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MEDITACIÓN COTIDIANA

Antonio Baeza Henríquez

Se trata de una herramienta simple que implica el entrenamiento y comprensión de


la habilidad de introspección y el potencial de auto-conocimiento y control de
cuerpo y mente que otorga su práctica periódica. Consiste, básicamente, en ocupar
un tiempo breve del día, dentro de la rutina de actividades comunes, para ejercer
una pausa activa que estabilice el fenómeno emocional y físico diario, ya sea en
medio de los quehaceres, antes de iniciarlos o al finalizar la jornada.

Para el planteamiento de lo anterior se ha reducido a un mínimo necesario la


referencia a la tradición oriental en lo referido a meditación o superconciencia. Salvo
una acepción occidental del concepto del ​Atman ​brahmánico -que será abordada más
adelante-, no hay mención de elementos budistas, hinduistas o sintoístas en esta
práctica sino que, en cambio, se señalan los fenómenos implicados desde un lenguaje
cotidiano propio de lo latinoamericano, de lo mestizo, de esta civilización que resiste
frente a la globalización y el régimen de trabajo y producción impuesto por Europa
mediante una serie de creaciones culturales a partir de un temple que ha debido
darse de modo diario y, además, histórico, articulando herramientas y tácticas
provenientes tanto del ancestro originario precolombino, del legado europeo llegado
con la Conquista y del pasado mestizo que ha acumulado ya varios siglos. Existe,
por tanto, en el derrotero mestizo de América Latina, argumentos históricos y
experiencias que sustentan la validez de un discurso propio acerca de lo
introspectivo y el temple.

La meditación cotidiana comparte aspectos con la corriente del ​mindfulness​, aunque


no se acopla a ella ni promueve la atención en los mismos puntos. En específico,
mientras el ​mindfulness evita la metáfora de la "roca" como ideal a perseguir en el
momento de trabajo introspectivo, la meditación cotidiana si ocupará tal elemento de
manera central. La idea de intentar imitar a la roca en cuanto se busca la inmovilidad
del cuerpo es un modo simple y accesible de favorecer la atención de la persona que
medita hacia su propio fenómeno mental que es presentado, de acuerdo a la
tradición mestiza, como "interno". Además, este modo de meditación tiene un
marcado sentido introductorio y superficial, pues busca otorgar, en primer lugar,
una primera experiencia y encuentro con la introspección planificada y, en segundo
lugar, un nivel leve de implicación y alteración de conciencia, asumiendo el siempre
delicado encuentro con lo inconsciente -concepto poco presente en el legado oriental
de meditación y en el ​mindfulness​- y la opción preferencial por una introspección
liviana y frecuente frente a experiencias más profundas e intensas que, si bien
pueden resultar tremendamente enriquecedoras, son presentadas ante el usuario
común como demasiado complejas y exigiendo guía de personajes más
experimentados, impidiendo o perjudicando ello la apropiación de la herramienta.

Modo propuesto de meditación

La persona se sienta en una silla con el trasero tocando el ángulo recto entre el
respaldo y el asiento de la misma. La espalda se endereza y se alinea con la cabeza, la
cual mantiene la mirada hacia el frente, procurando que la línea imaginaria que se
extiende desde los ojos no colisione con el suelo sino que se proyecte hacia lo que
llamaremos, sin ánimo de grandilocuencia sino que con una comprometida actitud
lógica, infinito. En el caso de que se cuente, además, con una mesa, las manos se
ubicarán apoyadas en ella, una encima de la otra, cada una palpando a la otra. Si no
hay mesa disponible, cada mano se ubica sobre el muslo de la pierna de su mismo
lado. Se cierra los ojos o, en caso de extrema dificultad en ello, se ubica un lápiz
frente a la persona, solicitándole que se concentre en la punta del mismo.

Los cinco sentidos comúnmente conocidos han de ser estimulados con elementos
que refieran, conscientemente, a la actividad de meditación. La presentación de estos
elementos es explícita en el lenguaje, ya sea en la voz de un guía o en el monólogo
interno de quien practica esto en solitario. Para la audición, resulta especialmente
provechosa la música de ​shakuhachi​, flauta japonesa que, al momento mismo de
hacerse sonar, implica meditación. Para el tacto, ubicado simbólicamente en las
manos -al menos en el occidente mestizo-, la atención se favorece en el momento en
que quien medita se hace consciente de que sus manos, de acuerdo a la postura
descrita en el párrafo anterior, están palpando otra parte del mismo cuerpo y, a su
vez, tal parte las toca a ellas. Para el olfato y el gusto, que comparten vías nerviosas,
ayuda la aplicación de un aromatizante ambiental, sea éste spray, vela o incienso
-aunque se recomienda no usar el último porque es muy cargante el olor-. El uso de
alimentos puede no ser favorable debido al movimiento de lengua y mandíbula que
implica su ingestión, lo que puede volver ligeramente más difícil la concentración en
el fenómeno subjetivo que es vivido como "interno". Finalmente, para la visión, se
cierran los ojos. En ello es útil el uso de la siguiente frase acuñada por el psicólogo
chileno Francisco Sotomayor: ​"Ya que nuestros ojos son la ventana hacia el mundo
exterior, los cerraremos para poder, ahora, mirar hacia nuestro mundo interior". No es
necesario aprenderla de memoria, por cierto: Lo importante es la idea.

Dado que esta actividad puede realizarse en medio del ajetreo de la jornada diaria,
es altamente probable que existan estímulos, sobre todo sonoros o de temperatura
ambiente, que se hagan inevitablemente presentes en el momento de meditación.
Ante ello, el monólogo interno o la voz del guía ha de señalar la posibilidad cierta de
asumir, sin problemas, la presencia de tales estímulos, aunque recalcando que el
estado de meditación puede permanecer y resistir a ellos, incluso con la posibilidad
de nutrirse de los mismos. Una buena alocución puede ser la siguiente:

"Es cierto, hace calor. Los niños gritan afuera. Los autos suenan mucho. Pero nada de eso los
sacará del estado de meditación. La mente es más fuerte. Todos estos sonidos son sólo pajaros
en el bosque. Están ahí. Sabemos que están ahí. Pero no nos sacarán de nuestra meditación".

El guía o el monólogo interno de quien medita han de explicitar la necesidad de


permanecer inmóvil, sin más movimiento que la respiración, para dirigir la atención
consciente hacia la acción introspectiva. Para esto, resulta muy útil la metáfora de la
roca que, en el caso de quien escribe, no fue extraída de algún texto ancestral japonés
sino que de las líricas mestizas de la canción ​Ella usó mi cabeza como un revólver de los
músicos argentinos Soda Stereo. En particular, tal verso reza: ​"Era una piedra en el
agua, seca por dentro"​. La interpretación que aquí se realiza de ello varía un poco de la
que promueve el resto de la canción, que refiere a una especie de personaje de
extrema frivolidad. Lo que se toma es la metáfora de una roca que, en un río, recibe
los efectos de su exterior -mojarse- pero que mantiene un estado impermeable a tales
condiciones en su interior. Así, puede recitarse en monólogo interno o en la voz de
un guía, con ritmo pausado, algo como lo siguiente:

"La idea es permanecer inmóvil, como una roca. Sin moverse. Sin más movimiento que la
respiración. Como una roca en un río. El río pasa y a roca está mojada por fuera. Pero, por
dentro, está seca. Así, ustedes se están encontrando con aquello que vive dentro de ustedes y
que no es afectado por lo que ocurre afuera, en el mundo exterior".

Aquí es donde puede hacerse referencia a un concepto similar al ​Atman ​brahmánico,


el cual puede entenderse occidentalmente como "lo indestructible". Mediante la
meditación, el brahmanismo promueve el encuentro de la persona con aquel ​Atman​.
En esta visión mestiza de la meditación, nos referiremos a "Lo Indestructible" como
tal, situándolo también en el espacio subjetivo que es planteado como "interno" y,
además, como "profundo", usando la metáfora de la mente como océano en el cual es
posible "bucear" y "hallar" elementos o fenómenos. Esto persigue introducir la idea
del Temple como una habilidad que es posible de desarrollar en todo ser humano y
que permite el desarrollo de resistencia y resiliencia ante un ciclo vital o una
cotidianeidad que es asumida, en este marco de sentido, como algo lejano a lo ideal y
cercano a un tránsito accidentado, difícil aunque bello. Roberto Bolaño lo plantearía
así: ​"Nuestra historia es la multiplicidad de formas con que eludimos las trampas infinitas
que se alzan a nuestro paso. Rutina y tesón".
Asimismo, también puede tratarse la mente como un espacio de absoluta garantía
del secreto, en cuanto es espacio inaccesible, algo correspondiente a la idea de
"excedente de significación" en el pensamiento del biólogo chileno Francisco Varela.
Este elemento aporta al refuerzo de la idea de la mente como espacio de dureza y
resistencia en cuanto a su propiedad de impenetrabilidad. Como puede constatarse,
se trata de una visión marcadamente fenomenológica de lo mental, sin base mística
ni de otra índole fuera de lo perceptible en la experiencia misma. Tampoco se trata,
por cierto, de una visión cognitiva-conductual. Estos elementos pueden plantearse a
quien medita mediante locuciones como las siguientes:

"Existe algo dentro de cada uno de ustedes / que es bueno / que no es material / y que es
indestructible".

"No hay caja fuerte más resistente que la mente / la mente es la única caja fuerte imposible de
abrir sin que el dueño lo quiera / es impenetrable"

Para apoyar la idea anterior, un simple e ilustrativo ejercicio como el siguiente


resulta particularmente útil:

"Piense cada uno un número. No lo olvide. No lo diga / Ese número sólo lo sabe usted / es
imposible que alguien se meta a su mente y averigüe qué número es / así de fuerte es la mente
/ así de impenetrable y dura / Por tanto, cuando las cosas están difíciles, nuestro mundo
interior es donde podemos sostenernos con seguridad"

Claramente, es preciso que haya importantes lapsos de silencio. De hecho, en


primeros intentos es el silencio la experiencia que puede causar mayor impacto en
quien se inicia en la práctica de la meditación cotidiana. Es tal experiencia la que
lleva a la persona a enfrentarse al vacío, el cual lo inconsciente tiende a llenar con
contenido, lo cual suele causar, a partir del operar de la represión, miedo, rechazo o
bloqueo. La meditación, en cuanto herramienta de entrenamiento del control de la
mente sobre la mente y de la mente sobre el cuerpo, permite regular tales fenómenos
psíquicos y propiciar una sensación de calma en la experiencia de enfrentamiento al
vacío.

Al finalizar el momento de meditación, es preciso realizar ejercicios que permitan


que el cuerpo salga del estado de meditación y se active. Buenas práctica son mover
los hombros circularmente hacia atrás, girar en círculo y con cuidado el cuello,
respirar hondo y con exhalación lenta y, finalmente, estirar el cuerpo hasta sentir
contracción, similar a lo que tiende a hacer el cuerpo con sueño.

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