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Contexto de descubrimiento y de justificación y su aplicación en el

razonamiento judicial. A propósito de la sentencia emitida por el Tribunal


Constitucional peruano en el caso “Corrida de toros y otros” (Expediente 00022-
2018-PI/TC)

Alumno: Carlos Abel Villarroel Quinde

1. Aspectos teóricos
1.1. Surgimiento de la teoría del contexto de descubrimiento y contexto de
justificación
La distinción entre el contexto de descubrimiento y el contexto de justificación ya
“había sido incorporada al lenguaje de la filosofía de la ciencia en los años treinta”
(ACCATINO; 2002; p. 9). Sin embargo, su introducción al razonamiento jurídico recién
se produjo con WASSERSTROM en su libro de 1961, a fin de responder a las críticas
formuladas por los realistas a la teoría deductivista (ATIENZA; 2006; pp.100-101).
Básicamente, las críticas realizadas por el Realismo Norteamericano a la aplicación
formal del silogismo judicial son las siguientes: a) el derecho (premisa normativa o
mayor del silogismo judicial) es indeterminado por cuanto, frente a los precedentes y a
la determinación de su ratio decidendi, así como en el uso de la legislación, existen
diversas alternativas de solución posibles, además de diversas técnicas interpretativas
a las que pueden recurrir los jueces; y b) la vinculación del juez con la prueba, así
como la determinación de los hechos, referidos al ámbito de la “premisa fáctica o
premisa menor del silogismo judicial”, se sustentan en las creencias del juez o del
jurado (ACCATINO; 2002; pp. 11-13).
A partir de dichas críticas, el Realismo sustentó que las decisiones judiciales, en
puridad, se forman a partir de un proceso de “razonamiento hacia atrás” que implica lo
siguiente:
“[L]a definición por parte del juez de la solución deseable frente a los hechos del
caso precede y condiciona las elecciones del juez entre las alternativas que los
materiales de derecho positivo y los métodos aceptados de interpretación dejaban
abiertas. Según esta explicación, una vez evaluado el resultado deseable el juez
busca las normas jurídicas, selecciona los métodos de interpretación, construye un
cierto relato de los hechos y los califica jurídicamente, para redactar la
fundamentación pública de su decisión adecuándose retóricamente a la teoría
dominante de la adjudicación, esto es, presentando su decisión como si fuera
jurídicamente y lógicamente necesaria” (ACCATINO; 2002; p. 15).

1.2. Contenido
En respuesta a las objeciones realizadas WASSERSTROM, introduce la teoría del
contexto (o proceso) de descubrimiento y contexto de justificación dentro del
razonamiento judicial. Así, señala lo siguiente:
“(…) Situando el problema en el contexto más amplio de los procesos de decisión
en general, existen dos procedimientos diferentes que pueden ser seguidos antes
de tomar o aceptar cualquier decisión. Esto vale tanto para la ciencia y la ética, así
como para el derecho. La forma en que estos procedimientos actúan puede ser
indicada por referencia a dos tipos de preguntas que pueden hacerse en relación a
cualquier decisión. Un tipo de pregunta concierne al modo en que una decisión o
una conclusión ha sido alcanzada; la otra indaga si una decisión o una conclusión
es justificable (1961: 25)” [ACCATINO; 2002; p. 18].
De esta manera, al separar la fase de decisión (contexto de descubrimiento) de la fase
de motivación de la resolución judicial (contexto de justificación), WASSERSTROM
busca que las críticas realizadas por el Realismo Norteamericano a la teoría
deductivista únicamente se centren, ciertamente, al poco papel que juegan las reglas
jurídicas en el momento de la adopción de la decisión (contexto de descubrimiento).
Sin embargo, ello no quiere decir que el silogismo y las reglas jurídicas estén ausentes
al momento de la justificación de la resolución judicial (contexto de justificación); por el
contrario, es en esta última fase donde rigen de manera plena (ACCATINO; 2002; p.
19).
En otros términos, el contexto de descubrimiento alude a las razones de orden
psicológico o sociológico que permiten explicar la adopción de una decisión por parte
del juez; mientras que el contexto de justificación se refiere a las razones de carácter
jurídico que permiten motivar o justificar una resolución de carácter jurisdiccional
(GARCÍA y OTRA; 2003; p. 140).
Por lo tanto, se tratan de dos ámbitos independientes que no conviene mezclar. Y es
que “(…) la corrección de una decisión judicial vendría dada por la corrección de las
razones dadas por el juez en su resolución y sería, en ese sentido, lógicamente
independiente del contexto de descubrimiento en que se ha producido” (AGUILÓ;
2003; p. 47).
1.3 ¿Separación tajante entre contexto de descubrimiento y contexto de
justificación o no?
Ahora bien, esta distinción viene siendo cuestionada últimamente por la doctrina. En
efecto, el profesor ATIENZA (2017; pp. 17-18) señala que, a partir de las concepciones
formal, material y pragmática de la argumentación jurídica, es posible establecer las
siguientes afirmaciones vinculadas con los contextos de descubrimiento y justificación:
a) En la concepción formal, las premisas y la conclusión se interpretan de
manera abstracta, dando mayor importancia a la forma y a “la noción de
inferencia”. Por tanto, en esta dimensión se brinda importancia a la “lógica
deductiva” (ATIENZA; 2006; pp. 89-90).

Es en esta concepción donde “(…) la distinción entre el contexto de


descubrimiento y el de justificación es nítido desde la primera perspectiva,
desde la lógica formal que se sitúa efectivamente en el contexto de justificación
y contempla la argumentación como un resultado, no como una actividad”
(ATIENZA; 2017; p. 17).

b) En la concepción material, por el contrario, “las premisas y la conclusión son


enunciados aceptados por el que argumenta como verdaderos o correctos”
(ATIENZA; 2006; p. 91); por lo que se da el énfasis en el contenido de la
premisas y la conclusión, y ya no en la inferencia (ATIENZA; 2006; p. 91). Es
aquí en que la distinción entre el contexto de descubrimiento y de justificación
ya no parece tan claro, dado que la justificación jurídica en muchos casos se
realiza a la luz de factores psicológicos y sociológicos (ATIENZA; 2017; p. 17).

c) Finalmente, en la concepción pragmática, referida al uso práctico del


lenguaje con el fin de lograr la aceptación de la argumentación jurídica por la
contraparte o por un auditorio (ATIENZA; 2006; pp. 92-93), no es posible
realizar una distinción entre el contexto de descubrimiento y el contexto de
justificación, pues “(…) aquí la argumentación es un tipo de actividad social:
ciertos datos sociológicos, como la aceptación por la otra parte de ciertas tesis,
de ciertos puntos de partida, es condición necesaria para que pueda tener
lugar un proceso argumentativo” (ATIENZA; 2017; pp. 17-18).
De otro lado, el profesor AGUILÓ REGLA también ha mostrado sus reparos a esta
distinción en el ámbito de la independencia e imparcialidad de los jueces. Así, ha
señalado que el prototipo de un juez independiente e imparcial exige necesariamente
que tanto “la explicación como la justificación de sus conductas coincidan”, en la
medida que “no tiene más motivos para decidir que el cumplimiento del deber” (2003;
p. 54).
Finalmente, en opinión del profesor GONZALEZ LAGIER, solo si se considera el
contexto de descubrimiento desde un sentido “débil” (esto es, que considere
propuestas tentativas de hipótesis), es factible la distinción con el contexto de
justificación. Pero en caso se adopte el sentido “fuerte” del contexto de descubrimiento
(es decir, cuando se decide sobre una determinada hipótesis), “(…) justificar (decidir si
aceptar o no la hipótesis) es una fase de “descubrir” y las reglas de justificación son
también reglas de descubrimiento” (2003, p. 46).
A partir de la descripción teórica realizada, a continuación analizaremos una sentencia
emitida por el Tribunal Constitucional del Perú en la que trataremos de identificar el
contexto de descubrimiento y el contexto de justificación en la argumentación realizada
por los magistrados de dicho Alto Tribunal.
2. Análisis de la sentencia recaída en el Expediente 00022-2018-PI/TC
2.1. Antecedentes

Con fecha 5 de agosto de 2004, más de cinco mil ciudadanos presentaron una acción
de inconstitucionalidad contra el artículo 54 del Decreto Legislativo 776, Ley de
Tributación Municipal, modificado por el Decreto Legislativo 952 (Expediente 0042-
2004-AI/TC).1 Si bien el caso aludía principalmente a un tema tributario, en el mismo
también se analizó si las corridas de toros en el Perú califican como espectáculos
“culturales” exentos de tributación. En la sentencia bajo comentario, el Tribunal
Constitucional desestimó que las corridas de toros tengan la calidad de espectáculos
culturales porque: a) son actos crueles contra los animales; b) no son aceptados por la
mayoría en el Perú; c) la UNESCO se ha pronunciado en contra de dicha actividad
(fundamentos 29, 30).

Posteriormente, y de manera contradictoria, el Tribunal Constitucional (con casi una


nueva conformación) mediante sentencia recaída en el Exp. 0017-2010-AI/TC, declaró
que la corrida de toros sí constituye una manifestación cultural de nuestro país,
“aunque ello no justifique causar sufrimientos innecesarios a los animales”
(fundamento 31).2 Llama la atención que el entonces magistrado Francisco Vergara
Gotelli, el único que participó en la emisión de ambas sentencias, haya tenido
posiciones contradictorias.

2.2. Demanda

Con fecha 18 de setiembre de 2018, 5,286 ciudadanos interpusieron demanda de


inconstitucionalidad contra la Primera Disposición Complementaria Final de la Ley
30407, “Ley de Protección y Bienestar Animal”, que exceptuó de los alcances de la
1
Ver en: https://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2005/00042-2004-AI.pdf (Consultado el 22/03/2020).
2
Ver en: http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2011/00017-2010-AI.html (Consultado el 22/03/2020).
misma a las corridas de toros, peleas de toros, peleas de gallos y demás espectáculos
declarados de carácter «cultural» por la autoridad competente, que se regulan por ley
especial (Expediente 00022-2018-PI/TC). Como se advierte a partir de los
antecedentes expuestos, esta es la tercera oportunidad en que el máximo intérprete
de la Constitución se pronunció sobre la constitucionalidad de las corridas de toros.

En este caso se realizó un debate público entre los magistrados del Tribunal
Constitucional donde cada uno de ellos expuso su opinión sobre el tema. 3 Finalmente,
tres (3) magistrados declararon que la norma cuestionada era inconstitucional, tres (3)
opinaron lo contrario (esto es, que sí es constitucional), mientras que un (1)
magistrado votó por declarar inconstitucional únicamente la pelea de gallos con
espuelas o navajas.

Sin embargo, conforme lo dispone el artículo 5, primer párrafo, de la Ley 28301, Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional, se requiere de un mínimo de 5 votos para
declarar la inconstitucionalidad de una norma con rango de ley, cosa que no ocurrió en
el presente caso. Por tanto, la disposición cuestionada mantiene su validez en nuestro
ordenamiento jurídico.4

2.3. Análisis del fallo


El presente caso es emblemático porque, sobre el cuestionamiento controvertido,
existen hasta 3 posiciones diferentes. Los votos que sustentan dichas posiciones
serán objeto de análisis, tratando de distinguir el contexto de descubrimiento del
contexto de justificación.
2.3.1. Votos a favor de la corrida de toros
Los magistrados que votaron por la constitucionalidad de la disposición cuestionada
(que implica mantener la corrida de toros, pelea de toros y de gallos) fueron Augusto
Ferrero Costa, Manuel Miranda Canales y José Luis Sardón de Taboada.
En el caso de Miranda Canales, dicho magistrado indicó de manera preliminar que la
decisión que adopta es totalmente objetiva, ya que únicamente se limita a analizar la
constitucionalidad de la Primera Disposición Complementaria Final de la Ley 30407,
Ley de Protección y Bienestar Familiar, “con independencia de la simpatías o
antipatías que despierta este tema en la ciudadanía y de las convicciones personales
que cada magistrado pueda tener sobre los espectáculos con animales” (fundamento 2
de su voto).
Con ello, consideramos que pretende realizar un análisis de la constitucionalidad de la
disposición cuestionada, a modo de silogismo, evidenciando de manera pura la
concepción formal de la argumentación jurídica. Inclusive, indica que las convicciones
personales de cada magistrado es independiente al análisis que debe realizarse en la
presente sentencia, con lo que da a entender que el contexto de descubrimiento es un
aspecto que no se toma en cuenta para la resolución del presente caso.
Posteriormente, el referido magistrado elabora un análisis estrictamente jurídico, sobre
la constitucionalidad de las corridas de toros y otros espectáculos con animales, lo que
corresponde de lleno con el contexto de justificación. Así, señala que: a) la
Constitución peruana no reconoce un deber de protección especial a favor de los
animales, que los tutele frente al maltrato; b) el legislador, dentro de lo
constitucionalmente posible, ha establecido una protección hacia los animales, lo que
3
El debate se encuentra disponible en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=OiZmSB4PINc
4
La sentencias se encuentra disponible en el siguiente enlace: https://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2020/00022-2018-AI.pdf
evidencia una perspectiva antropocéntrica en la protección de los animales (siempre
que beneficien al ser humano); c) las corridas de toros y espectáculos similares con
animales sí califican como culturales, por lo que están amparados por la Constitución y
configuran excepciones razonables al régimen general de protección animal; d) no se
acredita la vulneración de los derechos a la dignidad, a la integridad, a vivir en paz y
en un medio ambiente equilibrado; e) a modo de exhortación, se indica la necesidad
de que una ley pueda realizar todo el procedimiento parlamentario previsto en la
Constitución y el Reglamento del Congreso.
Todos estos argumentos, claramente jurídicos, sin duda forman parte del contexto de
justificación.
En el caso del magistrado Ferrero Costa, su voto empieza con enfatizar el carácter
cultural de la tauromaquia, la gallística y la pelea de toros. Asimismo, si bien se apoya
en una anterior sentencia del Tribunal Constitucional, también utiliza argumentos de
tipo sociológico (existen 200 plazas para realizar corridas de toros en todo el país),
antropológico (la celebración de comunidades indígenas de fiestas patronales con
corridas de toros), e inclusive cita a eminentes literatos peruanos (Mario Vargas Llosa,
Abraham Valdelomar) que opinan por el carácter cultural de la corrida de toros. Se
advierte que en todos estos argumentos, que vienen a justificar el voto del citado
magistrado, los elementos que sustentan la posición son poco menos que jurídicos y,
a nuestro entender, evidencian más bien la decisión adoptada por el magistrado sobre
el asunto. En este punto advertimos lo que señalaba ATIENZA, en el sentido de que
los argumentos que explican la decisión también son llamados a justificarla, con lo cual
se confunden los contextos de descubrimiento y de justificación.
Igualmente, respecto a la asistencia de personas menores de edad a las corridas de
toros, el magistrado Ferrero cuestiona la restricción al acceso que propone en
magistrado Ramos Núñez (ponente del caso), no solo alegando que se realiza una
indebida interpretación de lo señalado por el Comité de los Derechos del Niño al Perú
(que constituye un argumento jurídico), sino también a partir de testimonios de Diego
García Sayán, ex presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y del
psiquiatra Max Hernández. Menciona además el caso del joven torero Andrés Roca
Rey, entendemos, como ejemplo a seguir. Estos argumentos claramente se refieren a
temas extrajurídicos que buscan oponerse a la restricción de menores de edad a
corridas de toros. Consideramos, nuevamente, que en este caso se transponen los
contextos de descubrimiento y de justificación, como lo mencionó el profesor
ATIENZA, toda vez que los argumentos extrajurídicos, que evidencian la convicción
del magistrado a favor de la corrida de toros, son utilizados también para motivar su
voto en la sentencia bajo análisis.
En el caso del magistrado Sardón de Taboada, considera que la pretensión de la
demanda tiene contenido moral, a lo que señala que al Tribunal Constitucional no le
corresponde analizar este tipo de pretensiones. Asimismo, indica que las corridas de
toros y peleas de gallos son actividades que se repiten de generación en generación y,
en consecuencia, están tutelados por el derecho establecido en el artículo 2 inciso 19
de la Constitución (pluralidad étnica y cultural de la Nación). Afirma también que no es
labor del Tribunal Constitucional imponer un cambio cultural a través de sus
sentencias.
En nuestra opinión, el voto indicado también constituye una mixtura de argumentos
explicativos y justificativos. Ello, en tanto si bien sustenta que las corridas de toros,
peleas de gallos y peleas de toros son prácticas culturales que tienen respaldo
constitucional, alega a su vez que los demandantes pretenden un cambio cultural con
la sentencia, cosa que no corresponde hacer al Alto Tribunal.
2.3.2. Votos en contra de la corrida de toros
Votaron a favor de declarar la inconstitucionalidad de la Primera Disposición
Complementaria Final de la Ley 30407, “Ley de Protección y Bienestar Animal” los
magistrados Blume Fortini, Ledesma Narváez y Espinosa-Saldaña Barrera. Sin
embargo, el voto del magistrado Blume Fortini no ha sido publicado.
En el voto de la magistrada Ledesma Narváez, la decisión se basa principalmente en
los siguientes argumentos: a) la corrida de toros constituye maltrato animal y es
incompatible cada vez más con un mundo que respeta a todo ser vivo, incluyendo a
animales no humanos; b) la tradición debe representar algo “digno”; c) las corridas de
toros producen rechazo en el 71% de la población peruana al año 2013, según la
encuestadora DATUM y solo 8 países en el mundo mantienen esta tradición; d) en la
sentencia recaída en el Expediente 07392-2013-PHC/TC5, el Tribunal Constitucional
reconoció, a partir de los artículos 2 inciso 22 y 68 de la Constitución, un deber jurídico
general de no causar a los animales no humanos (animales vertebrados, domésticos o
silvestres), mantenidos en cautiverio, dolor y sufrimiento desproporcionado e
injustificado; lo que además también ha sido reconocido en la Ley 30407; e) el Tribunal
Constitucional no tiene competencia para determinar qué espectáculos públicos
realizados con animales tienen carácter cultural, ya que ello le corresponde de manera
exclusiva al Ministerio de Cultura, en tanto constituye un concepto técnico y
especializado, además de cambiante; f) la Constitución no permite que el legislador
reconozca, permita o promueva prácticas violenta, ni entre seres humanos, ni entre
estos con animales no humanos; g) la Ley 30407 tiene una visión ecocentrista, toda
vez que procura cierta relación de convivencia entre el bienestar de las personas y el
bienestar animal, excepto la disposición cuestionada; h) se espera que, a futuro, se
produzcan cambios en el tratamiento de los animales no humanos.
Advertimos que los argumentos utilizados por la magistrada tienen carácter jurídico
pero también tienen elementos sociológicos, estadísticos (se cita una encuesta
referida a la percepción popular sobre las corridas de toros), entre otros. En esa
medida, también se advierte que no existe distinción entre el contexto de
descubrimiento y contexto de justificación, en el plano de la concepción material de la
argumentación jurídica.
Pero hay aún más: en el debate público que se dio, la magistrada Ledesma llevó
banderillas de torero y las mostró a los otros magistrados del Tribunal y al público que
los veían, a fin de reforzar su tesis de que las corridas de toros constituyen un acto
cruel, donde se maltrata al animal hasta matarlo. Al respecto, consideramos que en
este caso se advierte claramente la concepción pragmática de la argumentación
jurídica, en la medida que la magistrada, a partir de un acto “retórico”, quiso reforzar su
argumentación dirigida a evidencia que la corrida de toros, al ser un acto cruel contra
los animales, debe ser declarada inconstitucional.6
Por su parte, el magistrado Espinosa-Saldaña Barrera declaró fundada la demanda
sobre la base de las siguientes consideraciones: a) existe un deber de protección
hacia los animales frente al maltrato, derivado de diversos artículos de la Constitución;
5
Dicha sentencia corresponde a la Sala Segunda del Tribunal Constitucional del año 2019, conformada por los magistrados
Ledesma Narváez, Ramos Núñez y Espinosa-Saldaña Barrera. Por tanto, no fue emitida por el Pleno del Tribunal Constitucional
6
Noticia disponible en: https://larepublica.pe/sociedad/2020/02/25/tribunal-constitucional-marianella-ledesma-inconforme-con-
la-ratificacion-de-constitucionalidad-a-las-corridas-de-toro/ (consultada el 21 de marzo de 2020).
b) las corridas de toros y espectáculos semejantes vulneran el derecho a la integridad
moral y a la paz y tranquilidad de las personas (que son la mayoría en nuestro país, de
acuerdo a las encuestas realizadas); c) la corrida de toros, en cuanto situación de
maltrato animal, vulnera la dignidad del ser humano, conforme lo señala la Encíclica
Laudatio Si, así como el catecismo de la Iglesia Católica; d) no queda clara, de
acuerdo a la disposición cuestionada, qué prácticas calificadas de “culturales” pueden
configurar una excepción válida a la Ley de Protección y Bienestar Animal; e) pueden
existir tradiciones culturales que son positivas y respecto de las cuales surgen derecho
o deberes de protección o promoción; otras, que pueden ser calificadas de toleradas,
que excepcionalmente son admitidas; finalmente, hay determinadas actividades que
deben ser calificadas de negativas, que deben ser proscritas debido a los daños o
lesiones iusfundamentales que generan, como es el caso de las corridas de toros.
En este caso, en el marco de la concepción material de la argumentación, advertimos
que los argumentos que pretenden justificar el voto del magistrado no solo son de
carácter jurídico, sino también religioso y cultural. En ese sentido, el contexto de
descubrimiento y el contexto de justificación, a nuestro parecer, también pierden su
distinción.
2.3.3. Voto intermedio
Finalmente, el magistrado Ramos Núñez, quien además fue el ponente del caso,
consideró declarar fundada en parte la demanda e inconstitucional la pelea de gallos
con espuelas e infundados todos los demás extremos.
Respecto a los extremos de la demanda declarados infundados, se señala que: a) no
existen derechos fundamentales reconocidos a los animales en la Constitución, pero sí
se deriva un deber de protección constitucional hacia estos contra el maltrato, que se
plasma en la Ley 30407; b) los animales no pueden ser considerados simples cosas,
por cuanto son seres que pueden expresar emociones, como sufrimiento; c) las
corridas de toros, peleas de gallos y peleas de toros son constitucionales, por cuanto
constituyen auténticas manifestaciones culturales en nuestro país (lo fundamenta no
solo con fuentes de carácter jurídico –sentencias, leyes-, sino también con elementos
literarios, musicales e históricos); d) las otras actividades culturales con animales
deben ser declaradas así por el Ministerio de Cultura; e) las corridas de toros no
vulneran el derecho a la paz y a la tranquilidad; f) se debe determinar en qué lugares
las corridas de toros y espectáculos con animales son culturales, además de prohibir
el ingreso de menores de edad.
Respecto al extremo que declara fundada la demanda, se alega que la pelea de gallos
con espuelas es inconstitucional porque implica una mayor intervención del hombre,
que genera finalmente una mayor agresividad en la pelea entre los animales.
Sobre este punto, consideramos nuevamente que, en el marco de la concepción
material de la argumentación jurídica, se recurre a argumentos que van más allá de lo
jurídico y que en realidad evidencian la toma de decisión del magistrado. En el
presente caso, en especial, consideramos que los argumentos de carácter histórico
determinan la toma de decisión sobre la pretensión, dado que el magistrado Ramos
Núñez es especialista en Historia del Derecho e inclusive fundador del Grupo Peruano
de Historia del Derecho.7 Nuevamente, entonces, no sea distingue entre el contexto de
descubrimiento y el contexto de justificación en el marco de la concepción material de
la argumentación jurídica.
7
Disponible: https://www.tc.gob.pe/wp-content/uploads/2018/09/cramos_cv.pdf
3. Conclusiones
1. La distinción entre el contexto de descubrimiento y el contexto de justificación
constituye una herramienta originalmente diseñada para las ciencias naturales,
y que luego se introdujo dentro del razonamiento jurídico por
WASSERSTROM. Respondió ante la crítica del Realismo Norteamericano
sobre la aplicación del silogismo judicial.
2. El contexto de descubrimiento se refiere a las creencias y opiniones en general
que permiten explicar la adopción de la decisión; mientras que el contexto de
justificación alude a las razones que permiten motivar jurídicamente dicha
decisión.
3. Existen posiciones recientes en la doctrina que entienden que en algunos
casos no es posible distinguir plenamente el contexto de descubrimiento con el
contexto de justificación, ya que en muchos casos las razones explicativas
también justifican una decisión judicial (ATIENZA, AGUILÓ); o cuando se
decide por un contexto de descubrimiento en “sentido fuerte” (con la adopción
de la hipótesis), no es posible distinguirlo del contexto de justificación
(GONZÁLEZ LAGIER).
4. En la sentencia recaída en el Expediente 00022-2018-PI/TC, se cuestionó la
Primera Disposición Complementaria Final de la Ley 30407, “Ley de Protección
y Bienestar Animal”, que permite la corrida de toros, peleas de toros y de
gallos, al no considerarlos maltrato animal. La demanda finalmente fue
declarada infundada porque no obtuvo 5 votos a favor de la
inconstitucionalidad.
5. Sin embargo, en el análisis de los votos de cada magistrado se advierte que los
argumentos utilizados para justificar su decisión, en el ámbito de la concepción
material de la argumentación jurídica, no se puede distinguir en muchos casos
el contexto de descubrimiento con el contexto de justificación, debido a que no
solo se recurren a argumentos jurídicos para justificar el sentido del voto, sino
también a elementos estadísticos, históricos, literarios e inclusive religiosos,
que denotan no solo la justificación sino la adopción de la decisión del
magistrado sobre el tema. Adicionalmente, es de notar que en el desarrollo del
debate público del presente caso, la magistrada Ledesma Narváez, en el
marco de la concepción pragmática de la argumentación, mostró banderillas a
fin de evidenciar, desde un enfoque retórico, la crueldad de la corrida de toros.
4. Bibliografía

 ACCATINO, Daniela. Notas sobre la aplicación de la distinción entre contextos


de descubrimiento y de justificación al razonamiento judicial. Revista de
Derecho Vol. 13 (2002). Universidad Austral de Chile. pp. 9-25.
 AGUILÓ REGLA, Josep. De nuevo sobre “independencia e imparcialidad de los
jueces y argumentación jurídica”. En: Revista Jueces para la Democracia N° 46
(2003). pp. 47-56.
 ATIENZA, MANUEL. Algunas tesis sobre el razonamiento judicial. pp. 11-42.
En: AGUILÓ REGLA, Josep y GRÁNDEZ CASTRO, Pedro (editores). Sobre el
razonamiento judicial. Una discusión con Manuel Atienza. 2017. Lima, Palestra.
 ATIENZA, Manuel. El Derecho como argumentación, Barcelona: Ariel 2006.
 GARCÍA FIGUEROA, Alfonso y GASCÓN ABELLÁN, Marina. La
argumentación en el Derecho. Algunas cuestiones fundamentales. Lima,
Palestra, 2003.
 GONZALEZ LAGIER, Daniel. Hechos y argumentos (Racionalidad
epistemológica y prueba de los hechos en el proceso penal) (II). En: Jueces
para la democracia, 47 (2003).

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