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E N TR E E L D ER ECH O Y LA M ORAL *
i Ver F& ied m a n n , L eg a l theory, ps. 154, 294 y 295, 3* ed., 1953.
También F riedímann dice que A u s t in "m ed ian te su tajan te distinción
entre la ciencia de la legislación y la ciencia del derecho . . . inauguró
una era de autosuficiencia y positivismo jurídicos que posibilitó que el
emergente E stad o nacional afirm ara su autoridad sin verse perturbado
por dudas ju ríd icas” (ídem, p. 4 1 6 ). E ste autor afirm a, sin embargo,
que " l a existencia de un E stad o altam ente organizado que reclamaba
p ara sí soberanía y una obediencia incondicional del ciudadano” ha sido
" l a condición política que posibilitó el positivismo analítico” (ídem,
p. 1 6 3 ), Dentro de esta versión resulta, en consecuencia, un tanto difícil
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formuló la doctrina a s í :
“ Una cosa es la existencia del derecho; otra su mé
rito o demérito. Un tipo de investigación conduce a saber
si es o no es; para saber si se adecúa o no a un patrón
asumido, hace falta una investigación diferente. Una ley
que de hecho existe es una ley, aunque ocurra que no nos
gusta, o aunque esté en desacuerdo con el texto mediante
presa, del mero hecho de que una regla viole pautas mo
rales no se infiere que ella no es una regla de derecho;
e, inversamente, del mero hecho de que u na regla sea
moral mente deseable no se infiere que es una regla de
derecho.
L a historia de esta elem ental doctrina en el siglo x i x
es demasiado extensa y com plicada p ara exponerla aquí.
Perm itidm e que la sintetice diciendo que tras haber sido
propuesta al mundo por A u s t i n , esa doctrina dominó la
teoría ju ríd ica inglesa y constituye parte de la estructura
de la m ayoría de esas producciones curiosam ente b ritá
nicas, quizá insatisfactorias, a saber, los exámenes glo
bales de todo el campo de la teoría general del derecho.
Una sucesión de ellas se publicó después de que el texto
completo de las conferencias de A u s t in apareció fin al
mente en 1863 . E n cada u na de esas producciones la
separación de los u tilita rista s entre el derecho y la moral
es considerada como algo que perm ite a los ju ristas obte
ner una nueva claridad. A m os, uno de los epígonos in
gleses de A u s t i n , h a dicho que éste “ ha liberado al dere
cho del cuerpo muerto de la moral que todavía gravitaba
sobre aquél” 21; v el mismo M a i n e que tanto criticó a
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l í e tratado de demostrar que, a pesar de todo lo que
ha sido aprendido y experimentado desde que los u tili
taristas escribieron, y a pesar de los defectos de otras
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