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La medicina como producción de subjetividad. Una aproximación a Michel Foucault.

(Estrada 2015).
Introducción
Como es bien sabido, la actual época no podría comprenderse y pensarse a sí misma sino fuera por
los grandes aportes reflexivos aportados desde el campo de las ciencias sociales de occidente. En
este sentido, la filosofía francesa ha otorgado cierta hermenéutica y herramientas en donde una
postura crítica ha de hacerse necesario para dar respuestas a ciertas incógnitas de la praxis del vivir.
Es por esto, que no podríamos hacer caso omiso a los grandes aportes filosóficos, sociales, de
historia, entre otras disciplinas, del investigador Michel Foucault. Éste, en palabras de Estrada
(2015) se caracterizó por ser un crítico de la cultura, en donde en última instancia hacía cuestionar
los paradigmas ya sabidos.
Así pues, uno de los campos en donde Foucault dedicó gran parte de sus investigaciones sería en la
clínica1 y, a raíz de esto, vuelca su atención en el campo de la medicina, principalmente en el
discurso médico y sus producciones y consecuencias en la sociedad e individualidad.
En palabras de Estrada (2015), Foucault inicia su investigación el campo médico teniendo un
método en particular, la arqueología. ¿Qué es la arqueología?, antes de responder a dicha pregunta
de manera mecanicista, podríamos decir que ésta es aquel método que tiene como directriz indagar
en la historia y en sus condiciones que hicieron plausible la emergencia del discurso médico.

El nacimiento de la clínica:
Foucault tempranamente ya acusa que en el siglo XVIII los hospitales franceses convivían con
distintos problemas, principalmente la existencia de una labor un tanto confusa, por una parte las
problemáticas propiamente de “salud”, y por otra, problemáticas de índole social, económica,
incluso gubernamental –en pocas palabras, un tema propio de la salud pública-. De hecho, los
hospitales en esos momentos eran establecimientos en donde confluían tanto pobres como
enfermos, sin embargo, lo que más se hacía patente eran los primeros. Esto es importante, porque
aquellas personas que no contaban con un apoyo familiar los hospitales o las “beneficencias”
velaban por ellos. Foucault, en palabras de Estrada (2015) refiere que la concepción de la
“curación” de los hospitales es un tanto nueva, ya que en esos tiempos los hospitales eran un lugar
para la muerte.
Considerando lo dicho anteriormente, no podemos omitir la historia universal misma, hay que
destacar el hecho de la revolución francesa y los efectos que sucedieron a raíz de esta en el campo
de la medicina. Con la revolución francesa se cuestionaron aquellas prácticas y esencia de los
hospitales. Incluso Foucault refiere que en esa época ya se establecía una relación entre medicina y
economía “es adicto a la vez a las ideas de los economicistas y a las de los médicos que estiman que
el único posible de remedio de la enfermedad, es el medio natural de la vida social, la familia”
(Foucault, El nacimiento de la clínica, en Estrada, 2015, p. 335). En este sentido, emerge la idea de
una supresión de hospitales con fines de beneficencias –se pensaba como una forma de
institucionalizar la miseria-, sin embargo, en provecho de una riqueza nacional, el hospital sí tenía
que atender los auxilios necesarios en ámbito salud. De esta forma la pobreza será atendida con los
auxilios públicos, mientras que la enfermedad se confiará a las familias, lugar privilegiado por su
tratamiento (Estrada, 2015, p. 335).

1
De hecho tiene un libro llamado de esta manera El nacimiento de la clínica, 1963.
A raíz de lo anterior emergen múltiples problemas, ya que aún existía gran porcentaje de población
que quedaba sin protección ni socorro. Así pues, los gobiernos se vieron impelidos a la creación y
puestas en marcha de distintas reformas que hagan alusión a la reorganización de los hospitales y,
es aquí importante destacar que el aprendizaje, la enseñanza y la observación sería fundamental
para el nacimiento de la ciencia moderna, es decir, ahora podría concebirse a los hospitales como
“laboratorios”, en donde los cuerpos eran posible “observarlos” y disponerlos como objetos de
saber para los médicos en formación (Estrada, 2015, p. 335).
Hasta aquí es menester destacar que la “mirada” tomará una posición central en la configuración de
la medicina moderna2, comprendiendo la enfermedad a través del “ojo médico”, situando al cuerpo
como el lugar de la enfermedad3. En este sentido, en palabras de Estrada (2015), el cuerpo al ser
concebido como una realidad tangible que se enferma, conllevará a una concepción de una
estructura lábil, finita. Así pues, la preocupación por la medicina –del cuerpo- conllevará a una
tentativa de ciencia de los individuos.
En este sentido, según Foucault la medicina sería un saber que “produce sujetos”, ya que tendrían
una compresión de lo que son a raíz de una concepción objetivada de su ser 4 -cuerpo que se
enferma- (Estrada, 2015).

Medicalización y biopolítica: una genealogía de la subjetividad moderna


Se hace necesario rescatar y profundizar en el concepto de arqueología, como bien se dijo en líneas
anteriores, método por el cual Foucault investigaba. A modo de especificación, la arqueología es un
análisis histórico concentrado en investigar las razones y condiciones por las cuales una ciencia
determinada comenzó a existir y asumir ciertas funciones en nuestra sociedad (Estrada, 2015, p.430,
citando a Foucault en ¿qué es la arqueología?, p. 268).
Recordando lo dicho en líneas anteriores respecto a la clínica de la mirada y la objetivación del
cuerpo –individuo-, se acusa un hierro del cual este discurso no dio respuestas, no se explica el
proceso y formación de ese “sujeto”. Es decir, “la arqueología de la mirada médica ha permitido ver
la formación de un saber y sus efectos en torno a la comprensión del hombre, pero no explica el
proceso y la constitución de ese hombre” (Estrada, 2015, p. 341).
Por consiguiente, siguiendo la línea Foucoultiana de reflexión, es lícita pensar que la medicina a
través de distintas estrategias (por ejemplo la incorporación de hábitos de cuidados e higiene,
disciplinamiento del movimiento y las conductas, entre otras) emerge y se empieza a promover y
normalizar cierta “medicalización” de la vida en dichas naciones (Estrada, 2015, p. 341). De este
modo, además, Foucault enfatiza en que “el saber es solo un efecto de superficie, el resultado de un

2
De hecho se puede reflexionar en cómo esto repercutió –y aún repercute- en la psicología y estudio de la
subjetividad, en donde más importante es la escucha que la mirada, como si se le otorgase un valor
privilegiado a ese sentido (la visión) en desmedro de los otros.
3
Y ya no como antes, en donde la enfermedad era comprendida como un desequilibrio de aspectos que
incluso trascienden y escapan de control al ser humano, por ejemplo la calidad del aire, las estaciones del
año, entre otros. De ahora en adelante estas presunciones hipocráticas eran situados a un segundo –o
tercer- plano de preocupación.
4
Cabe mencionar que esto conlleva a ciertas incongruencias respecto a la salud mental por ejemplo, o a la
misma discusión entre normal/patológico en lo psíquico –más aún si incorporamos la variable cultura-.
Cómo estudiar objetivamente algo que por esencia es subjetivo (la psiquis). Foucault desarrolla esto con su
triedro de los saberes. Al respecto, se infiere que el cuerpo era concebido como si se tratase de una
“maquinaria”.
juego de poder” (Estrada, 2015, p. 341). Al ser así, las relaciones de poder producen saber y no solo
eso, sino que formas de “gobierno” más invisibilizadas, por ejemplo, al concebir los espacios
geométricos como lugares en donde se ubican los cuerpos, da paso a la emergencia de disciplinas
militares, escolares y hospitalarias, “dejando de lado la vida salvaje, haciéndola dócil y obediente”,
y todo eso a partir de un poder sobre el cuerpo como un saber fisiológico (Estrada, 2015, 342).

Tres ejes de la biopolítica5


A través de dicho concepto es posible entender la forma en cómo la medicina forjó la sociedad
moderna, atendiendo principalmente a los ejes de biopolítica-medicina, biopolítica-racismo y
biopolítica-gubernamentalidad:
Biopolítica-medicina: Estrada (2015), refiere que las sociedades modernas han tomado forma
gracias a un conjunto de terminologías biomédicas (por ejemplo la división entre lo normal y lo
patológico), pero también –y quizás más importante- porque las racionalidades políticas empezaron
a recurrir y usufructar las racionalidades médicas (argumentos, formas de pensar, entre otras cosas)
para forjar un orden moral especifico. De esta forma, la preocupación gubernamental está firigido
ahora en el bienestar general, comenzando a incorporarse dentro de las vidas de los seres humanos,
por ejemplo algunas instituciones públicas se preocupaban por la frecuencia de las enfermedades,
gravedad, duración, tratamiento, etc. Desde ahora la medicina forma parte de un marco de
decisiones, en donde se buscaba el mantenimiento y desarrollo para la colectividad. ¿Acaso la
emergencia de lo que hoy en día podemos llamar salud pública? En algún punto sí, ya que en ese
tiempo la higiene se utilizó no solo como medio de moralización de costumbres, sino que también
como forma de control social, un régimen colectivo de población dirigido hacia la desaparición de
pandemias y prolongación de la esperanza de vida (Estrada, 2015, p. 345). Es decir, el cuerpo ahora
empieza a ser concebido de una forma masiva, emplazado hacia el adiestramiento y vitalidad.
Biopolítica-racismo: este eje se vincula principalmente a aquellas dinámicas eugenésicas 6 de los
estados modernos. El concepto de biopolítica ahora se emplea como la ramificación de aparatos que
se inscribieron a la guerra y al racismo, se buscaba “mejorar” la población haciendo desapareces a
enfermos o degenerados, para garantizar así un cuerpo social fuerte y vigoroso. Por ejemplo en el
caso de la Alemania nazi, la supresión de los “otros” se realiza teniendo como premisa el
fortalecimiento biológico.
Por otra parte, Estrada (2015) citando a Foucault refiere cómo con el nacimiento de la estadística y
la economía se pudo gobernar a las poblaciones al ver en ellas regularidades que la hacían
“predecible”.
Biopolítica-gubernamentalidad: hace referencia a cómo el poder se diluye en el marco general de
la gubernamentalidad. Ahora lo importante es el empleo de los mecanismos para conducir la vida,
y no en potenciar la vida y nutrir la existencia biológica de las poblaciones.

Biopolítica y medicina hoy


“Según Rabinow y Rose, el eje biopolítica-gubernamentalidad está orientado por una racionalidad
neoliberal, y es en ese marco en donde debe comprenderse el poder sobre la vida hoy. Esto quiere
decir que los estados cada vez más buscan liberarse de las responsabilidades adquiridas durante el
5
Profundizar aún más en dicho concepto, ya que es un tanto complejo como amplio.
6
Corresponde a la aplicación de leyes biológicas para el perfeccionamiento de la especia humana.
siglo XX promoviendo un tipo de sociedad en donde los individuos asuman individualmente sus
enfermedades y accidentes” (Estrada, 2015, p. 349).
Siguiendo con Rabinow y Rose “hablar de biopolítica en la actualidad implica tener en
consideración los siguientes aspectos. Primero, diferentes discursos de verdad sobre el carácter vital
de la existencia humana y todo un ensamblaje de autoridades competentes. Esto hace referencia a
una amplia gama de especialidades, por ejemplo, psicólogos, dentistas, médicos, nutricionistas,
entre otras. En segundo lugar, estrategias de intervención sobre las poblaciones en nombre de la
vida y la salud no necesariamente vinculadas a territorios nacionales sino a razas, etnias, etc.
Finalmente, modos de subjetivación donde los individuos son llevados a trabajar sobre sí mismos y
hacerlos cada vez más activos y responsables en la gestión de su existencia corporal (Estrada, 2015,
p. 350).
Por otra parte, hay que considerar que hoy en día aún se hace patente el raigambre de optimizar el
organismo –por ejemplo los psicofármacos-. Antiguamente la cura y las correcciones eran los fines
propios de la medicina, sin embargo, hoy en día las intervenciones médicas pasan a estar
condicionadas por los deseos de los clientes quienes se asesoran por expertos para guiarse en la
búsqueda de su satisfacciones de intereses (Estrada, 2015, p. 351). Por consecuencia, la salud y los
riesgos no son ya asumidos por el Estado, sino que se individualiza a la persona; las personas tienen
que preocuparse por su peso, su estabilidad emocional –pese a que el estado no lo garantice, sino
que la perjudique- etc. Es decir, la medicina en la actualidad se ha consolidado como un saber
experto que sirve como herramienta para el empresariado de sí mismo impulsado por las sociedades
neoliberales (Estrada, 2015, p. 351). Según Han, en su libro “la sociedad del cansacio” ya menciona
e identifica cómo el individuo hoy en día vive contra sí mismo, los sometimientos por el
autoritarismo del “yo”.

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