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Programa para el día de la Escuela Sabática

(Aparece una joven vestida de blanco representando a la Escuela Sabática, entran dos
jóvenes hablando hasta llegar a donde está ella)

Andrés: Mi buen amigo Tomás, al responder a mi invitación me llenas de gozo.

Tomás: No pensaba que una cosa tan sencilla pudiera agradarte tanto, algo importante debe
tener tal invitación y que yo no conozco.

Andrés: ¡Has acertado! Sí, algo muy importante que tú no conocer y ese es el motivo de
gozo que siento, al tener el privilegio de enseñártelo, pero no seré yo el que te lo presente,
dejaré que sea la Escuela Sabática, la que trabaje contigo, y podrás ver los hermosos
resultados y los beneficios que aporta a sus miembros, sean estos niños, jóvenes o ancianos;
mira, ahí está nuestra querida Escuela Sabática.

Escuela Sabática: Me gozo en tenerles presentes, y no puedo dejar de felicitar al joven


Andrés por su labor tan eficaz, de invitar a otros para que lleguen al conocimiento del
Reino de Cristo.

Andrés: Solo he cumplido con un deber ineludible para todo buen discípulo tuyo, que ame a
Jesús y desee trabajar por las almas.

Tomás: Anhelo conocer vuestro funcionamiento y la finalidad de vuestro trabajo.

Escuela Sabática: Tomen asiento, bien joven, serás complacido prestamente, yo te voy a
hablar poco, mas bien, dejaré que sean mis miembros los que hablen por mi. Una sola cosa
quiero explicarte, y es la definición que de mí hace la sierva del Señor, es decir, la Sra.
Elena G. de White, ella dice que la escuela Sabática es una agencia ganadora de almas, y
efectivamente, esa es mi misión. Ahora reclamo toda tu atención hacia mis colaboradores,
que se encuentran en los distintos departamentos en que estoy dividida. Ellos serán los
encargados de explicártelo todo. Comenzaré presentándote el departamento más joven.
(Toca un timbre y entra una maestra del departamento de cuna, con un niño cargado y uno
de tres años de la mano)

Maestra: Buenos días, querida Escuela Sabática, ¿para qué me has llamado?

Escuela Sabática: Mira, este joven ha venido de visita, lo trajo Andrés. EL desea conocer
nuestro funcionamiento, pues Andrés le ha hablado mucho de mí y de el papel tan
importante que realizo dentro de la iglesia. ¿Quieres empezar tú diciéndole quién eres y
cuál es tu misión.

Maestra: Con mucho gusto, mire joven, yo soy la maestra del Departamento de Cuna, es
decir, tengo la responsabilidad de enseñar a estos pequeñitos de cero a tres años de edad el
amor de Jesús.
Tomás: Pero, ¿cómo puede entender un niño a esa edad lo que usted le explica? A mi me
parece que eso es imposible. Mas bien usted será algo así como una niñera que cuida de
ellos para que sus padres disfruten del programa tranquilamente.

Maestra: Se equivoca joven, esa no es mi función. Mire, dice el sabio Salomón en uno de
sus Proverbios. Instruye al niño en su carrera, y aun cuando fuere viejo no se apartará de
ella. Nosotros mediante cánticos preparados para que ellos lo entiendan y ciertas láminas,
vamos sembrando en sus corazones las maravillas del amor de Jesús, y aprovechamos para
enseñarles juntos con las palabras mamá y papá, etc. Jesús, iglesia, y entre las primeras
frases les enseñamos a decir: Jesús es mi amigo. Cristo viene pronto. Es decir, sembramos
la buena semilla desde los primeros meses de vida, a continuación le presentaré
objetivamente lo que le estoy explicando.

(El niñito que trae en la mano puede decir alguna frase que mencione a Jesús)

Tomás: ¡Qué maravilloso, nunca pensé que existiera un departamento tan interesante!

Maestra: Hasta pronto escuela sabática. Hasta luego, joven, que Dios le ayude a entender
plenamente la obra maravillosa que realiza la Escuela Sabática.

Escuela Sabática: Continuemos con nuestro desfile ilustrativo (toca el timbre y entran dos o
tres niños del Jardín de Infantes con su maestra. Todos dicen

Niños: Saludos, querida escuela

Escuela Sabática: Buenos días queridos.

Maestra: ¿En qué podemos servirte?

Escuela Sabática: Deseo que le expliques brevemente a este joven quién eres y que obra
realizas.

Maestra: Como vengo acompañada de estos niños que están estrechamente ligados a mí y a
la obra que represento, ellos pueden decir quienes somos.

Niños: Representamos al Departamento de Jardín de Infantes.

Tomás: ¿Y qué edades abarca este departamento?

Maestra: Este departamento abarca desde los cuatro hasta los seis años.

Tomás: ¿Y cómo les enseñan ustedes a estos niños las verdades de la Biblia?

Maestra: Bien, nosotros utilizamos mucho el sistema de la ilustración por medio de


láminas, tanto los cánticos como los relatos se los presentamos de una forma objetiva.
Unas veces se las presentamos pegadas en cartulinas, y otras pegadas en el franelógrafo.
En fin, usamos muchas formas distintas. Nuestro objetivo principal es presentarle a estos
niños que ya empiezan a aprender los nombres de animales, objetos, etc., que Cristo los
creó a todos, y que a él únicamente debemos rendirle la honra y el loor. Es decir, en este
departamento presentamos a Cristo como Creador.

Tomás: Oye Andrés, estoy encantado. Te confieso que la mejor invitación que he recibido
es esta de venir a conocer a la Escuela Sabática.

Andres: Doy gracias a Dios por esta declaración tuya. Quiero que sepas que me llenas de
gozo.

Tomás: (Dirigiéndose a la maestra.) ¿Maestra, usted podría hacerme alguna demostración


de cómo trabaja su departamento; digo, si están preparados?

Maestra: Con mucho gusto, nuestros niños siempre están preparados y listos para cantarles
a Dios. (Los niños cantan uno o dos cánticos que presentan a Cristo como Creador).

Tomás: Muchas gracias, maestra, que Dios le bendiga en esa digna obra.

Escuela Sabática: Bien Tomás, ya veo que estás muy entusiasmado oyendo cómo es mi
funcionamiento, así que voy a continuar. (Toca el timbre y entra un niño y una niña del
departamento de primarios con su maestra)

Todos: Salud, maestra inimitable, que la gloria de Dios sea manifestada en tu labor
fecunda.

Maestra: Aquí estamos, Escuela Sabática, listos a servirte en lo que nos pidas.

Escuela Sabática: Los he llamado para que digan al joven quienes son ustedes.

Maestra: Me parece que ellos mismos pueden decir de qué departamentos venimos a ver.
Jesusito, has tu la presentación.

Jesusito: Con mucho gusto, soy un representante del departamento de primarios. Allí todos
somos chiquitines entre los 7 y 9 años de edad que nos reunimos para aprender a amar a
Dios y darle gracia y honra porque nos amó de tal manera que envió a su único hijo a morir
por nosotros.

Magdalena: Tenemos una maestra muy buena y cariñosa que nos enseña preciosos himnos,
y cómo debemos amar a Dios y a nuestros semejantes.

Jesusito: Ella nos dice que seamos niños buenos y obedientes, pues a los tales llevará Jesús
a vivir al reino de los cielos.

Tomás: Ya veo que siembran en ustedes la buena semilla. No cabe duda que esa obra es
digna de alabanza. Dígame, Maestra, ¿será posible oír alguna parte especial de su
departamento?
Maestra: Como no, aquí nos preocupamos mucho en hacer desarrollar en estos menores los
distintos dones, y es por eso que les enseñamos poesías y partes especiales para que las
digan en público. Tal vez a usted le agrade oír a esta niña recitar.

Tomás: Claro que sí, será un placer para mí.

(La niña recita y al final todos se retiran)

Escuela Sabática: ahora pasaremos a la presentación de los mayorcitor. (Toca el timbre y


entra una niña de los Intermediarios)

Omaida: Respondiendo a tu llamado y a tus órdenes, estoy dispuesta a hacer cualquier


sacrificio por ti, querida Escuela.

Escuela Sabática: Te he llamado para que digas a este joven quién eres y qué haces.

Omaida: Con mucho gusto, soy una niña que represento al departamento de intermediarios.
Como usted ve, somos aún niños pequeños, aunque de más edad que los del departamento
de primarios. Nuestra clase comprende las edades de entre diez y trece años, tenemos un
maestro que con amor y solicitud nos enseña el camino a Dios. Nos enseña a amar a Jesús,
y se nos infiltran sanas enseñanzas que harán de nosotros hombres y mujeres dignos y
honrados para el porvenir.

Tomás: Basta, niña, estoy convencido que no pueden haber otras enseñanzas mejores ni un
lugar que deba ser más respetado y concurrido
(Se retira la niña)

Escuela Sabática: Aun no es todo joven, preste atención (Toca el timbre y entra una
señorita)

Noelia: Las rosas de mi admiración extiendo a tus pies, dulce Maestra, ¿en qué puedo
servirte?

Escuela Sabática: Solo para que digas a este joven lo que realizais entre vosotros los
jóvenes.

Noelia: Es un honor informarle acerca de todo. Ello es un placer para mi, pues me gozo en
poder repartir las grandes cosas que la Escuela Sabática ha realizado en mi vida.
Pertenezco a la clase de Jóvenes, nuestra clase tiende a ganar almas para Cristo. Las
enseñanzas que recibimos son sublimes, todas tendientes a la verdadera y sencilla
adoración a Dios. Estudiamos la Biblia en toda su extensión y se nos enseñan las siete
verdades bíblicas más sublimes y sobresalientes:
1- Dios es verdad.
2- Jesús es verdad
3- El Espíritu Santo es verdad
4- La Palabra es verdad
5- La fe es verdad
6- La ley es verdad
7- El evangelio es verdad.

(Se queda) (Un adulto entra y la interrumpe)

José: Yo represento a la clase de adultos. Apoyo todo lo que ha dicho esta señorita,
añadiendo que todos estamos llenos de fe y de valor para luchar con tesón, para que otros
vengan a gozar de la dicha y el gozo espiritual que nosotros disfrutamos. (Se queda) (Entra
la directora de extensión del hogar e interrumpe)

Luisa: Aunque mi misión es trabajar fuera de la Iglesia, soy una parte de suma importancia
en el seno de la Escuela Sabática.

Tomás: (Asombrado) ¿Trabajas fuera de la Iglesia? Por favor, explícate, que no te entiendo.

Luisa: Con mucho gusto lo haré, represento al departamento de extensión del hogar. Es
decir, la unión de aquellos que ya lo han dado todo y se encuentran en el ocaso de la vida.
Soy la encargada de llevarles a sus hogares un bálsamo de paz y amor mediante la Palabra
de Dios, y en muchas ocasiones les llevo las noticias de las cosas más lindas que en la
iglesia se pueden realizar, y también tengo en mi grupo a los que por motivos de salud no
pueden asistir a la Escuela Sabática. (Se queda)

Tomás: Estoy seguro que sin usted no estaría completa una organización maravillosa.

Andrés: ¿Estás contento, Tomás? ¿Entiendes ahora por qué te había invitado tantas veces a
que asistieras a la Escuela Sabática, y por qué tantas veces me he negado a asistir contigo a
tu diversión?

Tomás: Ahora comprendo todo (Dirigiéndose a la escuela Sabática) Te admiro y te alabo,


Escuela Sabática.

Escuela Sabática: Como has oído tanto hablar durante el discursar del programa, del medio
que usamos para hacer esta hermosa obra, deseo presentártelo (Toca el timbre) (Aparece
una joven con la Biblia en la mano)

Joven Biblia: ¡La paz de Dios sea con vosotros! He aquí la Biblia, la guía que enseña a los
discípulos de Jesús. Ella guarda en sus páginas la historia del pueblo de Dios, la de los
santos varones que profetizaron en el nombre de Jehová. Ella enseña el pecado de los
hombres, su caída y la muerte que merecían, pero también enseña del amor del Padre, al dar
a su hijo; el sacrificio del hijo al darse por los hombres, la presencia sublime del Espíritu
Santo en medio de nosotros, sus hijos. Ella enseña a levantarse al hombre del fango, de la
muerte eterna, y lo lleva ante la presencia del Padre de las luces. En fin, es la Biblia la
voluntad expresa de Dios, la guía del hombre que lo conduce al cielo.

Escuela Sabática: La gloria y la honra sean para la Palabra de Dios.

Noelia: Gracias a Dios por su maravillosa carta otorgada al hombre.


José: Es la Biblia un faro que guía al pecador a los pies del benigno y amante Jesús.

Luisa: La Biblia es el mayor tesoro que nos ha dado.

Andrés: Gracias a Dios porque la Escuela Sabática utiliza la Biblia como único libro de
texto.

Tomás: ¡O Señor! Las enseñanzas de la Escuela Sabática mediante la Biblia me han


vencido, y prometo:

Que a Cristo seré semejante


Pues él es mi gran ideal;
Seré su discípulo amante,
Desde hoy y hasta el final.

(entra una joven y recita los versos del himno 440)

(Todos cantan el himno 439 del HA, o el himno Escuela Sabática, y en la última estrofa
salen por el pasillo hasta el final).

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