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Contexto Histórico
El neoclasicismo surgió en Europa en el XVlll la cual se caracteriza por ser una etapa de
transformación y revoluciones, este movimiento se caracterizó por trabajar la razón como
fundamento del saber lo cual tuvo grandes problemas en el pensamiento del hombre de la
época, fue en este siglo donde se desarrolló la corriente cultural llamada ilustración.
En la cual se desarrolla la literatura, el arte, la arquitectura y otros. Esta corriente parte
del renacimiento este fue un movimiento artístico, ideológico que se desarrolló antes del
neoclasicismo que se creó principalmente en Francia y de allí partió a los otros países de
Europa.
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En España, el siglo XVIII comienza con el surgimiento de la casa real borbónica
procedente de Francia.
La nueva dinastía favorece e impulsa a que la cultura de la Ilustración francesa se
introduzca en la vida y logra que España se incorpore a la política y cultura europeas. El
Neoclasicismo, por lo tanto es de influencia francesa.
Pronto comienzan las reformas de los ilustrados. España, a principios del siglo XVIII
estaba muy alejada de Europa. La sociedad estaba dividida en clases bastante rígidas
(aristocracia, clero, labradores, criados, mendigos...); pero al mejorar las condiciones de
vida, aumenta la población y aparece una nueva clase social: la burguesía.
Esta época tuvo mucho desarrollo ya que pretendían educar a la sociedad y para ello
desarrollaron muchos métodos como: la prensa, el teatro, las fabulas, cafés y tertulias..
Pintura
La pintura neoclásica fue un movimiento extenso del Neoclasicismo que se desarrolló en
todo el continente europeo, comenzando en la década de 1760. Alcanzó su mayor
influencia en las décadas de 1780 y 1790, manteniéndose hasta alrededor de 1850.
La pintura neoclásica hizo énfasis en el diseño lineal austero y en la representación de
temas clásicos utilizando configuraciones y vestuarios arqueológicamente correctos de las
artes clásicas antiguas.
El estilo pictórico
neoclásico enfatizó
las cualidades del
contorno, los
efectos de la luz y
el predominio de
los colores claros y
ácidos.
Los pintores
neoclásicos dieron
gran importancia a
las
representaciones
de los trajes,
escenarios y
detalles de sus
temas clásicos con
la mayor precisión
y sabiduría histórica posible; hasta tal punto que se pudo ilustrar los incidentes de manera
exacta en las páginas de las obras griegas.
Las historias clásicas, la mitología, las obras de Virgilio, Ovidio, Sófocles; así como
también los primeros acontecimientos de la Revolución francesa, sirvieron de inspiración
para los pintores del período neoclásico. Esto hizo que desarrollaran una gama de
composiciones que son reconocidas como obras maestras de la historia del arte.
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Origen
Usualmente los participantes del Gran Tour fueron intelectuales de la época o jóvenes de
buen estatus social, que tenían el fin de conocer y familiarizarse con la cultura clásica.
En este sentido, muchos artistas ansiaban llegar a uno de los últimos destinos del Gran
Tour: Roma. De ahí, surgió la ilusión de un “retorno” a lo clásico.
Excavaciones arqueológicas
Por esta razón los primeros pintores de la escuela neoclásica se basaron en las ideas de
Winckelmann. Muchos de los artistas eran alumnos del alemán.
El italiano Anton Raphael Mengs, el francés Joseph Marie Vien y el retratista italiano
Pompeo Girolamo Batoni fueron los pioneros de la pintura neoclásica; estuvieron activos
durante los años 1750, 1760 y 1770.
Si bien sus composiciones incluyeron poses y arreglos figurativos propios de la escultura
griega, todavía estaban fuertemente apegados al Rococó (movimiento artístico anterior).
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Características
Temática
Una de las características más marcadas de la pintura neoclásica es una concentración
en la cultura griega y romana. Los temas mitológicos, además de una priorización del
desnudo heroico masculino, típicos del arte grecorromano, fueron comunes en las
composiciones neoclásicas.
Las obras de Homero (La Ilíada y La Odisea) más los poemas de Petrarca, fueron fuente
de inspiración para los pintores de este estilo; mientras que unos años más tarde, la
Revolución francesa fue la protagonista de las principales composiciones del neoclásico.
El fin de estas nuevas composiciones tuvo un sentido propagandístico a favor de
Napoleón Bonaparte. Los eventos más importantes de la revolución fueron plasmados,
sacrificios de héroes, así como los valores de la revolución a través de la pintura.
En muchos casos los pintores no resaltaban escenas o cantos de las historias, sino
actuaban como una especie de continuación o consecuencia de tales cuentos. Se
acostumbraba también a contar historias pasadas de otras obras.
Técnica
En la pintura neoclásica predominó una iluminación dramática, clara y fría, generalmente
centrada en el protagonista de la composición. Se aplicó la técnica del claroscuro; una
disposición adecuada de las luces y la sombra.
Generalmente, el protagonista de la obra se disponía en el centro del cuadro con una
iluminación más intensa, dejando en la oscuridad tenue al resto de los personajes dentro
de la composición.
En comparación con el Rococó, carece de colores pasteles que se prestaban a la
confusión del cuadro y más bien se usaron los colores ácidos. La superficie del cuadro se
caracterizó por ser lisa y tan limpia que no se llegaban a notar las pinceladas del autor.
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Expresiones faciales y corporales
Se destacó el vendaje blanco del héroe de la composición, el cual indicaba la lesión y
melancolía del protagonista. La composición general es un tanto teatral; es decir, las
expresiones del rostro y los gestos tienen la intención de indicar un profundo dolor.
La mayoría de las composiciones se pudieran asociar incluso como una fotografía de una
escena en movimiento. No solo los protagonistas de las composiciones expresaban
sufrimiento; los acompañantes mujeres y hombres) expresan esa misma melancolía.
A pesar de las posturas y los sentimientos de tristeza y sufrimiento, tal dolor no llegó a
deformar los rostros de las figuras. Hasta cierto punto, la disposición corporal de los
personajes se caracterizó por ser un tanto incómoda.
Perspectiva lineal
La perspectiva lineal es una técnica en la cual los artistas del neoclásico proyectaron una
tridimensionalidad en una superficie bidimensional a fin de general una sensación de
profundidad al espectador.
En la pintura neoclásica se ejemplifica en las proporciones de las figuras; es decir,
colocaban figuras más pequeñas para dar la sensación de que estaban más lejos de la
figura central que generalmente suele ser de mayor tamaño para que dé una sensación
de cercanía.
Composición
Las composiciones neoclasicistas enfatizaban en un solo tema y carecían de otros temas
dentro del cuadro que pudieran distraer al espectador. Por otro lado, la mayoría de las
pinturas fueron realizadas en óleo sobre lienzo.
En el primer plano se pintó un número pequeño de figuras humanas, mientras que en los
alrededores se dispusieron otras figuras con el uso de la profundidad.
Generalmente la figura que se presenta en el centro de la composición tenía las
características de una anatomía perfecta (abdominales perfectamente mascados), cuya
idea fue extraída de las esculturas clásicas.
Romanticismo.
Es un movimiento cultural y político originado en Alemania y en el Reino Unido a finales
del siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra el racionalismo de la Ilustración y
el Clasicismo, dándole importancia al sentimiento.
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Su característica fundamental es la ruptura con la tradición clasicista basada en un
conjunto de reglas estereotipadas. La libertad auténtica es su búsqueda constante, por
eso es que su rasgo revolucionario es incuestionable. Debido a que el romanticismo es
una manera de sentir y concebir la naturaleza, la vida y al hombre mismo es que se
presenta de manera distinta y particular en cada país donde se desarrolla; incluso dentro
de una misma nación se desarrollan distintas tendencias proyectándose también en todas
las artes.
Se desarrolló fundamentalmente en la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde
Inglaterra a Alemania. Después a Francia, Italia, Argentina, España, México, etc.
Su vertiente literaria se fragmentaría posteriormente en diversas corrientes, como el
Parnasianismo, el Simbolismo, el Decadentismo o el Prerrafaelismo, reunidas en la
denominación general de Posromanticismo, una derivación del cual fue el llamado
Modernismo hispanoamericano.
Tuvo fundamentales aportes en los campos de la literatura, el arte y la música.
Posteriormente, una de las corrientes vanguardistas del siglo XX, el Surrealismo, llevó al
extremo los postulados románticos de la exaltación del yo.
Características
El Romanticismo es una reacción contra el espíritu racional e hipercrítico de
la Ilustración y el Clasicismo, y favorecía, ante todo:
La conciencia del Yo como entidad autónoma y fantástica
La primacía del Genio creador de un Universo propio.
La supremacía del sentimiento frente a la razón neoclásica.
La fuerte tendencia nacionalista.
La del liberalismo frente al despotismo ilustrado.
La de la originalidad frente a la tradición clasicista.
La de la creatividad frente a la imitación neoclásica.
La de la obra imperfecta, inacabada y abierta frente a la obra perfecta, concluida
y cerrada.
Es propio de este movimiento:
Un gran aprecio de lo personal, un subjetivismo e individualismo absoluto, un culto
al yo fundamental y al carácter nacional o Volksgeist, frente a la universalidad
y sociabilidad de la Ilustración en el siglo XVIII; en ese sentido los héroes
románticos son, con frecuencia, prototipos de rebeldía (Don Juan, el pirata,
Prometeo) y los autores románticos quebrantan cualquier normativa o tradición
cultural que ahogue su libertad, como por ejemplo las tres unidades aristotélicas
(acción, tiempo y lugar) y la de estilo (mezclando prosa y verso y utilizando
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polimetría en el teatro), o revolucionando la Métrica y volviendo a Rimas más libres
y populares como la asonante.
Igualmente, una renovación de temas y ambientes, y, por contraste al Siglo de
las Luces (Ilustración), prefieren los ambientes nocturnos y luctuosos, los
lugares sórdidos y ruinosos (siniestrismo); venerando y buscando tanto
las historias fantásticas como la superstición, que los ilustrados y neoclásicos
ridiculizaban.
Un aspecto del influjo del nuevo espíritu romántico y su cultivo de lo diferencial es
el auge que tomaron el estudio de la literatura
popular (Romances o Baladas anónimas, Cuentos tradicionales, Coplas, refranes)
y de las literaturas en lenguas regionales durante este periodo: la gaélica, la
escocesa, la provenzal, la bretona, la catalana, la gallega, la vasca...
Este auge de lo nacional y del nacionalismo fue una reacción a la cultura francesa del
siglo XVIII, de espíritu clásico y universalista, dispersada por toda Europa mediante
Napoleón.
El Romanticismo se expandió también y renovó y enriqueció el limitado
lenguaje y estilo del Neoclasicismo dando entrada a lo exótico y lo
extravagante, buscando nuevas combinaciones métricas y flexibilizando las
antiguas o buscando en culturas bárbaras y exóticas o en la Edad Media, en vez
de en Antigua Grecia o Imperio romano, su inspiración.
Frente a la afirmación de lo racional, irrumpió la exaltación de lo instintivo y
sentimental. "La belleza es verdad"
Evocación del pasado. Se alejaron de la realidad evadiendo el tiempo.
Predominaron en ellos los sentimientos de tristeza, melancolía, amor a la soledad,
escenarios lúgubres, descontento.
Deseo de libertad del individuo, de las pasiones y de los instintos que presenta "el
yo", subjetivismo e imposición del sentimiento sobre la razón.
En consonancia con lo anterior, y frente a los neoclásicos, una mayor valoración
de todo lo relacionado con la Edad Media, frente a otras épocas históricas.
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Francisco Goya
España, (1746 - Burdeos, Francia, 1828) Pintor y grabador español. Goya fue el artista
europeo más importante de su tiempo y el que ejerció mayor influencia en la evolución
posterior de la pintura, ya que sus últimas obras se consideran precursoras del
impresionismo.
Goya aprendió de su padre el oficio de dorador, pero, decidido a dedicarse a la pintura, se
trasladó a Madrid para formarse junto a Francisco Bayeu, con cuya hermana se casó en
1775, año de su establecimiento definitivo en Madrid. Bayeu le proporcionó trabajo en la
Real Fábrica de Tapices, para la que realizó sesenta y tres cartones, en su mayor parte
con escenas idílicas y de la vida diaria, plasmadas con colores claros y vivos e
impregnadas de alegría y romanticismo.
Simultáneamente, Goya empezó a pintar retratos y obras religiosas que le dieron un gran
prestigio, hasta el punto de que en 1785 ingresó en la Academia de San Fernando y en
1789 fue nombrado pintor de corte por Carlos IV. Diez años más tarde, en 1799, pintó
para el soberano el famoso retrato La familia de Carlos IV, que se considera una de sus
obras maestras. Es un retrato oficial, formal en apariencia, pero en el que el autor se
permite cierta ironía al plasmar a los personajes con un realismo crítico.
Goya trabajó como retratista no sólo para la familia real, sino también para la aristocracia
madrileña, y de hecho entre estos retratos se encuentran algunas de sus obras más
valoradas, como La condesa de Chinchón o las famosas La maja vestida y La maja
desnuda; sobre estas últimas dice la leyenda popular que representan a la duquesa de
Alba, quien habría mantenido con el artista una relación de tintes escandalosos. En los
retratos de Goya destaca, en líneas generales, su atento estudio de las posturas y las
expresiones, así como los contrastes de luces y sombras que realzan la figura del
protagonista.
Hacia 1799, el pintor concluyó una de sus grandes series de grabados, Los caprichos,
ochenta y dos aguafuertes que constituyen una crítica feroz de la sociedad civil y religiosa
de la época. En esta serie aparecen ya algunos personajes extraños y macabros que
acabarán protagonizando obras posteriores del maestro. Por esos mismos años, Goya se
ocupó de la decoración al fresco de la ermita de San Antonio de la Florida, donde realizó
una obra de gran impacto escenográfico.
En 1808, la invasión de España por las tropas napoleónicas colocó al artista en una
situación delicada, ya que mantuvo su puesto de pintor de corte con José Bonaparte.
Pese a todo, no se privó de plasmar los horrores de la guerra en obras como El 2 de
mayo y Los fusilamientos del 3 de mayo, que reflejan los dramáticos acontecimientos de
aquellas fechas en Madrid. Además, en los sesenta y seis grabados de Los desastres de
la guerra (1810-1814), dio testimonio de las atrocidades cometidas por los dos bandos y
acentuó visualmente la crueldad de la guerra como protesta contra ella, lanzada a la
posteridad desde la impotencia.
Por haber trabajado para José Bonaparte, el artista cayó en desgracia tras la restauración
de Fernando VII, y en 1815 se retiró de la vida pública. En 1819 experimentó una recaída
en la misteriosa enfermedad que en 1792 lo había dejado completamente sordo. Ello,
unido a su nueva vida en soledad en la Quinta del Sordo, casa solariega que había
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comprado poco antes, debió de contribuir a la exacerbación imaginativa de que el artista
dio muestras en la decoración de su nueva vivienda: catorce murales de gran tamaño con
predominio de los tonos marrones, grises y negros, sobre temas macabros y terroríficos.
Estas obras, conocidas en la actualidad como Pinturas negras, han contribuido con el
paso de los años a la consolidación del reconocimiento del genio de Goya, tanto por su
originalidad temática como por su técnica pictórica de pincelada amplia y suelta. El pintor
se trasladó en 1824 a Burdeos, donde residió hasta su muerte sin dejar de cultivar la
pintura y el grabado. La lechera de Burdeos y algunos retratos ilustran la evolución del
genio hacia una concepción de los valores plásticos que anuncia el impresionismo. Su
obra, fecunda y versátil, de gran libertad técnica y brillantez de ejecución, no ha dejado de
acrecentar la importancia de su figura hasta nuestros días.
En el Museo del Prado de Madrid se conserva La joven de Burdeos o La lechera de
Burdeos creada en el 1825-1827, una de sus últimas obras. No obstante, en su auténtico
testamento que se encontró en su quinta de Madrid algunos años antes, Saturno
devorando a un hijo, siendo sin duda una de las pinturas más inquietantes de todos los
tiempos, creación donde plasmó su inimitable estilo, que reúne extrañamente lo trágico y
lo grotesco, y el espejo de un Goya, visionario, sutil, penetrante, lúcido y descarnado.
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Las Pinturas Negras: en este estilo predomina el negro que fue descubierto por Goya en
sus últimos temas costumbristas. El oscurecimiento de tonos le servía para crear una
atmósfera en los cuadros de crítica social, como obra representativa de este estilo
tenemos El coloso.
Los Grabados y Dibujos: en sus grabados, Goya se inspiró en Durero y Rembrandt.
Todas las posibilidades de expresión en los rostros o de la luz en las atmósferas se
consiguen con las manchas negras y los rayados. Como ejemplo en este estilo tenemos
Los caprichos donde nos encontramos un mundo similar al representado en las pinturas
negras, representando el sufrimiento por los excesos provocados por una contienda,
también tenemos Los desastres de la guerra y la fuerza y el movimiento de la serie de
estampas de la tauromaquia.
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El sueño de la Razón produce Monstruos (c. 1797-1799)
Goya fu tan famoso por sus grabados como lo fue por sus pinturas y es conocido como
uno de los grandes maestros de las técnicas de aguafuerte y aguatinta. La primera de sus
cuatro grandes series de impresión fue Los Caprichos, que consta de 80 impresiones
numeradas y tituladas. El propósito declarado del artista en la fabricación de la serie fue
ilustrar “las innumerables debilidades y locuras encontradas en cualquier sociedad
civilizada y los prejuicios comunes y engañosos que la costumbre, ignorancia o interés
propio han hecho habituales.
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Las Brujas de Sabbath (1821-23)
Goya pasó sus últimos años de vida en gran parte como un recluso, un hombre de edad
solo, sordo completamente desilusionado por la sociedad. Su casa fuera de Madrid,
llamada La Quinta del Sordo, fue donde completó sus catorce pinturas negras, aplicadas
en aceite directamente sobre paredes de yeso de la casa. Poco se sabe sobre la intención
de Goya o los pensamientos en la creación de estas imágenes; él no escribió sobre ellas,
ni presentó títulos de las obras. La pieza es ampliamente considerada como una crítica de
la campaña de la Inquisición de intimidación y persecución, que ganó fuerza renovada
después de la restauración de la monarquía de Borbón en 1814 y la ascensión del rey de
la ilustración, Ferdinand VII.
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