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Psicodiagnóstico
2. Resumen .................................................................................................................. 20
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UD 6. Otros aspectos relacionados con el psicodiagnóstico
En esta unidad, se abordan otros elementos importantes en la evaluación psicológica, como son:
En primer lugar, se realiza un análisis de las diferentes áreas de evaluación en el estudio de las
interacciones sociales. Se incluyen las áreas: pareja, relaciones padres-hijos, la conducta en el
aula, en grupos y mediciones sociométricas.
Esta evaluación del contexto más amplio donde los sujetos se desarrollan permite una mejor
comprensión de la conducta del sujeto. No debemos olvidar que somos seres sociales que
dependemos de los demás para nuestra supervivencia.
En tercer y último lugar, se incluye una mención a la teoría y práctica feminista. Hasta hace poco
los estudios sobre salud no contemplaban las diferencias de género. Asimismo, había una
feminización de la locura. Varios autores realizan propuestas sobre cómo los sesgos de género
pueden entrar en las consultas de salud mental y derivar en consecuencias negativas para las
usuarias.
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1. Desarrollo del contenido
Otros antecedentes del movimiento actual de evaluación interactiva son la idea de los escenarios
de conducta (Barker, 1968) o los conceptos de rol y sistema.
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En la tabla 1 se recogen distintos acercamientos para realizar una evaluación de tipo interactivo
según McReynolds (1979; citado en Fdez. Ballesteros, 2002).
Acercamiento Ejemplo
Mediciones objetivas de la persona en relación Escalas que evalúan ansiedad ante los
con una situación específica y delimitada. exámenes.
Mediciones objetivas de la persona en relación Similar a la anterior, pero el test sirve para
con situaciones específicas y delimitadas. evaluar situaciones distintas, como el ISRA.
Muchas de las problemáticas que llegan a la consulta de un psicólogo clínico tiene que ver con
problemas relacionales (aunque de ellos se puedan derivar ciertos motivos de queja o
sintomatología). Por ello, es preciso atender a la evaluación de cómo funciona el sistema familiar,
de pareja, padres-hijos, etc.
Este tipo de evaluación ha recibido menos atención que otros objetos de evaluación de la
disciplina, quizá por su complejidad y por una serie de prejuicios o errores conceptuales.
Viaja
Para saber más acerca de la evaluación de las interacciones del sujeto con su ambiente,
revisa el capítulo 27 de la obra de Fdez. Ballesteros (2002).
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A continuación, se expone la exploración de las relaciones de pareja, las relaciones padres-hijos,
las interacciones en grupos, la conducta en el aula y las mediciones sociométricas.
1. Relaciones de pareja
La preocupación en este ámbito se ha centrado sobre todo en el desajuste conyugal, así como en
los conceptos de adaptación, ajuste y satisfacción conyugal.
• Teoría del intercambio conductual. Plantea, entre otras cuestiones, que en las parejas
felices se da una maximización de los refuerzos mutuos y una minimización de las
penalizaciones.
o Dentro de este enfoque surgen los instrumentos que evalúan intercambio de
conductas positivas y negativas, como Spouse Observation Cheklist (SOC),
Partnership Questionnaire (PFB) o Kategoriensystem für Interaktion (KPI).
• Teoría de la coacción. Sugiere que se da conflicto cuando existen habilidades
inadecuadas para lograr cambios en la pareja, como el uso de la coacción.
o Dentro de esta línea, se plantearon el análisis de habilidades de solución de
problemas, como el Marital Interaction Coding System (MICS) o el
Kategoriensystem für Interpersonelle Kommunikation (KIK).
• Teoría general de sistemas. Evalúa las secuencias interaccionales que permiten analizar
las influencias recíprocas en la pareja.
o Se utiliza el Couples Interaction Coding System (CICS) o el sistema observacional
para la evaluación de las interacciones familiares (SOC III).
• Aprendizaje social cognitivo. Plantea la evaluación de las conclusiones que los
miembros de la pareja extraen de la conducta del otro, así como las cogniciones y
expectativas prevalentes en la pareja.
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Análisis de las interacciones sociales (II)
2. Relaciones padres-hijos
En los últimos años, han aumentado los sistemas de evaluación referidos a las relaciones padres-
hijos.
La evaluación orientadora tiene como finalidad elegir y definir las conductas concretas que se van
a estudiar. Pretende detectar variables que influyen en la interacción (para ello, se han establecido
una serie de fases, cada una de las cuales implica métodos rigurosos).
Las fuentes de información de las que se dispone más frecuentemente en ambos tipos de
evaluación son:
• Primera entrevista con los padres. En esta entrevista se eligen las metas de evaluación
e intervención, y se explica el marco en el que se procederá.
• Visita domiciliaria. Se utilizaría para complementar la información previa y juzgar en
qué medida la organización del hogar influye en la interacción. Se pueden utilizar
instrumentos como el SOC III para la evaluación.
• Contactos con otros educadores, familiares, amigos. La información de terceras
personas serviría también para reunir más información. Es necesario recordar las garantías
éticas antes de proceder a contactar con terceros.
• Observación directa de las diadas (madre-hijo; padre-hijo). La observación puede
darse en situación natural o espontánea o en el laboratorio, a través de situaciones creadas
para medir determinadas reacciones.
• Cuestionarios. Dependiendo de la meta se pueden usar distintos cuestionarios.
• Entrenamiento de los padres en técnicas de autoobservación. El entrenamiento de
padres y de hijos, en el caso de que sean mayores, puede ofrecer información provechosa.
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Análisis de las interacciones sociales (III)
3. Interacción en grupos
Cuando se trabaja de forma terapéutica con un grupo, es preciso plantearse si se logran las metas
del grupo, qué roles se están ejerciendo, si existen barreras o subgrupos, cómo afecta el grupo
a cada individuo, etc.
Dentro de la evaluación de productos se mide el cambio tanto en un individuo como a nivel grupal.
Por ejemplo, se pueden hacer evaluaciones antes y después para ver diferencias. Se evaluarían
cambios en la conducta, actitud… Uno de los instrumentos puede ser el cuestionario de Stuttgart
para la detección de vivencias en el grupo (SB), el perfil de polaridades, que evalúa la cooperación
en el grupo, los sistemas de transferencia de lo aprendido a la vida real…
La evaluación de procesos se evaluaría con sociogramas, como el barómetro del estado de ánimo
de Amberg (1977), preguntas para el análisis de procesos de Brocher (1967) (que mide aspectos
cuantitativos y cualitativos del estado de ánimo, conducta de colaboración, clima de relaciones,
distribución de roles, cooperación y acercamiento a la meta); checklists, como la escala de Pfeiffer
y Jones (1974), que recogen determinadas conductas.
4. La conducta en el aula
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Análisis de las interacciones sociales (IV)
5. Mediciones sociométricas
Las relaciones interpersonales están influidas tanto por la autopercepción como por la percepción
que las demás personas tienen de un sujeto.
Las técnicas sociométricas están destinadas a evaluar las redes interpersonales. Moreno es uno
de los hitos fundamentales de la sociometría.
Play
En el enlace, se incluye un vídeo que muestra una sencilla forma de hacer un sociograma.
El test sociométrico podría utilizarse en un aula. Permitiría conocer qué alumnado es aceptado,
rechazado, aislado (no recibe elecciones positivas), abandonado (recibe pocas evaluaciones
positivas), controvertido (tanto positivas como negativas)… Y también, si existe un alumnado
estrella o líder (recibe gran cantidad de elecciones), alumnado con elección mutua, camarilla
(personas que se eligen entre ellas y realizan pocas elecciones más allá de ellas) o escisiones
(carencia de elecciones entre subgrupos).
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1.2. Evaluación con población infantojuvenil
Tenemos que tener presente que la población infantojuvenil depende para su supervivencia
(comida, vestido, necesidades emocionales…) de sus progenitores o cuidadores. En este sentido,
la evaluación psicológica debe ser comprehensiva, de forma que acoja las interacciones de toda
la familia. Solo así podremos obtener una comprensión adecuada de las dificultades de los
menores y qué puede hacer cada miembro para ayudar a que las dificultades mejoren o
desaparezcan. Es decir, nuestra tarea puede tener que ver con explorar cómo se está apoyando
el desarrollo evolutivo del niño por si se precisa proponer estrategias diferentes.
Viaja
En el siguiente enlace, se encuentra el blog Dando vueltas sobre vueltas, un espacio para la
reflexión en el mundo del buen trato y la resiliencia.
Asimismo, es necesario recordar aspectos relacionados con la teoría del apego. El sistema de
apego se activa cuando estamos en peligro o con necesidades insatisfechas. Por ello, cuando se
ignora a los niños como estrategia, puede provocar agresividad como expresión de necesidades
insatisfechas.
Si únicamente establecemos un diagnóstico a los menores, esto nos alejará de valorar los
síntomas como estrategias de afrontamiento a las situaciones que están viviendo. La idea general
consiste en connotar los síntomas de forma diferente a las interpretaciones de deficiencia, locura
o maldad.
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Debemos de recoger las siguientes áreas:
• Apego.
• Exploración psicopatológica.
• Desarrollo (emocional, físico, cognitivo, social, moral, sexual).
Otras de nuestras tareas son generar alianza, evidenciar recursos y fortalezas y trasladar los
recursos a otros contextos (por ejemplo, con personas significativas en el centro educativo).
Además de las técnicas de evaluación expuestas en unidades previas, con menores pueden
utilizarse otras, que los ayuden a entender lo que les estamos preguntando, sean motivadoras y
les permitan explicarse con más facilidad. Por ejemplo, pueden utilizarse el juego, dibujos,
muñecos, libros, recurrir a su serie favorita y establecer paralelismos… Por ejemplo, el uso de
termómetros con caras facilita el trabajo con emociones.
El juego facilita la externalización de las dificultades (por ejemplo, los nervios), la concretización,
la contención, la miniaturización, la toma de distancia y perspectiva, el manejo, el control y la
resignificación. Se pueden recrear escenas similares a las de su vida diaria.
Con los progenitores, es importante cuando se exploran las áreas en las que se presentan
dificultades, validar y legitimar sus preocupaciones para que no se sientan juzgados en su tarea
como padres.
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La exploración psicológica debe incluir:
Es necesario prestar especial atención a los momentos de transición, pues pueden surgir
dificultades. Asimismo, las tareas que están asignadas a cada etapa evolutiva nos pueden guiar
para evaluar qué dificultades pueden estar atravesando los menores y sus familias.
Tenemos que prestar especial atención a menores que pueden estar en situaciones de riesgo.
Nota
Existe maltrato físico y emocional tanto en forma activa como pasiva (negligencia).
Cuando el menor está en riesgo, es necesario llevar a cabo acciones protectoras dentro de la
familia. Hay situaciones extremas donde los menores se encuentran en desamparo y es preciso
separarlos de su familia.
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Por otro lado, hay situaciones de necesidad familiar en las que, aunque no van asociadas a ningún
tipo de maltrato, se detectan carencias puntuales o recursos insuficientes. Por ejemplo, menores
que no acuden con tentempiés saludables al colegio o que sus progenitores tienen que estar en
centros penitenciarios por motivos ajenos a la crianza.
Un niño que se encuentra desprotegido tiene insatisfechas sus necesidades básicas, por lo que su
desarrollo integral está en riesgo. Para evaluar la desprotección, se tienen en cuenta tres criterios:
• Perspectiva evolutiva.
• Presencia de factores de vulnerabilidad.
• Existencia de daño real o daño potencial.
• El test CUIDA. Creado para evaluar la capacidad de un sujeto para proporcionar cuidados
adecuados a una persona en situación de dependencia (hijo biológico, adoptado o en
custodia; menor a cargo de una institución; mayores, enfermos, discapacitados...). Es una
herramienta útil en la evaluación de adoptantes, en la selección de personal en el campo
de la mediación y en el ámbito sanitario. Evalúa catorce variables:
o Altruismo.
o Apertura.
o Asertividad.
o Autoestima.
o Empatía.
o Equilibrio emocional.
o Independencia.
o Flexibilidad.
o Reflexividad.
o Sociabilidad.
o Tolerancia a la frustración.
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Viaja
En el siguiente enlace, se incluye un informe de una valoración ilustrativa del test CUIDA.
Así como tres índices de validez y control de las respuestas y tres puntuaciones de segundo
orden: cuidado responsable, cuidado afectivo, sensibilidad hacia los demás y agresividad.
Viaja
En los siguientes enlaces, puedes conocer más acerca de los instrumentos BALORA y
VALÓRAME.
La utilización de estos instrumentos estandarizados como los que se han mostrado aumenta
de forma significativa la consistencia en la valoración de la gravedad de la desprotección
infantil y hace que se reduzca la probabilidad de error en las tomas de decisiones posteriores.
Este tercer y último apartado de la unidad didáctica se dedica a las cuestiones de género en la
evaluación psicológica. Abordar la salud desde la perspectiva de género significa reconocer y
explorar las diferencias que se producen por razones biológicas (genéticos, hormonales ...), y
también las desigualdades ocasionadas por la diferente distribución de roles sociales entre los
géneros, que tienen como consecuencia situaciones de injusticia social entre las mujeres y
problemas de salud.
Nota
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Hay estudios que avalan los sesgos de género que muchas veces están presentes en el
psicodiagnóstico. Es preciso tener en cuenta la perspectiva de género en el proceso de
psicodiagnóstico.
Dos sesgos principales son la psicologización y la biologización. Es decir, por un lado, los factores
biológicos no han sido investigados como causa del malestar de las mujeres y, por otro lado, se
considera que los síndromes de malestar derivan de procesos psicosociales. Por ejemplo,
trastornos de ansiedad y depresión que a veces son explicados por trastornos de la glándula
tiroidea o por anemias ferropénicas.
Dentro de la construcción cultural del género, se entiende por roles aquellas cuestiones que
realizan habitualmente hombres y mujeres. Los estereotipos hacen referencia a ideas previas
sobre cómo son y cómo se comportan las mujeres frente a los hombres.
Recuerda
Recuerda los aspectos relacionados con estereotipos y roles, así como las consecuencias
(discriminación). La mujer con problemas de salud mental sufre doble estigmatización.
El ámbito laboral es uno de los contextos donde se produce habitualmente una distribución de
roles diferenciada. La división sexual del trabajo muestra que existen trabajos productivos,
reproductivos y comunitarios. Los hombres predominan en lo productivo o remunerado, mientras
que las mujeres en lo reproductivo y comunitario o no remunerado (ámbito de los cuidados). Las
mujeres también realizan doble jornada.
Dado que la mujer tiene asignadas funciones reproductivas y también productivas son
cuestionadas si no pueden ejercer estas funciones.
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1.3.1. Demandas y prescripciones
Se han encontrado algunos sesgos de género presentes en la atención sanitaria. Por ejemplo, en
algunas investigaciones se menciona que las demandas de las mujeres se consideran en un 25%
de los casos como psicosomáticas en la primera consulta (antes de realizar cualquier exploración).
Frente a ello, las demandas masculinas son consideradas “más serias” (como dolor precordial,
intento de suicidio o dolor lumbar).
Sabías que:
e.moti.on
En este enlace se puede acceder al monográfico «Las voces que hay que oír. Alternativas a
la psiquiatrización» que publica la revista Mujeres y Salud.
Además, se plantea que, aunque las mujeres no sufren peor salud mental que los hombres, están
de tres a cinco veces más medicadas. En la primera consulta es más probable que se administren
psicofármacos a mujeres. España es el país que receta más psicofármacos en atención primaria
dirigidos sobre todo a mujeres. Los geriatras y psiquiatras también recetan más psicofármacos a
mujeres.
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Según el Ministerio de Sanidad, a partir de 2003 los psicofármacos son los primeros fármacos que
aumentan la factura farmacéutica en España. Siguiendo a Márquez y Meneu (2007), la
prescripción de psicofármacos entraría en el concepto de medicalización entendida como
«marginar cualquier otro tipo alternativo de lidiar con las dolencias». Si atendemos a la cultura,
estaríamos tratando problemas relacionados con la cultura patriarcal (factores psicosociales, la
doble jornada, la discriminación y la devaluación) con psicofármacos.
Antes de los años noventa, la creencia extendida es que el estudio del hombre era suficiente para
conocer los síntomas de enfermedad y determinar el diagnóstico. La mujer no tenía una asistencia
a la salud ajustada a sus necesidades. Ello hacía que muchas enfermedades quedasen
infradiagnosticadas.
Otra línea de investigaciones apunta a que las mujeres sufren más interrupciones en su discurso
en las sesiones de psicoterapia (hasta tres veces más). Asimismo, son más patologizadas,
responsabilizadas de sus problemas familiares y se les trata más de forma irrespetuosa.
1.3.2. Diagnósticos
e.moti.on
Depresión
González Ibáñez (2014) realiza un trabajo en el que revisa los criterios del trastorno límite de
la personalidad en el contexto de la violencia de género. Recuerda cómo el trastorno límite
tiene muchos parecidos con el síndrome de mujer maltratada de Leonore Walker.
Es preciso recordar que casi el 75 % de las personas con este diagnóstico son mujeres.
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Otros trastornos que son más frecuentemente diagnosticados en mujeres son trastornos de
ansiedad, de la conducta alimentaria y otros trastornos afectivos.
Pone de manifiesto cómo las diferencias biológicas entre hombres y mujeres no explican las
diferencias en morbimortalidad y tampoco el uso tan diverso de servicios entre hombres y
mujeres.
La terapia feminista pone énfasis en los factores socioculturales y políticos que influyen en el
proceso terapéutico. Desde la apreciación de la desventaja que sufren las mujeres, plantea que
es necesario llevar a cabo acciones para que no se reproduzcan los valores del sistema patriarcal
a través de las consultas con profesionales de salud mental.
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Teoría y práctica feminista (II)
Viaja
En el siguiente enlace se adjunta un artículo titulado «Una propuesta para abordar la doble
ceguera: la Terapia Familiar Crítica sensible al Género» que incluye ejemplos de sesgos
sexistas aplicados a un caso clínico.
Judith Herman, experta en el abordaje del trauma, alude a que este es la aflicción psicológica de
aquellos que no tienen poder. Manifiesta que los psicólogos, dentro del sistema, pueden acabar
revictimizando a las víctimas cuando transforman las consecuencias del maltrato en causas y
culpan a las víctimas de la situación abusiva.
Desde la terapia sistémica, en 1977 un grupo de mujeres terapeutas se reunieron con el objetivo
de reflexionar sobre la manera en que las premisas y valores sexistas dominaban la corriente
tradicional sistémica. Su trabajo se materializó en la obra La red invisible. Patrones de género en
la familia (Walters, Carter, Papp y Silverstein, 1991). En ella introducen un marco feminista en el
que legitiman la experiencia de las mujeres.
Macías-Esparza y Laso (2017) postulan la doble ceguera que existe a este respecto. No solo los
terapeutas ignoran la perspectiva de género en terapia, sino que no saben que lo ignoran. Dado
que los terapeutas han sido criados en familias, pueden servir de vehículo de conducción de roles
sexistas y de iatrogenia, en vez de cambio.
Los autores señalan como en psicología y en psiquiatría el sesgo androcéntrico ha estado presente
durante toda la historia. Incluso se ha denominado feminización de la locura. Se han
psiquiatrizado los roles femeninos y hoy en día perduran términos descalificadores como histérica,
ansiógena, manipuladora, esquizofrenógena…
Para poder ejercer una evaluación teniendo en cuenta la perspectiva de género, es necesario
prestar atención a todos estos elementos para detectar cuándo se está realizando iatrogenia en
este sentido y poder realizar intervenciones diferentes.
En un caso clínico tendríamos que atender a cómo se realiza la derivación o presentación del caso
y también a cómo formulamos las preguntas desde la perspectiva del género (sobre crianza
compartida, tareas del hogar, estereotipos y roles de la mujer y del hombre…).
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2. Resumen
Como antecedentes de la evaluación del contexto destacan autores como Lewin (1935) o Murray
(1938), quienes ya planteaban la importancia de la situación ambiental en el comportamiento de
una persona dada. En la exploración de las interacciones sociales, se diferencian distintas áreas:
pareja, relaciones padres-hijos, la conducta en el aula, en grupos y mediciones sociométricas.
Con respecto a las relaciones de pareja, se presentan diversas teorías e instrumentos de
evaluación. En referencia a la evaluación padres-hijos, también se incluyen distintos instrumentos
y fuentes de evaluación.
La teoría y práctica feminista comenzó a generar influencia en el panorama sanitario hace escasas
décadas. Hasta hace poco los estudios sobre salud no contemplaban las diferencias de género.
Asimismo, había una feminización de la locura. Los sesgos de género se pueden replicar en
consulta a través de valores sexistas de los terapeutas y contribuir a mantener desigualdades y
consecuencias negativas en las usuarias.
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3. Mapa conceptual
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4. Recursos bibliográficos
Bibliografía básica
Bibliografía complementaria
Alegret, J. (2010). Las niñas y los niños en la entrevista: una ventana a su visión del mundo.
Trabajo en red. Claves para avanzar en el buen trato a la infancia. Reflexiones y alternativas.
REA, 265-268.
Carrasco, E., Céspedes, L., Álvarez, P., Puentes, CP., Yanjarí, R., Castro, P.…, Aberg, S. (2011).
Terapia Familiar ¿con niños? Una mirada desde la intersubjetividad. Revista del Instituto
Chileno de Terapia Familiar, 20(30), 97-104.
Aznar, F. J. Relatos, apegos y terapia familiar sistémica con niños y adolescentes. Revista de
Psicoterapia, XIII,(90-91), 63-76.
Taboada, L. (dir.). (2014). Las voces que hay que oír. Mujeres y salud, 2014(36), 1-52.
Silva, F. y López, MC. (2012). Evaluación de las interacciones del sujeto con su ambiente. En
R. Fernández-Ballesteros, Introducción a la evaluación psicológica (pp- 419-448).. Madrid:
Ediciones pirámide.
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Macias-Esparza, L. y Laso, E. (2017). Una propuesta para abordar la doble ceguera: la terapia
familiar crítica sensible al género. Revista de psicoterapia, 28(106), 129-148.
Walters, M., Carter, B., Papp, P. y Silverstein, O. (1991). La red invisible: pautas vinculadas al
género en las relaciones familiares. Barcelona: Paidós Terapia Familiar.
Otros recursos
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