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UNIVERSIDAD NORORIENTAL PRIVADA

“GRAN MARISCAL DE AYACUCHO”


NUCLED GUDAD GUAYANA
FACULTAD DE DERECHO
TURNO TARDE
II SEMESTRE
SECCION: 3T2P/AULA: 7
ASIG: DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO.

LOS TRATADOS INTERNACIONALES.

PROFESORA: ESTUDIANTES:

Carmen Lara. Díaz Danielys v-30.357.829

Flores Juan v-30.577.000

Rodríguez Melanllelys v-28.459.814

Rodríguez Orkarelis v-30.292.855

Querales José v-28.395.002

Puerto Ordaz, Marzo 2020.


Un tratado internacional es una norma jurídica de naturaleza internacional,
vinculante y obligatoria para los Estados que lo suscriben, normalmente escrita por sujetos
de Derecho internacional y que se encuentra regido por este, que puede constar de uno o
varios instrumentos jurídicos y siendo indiferente su denominación. Como acuerdo implica
siempre la concurrencia mínima de dos personas jurídicas. Por ejemplo los gobernantes de
cada país se reúnen para ponerse de acuerdo con sus límites de países para no tener
problemas con sus territorios.

Lo más común es que tales acuerdos se realicen entre Estados, aunque pueden
celebrarse entre Estados y organizaciones internacionales.

FUNDAMENTO Y OBLIGATORIEDAD DE LOS TRATADOS.

Uno de los principios fundamentos del Derecho Civil en materia contractual es el


denominado pacta sunt servanda, conforme al cual, el contrato obliga a los contratantes y
debe ser puntualmente cumplido, sin excusa ni pretexto.

El Código Civil sanciona la obligatoriedad del contrato a través de distintos


preceptos:

Los contratos son obligatorios, y las obligaciones nacidas de los mismos tienen
fuerza de ley entre las partes contratantes (artículos 1091 y 1278). Como dice Ruggiero,
nada expresa mejor la virtud vinculadora de la relación contractual que el parangonar ésta
con la ley. Así como la ley establece preceptos universales y coactivos, el contrato sienta
preceptos coactivos también, aunque particulares, para las partes que se ligaron. Pero la
expresión de que los contratos tienen fuerza de ley entre las partes no quiere decir que el
contrato tenga virtud creadora de normas jurídicas, ya que la eficacia obligatoria del
acuerdo presupone la existencia de una ley que la reconozca.

Su obligatoriedad se deriva de la voluntad de las partes, sancionada y amparada por


la ley, no del corroborante religioso del juramento. Por ello dispone el artículo 1260 del
Código Civil que no se admitirá juramento en los contratos, y si se hiciera, se tendrá por no
puesto. Como señala Díez Picazo, la fuerza obligatoria de los contratos no nace de las
especiales imprecaciones que las partes puedan realizar, sino del juego del ordenamiento
jurídico.

Esta obligatoriedad se hace extensiva a todas las consecuencias que, aun no


expresadas, se deriven de la naturaleza del contrato, conforme a la buena fe, al uso y a la
ley (artículo 1258).

Como consecuencia de la obligatoriedad del contrato no pueden dejarse la validez y


el cumplimiento del mismo al arbitrio de uno de los contratantes (artículo 1256).
En lo que concierne al fundamento de la obligatoriedad del contrato, se han
formulado diversas teorías:

1. Teoría del voluntarismo jurídico. Con arreglo a esta teoría, el fundamento se halla
en la soberanía de la voluntad del sujeto, en el sentido de que éste se auto obliga limitando
voluntariamente su propia libertad.

2. Teoría de la ética. La obligatoriedad se funda en una norma ética derivada de la


buena fe, que exige no defraudar la confianza que en otro pueda haber creado la promesa de
uno (Recasens), norma ética de veracidad en las comunicaciones entre los seres humanos y
que se expresa como “deber de cumplir la palabra dada”.

3. Teoría normativista (Kelsen). La obligatoriedad del contrato tiene su fundamento


en una norma jurídica positiva, que considera el contrato como un hecho (acto, negocio
jurídico) creador del derecho y productor de obligaciones. Por tanto, el fundamento de
aquella obligatoriedad se halla en la norma superior, de Derecho positivo, que la reconoce y
admite.

4. Teoría de la personalidad y autonomía privada. Considera el contrato como una


manifestación de la actividad de la persona; se reconoce a ésta un ámbito de auto soberanía
para reglamentar sus propias situaciones jurídicas. El contrato es el medio de autogobierno
de la persona, es decir, de la autonomía privada. Con ello, la persona hace coincidir su
voluntad con la de los demás y la voluntad de cada uno, al coincidir, pierde su propia
autonomía, y da lugar a una nueva voluntad unitaria, que es la voluntad contractual, que
regirá las relaciones entre las partes.

Clasificación De Tratados

Los Tratados pueden clasificarse desde diferentes puntos de vista:

Con respecto al número de Estados participantes:

 Bilaterales: Son los que ligan a dos sujetos de derecho internacional.

 Multilaterales: Son los concluidos entre más de dos sujetos de derecho


internacionales.

Con Respecto a las Formas de dar Consentimiento para Obligarse:

 De debida forma: Son aquellos en los que la voluntad de obligarse se expresa por un
acto del jefe de Estado.

 De forma simplificada: Son aquellos en los que obliga al Estado un funcionario de


categoría inferior al jefe de Estado, mediante la sola firma.
Con respecto al objeto del Tratado:

 Tratados de extradición

 Tratados culturales

 Tratados fiscales

 Tratados sociales

 Tratados económicos

 Tratados consulares

 Tratados de amistad

 Tratados de navegación

 Tratados de tráfico aéreo

 Tratados de Paz (Los tratados de paz forman una clase especial que escapa a dicha
clasificación, ya que, siendo su objeto terminar todas las diferencias entre los
combatientes, participan de la naturaleza de aquellas y reúnen en sus estipulaciones
pactos de todo género.)

Con respecto al tipo de obligaciones que crea la doctrina:

 Tratados Ley: Son aquellos en los que existen dos o más voluntades comunes con
un mismo objeto.

 Tratados Contrato: Son aquellos en los que existen dos voluntades opuestas pero
complementarias, una quiere vender una cosa mientras que a otra quiere comprar la
misma cosa.

 Tratados constitutivos: Por los que se adquiere un derecho (de anexión). o se


permite sus uso (convenios estableciendo servidumbres internacionales). o se
determina y fija con mayor precisión que antes (tratados de límites). o se declara su
extinción o transmisión (tratados de cesión o de renuncia).

 Tratados regulatorios: Los que determinan las relaciones de dos o más


Estados, políticas (tratados de reconocimiento) o de orden material o económico
(tratados de comercio, navegación, postales, etc.

 Tratados de asociación: Por lo que dos o más Estados convienen en formar


una sociedad para la consecución de un fin común, ya para
un tiempo y objetivo determinado (alianzas) ya indefinida y limitando
la soberanía de los asociados (Confederaciones y Federaciones).

Con respecto al criterio para su participación:

 Tratados abiertos: Son aquellos tratados que prevén la participación de contratantes


que no han participado en la negociación, mediante la adhesión o la firma. Este
punto ha sido mencionado anteriormente en la Gestión de los Tratados.

 Tratados cerrados: Son aquellos que permiten exclusivamente la participación de los


negociadores y no prevén la incorporación de nuevos contratantes.

Acuerdo en forma simplificada de los tratados.

(Derecho Internacional Público) Tratado no sometido a ratificación y que, por lo


tanto, entra en vigor desde el momento en que se firma.

Los acuerdos en forma simplificada, que están teniendo gran desarrollo en la


actualidad, recaen a menudo sobre tratados de importancia secundaria. El problema de
saber si el Estado puede o no puede comprometerse con esta forma de acuerdos, depende
del derecho interno.

PROCESO DE NEGOCIACION Y CONCLUSION DE LOS TRATADOS.

NEGOCIACION.

Para ponerse de acuerdo en el texto a tratar un requisito indispensable es


la negociación. Se considera que son Estados negociadores aquellos que participan en la
elaboración y adopción del texto. En el derecho español, el inicio del Tratado corresponde
al Gobierno de la Nación (ni las Cortes Generales ni las Comunidades autónomas pueden
forzar un tratado, pero pueden incitar al Gobierno para que lo haga).

Para la consecución de estos fines, el Ministro de Asuntos Exteriores pedirá al


Consejo de Ministros la obtención de la plenipotencia (poderes absolutos). Dicho Ministro
depositará esos poderes en representantes del Estado, que son quienes representarán al país
en la negociación.

La fase de negociación es la más larga, puede llegar a durar incluso por un periodo
de 10 años realizar un texto definitivo que satisfaga a las partes. Durante esta fase deben
determinarse el objeto, fin y contenido del tratado, y también la redacción del mismo, sobre
todo en los Tratados entre estados que hablen lenguas diferentes.

Adopción del texto


Tras esta fase se pasa a la adopción del texto. Adoptar significa consentir que todos
los participantes se pongan de acuerdo en su redacción definitiva. Anteriormente era
necesario el voto favorable de todos los Estados negociadores. Esto sigue vigente en los
Tratados bilaterales. Con la proliferación de los Tratados internacionales multilaterales se
pasó al sistema de mayorías (art. 9 de la Convención de Viena de 1969). Este artículo
establece la práctica general del voto favorable y unánime pero se trata de una práctica
residual. Mayoritariamente se aplica su punto segundo que establece que la adopción del
texto se hará por una mayoría de dos tercios de los Estados presentes y votantes a no ser
que los Estados decidan para poder realizarse a cabo.

"Artículo 9. Adopción del texto. 1. La adopción del texto de un tratado se efectuará


por consentimiento de todos los Estados participantes en su elaboración, salvo lo dispuesto
en el párrafo 2.

2. La adopción del texto de un tratado en una conferencia internacional se efectuará


por mayoría de dos tercios de los Estados presentes y votantes, a menos que esos Estados
decidan por igual mayoría aplicar una regla diferente."

Autenticación.

La siguiente fase es la de autenticación. Este acuerdo queda fijado de manera


solemne como el contenido definitivo auténtico e inalterable del tratado. Según el artículo
10 de la Convención de Viena de 1969 la autenticación se hará de modo previsto por la
Convención o por otro acuerdo de los Estados. En general se utiliza la firma ad referéndum,
la firma o la rúbrica. Esto no obliga a cumplir con el Tratado. En países como España la
autenticación se produce por la firma del Rey.

"Artículo 10. Autenticación del texto. El texto de un tratado quedara establecido


como auténtico y definitivo

a) mediante el procedimiento que se prescriba en él o que convengan los Estados


que hayan participado en su elaboración; o

b) A falta de tal procedimiento, mediante la firma, la firma "ad referéndum" o la


rúbrica puesta por los representantes de esos Estados en el texto del tratado o en el acta
final de la conferencia en la que figure el texto."

Prestación del consentimiento.

La fase final es la de prestación del consentimiento. Los Estados participantes


deciden en esta fase si quieren ser parte o no del Tratado. Si aceptan se someten al Tratado.
Los que no aceptan no quedan obligados.
En la práctica esta prestación del consentimiento se realiza bien de forma solemne,
bien de forma simplificada.

De forma solemne o formal.

Esta vía se utiliza en los casos en los que debido a la importancia de la materia se
exige solemnidad en la forma de prestación del consentimiento. Esta solemnidad se exige a
través de la ratificación.

El significado de este término ha ido evolucionando. Tradicionalmente era un acto


del soberano confirmando un Tratado celebrado por un mandatario o representante del
soberano.

A partir del siglo XIX (constitucionalismo moderno) la ratificación se configuró


como un mecanismo de control del poder legislativo sobre el poder ejecutivo. De este modo
el gobierno no puede obligarse con otros Estados en relación a determinadas materias sin la
autorización del legislativo.

De forma simplificada.

Los acuerdos en forma simplificada -agreements o notas reversales- son acuerdos


internacionales cuyo proceso de conclusión incluye solamente una etapa de negociación y
la firma, materializándose comúnmente en varios instrumentos.

FIRMA.

La firma constituye una muestra de apoyo preliminar a la Convención o el


Protocolo. Firmar el instrumento no establece una obligación jurídicamente vinculante,
pero es una indicación de que el país tiene intención de someter el tratado a un análisis
nacional y tomar en consideración su ratificación. Aunque la firma no obliga al país a
avanzar hacia la ratificación, si establece la obligación del Estado de abstenerse de
cualquier acto que ponga en peligro los objetivos y el propósito del tratado, o de tomar
medidas que lo debiliten.

RATIFICACIÓN O ADHESIÓN.

La ratificación o adhesión representan el compromiso, jurídicamente vinculante, de


acatar las disposiciones de la Convención. Aunque la adhesión tiene exactamente las
mismas repercusiones jurídicas que la ratificación, los procedimientos son distintos. En el
caso de la ratificación, el Estado primero firma y luego ratifica el tratado. El procedimiento
de la adhesión comporta esta última medida, y no esta precedido del acto de la firma.
Los procedimientos oficiales para la ratificación o adhesión varían según los
requisitos legislativos nacionales del Estado. Antes de la ratificación o la adhesión, un país
suele realizar normalmente un análisis de las disposiciones del tratado para establecer si las
leyes nacionales se adaptan a sus disposiciones y establecer los métodos más apropiados
para promover el cumplimiento del tratado.

Por lo general, los países que promueven la Convención la firman poco después de
haberla aprobado. Luego ratifican el tratado cuando se han cumplido todos los
procedimientos jurídicos que exige la legislación nacional. Otros Estados pueden comenzar
el proceso de aprobación nacional y adherirse al tratado una vez que se han cumplido los
procedimientos nacionales, sin necesidad de firmar primero el tratado.

Tanto la ratificación como la adhesión requieren dos medidas. La primera es que el


organismo apropiado del país (ya sea el Parlamento, el Senado, la Corona o el Jefe de
Estado o Gobierno, o una combinación de todos ellos) acepte adoptar las obligaciones
pertinentes del tratado de conformidad con los procedimientos constitucionales adecuados.
La segunda es que se prepare el instrumento de ratificación o adhesión, una carta oficial
sellada donde se explique la decisión, firmada por la autoridad responsable del Estado, y se
deposite ante el Secretario General de las Naciones Unidas en Nueva York.

FIRMA DIFERIDA:

Es una facilidad para aquellos que no han participado en la negociación de un


tratado, para que otorguen su firma con posterioridad y en plazo prácticamente ilimitado.
Consiste en fijar un plazo después de la adopción de un tratado multilateral, dentro del cual
los Estados que han participado en la elaboración del tratado y, en algunos casos, otros
Estados invitados a este efecto, van a poder firmar el texto del mismo. Ej.: El tratado sobre
Prescripción (Prohibición) de Pruebas Nucleares que fue firmado en Moscú en 1963 por los
representantes de EE.UU., URSS y Gran Bretaña y según una de las disposiciones de este
tratado, éste quedaba abierto a la firma diferida de todos los Estados hasta la fecha de su
entrada en vigor y a la adhesión después de esa fecha.

Concluimos que la firma diferida es para todos los países que estén interesados en
pasar a formar parte de un tratado, bien sea este u otro pueda firmar sin contratiempo ya
que puede gozar de este derecho sin límite de tiempo.

RESERVA DE LOS TRATADOS.

La reserva a los tratados internacionales es una institución jurídica que permite, a


quien se dispone a prestar su consentimiento en obligarse por un tratado internacional de
carácter multilateral, excluir o modificar los efectos jurídicos de determinadas cláusulas o
disposiciones convencionales en relación a su autor.

Registro de los Tratados.


El artículo 102 de la Carta de las Naciones Unidas establece: "Todo tratado y todo
acuerdo internacional concertados por cualquier miembro de las Naciones Unidas, después
de entrar en vigor esta carta (1945) serán registrados en la Secretaria y publicados por ésta a
la mayor brevedad posible. Ninguna de las partes en un tratado o acuerdo internacional que
no haya sido registrado conforme a las disposiciones precedentemente señaladas de este
artículo, podrá invocar dicho tratado o acuerdo ante órgano alguno de las Naciones
Unidas"(Los tratados no son nulos, pero no son efectivos)

El Pacto de la Sociedad de las Naciones contenía una disposición similar y que fue
insertada debido a que durante la Primera Guerra Mundial y poco después de que finalizara,
se revelaron ciertos tratados secretos. La sanción por la falta de registro será que el tratado
o acuerdo no podrá ser invocado ante órgano alguno de Naciones Unidas, como la Corte
Internacional de Justicia.

REGISTRO Y PUBLICACION DE TRATADOS.

Según el art. 102 de la Carta de las N.U. los tratados y acuerdos internacionales en
los que los miembros de las N.U. sean parte deberán ser registrados en la Secretaria de la
Organización y publicados por ésta a la mayor brevedad posible. El art. 80.1 de la
CV formula esta obligación con carácter general, bien que modulándola, como un deber de
transmisión para los Estados parte o para el depositario, si ha sido previsto en el tratado. El
antecedente de estas disposiciones hay que verlo en el art. 18 del Pacto de la Sociedad de
las Naciones que imponía igual obligación.

La regla se sitúa estrictamente en el plano del Derecho convencional y responde a


una idea que en los tiempos de la S. de las N. gozó de gran predicamento. Si los Pactos
secretos entre Potencias fueron causa del  bélico, era necesario hacer que los tratados
internacionales fueran siempre públicos.

No existe norma alguna del Derecho internacional general que condicione la validez
de un acuerdo internacional a su publicación. Si tal prohibición existiera es obra del
Derecho convencional, y, en efecto, en su primera literalidad, el Pacto sancionaba con la
nulidad la falta de publicidad del acuerdo. De modo más prudente el art. 102 de la Carta se
limita a restringir su eficacia puesto que tal carencia sólo tiene como consecuencia la
imposibilidad de invocarlo ante cualquier órgano de las N.U.

La CV silencia por completo este aspecto y se limita a imponer un deber


de comunicación a la Secretaria de las N.U. «una vez que haya entrado en vigor.

El Artículo 102 de la "Carta de las Naciones Unidas" dispone que los Estados


Miembros registren en las Naciones Unidas todo acuerdo internacional que concierten. Esto
se hace ante la Oficina de Asuntos Jurídicos, la cual es responsable del registro, depósito y
la publicación de los tratados y las convenciones. La Oficina también se encarga de
publicar en inglés y francés la serie titulada Un Treaties Series ó Recueil des Traités, donde
se encuentra el texto de más de 30 000 tratados y medidas conexas. También en inglés y
francés se publica un volumen titulado Multilateral Treaties Deposited with the Secretary-
General o Traités Multilateraux déposés auprès du Secrétaire General donde se enuncian
486 tratados multilaterales depositados por los Estados Miembros.

REVISION DE LOS TRATADOS.

Derechos de las Comunidades Europeas:

El procedimiento de revisión de los Tratados aparece recogido en el artículo 48


T.U.E. y tiene como consecuencia la modificación del articulado de los Tratados. Antes de
la reforma que supuso el Tratado de la Unión Europea, cada Comunidad tenía su propio
procedimiento de revisión. De esta manera, el T.U.E. deroga los antiguos artículos 96
T.C.E.C.A., 236 T.C.E.E. y 204 T.C.E.E.A y establece un procedimiento de revisión único
para las tres Comunidades. La revisión de los Tratados la puede solicitar bien el gobierno
de cualquiera de los Estados miembros o bien la Comisión, presentando a tal fin proyectos
de revisión al Consejo. El Consejo, previa consulta al Parlamento Europeo y, en su caso, a
la Comisión si la iniciativa de revisión no partió de ella, emite un dictamen favorable a la
reunión de una conferencia de representantes de los gobiernos de los Estados miembros.
Convocada dicha conferencia por el presidente del Consejo, ésta aprobará de común
acuerdo las modificaciones que sea necesario introducir en los Tratados. Si se tratara de
modificaciones institucionales en el ámbito monetario, es necesario consultar también al
Consejo del Banco Central Europeo. Dichas enmiendas entrarán en vigor una vez
ratificados por todos los Estados miembros de conformidad con sus normas
constitucionales. A pesar de que éste es procedimiento de revisión establecido con carácter
general, algunas modificaciones de los Tratados pueden hacerse por un procedimiento más
sencillo que, generalmente, suele incluir la participación del T.J.C.E. como en el caso del
artículo 95 T.C.E.C.A., artículo 221 T.C.E.

Las reglas de interpretación de los Tratados:

A) Regla general de interpretación.

Cualquier interpretación de las disposiciones de un Tratado debe realizarse conforme a


la regla general de interpretación, codificada en el art. 31.1 de la Convención de Viena,
según la cual “un Tratado deberá ser interpretado de buena fe, conforme al sentido corriente
que haya de atribuirse a los términos del Tratado, en el contexto de éstos y teniendo en
cuenta el objeto y fin.” Esta regla de interpretación contiene tres principios que deben
conjugarse entre sí en la tarea interpretadora. Estos principios son:

a. El principio de buena fe
o Es un principio básico en el Derecho internacional y, en particular, en el
Derecho de Tratados. Está recogido en el art. 2, párrafo 2, de la Carta de las
Naciones Unidas y en la “Declaración de principios inherentes a las
relaciones de amistad y a la cooperación entre Estados”, preparada por las
Naciones Unidas.

b. El principio de la primacía del texto

o El texto constituye la expresión más acabada de la voluntad de las Partes.


Para averiguarlo se aplicará el sentido corriente que haya de atribuirse a los
términos. La regla del “sentido claro” significa que no está permitido
interpretar aquello que no necesite interpretación, de modo que las palabras
deben ser interpretadas según el sentido que tengan normalmente en su
contexto, a menos que la interpretación así dada conduzca a resultados
irrazonables o absurdos. Cuando el Tribunal puede dar efecto a la
disposición de un Tratado atribuyendo a las palabras empleadas un sentido
natural y ordinario, no puede interpretar estas palabras intentando darles otra
significación. Ahora bien, si consta que la intención de las Partes fue
conferir a los términos empleados un sentido especial o no usual, se dará
preeminencia a su voluntad.

o La determinación del sentido de los términos empleados debe realizarse


teniendo en cuenta no sólo el texto estricto del Tratado, sino su contexto.
Dicho contexto, para los efectos de la interpretación, está formado por:

 El texto del Tratado en sentido estricto, integrado por tres elementos


que forman un todo a los efectos de interpretación del Tratado:
preámbulo, parte dispositiva y anexos.

 Los Acuerdos que se refieran al Tratado y que hayan sido


concertados entre todas las Partes y todo instrumento formulado por
una o más Partes y aceptado por los demás como instrumento
referente al Tratado.

c. El principio que requiere tener en cuenta el objeto y el fin del Tratado para su
interpretación

o Según Reuter, el objeto y el fin de un Tratado son los elementos esenciales


que han sido tenidos en cuenta por la voluntad de las Partes.

o En la aplicación de esta regla general de interpretación, formada por los tres


principios señalados, el intérprete debe tener en cuenta también las normas
pertinentes de Derecho internacional aplicables a las relaciones entre las
Partes, dado que el Tratado no es un elemento aislado, sino una pieza
integrante del sistema normativo del Derecho internacional.

B) Medios complementarios de interpretación.

Aunque la interpretación debe basarse ante todo en el texto del Tratado, puede ser
necesario a título complementario acudir a medios de interpretación tales como los trabajos
preparatorios y las circunstancias en las que el tratado ha sido concluido. Esta es la
finalidad del art. 32 de la Convención, que cita los siguientes medios complementarios:

a. Los trabajos preparatorios

o Permiten, en muchos casos, determinar con aproximación la intención de las


partes en un Tratado.

o Los Tratados multilaterales son redactados en Conferencias internacionales


en cuyas actas quedan reflejadas las propuestas de los Estados y las
intervenciones de los Delegados que los representan. Otros Tratados,
especialmente los bilaterales, dan ocasión al intercambio de Notas
diplomáticas sobre los mismos entre los Estados contratantes.

b. Las circunstancias de celebración del Tratado

o Mediante la inclusión de estas circunstancias, la Conferencia consagró la


posibilidad de efectuar una interpretación histórica del Tratado.

o No obstante, en caso de llegar a resultados contradictorios entre la regla


general y los trabajos preparatorios, debe primar la interpretación obtenida
por la aplicación de la regla general si ésta es precisa, clara y su resultado es
razonable. Por este motivo, tanto el Tribunal Permanente de Justicia
Internacional como el Tribunal Internacional de Justicia, han rechazado en
sus sentencias y dictámenes la necesidad de estudio de los trabajos
preparatorios, justificándolo en que los textos de los Tratados quedaban
redactados con la suficiente claridad como para ser interpretados.

C) Reglas específicas para la interpretación de los tratados autenticados en varias


lenguas.

Es sumamente frecuente que los Tratados estén redactados y autenticados en varias


lenguas. En este caso, conforme al art. 33.1 de la Convención, el texto hará igualmente fe
en cada idioma. Debe presumirse que fue intención de las partes el escoger términos
sinónimos en cada una de las lenguas. Sin embargo, la versión del Tratado en idioma
distinto a aquel en el que haya sido autenticado sólo será considerada como auténtica si el
Tratado así lo dispone o las partes así lo convinieren.
Otras reglas del art. 33 de la Convención son:

 La presunción de que los términos tienen igual sentido en todos los textos que hacen
fe.

 Si existen diferencias, habrá que recurrir, en primer término, a las normas de los
arts. 31 y 32 y, si éstas no condujeran a un resultado satisfactorio, se adoptará el
sentido que mejor concilie los textos, habida cuenta del objeto y el fin del Tratado.

D) Otras reglas de interpretación no recogidas en la Convención.

La máxima del “efecto útil”. La interpretación de una cláusula de un Tratado debe


hacer posible que la misma cumpla la función práctica o realice la misión política para la
que fue concebida, alcanzando su objeto y su fin. El intérprete debe suponer que los autores
del Tratado han elaborado la disposición para que se aplique, de forma que, entre las varias
interpretaciones posibles, debe escoger aquella que permita su aplicación específica.

Según el Tribunal Internacional de Justicia, la aplicación de esta máxima no puede


hacerse sin tener en cuenta la letra y el espíritu de la cláusula interpretada.

La interpretación restrictiva. Tradicionalmente ha sido empleada por la


jurisprudencia internacional en los casos de limitaciones de soberanía, en los que, en caso
de duda, una limitación de soberanía debe ser interpretada restrictivamente.

La interpretación a la luz del sistema jurídico en vigor en el momento de la


interpretación. Esta regla hace referencia al momento histórico en el que el intérprete debe
situarse para hacer la interpretación. Las nociones y conceptos evolucionan con el
transcurso del tiempo y el sentido y alcance de un término en el momento de la celebración
del Tratado puede ser muy distinto del sentido y alcance del mismo término unos años
después.

Sin embargo, según la línea jurisprudencial más abundante, todo instrumento


internacional debe ser interpretado y aplicado en el marco del conjunto del sistema jurídico
en vigor en el momento en el que la interpretación tiene lugar. En el mismo sentido se ha
pronunciado el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas o el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos.

Efectos de los Tratados.

Última actualización: 24 Junio 2019.


La primera consecuencia de la entrada en vigor del Tratado consiste en que
producirá efectos jurídicos.

Efecto general: la obligatoriedad y su fundamento.

Los acuerdos internacionales son una fuente del Derecho internacional mediante la
cual se crean derechos y obligaciones que, debido a su origen, se conocen como derecho
convencional.

La norma pacta sunt servanda implica que la actitud de buena fe ha de prevalecer


durante la ejecución de un Tratado en vigor. Esta norma satisface una necesidad de
seguridad jurídica y ha sido transmitida a través del tiempo como una verdad evidente y
universalmente aceptada.

El art. 26 del Convenio de Viena, según el cual “todo tratado en vigor obliga a las
Partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe”, consagró la norma pacta sunt
servanda como regla general en lo relativo a los efectos generales del Tratado (su
obligatoriedad entre las Partes), conectándola con el principio de la buena fe, básico en las
tareas de interpretación y ejecución de los tratados.

Efectos específicos.

A) En el tiempo

Debemos hacer referencia a los efectos específicos de los tratados ratione temporis,


es decir, cuáles son los momentos inicial y final en que un Tratado empieza o deja de
producir sus efectos.

Si el momento inicial suele coincidir con la entrada en vigor, el término final de los
Tratados, es decir, aquel en que deja de ser aplicable y, consiguientemente, deja también de
surtir sus efectos, salvo excepciones, suele estar previsto en el propio Tratado. Lo normal es
que se estipulen por un plazo determinado (cinco, diez o más años) o bien por tiempo
indefinido, salvo denuncia expresa. También dejan de surtir efectos por otras causas
(nulidad, terminación y suspensión).

B) En el espacio.

Tenemos que hacer igualmente referencia a los efectos específicos de los


tratados ratione loci, es decir, cuál es el espacio físico o territorial al que alcanzan los
efectos del Tratado.

El principio general en esta materia, que reconoce la Convención de Viena en su art. 29,
es el de la obligatoriedad en “la totalidad del territorio” de cada una de las Partes,
entendiéndose por tal el territorio terrestre, las aguas interiores, el mar territorial y el
espacio aéreo. No obstante, esta regla general puede sufrir excepciones:
 Existen casos en que un Tratado no se aplica a determinadas partes del territorio
estatal, a dependencias insulares, a colonias dependientes, etc.

 El Tratado puede tener una aplicación fuera del territorio de los Estados Partes, ya
sea porque contiene estipulaciones respecto a terceros Estados, ya sea porque se
pretende regular un espacio que se encuentra fuera de la jurisdicción de los Estados
(alta mar, espacio ultraterrestre, etc.).

 Determinados tratados pueden tener también efectos fuera del territorio del Estado
cuando en ellos se prevé que obligarán a los Estados parte respecto de las personas
que se encuentren bajo su jurisdicción, ya sea en su territorio o fuera de él. Es el
caso, por ejemplo, de la aplicación de los tratados de derechos humanos ratificados
por un Estado en los territorios sometidos a ocupación de ese Estado.

C) Respecto de otros Tratados.

Otro tema que debemos revisar es el de los efectos de los Tratados ratione materiae,
consistente en determinar, primero, la compatibilidad e incompatibilidad entre un Tratado
anterior y otro posterior sobre la misma materia y, segundo, en qué medida los efectos del
primero pueden quedar limitados por el segundo.

Para la exposición seguiremos el mismo orden del art. 30 de la Convención de Viena,


diferenciando cuatro supuestos:

1. Supuesto contemplado en el art. 30.1 del Convenio de Viena.

o Supuesto excepcional del art. 103 de la Carta de las Naciones Unidas El art.
103 de la Carta de las Naciones Unidas establece que “En caso de conflicto
entre las obligaciones contraídas por los Miembros de las Naciones Unidas
en virtud de la presente Carta y sus obligaciones contraídas en virtud de
cualquier otro Convenio internacional, prevalecerán las obligaciones
impuestas por la presente Carta”.

2. Supuesto contemplado en el art. 30.2 del Convenio de Viena

o El art. 30.2 del Convenio de Viena establece que “Cuando un tratado


especifique que está subordinado a un tratado anterior o posterior o que no
debe ser considerado incompatible con ese otro tratado, prevalecerán las
disposiciones de este último”.

3. Supuesto contemplado en el art. 30.3 del Convenio de Viena

o Un tercer supuesto es el de dos Tratados sucesivos sobre la misma materia


entre las mismas Partes, si el segundo no prevé que su conclusión
determinará la terminación o suspensión del primero. En este caso se
aplicarán las normas del Tratado anterior sólo en la medida en que sean
compatibles con el Tratado posterior. Se trata de una aplicación parcial del
principio lex posterior derogat priori.

4. Supuesto contemplado en el art. 30.4 del Convenio de Viena

o Se plantea un cuarto supuesto cuando las Partes en los dos tratados no son
las mismas. De acuerdo con el art. 30.4 de la Convención:

 En las relaciones entre los Estados que sean Partes en ambos


tratados, se aplica la regla que rige en el supuesto c) anterior.

 Las relaciones entre un Estado Parte en ambos tratados y otro que


sólo sea Parte en uno de ellos se regirán por el tratado en el que los
dos Estados sean Partes.

D) Entre las Partes y respecto de Estados terceros.

Otro problema que se suscita es el de los efectos de los Tratados ratione personae.

Debemos plantearnos si los tratados sólo producen efectos respecto a las partes en el
mismo o si crean derechos u obligaciones para terceros Estados.

Los Tratados producen plenos efectos entre las Partes. Sólo las partes pueden limitar
estos efectos mediante una estipulación en el propio Tratado o por medio de las reservas.
Por “Parte” debemos entender aquel sujeto internacional que ha consentido en obligarse por
el Tratado y con respecto al cual el Tratado está en vigor.

Un problema especial es el relativo a si los Tratados pueden producir obligaciones y


derechos respecto a terceros Estados. Se entiende por terceros Estados aquellos que no son
Partes en un Tratado.

La regla general está formulada en el art. 34 de la Convención de Viena, que establece


que “un Tratado no crea obligaciones ni derechos para un tercer Estado sin su
consentimiento”. No obstante, esta norma general o principio admite las siguientes
excepciones:

a. Tratados que establecen obligaciones para terceros Estados

o En principio, no es posible crear obligaciones para terceros Estados, salvo


que se den determinadas condiciones:

 Que las Partes en el Tratado tengan la intención de crear una


obligación para el Tercer Estado.
 Que el Tercer Estado acepte de forma expresa y por escrito la
obligación.

b. Tratados que creen derechos a favor de terceros Estados

o Por excepción a la regla general, pueden crearse derechos a favor de


terceros, siempre que se cumplan determinados requisitos:

 Que exista la disposición en el Tratado. Se entiende en forma


expresa.

 Que los Estados Partes hayan tenido intención de conferir un derecho


a un tercer Estado, a un grupo o a todos los Estados.

 Que el tercer o terceros Estados asientan al beneficio concedido.

 Que el Tercer Estado cumpla las condiciones que para el ejercicio


del derecho se estipulen en el Tratado o que posteriormente se
establezcan sobre la base del mismo.

c. Tratados como origen de una costumbre

o Un efecto especial de los Tratados es la posibilidad de que a través de ellos


se creen costumbres internacionales. El art. 38 de la Convención de Viena
establece que “Lo dispuesto en los arts. 34 a 37 no impedirá que una norma
enunciada en un tratado llegue a ser obligatoria para un tercer Estado como
norma consuetudinaria de Derecho internacional reconocida como tal”.

d. Referencia a la cláusula de Nación más favorecida

o Esta cláusula es una institución mediante la cual el Estado que la otorga se


obliga a extender al Estado beneficiario de la misma todas las ventajas que
concedió o concederá en el futuro a un tercer Estado (llamado el Estado más
favorecido) en los mismos términos que a este último y sin que sea preciso
ningún nuevo acuerdo para ello. La cláusula tiene un contenido variable y
relativo, ya que el beneficio concedido depende de los que se hayan
concedido o concedan al Estado más favorecido y depende también de que
se mantengan o no o de que varíen o no los beneficios otorgados.

EXTINCION.

Por voluntad de las partes:


Art. 54. Terminación de un tratado o retiro de él en virtud de sus disposiciones o por
consentimiento de las partes. La terminación de un tratado o el retiro de una parte podrán
tener lugar:

a) Conforme a las disposiciones del tratado, o

b) En cualquier momento, por consentimiento de todas las partes después de


consultar a los demás Estados contratantes.

Los tratados se extinguen:

* Por el vencimiento del plazo estipulado, a menos que las partes consientan, de
común acuerdo en prorrogarlo.

* Por la llegada de la condición resolutoria.

* Por la imposibilidad de su ejecución.

* Por la renuncia de un Estado a los privilegios que le acuerda un pacto.

* Por el consentimiento reciproco de los Estados que los subscriben; si el


consentimiento ha sido a base de su celebración, es indudable que las partes ejercen
un derecho perfecto al ponerle fin.

* Por la denuncia que de él haga una de las partes contratantes, de acuerdo con lo
establecido en el contrato.

* Por haberse cumplido el objeto que se tuvo en vista al celebrarlos.

* Por la extinción de una de las partes que lo subscribieron.

NULIDAD.

La parte V de la Convención de Viena se ocupa de regular la nulidad, terminación y


suspensión de la aplicación de los tratados y constituye el aspecto más significativo de la
codificación y desarrollo progresivo de la materia. Ahora la seguridad es mayor incluso
para los Estados no partes en la Convención.

Respecto a la nulidad, las consecuencias son severas, las disposiciones de un tratado


nulo carecen de fuerza jurídica ab initio, y todo Estado parte puede exigir de otro que en la
medida de lo posible establezca en sus relaciones mutuas la situación que habría existido si
no se hubiesen ejecutado actos de conformidad con el tratado (statu quo ante). Las causas
de nulidad se establecen en la Convención de Viena, con carácter de numerus clausus.
Art. 42. Validez y continuación en vigor de los tratados: La validez de un tratado o
del consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado no podrá ser impugnada sino
mediante la aplicación de la presente Convención.

La nulidad no puede ser declarada unilateralmente por un Estado parte, sino que
deberá notificar su pretensión a las demás partes, y si hubiese objeción se inicia un proceso
de solución pacífica de la controversia.

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