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1.1 resumen de cada una de las web.

Resumen el sentido de la vida:

es un texto de airada controversia. Por un lado, desmiente el entendido de que la Filosofía

debe volcarse a explicitar y abordar problemas relativos a la Ciencia. Por el otro, discute la

existencia de la hermenéutica, al llevar a un espectro metafísico el sentido de la existencia y

alejarlo un poco del sinsentido y de la finitud, aspectos fundamentados por Nietzsche y

Heidegger, respectivamente, a modo de bases insuperables de la vida y de la existencia.

Resulta embarazoso mostrar con certeza la dirección que toma este libro, pues al seguir un

espíritu fenomenológico, intenta reconstruir desde una posición libre de prejuicios, cómo es

que se cuestiona por el sentido. Grondin, recurriendo al antiguo modo de acceso de

Heidegger, no encuentra otro origen del preguntar acerca del sentido que el hombre mismo.

Dice: "El hombre es el único ser que se interroga de manera tan radical sobre el sentido de

su existencia. Si se plantea la pregunta por el sentido es porque tiene conciencia de la

finitud de su extensión en el tiempo”

Aquí encontramos el arranque de su pensar, reconstruyendo el sitio desde donde se filosofa,

a través de la figura más cercana al hombre, su finitud. Pero el estado en el que se encuentra

la humanidad sólo fungirá como un referente que después será superado por la

consolidación de otro elemento, el Bien, fachada que pulirá Grondin al final de su

investigación. Sin embargo, resulta muy interesante la arquitectura que recrea el autor con

el ferviente interés de saber cuál es el verdadero sentido de la existencia. De tajo elimina la

ciencia y el método, puesto que ambas concepciones de mundo olvidan y no pueden

explicar la finitud, menos superarla. También ellas alejarían al hombre de su ser más
cercano, es decir, incapacitarían el estar a la espera de su muerte y el construirse en el

tiempo de su mismidad. Esta segunda característica del hombre, el diálogo, posibilita el

instrumento que ha de volver la hermenéutica a la lógica del yo en el discurso de Grondin,

pues, nos dice: Esta arriesgada filosofía se funda, entonces, en la apuesta de que no se

puede filosofar verdaderamente sino en primera persona, sólo solitariamente. Quien existe,

y por tanto piensa, es siempre un “yo” un yo que es evidentemente todo menos un ego-

imperial-puesto que se sabe arrojado a la existencia.

Resumen sobre nuestra misión en la vida:

este a su vez nos indica sobre lo que muchos de nosotros nos preguntamos ¿Qué hemos

venido hacer aquí?, ¿Cuál es el propósito de nuestra existencia? Es un tema complejo y

apasionante, y no existe una repuesta detallada válida para todo el mundo. Cada persona es

diferente, y tiene un camino completamente único e irrepetible.

Pero más allá de esto, si hay una misión genérica que muchos hemos venido a cumplir. Y

es muy posible que sea tu caso, todo esto nos conlleva a nuestra misión en la vida;

imagínate a una persona que tiene una hermosa vela en sus manos, y que allá donde va, la

oscuridad retrocede. Donde hay luz no puede haber oscuridad.

Esta persona no hace nada más especial con la vela. No obliga a nadien a mirarla. No le

dice a nadien que coja también una vela y que haga lo mismo que ella.

Muchas veces nos preguntamos además ¿Cómo llevar a cabo nuestra misión en la vida?

Seguramente, no eres del todo indiferente a las reacciones de tu entorno. Si pudieras elegir,

preferirías que todo el mundo viera tu luz y se acercara a ti con amor y gratitud. Todos
somos humanos, y apreciamos mucho el calor y el reconocimiento de las demás personas.

Por otra parte, si nos hemos dado cuenta de que si intentamos que la gente mire a la fuerza

de nuestra luz esta pierde intensidad. En cambio, si simplemente la sostienes en alto sin

juzgar a nadien, se hace más fuerte.

Resumen sobre la empatía y la solidaridad:

La empatía y la solidaridad son dos valores indispensables en nuestra vida y convivencia

con los demás. La empatía es la que nos permite entender a los demás, poniéndonos en su

lugar, aunque la realidad que estemos viviendo nosotros sea diferente. Es ponerse en los

zapatos del otro para poder entender su forma de pensar y actuar de acuerdo a sus vivencias

y valores. Es necesario, por ejemplo, que los padres se puedan poner en el lugar de sus hijos

y los hijos en el de sus padres. Los esposos, cada uno en el lugar del otro. El comerciante se

pueda poner en el lugar de su cliente y el cliente en el del comerciante. El jefe en el lugar

de sus empleados y los empleados en el del jefe. Los que tienen más oportunidades en el

lugar de quienes tienen menos y viceversa, y en fin, en todas las relaciones, ponernos

siempre en el lugar del otro para entender su forma de vivir y entender las cosas.

Reforzar la empatía con los demás, crea lazos de entendimiento, mejor comunicación y

compromiso entre todos. Por diferente que sea la posición de cada cual, la empatía

establece puentes de unión que permiten empezar a entenderse.

El solo entendimiento entre unos y otros no basta. Es necesario crear los lazos que nos

lleven a facilitarnos unos a otros el camino y para eso es necesaria la solidaridad.

Solidaridad es tomar conciencia que existe unión entre la realidad de todos y que podemos

influenciarnos entre todos de manera positiva. A veces la competitividad nos ha llevado a


desvirtuar un poco esta realidad. Creemos que el éxito es individual y que consiste en llegar

al meta primero. Eso funciona en las competencias deportivas, pero en la vida práctica no.

Incluso en las competencias deportivas se tienen que dar factores similares entre quienes

participan. La solidaridad nos debe llevar a actuar en la búsqueda del bien de los otros al

tiempo que en nuestro bien. ¿Qué le sucedería a nuestra casa si nosotros somos conscientes

que el vecino se está incendiando, y él no lo sabe, si no hacemos nada para remediarlo? Es

muy probable que nuestra casa termine siendo víctima también y si no, nos sentiríamos

muy mal de no haber ayudado al vecino en su emergencia. En nuestra sociedad tenemos

que tomar la misma conciencia. El bien de los demás debe interpelarnos. Tenemos que

tomar conciencia que nuestro deber y felicidad está en la búsqueda conjunta de la felicidad

de todos. Para lograr nuestra anhelada paz, tenemos que además de vivir muy

coherentemente nuestras vidas, es necesario poner nuestros talentos al servicio de los

demás. La verdadera fuerza para crecer en estos dos valores solo la obtenemos en el amor.

Sólo el amor nos lleva a elevarnos por encima de nosotros mismos extendiéndonos hacia

los otros. La fuente del amor es Dios. Ese Dios se manifiesta en nuestras vidas a través del

amor que vivimos en familia, en la convivencia con los demás, en cada detalle del mundo

que nos rodea. Dios presente en nuestros corazones a través de la oración y de su palabra.

Dios vive también en la realidad de los demás. Regresemos a la fuente, para que así nos

llenemos de lo único que nos da vida y felicidad y podamos crecer en empatía y

solidaridad.
1.2 Aprendizajes significativos:

La vida es un proceso pedagógico cuya principal finalidad es crecer, madurar y evolucionar

como seres humanos, aprendiendo a ser felices por nosotros mismos, de manera que

sepamos cómo amar a los demás y a la vida tal como son.

No hemos venido a este mundo a ganar dinero. Ni tampoco a proyectar una imagen del

agrado de los demás, logrando éxito, estatus, respetabilidad y reconocimiento. Nuestra

existencia como seres humanos tampoco está orientada a comprar, poseer y acumular cosas

que no necesitamos. Ni mucho menos a evadirnos constantemente de nosotros mismos por

medio del entretenimiento. De hecho, no estamos aquí –solamente– para sobrevivir física,

emocional y económicamente.

En general, solemos confundir la felicidad con el placer y la satisfacción que nos

proporciona el consumo de bienes materiales. Y también con la euforia de conseguir lo que

deseamos. Sin embargo, la verdadera felicidad no está relacionada con lo que hacemos ni

con lo que poseemos. Aunque no es posible describirla con palabras, podría definirse como

la ausencia de lucha, conflicto y sufrimiento internos. Por eso se dice que somos felices

cuando nos aceptamos tal como somos y desde un punto de vista emocional sentimos que

no nos falta de nada. Y es que la felicidad no tiene ninguna causa externa: es nuestra

verdadera naturaleza. Igual que no tenemos que hacer nada para ver la vista surge como

consecuencia natural al abrir los ojos, tampoco tenemos que hacer nada para ser felices.

Tanto la vista como la felicidad vienen de serie: son propiedades naturales e inherentes a

nuestra condición humana. Así, nuestro esfuerzo consciente debe centrarse

en eliminar todas las obstrucciones que nublan y distorsionan nuestra manera de pensar y


de comportarnos, como el victimismo, la inseguridad, la impaciencia, el aburrimiento o el

apego.

1.3 plan de acción:

- cambios que espero lograr en mi vida personal y social.

Ser una persona íntegra y honesta, comportarme de forma consecuente, ser humilde ya que

la humildad es una virtud que se aprende y se ejercita a lo largo de la vida consiste en

reconocer las propias limitaciones y reconocer la valiá de los demás. Ser más optimismo

para ver las cosas desde un punto de vista positivo, esto se traslada a nuestro entorno. No

hay nada más descorazonado que andar con alguien que siempre piense que todo va a ir

mal. En cambio que siendo optimista contagio mi actitud, tratar de ser siempre de más

ayuda para mi comunidad, participar regularmente en actividades sociales y culturales,

manteniendo dedicación disfrutar de las personas que me rodean, aprender a valorar, ser

considerado con las personas siempre manteniendo un buen sentido del humor para

repartir alegría a los demás.

- Acciones que llevare a cabo

Dejar de ser tímido, vencer mis pensamientos negativos, trabajar en la gratitud y el

altruismo, mantener en buen estado mis redes sociales, darles menos importancia a los

aspectos materiales, hacer lo que en realidad me gusta.

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