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Para lo cual
utilizaré la bibliografía facilitada por la cátedra de didáctica y currículum, así como aquellos
conocimientos adquiridos durante el cursado de dicha materia.
Podemos decir que a través de la historia la construcción del rol docente ha variado, así como
su relación con los alumnos, con la institución educativa y con el Estado. Siguiendo en este
punto a Cristina Davini se hablará de Tradiciones Hegemónicas, por un lado, y de Caminos
alternativos o tendencias no consolidadas como tradiciones por el otro.
Dentro de estas Tradiciones Hegemónicas encontramos:
A- Tradición Normalizadora-Disciplinadora:
Esta tradición propia del siglo XIX, tiene por fin la normalización de los comportamientos
disolutos, trabaja en pos de la homogeneidad tanto de conducta como de ideas, busca normas
universales que la ayuden en la construcción de un nuevo orden. Su raíz se puede encontrar
en la Filosofía positivista, y tal como esta marcha en busca del orden y el progreso. Desde
esta ideología el docente se identifica con el Buen Maestro aquel que viene a luchar contra la
Barbarie, el portador de la civilización, baste recordar aquí el escrito de quien fuera nuestro
presidente, Domingo Faustino Sarmiento, claro portavoz de esta ideología y autor de
Civilización y Barbarie.
El rol docente de esta época se identificaba con la tarea moralizadora y socializadora, al
mismo tiempo que era asignado como espacio propio de la mujer, que se convertía en la
“maestra segunda madre”, acentuando de esta manera el carácter del “buen maestro”, los
hombres solo intervenían en las instancias superiores del proceso educativo.
Desde este enfoque la escuela se transformaba en un “hipersistema” homogeneizante, en
una matriz civilizadora, ámbito del saber, depósito de la cultura.
Los docentes fruto de este enfoque tienen como mandatos el deber ser y saber hacer, en este
sentido se puede afirmar que es un docente de carácter instrumental, ya que posee una débil
formación teórica. Así mismo es un docente sujeto a las autoridades estatales, al punto tal que
se habla de un Estado docente, cuyo objetivo fundamental es formar al buen ciudadano. En
argentina se encuentra como ejemplo el caso de los colegios normales surgidos en la época de
la llamada “organización nacional” que va de de 1860 1880, cuyo fin era combatir la barbarie
llevando la civilización a través de la modernización del país y de la educación de sus
ciudadanos.
Dada la tendencia homogeneizante de este enfoque todo aquello que es diferente se
consideraba un desvío que debe ser corregido, marcando el carácter disciplinario de esta
tendencia; en este marco tanto la Escuela como el docente se mueven en el marco de lo
ilusorio, la primera en tanto esta cargada de símbolos abstractos, rituales y rutinas
homogeneizadoras, los segundos en tanto intentan construir su rol desde un puro deber ser
sujetado a los intereses del Estado.
B- Tradición Académica
Esta tradición se diferencia de la anterior en tanto lo esencial es que el docente conozca
solidamente lo que enseña, se profundiza aquí el conocimiento enciclopédico.
El modelo de dicho enfoque se encuentra en las ciencias exactas, tales como la física o la
química, así trabajará en pos de un conocimiento que se presume verdadero y objetivo. Este
enfoque se ubica temporalmente hacia 1930, en Argentina este enfoque es el origen de la
enseñanza Universitaria.-
El docente aquí es el buen enseñante, cuyos atributos son la ilustración y el talento, y cuya
formación pedagógica es muy débil, ya que generalmente se la considera superficial e
innecesaria.
Por lo general este discurso, basado solo en los contenidos, se encuentra muy incorporado en
la opinión pública, que no parece notar que el mismo abre una brecha entre la producción y la
reproducción del saber, relegando el papel docente a un segundo plano.
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C- Tradición Eficienticista
Ya en la tercera de estas tradiciones hegemónicas se ubica la tradición eficienticista, la cual
coloca a la escuela al servicio del despegue económico. En Argentina la primera parte de
este enfoque se ubica entre 1960/1970, época en que con base en el modelo desarrollista
propuesto como política nacional (modernización de la industria, crecimiento urbano, etc.)
surgirán la mayor parte de colegios técnicos cuya finalidad es preparar para el mundo del
trabajo. Se busca desde aquí el tránsito de lo tradicional a lo moderno, la escuela se convierte
en un instrumento para lograr productos de nuevo orden social.
Este enfoque encuentra su modelo en la división taylorista del trabajo, aparece así por
primera vez el currículo como un proyecto elaborado por otros, el docente se convierte en un
técnico cuya labor es llevar a la práctica de manera simplificada el currículo elaborado por
otros. Docente que será influido, ya desde su misma formación, por los modelos propuestos
por la Psicología Conductista (objetivos operativos, control de resultados). Se reduce así a la
enseñanza a una cuestión de medios y fines, cuyas temáticas principales rondan en torno a la
modernización y cambio social, educación y desarrollo, y a la formación de recursos
humanos.
Desde este modelo se genera una visión instrumental del proceso de enseñanza, en el cual se
encuentran separados la concepción y ejecución de la enseñanza, y donde hay un fuerte
control burocrático sobre la escuela.
Esta tradición impregnó con facilidad la práctica por su planteo simple y mecánico, al
tiempo que soslayó, la reflexión teórica e ideológica de sus fundamentos.
Este modelo fue retomado en la década de lo 90 con la adopción del discurso administrativo
economicista, aunque con ciertos cambios dado el nuevo contexto global (globalización) y la
restricción del empleo fruto de las políticas económicas neoliberales.
Ahora bien entre estas tres tradiciones hegemónicas se pueden encontrar puntos comunes
tales como:
Responden a matrices compartidas fusionadas en la práctica
Tienen un discurso prescriptivo acerca de lo que el docente debe ser, relacionándolo
principalmente con un funcionario del Estado, o con un reproductor de mandatos de la
tradición social, u órdenes.
Poseen una concepción empírica y homogeneizante, de marcado carácter etnocéntrico,
y que elimina a los sujetos y a la diversidad cultural.
Comparten una visión de la pedagogía como disciplina (pedagogía disciplinadoras)
Ahora bien Cristina Davini presenta también aquellas tendencias que no se consolidaron
como tradiciones y que ofrecen caminos alternativos para el sistema educativo.
Estas tendencias por lo general circulan en el discurso e imaginario del docente, se
constituyen en proyectos de resistencia frente a la dominación de las tradiciones hegemónicas,
aunque nunca han llegado a lograr un programa concreto de formación.
Si hubiera que ubicar temporalmente estos enfoques no tradicionales se lo haría en la década
de los 80, durante la cual se extendió este proyecto de formación que buscaba una escuela
comprometida con la democratización social y cultural. En Latinoamérica estos proyectos
surgieron al margen de los proyectos institucionales formales, a través de talleres de
educadores cuyos ejes principales eran la investigación social y el aprendizaje grupal.
Dentro de esta línea se encuentran:
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b- Pedagogía Hermenéutico-Participativa: Se aplica a la modificación de las relaciones
de poder en la escuela y en el aula, al tiempo que intenta introducir que la práctica
docente no puede ser vista como algo descontextualizado; el docente debe revisar
críticamente las relaciones sociales en la práctica escolar, el verticalismo, la pasividad,
las formas latentes de discriminación, se desafía al mismo a pensar por cuenta propia.
El objetivo principal de esta teoría es formar sujetos pensantes, libres y
solidarios. Para ello plantea una revisión critica de las instituciones escolares, así
como de las formas y condiciones de trabajo, del dogmatismo, de la estructura
internalizada en los decentes, etc. Esta pedagogía desapareció de la agenda docente a
lo largo de un proceso de reforma del sistema.
La profesora Sosa esquematizó este camino en una línea del tiempo estableciendo:
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implícito y explícito.) las formas bajo las cuales se puede presentar el conocimiento en la
enseñanza. Puede esquematizarse de la siguiente manera:
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Al momento de presentar sus conclusiones Verónica Edwards, opta por el conocimiento
situacional, ya que considera que el mismo representa una ruptura con las formas anteriores,
al tiempo que facilita la comprensión de la realidad por y para el sujeto, dando indicios de una
menor subordinación del sujeto ante la supuesta verdad anómica de la ciencia.
Ahora bien este rol docente se construye en interacción con otros sujetos, tales como los
alumnos y los directivos. Cabría la pregunta, ¿en que situación se encuentran estos
sujetos?, la respuesta llevará a considerar no solo la situación dentro del aula y dentro de la
institución sino también dentro del contexto en que estas se inscriben.
Siguiendo a Elena Achilli se puede hablar de sujetos involucrados en los procesos escolares.
Ahora bien ¿que entiende por sujeto la autora? Al hablar de sujeto Elena Achilli lo concibe
mediante el conjunto de relaciones sociales que conforman el mundo del mismo,
definiéndose el sujeto concreto por el carácter histórico y específico de aquellas relaciones.
Así entiende la autora que la trama de relaciones que da vida a la escuela se desprende de la
vida que los mismos sujetos involucrados en ella le transmiten, de sus prácticas concretas.
Prácticas por cierto que son heterogéneas y que se encuentran circunscriptas a un contexto, a
una situación como podría expresarlo Verónica Edwards.
Teniendo en cuenta lo anterior se pueden analizar principalmente tres sujetos que se
encuentran involucrados en los procesos escolares:
Docentes: en su análisis Elena Achilli se encuentra con un profesor en el que la
organización de su trabajo por horas cátedras, que lo han convertido en un profesor
taxi (lo que le impide conocer y comprometerse con los alumnos, o generar proyectos
institucionales), la lucha por obtener suficientes méritos, la falta de titularización, y el
innumerable cúmulo de tareas administrativas, producen un cansancio muchas veces
difícil de franquear.
Directivos: engloba aquí Achilli a todos aquellos que disponen de cierto poder
institucional. Aquellos que son responsables tanto del quehacer administrativo como
de lo pedagógico, aunque se note una clara inclinación hacia lo primero. Este lugar
aparece como importante por las características que imprime al trabajo escolar
(flexibilidad-inflexibilidad), así como por ser un lugar de mediación, o no, entre la
escuela y las normativas oficiales. Es decir el del directivo puede ser un lugar de poder
o de mediación aunque en la realidad suele ser un lugar de concentración de los
conflictos, donde se propician situaciones ambivalentes. Quienes ocupan estas
posiciones suelen hablar de la soledad del cargo haciendo referencia a sus relaciones
con sus colegas, y con los alumnos.
Estudiantes: en la escuela media, EGB 3 Y Polimodal se expresaría por estos días,
estos son identificados con los adolescentes que a ellas asisten. Adolescentes que
tienen establecida una diferenciación de escuelas, diferenciación que forma parte del
imaginario social, y que de acuerdo a diversas variables, como el nivel sociocultural
de la población estudiantil, habla de o distingue escuelas prestigiadas u estigmatizadas.
Diría Maldonado hay quienes tienen la certeza de que asisten a una escuela pobre para
pobres, nombrando de otra manera esta estigmatización de la que aquí habla Achilli.
Así en este marco los alumnos que observa Elena Achilli se cuestionan, cuestionan el
sistema, pero no parecen interesados en canalizar sus propuestas por medio del centro
de estudiantes, medio que sería el ideal para hacerse oír, para democratizar las
desiciones. Aún así las relaciones de reciprocidad y solidaridad se mantienen en la
práctica concreta, prestando ayuda ante aquello que a sus ojos se presenta como
contradictorio, incoherente u injusto.
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ser analizada desde las prácticas y discursos en ella presentes así como por sus
contenidos implícitos.
Esta clase se presenta en el imaginario docente como una unidad que tiene un contenido a
trabajar (asignatura), en un tiempo determinado (modulo), y un espacio físico en el que se
desarrollan las actividades (aula). Una segunda mirada, revela una mayor heterogeneidad,
configurada por los procesos internos que en el aula se desenvuelven, marcados a su vez por
las interacciones que en la misma se van dando, por modos de trabajar el conocimiento, así
como por la construcción de redes de relaciones hacia su interior. En cuanto a la unidad de la
clase, por lo menos en cuanto a su desarrollo, esta se desmorona en cuanto se nota que la
misma tiene un desarrollo intermitente, es decir que por diversas variables, como la
interrupción de los preceptores, o bien la desviaciones ya sea de los alumnos o docentes, o
bien los apelativos a mantener el orden, etc., esta clase no se desarrolla de forma continua,
sino más bien por tramos.
Asimismo siguiendo esta segunda mirada, en la clase circulan tanto redes de reciprocidad y
ayuda mutua como estigmas u etiquetas (en vía doble: de alumnos a profesores y viceversa).
Clase, situaciones
se
mediatizan
por medio
Procesos Enseñanza
Aprendizaje
conforman
Trama Contextual
Al interior de la cual
Despliegan Adquieren
Sentido
Así mismo en el
Desarrollo Clase
Se hace visible
Proceso intermitente
Debido a
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Este cuadro sirve a modo de resumen de algunos puntos de lo anteriormente expresado, y
también da pie para continuar la exposición sobre el escrito de Achilli. Cabría en esta última
instancia preguntare ¿Cuándo adquiere la clase legitimidad? la respuesta parece brotar sola:
cuando adquiere consensualidad la clase se legitima, ahora bien, ¿Cómo se logra el
consenso?, es aquí donde las formas en que se enseña y se aprende entran a jugar un rol
importante.
Elena Achilli establece que se detecta una especie de deber ser pedagógico en el cual la meta
parece ser enseñar a pensar, deber ser apoyado en la época en que la autora escribe por las
resoluciones ministeriales tales como el aula taller. Ante esto se plantea lo que generalmente
sucede, y se hace visible la inseguridad del docente al intentar llevar a la práctica aquel deber
ser pedagógico, buscado y considerado como bueno y deseable por los mismos docentes.
Así en la práctica aparecen mezcladas ciertas estrategias de enseñanza tales como:
Estrategias de Enseñanza
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La autora concluye su escrito diciendo que hay una tendencia generalizada a la
sacralización del conocimiento, hacia una formación solo de hechos, que no enseña a
relacionar, y que no guarda en muchos casos relación entre sí. Tanto docentes como
alumnos guardan una relación de exterioridad con el conocimiento, al cual solo se
acercan a través de prácticas mecánicas y ritualizadas. Lejos esto de la democratización
del aula y de la enseñanza, que plantea un acercarse al conocimiento desde el contexto
situacional de los sujetos, desde la búsqueda de nuevas formas de entender la realidad
que se habita.
Ahora bien ¿Cuál es la realidad que se habita?, ¿en qué condiciones se encuentra el
sujeto hoy?, ¿qué lugar ocupa la escuela en la vida del sujeto? o como lo plantearía
Silvia Duschatzky, en el libro Chicos en Banda, ¿Qué distancia hay entre la imagen
escolar del alumno y los chicos que concurren a la escuelas marginales de la ciudad
de Córdoba? ¿Qué función y que lugar tiene para ellos la escuela? ¿Qué les enseña la
escuela?
El desafío parece plantearse, según esta autora, en el pensar la escuela en una
coyuntura singular, el declive de las instituciones en tiempos de la fragmentación;
pensar la escuela en la subjetividad de unos chicos para los que la misma ya no es la
llave para alcanzar un futuro mejor, la escuela en sí aparece desdibujada, al tiempo que
los jóvenes están cada vez más lejos del modelo soñado por esta, jóvenes marcados por
los nuevos valores, la fragilidad de las figuras adultas, fraternidad entre pares, y la
percepción constante del riesgo. En medio de esto el desafío parece encontrarse en
pensar la escuela como un intercambio que tiene algo para producir en la experiencia
del otro.
Aunque el estudio de Duschatzky se encuentra situado en las escuelas urbano
marginales de Córdoba, varios de los conceptos que emergen del mismo pueden
encontrarse en distintos puntos del territorio argentino. En tanto y en cuanto el deterioro
en las condiciones de vida, tales como falta de agua, viviendas precarias u actividad
social centrada en la vida del barrio; serían fácilmente diferenciables en diversos puntos
del territorio nacional. Lo mismo se podría decir en cuanto a la precarización laboral de
los adultos, centrada principalmente en el desempleo adulto-masculino y que es fruto de
la crisis económica que no se puede circunscribir a un territorio provincial, sino más
bien que afecta a los argentinos en general. Se puede decir que la escuela se encuentra
hoy en Argentina en medio de una crisis, que afecta lo que ha sido y que requiere un
repensar profundo de sus líneas de acción. En este contexto el trabajo de Duschatzky
adquiere relevancia en tanto devela cuales son algunos de los conceptos principales que
van surgiendo en medio de esta sociedad fragmentada, en medio del declive de las
instituciones.
Así el primer concepto que emerge del libro de Duschatzky es el de expulsión, dice la
autora que con esta palabra se nombra un modo de construcción social, el expulsado es
aquel que perdió visibilidad, es aquel que perdió la palabra, es un Nuda Vida, expresa
Duschatzky siguiendo a Benjamín y Agamben, definiendo por tal a un ser al que se le
han consumido todas sus potencias, sus posibilidades. Nuda vida es un ser
absolutamente determinado.
Este concepto de nuda vida es lo completamente opuesto a la vida entendiendo que
esta es por sobre todas las cosas posibilidad y potencia. Ante esto la autora prefiere
hablar de antes que de datos reveladores de la expulsión, de prácticas de la
subjetividad considerando que estas permiten rastrear las operaciones que despliegan
los sujetos en situaciones límites y las simbolizaciones producidas. Cabe aquí la
pregunta ¿Cuáles son las nuevas condiciones en las que se encuentran los sujetos?:
a- Desplazamiento de la promesa del Estado por la promesa del mercado, ya
no se trata de ciudadanos, sino de consumidores. El consumidor no requiere de
la ley ni de los otros, prepondera un nuevo ideal del yo donde el otro es
prescindible.
b- Violencia: se presenta como un sustrato cotidiano sobre el que construyen su
subjetividad niños y jóvenes, es una nueva forma de cotidianeidad, una nueva
forma de estar con los otros, un modo de relación que aparece en condiciones de
impotencia instituyente de la escuela y la familia.
c- Caída de los discursos portadores de autoridad simbólica: hacia los primeros
setenta años del siglo XX ser argentino era sinónimo de ser alfabetizado, ser
ciudadano, y tener trabajo, nombraba a un sujeto anclado en un lazo social y
filiado a una genealogía. En la actualidad en medio del declive de instituciones
como la escuela y la familia, ha operado una caída de estos discursos que
interpelan, nombran y convocan a los sujetos que les asignan un lugar y los
habilitan para la construcción de sus propios discursos.
d- Inoperancia de la Ley simbólica: ante esto el semejante no se configura como
tal, ya que la ley no opera como principio de interpelación o como percepción de
una trasgresión, por lo tanto no se percibe la violencia como tal ya que no hay
registro de un límite violado. La ley simbólica se ha borrado como tal y ha
devenido solo como amenaza y agresión.
Ahora bien de estos el que parece adquirir mayor relevancia en los territorios
juveniles es la violencia, en tanto se ha constituido en un nuevo modo de
producción de los sujetos. La misma se puede presentar bajo cuatro formas:
Violencia
Matriz Componente de un
Forma Instituida Estallido
Cotidiana acontecimiento
Fiestas
Ritos Escuela Calle Cuarteteras
Identificadas por
docentes más por sus Ingrediente más del
Forma instituida Matriz del lugar
agentes para quienes acontecimiento.
es algo normal
Marca fundante de
reconocimiento en las Inseguridad real y
fronteras de la mediática
legalidad del grupo.
Pone en cuestión
tradiciones
comunitarias
Así se puede ver que la subjetividad ya no depende de las práctica y discursos
institucionales como en otras épocas, sino que sus marcas se producen en el seno de
prácticas surgidas en la cotidianeidad, hoy por hoy la subjetividad se construye en
situación, es aquí donde los ritos, las creencia, y ciertas prácticas como el choreo y el
faneo cobran importancia, como nuevos modos de socialización sobre los que se
construye la subjetividad hoy.
Desubjetivación: posición
de impotencia, de no poder
Pensar la escuela en
Singularidad: Formas inéditas de Formas nuevas de Implica no dejar de cada situación,
operar con la realidad constituirse como pensar el problema pensarla como
sujetos transmisión