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FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS

ESCUELA DERECHO COQUIMBO

Derecho a la Vida
Comentario de Jurisprudencia

Yennifer Rojas Milla


Derecho Constitucional IV
Comentario sentencias
Rol nº 850-01 y 2186-01

Antecedentes
Recurren de protección ante la corte de Apelaciones de Santiago la
Organización no Gubernamental de Desarrollo para la investigación, Formación o
Estudio sobre la Mujer; el Centro Internacional para la Vida Humana; el
Movimiento Mundial de Madres; la Organización no Gubernamental Frente por la
Vida y la Acción Solidaria; el Centro Juvenil Ages; el Movimiento Nacional por la
Vida “Antu Kuyen” ; mediante sus representados; contra el Instituto de Salud
Pública y de la Ministra de Salud, y en contra también los tres últimos requirentes,
del Laboratorio Médico Silesia S.A.

Recurren a favor de ellos mismos, de los que están por nacer en Chile, de
sus madres y padres, y en especial por toda mujer, víctima potencial, por su
derecho a la vida, que consideran amagado por el acto arbitrario e ilegal de la
autoridad sanitaria, que ha acogido a tramitación y luego dado su aprobación a la
comercialización del fármaco Postinal.

Aná lisis
En este caso el conflicto de derechos se da entre la garantía constitucional
del artículo 19 nº 1 que establece el derecho a la vida, y el derecho a la salud
sexual y reproductiva que podemos considerar derecho implícito deducido a
partir del derecho a la salud; en virtud de lo establecido por el artículo 5º inciso
segundo de la Constitución, además de la libertad económica que implica la
venta del fármaco, derecho consagrado en el artículo 19 nº 21 de la Constitución.

Los recurrentes fundamentan su pretensión señalando que el fármaco Postinal


contiene la droga levonorgestrel en dosis de 0,75; la cual es abortiva y su objeto
es impedir embarazos no deseados, toda vez que su administración inhibe la
ovulación, evita la fecundación del óvulo, al hacer perder a las trompas de Falopio
aquellas contracciones que permiten el desplazamiento espermático, alteran el
moco cervical haciéndolo impermeable a los espermios, y, por evitar la anidación
del huevo al provocar la atrofia del endometrio.

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Por tanto con la comercialización de este fármaco se vulnera el derecho a la
vida consagrado en el artículo 19 nº 1 de la Constitución.

Además se señala como fundamento la vulneración de los derechos del que


está por nacer, señalados en el inciso segundo del artículo 19 nº 1 de la
Constitución Política. En este punto el requirente hace referencia a la
regulación legal de este derecho según lo señalan los artículos 342 y siguientes
del Código Penal, que tipifica el delito de aborto; y el artículo 119 del Código
Sanitario en virtud del artículo 74 y siguientes del Código Civil.

Sin embargo no hace mención a la garantía del derecho a la vida


reconocido por instrumentos internacionales tales como el Pacto San José
de Costa Rica en su artículo 4º nº 1 que se deriva del reenvío que realiza hacia
los tratados internacionales la norma del artículo 5º de la Constitución; siendo esto
solo mencionado en la opinión disidente de la Ministra Morales.

En cuanto a los sujetos vulnerados de este derecho fundamental, se


menciona dentro de los recurrentes a las generaciones futuras y a los padres y
madres de los que están por nacer; por lo que se entiende que existe una
amenaza respecto de una persona que aún no existe.

En este entendido, la sola venta del fármaco constituiría amenaza al


derecho a la vida; sin embargo se debe recalcar que solo consiste en una
opción, lo cual implica voluntariedad y por ende no se obliga a nadie a ingerir la
píldora; tal como lo señala el Instituto de Salud Pública en el considerando nº 3.
De este modo no se verifica la venta como una amenaza latente al derecho a la
vida, situación en la cual se debería velar por el inmediato restablecimiento del
imperio del derecho.

Ante esto la Corte de Apelaciones señala que al ser la acción de protección de


tipo cautelar, “es preciso definir la persona del afectado en cuyo favor se recurre”;
y ya que en la especie se ha recurrido a favor de “sujetos todos indefinidos y
faltos de la concreción indispensable que la ley exige para ser titulares de la
acción de protección de que se trata”; se entiende que debe desestimarse la
pretensión por no cumplir con el requisito señalado.

En esta misma línea, considero que la vulneración que se señala al derecho a


la vida del que está por nacer, debería desestimarse argumentando también que
la amenaza no se verifica por el hecho de que la persona en cuestión (el no
nacido) aún no existe y por tanto el derecho no está siendo ejercido; y tal
como lo menciona la misma Corte en el considerando nº 7, un tercero puede
plantear el recurso “pero solo como intérprete de la voluntad del afectado por el
acto ilegal o arbitrario” y si entendemos que no en todos los casos de embarazo

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estos llegarán a término, aun cuando sigan el curso normal, sin ningún tipo de
alteración externa; las organizaciones pro vida en este caso, no podrían alegar la
vulneración del derecho de todos los padres o de todos los individuos que se
encuentran concebidos.

Ahora bien, si atendemos a la exteriorización de la voluntad del nasciturus


mediante una suerte de representación, también es una figura compleja, dado
que se entiende imposible conocer la voluntad de alguien que aún no ha
nacido, y más se complica aún, si se entra en el debate de la personalidad del
concebido no nacido.

En cuanto a este punto se debe hacer notar que aun atendiendo a la


importancia que sugiere en este caso, la Corte no menciona, sino que se
abstiene de conocer de las discusiones doctrinarias planteadas en el recurso y
en los diferentes informes que sirvieron de fundamento al Instituto de Salud, por
considerar que “son ajenos a esta acción de protección, desde que requerirían una
instancia de lato conocimiento…que no se aviene con su objetivo de ser un
remedio pronto y eficaz que preste inmediato amparo a un eventual afectado.”

En conclusión la Corte de Apelaciones solo se enfoca en cuestiones de


forma que no son atingentes a la cuestión de fondo que en el presente caso se
plantea.

En relación al voto disidente del fallo la ministra Morales, enfoca su opinión


en la preponderancia que a su parecer la Constitución le otorga al derecho a
la vida, por el hecho de señalarlo “como el primero y fundamental de todos los
derechos que garantiza”; realizando con esto una jerarquización de los
derechos, fenómeno que no es plausible en cuanto tratamos con derechos
fundamentales que son derechos relativos; debiendo haber realizado a este
respecto un juicio de ponderación. Este argumento lo complementa con la
mención del artículo 4 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

La Corte Suprema reproduciendo la sentencia de la Corte de Apelaciones


revoco la sentencia de esta última acogiendo los recursos y dejando sin efecto la
resolución del instituto de salud señalando que:

- En cuanto a la legitimación activa que se señalaba como fundamento de la


desestimación del recurso, la Corte considera que dentro de lo dispuesto
por el artículo 20 de la Constitución, se asegura a todas las personas el
derecho a la vida, y por tanto también a los seres que aún se encuentran
en etapa de gestación. Con lo cual claramente adhiere a la doctrina de la
personalidad del individuo desde la concepción. Esto relacionándolo con el fin
que persiguen las distintas organizaciones que recurren de protección, vale

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decir la propensión a la defensa, protección, cuidado, preservación y
desarrollo del derecho a la vida, permitiría a estas entablar la acción de
protección.
- La Corte también señala como argumento a favor de los derechos del no
nacido las disposiciones del artículo 75 del Código Civil, por el hecho de
referirse a la protección del nasciturus; aun cuando corresponde a una
norma de carácter legal.
- Luego, la Corte señala la concepción como la fecha desde la cual se
protegen los derechos del que está por nacer, basándose nuevamente en
lo dispuesto por el Código Civil, sin hacer mención ni analizar las distintas
posturas doctrinarias que existen respecto de este tema, sino que citando solo
la postura que recoge la legislación civil.
- Por último la Corte no establece que debe entenderse por derecho a la
vida, ni determina el contenido esencial de este, no hace referencia a la
dogmática constitucional acerca de este derecho fundamental, ni lo analiza en
profundidad en relación al caso planteado.

Ahora, en cuanto a las opiniones disidentes de los ministros Yurac y Kokisch,


quienes plantearon que el recurso de protección del artículo 20 no se configura
como el mecanismo idóneo para resolver el problema planteado, en tanto “no
resulta conducente que se pueda proceder pronto y eficazmente en resguardo del
derecho aparentemente amenazado” además de establecer que no resulta
admisible que la Corte en primer lugar considere proteger el derecho y sin
embargo luego decida no resolver acerca de una controversia más extensa
en relación al mismo; yo personalmente considero que sobre todo en relación al
segundo punto mencionan un tema que se encuentra presente tanto en la
sentencia de la Corte de Apelaciones como en la de la Corte Suprema, y es que
ninguna de ellas se refiere en concreto a las controversias y debates acerca del
contenido del derecho a la vida, no lo analizan en cuanto a la dogmática ni en
cuanto a jurisprudencia o doctrina comparada.

En conclusión en la sentencia de la Corte Suprema, se desprende que se


entiende el derecho a la vida como el derecho a vivir, al interpretar el artículo
19 nº 1 como una garantía que el Estado debe garantizar absolutamente; sin
tener en consideración la imposibilidad fáctica de la realización de esta; además
no se otorgan fundamentos suficientes para avalar la resolución, ni se analiza el
contenido del derecho en cuestión. Por su parte, la sentencia de la Corte de
Apelaciones, que sirve de fundamento previo a esta última decisión, tampoco
toca temas conducentes a dilucidar si es realmente vulneratoria o no la
resolución del Instituto de Salud, puesto que solo se detiene en aspectos
formales del recurso presentado.

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Personalmente, considero que ambas resoluciones están muy mal
fundamentadas y que no ayudan a solucionar realmente el conflicto jurídico que se
presenta ante la venta del fármaco en cuestión.

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