere que el acto no omple con alguno de sus requisitos, puede,
entonces, suspender o evitar su ejecución por med¡o de algún recumo, según esté previsto en la
ley.

Cumplimiento. Nos refer¡mos a la realización voluntaria del acto por parte del gobemado.

Extinción del acto administrativo. El acto se ext¡ngue por med¡os anormales y normales, se8ún lo
relat¿ Rafael l. Martfnez Morales.

Medios Normales. Son el cumplimiento y la ejecución fozosa. El acto surte to^ dos sus efectos
frente al part¡cular, la admlnistración y ante terceros. Dichos efectos pueden ser inmediatos o
b¡en perdurar un perfodo más o menos largo. Etos medios pueden estar sujetos a la realización de
cierta formalidad como su not¡ficáción, public¡ción, etc., o b¡en, pueden ser suspendidos por
dec¡s¡ón judicial o por la tramitac¡ón de algún medio de defensa.

Medios Anormales. Son la revocación, la resc¡sión, la prescripción, ¡a c¿ducidad, el término, la


condición, la renuncia de derechos, la falta de algún elemento o requisito del acto, la resolución a
un recuRo administrativo, Ia sentencia de tribunal adminilrativo y el fallo favorable al particular en
ju¡c¡o de amparo.

5.2. El contrato administrativo.

Como quedó o(presado en los pánafos anteriores, la Adm¡nisÍación pública se vale de los actos
adminlstrativos para dar cumpl¡miento a sus diversas funciones, s¡n embargo, no son los actos
administrativos los únicos medios con que cuenta los órfFnos que conforman la Adminilración
Pública para cumpl¡r sus funciones. Otro medio son los Contratos Administrativos, que han creado
gran polém¡ce respecto de su existencia y su naturuleza. Las consecuenc¡as de la contratac¡ón
administrativa

CTRARDo PRADo
en la vida polftica, económ¡ca y social de los Estado§, es en leal¡dad, ¡mportante, por ello los
contratos adm¡nistrativos deben ser estud¡ados de modo tal que puedan ¡dent¡ficars€ los
problemas que en tomo a ellos se generan, a fin de que las afectaciones reales que produzcan
sean las mfnimas posibles.

5.2.1 . El Estado contratante.

Como consecu€ncia de l¿ gran diversldad de funciones que el Est¿do debe s¿tif¿cer, la


administración ptiblicá se ve en la necesidad de celebrar con\,tnios y contratos con particulares, a
aavés de los cuales pueda cumplir sus fines. Lo anterior deriva de la imposibil¡dad real de¡ Eshdo
de tener a su alcence todos los blenes y servicios que precisa para realiz¿r las ¿ctividades
enc¿minadas al cump¡¡m¡ento de las funciones referidas y que no puede adquirir de forma
arbitraria a través de actos unil¿terales. Es de está manera como el Estadp celebra los
denominados contEtos de adquisición de bienes muebles y, por supuesto, los contratos de obra
priblica.

Ahora bien, el Estado puede celebrar contratos con los particülares, los cuales se regulan por el
derecho privado, y ¿l respecto e\ifen controversia en cuando al despojo de la personalidad estatal
de derecio priblico y la pos¡ble adopción de una de derecho privado.

Pero, debemos dejar claro que a la par de los citados contratos regulados por el derecho privado
exilen otros de naturaleza diversa en los que el Estado se suiet¿ a las reglas delderecho priblim,
especfficamente a las del derecho administrativo, son los llamados contratos admin¡strat¡vos¡e
que a decir de Rafael l. Martfnez Morales,

t84 Puede airnafse que la t€ola Semnl d€ lot contratos ¿dministr¿titos tu\o su ori8cn en el dere(ho
fnnds. En Francia la separación de la jurisd¡ccjón civil se \tnfa produciendo desde el ant¡guo
r¿8imen a través d€l estable.imiento de dáusulas expr€5¿s de exclusión de d¡cha juridlcdón y de
som€timi€nto a la juridicción de los ¡ntendcntes con ap€lación ante elCons€Jo Real. Asl
pues,l¿ doctrin¿, en diversos momentos ha puesto en duda la posibflldad de que el Est¿do (4lebre
¡uténti@s contntos, pero ant! la re¿l po5ib¡l¡dad dcl ente, l¿s disq¡r¡oncs de h6 últimos tlcmpos se
han hecho en tomo dc la n¿tunlez¡ de lo5 contratos y su (irrcter, de modo que ss úata de llegar a
un cons€nso en tomo a l¿ €xisten€ia de un €ontr¿io de natur¡hzá dtuErsa de los de dercóo priEdo,
e5 dedr, 5¡ elconffio adminiúaiirc q¡si€. Anl€ est¿ contro\.rr5ia de han adveüido dos corientes, una
ne8afiva que tedlaza la €xlstencia de los cortr¿tos ¿dm¡nilr¿tivor €omo una Etegoffa difint¿ a la de
los de der€do prirado; y otr¿ corient€ poditiv¿ que soliene que los contr¿tos ¿dmin¡!tr¡ti!,¡os.
dlíntos de los cel€br¿dos e¡t e lo§ pafti(rllares, €fecllyamente odsten y se ercuentran somet¡dos a
un réflirnen de dereóo que \a más allá d€l derecho pri\ado, €n rcspu€sla a la €xi!Énc¡a de la
etifacción del ¡nterés público que debe queda ó_, 422 (\) óo 423 c\')

TEoRiA Dtt rsr^Do

trad¡cionalmente se consideraban como tales a los de obra pública y el de suministro; pero


actualmente dicha tesis ha sido ampliamente superada, debido, por un parte, al desanollo y
delim¡tac¡ón de las inlituc¡ones de derecho administrativo con respecto a las de derecho civil, y
por otra, al proceso normal por el cual la administrac¡ón pública ha creado sus propios
mec¿nismos y formas de actuar, sin excluir su trrea contractual. Es de esta manera como la
adm¡nistración priblica celebra los contratos de empréstito, tanto ¡nterno como externo,
otorgados con particulares, con gobiemos odÍanjeros o con orglanismos intemaciones; de
consultorfa, celebrados con pervrnas fisicrs y morales; de riesgo; de subsidio: de juego; de
concesión (d¡scutible, según el autor menc¡onado) y dentro de éstos, los de minerfa, aguas,
servicios públims, y finalmente los de función priblica. A los que la doctrina ha llamado conüatos
administrativos especiales.

Atendiendo a Io anterior, de acuerdo a Jorge Femández Ru¡z, para determinar con certeza s¡ un
contrato dado es de carácter administmtivo, será necesario que reúna las ca racterfsticas
siguientes:

Una de sus partes sea una peBona de derecho públicq en ejerc¡c¡o de una función administrativa.

Su celebración observe formalidades especiales.

Su contenido incluya cláusulas exorbitantes del derecho privado, más no contrarias al derecho
prlblico, ¡nadm¡sibles en cualquier contrato de derecho privado y, por tanto, imposible de
celebrarse exclusivamente entre particuleres.

Tenga como fin la satisfacción de necesidades de carácter general mediante la prestación de un


servicio público; o el logro del interés público, o de la utilidad priblic¿, y . ,..

impllcito en el objeto del contrato l¿ conlente negativ¿ que hoy, §€ enruentra (as¡ completam€nte
superada fue sosten¡da porjuristas como Otto Mayer, Fritz Fleiner y tron Duguitt. t coriente
positita d€l contBto adminisfattuo que ha sido sofenid¿ por estudiosos como Cafón J¿z€, Rafael
B¡elsa y Gabino Fraga. quienes ¿frrman l¿ ex¡stenc¡a del contrato admin¡lr¡tiyo se caracterian por
set celebrados por la adm¡n¡stnción públl(a con lo5 particulares con €l pmpósito de s¿tifacer u¡ fin
público, con dáusulas o@óitantes del derecho privado, en los que cl particular somete su volunt¡d
a la voluntad de la administr¿dón pública.

CrR^nDo PRADo

l-as controveB¡as que susc¡te sean de la competencia de órgano jurisd¡ccional facultado para
conocer de asuntos de derecho adm¡nistrativo.

5.2.2. Definición de contrato adm¡n¡strativo.

Atendiendo a las opiniones doctrinales de dirarsos autores podemos acercarnos a una deñnición
de contrato admin¡strativo.

Asl pues, lu¡s Humberto Delgadillo define a los contratos adminilrat¡vos d¡ciendo que "Son
aquellos que celebra Ia administrac¡ón públ¡ca de acuerdo a las normas de Derecho Público que
establecen las bases de su realización, con formas predeterminadas y con caracterfst¡cas
paü¡culares en cuanto a su celebración, interpretación, ejecución y extinción."

Por su parte, Andrés Sena Rojas, dice que el contrato admin¡strativo se deflne como: "Un acuerdo
de voluntades celebrado por una parte la Adm¡nistración Pública y por la otra, personas pri\adas o
públicas, con la frnalidad de crear, modifiar y ext¡nguir una s¡tuación jurfdica de interés general, o
en particular relacionada con los servic¡os priblicos, que unen a las partes en una relación de
estricto derecho público, sobre las bases de un régimen exorbitante de derecho."

Jorge Fernández Ruiz, define al contrato adm¡nistrativo de la s¡Suiente manera: 'Contrato


administrativo es el celebrado ent¡e un part¡cular, o varios, y la administr¿ción pública, en
ejercicio de función administrativ¿, para satisfacer el ¡nterés públ¡co, con sujec¡ón a un régimen
exorbitante del derecho privado."

Nosotros proponemos la sigu¡ente definición: 'Contrato Admi¡istrativo es la declaración bilateral


entre particulares, de forma individual o colectiva y la Administración Pública, en ejercicio de la
función admin¡strativa; en v¡rtud de la cual se da satisfacc¡ón a un interés de natumlez¿ prlblica,
con constreñimiento a un regimen exorbitante de derecho."

Así pues, se trata de una declaración bilateral en función de que se requiere la voluntad común o
concumnte del Estado, que se manifiesta a través de un ente en ejercicio de función
administrativa por un parte, y por la otra de un particular. Está constreñ¡do a un ré$men
exorbitante de derecho en v¡rtud de que su régimen escapa al régimen generalde los contratos,
prec¡samente porque se busca elcumplimiento de intereses de naturaleza pública.

c>-) 424 cr>-.) (!\) 425 §)

TEoRfA oEL EfADo

5.2.3. Caracteres esenc¡ales de los contratos adm¡nistrativos.

txisten ciertos rasgos distintivos básicos, sin los o:ales, el contrato adminilrativo no s€ confiSura
como tál, entre ellos podemos destacar lo relativo a su juridicidad, su bilateralidad, la desigualdad
de las partes, su formalidad, su ré$men jurfdico exorbit¿nte, y sobre todq su finalidad.

Juridicidad.

EI contrato es un acto jurldico pues se trata de un acto de voluntad que 5e realiza con la intenc¡ón
de que se produzca una modific¿ción en el ordenam¡ento jurfdico. Al respecto debemos recordar
que los actos administrativos pueden d¡v¡dirse en dos categorlas: los que producen efectos
Juldicos y los que no los producen' es decir, actosjurfdicos y actos nojurfdicos, que aún cuando
lleguen a producir efectos jurfdicos, éstos no serán directos. Puede considerarse que el contrato
es, entonces, un ácto ¿dm¡nistrativo, pero de una especie diferente al acto adm¡nistrativo
un¡lateral, porque precisamente, el contrato deberá ser bilateral, pero igualmente produce
consecuencias jurldicas.
Bilateralidad.

Considerar la bilateralidad del contrato administret¡vo como un rasgo espect fico del mismo,
puede resultar innecesario, pero debemos recordar que dentro de la corriente negativa del
contrato admin¡strativo, algunos autores con§ideraron al contrato administrativo como un acto
admin¡strativo unilateral como Otto Mayer: o bien aquellos que lo consideraron como la
yuxtaposición de dos actos unilaterales: uno de la administración pública y otro de su contratista.

fuf pues, en Ia actualidad, una vez superada la coniente negat¡va del contrato adm¡n¡strativo,
podemos afirmar que es caracterfstic¿ esencial de éste la bilateralidad entendiéndole de acuerdo
a Recaredo Femández de Velascq no como multiplicidad de personas, sino como crtpresión de
reciprocidad, es decir, que de un acto, formalmente único, deriven dos diversos grupos de
derechos.

Desigualdad de las partes.

Asf como ha quedado claro que el contrato adm¡nistrativo constituye una c¿tegoría contractual
d¡stinta del conttato de derecho civil, debemos aceptar que para el

GERARDo PRADo

contrato administrativo no tiene el mismo pr¡v¡leg¡o la igualdad de las partes, pues en la doctrina
actual, precisamente constituye una caracterfstica de los contratos administrativos la desigualdad
de las partes.

Esto sucede aún cuando se contrate entre dos personas de derecho priblicq pues de cualquier
manera una de ellas est¿rla en s¡tuación de priv¡le8¡0, de lo contrario estarfamos ante un
convenio de colaboración o coordinación, entre los dos entes, o lo que BerpiE llama 'acto complejo
o colectivo'.

Restricción de la libertad de las partes.

El contrato admin¡strat¡vo presenta una serie de relricc¡ones para la administración pribliu, desde
la selección del part¡cular con el que ha de contratar, hala la estructura del contrato, además de la
necesidad de cumplir con un proceso de contratac¡ón complejo en el que están señalados los
requisitos de preparación, convoc¡tor¡a, selección de contratistas, adiudioción y elaboración del
documento. Además de que la administración puede verse restringida por no tener la autorización
presupuest¿l necesar¡a.

lgualmente resúingido es para los contratistas quienes, práctic¿mente, no participan en la


elabonción del dausulado y su participación se limita participar o no en el confato.

I nterés público prevaleciente.

Esta nota de preponderancia es consecuencia de que la administración pública debe velar por el
interés público, por tanto, al celebrar contratos, está realizando una manifelación de tal función.
lnvariablemente, en un contrato administrativo, debe prevalecer el interés público. Al respecto
Gabino Fraga se ha expresado de la siguiente manera: "Cuando el objeto o finalidad del contrato
estén ínt¡mamente v¡nolados al cumplimiento de las atribuciones estatales de tal manera que la
satisfacción de las necesidades colectivas no sea ¡nd¡ferente a la forma de ejecución de las
obligaciones contractuales, entonces se entrará en el dominio del contrato administrat¡vo.'

Régimen jurídico exorbitante.

Es c¿racterístico de los contratos adm¡nistrativos el ré$men jufdico exorb¡tante del derecho


privado al que debe someGrse. Es un ré8¡men que rebasa los lfmites de derecho privado y genera
derechos y obligac¡ones que en aquél serian inadmi

(o.r 426 (¡-) ó..-i 427 (§.r

TEoRíA DEL Esr Do

§ibles, por eiemplo la posibilidad de modific¡ción, la ejecuc¡ón directa, e incluso la rescisión por
parte de la administración pública. Estos últimos son posibil¡dades que permiten al Estado el
debido cumplimiento de sus atribuciones, pero debe aclararse que el ejercicio de las facultades de
modifcación y conclusión de los contratos no debe ser arbitraria, ni absolutamente discrec¡onal.

5.2.4. Principios rectores del contrato administrativo.

De acuerdo a lo que est¡blece Jorge Femández Ruiz, los contratos administrat¡vos deben
cumpli( entre otros con los siguientes pr¡ncipios:

El Principio de legalidad.

En virtud de este principio los órganos o autoridades del Estado, y por ende de la adm¡nistración
priblica, sólo pueden hacer aquello que la ley expresamente les permite, en la forma y términos en
que la misma determina, derivado de lo anterior, Ia autoridad deberá actuar fundando y
motivando sus actos.

El Principio de continuidad.

Este principio hace referencia al deredro que tiene la autoridad para exigir al cont¡at¡sta la
continu¡dad o no interrupción en la e.jeoción del negpcio contractual, y de produciEe alguna
interupción, la adminisüacjón podrá ejecutar por su oenta. b autoridad debe tener la posibilidad
de o<igr el omplimiento del contrato complet¡ y oportunamente, pan no atentar contra su
finalidad que tiene como base el interés públ¡co.

El Principio de mutatibilidad.

Los contratos administrativos deben ser mutables en la medida en que la realidad lo exige para
que se asegure el cumplimiento del interés público. Este principio va en contra del principio de
'pacta sunt servanda" de los contratos civiles, que proviene del derecho romano. Esta
conüaposición es precisamente la que da a este princ¡pio c¡erto priv¡legio respecto de los
contratos admin¡strativos. Sin embargo, no debe olvidarce el derecho de los contratist¿s a ser
res¿rcidos en los daños que puedan sufrir por la modiflcación unilateral realizada por la
administrac¡ón públic¡ a los contratos.

GERARDo PRADo

El principio del equilibrio financiero.

Este princ¡pio también es conoc¡do como "pr¡ncipio de la ecuación financiera", establece que en
el contrato administrativo debe conserwrse el equ¡libr¡o financiero establecido en el momento de
la celebración del mismq a fin de que las partes no resulten peúudicadas, o en todo caso, que |os
perjuicios sean los mlnimos posibles cuando la relación entre las partes se vuelve ¡nequitativa, ya
sea por causas imputa" bles al Estado o a la administración pública, bien por causas no imputables
al Estadq para lo que se emplean diversos mecan¡smos, como aquellos a que se refieren el
llamado "hecho del prfncipe", y la "teorfa de la imprevisión" o leorla de la fragmentación
50breviniente'.

5.2.5. El "hecho del píncipe".

Se refiere a la alterac¡ón en las condiciones del confiato, imprevisible para el contraüsta y en su


perjuicio, derivada de decisiones adoptadas o conductas asumidas por la autoridad contratante,
no como parte del contrato, s¡no en ejercicio de las atribuciones deriladas de su arácter de
autoridad públic. Rafael l. MartÍnez Mora¡es dice que: "El heóo del prlncipe no sólo debe tomarse
con un oiterio nuevamente or8iin¡co, que establece como contrato admin¡lrat¡vo aquelen el que
una de las parta es la adminis tración públicá, s¡no que cons¡stirfa en que la persona pública que
ha contrat¿do util¡za sus poderes odracontractuales; por ejemplq un impuelo que gra\,r con
nue\as crrtas a un concesionario, o la suspensión de una obra pública por mot¡vo de interés
general.'

El mismo autor cuestiona el derecho del contratila de recibir una indemn¡zación, pero afirma que,
es necesario estudiar el c¿so concreto.

Por su parte Roberto Dromi, se ha expresado en relación con el hecho del prfncipe de la s¡gu¡ente
manera:'Cuando l¿ ecuac¡ón económico-financ¡era delcontrato adminilrat¡vo se altera por un acto
imputable al Estado, da lugar al denominado hecho del príncipe'.

Pero el prop¡o autor señala que es importante atender a la diferencia entre la responsabilidad por
hechos o actos del Estado y responubilidad contraclual del Estado. En cuanto a la primera, supone
una norma generalemanada de la autoridad priblica, en tanto que la segunda, supone una
disposición o resolución especffica o relacionada con el contrato administrativo. e\ 428 !!\ r!\r 429
d\a

TEoRÍA DtL Esr Do


5.2.6. Teoría de la imprevisión.

Esta teorla implica la aplicación de la llamada cláusula "rebuc sic stantibus", que es resumen de la
cláusula 'contractus qui habent tractum successivum vel dependent¡am de futuro rebus sic
stant¡bus ¡ntell¡lluntur', que se traduce como "todo contrato de tracto sucesivo o dependiente de
lo futuro, lleva implfcito que su cumplimiento sólo es o(¡g¡ble mientras las cosas s¡fFn s¡endo
¡guales'. A dec¡r de Roberto Drom¡, esta teorfa deriw de la o(¡lencia de un acto lesivo ajeno o
o(traño a la autoridad estatal que celebró el contrato.

Esta teorfa ha tenido gran aceptec¡ón en la teorfa de los contratos adminilrativos en


Hispanoamérica, en especffico en lo relativo a la concesión de servicios públicos y la obra pública,
con respecto a esta última la teorla de la imprevisión puede dar lugar a modificaciones en cuanto a
prec¡os y plazos de ejecxción, entre otras modificaciones, pero en todo caso, dichas
modiñcaciones se realizan a través de los denominados convenios modificatorios y siguiendo su
regulac¡ón.

5.2.7. Elementos y requisitos del contrato administrativo.

En los contratos administrat¡vos se ha propuesto una clasificación bipart¡t¿ de los elementos de


los contratos administrativos para diferenciar a los esenciales de los no esenciales; si alguno de los
pr¡meros falta el contrato no puede existir, sin embargo si hay ausencia de un requisito no
esencial, es posible que el contrato exista.

De acuerdo a jorge Femández Ruiz en la doctrina, ¡nsistentemente se menc¡onan como elementos


esenciales del contrato adm¡n¡strativo los s¡gu¡entes: sujetos, mnsentimiento, objeto y causa;
aunque de m¿nera esporádica se consideran como tales tamb¡én a Ia forma, la competencia y la
capacidad, la frnalidad, el régimen jurfdico especial y la licitac¡ón. Mientras que como elementos
no esenciales tenemos: el plazo de duración, las garantlas y las sanciones. Y cont¡núa diciendo que
a su vez, Ios elementos esenciales del contrato pueden dasificarse en elementos básicos y
presupuelos, es decir, en elementos esenci¿les en sent¡do elricto y otros elementos y t¿mbién
esenciales, pero que se enoentran implfcitos en los básicos. Asf, los sujetos son un elemento
esencial presupuelo en el consentim¡ento, asf como en el objeto está presupuesta la causa.

Geneñlmente en la rqulaciún jurfdicÁ e {ursivas nuetras- reconoce de forma ¡mpllc¡ta Ia existencia


de dos elementos previos, es dec¡r, los sujetos y la causa, pues

GERARDo Pn^Do

no puede haber consentimiento s¡n los sujetos que han de otorgprlo; ni es posible la ex¡stencia
delobjeto s¡ no existe una c¡usa que le dé origen.

Se rqula mmo causas por las que puede ser invalidado elcontrato:

lncapac¡dad legal de las partes o de una de ellas;

Por vicios del consentimiento;


Por su objeto, o su motivo o fin sea ilfcito;

Porque el consentimiento no se haya manifestrdo en la forma en que la ley establece.

Derivado de lo anterior y haciendo una interpretación a "contrario sensu', po demos decir que son
elementos de validez del contrato la capacidad; el consenüm¡ento libre de v¡cios; objeto, motivo y
fin lfcito.

Ahora bien, a continuación estudiaremos de forma breve las caractelf¡cas de los que a nuefro
parecer constituyen los elementos del contrato adm¡nilrativo.

Sujetos.

Como quedó establecido en lfneas anteriores, los sujetos o partes que celebran el contr¿to
conlltuyen un elemento presupuelo del elemento básico consentimiento. Los sujetos son, por una
parte la administraclén, y por otra el particular, ya sea persona fisica o moral.

En cuanto a la adminilración públic¿ debemos entender un érgano del Poder Ejecut¡vo, del Poder
l¡gislativo o Judicial; o un ó¡gano conlitucional autónomg o bien una entidad de la admin¡strac¡ón
pública paraeletal, pero en ejercicio de una función administrativa y dotada de competencia para
la celebrac¡ón del contrato en cuest¡ón, la competencia estará dada por la l€y.

En el c¡so de los part¡cr¡lares, no basta con que orenten con capacidad como lo marca la
legislac¡ón civil, sino que, en el caso de las personas morales, sus representantes deben acreditar
su personalidad pan obligar a la representada, y en algunas oc¿s¡ones, pueden quedar obligados a
satifacer requisitos adicionales como est¿s ¡nscritos en el padrón de proveedores del gobiemq
requisito no operante actualmente.

(!{i 430 (ü-l (d\1 431 (¡,.)

TEoRIA DEL EsrADo

Consentimiento.

Se trata del acuerdo de voluntades en torno a un fn común a que hacen referencia la doctrina, la
le$slación y la jurisprudencia. li manifestac¡ón del consentimiento varfa segrin el sujeto que lo
exterioriza, por ejemplo, el particular lo hace de forma lisa y llana, tal como lo harfa en el derecho
c¡vil, en tanto que la administrac¡ón pública lo hace después del proceso de contratación, cuando
se han cumplido requisitos como la convocatoria, la licitación, la autoriza ción de la partida
conespond¡ente, etc.

Como en el derecho civil el consentimiento debe estar ¡¡bre de violencia, intimidación, dolo, error
y en cuanto a la manifestación de la voluntad, ¡a simulación.

Forma.
lnvariablemente el contrato administrativo debe realizane por escrito, incluso, en algunas
ocás¡ones, los contratos se hacen en formatos preestablecidos, ¡mpuestos generalmente por la
administración pública o por organismos intemaciones como el Banco lnteramericano de
Desanollo (BlD) y el Banco lntemacional de Reconstrucc¡ón y Fomento (BlRt), que los emiten a fin
de asegurar el desüno de los préstamos otorllados a los entes de la administración. Para Héctor
jorge Escola, la forma no es un elemento del contrato, sino un requisito que debe sat¡sfacerse
respecto del consent¡m¡ento y en partiG¡lar a la manifestación de la voluntad, como a la
¡mplementación del contrato.

Objeto.

El objeto del contrato administrativo debe ser cierto, posible, llcito y determinado o determinable
en cuanto a su especia, tal como lo establece el derecho privadq pero a diferencia de Io que
establece este último, el objeto del contrato administrativo puede no estar en el comerc¡o.

GERARDo PnADo

Causa.

Se trata del móvil o principio impulsor de la voluntad de las partes para su celebración, y portanto
es diversá, en función de que se trate del ente de la administración pública o se trate del
contratista. En realidad, la causa de verdadera import¿ncia es la de Ia administración priblicá pues
es de tal magn¡tud que si desparece, el contrato se extingue.

Finalidad.

Este elemento está ¡mplfcito en la naturaleza del contrato adm¡nistrativo, pues constituye la razón
de ser del mismo. ta finalidad va estrechamente de la mano con el objeto del contrato, y por
supuesto se trata de cumplir con el interés público.

(§¡ 432 6-) «ñ) 433 (!--)

APÉNDICE

Poder local e intermediación ciudadana

A continüación y por considerarlo de actualidad se compila el si¡luiente material con el respectivo


reconocimiento de autorla.

1. Participación religiosa.

Axioma.

'Si la polft¡ca log¡ase conseguiÍ su fin declarando que ciertamente no es el de conquistar y ejercer
el pode¡ sino el de realizar la justicia, no habúa necesidad de la moral. Moral y polltica existen y
s¡lluen existiendo porque ni una n¡ otra balan por sl solas para garant¡zar a la r¡ez la convivencia
civilizada y Ia superv¡vencia. lá moral, o ética de los princip¡os, no garantiza la segunda; la polftica
o ética de los resultados, no garantiza la primera."

Norberto Bobio, jurista, filímfo y politaloso iuliano.

Boletines.

En este apartado se presentan 3 artfculos difundidos comunitariamente bajo el título de


"Reforma". Se parafrasearon adecuadamente para cumplir con el nivel ¡ntelectual delque lo lee,
parte del apénd¡ce de este libro. La actividad de los autores refleja un acto consecuente y
soberano entorno al Pode¡ local y la intcrmediación ciudadana, también. Or¡ginalmente tuvieron
una redacción para Ia mmprensión popular de su comunidad, ubicada en el "conedor seco" del
pafs, flagelada por la

(!§ 435 (ñ

TroRÍA DEr EsrADo

pobreza y por la pobreza extrema. Los autores, comprometidos en la difusión de una opinión que
forme conciencia social llevan a ubo publicaciones de temas dede su perspectiva cristiana, pero
tamb¡én sociológ¡ca. ll ¡glesia evangélica es parte de lo que se ha dado en llamar las fuezas vivas
de la nación.

Eddie Obdulio Morales del Cid y M¡guet Angel Marroqufn Morales' Sansare, E¡ P rogreso,
Guatemala, edi J)raxis@yahoo.com

1.1. La responsabilidad social de los cr¡stianos.

El llamado del cristiano es integral, integrador e integrado, completo. por un lado, ha sido
regenerado para llevar una vida espiritual conforme a lá palabra de Dios. Esta es su relación
vertical, que Io llera a cumplir, por ejemplo, con Ia Gnn Comisidn: Comunicar las Buenas Nuevas
con un t6timonio elemplar y p¡áctlco.Tit 3:5 y Mt 28:'19.

Web: http:/ lwww.sputgeon.com.mx/s*monl 7 3 s.html

Perq por otro lado, se le llama a ser sal de la tiena y luz pan el mundo. Es necesaño que se
comprometa con el amory serv¡c¡o al prój¡mo. Esle rclación horlzontal que seve de manera gráfica
en la Cruz del Calvario. De ahf que un crist¡anismo meramente vertical -que sólo mira a D¡os- no es
cristianismo;y un cr¡stianismo horizontal -que sólo mira al hombre- tampoco es cr¡stian¡smo.
Excluir éste último puede dar lugar a una Gran Omisión. Mt 5:13-14. Web -Machay, Llnamuno, y Ia
teologfa del camino y el balcón: wutw.youtube.comlwatch?v= RhB_L_6J\U

La Justicia soc¡al era parte del mensaje de los profetas del Antiguo T6tamento, y también de los
Apóstola 4el Nuevo; cuando estos decían "hay un sdlo Seño¡, y éste 6 Jesucñsto", Éeneraba
conflict¡vidad. Las repercusiones de su proclama eran no s6lo esp¡ritual$ sino también pollt¡cás y
sociat6. Se rebelaban, así, contra elgob¡emo romano que imponfa la oárcely hasta ¡a muerte al
que desafiara a César como seftor. I Ti 2:5. Web: http:/lwww.setaa-maestria.orlllarticlesl Kairos3S-
Carroll.pdJ ,ii

Los cristianos deben denunciar proJéticamente, por procedimientos que no contrad¡gan el


Evangelio, cualquier forma de inmoralidad, de corrupción, de opres¡ón o de ¡njusticia sabiendo
que üenen una ciudadanla celel¡al-pero tamb¡én un DPI que confiere derechos cfvicos con
raponsabilidad. No nn del mundo péro

CERARDO PRADO

están en el mundo y en él deben irradiar ta gloña esp¡titual, moral y mcial de nu§tra fe.Y si un
creyente ttega a una posiciín de §obierno como losé, Daniel, Nehemfas y ciertos hermenos que
trabajaban en la Casa de César, como lo dice el Apóstol ?ablo, debe conttibuir a crear un orden
más iusto pan su comunidad, con responnbitldad cristiana. Fil 3:20; Hch 2228; ln 17:16; y Fil 422.
Web ¿Séneea, uno de los de la casa de César?: http:lllibrossalud-israel.blogspot. co m / 2OOg / 1
2 / ep¡ stol as 4 e - p abl o-a p ostolse n eca'y 4 e.htm I

tjemplo de la responsa bilidad social de los cn'súianos se ve por doquier. Misionerosiue;on los que
lucharon por la Iibertad de los esclavos en Africa: ¿Acaso no fue es¿ una apl¡cación que rebasó al
simple hecho de vis¡tar a alguien en una cárcel? De esa manera, ¿no tendrfa que hacerse una
denuncia y participación responsable ante la falt¡ de libertad en la que nos encontramos poI la
falta de seguridad?r Es parte de la Declaración de Wheaton que dice Hoy en dfa los evangélicos
están cada vez más convencidos de que ellos tienen que estar ¡nvolucrados en los grandes
problemas sociales que enfrenta el ser humano. Mt 25:3s36. Web: httpt/www.personayso' ci ed a
d.cl / w p io ntent/ up t o ad s / 2 0 1 1 I 0 1 /Jed i ako v a -XX l' 1 .p dJ

Es grandiosa la labor que hoy día desarrolla Visión Mundial, una organizac¡ón compuesta por
crist¡anos comprometidos en una Misión para soco[er a los pobres y oprimidos, Ilevando auxilio a
Ia problemát¡ce de la niñez, también, promoviendo -como dice su Declaración de Misión- la
justicia a través del mundo para cambiar estractuns injustas que traen las desigualdades sociales.
¿Sentimos pena, a Io menos, por tantos ióvenes desempleados, a pesar de estar prepárados? ¿Y
qué de la desatención a los niños y a las niñas en sus básic¡s necesidades como de nutrición, salud,
educación? Sabía usted, m¡ apreciado lector, que la mitad de los niños, en medio nuestro, están
creciendo sin el adecuado crecimlento del c*ebro, por falta de alimentaciÓn básica generando el
slndrome de Kwashiorkor. Generacionalmente la poblaciÓn en el uso científico de la palabra efará
marcada por la id¡otez, una enfermedad del comportamiento. Web: hw:ll www.m i en ci cl 0.6/ m
edi ci n a / i n d ex.p h p / S%C 3 %A D n d ro m e -d e -Kw a sh ¡ o rko t

I M¡sión cftiana y rEsponsabil¡dad social. vols. I Etica criniana y responsabil¡dad social; 2 Historia
de la ¡glesia y r€sponeb¡lidad social, y I Tran'fomación de Améic¡ Lat¡na y re5ponsbilidad soti¿l'
Prologados por C R€né Padilla y S¿muel tscobar. Humberto Femando Bullón. Ed¡ciones X¿¡rót
2008

Argent¡na. (.:) 436 ,\) €-\) 437 (r!


TroRlA Drr EsrADo

Es importante la oraclón y participación, en grupos de presión o de expresión y que con su voto


responsable haga la diferencia. Elija sabiamente a sus repfesentantes edil¡cios en este municipio,
como a los distritales -{aso de diputádos- y del e.iecutivo. Una buena gelión pública local puede
dlnamizar la economla lu§areña con la obn públicd, ya que en el perÍodo que culmine estuvo
ausnte por la dilapidación del praupuesto. Será empleo para la población local. Acompáñelo con
sus oraciones pero también ha§a ciudadanfa con su acciona¡i vot¿ndo como ya se düo, pero
tambiÉn usted puede y debe ¡ntegrarse a ¡a platafurma defiscaliación de los Jondos que nos
Wrtcnecen a tados y que al ser saqueados roban las oportunidada de d*arrollo del pals o del
munlcipio. Web: vtutvr.odha§.or{.gt/ pdf/nodulo%20&.pdJ

El llamado es hoy para pndicar, como conglomerado cr¡liano, las responsabilidades que se
cuefionarán en elju¡c¡o a las naciones: f,, cuanto lo hlcisteis por estos pequeños, a mí lo hicisteis,
dlce el Señor lqucrisfo. Si asf lo hiciéremos se dirá de cada uno de nosotrosi. Bien, buen siervo
yfiel, entn en el gozo de tu Sef,or.

Guatemala, sept¡embrc de 2011

1.2. Un gobernante puesto en la balanza.

El designio ultra terreno es que la humanidad reconozca las bondades de Ia just¡cia y de Ia verdad;
sin embargo, en la práctica generalmente, no es asÍ. El Reino de Dios tiene un "aquf y ahora", asl
como también tendrá una manifestación plena en el futuro, total, ideal. Dice R. H. Fuller en The
Mission and Achievement of lesus, que 'el minister¡o tenenal de nuestro Señor tiene como clave
para su comprensión un hecho futuro..." [ntretanto subyace en toda la trayectoria humana el
problema del mal. Los hombres se organizan polfticamente, creando las instituciones necesarias.
Elgobiemo es una de ellas y cuando no cumple, puede darse el enjuiciam¡ento divino, como
sucedió con Nabumdonosor

W eb :http :/ /www.p rctesta nted i gi tal.co m I ES/ M a ga ci n / a rti cu I o / tng 4/ U n d i o s - co


m p ro m eti d o 40 n - I a -h i sto ri a- h u m a n a

2 )ohn M¿ynard Keynes. "la Teorfa gener¿l de la ocup¿ció¡, €l ¡nterés y el d¡nero', curso C¡clos
económicos de ia Esoela de [conomfa.

D¡os es Señor de la historia. D¡os demanda de la s autoridad$ que sean honradas y.iustas. Cuando
no cumplen, inclusq los pueblos se levantan contra sus tiranos, como ac¿ba de pasar con GadaÍ.
otros lemlinan tras las rejas. lncluso los sirios arrecian su lucha por conseguir ina primaven
democráüca, pese a la represiÓn sangrienta del régimen brutal áe Bashai al tusad Pero tamb¡én la
gente europea y estadounidense se i, dltna por el abuso de banqueros y el secuestro del Estado
por las élites del capitalismo inhumanizado. Web:
http'Jlwww.prot6tantedtgital.comlEgBlogslardatlol3321/ la qi gi b t e4j em pta ri d a d i e'l o
s'lobem a ntes w Y.el m u n d s,s l a m ert cal 2Ol 2 / "' / 5tados -u ni dosl 1 3 320 57 57 o.htn I Caso
bfblico
Dios pide a las autoridades qúe respeten las leyes. Que sean serio§, respons¿bles' veraces y que
no roben los dineros del pueblo que son sagr¿dos Qve haya iustlcia engnnd6edon.

El Rey Bell;:¡sar, cn Babilonia, era dado a ñestas y abusos, PmfanÓ hasta los v¿sos delTemplo de
Dios. tso trajo su s€ntenc¡a de muert€, esrrit¿ de manefa extr¿ña en una iared y que Daniel ie
lnterpretÓ, y qu€ da el tftulo a éste wla¡te No dio el p.so y por álló tue reaatado' cor,;ro ba,ratija
de mercado. on l:2'; / 5'

Caso llurtemalteco ¿No será que la corruffiÓn de un pr6id&'te y su equipa'y-la de CÍPu.tados QF in


el mismo nlvel, au¡que lo recubran con pryÚanat sactale,? l,a ayuda social es loablq pero su uso
dientelar, abenante.

¿A6so no fue lo mismo quo hi*o,lud¿s lsr¿ iote, tesorero, que con el.pretüto 'de tos poka swtmfa
fondo§ nq Íft W noücia de prens que gente relacionad¿ ala pire¡a gobamanÉ ha sacado val¡as de
d¡nero estat¡1. ¿Acaso compañeros del que'devinol s¿trapa Ser¡a[o EIfl5, anhs roconoc¡do
'profeta' neo pentecolal?

Web: http://redalycuaemex.mx/redalyc/src/inic¡o/ArtPdfRed'jsp?iCve=i 1901 807

¿Y qué de la pene¡s¡ón de Ia iustlcta por iuec6 y magislndos? una a( ires¡¿*a ¿e lá Corte resulta
erandalosamente en un caso de obstrutción de la justic¡a. ¡caramba!

GIRARDo PRADO

!\-) 438 c\) (l\r 439 .>=)

TEoBIA DEl. EsrADo

¿Y s¡ ha bla mos de m¿ los policÍas que se presldn al narcottálco y que uno de ellos, dado de baja
deshonmsamente, después, por denoche propagandífico, resulta de alcalde del pueblo? La pol¡da
ha sido cooptada mmo le justic¡a; aunque julo es rcconocer que las mndiciones de los edificios
donde funciona son ¡nfrahumanas, y está mal equipada por proveedurtas coruptas, por lo que es
fácil de sobornar.

El ülmen organiado incluye, además, el robo de niños, pdra fradulent¡s adopciori€s e incluso para
úaf¡c¿r sus órganos; y las 4.,totsionfs que sufren pequeños empresrios, como los Unidos
Jalapanecos, ¡nclu¡do el ases¡nato de pilotos. Tamb¡én com prcnde contnbando y el rubo de
vehÍculos, elc.

¿Y qué diremos de la np¡fla ü6upu6taria de gobemantes, diputados y lnancistas de @mpaña? Son


mbos d5carados de part¡d¿s enteras. fuhpado1 otros, con las l'oñrsiofts que recibe un ak:lde o un
mlnistm por dar una obraAunque al poco t¡empo se levante el conlTeto en una calzada de acceso
o se precip¡te un ceno sobre la cáneten, como suced¡ó recientemente y que mató a decenas de
peBonas, por malos trabajos porque hay que'pagar'la comisión al funcionario.
¿Uoramos, acaso, alver los cadáveres de nu e*ros jóvenes lnmign rt¿s camino a Est¡dos Un¡dos? El
que no haya obra les niega empleo, ap¿rte que los n8ocios no venden por falta de capacidad de
compra, lo que egrava más el c¡clo depreslvo económico.

¿Y qué de @lücos dern4logos ofrec¡endo espej¡tos como un sueldo extra, j uga ndo asf con
l¿ sencillez de nuestra Sente? Cuando sabemos que son los tr¿rrsaros de siempre, un¡dos, para
perpetuarla maldad yevadirelGst¡go (13 par¡tdosd¿§¿/gúás apoyan el continuismo). Aunque
tampoco esperamos mucho en el caso que quede el otro candidato por rodearse de gente
inescrupulosa, pero los hechos hablarán. Al parecer las demandas ingentes segu¡ún
posponiéndose ante nuestra ciencia y pacienc¡a. Recordemos que el Estrdo Suatemalteco es
reflejo d€ las caractelst¡c¡s y elructura de su soc¡edad: hay dai§ualdad y fngnentac¡ón ecial,
prMlegjos a hs élits emprarlala lorl/lfs y tra,nsnacionalf!., las minera/s por eJempto. En unaÍnse, un
Estado-no Estaalo pan su Naclón,.

3 R¿mos Muñoz, Belinda y Mario Sos¿ Velá{uez. Un Estado otn N¿dón. UniveBld¿d R¡fael L¿ndivar,
lnlih¡to de lnvel¡lFciones y Gerenci¿ PolftloM4n¿ TeÍ¿, 2008. 594 pá!§ cuatem¿la.

GrR^RDo PRATJo

Crisis general.

Hay daempla, hambruna, inquñdad, malos hospitales y un chueco sistema educativo.l-a gente
muere a la entrada de un hospital. Los ninos sin oportun¡dades educativas, en un mundo que será
más difÍcil.

La gente camp$ina cosecha nuestros alimentos, y Io que se exporta, pero vive abandonada. Sufre
con éstas lluvias y desastres ñatur¿les: mal llamados juicios div¡nos. ¡Por Dios Santo! ¿Un juicio
sólo para los olvldados? ¡No y mil veces no! Es el hombre que delruye la naturaleza. En buena
parte la responsabilidad recae sobre las él¡tes insensatas que dominan, parte de las familias
llamadas G-8. Ellos duiden en el pals y sosÍienen un s¡stema injusto. Stg 5:1-8.

Crisis espiritual.

La altanería de pastores a lo Belsanr,les hace más responsables -y peor que los zetas-. El gemir de
las ovejas del Señor que clen en el precipicio de ésta dialéctica soc¡al enungrentada no les
interesa; pero sí promueven candados ideoló$cos, leglallsmos, y hacen mercaderÍa mantónica de
personas, edifican modemas pirámides, adormecen masas por TV y radios, como en el ant¡gúo
colistr,o romano . Son ciegos, guiando a otos ciegos.

Se enseñorean de los crlstianos pa? que no sean uno, como es la voluntad del Hijoy del Padre
CelesfiaL ¡Son sectarios, déspotas, vanidosos, engañadores, negociantes! lnv¡erten en templos y
programas de comunicación, pero no invierten en la gente. Uno de ellos desenmascarado
localmente y en presencia de muchos tel¡gos como mentiroso "extorsion¡sta" de diezmos.
¡Hipócritas que cuelan el mosquito y se tragan el camello!
Obstaculizan, así, cambios mcioló§icos que siguen a un avivamiento: lnglatena lo vivió. Dicen:
lremos de mal en peor porque ya está escrito. ¡Verdades a medias! Países destruidos se han le
ntado por elcarrrá¡o de su 8ente. Por el c¿mbro de sus dirigentes, principalmente.

¡Pecado, señores, no sólo es el individual, que la gente ya conoce muy bien! ¡También está el
pecado socfulJ

(D-) 44O ('N §) 441 c-'\)

Conclusión. lJn zeta, un gobernante comtpto, un diputado-¿constfuctor?, un iua que se vende, un


empresariolrico que no tibuta p6e a serv¡Úe de toda la ¡nfn6tructu' rafinanciadi con los impuatos
del pueblo, un polltico demagogo, etc' son más de lo mismo. Pero, también un Wtorfaln que no da
su vida por las oveias, sino que éstas ta dan por él; y un ciudadano que corrompe §u voto,
acompañan ása oscuridad di maldición. Eli¡a sabiamente: No por pagar favor6. Dios, el pueblo y ta
hislorta lo iu$ará o sus hiJos se to agradecerán. Rauude gue humildad también s deiarse infiruir.
Vea, a la cafda del régimen anogante de Eersasar, toma posesión Ciro, que fue recibido como
libertador y el pueblo extendiÓ ramas verdes a su paso, ya que se sentían como presos cuya cárcel
se habfa abiefto. Y se instaura la toleralcia y la bondad, sintiéndose ya seguros.
http://pulpitovirtual'org/fr1e1699*diccionario-bibliro arqueolo$co.pdf (pp.I 27, edic¡ón digital).
Con novedad de vida, hagamos oncion§ por las legÍtimas autoridad$ a constituirse pronto y que
éstas sepan que solamente son depositarios e intérpretes de la volunt¿d c¡udadana. Citas: t R 21;
tl R 9:31'33; Dn 221;y 5; Ro 13; Pr 14:34; Jn 12:*6,17:21; Ec 5:8; Mt 7:1 5, I 0:1 6, 1 1 :5, 2324; k 1
5:4, 7 22; 2P 23; y 1 P 5:5

1.3 Frutos dignos de arrepentimiento.

El tema alumbra como un faro en medio de una nodle o§ora. Uno de los grandes dilemas
existenciales es que se tenga pert¡nencia entre lo que se dice y lo que se hace' Es l¿ teola con la
práct¡ca. En la travesía que el individuo hace en medio de este mundo sus hectros hablarán más
fuertes que sus palabras. Coloquialmente se dice que del diÓo al hecho hay muclto trecho. El
cristiano, con una nue\a naturaleza, es capaz de mostrar dignamente la consistencia de su
mensaje en todo lugar: sea en la familia, en eltrabajo en su nación. Fs la razón de su esperanza' Es
parte de la ¿tical y el buen fruclificar'

TEoRIA DEt EsrADo

4 web. uMC, (onsultar Ét¡(¡ crifilana, Francis(o l"acue!¡¿ en :


http//biblloteü.ur¡9.€du.gyasp/gdtidla' asptllx=2388.g1x&sk¡n=bool&recnum=69&maxrecnum=
I53&searchstring=%2@áll%mcRlstlA NA%29&orderBy=&p8=l&bibl¡otec, =

CERARDO PRADo

Origen del térm¡no cristiano.


Ant¡oquía (al sur de la actual Turquía) era la tercera ciudad del imperio romano, después de Roma
y Alejandrfa. Desempeñaba un papel clave para el comercio de la época. Era una ciudad muy
corrupta, en la cual reinaba una gran inmoralidad. Fue en esa diffcil ciudad donde unos sencillos
creyentes anón¡mos anunciaron la Buena Nueva de la salvación en,/esucrisfo. Muchas personas
creyeron este mensaje y se convirtieron al Señor de Señores. Súvida cambió tanto que el nombre
de cr¡stianos, "los que son de Ctisto", fue empleado por pr¡mera vez en ese momento. Hcr, 11:26.

Un cristianismo nominal.

Dos mil años después el término cristiano sigue empleándose, aun cuando su sentido a menudo, y
por desdicha, ha sido desfigurado debido a una fe nominal que aunque se aporte financ¡eramente
en un grupo, no por ello se convalida y menos cuando los "líderes" se retratan de cuerpo entero
cuando se convierten en extorsionistas de ofrendas. Estos llegan más lejos cayendo en el plano de
lobos rapaces vestidos con piel de oveja. El hecho que los mismos se empoderen caprichosamente
del gobiemo de la iglesia aplauden, así, el disenso y no el consenso. Mt 7:'15-21; I Co 3:3 y Gá 520.
Web: http:l/www.renuevadeplenitud.comlporyue-gandhi-nofueqistiano.html

Abuso espiritual.

El sistema de aDuso esp¡itualt ttae oltos frutos corromp¡dos: Se sabe públicamente que en nuestra
l:calidad existen.¡falsos llderu que rctuercen la gracia. Exigen a otros, pero solapadamente llevan
una vida doble, sent¡mentalmente hablando, o acosan a algunas esposas de los fieles. Son amos y
señores de vidas y de haciendas de fos miembros ai no transparentar las finanzas y el gobierno de
la iglesia. Se auto gratirtcan alimponer credos de pesadas cargas farisaicas, Iegalismos,
comparables o peor al de guardar rigurosamente un dfa como requisito para salvación.
Solazándose en su oratoria egolátric¿ porque tienen oyentes. La sencillez de las personas

5 Ver tl Sutil Poder del Aburo Bpiritu¡l de David iohnson y Jeff Van Vonderen, Crilianisno en Gisis.
S¡8lo 21 de H¿nk Hanegr¿¿ff y Abuso de Autoridad de Ralph Mahoney
http//cayadopastonl.com/a/a3-1.html

(n-- ¿142 (!! é\r 443 i:-)

TtoRíA DEr tsrADo

hace que les confÍen su conciencia y hala su destino eternal, por desconocimiento de la Biblia. Los
falsos se imponen como caciques/depredadores espirituales burlándose del consejo en multitud
que señaló el rey Salomón. Mt 2*11; I Co 16; I Ti 3:8-13, Hch 't 7:11; y Pr 24:6. W eb : www 8n ci
a.o rg/ F ¡ I 6 / gcc.. J B i b I i ca I %20 El d tsh p _S PA N.p tlf

Ausencia de contrición y de resarcimiento.

Es notorio que el compromiso de novedad de vida ¡ncluso debe y tiene que llevar al resarc¡miento
como doctr¡na fructiñc¡dora. El hecho que alguien se haya apropiado de algo, o mucho
indebidamente, sea como sujeto act¡vo o pas¡vo, en una efructura paratela del Estado, coñdic¡ona
en un comprom¡so de nueva vida a que devuelva lo que no le pertenece. Esto ha sido practicado
por personas que abrazn la fe. Un ejemplo de ello es Zaqueo. Eso en el plano de los posible; por el
contrario, el docto de la ley judÍa Saulo de Tarsq por ejemplq al convertirse no pudo resarcir a las
vlctimas que consintió en su ejecución; pero su vida posterior fue encomiabla Il Co 5:17; Lc '19:1-
10; Fil 3:5; y Hch 7:58. Web: www.spurgeon.com.mx/ser mon2948.html

Para aplicarlo patéticamente en contexto actual, Zaqueo habfa sido una especie de jeJe de
Aduanas, un publicano6, comparsa de un tejido burocrático odioso y odiado por los israelitas, s¡n
embargo cuando decide realmente un cambio de vida, esta también trae nuevos principios y
valores. No serfa un creyente nominal de los valores supremos. En símil actualizado, ¿Qué
piens¿ alguien acerc¡ de ese pertinente y obligado nuevo fructiñc¡r cuando abandona el crimen
organizado7? Web: En lo co n ce r n i e n te : h ttp J / h u m a n itas.cl / htm I / d ¿5,ta cad o s/
evange I í o / 2 1 8.htm I

Del latln publica, que s¡gnifr(a'cosas públ¡Gs'deb¡do a que se encarg¿ba de recolect¿r las rcntas
públicas, p¡ra el César o gobi€mo.

s¡car¡ato; ejecución extrajudic¡al; genocidio; tráfrco de personas, menores, ór8¡nos, armas y


drogas; 5e.uelro: prostitución y turismo sexua l; asalto; teroñsmo; extoB¡ón; corupc¡ón
presupuesta r¡a; robo de vehlculos; contrabando; lavado de d¡nero; pirateía; etc: fruto delárbol
envene0ado de l¿ ins€gur¡dad.

CEn^RDo PRADo

Crist¡anos políticos o polÍticos cristianos.

Los vec¡nos, ciudadanos todos, saben de las práctic¡s abusivas de Alcalde, cuando maRosamente
se auto receta un sueldo mensual de QI00 mil, comparable al de una ciudad europea. Aparte se
enriquece a costa del robo de las finanzas prlblicas, aunque sus familiares, padrc, espos, hijos e
hijas Io vean como "un funcionario' de n¡vel. Los sin voz, sobre todo los que ya no la tienen porque
ya no están, no los ven asf.

¡Los velan, sl, como sus verdugos porque han muerto por desnutrición o por v¡olencia ante un no
Estado! Un Estado elitista agravado con la rapiña presupuestaria, Io que no permite garantizar la
vida humana y su dignidad conforme al artfculo lo de la Conl¡tución.

Eso si los domingos -+lfunc¡onar¡o de marras- se regodea as¡stiendo a "cultos o servic¡os de


iglesia", pero sin fructificrr dignamente como comporta un ser digno. Es que tan burdo resultó
otro con igual cargo que, al nomás tomar posesión también, ordena para sf sueldo similar, no
obstante que apareció "solemne" en los Te Deum de investidura de su padre como pres¡dente.

¿Será acaso que en esos actos gntos, ya no le escarmienta su conciencia? Menos le hablará en lo
secular cuando ensangrienta su mano, durante la semana, para recibir la com¡sión de
sobrevalorada obra pública de Q700 mil a un Qt millón. Comprobar hechos semejantes en un pafs
civilizado, llevarla a la cárcel a cualquiera. ¿Hast¡ cuándo permaneceremos impasibles? Hoy más
que nunca, orar sf, pero también actuar para una efectiva rendición de cuentas y su transparenc¡a
en uso de tá Ley de Acceso a la lnformac¡ón Pública.

Malos augurios, se pierde credibilidad cuando no se nombra a honrados y capaces para los cargos,
como se esperaba o se dan obras a contratistrs foráneos que ni siquiera compran materiales a
proveedores locales que dan mano de obra local. En lo personal no importa; en lo sodal, sf; en lo
cristiano más. Eso dice que el funcionar¡o ya contaba con libreto de pelfcula psicopatológ¡ca.

(,-\) ¡144 (5r) (r\r 445 c:N

6rRARDo PRADo

TEoRiA DU. tsfADo

Orar por las autoridades, sí. Aud¡tarlas, también.

El hecho que incondicionalmente y a tftulo personal coyunturalmente se apoye clvic¡mente a un


candidato que result¿ electo no signif¡ca que nosotros avalemos prácticas corrupt¡s de funcionario
local, que ya en ejercicio, sea un réprobo cometiendo d¿ritos de lesa humanidad. Se Ie debe
denunciar lo mismo que a un juez ¡mpronto e incumplido, que envilece la justicia; o a un diputado
alienado, mercantil y clientelarmente. [a tangencia del Estado con la NaciÓn, con su gente,
guatemelteca procede sumarfsimamente. No se trata de salir de las llamas para caer a las brasas, y
en uso de Ia soberanía ciudadana el pueblo se reserya el derecho que le asiste para instar
organismos idóneos, para la auditoía social y para que se planifique racionalmente el uso de los
recursos económicos, que de por sf ya son escasos. Nuelras orac¡ones por las autoridades, sf; pero
tamb¡én l¿ exigencia de una rendición de cuentas conforme los manuales de la democracia
participativa actualy no solo representat¡va.

Por una iglesia integral: Adoración a Dios y servicio al prójimo.

"los autores pertenecen a una misma familia, oriunda de la localidad, y escriben a tftulo personal,
convertidos al cril¡anismo evangélico desde hace 30 y ,ú años, respect¡vamente, realizan estud¡os
teológ¡cos sobre Crisis de identldad y difuncionalidad de la i4lesia local, y Rapon*bilidad mcial de
los cristianos. Además, fueron llderes juveniles, estudiantiles y eclesiásticos, y son parte del equipo
pastoral de su iglesia.

El primero cuenta con 54 años de edad y a los 19 era Jefe de Personal de una dependencia con
cerca de 1,000 empleados. Es egresado de la Facultad de Económic¡s, donde fue docente de
Práct¡ca Profesionaly, auxiliar de cátedra en Derecho, en le USAC.

Además fue parte del grupo cr¡stiano Rrrema Univenibrto y pastor juvenil adJunta de la igles¡a
frim en Senarate, E¡ Pro(reso; y Tesorero de la Organimción CÍv¡ca Crtstiana de Guatemala 4CG-
que aliada al PDCN, del cooperativ¡smo, y al PR, de Mario Fuentes Pieruccini (padre de connotado
jurista de ¡gual nombre) y de Óscar Clemente Manoquín, de [a Hora, fue la base para la primera
postulac¡ón presidencial de Serrano Ellas. Ha publicado, como ed¡tor, alrededor de 50 obras
jurfdicás.

Por su parte el segundo cuenta con 51 años de edad y a los 10 se ¡ncorpora al grupo musical de la
iglesia. Actualmente es director de música cristiana y gracias a enseflanza personalizada ha
calific¿do a 200 jóvenes, aprox¡madamente, para la ejecución musical. Tamb¡én ha sido
catedrático -en Bás¡cos y contedor, jefe y gerente de varias empresas, entre ellas co@ cola y Plan
lnternacional, con sede en Guastatoya. Es propietario de una empresa de la construcciÓn y de
consultorfas sobre costos de obra fÍsica.

2. Participación periodí§ica.

2.'l . El Gobierno ha sido el punto de referencia de toda la sociedad.

Fnncisco Roberto Gutiénu. Martlnu

www.el peri od ico.co m 4t/ 6/ 200801 1 0 I o p i ni o n / 47 3 3 7 I ftp I = 5 4 En los últ¡mos años ha


tomado importanc¡a el tema del 'poder local", denominación que hace referencia a la opacidad
que tiene la ciudadanla de un tenitorio para apropiarse de su propio destino. Es, por tanto, un
tema de la mayor relevancia, por cuanto se retaciona con la participaciÓn a que se está dispuesto
en la sociedad guatemaltec¿ para buscar Ia resoluciÓn de sus problemáticas, tanto sociales tomo
¿conómicas y polfticas; y esa partic¡pac¡Ón se hace más vis¡ble y consistente desde lo local, lo que
para nuestro c¿so siSnifrca desde el nivel municipal. El poder local es a su \€z una noción de dos
facetas, pues por una parte toma en cuenta lo indicado, es decir, el deseo de participar de los
ciudadanos; y por otra, la apertura que los gob¡ernos conceden a sus ciudadanos para que esa
participación sea eficazLo que ha sucedido con el modelo organizativo tradicional denominado
"Estedo-nac¡ón' ¡luatemalteco es que se le asignó un papel central, y muchas veces féneo a la
función y a los órganos gubemementales. Ello generÓ un sistema de alta dependencia desde el
Gobiemo central, que ha llegado a su máxima expresión con el presidencialismo. El Gobiemo ha
sidq portanto, el punto de referencia de toda la sociedad. Y ello ha impregnado la cultura; vale
recordar el trato que daba y recibía el presidente Jorge Ubico, como "tata-presidente".

(r) 44{; (;\r u\r 447 ó-.)

TroRíA Drt ESTADo

De manera que los modelos y prácticas conocidas hasta ahora fueron diseñadas no para que la
sociedad gobieme, sino para ser gobemada. No para participar en la búsqueda de su bienestar,
sino para esperar que ele venga de un Gob¡emo "paternalista", y de acuerdo con lo que ese
Gobiemo ha asumido que es lo que conviene a ¡a colectividad.
Como consecuencia y debido a la imposibilidad de cumplir a los ciudadanos las promesas que
hacen los polfticos cuando se autopromueven, la gpbemabilidad se w mermada cuando ostentan
el poder.

Y con ello ponen en peligro, no solo al Cobierno y su s¡stema, sino a la democrac¡a en su conjunto.

Es patético el caso venezolano, donde un pueblo escépt¡co y cansado del incumplimiento de los
diveBos gobiemos, ha c¿ldo y creldo en un lfder populista, demagogo y dictatorial, que está
conduciendo a ese pafs hacia la confrontación y el caos.

El nuevo fundamento de gobernabil¡dad plantea la necesidad de una reconceptual¡zación y una


redistribución del poder, y en ello no c¿be duda que la promoción del auténtico b¡enestar
colectivo tiene que darse desde la dimensión de lo local y con la part¡c¡pación ciudad¿na. Eta
modalidad permite tomar en cuenta las c¿racterfsticas propias de cada comunidad, de cada
municipio.

En este sentido entran los temas actuales de reforma del Estado y la descentraIización, los que
deben orientarse a promover e¡ desanollo loc¿l mn la partic¡pación de toda la ciudadanfe.

Por ello, es necesario repensar la forma en que las sociedades como la guatemalteca puedan
utisfacer sus necrsidades de desarrollo desde una perspectiva integral que contemple el
crecjm¡ento económico, social, democrático y cültural de todo el grupo, sin exclus¡ones de
n¡nguna naturaleza y tomando en cuenta las caracterlst¡cas propias de cada comunidad, de cada
mun¡cipio y territorio.

[¿s experiencias que se han avanzado a la fecha para el fortalec¡miento del poder local están
contribuyendo a la creación de un nuevo paradigma de gobernabilidad, que ase!úre la democracia
y el desarrollo de los pafses en dewenta.ia, como el nuestro.

GER^RDo PRADo

Conv¡ene, eso sf, advertir que poder loc¿l no signifrca en exclusiva la autoridad municipal ni la de
algún grupo en part¡cu¡ar, sino la autént¡c¡ participación de los diversos grupos que activan la v¡da
ciudadana, los que dentro de la leglidad plantean y promueven sus demandas, las cuales deben
ser atendidas por los responubles de darles respuesta.

Hay quienes anuncian el riesgo de la inc¡dencia de la narcoactividad y el crimen organizado en el


poder local, refiriéndose en este caso a los gobiemos locales, y quiás tengan razón; pero ello se
dewanece ante el verdadero poder local, en el que la ciudadanfa participa en el controly
supervisión de la activ¡dad públ¡c¡.

2,2. Hacia un periodismo de intermediación política y medios de comunicación.

losé lgnacio Lópa Vlgtl

http//servicioskoinonia.orgy'agenda/archivo/obra.php?ncod¡go=624
En los af,os 70, las radios populares latinoamericanás se pmpusieron -y lo lograron- devolver la voz
a un pueblo secularmente s¡lenciado. Muchas emisoras, a lo largo y ancho del continente, llevaron
los micrófonos hasta los s¡tios más remotos para que la gente común hablara, expresara sus
problemas y frulraciones, sus alegrías tamb¡én. Este esfuerzo resultó altamente educat¡vo en el
sentido socrátim del térm¡no, el de hacer nacer ¡deas a través de palabras. Nuestros encestros se
h¡ciemn hombres y mujeres gracias al lenguaje. Hablando nos hicimos humanos' Y hablando en
público nos hacemos c¡udadanos.

No fueron estas rad¡os <voz de los sin vozr, porque el pueblo no es mudo. Hicieron una devolución
de la palabra secuefirada, robada desde hace más de 5fi) años, a través de programas de alta
participac¡ón: entrevistas, sociodramas, debates, protest¿s y propuestas.

lá recupemc¡ón de la palabra por el pueblo s¡gue siendo un objet¡vo y una metodologa de toda
emisora con sensibilidad soc¡al. Pero hay que recuperar algo más decisivo, el podet No
construiremos democracia particlpativa mientras la ciudadanla no tenga más y más control sobre
las instrncias públicas que le deberfan ester subordinadas, pero que no le r¡nden c1lentrs,
n¡ siqu¡er¿ se dejan evaluar por ella.

§) 4.48,6Q (N) ¡149 (Ó.r

TEoRfA DEL EsrADo

¿A dónde apelará un ciudadano s¡ en un hospital públ¡co no le prestan Ia deb¡da atención? ¿En


dónde protestará si los servidores públicos están coludidos con los infractores privados? ¿En qué
espacio denunc¡ará s¡ ¡ajusticia no le hacejusticia? Los medios de comunic¿ción masiva se han
convertido hoy en espacios privilegiados de negociación y resolución de conflictos. La radio, la
te¡evisión, Ia prensa, las revistas, son medios y son mediaciones.

ful las cosas, muchas emisoras están poniendo en práclica un guinto periodismo -que no excluye
¡os otros cuatro conocidos, información, opin¡ón, ¡nterpretaciÓn e investigación-, un periodismo
que canal¡za las denuncias de la ciudadania y facilitt fa solución de los casos planteados. [e
llamamos perÍoditmo de inte¡mdiación.

Tradicionalmente, las radios latinoamericanas se caracterizaron por su ut¡lidad. Los servicios


sociales eran los programas de máx¡ma sintonía, especialmente en las zonas campesinas. Allí, la
radio hacla las veces de coreo, telégrafo y teléfono. Que Ia mula se perdió. Que Joseñna parió un
varoncito. Que lleven los sacos de c¿fé a la otra vereda. Que los rezos pot el abuelito serán
mañana al mediodía. Esle notlclero familiar se volvla más imprescindible en situaciones de
emergencia o desastres naturaleS.

Con menos zonas de silencio en la región, los servicios sociales han ido pasando a un segundo
plano. Sin embargo, la mmplejidad de la vida citad¡na revela nuevas y más variadas necesidades.
La mayorfa de la gente pase el dla esquivando, o tratando de esquivar, las innumerables
violac¡ones -grandes, medianas y pequeñas- de sus Derechos Humanos. Para esto sirve el
peiodismo de intermediación.
¿De qué se trata? En las em¡soras, populares y comerc¡ales, siempre ha habido gente que viene y
protestá. A través de cartas y lfneas abiertas, las radios latinoamericanas han sido, además de
correos y teléfonos prlblicos, bocinas para alzar la voz contra los abusos del poder y hasta buzones
de desahogo para llorar sobre la leche derramada. Pero, ¿y después? No bala la denunc¡a si no se
interpela a las autoridades responubles. Y no basta Ia interpelación si no se da seguimiento a los
c2sos denunciados -con la eficlz elr¿tegia de la viuda del Evangelio- hasta que se resuelvan.

I¿ intermediac¡ón se suele definir como una negociación asist¡da. En este sentido, requiere de un
elemento neutral pan ayudar a que las partes involucradas en un conflicto alcancen un arreglo por
consenso.

CÉRARDo PRADo

No es exactamente éste el sentido de Io que planteámos, porque nosotros no somos neutrales.


Cerramos filas con la ciudadanía, nos alineamos claramente a favor de los Derechos Humanos. No
sornos jueces, desde luego, no nos corresponde d¡ctar sentencia. Tampoco somos Estado ni
pretendemos suplantar el mandato de los servidores ptiblicos.

Somos periodistas. Como tales, facilitamos los micrófonos (o ias cámaras o el papel) para que el
reclamo de la ciudadanía llegue a donde debe llegar. Hacemos oír la voz de la gente ante Ias
instancias responsables cuando éstas se han mostrado irresponsables. Y si la gente no puede
hablar directamente, prestamos nuestra voz para que las autoridades escuchen, para hacer valer
la denuncia y encontrar una soluciónjusta. Somos pontífices, en elsentido exarlo de Ia palabra,
relacionamos las dos orillas. Y también cruzamos el puente, júnto al pueblo que avanza.

Si en nuestros palses Ia juficia tuvier¿ vendados los ojos, tal vez la radio pudiera taparse la boca y
no meterse a intermediar" Pero ése es el problema, que las instancias priblicas son frágiles, que la
corrupción crece más rápido que Ia mala hierba, y que muchos ciudadanos y ciudadanas, aunque
constituc¡onalmente tengan garantizados sus derechos, en la vida cotidiana no saben a quién
recurrir cuando se los conculcan.

Ahora bien, si peligroso sería intentar suplantar las funciones del Estado, se corre un peligro
similar erosionando Ia responsabilidad ciudadana y promoviendo una especie de paternal¡smo
radiofófl¡co.

Al Estado rogando y con el mazo dando. Porque n0 es cuestión de disfrutar m¡s derechos
(ciudadanfa pas¡va) sino tamb¡én de asumir mis responsabilidades (ciudadanfa activa). ¿Exijo una
ciudad limpia? Debo pagar mis impuestos. ¿Quiero vivir en un barrio seguro? Me organizo con los
vecinos para cuidarlo. Ia regla de oro del crist¡anismo es válida para la ética ciudadana: hagan a los
demás lo que quieran recibir de ellos.

Asf pues, el periodismo de intermed¡ación no busca suplantar la responsabilidad del Estndo ni


tampoco de la ciudadan[a. Al contrario, intenta urgir ambas.
Tampoco el periodismo de intermediación se conforma con ayudar a resolver un c¡so part¡cular, n¡
siquiera ve¡nte casos. l¡s soluciones ind¡viduales tienen un gran valor, no cabe duda, tanto para los
beneficiarios directos como para quienes escuchan los resultados a través de la emisora. Pero
multiplicaremos la eficacia si

(Nr 450 c\-.) §r 451 (¡-t

TEoRíA DEL Esr Do

presionamos para tránsformar esos procesos de resoluc¡ón de conflictos en políticas públicas que
impidan que se repitan. Si el problema es de muchos, la solución tiene que pensarse a más largo
plazo.

Muchas radios locales están experimentando este género periodístico porque han descubierto en
él la posibilidad de enfrentar la competencia de las grandes cadenas. ¿Cuál es la ventaja
comparativa de una radio local? Exactamente, el hecho de ser loul. Por serlo, está tan cerca de los
baches de Ia esquina como los mismos vecinos. Puede denunciar con conocimiento de causa, estar
mejor ubicada que cualquier otro medio para ayudar a resolver los mil y un problemas de la vida
cotidiana de su audiencia.

La concepción de un a radio ciudadana -este concepto gana terreno sobre otros anteriores como
educativa, popular o comunitaria- permite pensar globalmente. El ejerc¡cio del periodismo de
¡ntermediación lleva a actuar localmente. Y de eso se trata, de una estrategia glocal.

El periodismo de ¡ntermediación sirve también para denunciar los abusos del poder mediático. Los
med¡os de comunic¡ción se han eri$do como guardianes de las libertades y derechos civiles, como
un contrapoder que fiscáliza y critica a los demás poderes del tlado. Los periodist¡s, vigilantes de la
sociedad, están atentos a cxalquier violación de los Derechos Humanos, especialmente l¿s
cometidas contra la libertad de expresión. ¿Y quién vigila a los vigil¿ntes? ¿Quién controla a los
controladores? Los programas de intermediación socialvan de la mano con la iniciativa de los
observatorios de medios, de ese quinto poder del que nos habla lgnacio Ramonet.

Podríamos mencionar muchos ejemplos de emisoras que han echado a ¿ndar por Ia senda del
periodismo de intermediación y ocupan excelentes posiciones en el ratínflde su ciudad o lotalidad.
Como «defensolas ciudadanas al aire libre», estas radios aumentan su audiencia e, incluso,
mejoran sus ¡ngresos publ¡citários. Pero -y esto es lo más importante- ganan credibilidad y se
ubican en el corazón de sus audiencias.

Resulta evidente que este t¡po de periodismo es riesgoso. Trae problemas, exige meterse donde
las papas queman. Diríamos que es «polític¡mente incorrecto,. Pero medios de comunicación asf,
audaces y proféticos, son los que necesitamos para acompañar la nueva ciudadanfa
latinoamericana que se está gestando en la Patria Grande que soñó Bollvar.

GERARDo PRADo
3. Participación universitaria e ¡ntelectual.

3.1. Nación y Estado en Guatemala. Un no Estado.

Mario Sosa Velásquez

mariososav.blogspot.com/.../nacion-y-estado-en-guatema la-una.html

Esta ponencia trata de un conjunto de factores ¡mpl¡cados en Ia confiSuración y proceso de la


sociedad guatemalteca que hacen de Ia nación un constructo basado en relaciones de opresión,
marginac¡ón y exclusión y un Estado que se sostiene en un regimen polftico el cual determina que
lcs pueblos indígenas -así como otras entidades- no sean sujetos de su propio destino y, por
consiguiente, actores fundamentales en su tÍansformación para que responda a los intereses de
todas las configuraciones soc¡o étnicas que lo conformamos. En este sentido, el análisis e
interpretac¡ón tendrán como ejes articuladores el tema de los s¡stemas polfticos, Ias formas en las
que se expresa la ciudadanfa y eltema de la identidad nacional en un contexto multiétnico, lo
cua¡ será presentado en el pr¡mer apartado. En el segundo apartado, daremos un salto que
esperamos también genere debate, especialmente por su orientación prescript¡va.

Perspectiva compleja sobre Nación y Estado.

Hablar de Nación y Estado en Ia Guatemala de hoy, pasa por considerar un conjunto de factores
que configuran ambas entidades. [n ese sentido, un punto de partida es la constatación sobre la
diversidad étnica que se expresa en la ex¡stenc¡a de cosmovisiones, id¡omas, l¡teratura,
conocimientos, vestimentas e identidades ét¡c¿s particulares. Se expresa también en sistemas de
salud y jurídicos, en formas de producción, organización, autoridad y representación polltica,
todos con caracterfficas comunes al mismo tiempo que diferenciadas, que encuentran en matrices
socioculturales su ámbito de reproducción y se art¡culan en sistemas pollticos propios, y,
especialmente, en la existenc¡a de sujetos colectivos: los pueblos indígenas, que se expresan en
procesos económicos, políticos, sociales y culturales, en organizaciones, movimientos sociales,
comun¡tar¡os y pan-étnicos a través de los cuales se reivindican y ejercen derechos en buena
medida negados.

ó-r 452 e\r r:!\i 453 . \

TEoRIA Dtt EsrAoo GEnARDo PMDo

y representación, menos tratándose de sujetos coleclivos como los pueblos indi genas. Es más,
desde ese carácter liberal, la cl¿se dominante a través de su Estrdq, ha propugnado por la
homogeneización basada en su proplo paradigm¿ cultural, bajo el supuesto de que esto es
garantfa de fidel¡dad de la ciudadanfa y de unidad nacional. Esto ha significado la imposición
étnica y cultural (como el idioma, por ejemplo) sobre otros pueblos, etnias o nacionalidades, a
través de implementar'lo oñcial" y ejecutar po¡ft¡cas de genoc¡dio, etnocidio, segregación o
asimilación étnica que hoy transcunen por vfas mult¡ e ¡ntercultur¿les que endulzan la
reproducción de opresiones étnicas en los d¡st¡ntos ámbitos de las relac¡ones soc¡ales y po¡ít¡cat.
Esto es asf pues en su concepción y estrateg¡a de poder, la oligarquía como núcleo qúe da
orientación al proceso nacional (con ¡ntereses comunes aun cuando ex¡stán alianzas familiares y
segmentos corporativos que entran en discordia por cuotas de poder económico y polft¡co),
asume la homogeneidad como supuesto que le garantiza el control sobre el territorio y el mercado
y, por consigu¡ente, la acumulación de capiul. Al mismo tiempo utiliza la diversidad que tolera
levemente como produc" to también de acumulación. Complementariedad entonces entre una
búsqueda de homogeneidad adm¡nistrativa, jurfd¡ca, po¡lt¡ca -por ejemplo- y, al mismo tiempo,
un uso de la diversidad {omo producto tulst¡co e imagen-, que hace parte de la polftic¿ de Estado,
un Estado que le resulta necesario para la "unificación", ál m¡smo t¡empo que para la subasta del
país al capital transnacional y al imperio, como posibilidad de alianzas y mayor acumulac¡ón aun
cuando lo hagan en condición de "súbd¡tos"

En ese mismo orden de ideas, los procesos de acumulac¡ón de capital, del interés de la olig¡rqufa,
del capital transnacional y del imperio de influencia, han configurado históricámente la nación y el
Estado Basta con recuperar las caractelst¡cas esenciales del régimen colonial que trastocó
procesos civilizatorios e impuso un ré$men de opresión y explotáción, de las reformas liberales del
s¡glo XIX y los consiguientes despojos de tienas a pueblos indígena§, y de Ios procesos actuales
que elán reconfigur¿ndo los teritorios a partir de ¡ntereses geopolfticos del c¿pital transnacionaly
local que se reparten esferas, ámbitos, terr¡tor¡os, recursos, pueblos, comunidades, fueza de
trabajo, productos etno y eco turíst¡cos, etc.

[sto es lo que determina en última instanc¡a la política hacia la diversidad. De tal manera que en
determinadas condiciones se propugna por la homogeneidad, especialmente cuendo se identifca a
los pueblos indfgenas en sus acciones de resis

De tal manera que esta constatación nos afirma la necesid¿d de trascender referencias
estrictamente culturales, para situar a los pueblos indfgenas en específico, su relación con otras
conflguraciones socioculturales y con el conjunto de relaciones de las cuales hacen parte, en el
marco del proceso histórico, elcuil nos refiere a lo eco_ nómico, polft¡co y social. Nos afirma,
asimismo que pens¿r y proponer una nación y un Estado alternativos solamente desde la
diversidad étnico-cultural, signiflca obviJr aquel conjunto de yariables que determinan las
condiciones donde si encuentran los nudos problemáticos que nos impiden avanzar, al mismo
tiempo, de manera prácticá y efratégica.

En ese sentidq la nación, en su dimensión de realidad histórica y polftica, ha estado constituida por
relaciones de coloniaje y ocupación, de explotación y opresión, de racismo y discriminación, en
buena medida determinad¿s o condicionadas por las clases dominantes que, en tanto
articulaciones de ¡ntereses intemos y externos, han reproducido un régimen polÍtico baudo en
¡ntituciones, concepciones, valores, normas y prácticas que han regulado y estructurado un
sistema orientado a garantizar la acumulación de cap¡tal y poder en manos de el¡tes que además
de su carácter de clase se han caracterizado por su or¡gen e identidad criolla, blanc¡ o l¡gada a
nacionalidades como la judfa, alemana, anglosajona, entre otras. Es desde esta extracción socia¡ e
ident¡taria que han reproducido un silema de opres¡ón histórica hac¡a los pueblos indígenas y sus
posibilidades de ser sujetos de poder y, por consiguiente, sujetos de su destino; un sistema que
han implantado en el ámbito de Ia sociedad civil y el Est¿do.

Es desde ahí que se han intituido un régimen en donde los su.ietos colectivos de los pueblos
indígenas no pueden ejercer poder est¿tal estraté$co, que determina que la poblacÍón indígena no
pueda siquiera por la vfa de la farticipación liberal acceder a mayores cuotas de poder
correspondiente a su peso poblacional. Esto se c0nstata cuanto se estáblece que, a pesar de ser
quienes más participan, obtienen me, nos espac¡os de representación polític;, y, contrariamente,
dicha partic¡pación hace parte del juego por garantizar la sucesión y relevo entre actores que
representan, al final de cuentas, los intereses económicos y pollticos de quienes históriámente han
construido este Estado y han delineado muchas de las caracterlsticas de la nación.

Y es que el Estado, en su acepción actuá|, se funda en la aparente part¡cipación polític¿,


c¡rcunscrita esencialmente a ¡a dimensión de ciudad'ano individualmente considerado y un
sisteme de partidos polít¡cos que no garantiza la intermediación

e-:-r 454 L\i (\¡ 455 !-\.

TEoRfA Dg- rsrADo

tencia a las formas de acumulación ¡mperantes, como obstáculos y hasta factores teror¡stas {omo
los llega a defrnir el Departamento de Estado de EE.UU. En otras circunstancias, se propugna por la
diversidad, especialmente cuando es vista como folklore y puede convertime en mercancfa
turfstica o cuando se encuentre en ella la posibilidad de lograr resultados sin pasar por los poderes
o burocracias central¡zadas.

El Estado en particular ha sido construido de tal manera que garant¡za pa¡o pero no pan. Enfrenta,
de hecho, profundas l¡mitaciones para garantizar los derechos individuales y colectivos, y asf es
sentido en general por los guatemaltecos. Ha sido achicado y d¡sm¡nuido en sus competencias
para inten/enir en las relaciones sociales y económicas y su orientac¡ón elratég¡ca no se diriSe a
promover de$rrollo equitativo sino a reproducir un modelo económico agroexportador
reproductor de la desigualdad, y ha sido estructurado y organizado polftica y administrativamente
para segu¡r negando y excluyendo a las grandes mayolas de la participación en la producción y
control del poder polltico.

Es un Estado monoétnico, racifa y excluyente que reproduce la marginación y exclus¡ón étn¡ca.


Esto se constat¿ al recuperer las caracterff¡cas de la nación como entidad históric¿ heterogenea
t¿nto en sus formas o elpresiones jurldicas, como en Ias culturales y linSlufsticas, en las polfticis
(atinentes a sistem¿s polít¡cos) y en las económi€as, donde se combinan formas de producción y
reproducción diversas. Una enüdad que ciertamente es contradictoria en su configuración hilórica,
entre el proyecto hegemónico monoétn¡co de nacionalidad -nación homogénea de ciudadanos
libres e iguales ante Ia ley-y la concreción del proceso de producción y reproducción económ¡ca,
frente a l¿ imposibilidad de suprimir -mediante relaciones combinadas de explotación y opresión
étn¡ca- una conllguración de identidades y entidades sociales diferenciadas, procedentes de
dist¡ntas matrices soc¡oculturales y pertenecientes a distintos procesos soc¡opolfticos. Una
ent¡dad donde existe una disoc¡ación entre la realidad polfüo del Estado --{onfigurado
monoétnica, y ol! gárqu¡c¿mente- y el sistema polftica yJuldicamente etablecido por el tstado que
articula partidos polfticos --{omo mecanismos de acceso al poder polftico- y una lóg¡ca inclusiva ál
mismo tiempo que excluyente que se expresa en práctirás predom¡nantes de cultura polfüca --
{omo el clientelismo, el prebendarismo, la corrupción y la cooptación- que permiten inclu¡r a unos
pocos para seguir excluyendo a Ia mayorfa, individualy colect¡vamente consideradas, de la
cuestionada democracia.

De hecho, el poder social o de los pueblos queda reducido o confinado a los ámbitos locales y
comunitarios, donde se ejercen formas de democrac¡a directa (como las consultas ciudadanas o
las asambleas comunitarias), subsisten y se configuran sifemas polfticos locales (como el caso de
Totonicapán), formas de autoridad y actores de poder (como las cofradías, autoridades religiosas,
alcaldfas indfgenas y auxiliares), formas diversas de ciudadanfa, de participaciÓn y toma de
dec¡siones que el poder estatal y los part¡dos polfticos nieSlan, reprimen o ---en el mejor de los
casos- con los cuales se "diato$" y "nellocia" s¡empre en condiciÓn de vent¿jaAdemás existen
s¡stemas políticos ¡ndlgenas, con inst¡tuc¡ones polftic¿s, económicas, sociales y culturales, r4las de
func¡onamiento, normas y costumbres que reguIan y estructuran relac¡ones sociopolftices al
interior de las comunidades y pueblos indígenas, y que tienden a proyecta6e hacia el exterior ---
+speci¿lmente cuando la comunidad se ve amenazada- que no son reconocidos por el sistema
polftico dominante.

Existe, entonces, además del sistema juldiramente establecido e ¡mpuesto, un conjunto de


sistemas loc¡les ¡ndfgenas, que se rigen por instituciones, procedimientos, normativas de carácter
específico. tsto§ s¡femas polít¡ccs están articulados además a s¡stemas económicos, culturales y
sociales particulares de carácter reg¡onal y con vínculos espec¡ales con el nacional y global. Como
parte de esta variedad' el estudio de Ramos y Sosa también muestra en los distintos contextos
loc¿les, la eristeflc¡a de culturas políticas, formas de organizaciÓn, partic¡pación, representación,
autoridad, intermediación, asl como procesos y actores comunes y diferenciados a los del sistema
po¡ftico dominante, aunque en determinados procesos de forma articulada, a veces de manera
contradictoria y casi siempre articulándose a esa lÓg¡ca incluyente-exc¡uyente antes referid¿.

íntimamente relacionado con lo anter¡or, también se constata la existencia de una d¡mensión


homogénea y ¿ltamente concentrada y concentradora en la cúspide conespondiente a un modelo
implantado de democracia l¡beral-represent¿tiva+litista, que se asienta sobre una configuración
histÓr¡ca autor¡t¿ria de organizaciÓn del poder de origen colonial y neocolonial: mientras que en
la base encontramos formas de ejercicio del poder, de ciudadanía, de representación, sistemas de
autoridad, formas de intermediación, valores, creencias, cosmovisiones y prácticas que moldean la
política y lo pollt¡co, que se articulan en expresiones de demoúada participativa y directa en
territorios pr¡ncipalmente correspondientes a pueblos ¡ndfgenas, tal el cáso de las histór¡cas
consultas comun¡tarias, hoy renovadas en la lucha contra la minerla

GERARDo PRADO
!\) 456 L§ .>-) 457 -\a

TtoRfA DtL srADo

Cuando hablamos de los sistemas loc¿les, estas dos expresiones de democracia -la dominante y la
alternat¡\a- a veces se complementan, de hecho existe una interfase entre los slstemes polfticos
locales y el nacional, en procesos, actores, ¡nst¡tuciones y relaciones articuladas: pero cuando
entramos en el territorio de los sistemas polít¡cos indlgenas, estos dos modelos suelen
impugnarse, entran en conflicto. (lbfd.: 509).

A pesar de sus rariantes, los sistemas de autoridad en las socio tetitorialidades, pasan por figuras
de c¿rácter polftico-institucional (como las autoridades municipales), de participación y
representac¡ón soc¡al (como los Consejos de Desanollq las alc¡l dfas auxiliares o comun¡tarias, los
comités pro-mejoramiento), de carácter religioso (aj' quij, sacerdotes, pastores) y toda una serie
de figuras prop¡as de los silemas indfgenas integrados que, como el observado en Totonicápán,
contemplan un sistema amplio y complejo de cargos, que lo hacen ser, al m¡smo tiempo, un
sistema polftico particular, desde el cual se diseñan estrategies de resistenc¡a, a veces de
negociación, y acciones contra decisiones del poder centralizado del Estado que atentan contra las
formas de reproducción económicá y social de las comunidades.

Y es que la existencia de tales s¡lemas pollt¡cos, genera asimismo, que Ia ciudadanfa como relación
con el Estádo dom¡nante, se eje¡za en este marco de sistemas polfticos y de autoridad propios de
los pueblos indfgenas, fenómeno que encuentra a Totonicapán como uno de los sistemas pollticos
más elructurados, pero también otros sistemas ubic¿dos en otros terr¡torios. Es una ciudadanfa,
asf entendida en Totonicapán, que aparece Íntimamente vinculada con la ident¡dad y la
pertenencia a la comunidad local-<on implicaciones también al pueblo en su conjunto y muchas
veces a Ia identidad pan-étn¡ca maya-, la que conlleva, al mismo tiempo otro conjunto de deberes
y obligaciones diferenciadas a las que confiere el Estado a partir del principio de nacionalidad. Se
trata de un conjunto de deberes, obligaciones y derechos como el servicio a la comunidad o el
derecho de acceso al bosque comunal. En estos casos, es la comunidad organizada para su
reproducción soc¡aly económica y mediante el orden jurldico y polít¡co que se dota, ¡a que
confiere el status de ciudadanfa dede la comunidad, y establece quienes son admitidos y excluidos
de ésta y como actuaren var¡os aspectos (como el referido alagua por ejemplo) en tánto parte de
un actor colectivo frente al Estado.

Podemos habla¡, entonces, de la existenc¡a de prácticas y derechos ciudadanos que corresponden


a diversas matrices y culturas polft¡cas, que ponen en tela de .iuicio el principio de nacionalidad,
según el cual la pertenencia a la nación <omo

CtRARDo PRADo

comunidad mayor- es un elemento primario en la constitución de la ciudadanfa. Más aun, aparece


una dimensión colectiva de la ciudadanía de los pueblos indfgenas que implica una relación
colectiva con el Estado. l-a consultas ciudadanas, las acciones de resistencia y oposición, como en
el caso de Totonicapán, Sololá, Sipacapa, San Juan sacatepequez entÍe tantos otros, e inclusive el
ejercicio del voto no tienen solamente una d¡mens¡ón indiv¡dual y muchas veces el sujeto refrere
a la comunidad o al pueblo indfgena, a las autoridades y liderazgos comun¡tários e indfgenas
funcion¿do como infancias de intermediación y can¿lización de demandas y neces¡dades
colecti\Es, trascendiendo el papel asignado por el sistema polltico domin¿nte a los partidos
polít¡cos.

Lo anterior nos habla, entonces, del agotamiento histórico por lo menos de dos modelos. Por un
lado, al agotamiento de un modelo de Estado-nac¡ón que no conesponde a la pluralidad de la
sociedad guatemalteu y en particular a la existencia de sistemas polfticos y formas de ciudadanía
que trasc¡enden su acepción liberal. Asistimos támb¡én al agotamiento de un modelo de régimen
polftico, de origen colonial y oligárquico, que con sus diversas concreciones h¡stóricas desde Ia
independencia del si8llo XlX, y hoy tamizado como sistema polft¡co democrático, n¡ega no
solamente derechos individuales y colectivos, sino silemas po¡fticos elructurados propios de
pueblos indígenas; por cons¡guiente, niega la d¡versidad de la sociedad guatemalteca. En esencia,
entonces, hablamos del frac¿so del modelo dásico de sifema político y por consiguiente del
proyecto de Estado-nación impuesto. Un asunto también polémico que resalta en esa discusión de
Ia nación y el Estado, el de la identidad nacional venus las identidades étnicas. Es innegable el
carácter multicultural, plurilingüe y múltiétnico del país, la existencia de construcciones históric¿s
que se concretan en conflgurac¡ones étnicas procedentes de matrices culturales diferenc¡adas,
aun cuando contengan elementos que las hacen mest¡zas y que estén en constante relación. Es
evidente la existencia de comunidades de cultura e ident¡dad particulares, pero también es un
hecho que tales comunidades -que no son ceradas- se ven -más o menos- como parte de una
comunidad mayor. En ese sent¡do, es obvia la ex¡stenc¡a de identidades étnicas y, al mismo
t¡empo, de una ¡dentidad nacional compartida que si bien es débil, encuentra en indicios
empfricos su asiento de ex¡stencia. Y es que, todos, sin difingo nos sentimos parte de una
comunidad nacional y nos sentimos orgullosos de ser guatemaltecos, afrrmación válida para
segmentos étn¡camente autodefinidos indagados en ocho munic¡pios con caracterflic¿s diversas
(Quetzaltenango, Zacapa, San Marcos, Chimaltenango,

ó-¡ 458 o\- (-N 459 cL§

TEoRÍA DEL EsTADo

Huehuetenango, Cobán, San Martín Jilotepeque y Colotenango), varios de los cuaIes, como se
sabe, constituyen sociotenitorial¡dades indfgenes o mayor¡tar¡amente indígenas. Esto quiere
decir, que ser maya o indfgena no necesariamente significa dejar de sentirse parte de la nación
guatemalteca, aunque se posean segmentos de crtltura diferenciados de la cultura dominante,
aun cuando se sea sujeto de derechos colectivos especfficos o se viva en condiciones y se sienta
ser objeto de discriminación y racismo por ser indfgena.

Las relac¡ones contradictorias entre colectiv¡dades con identidades étnicas diferenciadas, no


necesariamente son contradictorias o excluyen la posibilidad de poseer una identidad nacional
compartida, aunque su vivencia pueda diferir. De hecho, existen caracterfsticas objetivas y
subjetivas comunes y un nivel de idenüdad en el cual todos sus miembros se imaginan a sf mismos
como parte de esa comunidad mayor, tienen conciencia de pertenencia, ya sea por sentirue parte
de un pasado y/o presente compartido -aun cuando sea vifo como contradicc¡ón- o por sent¡rse
parte de un futuro común ¿ constru¡r. En todo caso se tiene un referente histórico: a partir de una
visión de encuentro por razones de adsoipción pollticá a un Elado y por referencia a un territorio o
una cultura "compartida", o bien a partir de una visión de desencuentro o encontronazo por
razones de clase, pueblo, etnia, género, entre otros elementos.

Atrevimientos prescriptivos.

Hablamos entonces que las evidencias empfricas y la incorporación de una perspectiva analftica e
interpretativa compleja que trascienda la visión culturalita, que nos permita una reflexión sobre
las condiciones actuales de la nación y el Estado en e¡ contexto de la geopolÍtica regional, sumado
a la recuperación de los sujetos colectivos, constituyen elementos esenciales para establecer el
est¿do actual de la nación y el Estado. Hablamos, igualmente, que no obstante el fracaso del
modelo y los cuestionamientos y problemas serios de gobemab¡lidad que presenta este Estado,
éste no está en crisis. Sin embargo, es desde t¿l fracaso, agotamiento y problemas que puede
generarse su tranformación, para Io cual haría falt¿ un sujeto o un conjunto de sujetos, con un
proyecto y una efrategia coherente en esa dirección, que trasc¡enda la resistencia.

Sin un proyecto polftico que transforme el Estado que nos han heredado las elites oligárquicas y
en asenso, que considere las condiciones de coloniaje e imperialismo, que recupere una
perspectiva de autonomía, pero también de soberanla y d¡ginidad nacional, es imposible repen$r
con sentido estratégico no solamente ia idint¡dad nacional a construir s¡no las relaciones y el
régimen polftico que den sustento a una Nación y un Estado donde todos los implicados podamos
ser sujetos de un destino decidido y compart¡do.

En esa perspectivia y como condiciones mlnimas' es necesario pensar la nueva nación comá una
posibilidad de sentirno§ una comunidad diversa, una comunidad de comunidades, compartiendo
un Elado que nos ¡ncluya, cuestionando la tesis de la inclusión liberal que predomina en nuestro
contexto y asumiendo l¿ tesis de inclusión de sujetos colectivos, ejerciendo derechos colectivos'
incluido el derecho a la libre determinación que podrla expresarse en un s¡stema de autonomfas
que debiera redefinir la división polft¡ca y administrativa y las competencias. Una naciÓn que se
reconozce en sus releciones hifóricas de opresión, discriminaciÓn y racismo, y se proyecte en un
proyecto compart¡do, en donde encuentre cabida el individuo pero también el sujeto étnico
colectivo: los pueblos autodefin¡dos étnicamente; en áonde encuentre cabida la construcciÓn de
lo diverso y lo compartido, como modalidad de cohesión social sinérgica, marco en el c1¡al se
abran paso, sin opresión y no sin contadicción, la identidad étnicá y la identidad nacional: una
naciÓn imaginada, no homogenea como ha pretendido vanamente el liberalismo, sino diversa,
donde encuentra cimiento una nueva identidad nacional.
Pero como hemos visto y re¡teramos, esto es posible s¡empre y cuando, concibamos ese proyecto
y lo s¡tuemos en la lucha compartida por conquistar nuestros derechos colectivos en tanto
pueblos y nuestra soberanía frente al capital y cualqu¡er forma de imperialismo, abriéndole paso a
procesos económicos y polfticos plopios de nac¡ón de comunidades, a la comunidad de
mmunidades. Pero esto pasa por una or¡entación que se plantee la conlrucciÓn y toma del poder,
pues el Estado m¡smo es ¡nstrumento impresc¡ndible, en tanto objeto a tfanlormar e ¡nstrumento
para la construcc¡ón de la nueva naciÓn. Preguntémonos por ejemplo: ¿Como lograr instituú un
sistema polftico que reconozc¡ silemas políticos propios de los pueblos indígenas, sin tener en
nuestras manos el Estado? Sin duda, desde la llanura, desde la res¡lenc¡a, esto no será posible;
pero tampoco será posible con estrate$as liberales y con criter¡os de "ocupar espacios" que son
expresiÓn de esa reiterada lógica de inclusión-exclusión.

CIRARDo PRADo

(-\) 460 (i\) e\) 461 e\)

TEoRí^ Drr tsrADo

En esta d¡rección, antes que retroceder en reformas constituc¡onales fasc¡stamente


capitalistamente y oligárquicemente feudales como las propuestas por ProReforma, es necesario
considerar Ia necesaria refundación del Estado, de tal manera que refleje a la nación como
comunidad de comunidades o pueb¡os, que tienda contundentemente a resolver la desiguafdad, y
no como organizac¡ón de poder opresor y rac¡sta, al servicio de ol¡garqufas e ¡ntereses
transnacionales e imperiales.

3.2 Un enfoque perverso: El alcalde cacique y los cadáveres exquisitos.

Enrique Naveda

http://www.elperiod ico.coñ.gtl es/ 2007 1 028 / actualid ed / 45028/

Losdirigentesmunicipalesestánalcanzandounaugeaúnmássolidoyduradero(...); polÍticos como Tono


Coro, de Santa Catar¡na p¡nula, lo atribuyen a que ahora se está descubriendo Ia fueza del poder
local, tras un largo perfodo de dictaduras. Selvin Garcfa, de P¿chalum (Quiché) y presidente de la
Asociación Nacional de Municipalidades, opina que los jefes ediles han 'despertado': "El poder
nacional radic¡ en el loc¿l; y eso no lo sabfamos hasü ahora'. En FIACSO, la coordinadora de
etudios sociopolíticos, Paola Ortiz, denomina "toma de conciencia" a este despertar y, entre otras
razones, cree que se debe al tr¿bajo de la Cooperación lnternacional para capac¡tar a los lfderes.

La democracia, el globo y la iglesia.

En realidad, hay que retrotraere un poco más: hasta 1986, segun Juan Alberto Fuentes Kn¡ght,
director del lnstituto Centroamedcano de Estudios Fiscales. Aquel año, Vin¡cio Cerezo tomaba las
riendas de la Presidencia de la Reprlblica y de la nueva democracia, y la Conl¡tución establecfa que
un porcentáje de los fondos priblicos serfa ejecutado por las corporaciones municipales. Luego, a
ralz de los Aoerdos de Paz y el objetivo de desconcentrar la adm¡n¡stración para volverla más
cercana a la gente, las arcas de los alcaldes se fueron llenando hasta alojar Q5 m¡l 896.5 millones
en 2005, casi un '15 por ciento del gasto nacional.

Pero como la d¡rección de un océano no Ia determ¡na una sola coriente, concunen al menos dos
razones más: Ia $obalización y las iglesias neopentecostales.

GERARDo PR^Do

l-a globalización tiene, entre otros muchos, dos efeclos: uno es que debilita el Estado - explican
Edelberto Tones-Rivas y Pilar Cuesta en su libro 'Notas sobre la Democracia y el Poder tocaf- y el
otro es que revitaliza lo loc¡|. "El regreso entusiasmado por la democracia local se origina en la
creciente pérdida de la presencia del Estado... por efecto de las tendencias neoliberales'. "Y por su
incapacidad para resolver una serie de problemas", matiza Fuentes Knighl

Si la Slobalizac¡ón ha modelado una nueva economía y soavado el Estado, la trad¡ción de l¡dera4o


de las ¡glesias neopentecost¿les acentria la pasión por los caudillos o los hombres car¡smáticos,
que pueden arrastrar rios de gente con un solo gesto, sin una sola palabra. En esto coinciden Jesils
Garcfa-Ruiz, ¡nvestigador de l,É.cole d6 hauts éludes en sclencs sociala, de Francia, y tduardo
6onzález, ex secretario ejeotivo de la Presidencia.

No solo eso, p¡ensa Gustavo Berganza. Su Teolo$a de la Prosperidad transmite que la forma
adecuada de proceder es el individualismo y el sudor. Jamás la lucha polftica, grupal y meditada.

Dueños y señores: Caciques.

Y es aquf donde el auge de los alcaldes se vuelve problemát¡co. Desde tiempos de la Colonia,
Guatemala ha sido un pais personalista y caciquil, y su población, pese a llevar más de medio siglo
el¡giéndolos, todavfe no se ha acolumbrado a mirar a los funcionarios como a sus servidores. El
alcalde, que en su pimer mandato es depositario del poder, con cada nueva reelección va
sintiéndose más su dueño y, dada la naturaleza del ambiente local, se propende a la corrupción, el
cacicazgo y el clientelismo, explice Torres-Rives. Luis Linares calcula que la mitad de los alcaldes
son crciques de pueblo.

Al elevar al trono municipal al caudillo no solo se reproducen todos estos vicios, sino que los
legitima un voto que en muchos casos es espurio porque no es polltico. Y las leyes que regulan el
ámbito municipal son tan escasas y depauperadas que los alcaldes no tardan en dominar el
Concejo Mun¡c¡pal o los Consejos de Desarrollq dos instituciones que deberlan contrarrestar su
fuefla, lamenta González. El recuerda cómo, a los seis meses del mandato como alcalde de Óscar
Berger, toda la oposic¡ón s€ habla alineado.

o\) 462 (N. (r\) 46J (rr

TEoRfA DEr ErADo cERARDo PRADo

Cadáveres exquisitos.
En la Francia de principios del siglo XX, los creadores surrealistas solfan jugar a componer poemas
o dibujos grupalmente. h grac¡a consistía en que cuando uno traz¿ba unas lfneas o escribfa un
veBo, ignoraba lo escrito por los part¡cipantes anteriores. Al final, el conjunto solía ser cómico o
¡úgubre, pero casi invariablemente exento de interés y de alma, y por eso todas sus partes eran
sustituibles. A este tipo de composiciones se le Ilamaba "cadáver exquisito'.

Un siglo después, la estructura se repite con un carácter menos lúdico y más decisivo en los
veniales partidos del sistema partidista más volátil del continente. tás agrupaciones polÍt¡cas
guatemaltecas no solo son esqueletos desmoronados, a decir de los expertos, s¡no más bien
cadáveres exqu¡sitoscuyas partes, m¡embros, diputados, solo están ahl para hacer bulla alrededor
del caudi!lo. Y por eso, con la decrepitud de su abecilla o el desprestigio tras ejercer el poder,
comienza a gesta rse su desaparic¡Ón.

Ni un solo partido en Cuatemala tiene más de 20 años, subraya Gustavo Berganza, y eso impide
que se consoliden las identidades polfticas, se creen adhesiones ideolÓgicas y las agrupac¡ones no
precisen el imán del cacique para atraer votos.

En Honduras, los dos partidos fuertes t¡enen más de un siglo, y la única vez que un miembro pasó
al otro se encendió un escándalo, recuerda González.

Desorden, subversión.

Pero en Guatemala el raquitismo de los partidos no es nuevo: nace de una est¡rpe de d¡ctadores
que, al contrario que otros latinoamericanos de su calaña, fueron prepolfticos primero, y luego
ant¡políticos, explic¿ Edelberto Torres-Rivas, de FLACSO: "CreÍan que la política es desorden y
subverión. Le atribulan males que no tiene".

Guatemala, recuerda el economista Juan Alberto Fuentes Knight, arrastraba un pasado en el que
habfa sido despreciada y los grupos empresariales, el Ejército y Ia lgles¡a pesaron especialmente. A
diferencia de en el resto de países, en la Reptiblica nunca los partidos trasladaban las
reivindicaciones polft¡cas. Lo h¿cfan las cámaras patronales, los generales o los prelados, y
dificultaban la creación de los partidos. "Con la excepción del MLN', apunta Torres-Rivas. Una
agrupación cuyo declive, sin

Paola Ortiz ha entrevistado a muchas alcaldesas en el interior. Mujeres que tienen una
extraordinaria vocación de servicio público pero no entiendán que la solidaridad, el patroc¡nio, es
pernicioso cuando se está en su Grgo, dice; y regalan alimento en mera repetición de lo que se ha
hecho durante siglos:"Fortalecerlos no consiste en darles más recursos, sino en darles educación y
-fiscalizarlos,, reclama Ortiz.

El temor.

El temor de los especialistas, más que el caciqu¡smo mismo _ya antiguo-, es que los c¡c¡ques se
agranden m¡entras reina la ilusión de estar dáscentralizando el Est¿do. Si el presidencialismo
desmedido no es lo mismo que un poder Ejecutivo muy condensado ni tiene aires de Estado
fuerte, como escribe TonesRivas, entonces el "alcaldismo" no equivale a una gestión municipal
adecuada. No obstante, interpone paola Ortiz, Ios cic¡ques soñ sumamente iuertes y fun_
damentrles para sostener el sistema. porque los habitantes -ras¡ stibditoF exi8en magnenimidad y
mecenazgo. y porque los partidos políticos, dewalidos ante la contienda, precisan de ellos en su
campaña electorai los usan como un imán de votos y también como el slmbolo de su poder de
atracción (.lncluso qu¡en no estaba con nosotros ahora nos apola", parece ser el mensaje).
¿Podemos desmantelar los cac¡ca4os y que esto funiione como una democrac¡a?, se pregunta
Ortiz. y se responde: "yo creo que no,. Y ¡e responde Eduardo González: "Hay que escoger entre
un mal y el otro". Fortalecer al cacique como un primer paso para descent-ralizar o que todosiga
¡gual. 'Pretender un cambio culturel antes que uno real es iluso".

Y responde también el libro de Edelberto Torres_Rivas: Lo más frecuente es que elJég¡men se


vuelv¿ democrático y paulatinamente se vaya añanzando en la población. "bs posibilidades de lo
local son ¡mportántes pará quienes creen más en la participación como valor democrático".

Pero el interés surgido por la democrac¡a municipal parte de "una realidad que encierra un olv¡do:
que el antónimo de la democracia loc¿l no es la democracia nacional, sino la local conompida, lo
autoriterio-local,.

d\¡ 464 §\, e\) 465 ('-l

TroRfA Drr EsrADo

embargo, ya estaba cifrado en ¡a misma idea de su nacimiento: el ant¡comunismo. A su


decadencia seguiían la desaparición del PR y, ya en las últimas elecciones, la sepultura del que
muchos consideraban el últ¡mo part¡do verdadero -la Democracia Cristiana Guatemaltecá-, el
postrer superv¡viente de aquel tfo.

Y además suced¡ó la guerra, y la contra¡nsurgencie, y aniquilaron "una generación de cuadros,


lfderes, ideólogos y mil¡tantes, un 'estilo' de participar en Ia vida pública"; y también sobrevino el
discurso contra las ideologas, el pragmatismo.

Aquellos líderes caldos, los mejores, hablan sido hoy los enc¡rgados de dirig¡r la polftic¿ nacional,
repasa Fuentes Kn¡ght. y las ideologfas, la gufa, el programa, el telescopio para ver a lar¡o plazo. El
aglutinante impersonal y duradero de un partido. El abono para sus bases. l.¿s vagas ¡nstrucciones
para distinguir a los uno de los otros. Las redes de vergi¡enza para imped¡r un transfuguismo que
(a la vez c¿usa y consecuencia de que los partidos'no se consoliden, que vuelve intercambiables
todas sus partes, como pedazos de un cadáver uquisito) no preocupa demasiado. Casi la mitad de
los alcaldes reelectos lo cons¡gu¡eron con un partido distinto a¡ anterior, reatlca Luis Linares, de
As¡es.

"¿No de igual que se cambien de partido -apostrof¿ paola Ortiz-, cuando los partidos nada
representan?"

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