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Quizá no nos ofenda porque no son nuestros hijos o hijas los que han sido agredidos o los que

están siendo agredidos. Talvez no nos ofendamos porque estamos acostumbrados a creer o más
bien a decir que "el sistema judicial es el más corrupto y trasgresor de los tres sistemas que
conforman el estado” y debido a esa connotación nos conformamos con decir pocas palabras
antes tales abominables hechos que suceden día tras día y que son impunemente solventados.
Ayer, para finalizar el mes del niño, el cual tendría que ser enfocado en la protección de los
mismos por parte del estado y por parte de los organismos que imparten justicia, hubo un hecho
que marcó una vía posible a seguir para los futuros pederastas “acusados” que libremente
andarán por ahí haciéndole daño a los más vulnerables. Ayer, el sistema judicial representado por
la cámara que llevó el proceso de “su mismo magistrado” (entiéndase que al ser un conjunto de
organismos en una misma organización; es una cochinada y la mierda sigue siendo mierda desde
donde se mire) quedó en libertad porque “la lógica” de sus compinches fue que “tocar, manosear
y quién sabe qué otra cosa” a una niña o niño no es delito porque no era ese su fin. Lastima, es
una lastima que una niña de 10 años -en este caso- haya sido expuesta de esta forma a tal salvaje
comprensión del delito, ella -la victima- pasó de ser eso a un instrumento de burla, de risa, de
cosa. Ahora, este sistema podrido que tenemos como “sistema judicial” nos da una bofetada
embarrada de su misma mierda como sociedad que continuamente pierde valores y confianza
para restregárnosla diciendo que ellos “los poderosos” pueden jugar y hacer mella de las víctimas,
en cualquier momento y en cualquier lugar. Me preguntó ¿En donde están los organismos
nacionales que velan por la protección de las victimas menores de edad pronunciándose ante este
hecho? ¿Dónde están las organizaciones no gubernamentales, las organizaciones feministas, las
iglesias, los tanques de pensamiento que pasean por los medios de comunicación, los partidos
políticos, el estado ejecutivo, la asamblea legislativa, los medios de comunicación e incluso los
“influencers” nacionales? A nadie le importa porque como dije al principio “no es nuestra hija,
hermana, nieta, sobrina o vecina” para por lo menos exponer la rabia en nuestros muros de las
redes sociales. Somos una sociedad hipócrita y de eso se han valido abogados, jueces,
magistrados, alcaldes, diputados, ministros y presidentes. Porque al salvadoreño lo que le interesa
es que haya “trabajo y salud” sin ponerse a pensar que ambas son el resultado de esfuerzo y es
ese esfuerzo lo que se necesita este país (todos juntos) para empezar a limpiar la cochinada que
tiene el estado como letrina publica donde cualquiera va y hace lo que se le de la gana. Ayer, un
capitulo más de este circo se inició y si en un futuro “acusan” a un “alto poder” de un delito
similar; simplemente dirán: “no fue agresión sexual; simplemente una niña vino hacía mí y me
sedujo; YO SOY LA VICTIMA”.

Lógica

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