Germán Zepeda Vázquez

Lic. Psicología 5° T/V

304730054

Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad / TDAH

El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es el padecimiento

neuropsiquiátrico más frecuente en niños. Es un trastorno de origen neurobiológico,

resultado de una compleja interacción de factores genéticos con otros ambientales

prenatales, perinatales o postnatales que llevan a una alteración de la neurotransmisión

dopaminérgica.

La sintomatología en las personas que presentan este trastorno, se caracteriza por un patrón

persistente de inatención selectiva, sostenida y adaptativa, exceso de actividad en relación a

la edad madurativa del niño y pobre control de su impulsividad.

Los niños con TDAH presentan síntomas asociados de conducta, cognición, emocionalidad

y adaptación social, problemas de autorregulación de su conducta para adecuarla a las

demandas del entorno, con un patrón de respuestas a las contingencias del medio poco

sensible a los refuerzos positivos o negativos.

El diagnóstico es exclusivamente clínico, sin que exista en la actualidad ninguna prueba

analítica o psicométrica que pueda considerarse diagnóstica, y puede realizarse en el medio

más próximo, por el pediatra de Atención Primaria en colaboración con el profesorado y el

equipo de orientación del centro escolar al que el niño acude y, si es necesario, en

colaboración con el Equipo de Salud Mental.

Las Barreras para el Aprendizaje y la Participación (BAP) asociadas al TDAH se pueden

clasificar de acuerdo al espacio donde se desenvuelva el niño, en casa, en la escuela y en la

sociedad.
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1. Barreras en las políticas escolares: Escuelas exigentes respecto al rendimiento

escolar que discriminan a los estudiantes que no cumplen con los criterios,

calificaciones o porcentajes que la escuela requiere para mantener su prestigio.

Escuelas que exigen una disciplina estricta. Escuelas con evaluaciones estándares

que no permiten flexibilidad. Poca relación entre los maestros y los padres de

familia.

2. Barreras estructurales de la escuela: La gran cantidad de estímulos que se

encuentran fuera y dentro del aula de clases que interfieren con el trabajo educativo

del niño. Falta de tecnología utilizada en el aprendizaje del alumno.

3. Barreras culturales del salón de clases: Falta de concientización de los

compañeros de clase para que no se burlen, discriminen o distraigan al alumno.

Falta de actualización del docente sobre los conocimientos del TDAH.

4. Barreras individuales del niño: Dificultades para la planificación del tiempo.

Dificultades para la organización de su material escolar. Inhibición respecto a los

estímulos irrelevantes para la tarea que están desarrollando en un momento

determinado. Precipitación en la tarea a realizar. Memorización fallida debido a una

lectura precipitada. Mala reflexión y casi inexistente repaso de las tareas. Falta de

estrategias para organizar la información. Dificultades para seguir las instrucciones

del profesor. Dificultad para mantener el nivel de atención en aceptable, sobre todo

en tareas de larga duración.

En cuanto a la intervención de las Necesidades Psicoeducativas Especiales (NPE) se

plantean dos tipos de intervención: Educativa y Psicológica.

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 Intervención Educativa: Se ofrece un plan de tratamiento individualizado y

multidisciplinar para el niño con TDAH y su familia, el cual casi siempre debe

incluir 3 aspectos fundamentales. El primero es el entrenamiento a los padres, con

técnicas de manejo conductual del niño; el segundo es la intervención a niveles

académico y escolar, es decir en la escuela y en la casa del niño con TDAH; y el

tercero es la medicación específica para el TDAH.

 Intervención Psicológica: Como ya se dijo, es necesaria la psicoeducación y

entrenamiento de padres en el manejo conductual del niño. Los padres deben

conocer el TDAH, sin mitos ni miedos infundados, para poderse enfrentar mejor al

problema que está afectando a su hijo. Cuanto más sepan, lean y pregunten sobre el

TDAH, mejor podrán ayudar a su hijo. Es imprescindible ayudar al niño a terminar

una tarea o encardo dividiéndolo en pasos menores. Aumentar la estructura y el

orden de la casa. Establecer rutinas estables y predecibles para estructurar el tiempo.

Eliminar ruidos y distracciones. Modificar la conducta del niño. Motivarles.

Aumentar la disciplina haciendo que el niño sufra las consecuencias de saltarse las

normas. Todo esto con la finalidad de que los padres tengan herramientas

suficientes para enfrentarse a diferentes situaciones en la vida.

Referencias

Londoño-Paredes, D. E. (2017). El trastorno por déficit de atención con hiperactividad: una

mirada socio-cultural. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiquiatría, 37(132), 477–496.
https://doi.org/10.4321/s0211-57352017000200009

Lora-Espinoza, A., & Díaz-Aguilar, M. (2011). Abordaje Del Trastorno por Déficit de
Atención con/sin Hiperactividad Desde la Visión del Pediatra de Cabecera. Revista
Pediatría Atención Primaria, 20, 115–126.
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Ruiz-García, M., Gutiérrez-Moctezuma, J., Garza-Morales, S., & De la Peña-Olvera, F.

(2005). Trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Actualidades
diagnósticas y terapéuticas. Academia Mexicana De Pediatría, 62, 145–152.