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Fenomenología del espíritu. Hegel.

Introducción:

-Título: Fenomenología del espíritu. (Phanomenologie des Geistes).

-Subtítulo: Ciencia de la experiencia de la conciencia. (Wissenschaft von der Erfahrung des


Bewusstseins)

La odisea del sujeto:

Narra Homero que Odiseo sale de Ítaca, se embarca hacia Troya, participa en la guerra que
termina con la destrucción de esa ciudad y luego emprende el viaje de regreso, atravesando las
más diversas y desesperantes experiencias, los vendavales que continuamente amenazan su frágil
embarcación, el engañoso encanto de las sirenas, la brutalidad del ciclope Polifemo, las trampas
de Circe, los peligros de caer en Escila o en Caribdis, para arribar finalmente al lugar de donde
había salido. El que ha vuelto es Odiseo, el mismo que había salido, pero ya no es el mismo. Es el
mismo en su ser-otro, en ese otro en que ha devenido.
Países, villas, fiestas, costumbres, paisajes, minerales, nubes, todo es materia de
aprendizaje. Cada cosa, cada acontecimiento, cada situación, tiene un mensaje especial, encierra
una clave que es necesario descifrar. Nada le es ajeno al sujeto en búsqueda de sí mismo. Todo
tiene un sentido para que el sujeto se lo apropie.
Es el mismo impulso que mueve al sujeto de la Fenomenología del espíritu. En efecto, es
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"el camino del alma que recorre la serie de sus configuraciones como otras tantas estaciones de
transito que su naturaleza le traza, depurándose así hasta elevarse al espíritu y llegando a través
de la experiencia completa de sí misma al conocimiento de lo que en sí misma es" (Fenomenología,
pág. 54).
El camino es del alma al espíritu, de la sustancia al sujeto. "El alma es la sustancia", no
todavía el sujeto. Para ello debe recorrer "la serie de sus configuraciones". El sujeto no es una
cosa, no está hecho. Todo lo contrario, se hace, deviene sujeto, se subjetualiza en un proceso
continuo, en cuyo transcurso asume diversas configuraciones, distintas formas (Gestalten), de
manera que siempre es diverso, pero en esa múltiple diversidad nunca deja de ser el mismo.
Ese camino "tiene para ella [para la conciencia] un significado negativo y lo que es su
realización vale para ella mas bien como la perdida de sí misma, ya que por ese camino pierde su
verdad. Podemos ver en él, por tanto, el camino de la duda o, mas propiamente, el camino de la
desesperación", pues no se trata de la simple duda que inmediatamente se soluciona una vez que
se Llega a la verdad, sino de "la penetración consciente en la no verdad del saber que se
manifiesta" (Fenomenología, pág. 54).
Ahora bien, esta realización no puede advenir sin la pérdida del mismo sujeto. El sujeto
como alma o conciencia natural tiene su verdad, se encuentra afirmado en ella. En este camino
esta verdad se esfuma, se desfonda, pasa a ser no verdad. No es un simple problema intelectual.
Es el problema existencial por excelencia. En ello se le va la vida, la existencia. Es la desorientación,
la pérdida del "centro".
Es, por lo tanto, el camino no solo de la duda sino también de la desesperación. Cuando el
sujeto en su momento de conciencia natural pierde su verdad, no avizora su superación. Entra en
el ámbito de las tinieblas, de lo negativo. La desesperación lo atraviesa de parte a parte.
Asimismo, el avance hacia la meta es "incontenible y no puede [la conciencia] encontrar
satisfacción en ninguna otra estación anterior" (Fenomenología, pág. 56). La desilusión, la
insatisfacción, el malestar, lo negativo, acompaña al viajero sin solución de continuidad. Nada lo
puede satisfacer plenamente, pues se encuentra empujado a ir más allá de sí mismo por una
"violencia [Gewalt] que echa a perder en él la satisfacción limitada" (Fenomenología, pag.56).
Es la violencia interior de la vida la que empuja a mirar de frente el peligro, la muerte de la
vida plenamente natural, y a arrojarse en brazos de la angustia que motoriza una contrafuerza, un
freno, a la marcha que abandona el suelo firme para lanzarse a lo desconocido. "En el sentimiento
de esta violencia puede ser que la angustia retroceda ante la verdad, tendiendo a conservar
aquello cuya perdida la amenaza" (Fenomenología, pag.56).
La ciencia (Wissenschaft) a la que aquí se refiere Hegel nada tiene que ver con el concepto
moderno de ciencia. Lo científico que nace con la modernidad es conocimiento de lo particular.
Cuanta más científica es una investigación, mas particulariza su objeto de conocimiento. Todo lo
contrario, es lo que expresa la Wissenschaft. Se refiere ésta siempre a una totalidad. En el caso de
la Fenomenología, esa totalidad es la experiencia (Erfahrung) del sujeto. Es la ciencia de la
totalidad de la experiencia, no de algún momento puntual.

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Índice:

A) Conciencia:

- Certeza sensible.

- Percepción. Mundo. Actitud teórica.

- Entendimiento

B) Autoconciencia:

C) Dialéctica Amo- esclavo.

D)Ideologías del esclavo: Estoicismo. Escepticismo. Conciencia desgraciada (El cristianismo).

A) Conciencia (Bewusst-sein): La fenomenología es una antropología y por lo tanto se pregunta


¿qué es el hombre? Responde: el hombre es auto-conciencia y es auto –consciente cuando por
primera vez dice “yo”, es decir cuando se le re-vela su identidad. Pero autoconsciente no se es,
sino que se deviene y deviene precedido por el momento de la conciencia. La conciencia es la
conciencia de...Algo (mundo). La conciencia es el sujeto cognoscente que contempla la realidad,
mira pasivamente los objetos. Pero este sujeto cognoscente es absorbido por el objeto que
contempla. El sujeto cognitivo se pierde en el objeto conocido. Fenomenológicamente es el objeto
el que se muestra en el acto de conocer, pero no el sujeto.

SUJETO
OBJETO

El hombre no puede ser “vuelto hacia sí mismo “(autoconciencia: selbst-bewusst-sein) en


tanto y en cuanto sujeto cognoscente. Aunque este último es condición necesaria pero no
suficiente para la vuelta a sí mismo.

El movimiento de vuelta a sí mismo solo se logra por el deseo o apetito (Begierde): por
ejemplo, el deseo de comer. Es el deseo que constituye a este ser en un “yo” y lo re-vela como yo
y lo impulsa a decir “yo”. En el deseo el objeto es revelado por un sujeto diferente del objeto y
opuesto al objeto. Es por el deseo que se revela – a sí mismo y a los otros como un yo
esencialmente diferente y opuesto de un no-yo (yo- no yo).

Ahora bien, mientras el hombre en la conciencia permanecía pasivo y quieto el deseo lo in-
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quieta y lo empuja a la acción. La acción surge del deseo y tiende a la satisfacción y para ello
realiza la negación (destrucción o trasformación) del objeto deseado. Así toda acción es negación
por destrucción o por trasformación.

Ahora bien, si la acción que es negación de un objeto, al destruir un objeto crea a la vez
una realidad subjetiva. Así el ser que come destruye y asimila el objeto creando una realidad
subjetiva por dicha asimilación. El yo del deseo es un yo vacío que recibo un contenido positivo
por la acción negativa sobre el no-yo deseado. La naturaleza del yo depende de la naturaleza del
no- yo. Si el no-yo es algo natural el yo también lo será. (Somos lo que comemos). Sera un yo
cosificado. Un yo viviente (en sentido biológico), un yo animal que alcanza solo a ser un
sentimiento de sí, no autoconsciente.

B) Auto-conciencia: Para que haya autoconciencia es necesario que el “deseo” se fije sobre un
objeto no-natural, que supere la realidad natural. Pero lo único que supera la cosa natural es el
deseo. El deseo considerado en sí mismo, antes de toda satisfacción, se re-vela como una nada, un
vacío. El deseo en tanto revelación de un vacío, la presencia de una ausencia de una realidad es
esencialmente distinto de una cosa deseada, de un ser estático cuya identidad se mantiene
inalterable, siempre igual a sí misma. Solo el deseo que remite a otro deseo, tomado en tanto
deseo, creara con su acción negativa y asimiladora que lo satisface un yo esencialmente otro que
el yo animal. Ahora este yo que se nutre de deseo, será el mismo deseo creado por la satisfacción
de su deseo. Este yo del deseo es acción y como tal distinta del yo animal que es identidad o
igualdad consigo mismo. Este yo será “negatividad- negatriz”, es decir este yo será devenir, será
temporal. La existencia de ese yo implicara no ser lo que es y ser lo que no es. El yo se hace a sí
mismo: será en el futuro lo que ha devenido por la negación en presente de aquello que fue en el
pasado y cuya negación se realizó en vista a lo que devendrá.
Este yo es el yo de la autoconciencia. Él es ese mismo acto de trascender y por lo tanto
libre de lo dado e histórico.
El deseo humano debe dirigirse sobre otro deseo. Pero para ello es necesario que exista
una pluralidad de deseo, por lo tanto, es necesario el rebaño. Ahora bien, el hombre solo puede
ser social, pero para ello no alcanza la multiplicidad de deseos es necesario una multiplicidad de
deseos que se deseen mutuamente como deseos. El deseo antropogénico difiere del deseo animal
por cuanto el primero no se refiere a algo dado sino hacia otro deseo.
Por otro lado, para que el hombre se humanice y se diferencie del animal hace falta que el
deseo humano prevalezca respecto del deseo animal. Ahora bien, todo deseo lo es de algo valioso.
Para el animal el valor supremo es la vida animal. Por lo tanto, todo deseo animal gira en torno al
deseo de conservación de la vida. Entonces el deseo humano debe superar el deseo de
conservación y ello se realiza “arriesgando la vida” en función de su deseo humano. Es por este
arriesgar la vida que el hombre se constituye y revela a sí mismo como realidad humana. La
autoconciencia se origina en este arriesgar la vida.
El hombre se “reconoce” humano arriesgando la vida para satisfacer su deseo humano, es
decir el deseo que se dirige sobre otro deseo. Desear el deseo del otro es desear que el valor que
yo soy sea el valor deseado por ese otro. Quiero que reconozca mi valor como su valor, como un
valor autónomo. Dicho de otro modo, todo deseo4humano, antropogénico, generador de la
autoconciencia, se ejerce en función del deseo de “reconocimiento”. El riesgo de la vida por el cual
se reconoce la realidad humana está en función de ese deseo. Ahora bien, ese arriesgar la vida
implica una “lucha a muerte” por el reconocimiento.
Sin esta lucha el ser humano no hubiera existido. El ser humano se constituye como
humano en función de un deseo dirigido a otro deseo, es decir, de un deseo de reconocimiento.
Por lo tanto, el ser humano no se constituye como tal si por lo menos dos deseos no se enfrentan.
Ahora bien, cada uno desea satisfacer su deseo y para ello está dispuesto a arriesgar la vida
luchando hasta la muerte. Solo en esta lucha se constituye y revela a sí mismo y a los otros como
una realidad humana. Solo se constituye y revela como humano en tanto realidad reconocida.
Ahora bien, si todos lucharan hasta la muerte para ser reconocidos, esta lucha terminaría
o con la muerte de uno o la muerte de los dos. En ambos casos no habría reconocimiento alguno.
Es necesario que ambos queden con vida. Pero esto es posible si ambos adoptan comportamiento
opuestos en la lucha. Uno de ellos por miedo al otro no arriesga su vida que estaba en función de
su deseo de ser reconocido. Abandona su deseo y satisface el deseo del otro: reconoce al otro sin
ser reconocido por el otro. Pero reconocer implica reconocer al otro como “Amo” y reconocerse y
hacerse reconocer como “Esclavo del Amo”.
El hombre no se humaniza sino en tanto socialmente. La sociedad, por lo menos en su
origen, no es humana si no hay un elemento de DOMINIO y un elemento de ESCLAVITUD. Seres
autónomos y seres dependientes.
Si el Hombre solo se engendra como humano en y por la lucha que culmina en la relación
amo-esclavo, su realización y revelación progresiva no se efectúa sino en función de esa relación
de amo-esclavo.
Si el hombre es su devenir, si su ser es un ser-en-el-tiempo, si la realidad humana revelada
no es mas que la historia universal, esa historia es la historia de la interrelación dialéctica amo-
esclavo.
Ahora bien, si el hombre en devenir debe culminar en el hombre devenido, si el deseo
debe culminar en la satisfacción del deseo, entonces la relación dialéctica Amo-Esclavo debe
culminar en su “supresión dialéctica”.
En conclusión: El ser humano no puede engendrarse como ser humano y mantenerse en
su humanidad sino no es “reconocido”.

Por eso Hegel afirma: “La autoconciencia es en y para sí en cuanto que y porque es en sí y
para sí para otra autoconciencia; es decir, solo en cuanto se la reconoce” (Fenomenología, pág.
113).
Todo hombre que por primera vez se topa con otro hombre se atribuye un valor
autónomo, se cree hombre, tiene la “certeza subjetiva” de serlo. Pero esa certeza puede ser
ilusoria o falsa. Para que esa idea sea verdad debe revelarse en una realidad objetiva (una realidad
que no solo valga para sí sino para otro distinto de sí). En tal caso el hombre para ser
verdaderamente (objetivo) hombre debe imponer a otro la idea que tiene de sí mismo, debe
“hacerse reconocer” por otro. Esta acción de una autoconciencia es el acto antropógeno de
imponerse sobre otro. Ahora bien, ese otro también 5 se sabe (certeza subjetiva) un ser autónomo y
debe realizar la misma acción de “hacerse reconocer”. Se entabla así una “lucha a muerte” de dos
que se creen hombres. Si mueren los dos la conciencia es suprimida pues los muertos no son mas
que cadáveres. Pero si uno solo queda con vida y mata al otro no puede ser reconocido, pues el
vencido muerto no puede reconocer la victoria del vencedor. La certeza del vencedor queda
subjetiva sin realidad objetiva, carece de verdad. El hombre para ser reconocido no le sirve matar
a su adversario, lo debe “suprimir dialécticamente”. Debe dejarle la vida y la conciencia y
destruirle su autonomía. Debe suprimirlo en tanto se le opone y actúa contra él. Debe
“someterlo”.
Como resultado de esta lucha uno se instituye como Amo y otro como Esclavo. Uno
afirmará su deseo de reconocimiento arriesgando la vida para satisfacerlo (Amo), el otro se
someterá por miedo a la muerte, subordinando su deseo humano de reconocimiento al deseo
animal de conservación (Esclavo). El esclavo dará satisfacción al deseo de reconocimiento del otro
sin ser reconocido a su vez.
En tanto que hay un amo y un esclavo hemos llegado a la realidad humana verdadera. En
sus orígenes es siempre o amo o esclavo. El hombre como ser social solo surge con estas dos
figuras, una existencia autónoma y otra dependiente.
Ahora bien, como el hombre es su devenir, la historia humana no es mas que la
interrelación dialéctica entre amo y esclavo.
C) Dialéctica Amo-Esclavo: El esclavo es el vencido que ha aceptado la vida que otro le ha
acordado y por eso depende de ese otro. El esclavo queda reducido a la vida animal. El mismo se
considera animal y como tal es considerado por el amo. El único verdaderamente humano es el
amo. El amo tiene, no solo la certeza subjetiva, sino la realidad objetiva (verdadera) mediante el
reconocimiento del esclavo. El esclavo continúa siendo animal.
Ahora bien, Hegel primero se detiene a analizar la relación dialéctica del señor con el
siervo y con la cosa y luego la relación dialéctica del siervo con el señor y la cosa.

- Relación dialéctica del señor:


ESCLAVO: RECONOCE AL AMO POR EL TRABAJO.

INMEDIATA:

COSA: El amo destruye la cosa, solo goza de ella,


es ocioso.

AMO

ESCLAVO: Por la cosa.

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MEDIATA:

COSA: Por el esclavo (trabajo).

AMO: El esclavo reconoce al amo concretamente trabajando.

ESCLAVO

COSA: Ser independiente de quien depende el esclavo al renunciar a


arriesgar la vida.
“EL AMO TERMINA SIENDO ESCLAVO DEL ESCLAVO Y EL ESCLAVO AMO DEL AMO”.
“SOLO HABRA RECONOCIMIENTO SI EL QUE RECONOCE ES RECONOCIDO Y ESTO IMPLICA
LA SUPRESION (AUBHEBUNG) DEL AMO Y EL ESCLAVO. Dos hombres libres”.
Análisis de las relaciones dialéctica Amo-esclavo-cosa:
1.- El amo si bien se había independizado de la naturaleza (vida) por arriesgar la vida,
ahora el amo interpuso al esclavo entre él y la cosa, previa trasformación por el esclavo, no se
diferencia del animal porque goza inmediatamente sin transformación del que goza. No trabaja.
2.- Ahora al amo se le revela que es reconocido por el esclavo que no es reconocido. Es
reconocido por el esclavo que por temor a la muerte quedo esclavo de la naturaleza. El amo no
alcanza la satisfacción verdadera del deseo de reconocimiento ya que el esclavo no es humano, es
solo una cosa.
Ahora bien, se puede pensar que el amo podría ser reconocido por un igual, es decir, otro
amo. Pero todo amo prefiere la muerte antes que reconocer servilmente a otro. En todo caso si lo
reconoce deja de ser amo para pasar a ser esclavo.
El amo entro en un callejón sin salida, en un impasse existencial. Nunca podrá satisfacer su
deseo de reconocimiento en tanto siga siendo amo.
3.- “solo habrá reconocimiento si el que reconoce es reconocido y esto implica la
supresión (aufhebung) del amo y el esclavo”.
¿Es posible esto? Según Hegel sí. El amo no puede dejar de ser amo. Solo el esclavo puede
suprimir su servidumbre. Por eso la historia es la historia del esclavo trabajador. El amo no
aparece mas que para engendrar al esclavo, pero es el esclavo que lo suprime como amo al
suprimirse como esclavo. No se invierte la dialéctica de amo a esclavo y de esclavo a amo, sino que
se supera en dos autoconciencias libres.
¿Cómo sucede esto?
4.- Angustia ante la muerte:
7 al desprecio a la muerte que desafío hasta el
El amo venció al esclavo, su victoria se debe
final. El esclavo se hizo esclavo por miedo a la muerte y esto revelo su dependencia de la vida
(naturaleza) y a la vez su dependencia del amo. Pero en última instancia el esclavo es la verdad del
amo. ¿Por qué? Porque experimento la angustia. Dice Hegel:
“La conciencia del esclavo «ha experimentado la angustia, no por esto o lo otro, no
durante este u otro tiempo, sino ha experimentado la angustia por todo su ser, por que ha sentido
miedo ante la muerte, el señor absoluto» (Fenomenología, pág. 148).

De Waelhens comenta este texto como sigue:

” Resulta, pues, que no es el valor el que revela el hombre a sí mismo, la conciencia a sí


misma, el peligro; sino la amenaza de la nada. Hemos de comprender bien a Hegel. La grandeza
del esclavo no consiste en el hecho de que ha cedido. Por esta huida fue castigado con la
esclavitud. Su grandeza se basa en que ha visto aglomerarse la totalidad de su ser en la
perspectiva de la muerte, y que ha visto esta totalidad como una posibilidad de no ser nada. Tal
vez el amo haya temido por este o aquel bien, por lesiones que posiblemente recibiría en la lucha,
pero, debido a que él es el amo, no ha conocido la angustia y por esto no se conoce a sí mismo
como una totalidad, ni conoce esta totalidad como una negatividad. Hemos de hacer una
distinción aquí entre la angustia y la muerte. La muerte es la revelación de todo mi ser, pero una
revelación que se destruye a sí misma. Es la angustia ante la muerte que revela una sabiduría de la
plenitud humana” (Estudio sobre la angustia).
La contraposición que aquí plantea Hegel es entre un temor cualquiera, es decir, el temor
a algo particular, como puede ser el ataque sorpresivo de un asaltante, la súbita aparición de un
coche a alta velocidad, y el temor absoluto, o sea, el temor al señor absoluto, la muerte. El temor
absoluto hace estremecer todos los contenidos de la conciencia natural. Deja al que lo
experimenta en el aire. Lo arroja a la nada, al vacío. Todo se estremece, todo entra a danzar. Se
pierden todos los sostenes. De esta manera la conciencia llega al puro para sí, a la pura
autoconciencia, pura negatividad. Conquista el sentido propio.

Si en lugar del temor absoluto, aquello a lo que la conciencia servidora se ha sobrepuesto


es solo un temor cualquiera, los sostenes que se le vienen abajo son solamente algunos. Su caída
no es al vacío, a la nada, sino a otro ámbito donde encuentra otros sostenes. Si tengo temor a la
autoridad policial, tendré al abogado que me proteja. Si el mundo exterior me asusta, el ámbito

familiar me protege. No se abre el sentido propio, el significado pleno de la autoconciencia,


negatividad absoluta, sino solo una negatividad particular. No salgo de la particularidad en la que,
por el contrario, me encierro obstinadamente.

Heidegger retrabajara estos conceptos hegelianos reinterpretando el temor particular en puerta


de entrada a la existencia inautentica y la angustia en pasaporte a la existencia autentica. Según
Heidegger la experiencia de la angustia abre las puertas del ser, o sea, de la nada.

5.- El trabajo y la formación:


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- “El miedo al señor absoluto es el comienzo de la sabiduría, la conciencia no es aún para sí
“(Fenomenología, pág. 120).

- “Pero esta satisfacción de sí mismo tiende a desaparecer pues le falta el lado objetivo o la
subsistencia” (Fenomenología, pág. 120).

- “El trabajo, por el contrario, es deseo reprimido, desaparición contenida, el trabajo es


formativo” (Fenomenología, pág. 120).

Hay aquí una contradicción entre el deseo del amo y del esclavo: el amo consume la cosa,
goza de ella negándola (destrucción). El deseo del esclavo empuja a trabajar por ser un deseo
reprimido. El esclavo al trabajar introduce una negación en la negación, es decir, no la destruye a
la cosa, la trasforma, no la consume la trabaja. (La madera la hace silla).

Así surge un mundo humano e histórico, creado por él. Por ello el esclavo se libera del
mundo natural y se reconoce en ese mundo creado como obra suya.

Pero no solo humaniza la cosa, sino que en ese humanizar la cosa se humaniza el también.
Se forma, se cultiva, se educa (Bildung). El esclavo al tras-formar la cosa se con-forma en tanto
humano y libre.

Esta liberación y humanización del esclavo, que ya no es esclavo, permite que el amo sea
reconocido y devenido no mas amo sino hombre libre como el esclavo.
D) IDEOLOGIAS DEL ESCLAVO:

Ideología no significa conjunto de ideas, sino que en Hegel y después en Marx significa
enmascaramiento de la realidad. Pensado psicoanalíticamente como mecanismos de autoengaño.

El esclavo pasa, antes de su liberación definitiva, por tres ideologías: El estoicismo, el


escepticismo o el cristianismo como conciencia desgraciada.

-EL ESTOICISMO: El esclavo se sabe libre. Se queda en el ámbito del pensamiento. Se cree
que es realmente libre. Es una libertad abstracta, no devenida concreta. Es una certeza subjetiva
no devenida verdadera (objetiva). Se cree libre cuando en realidad sigue siendo esclavo. Pero llega
un momento que toma conciencia de esto y entra en contradicción. Surge el tedio por incapacidad
de volverlo real. El estoico conduce a la inanición.

-EL ESCEPTICISMO: “El escepticismo es la verdad del estoicismo”. El escéptico ahora entra
en acción, quiere modificar el mundo, pero fracasa. Se hace nihilista.

-EL CRISTIANISMO O LA CONCIENCIA DESGRACIADA: Después del fracaso del escéptico, en


este mundo todo es servidumbre, tanto el amo como el esclavo. La libertad solo es real en el mas
allá. La lucha ya no tiene sentido en el mas acá. Pero en el mas allá, ambos, son siervos del Señor
(dios). El cristianismo el esclavo se libera del señor humano para someterse al señor divino. El
esclavo acepta este nuevo amo por el temor a la muerte que experimento con el amo humano. El
cristianismo nace de la angustia ante la nada. Nace de la imposibilidad de aceptar la muerte, es
decir, nuestra finitud.
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Entonces solo queda suprimir la ideología cristiana para que liberándose de Dios y del mas
allá, realizar la libertad en el mas acá, aceptando la muerte. El Ateísmo es la supresión definitiva de
la dialéctica amo-esclavo. Para Hegel solo hay viernes santo, sin pascua (Dios ha muerto).

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