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SEGURIDAD ALIMENTARIA: DESAFÌOS DESDE EL FUTURO (RESUMEN)

¿Principalmente qué se entiende por seguridad alimentaria? La FAO la define,


valga mencionarlo en la ll cumbre Roma (1996), como: “el acceso, abastecimiento
y uso físico, social y económico que las personas tienen a los alimentos y
nutritivos. Para llevar una vida sana y energética”. Este concepto responde,
esencialmente, a varios fenómenos sociales, políticos y económicos expresados
en la persistencia de la desnutrición generalizada y a los escenarios futuros para
la agricultura con respecto a las necesidades alimentarias. Añadiéndole a esto, la
especulación de precios alimentarios, compra y venta de tierras aptas para
agricultura, etc.

Todo esto, permite hacer dos preguntas –según el propio autor- ¿el mundo del
año 2050 podrá alimentar a una población de más de nueve mil trescientos
millones de personas, cuando en la actualidad no es capaz de hacerlo? y ¿cómo
alcanzar la seguridad alimentaria?

Inicialmente el escenario es muy complicado, porque la definición que acuñó la


FAO se adopta un año antes (1995) que entre en función la Organización Mundial
del Comercio (OMC), en donde fue creada para normar las relaciones comerciales
entre países. Sin embargo, no beneficia a todos por igual, especialmente a los
países pobres. Paralelamente, la definición establecida por la FAO, y teniendo
como precedente la cuestión de la OMC, la Vía Campesina-una influyente
confederación global de organizaciones campesinas- adoptó, en contraposición al
concepto de Seguridad Alimentaria, uno nuevo, el de “soberanía alimentaria”. En
donde defienden la autonomía de un estado soberano de cualquier política
internacional, y este a su vez proveer de facilidades a los agricultores. Para el
caso nuestro existen tres afiliadas: La Confederación Campesina del Perú(CCP),
La Confederación Nacional Agraria (CNA) y La Federación Nacional de Mujeres
Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del
Perú(FEMUCARINAP). Lo que se busca expresar es el reconocimiento del actor
principal(el campesino) dentro de las prácticas agrícolas. No permitir la injerencia
de empresas transgénicas, y proteger al mercado nacional de las políticas
económicas internacionales es una de ellas.

Y es, por eso, que el autor concentra su análisis en uno de los componentes que
la FAO adscribe, para el caso peruano, al concepto de Seguridad Alimentaria:
abastecimiento. Y de igual forma, en el cambio climático. Pero me pregunto ¿para
qué hacer énfasis en el abastecimiento? –según el autor- el principal componente
de este aspecto es la producción de alimentos. Pues, las proyecciones hechas por
la FAO, estimó que para el 2050 la producción alimentaria debería aumentar un
70% para alimentar a 9300 millones de personas. Que-según el texto- suponen
33% más de la población actual. Para el caso de Perú, el INEI estima que para
ese año la población será un aproximado de 40 millones, casi un porcentaje
similar al actual. Para entonces, el Perú debería aumentarse la producción de
alimentos similar al porcentaje descrito.

Esto supone, pues añadir elementos, que grafiquen la complejidad y el desafío


que yace en el escenario contextual, para el desarrollo del texto. Que son a tomar
a consideración: Frontera agrícola, erosión de los suelos, las mermas, la
concentración del control sobre la tierra, los productores, el desarrollo territorial.

En primer lugar. Frontera agrícola, hace referencia a los límites y a la tierra


potencialmente cultivable: costa, sierra y selva. Sabiendo ello, la costa es la de
más óptimas condiciones, pero el agua es un factor determinante. Introducirlas a
la franja costera genera grandes inversiones, particularmente del sector privado,
del cual se viene haciendo desde la década de los 90. La sierra, hay solo pocas
tierras salvo-como lo describe el autor- que se recuperen andenes. Lo cual haga
más dinámica la economía de producción. Para la selva, hay tierras aptas para el
cultivo, pero la mayoría no lo son, y sumándole a esto la presencia de colonos que
erosionan miles de hectáreas cada año.

En segundo lugar. Erosión de los suelos, anualmente se pierden miles de


hectáreas de cultivo, especialmente en la costa, debido a la salinización
ocasionada por algún mal drenaje para cultivos que demanda mucha agua, como
el arroz. Se invierte mucho dinero en recuperarlas, como de igual modo se las
pierde. En la sierra resulta más dramático, anualmente se pierde en el océano
Pacífico por erosión hídrica una cantidad de suelos equivalente a 318 mil
hectáreas. Para la selva, la situación gira en torno a la deforestación que alcanza
un área de 7,9 millones de hectáreas, y avanza a un ritmo de 150 mil hectáreas
por año.

En tercer lugar, las mermas. Un informe de la FAO revela que el volumen anual de
alimentos desperdiciados llega a 1300 millones de toneladas (la producción
agrícola total es de 6 mil millones de toneladas), que generan 3 mil 300 toneladas
de dióxido de carbono. El costo por el desperdicio asciende a los US$ 750 mil
millones. Para este caso, hay poca información en el Perú. Solo se tiene
información de los años 1997 y 1998, que estimó que se perdía anualmente 21%
de toda la papa producida a nivel nacional, unas 532 mil toneladas o 40 mil
hectáreas.

En cuarto lugar, la concentración del control sobre la tierra. Hace referencia al


acceso que tenían las corporaciones transnacionales para concentrar tierras,
facilitadas por las leyes nacionales de tendencia neoliberal. Ha causa de la crisis
alimentaria, teniendo su base en las tierras idóneas para el cultivo. En donde la
FAO, con sede en Santiago de Chile, realiza un estudio en 17 países de América
Latina, incluyendo al Perú, y al Caribe. Se vislumbró que existía gran
concentración de tierras óptimas para el cultivo. El autor se plantea la siguiente
pregunta ¿tiene que ver la concentración del control de la tierra, bajo la forma de
propiedad u otras, con la producción de alimentos? la producción realizada de
estas tierras es destinada a la exportación de productos alimenticios ,
biocombustibles y de alimentos para ganado. Para el caso peruano, en los
resultados del Censo Nacional de Agropecuario (2012) señala que el 75% de la
superficie sembrada de cultivos alimenticios transitorios pertenece a unidades
agropecuarios con una dimensión de menos de 10 hectáreas, mientras que las UA
mayores a 1500 hectáreas representan tan solo el 0,3% de las tierras con esos
cultivos.
En quinto lugar, los productores. Resulta evidente saber cuál debería ser el papel
del actor en este caso. Estamos hablando de la economía campesina, pero a su
vez se cuestiona su capacidad de estos para poder satisfacer a una mayor
demanda de la creciente población. Por eso, resulta de momentos insatisfactorio
pensar en ello como una alternativa. Pues mientras existan las dificultades
políticas como las tendencias neoliberales que los estados desarrollan, esto inhibe
su condición. Por ello, el autor plantea la necesidad de capacitarlos técnicamente
en favor de estos pequeños grupos y orientar las políticas estáteles para estos
grupos. Para tener una base sólida de donde se pueda suministrar al mercado
nacional.

Por último, el desarrollo territorial. La política pública debe reorientarse para poder
establecer un orden al descomunal incremento de unidades agropecuarias. Según
el IV CENAGRO se observó que durante 1994 y 2012 se ascendió un 30,
bordeando el medio millón. Todo esto sin que exista una relación proporcional con
la superficie agropecuaria. Al existir pocas leyes que regulen esto, hay una
concentración cada vez más en las cuencas del Amazonas y zonas cocaleras.
Esto es un desafío para el estado. El autor plantea la siguiente pregunta ¿Cómo
enfrentar este problema masivo? A esto responde con un proceso de
descentralización, diversificación de las economías rurales, una mejor articulación
con los centros urbanos. Pues las constantes migraciones por el interior del país
hacen que se agudice esta problemática.

Para finalizar, con respecto al cambio climático, es evidente que todo esto no sería
factible sin antes tomar en consideración el factor clima. Pues la agricultura està
estrechamente relacionado con las condiciones climáticas. De esto dependerá
saber en què áreas serán aptas para el cultivo. En el Perù el escenario resulta
màs complicado debido a la geografía y ecología que esta representa. En esto
juega un papel clave las instituciones meteorológicas, tal es el caso de SENAMHI
y el MINAGRI. Que hicieron proyecciones, datos descritos en el texto, climáticas
para el 2030 para las diferentes microrregiones (costa norte, central y sur; sierra y
selva). Y según esto los efectos para algunas zonas serìan positivos, pero también
está el lado negativo. Por ejemplo, el incremento de heladas, granizos, intensidad
de lluvias y aparición de plagas en donde antes no había. Esto resultaría
complicado para el campesino, pues cada vez sería más impredecible la
agricultura.

Ante esto, resulta evidente que la agricultura resulta màs compleja, pues su
actividad de esta es adaptativa, pero ante los nuevos escenarios y la velocidad
con lo que se inicia , resulta complicado una adaptación provechosa. Màs aún
cuando se observa que las inversiones para investigaciones agrícolas en el Perú
son ínfimas. En donde la tecnología resulta un elemento decisorio para el
desarrollo de esta. El Perú solo destina un 0,20% del PBI a la investigación,
cuando el promedio en Amèrica Latina es cercano al 1%.

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