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El Mercurio-8/05/1915

Lejislación sobre inmigración

A propósito de una petición del Cónsul chileno en Hong Kong. -Informe del Consejo
superior de hijiene.

Con motivo de una presentación hecha, meses atrás, a nuestro Gobierno por el señor Cónsul
de Chile en Hong Kong, se encomendó al Consejo Superior de Hijiene dictaminar sobre la
conveniencia de prohibir en lo sucesivo la inmigración de chinos al país.

Iniciada la discusión de tan importante tópico en el seno del Consejo está alta corporación de
sanidad pública declinó la comisión de resolverlo en uno de sus miembros, el médico de ciudad
señor Francisco Landa, quien acaba de espedir un interesante y concienzudo dictámen sobre
la materia. En síntesis, esta pieza deja establecido que 

entrada de razas inferiores 


al territorio será causa y orijen de múltiples males para los altos intereses patrios en todo orden
de cosas precisando préviamente que por tales deben considerarse aquellas nacionalidades
cuyos elementos inmigratorios no poseen, en jeneral, cualidades minoritarias.

Incluye por lo tanto en esa clasificación fundándose para ello en consideraciones irrefutables de
índole fisiolójica, moral y material, a los chinos y africanos que llegan a Chile, si bien hasta hoi
en limitado número, en calidad de pseudo-inmigrantes. Deja constancia de que ésos
constituyen ya por desgracia en algunos pastos del norte del país especialmente, agrupaciones
más o menos numerosas cuya funesta influencia en las costumbres de nuestro pueblo se
manifiesta evidentemente. En esta capital misma los negocios de chinos infestan algunos
barrios con sus operaciones tan ignominiosas como [ilegible].

Por lo demás, la entrada de esos elementos sociales inferiores -según el facultativo opinante-
significa para la raza chilena un peligro tan grave como inmediato, ya que está fisiolójicamente
comprobado los perniciosos resultados de su intimidad con cualquier otra raza superior a ella.
Desde luego de ella proviene la dejeneración de las nacionalidades, pues los hijos nacidos de
semejantes uniones son de naturaleza híbrida, siendo imposible casi que se perpetúen en ellos
las características superiores de sus projenitores.

De eso proviene la inferioridad innegable de ciertos componentes de nacionalidades como la


peruana, por ejemplo, en cuya masa popular predomina la influencia de las razas asiáticas y
negra que tanta sujerencia han tenido y tienen hasta hoi en su constitución.

Y así como físicamente, en cuanto a la moralidad también de las nacionalidades que aceptan la
intromisión en su seno de individuos de razas inferiores, los resultados no pueden ser más
deplorables, pues llegan fatalmente hacer viciadas por sus malos hábitos y tendencias.
Económicamente ahora la obra de tales elementos estraños no puede ser tan poco más
contraria a los intereses y la prosperidad de los pueblos que toleran su entrada, como basta a
demostrarlo una rápida estadística de los negocios a qué se dedican y la índole de estos.

Sabido es, en todo caso, que entre nosotros como en todos los países donde se filtran, sus
operaciones se limitan a esplotar comercios ignominiosos o a servir de intermediarios en la
venta de artículos de consumo. En conclusión, el interesante informe que tratamos preconiza
imperiosamente la 
Necesidad de lejislar sobre inmigración
tal como lo han hecho en forma más o menos amplia todos los países progresistas del mundo y
aún repúblicas de carácter tan democrático como los Estados Unidos de Norte América, donde
la entrada de razas inferiores ha quedado prohibida en absoluto.

Actualmente en chile no se observan al respecto ni las más elementales precauciones -como lo


establece su testo- pudiendo cualquier elemento inmigratorio entrar por sus puertos sin
fiscalización ninguna. Esto ha traído por consecuencia en múltiples ocasiones la propagación
en nuestro territorio de temibles enfermedades exóticas traídas por aquellos, ya sean chinos,
árabes o africanos, y combatida eficazmente más gracias a la benignidad del clima que a los
recursos empleados para lograrlo y de los cuales carecemos casi en absoluto.

Sobre la base de este informe debe proseguir el Consejo Superior de hijiene la discusión de
este verdadero problema de interés nacional, sobre el cual en verdad, no alcanzado hasta hoy
nuestra lejislación a pesar de que cada vez se hacen más sentida la necesidad de
reglamentarlo.

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