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¿Quiénes protagonizaron el inicio de la Revolución?

Los sectores y clases sociales afectados en diverso grado y medida por la dominación española fueron muy diversos
y eso permitió constituir un frente revolucionario amplio que sólo tenía en común el objetivo de terminar con la
dominación colonial. Entre ellos podemos mencionar a:
1. Terratenientes criollos que habían logrado acceder a grandes propiedades pero que veían frenadas sus
posibilidades de acceder a los principales cargos de gobierno –como el Virrey- y estaban subordinados a los dictados
de la Corona española.
2. Comerciantes criollos que no podían comerciar libremente con otros países porque el Rey impuso el
monopolio comercial. Sólo los comerciantes españoles podían comprar y vender legalmente con España. Por este
motivo, contrabandeaban productos con los ingleses, holandeses y portugueses.
3. Los campesinos, que constituía la fuerza principal y absolutamente mayoritaria que participó de la lucha
anticolonial. Existían campesinos acomodados, medianos, y sobre todo pobres y jornaleros. Todos ellos, productores
directos –pastores y/o agricultores, negros, indios, mestizos, blancos y mulatos- dependientes y oprimidos, en mayor
o menor medida por los terratenientes vieron en la revolución la esperanza de una mejor vida.
4. Los artesanos rioplatenses y el resto de la población vinculada de una manera u otra a esta actividad, tenían
sobradas razones para sumarse a la lucha antiespañola. El ingreso sin impuestos de los productos industriales ingleses
competían con los artículos locales que salían perdiendo en la competencia contra las mercancías extranjeras que eran
más baratas y ciertos casos, de mejor calidad.
5. Otro sector fueron los esclavos negros, en su calidad de productores directos urbanos –se encargaban de
tareas domésticas o eran artesanos- y rurales en chacras y estancias.
6. También los indios, a quienes les quitaron las tierras y les exigían tributos de todo tipo. Eran un sector
explotada no sólo por los españoles sino también por los grandes terratenientes criollos.
7. Muchos abogados, profesores, los sectores religiosos menos poderosos y los empleados urbanos se opusieron
al dominio colonial. Eran los llamados “intelectuales” que influenciados por el ejemplo y las ideas de la Revolución
de independencia de los Estados Unidos y de la Revolución Francesa comenzaron a difundir las ideas de libertad,
igualdad y fraternidad.

Si bien la gran mayoría de los sectores estaban de acuerdo en la necesidad de conformar un gobierno propio y
terminar con la dominación española existían marcadas diferencias entre los objetivos y propuestas que cada uno
impulsó. Por lo tanto, se desarrollaron dos batallas simultáneas: la lucha contra el invasor europeo que resistía en
diversos lugares del territorio americano y la disputa entre dos grandes proyectos que disputaban cómo se
organizarían estos territorios, que actividades económicas se fomentarían, que pasaría con la tierra. Estos debates
fundamentales podrían sintetizarse en estos cinco puntos:

1. La lucha por la independencia. Estaban aquellos sectores que buscaban una real independencia y otros que
sólo pensaban en que no se vean amenazados sus intereses. Si la preocupación principal estaba ubicada en poder seguir
exportando y garantizando que las potencias europeas continuasen comprando los cueros, el tasajo, el cebo, la grasa,
declarar la independencia era un acto de “rebeldía” que podía espantar a Inglaterra (que era aliada de España en su
lucha contra Francia) generando el cierre del principal mercado para los productos del Río de la Plata. Por el otro,
aquellos que consideraban y que impulsaban un desarrollo interno propio, con reparto de tierras y estímulos a las
producciones manufactureras locales, querían declarar definitivamente la independencia.
2. El problema de la democracia. El núcleo revolucionario de mayo (Moreno, Castelli, Belgrano, Artigas)
impulsó desde el gobierno el reglamento de igualdad y libertad entre las distintas castas que convivían en el territorio.
Otras corrientes políticas mayoritarias finalmente, sostendrían lo opuesto denostando la igualdad y manteniendo la
opresión de las castas, no reconociendo la igualdad de indios y mestizos, lo que perpetuaba el dominio del blanco.
3. Oposición entre régimen centralista y sistema federal, como modos de unir y organizar las distintas
regiones y pueblos que componían el antiguo virreinato. Por un lado estaban aquellos que impulsaban una
organización centralizada en Buenos Aires, donde esta ciudad, a partir del control del puerto y la aduana, manejara
los asuntos del todo el territorio subordinando a las restantes regiones. Por el otro, estaban los sectores que pretendían
organizar un territorio unido sobre la base del respeto de las diferencias locales y la elección de autoridades regionales
por parte de los pueblos de cada zona. Esto no implicaba el desconocimiento de la importancia de constituir un
gobierno nacional pero no en función de los intereses particulares de los porteños.
4. Proteccionismo o libre cambio. Este era un factor fundamental dado que si se imponía una política
librecambista que eliminaba los aranceles aduaneros, las producciones no agropecuarias de Buenos Aires y el resto
del territorio no podrían competir con las extrajeras (principalmente inglesas) por precio y calidad. Esto sólo favorecía
a los grandes terratenientes y comerciantes intermediarios que vendían los cueros, la grasa, el tasajo y el sebo a Europa.
Por el contrario, otros planteaban que aquí debías fomentarse las producciones internas para lograr un desarrollo
independiente a partir de la expansión de las manufacturas locales que nos permitiese no permanecer subordinados a
potencias extranjeras.
5. Reforzar o reformar el régimen latifundista de ocupación del espacio rural. Este elemento determinante
estuvo en el centro del debate. Los grandes terratenientes se oponían a cualquier tipo de reparto democrático de la
tierra (aunque ella no le perteneciera todavía) dado que la tierra no sólo constituía el factor fundamental para la
producción ganadera sino que a su vez era su fuente de poder y prestigio. Esto implicaba que la mayoría de la población
rural no podía acceder a la propiedad de una pequeña parcela y estaba a merced de las necesidades de los grandes
propietarios que podían expulsarlos en cualquier momento de las tierras en las que trabajaban. A su vez, esto también
dificultaba que esa población pudiera progresar económicamente alcanzando un mejor nivel de vida.

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