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ANALISIS SENTENCIA T-855 DE SEPTIEMBRE 25 DE 2003

ANALISIS SENTENCIA 673 DE 31 DE AGOSTO DE 2010


ANALISIS SENTENCIA T – 060 DE 2012

SONIA MARIA ALVAREZ CASTRO


JHONATAN ALVARADO MOLINA
ANIBAL SUAREZ MOLINARES

UNIVERSIDAD DEL ATLANTICO


FACULTAD DE DERECHO
DERECHO TITULO VALORES
BARRANQUILLA, MARZO 2020

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TABLA DE CONTENIDO

SENTENCIA T-885 / 2003....................................................................................3


A. SITUACIÓN DE HECHO.........................................................................3
B. PROBLEMA JURÍDICO..........................................................................4
C. TRÁMITE PROCESAL DE LA ACCIÓN DE TUTELA............................5
1. Sentencia de primera instancia............................................................7
2. Impugnación y sentencia de segunda instancia..................................7
3. De la revisión de la Corte Constitucional.............................................7
D. CONSIDERACIONES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL...................8
E. DECISIÓN...............................................................................................8
F. CONSIDERACIONES PERSONALES....................................................9
SENTENCIA T-673/10..............................................................................................10
A. SITUACIÓN DE HECHO.............................................................................10
B. PROBLEMA JURÍDICO...............................................................................11
C. TRÁMITE PROCESAL DE LA ACCIÓN DE TUTELA............................11
1. Sentencia de primera instancia............................................................11
2. Impugnación y sentencia de segunda instancia..................................12
3. De la revisión de la Corte Constitucional.............................................12
D. CONSIDERACIONES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL...................12
E. DECISIÓN.................................................................................................13
F. CONSIDERACIONES PERSONALES..................................................13
SENTENCIA T-060/12............................................................................................14
A. SITUACIÓN DE HECHO...........................................................................15
B. PROBLEMA JURÍDICO.............................................................................15
C. TRÁMITE PROCESAL DE LA ACCIÓN DE TUTELA..........................16
1. Sentencia de primera instancia..........................................................17
2. Impugnación y sentencia de segunda instancia................................18
3. De la revisión de la Corte Constitucional...........................................19
4. CONSIDERACIONES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL.................19
5. DECISIÓN.................................................................................................20
CONSIDERACIONES PERSONALES 20

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SENTENCIA T-885 / 2003

Autoridad: CORTE CONSTITUCIONAL

SALA SEGUNDA DE REVISIÓN


SEPTIEMBRE VEINTICINCO DEL 2003

Magistrado ponente: Alfredo Beltrán Sierra


Expediente: T-748419

A. HECHOS JURÍDICAMENTE RELEVANTES

1. Expide en el Juzgado Primero Civil del Circuito de Fundación un


proceso ejecutivo de (sic) instaurado por los herederos del señor Manuel
Salvador Monsalve contra las personas aquí tutelantes, para intentar la
búsqueda de la dicha de una obligación que se dice que está incorporada
en un título valor letra de cambio identificada con la serie A.A. 645594,
por la suma de $ 50.000.000, con fecha de vencimiento para el 31 de
marzo de 1997.
2. La acción económica se dirige contra los señores Farina Esther Marín
de Beltrán, Jacqueline Farina Beltrán Marín, Lizeth Beltrán Marín, Luis
Emilio Acevedo González y Efraín Cala Acevedo en su calidad de

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avalista del señor Sixto Beltrán, quien no aparece en el cuerpo del título
como admisible de la obligación monetaria que se pretende cobrar.

3. Al no estar vinculado cambiariamente el aceptante, la Sala Civil del


Tribunal Superior de Santa Marta, expresa que entonces los avalistas
serán garantes del creador de la letra, porque al no limitarse la garantía,
ella se extiende al creador, pero sin que el título halla (sic) circulado y el
creador se vincule cambiariamente nuevamente al título en la calidad de
tenedor legítimo (...).

4. Mediante sentencia del 25 de mayo del 2001, el Juzgado 1 Civil del


Circuito de fundación decidió declarar no probadas las excepciones
probadas. Contra esta decisión las demandadas Farina Beltrán y
Jaqueline Beltrán Marín presentaron recurso de apelación.

5. El 30 de abril del 2002, la sala Civil Familia del Tribunal Superior de


Santa Marta, resolvió confirmar la sentencia de primera instancia del
Juzgado del circuito, bajo su interpretación de los artículos 633 a 637
del código de comercio y el 625 ibídem, respecto al aval, aduciendo
que, si bien el girado no había firmado la letra de cambio, los
avalistas toman dicha posición frente al girador y el beneficiario, por
lo cual es válido el cobro.

B. PROBLEMA JURÍDICO.

 En primera coacción se entró a considerar la procedencia de la


acción de tutela interpuesta contra la sentencia proferida por la
sala Civil Familia del Tribunal Superior de Santa Marta.

 En lo concerniente al tema de fondo la Corte realiza un análisis


sobre ¿Cuál es la naturaleza y efectos del aval en la letra de
cambio? ¿Es natural el cobro del título a los avalistas en
ausencia de firma del aceptante?

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C. TRÁMITE PROCESAL DE LA ACCIÓN DE TUTELA.

1. Sentencia de primera instancia.

En sentencia de fecha 9 de abril de 2003, la Sala de Casación Civil de la


Corte Suprema de Justicia, con ponencia del doctor Jorge Santos
Ballesteros, concedió el amparo pedido. Dijo en la parte resolutiva:
“Primero: OTORGAR el amparo invocado por Farina Esther Marín de
Beltrán y Jacqueline Farina Beltrán Marín, contra la Sala Civil del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Santa Marta, integrada por los
magistrados Wenceslao Mestres C., Ida Méndez de Rodríguez y Carlos
Julio Ruiz Pacheco y NEGARLO en relación con Lizeth Beltrán Marín por
las razones expuestas en la parte motiva de esta providencia.
Segundo: DECRETAR en consecuencia a la Sala accionada que en el
término de diez (10) días contados a partir del recibo del expediente
respectivo, el cual solicitará al juzgado de origen inmediatamente le sea
notificada esta providencia, decida conforme a derecho, y según lo
discurrido en la parte motiva de este fallo, el recurso de apelación
interpuesto contra la providencia del Juzgado 1º Civil del Circuito de
Fundación el 25 de mayo de 2001, en el proceso ejecutivo referenciado,
pues el proveído que con tal fin pronunció, comporta una vía de hecho.
Tercero: NOTIFICAR
Las cogniciones que tuvo en cuenta la Corte para conceder esta tutela
son las siguientes:
En primer lugar, trae a colación que extraordinariamente procede la
acción de tutela contra actuaciones o decisiones judiciales, cuando los
juzgadores, en lugar de obrar de acuerdo con la Constitución, por falta de
aplicación de las leyes reguladoras de los procesos que guarden armonía
con la Carta, termina produciendo actuaciones notoriamente arbitrarias,
incurriendo en vía de hecho, en violación del debido proceso. Además,
cuando no existe la posibilidad de controvertir o impugnar las respectivas
providencias, puede obtenerse la garantía mediante la acción de tutela.

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De acuerdo con lo anterior, para la Sala de Casación Civil, resulta claro
que:

“les asiste razón a las accionantes Farina Esther Marín de Beltrán y


Jacqueline Farina Marín Bernal al formular la queja constitucional, toda
vez que de la observación de los documentos aportados al plenario y
concretamente de la letra presentada al cobro por vía judicial, se deduce
fácilmente que no fue suscrita por Sixto Beltrán como aceptante de la
obligación cambiaria, luego mal puede entenderse, como lo hacen los
juzgadores de primera y segunda instancias, que sin existir tal obligación,
por la ausencia del aceptante, quienes firmaron el título como avalistas
de aquél lo sean del creador del título, pues tal decisión sin duda
comporta una vía de hecho.
En corolario, la Sala accionada al resolver el recurso de alzada
interpuesto por las demandadas arriba señaladas, luego de efectuar un
análisis sobre la naturaleza y efectos del aval y de los artículos 633 a 637
del Código de Comercio y del artículo 625 ibídem, estimó que el avalista
contrae responsabilidad autónoma que no es la misma del avalado y por
tanto como sólo suscribieron la letra el girador y los avalistas, no existe
duda de que las demandadas se vincularon a la letra presentada al cobro
en calidad de tales y ellas son las únicas partes obligadas junto al
beneficiario, que sin necesidad de firma, adquiere tal posición por la
simple entrega del título cambiario, y que pese a que Farina Esther Marín
de Beltrán, Jacqueline Farina y Lizeth Beltrán Marín firmaron la letra en el
lugar donde aparece la palabra aceptada y las mencionadas no son
giradas, debe entenderse que se vincularon como garantes, pues no es
en el sitio de la firma el que determina la clase de obligación que se
adquiere al suscribir un efecto cambiario, sino la posición cambiaria que
se asuma y es evidente que al suscribir el título, no manifestaron que
limitaban su responsabilidad respecto de uno o varios de los obligados, o
que lo hacían por cantidad menor al valor del título, quedando
enmarcada su obligación conforme al tenor literal del título”.
Consideró la Sala de Casación que, a partir de esta errada
consideración, puesto que al no estar la firma del girado del título valor, la
obligación allí contenida es inexistente “no se puede imponer a las
“garantes” el cumplimiento de una obligación que no nació a la vida
jurídica”.

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2. Impugnación y sentencia de segunda instancia

No obstante, la sentencia de primera instancia que acogió los derechos


de las accionantes, el Magistrado ponente de la sentencia accionada y
el demandante dentro del proceso ejecutivo, ostentaron recurso de
apelación. El primero en el sentido que reveló que no existe vía de
hecho en la providencia expedida por su despacho por el hecho de que
se cimentó en normativa legalmente establecida, de igual manera como
tampoco existe daño sustantivo porque se emplearon las normas
aplicables al proceso, tampoco hay un defecto factico debido que no
contiene la concentración de normas improcedentes como producto de
un erróneo apoyo probatorio. Discurre que por el hecho que la Corte
Sala Civil quién resolvió en primera instancia de la acción de tutela,
tenga una exegesis distinta de la norma comercial de la del Tribunal, no
enlaza que se incurra en una vía de hecho. Concluye su intervención,
indicando que el hecho de que sea inexistente la obligación para el
girado, no lo hace así para las remanentes partes involucradas en la
letra de cambio, debido a que sus firmas los obliga.
El contingente de la impugnación le correspondió a la Sala Laboral de
la Corte Suprema de Justicia, quienes mediante sentencia del 14 de
mayo del 2003 no hicieron estudio alguno del fondo del caso, debido a
que inspeccionado los requisitos de la procedencia de la acción de
tutela discurro que no era aplicable al caso el uso de este amparo,
como quiera que la decisión del juez lo hizo basado en las normas.
Actualmente, frente a esta demanda la accionante exteriorizó una
solicitud de nulidad, por suponer que no era factible que una sala de
distinta especialidad a la civil resolviera la segunda instancia de la
misma corte y a su vez, expedida por una entidad que sí tendría mayor
conocimiento respecto al tema ateniente a los títulos valores.
Cabe señalar que esta nulidad no prosperó con término a lo establecido
en el acuerdo 001 del 7 de marzo del 2002, según la respuesta dada

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por la Sala Laboral de la Corte Suprema; sobre esta misma
circunstancia se pronunció la Corte Constitucional en un sentido
aclaratorio dándole la razón al juzgador Ad quem.

3. De la revisión de la Corte Constitucional.

Aprecio la Corte Constitucional que es competente para conocer de la


demanda de acción de tutela, conforme a lo dispuesto en artículo 86 y
241, numeral 9, de la Constitución Política y en los artículos 33 a 35 del
Decreto 2591 de 1991.

B. CONSIDERACIONES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL.

La corte a revisa la acción de tutela, formalizando un análisis si en


efecto el juzgado accionado incidió en alguna vía de hecho al momento
de articular la sentencia de segunda instancia, dentro del concerniente
proceso ejecutivo en el cual fungían como demandadas las hoy
accionantes Farina Marín y Jaqueline Beltrán.

La Corte considera que al igual que la Sala Civil de la Corte Suprema,


que el error flagrante del Tribunal, fue el hecho de que considerada que
la letra de cambio objeto de reclamo había nacido a la vida jurídica, a
pesar de que le hacía falta el requisito de aceptación por parte del
girado.
En este orden de ideas el Alto Tribunal, hace comentarios en lo que a
la letra de cambio se refiere, indica que este documento es firmado por
quienes hacen una promesa directa de pago, esto es el aceptante y el
avalista (si lo hay), y que sin esta firma el aceptante y que si este no
firme no se obliga. En lo que se refiere al avalista este es una figura
que lo que otorga es una garantía adicional al título y el acreditado
puede ser cualquier obligado cambiario.
La Corte trae a colación, si bien estos temas fueron revisados por el
Tribunal accionado, este incidió en un error al no diferenciar dos

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circunstancias a saber: en primer orden, cuando hablamos de la validez
del título en los casos en que consta el nombre del girador, pero este
se rehúsa a firmar, lo cual conserva el vigor del mismo en atención que
la acción de regreso sería frente al girador, y por otra parte; el hecho
que el girado no estampe su firma en señal de consentimiento a la
orden que le ha dado el girador a pagar, lo que implica que el
beneficiario del título no tiene un obligado directo a quien exigirle el
pago y mucho menos tendría un avalista.

Inferencia a lo anterior, es que no puede existir un garante sin que


exista un garantizado, tal como se encuentra establecido en el artículo
636 de Código de Comercio. Cosa distinta sería la obligación del
garante, en caso de que resulte invalida la firma del garantizado,
debido a que allí si suscitaría una circunstancia de validez.
Podemos indicar que la Corte insiste, en que la doctrina del tratadista
Vivante, ya citada por la Sala Civil en lo ateniente a la invalidez y a la
inexistencia, prevaleciendo que con la invalidez existe mientras no sea
anulada, pero en lo que respecta a la inexistencia no se comprende
que haya una garantía de una obligación que no existe, como ocurre en
este caso.
En conclusión, la Corte se pronuncia sobre otra anotación hecha por
las accionantes respecto a la tenencia como prueba por parte del
Tribunal una afirmación realizada por la demandada durante la
audiencia de conciliación, se tiene como base que dicha manifestación
no fue realizada durante un interrogatorio legalmente constituido por lo
cual no era correspondiente su apreciación; al respecto manifiesta el
juzgado que no es procedente debido a que este contexto no reviste un
vicio de hecho en cuanto a que se está ante la facultad de valoración
que tenía el juez.

C. DECISIÓN

De acuerdo a lo manifestado por la Corte Constitucional esta resolvió,


revocar la sentencia de segunda instancia proferida por la Sala Laboral

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de la Corte Suprema de Justicia y en su lugar confirmar en el mismo
término la sentencia de primera instancia de la acción de tutela resuelta
por la Sala Civil del mismo cuerpo colegiado. Esto es la revocatoria de
la sentencia del Tribunal de Santa Marta, expidiendo una nueva
sentencia siguiendo los lineamientos dados por la Corte.

D. COMEDIMIENTOS PERSONALES

Discurriendo que la postura de la Sala Civil de la Corte Suprema de


Justicia es acertada, en el orden de las ideas que aportan se tienen en
cuenta para distar dos situaciones claras, y es que, en el caso de
marras, no debió suponer que el hecho de que no haya firmado el
garantizado implica inmediatamente que los garantes, pasaban a
garantizar a los demás involucrados en el titulo valor.
Lo anterior debido a que si bien el artículo 637 de Código de Comercio,
establece que en caso de que no se hubiese estipulado un avalado, los
avalistas pasaran a serlo de todas las partes del título, no es menos
cierto que esto no tiene cabida dentro del caso en atención a que, aquí
SI se estipuló quien era el avalado, lo cual cambia la situación del caso,
debido a que al este no estampar su firma no implica obligación alguna
para el avalista.
De otro lado, si bien es cierto que las obligaciones de los garantes son
autónomas, se debe tener en cuenta que esto poseería efectos frente a
un título válido o viciado, pero ¿cómo es posible el reclamo de título
cuando este no nació a la vida Jurídica?, consideramos que es
acertado el pronunciamiento de la Corte Suprema en el sentido de que
no es posible ejercer una acción cambiaria sobre un título que no
existe, por el simple hecho de que el receptor no grabo su firma en la
letra de cambio, razón por la cual no es factible realizar un cobro a los
garantes sin que siquiera se considera de una obligación que se pueda
producir.

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1. ANALISIS SENTENCIA T-673 31 DE AGOSTO DE 2010

Magistrado ponente Dr. JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB.

Acción de tutela instaurada por Yolanda del Carmen Serpa


Cabrales, contra el juzgado quinto civil de montería.

2. HECHOS RELEVANTES

Proceso ejecutivo singular de mínima cuantía, adelantado por el


señor Edgar Barrera Sevilla contra la señora Yolanda Serpa
Cabrales, proceso por el cual se pretendía el cobro coercitivo por el
valor de $6.500.000 más intereses legales, más las costas del
proceso.

La acción de tutela inicia por que la señora Yolanda Serpa


Cabrales interpone una acción de tutela contra el juzgado la cual
cursa en dicho despacho.

3. Juez natural de conocimiento del proceso ejecutivo:

El juez natural que conoció del proceso singular fue el juzgado


Quinto Civil Municipal de montería.

4. EXCEPCIONES

La señora Yolanda Serpa Cabrales como accionante, excepciono:

Que, en el proceso ejecutivo ante el juez ejecutante, las


pretensiones del señor Edgar Barrera Sevilla estas no podían
prosperar en causal de que se había presentado una alteración en
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el texto del título valor (letra de cambio) se había suscrito en blanco
y sin la debida carta de instrucciones.

Además, que el tenedor de la letra de cambio (Sr Edgar Sevilla)


este era un tenedor de mala fe ya que él había obtenido ese título
valor violando la ley de circulación, y que este no lo obtuvo de
manera legal como lo era mediante el endoso y la entrega material,
(rompiendo la cadena del endoso) y que por consiguiente debió ser
realizado por la señora Sugeidys Patricia Yanez Bravo quien fue la
persona que le presto el dinero. Y esto alude que el señor Edgar
Barrera Sevilla cometió una conducta dolosa la cual acepto la letra
de cambio de cambio de una persona distinta a ella.

La contestación y traslado de la demanda: la realizo el Juzgado


Tercero Civil del circuito de montería, mediante el auto del 2 de
febrero del 2009, el juzgado tercero civil del circuito de montería
admitió la demanda que interpuso la señora Yolanda Serpa y dio
traslado al juzgado quinto civil municipal de montería, para que
este como demandado ejerciera su defensa y contradicción.

5. PRIMERA INSTANCIA

El juzgado tercero civil del circuito de montería negó el amparo de


los derechos fundamentales (debido proceso, buena fe y la
dignidad humana) pues este juzgado considera que la señora
Yolanda serpa esta no utilizo el mecanismo adecuado para hacer
valer sus derechos y conseguir lo que pretende, y revisando lo
actuado por parte del juzgado quinto civil municipal, encontró que
la accionante no ejerció su respectiva oportunidad procesal de
alegar lo planteado en la acción de tutela.

6. IMPUGNACION

La señora Yolanda serpa interpone recurso de apelación, pero


aclara que no será utilizado como una segunda instancia, en la
apelación reitera que con la acción de tutela lo que busca es
amparar es amparar sus derechos fundamentales e insiste que la
letra de cambio fue llenada sin la respectiva carta de instrucciones,
y que lo plasmado allí no fue escrito por ella, además de que existe
pruebas de esto como lo es la declaración hecha por la señora

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Yanez y la prueba grafológica realizada por el instituto de medicina
legal.

7. SEGUNDA INSTANCIA

La sala cuarta de decisión civil del tribunal superior del distrito


judicial de montería, que confirma el fallo del juez tercero civil
municipal del 24 de marzo de 2010 toda vez que dice que el
juzgado tercero actuó conforme a la ley y a la constitución y por el
hecho de que la sentencia no haya salido a favor de la interesada
esto no quiere decir que lo haya hecho de manera incorrecta, y no
teniendo en cuenta las pruebas aportadas.

8. JUEZ CONSTITUCIONAL QUE CONOCE LA ACCION DE


TUTELA

El juez constitucional de conocimiento de la acción de tutela fue, la


sala séptima de revisión de tutelas de la corte constitucional.

9. PROBLEMA JURIDICO

El juzgado quinto civil municipal este vulnero el derecho


fundamental al debido proceso por defecto sustancial y factico al
adelantar un proceso ejecutivo en blanco sin existir una carta de
instrucciones de conformidad al Art 620 del código de comercio, y
considerando que cumplió con todos los elementos para su
exigibilidad.

10. RESPUESTA AL PROBLEMA JURIDICO

Si este lo vulnero, este incurrió vía de hecho explicado de la


siguiente manera:

Defecto sustancial

El juzgado quinto civil municipal interpreto de manera equivoca al


artículo 622 del código de comercio, asumiendo que los títulos
valores y en caso especial la letra de cambio esta se podía llenar
por parte del tenedor sin tener su respectiva carta de instrucciones
cuando este título se encuentra en blanco, asumiendo que el señor
Barrera siendo el tenedor del título valor, actuaba de buena fe

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llenando la letra de cambio que estaba en blanco sin ninguna
previa instrucción, ya que claramente el código de comercio
establece que esto se puede hacer únicamente conforme a las
instrucciones dadas o emitida por el suscriptor.

11. De esta manera la corte


considera que este juzgado incurrió en una vía de hecho defecto
sustancial, vulnerando el debido proceso al haber adelantado un
proceso ejecutivo de un título valor como la letra de cambio en
blanco sin su respectiva carta de instrucciones emitidas por el
suscriptor

ANALISIS SENTENCIA T-060 09 DE FEBRERO DE 2012

Referencia: expediente T-3.208.082

Acción de tutela instaurada por Rosalina Meyer Mier e Ignacio


Manrique Vergara en contra del Juzgado Catorce Civil Municipal de
Descongestión de Bogotá

Magistrados ponentes: HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO

ACCION DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIAS JUDICIALES-


Defecto fáctico como causal específica de procedencia/DERECHO
AL DEBIDO PROCESO AL PROFERIRSE SENTENCIA EN QUE SE
ORDENA SEGUIR ADELANTE EJECUCION-Caso en que el Juez
demandado asumió que no existía ninguna prueba de la excepción
de fondo planteada cuando en realidad sí existían
A. HECHOS RELEVANTES

El proceso de un contrato suscrito entre los hoy accionantes los


señores Rosalina Meyer y el señor Ignacio Manrique, los cuales
suscribieron un contrato de prestación de servicios educativos con la

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Fundación Alfarero, los cuales tenían como fin proveer de servicios
educativos de nivelación del bachillerato al joven Samuel Ospina
Meyer.
Este contrato lo suscribieron con una vigencia a mínimo de un año y
con las siguientes cuantías: la suma de $1.100.000 por concepto de
matrícula y mensualmente la suma de $1.160.000. Así mismo se
pactaron que con ocasión al retraso del pago de alguna de estas
sumas se tendrá como sanción el cobreo de interés moratorio máximo
mensual.

Como precaución del contrato, los accionante firmaron un pagaré en


blanco con la respectiva carta de instrucciones a la orden de Mario
Franco o Luz Amparo Duarte, en dicho pagaré se acordó que operaría
con las sumas que pos cualquier concepto se estén adeudando al día
que se esté diligenciando.

Debido al retiro del menor de la institución educativa, conforme a


orden médica los accionantes procedieron a retirarlo del colegio.

Iniciando así en el mes de abril del 2009 un proceso ejecutivo por


parte del señor Mario Franco Molano, pretendiendo la cuantía de
$4.640.000, más los intereses causados de este valor. Contados
desde el 4 de diciembre del 2009 fecha en la cual se venció la
obligación. Este proceso le correspondió inicialmente al Juzgado 57
Civil Municipal de Bogotá, siendo remitido con posterioridad al
Juzgado 14 Civil Municipal de descongestión de la misma ciudad.

Durante este proceso, se interpusieron las excepciones del “abuso de


la firma en blanco y enriquecimiento injustificado”, aportando como
pruebas el concepto médico del menor, el contrato y carta.

En el interrogatorio de partes los hoy accionantes aceptaron que


debían la suma de 1 mensualidad es decir $1.160.000 sin embargo, el
demandante exteriorizó que el pagaré había sido llenado conforme a
la ley y que el documento no se llenó por la totalidad de meses
faltantes, sino que hicieron una concesión que le resarciera

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parcialmente los perjuicios y daños ocasionados con el incumplimiento
del contrato. A lo que los accionantes en los alegatos de conclusión
adujeron el cobro de perjuicios que no estaban estipulados ni en el
contrato, ni en la carta de instrucciones, por lo que no era procedente
el cobro por esa vía y que el pagaré no debió ser llenado a la
discrecionalidad del demandante.

En sentencia del 7 de junio del 2011, el Juzgado 14 Civil Municipal de


Descongestión, profirió sentencia y ordenó seguir adelante la
ejecución con fundamento en que lo alegado por los demandados
respecto a que el pagaré fue diligenciado contrario a las instrucciones
pactadas debe probarlo y aduce que los demandantes no aportaron
prueba de dicha situación. Por otro lado, se revisó el título base de
recaudo indicando que se cumple con lo establecido en el artículo 270
del Código de Procedimiento Civil, y se verifica la firma de los
deudores sin que hubiera prueba desvirtuando la presunción de cierto
del contenido se desechan las excepciones.

Invocan lo accionantes que les fue vulnerado su derecho al debido


proceso, por defecto fáctico resultante de la falta de apreciación y
valoración de las pruebas practicadas, entre ellas el interrogatorio de
parte del demandante donde consta que se llenó el pagaré de
acuerdo a su arbitrariedad.

B. PROBLEMA JURÍDICO.

La corte revisa en primer lugar a explorar la procedencia de la acción


de tutela dentro del proceso de marras.
Prescribir de fondo con conocimiento del caso concreto si hubo
violación del derecho fundamental de los accionantes con ocasión a la
inobservancia de unas pruebas practicadas
¿Puede realizarse el cobro a través de un pagaré en blanco de sumas
no acordadas en el negocio jurídico origen del mismo o no
manifestadas en la carta de instrucciones?

C. TRÁMITE PROCESAL DE LA ACCIÓN DE TUTELA.

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Sentencia de primera instancia.
En primera instancia le correspondió el reparto de la acción de tutela
al Juzgado 32 Civil del Circuito de Bogotá, quien decidió negar lo
solicitado como quiera que no puede calificarse el análisis de las
pruebas del juzgador como caprichoso como quiera que este no
inobservó ninguna prueba y que aunque si bien en el interrogatorio de
parte el demandante manifestó esa información respecto de llenar el
título valor a fin de resarcir los perjuicios causados, no es menos
cierto que durante el debate probatorio, los hoy accionante debían
alegar dichas pruebas que a su juicio el juzgador debía desechar y en
su lugar cuales debía tener en cuenta al momento de la sentencia.
Impugnación y sentencia de segunda instancia.

Los accionantes presentaron impugnación contra el fallo de primera


instancia, correspondiéndole en segunda al Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá, quienes confirmaron la decisión adoptada
por el Juez Ad quo, en este sentido que consideran que el juez
accionado se basó en interpretaciones jurídicas de las normas que
rigen este tipo de títulos valores. Y que el defecto fáctico en
consecuencia no se encuentra demostrado, de manera que el hecho
que los accionantes no estén de acuerdo con la decisión proferida por
el accionado, no implica que este haya ejecutado un actuar arbitrario y
contradictorio a la normatividad jurídica aplicable.

De la revisión de la Corte Constitucional.

La Corte Constitucional es el órgano competente para conocer de la


demanda de acción de tutela, conforme a lo dispuesto en artículo 86 y
241, numeral 9, de la Constitución Política y en los artículos 33 a 35
del Decreto 2591 de 1991.

D. CONSIDERACIONES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL.

La corte considera en primer lugar el estudio de la ocurrencia de un


daño factico dentro del proceso referido, y es que, realizando un

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análisis del acopio probatorio recaudado dentro del proceso, para la
Corte es claro que el juzgado accionado omitió o infravaloró pruebas
legalmente practicadas dentro del proceso, lo anterior realizando una
indebida interpretación del artículo 270 del Código de Procedimiento
Civil, reconociendo solo la literalidad del título, aduciendo que lo
manifestado por los demandados constituían meras afirmaciones,
siendo que en el caso de marras en interrogatorio de partes se
reconoció por parte del demandante que había diligenciado la letra de
cambio bajo unos parámetros no establecidos en la carta de
instrucciones.

El juez accionado también recusó y omitió estudiar el contrato suscrito


entre las partes y la carta de instrucciones del pagaré firmado en
blanco ambos documentos legalmente aportados al proceso y que en
ellos se demostraba las únicas obligaciones económicas derivadas del
contrato previamente estimadas en el mismo eran la matrícula anual,
el pago de mensualidades y los intereses moratorios en caso de
retardos de estas sumas. No se pactó el pago de alguna penalidad ni
ningún dinero con ocasión a perjuicios en caso de incumplimiento del
contrato, en el caso particular de la carta de instrucciones esta
manifiesta que solo debe diligenciarse con las obligaciones derivadas
del contrato, esto es matrícula anual, las mensualidades y los
intereses moratorios.

En este orden de ideas, el ejecutante desconoció las instrucciones de


los ejecutados al llenar el pagaré en blanco pues incluyó en la una
indemnización de perjuicios que no estaba previamente estimada en
el contrato ni autorizada en la carta de instrucciones, por lo que la
defensa de los accionantes no estaba basada en meras afirmaciones
como lo entendió el juez accionado, sino que estaba fundamentado en
las pruebas referidas. Con merito en lo anterior, la Corte estima que si
se encuentra configurada una violación a los derechos de los
accionantes por defecto fáctico.
Ahora bien, indica igualmente que al no haber sido diligenciado el
pagaré conforme a la lo establecido en la carta de instrucciones no
había título ejecutivo válido que fundamentara la orden de pago. Si el
demandante a bien lo tenía, el considerar que el incumplimiento del

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contrato por parte de los peticionarios le ocasionó perjuicios debía
iniciar un proceso declarativo en el cual se determinara la posibilidad
de un acuerdo indemnizatorio, no siendo el escenario ejecutivo el
propicio para ello.

E. DECISIÓN

Acorde a las consideraciones de la sentencia la Corte


Constitucional resolvió, revocar la sentencia proferida por el
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá y en su lugar
conceder el amparo de tutela referido. Corolario a lo anterior, se
deja sin efecto la sentencia del 7 de junio del 2011 proferida por el
Juzgado 14 Civil Municipal de Descongestión de Bogotá y se le
ordena al Juzgado 57 Civil Municipal de la misma ciudad, por haber
terminado la labor de descongestión el proferir nueva sentencia
bajo los lineamientos establecidos.

F. CONSIDERACIONES PERSONALES

En contraste del anterior, en este caso tenemos un demandante


del proceso ejecutivo que inicia el cobro de un pagaré el cual
diligencio de forma contraria a lo establecido en la carta de
instrucciones y que adicionalmente se cobran valores no incluidos
dentro del negocio jurídico adyacente.
Comprendemos que es importante mencionar en primer lugar que
el cobro de perjuicios no tenía cabida dentro del proceso ejecutivo,
toda vez que, conforme a lo manifestado por el demandante del
proceso ejecutivo, pretende el cobro de unos perjuicios derivados

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de un contrato suscrito con los accionantes, circunstancia que a
todas luces reviste de caso de responsabilidad civil contractual, la
cual es controvertible en lo que corresponde a un proceso verbal,
no en un proceso ejecutivo, teniendo ello como premisa, el Juez
accionado debía tener en cuenta dicha situación que fue
manifestada en el interrogatorio de parte.

De acuerdo, a lo anterior nos encontramos frente a una excesiva


literalidad por parte del accionado, en atención a que le da
credibilidad de lo manifestado en el titulo aun cuando en el libelo
sumarial se encontraban pruebas que denotaban el mal proceder
del demandante al momento de diligenciar el pagaré en blanco.

Razonamos que la afectación de certeza, es eso una afectación


que puede ser alterada con el análisis de las pruebas recolectadas,
es claro que al haber un incumplimiento de lo establecido en el
concepto de la Superintendencia Financiera de diligenciar los
títulos en blanco conforme a las cartas de instrucciones dadas por
el suscriptor nos encontramos con que existe una afectación a la
validez de dicho título frente a quienes hacían parte integra del
mismo antes del diligenciamiento como lo establece el artículo 622
del Código.

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