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CLACSO

Chapter Title: Inclusión/ Exclusión (Inclusion/Exclusion)

Book Title: Michel Foucault


Book Subtitle: Vocabulario de nociones espaciales
Book Author(s): Adrián José Perea Acevedo
Published by: CLACSO. (2017)
Stable URL: https://www.jstor.org/stable/j.ctvtxw3f4.17

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Inclusión/ Exclusión (Inclusion/Exclusion)
El movimiento inclusión/exclusión está estrechamente relacionado con la cues-
tión adentro/afuera. Sin embargo, no se trata de la cuestión del afuera (ver) en el
espacio del lenguaje, sino de la dinámica propia de las sociedades de encierro. En
los trabajos consignados a la locura y al saber médico, Foucault plantea un espa-
cio social en el que los muros de las instituciones no solamente circunscriben el
espacio encerrado, sino que hacen parte fundamental, en términos de contraste,
aislamiento y captura, del espacio “abierto”:
El ademán que, al designar el espacio del confinamiento, le ha dado poder de se-
gregación y ha concedido a la locura una nueva patria, este ademán, por coherente
y concertado que sea, no es simple. Él organiza en una unidad compleja una nueva
sensibilidad ante la miseria y los deberes de asistencia, nuevas formas de reacción
frente a los problemas económicos del desempleo y la ociosidad, una nueva ética del
trabajo y también el sueño de una ciudad donde la obligación moral se confundiera
con la ley civil, merced a las formas autoritarias de constreñimiento. Oscuramente,
estos temas están presentes mientras se edifican y organizan las ciudades del con-
finamiento. Son ellos los que dan sentido a este ritual y explican en parte de qué
manera la locura fue vivida y entendida en la edad clásica149.
El confinamiento no termina en los muros, sino que estos reafirman el encierro en
el que se halla la sociedad misma.
La dinámica inclusión/exclusión (ver) depende a su vez, de una constitución sub-
jetiva determinada por modalidades del saber de policía y por la construcción de
un espacio ético (ver) inherente a esta clase de dispositivo. La preocupación de la
ciudad burguesa por la conservación de su moralidad, apoyada por el trabajo de
la Iglesia y su esfuerzo por conectar “orden” con “virtud”150, ubican el movimiento
que va de la ciudad al confinamiento como necesario para la preservación de la
ciudad perfecta. Esta dinámica constituye el sujeto “asocial”, sujeto que inicial-
mente estaba ubicado en el espacio de la familiaridad y que ahora, por la exclusión
y sus justificaciones, termina siendo un “peligro” para el espacio ético en el que
virtud y orden se conjugan:
60 Es claro que el internado, en sus formas primitivas, ha funcionado como un meca-
nismo social, y que ese mecanismo ha trabajado sobre una superficie muy grande,
puesto que se ha extendido desde las regulaciones mercantiles elementales hasta el
gran sueño burgués donde reinara la síntesis autoritaria de la naturaleza y de la vir-

149 Foucault, M. (2002). Historia de la locura en la época clásica I. México: Fondo de Cultura Económica.
p. 90.
150 Ibíd. p. 123.

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tud. De ahí a suponer que el sentido del internado se reduzca a una oscura finalidad

Michel Foucault: Vocabulario de nociones espaciales


social que permita al grupo eliminar los elementos que le resultan heterogéneos o
nocivos no hay más que un paso. El internado será entonces la eliminación espon-
tánea de los “asociales”; la época clásica habría neutralizado, con una eficacia muy
segura —tanto más segura cuanto que ya no estaba ella ciega— aquellos mismos
que, no sin vacilaciones ni peligro, nosotros distribuimos entre las prisiones, las casas
correccionales, los hospitales psiquiátricos o los gabinetes de los psicoanalistas151.
Espacio dividido por los muros del internado, pero articulado por esta bisagra en
términos de espacio social de encierro para la productividad, el orden y la vir-
tud. En este espacio encerrado, el sujeto, en tanto loco, termina siendo producido
como límite de un campo de alienación: encierro que produce un sujeto, sujeto
espacial encerrado y alienado:
En este sentido, rehacer la historia de ese proceso de ostracismo es hacer la arqueo-
logía de una alienación. Lo que se trata entonces de determinar no es qué categoría
patológica o policíaca fue así enfocada; lo que siempre supone esta alienación ya
dada; lo que hace falta saber es cómo se realizó este gesto, es decir, qué operaciones
se equilibran en la totalidad que él forma, de qué horizontes diversos venían aquellos
que han partido juntos bajo el golpe de la misma segregación, y qué experiencia
hacía de sí mismo el hombre clásico en el momento en que algunos de sus perfiles
más familiares comenzaban a perder, para él, su familiaridad, y su parecido a lo que
reconocía de su propia imagen. Si ese decreto tiene un sentido, por el cual el hombre
moderno ha encontrado en el loco su propia verdad alienada, es en la medida en que
fue constituido, mucho antes de que se apoderara de él y lo simbolizara, ese campo
de la alienación en el que el sujeto loco se encontró expulsado, entre otras tantas
figuras que para nosotros ya no tienen parentesco con él. Ese campo ha sido cir-
cunscrito realmente por el espacio del internado; y la manera como ha sido formado
debe indicarnos cómo se constituyó la experiencia de la locura152.
De esta manera, la constitución del sujeto loco (y, en el fondo, la de cualquier suje-
ción), funciona como la circunscripción espacial de unos límites de la acción orga-
nizados por el poder sabio de los dispositivos de policía, la preocupación moral de
la Iglesia, el interés económico de la naciente burguesía y el espacio de encierro en
el que se localizan los muros que confinan y confirman el encierro de la sociedad
clásica misma.

61

151 Ibíd. pp. 126-127.


152 Ibíd. pp. 129-130. El resaltado es nuestro

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