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Centro de Aarmonización Integral

Curso: Control Mental Oriental


Prof.: Gustavo Fernández

Lección nº 10: Ejercicio de programación de objetivos

Para el cumplimiento de este ejercicio recordemos que tenemos que


efectuar tres pasos. En Control Mental Oriental, no llamamos
“programación” a lo que en otros sistemas de CM entienden por tal, ya que
en ellos -el típico caso del “taller mental”, la “pantalla” y un largo etc- todo
ello no pasa de ser la aplicación de la “visualización creativa”. Útil, sí, pero
que de hecho no es programación ya que si un proceso cibernético -y la
optimización en el manejo de la información sobre sistemas entrópicos como
el humano es lo que es Cibernética1 y tal es la programación en el sistema
cerrado que es la mente humana- emplea esa palabra, debe circunscribirse a
sus definiciones específicas: reunión de toda la información accesible a un
fin, correcto procesamiento de la misma -minimizando el error- y
optimización de los resultados. Si de “programar mentalmente” se trata,
entonces, esta debe ser: (a) reunir todo el material mental para la
consecución de un fin, (b) reducir la probabilidad de errores en el proceso y
(c) acelerar y asegurar la obtención del resultado.
La “visualización creativa” -insisto, lo que otros llaman erróneamente
“programación mental” presente otro problema: sólo es eficiente en sujetos
con gran capacidad de visualizar -es decir, imaginar- y concentración. Si una
persona tiene dificultades para “ver” mentalmente y mantener constante un
cierto tiempo la imagen obtenida, ¿cómo puede esperarse que “programe” -
perdón, visualice- correctamente?. Tal vez esté allí la clave que haga que,
lamentablemente, a muchas personas no les resulte funcional el Control
Mental.

Así que, como escribiera, en programación controlada de objetivos


debemos cumplimentar tres pasos, a saber:

a) Reducción Eidética
b) Cuadro de Situación
c) Mapa de Visualización Creativa -ahora sí-

1
aunque alguien piense inmediata -y equivocadamente- en robots
Veámoslos de forma independiente, recordando que si bien es
absolutamente necesario cumplir estos tres pasos -y en el orden que están
dados- como tienen cierta complejidad, debe recordar que:

a) no es necesario realizar los tres consecutivamente (usted puede hacer su


Reducción Eidética hoy, el Cuadro de Situación mañana y el Mapa el
próximo fin de semana)
b) los objetivos a programarse pueden ser obstáculos a superarse, pero estas
programaciones deben evitar incluir complejas “subprogramaciones”, es
decir, si hay situaciones intermedias muy complejas, requerirán ser
abordadas independientemente.
c) reserve este método para cosas realmente importantes.

Reducción Eidética:

Llamamos “reducción eidética” al proceso mental por el cual


quitamos a un ente -cosa, objeto, idea- todo lo que le es superfluo,
anecdótico, periférico, dejando sólo el esqueleto esencial pero sin retirar de
ello nada que altere su naturaleza o función.
Tomemos un ejemplo. Supongamos que deseo hacer la Reducción
Eidética de un ventilador de pie. En consecuencia, podré retirar dos de las
tres aspas -no todas, pues en ese caso tendría un motor que hace girar un eje
pero no arrojaría aire, razón de ser del ventilador-, el cabezal de protección,
la carcaza que cubre al motor, parte del pie -pero no todo, ya que de hacerlo
tendría un ventilador, pero no ya de pie- y casi todo el cable que va a la
toma de electricidad -pero debo dejar un pequeño trozo para alimentar el
motor- Así, la Reducción Eidética de un ventilador de pie -respetando su
naturaleza esencial y su razón de ser- nos dejaría el motor, un pedacito de
cable, un trozo de pie y una de las aspas.
En el caso que nos ocupa, lo que debemos hacer es enfocar nuestra
atención en el tema que queremos programar, pero no preguntándonos
“como” lo resolvemos, sino simplemente “qué” queremos. Sí, ya sé.
Muchos de ustedes asegurarán que esto es innecesario; que ya conocen la
naturaleza de sus problemas o saben perfectamente qué quieren conseguir.
Pero el tema es que esa es precisamente la razón por la que muchos fallan en
la vida. No se puede ser juez y parte, no se puede estar en el ojo de la
tormenta y conocer los límites de la misma, no se puede ser objetivo con
uno mismo. No, cuando menos, en estado cerebral beta, que es el tipo de
onda cerebral que emite nuestro cerebro cuando estamos en situación de
vigilia expectante, alterados por el bombardeo de los estímulos exteriores y
confusos por los gritos de nuestra emocionalidad. De manera que lo que
debemos hacer es ubicarnos en un lugar tranquilo y pensar el objetivo o el
problema. ¿Es realmente lo que cro que es?. ¿Es lo que quiero conseguir -o
solucionar, o lo que sea?. Insisto: no me pregunto aquí “cómo” lo haré. Solo
“qué” y “porqué”. Pero, lo imprescindible: este replanteo me lo haré en
estado Alfa, es decir, luego de hacer el ejercicio R3P. Ya que las situaciones
observadas en Alfa NO se ven igual que en Beta, por la sencilla razón que
Alfa, como se corresponde con los estados de meditación2 y de abstracción,
permite el “desapego”. No sólo de las emociones que fluctúan afuera de
nosotros, sino también de las interiores.
De este ejercicio, entonces, emergeremos seguramente o con una
perspectiva más clara de lo que nos preocupa o, en el caso de ciertos
problemas, comprendiendo que seguramente no son tan graves como hemos
pensado y tal vez ni siquiera ameriten una programación.

Cuadro de Situación:

Aquí simplemente tomaremos papel y bolígrafo y procederemos a


enlistar en dos grupos los elementos con que contamos para solucionar el
problema; el grupo A será el de los elementos que ya se tienen -o elementos
“positivos”- y el B de aquellos que se carece -o elementos “negativos”-. Ya
sé que ustedes dirán -otra vez- que al encarar cotidianamente sus problemas
saben bien qué tienen y qué les falta. Pero, ¿están ellos suficientemente
claros?. ¿No perciben como una mescolanza, donde recuerdan a lo que
pueden echar mano pero sorpresivamente se acuerdan de un obstáculo, y
esto que tal vez es seguro pero que pensándolo bien habría que ver y etc.,
etc?. Y luego, claro, los “imponderables”. Era seguro hasta que dejó de
serlo.
¿Cómo clarificar esto?. Pues realizando el ejercicio de ingreso en
Theta, primero, e inmediatamente al salir de éste -recuerden que tienen unos
45/50 minutos óptimos- tomando el papel y haciendo las dos listas. Una vez
más, no pensarán aquí en cómo usarán esos elementos para enfrentar las
dificultades. Sólo los anotarán.

Mapa de Visualizaciòn Creativa

Finalmente llegamos a este paso, donde, tras las actividades


absolutamente racionales y conscientes de los dos anteriores -claro que
potenciadas por los estados modificados de consciencia a que los hemos
2
Recordemos que definimos “meditar” como “las inhibición total en la percepción de los estímulos
exteriores, cuando la mente se piensa - a - sí - misma”
sometido, cumpliendo así uno de los “trucos” más ingeniosos del Control
Mental: hacer lo que hacemos habitualmente, pero en estados mentales que
no usamos habitualmente- llegamos al punto en que, para ser coherentes con
estas enseñanzas, debemos sumar, a la dirección de la inteligencia
consciente, la “fuerza bruta” del inconsciente, donde, en definitiva, duerme,
como buen iceberg sumergido que es, todo el potencial latente. Y en este
caso, obviamente, sí apelaremos a la visualización creativa. Permítaseme
explicar prácticamente el sistema y luego, por infantil que pueda parecerles,
darles su fundamentación.

Tomarán ustedes una cartulina o papel afiche blanco, y dibujarán en


él, con fibra negra, una gran espiral, dextrógira y convergente. La dividirán
en segmentos iguales, tantos como resulte de la suma de elementos A + B
del Cuadro de Situación. En el comienzo de la espiral -desde afuera-
colocarán una foto de ustedes. En el centro, un “collage” o algo que
represente el objetivo conseguido por ustedes. Arriba, como título, una sola
frase: el objetivo que se desea conseguir con la fecha estimada pero en
tiempo verbal pasado.
Supongamos que es mi objetivo viajar a México para julio próximo.
Escribiré, entonces, arriba “VIAJÉ a México el 01/07/.2........”. Es lo único
que irá, de ahora en más, en palabras. Luego, recortaré ilustraciones de
diarios y revistas que representen, simbolicen, ora los elementos A, ora los
elementos B. Por ejemplo, si ya tengo decidido con qué empresa de viajes
hacerlo, una publicidad de la misma será un elemento A. Pero si aún no sé si
podrán otorgarme la financiación que necesito, una fotografía de dos
personas dándose la mano por encima de un escritorio representará a este
elemento del grupo B. Si ya cuento con una parte del dinero. un billete de
baja nominación (ya verán porqué) con la cifra al lado del número de billetes
como ése que conformen el monto disponible, será un lemento A, otro
billete similar pero con el monto en rojo para representar lo que falta,
pertenecerá al B. Una buena idea del “objetivo conseguido” será pegar en el
centro de la espiral una foto de algún paisaje mexicano con una fotocopia de
mi propia foto pegada encima (es la idea de “yo en México”).
Entonces, procederé a ubicar los elementos A o B sobre la espiral a
distancias equidistantes, no todos los A primero o ídem con los B, sino en el
orden en que iré encontrando -o sucediéndose- esas situaciones desde el
aquí y ahora hasta llegar al objetivo. Por ejemplo, si no debo echar mano al
dinero disponible sino hasta un par de días antes del viaje, el billete con el
número en azul que presenta ese dinero lo colocaré próximo al centro de la
espiral, y o mismo con el dinero “rojo”. Pero si además de haber elegido la
empresa -seguramente, una de las pegatinas del comienzo de la espiral, que
se llamarán, de ahora en más, “estaciones”- debo resolver rápidamente el
acuerdo financiero, la imagen citada, recuadrada en rojo, también irá casi al
comienzo. Es importante que las “estaciones” del grupo A vayan orladas en
azul y las del B, en rojo.
Finalmente, colocaremos este mapa en un punto tal de nuestra alcoba
de manera que sea lo último que miremos antes de dormirnos y lo primero al
despertarnos. Estamos, entonces, en lo que se conoce como “situación
hipnagógica” al dormirnos y “situación hipnopómpica” al despertarnos.
Inconsciente -y plenamente- en Alfa. Por lo tanto, los estímulos visuales -y
aquí va la explicación del método- llegan directamente al inconsciente. Pero
como el inconsciente es simbólico, alegórico, analógico, no “entiende” la
disquisición lógica de un idioma, por eso, es ridículo que demos “órdenes” a
nuestro inconsciente del tipo: “Quiero obtener tal resultado, o aumentar mi
seducción, o....” Todo ello será muy estimulante a nivel consciente, pero
para el inconsciente es una lengua extraña.
El inconsciente es simbólico y habla en símbolos. Eso son los sueños,
construcciones simbólicas que debemos aprender a decodificar.. Por lo
tanto, cartelitos repartidos por toda la habitación expresando nuestros
objetivos es muy tierno pero poco eficaz en términos de despertar energías
del inconsciente.
Aquí entra entonces a tallar el Mapa. Pues esta colección de
“figuritas” conforma, en realidad, un “metalenguaje” simbólico expresado
en una concatenación de imágenes que el inconsciente entiende bien, y
obedece.
Entones, no necesariamente todas las noches -eso dependerá del
tiempo que medie para la concreción del objetivo y la importancia del
mismo- cuando nos aprestamos a dormir, antes de apagar la luz,
simplemente dejamos vagar la mirada dos o tres minutos sobre el mapa, sin
fijar la atención sobre ninguna escena en particular. Al despertar, lo
repetimos. Cada vez que se haya alcanzado una “estación” en el diario
discurrir de nuestra vida, lo tachamos en azul, pero a la noche seguiremos
mirando erráticamente TODO el mapa, así, hasta que el objetivo se
concrete. Entonces, tomamos el Mapa y lo quemamos (¿entienden el porqué
de los billetes de baja nominación?).

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