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Consecomercio

Comisión de Economía
25 de noviembre de 2019

-Informe Económico Perspectivas 2020-

El año 2019 cierra con la particularidad de un Banco Central de Venezuela


(BCV) admitiendo la grave crisis que acarrea el país desde el año 2013. De
hecho, tomando en consideración las cifras oficiales publicadas este año, el
último periodo en el cual el Producto Interno Bruto (PIB) venezolano registró
un comportamiento positivo, fue al cierre del cuarto trimestre de 2013. Desde
entonces,  el valor de la producción de bienes y servicios en el país se
desplomó 65,16% hasta el primer trimestre de 2019, lo que simboliza que la
economía se ha empequeñecido aproximadamente en sus dos terceras partes
desde el último periodo de crecimiento experimentado en el país.

Con respecto al año en curso, el mismo ha transcurrido con la peculiaridad de


una economía cada vez más dolarizada a nivel transaccional -la firma de
análisis macroeconómico Ecoanalítica afirma que cerca del 54% de las
transacciones en el país se hacen en dólares- y una severa disminución del
crédito bancario, que entre otros factores, ha profundizado la contracción de
la economía y dimensiona negativamente los pronósticos para el cierre del
2019 e inicios del próximo año.

Asimismo, la  demanda agregada interna  medida por el Banco Central de


Venezuela, disminuyó 37,2% en el primer trimestre de 2019 en comparación
con el mismo lapso de 2018, al tiempo que el gasto del  consumo final del
gobierno cayó 23,9% y el gasto privado el 34,8%, datos que ratifican la difícil
situación que atraviesa el país en materia de consumo.

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Particularmente, el sector de Comercio y Servicios vio resultados positivos por
última vez, al igual que la economía, en el cuarto trimestre de 2013, cuando
aumentó 3,2%. Desde entonces, la actividad comercial en el país se ha
reducido en 84,67%.

Contracción trimestral anualizada del sector de Comercio y Servicios entre 2014 y 2019

Fuente: Banca y Negocios

De forma anualizada calculada hasta octubre de este año, la actividad


comercial registró una caída de 40%. Es importante destacar, que es posible
que por razones estacionales, dicha caída se reduzca hasta 35% a finales de
de diciembre de este 2019.

Para el cierre del año resulta importante entender que la estrategia


restrictiva sobre el aumento de la liquidez aplicada por el BCV -a través de
un elevado encaje legal y una desaceleración en la emisión de dinero- ha
conducido a una "estabilización relativa" del tipo de cambio, que además se
ha apreciado, haciendo que los productos importados sean más competitivos
que los producidos localmente, y a una desaceleración evidente de la
inflación. Comprender estos factores y la importancia que tienen en la
dinámica comercial resultará fundamental a la hora de establecer las
estrategias empresariales de cara al año 2020.

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A la banca se le dificulta ser el pulmón del comercio nacional

Si bien es cierto que durante los últimos años, la capacidad de la banca


venezolana para estimular al sector de Comercio y Servicios a través del
otorgamiento de créditos se ha visto considerablemente mermada, también es
innegable que las circunstancias y desafíos han cambiado, en especial
durante este año.

En el transcurso de 2017 y gran parte de 2018, el crecimiento de la cartera de


créditos del sistema financiero venezolano estuvo restringido por los índices
de adecuación patrimonial que debían cumplir los bancos. No obstante, a
finales de 2018, los considerables incrementos en el tipo de cambio oficial
aliviaron –parcialmente- este problema.

El 2019 comenzó con un nuevo desafío para la banca venezolana: a mediados


de febrero entró en vigencia un nuevo sistema de encajes legales, que consta
de un encaje ordinario -de 57% de la captaciones del público- y uno marginal
-de 100% de las reservas excedentarias-. En consecuencia, la capacidad de
intermediación del sistema financiero de nuestro país se ha visto
considerablemente mermada.

Según cifras de Ecoanalítica, la banca venezolana se encuentra en capacidad


de prestar sólo el 19% de los depósitos que recibe, lo que implica una
restricción importante en la disponibilidad de créditos para los distintos
sectores de la economía venezolana, especialmente, el comercial y el de
servicios.

A finales de octubre, el BCV oficializó la implementación de un nuevo


esquema de ajuste del valor de los créditos comerciales en la misma
proporción de los incrementos del tipo de cambio oficial. Según Juan Carlos
Dao, Presidente de Bancaribe, la banca en su conjunto ha desembolsado muy
pocos créditos desde la entrada en vigencia de esta medida.

De esta manera, la dificultad de pronosticar el comportamiento del tipo de


cambio en un entorno de incesante volatilidad macroeconómica ha restringido
aún más las posibilidades de financiamiento para las empresas venezolanas.

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¿Camino a la Dolarización?

Hoy en día, el bolívar vale tan poco, que los venezolanos se han visto
obligados a buscar alternativas para preservar el poder adquisitivo de sus
ahorros. Según Ecoanalítica, aproximadamente el 54% de las transacciones
del país se llevan a cabo con una moneda distinta al bolívar, siendo el dólar
la más empleada. Además, los expertos esperan que, para el cierre de este
año, esta cifra se incremente a alrededor del 60%.

En las últimas semanas, ha estado en boga el tema de la dolarización,


particularmente, después de que el Ejecutivo Nacional afirmara que no ve mal
dicho proceso, dejando a la población llena de incertidumbres acerca del
rumbo económico que tomará nuestro país en política monetaria. Sin
embargo, resulta vital y con un carácter objetivo entender que, a pesar de
todas las ventajas que ello podría traer consigo a niveles prácticos,
actualmente, pareciera ser poco factible.

Los ciudadanos deben tomar en cuenta, que perder la autonomía de nuestra


moneda implica despedirse de la política monetaria y otorgar el poder de la
misma a un país con el que se tienen notables diferencias, lo que pareciera ir
en contra de la ideología del actual gobierno. Además, los temas de las
sanciones juegan un papel fundamental en la discusión de ésta temática:
empezando con el hecho de que la Reserva Federal de Estados Unidos (FED)
no podría transar con el BCV, a menos que se emitan una serie de licencias,
tomando en cuenta que los bancos corresponsales han puesto cada vez más
restricciones a las transacciones que involucren a venezolanos. Además de
ello, la dolarización implica una serie de retos para los cuales deberíamos
estar preparados: se requeriría modificar las leyes y el marco regulatorio
imperante, recoger los bolívares de la economía, adaptar el sistema
financiero y hacerse a la par de un plan de estabilización macroeconómico.  

En esta etapa es importante educar a los venezolanos acerca de la


complejidad del proceso y sus implicaciones, con ello, podremos tener un
juicio más objetivo y además nivelar las expectativas, que, en muchos casos,
ocasionan que se subestimen los efectos de las duras medidas que se tienen
que tomar para ver la luz al final del túnel.

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Perspectivas para el año 2020

Para el año entrante, el entorno económico venezolano probablemente


enfrentará una mayor profundización de las dificultades que estuvieron
presentes a lo largo de 2019.

Como quiera que las condiciones y variables macroeconómicas existentes en


2019 se mantienen presentes, una proyección conjunta de los datos provistos
por el Banco Central de Venezuela y firmas privadas como Ecoanalítica,
permiten prever una caída del Producto Interno Bruto (PIB) en alrededor
de  10% con respecto al 2019. Dentro de este contexto, se estima que el
volumen total de importaciones estaría cercano a los 5,5 millardos de
dólares, aproximadamente 1 millardo menos que en el año 2019.

Del mismo modo, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), principal


indicador que permite medir la inflación, pudiera ubicarse alrededor del
3.000% interanual, con lo cual el ciclo hiperinflacionario seguiría presente en
el país, con la consecuente destrucción del valor del bolívar -y las funciones
dinerarias que éste ejerce- como moneda de curso legal en Venezuela. A su
vez, se estima que la moneda pudiera depreciarse cerca de 96,87% con
respecto al cierre de 2019.

Dentro del contexto descrito, se estima que la variable política seguirá


jugando un papel determinante en el área económica. A nivel macro, la
legitimidad del Ejecutivo Nacional y demás poderes públicos es crucial a los
fines de captar inversiones, replantear el esquema de sanciones
internacionales al cual están sujetos varios actores de la economía nacional,
y desarrollar cualquier proceso de renegociación de deuda externa, apertura
a los mercados foráneos, y asistencia internacional y multilateral. De darse
algún tipo de proceso electoral en el año 2020, es muy probable que incida
sobre la economía local, especialmente en lo concerniente a la monetización
del déficit fiscal. En un nivel micro, si se continúan implementando políticas
públicas restrictivas al crédito y a la intermediación financiera, la economía
seguirá en el camino de la contracción y el empequeñecimiento. De la misma
forma, en la medida que los agentes económicos perciban mayor libertad,
mayor respeto a la propiedad privada y a la dinámica del mercado, la
economía tenderá a crecer y brindarle mayor bienestar a los venezolanos.

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Conclusiones
1) En la medida en que no existan y se implementen un conjunto de políticas
públicas que de forma armómica, abierta y consistente se orienten al
crecimiento económico de Venezuela y a la consecución de un esquema de
libertades económicas, las distorsiones imperantes continuarán existiendo y
agravándose. Ningún país ha logrado salir de la pobreza y el estancamiento
sin respeto a la propiedad, al empresario y a la dinámica que se gesta a
través de un mercado libre.

2) Toda vez que no hay signos de modificación ni enmienda del marco de


políticas existentes, bajo las premisas descritas pudiera preverse que la
economía venezolana en el año 2020 estará signada, entre otros factores,
por las siguientes premisas: (i) mayor informalización en los intercambios
económicos; (ii) incremento de las operaciones en moneda extranjera y
transaccionalidad en divisas; (iii) mayor restricción del crédito y
replanteamiento de la actividad bancaria en Venezuela; (iv) surgimiento de
nuevas fuentes de financiamiento; y (v) restructuración empresarial ("resizing")
en función del nuevo tamaño y dinámica de la economía venezolana,
incluyendo, entre otros, capacidad instalada, capital humano, gama de
productos, esquemas financieros, y gestión operativa.

3) El contexto político seguirá siendo vital para la vida económica del país. Si
los niveles de conflicto político se elevan, ello afectará negativamente la
actividad económica. Un entorno estable, con respeto a la institucionalidad y
al Estado de Derecho, será constructivo para el crecimiento económico. Es de
vital importancia que quienes detenten el poder se enmarquen en un conjunto
de reformas orientadas hacia la apertura, de forma tal que Venezuela pueda
salir de la coyuntura existente, y que todos los venezolanos tengan una
mejor calidad de vida. Se trata de una aspiración compartida por todos. 

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4) En medio de la coyuntra, no debe desestimarse el papel que juega para el
comercio y la economía en general la provisión de servicios básicos. Sólo
logrando una provisión óptima de electricidad, agua, telefonía y
comunicaciones, aseo e Internet, se logrará el desarrollo anhelado por todos.
De allí la importancia de que se logren soluciones consensuadas a través del
sector público y privado sobre este tema crucial para la sociedad.

5) Si bien el contexto económico, político y social hoy luce adverso y lleno de


numerosas interrogantes para el año venidero, el llamado es a sobreponerse
a las dificultades, desafiar los obstáculos, y crear valor allí donde sea
posible, con el objeto de lograr en Venezuela la transformación institucional,
el crecimiento y el desarrollo por el que tanto se apuesta. Estamos llamados
a encontrar oportunidades, capitalizarlas y ser constructivos por el bien de
nuestra nación, por el bien de un país que le pertenece a cada ciudadano y al
potencial que esté dispuesto a dar.

Miembros de la comisión:
Andres F. Guevara B.
José Miguel Farías
Rednaxela Sequera
Antulio Moya

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