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Asignatura: EVANGELISMO.

Profesor: Licenciado: Mauricio J. Garzón Miguez.


Curso: Tercer Semestre.
Fecha: Año 2015.

JUSTIFICACIÓN:

Términos similares y afines como “evangélico”, “evangelismo” y “evangelista”


suelen ser confundidos, de manera por demás explicable, en la sociedad
secular que no está familiarizada con el uso de los mismos. Igual ocurre en el
interior de la iglesia que desconoce con frecuencia las distinciones
conceptuales y las consecuentes diferencias prácticas que el uso de estos
términos conlleva. Es así como con la palabra evangélico se suele aludir a una
de las muchas denominaciones protestantes surgidas de la Reforma y no a su
significado básico que hace referencia a todo el que ordena su vida de
conformidad con el mensaje propio de los evangelios. De forma similar se
considera, de manera errada que el evangelismo es una labor especializada,
reservada y restringida exclusivamente a los evangelistas, entendidos éstos
como cristianos que han recibido uno de los cinco dones ministeriales
(Ef.4:11), previo su reconocimiento y ordenación correspondiente por parte de
la autoridad eclesiástica competente. Lo cierto es que todo evangélico, en su
significado básico; debe reconocer el carácter imperativo que el evangelismo
tiene para todos los cristianos sin excepción, en el marco de la Gran Comisión
(Mt.28:18-20). Si bien es cierto que los evangelistas son quienes mejor deben
dominar las destrezas necesarias para el desempeño eficaz de esta labor, lo
anterior no significa que tengan el monopolio del ejercicio de la misma. Por el
contrario, éstos deben ser la punta de lanza para que todo el grueso de la
iglesia haga lo propio. En el proceso el laico debe conocer, aprender y utilizar
las estrategias evangelísticas usadas por los apóstoles y por el propio Señor
Jesucristo ya que éstas son necesarias para que la comunicación verbal del
mensaje cristiano tenga mayor efectividad. Por último, estas estrategias deben
ser consecuentes con el espíritu del mensaje proclamado de modo tal que se
constituya entonces en el apoyo logístico ideal para la labor homilética de la
iglesia.

OBJETIVO:

Capacitar al estudiante en la comprensión de la doble función que como


cristiano debe cumplir, es decir, ser discípulo y discipular mediante el
testimonio vivo de la transformación operada por el poder de Dios en su vida, a
fin de que pueda desempeñar en forma consciente, reflexiva y voluntaria, un
activo papel evangelístico en su entorno, que sea coherente y consecuente
con el mensaje cristiano y posea el dinamismo, la fuerza expresiva y el efecto
característicos de la iglesia apostólica primitiva.

CONTENIDO:

o 1. INTRODUCCIÓN.

o 2. LIDERAZGO
- 2.1 ¿Qué significa el término liderazgo?
- 2.2. Diferencias entre un líder natural y un líder espiritual.
- 2.3. Estrategias para el diario vivir de un líder.
- 2.4. ¿Cómo enfrentar las dificultades por parte del líder?

o 3. EL PLAN MAESTRO DE DISCIPULADO.


- 3.1. Jesucristo: el ejemplo perfecto.
- 3.2. El propósito del Maestro.

o 4. HOMBRES COMUNES Y CORRIENTES. UN LLAMADO POCO


COMÚN
- 4.1. El tiempo.
- 4.2. Los Doce
- 4.3. El Maestro.
- 4.4. La Tarea
- 4.5. El Adiestramiento.

o 5.. PRINCIPIOS O VERBOS RECTORES DEL PLAN MAESTRO.


5.1. Selección.
5.2. Asociación.
5.3. Consagración.
5.4. Comunicación.
5.5. Demostración. (Testificar)
5.6. Delegación.
5.7. Supervisión.
5.8. Reproducción.

2
o 6. APOLOGETICA Y EVANGELIZACIÓN

6.1. Proclamando la esperanza de Cristo al mundo.


6.2. Los efectos presentes de la esperanza: Vidas transformadas
6.3. Los efectos futuros de la esperanza: La visión de la fe.

o 7. SUGERENCIAS PARA LA EVANGELIZACIÓN.

METODOLOGÍA.
- Exposiciones magistrales.
- Lecturas.
- Participación de los estudiantes.
- Película.

EVALUACIÓN.
- Evaluaciones parciales.
- Trabajo escrito (la historia de los doce Apóstoles)

BIBLIOGRAFIA.
Ver la bibliografía al final de esta conferencia. Página 60.

1. INTRODUCCIÓN:

Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas la naciones,


Bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Mateo. 28:19. N.V.I.

Como cristianos modernos, cuando pensamos en “discípulos”, tendemos a


pensar sólo en aquellos doce de Jesús. Pero el Nuevo Testamento se refiere
también a los discípulos de los fariseos (Mt. 22:15-16) y los de Juan el Bautista
3
(Mrc.2:18). Además se utilizaba para denominar a todos los que aceptaban el
evangelio y se convertían en cristianos.

En aquellos tiempos, la relación maestro-discipulos era, entre los judíos, la forma


más común de preparar a los hombres para los roles de liderazgo religioso.

A continuación dos definiciones que son de valiosa importancia para la presente


conferencia:

1.1. MAESTRO: En el Antiguo Testamento la palabra torá que se traduce


muchas veces como “ley” significa también enseñanza o enseñando.
Dependiendo del contexto, puede ser traducida como maestro. La
capacidad de enseñar, o de ser maestro, se relaciona con el Espíritu
Santo, como puede verse en el caso de Bezaleel (Ex.35:30-34)

En el Nuevo Testamento, la palabra es didaskalos. El Señor Jesús era llamado


maestro (Mt. 8:19, Mrc. 4:38, Lc. 7:40, Jn.11:28).

En el primer siglo los maestros enseñaban desde una silla, mientras que los
discípulos se sentaban en el piso. Por eso Pablo, hablando de su educación dice
que fue “instruido a los pies de Gamaliel” (Hch.22:3. R.V.60). Además, el título
de Rabi, que quiere decir maestro, era un tratamiento que se aplicaba a las
personas doctas en la ley. 1

1.2. DISCÍPULO: Término que se usa para designar a una persona (aprendiz,
alumno) que está aprendiendo de un maestro. No es muy utilizado en el
Antiguo Testamento. En los Evangelios y los Hechos la palabra se usa
más. En tiempos de Cristo se utilizaba para los seguidores de un rabí o
maestro (Mrc. 2:18, Mt. 11:2).2

Conforme a lo anterior ¿como se podrían comprender las palabras del Señor en


el Evangelio de Lucas? El discípulo no está por encima de su maestro, pero que
todo el que haya completado su aprendizaje, a lo sumo llega al nivel de su
maestro. (Lc.6:40. N.V.I. complemento a Mt.10:24 ). sencillamente un discípulo
de un fariseo no llegará a ser sino un fariseo más, pero atención esta regla tiene

1
NUEVO DICCIONARIO DE LA BIBLIA, Página 663 Editorial Unilit 1999
2
NUEVO DICCIONARIO DE LA BIBLIA, Página 301 Editorial Unilit 1999
4
dos excepciones. En el caso de Cristo, ningún discípulo suyo puede llegar a la
altura del Maestro pero si es cierto que puede adquirir su mentalidad; en el caso
de los maestros humanos, un discípulo puede superar a su maestro, pero no se
puede olvidar que el verdadero maestro es un perpetuo aprendiz. 3 La enseñanza
que recibía un discípulo de su maestro era mucho más que un estudio
académico e iba mucho más allá del aula de clase. El discípulo pasaba el mayor
tiempo posible con su maestro y a menudo vivía con él en la misma casa. El
maestro trataba de criar a sus discípulos como hijos: los cuidaba, proveía para
ellos y alababa o amonestaba a sus discípulos según su parecer. Era una
relación muy estrecha caracterizada por un profundo amor paterno filial. Al igual
que la relación rabino-discípulo, existen para la época otras “relaciones de
formación” como la que existía entre padres e hijos, o entre Pablo y sus líderes
pastorales como también entre los líderes de la iglesia primitiva.

1.3. CINCO PROPÓSITOS DE LAS RELACIONES DE FORMACIÓN:

a. En la relación se prepara a alguien para un rol similar al de la persona que


está enseñando.

b. En la relación había un orden definido: una persona instruía y la otra


aprendía.

c. Gran parte de la formación se daba a través del instructor, viviendo su vida y


haciendo su trabajo en la presencia de la persona que recibía la instrucción.

d. una responsabilidad importante del instructor era el enseñar, pero esa


enseñanza se hacía con base en las Escrituras.

e. La relación entre el instructor y su discípulo era profunda, estrecha y


personal.4

Hablar de discipulado es hablar de transferencia de vida. Jesús hablaba de un


proceso, no de un suceso, en el que van involucrados variedad de asuntos y
disciplinas espirituales. El discípulo de Cristo es un creyente que refleja un
constante crecimiento espiritual a la medida de la estatura de Cristo.

1.4. DIEZ DIFERENCIAS ENTRE UN CREYENTE Y UN DISCÍPULO.

3
HENRY MATTHEW, Comentario bíblico, página 1280, Editorial Clie 1999
4
www.desarrollocristiano.com, revista Apuntes Pastorales.
5
CREYENTE DISCÍPULO
1 Suele esperar panes y peces. Es un pescador.
2 Lucha por crecer. Lucha por reproducirse.
3 Se gana. Se hace.
4 Depende en gran parte de su líder. Ha sido destetado para servir.
5 Le gusta el halago. Gusta de ser un sacrificio vivo.
6 Entrega parte de sus ganancias. Entrega su vida.
7 Puede caer en la rutina. Busca el cambio, el avance.
8 Busca que lo animen. Procura animar.
9 Espera que le asignen tareas. Solícito en asumir responsabilidades.
10 Murmura y reclama Obedece y se niega a sí mismo.

2. EL LIDERAZGO:

Espartaco fue un hombre que tuvo su hora con el destino. Siendo gladiador
formó un ejército de esclavos como él que, en el año 71 A.C., se levantó contra
las autoridades del Imperio Romano en busca de libertad. Consiguió vencer dos
veces a las legiones romanas hasta que, fue derrotado por el general Marco
Craso. Luego del triunfo, el general Craso se dirigió a los miles de soldados de
Espartaco que fueron capturados: "Ustedes han sido esclavos y volverán a ser
esclavos. Pero les perdonaremos lo que legalmente se han ganado: la muerte
por crucifixión. La única condición es que me entreguen al esclavo Espartaco, ya
que no lo conocemos de vista".Luego de una larga pausa, Espartaco se puso de
pie y declaró: "Yo soy Espartaco". En seguida un hombre a su lado también se
puso de pie y gritó: "Yo soy Espartaco". El próximo hombre hizo lo mismo y un
minuto más tarde todo el ejército estaba de pie. Con su actitud, todos los
soldados eligieron la muerte. Uno debe preguntarse: ¿Fue la personalidad de
Espartaco la que obró de un modo tan poderoso sobre sus seguidores a tal
punto que prefirieron la muerte antes que entregarlo? ¿Fue la visión de libertad
que Espartaco encendió en sus corazones, lo que no estaban dispuestos a
rendir? ¿Cómo logró semejante lealtad hacia su persona y hacia su visión?
¿Cuál fue el secreto de Espartaco?

6
2.1. ¿QUÉ SIGNIFICA EL TÉRMINO LIDERAZGO?

En la mayoría de los casos, el perfil que delinean de un líder, es el de un tirano,


de un demagogo o de un déspota. Y, seguramente, les sobran razones para
justificar su modo de pensar. Liderazgo, por lo tanto, si ha de ser comprendido
cabalmente, no debe ser confundido con las cuatro siguientes distorsiones.

2.1.1. Liderazgo no es poder: Liderazgo incluye poder; sin embargo, un


individuo puede tener la suma del poder sin que eso signifique que sea
poderoso. Puede ser autoritario, pero esto no quiere decir que tiene autoridad.
Todo líder cuenta con cierta medida de poder ejecutivo, derivado de su posición,
del dinero que administra, del conocimiento que ha acumulado, o una
combinación de todo esto.

2.1.2. Liderazgo no es posición: "la etiqueta no hace al producto". Liderazgo


va más allá de un título que alguien ostenta por ocupar una posición. Liderazgo
siempre es una función, una tarea a cumplir. Todo líder tiene posición, pero no
todos los que ocupan una posición son necesariamente líderes.

2.1.3. Liderazgo no es personalidad: De la misma manera, cuando de


liderazgo se trata, con frecuencia muchos lo asocian con una personalidad
extrovertida o con la habilidad de ser persuasivo, y hasta ser algo cómico.
“Los líderes vienen de muchas formas, con diferentes estilos y diversas
cualidades. Hay líderes quietos y otros tan ruidosos que uno los puede oír desde
la provincia de al lado. Algunos hallan su fortaleza en la elocuencia, otros en la
capacidad de emitir juicios acertados, otros en el valor”. John W. Gardner

Esta verdad también puede ser profusamente ilustrada con ejemplos


provenientes de la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
Moisés lleva al pueblo de Israel hasta la frontera de la tierra prometida; Josué es
el que finalmente la conquista e introduce al pueblo en ella. ¿Eran idénticos el
uno al otro? Los resultados positivos de sus respectivas gestiones, ¿fueron fruto
de sus personalidades carismáticas? Si se analizaran los jueces y los profetas
se vería emerger el mismo principio: que cada uno de ellos sirvió efectivamente
a su generación no obstante tener personalidades básicas totalmente diferentes.
Lo mismo puede afirmarse aún con mayor claridad al observar a los apóstoles
que Jesucristo escogió. Cada uno de ellos tenía caracteres diametralmente
opuestos y, sin embargo, cumplieron en forma cabal la misión que les fue
encomendada. Pedro entre los judíos, Pablo entre los gentiles, Juan cruzando
los límites culturales y alcanzando probablemente a todos. ¿Fue esto el
7
resultado de personalidades carismáticas, de modos de actuar adquiridos en
alguna academia? De ninguna manera.

Si hay principios que surgen del estudio de la historia bíblica y secular, ellos son:
Que los verdaderos líderes no se fabrican en serie. Que nadie puede forjar un
líder y que para llegar a serlo, Dios y el individuo deben trabajar unidos en un
proceso de desarrollo personal que dura toda la vida. Cada líder comenzó su
carrera con una personalidad básica distintiva. Liderazgo no es, pues, sinónimo
de cierta personalidad estereotipada.5

2.1.4. Liderazgo no es una carrera: Ser líder es ser siervo de una misión o
causa poderosa. El liderazgo no está diseñado para satisfacer la ambición
personal de ningún individuo.

Entonces, ¿cómo definir un liderazgo? Presentamos algunas de las


definiciones que ofrecen distintos especialistas sobre el tema:

“Liderazgo es el proceso de influenciar las actividades de un individuo o grupo,


en un esfuerzo destinado a alcanzar metas en una situación dada”. Hersey y
Blanchard

“Liderazgo es el proceso de persuasión mediante el ejemplo, por el cual un


individuo (o equipo de individuos) induce a un grupo a alcanzar los objetivos del
líder o aquello que comparte con sus seguidores”. John Gardner

“Liderazgo es la capacidad y la voluntad de reunir a hombres y mujeres para un


propósito común y poseer un carácter que inspire confianza”. Gral B.
Montgomery

“Liderazgo es influencia”. Fred Smith

en conclusión liderazgo sería: “El proceso por medio del cual se influye de
manera saludable, ya sea por el pensamiento o las acciones, en las ideas,
conductas y compromisos de otros para el logro de unos objetivos comunes”,
entonces Jesús fue de esto el Maestro por excelencia.

2.2. DIFERENCIAS ENTRE UN LÍDER NATURAL Y UN LÍDER ESPIRITUAL.

5
SANCHEZ JORGE OSCAR, El líder del siglo XXI (revista enfoque No 24), Editorial Unilit.
8
El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues
para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo
espiritualmente.
En cambio, el que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no está sujeto al
juicio de nadie, porque “¿Quién ha conocido la mente del Señor para que pueda
instruirlo?”
Nosotros, por nuestra parte, tenemos la mente de Cristo.
1 Corintios 2:14-16.

La persona (líder) natural tiene un alma, pues puede pensar, sentir y decidir,
pero sus emociones y su voluntad son dirigidas por su naturaleza pecaminosa
que actúa completamente independiente del Dios que la creó. El líder o persona
natural puede pensar que es libre de decidir cómo comportarse. También tiene
cuerpo. Sin embargo, como vive independiente de Dios y de sus propósitos, no
responde a la vida en armonía con el plan de Dios para ella.

La persona (líder) espiritual también tiene cuerpo, alma y espíritu. Este individuo
ha sido transformado de una manera asombrosa. En la conversión, su espíritu
se unió al Espíritu de Dios. La vida espiritual que resultó de esta unión está
caracterizada con el perdón de los pecados, la aceptación en la familia de Dios y
el reconocimiento del valor personal.6

Teóricamente, tanto el uno como el otro operan sobre los mismos principios
universales, y comparten el elemento más significativo: el individuo. La gran
diferencia entre ambos, sin embargo, radica en la misión, las motivaciones y las
prioridades. La prioridad del líder espiritual es ayudar a los individuos
personalmente a fin de que desarrollen su potencial, para que éstos a su vez lo
ayuden a cumplir la tarea que Dios le ha encomendado. Un líder natural tiene
una tarea que cumplir, y el individuo vale en tanto ayude a lograrla; si no lo
hiciera, el líder incluso tiene el derecho de despedirlo.

LÍDER NATURAL LÍDER ESPIRITUAL


Tiene confianza en si mismo Confía plenamente en Dios (Sal.21:7)
Conoce la naturaleza humana Conoce la naturaleza Divina

6
ANDERSON T. NEIL. Victoria sobre la oscuridad, Página 80. Editorial Unilit. 1991
9
(Sal.91:14-15)
Toma sus propias decisiones Busca la voluntad de Dios (Sal.1:1-3)
Es ambicioso, busca poder y fama Es humilde y modesto (Sal.149:4)
Es motivado por beneficios personales Es motivado por el amor a Dios y a los
hombres (Prv.10:12, Mrc.12:30-31)
Se agrada en dar ordenes Se deleita en servir (Mt.20:26-28)

2.3. ESTRATEGIAS PARA EL DIARIO VIVIR DE UN LÍDER.

Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como
para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la
herencia.
Ustedes sirven a Cristo el Señor.
Colosenses. 3:23-24. N.V.I.

Para la óptima consecución de los objetivos, un líder cristiano debe mantener el


equilibrio entre una actitud mística o contemplativa, donde el siervo de Dios le
pide a la divinidad que lo llene con su Gracia en instantes de comunicación con
Él (oración), al igual que en los momentos de meditar en su Palabra. Y ante una
la actitud ascética, cuando este mismo siervo le clama al Señor que quiere ser
un instrumento en las manos de esa divinidad, pidiendo ser usado por Dios
mismo.

A continuación algunas estrategias:

2.3.1. Determina los objetivos: Decide cuales son los resultados finales
que quieres lograr, no confunde las metas con los deseos del
corazón. (Flp.3:20).
2.3.2. Identifica las prioridades: Decide que actividades son
importantes que deben hacerse, tiene claro que no necesariamente
las cosas urgentes son importantes. (Dios. Mrc.12:30, Hogar. 1
Tim.3:4-5, Trabajo. 1 Ts.4:11-12, Iglesia. Hbr.10:25, Ministerio. Col.
4:17).
2.3.3. Valora el tiempo: Aprovecha el corto tiempo que va estar en esta
tierra, no lo desperdicia y actúa. (Jn.5:16-17)
2.3.4. Examinarse diariamente: Hace balances a diario, es un
autocrítico frente a la Palabra de Dios. (1 Co. 11:31)

10
2.3.5. Procura que otros actúen: No quiere hacerlo todo el sólo, da
oportunidades a los que están a su alrededor, no es un orgulloso
espiritual. (Mt.10:5-8)
2.3.6. Exhorta (animar) y permite que lo exhorten: Debe ser testimonio
viviente de las cosa que predica, es importante tener autoridad
moral en la materia. (Hbr.3:13)
2.3.7. Coopera para que todos puedan cumplir: El éxito en la
realización de los objetivos depende del grupo de personas que
trabajan juntas. (2 Co.8:14)
2.3.8. Resuelve los problemas: Reconoce que existe un problema,
reconoce el error cometido, pide perdón y busca la solución
conforme a la voluntad de Dios. (Mt.8:23-27; Flp.4:13)

2.4. ¿CÓMO ENFENTRAR LAS DIFICULTADES POR PARTE DEL


LIDER?

“Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz.


En este mundo afrontarán aflicciones,
pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo”
Juan 16:33 N.V.I.

La falta de confianza en ese Dios que nos a prometido desde el comienzo que
nunca nos dejará y que jamás nos abandonará es lo que hace que las pequeñas
o grandes dificultades de esta vida se conviertan en “Gigantes” que amenazan el
ámbito personal.

Y es que la auténtica fe en Dios tiene que llevar implícita la confianza, pues el


objeto de nuestra fe o confianza no es un ser humano, no es un trabajo, no es una
posición social, no son los bienes materiales. El objeto de nuestra fe es Dios
mismo. Es interesante observar como el vocablo griego “pistis” se puede traducir
indistintamente, según el contexto, como fe, indicando con ello la acción de
confiar en alguien (Rom. 5:1), o también fidelidad, entendida ésta como el efecto

11
de ser confiable (Gál. 5:22).7 De tal manera que sería fundamental para nuestro
beneficio creer en la Escritura cuando dice del Señor que Dios no es un simple
mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni
lleva a cabo lo que dice?8 No podemos atribuirle al Señor connotaciones
antropomórficas, Dios no cambia, Dios decreta. Él es fiel.

Ahora conforme a lo que se acaba de decir no podemos pasar por alto que Él es
soberano, por consiguiente no está sujeto a nuestras oraciones y ayunos para dar
cumplimiento a nuestras peticiones o como reza el popular dicho cristiano “no
podemos doblarle el brazo a Dios” repito Él es soberano, y no está condicionado
por ninguna criatura. Si algo pudiera suceder aparte de su permiso soberano,
entonces lo que sucediese frustraría su soberanía. Si Dios rehusara permitir que
algo sucediera y sucediese a pesar de todo, entonces cualquiera que fuese lo que
lo hizo suceder tendría más autoridad y poder que Dios mismo. Si hay alguna
parte de la creación fuera de la soberanía de Dios, entonces Dios, simplemente,
no es soberano. Si Dios no es soberano, entonces Dios no es Dios. 9

El no confiar plenamente en Dios hace que el individuo “fabrique” seudodioses en


quienes deposita su confianza, desembocando de está manera en una flagrante
idolatría que no es más que desplazar de Su lugar preeminente al Señor en
nuestras vidas para dar paso a lo que no es y de la cual el Señor nos demanda
huir (I Co.10:14) puesto que el más mínimo acercamiento a los ídolos de parte del
ser humano apunta a la tentación así se acerque con las mejores intenciones.

Continuando con los seudodioses también se podría decir que por su misma
característica de ser dioses de barro, se derrumban con facilidad, produciendo en
el individuo intentos malogrados, desarreglo en el funcionamiento de los roles que
nos corresponden, relajación y rompimiento de los lazos o vínculos existentes
entre las personas.

De modo pues que conforme al encabezado el Señor nos invita a confiar


plenamente en Él a fin de vencer, con Él y en Él, las aflicciones que el mundo nos
depara.

Es así como la Biblia, como manual del fabricante al interior de sus páginas nos
indica a través de ejemplos históricos de personas que representan tipos de Cristo
en el Antiguo Testamento y que a su vez dejan clara la postura ortodoxa en contra

7
ROJAS RUIZ ARTURO I, Pastor. Boletín informativo Ujier, Enero 30 Año 2005.
8
Números 23:19. N.V.I.
9
SPROUL R.C, Escogidos por Dios, página 18 Editorial Unilit 1993
12
de la teoría no ortodoxa sobre la inspiración bíblica mecánica o del dictado donde
se argumenta entre otras cosas que los escritores bíblicos no fueron más que
secretarios al servicio del Dios viviente sin sentimientos. Uno de esos ejemplos de
tantos registrados en la Escritura que podemos detectar claramente y que nos
sirve como base para nuestro estudio es el rey David, Tras destituir a Saúl, les
puso por rey a David, de quien dio este testimonio: “He encontrado en David, hijo
de Isaí, un hombre conforme a mi corazón; él realizará todo lo que yo quiero”
Hch.13:22. NVI, El pueblo se había provisto de rey (Saúl) por sí mismo y le había
salido malo, pero ahora Dios se iba a proveer Él mismo de rey: conforme a mi
corazón (I Sam.13:14) es decir según elección del mismo Dios por lo tanto no
quiere decir “de corazón semejante al de Dios”, como vulgarmente se interpreta 4.

Pero para poder comprender mejor los eventos que nos atañen es aconsejable
hacer un recuento histórico de Saúl y David, de esta forma podemos apreciar que
en el capítulo 15 del primer libro del profeta Samuel, el Señor rechaza a Saúl, por
que éste se envaneció y se parto de la voluntad del Señor. Saúl prefirió obrar
autocráticamente, no teocráticamente. Fue esta debilidad interior lo que le llevó a
la gran tragedia de su vida. Son tan trascendentales los eventos de este capítulo
pues encontramos frases de Dios como la siguiente en el versículo 11 “Me
arrepiento de haber hecho rey a Saúl, pues se ha apartado de mí y no ha llevado
a cabo mis instrucciones” o “En verdad,, el que es la Gloria de Israel no miente ni
cambia de parecer, pues no es hombre para que se arrepienta” versículo 29.
¿Quiere decir que Dios se arrepintió de crear a la humanidad en el sentido
de reconocer que había cometido un error? No, Dios no cambia de parecer,
Dios es inmutable, si Dios no fuese inmutable, no sería Dios. Lo que cambia, deja
de ser lo que era. Lo que realmente es, lo que de veras existe por sí mismo, lo
que tiene una existencia pura, permanece intacto5. Más bien esto expresa la
tristeza de Dios por lo que el rey y la gente se busca, el mismo sentimiento de un
padre ante un hijo rebelde. Dios estaba muy triste porque se eligió la
desobediencia, el pecado en lugar de tener relación con Él. Cuando Dios dijo que
se lamentaba por haber hecho rey a Saúl, ¿estaba diciendo que había cometido
un error? El comentario de Dios fue una expresión de tristeza, no el
reconocimiento de un error. Un Dios omnisciente no puede cometer errores; por lo
tanto, Dios no cambió de parecer.
Sin embargo, sí cambió de actitud hacia Saúl cuando Saúl cambió. El corazón de
Saúl ya no pertenecía más a Dios, sino a sus propios intereses6. Atención Dios
decreta, Dios no cambia por eso cuando se habla del arrepentimiento de Dios no

4
HENRY MATTHEW, Comentario bíblico, página 304, Editorial Clie 1999.
5
SPROUL R.C, Una pasión santa, página 105, Editorial Unilit 1999.
6
BIBLIA COMENTADA DEL DIARIO VIVIR, página 384, Editorial Caribe 1997
13
significa, como sucede con nosotros, un cambio de mentalidad puesto que no
podemos atribuirle al Señor figura antropomórfica que no se nos olvide el Señor
es Espíritu, es más bien un cambio en el método de sus procedimientos.

Retomando la historia del relato nos encontramos ahora en el capítulo 16 del


primer libro de Samuel, y es el mismo hombre de Dios el que unge a David, el
Señor le da instrucciones Saúl ya no va más, ya el Dios que todo lo sabe ha
escogido quien será el nuevo rey de Israel.

Es importante resaltar en este capítulo la actitud de Isaí como padre del futuro rey
de Israel al momento de presentárselo al profeta: Isaí le presentó a siete hijos,
pero Samuel le dijo: - El Señor no ha escogido a ninguno de ellos. ¿Son éstos
todos tus hijos? -Queda el más pequeño- respondío Isaí-, pero está cuidando el
rebaño -manda a buscarlo -insistió Samuel-, que no podemos continuar hasta que
él llegue. (I Samuel 16:10-11) N.V.I.

Y es que al igual que Isaí nosotros como padres asumimos posturas


cuestionables con relación a nuestros hijos a la hora de dar premios o incentivos
conforme a nuestra justicia, los padres cometen un error cuando juzgan a sus
hijos por las normas de la sociedad. Quizá la belleza sea el modelo más común, la
cual, dice James Dobson, nuestra cultura ve como la moneda de oro del valor
humano. Con frecuencia los padres caen en la trampa de prestarle más atención
al niño atractivo, quien los hace sentir mejor. Los otros niños sienten el dolor del
rechazo, y la depresión que viene de saber que sencillamente no dan la talla.
Como nuestra opinión de quiénes somos está determinada por aquellos que nos
rodean, el niño que siente el rechazo de sus padres tendrá una carga emocional
con la cual tratar, mientras se esfuerza por la integridad de la misma. Si la
apariencia es la moneda de oro del valor humano, seguro que la inteligencia es la
de plata. Si usted tiene la buena fortuna de ser un niño prodigio será aceptado por
su brillantez. El prestigio está conectado con las notas altas de álgebra, ciencias
políticas o programación de computadores. Dado el gran número de familias que
no interactúan bien, incluso los niños dotados pueden crecer con sentimientos de
depresión y odio por sí mismos. Los niños que son ignorados, o de quienes se
abusa verbal y físicamente, conocen el dolor interior de sentir que realmente nadie
los ama, y que no tienen ningún valor aparente7.

Además David tenia un trabajo común y corriente: Pastor de ovejas. Y allí lo


mantuvo Dios después de ungirlo como rey, dándole una oportunidad

7
LUTZER ERWIN, Creciendo a través del conflicto, página 14, Editorial CLC 1996.
14
extraordinaria de aprender y crecer en cosas que como rey necesitaría saber. La
mejor preparación para ser rey es la vida de pastor antes que la vida de soldado,
pues da más oportunidad para contemplar y comunicarse con Dios, “Los reyes
son pastores de los pueblos” –Homero-.

El Señor siempre toma las cosas pequeñas, insignificantes en nuestra vida y las
transforma en milagros extraordinarios, Dios forma al individuo en la vida
cotidiana. El nuevo rey tendría que esperarse aproximadamente catorce años
para poder ejercer “porque las dádivas de Dios son irrevocables, como lo es su
llamamiento” Rom. 11:29, de tal manera que David después de ser ungido siguió
aprendiendo de su oficio y se cree que durante este tiempo fue cuando compuso
e interpretó el salmo 23, uno de los salmos más conocidos para dar soporte
espiritual al nacido de nuevo.

Un día, mientras David cuidaba a sus ovejas, se le ocurrió que Dios era como un
pastor. Pensó en el cuidado incesante que requieren las ovejas: su debilidad e
incapacidad de defenderse a sí mismas. Recordó lo tontamente que se desvían
de caminos seguros y la necesidad constante que tienen de ser guiadas. Pensó
en el tiempo y la paciencia que necesitaron para confiar en él antes de seguirlo.
Recordó los momentos cuando las guió en medio del peligro y ellas se
acurrucaban cerca de sus talones. Ponderó el hecho de que él tenía que pensar
por sus ovejas, pelear por ellas, cuidarlas y buscarles pasto y aguas tranquilas.
Recordó las magulladuras y los rasguños que había curado, y se maravilló de la
frecuencia con que tenía que rescatarlas del daño que se habían hecho. No
obstante, ni una sola de sus ovejas era consciente de cuánto la cuidaban. Sí –dijo
en tono meditativo- Dios se parece mucho a un buen pastor. Los antiguos
pastores conocían a sus ovejas por nombre. Conocían sus costumbres,
peculiaridades, marcas características, tendencias e idiosincracias. En aquel
entonces, los pastores no conducían a sus ovejas; las guiaban. Al llamado
matutino del pastor, un sonido gutural distintivo, cada rebaño se levantaba y se
guía a su amo a los terrenos de pasto.

En ciertas épocas del año, se hacia necesario trasladar el rebaño más adentro en
el desierto a un terreno desolado donde los depredadores estaban al acecho.
Pero las ovejas siempre estaban bien cuidadas. Los pastores llevaban una “vara”
(un palo muy pesado) en el cinto y el cayado en las manos. El cayado tenía un
gancho que se usaba para sacar a las ovejas de lugares peligrosos o impedir que
se extraviaran. El palo era una arma para alejar a las bestias. Durante todo el día,
los pastores permanecían cerca de sus ovejas, observándolas detenidamente y
protegiéndolas del más mínimo daño. Cuando una oveja se perdía, el pastor la
15
buscaba hasta encontrarla. Luego se la ponía sobre el hombre y la llevaba de
vuelta a casa. Al final del día, cada pastor conducía su rebaño a la seguridad del
redil y dormía frente a la puerta para protegerlas8.

A manera de conclusión a lo dicho anteriormente con relación a la labor de


pastoreo, David en su turno de espera aprendió a: depender de Dios, a enfrentar
dificultades (leones y osos) y a utilizar los talentos otorgados de parte de Dios
(adiestramiento en el manejo de la honda y saber seleccionar las piedras lisas
para mayor efectividad) ¡Sencillamente David fue promovido de un pastoreo a
otro! Tomó lo que aprendió en los campos y lo aplicó al liderazgo. Además
retomando la idea de el rey David como un tipo de Cristo en el Antiguo
Testamento mencionada anteriormente, hay que decir que no en vano la Escritura
habla de que Él (Jesús) como el buen pastor. Jn. 10:11.

Después de la anterior introducción al capítulo 17 del primer libro de Samuel, nos


encontramos con el enfrentamiento entre David y Goliat, evento histórico
reconocido no solamente a nivel cristiano sino que también tiene reconocimiento a
nivel secular, y que nos sirve como asidero para complementar la información que
tiene que ver con el título de este capítulo ¿Cómo enfrentar las dificultades?

Se destaca antes que nada en las cualidades de este líder innato dos cosas
importantes: HUMILDAD Y OBEDIENCIA. Humildad que se ve reflejada en su
actitud a la hora de ser elegido y confirmado como instrumento divino, pues
regresa a las actividades anteriores personales sin hacer alarde de sus nuevos
pergaminos, y obediencia pues continúa sujeto bajo la autoridad de su padre
hasta el punto de que es precisamente cuando este padre biológico le da una
orden para su cabal cumplimiento Un día, Isaí le dijo a su hijo David ¡Toma esta
bolsa de trigo tostado y estos diez panes, y vete pronto al campamento para
dárselos a tus hermanos! I Sam.17:17, y es aquí donde se presenta un momento
coyuntural que dará origen a siete eventos que tienen que tener en cuenta un líder
en cualquier rol que desempeñe, al instante de enfrentarse a dificultades durante
su ministerio. Eventos históricos que serán evacuados conforme a una
hermenéutica integral, amparados en la interpretación contextual del pasaje desde
una perspectiva simbólica y virtual.

2.4.1. Reconozca la oportunidad que la dificultad le ofrece. I


Samuel 17:22-27.

8
ROPER DAVID, Jehová es mi pastor, página 4, Editorial RBC Ministries 2000.
16
Como reza el proverbio chino “hay tres cosas que solo suceden una sola vez y
no volverán a suceder la flecha lanzada, la palabra dicha y la oportunidad
perdida”, a diferencia del rey titular (Saúl) que estaba muerto del miedo, David
se llena de valentía y con la mira en la perspectiva correcta transforma la
dificultad en una oportunidad.

David, por su parte, dejó su carga al cuidado del encargado de las provisiones,
y corrió a las filas para saludar a sus hermanos. Mientras conversaban, Goliat,
el gran guerrero filisteo de Gat, salió de entre las filas para repetir su desafío, y
David lo oyó. Cuando los israelitas vieron a Goliat, huyeron despavoridos.
Algunos decían: ¿Ven a ese hombre que sale a desafiar a Israel? A quien lo
venza y lo mate, el rey lo colmará de riquezas. Además, la dará su hija como
esposa, y su familia quedará exenta de impuestos aquí en Israel. David
preguntó a los que estaban con él: -¿qué dicen que le darán a quien mate ese
filisteo y salve así el honor de Israel? ¿Quién se cree este filisteo pagano que
se atreve a desafiar al ejército del Dios viviente?- Al que lo mate -repitieron- se
le dará la recompensa anunciada.
I Samuel 17:22-27 N.V.I.

Es nuestro menester dejar de lado cualquier mecanismo de defensa que vaya


en contra de sacarle provecho a las oportunidades, paralizando así nuestra
forma de pensar y a su vez nuestra forma de actuar. Desechar la actitud de
querer negar la realidad de la dificultad que estamos viviendo donde nuestra
mente es apaciguada con pensamientos como “no pasa nada” o “todo esto es
normal”, a su vez que eliminar sentimientos de culpa que nos acusan de
inutilidad de parte nuestra, para ver en otras personas mejores condiciones y
actitudes para solucionar los inconvenientes por encima de nosotros mismos
“yo no puedo, el si puede”.
No son más que mecanismos diseñados en esa batalla mental, por aquel de
quien el Señor Jesús dijo ... es el padre de la mentira (Jn.8:44). Nos miente a ti
y a mí. Nos dice cosas de nosotros, de otras personas y de las circunstancias
que simplemente no son verdad. Sin embargo, no nos dice toda la mentira de
una sola vez. Comienza bombardeándonos la mente con un patrón
ingeniosamente imaginado de fugaces pensamientos irritantes el conoce
nuestras inseguridades, nuestras debilidades y nuestros temores. Sabe qué
nos molesta más9.

9
MEYER JOYCE, El campo de batalla de la mente, pagina 12 Editorial Carisma 1997.
17
La naturaleza de la batalla en nuestra mente se presenta claramente en II
Corintios 10:3-5 Pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como
lo hace el mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.
Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento
de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo.
N.V.I. lo primero que necesitamos saber, en cuanto a la batalla para nuestra
mente, es que no se pelea en el nivel humano de la ingenuidad o habilidad.
Usted no puede ser más inteligente o más fuerte que la carne o el diablo por sí
solo. Sus armas tienen que ser “divinamente poderosas” si usted va a ganar
un conflicto espiritual. Los principales blancos espirituales que se tienen que
destruir son las “fortalezas” de su mente. Las fortalezas son patrones
negativos de pensamiento que han sido inculcados en nuestras mentes en una
de dos formas: por medio de la repetición en el transcurso del tiempo, o a
través de una experiencia traumática10

2.4.2. Deseche la resistencia. I Samuel 17:28-30.

Donde hay oportunidades siempre habrán dos clases de resistencia: Interna y


Externa.
Resistencia interna: pensamientos negativos ejemplo: ¡No eres capaz!
Resistencia externa: comentarios desalentadores de quienes nos rodean: ¿De
donde salió?
Eliab, el hermano mayor de David, lo oyó hablar con los hombres y se puso
furioso con él. Le reclamó:
-¿Qué has venido a hacer aquí? ¿Con quién has dejado esas pocas ovejas en
el desierto? Yo te conozco. Eres un atrevido y mal intencionado. ¡Seguro que
has venido para ver la batalla!
- ¿Y ahora qué hice? –protestó David-. ¡Si apenas he abierto la boca!
Apartándose de su hermano, les preguntó a otros, quienes le dijeron lo mismo.
I Samuel 17:28-30 N.V.I..

El rey David tenía claro que es necesario obedecer a Dios antes que a los
hombres, por supuesto que pudo oir las voces de la resistencia en labios de su
hermano, pero no permitió que influenciaran su respuesta, ante esta clase de
resistencias buena es la indiferencia, sin pasar por alto el contraste entre ser
temeroso (el que va en el nombre de Dios pero prudentemente) y temerario (el
que va en nombre de él mismo sin reparar en la peligrosidad del camino
haciendo uso de la imprudencia y el atrevimiento).

10
ANDERSON NEIL T, Victoria sobre la oscuridad, página 131 Editorial Unilit 1991.
18
Y es que en muchos de los casos donde encontramos resistencia externa se
podría decir que viene de personas que no piensan en Dios, y no les importa
nada de Él ni del servicio que le deben; sólo usan su nombre para profanarlo 11.

2.4.3. Aplique las experiencias significativas. I Samuel 17:31-37.

El Señor nos prepara, primero debemos aprender a enfrentar osos y leones


para aprender a enfrentar gigantes más adelante, Dios utiliza nuestros
conocimientos y experiencias seculares.

David recurre a la experiencia ; aunque es cierto que era un muchacho y no


estaba avezado a la guerra, si hace referencia a los episodios en su vida que
le muestran como un hombre animoso, concienzudo, diligente y con mucho
interés por su rebaño (tipo de Cristo en el Antiguo Testamento) y además se
refiere a él mismo sin alardear como hombre de fe. De tal manera que la fe
significa ser fiel donde cada uno se encuentre.

Algunos que oyeron lo que había dicho David, se lo contaron a Saúl, y éste
mando a llamarlo. Entonces David le dijo a Saúl:
-¡Nadie tiene por qué desanimarse a causa del filisteo! Yo mismo iré a pelear
contra él. -¡Cómo vas a pelear tú solo contra este filisteo! –replicó Saúl- . No
eres más que un muchacho, mientras que él ha sido un guerrero toda la vida.
David respondió: -A mi me toca cuidar el rebaño de mi padre. Cuando un león
o un oso viene y se lleva una oveja del rebaño, yo lo persigo y lo golpeo hasta
que suelta la presa. Y si el animal me ataca, lo sigo golpeando hasta matarlo.
Si este siervo de Su majestad ha matado leones y osos, lo mismo puede hacer
con ese filisteo pagano, porque está desafiando al ejército del Dios viviente. El
Señor, que me libró de las garras de los león y del oso, también me librará del
poder de ese filisteo. –Anda, pues –dijo Saúl_, y que el Señor te acompañe.
I Samuel 17:31-37 N.V.I..

Para recordar las bendiciones y poder aplicar las experiencias significativas, se


requiere de un corazón: alimentado por la fe, vacío de rencores y abierto al
amor.

o Alimentado por la fe: ... ¡Aumenta nuestra fe! Le decían los discípulos a
Jesús (Lc.17:5), los creyentes deberíamos desear con todo fervor el

11
SPURGEON C.H. Ganadores de hombres, página 93 Editorial Clie 1984.
19
aumento de nuestro fe, pero un aumento que este representado en
cantidad y calidad de la misma.

o Vacío de rencores: ...Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien,
perdónenlo... (Mrc.11:25) el valor de esta condición inculcada por el
Maestro se deja ver, en lo difícil que a muchos nos resulta en la práctica
pero lo eficaz que resulta para nuestro crecimiento.

o Abierto al amor: Amor no es uno de los nombres de Dios; amor es la


naturaleza de Dios. Él lo expresó plenamente cuando envió a su Hijo. Es
únicamente cuando aceptamos el sacrificio de Cristo por nosotros que
conocemos el amor del Dios verdadero que puede unir a la gente. ... Dios
es amor... (I Jn.4:16) pero el amor no es Dios.12

2.4.4. Ponga en acción las experiencias y talentos propios. I


Samuel 17:38-40.

Hay que usar las experiencias, las ideas y los talentos propios. Cuando la
divina providencia hace diferencia en las capacidades de cada persona,
confiere los dones de acuerdo con esas capacidades (la parábola de los
talentos R.V. o de las monedas de oro N.V.I. Mt. 25:14-30), pero todavía las
capacidades mismas provienen de Dios. Cada ser humano normal tiene, por lo
menos un talento, un don, porque Dios no hace nada inútil. 13

Luego Saúl vistió a David con su uniforme de campaña. Le entregó también un


casco de bronce y le puso una coraza. David se ciñó la espada sobre la
armadura e intentó caminar, pero no pudo porque no estaba acostumbrado
- No puedo andar con todo esto- le dijo Saúl - ; no estoy entrenado
para ello. De modo que se quitó todo aquello, tomó su bastón, fue al
río a escoger cinco piedras lisas, y las metió en su bolsa de pastor.
Luego, honda en mano, se acercó al filisteo.
I Samuel 17:38-40 N.V.I..

La teología asegura que la experiencia es una de las formas en que Dios se


revela generalmente, la experiencia personal es una fuente de conocimiento
de Dios avalada por su propia palabra. La naturaleza del hombre está
diseñada para aprender de dos formas diferentes: por experiencia propia de
acuerdo al método de “prueba y error” o a través de la instrucción y

12
NUESTRO PAN DIARIO DEVOCIONAL, RBC Ministries 5 de Agosto de 2004.
20
experiencia de terceros. Nadie puede ser cristiano a través de la experiencia
de otros exclusivamente, sino que tiene que experimentar las verdades
cristianas en su propia vida para llegar a ser un cristiano efectivo. 14

Y es que el propósito divino es claro la experiencia es para dar testimonio de


las cosas que el Señor a realizado en nuestras vidas por medio de su Gracia,
de tal manera que podamos declarar al igual que el apóstol Pablo:
“Admito que yo soy el más insignificante de los apóstoles y que ni siquiera
merezco ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la
gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia que él me concedió no fue
infructuosa. Al contrario, he trabajado con más tesón que todos ellos, aunque
no yo sino la gracia de Dios que está conmigo” 1 Co. 15:9-10 N.V.I.

2.4.5. Sea sensible a lo espiritual, derrotando el temor y


adquiriendo valor. I Samuel 17:45-47.

Debemos acostumbrarnos a ver los conflictos, dificultades, pruebas a través


de los ojos de Dios y no desde la perspectiva humana. La batalla es de Dios y
el ha prometido al creyente que será más que vencedor, es más nosotros no
vamos solos, nosotros vamos en el nombre del Señor de los ejércitos (Jehová-
Sabaot).

David le contestó: - Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo


vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de
Israel, a los que has desafiado. Hoy mismo el Señor te entregará en mis
manos; y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Hoy mismo echaré los cadáveres
del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras del campo, y todo el mundo
sabrá que hay un Dios en Israel. Todos los que están aquí reconocerán que el
Señor salva sin necesidad de espada ni de lanza. La batalla es del Señor, y él
los entregará ustedes en nuestras manos.
1 Samuel 17:45-47 N.V.I.

El joven rey se dispone a esta batalla más como un ministro de Dios que va a
brindar un holocausto a la justicia de Dios, que como militar que va a
arrostrarse con un adversario de su nación.

13
HENRY MATTHEW, Comentario bíblico, página 1186, Editorial Clie 1999.
14
ROJAS RUIZ ARTURO I Pastor, Conferencia de prolegómenos página 5.
21
El temor no puede hacer presa, ni paralizar al creyente, siempre hay que tener
presente que el temor puede alejarnos de las oportunidades, no permita que el
temor de lo que pueda suceder lo haga perder una oportunidad cuando esta
llegue. Esté alerta a las oportunidades que Dios le da y aprovéchese de ellas.

La oración es la garantía, no en vano San Agustín expresaría “la oración es la


fuerza del hombre y la debilidad de Dios”, cuando enfrentamos un gran
conflicto, podemos correr de un lado a otro desesperadamente producto del
temor o podemos detenernos a orar. ¿Qué será mejor?

2.4.6. Actúe. I Samuel 17:48-49.

Se observa una hermosa mezcla entre la fe y las obras, la fe y nuestro mejor


esfuerzo. Algunas personas piensan que como la batalla es del Señor no
debemos hacer nada. Pero David sabía que la fe no excluye la lucha. La fe
significa, sencillamente, que luchamos confiadamente. David sabía con que
precisión podía disparar, y que tan cerca de su objetivo debía ir. También
sabía que sin Dios no podía ganar.

En cuanto el filisteo avanzó para acercarse a David y enfrentarse con él,


también éste corrió rápidamente hacia la línea de batalla para hacerle frente.
Metiendo la mano en su bolsa sacó una piedra, y con la honda se la lanzó al
filisteo, hiriéndolo en la frente. Con la piedra incrustada entre ceja y ceja, el
filisteo cayó de bruces al suelo.
I Samuel 17:48-49 N.V.I..

Y es que el Señor quiere que actuemos como paso a seguir después de haber
orado, vemos claramente como ejemplo de lo anterior la actitud del patriarca
Moisés en el preciso momento de cruzar el mar rojo (Ex. 14), ¿Por qué clamas
a mí? Le dice el Señor a Moisés ¿Es que le produjo desazón a Dios la oración
del patriarca? No; el interrogante estaba dirigido a dos cosas: primero
satisfacer la fe de Moisés, la oración ya había adquirido respuesta divina y
como segundo evento estimular la diligencia de él (Moisés) y de los que
creyeron dentro del pueblo Israelita.

En los tiempos postmodernos sobreviven algunos estilos sacrificiales y


místicos reñidos con la índole cristiana, que es sobria pero no ascética. Aquí
hay otra división:

22
Contemplativos: eluden las responsabilidades de esta mundo, porque solo
están interesados en la eternidad.

Operativos: descuidan las responsabilidades del otro mundo por dedicarse


exclusivamente a las de este.

La consigna es “Oración en acción”, oración solucionista. Orar y obrar. La


oración es para la acción. Se ora para obrar.15

2.4.7. Concluya la tarea. I Samuel 17:50-51.

Cuando el Señor llama a hacer algo hay que concluirlo, es importante no pasar
por alto que el Dios en que creemos es un Dios perfecto que no comete
errores. Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en
ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús. (Flp. 1:6)

Así fue como David triunfó sobre el filisteo: lo hirió de muerte con una honda y
una piedra, y sin empuñar la espada.
Luego corrió adonde estaba el filisteo, le quito la espada y, desenvainándola,
lo remató con ella y le cortó la cabeza.
Cuando los filisteos vieron que su héroe había muerto, salieron corriendo.
I Samuel 17:50-51 N.V.I.

Retomando al rey David como tipo de Cristo en el Antiguo Testamento, se


podría argumentar que esta victoria en contra del filisteo Goliat, es uno de los
triunfos sobre Satanás y los poderes de las tinieblas tal como lo relata la carta
paulina para hacer referencia a la obra del Mesías en la cruz “Desarmó los
poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al
exhibirlos en su desfile triunfal” (Col. 2:15). En la cruz fue vencido el pecado,
no sólo como culpa, sino también como poder. Es cierto que ese poder
continúa en el fondo de nuestra naturaleza pecaminosa, pero ha sido abolido
legalmente. Dios ...desarmó los poderes y las potestades del dominio que
ejercían sobre nosotros. Desarmados y desnudos, perdieron así las
prerrogativas de que gozaban con la complicidad de la Ley. 16
Concluida la tarea, obtenida la victoria no hay que olvidar que siempre hay
alguna reacción posterior. Le pasó al Señor Jesús después de salir victorioso
de esa tentación trascendental como lo relata el evangelista Lucas Así que el
diablo, habiendo agotado todo recurso de tentación, lo dejó hasta otra

15
SILVA-SILVA DARIO pastor, El reto de Dios, página 296, Editorial Vida 2000.
23
oportunidad. (Lc.4:13). En realidad, debemos mantenernos siempre alertas
contra esos reiterados ataques y así poder salir victoriosos en cada batalla que
nos toque enfrentar, recordando que Él es el Dios de los ejércitos y que no
estamos solos.

Conclusión:
Con tu apoyo me lanzaré contra un ejército; contigo, Dios mío, podré asaltar
murallas
El camino de Dios es perfecto; la palabra del Señor es intachable. Escudo es
Dios a los que en él se refugian. ¿Quién es Dios, si no el Señor? ¿Quién es la
roca, si no nuestro Dios? Es él quien me arma de valor y endereza mi camino;
da a mis pies la ligereza del venado, y me mantiene firme en las alturas;
adiestra mis manos para la batalla, y mis brazos para tensar arcos de bronce.
Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu
bondad me ha hecho prosperar.
Salmos. 18:29-35. N.V.I.
3. EL PLAN MAESTRO DE DISCIPULADO:

Para poder conocer el plan de Jesús, debemos ante todo acudir como fuente
de la presente investigación al Nuevo Testamento y en especial a los cuatro
evangelios; pues son los únicos relatos en la historia de la literatura universal
donde se nos muestra al Señor Jesús en su máxima expresión como modelo
discipulador y como gran impulsador de su proyecto, otorgando pautas para
lograr su plan, como ejecutarlo y que ejemplo seguir para el mismo. Es
importante resaltar que este programa es totalmente transparente, diáfano y
vigente en contraste con algunas ofertas contemporáneas privadas y que
rayan en el ocultismo.

Jesús hizo muchas otras señales milagrosas en presencia de sus discípulos,


las cuales no están registradas en este libro. Pero éstas se han escrito para
que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el hijo de dios, y para que al creer
en su nombre tengan vida.
Juan. 20:30-31. N.V.I.

3.1. JESUCRISTO: EJEMPLO PERFECTO.

Al abordar a Jesús como ejemplo perfecto de comportamiento humano, nos es


necesario distinguir entre las dos naturalezas de Jesús sin separarlas. Lo que

16
HENRY MATTHEW, Comentario bíblico, página 1711, Editorial Clie 1999.
24
se dice de la naturaleza divina o naturaleza humana puede ser afirmado sobre
la persona. Por ejemplo, en la cruz, Cristo, el Dios-hombre, murió. Esto, sin
embargo, no significa decir que Dios pereció en la cruz. Aunque las dos
naturalezas permanecen unidas después de la ascensión de Cristo, es
necesario que todavía diferenciemos ambas naturalezas en lo que respecta a
la modalidad de su presencia entre nosotros. Con respecto a su naturaleza
humana, Cristo ya no está entre nosotros. Sin embargo, con respecto a la
naturaleza divina, Cristo siempre está entre nosotros. 20 A continuación
verificaremos algunos episodios bíblicos donde el Señor deja ver su parte
humana en relación con los hombres.

o La actitud de Jesús hacia las mujeres fue muy distinta si tenemos en


cuenta el contexto histórico de la época. (Lc. 8:1-3, Jn. 4:4-26). Como
un comentario anecdótico diremos que había una oración que repetían
los hombres judíos, en la que le agradecían a Dios porque no eran
gentiles ni esclavos ni mujeres.

o Jesús no se creyó un sabelotodo, ese Dios omnisciente asistía a la


sinagoga. (Lc. 4:15-16, Mt.4:23).

o La humildad del Maestro después de realizar sus milagros es admirable


pues no quería que fueran divulgados. (Mt.8:1-4, Mrc. 1:40-44).

o Jesús como hijo de Dios el todopoderoso y dueño del universo, era una
persona que tenía por costumbre trabajar. Filón escribió “Dios nunca
cesa de trabajar. Así como es propiedad del fuego el quemar, y de la
nieve el enfriar, así también es propiedad de Dios el trabajar” (Jn.5:17).

o Dios hecho hombre oraba y consultaba la voluntad del Padre, ejemplo


claro de la actitud sin condición que todo hombre debe tener frente a su
Creador. (Mt.14:23, Mt.26:42).

Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de


nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma
manera que nosotros, aunque sin pecado.
Hebreos 4:15. N.V.I.

3.2. EL PROPÓSITO DEL MAESTRO:

20
SPROUL R.C, Las grandes doctrinas de la Biblia, página 89, Editorial Unilit 1996.
25
El propósito del plan fue muy claro, restablecer al ser humana caído a la
eternidad concretamente su programa consistía y consiste en: la salvación de
la humanidad.

De hecho su mismo nombre en hebreo “Yeoshuah” es el mismo nombre que


“Josué”, al cambiar sólo la terminación, para acomodarla a la lengua griega
(LXX). “Jesús” en castellano que significa EL SEÑOR SALVA.

Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre JESÚS, porque él salvará a su


pueblo de sus pecados.
Mateo. 1:21. N.V.I.

Una de las características interesantes del plan de salvación es que nadie esta
excluido, un plan donde está inmerso el gran regalo inmerecido que es LA
GRACIA pues su amor es universal, además Él no quiere que nadie perezca
sino que todos lleguemos al arrepentimiento.

En la vida del Maestro del presente plan no hubo nada accidental, nada al
“azar” Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su hijo, nacido de una
mujer... (Gál.4:4) la hora precisa había llegado (khrónos) en que Dios
determinaría la redención por mano del Mesías; no hubo energías
malgastadas, recordemos “El que tenga oídos que oiga” (Mt.13:9); ni palabras
ociosas, por ejemplo el simplemente le dijo a Mateo “Sígueme” (Mt. 9:9).

La estrategia para llevar a cabo el plan fue trazada por Jesús en tres etapas,
una primera etapa donde Él se revela poco a poco a sus discípulos, luego un
entrenamiento ministerial y por último una preparación para afrontar la muerte
de su líder, esta misma estrategia es considerada como Modesta, Silenciosa,
General y Sencilla.

o Modesta: Modero sus acciones externas siempre fue humilde no hizo


alarde de su poder.

o Silenciosa: No hizo ninguna clase de aspaviento, no quería que el


pueblo se excitará.

o General: Común y esencial a todos los individuos, no hizo acepción de


personas.
26
o Sencilla: Fácil de entender no hubo confusión al momento de llevar el
mensaje.

-Ya no creemos sólo por lo que tú dijiste- le decían a la mujer-; ahora lo


hemos oído nosotros mismos, y sabemos que verdaderamente éste es
el Salvador del mundo.
Juan 4:42. N.V.I.

4. HOMBRES COMUNES Y CORRIENTES. UN LLAMADO POCO


COMÚN
Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la
carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo
escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios,
para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y
lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia.
— 1 CORINTIOS 1.26— 29
Desde los comienzos mismos de su ministerio público en su ciudad natal de
Nazaret, Jesús fue tremendamente controversial. La gente de su propia
comunidad literalmente trató de matarlo inmediatamente después de haber
pronunciado su primer mensaje público en la sinagoga local. «Al oír estas cosas,
todos en la sinagoga se llenaron de ira; y levantándose, le echaron fuera de la
ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la
ciudad de ellos, para despeñarle. M as él pasó por en medio de ellos, y se fue»
(Lucas 4.28-30).
Irónicamente, Jesús se hizo tremendamente popular entre la gente que vivía en la
región de Galilea, que era más grande. A medida que empezó a circular la noticia
de su s milagros, por toda la zona, grandes multitudes venían a verle y a oírle
hablar. Lucas 5.1 dice que «el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de
Dios». Un día, la gente era tan numerosa y lo presionaba tanto que Él tuvo que
subirse a un bote y alejarse de la orilla lo suficiente como para seguir hablándoles
desde allí. No por pura coincidencia, el bote que escogió Jesús pertenecía a
27
Simón. Jesús habría de darle un nuevo nombre, Pedro, y Pedro habría de llegar a
ser la persona dominante en el círculo íntimo de los discípulos.
Algunos podrían pensar que si Jesús hubiera querido que su mensaje tuviera el
máximo impacto, debió de haber explotado más efectivamente su popularidad. La
sabiduría convencional moderna quizás sugiera que Jesús debió de haber hecho
todo lo posible para explotar su fama, atenuar las controversias provocadas por su
enseñanza y emplear cualquiera estrategia que hubiese podido usar para
aumentar las multitudes alrededor de Él. Pero Jesús no hizo eso; más bien, hizo
todo lo contrario. En lugar de tomar la ruta populista y explotar su fama, enfatizó
las cosas que hacían de su mensaje algo tan controversial. Para el tiempo cuando
las multitudes alcanzaron su punto máximo, Él predicaba un mensaje que
causaba tanta oposición abierta, y era tan ofensivo en su contenido, que las
multitudes se alejaron, quedándose sólo unos pocos fieles (Juan 6.66-67).
Entre los que permanecieron con Él estaban los Doce, a quienes Él
personalmente había seleccionado y designado para que lo representaran. Eran
doce hombres comunes y corrientes, sin nada excepcional. Pero la estrategia de
Cristo para adelantar su reino giró en torno de estos doce hombres en lugar de en
las multitudes que lo aclamaban. Decidió trabajar a través de la disponibilidad de
estos pocos individuos llenos de fallas más bien que llevar a cabo su agenda a
través de la fuerza de las multitudes, el poder militar, su popularidad personal, o
una campa-ña de relaciones públicas. Desde una perspectiva humana, el futuro
de la iglesia y el éxito a largo plazo del evangelio dependían enteramente de la
fidelidad de ese puñado de discípulos. Si ellos fallaban, no había un plan B, es
decir, un plan alternativo.
La estrategia que Jesús escogió tipificaba el carácter de su reino. « E l reino de
Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el
reino de Dios está entre vosotros» (Lu cas 17.20-21). El avance del reino no es
«con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos»
(Zacarías 4 .6). Una docena de hombres bajo el poder del Espíritu Santo son una
fuerza más poderosa que las muchedumbres cuyo entusiasmo inicial por Jesús
había sido aparentemente provocado por poco más que simple curiosidad.
28
Cristo personalmente escogió a los Doce e invirtió la mayor parte de su energía
en ellos. Los escogió antes que aquellos lo escogieran a Él (Juan 15.16).
El proceso de selección y llamamiento se produjo en diferentes etapas. Una
lectura superficial de la Escritura puede hacer suponer que Juan 1.35-51, Lucas
5.3-11 y el llamamiento formal de los Doce en Lucas 6.12-16 son relatos que se
contradicen sobre cómo Cristo llamó a sus apóstoles. Pero no hay contradicción.
Los pasajes sencillamente están describiendo diferentes etapas del llamamiento
de los apóstoles.
En Juan 1.35-51, por ejemplo, Andrés, Juan, Pedro, Felipe y Natanael se
encontraron con Jesús por primera vez. Esto tuvo lugar cerca del comienzo del
ministerio de Jesús, en el desierto próximo al río Jordán, donde Juan el Bautista
estaba ministrando. Andrés, Juan y los otros estaban allí porque ya eran discípulo
s de Juan el Bautista. Pero cuando oyeron a su maestro señalar a Jesús y decir:
«¡He aquí el Cordero de Dios!», siguieron a Jesús.
Esa fue la fase uno de su llamamiento. Fue un llamado a la conversión. Ilustra
cómo cada discípulo es primero llamado a la salvación. Es necesario reconocer a
Jesús como el verdadero Cordero de Dios y Señor de todo y aceptarlo por fe.
Esa etapa en el llamamiento de los discípulos no significaba un discipulado de
tiempo completo. Los relatos del Evangelio sugieren que aunque eran seguidores
de Jesús en el sentido que con toda complacencia oyeron su enseñanza y se
sometieron a Él como su Maestro, seguían en sus trabajos habituales, ganándose
el sustento mediante una actividad regular. Por eso es que desde este punto
hasta que Jesús los llamó a un ministerio de tiempo completo, a menudo los
vemos pescando y reparando sus redes.
La fase dos de su llamado fue un llamado al ministerio. Lucas 5 describe el hecho
en detalle. Esta fue la ocasión cuando Jesús se alejó de la orilla del mar para
escapar de la presión de las multitudes y enseñó desde el bote de Pedro.
Después que hubo terminado de enseñar, dijo a Pedro que navegaran mar
adentro y echara las redes. A sí lo hizo Pedro aun cuando no era la mejor hora del
día para pescar (la pesca era más productiva por la noche cuando el agua estaba
más fría y los peces subían a la superficie a comer), ni era el lugar más indicado
29
(normalmente, los peces se alimentaban en aguas no muy profundas donde era
fácil pescar), y Pedro estaba exhausto (habiendo estado pescando durante toda la
noche sin resultados). Le dijo a Jesús, «Maestro, toda la noche hemos estado
trabajando, y nada hemos pescado; m as en tu palabra echaré la red» (Lucas
5.5). El resultado fue una pesca tan grande que sus redes se rompían y dos de
sus barcas casi se hundieron (vv. 6-7).
Fue en el contexto de este milagro que Jesús dijo, «Venid en pos de mí, y os haré
pescadores de hombres» (Mateo 4 .1 9). La Escritura dice que fue en este punto
que «dejándolo todo, le siguieron » (Lucas 5.1 1). Según Mateo, Andrés y Pedro
«dejando al instante las redes, le siguieron» (Mateo 4 .2 0). Y Jacobo y Juan
«dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron» (v. 22). De ese punto en
adelante, fueron inseparables del Señor.
Mateo 10.1-4 y Lucas 6.12-16 describen una tercera fase de su llamado. Este fue
su llamado al apostolado. Fue a esta altura que Jesús seleccionó y nombró a
doce hombres en particular y los hizo su s apóstoles. A sí relata Lucas el hecho:
En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dio s. Y cuando
era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también
llamó apóstoles: a Simón, a quien también llamó Pedro, a Andrés su hermano,
Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Simón
llamado Zelote, Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser el
traidor.
Su apostolado comenzó con una especie de internado. Cristo los mandó a salir.
Marcos 6.7 dice que fueron de dos en dos. A esta altura, aún no estaban
preparados para salir solos, de modo que Cristo los organizó en pares, de modo
que pudieran ofrecerse apoyo mutuo.
A través de esta fase de su entrenamiento, el Señor mismo se mantuvo cerca de
ellos. Fue como el águila madre, observando a los aguiluchos cuando empiezan a
volar. Ellos siempre se comunicaban con Jesús informándole cómo marchaban
las cosas (cf. Lucas 9.10; 10.17). Y después de un par de etapas de trabajo
evangelístico, volvieron al Señor y se quedaron con Él para un tiempo más largo
de enseñanza, ministerio, compañerismo y descanso (Marcos 6.30-34).
30
Hubo una cuarta fase en su llamado, la cual tuvo lugar después de la resurrección
de Jesús. Judas ya no estaba con el grupo. Se había ahorcado después de haber
traicionado a Cristo. En su cuerpo resucitado, Jesús se apareció a los once y los
envió a todo el mundo, diciéndoles que fueran por las naciones haciendo
discípulos. Este fue, en realidad, un llamado al martirio. Al final, cada uno de ellos
dio su vida por el evangelio. La historia registra que todos, salvo uno, fueron
muertos por su testimonio. Solo Juan se dice que llegó a anciano, aunque fue
perseguido duramente por el nombre de Cristo, exiliándose en la pequeña isla de
Patmos.
A pesar de los obstáculos que tuvieron que enfrentar, ellos triunfaron. En medio
de grandes persecuciones e incluso del martirio, cumplieron con su tarea. Contra
todas las probabilidades, entraron victorioso s en la gloria. Y el testimonio
continuo del evangelio, extendiéndose más de dos mil años y llegando
prácticamente a todos los rincones de la tierra, es un testimonio a la sabiduría de
la estrategia divina. No es extraño que nos fascinen las vidas de estos hombres.
Empecemos nuestro estudio de los Doce observando cuidadosamente la fase tres
de su llamado: su selección y nombramiento al apostolado. Notemos los detalles
según nos los da Lucas.

4. 1. EL TIEMPO
Primero, es importante el tiempo en que ocurre este llamado. Lucas lo hace notar
con la primera frase de Lucas 6.12: « En aquellos días». La Nueva Versión
Internacional lo dice de esta manera: «Por aquel tiempo». Lucas no está hablando
del tiempo que m arca un reloj, o de días específicos de un mes específico. «Por
aquel tiempo », y « En aquellos días» se refiere a un periodo de tiempo, una
temporada, una fase específica en el ministerio de Jesús. Fue un intervalo en su
ministerio, cuando la oposición arreciaba.
«En aquellos días» nos lleva inmediatamente al relato precedente. Esta sección
del Evangelio de Lucas registra la violenta oposición que Jesús había empezado a
recibir de parte de los escribas y fariseo s. Lucas 5.17 es la primera mención que
hace Lucas de los fariseo s, y el versículo 21 es el primer uso de la palabra «
31
escribas». (En el versículo 17 se menciona a los escribas junto con los fariseos
como «doctores de la ley».)
Así, en Lucas 5.17 se nos confronta con los principales adversarios de Jesús, y el
relato de Lucas de su oposición abarca todo el texto hasta el final del capítulo 5 y
continúa en el capítulo 6. Lucas describe el conflicto creciente entre Jesús y los
líderes religiosos del judaísmo . Ellos se levantaron en su contra cuando sanó a
un paralítico y le perdonó sus pecados (5.17-26). Se opusieron al verlo comer y
beber con cobradores de impuestos y pecadores (5.27-39). Se opusieron a Jesús
también cuando les permitió a sus discípulos que arrancaran espigas y comieran
el día de reposo (6.1-5), y cuando sanó a un hombre con la mano seca el día de
reposo (6.6-11). Uno detrás del otro, Lucas relata estos incidentes y destaca la
oposición creciente de los líderes religiosos.
El conflicto alcanza su punto culminante en Lucas 6.11. Los escribas y los fariseos
« se llenaron de furor, y hablaban entre sí qué podrían hacer contra Jesús».
Marcos y Mateo son aun más gráficos. Ellos dicen que los líderes religiosos
querían destruir a Jesús (Mateo 12.14; M arcos 3 .6). M arcos dice que los líderes
religiosos lograron involucrar a los herodianos en el complot. Los herodianos eran
una facción política que apoyaba la dinastía de los Herodes.
Por lo general no eran aliados de los fariseos, pero los dos grupos se unieron
contra Jesús y empezaron a tramar cómo darle muerte.
Es a esta altura precisa que Lucas intercala su relato de cómo Jesús escogió a los
Doce y los nombró para que fueran apóstoles. Fue «en aquellos días», cuando la
hostilidad contra Jesús había llegado al punto de procurar su asesinato. El odio
por Jesús entre la élite religiosa había llegado al punto culminante. Jesús pudo
sentir la presión de la proximidad de su muerte. La crucifixión estaba a menos de
dos años de esa fecha. Él sabía que habría de sufrir la muerte de cruz, que
resucitaría de entre los muertos y que después de cuarenta días ascendería a su
Padre. Por lo tanto, también sabía que su trabajo terrenal habría de pasar a otros.
Había llegado el tiempo de seleccionar y preparar a sus representantes oficiales.
Jesús, al tanto del odio que le tenían los líderes religiosos, absolutamente
consciente de la hostilidad que se había levantado en su contra, viendo lo
32
inevitable de su ejecución, eligió a doce hombres clave para llevar adelante la
proclamación de su evangelio para la salvación de Israel y el establecimiento de
su iglesia. El tiempo había llegado. No quedaban muchos días (solo unos
dieciocho m eses, según la estimación de la mayoría) antes que su ministerio
terrenal llegara a su fin. Ahora era el tiempo de elegir a sus apóstoles. La
preparación más intensa habría de comenzar de inmediato y ser completada en
cuestión de unos meses.
El enfoque del ministerio de Cristo pasó entonces de las multitudes a estos pocos.
Sin duda, fue la evidente realidad de su muerte a manos de sus adversarios lo
que marcó el punto de cambio.
Hay otra cruda realidad en todo esto. Cuando Jesús escogió a los Doce para
hacer de ellos sus representantes oficiales, es decir, predicadores del evangelio
que habrían de proclamar su mensaje y su autoridad, Él no escogió a ni un solo
rabí, ni a un escriba, ni fariseo ni saduceo. No escogió a un sacerdote. Ninguno de
los hombres que escogió procedía del establecimiento religioso. La elección de
los doce apóstoles fue un juicio contra el judaísmo institucionalizado. Fue un
rechazo a aquellos hombres y a sus organizaciones que se habían corrompido
totalmente. Por eso fue que Jesús no escogió a ni un solo líder religioso. En
cambio, escogió a hombres que no tenían preparación teológica: pescadores,
cobradores de impuestos y otros hombres comunes y corrientes.
Hacía mucho tiempo que Jesús estaba en pugna con aquellos que se veían a sí
mismos como la nobleza religiosa de Israel. Se sentían agraviados. Lo
rechazaban a Él y a su mensaje. Lo odiaban. El Evangelio de Juan lo dice de esta
manera: «A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron» (Juan 1.11). Los líderes
religiosos del judaísmo constituían el núcleo de los que lo rechazaban.
Aproximadamente un año y medio antes de esto, en uno de los primeros actos
oficiales del ministerio de Jesús, Él había desafiado a los dirigentes religiosos de
Israel en su propio terreno en Jerusalén durante la Pascua, la única ocasión en el
año cuando la ciudad se veía colmada de peregrinos que venían a ofrecer
sacrificios. Jesús acudió al templo, hizo un látigo con cuerdas, expulsó del templo
a los que cambiaban dinero, echando por el suelo sus monedas, volcando las
33
mesas y dejando libres a los animales (Juan 2.13-16). Con eso, dio un duro golpe
al judaísmo institucionalizado.
Desenmascaró a la nobleza religiosa exponiéndolos como ladrones e hipócritas.
Condenó su bancarrota espiritual. Dejó al descubierto su apostasía. Públicamente
condenó su pecado. Los acusó de flagrante corrupción. Denunció su falsedad. A
sí fue como comenzó su ministerio. Fue un verdadero asalto a la religión
institucionalizada de los judíos.
Varios meses más tarde, en el apogeo de su ministerio en Galilea, lejos de
Jerusalén, el resentimiento que debe de haber nacido de ese primer evento había
alcanzado su punto máximo. Los líderes religiosos estaban sedientos de sangre.
Y empezaron a urdir una trama para darle muerte.
Su rechazo a Él fue completo. Eran hostiles al evangelio que Él predicaba.
Despreciaban la doctrina de la gracia que sustentaba, rechazaban el
arrepentimiento que exigía, miraban con desdén el perdón que ofrecía y
repudiaban la fe que personificaba. A pesar de los muchos milagros que daban fe
de sus credenciales mesiánicas, a pesar de ver con su s propios ojos cómo
echaba fuera demonios, sanaba toda enfermedad y resucitaba muertos, no
aceptarían nunca el hecho que Él era Dios en forma humana. Sencillamente lo
odiaban. Y odiaban su mensaje. Jesús era una amenaza a su poder por lo que
desesperadamente querían verlo muerto.
Por eso, cuando llegó el momento de que Jesús seleccionara a los doce
apóstoles, fue lo más normal que no escogiera personas de la clase que estaba
tan dispuesta a destruirlo. En cambio se volvió a sus humildes seguidores y de
entre ellos seleccionó a doce hombres sencillos, comunes y corrientes,
pertenecientes a la clase trabajadora.

4. 2. LOS DOCE
Si alguna vez ha visitado las grandes catedrales de Europa, quizás haya pensado
que los apóstoles eran notables santos como los que se muestran en los vitrales,
con halos luminosos que representaban y exaltaban algún grado de espiritualidad.
Pero la verdad es que eran hombres muy comunes y corrientes.
34
Es una lástima que a menudo se los ponga en pedestales como figuras de
magnífico mármol o se los pinte como si fueran dioses de la antigua Roma. Eso
los deshumaniza. Porque ellos eran simplemente doce hombres comunes y
corrientes, humanos en todos los aspectos. No debemos pasar por alto quiénes
eran realmente.
Hace poco leí una biografía de William Tyndale, quien fue pionero en la traducción
de la Biblia al idioma inglés. Él creía que no estaba bien que la gente común oyera
la lectura de la Biblia solo en latín y no en su propia lengua. Los líderes de la
iglesia de aquellos días, increíblemente, no querían la Biblia en el idioma del
pueblo porque, como los fariseos en los días de Jesús, temían perder Su poder
eclesiástico. Pero contra Su o posición, Tyndale tradujo el Nuevo Testamento al
inglés y lo publicó. Por su esfuerzo fue premiado con el exilio, la pobreza y la
persecución. Finalmente, en 1536, fue estrangulado y quemado en la hoguera.
Una de las cosas que motivó a Tyndale a traducir la Escritura al idioma común fue
una encuesta sobre el clero inglés que reveló que la mayoría de ellos ni siquiera
sabía quiénes eran los doce apóstoles. Solo unos pocos pudieron nombrar cuatro
o cinco de los apóstoles. Los líderes de la iglesia y los cristianos de hoy en día
posiblemente no lo hagan mejor que los miembros del clero inglés. En realidad, lo
que la iglesia institucional ha hecho al canonizar a estos hombres ha sido
deshumanizarlos y hacerlos parecer lejanos y como si no fueran de este mundo.
Es una extraña ironía porque cuando Jesús los escogió, los seleccionó no por
alguna habilidad extraordinaria o una superioridad espiritual; más bien parece que
en forma deliberada escogió a hombres que se destacaban por su sencillez.
¿Qué calificó a estos hombres para que fueran apóstoles? Obviamente no fue una
capacidad intrínseca o un talento propio extraordinario. Eran galileos. No
pertenecían a ninguna élite. A los galileos se los consideraba como de la clase
baja, gente campesina y carente de educación. Eran plebeyos, insignificantes.
Pero Jesús no los seleccionó porque hubieran sido más distinguidos o más
talentosos que otros en el Israel de aquel tiempo. Indudablemente, quienes van a
ocupar este u otra clase de liderazgo en la iglesia, tienen que reunir ciertas

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cualidades m orales y espirituales. De hecho, las exigencias para el liderazgo
espiritual en la iglesia son extremadamente altas.
Piense, por ejemplo, en las cualidades para el pastor o el anciano que aparecen
mencionadas en 1 Timoteo 3.2-7:
Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer,
sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no
pendenciero, no codicio so de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no
avaro; que gobierno bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda
honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la
iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la
condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los
de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.
Tito 1.6-9 da una lista similar. Hebreos 13.7 también sugiere que los líderes de la
iglesia deben ser un ejemplo de valores m orales y espirituales, porque su fe debe
ser la clase que otros quieran seguir, y tendrán que dar cuentas a Dios por la
forma en que se condujeron. Estas son normas muy altas.
A propósito, las normas no son menos para las personas de la congregación. Los
líderes son ejemplos para los demás. No hay normas «más bajas» para los
miembros comunes y corrientes. De hecho, en Mateo 5.48 Jesús dijo a todos los
creyentes: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los
cielos es perfecto».
Francamente, nadie puede cumplir tal norma. Hablando humanamente, nadie
«califica» cuando la norma es la perfección. Nadie está capacitado para estar en
el reino de Dios y nadie es inherentemente digno de estar en el servicio de Dios.
Todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3.2 3). No
hay justo, ni siquiera uno (Romanos 3.10). Recuerde, fue la madurez de Pablo la
que confesó: «Yo sé que en m í, esto es, en m i carne, no m ora el bien»
(Romanos 7.18). En 1 Timoteo 1.15 él dice de sí mismo que es el primero de los
pecadores.

36
De modo que no hay personas intrínsecamente calificadas. Dios mismo debe
salvar a los pecadores, santificarlos y luego transformarlos de descalificados en
instrumentos que puede usar.
Los Doce eran como el resto de nosotros; fueron seleccionados de entre los
indignos y los d es calificado s. Eran, como Elías, hombres sujetos «a pasiones
semejantes a las nuestras» (Santiago 5 .1 7). No alcanzaron a las más grandes
alturas del servicio porque hayan sido de alguna manera diferentes de nosotros.
Su transformación en vasos de honra fue únicamente obra del Alfarero. Muchos
cristianos se desalientan y descorazonan cuando su vida espiritual y su testimonio
sufren por el pecado o los fracasos. Tenemos la tendencia de pensar que no
valemos para nada, y si fuéramos dejados a nosotros mismos, ¡eso sería verdad!
Pero las personas que no valen nada son precisamente la clase de gente que
Dios usa, porque es la única clase de gente con la que cuenta para trabajar.
Satanás tal vez puede tratar de convencernos que nuestras deficiencias nos
hacen inútiles para Dios y para su iglesia. Pero la elección que hizo Jesús de sus
apóstoles da testimonio del hecho que Dios puede usar lo indigno y lo
descalificado. Él puede usar a los don nadie. Estos doce trastornaron el mundo
entero (Hecho s 17.6). No fue porque tuvieran talentos extraordinarios,
capacidades intelectuales excepcionales, poderosas influencias políticas o alguna
condición social especial. Ellos trastornaron el mundo porque Dios trabajó en
ellos para que lo hicieran.
Dios escoge a lo humilde, lo bajo, lo manso y lo débil, de modo que no haya la
más mínima duda sobre cuál es la fuente de poder cuando sus vidas cambien el
mundo. No es el hombre; es la verdad de Dios y el poder de Dios en el hombre.
(Hoy día necesitamos recordarles esto a algunos predicadores. No es su
inteligencia ni su personalidad. El poder está en la Palabra, la verdad que
predicamos, y no en nosotros.) Y aparte de la Persona (un ser humano
extraordinario que era Dios hecho carne, el Señor Jesucristo), la historia de la
obra de Dios en la tierra es su historia usando lo indigno y moldeándolo para
usarlo de la misma manera que el alfarero moldea el barro. Los Doce no fueron la
excepción.
37
Por supuesto que los apóstoles merecen el lugar excepcional que ocupan en la
historia de la redención. Por cierto que son dignos de ser considerados héroes de
la fe. El libro de Apocalipsis dice que su s nombres adornarán las doce puertas de
la ciudad celestial, la Nueva Jerusalén, de modo que el mismo cielo les rinde un
tributo eterno. Pero tal hecho no disminuye la verdad que eran tan comunes y
corrientes como usted y yo. Necesitamos recordarlos no por su imagen en los
vitrales sino por la forma tan humana en que la Biblia nos los presenta. Debemos
sacarlos de su oscuridad del otro mundo y conocerlos como personas reales.
Necesitamos pensar en ellos como hombres de carne y hueso y no como figuras
exaltadas del panteón del ritualismo religioso.
Sin embargo, tampoco debemos desestimar la importancia de su cargo. Después
de su elección, los doce apóstoles de hecho se transformaron en los verdaderos
líderes espirituales de Israel. La élite religiosa del Israel apostato quedó
simbólicamente a un lado cuando Jesús los escogió. Los apóstoles se
transformaron en los primeros predicadores del nuevo pacto. Fueron los primeros
a quienes se confió el evangelio cristiano. Ellos representaban al verdadero Israel
de Dios, un Israel genuinamente arrepentido y creyente.
También llegaron a ser las piedras fundamentales de la iglesia, con Jesús mismo
como la piedra angular (Efesios 2.20). Estas verdades son resaltadas y no
disminuidas por el hecho de que estos hombres fueron tan comunes y corrientes.
De nuevo, esto es perfectamente consecuente con la forma en que el Señor
siempre trabaja. En 1 Corintios 1.20-21, leemos: «¿Dónde está el sabio? ¿Dónde
está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido
Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no
conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la
locura de la predicación». Esa es la razón por la que no había filósofos, ni
escritores brillantes, ni apologistas famosos, ni eminentes maestros, ni hombres
que se hubieran distinguido como grandes oradores entre los que Cristo escogió.
Ellos se transformaron en grandes líderes espirituales y en grandes predicadores
bajo el poder del Espíritu Santo, pero no fue por habilidades oratorias innatas,
capacidades de liderazgo o calificaciones académicas que hubiesen tenido estos
38
hombres. Su influencia se debe a una sola cosa: el poder del mensaje que
predicaban.
A un nivel humano, el evangelio era considerado un mensaje necio, y los
apóstoles eran vistos como predicadores ingenuos. La élite consideraba su
enseñanza de baja calidad. Los que la ofrecían eran simples pescadores y
oscuros miembros de la clase trabajadora. Eran peones, gente del populacho.
A sí los valoraban sus contemporáneos. (Lo mismo ha sido cierto en cuanto a la
verdadera iglesia de Cristo a través de la historia. También es cierto en el mundo
evangélico de hoy en día. ¿Dónde están los intelectuales notables, los escritores
más exitosos y los grandes oradores a quienes el mundo considera como tales?
Por lo general, no se encuentran en la iglesia.) «Pues mirad, hermanos, vuestra
vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni
muchos nobles» (v. 26).
«Sin o que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo
débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo
menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de
que nadie se jacte en su presencia» ( w . 27-29). Los instrumentos favoritos de
Dios son los don nadie para que ningún hombre pueda jactarse en su presencia.
En otras palabras, Dios escoge a quienes Él escoge para recibir Él la gloria.
Escoge instrumentos débiles para que nadie atribuya el poder a instrumentos
humanos en lugar de atribuírselo a Dios, quien ejerce autoridad sobre esos
instrumentos. Tal estrategia es inaceptable para aquellos cuyo único propósito en
la vida está dirigido a conseguir la gloria humana.
Con la notable excepción de Judas Iscariote, estos hombres no eran así. Por
cierto que, como todo ser humano caído, lucharon con el orgullo y la arrogancia.
Pero la pasión de sus vidas llegó a ser la gloria de Cristo. Y es esa pasión,
sometida a la influencia del Espíritu Santo, y no una habilidad innata o un talento
humano, lo que explica por qué hicieron un impacto tan indeleble en el mundo.

4. 3. EL MAESTRO

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Tenga presente, entonces, que la selección de los Doce tuvo lugar en el tiempo
cuando Jesús se enfrentaba con la realidad de su muerte inminente. Había
experimentado una creciente hostilidad por parte de los líderes religiosos. Él sabía
que su misión terrenal culminaría pronto con su muerte, resurrección y ascensión.
De modo que desde este punto en adelante, el carácter de su ministerio cambió.
Su prioridad número uno fue preparar a los hombres que serían los principales
voceros del evangelio después que Él se hubiere ido.
¿Cómo los escogió? Primero, buscó la comunicación con su Padre. «En aquellos
días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dio s» (Lucas 6 .12). En los
primeros cinco capítulos de su Evangelio, Lucas ya ha dejado claro que la oración
era una norma en la vida de Jesús. Lucas 5.16 dice: «Mas él se apartaba a
lugares desiertos, y oraba ». Era un hábito en Él buscar la soledad para hablar
con su Padre. Cuando estaba en los pueblos y aldeas de Galilea, siempre estaba
sintiendo la presión de las multitudes que lo seguían. Las regiones desérticas y
montañosas le ofrecían el ambiente solitario adecuado para orar.
No sabemos cuál era este monte. Si importara, la Escritura nos lo habría dicho.
En el norte de Galilea hay una gran cantidad de cerros y montañas. Este monte
probablemente quedaba cerca de Capernaum, en el radio de una corta caminata.
Capernaum era una especie de base del ministerio de Jesús. Él fue allí y pasó la
noche entera orando.
A menudo vemos a Jesús orando antes que ocurrieran hechos trascendentales en
su ministerio. (Recuerde que eso era lo que hacía la noche cuando fue
traicionado; oraba en el huerto donde había encontrado soledad, lejos de la
agitada atmósfera de Jerusalén. Judas sabía que allí podría encontrarlo, porque
de acuerdo con Lucas 22.39, Jesús acostumbraba ir allí a orar.)
Aquí vemos a Jesús en toda su humanidad. Estaba en medio de una situación
extremadamente cambiante. La hostilidad que se tramaba contra Él anticipaba su
muerte. Le quedaba muy poco tiempo para preparar a los hombres que serían los
encargados de difundir el evangelio por el mundo después de su partida. Y la fría
realidad de los hechos lo llevó a lo alto del monte para poder orar a Dios en
completa soledad. No había buscado la fama sino que había tomado forma de
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siervo, viniendo a la tierra como un hombre. El momento en que tendría que
humillarse hasta la muerte, y muerte de cruz, se acercaba. Por eso fue a Dios
como un hombre lo haría, buscando el rostro de Dios en oración y comunicándose
con el Padre acerca de los hombres que había escogido para esta función vital.
Nótese que pasó toda la noche orando. Si fue al monte antes que oscureciera, es
probable que haya ido a las siete u ocho de la tarde. Si bajó del monte después
del amanecer, tal vez fueran las seis de la mañana. En otras palabras, estuvo
orando por lo menos diez horas seguidas.
Para decir que pasó toda la noche orando, se necesitan varias palabras en
español. En el griego, sin embargo, se requiere una sola: dlanuktereuo. La
palabra es importante. Habla de seguir firmemente una tarea toda la noche. Para
referirse a que se pasó la noche durmiendo, no se habría usado esta palabra.
No es una expresión que se use para decir que estuvo oscuro toda la noche.
Tiene el sentido de trabajar a lo largo de la noche, de mantenerse haciendo algo
toda la noche. Sugiere que Jesús se mantuvo despierto en medio de la oscuridad
hasta la mañana, y que perseveró todo el tiempo en oración con un inmenso peso
de deber, de compromiso sobre Él.
Otra nota interesante surge del griego aunque no la vemos en español. Nuestras
versiones dicen que Él «pasó la noche orando a Dios». La expresión en el griego
en realidad significa que pasó toda la noche en la oración de Dios.
Cada vez que Él oraba, oraba literalmente la oración de Dios. Estaba involucrado
en una comunión Intertrinitaria. La oración ofrecida era precisamente la oración de
Dios. Los miembros de la Trinidad se comunicaban unos con otros. Sus oraciones
eran todas perfectamente consecuentes con la mente y la voluntad de Dios,
porque Él mismo es Dios. Y en eso vemos el increíble misterio de su humanidad y
su deidad actuando a la misma vez. En su condición humana, Jesús necesitaba
orar toda la noche; y en su deidad, oraba la auténtica oración de Dios.
Entienda lo siguiente: La decisión que Jesús habría de hacer muy pronto era de
importancia tal que requería de diez a doce horas de oración preparatoria.
¿Qué era lo que pedía en su oración? ¿Claridad en cuanto a quiénes elegir? No lo
creo. Como Dios omnisciente encarnado, la voluntad divina no era un misterio
41
para Él. Sin duda que oraba por los hombres a quienes pronto escogería,
comunicándose con el Padre acerca de la sabiduría absoluta de su elección y
actuando en su calidad de Mediador a favor de ellos.
Cuando la noche de oración hubo llegado a su fin, regresó a donde estaban los
discípulos y los reunió. (« Y cuando era de día, llamó a sus discípulos», Lucas
6.13). No solo llamó a los Doce. En este contexto, la palabra discípulos se refiere
a sus seguidores en un amplio sentido. La palabra en sí quiere decir «estudiante,
aprendiz». Debieron haber numerosos discípulos y de entre ellos, Él habría de
escoger doce para que cumplieran el cargo de un apóstol.
En los días de Jesús era cosa común, tanto en la cultura griega como en la judía,
que un prominente rabí o filósofo atrajera estudiantes. Su lugar de enseñanza no
era necesariamente una sala de clases o un auditorio. La mayoría eran
instructores ambulantes cuyos discípulos sencillamente los seguían a través de un
curso normal de la vida diaria. Esa es la clase de ministerio que Jesús mantuvo
con sus seguidores. Él fue un maestro itinerante. Simplemente fue de lugar en
lugar y, mientras enseñaba, atraía a la gente que seguía sus movimientos y
escuchaba su enseñanza. El versículo 1 nos ofrece un cuadro de esto: «Aconteció
en un día de reposo, que pasando Jesús por los sembrados, sus discípulos
arrancaban espigas y comían, restregándolas con las manos».
Caminaban con Él, siguiéndolo de lugar en lugar mientras enseñaba, espigando
granos para comer mientras caminaban.
No sabemos cuántos discípulos tenía Jesús. En una ocasión, envió a setenta de
ellos en pares para evangelizar las comunidades que Él visitaría más tarde (Lucas
10.1). Pero el número total de sus seguidores era indudablemente mucho más
que setenta. La Escritura dice que multitudes lo seguían. ¿Y por qué no? Su
enseñanza era absolutamente diferente a cualquiera otra en cuanto a claridad, y
su autoridad era obvia. Él tenía la capacidad de sanar enfermedades, echar fuera
demonios y resucitar muertos. Estaba lleno de gracia y verdad. No es
sorprendente que atrajera a sí a tantos discípulos. Lo sorprendente es que alguien
lo rechazara. Pero sí lo rechazaron, porque su mensaje era más de lo que podían
soportar.
42
En Juan 6 vemos algo de esta dinámica. Al comienzo del capítulo, alimentó a más
de cinco mil personas que habían salido a verlo. (Juan 6.10 dice que solo los
hombres eran cinco mil. Si se contaban las mujeres y los niños, la multitud
fácilmente pudo haber doblado ese número o ser aún mayor.) Fue un día
maravilloso. Muchas de estas personas ya lo seguían en calidad de discípulos; en
tanto que muchos otros sin duda que se aprestaban a serlo. Juan escribe:
«Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron:
Este verdaderamente es el profeta que había de ven ir al mundo » (v. 14). ¿Quién
era este hombre que podía producir alimento de la nada? Ellos pasaban la mayor
parte de su vida en el campo, cosechando, criando animales y preparando
comidas. ¡Pero Jesús podía sencillamente crear comida! Aquello cambiaría sus
vidas. Deben haber pensado en el disfrute de tiempo libre y comida gratis, ya
preparada. ¡Era esta la clase de Mesías que habían estado esperando! Según
Juan: «Iban a ven ir para apoderarse de él y hacerle rey» (v. 15). Pero Él se les
escapó mediante una serie de hechos sobrenaturales que culminaron con su
caminata por sobre el agua.
Al día siguiente, la gente lo encontró en Capernaum, al otro lado del lago.
Multitudes de ellos lo habían estado buscando, obviamente esperando que les
diera más de comer. Pero él los regañó por seguirlo por motivos equivocados:
«Me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y
os saciasteis» (v. 26). Cuando ellos insistieron en pedirle comida, Él les dijo: «Yo
soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para
siempre; y el pan que yo daré es m i carne, la cual yo daré por la vida del mundo»
(v. 51). Aquellas palabras resultaron tan difíciles de entender que ellos le pidieron
que se las explicara. Él entonces, les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no
coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en
vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le
resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre
es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en m í permanece,
y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, así mismo el
que me come, él también vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo; no
43
como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan,
vivirá eternamente. Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum (w
.53-59).
Esta afirmación los ofendió tanto que muchos de sus discípulos empezaron a
dudar sobre si lo seguirían o no. Juan escribe: «Desde entonces, muchos de sus
discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él» (v. 66).
Así, los discípulos iban y venían. La gente se sentía atraída y luego desilusionada.
Y en aquella ocasión particular descrita en Juan 6, Jesús incluso dijo a los Doce:
«¿Queréis acaso iros también vosotros?» (v. 67). Pedro habló por el grupo
cuando respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y
nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
viviente» (vv. 68-69).
Los que se quedaron eran gente a la que Dios soberanamente había traído a su
propio Hijo (v. 4 4). Jesús también, en forma particular, los había traído hacia Él.
Les dijo: «No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he
puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca» (Juan15.1 6).
Soberanamente los seleccionó y (con la excepción de Judas Iscariote, de quien
Jesús sabía que lo traicionaría), soberanamente trabajó en ellos y a través de
ellos para garantizar que perseveraran con Él, que produjeran fruto, y que su fruto
permaneciera. Aquí vemos trabajando el principio de la gracia de Dios electiva.
La soberanía de su selección la vemos en una manera extraordinaria en la
selección de los Doce. De un gran número de discípulos, quizás cientos de ellos,
Él eligió a doce hombres en particular y los nombró para el cargo u oficio
apostólico. No era un trabajo para el cual se anduvieran buscando interesados o
voluntarios. Jesús los escogió soberanamente y los nombró, en presencia del
grupo más grande.
Este fue un momento notable para esos doce hombres. Hasta ese momento,
Pedro, Jacobo, Juan, Andrés, Natanael, Mateo y los otros eran solo parte de la
multitud. Eran aprendices como cualquier otro del grupo. Habían estado
siguiendo, escuchando, observando y absorbiendo las enseñanzas del Maestro.

44
Pero todavía no tenían ningún papel oficial de liderazgo. No habían sido
nombrados para ningún cargo que los separara de los demás. Eran rostros en la
multitud hasta que Jesús los seleccionó e hizo a doce de ellos apóstoles. ¿Por
qué doce? ¿Por qué no ocho? ¿Por qué no veinticuatro? El número doce está
lleno de valores simbólicos. Doce eran las tribus de Israel. Pero Israel era
apóstata. El judaísmo de los tiempos de Jesús representaba una corrupción de la
fe del Antiguo Testamento. Israel había abandonado la gracia divina a favor de la
religión por obras. Su religión era legalista. Estaba llena de hipocresía, obras
farisaicas, regulaciones humanas y ceremonias sin sentido. Era herética. Estaba
basada en los descendientes físico s de Abraham en lugar de en la fe de
Abraham. Al escoger a doce apóstoles, Jesús en realidad estaba estableciendo
un nuevo liderazgo para el nuevo pacto. Y los apóstoles representaban a los
nuevos líderes del verdadero Israel de Dios, formado por personas que creían el
evangelio y eran seguidores de la fe de Abraham (cf. Romanos 4 .16). En otras
palabras, los doce apóstoles simbolizaban el juicio contra las doce tribus del Israel
del Antiguo Testamento.
Jesús mismo hizo la conexión con toda claridad. En Lucas 22.29-30, les dijo a los
apóstoles: «Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para
que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las
doce tribus de Israel».
La importancia del número doce se haría inmediatamente obvia a casi todos los
israelitas. Las afirmaciones mesiánicas de Jesús fueron claras a todos los que
escucharon sus enseñanzas. Él habló constantemente de su reino venidero.
Mientras tanto, por todo Israel, la esperanza de que el Mesías apareciera pronto y
estableciera su reino era cada vez mayor. Algunos creyeron que Juan “el Bautista”
sería ese Mesías, pero Juan señaló a Cristo (cf. Juan 1.19-27). Ellos sabían muy
bien que Cristo tenía todas las credenciales mesiánicas (Juan 10.41-42). Él no era
la clase de líder político que esperaban, por eso fueron tan lentos para creer (Juan
10.24-25). Pero sin duda que entendieron las afirmaciones que hacía lo que los
llenó de esperanza.

45
De modo que cuando nombró públicamente a los doce para que fueran sus
apóstoles, la importancia de ese número fue contundente y clara. Los apóstoles
representaban a un Israel completamente nuevo, bajo el nuevo pacto. Y su
nombramiento, pasando por alto el sistema religioso del judaísmo oficial,
significaba un mensaje de juicio contra la nación de Israel. Evidentemente, estos
doce hombres comunes y corrientes no fueron destinados a desempeñar un papel
común y corriente. Se pusieron en el lugar de la cabeza de las doce tribus.
Eran prueba viviente de que el reino que Jesús estaba por establecer era
completamente diferente del reino que la mayoría de los israelitas esperaban.
Lucas 6.13 dice: «Escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles».
El título solo era significativo. El verbo griego opostello significa «enviar». La
forma de sustantivo, apostólos, significa «uno que es enviado». La palabra del
español apóstol es una transliteración más que una traducción de la palabra
griega. Los apóstoles fueron «enviados». Pero no fueron simples mensajeros. La
palabra griega para «mensajero » era úngelos, de la cual obtenemos la palabra
«ángel » Un apostólos era algo más importante que un mensajero o un heraldo;
apostólos comunicaba la idea de embajador, delegado, representante oficial.
En arameo, la palabra tiene un paralelo exacto: shallah. (Recuerde que en el
tiempo de Jesús, la lengua común en Israel, la lengua que el mismo Jesús habló,
no era el hebreo sino el arameo.) En ese primer siglo de cultura judía, el shallah
era un representante oficial del Sanedrín, el concilio de gobierno de Israel. Un
shaliah ejercía todos los derechos del Sanedrín. Hablaba por ellos, y cuando
hablaba, lo hacía con su autoridad. Se le otorgaba el mismo respeto y deferencia
que al concilio mismo. Pero nunca entregaba su propio mensaje; su tarea era
entregar el mensaje del grupo al que representaba. El cargo de un shallah era
bien conocido. Los shallah eran los encargados de arreglar disputas leales o
religiosas, y actuaban con toda la autoridad del concilio completo. Algunos rabíes
prominentes también tenían sus shallah, «enviados» que enseñaban su mensaje
y los representaban con toda su autoridad. Aun la mishnah judía, que era una
colección de tradiciones orales concebidas originalmente como un comentario de
la Ley) reconocían la función del shaliah. Dice: «El enviado por el hombre es
46
como el hombre mismo ». De modo que la naturaleza del cargo era bien conocida
por el pueblo judío.
A sí que cuando Jesús nombró apóstoles, estaba diciendo algo muy familiar al
pueblo en esa cultura. Estos eran sus delegados. Eran sus salía de confianza.
Hablaban con su autoridad, entregaban su mensaje y ejercían su autoridad.

4. 4. LA TAREA
El cargo familiar del shallah en esa cultura definía virtualmente la tarea de los
apóstoles. Obviamente, Cristo delegaría su autoridad a estos doce y los enviaría
con su mensaje. Ellos lo representarían como delegados oficiales. Prácticamente
todos en esa cultura entendieron instantáneamente la naturaleza del cargo u
oficio. Estos doce hombres, comisionados como apóstoles de Jesús, hablarían y
actuarían con la misma autoridad de quien los enviaba. «Apóstol» por lo tanto, era
un título de gran respeto y privilegio.
Marcos 3.14 registra este mismo hecho: « Y estableció a doce, para que
estuviesen con él, y para enviarlos a predicar». Nótese el proceso de dos pasos.
Antes que fueran enviados a predicar, los atrajo a sí. Era absolutamente
necesario que estuvieran con Jesús antes de ser enviados. De hecho, no es sino
hasta Lucas 9.1 que Jesús reúne a los Doce y les da autoridad sobre los
demonios y poder para sanar enfermedades. A esa altura, Él literalmente delegó
en ellos su poder milagroso. Por eso en Lucas 6, los identifica, nombra y los pone
bajo su directa y personal tutela («que ellos pudieran estar con É l»). En Lucas 9,
varios meses más tarde, les da poder para hacer milagros y echar fuera
demonios. No fue sino hasta entonces que «lo s envió a predicar».
Hasta este momento, la mayor parte del tiempo Jesús había estado hablando a
grandes multitudes. Con el llamado de los Doce en Lucas 6, su ministerio de
enseñanza se hace más íntimo, enfocándose básicamente en ellos. Todavía
podía atraer a muchedumbres y enseñarles, pero su enfoque estaba en los
discípulo s y en su adiestramiento.

47
Nótese el desarrollo natural en su programa de adiestramiento. Al principio,
simplemente siguieron a Jesús, espigando de sus sermones para las multitudes y
escuchando Sus instrucciones junto con un grupo mayor de discípulos.
Aparentemente esto no lo hicieron como su única tarea, sino cuando podían en el
curso de sus actividades diarias regulares. Luego (como está escrito en Mateo 4),
Él los llamó para que dejaran todo y lo siguieran en forma exclusiva. Ahora en el
incidente que registran Lucas (capítulo 6) y Mateo (capítulo 10), selecciona a doce
del grupo de discípulos que le servían de tiempo completo, los identifica como
apóstoles y empieza a enfocar más de su s energías en instruirlos personalmente.
Más tarde, los dotaría con autoridad y con poder para hacer milagros. Finalmente,
los enviaría. Al principio, en asignaciones que se caracterizaban por misiones
cortas después de las cuales tenían que volver. Pero Él cuando se fue para volver
al Padre, los discípulos tuvieron que salir por su cuenta. Hay una clara progresión
en su adiestramiento y en su posterior entrada en un ministerio de tiempo
completo.
Ya no son más discípulos, sino que ahora son apóstoles, shaliah. Ocupan ahora
un cargo, un oficio importante. En su Evangelio, Lucas usa seis veces la palabra
«apóstoles»; y en Hechos, unas treinta veces. El papel de ellos en los Evangelios
es básicamente llevar el mensaje del reino a Israel. En Hechos, trabajan en la
fundación de la iglesia.
Aunque se trataba de hombres comunes y corrientes, su llamado fue un llamado
poco común. En otras palabras, lo importante no es los hombres que eran por sí,
sino la tarea a la que habían sido llamados. Imagínese cuán único tenía que ser
su papel.
No solo tenían que fundar la iglesia y desempeñar un liderazgo central a medida
que la iglesia primitiva crecía y se multiplicaba, sino que también tenían que ser
los canales a través de los cuales sería dada la mayor parte del Nuevo
Testamento. Recibieron la verdad de Dios mediante revelación divina. Efesios 3.5
es muy explícito en cuanto a esto. Pablo dice que el misterio de Cristo, el cual en
el principio no fue dado a conocer, «ahora es revelado a sus santos apóstoles y
profetas por el Espíritu». Ellos no predicaron un mensaje humano.
48
La verdad les fue dada mediante revelación directa. Eran, por lo tanto, la fuente
de toda verdadera doctrina de la iglesia. Hechos 2.42 describe en estos términos
las actividades de la iglesia primitiva: «Y perseveraban en la doctrina de los
apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las
oraciones». Antes que el Nuevo Testamento se completara, la enseñanza de los
apóstoles era la única fuente de verdad sobre Cristo y la doctrina de la iglesia. Y
su enseñanza era recibida con la misma autoridad que la Palabra escrita. De
hecho, el Nuevo Testamento escrito no es otra cosa que los registros inscriptos e
inspirados por el Espíritu de la enseñanza de los apóstoles.
De modo que los apóstoles tuvieron la misión de edificar la iglesia. Efesios 4.11-
12 dice que Cristo dio a los apóstoles «a fin de perfeccionar a los santos para la
obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo ». Ellos fueron los
maestros y predicadores cristianos originales. Su enseñanza, registrada en el
Nuevo Testamento, es la única regla por la cual, aun hoy día, se puede probar la
sana doctrina.
También fueron ejemplos de virtud. Efesios 3.5 los llama «santos apóstoles».
Ellos establecieron un modelo para la santidad y la verdadera espiritualidad. Se
constituyeron en los primeros ejemplos a los cuales los creyentes pudieran imitar.
Fueron hombres de carácter e integridad, estableciendo el modelo para quienes
habrían de ser, más adelante, líderes en la iglesia.
Tenían el poder especial de realizar milagros que confirmaran su mensaje.
Hebreos 2.3-4 dice que la salvación, «habiendo sido anunciada primeramente por
el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con
ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu
Santo según su voluntad». En otras palabras, Dios confirmó su Palabra a través
de los apóstoles por los milagros que ellos estaban capacitados para hacer. El
Nuevo Testamento indica que so/o los apóstoles y aquellos que estaban
estrechamente asociados con ellos tenían el poder de hacer milagros. Por eso es
que 2 Corintios 12.12 habla de tales milagros como «las señales de apóstol».
Como resultado de todo esto, los discípulos fueron bendecidos grandemente y
tenidos en alta estima por el pueblo de Dios. Las expectativas de Jesús para ellos
49
fueron logradas a través de la fiel perseverancia de ellos. Y su promesa para ellos
se cumplió en el crecimiento y expansión de la iglesia. Recuerde que en Lucas
18.28, Pedro le dice a Jesús: « He aquí, nosotros hemos dejado nuestras
posesiones y te hemos seguido». Aparentemente, los discípulos estaban
preocupados por la forma en que estaban yendo las cosas y lo que podría
ocurrirles. En realidad, las palabras de Pedro fueron una súplica. Es como si
estuviera diciendo, a nombre de los otros: «¿Q u é va a pasar con nosotros?»
Jesús le contestó: «De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o
padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir
mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna». Ellos no
tuvieron que dejar nada de lo cual el Señor no los pudiera recompensar. Y Dios
los bendijo en esta vida (aun cuando, como veremos cuando estudiemos la vida
de cada uno, la mayoría fueron mártires). Dios los bendijo en esta vida a través de
la fundación y el crecimiento de la iglesia. Ellos, no solamente fueron influyentes,
respetados y honrados entre el pueblo de Dios, sino que en cuanto a sus hogares
y familias, tuvieron multitudes de hijos y hermanos espirituales a medida que la
iglesia crecía y los creyentes se multiplicaban. Y en la era venidera serán también
grandemente honrados.

4. 5. EL ADIESTRAMIENTO
Todo eso pudo haber parecido remoto e incierto aquella mañana que Jesús llamó
a sus discípulos y nombró a los Doce. Todavía necesitaban enseñanza. Todas
sus limitaciones y fracasos humanos parecían ensombrecer su potencial.
Quedaba poco tiempo. Habían abandonado todas las cosas en las que eran
expertos. Habían dejado sus redes, abandonado sus campos, y dejado atrás las
mesas de cobrar impuestos. Habían renunciado a cuanto sabían para recibir
adiestramiento para algo acerca de lo cual no tenían aptitudes naturales.
Pero cuando abandonaron sus trabajos, de ninguna manera se transformaron en
ociosos. Se convirtieron en estudiantes de tiempo completo, aprendices,
discípulos. Los siguientes dieciocho m eses de su s vidas estarían ocupados con

50
adiestramiento aun más intensivo, la mejor enseñanza que ningún seminario
podría jamás ofrecer. Tenían constantemente ante ellos el ejemplo de Cristo.
Podían escuchar su enseñanza, hacerle preguntas, observar la forma como
trataba con la gente, y disfrutar una relación íntima con Él en todas las
circunstancias. El Señor les dio oportunidades para ministrar, los preparó y los
envió a cumplir asignaciones especiales. Les dio ánimo con cariño, los corrigió
con amor, y fue paciente para enseñarles. A sí es como se logra siempre el mejor
aprendizaje. No es solo proveer información; es una vida invertida en otra vida.
Pero no fue un proceso fácil. Los Doce podían ser torpes. Hubo una razón para
que no fueran la élite académica. Con frecuencia, encontramos a Jesús diciendo
cosas como esta: «¿También vosotros sois aún sin entendimiento? ¿No entendéis
aún?» (Mateo 15.16-17; cf. 16.9). «¡Oh insensatos, y tardos de corazón para
creer...!» (Lucas 24.2 5). Es interesante observar que la Escritura no encubre sus
defectos. Porque no se trata de proyectarlos como luminarias supersantificadas o
elevarlos de la categoría de simples seres mortales. Si tal hubiera sido el caso, no
habría habido razón para dejar constancia de sus flaquezas de carácter. Pero en
lugar de disimular sus defectos, la Escritura parece querer destacar sus
debilidades humanas. Es un recordatorio magnífico de que «[nuestra] fe no esté
fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios» (1 Corintios
2.5).
¿Por qué fue tan difícil el proceso de aprendizaje para los apóstoles? Primero,
porque carecían de entendimiento espiritual. Eran lentos para oír y lentos para
entender. En muchas oportunidades eran densos, necios, torpes y ciegos. El
Nuevo Testamento usa todos estos términos o sus equivalentes para referirse a
ellos. A sí que, ¿cómo resolvió Jesús su falta de entendimiento espiritual?
Continuó enseñándoles. Incluso después de su resurrección, se quedó cuarenta
días en la tierra. Hechos 1.3 dice que durante ese tiempo se mantuvo
«hablándoles acerca del reino de Dios». Y siguió enseñándoles hasta el momento
mismo en que ascendió al cielo.

51
Un segundo problema que hizo difícil el proceso de aprendizaje para los
discípulos es que no eran humildes. Eran personas que se preocupaban solo de
sí mismas, se centraban en sus propios intereses, eran arribistas y orgullosos.
Pasaron una enorme cantidad de tiempo discutiendo cuál era el más importante
entre ellos (Mateo 20.20-28; Marcos 9.33-37; Lucas 9 .4 6). ¿Cómo venció Jesús
esa falta de humildad? Siendo Él mismo ejemplo de humildad. Les lavó los pies.
Les enseñó a ser siervos. Se humilló a sí mismo , aun hasta la muerte de cruz.
Tercero, no solo carecían de entendimiento y de humildad, sino que también
carecían de fe. Solo en el Evangelio de Mateo Jesús les dice cuatro veces:
«Hombres de poca fe» (6.30; 8.26; 14.31; 16.8). En M arcos 4.40, les
pregunta:«¿Cómo no tenéis fe?» Al final del Evangelio de Marcos, después de
haber pasado meses de aprendizaje intensivo con Jesús, e incluso después que
Él hubo resucitado de los muertos, Marcos escribe: « Y les reprochó su
incredulidad y dureza de corazón» (M arcos 16.14). ¿Cuál fue el remedio que
aplicó Jesús para su falta de fe? Siguió haciendo milagros y hechos portentosos.
Los milagros no eran primeramente para el beneficio de los incrédulos; la mayoría
de sus milagros los hizo deliberadamente «en presencia de sus discípulos» de
modo que la fe de ellos pudiera ser fortalecida (Juan 20.30).
Cuarto, carecían de compromiso. Mientras las multitudes estaban alborozadas y
se multiplicaban los milagros, ellos estaban emocionadísimos. Pero cuando los
soldados irrumpieron en el huerto para arrestar a Jesús, lo abandonaron y
huyeron (Marcos 14.50). El líder del grupo terminó negando a su Maestro y
jurando que jamás había visto a tal hombre. ¿Cómo remedió Jesús su tendencia a
la defección? Intercediendo por ellos en oración. Juan 17 dice cómo oró Jesús
para se mantuvieran fieles y el Padre pudiera llevarlos al cielo (w . 11-26).
Quinto, carecían de poder. En sus propias fuerzas, eran débiles e indefensos,
especialmente cuando tenían que enfrentar al enemigo. Hubo ocasiones cuando
trataron pero no pudieron echar fuera demonios. Su falta de fe los inhabilitó para
manejar el poder que estaba a su disposición. ¿Qué hizo Jesús para remediar
esta deficiencia? El día de Pentecostés envió al Espíritu Santo para que habitara
en ellos y les diera poder. A sí se los había prometido cuando les dijo: «Pero
52
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis
testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría, y hasta lo último de la tierra»
(Hechos l.8) . Esa promesa se cumplió poderosamente.
Nos sentimos inclinados a mirar a este grupo con todas su s debilidades y a
preguntarnos por qué Jesús no escogería a una clase diferente de hombres.
¿Porqué seleccionar a hombres sin entendimiento, sin humildad, sin fe, sin
compromiso y sin poder? Sencillamente por esto: Porque su poder se perfecciona
en la debilidad (2 Corintios 12.9). De nuevo vemos cómo Él escoge las cosas
débiles de este mundo para confundir a lo fuerte. Nadie podría estudiar a este
grupo de hombres y llegar a la conclusión que lo que hicieron lo hicieron gracias a
sus capacidades innatas. No hay explicación humana a la influencia de los
apóstoles. La gloria es únicamente para Dios. Hechos 4.13 dice esto sobre la
forma en que la gente de Jerusalén percibió a los apóstoles: «Entonces viendo el
denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo,
se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús». El texto griego
dice que la gente percibió que ellos eran «aggramatol... idiota i» , literalmente,
«ignorantes sin educación». Y esto era verdad desde una perspectiva humana.
Pero era obvio que habían estado con Jesús. Lo mismo debería decirse de cada
verdadero discípulo. Lucas 6.40 dice:
« El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado,
será como Su maestro».
El tiempo relativamente breve de adiestramiento que tuvieron los apóstoles con
Jesús rindió frutos eternos. Al principio, pudo haber parecido que todo había sido
infructuoso; mucho para nada. La noche que Jesús fue traicionado, ellos se
dispersaron como ovejas cuyo pastor ha sido herido brutalmente (Mateo 26.3 1).
Incluso después de la resurrección se veían tímidos, llenos de remordimiento por
su fracaso y demasiado preocupados de sus propias debilidades como para
ministrar con confianza.
Pero después que Jesús hubo ascendido al cielo vino el Espíritu Santo, les
infundió poder, y los capacitó para hacer lo que Jesús los había adiestrado para
que hicieran. El libro de Hechos registra la forma en que se inició la iglesia, y el
53
resto forma parte de la historia. Aquellos hombres, a través del legado del Nuevo
Testamento y del testimonio que dejaron, siguen aun hoy en día cambiando el
mundo.

5. PRINCIPIOS O VERBOS RECTORES DEL PLAN.

El plan se basó en ocho principios, principios que serán mencionados y


tratados individualmente y que como advertencia hay que decir que no se
pueden entender que se dieron en ese orden durante el ministerio del Señor,
aunque si se logra captar una lógica progresiva en los mismos conceptos.
Estos ocho principios son los siguientes: Seleccionar, Asociar, Consagrar,
Impartir, Testificar, Delegar, Supervisar y Reproducir.

5.1. SELECCIÓN. (SELECCIONAR)


54
Por aquel tiempo se fue Jesús a la montaña a orar, y pasó toda la noche en
oración a Dios. Al llegar la mañana, llamó a sus discípulos y escogió a doce
de ellos, a los que nombró apóstoles:
Lucas 6:12-13. N.V.I.

5.1.1. Los hombres fueron los instrumentos para llevar a cabo


su método.

El propósito inicial del plan de Jesús consistió en alistar hombres que fueran
capaces de dar testimonio de su vida y completar su obra después de que Él
retornara al Padre. Hombres, sí, hombres del común pues contrario a lo que
muchos creen hoy, lo más importante no son los recursos materiales o
tecnológicos, sino las personas. Dios siempre lo ha sabido, enfatizándolo
constantemente a través de la Biblia. Es por eso que en el curso de la historia
Él siempre ha salido en busca de personas con las que pueda contar. Por eso
la pregunta abierta que Isaías registra en su libro continúa vigente. “¿A quién
enviaré? ¿Quién irá por nosotros?...” (Is. 6:8). Por que a pesar de que sean
pocos los que responden afirmativamente a esta invitación, Dios puede y
quiere reedificarlo todo con la ayuda de ellos.
Él sigue, por tanto, buscando diligentemente a “sus hombres”, a aquellos que
confían en Él sin dudar de su poder ni de las ilimitadas posibilidades que
tenemos en Él.21

Jesús no se apresuró en la selección de sus discípulos, pero se cree que todo


el grupo estuvo con el Maestro desde el primer año de su ministerio. Los
primeros discípulos invitados fueron: Andrés, Simón Pedro, Juan, Jacobo,
Felipe, Natanael y Mateo.

Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó: -¿Qué buscan?- Rabí,
¿dónde te hospedas?(Rabí significa :Maestro.) –Vengan a ver- les contesto
Jesús. Ellos fueron, pues, y vieron dónde se hospedaba, y aquel mismo día se
quedaron con él. Eran como las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de
Simón Pedro, era uno de los dos que, al oír a Juan (el Bautista), habían
seguido a Jesús. Andrés encontró primero a su hermano Simón, y le dijo: -
Hemos encontrado al Mesías(es decir, el Cristo). Luego lo llevó a Jesús, quien
mirándolo fijamente, le dijo: -Tú eres Simón, hijo de Juán. Serás llamado Cefas
(es decir, Pedro).

21
ROJAS RUIZ ARTURO I, Pastor. Boletín informativo Ujier, Marzo 13 Año 2005.
55
Juan 1:38-42. N.V.I.
Más adelante vio a otros dos hermanos: Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo,
que estaban con su padre en una barca remendando las redes, Jesús los
llamó, y dejaron en seguida la barca y a su padre, y lo siguieron.
Mateo 4:21-22. N.V.I.

Al día siguiente, Jesús decidió salir hacia Galilea. Se encontró con


Felipe, y lo llamó: Sígueme. Felipe era del pueblo de Betsaida, lo mismo que
Andrés y Pedro. Felipe buscó a Natanael y le dijo: -Hemos encontrado a Jesús
de Nazaret, el hijo de José, aquel de quien escribió Moisés en la ley, y de
quien escribieron los profetas.
Juan 1:43-44. N.V.I.

Al irse de allí (Capernaun), Jesús vio a un hombre llamado Mateo,


sentado a la mesa de recaudación de impuestos. “Sígueme”, le dijo. Mateo se
levantó y lo siguió.
Mateo 9:9. N.V.I.

Hombres con deseos de aprender, hombres sin letras y del vulgo pero no
incapaces, la mayoría provenientes de la región de Galilea, a diferencia del
discípulo Judás de tal manera que no se pueden desconocer algunas
cualidades de los mismos, de acuerdo al historiador Alfonso Ropero,
económicamente Galilea era más rica que Judea y su clima social en aquel
tiempo era muy tranquila, comparada con Judea, un hervidero de oposición a
los romanos. En el siglo I a.C. muchas familias judías emigraron a Galilea,
entre ellas la de Jesús, el historiador judío Flavio Josefo presenta Galilea
como una región fructifera, intensamente cultivada, que aparece como un
hermoso jardín. El comercio era tan importante o más que los recursos
naturales, pues por Genesaret pasaba el camino de caravanas de Damasco a
la Cesarea marítima, atravesando la tierra de Neftalí. El lago era abundante en
peces, y su pescado se exportaba por todo el mundo.

Los pescadores galileos formaron cooperativas, poseyeron costosos aparejos


y de ninguna manera deben ser presentados como gente primitiva o poco
formada, sino más bien como proveedores de una industria de productos
alimenticios.22 lo que más intriga acerca de estos hombres es que a primera
vista no nos impresionan como hombres claves. Al igual que su Maestro, su

22
ROPERO BERZOSA ALFONSO, Conferencia tres momentos fundamentales del cristianismo Jesús,
Pablo, Juan. 2004
56
educación formal muy probablemente consistió sólo de las escuelas de las
sinagogas.

Se equivocaron muchas veces, eran lentos en comprender los misterios del


Reino, pero eran honestos, estaban siempre listos a confesar las necesidades.
Estos hombres estaban buscando a alguien que les guiara en el camino de la
salvación. Tales hombres , dóciles en las manos del Maestro, podrían ser
moldeados para reflejar una nueva imagen y lo que se puede decir a manera
de conclusión es: JESÚS PUEDE USAR A CUALQUIERA QUE DESEE SER
USADO.

5.1.2. La selección se concentró en unos pocos.

El mundo no puede ser transformado a menos que individuos sean


transformados, y los individuos no pueden ser cambiados excepto en la
medida en que son moldeados en las manos del Maestro. La necesidad es
clara no sólo de seleccionar unos pocos ayudantes, sino también de mantener
el grupo lo suficientemente pequeño para poder trabajar efectivamente con
ellos.

Es por ello que en la medida en que el grupo de seguidores fue creciendo, se


hizo necesario que Jesús seleccionara a doce.

Subió Jesús a una montaña y llamó a los que quiso, los cuales se reunieron
con él. Designó a doce, a quienes nombró apóstoles, para que lo
acompañaran y para enviarlos a predicar y ejercer autoridad para expulsar
demonios. Éstos son los doce que él nombro: Simón (a quien llamó Pedro);
Jacobo y su hermano Juan, hijos de Zebedeo (a quienes llamó Boanerges,
que significa: hijos del trueno); Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás,
Jacobo, hijo de Alfeo; Tadeo, Simón el Zelote y Judas Iscariote, el que lo
traicionó.
Marcos. 3:13-19. N.V.I.

Y de los doce había tres que conformaban el grupo más allegado al Señor,
para que las preferencias no causen murmuración, éstas deben darse en el
espíritu correcto y por la razón correcta. Así como hay favores especiales que
se otorgan a los discípulos y no al mundo, así también hay favores especiales
que se le otorgan a unos discípulos y no a otros. Recuerde Dios no se
equivoca. Esos tres discípulos son: Pedro, Santiago (Jacobo) y Juan. Que

57
presenciaron tres eventos de mucha importancia durante el ministerio del
Maestro.

5.1.2.1. La muerte de al hija de Jairo jefe de la sinagoga.

No dejó que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Jacobo y Juan, el hermano


de Jacobo, cuando llegaron a la casa del jefe de la sinagoga (Jairo), Jesús
notó el alboroto, y que la gente lloraba y daba grandes alaridos. Entró y les
dijo:-¿Por qué tanto alboroto y llanto? La niña no está muerta sino dormida.
Entonces empezaron a burlarse de él, pero él los sacó a todos, tomó consigo
al padre y a la madre de la niña y a los discípulos que estaban con él, y entró
adonde estaba la niña. La tomó de la mano y le dijo: -Talita cum (que significa:
Niña, a ti te digo, ¡levántate!).
Marcos. 5:37-41.N.V.I.

5.1.2.2. La transfiguración.

Seis días después Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó
a una montaña alta, donde estaban solos. Allí se transfiguró en presencia de
ellos. Su ropa se volvió de un blanco resplandeciente como nadie en el mundo
podría blanquearla. Y se les aparecieron Elías y Moisés, los cuales
conversaban con Jesús.
Marcos. 9:2-4.N.V.I.
5.1.2.3. En el huerto de Getsemaní.

Fueron a un lugar llamado Getsemaní, y Jesús les dijo a sus discípulos:


“Siéntense aquí mientras yo oro.” Se llevó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y
comenzó a sentir temor y tristeza. “Es tal la angustia que me invade que me
siento morir –les dijo-. Quédense aquí y vigilen.”
Marcos. 14:32-34.N.V.I.

5.1.3. La observancia del principio de selección.

El Maestro ilustró gráficamente un principio fundamental de la enseñanza : que


estando todo lo demás en equilibrio, mientras más concentrado es el tamaño
del grupo que está siendo enseñado, mayor es la oportunidad para una
instrucción efectiva.

58
Jesús dedicó la mayoría del resto de su vida sobre la tierra a estos pocos
discípulos. Él arriesgo literalmente todo su ministerio con ellos. Ellos debían
entender la verdad y ser santificados por ella, de otra manera todo estaría
perdido.

Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad.


Juan.
17:17.N.V.I.

Por eso Él oró “no por el mundo”, sino por los pocos que Dios le había dado
“del mundo.” La oración sacerdotal de Cristo en el capítulo diecisiete (17) del
evangelio de Juan es especialmente significativa en esta conexión. De los
veintiséis (26) versículos que tiene esta oración en dicho capítulo, catorce (14)
de ellos se relacionan inmediatamente con los doce discípulos.

A los que me diste del mundo les he revelado quién eres. Eran tuyos; tu me los
diste y ellos han obedecido tu palabra. Ahora saben que todo lo que me has
dado viene de ti, porque les he entregado las palabras que me diste, y ellos las
aceptaron; saben con certeza que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
Ruego por ellos, no ruego por el mundo, sino por los que me has dado, por
que son tuyos.
Juan. 17:6-9.N.V.I.

¿Por qué Jesús intencionalmente concentró su vida en tan poca gente


comparativamente hablando? ¿Por qué no capitalizó entonces sus
oportunidades de enlistar un poderoso ejército de creyentes para conquistar al
mundo rápidamente?. La respuesta está en que Jesús no estaba tratando de
impresionar a las masas, sino introducir un Reino. Esto significaba que Él
necesitaba hombres que pudieran guiar a las multitudes. ¿De qué provecho
hubiera sido para su propósito fundamental el incitar a las masas para que le
siguieran si esta gente no tendría supervisión posterior o instrucción respecto
al Camino?

5.1.4. La aplicación práctica del principio de selección


actualmente.

Extrañamente , este principio es escasamente comprendido hoy en la práctica.


La mayoría de los esfuerzos evangelísticos de la iglesia comienzan con las
multitudes, como si los números fueran lo primordial, atención los números no
deben nunca deslumbrarnos ni ser el factor primordial que determine la labor
59
evangelística de una iglesia. “No podemos viajar con Dios por mucho tiempo a
menos que seamos salvos de los números. Es tristemente posible pensar más
en las cifras que en Cristo” J.A. Steward. De tal manera que los números no
son determinantes para establecer el “éxito” o el fracaso de una congregación
cristiana. Al fin y al cabo en la iglesia no todos los que están son, pues hay una
inquietante proporción de infiltrados, así como también simpatizantes no
convertidos, junto con una notable cantidad de creyentes sin compromiso
evidente y únicamente un reducido grupo de verdaderos discípulos
comprometidos con la causa del evangelio de Cristo. Después de todo, nos
guste o no, la iglesia verdadera siempre será minoría en el mundo, donde la
calidad debe primar sobre la cantidad, pero no reñir con ella, pues donde hay
buena calidad, ésta debe fructificar también en buena cantidad. 23

No en vano la Escritura hace mención de un REMANENTE.

Así también hay en la actualidad un remanente escogido por gracia.


Romanos 11:5. N.V.I.

Este remanente no es producto del esfuerzo, del mérito, de la piedad o cualquier


otra obra de ellos, sino que es enteramente fruto efectivo de la gracia divina,
recibida por fe. Hay, pues, un remanente de escogidos que alcanzó lo que la
masa del pueblo judío no pudo alcanzar: establecer una correcta relación con
Dios.24

De cualquier modo, Dios espera saber con quién cuenta. A causa de ello los
datos estadísticos fieles no deben reprobarse siempre y cuando estén dirigidos
a establecer con quién se cuenta, más que a saber simplemente cuántos hay,
pues el propósito en la mención de cifras referidas a personas en la Biblia, es
hacer énfasis en la calidad de los contados más que en la cantidad de los
mismos, tal como sucedió con los 300 de Gedeón comparados con la totalidad
de su ejercito (Juc.7:1-7); los valientes de David frente al resto de sus tropas (I
Cro. 11:10-47); y los 120 en el aposento alto (Hch. 1:15), en contraste con las
multitudes que seguían a Jesucristo durante su ministerio terrenal. 25

23
ROJAS RUIZ ARTURO I, Pastor. Comentarios a la tesis: Fragmentación y recomposición del campo
religioso en Bogotá. Un acercamiento a la descripción del pluralismo religioso en la ciudad de WILLIAM
MAURICIO BELTRAN CELY. Página 2, 2004.
24
HENRY MATTHEW, Comentario bíblico, página 1592, Editorial Clie 1999.
25
ROJAS RUIZ ARTURO I, Pastor. Comentarios a la tesis: Fragmentación y recomposición del campo
religioso en Bogotá. Un acercamiento a la descripción del pluralismo religioso en la ciudad de WILLIAM
MAURICIO BELTRAN CELY. Página 3, 2004.
60
Desde la perspectiva bíblica, la globalización contribuirá, sin duda, a la
consolidación de un gobierno y una religión mundiales, profetizados
escatológicamente; pero el cristianismo se conservará puro y vigente contra
tales dictaduras cuando estas se hayan globalizado del todo. Una identidad
colectiva mundial es ilusoria, mientras la especie humana esté formada por
individuos. Si Dios es individuo e hizo al hombre a su imagen y semejanza, la
despersonalización jamás será posible. Lo individual es el sustento de lo
comunal, un rebaño se forma de oveja en oveja, lo gregario es una suma de lo
múltiple unitario.26

“No crean ustedes que ganar almas sea, o se consiga, por multiplicar los
bautismos o engrosar las filas de la iglesia” C. H. Spurgeon.

5.2. ASOCIACIÓN. (ASOCIAR)

Enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les


aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
Mateo. 28:20. N.V.I.

5.2.1. Él estuvo con ellos.

La esencia del programa de entrenamiento de Jesús era dejar que sus


discípulos lo siguieran, que estuvieran con Él Designó a los doce; a quienes
nombró apóstoles, para que lo acompañaran... (Mrc.3:14) de tal manera que
fueron inscritos en una formación muy parecida y utilizada por Aristóteles ya
hacía mucho tiempo atrás que es conocida como Peripatética (del griego
peripathein que significa pasear). Todo lo que Jesús hizo para enseñar a estos
hombres fue atraerlos cerca de sí mismo. Él era su propia escuela y contenido
de estudios.
Esta metodología fue revelada por Jesús desde el principio a través de un
llamado que le formulaba a sus escogidos, a quienes les decía:

o A Juan y Andrés les invitó “Vengan a ver”. Jn. 1:39.


o A Felipe también se le hizo extensiva la invitación “Sígueme”. Jn. 1:43.
o Impresionado por lo anterior Felipe invitó a Natanael “Ven a ver” Jn.
1:46.

26
SILVA-SILVA DARIO pastor, El reto de Dios, página 51, Editorial Vida 2000.
61
o Más tarde a Santiago, Juan, Pedro y Andrés les dijo “Vengan, síganme
y los haré pescadores de hombres” Mrc. 1:17, Mt. 4:19, Lc. 5:10.
o Mateo al igual que los anteriores fue invitado “Sígueme”. Mt. 9:9.
Lc.5:27.

Lo que se logra extractar de lo anterior es el poder anticipador de su


llamamiento. No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a
ustedes... (Jn. 15:16) es un llamado eficaz pues el poder de la gracia divina
responde y supera todas las objeciones.

Soberanía es el acto por el cual “El Señor hace todo lo que quiere...” y
Providencia es el ejercicio de la soberanía para el bien y el beneficio de su
creación, en orden al cumplimiento de los propósitos divinos y al triunfo final de
su justa causa. Lo anterior parece incompatible con la experiencia y la
revelación bíblica acerca del libre albedrío del hombre, pero esta impresión no
es exacta, pues lejos de ser mutuamente excluyentes, estos temas se
complementan y pueden conciliarse por medio de la “concurrencia”, expresión
de la soberanía divina por el cual Dios hace que todo, aún las decisiones
humanas abiertamente contrarias a sus mandamientos y deseos, terminen
convergiendo al cumplimiento de su voluntad.

5.2.2. la observancia del principio de la Asociación.

Al aceptar la invitación que Jesús les formulaba, los discípulos quedaban


matriculados en la escuela del Gran Maestro, con quién recibirían toda la
instrucción necesaria para luego ser enviados a predicar el evangelio.

A medida que el ministerio de Jesús se extendió al segundo y tercer año


incrementó el tiempo dado a los discípulos escogidos y como algo contrario a
lo que se aplica hoy, el Señor al final de su ministerio pasó más tiempo con
sus discípulos. Es por eso que se concluye que, no fue sino hasta que el
tiempo comenzó a irse de sus manos que los discípulos de Cristo estuvieron
preparados para comprender el significado profundo de su presencia con ellos
Y les digo esto para que cuando llegue ese día se acuerden de que ya se lo
había advertido. Sin embargo, no les dije esto al principio porque yo estaba
con ustedes (Jn.16:4). Sin duda esto explica por qué los escritores de los
Evangelios se sintieron obligados a dedicar tanta atención a estos últimos

62
días. En total, la mitad de lo escrito acerca de Jesús ocurrió en el último mes
de su vida, y la mayoría de esto en la última semana. 28

5.2.3. Ministrando a las multitudes.

Jesús en su ministerio no descuido a las multitudes a quienes también les


ministró en presencia de sus discípulos quienes observaban y escuchaban,
beneficiándose de todo lo que Él hacía y decía a otros.

o A las multitudes enseñó (el sermón del monte):


Cuando vio a las multitudes, subió a la ladera de una montaña y se sentó.
Sus discípulos se le acercaron, y tomando él la palabra, comenzó a
enseñarles diciendo:
Mt. 5:1-2. N.V.I.

o A las multitudes alimentó:


Los discípulos objetaron: -¿Dónde podríamos conseguir en este lugar
despoblado suficiente pan para dar de comer a toda esta multitud?
Mt. 5:33. N.V.I.

o A las multitudes sanó:


Pues como había sanado a muchos, todos los que sufrían dolencias se
abalanzaban sobre él para tocarlo.
Mrc. 3:10. N.V.I.

o A las multitudes liberó:


Luego bajó con ellos y se detuvo en un llano. Había allí una gran multitud
de sus discípulos y mucha gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa
de Tiro y Sidón, que habían llagado para oírlo y para que los sanara de sus
enfermedades. Los que eran atormentados por espíritus malignos
quedaban liberados. Lc. 6:17-18. N.V.I.

Pero el problema más frecuente de la multitudes es que atropellan (Mrc. 3:7-


10) y estorban (Lc. 5:17-19). Evitando de tal manera efectuar un trabajo con
excelencia que les favorezca a las mismas. Además las masas o multitudes
pueden ser presa fácil de dioses falsos, pues siempre estarán dispuestas a
seguir a cualquiera que se presente con promesas que les favorezcan,

28
COLEMAN ROBERT E. El plan maestro de la evangelización, página 42, EditorialUnilit 1998.
63
generalmente sin mirar de quien vienen, ni que consecuencias pueden
generar.

Pero Jesús no sería esclavo de la popularidad. Todo lo contrario. Repetidas


veces Él tomó medidas especiales para disminuir el apoyo de las masas
ocasionado por su por su poder extraordinario. Con frecuencia hasta le pedía a
los recipientes de sus sanidades que no dijeran nada para prevenir grandes
concentraciones de multitudes fácilmente explicables. En otras ocasiones
cuando era aplaudido por la multitud, Jesús se escapaba con sus discípulos e
iba a otro lugar para continuar su ministerio. Su práctica en este sentido a
veces hasta molestaba a sus seguidores quienes no entendían su estrategia.29
(Mrc. 3:12, Lc. 5:14).

5.2.4. La asociación requiere tiempo.

Tal asociación hecha de parte del Maestro hacía sus discípulos, al ser tan
cercana y constante significaba que Él prácticamente no tenía tiempo para sí
mismo. (Mrc.6:30-31).

Pero Jesús no lo quería de otra manera. Ellos eran sus hijos espirituales
(Jn.13:33) y la única forma que un padre puede levantar una familia es
estando con ella.

Otro pecado que cometen los padres contra sus hijos es privarlos de su
presencia y, por ende, de su protección e influencia. El recurso de irse del país
o irse a otra ciudad en busca de mejores condiciones de vida, no deja de ser
peligroso por dos motivos. Primero, porque el abandono temporal muchas
veces se transforma en separación perpetua. Segundo, porque no hay
sustituto para la presencia del padre en el hogar. 30

Además si retomamos las Escrituras hay una promesa bellísima para el padre
Abraham en el cual serán benditas todas las naciones de la tierra o sea para
nosotros en el rol de padres. (Gén. 18:19)

Jesús no tenía tiempo para dar atención constante a esta gente, hombres y
mujeres. El hizo todo lo que pudo, y esto sin duda sirvió para impresionar en
sus discípulos la necesidad de un cuidado personal inmediato de los nuevos
convertidos; pero Él tenía que dedicarse primeramente a la tarea de

29
COLEMAN ROBERT E. El plan maestro de la evangelización, página 33, EditorialUnilit 1998.
64
desarrollar líderes quienes a su vez pudieran dar este tipo de cuidado personal
a otros.

Es por eso que se puede hablar de una naturaleza integralista del cristianismo,
Paul Jhonson el historiador, presenta una respuesta definitiva, es decir
solucionista. “Lo que maravilla es que la personalidad que está detrás de la
misión de ningún modo se fragmenta, y por lo contrario siempre esta integrada
(asociada) y es fiel a su propio carácter. Jesús consigue ser todo para todos
los hombres al mismo tiempo que permanece fiel a sí mismo”. El cristianismo
no es una religión étnica, nacional, clasista, partidaria, etc.; su característica
esencialista es pluralidad en la más amplia expresión de la palabra, porque
Cristo es todo en todos.31

5.2.5. La aplicación práctica del principio de asociación


actualmente.

La política de Jesús en este punto nos enseña que la iglesia debe fundamentar
su seguimiento teniendo como base la preocupación personal por discipular a
aquellos que le han sido confiados.

Cabe anotar que el seguimiento del Señor no solamente lo ejerció sobre los
doce, pues manifestó preocupación por otros de sus seguidores:

o Él fue a la casa de Zaqueo después de su conversión en las calles de


Jericó (Lc.19:7), y pasó más tiempo con él antes de irse de la ciudad.

o Después de la conversión de la mujer en el pozo de Samaria, Jesús se


quedó dos días más en Sicar para instruir a la gente de esa comunidad
que “creyeron en él por la palabra de la mujer, daba testimonio”
(Jn.4:40-41).

o Se debe hacer mención también, de ese pequeño grupo de mujeres


fieles que le ministraban de sus bienes, como Maria y Marta (Lc.10:38-
42), Maria Magdalena, Juana, Susana “y otras muchas” (Lc. 8:1-3). Y es
que la actitud de Jesús hacía las mujeres era muy distinta que la de la
mayoría de sus contemporáneos. Todos los evangelios muestran que
Jesús trataba a las mujeres (especialmente Lucas), dejando de lado
discriminaciones sutiles, prejuicios expresados con educación,

30
DE LEÓN DANIEL, Los siete pecados capitales de un padre, página 92, Editorial Caribe-Betania 1996.
65
marginación, muros, barreras... color, sexo, idioma, educación, ropa,
casa, padres... la lista continúa. Es notorio destacar que en nuestros
días la gente se siente excluida, separada, sola. Pero al igual que en el
primer siglo hoy también JESÚS SE ACERCA.

La asociación a través del seguimiento es la razón y la justificación de todos


los ministerios o grupos de trabajo de la iglesia.

5. 3. CONSAGRACIÓN. (CONSAGRAR)

Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de


corazón, y encontrarán descanso para su alma.
Mateo. 11:29. N.V.I.

Así como uno de los sinónimos de consagrar es dedicarse, también su


significado contempla a una persona o cosa que se ofrece a Dios como voto,
por lo tanto la consagración tiene como marco fundamental la obediencia,
pues obedecer es “cumplir la voluntad del que manda”, es estar sometidos a
una serie de reglas, que con anterioridad ya hemos decidido aplicar, de tal
manera que la consagración implica estar apartados completamente para Él y
su reino. Pero la obediencia debe estar amparada en el amor y no en el temor.
Recordemos que Él es el Señor.

Porque el Señor tu Dios es Dios de dioses y Señor (Adonai) de señores; él es


el gran Dios, poderoso y terrible, que no actúa con parcialidad ni acepta
sobornos.
Dt. 10:17. N.V.I.

¿Por qué me llaman ustedes “Señor, Señor (Kyrios)”, y no hacen lo que les
digo?.
Lc. 6:46. N.V.I.

En el lenguaje corriente, es el amo, el jefe, el dueño. En el Antiguo Testamento


el equivalente es Adon, que en la Septuaginta se traduce como Kyrios.
Después del exilio, cada vez que se leía el tetragrámaton (YHWH), no se
pronunciaba, sino que se usaba el título de Adonai. 32

31
SILVA-SILVA DARIO pastor, El reto de Dios, página 46, Editorial Vida 2000.
32
NUEVO DICCIONARIO DE LA BIBLIA, Página 955 Editorial Unilit 1999
66
Y como Él es el único Señor, no pueden haber otras lealtades (Mt.6:24,
Lc.16:13), literalmente se podría decir o sirves a: Dios o a Mamón. El término
Mamón era usado en el tiempo de Jesús para significar la hacienda o riqueza
de una persona; con toda probabilidad, es una palabra aramea compuesta de
la preposición me = en, y la raíz amán = sustentar, estar seguro. No hay otro
modo de demostrar que somos fieles servidores de Dios, sino entregándonos
de tal manera a Él, que todas nuestras posesiones materiales estén
completamente al servicio del Señor. De lo contrario, en lugar de servirnos de
las riquezas, estamos siendo siervos de ellas lo cual es incompatible con la
dedicación total que le debemos a Dios, nuestro único Amo y Señor. 33

5.3.1. Él requirió obediencia.

Jesús esperaba que los hombres con quien Él estaba la obedecieran. Que
fueran fieles. No se les requirió ser muy inteligentes, pero debían ser leales. El
método era elemental: seguir al Maestro. Nadie sigue a una persona en la cual
no confía, ni toma un paso de fe sinceramente a menos que esté dispuesto a
obedecer lo que el líder dice.

5.3.2. El Señor exigió a sus discípulos tomar la cruz.

Luego dijo Jesús a sus discípulos: - Sí alguien quiere ser mi discípulo, tiene
que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme.
Mt. 16:24. N.V.I.

Ser discípulo de Cristo involucra mucho más que una aceptación gozosa de la
promesa mesiánica: significa entregar la vida completa al Maestro en absoluta
sumisión a Su soberanía.

Conforme al anterior versículo podemos anotar lo siguiente:

 Si alguien quiere: Cristo no quiere forzarnos a hacer absolutamente


nada, nada se conoce sin antes quererlo. Como soldados del ejercito
del Señor somos voluntarios, más no soldados alistados a la fuerza,
pero no hay porque afanarse pues el mismo es quien produce el querer
como el hacer para que se cumpla su buena voluntad. (Filp. 2:13).

33
HENRY MATTHEW, Comentario bíblico, página 1319, Editorial Clie 1999.
67
 Negarse a si mismo: Cristo el Señor quiere que nosotros nos
despojemos de cualquier viso en nuestro ser que tenga que ver con
Autopromoción, Autopreservación, Egocentrismo.
La Biblia está llena de hombres y mujeres que lucharon contra el
pensamiento “centrado en el yo”, así que nuestra generación no está
sola. Si aprendiésemos de ellos, podríamos vivir en libertad; seríamos
capaces de disfrutar de nuestros éxitos sin llevarnos el mérito, como el
rey David, podríamos llevar bien los problemas confiando en Dios, como
Job. Al dejar a un lado nuestras propias agendas, horarios y planes –
como Moisés hizo finalmente -, descubriríamos que los planes de Dios
son increíbles. Al final, un estilo de vida “centrado en Dios” ¡nos liberaría
para vivir la vida al máximo! 34

 Tomar su cruz: Para los discípulos no es una palabra nueva, pues para
la época en el imperio romano era conocido que el condenado a muerte
tenía que ser el mismo portador de su patíbulo (furcifer). Pero ese tomar
su cruz significa que participamos del sufrimiento del Señor durante su
camino al sacrificio, pero no con una actitud de resignación o por que
nos toco, sino más bien considerando que el sufrimiento produce
perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de
carácter, esperanza. (Rom. 5:3). O como alguien diría con tono poético
“las espinas duelen más si se pisan que si se besan”.

 Seguirme: La idea final es que debemos seguir a Cristo en el dolor,


para seguirle posteriormente en el honor. La seguridad nuestra debe
estar puesta en que el hecho de que le seguimos a Él en esto, nos ha
de consolar, por que, Él fue delante, nos mostró el camino, llevó el peso
más fuerte, pues la cruz que para Él fue maldición, para nosotros fue
bendición.

5.3.3. En el discípulo debe haber una completa negación al


pecado.

La vieja manera de pensar, hábitos y placeres del mundo debían ser


conformados a las nuevas disciplinas del reino de Dios. De tal manera que nos
rige ahora el Sermón del Monte en su aparte conocido como: las
bienaventuranzas.

34
LUCADO MAX, No se trata de mí, Prefacio. Editorial Casa Creación, 2004.
68
Las ocho cualidades presentadas en las bienaventuranzas son la descripción
de un hombre, siempre el mismo, el ciudadano del Reino ideal por su
desarrollo espiritual y psíquico. No cabe la idea de que el discípulo puede
seleccionar a cuál bienaventuranza se dedicará. ¡el discípulo tiene que
dedicarse a todas! Las bienaventuranzas se dividen en dos grupos:

I. CUALIDADES PERSONALES PASIVAS. (Mateo. 5:3-6)


Incapacidad espiritual.
Contrición espiritual.
Humildad espiritual.
Aspiración espiritual.

II. CUALIDADES SOCIALES ACTIVAS. (Mateo. 5:7-21)


Compasivo de espíritu. (misericordia)
Puro de corazón.
Ministerio de conciliador.
Inconmovibles en lealtad.35

A manera de comentario a lo anterior se puede anotar lo siguiente. “En el


mundo de los hombres no encontramos nada que se asemeje a las virtudes
que Jesús describió en el inicio del famoso Sermón del Monte. En vez de
pobreza de espíritu, encontramos la más rancia soberbia; en lugar del llanto,
hallamos buscadores de placer; en vez de mansedumbre, arrogancia; en lugar
de hambre de justicia oímos decir; - Soy rico, he incrementado mis bienes y no
tengo necesidad de nada -; en vez de pureza de corazón, fantasías corruptas;
en lugar de hacedores de paz, encontramos hombres aguerridos resentidos;
en vez de gozarse en ser maltratados, hallamos hombres que responden
violentamente con cualquier arma que esté a su alcance” 36

Es más la Escritura es enfática cuando dice que el discípulo que práctica el


pecado (Gál. 5:21) no tendrá como herencia el Reino de Dios, indicando no un
pecado pasajero, sino un hábito, un vicio. La práctica continua de las obras de
la carne revela profundas actitudes de rebeldía contra Dios, que son
incompatibles con el Reino. El que profesa haber entrado en el Reino es
avisado por el apóstol Pablo que examine la realidad de su vida interior para
ver si está “en la Fe” o no (2 Co.13:5), pues no quiere que nadie se engañe a
sí mismo o a otros, que crea que está en el Reino de Dios mientras se dedica
a prácticas que caracterizan al reino de las tinieblas.

35
SANDERS J. OSWALD, Perfil de un verdadero Discípulo. Página 19. Editorial Portavoz. 1972.
69
5.3.4. El estándar de conducta del discípulo debe ser el amor
perfecto.

“Ama al señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu
mente” –le respondió Jesús -. Éste es el primero y el más importante de los
mandamientos. El segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como a ti
mismo.”
Mateo. 22:37-39. N.V.I.

El amor demuestra dos verdades: la naturaleza de Dios y el conocimiento de


Dios. Sólo el que ama conoce a Dios; el que no ama, sencillamente no lo
conoce. Hay muchos que aspectos relacionados con Dios: por ejemplo,
conocen la Biblia, conocen la teología, conocen la doctrina; han leído múltiples
libros cristianos... pero no aman. Y, así las cosas, la conclusión es fácil: esos
eruditos, esos sabihondos, esos sabelotodos no conocen a Dios, por la
sencilla razón de que no aman. No amar es ignorancia de Dios.37

Ese amor debe ser expresado en devoción por quienes Él murió para salvar.
Nosotros los discípulos del Señor somos un canal del amor de Dios. Algunos
creen que se puede amar en público y odiar en privado. Fingir amor es la peor
forma de odiar. Pero ¡atención!: la Escritura dice que la franqueza es una
forma de amor, cuando se reprende al prójimo para librarlo de las
consecuencias del pecado.38

El amor había de manifestarse en obediencia a Jesús, obediencia que consiste


en seguirlo hasta las últimas consecuencias convencidos plenamente de lo
que estamos haciendo, para que no nos suceda lo que les paso a algunos de
sus discípulos que con la misma ligereza que dijeron si, también ligeramente
dijeron no. Hasta cuando surge la amorosa respuesta del apóstol Pedro.

Desde entonces muchos de sus discípulos le volvieron la espalda y ya no


andaban con él. Así que Jesús les pregunto a los doce: ¿También ustedes
quieren marcharse? -Señor- contestó Simón Pedro -, ¿a quién iremos? Tú
tienes palabras de vida eterna.
Juan. 6:66-68. N.V.I.

36
TOZER A. W. La búsqueda de Dios. (Londres, Oliphants, 1969) Página 109.
37
SILVA-SILVA DARIO pastor, El fruto eterno, página 36, Editorial Vida 2005.
38
SILVA-SILVA DARIO pastor, El fruto eterno, página 40, Editorial Vida 2005.
70
5.3.5. El Señor les demanda a sus discípulos considerar el
costo de seguirle.

A continuación la referencia se hace con base en tres decisiones hechas por


distintos hombres al momento de querer seguir al Maestro.

 El Señor es claro no debe ser una decisión precipitada o tomada en


emociones, pues es seguro que hallaremos incomodidades durante el
ministerio.

Iban por el camino cuando alguien le dijo: - Te seguiré a dondequiera que


vayas. –Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos- le
respondió Jesús-. Pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la
cabeza.
Lucas. 9:57-58. N.V.I.
 El Señor declara no hay tiempo que perder, la demora en actuar,
produce excusas en la mente.

A otro le dijo: - Sígueme. -Señor- le contestó -, primero déjame ir a enterrar


a mi padre. - Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú
ve y proclama el reino de Dios- el replicó Jesús.
Lucas. 9:59-60. N.V.I.

 El Señor advierte no hay lugar para caprichos personales, como si


perder lo del mundo tuviera más valor, que lo que va a recibir en el
reino.

Otro afirmó: - Te seguiré, Señor; pero primera déjame despedirme de mi


familia. Jesús respondió: Nadie que mire atrás después de poner la mano
en el arado es apto para el reino de Dios.
Lucas. 9:61-62. N.V.I.

5.3.6. El Señor mismo fue ejemplo de obediencia y


consagración perfecta.

Él siempre fue obediente, obediente hasta la muerte. La cruz fue la


culminación de su consagración, la frase es “Todo se ha cumplido” (griego =
tetelestaí = ha sido terminado), término utilizado en la época para el último
recibo del pagare cancelando la deuda. En la cruz se han acabado las
maldades de sus enemigos; se ha llevado a cabo la obra que le había
71
encomendado el Padre; se han cumplido enteramente las profecías del
Antiguo Testamento que se enfocaban en Él; se a puesto punto final a la ley
ceremonial; la deuda ha sido pagada por completo y no existen penitencias ni
purgatorios.

5.3.7. La aplicación práctica del principio de consagración


actualmente.

A menos que haya esta consagración o dedicación a todo lo que sabemos que
Él quiere que hagamos ahora, sin importar lo inmaduro que sea nuestro
entendimiento, es dudoso que podamos progresar en su vida y misión. No hay
lugar en el reino para los perezosos, pues tal actitud no sólo imposibilita todo
crecimiento en el conocimiento, sino que también destruye toda utilidad en el
campo de la batalla mundial del evangelismo. Una correcta orientación
educativa será inalterable en cuanto a los fundamentos de la fe, pero flexible
en todo lo relativo a los logros del ingenio humano, dotado por el Creador de
ilimitadas posibilidades. Si el principio de la sabiduría, es el temor de Dios, el
conocimiento sin sabiduría es la falsamente llamada ciencia; y tal humanismo
autonomista hace del llamado homo sapiens un orangután con toga. Por lo
tanto, es mejor formar sabios que formar eruditos. Preferible un hombre
ignorante pero íntegro, a un sabelotodo disoluto. Pero, por supuesto la meta
ideal es intelectualidad acompañada de integridad.39 Es pues el final de este
capítulo una invitación a participar de la facultad de teología que ofrece la
iglesia, donde la teología esta puesta al servicio de la vida y no la vida al
servicio de la teología.

5.4. IMPARTICIÓN (IMPARTIR)

Acto seguido, sopló sobre ellos y les dijo: Reciban el Espíritu Santo.
Juan. 20:22. N.V.I.

La impartición está relacionada con la comunicación ejercida por Dios mismo


al comprender que sus discípulos descubrirían la experiencia más profunda de
su Espíritu. A mayor y mejor comunicación se logran niveles de unidad más
duraderos, destacando que la comunicación en los tiempos postmodernos es
mera información.

5.4.1. Él se dio a sí mismo.

39
SILVA-SILVA DARIO pastor, El reto de Dios, página 56, Editorial Vida 2000.
72
Al soplar les demostraba que estaba dando un adelanto de Pentecostés y
como cronológicamente el versículo está registrado después de la
resurrección, les está confirmando que estaba vivo. Además se considera que
es una transmisión de vida y de poder espirituales. La Escritura en el Antiguo
Testamento a veces identifica el soplo como una forma de dar vida al hombre
(Gén.2:7), ya en el Nuevo Testamento es un símbolo claro para referirse a
todo aquel que nace del Espíritu (Jn.3:8). Jesús sopló sobre los discípulos
para comenzar un nuevo mundo (la iglesia) ofreciendo permanentemente su
Santo Espíritu.

A través de darse Él mismo nos dio a conocer lo que al Padre le oyó decir
(Jn.15:15), pues el mismo es el mediador entre Dios y los hombres para llevar
acabo la obra de redención, es también el que nos muestra el amor y la
santidad de Dios y nos deja ver su intimidad con el Padre mismo; nos regala
de su Paz para soportar la aflicción (Jn. 16:33); nos da de su Alegría para
que la nuestra sea completa (Jn.15:11) la palabra alegría resulta más
expresiva que la palabra gozo, utilizada por antiguas versiones, porque gozo
tiene más que ver con el placer. Regocijo, otra palabra que a veces se usa,
define algo momentáneo, o eventual; pero “alegría” cubre todos los aspectos
que el Espíritu Santo nos quiere transmitir 40; nos ha dado la gloria para que
seamos uno solo (Jn.17:22); nos dio su poder para hacer obras mayores
(Jn.14:12) y como su fuera poco nos entregó su vida (Jn.3:16). Todo lo
anterior para mostrar de una manera práctica todas las enseñanzas
impartidas por Él.

De tal manera que los discípulos entendieron que no estaban tan sólo
guardando una ley, sino que estaban respondiendo a Uno que los amaba y
estaba dispuesto a darse a sí mismo por ellos.

5.4.2. Él demandó reciprocidad.

Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los
traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas.
Mateo. 7:12. N.V.I.

Algunos llaman a esta llave la regla de oro; otros la llaman causalidad, o ley de
causa y efecto. Nosotros, para ser concordantes con las Escrituras, la

40
SILVA-SILVA DARIO pastor, El fruto eterno, página 65, Editorial Vida 2005.
73
llamaremos reciprocidad. Dicho en términos sencillos, consiste en que lo que
yo le hago a otro, me lo harán irremediablemente. 41 y también lo que el Señor
ha hecho por mi yo debo hacerlo a mi prójimo. Lo que nosotros recibimos
gratis, tenemos que darlo gratuitamente.

La clave esta en amarse los unos a los otros y es que en el amor a Dios y a los
hombres se resuma toda la ley, amar es la única manera de ganar la
respuesta libre de los hombres. Mucha gente se imagina que el amor es una
simple declaración, que amar a Dios es venir al templo, alzar las manos y decir
“Señor, yo te amo”. También en las relaciones humanas hay quienes están
confundidos pensando que el amor es asunto de declaraciones. Sin embargo,
Dios nos enseña en su Palabra que el amor es algo que se concreta en
acciones y produce consecuencias prácticas en la vida ordinaria de la gente.
Amar a Dios, andar en sus caminos, cumplir sus mandamientos produce un
triple resultado: Vida, multiplicación y bendición.42

5.4.3. Jesús por medio de su Santificación, nos invita a ser


santos.

La renovación constante de su propia consagración a Dios a través de su


servicio de amor hacía otros, constituyó la santificación de Jesús.

Como tú me enviaste al mundo, yo los envío también al mundo. Y por ellos me


santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
Juan. 17:18-19. N.V.I.

Noten que esta separación de sí mismo para Dios, indicada por la palabra
santificar, no fue necesaria en el caso de Jesús para efectuar limpieza, pues Él
siempre fue puro. Tampoco era necesaria para recibir poder para servir, pues
Jesús ya tenía todo el poder que podía usar. Al contrario, su santificación,
como el contexto revela, fue en el área de la dedicación a la tarea para la cual
había sido enviado al mundo.43

Nuestra identidad en Cristo, nosotros somos “santos” (gr. haguíois), la Biblia


nos llama santos porque Dios nos ha llamado a ser santos. Fuimos
santificados en Cristo, somos hechos santos al participar en la vida del único
que verdaderamente es Santo, Jesucristo. Puesto que somos santos en Cristo,

41
SILVA-SILVA DARIO pastor, Las llaves del Reino, página 59, Editorial Grupo OP S.A. 1999.
42
SILVA-SILVA DARIO pastor, El fruto eterno, página 38, Editorial Vida 2005.
43
COLEMAN ROBERT E. El plan maestro de la evangelización, página 33, Editorial Unilit 1998.
74
por llamamiento de Dios, compartimos la herencia de Cristo. Recuerde: lo que
hace no determina quién es; quién es determina lo que hace. 44 Es decir
separados del mundo, de lo mundano, para ser el peculio especial de Dios.
“santos”, en este sentido, es el epíteto con que se designa a todos los
creyentes (Efe.1:1). “fieles” (gr. Pistóis) añade un detalle que denota firme
adhesión a Cristo, como al principio de la vida espiritual que todos recibimos
de Él. En conclusión “Creyente es el que se fía de Dios; Fiel es el creyente de
quien Dios puede fiarse”.

5.4.4. Les ordenó esperar la venida del Consolador.

Ahora voy a enviarles lo que ha prometido mi Padre; pero ustedes quédense


en la ciudad hasta que sean revestidos del poder de lo alto.
Lucas. 24:49. N.V.I.

La obra sobrehumana a la que fueron llamados los discípulos requería una


ayuda sobrenatural. No importa la clase de persona . importa su rendición a
Cristo. Ellos (los discípulos) necesitaban ser bautizados en el Espíritu para
cumplir la gran comisión.

5.4.5. Les ofrece otro Consolador.

Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre,


y Él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre.
Juan. 14:15-16. N.V.I.

Hasta estos momentos. Jesús siempre había estado con ellos, había sido su
primer Consolador, su Maestro, su Guía. Pero había un problema : el tendría
que partir al cielo; en tales circunstancias necesitaba comunicarles como
seguir adelante cuando Él se hubiera marchado.

PARACLETO: (en griego, el llamado, el auxiliador). Descripción de


Jesucristo y del Espíritu Santo en los escritos juaninos. Aunque Paracleto tuvo
originalmente un sentido pasivo (latín advocatus que significa ABOGADO), Juan
lo usa en sentido activo, como «el protector», «el que fortalece» o, si
traducimos con menos exactitud, «el consolador». Su presencia en el
creyente, hecha posible por la glorificación de Jesucristo (16.7), es reveladora
del Salvador. Además, el Paracleto actúa entre los incrédulos; ante el actual

44
ANDERSON NEIL T, Victoria sobre la oscuridad, página 41 Editorial Unilit 1991.
75
tribunal de Dios realiza un proceso misterioso de acusación y convicción
(16.8–11).45

Entonces, ese Consolador sería alguien (persona) que estaría al lado de los
discípulos, una persona que tomaría exactamente el lugar de Jesús, de
manera invisible haría lo que Jesús hizo visiblemente. Alguien que los guiaría
a la verdad y les mostraría las cosa que habían de venir, pues el testimonio del
Espíritu Santo siempre concuerda con la Palabra de Dios, no habla de si
mismo, sino en concordancia con el Padre y el Hijo y además sería alguien
que nunca los abandonaría a diferencia del Antiguo Testamento.

Jesús no estaba hablando de teoría. Era la promesa de una compensación


real por la pérdida que los discípulos sufrirían. En realidad, los privilegios que
los discípulos disfrutarían en esta profunda relación con el Espíritu eran
mayores de los que habían tenido al caminar Jesús con ellos por los caminos
de Galilea. Después de todo, en su carne Jesús estaba confinado a un cuerpo
y un lugar, pero en el Espíritu estas limitaciones serían todas removidas. 46

5.4.6. Los capacita y orienta a través de la obra del Espíritu


Santo.

o La experiencia con Cristo no puede ser engendrada por astucia


humana, la vida de Cristo fue dirigida por el poder del Espíritu Santo.
(Jn.6:63).
o La razón para vivir una vida en Cristo depende de un nuevo
nacimiento, pero no nacer en la carne es nacer en el espíritu. (Jn.3:3-
6).
o El Espíritu santo sostiene y alimenta la vida transformada del discípulo
de Cristo. (Jn.4:14).
o A través de la Palabra, el Santo Espíritu de Dios nos limpia de nuestra
vieja manera de pensar, hablar y actuar. (Jn.15:3).
o El Espíritu mismo convencerá al mundo, al inconverso de su error en
cuanto al pecado, a la justicia y al juicio. (Jn.16:8-11).
o Él pondrá las palabras en nuestra boca cuando estemos frente a las
autoridades al ser juzgados por causa de nuestra fe. (Mt. 10:19-20).
o Él daría iluminación de la verdad para que los hombres pudieran
conocer al Señor. (Jn. 16:14).

45
NELSON WILTON M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000,
46
COLEMAN ROBERT E. El plan maestro de la evangelización, página 62, Editorial Unilit 1998.
76
o El Espíritu Santo les dará poder para hacer las mismas y aún mayores
obras de las que Jesús hizo, en cuanto cuáles serían estas obras
mayores, el Señor no dijo, pero al parecer por lo que leemos en los
Hechos de los Apóstoles (Hch. 2:41-47), obviamente sería en el ámbito
del evangelismo.

Jesús reservó a propósito para sus pocos discípulos escogidos, y


particularmente los Doce, sus cosas más reveladoras (Lc.10:22). Sus ojos y
oídos fueron benditos. Muchos profetas y reyes desearon ver las cosas que
ellos vieron, y oír lo que ellos oyeron, pero un pudieron (Mt.13:16-17).47
Privilegios que fueron concedidos sólo a los que permanecieron hasta el fin en
la llenura del Espíritu santo.

Pero ¿qué significa la llenura del Espíritu Santo?. Significa, ni más ni menos,
que no somos nosotros los que nos llenamos del Espíritu, sino que nos
dejamos llenar por el Espíritu. El poder del Espíritu de Dios está personificado
en el Espíritu Santo, por lo que bien puede hablarse de llenura aun cuando se
habla de una persona.

Ahora bien, esto implica que, al no ser un “viento” ni un “líquido” lo que nos
llena, sino una Persona, no está en nosotros el tomar poco o mucho del
Espíritu, sino permitir que el Espíritu tome poco o mucho de nosotros. Toma
poco cuando no nos dejamos invadir de su poder y, al obrar así, lo
contristamos (Efe.4:30) o lo apagamos (1 Ts. 5:19). Un creyente contrista y
apaga en sí el poder y el fuego del Espíritu cuando rehúsa rendirle todo lo que
es y tiene y, de este modo, obstaculiza la acción del Espíritu, pues le cierra las
puertas y le pone barreras que el Espíritu, al respetar la libertad del individuo,
no va a forzar. Pero tengamos en cuenta que todo lo que se le niega a Dios, al
Espíritu de Dios, queda sin consagrar, sin dedicar a Dios, sin recibir poder. En
ese espacio que le negamos, en lugar de Dios queda entronizado un ídolo, sea
de metal, de carne o de papel moneda.48
Todo creyente puede experimentar la llenura del Espíritu Santo, pero no es
algo que todo creyente experimenta realmente. Entre las características
principales de la llenura del Espíritu santo en el creyente podemos reconocer
las siguientes:

 Un carácter como el de Cristo: esto es palpable cuando procuramos una


semejanza con el Maestro y se conoce como el Fruto del Espíritu

47
COLEMAN ROBERT E. El plan maestro de la evangelización, página 64, Editorial Unilit 1998.
77
(Amor, Alegría, Paz, Paciencia, Amabilidad, Bondad, Fidelidad,
Humildad, Dominio Propio) Gálatas 5:22-23.

 Una implicación evangelística: es claro en nuestro ser un deseo


inexplicable por la salvación de las almas y por llevar el mensaje del
evangelio sin temores, ni prejuicios. Hch. 5:14, Hch. 11:24.

 Siempre habrá en el que es lleno del Espíritu una actitud continua de


Alabanza, Adoración, Acción de gracias y Sumisión
independientemente de la situación que este atravesando. Efesios 5:19-
21.

Todo lo que constituya verdad viene del Espíritu Santo, no importa quién lo haya
dicho
Tomás de Aquino.

5.4.7. La aplicación práctica del principio de impartición


actualmente.

Debemos tener su vida en nosotros por el Espíritu si queremos realizar su


obra y poner en practica su enseñanza. Cualquier obra de evangelización que
carezca de la guianza del Espíritu Santo carece de vida y significado. Sólo en
la medida en que el Espíritu de Cristo en nosotros exalta al Hijo, es que las
personas son atraídas al Padre.

La sicología, como parte de la medicina, tiene límites que Dios pone a toda la
ciencia; y, por eso, la Biblia diferencia claramente lo síquico de lo espiritual.
Quienes pretenden trabajar lo espiritual por medios síquicos, a menudo no
entran en contacto con Dios, sino con los demonios, que tienen su teatro
favorito de operaciones en la siquis del hombre; pero el Espíritu Santo trabaja
en nuestro espíritu para que este controle nuestra alma y nuestro cuerpo. El
hombre no es solo animal sino espiritual; y, por eso, a diferencia del perro, el
elefante y el mono, puede comunicarse con Dios.49

48
HENRY MATTHEW, Comentario bíblico, página 1686, Editorial Clie 1999.
49
SILVA-SILVA DARIO pastor, El reto de Dios, páginas 208-209, Editorial Vida 2000.
78
5.5. DEMOSTRACIÓN. (DEMOSTRAR-TESTIFICAR)

Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con
ustedes.
Juan. 13:15. N.V.I.

Lo que hace tu testimonio eficaz es la vida que hay detrás de las palabras, por
eso por más elaborada que sea mi predicación al momento de evangelizar, si
mi estilo de vida no esta acorde con lo que digo es muy complicado que los
que nos rodean por lo menos quieran tener una cita de carácter
evangelizador. O como diría Mahatma Ganhi “Mi vida es mi mensaje”.

Cuenta la historia acerca de un clérigo que tenía un amigo actor. A las


actuaciones de éste, asistían grandes muchedumbres, mientras que el clérigo
siempre tenía muy poca gente en su iglesia. Un día le dijo al actor: -¿A qué se
debe que tú logres atraer a tantísima gente, yo casi no tengo auditorio? Tus
palabras son todas ficción, y las mías son verdades inmutables. La respuesta
del actor fue bien simple: -Yo presento mis ficciones como si fuesen verdad, y
tú presentas la verdad como si fuera un asunto de ficción. Me temo que
muchos de nosotros dejamos la impresión de que la verdad es falsa, por la
manera en que vivimos.50

Jesús les mostró como vivir, se preocupo de que aprendieran Su forma de


vivir para con Dios y con los hombres, no era suficiente introducirlos a la
comunión espiritual con Él, necesitaban saber cómo mantener esa
experiencia y cómo compartirla. Por supuesto, en un sentido técnico, la vida
antecede a la acción, pero desde un punto de vista completamente práctico
vivimos por lo que hacemos.51

5.5.1. El Señor les demostró y enseñó como orar.

Para Jesús la oración era la obra y el ministerio, recordemos no hay


cristianismo sin oración. Él dejaba que lo observaran comunicándose con el

50
GRAHAM BILLY, Día tras día devocional para julio 28, Editorial Mundo Hispano. 1999.
51
COLEMAN ROBERT E. El plan maestro de la evangelización, página 65, Editorial Unilit 1998.
79
Padre, Jesús no les impuso la lección, sino que oro hasta que sus discípulos
se sintieron deseosos de imitarle hasta que le pidieron que se los enseñará.

Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de
sus discípulos: - Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus
discípulos.
Lucas 11:1. N.V.I.

La oración es tal vez el mejor recurso del que dispone el cristiano para
cambiar favorablemente su entorno. Pero no podemos olvidar que los
cambios positivos en nuestro entorno comienzan primero por la
transformación personal. Por eso la oración además de ser humilde y confiada
apelación a Dios, debe ser al mismo tiempo una oportunidad para
examinarnos a nosotros mismos.52
La oración es importante durante el ministerio de Jesús, pues se efectúa
durante eventos de decisión trascendental en su vida, como por ejemplo: El
bautismo (Lc.3:21); la selección de los doce apóstoles (Lc.6:12); en el Monte
de la transfiguración (Lc.9:29); la última cena (Mt.26:27); en Getsemaní
(Lc.22:39-46); y en la cruz (Lc.23:46).

La oración también se encuentra registrada en la intensión del Señor, en


relación con el ministerio de sus discípulos, veamos: la confesión de que Él
era el Mesías (Lc.9:18); al escuchar sus relatos sobre el evangelismo
(Lc.10:21-22); al enseñarlos a orar (Lc.11:1); la gran oración sacerdotal antes
de morir (Jn.17:6-19); la preocupación amorosa por Pedro (Lc.22:32); y en el
hogar de los discípulos de Emaús después de la resurrección (Lc.24:30).

La oración se encuentra presente además en relación con el ejercicio de Su


poder para hacer milagros, como a continuación se registra: sanando a las
multitudes (Mrc.1:35); alimentando a los cinco mil (Mrc.6:41); más tarde
alimentando los cuatro mil (Mrc.8:6); sanando al sordo mudo (Mrc. 7:34); al
levantar a Lázaro de los muertos (Jn.11:41).

De tal manera que los discípulos al ver tan extraordinarios resultados


producidos, se disponen a recibir una lección que sus corazones estaban
dispuestos a aceptar, es como el Maestro les ilustró su explicación con una
oración modelo: El Padrenuestro (Mt.6:9-13, Lc.11:2-4).

52
ROJAS RUIZ ARTURO I, Pastor. Boletín informativo Ujier, Noviembre 11 Año 2001.
80
Ustedes deben orar así:
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan cotidiano. Perdónanos nuestras deudas, como
también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno.
Mateo 6:9-13. N.V.I.

El Padre nuestro no es entonces una oración para pronunciar o repetir, sino


que es una oración para vivirla. A través de ella podemos examinar, valorar,
mejorar o corregir nuestra relación filial con Dios; nuestra comunión fraternal
con los hermanos; nuestra perspectiva celestial en el mundo; nuestra santidad
personal; nuestra sujeción a las autoridades; nuestra disposición a aceptar de
buen grado la voluntad providencial y soberana de Dios; nuestro interés en las
necesidades ajenas; nuestras buenas relaciones con los demás; nuestra
actitud alerta y vigilante ante la tentación; y nuestra toma de partido en contra
del maligno. Únicamente si nos tomamos el trabajo, cuando estemos orando,
de verificar con honestidad todo lo anterior; la oración no vendrá a ser un
instrumento de juicio divino, sino una herramienta poderosa y eficaz a
disposición del creyente.53

5.5.2. el Señor les demostró como usar las Escrituras.

Otro aspecto de la vida de Jesús que fue vivamente comunicado a los


discípulos fue la importancia y el uso de las Sagradas Escrituras. En su mente
nunca hubo ninguna confusión respecto a su credibilidad y testimonio, porque
Él sabía que habían sido inspiradas por el Espíritu Santo. Las Escrituras eran
para Él “la Palabra de Dios”.

Luego enrolló el libro, se lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos los que


estaban en al sinagoga lo miraban detenidamente, y él comenzó a hablarles:
“Hoy se cumple está Escritura en presencia de ustedes.”
Lucas 4:20-21. N.V.I.

Lo que de él sabemos, se nos ha revelado de tres maneras:

 Objetivamente en la naturaleza, su Palabra creada.


 Sistemáticamente en la Biblia, su Palabra escrita.

53
ROJAS RUIZ ARTURO I, Pastor. Boletín informativo Ujier, Noviembre 11 Año 2001.
81
 Vitalmente en Jesucristo, su Palabra humanada.54

Era evidente que Jesús utilizaba la Palabra en el mantenimiento de su


devoción personal. Con ella nutría su alma (Mt.4:4); con la Escritura el señor
fortalecía su corazón contra la tentación (Mt.4:7-10); pero por sobre todo fue
su libro de texto para enseñar la verdad eterna de Dios, existen mas o menos
sesenta y seis referencias al Antiguo Testamento en los diálogos entablados
entre el Maestro y sus discípulos. (Lc.24:27).

La pregunta hoy sería ¿Qué uso le estamos dando a las Sagradas Escrituras?.
Nuestro devocional diario debe siempre enfocarse en las Escrituras. El Cristo
que vive en usted le hablará a su corazón cuando lea y medite en la palabra
de Dios; siempre hay que hacerse preguntas muy intimas y personales con
respecto al texto que se está leyendo; hacer disciplina en memorizar
versículos, una forma de decir “lo he memorizado” es “lo se por experiencia”.
Las Escrituras son una fuente de autoridad, el libro guía para un cristiano. El
tener la Biblia a mano para cuando la necesite es importante. Pero muchas
veces cuando más necesita las Escrituras, no tiene a mano una Biblia, por eso
¡Memorice!. El autor del Salmo 119:11 empleó la misma palabra –corazón-,
para decir dónde guardaba la Palabra de Dios. La última parte del mismo
versículo dice el gran valor de memorizar las Escrituras.

En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti.


Salmos. 119:11. N.V.I.

Por último, no se contenten sólo con escuchar, leer, escribir y memorizar la


Palabra, pues así nos engañamos a nosotros mismos. Llevémosla a la
PRÁCTICA, es la orden del apóstol Santiago en su epístola. (Stg. 1:22-25).

5.5.3. el Señor les demostró, sobre todo, como ganar almas.

Todo lo que Jesús hizo y dijo tuvo algún significado para Su obra
evangelizadora, sea mediante explicarles una verdad espiritual o al revelar
cómo tratar con la gente, como lo podemos ver claramente en algunos
ejemplos encontrados en el relato bíblico: la conversación con Nicodemo
(Jn.3:1-9); la charla cara a cara con al mujer samaritana (Jn.4:6-29); en la
sanidad para el hijo del funcionario real (Jn.4:46-53); y como punto culminante
ni mas ni menos el Sermón del Monte (Mt.5 al 7).

54
SILVA-SILVA DARIO pastor, El reto de Dios, página 138, Editorial Vida 2000.
82
Otro ejemplo claro de preocupación por ganar almas para el Reino es el
apóstol Pablo, hasta el punto que el acomodaba su mensaje preparándolo de
tal manera, que sus oyentes pudieran entenderlo plenamente con los recursos
y elementos de los que disponían. Presentando en primera instancia a Cristo
relacionándolo con el Dios de Abraham, Isaac y Jacob y aludiendo a las
Escrituras Judías; en segundo lugar lo hace con gran elocuencia, refiriéndose
a la cultura y la filosofía griegas, citando incluso a sus poetas y recurriendo a
sus dioses y en el último caso echa mano de los beneficios divinos que todos
los hombres están en capacidad de percibir y apreciar.55

Aunque soy libre respecto a todos, de todos me he hecho esclavo para ganar
a tantos como me sea posible. Entre los judíos me volví judío, a fin de
ganarlos a ellos. Entre los que viven bajo la ley me volví como los que están
sometidos a ella (aunque yo mismo no vivo bajo la ley), a fin de ganar a éstos.
Entre los que no tienen ley me volví como los que están sin ley (aunque no
estoy libre de la ley de Dios sino comprometido con la ley de Cristo), a fin de
ganar a los que están sin ley. Entre los débiles me hice débil, a fin de ganar a
los débiles. Me hice todo para todos, a fin de salvar a algunos por todos los
medios posibles.
1 Corintios 9:19-22. N.V.I.

El príncipe de los predicadores C.H. Spurgeon declaró “No se contenten con


poseer una congregación, sino esfuércense por ganar almas”. El habla por
medio del ministerio de sus siervos, y por esta razón éstos deben ser
portavoces idóneos para que Dios hable por ellos, instrumentos aparentes
para que Él los utilice en comunicar su Palabra a los oídos y a los corazones
de los hombres, a continuación algunos requisitos para el que quiera ganar
almas, según Spurgeon: Santidad, Espiritualidad, Humildad, Fe, Ardor,
Sencillez y Rendición. Requisitos indispensables, de tal manera, juzguen
ustedes hermanos míos, si Dios les va a utilizar; pónganse a sí mismos en Su
lugar, y piensen qué clase de hombres serían los que con más confianza
emplearían si estuviesen en el caso del Altísimo.56

Todos tenemos temores de vez en cuando sobre hablar a otros de Cristo.


Diferentes temores asedian a diferentes personas: el temor al rechazo, el
temor a hacerlo mal, el temor a no saber responder a sus preguntas, etc. Pero

55
ROJAS RUIZ ARTURO I, Pastor. Conferencias de historia del cristianismo I, página 13. Año 2005.
56
SPURGEON C.H. Ganadores de hombres, páginas 35-56 Editorial Clie 1984.
83
sobre todo debe estar el temor a no hacer nada y que las personas se pierdan
para la eternidad.

5.5.4. el Señor les demostró como enseñar con naturalidad y


autoridad.

Jesús fue magistral al enseñar, no permitió que el método oscureciera lo que


enseñaba, quiso que la Verdad atrajera por si misma y no la presentación, Él
mismo fue su propio método, por eso los discípulos todo lo que tuvieron que
enseñar fue un Maestro que practicó con ellos lo que esperaba que
aprendieran.

Él los guió a reconocer las necesidades inherentes en toda clase de personas,


y los mejores métodos para alcanzarlos. Ellos lo observaron atraer gente a sí
mismo; cómo ganó su confianza e inspiró su fe; cómo les abrió el camino de
salvación y los llamó a una decisión. En todo tipo de situación y entre todo tipo
de personas, ricos y pobres, saludables y enfermos, amigos y enemigos, los
discípulos observaron al Ganador de almas por excelencia.57

Jesús era un sermón ininterrumpido, su vida fue toda una enseñanza y una
lección objetiva, por eso enseñaba con autoridad (Mt.7:28-29), nunca pidió a
nadie que hiciera o fuera algo que Él no hubiera demostrado antes en su
propia vida, así demostraba que el principio era aplicable y que era importante
para su misión.

Un día, mientras Jesús enseñaba al pueblo en el templo y les predicaba el


evangelio, se le acercaron los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley,
junto con los ancianos. Dinos con qué autoridad haces eso – lo interrogaron -.
¿Quién te dio esa autoridad? – Yo también voy a hacerles una pregunta a
ustedes –replicó él-. Díganme: El bautismo de Juan, ¿procedía del cielo o de
la tierra?
Ellos, pues, lo discutieron entre sí: Si respondemos “Del cielo”, nos dirá: “¿Por
qué no le creyeron?” Pero si decimos: “De la tierra”, todo el pueblo nos
apedreará, porque están convencidos de que Juan era un profeta. Así que le
respondieron: No sabemos de dónde era. Pues yo tampoco les voy a decir
con qué autoridad hago esto.

57
COLEMAN ROBERT E. El plan maestro de la evangelización, página 68, Editorial Unilit 1998.
84
Lucas 20:1-8. N.V.I.

5.5.5. La aplicación práctica del principio de demostración


actualmente.

Debemos estar preparados para hacer que otros nos sigan, de la misma
manera como nosotros seguimos a Cristo (1 Co.11:1). Evitando a toda costa el
anti-testimonio, el filósofo colombiano Nicolás Gómez Dávila, da en el punto al
expresar “Todo cristiano ha sido directamente responsable del endurecimiento
de algún incrédulo”.

La situación cambiará cuando la gente nueva se forme con miras al futuro en


lo material; y en lo espiritual, no para hablar sobre el sermón del Monte sino
para llevarlo a la práctica. El creyente nacido de nuevo tiene ya asegurada la
salvación eterna, pero debe esforzarse por aplicar a sus actividades cotidianas
los principios y valores espirituales que le permitan obtener éxito en la vida
temporal. Sin duda, un buen cristiano será un buen ciudadano.58

5.6. DELEGACIÓN. (DELEGAR)

“Vengan, síganme – les dijo Jesús - , y los haré pescadores de hombres.”


Mateo. 4:19. N.V.I.

Es importante decir que este principio no es nuevo para querer decir que sólo
pertenece al Nuevo Testamento, pues ya en el Antiguo Testamento hay un
ejemplo claro de delegación. Es el caso entre Moisés y su suegro Jetro (Ex.
18:1-27), Moisés estaba empleando tanto tiempo y energía escuchando las
quejas de los hebreos que no podía dedicarse a otras tareas importantes.
Jetro le sugirió que delegara la mayor parte de su trabajo en otros y que
concentrara sus esfuerzos en las labores que sólo él podía realizar. Algunas
veces, las personas que están en puestos de responsabilidad sienten que son
los únicos que pueden hacer las tareas necesarias, sin embargo, otros tienen
la capacidad de tratar parte de la carga. Delegar responsabilidades le dio un
respiro a Moisés, mejorando la calidad de gobierno del pueblo. Ayudó a
prepararlos para el sistema de gobierno que tendrían en Canaán. Una

58
SILVA-SILVA DARIO pastor, El reto de Dios, página 54, Editorial Vida 2000.
85
delegación apropiada puede multiplicar su eficiencia a la vez que le da a otros
una oportunidad de crecer.59

Serán ellos los que fundan como jueces de tiempo completo, atendiendo los
casos sencillos, y los casos difíciles te los traerán a ti. Eso te aligerará la
carga, porque te ayudarán a llevarla. Si pones esto en práctica y Dios así te lo
ordena, podrás aguantar; el pueblo, por su parte, se irá a casa satisfecho.

Éxodo 18:22-23. N.V.I.

Jesús lo tenía claro, pues estaba constantemente edificando su ministerio para


el momento en que sus discípulos se encargarían de su obra, e irían al mundo
con el evangelio de la redención. Él nunca insistió prematuramente en que
ellos hicieran algo.

5.6.1. El Señor les delegó a sus discípulos algunos trabajos


iniciales.

Él tuvo paciencia y consideración con sus discípulos, nunca se adelantó a


insistir en que actuaran, su primera invitación a seguirlo no incluyó nada en
cuanto salir a evangelizar, primero debían prepararse. La vocación y el
carácter son importantes, pero no son suficientes para asegurar la eficacia del
ministerio. Se necesita también preparación. Menospreciar este requisito
constituye de por sí un signo de incompetencia para el servicio cristiano. Sería
absurdo suponer que, mientras se incrementan cada vez más las exigencias
de formación profesional en las empresas humanas, se puede cumplir con
responsabilidades en la iglesia prescindiendo de la preparación adecuada. Las
Escrituras abundan en ejemplos que muestran de manera sobresaliente la
necesidad de que el siervo de Dios sea debidamente habilitado para el
cumplimiento de su misión. Las antiguas escuelas de los profetas, a partir de
Samuel, ofrecen una muestra. Pablo, educado a los pies de Gamaliel y buen
conocedor de la cultura griega. Parte de su estrategia para la expansión del
evangelio era el entrenamiento en cadena de hombres fieles e idóneos para la
enseñanza (2Ti 2:2).

Ahora bien, tampoco se opuso a los deseos espontáneos de los discípulos de


dar testimonio de su fe: Andrés consiguió a Pedro (Jn.1:40-42), Felipe
encontró a Natanael (Jn.1:43-49); y Mateo invitó a sus amigos (Mt.9:10-13).
Sin embargo, en estos casos preliminares la iniciativa evangelizadora, no fue
objeto de mandato.

59
BIBLIA COMENTADA DEL DIARIO VIVIR, página 384, Editorial Caribe 1997
86
5.6.2. El Señor delegó a doce y a setenta y dos para la misión
evangelizadora.

Al comenzar el tercer recorrido por Galilea, Jesús se dio cuenta de que había
llegado el momento en que los discípulos podían participar más directamente
en la obra.

Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas,


anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y
dolencia. Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban
agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. “La cosecha es
abundante, pero son pocos los obreros – les dijo a sus discípulos- . pídanle,
por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo.”
Mateo. 9:35-38. N.V.I.

Hay una instrucción que es precisa de parte del Maestro a sus discípulos,
antes de que se marcharan, Él los organizó en grupos de dos (Mrc.6:7).
Indudablemente, este plan tenía la intención de proveer para la necesidad de
compañerismo de los discípulos en el camino. Juntos podrían ayudarse
mutuamente, y cuando se enfrentaran a circunstancias adversas, como
seguro ocurriría con frecuencia, podían aun hallar consuelo entre ellos. Esto
refleja la preocupación característica de Jesús por mantener la unidad y el
acuerdo. El plan de salir juntos en pareja para ser una práctica que se cumplía
a menudo en los Evangelios. Por ejemplo: dos discípulos fueron enviados para
buscar el pollino que Jesús iba a usar al entrar en Jerusalén (Lc.19:29). Pedro
y Juan fueron enviados juntos para preparar la Pascua (Lc.22:8).60

Unidad y acuerdo que aplica para nuestros tiempos como una llave del reino.
Dos creyentes de acuerdo, uno tiene que ser cerradura y otro llave, y a través
de ese movimiento, se abre la puerta sobrenatural de la respuesta divina a lo
que estamos pidiendo. Una sola mente, un solo corazón, un solo parecer:
principio de acuerdo. Dos personas en la tierra, cerradura y llave, y un dios en
el cielo que abre la puerta y envía la bendición ¿Por qué no recibimos de Dios
todo lo que el mismo nos ha prometido? Porque vivimos en contiendas,
disensiones, pleitos, celos, envidias. Cómo honraría Dios la vida de los

60
COLEMAN ROBERT E. El plan maestro de la evangelización, página 78, Editorial Unilit 1998.
87
cristianos si entendieran este principio, si usaran esta llave. La necesidad
humana mueve el corazón y la voluntad de Dios, pero, para ello, es elemental
estar de acuerdo.61

Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo.
Eclesiastés 4:9. N.V.I.
Entonces envío a los doce (Mt.10:1, Mrc.6:7, Lc.9:1) y los setenta y dos o
setenta (Lc.10:1-17), Él reafirmó su propósito para sus vidas. Ellos debían “ir y
predicar el reino de Dios, y sanar a los enfermos”. No había nada nuevo en
está comisión, pero sirvió para clarificar más la tarea. Las instrucciones fueron
precisas y breves:

5.6.3. CARACTERÌSTICAS DE LAS MISIONES


EVANGELÍSTICAS. (PARALELO)

EL ENVIÒ DE LOS DOCE EL ENVIÒ DE LOS SETENTA Y DOS


Mateo 10:1, 5-16 Lucas 10:1-12
Reunió a sus doce discípulos y les dio Después de esto, el Señor escogió a
autoridad para expulsar a los espíritus otros setenta y dos para enviarlos de
malignos y sanar toda enfermedad y dos en dos delante de él a todo pueblo y
toda dolencia. lugar donde él pensaba ir.
Jesús envió a estos doce con las “Es abundante la cosecha –les dijo-,
siguientes instrucciones: “No vayan pero son pocos los obreros. Pídanle, por
entre los gentiles ni entren en ningún tanto, al Señor de la cosecha que
pueblo de los samaritanos”. mande obreros a su campo ¡Vayan
Vayan más bien a las ovejas ustedes! Miren que los envió como
descarriadas del pueblo de Israel. corderos en medio de lobos. No lleven
Donde quieran que vayan, prediquen monedero ni bolsa ni sandalias; ni se
este mensaje: “El reino de los cielos detengan a saludar a nadie por el
está cerca.” Sanen a los enfermos, camino”
resuciten a los muertos, limpien de su Cuando entren en una casa , digan
enfermedad a los que tienen lepra, primero: “Paz a esta casa.” Si hay allí
expulsen a los demonios. Lo que alguien digno de paz, gozará de ella; y
ustedes recibieron gratis, denlo si no, la bendición no se cumplirá.
gratuitamente. No lleven oro ni plata ni Quédense en esa casa, y coman y
cobre en el cinturón, ni bolsa para el beban de lo que ellos tengan, porque el
camino, ni dos mudas de ropa, ni trabajador tiene derecho a su sueldo.

61
SILVA-SILVA DARIO pastor, Las llaves del Reino, página 237, Editorial Grupo OP S.A. 1999.
88
sandalias, ni bastón; porque el No anden de casa en casa.
trabajador merece que se le dé su Cuando entren en un pueblo y los
sustento. reciban, coman lo que les sirvan. Sanen
En cualquier pueblo o aldea donde a los enfermos que encuentren allí y
entren, busquen a alguien que merezca díganles: “El reino de Dios ya está cerca
recibirlos, y quédense en su casa hasta de ustedes.” Pero cuando entren en un
que se vayan de ese lugar. Al entrar pueblo donde no los reciban, salgan a
digan: “Paz a esta casa.” las plazas y digan: “Aun el polvo de este
Si el hogar se lo merece, que la paz de pueblo, que se nos ha pegado a los
ustedes reine en él; y si no, que la paz pies, nos lo sacudimos en protesta
se vaya con ustedes. Si alguno no los contra ustedes. Pero tengan por seguro
recibe bien ni escucha sus palabras, al que ya está cerca el reino de Dios.”
salir de esa casa o de ese pueblo, Les digo que en aquel día será más
sacúdanse el polvo de los pies. Les tolerable el castigo para Sodoma que
aseguro que en el día del juicio el para este pueblo.
castigo para Sodoma y Gomorra será
más tolerable que para ese pueblo.
Los envió como ovejas en medio de
lobos. Por tanto, sean astutos como
serpientes y sencillos como palomas.

Algunas precisiones al cuadro anteriormente descrito:

o ¿A qué se debía esta restricción cuando el Señor había sido


favorablemente acogido en Samaria? (Jn.4:39-42). Probablemente a
que, al ser tan profunda la enemistad entre judíos y samaritanos los
apóstoles no estarían aún en las debidas condiciones para romper esta
barrera de sentimientos desfavorables. (Lc.9:51-55).

o La primera oferta del evangelio había de ser hecha a los judíos. El


Señor tenía una preocupación especial y muy tierna por la casa de
Israel, a pesar de que fue en Judea donde peor fue recibido (Mt.23:37);
precisamente tenían menos excusa, pues podían poner como pretexto
que había enviado a sus discípulos a predicar en Samaria o en la
gentilidad.

o No leemos que resucitaran a nadie antes del Pentecostés, pero fueron


instrumentos en manos de Dios para resucitar a muchos a la vida
espiritual.
89
o Tenían que sanar gratis, para significar la naturaleza y condición del
Evangelio, que es Evangelio de gracia, de pura gracia. La consideración
de todo el bien de Cristo nos ha hecho y dado gratis, debe estimularnos
a hacer el bien a otros gratis también.

o Hay muchos que prestan oídos sordos a los más alegres sonidos. El
desprecio del Evangelio y el de los predicadores del Evangelio suelen ir
juntos, y ambos vienen a recaer en el desprecio de Cristo, y como a
despreciadores de Cristo se les juzgará. Pero todo fiel obrero ha de
estar contento de participar del vituperio de Cristo (Heb. 13:13;
1P.2:21). Pero nuestra tranquilidad esta puesta en que Dios dice que
son «hermosos» los pies del que trae buenas nuevas. Es un precioso
privilegio anunciar las buenas nuevas a otros: noticias de redención,
salvación y paz. ¿A quién necesita anunciarle las buenas nuevas? (Is.
52:7).

o Jesús amonestó a sus discípulos a no provocar persecución innecesaria


y a ser “prudentes como serpientes”, Astuto: Hábil para engañar o evitar
el engaño. Proverbialmente “ser como paloma” significa sencillez y falta
de malicia.

o El Señor parece referirse en este versículo a las tradiciones rabínicas


sobre los alimentos y, da por supuesto que en las ciudades a las que
los discípulos van habrá mezcla de judíos y gentiles, no tienen por qué
preguntar por causa de conciencia, sino comer lo que les pongan, sin
poner reparos sobre si el alimento es limpio o común. “Sed agradecidos
por lo que os den y contentaos con alimentos sencillos, aún cuando no
estén delicadamente aderezados”. Pues al fin y al cabo no es un acto
de caridad, sino de justicia.

5.6.4. El Señor les reafirmó el mandato después de la


resurrección.

El principio de asignar trabajo evangelístico a sus discípulos, fue demostrado


de manera concluyente antes de Jesús regresar al cielo, luego de su
crucifixión y resurrección.

Sobre una montaña en Galilea, Él dio la gran comisión, no sólo a los once
discípulos (Mt.28:16, Mrc.16:15-18), sino a toda la iglesia compuesta entonces
90
de unos quinientos hermanos (1Co.15:6). Fue una proclamación clara de su
estrategia para conquistar el mundo.62

Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo:


- Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.
Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre y del Hijo y del espíritu Santo, enseñándoles a obedecer
todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes
siempre, hasta el fin del mundo.
Mateo.28:18-20. N.V.I.

5.6.5. La aplicación práctica del principio de delegación


actualmente.

Así fue en ese entonces como se dio la gran comisión, por lo tanto así es hoy.
Ninguno que seguía o sigue a Jesús por tiempo suficiente podía escapar llegar
a esta conclusión. La evangelización no es un accesorio opcional para
nuestras vidas. No es tan sólo un ideal, ni mucho menos debe ser una mis
preferidas elecciones. Debe ser una realidad práctica día tras día.

Actualmente parece diseñarse una batalla para erradicar cultivos andinos de


amapola y coca. ¿Por qué no intentar, más bien, un plan Marshall para
extender el evangelio? Quizá este sea un reto profético que el Señor nos lanza
hoy. Porque cuando la paz se firme y el día esté cercano, muchos
combatientes buscarán a Dios. Y, ¿Cómo habrán de encontrarlo si no hay
quién se lo presente? Es necesario el solucionismo. Experiencias como las de
Livingston y Schwaitzer en África nos indican que las misiones no pueden
sistematizarse con rigidez. Estos insignes pioneros solo practicaron dos
actividades: amor y servicio.63

5.7. SUPERVISIÓN. (SUPERVISAR)

Al darse cuenta de esto, Jesús les dijo: -¿Por qué están hablando de que no
tienen pan? ¿Todavía no ven ni entienden? ¿Tienen la mente embotada?
¿Es que tienen ojos, pero no ven, y oídos, pero no oyen? ¿Acaso no
recuerdan?
Marcos. 8:17-18. N.V.I.

62
COLEMAN ROBERT E. El plan maestro de la evangelización, página 80, Editorial Unilit 1998.
91
Los discípulos ya habían sido enviados, habían recibido delegación de parte
del Maestro, ya estaban actuando solos. Pero era necesario que el Maestro
supervisara; vigilara sin cesar; hacer aplicaciones constantemente; de nuevas
lecciones. El factor tiempo aquí no es importante. Lo que importa, como lo
muestra el registro, es que después que los discípulos fueron enviados a
trabajar debían compartir sus experiencias con el grupo. A continuación varios
eventos registrados en la Escritura que confirman la labor de supervisión de
parte de Jesús.

5.7.1. Supervisión después de enviar a los doce y a los setenta


y dos.

De igual manera, después que los setenta y dos fueron enviados, Jesús los
convocó para que informaran sobre su trabajo (Lc.10:17). En la misión previa
de los doce, no se hace mención de ningún éxito espectacular en su obra,
pero en está ocasión tenían un vigoroso informe de victoria. Tal vez la
diferencia fue la experiencia adicional que los discípulos habían adquirido. 64

Con los Doce:


Cuando regresaron los apóstoles, le relataron a Jesús lo que habían hecho. Él
se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida,
Lucas.9:10. N.V.I.

Con los Setenta y dos:


Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: “Dichosos los ojos que ven lo
que ustedes ven.”
Lucas.10:23. N.V.I.

Dos cosas: primero, el retiro que tuvieron (los doce), probablemente fue para
tomarse algún respiro. Quien quiso que los criados y las criadas se les diese
descanso, quiso también que Sus siervos descansaran de sus fatigas.
Quienes tienen ministerios absorbentes, necesitan con frecuencia un poco de
retiro no sólo para descanso del cuerpo, sino también para meditación y
reflexión, con miras a ulteriores tareas ministeriales y en segunda estancia,
Jesús advierte de forma muy personal (los setenta y dos), que aunque el
simple conocimiento intelectual de las cosa de Dios no salva, sí es cierto que
dirige al hombre por el camino de la felicidad y la dicha. 65

63
SILVA-SILVA DARIO pastor, El reto de Dios, página 288, Editorial Vida 2000.
64
COLEMAN ROBERT E. El plan maestro de la evangelización, página 84, Editorial Unilit 1998.
65
HENRY MATTHEW, Comentario bíblico, páginas 1288 y 1294, Editorial Clie 1999.
92
Reacciones para destacar de parte de Jesús después del regreso de la misión
de los setenta y dos:

o Él se alegraba con los informes recibidos. (Lc.10:18)

o Él aprovechó para llamar la atención a los discípulos a que no cayeran


en el orgullo espiritual. (Lc.10:20)

o Él se valió del acontecimiento para dar gracias al Padre y así


recordarles a sus discípulos de donde venía el poder. (Lc.10:22)

5.7.2. El Señor les hizo repasos y aplicaciones constantes.

Cuando Jesús examinaba alguna experiencia concreta que los discípulos


habían tenido, sacaba alguna aplicación práctica de la misma para la vida de
ellos.

5.7.2.1. Jesús sana a un muchacho endemoniado


(Mt.17:14-19, Mrc.9:14-28, Lc.9:37-42)

Se lo traje a tus discípulos, pero no pudieron sanarlo. Mateo. 17:16. N.V.I.

Cristo había dado a sus discípulos poder para expulsar demonios (Mt.10:1-8),
y en esto habían tenido éxito anteriormente; pero ahora fracasaban en la
operación, aunque estaban juntos nueve de ellos. Es un honor para Jesús el
que acudamos a Él a pedirle socorro en servicio de urgencia, cuando fracasan
los demás equipos de socorrismo. A veces, Él seca las cisternas para que
acudamos a la fuente. En conclusión era un caso difícil.

Cristo les da dos razones por las que ellos han fracasado en el intento:

a) Falta de fe: Jesús culpó a todos, en general, de incredulidad; ahora que


les habla a ellos a solas, les reprocha su falta de fe. Así que había falta
en todos. La frase de Jesús no significa que los discípulos no creyesen
en Él como Mesías, sino que les faltaba fe en el poder que Él mismo
les había comunicado para echar demonios. Así que esta falta de fe
puede darse en verdaderos creyentes, pero que son incapaces de
hacer grandes cosas por falta de convicción. (Flp.4:13).

93
b) Falta de oración: el extraordinario poder de Satanás no debe debilitar
nuestra fe, sino avivarnos a una mayor intensidad en su ejercicio y a un
mayor fervor en la oración a Dios para que nos la aumente. Junto con
la oración, hemos de procurar dominar nuestra carne, para obtener
sobre el diablo una victoria mas señalada.67

5.7.2.2. Jesús aconseja sobre la levadura de los fariseos y de


los saduceos. (Mt.16:5-12, Mrc.8:14-21)

Tengan cuidado – les advirtió Jesús -; ¡ojo con la levadura de los fariseos y
con la de Herodes! Marcos.8:15. N.V.I.

Antes una aclaración sobre la palabra levadura que se encuentra consignada


en las Sagradas Escrituras. Se prohíbe la levadura en las ofrendas (Lv 2.2, 4,
5, 11), puesto que esta simbolizaba la corrupción. Basados en esta enseñanza
los escritores del Nuevo Testamento piden a los cristianos limpiarse de toda
levadura de maldad (Mt 16.5–12; Lc 12.1; 1 Co 5.6–8; Gl 5.9). Este uso
figurado se extiende aun a las ideas que pueden menoscabar la vitalidad
espiritual del creyente. Para muchos estudiosos la parábola de la levadura (Mt
13.33) es el único pasaje bíblico donde la levadura tiene un significado
honroso; sin embargo, otros opinan que aun aquí significa corrupción. 68

Retomando el versículo de Marco, tenemos la conversación de Jesús con sus


discípulos acerca del pan y de la levadura; como en otras ocasiones, al
hablarles Él de cosas espirituales por medio de comparaciones, ellos le
entienden mal por pensar en cosas materiales. La ocasión de esta
conversación fue el olvidarse de traer pan, como tenían por costumbre antes
de viajar. Es notable cómo la mente de cada persona suele entender las cosas
de acuerdo con sus preocupaciones respectivas. Sin duda, los discípulos
habían dejado olvidada la provisión abundante (después de los cuatro mil,
Mt.15:29-39; Mrc.8:1-10), y (antes los cinco mil, Mt.14:13-21; Mrc.6:32-44);
Jesús, en cambio tenía la mente ocupada con el pensamiento de la hipocresía
perversa de los fariseos. Las tres levaduras (fariseos – tradiciones -, saduceos
– razones - y herodianos – las cosas del mundo) eran la misma especie: se
negaban a creer en Jesús, y por eso se sentían insatisfechos con los muchos
milagros que el Señor había obrado.69

67
HENRY MATTHEW, Comentario bíblico, página 1149, Editorial Clie 1999.
68
NELSON WILTON M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000.
69
HENRY MATTHEW, Comentario bíblico, página 1229, Editorial Clie 1999.
94
5.7.2.3. El que no está contra nosotros está a favor de
nosotros. ( Mrc.9:38-41; Lc.9:49-50)

No se lo impidan –replicó Jesús -. Nadie que haga un milagro en mi nombre


puede a la vez hablar mal de mí. Marcos.9:39. N.V.I.

Juan y los que con él estaban, hicieron lo posible par impedírselo. La razón
“por que no es de los nuestros”, es decir no es del grupito que te acompaña a
todas partes, no pertenece a mi iglesia, aquí asoma en Juan ese sectarismo
tan corriente en todos los círculos religiosos, de tener por “mal cristiano” y
hasta por “hereje”, a quien no piense como nosotros o no pertenezca a nuestra
denominación. Esto no quiere decir que el comportamiento del individuo en
cuestión fuera correcto, pues es extraño que uno que tenía poder para
expulsar demonios en nombre de Jesús, no se uniera a los que seguían a
Jesús, a no ser que tuviese repugnancia a dejarlo todo para seguirle. 70
El cristiano debería ser consciente de que puede ganar – o perder – un alma
con su conducta social. No es simplemente humanitario, sino cristiano,
levantar al que ha caído, darle la mano al anciano que esta cruzando la calle.
La amabilidad tiene mucho que ver con la misericordia. Pero practicar la
amabilidad en todas las relaciones interpersonales es una ordenanza bíblica
de ineludible cumplimiento.

Amabilidad entre padres e hijos, amabilidad entre cónyuges, amabilidad entre


patronos y trabajadores, amabilidad entre hermanos y amabilidad con los
inconversos. En mi iglesia se ha enseñado desde el principio esta consigna.

 Entre cristianos, unidad en al variedad.


 Con católicos y ortodoxos, convivencia en la diferencia.
 Frente a los demás sistemas, tolerancia en la distancia. 71

5.7.2.4. La oposición de los samaritanos. (Lc.9:51-56)

Entonces volviéndose el, los reprendió, diciendo:


Vosotros no sabeís de que espíritu soís; porque el Hijo del Hombre no ha
venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas.
Y se fueron a otra aldea. Lucas. 9:55-56. Reina - Valera 60.

70
HENRY MATTHEW, Comentario bíblico, página 1233, Editorial Clie 1999.
71
SILVA-SILVA DARIO pastor, El fruto eterno, página 164, Editorial Vida 2005.
95
El Señor descarta toda clase de religión disfrazada, a veces las personas que
se enfurecen por la actitud indiferente o antirreligiosa de sus prójimos, no se
percatan de la corrupción que albergan en su propio corazón.

No siempre la religiosidad es un factor de progreso para las sociedades que la


practican, no porque sea mala en sí misma, sino porque en muchos casos está
mal orientada y termina convertida en lo que acertadamente se ha dado en
llamar “inanidad religiosa” D.S.S.* “los Romanos no fueron religiosos antes de
ser grandes; por tanto, no son grandes por ser religiosos” Tertuliano.72

Se podrían citar muchas otras ilustraciones para demostrar cómo Jesús


supervisó las acciones y reacciones de sus discípulos al enfrentar diversas
situaciones difíciles. Él se mantuvo cerca de ellos constantemente, dándoles
más atención a medida que su ministerio terrenal llegaba a su fin. Es
significativo el que Jesús tuvo cuidado de enseñarles que el Espíritu Santo
continuaría supervisando la obra de ellos, después que Él los hubiera dejado.
El obrero cristiano nunca se encuentra sin supervisión personal. 73
* = Dario Silva- Silva

5.7.3. La aplicación práctica del principio de supervisión


actualmente.

A ti, hijo de hombre, te he puesto por centinela del pueblo de Israel. Por lo tanto,
oirás la palabra de mi boca, y advertirás de mi parte al pueblo.
Ezequiel. 33:7. N.V.I.

Un centinela (atalaya) permanecía en el muro de la ciudad y advertía al pueblo


de un peligro inminente. En este caso particular el profeta Ezequiel como
centinela o atalaya, tiene que tomar nota de lo que Dios ha dicho con respecto a
su pueblo. No debe hacer como los demás centinelas, que vigilan, supervisan y
miran a todas partes para espiar un peligro o adquirir por si mismos la necesaria
información, sino que ha de mirar arriba, a Dios y a nadie más. Y, es que la
supervisión tiene mucho que ver con la función del centinela, somos
supervisores o centinelas de la sana doctrina dentro de la iglesia.

Esencialismo: Dejar los circunloquios, los rodeos, las abstracciones, la maraña.


Ir al grano, dar en el blanco, ubicar el quid, extractar el meollo. En la iglesia
evangélica nadie discute la Trinidad, la creación universal, la caída del hombre

72
ROJAS RUIZ ARTURO I, Pastor. Boletín informativo Ujier, Abril 03 Año 2005.
96
por el pecado, las dos naturalezas de Jesucristo, su nacimiento virginal, su
muerte vicaria, la expiación por su sangre, su resurrección, su ascensión, su
segunda venida, la justificación por la fe, la soberanía divina, al autoridad de las
Escrituras, la existencia de los ángeles y demonios. Discutimos otras cosas. Lo
periférico nos distancia, no lo esencialista.74

De tal manera que es importante que las personas que nos involucremos en la
obra de evangelizar o discipular, debemos estar supervisados y guiados siempre
con base en el esencialismo, hasta que lleguemos a ser bastante maduros para
continuar.

Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes.


1 Corintios. 16:13.

La invitación del Apóstol Pablo, es a permanecer constantemente en vela,


haciendo huir de nosotros la somnolencia espiritual, con la plena seguridad que
el enemigo siempre esta buscando a quien devorar.

5.8. REPRODUCCIÓN. (REPRODUCIR)

No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los


comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les
dará todo lo que le pidan en mi nombre.
Juan. 15:16. N.V.I.

Jesús esperaba que los discípulos reprodujeran su imagen, que la


reprodujeran en y por medio de la Iglesia que se iba formando.

Si la iglesia parte de Jesucristo ha de ser forzosamente, en sí misma, un


organismo histórico. Por lo tanto, para el hombre de la calle, todo grupo
religioso que se desvincula de la historia de la iglesia, no es una iglesia, es una
secta. Las denominaciones evangélicas no somos una secta inventada ayer
por un iluminado. No partimos de cero. No nacimos por generación
espontánea, engendrados por visión angélica y llamados a comenzar la
historia. Tenemos raíces que entroncan, a través de la reforma, con toda la
historia de la iglesia hasta el cristianismo primitivo.75

73
COLEMAN ROBERT E. El plan maestro de la evangelización, página 125, Editorial Unilit 1998.
74
SILVA-SILVA DARIO pastor, El reto de Dios, página 80, Editorial Vida 2000.
75
CRUZ ANTONIO. El cristiano en la aldea global, Página 170. Editorial Vida, 1982.
97
Dios mismo a establecido a la iglesia junto con los milagros, el universo, la
vida, el hombre, la Biblia y Jesucristo como sus señales maravillosas, saliendo
al paso Él mismo a cualquier excusa que quiera argumentar el ser humano al
querer justificarse ante su trono. Sencillamente ¡no hay excusa!.

5.8.1. El Señor advierte no iba a ser una conquista fácil.

Hasta que las multitudes pudieran conocer en algún modo parecido la


experiencia que ellos habían conocido con el Maestro, con esta estrategia, la
conquista del mundo era sólo cuestión de tiempo y de fidelidad de ellos
(discípulos) al plan. Pero hay una importante advertencia ¡muchos serían
perseguidos y martirizados!:

Todo esto les he dicho para que no flaquee su fe. Los expulsarán de las
sinagogas; hasta viene el día en que cualquiera que los mate pensará que le
está prestando un servicio a Dios. Actuarán de este modo porque no nos han
conocido ni al Padre ni a mí. Y les digo esto para que cuando llegue ese día se
acuerden de que ya se lo había advertido. Sin embargo, no les dije esto al
principio porque yo estaba con ustedes.
Juan. 16:1-4. N.V.I.

Desde sus inicios, la fe cristiana no fue cosa fácil ni sencilla. El propio Señor a
quien los cristianos servían había muerto en la cruz, condenado como un
malhechor cualquiera. Y a partir de entonces, hasta nuestros días, nunca han
faltado quienes se han visto en la necesidad de sellar su testimonio con
sangre.76

Pero por grandes que fueran las pruebas, el triunfo final estaría asegurado:

Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las
puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella.
Mateo. 16:18. N.V.I.

Cristo asegura la inmortalidad de la iglesia, pero no su infalibilidad, ni siquiera


su indefectibilidad como organización. Mientras el mundo permanezca, Cristo
tendrá en él una iglesia suya; no siempre ni en todas partes, tendrá el mismo
nivel de pureza y esplendor, pero jamás desaparecerá del todo; podrá sufrir

76
GONZALEZ JUSTO L. Historia del cristianismo I, Página 47. Editorial Unilit, 1994.
98
reveses en los particulares encuentros con el mal, pero, en la principal batalla,
los verdaderos cristianos son siempre más que vencedores. (Rom. 8:37). 77

5.8.2. Jesús confiaba en el testimonio de sus discípulos.

Jesús confiaba en que los discípulos triunfarían, Él sabía que ellos habían
conocido por lo menos la esencia de su Gloria.

Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?


Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente – afirmó Simón Pedro.
Mateo. 16:15-16. N.V.I.

En la afirmación de Pedro y en la respuesta de Jesús, se nota lo importante de


la iniciativa humana en el logro de la evangelización. “si creemos en Dios no
debemos decir: creo en Dios, sino: Dios cree en mi” (Nicolás Gómez Dávila).
Sin embargo hay que respetar la secuencia correcta a este respecto, pues en
este caso el orden de los factores si altera el producto, siendo necesario
confiar primero en el Señor para poder llegar a ser confiable para Él. Este
orden puede alterarse sin fracasar en el intento, pues no es posible tratar de
ser confiables para Dios sin haber confiado antes en su Hijo Jesucristo. 78

La fe de los apóstoles en el Cristo vivo estaba tan enraizada en su vida que se


había convertido en una roca. Pedro no se considera a sí mismo la Roca sobre
la que está fundada la iglesia, sino que, al igual que Pablo (Efe. 2:20-22),
asegura que la única piedra angular de la iglesia es Jesucristo, contándose él
a sí mismo entre las piedras vivas que se allegan a Cristo.

Cristo es la Piedra viva, rechazada por los seres humanos pero escogida y
preciosa ante Dios, al acercarse a él, también ustedes son como piedras vivas,
con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a
ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta
por medio de Jesucristo.
1 Pedro. 2:4-5. N.V.I.

5.8.3. El fruto se obtiene por el crecimiento espiritual.

El cristiano estéril es una contradicción, el árbol se conoce por sus frutos.

77
HENRY MATTHEW, Comentario bíblico, página 1143, Editorial Clie 1999.
99
La frase de Jesús: la más pequeña semilla produce la hortaliza más grande
(Mt.13:31-32), nos enseña que el principio de la multiplicación opera de menor
a mayor: de lo poco sale lo mucho, de lo pequeño lo grande, de lo escaso lo
abundante, de lo que no es lo que es.79 Jesús se preocupó de grabar para
siempre en los discípulos la necesidad de que su vida debía reproducirse, dar
fruto tendría que ser algo continuo. (Jn.5).

A continuación algunas de las maneras entre la gente que Jesús invitó a los
hombres que evaluaran el producto de sus vidas, o dicho de otra forma que
verificaran si estaban dando fruto:

5.8.3.1. Frutos de arrepentimiento.

Pero al ver que muchos fariseos y saduceos llegaban adonde él (Juan, el


bautista) estaba bautizando,
les advirtió: ¡camada de víboras! ¿Quién les dijo que podrán escapar del
castigo que se acerca? Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento.
Mateo. 3:7-8. N.V.I.

El arrepentimiento nace concretamente en el corazón; es allí donde se


encuentra su raíz; pero es una falacia pretender que poseemos una excelente
raíz, si no damos frutos que correspondan a tal raíz. De tal manera que no son
penitentes los que dicen que sienten lastima por sus pecados y, continúan en
los mismos. El arrepentimiento no es un acto pasajero, sino una actitud
habitual del individuo. El que no práctica arrepentimiento tiene falta de
arrepentimiento.

5.8.3.2. El árbol y sus frutos.

Todo árbol que no da buen fruto se corta y se arroja al fuego. Así que por sus
frutos los conocerán.
No todo el que me dice: “Señor Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino
sólo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Mateo. 7:19-21. N.V.I.

Por los frutos de sus personas; de sus palabras, de sus acciones y del curso
general de su conducta. Si quieres saber cómo son, observa cómo viven; sus
obras testificarán a favor o en contra de ellos. Aquellos cuyas vidas dan

78
ROJAS RUIZ ARTURO I, Pastor. Boletín informativo Ujier, Enero 30 Año 2005.
100
evidencia de estar bajo la conducción del espíritu inmundo, no son enseñados
ni enviados por el Dios tres veces Santo.80

5.8.3.3. La semilla y su fruto.

El que recibió la semilla que cayó entre los espinos es el que oye la palabra,
pero las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas la ahogan,
de modo que ésta no llega a dar fruto.
Pero el que recibió la semilla que cayó en buen terreno es el que oye la
palabra y la entiende. Éste sí produce una cosecha al treinta. Al sesenta y
hasta el ciento por uno.
Mateo. 13:22-23. N.V.I.

El que oye y entiende la palabra, obtiene fructuosidad, además conforme a la


parábola hay que tener en cuenta que el espiritual no es el que está libre de
tentaciones y dificultades en el mundo, sino el que, al tomarse fuertemente de
la Gracia divina y el Poder del Espíritu Santo, prevalece contra cualquier
adversidad, para hacerse fuerte en medio de las debilidades naturales.

5.8.3.4. El fruto del sembrador y del segador

Ya el segador recibe su salario y recoge el fruto para vida eterna. Ahora tanto
el sembrador como el segador se alegran juntos. Porque como dice el refrán:
“Uno es el que siembra y otro el que cosecha.”
Yo los he enviado a ustedes a cosechar lo que no les costó ningún trabajo.
Otros se han fatigado trabajando, y ustedes han cosechado el fruto de ese
trabajo.
Juan. 4:36-38. N.V.I.

No es éxito lo que Dios espera de sus discípulos, sino fruto que, muchas
veces, pasa desapercibido a los ojos de los hombres y los del mismo
predicador. El fruto es para “vida eterna”, saber que el trabajo que hacemos
tiene como objetivo principal la salvación de las almas las cuales equivalen al
precio justo que Dios ha pagado por ellas, es decir un valor infinito.

79
SILVA-SILVA DARIO pastor, El fruto eterno, página 12, Editorial Vida 2005.
101
5.8.3.5. La semilla muere y da fruto.

Ciertamente les aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se


queda solo. Pero si muere, produce mucho fruto.
Juan. 12:24. N.V.I.

Por un misterio divino, Jesucristo es la semilla que entra a tierra y muere para
resucitar, a fin de ser espiga y uva capaces de dar vida eterna por medio del
fruto de la resurrección. En términos espirituales, resucitar es fructificar.81 Pero
la gran noticia no es que solamente resucitó Jesús, la noticia es que “sabemos
que aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará también a nosotros con
él y nos llevará junto con ustedes a su presencia”. Dice el apóstol Pablo. (2
Co.4:14).

5.8.3.6. Para dar fruto hay que permanecer en la vid verdadera


(Jesús)

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.


Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda
para que dé más fruto todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que les
he comunicado. Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes.
Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que
permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen
en mí.
Juan. 15:1-4. N.V.I.

Cristo es la vid y Dios es el labrador que cuida de las ramas para lograr que
produzcan fruto. Las ramas son todos los que se declaran seguidores de
Cristo. Las ramas fructíferas son los verdaderos creyentes que mediante su
unión viva con Cristo llevan mucho fruto. Pero a los que se tornan
improductivos, a los que se arrepienten de seguir a Cristo después de
comprometerse superficialmente, a los falsos profesantes se les separará de la
vid. Ser improductivos es como estar muertos, por lo cual los cortarán y los
echarán fuera. Jesús establece una diferencia entre dos tipos de poda: quitar,
y limpiar las ramas. Las ramas que llevan fruto se limpian a fin de promover el
crecimiento. En otras palabras, a veces Dios debe disciplinarnos para
fortalecer nuestro carácter y nuestra fe. Pero las ramas que no llevan fruto se

80
HENRY MATTHEW, Comentario bíblico, página 1096, Editorial Clie 1999.
81
SILVA-SILVA DARIO pastor, El fruto eterno, página 18, Editorial Vida 2005.
102
quitan del tronco porque no solo son inútiles, sino que a menudo afectan el
resto del árbol.

5.8.4. La aplicación práctica del principio de reproducción


actualmente.

Pero los tiempos han cambiado, y gradualmente la manera simple de


evangelizar de Jesús fue forzada dentro de un nuevo molde. Por supuesto, la
adaptación de los principios es siempre necesaria a la luz de las circunstancias
cambiantes, pero de una manera u otra los principios mismos se confundieron
en el deseo de dar al evangelio una nueva fachada. Por eso es que
avivamiento no es evangelismo, como muchos tienden a creer. Es un error,
por tanto, hablar de “campañas de avivamiento” cuando se refiere a una
misión de evangelización entre no creyentes, avivar tiene que ver con la
renovación y crecimiento de la gracia de aquellos que ya la poseen y nada
tiene que ver con los inconversos.82

La vid es el Señor; las ramas, el conglomerado de denominaciones que, como


abejas de un panal, dan su aporte a la edificación del cuerpo de Cristo. La
unidad cristiana se produce alrededor del Salvador y no de hombres, y los
miembros de la iglesia forman, más que una unión externa, una sólida
comunión espiritual.83

El plan de Jesús no ha sido repudiado; tan sólo ha sido ignorado. Ha sido


usado para venerar el pasado, pero no para ser tomado en serio como norma
de conducta en el presente. ¿Cuándo vamos a comprender que la
evangelización no puede ser hecha por algo sino por alguien? Es una
expresión del amor de Dios, y Dios es una Persona.84

6. APOLOGETICA Y EVANGELIZACIÓN.

A continuación se presenta la información pertinente sobre Apologética y


evangelización, desarrollada por el Pastor español José María Martínez en su
página de internet www.pensamientocristiano.org que consideramos es puntual e
importante para el objetivo de nuestro estudio.

82
ROPERO B. ALFONSO, Teología bíblica del avivamiento. Página 19, Editorial Clie 1999
83
SILVA-SILVA DARIO pastor, El reto de Dios, página 93, Editorial Vida 2000.
84
COLEMAN ROBERT E. El plan maestro de la evangelización, página 99, Editorial Unilit 1998.
103
6.1. Proclamando la esperanza de Cristo al mundo
«Dejad toda esperanza». Así rezaba el letrero colgado a la entrada del infierno de
Dante («La Divina Comedia»). Ésta parece también la situación de muchas
personas hoy para quienes la vida se ha convertido en un infierno porque han
perdido sus esperanzas. Y es que el ser humano vive de esperanza; la esperanza
constituye el motor de la vida, es lo que nos mueve–motiva. Todos, cristianos y no
creyentes, estamos de acuerdo en que la esperanza es indispensable para vivir.
Dos citas nos recuerdan esta realidad:

Albert Camus, pensador existencialista ateo: «Quien no tiene esperanza y es


consciente de ello, ya no tiene porvenir».
Emil Brunner, teólogo protestante: «La esperanza es a la existencia humana lo
que el oxígeno es para los pulmones. Sin oxígeno, uno muere de asfixia. Sin
esperanza, uno sufre por la sofocación de la desesperación, debido a un
sentimiento de vacuidad, de lo absurdo de la vida».
Sólo la esperanza puede dar sentido a la vida y arrojar luz a los rincones más
oscuros de la existencia. La falta de esperanza es un morir ya en vida. Pero la
cuestión esencial es qué esperamos –o mejor aún– en quién esperamos y si
nuestra esperanza tiene alguna base. Por ello, queremos en este artículo mirar
más alto y más lejos, allá donde los ojos de la fe nos ayudan a encontrarnos con
el Dios de esperanza y proclamar esta realidad al mundo.

6.1.1. La esperanza en tiempos de desesperación


Antes de proclamar el mensaje de esperanza en Cristo, hemos de conocer a
nuestro destinatario, la sociedad en la que nos toca vivir. Sólo si conocemos su
situación, sus necesidades y problemas, lograremos ser relevantes. Por ello
debemos considerar, aunque someramente, el contexto actual:
«El pesimismo, el cinismo y el escepticismo son la atmósfera de la Europa
contemporánea. El optimismo moderno basado en la idea de progreso (que
caracterizó los últimos 50 años) se considera hoy un mito ingenuo. La Europa de
hoy ha sido profundamente moldeada por un siglo de baños de sangre» (Stuart
Mc Allister, apologeta evangélico contemporáneo). Algunas de estas sangrientas
páginas las tenemos muy cerca en el tiempo; tal es el caso de la atroz matanza de
Srebrenica, en la ex Yugoslavia, donde en un solo día fueron ejecutados todos los
varones del pueblo, desde adolescentes hasta ancianos, dejando la escalofriante
cifra de 6000 muertos a sangre fría.

Sí, la situación del mundo hoy se caracteriza por el temor y el escepticismo ante
un futuro con muchos nubarrones y pocas señales de esperanza. ¿Es una
afirmación exagerada, alarmista? No, hay evidencias muy cercanas –quizás en
104
nuestras familias o en nuestras ciudades– de que el progreso moral del hombre
no ha ido parejo a su avance material y científico. He aquí unos pocos ejemplos
que son la consecuencia práctica de esta crisis: La depresión, según la OMS, es
la tercera enfermedad en importancia hoy, y dentro de 20 años, ocupará el
segundo lugar.

El suicidio se ha convertido en una verdadera plaga entre la juventud, siendo la


primera causa de muerte entre los 18–25 años.
La violencia y la agresividad en sus múltiples formas (escolar, doméstica, bandas
juveniles etc.) están creando una situación de alarma en muchas ciudades donde
el destruir por destruir es casi un «hobby».

La fragilidad de las relaciones, en especial las más básicas y significativas como


el matrimonio y la familia, abocan a muchos a la inseguridad sobre el futuro. La
filosofía del «nada a largo plazo» destroza vidas y familias al minusvalorar y hasta
ridiculizar la idea de compromiso y de fidelidad.

Si vivir con esperanza es siempre importante, se torna imprescindible en épocas


de crisis. Decía el pensador español Unamuno: «De la desesperación es de
donde nace –ha nacido siempre– la verdadera, la auténtica esperanza. La
desesperación es el suelo de donde nace la esperanza verdadera, esa que va
creando la fe que se espera».

Unamuno tiene parte de razón: cuando el hombre toca fondo, de ahí puede surgir
esperanza; pero, esta «función esperanzadora de la desesperación», ¿es
suficiente? ¿lleva a alguna parte? Según el pensador francés Edgar Morin, no es
así: «Nos sentimos perplejos y desorientados desde que sabemos que no somos
más que una bola de fuego que gira como una peonza en medio del espacio
celeste».
Veamos ahora en qué consiste la esperanza que queremos proclamar a esta
sociedad en crisis, ¿cuál es su contenido? El texto de Ro. 15:13 nos responde a
tres preguntas básicas sobre la esperanza:¿De dónde viene? Su origen. ¿Cómo
se manifiesta? Sus efectos. ¿Cómo se consigue? Su aplicación personal.

6.1.2. El origen de la esperanza: Dios «El Dios de esperanza...» (Ro. 15:13)


Dios mismo es nuestra esperanza, Él en persona: «para que el Dios de nuestro
Señor Jesucristo... alumbre los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis
cuál es la esperanza a que él os ha llamado...» (Ef. 1:17–18).

105
La Historia desde el punto de vista bíblico es la historia de una esperanza, la
esperanza de la salvación. Desde el principio Dios ha sido el dador de la
esperanza:

Primero, a un hombre. El Dios personal busca al ser humano caído en el Edén


para darle una palabra de esperanza: la primera promesa mesiánica (Gn. 3:15).
Dios busca al hombre: ahí tenemos, por cierto, una diferencia singular entre el
cristianismo y cualquier otra religión: una religión humana es el conjunto de
esfuerzos que el hombre hace por llegar a Dios; va de abajo arriba. El cristianismo
es exactamente lo contrario: el esfuerzo que Dios ha hecho por llegar al hombre
(Heb. 1:1), va de arriba abajo. Por tanto, no todas las religiones son iguales.

Después, la esperanza se hace extensiva a todo un pueblo: «Porque yo sé los


pensamientos que tengo acerca de vosotros, pensamientos de paz y no de mal,
para daros el fin que esperáis» (Jer. 29:11).

Finalmente, culmina en Cristo y se hace extensiva para toda la humanidad: «Dios


nos hizo renacer para una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo... para
una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible reservada en los cielos
para vosotros» (1 P. 1:3–4).

Por ello, esta doxología (Ro. 15:13) constituye a la vez un resumen y una
conclusión lógica de toda la epístola a los Romanos. Empezaba su argumento
central con aquellas memorables palabras: «El Evangelio es poder de Dios para
salvación a todo aquel que cree...» (Ro. 1:16) y termina proclamando la
esperanza inigualable de este mensaje.

Ahora bien, ¿qué esperanza proclamamos? ¿En qué consiste? Veamos el


contenido, la sustancia de nuestra esperanza en Cristo. El texto nos presenta dos
grandes facetas, inseparables como las dos alas de un pájaro:

6.2. Los efectos presentes de la esperanza: Vidas transformadas


«...os llene de todo gozo y paz...» (Ro. 15:13)
La esperanza no es algo hueco, un mero misticismo, una ilusión futura. Tiene
unas consecuencias prácticas en la vida de cada día. En su sentido más literal de
esperar, tiene una aplicación presente. Podríamos decir que tienela mirada puesta
en el cielo, pero los dos pies en suelo.
La esperanza de Cristo es el antídoto, el remedio para la desesperación de este
mundo por varias razones:

106
6.2.1. Por su contenido: Gozo y paz
Se mencionan dos ingredientes esenciales:
El gozo. Es mucho más que alegría. Tener gozo no es lo mismo que estar
contento. Los cristianos también lloran. El gozo fruto del Espíritu va más allá de un
sentimiento. Es la actitud de Pablo y Silas en la cárcel de Filipos cuando, a pesar
de tener el cuerpo magullado y dolorido por los azotes, «a medianoche, orando
cantaban himnos a Dios» (Hch. 16:25). Pablo mismo resume lo que es el gozo
cristiano en el formidable pasaje deRo. 8:28–39, himno de cabecera de muchos
creyentes a lo largo de los siglos: «Somos más que vencedores en Cristo».
La paz. No es la ausencia de problemas. Nuestra sociedad define la paz en un
sentido negativo: no tener tensiones, «déjame en paz». La paz de Cristo es
distinta: «mi paz os dejo... no como el mundo la da... en el mundo tendréis
aflicciones, pero no temáis, yo he vencido al mundo». La paz de Cristo no es la
ausencia de problemas, sino la presencia de Cristo en medio de estos problemas.

El concepto hebreo (shalom) es muy rico: denota un estado de serenidad, de


bienestar interior, de armonía. El concepto moderno de salud (OMS) se acerca
mucho a la idea bíblica de paz, probablemente está inspirada en ella.
Si la esperanza nos llena de gozo y de paz, ello tiene unas consecuencias visibles
en la vida diaria. Mencionamos sólo una por su actualidad, hoy que tanto se habla
de «calidad de vida»:

«Los creyentes viven más años y tienen más calidad de vida» (conclusión de la
tesis del psiquiatra David Larson, autor de más de 130 artículos académicos, uno
de los investigadores más destacados en la investigación entre religión y salud
mental, quien trabajó durante 10 años en el Instituto Nacional Americano de Salud
Mental).

Por lo demás, el cristiano no es sólo beneficiario de la paz, sino agente de paz,


promueve la paz, como veremos en la dimensión comunitaria de la esperanza.

6.2.2. Por su abundancia: Plenitud de vida


La esperanza de Cristo es singular no sólo por su naturaleza o calidad, sino
también por su cantidad, es abundante. El apóstol habla de plenitud: «el Dios de
esperanza os llene...». Estar llenos de gozo y de paz nos recuerda la plenitud de
vida a la que se refirió el mismo Señor Jesús en una de sus declaraciones más
trascendentes: «He venido para que tengan vida y vida en abundancia»
(Jn. 10:10). El vocablo griego perisson es un comparativo cuya traducción literal
sería «más abundantemente», o también «extraordinario, magnífico, superior,
distinguido».
107
El deseo de Cristo es darnos «calidad de vida» en su sentido más completo:
espiritual, por supuesto, pero también en todas las facetas de nuestra existencia
la voluntad de Dios para nosotros es una vida «magnífica, superior». De este
modo, la esperanza de Cristo sustituye el «vanidad de vanidades» de tantas
personas hoy sumidas en la desesperanza por un gozoso «plenitud de
plenitudes».

Ello nos lleva a una reflexión: la imagen que a veces damos como cristianos se
aleja demasiado de esta abundancia de gozo y paz; en vez de estar pletóricos de
esperanza, parecemos contagiados por el pesimismo del mundo; enfatizamos
tanto algunos aspectos del discipulado como la renuncia, el sacrificio, que damos
la impresión de que la vida cristiana es algo triste, poco atractivo. La esperanza de
Cristo es lo más opuesto a algo lúgubre o aburrido. Y ahí precisamente radica uno
de sus secretos para transformar vidas. Veamos un ejemplo:

«Conocí a dos personas que confesaban ser cristianos y, a pesar de ello, se


distinguían por su elevada intelectualidad y por lo rebosante de su vida. Esto me
atrajo para estudiar con ellos la persona de Jesús» (Theodor Bovet, destacado
psicoanalista y consejero matrimonial).
Incluso Albert Einstein, quien no era cristiano, llegó a afirmar: «Soy judío, cierto,
pero la figura radiante de Jesús ha producido en mí una impresión fascinadora...
en realidad solo hay un lugar en el mundo donde no vemos ninguna oscuridad: es
la persona de Cristo».

6.2.3. Por su dimensión comunitaria: Relaciones nuevas


La esperanza cristiana no es una experiencia individual, una bendición para
disfrutar a solas. También aquí el cristianismo se diferencia de otras religiones, en
especial de las llamadas «nuevas espiritualidades». Éstas, bajo la influencia de la
Nueva Era y de las religiones orientales, se centran en el ego y promueven
experiencias religiosas básicamente individuales, «que me haga sentir bien a mi».
No es así con la esperanza de Cristo; Pablo lo deja bien claro: «...para
que abundéis en esperanza...» (Ro. 15:13). Es como un tesoro a compartir y está
íntimamente relacionada con el otro gran pilar del mensaje cristiano: el amor. La
esperanza, el amor y la fe –las llamadas virtudes teologales– forman un racimo
inseparable entre sí e inseparable de la vida comunitaria. El creyente que nace de
nuevo, nace también a un mundo de relaciones nuevas, las relaciones de la
familia de la fe. Por esta razón, el Evangelio tiene poder para transformar no sólo
vidas, sino también comunidades y familias.

108
Dos ejemplos destacados nos ilustran esta realidad: en Argentina las cárceles que
están «gestionadas» por cristianos evangélicos –muchas veces por los mismos
internos cuyas vidas han sido transformadas por el Evangelio– tienen un índice de
conflictividad muy bajo y han llegado a ser un modelo muy positivamente elogiado
por las autoridades y los medios de comunicación de este país. Algo muy similar
ocurre en una prisión de Sudáfrica considerada como muy «peligrosa» antes del
impacto del poder transformador de Cristo.

El otro ejemplo es la conversión de guerrilleros de movimientos terroristas en


Perú, con cambios tan espectaculares en la vida y conducta de hombres antes
muy violentos que sólo se puede explicar por un poder sobrenatural. Sustituir la
metralleta por la Biblia de un día para otro no es algo fácil.

La vida cristiana nunca puede limitarse al ámbito de lo privado; ciertamente tiene


una dimensión personal e íntima, pero por su misma esencia –el Evangelio es una
«buena nueva»– lo natural es compartirla. Ésta es la explicación al llamado
«proselitismo», tan mal visto por nuestra sociedad que intenta encerrar y limitar el
testimonio cristiano al ámbito de lo privado. Al evangelizar el cristiano no busca
hacer adeptos a su religión para ganar algún mérito personal, sino «abundar en
esperanza», es decir compartir la «perla de gran precio» que un día encontró y
que ha transformado su vida. El quedárselo para uno mismo sería la negación
misma del Evangelio. Ésta es la razón por la que proclamamos –«proclamar =
gritar delante de»– esperanza en Cristo.

6.3. Los efectos futuros de la esperanza: La visión de la fe.


«Yo viviré esperándote, esperanza» (Miguel de Unamuno)
Hasta aquí hemos considerado los resultados presentes de la esperanza, sus
efectos aquí y ahora. Sin embargo, en su dimensión más propia la esperanza mira
al futuro. Como ya se ha dicho, «la esperanza tiene los dos pies en el suelo, pero
la mirada en el cielo». Ahí es donde entra en acción la fe, el tercer «lado» de este
incomparable triángulo de la vida cristiana: fe, esperanza y amor (caridad). La fe
es la base de este triángulo, el fundamento en el que se basa la esperanza: «Es,
pues, la fe la certeza de lo que se espera» (Heb. 11:1; Heb. 11:26). Se trata de
una vinculación lógica pues «la esperanza que se ve no es esperanza; porque lo
que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con
paciencia lo aguardamos» (Ro. 8:24–25).

Pero, ¿puede surgir la esperanza de un simple esfuerzo humano, personal o


colectivo? ¿Es la esperanza una mera confianza en los demás o en que las cosas
irán mejor en el futuro? «No hay tarea más urgente que la de devolver un poco de
109
esperanza a aquellos que ya no la tienen... Nos falta esperanza porque nos falta
fe». Las palabras de este periodista en el periódico francés Le Figaro apuntan a la
diana correcta: sin fe no hay esperanza. La cuestión es: ¿fe en qué o en quién?
Ello nos lleva al final de nuestras consideraciones y, al mismo tiempo, al meollo
del mensaje cristiano.

¿Qué esperamos en el futuro? Esperamos a una persona: Cristo. La segunda


venida en gloria del Señor Jesús es el ancla de la esperanza cristiana. Pablo nos
lo deja claro en su carta a Tito: «Porque la gracia de Dios se ha manifestado...
aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro
gran Dios y salvador Jesucristo» (Tit. 2:11-13; ver también 1 P. 1:13 entre otros).
Ahí radica la gran diferencia entre la esperanza de las ideologías humanas –la
utopía del marxismo, por ejemplo– y también la de las religiones orientales cuya
esperanza consiste en una difusa supervivencia de algo llamado «espíritu», en un
estado donde el ser humano pierde su individualidad para perderse en una fusión
cósmica con el Universo o para reencarnarse en otra vida futura. El cristiano, por
el contrario, aguarda una relación personal con Cristo –en el Cielo- juntamente
con todo el pueblo de Dios (Ap. 21). Según nos enseña Ro. 8:23, esta expectativa
tiene dos rasgos distintivos: «...y también nosotros mismos, que tenemos las
primicias del Espíritu, gemimos dentro de nosotros mismos esperando la
adopción, la redención de nuestro cuerpo». Aguardamos:

 La adopción como hijos. Uno de los privilegios esenciales del cristiano –


Dios es mi Padre- alcanza su clímax en el Cielo. Aquí en la tierra tenemos
ya un anticipo; podemos dirigirnos a Dios como «el Padre nuestro que
estás en los cielos», el Abba. Pero esta relación tan personal alcanzará su
máximo esplendor cuando «Dios mismo estará con ellos como su Dios, y
enjugará toda lágrima...» (Ap. 21:4). ¡Incomparable privilegio el ser llamado
hijo adoptivo de Dios!

 La redención de nuestro cuerpo. El cristiano no cree en la mera


supervivencia del alma, sino en la resurrección del cuerpo. Hay muchas
cosas que no sabemos sobre la vida futura en el cielo, pero una sí es
segura: de forma tan misteriosa como cierta vamos a conservar nuestra
identidad personal. Yo seguiré siendo yo. Ello será así por cuanto la
imagen divina en nosotros hace que cada uno sea único e irrepetible a ojos
de Dios. De ahí deriva la santidad de la vida humana, es decir que nadie
puede matar a otro ser humano (Gn. 9:6). El Cristo resucitado tenía un
cuerpo; era un cuerpo glorificado, pero aun así conservaba las cicatrices

110
del martirio en la cruz y Mará Magdalena fue capaz de reconocerle por la
voz.

Sí, la esperanza es inseparable de la fe personal en Cristo. No se alimenta de la


nada ni surge espontáneamente del «suelo de la desesperación». En Él se hacen
plena realidad las palabras del salmista: «Contigo está el manantial de la vida; En
tu luz veremos la luz.» (Sal. 36:9).

Esta esperanza que se alimenta de la fe cambia por completo nuestra visión y


nuestra reacción ante:
 La brevedad y la fragilidad de la vida: «Ciertamente es completa vanidad
todo hombre que vive, ciertamente como una sombra es el hombre»
(Sal. 39:5-6). Al contemplar la vida como un tránsito hacia una «patria
mejor», puedo mantenerme «gozoso en la esperanza y sufrido en la
tribulación» (Ro. 12:12).

 El dolor y el temor a la muerte: «no lloréis como los que no tienen


esperanza». La esperanza en Cristo no nos hace inmunes al dolor de la
separación o a otras formas de sufrimiento. Pero el cristiano tiene la
certeza de que en el drama de la vida hay un segundo acto. Y en esta
segunda parte, a la que llegaremos en breve porque la vida es un pasaje
corto, nos aguarda «una herencia incorruptible, incontaminada e
inmarcesible reservada en los cielos para vosotros» (1 P. 1:3-4).

 El sinsentido del sufrimiento humano. Puede que ahora hayamos de sufrir


«por un poco de tiempo» (1 P. 1:6). Pero el latigazo del sufrimiento –sea
cual sea su forma de presentación- queda relativizado por la perspectiva de
su final seguro. En la cruz, Dios le puso fecha de caducidad al sufrimiento:
«Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son
comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse»
(Ro. 8:18).

Todo ello transforma nuestra actitud y nos trae consuelo. La visión de la


esperanza es la visión de la eternidad y abre ante nuestros ojos una perspectiva
que deviene bálsamo para el corazón herido y le da sentido a la vida.

El himno «Habita en mí», escrito por un sencillo creyente inglés en su lecho de


muerte, nos proporciona un excelente resumen del consuelo que reporta la
esperanza en Cristo:

111
Habita en mí, Señor, vive conmigo
La tarde tristemente se apresura,
Condensan las tinieblas la pavura
Y estoy contento porque pienso en ti.

¿Dónde se halla, oh muerte, tu aguijón punzante?


¿Dónde, se encuentra, oh tumba, tu victoria
He de triunfar y te veré en la gloria
Si habitas, oh Señor Jesús en mí.

A modo de conclusión, y de forma muy breve, no podemos omitir una parte del
versículo que es esencial: «en el creer... por el poder del Espíritu Santo».

Todo lo dicho hasta aquí no es obra humana, es una obra realizada por el Espíritu
Santo. La esperanza alcanza su clímax en la cruz vacía –la resurrección de
Cristo- pero se hace visible en Pentecostés. La aplicación de la esperanza a la
vida del creyente es una experiencia sobrenatural, no un logro humano. De ahí la
necesidad de depender de Dios para ir recibiendo por la acción del Espíritu Santo
la esperanza de Cristo. Toda la Trinidad está implicada.

En el pasaje profético de Is. 61:1-3 se dice de Cristo: «El Espíritu del Señor está
sobre mí, me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los
quebrantados de corazón... a consolar a todos los enlutados... a ordenar que a los
afligidos se les dé gloria en lugar de ceniza... manto de alegría en lugar de espíritu
angustiado...». Éste es el mensaje de esperanza que sigue vigente y ésta es la
esperanza que proclamamos hoy al mundo en el siglo XXI.

La fidelidad de Dios en el pasado es la base de nuestra esperanza para el futuro,


por cuanto en Él no hay «mudanza ni sombra de variación» (Stg. 1:17). Por todo
ello, como David al considerar el carácter transitorio de la vida (Sal. 39:7),
nosotros también exclamamos:
«Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti».

Como se dijo al comienzo las anteriores 10 páginas son de la autoría de Pastor


español José María Martínez Vila.

112
o 7. SUGERENCIAS PARA LA EVANGELIZACIÓN.

Evangelismo es el estudio de cómo testificar eficazmente y compartir el evangelio


con audacia. Considera los elementos básicos del plan de salvación y su
presentación con claridad. Enseña cómo superar la resistencia de diferentes tipos
de mentalidades. Explica cómo hacer el seguimiento y presenta las verdades
fundamentales que el obrero cristiano tiene que enseñarle al recién convertido.

A continuación algunas respuestas para dar a diferente clase de personas y


temperamentos, lo anterior debe considerarse sólo como una guía, se notifica al
estudiante que la información a presentar esta tomada del manual práctico de
evangelismo del Pastor Samuel Vila, pues no es de olvidar que Dios es un Dios
personal y de acuerdo con su multiforme gracia trabaja de diferentes maneras.

7.1. EL ATEO

7.1.1. Ateo pregunta: Yo no creo en Dios. La ciencia ha descubierto, hace ya


mucho tiempo, que la hipótesis Dios o dioses fue una idea de gentes
ignorantes que no sabían explicarse los fenómenos de la Naturaleza y los
atribuían a seres imaginarios.
R. ¿Y es que nosotros podemos explicarnos las maravillas de la Naturaleza
prescindiendo de Dios? La idea de Dios es, lo sé, una hipótesis, pero una
hipótesis no sólo muy probable sino absolutamente necesaria. El apóstol Pablo
dijo: “Las cosas invisibles de Él, su eterno poder y divinidad se hacen altamente
visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas
hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:20).Esta respuesta bíblica
se puede ampliar presentando el ejemplo de cualquier construcción, o mejor a una
maquinaria, la cual, aun cuando no conozcamos a su inventor o constructor, el
mismo instrumento nos revela de un modo innegable, que fue creada, primero, en
la mente de un autor inteligente.

7.1.2. Ateo pregunta: Esta eterna potencia y divinidad no existe, todo ha


venido de la evolución de los elementos y de los seres vivos a través de
miles de millones de años.
R. La evolución puede ser uno de los medios auxiliares de que Dios se sirvió para
el perfeccionamiento del mundo y de sus criaturas vivas; pero de ningún modo
puede ser el motivo o causa de su existencia; pues se ve de un modo demasiado
patente la sabiduría y designio, detrás de todas ellas. El salmista David escribió
con mucha razón: “¡Cuán grandes son tus obras, ¡oh Señor!, hiciste todas ellas
con sabiduría, la tierra está llena de tus beneficios”. Asimismo leemos en el Salmo
113
19: “Los cielos cuentan la gloria de Dios y la expansión denuncia la obra de sus
manos”. El argumento de organización por evolución está basado en la casualidad
y hay muchas cosas en el orden de la Naturaleza demasiado bien dispuestas para
ser producto de la casualidad. Una evolución no dirigida por una mente sabia y
poderosa se habría destruido a sí misma, pues por cada resultado acertado diez
mil no acertados habrían hecho nulo el acierto. Es posible que por casualidad se
formen en miles de años, dentro de cuevas gotosas, estalactitas o estalagmitas
calcáreas, que pueden tener un tosco parecido con las figuras escultóricas
creadas por el arte humano. Pero no podríamos pretender hallar una Venus de
Milo, o un Moisés de Miguel Ángel, formados en una de tales grutas, por efectos
de la acumulación casual de los productos calcáreos que arrastra el agua.

7.1.3. Ateo pregunta: Es que en muchos millones de años todo es posible.


R. Es posible todo aquello que no revele un claro propósito, producto de
inteligencia, como el ejemplo antes citado de las estalagmitas y estalactitas. La
casualidad puede haber dado lugar en un ser humano a una verruga, o una peca,
pero formar un ojo, con todo el arte y designio intencionado que aparece en el
maravilloso instrumento de la visión, es imposible, ni en un millón ni en cien
millones de años.

7.1.4. Ateo pregunta: Bueno, son las leyes de la Naturaleza.


R. ¿Y a quién podemos atribuir tales leyes? La ley requiere siempre un legislador
que haya pensado los pros y los contras. Las leyes naturales requieren un
Legislador que las haya dispuesto y ordenado con algún propósito útil, o con
varios propósitos útiles a la vez, y esto es aún más admirable.

7.1.5. Ateo pregunta: Hay una gran diferencia entre las leyes civiles y las
naturales, las leyes naturales son propiedades de la Naturaleza.
R. ¿Y por qué habrían de serlo? Usted sabe que la materia está formada por
electrones y protones de energía. ¿Quién dispuso que los protones y electrones
se asociaran en la forma que los hallamos en la Naturaleza para formar el átomo.
Y luego que se asociaran los átomos, no en un conglomerado informe, sino de
manera que han resultado útiles para la construcción del mundo, y más tarde de
los seres vivos? Por ejemplo: Que dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno
formen el maravilloso elemento que llamamos agua, no es casual. ¿Por qué?
Porque el agua tiene una multitud de propiedades muy útiles para el propósito
final del Creador, que era la vida en nuestro planeta. No menos maravilloso es
que dos átomos de oxígeno y uno de nitrógeno formen este gas admirable que
llamamos aire, que cumple nada menos que seis objetivos maravillosamente
beneficiosos, como son: purificación de nuestros pulmones, transmisión del
114
sonido, alimentación ambiental de las plantas, y sobre todo la separación del
abundante vapor de agua que alguna vez envolvió totalmente la tierra, y más aún
que sean su moléculas totalmente transparentes e invisibles, a pesar de estar
más apretadas y ser más pesadas que las del vapor, para permitir a los seres
vivos el magnífico fenómeno de la visión.

7.1.6. Ateo pregunta: Sí, son todos estos detalles y cualidades del aire muy
beneficiosas y útiles, pero es la Naturaleza que lo ha hecho así.
R. Pero yendo al fondo de la cuestión, no existe razón alguna para que se hallen
combinadas las cosas de un modo tan acertado. Por esto algunos llaman ala
Naturaleza, la “sabia Naturaleza”. Pero si tiene el atributo de “sabia” no puede ser
meramente el conjunto de materia inerte que nos rodea, y que analizamos con
nuestros sentidos, pues la materia inerte, por sí sola, jamás se habría combinado
de un modo inteligente. Debe haber detrás de la materia inerte algún Poder
supremamente sabio que lo organizó según lo vemos y observamos. De ahí que
sea bien acertada la exclamación del poeta bíblico: “¡Cuán grande son tu sobras,
oh Jehová, hiciste todas ellas con sabiduría!”

Otro poeta y científico, más reciente, lo expresó con mayor detalle en versos
actuales diciendo: “Vemos las cosas grandes (mundos, montañas, mares)
formadas de cosas pequeñas (arena, moléculas, gotas) y las cosas pequeñas
(átomos y bacterias) formadas por cosas más pequeñas (electrones, iones) hasta
que al fin aparece Dios detrás de todas ellas”. Otro escritor inspirado decía: “Por
fe entendemos que el universo fue enteramente organizado por la Palabra de
Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de cosas no visibles”. Con todos los
descubrimientos de los últimos dos siglos, los sabios han venido a decirnos que la
materia en su última esencia es mucho más etérea, mucho más semejante al
espíritu que lo que se suponía antes. La relación de la materia con el atenerse
sólo a lo tangible, negaban la existencia del espíritu, aun cuando ello les llevara al
absurdo, al tratar de explicarse el orden, invención y designio que se revela en las
obras de la Naturaleza. Pero hoy los sabios nos dicen… “La materia ha dejado de
ser lo que era antes, ya que hallamos que sólo podemos expresarla en términos
de energía”. Si esto es así, ¿no será el Espíritu una forma superior de energía y
Dios mismo la Energía Suprema e Inteligente de este misterioso universo, que ya
ha dejado de ser materia simple, para convertirse a nuestros ojos, abiertos por la
ciencia, en un universo de luz condensada en formas materiales? De este modo,
frases bíblicas como aquella de que “Dios es Luz y en Él no hay ninguna tiniebla”
y la no menos enfática e incontestable “En Él estaba la vida y la vida era la luz de
los hombres”, así como la afirmación de San Pablo “En Él vivimos y nos movemos
y somos” (Hechos 16:28), se hacen mucho más inteligibles.
115
7.1.7. Ateo pregunta: Todo lo que quiera, pero el caso es que nadie ha visto
a Dios.
R. Es cierto, la misma Biblia lo dice: “A Dios nadie le vio jamás”, aunque algunas
veces Él ha querido hacerse visible por medio de un desenvolvimiento o
materialización de sí mismo. (La palabra no es del todo exacta, porque
desconocemos la relación que existe entre la materia y el espíritu.) Esta
manifestación de la Divinidad invisible se llama en el A.T. “el espíritu es una vieja
cuestión que ha sido debatida en todas las edades. Comúnmente se ha sostenido
que son dos cosas distintas entre sí, y naturalmente, los que querían ángel
Jehová”, y en el N.T. lo hallamos realizado en la encarnación –en el seno de la
Virgen María– del Dios hombre, Cristo Jesús.

Vea usted cómo fue profetizado su nacimiento: “Pero tú, Belén Efrata, aunque
eres pequeña para ser contada entre las familias de Judá, de Ti saldrá el que será
señor en Israel, y sus orígenes (o salidas exomai) son desde el principio, desde
los días de la eternidad.” El lenguaje es muy judío, pero se revela aquí tanto la
eternidad y divinidad del niño que nacería en Belén, como sus teofanías, o salidas
del seno de la divinidad invisible para hacerse visible a sus criaturas. La salida
aquí profetizada fue, empero, muy diferente a las anteriores. En ésta “el Verbo” se
hizo carne para llevar a cabo la maravillosísima revelación del amor de Dios,
sufriendo por los hombres.

7.2. EL ESCÉPTICO
En labores de evangelización tropezamos muchas veces con escépticos, que no
niegan la existencia de Dios, pero nos dicen, más o menos, lo siguiente:

7.2.1. Escéptico pregunta: “Yo no soy ateo, yo creo que algo debe existir
detrás de todo lo maravilloso que hay en la Naturaleza; pero no creo que sea
posible saber nada acerca de este gran misterio y pienso que nunca lo
sabremos. Por tanto no me preocupo de ninguna religión, ya que nadie sabe
lo que es Dios.”
¿Qué debemos responder a quienes nos hablan en semejantes términos?
R. Una respuesta bastante comprensible y efectiva es ponerles el ejemplo de un
padre. Jesús vino a hacernos la gran revelación de que el Poder invisible que
adivinamos detrás de las maravillas de la Naturaleza puede y debe ser
considerado como nuestro Padre Celestial; no sólo porque Él ha dado vida a todo
lo existente sino porque sus sentimientos son los de un padre hacia sus criaturas,
por más que nosotros no comprendamos su modo de actuar y muchas veces nos
parezca un misterio. Jesucristo, después de resucitado, cuando sus discípulos
estaban ya más asesorados de su pensamiento porque había estado
116
doctrinándoles durante tres años, ante el hecho asombroso, pero innegable para
ellos, de su resurrección, les dijo: “Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y
vuestro Dios”.

Aun cuando ignoremos mucho acerca de Dios, tenemos deberes innegables con
respecto a un Ser a quien debemos, no solamente la vida, sino todos los bienes
de que disfrutamos, esto es lo que quería significar el apóstol Pablo en aquel texto
en que dice: “Las cosas invisibles de Él… se echan de ver por las cosas que
vemos y tocamos; y que los que no quieren reconocerlo son “inexcusables”.”
Suponga usted –podemos decir al interlocutor escéptico– que sus hijos, ya
mayores, que se han ausentado del hogar paterno, dicen: “Yo no discuto la
existencia de mis padres, pero no me ocupo de ellos, no les busco ni trato de
comunicarme con ellos, no los maldigo ni les voy detrás, simplemente no quiero
saber nada de ellos”.

7.2.2. Escéptico pregunta: Es que hay una gran diferencia entre los padres
naturales que conocemos, y Dios, a quien no conocemos.
R. Pero esto no nos exime del deber de admirar y agradecer sus obras. Dios era
menos conocido por los hombres inspirados que escribieron el A.T., que para
nosotros, que tenemos la última revelación que nos dio por medio de Jesucristo;
sin embargo, encontramos en aquellos escritos una reverencia y una gratitud
extraordinaria hacia Jehová (El que ha sido, es y será), pues tal es el significado
del nombre. Por ejemplo en el Salmo 92 leemos: “Bueno es alabarte, ¡oh Jehová!,
y cantar salmos a tu nombre, ¡oh Altísimo!, por cuanto me has alegrado, oh
Jehová, con tus obras; en las obras de tus manos me gozo. Cuán grandes son tus
obras, oh Jehová, muy profundos son tus designios. El hombre necio no entiende
y el insensato no comprende, que si brotan los impíos como la hierba y florecen
todos los que hacen iniquidad, es para ser destruidos eternamente”.
¿Usted se conforma con ser destruido, o condenado eternamente?

7.2.3. Escéptico pregunta: Es que yo no soy impío, soy un hombre de bien


que procuro no hacer mal a nadie.
R. Es cierto que la palabra impío ha recibido una connotación algo equivocada en
nuestra lengua castellana, pero si la estudiamos etimológicamente nos daremos
cuenta de que el verdadero significado de impío, es sencillamente, no piadoso. No
significa ser ladrón, o asesino, sino simplemente no tener sentimientos de piedad,
de fe, de gratitud y amor a Dios. En este sentido usted es impío, usted mismo
acaba de declararlo.

117
7.2.4. Escéptico pregunta: Es cierto, no soy un beato.
R. Sin embargo la revelación de Dios a este mundo condena tanto a beatos como
a “impíos”, si su conducta no es según la voluntad de Dios. Jesús condenaba a
los beatos de su tiempo, que eran los fariseos, y los llamaba hipócritas; pero
también, exhortaba a todos, desde el mismo principio de su ministerio, diciendo
“El tiempo se ha cumplido, y el Reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed
el Evangelio”. Y a algunos que se consideraban justos porque no habían sido
objeto de una calamidad pública que había costado la vida a varios ciudadanos, y
ellos continuaban vivos por la misericordia y paciencia de Dios, les exhortaba
diciendo: “Si no os arrepintiereis todos pereceréis de la misma manera”. Y decía
una gran verdad, puesto que la muerte no perdona a nadie y lo mismo que había
sucedido a aquellos ciudadanos de Galilea víctimas de una catástrofe, les
ocurriría a ellos un poco más tarde, y nos ha de ocurrir a cada uno. Si no de un
modo, de otro, nuestros cuerpos han de perecer.

7.2.5. Escéptico pregunta: Claro, todos tenemos que morir; de esto no se


escapa nadie.
R. Pero Jesús, que había venido del mundo del espíritu que es el mundo de la
vida, veía las cosas de un modo muy diferente que nosotros, que disfrutamos de
la vida en el cuerpo físico, sólo por una breve temporada de X años. Para Él todos
los hombres eran como un rebaño de ovejas destinado al matadero; de ahí su
interés en hacerles partícipes de la vida eterna que Él vino a traernos. Por esto
podía decir: “No temáis a los que matan el cuerpo mas no pueden matar el alma,
temed más bien a Aquel que puede destruir alma y cuerpo en el infierno” (Mateo
10:28).

7.2.6. Escéptico pregunta: Pero yo no soy tan malo como para merecer el
infierno. Esta idea la inventaron los curas para tener espantada a la gente y
dominarla a su gusto.
R. No, amigo mío, esto no lo inventaron las autoridades de la Iglesia Católica, sino
que son palabras que se encuentran en los más antiguos documentos de la fe
cristiana, es decir en los Evangelios, y aun cuando hay diferencias de opinión
acerca de lo que realmente significa la condenación (que por su puesto no será
igual para todos los hombres, según descubrimos en Mateo 11:20 y Lucas 12:47-
48), y hay quienes opinan que será separación de Dios en tinieblas, otros
sufrimiento, y otros extinción del alma; no quiera usted arriesgarse a conocer
experimentalmente lo que será, puesto que éste es el gran peligro del cual
Jesucristo vino a advertirnos muy seriamente, y Él mismo declaró que vino a
padecer en la cruz del Calvario y resucitar, para poder librarnos de ello. De tal
gravedad lo consideraba, y Él conocía muy bien las cosas del más allá.
118
7.2.7. Escéptico pregunta: Pero yo le repito que no creo que Dios vaya a
castigar en la otra vida sino a personas muy culpables, pero no a individuos
honrados como usted o yo.
R. Lo que usted crea, ni lo que yo crea, no nos librará, si Él nos considera
indignos de entrar por nuestros méritos en regiones de absoluta santidad. Que no
seamos tan malos como otros es bien posible; pero tampoco somos perfectos. Ni
usted ni yo hemos cumplido el primer mandato de la Ley de Dios, que dice:
“Amarás a tu Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”. No
hemos amado a los menos afortunados que nosotros, como a nosotros mismos;
hemos sido esclavos de nuestro egoísmo. Y en cuanto a la primera parte del
mandato divino “amarás a Dios sobre todas las cosas”, ¿no cree que la propia
despreocupación que usted ha manifestado hace un momento, es ya una
ostensible ofensa para el Autor de todos los bienes de que disfrutamos?

El apóstol Pablo, refiriéndose a los paganos de tiempos pasados, dice: “Y como


ellos no tuvieron a bien el reconocer a Dios, Dios les entrego a una mente
reprobada para hacer cosas impropias” (Romanos 1:28), luego cita una lista larga
de cosas malas que los hombre han hecho, y aunque muchas de las tales cosas
no pueden ser atribuidas ni a usted ni a mí, dice el mismo apóstol: “No hay justo ni
aun uno, no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios” (Romanos 3:10). De
modo que el no buscar a Dios es ya en sí una impiedad, porque significa culpable
ingratitud.

Y hablando el mismo apóstol a los sabios de Grecia, en su Areópago de Atenas,


después de explicarles que Dios es el Espíritu infinito que da a todos vida y aliento
y todas las cosas, añade que lo ha hecho para que los hombres busquen a Dios:
“Si tal vez palpando pueden hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada
uno de nosotros” (Hechos 17:27), y en Amós 5:4 leemos: “Así dice Jehová:
“Buscadme y viviréis”.

7.2.8. Escéptico pregunta: ¿Y cómo se puede buscar a Dios si nunca le


hemos visto ni nadie le puede ver?
R. A Dios, en su esencia, ciertamente no podemos verle, pero tenemos el deber
de buscarle a través de la revelación que Él ha hecho de sí mismo, de un modo
muy especial, mediante el Verbo encarnado, que en palabras humanas llamamos
su Hijo Jesucristo. En Juan 1:18 leemos: “A Dios nadie le vio jamás, el unigénito
Hijo que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer”.

119
7.2.9. Escéptico pregunta: Pero hay tantas religiones y tantos modos de
pensar acerca de este gran misterio, que es muy difícil saber dónde está la
verdad.
R. Es cierto, a causa de la influencia del maligno que ha inculcado toda clase de
ideas extrañas en las mentes de los hombres, como dice el apóstol Pablo:”Pero si
nuestro Evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;
en los cuales el Dios de este mundo cegó los pensamientos de los incrédulos,
para que no les resplandezca la iluminación del Evangelio de la gloria de Cristo, el
cual es la imagen de Dios” (2ª Corintios 4:4).

7.2.10. Escéptico pregunta: Yo no niego la existencia de Dios, pero si existe


debe haberse olvidado ya de este mundo, pues los mismos elementos de la
Naturaleza, que parecen bien ordenados para beneficio de los seres vivos, a
veces producen mucho mal cuando se desatan en terremotos y ciclones,
inundaciones o incendios, y obran sin misericordia. Si existiese un Dios
sabio y bueno detrás de estos elementos, esto no ocurriría.
R. Usted reconoce a un Ser que obró con benéfica sabiduría al ordenar este
mundo y que actualmente parece estar desatendido de Él, porque no evita ca-
tástrofes naturales. Entonces usted no quisiera que Dios hubiese dictado a la
materia leyes fijas y permanentes. ¿Cómo quisiera entonces que mantuviese Dios
el equilibrio del Universo?

Todos sentimos que es un gran beneficio para los seres vivos la existencia del
agua, precioso elemento que no se encuentra en los planetas vecinos a la Tierra,
pero en ciertas circunstancias, un exceso de lluvia puede causar inundaciones.
Del mismo modo, ¿quién dejará de bendecir a Dios por el aire que respiramos,
que sirve para tantas cosas útiles en el orden de la creación, por más que de vez
en cuando un ciclón cause devastaciones en alguna parte de la Tierra.
¡Cuántas veces podemos dar gracias a Dios por el fuego que nos calienta, y nos
ayuda a cocer los alimentos, y a ablandar y transformar la materia sólida delos
metales, por más que alguna vez causa daño, al producirse un incendio!

7.2.11. Escéptico pregunta: Pero si existe Dios debiera intervenir en tales


casos.
R. Entonces quisiera que Dios efectuase milagrosa cada momento en que
nosotros hemos tenido un descuido, y que no hubiese dejado las leyes de la
Naturaleza obrar por sí mismas.

120
7.2.12. Escéptico pregunta: Exactamente. Esto es lo que quisiéramos todos
los que estamos en duda acerca de la religión. O, de otro modo, que hiciera
aparecer letras de fuego en los cielos que indicaran cuál es la religión
verdadera.
R. Y ¿en qué lengua quisiera usted que fuera redactado tal letrero en un mundo
donde existen millares? Además, si Dios obrara de este modo, usted sería el
primero que se sentiría esclavizado, por tener que practicar alguna religión por la
fuerza. ¿No comprende que de semejante modo no sería factible la prueba del
amor, la fe y la gratitud, que Dios quiere despertar y mantener en Ios corazones
de un número de hombres y mujeres por los siglos de los siglos?
En cierta ocasión en que los paganos querían rendir culto al apóstol Pablo, a
causa de un milagro que había hecho, creyendo que era el Dios pagano Júpiter, el
apóstol Pablo y su compañero Bernabé tuvieron que protestar diciendo: “Varones,
¿por qué hacéis esto?, pues nosotros somos hombres de igual condición que
vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo
que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; el cual, en las
generaciones pasadas, ha dejado a todas las gentes andar en sus propios
caminos; si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio haciendo bien, dándonos
lluvias del cielo y estaciones del año fructíferas, llenando de sustento y alegría
nuestros corazones”.
“Y diciendo estas cosas –relata el evangelista Lucas–, a duras penas lograron
impedir que la multitud les ofreciese sacrificio.”
“Pero entonces –continúa explicando el escritor Lucas–, vinieron de Antioquía y
de Iconio unos judíos que persuadieron a la multitud, los que cambiaron
inmediatamente de parecer (creyendo, sin duda, que en lugar de ser un dios, era
un mago poseído de poderes infernales); y después de apedrear a Pablo le
arrastraron fuera de la ciudad dejándolo por muerto” (Hechos de los Apóstoles
15:14-20).

7.2.13. Escéptico pregunta: ¿No ve usted que si Dios hubiese intervenido en


favor de Pablo no hubiera ocurrido esto?
R. Sí, pero ¿dónde habría quedado la libertad y responsabilidad de aquellas
mismas gentes? Todos habrían creído, pero obligados por el terror. No habría
habido lo que narra a continuación el versículo 20, que vinieron los que de
corazón habían creído el mensaje del Evangelio y le rodearon de cuidados, la
mentando la ceguera moral de aquella gente pagana, y llenos de cariño al apóstol,
por haber entendido que era un mensajero del verdadero Dios, le cuidaron con
amorosa solicitud; y al día siguiente ya estaba el apóstol restablecido y salió, con
Bernabé, para Derbe.

121
7.2.14. Escéptico pregunta:. Bueno, yo no puedo creer en la existencia de un
Dios que se calla, años tras años y siglo tras siglo, y ha permitido las
barbaridades que se han cometido en el mundo. ¿Por qué permitió las
persecuciones que sufrieron los cristianos en los tres primeros siglos; los
horrores de la Inquisición o los campos de exterminio de Hitler en
Alemania?
R. Es cierto, pero Dios no callará siempre. En el Salmo 50, Dios dice por boca de
un escritor inspirado: “Tú aborreces la corrección, y hechas a tu espalda mis
palabras. Si ves a un ladrón, tú te vas en seguida con él, y te juntas con los
adúlteros. Das suelta a tu boca para el mal y tu lengua trama engaños…, estas
cosas hacías y yo he callado; pensabas que de cierto sería yo como tú? ¡Pero te
redargüiré y las pondré delante de tus ojos!” (Salmo 50:17-21).
Si Dios hubiese intervenido con milagros para impedir las barbaridades que usted
cita habría enderezado, momentáneamente, algunas cosas muy malas, cierto,
pero que al fin y al cabo también fueron arregladas algunos años después; pero
habría aterrorizado y sujetado al mundo, obligando a los hombres a cumplir su
voluntad, tanto si la amaban como si no. Todas las gentes habrían vivido por
siglos aterrorizados de ese poder del cielo, no se habrían sentido libres y
responsables, y muchas hermosas manifestaciones de fe, confianza y amor al
Invisible, no se habrían producido. Se habría hecho nula la prueba de la fe, que
muchas veces ha admirado a los habitantes de los cielos. Sabemos que algunos
mártires de los primeros siglos se denunciaban a sí mismos como cristianos, se
arrojaban a las hogueras y morían con la mayor alegría. El Señor Jesucristo ya
previno que esto ocurriría, pero no lo fomentó, sino que aconsejó a sus discípulos:
“Si os persiguieran a una ciudad huid a la otra”. ¿No fue esto ya un anuncio de
que Él no intervendría directamente en contra de los perseguidores, a pesar del
poder que mostró en los días de su encarnación? Pero lo que reveló, es que iba a
preparar moradas celestiales para los suyos, y que volvería en gloria, al final de
los siglos; y esto ha estimulado y mantenido la fe en Él a través de más de veinte
generaciones. No dijo cuándo volvería, y así mantiene a los suyos expectantes.

7.2.15. Escéptico pregunta: Pero el hecho es que, con esta inseguridad y


con su silencio, ha dejado a los malos hacer, y la muerte ha sido el resultado
final de infinidad de injusticias.
R. He aquí, precisamente, la razón por la que debe haber un juicio tras la muerte.
Si nosotros tenemos un sentimiento de justicia en nuestras conciencias y nos
indignamos por las iniquidades que han tenido lugar en el mundo, el que nos ha
dado estos sentimientos debe ser mucho más justo que nosotros; el autor del
Salmo 139 dice: “El que hizo el oído, ¿no oirá? El que hizo el ojo, ¿no verá? ¿No
entenderá el que dio al hombre la ciencia?” Ni nuestro ojo, tan perfecto como una
122
delicadísima cámara fotográfica, ni nuestro sentido moral, puede haberse formado
por mera casualidad; es irracional pensarlo. Por otra parte, Él debe ver las cosas
de un modo muy diferente de como las vemos nosotros, porque está al otro lado
de la muerte, y para Él la muerte no es lo que para nosotros, una desgracia
irreparable y una separación definitiva, sino una reunión y muchas bienvenidas.
Recuerde lo que decía el apóstol Pablo cuando estaba preso y pronto a ser
juzgado por Nerón: “Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia, mas
si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la Obra, no sé entonces qué
escoger. Porque de ambos lados me siento apremiado, teniendo deseos de partir
y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor” (Filipenses1:21-23).

7.2.16. Escéptico pregunta: ¿Y qué ocurrió? Lo mataron, ¿verdad?


R. No, en aquella ocasión las oraciones de los cristianos de Filipos fueron
atendidas y Pablo obtuvo la libertad y la vida de parte del loco emperador romano;
pero sólo por un poco de tiempo. Todos conocemos cómo, tras el incendio de
Roma, la falsa acusación de incendiarios contra los cristianos trajo la segunda
prisión de Pablo y su ejecución. Aparentemente, lo peor, para los que de nuevo
estarían orando por su liberación; pero para él mismo y los que le habían
precedido en el viaje a la eternidad, una decisión del tirano “muchísimo mejor”,
como escribía Pablo: “La mejor de todas”.

7.2.17. Escéptico pregunta: ¿De dónde habría sacado el apóstol Pablo tan
temeraria seguridad?
R. Bueno, tenía varios motivos: En primer lugar las afirmaciones que Jesucristo
mismo hizo de palabra a sus inmediatos discípulos, las cuales quedaron
plasmadas en varios lugares de los Evangelios. Posiblemente, el apóstol Pablo
había recibido testimonio de Pedro, de Juan y de los demás apóstoles que habían
escuchado de boca del Señor Jesucristo las palabras que tenemos en Juan 14:1:
“No se turbe vuestro corazón, creéis en Dios, creed también en mí, en la Casa de
mi Padre hay muchas mansiones, sino ya os lo hubiera dicho; voy, pues, a
preparar lugar para vosotros”. Y también aquellas otras que se encuentran en dos
diferentes Evangelios y que son una clarísima advertencia, que ningún hombre se
habría atrevido a hacer, aparte de Jesucristo: “No temáis a los que matan el
cuerpo y después ya nada pueden hacer, pero os mostraré a quién debéis temer:
temed a Aquel que después de haber quitado la vida tiene autoridad para echaros
al infierno, sí os digo, a éste temed” (Lucas 12:4). Luego, por las relaciones que él
mismo tuvo con el Señor Jesucristo, primero en el camino de Damasco y más
tarde en su arrebatamiento al mundo espiritual (2ª Corintios 12:4).

123
7.2.18. Escéptico pregunta: Bueno, esto está escrita en los evangelios y en
las epístolas de Pablo, pero ¿quién conoce hasta dónde son auténticos tales
libros? ¿No pudieron ser falsificados en los primeros siglos? Existen
algunos evangelios apócrifos llenos de cuentos inverosímiles acerca de
Jesucristo, ¿no podrían ser así también con los que la Iglesia ha
considerado como auténticos?
R. No, de ningún modo. Hay una gran diferencia entre los cuatro evangelios
auténticos y los apócrifos a que usted se refiere. No sólo por haber sido
reconocidos oficialmente en varios concilios primitivos, sino porque desde el
mismo principio del movimiento cristiano fueron reconocidos, leídos y comentados
como “Memorias de los apóstoles”. Además, existen otros documentos del siglo II
que proclaman las mismas creencias básicas cristianas, como la muerte redentora
de Jesucristo, su resurrección y sus promesas de vida eterna, exactamente igual
como lo expresan los documentos del N.T. Me refiero, naturalmente, a las cartas
de los mártires de principios del siglo II. Por ejemplo, Ignacio de Antioquía, que
escribió siete cartas en su viaje al martirio, en Roma; la de Policarpo a los
Filipenses, la carta a Diogneto, la Didacta, y otros documentos que escribieron los
apologistas cristianos del siglo II, Clemente de Roma, que a últimos del siglo I
escribió a los Corintios, Irineo de Lyon, Justino, etc. La autoridad y autenticidad de
los cuatro Evangelios está demostrada, asimismo, por el Diatessaron, de Taciano,
y por centenares de citas en todos los escritos de los apologistas y comentadores
cristianos. No se trata, pues, de que la Iglesia Católica nos haya dicho cuáles son
los libros sagrados del Cristianismo, sino que lo ha marcado el uso y respeto que
las primitivas asambleas cristianas tenían para tales escritos, desde su mismo
origen.

7.2.19. Escéptico pregunta: Yo no creo en la deidad de Jesucristo. Que fuera


un hombre bueno, más adelantado que la gente de su época, lo comprendo,
pero no que fuera hijo de Dios.
R. Sin embargo, esto es lo que Él declaró durante su ministerio público, sobre
todo hacia el final, cuando ya no era de temer que el entusiasmo del pueblo judío
por sus milagros le forzara a proclamarse Mesías judío, y se confundiera su
muerte redentora con la de un revolucionario político. Me refiero a un poco antes y
después de su resurrección.

7.2.20. Escéptico pregunta: Yo no creo en la resurrección de Jesús, esto


debe ser un cuento que inventaron sus discípulos.
R. ¿Y con qué motivo lo harían? ¿Qué ventaja podría reportarles semejante
engaño? ¿Es posible y creíble que los primeros discípulos se hubiesen sacrificado
hasta dar su vida por una mentira forjada sobre un cuerpo muerto? ¿Ninguno
124
habría sido infiel, ante el temor de la muerte, para descubrirla? El heroísmo por
una fe sincera, sea de la clase que sea, se comprende; pero el sacrificio de todas
las comodidades materiales, y aun de la propia vida, por el solo empeño en
sostener una mentira conocida, forjada por uno mismo, o por varias personas que
tuvieron que sacrificarse por ella enormemente y hasta la muerte, es un caso sin
precedentes y un absurdo inimaginable para toda mente sensata.

7.2.22. Escéptico pregunta: Podría ser que ellos obraron de buena fe, pero
que hubiesen sido víctimas de una alucinación o ilusión; que creyeran haber
visto a Cristo resucitado y no fuera verdad.
R. Esto no es verosímil en el caso de la resurrección de Jesús, porque las
apariciones de Cristo tuvieron lugar, no una vez, sino varias, entre diferentes
personas, que habrían tenido que volverse locas todas a la vez, pues todas
afirmaban que le habían visto y comido con Él, e incluso repitieron las palabras
que les había dicho. Un desequilibrio mental es muy posible en un solo testigo,
pero no en 11 y menos en 500 testigos juntos. La aparición de Jesús a Saulo de
Tarso, ¿fue también una ilusión del perseguidor? ¿Y qué podemos decir de los
soldados que le acompañaban y oyeron la voz misteriosa que se juntó a la luz
sobrenatural, hasta el punto de dejar ciego al joven perseguidor de los cristianos?
Además, si de ilusión se hubiese tratado, pronto se habrían cuidado los
sacerdotes judíos de desvanecerla, presentado el cuerpo de Jesús. Este era un
argumento mucho más eficaz para suprimir el naciente cristianismo, que los
azotes y la cárcel. ¿Por qué no lo usaron? ¡Qué empeño no tendría el Sanedrín
judío en poder desmentir la resurrección de Jesús! ¡Qué no haría Pilatos, cuyo
sello había sido quebrantado y cuya autoridad quedaba por los suelos, para
descubrirlo que había, de verdad, acontecido!

7.2.23. Escéptico pregunta: Pero ¿por qué (según los evangelios) se


apareció tan sólo a sus discípulos, y no a sus enemigos?
R. Esto, precisamente, es la mayor prueba de autenticidad del relato, que según
los mayores expertos es tan naturalmente relatado, que tiene todas las señales de
verosimilitud. Los apóstoles contaron lo que vieron y sabían, pero nada más. Si
los escritores cristianos del siglo II hubiesen fabricado el cuento de la resurrección
para convencer a las gentes, habrían dicho que Jesús estuvo con los apóstoles,
no de vez en cuando, sino todo el tiempo; que volvió a hacer milagros que dejaron
anonadados y estupefactos a sus mismos enemigos, etc. Pero el hecho es que
Cristo deseaba hacerles sentir que, aunque ausente, vivía espiritualmente con
ellos; sabía sus pensamientos y sus propósitos, como en caso de Tomás.
Nosotros lo entendemos y apreciamos el motivo, pero ellos no lo señalan, para
justificar tales ausencias; se limitan a explicar la cosa tal y como sucedió.
125
No es extraño que uno de aquellos testigos, el apóstol Pedro, escribiese años
después: “El cual nos hare generado en esperanza viva por la resurrección de
Jesucristo de entre los muertos”. Esto significa que, si Cristo no se hubiese
levantado de la tumba, habrían dicho los apóstoles –y nosotros lo seguiríamos
diciendo al igual que ellos–: “Ojalá fuera verdad lo que dijo aquel profeta judío,
Jesús, antes de que le mataran; que Él era el Hijo de Dios que vino a salvar a los
que en Él creen, y que nos espera al otro lado de la muerte; pero, ¡ay!, nada más
se ha sabido de Él desde que lo mataron”. En tal caso el cristianismo sería una
esperanza muerta, pero ahora Pedro lo llama “Una esperanza viva por la
resurrección de Jesucristo de los muertos”.

7.2.24. Escéptico pregunta: ¡Ojalá pudiera yo tener la fe que usted tiene!


Pero no puedo verlo así tan claro como usted lo ve. Yo tengo muchas dudas.
Comprendo que usted es más feliz creyendo estas cosas; pero me asalta de
nuevo el pensamiento: ¿Y si no es verdad? Hay demasiados motivos para
dudar de todo esto, a pesar de lo lógico y razonable que usted lo presenta.
Hay muchos hombres muy sabios, diplomados en grandes universidades,
que se han roto la cabeza discutiendo estos temas tan profundos de Dios, la
vida, y la muerte, y no han podido resolverlo.
R. Pero hay también muchos hombres no menos sabios, diplomados de grandes
universidades, especialistas en estos temas, que creen. El creer, o no creer; no
depende tanto del nivel intelectual como de la voluntad de cada uno.

7.2.25. Escéptico pregunta: Pero es que yo quisiera creer y no puedo. Sé que


sería mucho más feliz si creyera como usted. No temería tanto la muerte
como la temo, si supiera que hay Dios y otra vida; pero leo la historia de la
humanidad, y veo que todo ha terminado y termina con la muerte, y temo
que así sea también conmigo.
R. ¿Por qué no hace usted la oración del escéptico? Jesús decía: “Vete a tu
cuarto y cerrada la puerta ora a tu Padre que ve en secreto, y tu Padre, que ve en
secreto, te recompensará en público” (Mateo 6:6). Vaya usted a un lugar secreto y
dígale al Padre Celestial: “Señor, quiero creer en Ti; quiero saber cuál es tu
voluntad, Tú que eres Espíritu Infinito, habla a mi espíritu limitado, muéstrame la
verdad”.

Haga usted esto, sinceramente, y luego continúe haciendo por su parte lo que
tiene que hacer todo hombre sensato, lea el Nuevo Testamento. Sobre todo en la
parte del Evangelio de Juan y en las epístolas, y siga después con los otros tres
Evangelios, para familiarizarse con Jesucristo-Hombre, después de haber
escuchado sus revelaciones, como Jesucristo-Hijo de Dios.
126
7.2.26. Escéptico pregunta: ¿Y es seguro que así podré creer? ¿Y si vuelvo a
tener dudas?
R. No se preocupe usted por las dudas futuras, trate de vencer las presentes,
aplicándose al estudio de las evidencias de la fe cristiana. Nadie está libre de ser
tentado por una duda. El gran predicador Spurgeon decía que nadie puede evitar
que los pájaros revoloteen alrededor de su cabeza, pero lo que no debe permitir –
y en el sentido moral e intelectual todos debemos evitar– es que hagan un nido en
su cabeza.

No pretenda poder explicarse todos los misterios antes de creer. Recuerde que
hay misterios inexplicables todavía, tanto en el terreno de la ciencia como en el
terreno de la fe. Los más grandes científicos saben que quedan muchas cosas por
descubrir en este maravillosísimo mundo en que vivimos; lo mismo ocurre en el
terreno de la fe. Hay cosas que Dios no nos ha revelado, seguramente porque no
nos convenía saberlas.

Cuando le surja alguna duda, haga un cálculo de probabilidades, empezando por


las evidencias de la existencia de Dios, contrapesándolas con las probabilidades
de la casualidad como razón del orden, previsión y designio, que se descubre en
el Universo.

Continúe con las evidencias de la fe cristiana, basada en la resurrección de


Jesucristo. Trate de explicarse el Cristianismo sin Cristo, y verá hacia dónde se
inclina al fin la balanza en la computadora de su mente: Quedarán todavía
grandes misterios (como el que suelen presentar los niños y también los más
grandes sabios) acerca del origen de Dios, la Trinidad y la Persona de Jesucristo.

Pero después de haber sopesado bien las probabilidades de uno y otro lado, dé el
salto de fe. Esto es, dígase: sobre tales y cuales evidencias, que no puedo negar,
doy el salto de fe en favor de tales y cuales dificultades y misterios, que no puedo
probar. La fe no es un empeño absurdo, una terquedad, como algunos suponen,
sino un cálculo de probabilidades.

No pretenda entenderlo todo antes de creer. Anticípese a creer antes de


conocerlo todo, pues haciéndolo a la inversa no creería jamás. Diga como aquel
padre que fue a Jesús con el problema de su hijo enfermo, a quien Jesús
preguntó: “¿Crees que puedo hacer esto?”, y él respondió: “Creo, ¡ayuda a mi
increduIidad!” (Marcos 9: 24).

127
7.3. EL CATÓLICO.
En nuestros esfuerzos evangelísticos encontraremos muchas personas que, al
hablarles de religión, coincidirán con nosotros; y si no llegamos a decirles que
somos cristianos evangélicos, puede que nos confundan con un miembro
fervoroso de la iglesia a la que ellos pertenecen. No es prudente en tales casos
atacar desde el principio los errores de su propia fe religiosa, porque esto cerraría
el contacto y les dejaría con una impresión falsa acerca de la nuestra. Pero
tampoco es conveniente dejarles con la falsa impresión de que somos católico-
romanos, sin tratar de darles un poco más de luz espiritual de la que ellos poseen.
Una de las mejores formas de entrar suavemente en el terreno apologético con
estas personas es haciéndoles la pregunta de si están seguros de su salvación. Si
no responden de modo positivo –lo que es muy raro entre los que no han nacido
de nuevo–, sean católicos o protestantes nominales, cíteles la declaración de
Jesús en Juan 3:1-3 y sus firmes promesas de Juan 5:24, Lucas 24:47. Si usted
nota que confían en sus buenas obras, use los argumentos y los textos bíblicos
que se exponen en el capítulo anterior y haga énfasis en Juan 20:31, 1ª Juan
5:13, Romanos 5:1-2 y Romanos8:1.

También son muy oportunas las afirmaciones que hace Jesús acerca de las
personas que él llama “sus ovejas”. Dígale: ¿No es usted una oveja de
Jesucristo?¿No cree usted que Él es el Hijo de Dios que vino a buscar y salvar a
los pecadores de este mundo? ¿No se ha sentido usted pecador y ha pedido a
Jesucristo que le perdone todos sus pecados y le haga una oveja suya, o sea, un
cristiano de verdad?

7.3.1. Católico pregunta: Probablemente le dirá que se ha confesado muchas


veces, precisamente por esto, porque se ha sentido culpable ante Dios por
cosas que le supo mal haber hecho.
R. En tal caso, no se apresure usted a decirle que los curas no pueden perdonar
pecados, pues seguramente, él, o ella, lo han hecho con toda buena fe, pensando
que se dirigían a Dios a través del sacerdote; ya vendrá la ocasión de disipar el
error de la confesión auricular. El primer tema a tratar con cualquier católico-
romano es el de la seguridad de la salvación.

El Purgatorio
Pregúntele: ¿Qué piensa que le ocurriría a su alma si al atravesar la calle le
atropellara un carro (coche, automóvil) y le dejara cadáver? ¿Iría a vivir con Cristo
en el cielo?

128
7.3.2. Católico pregunta: Probablemente iría al purgatorio.
R. Pues permítame decirle que esta no era la esperanza que tenían los cristianos
de los primeros siglos, pues cuando apedrearon a Esteban, leemos que este
primer mártir de la fe cristiana, dijo: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Y cuando
Pablo estaba incierto sobre si la sentencia de Nerón sería de muerte o de libertad,
declara que por su parte quisiera más bien “ser desatado y estar con Cristo, lo
cual es muchísimo mejor”. No habla de ir al purgatorio, lo que no podría ser
calificado de ningún modo, de muchísimo mejor.

7.3.3. Católico pregunta: Es que él era san Pablo y merecía bien ese premio
inmediato por todo lo que había hecho y sufrido en su carrera apostólica por
amor de Jesucristo.
R. Pero éste no era el caso del ladrón que murió crucificado al lado de Jesús, a
quien el Señor se dirigió con estas palabras: “De cierto te digo que hoy estarás
conmigo en el Paraíso”.
Si se trata de un católico instruido, probablemente le diga que el mismo apóstol
declara que hemos de ser probados por fuego (1ª Corintios 3:12-15). En tal caso
hágale notar que no dice que nosotros tengamos que ser probados por fuego,
sino la obra que hemos hecho. Usando una figura, el apóstol Pablo dice que ésta
será quemada, para comprobar si fue o no de calidad: No hay aquí ninguna
indicación de que el cristiano tenga que ser sometido a ningún fuego purificador,
sino que dice: “la obra de cada cual será probada por fuego”.

7.3.4. Católico pregunta: Pero muchos cristianos no nos sentimos bastante


malos para merecer el infierno, ni suficientemente buenos para merecer el
cielo.
R. Otra vez tiene que volver usted a la idea de merecer. ¿Dónde queda la obra de
Jesús por nosotros? Sí nosotros hubiésemos podido merecer y ganar el cielo, el
Hijo de Dios no se hubiese hecho hombre ni hubiese querido “padecer por los
pecados El Justo por los injustos para llevarnos a Dios”, como dice Pedro. Sería
en menoscabo de su obra redentora todo lo que pretendamos hacer para ganar
nuestra salvación.

7.3.5. Católico pregunta: Entonces, ¿toda persona que no sea muy piadosa
tendría que ir a arder en el infierno por toda la eternidad? ¿No comprende
usted que es necesario que haya un purgatorio para los que no son ni muy
malos ni muy buenos?
R. Pienso que tenemos que dejar a Dios el secreto de lo que va a hacer con los
que no sean creyentes y con los que, siendo creyentes, no son lo que Él desea.
La Sagrada Escritura resume en una sola palabra el destino de quienes han
129
rechazado la salvación de Cristo, los llama “perdidos”, y “salvados” los que la han
aceptado y agradecido. Tanto los unos como los otros recibirán premio o castigo
“según sus obras”.

7.3.6. Católico pregunta: ¿Y no cree en la eficacia de los sufragios por los


difuntos?
R. No, por supuesto; y he de decirle que por desgracia esta doctrina ha
engendrado mucha incredulidad en el mundo, pues significa continuar las
diferencias sociales en el más allá; por muchos paliativos con que se quiera
disimular esta doctrina, llamando limosnas a los estipendios exigidos por tales
servicios. Recuerde sólo las severas palabras de Pedro a Simón el mago: “Tu
dinero vaya contigo a la perdición porque has supuesto que el don de Dios se
obtiene con dinero, no tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón
no es recto delante de Dios. Arrepiéntete pues de esta tu maldad, y ruega a Dios
si quizá te será perdonado el pensamiento de tu corazón; porque veo que están
en hiel de amargura y en ataduras de maldad” (Hechos 8:20-23).

La transubstanciación

7.3.7. Católico pregunta: Quizá tenga usted razón en este asunto de las
indulgencias. Reconocemos que en tiempos de Lutero se hizo una
propaganda escandalosa sobre ello, con el buen propósito de recoger
dinero para edificar la Basílica de san Pedro en Roma, y ello trajo la protesta
de los reformadores. Pero éstos fueron demasiado adelante en sus
protestas contra el dogma tradicional católico. Por ejemplo: En el asunto de
la existencia real de Jesucristo en la eucaristía, ¿cómo pueden ustedes
negarla cuando Jesucristo dijo: “Esto es mi cuerpo” (Mateo 26:26) y,
además, añade: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y
yo le resucitaré en el último día” (Juan 6:54)?
R. Sí, pero Jesús mismo aclaró por anticipado, en esta ocasión, el sentido de sus
palabras diciendo: “Yo soy el pan de vida, el que a mí viene nunca tendrá hambre,
y el que en mí cree no tendrá sed jamás” (Juan 6:35) y ratificó el sentido espiritual
y simbólico de sus palabras al decir en el versículo 63: “El Espíritu es el que da
vida, la carne no aprovecha para nada, las palabras que yo os he hablado son
Espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen”.
Además lo declara en el mismo pasaje de la institución de la Santa Cena en
Lucas 22:19 donde, después de decir “Esto es mi cuerpo que por vosotros es
dado”, añade: “haced esto en memoria de mí”; palabras que repitió San Pablo en
1ª Corintios 11:25.

130
Si Jesús dijo: “Esto es mi cuerpo”, también dijo “yo soy la puerta” o “yo soy la vid”
o “yo soy el camino”, y todos entendemos que Jesús no es una puerta material, ni
una vid, ni una parra. ¿Por qué hemos de entender en un sentido literal sus
palabras al tratarse de la memoria de su muerte, cuando no lo hacemos así, sino
que entendemos el significado figurativo, en los demás casos?

El culto a los santos

7.3.8. Católico pregunta: Dejemos este asunto, porque no nos


entenderíamos; pero ustedes no veneran a los santos, ni a la madre del
Salvador.
R. Sí que los veneramos. A lo que nos negamos es a rendirles culto. Los tenemos
en suma veneración y respeto. Muchas veces predicamos acerca de su ejemplo y
de sus virtudes, dignas de ser imitadas; pero no acudimos a ellos como
intermediarios, porque la Palabra de Dios dice así: “Hay un solo Dios, y un solo
mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre el cual se dio asimismo en
rescate por todos” 1ª Timoteo 2:5,6).
Recuerde el caso de Pedro y Cornelio. Cuando este centurión romano le salió a
recibir a la puerta de su casa, se arrodilló a sus pies, pero Pedro le levantó
diciendo: “Levántate porque yo mismo soy hombre” (Hechos 10:25, 26).
Permítame hacerle una reflexión muy sencilla. Los seres humanos somos finitos,
no podemos atender varios asuntos a la vez, únicamente Dios es infinito, sólo
Dios está en todas partes, ¿cómo pueden los santos por más que estén en el
cielo, siendo seres finitos como nosotros, atender a miles de personas que les
oran todos a la vez?

7.3.9. Católico pregunta: Es que Dios, que es infinito y omnipresente, lo oye,


y se lo comunica.
R. En este caso resultaría que no oramos a Dios por mediación de los santos,
sino a los santos por mediación de Dios. ¿Cree usted que esto es lógico y
razonable? ¿Por qué no ir directamente a Dios, que es quien oye primero nuestra
súplica? Jesucristo mismo nos recomienda orar a Dios Padre en su nombre,
diciendo a sus discípulos: “En aquel día pediréis en mi nombre y no os digo que
yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama, porque vosotros
me habéis amado y habéis creído que yo salí de Dios”… “hasta ahora nada
habéis pedido en mi nombre, pedid y recibiréis para que vuestro gozo esté
completo” (Juan 16:24-27).

131
La confesión auricular
La misma consideración puede hacerse en cuanto a la confesión auricular: Si Dios
está en todas partes y puede oír nuestra oración, ¿por qué no dirigirnos
directamente a Él cuando sentimos que hemos falta doy tenemos remordimiento
acerca de nuestros pecados?

7.3.10. Católico pregunta: Es para tener la satisfacción de oír al sacerdote


decir “Ego te absolvo” (que significa “yo te perdono”), y cumplir alguna
penitencia, que nos es impuesta por el sacerdote, por nuestros pecados.
R. Pero la Sagrada Escritura está llena de declaraciones de que solamente Dios
puede perdonar los pecados; y cuando el mismo Jesucristo dijo al paralítico “Tus
pecados te son perdonados”, le acusaban de que estaba blasfemando porque
sólo Dios tiene semejante autoridad (Marcos 2:7) y Él no negó que fuese así,
como lo entendían los judíos, pero afirmó por medio de un milagro su autoridad,
como Dios hecho hombre que era.

7.3.11. Católico pregunta: Pero es que el sacerdote lo hace en nombre de


Dios, son los sacerdotes representantes suyo.
R. Pero tengo que decirle que ésta no era la costumbre de los cristianos
primitivos. Puedo citarle trozos y sermones de grandes escritores de los primeros
siglos, como San Basilio, San Juan Crisóstomo, San Agustín y otros, en los cuales
éstos declaran que es a Dios solo, en secreto, sin ningún testigo humano, que hay
que presentar nuestras confesiones. En las biografías muy detalladas, que
tenemos, de grandes cristianos de los primeros siglos, no hallamos noticia alguna
de que fueran a confesarse con un sacerdote. Si los cristianos primitivos hubiesen
entendido las palabras de Jesús “A los que les remitiéreis los pecados les serán
remitidos”, en la forma en que la Iglesia Católica dice, encontraríamos ya en los
Hechos de los Apóstoles, y en todas las historias posteriores de grandes
cristianos, mención de esta práctica tan esencial en un mundo de pecadores. Pero
no es esto lo que hallamos, sino totalmente lo contrario. Cuando Pedro reprendió
a Simón el Mago, diciéndole que estaba en “hiel de amargura y ataduras de
maldad”, no le conminó a confesarse inmediatamente de su pecado, ni con él, ni
con Juan, ni con ningún otro apóstol; sino que le dijo: “Ruega a Dios por si quizá
te será perdonado este mal pensamiento de tu corazón”. Y así lo hallamos en toda
la historia de los cristianos de los primeros siglos hasta los concilios de la Edad
Media.

132
7.3.12. Católico pregunta: ¿Qué quiso, pues, significar Jesús cuando dijo a
sus discípulos: “A quienes remitiereis los pecados, les serán remitidos, y a
quienes los retuviereis, les serán retenidos” (Juan 20:23)?
R. Evidentemente, se refería a la gran responsabilidad que pesaba sobre los
discípulos como mensajeros del glorioso Evangelio, que proporciona el perdón de
los pecados a los hombres que lo aceptan.
El ministro del Evangelio –y en particular el que se dedica a la obra misionera,
como tenían que dedicarse los apóstoles (versículo 21)–, tiene el privilegio de
ofrecer el perdón de los pecados, o de retener a los hombres en sus pecados,
según sea su diligencia en dar a conocer las Buenas Nuevas de salvación. Si el
discípulo de Cristo, al entrar en contacto con pecadores necesitados de salvación,
les habla de todo menos de la gloriosa posibilidad y seguridad que Dios les ofrece
de perdonarles sus pecados si se arrepienten y aceptan a Cristo como Salvador,
¿no les retiene por su descuido o negligencia en aquellos pecados de los cuales
podrían ser librados? Si, en cambio, les anuncia a Cristo y la salvación. ¿No se
convierte en el medio para que sus pecados sean remitidos? ¿No les da por su
mensaje el perdón?

7.3.13. Católico pregunta: ¿Por qué, pues, tenemos instituido en la Iglesia el


mandato de confesarse con un sacerdote, y la costumbre de recibir
penitencias, así como la gracia divina de las indulgencias? ¿No son éstas un
medio para obtener el perdón de algunos pecados, mediante la aplicación de
los méritos de las buenas obras practicadas por el propio ofensor, o el
traslado, en favor de los fieles que se hacen acreedores a ello, de las buenas
obras que sobraron a la bendita Virgen y a los santos?
R. No, de ningún modo. Por varios siglos, como le he dicho, no hallamos que los
cristianos se confesaran a los pies de un sacerdote, pero cuando habían cometido
un pecado muy grave, y público, que pudiera traer escándalo al buen nombre de
la doctrina cristiana, lo confesaban en público, ante toda la asamblea; y entonces,
el pastor u obispo les imponía una penitencia que consistía generalmente en estar
excluidos de participar de la comunión durante un cierto período de tiempo, que a
veces ascendía a muchos años: Tenían que salir de la asamblea cuando se
celebraba la comunión y en muchos casos estar de rodillas a la puerta de afuera.
Como esto era un castigo muy severo, se aplicaban indulgencias, o sea,
acortamiento del período de ex-comunión, y de ahí vino la costumbre de las
indulgencias: Los días de indulgencia significaban días dereducción de la
penitencia impuesta por el propio pastor o presidente de la asamblea cristiana, a
quien erróneamente empezaron a llamar sacerdote, pues sacerdote, que significa
“mediador entre Dios y los hombres”, no hay más que uno, como hemos visto en
el citado pasaje de 1ª Timoteo 2, y es lo que dice también el autor de la carta a los
133
Hebreos, donde se explica que Él es el único sacerdote y no hay otro, declarando:
“Porque los otros sacerdotes llegaron a ser muchos debido a que la muerte les
impedía continuar; mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un
sacerdocio intransferible; por lo cual puede también salvar completamente a los
que por medio de Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por
ellos” (Hebreos 7:23-25).

7.3.14. Católico pregunta: ¿De modo que no significan los días de


indulgencia, días de acortamiento de la pena de purgatorio impuesta por
Dios a las almas que salen imperfectas de este mundo?
R. No. Es simplemente un invento fraguado en los siglos supersticiosos de la
Edad Media, del que no se hallan trazas en las enseñanzas de Cristo ni de sus
apóstoles, sino todo lo contrario: Jesús siempre concedió perdón absoluto y
completo a los pecadores que a Él acudieron arrepentidos, como usted puede
comprobar al leer el N.T. Y ésta es la principal razón por la que estuvo prohibida
su lectura a los católicos durante siglos: y hasta tiempos muy recientes, como lo
descubrirá examinando los documentos y decretos papales a través de la Historia.

Lo primordial primero
La discusión con un católico-romano puede continuarse bajo muchos otros temas,
como los de la infalibilidad de los papas, el pecado de la intolerancia, etc. Pero
como se trata de errores que muchos católicos hoy día ya reconocen, apenas si
vale la pena discutir o presentar tales puntos, sino que basta con presentarles
claramente el asunto de la salvación completa que tenemos en Cristo, por la fe y
no por obras, ni por el hecho de pertenecer a una iglesia, bien sea católica o
protestante. Como hay tantos puntos de contacto entre el cristianismo evangélico
y el catolicismo, conviene hablar primero de aquellos temas en los que estamos
de acuerdo, mejor que entrar en controversia; sin embargo si se trata de una
persona a la que tenemos oportunidad de anunciar el Evangelio una sola vez,
conviene no dejar de hacerle saber que la persona que le ha hablado es un
cristiano evangélico, pues esto puede serle una guía, en tiempos futuros, para
buscar el camino de la salvación, informándose de alguna otra persona
evangélica, cuando la Palabra de Dios –que ya empiezan a leer y estudiar los
católicos– hable a su corazón, mostrándole las grandes verdades del Evangelio
en su primitiva pureza.

7.5. EL RENUENTE.
Con frecuencia tropezamos con personas que han escuchado el Evangelio por
muchos años y están convencidos de que es la verdad y que algún día deberán

134
reconciliarse con Dios, pero tratan de aplazar este momento con toda clase de
excusas. Algunos dicen:

7.5.1. Renuente pregunta: No me siento con deseos de ser cristiano.


R. Hay personas que creen que antes de ser convertidos han de sentir alguna
emoción especial, un gran peso por sus pecados, han leído, quizá de grandes
despertamientos en los cuales personas emocionales lloraban y hasta se
desmayaban por el temor de la condenación y el deseo de ser salvos. A los tales
puede leérseles Juan 3:20, 21: “Amados, si nuestro corazón no nos reprocha algo,
mayor que nuestro corazón es Dios y Él conoce todas las cosas. Amados, si
nuestro corazón no nos reprocha tenemos confianza en Dios”.
Y también Jeremías 17:9 y 10: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas
y perverso. ¿Quién podrá conocerlo? Yo, Jehová, que escudriño la mente y
pruebo el corazón, para dar a cada uno según sus caminos, según el fruto de sus
obras”.

7.5.2. Renuente pregunta: No me siento pecador como para ser condenado.


Que Dios condene a los grandes pecadores del mundo se comprende, pero
no a una persona que no hace mal a nadie, sino todo el bien que puede. Esto
me hace dudar del infierno.
R. Explíquele que Dios no es injusto, y no va a condenar en bloque a la
humanidad entera, sino que la Palabra de Dios enseña que cada persona va a ser
juzgada según sus obras, leyéndole Apocalipsis 20:11 y 12: “Y vi un gran trono
blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el
cielo, y no se encontró ningún lugar para ellos. Y vi a los muertos grandes y
pequeños de pie delante de Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue
abierto, el cual es el libro de la vida y fueron juzgados los muertos por las cosas
que estaban escritas en los libros, según sus obras”.
“Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el hades entregaron
los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras”.
El que sea usted una persona honorable puede tener el mérito de disminuir su
grado de condenación, pero no va a librarle de ser condenado, pues la Palabra de
Dios dice en Romanos 3:23: “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la
gloria de Dios”… “No hay justo ni aun uno; no hay quien entiende, no hay quien
busque a Dios”.

¿Cree usted que es poca cosa el ser destituido de la gloria de Dios? Y éste es el
veredicto que pesa sobre todos aquellos que no han buscado a Dios en esta vida,
por más que en muchos de los condenados existan atenuantes que van a librarles
de una condenación terrible, pero no del ser destituidos de la gloria de Dios.
135
Háblele aquí de los privilegios de los redimidos por Cristo, leyéndole Efesios 1:3,
11-14: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo
con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo… a fin de que
seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que ya antes esperábamos en
Cristo. En Él también vosotros, habiendo oído la Palabra de Verdad, el Evangelio
de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados también en Él, con el
Espíritu Santo de la promesa, el cual es las arras de nuestra herencia con miras a
la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”.

Así como Apocalipsis 1:5 y 6: “Al que nos amó y nos liberó de nuestros pecados
con su sangre e hizo de nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre, a
Él sea la gloria y el dominio por los siglos de los siglos”.

Aun cuando usted sea tan bueno que no ocupe sino un lugar muy lejano en la
escala de condenados, ésta sola condición es suficiente para que tenga que
lamentar muy mucho los privilegios que hubiese tenido aceptando a Jesucristo
como su Salvador y Señor. Ahora note que sólo hay un medio para evitar el juicio
de condenación y es el que Jesús declara en Juan 5:24: “De cierto, de cierto os
digo: el que oye mi Palabra, y cree al que me envió tiene vida eterna y no vendrá
a juicio de condenación sino que ha pasado de la muerte a la vida”.

Para demostrarle la pecaminosidad efectiva de todo ser humano ante la Ley de


Dios, cítele el texto de Mateo 7:12: “Así que todo cuanto queráis que los hombres
os hagan a vosotros, así hacedlo vosotros a ellos, porque esto es la ley y los
profetas”.

Fíjese que Jesús declara que ésta es la esencia de la ley divina, sin embargo
podemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿Ha hecho usted siempre a sus
prójimos lo que desea que otros hagan con usted? Yo no, porque mi corazón es
egoísta y siento que no puedo justificarme delante de Dios hasta el punto de
poder pedirle que me clasifique entre los justos por mis propios méritos. No puedo
decirle que he sido tan bueno durante toda mi vida que no necesito para nada la
obra redentora de Jesucristo, para borrar mis pecados. ¿Puede hacerlo usted?

Por esto es que Jesús añadía a continuación: “Entrad por la puerta estrecha,
porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición y son
muchos los que entran por ella, porque es estrecha la puerta y angosto el camino
que lleva a la vida y son pocos los que la hallan”.

136
¿Y cuál es esta puerta por la cual tenemos que pasar ineludiblemente para entrar
en la vida eterna? Véalo en San Juan 10:7-9: “Volvió, pues, Jesús a decirles: De
cierto, de cierto os digo, yo soy la puerta de las ovejas… el que entre por medio
de mí, será salvo, entrará y saldrá y hallará pastos. El ladrón no viene sino para
hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida y para que la tengan
en abundancia». Y añade aún más: “yo soy el buen Pastor; el buen pastor da su
vida por las ovejas.”

7.5.3. Renuente pregunta: Seguro que me convertiré algún día, pero todavía
no, porque soy joven y quiero disfrutar de la vida.
R. Pero Dios dice, en Eclesiastés 12:1: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu
juventud, antes que vengan los días malos y lleguen los años de los cuales digas
no tengo en ellos contentamiento”.
Expóngale el ejemplo del rico necio que dijo:”Alma, tienes muchos bienes en
reserva para muchos años, descansa, come, bebe, diviértete, pero Dios le dijo:
Necio, esta noche vienen a pedir tu alma, y lo que has provisto, ¿para quién será?
Así es el que atesora para sí mismo y no es rico en Dios”.
Enfatícese esta verdad con Gálatas 6:7 y 8: “No os engañéis, Dios no puede ser
burlado, que todo lo que el hombre sembrare, esto también segará, porque el que
siembra para su carne de la carne segará corrupción, mas el que siembra para el
espíritu del espíritu segará vida eterna”.

7.5.4. Renuente pregunta: Es un porcentaje muy pequeño el de las personas


que mueren de accidente o de muerte repentina, y Dios sabe que tengo
verdadero propósito de ser cristiano algún día, y la Sagrada Escritura dice
que Dioses “lento para la ira y grande en misericordia”.
R. Por parte de Dios sí, hay muchas demostraciones y pruebas de que Él es
paciente, pero puede ocurrir que usted mismo cambie de actitud. En Hebreos 3:12
y 13 se demuestra que el esperar puede traer dureza de corazón: “Mirad,
hermanos, que no haya en ninguno de vosotros un corazón malo de incredulidad
para apartarse del Dios vivo, antes exhortaos los unos a los otros cada día,
entretanto que dura este Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el
pecado”.

Muéstresele que no siempre habrá oportunidad para reconciliarse con Dios,


leyendo Isaías 55:6, que dice: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado,
llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino y el hombre inicuo
sus pensamientos y vuélvase a Jehová, el cual tendrá compasión de él, y a
nuestro Dios el cual será amplio en perdonar”.

137
Nótese la razón para esta acción rápida por nuestra parte, pues el profeta
continúa diciendo: “Porque mis pensamientos no son como vuestros
pensamientos ni mis caminos como vuestros caminos, dice Jehová”.

Esto queda ilustrado con la historia ya citada del rico necio, que no contaba con
que los planes de Dios para con su vida eran diferentes de los suyos (véase
Lucas 12:15-20), y es lo que afirma Santiago en el capítulo 4:13-17 de su epístola:
“Vamos ahora los que decís, hoy y mañana iremos a tal ciudad y estaremos allí un
año, y traficaremos y ganaremos, cuando no sabéis qué será el mañana porque
¿qué es vuestra vida?, un vapor que aparece por un poco de tiempo, que luego se
desvanece, en lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, y si viviéremos
haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras fanfarronadas. Toda
jactancia semejante es mala; el pecado está, pues, en aquel que sabe hacer lo
bueno y no lo hace”.

Y es lo que dice también Salomón en Proverbios 29:1, donde leemos: “El hombre
que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado y no habrá para
él medicina”.

Jesucristo destaca también la responsabilidad de aquellos que han tenido


oportunidad de escuchar su Palabra y han resistido las invitaciones de su gracia,
diciendo: “Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado,
pero ahora no tienen excusa de su pecado” (Juan 15:22.)

7.5.5. Renuente pregunta: Algunos responderán: Quisiera ser cristiano, pero


perjudicaría mi negocio.
R. Es cierto que en muchas partes del mundo aún hoy perjudican mucho sus
intereses materiales, y hay naciones en las que llegan a exponer su libertad los
que se declaran cristianos y empiezan a poner primero en sus vidas las cosas de
Dios, pero los negocios de esta vida –y la misma libertad– no es lo más apreciable
de todo, mientras que la salvación es eterna. Enséñesele que es preciso que
confíe en Dios, leyéndole 2º Crónicas 25:8, 9: “En Dios está la fortaleza para
ayudar o para derribar; y Amasías dijo al varón de Dios: ¿Qué, pues, se hará de
100 talentos que he dado al ejército de Israel? y el varón de Dios respondió: De
Jehová es darte mucho más que esto”. Así como Mateo 6:33, donde leemos:
“Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán
añadidas”.

138
7.5.6. Renuente pregunta: Es que mis familiares se me oponen.
R. Cítele Marcos 10:29, 30: “De cierto os digo que no hay ninguno que no haya
dejado casas, o hermanos y hermanas, o padre, o madre, o hijos, o campos, por
causa de mí y por causa del Evangelio, que no reciba cien veces más ahora en
este tiempo: casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y campos, con
persecuciones, y en la era venidera, la vida eterna”.

Y también Marcos 8:34-38: “Y llamando a la multitud, así como a sus discípulos,


les dijo: Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y
sígame, pues cualquiera que quisiere salvar su vida la perderá, pero cualquiera
que haya de perder su vida por causa de mí y del Evangelio la salvará.”
Porque, “¿qué provecho hay que una persona gane el mundo entero y que pierda
su alma? ¿Pues qué puede dar el hombre a cambio de su alma?”

Porque quien quiera que se avergüence de mí y de mis palabras, en medio de


esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del hombre también se avergonzaría
de Él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”.

7.6. EL OBJETANTE.
Con mucha frecuencia los esfuerzos evangelísticos son interpretados por la gente
como propósitos proselitistas para ganar adeptos hacia una iglesia determinada.
Es posible que las personas se resistan a aceptar a Cristo escudándose en fallos
conocidos o defectos de los miembros de las iglesias. En tal caso hay que hacer
notar a los objetantes que la invitación del Evangelio es a reconciliarse con Dios,
no a que se hagan miembros de una congregación determinada, sino que esto
vendrá, a su tiempo, como un deseo natural del que es nacido del Espíritu.
Veamos un diálogo entre un objetante y un buscador de almas para Cristo, en
similares ocasiones:

7.6.1. Objetante pregunta: Jesús no organizó ninguna iglesia ni


denominación, yo leo la Biblia y oro a Dios y no necesitó nada más.
R. Está muy bien que usted practique los medios de gracia y tenga comunicación
espiritual con Dios personalmente, pero Jesús quiso que los cristianos se reúnan
en su nombre. En Mateo 18:15 al 20, leemos: “Otra vez os digo que si dos de
vosotros se ponen de acuerdo en la tierra, acerca de cualquier cosa que pidan, les
será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres
congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos”.

139
7.6.2. Objetante pregunta: Jesús no dijo que fuese necesario acudir a una
iglesia para poder ser salvo.
R. Jesús no dio reglas específicas acerca de la organización de las Iglesias, pues
sabía cuán gran abuso se haría de sus instrucciones que serían interpretadas por
muchos a su manera para ejercer autoridad y señorío sobre las heredades del
Señor (1ªPedro 5:14). Véase como ejemplo lo que ocurrió con la comparación que
hizo acerca del gran descubrimiento de Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios
vivo” y cómo fue interpretada la respuesta de Jesús para establecer el Papado.

Teniendo en cuenta la existencia de un gran enemigo que haría un tremendo mal


uso de cualquiera de sus declaraciones, Jesús debía ser muy parco en sus
palabras. Por eso se limitó a decir: “Donde dos o tres se reunieran en su nombre,
allí estaría Él en medio de ellos”. Pero, ciertamente, con esas breves palabras
puso su sello de autoridad al deber de reunirse los creyentes para comunión y
edificación, ya sea en grupos grandes o pequeños, para que en cualquier
circunstancia sus hijos pudieran dar cumplimiento a esta instrucción y deseo de su
parte.

7.6.3. Objetante pregunta: Hay tantas iglesias con el nombre de cristianas,


que ¿quién es capaz de adivinar cuál es la verdadera?
R. Es por causa de lo muy difícil que resulta armonizar en un mundo de
pecadores los dos principios de libertad y unidad. Libertad, para las formas de
expresión del amor que la Obra redentora de Cristo ha hecho brotar en los suyos,
y unidad para el mejor disfrute de la comunión y edificación fraternal, a la vez que
de testimonio para los que no creen.

Cristo conocía el problema de aquella maligna influencia a la que denominó “las


puertas del infierno”, o sea, Satanás, y sabía que él usaría la idea de unidad, que
ciertamente es deseable cuando es practicada por amor, para ahogar durante
siglos la idea de libertad y multiplicidad que Cristo mismo sugirió al decir “dos o
tres”. No dijo “dos o trescientos”, con lo que habrían quedado limitadas y cortadas
muchas iniciativas de adoración, alabanza y testimonio, que Él espera de sus
hijos.

7.6.4. Objetante pregunta: Pero había sido una eficaz salvaguarda para la
unidad que el mismo recomendó con gran énfasis en su oración pontifical
de Juan 17, cuando dijo: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también
por los que han de creer en Mí por medio de la palabra de ellos, para que
todos sean uno; como Tú, oh Padre, en Mí, y yo en Ti, que también ellos

140
sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste”
(Juan17:20-21).
R. Tiene usted toda la razón, pero ¿por qué no ha de haber la unidad del amor, en
el Espíritu, a pesar de las diversas formas de interpretación de su voluntad en los
propósitos de adorarle y servirle? Vea el ejemplo que Dios mismo nos ha dado en
la Naturaleza. Hay muchas clases de plantas, aunque una sola vida vegetal anima
a todas, y lo mismo ocurre en la vida animal, ¡de cuántas maneras está expresada
en la Naturaleza! ¿Por qué los que tienen la misma vida del Espíritu, por una fe
sincera en Jesucristo como Salvador y Señor, no han de amarse unos a otros?

7.6.5. Objetante pregunta: ¿Defiende usted, entonces, la idea de que puedo


adorar a Dios en la Iglesia Católica Romana, o en la Iglesia protestante
oficial predominante en mi país, o en una congregación sectaria que
promueve cualquier clase de doctrina, por ejemplo, “los Unitarios, los
Mormones, o los Testigos de Jehová”? Antes que esto prefiero quedar me
en casa con mi Biblia y mi himnario y adorar a Dios de manera individual.
R. Pero si usted es un hijo de Dios, hablará de su fe a otras personas y no estará
solo por mucho tiempo, porque “contagiará” su fe a otros. Es decir, la compartirá
con otras personas, y pronto serán por lo menos dos o tres, o cinco o veinte o cien
personas adorando a Dios de la misma manera en la unidad del Espíritu. Pero
esto no le da derecho a aborrecer a otros individuos que aman y adoran a Dios de
su propia manera, aunque usted considere que no lo hacen correctamente.

7.6.6. Objetante pregunta: Hace pocos siglos que se aborrecían de tal


manera que se mataban unos a otros los que no tenían una fe cristiana
idéntica, a pesar de todo lo que Cristo dijo acerca del amor.
R. Es cierto, porque cegados por la ambición y por la idea de unidad autoritaria,
no habían aprendido del ejemplo que Dios nos da en la Naturaleza, y que el Hijo
de Dios encarnado enseñó a sus primeros discípulos en Marcos 9:38 y Lucas
9:49, cuando los doce le denunciaron a un “sectario” que hacía milagros en el
nombre de Jesús, pero no estaba unido al grupo apostólico. “No se lo impidáis”,
dijo; no dijo “seguidle”. “Este fallo en el amor y la tolerancia fue el principal triunfo
de Satanás en el pasado y debemos evitarlo a toda costa; pero no nos dejemos
llevar hoy por el sentido opuesto en esta hora de apostasía del tiempo del fin,
sepamos seguir la verdad en amor” (Efesios 4:15).

7.6.7. Objetante pregunta: Ahora lo entiendo: usted ha dicho que no basta


adorar con otros que no comprenden el evangelio exactamente como yo lo
comprendo, sino que he de testificar de mi propia fe a los que no creen; a la
vez que puedo aprovecharme de lo que haya de bueno en la fe de otros.
141
R. Exactamente, puede hacerlo ocasionalmente, procurando dar testimonio de
sus convicciones particulares hasta donde no sea motivo de división o escándalo.
Practique los principios éticos de Romanos 14, y procure hasta donde le sea
posible rendir culto a Dios con los que sienten y piensan como usted, con los
cuales pueda tener una comunión espiritual completa. Es éste su privilegio y
deber.

7.6.8. Objetante pregunta: Tiene usted razón en cuanto a esta idea de


tolerancia y amor. Pero es que hoy día hay tantas iglesias que explican el
evangelio de un modo tan diferente, que es muy difícil saber dónde está la
verdad y a qué iglesia debe uno pertenecer.
R. En cuanto a esto, le diré que hay dos puntos de referencia que nos dan luz
sobre este tema.
1. El ejemplo de los grupos cristianos que organizaron los apóstoles.
2. El propio instinto espiritual, si es usted un hijo de Dios, nacido de nuevo.
La Palabra de Dios, tanto en los evangelios como en las epístolas, declara la
necesidad que tienen los cristianos de juntarse para testimonio, edificación mutua,
adoración y alabanza. El autor de la carta a los Hebreos, dice: “No dejando de
congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto
más cuando oís que aquel día se acerca” (Hebreos10:25).

Cuando usted se junta con un grupo de cristianos, da testimonio a otras personas


de la fe que usted profesa. “Me seréis testigos”, dijo el Señor. El asistir aún lugar
donde se predica el Evangelio es hacerse testigo en favor de la enseñanza que
allí se expone. Quizá usted no puede hablar, pero con su asistencia da un
testimonio personal de que es digno de crédito lo que expone el predicador, u
otros participantes, en aquella reunión. Esto no le exime del deber de dar
testimonio usted mismo particularmente, pero, ciertamente, es mucho más fácil
este testimonio colectivo que el testimonio personal.

Si usted es de Cristo, si le ha confiado su vida para la eternidad, ha de darle un


tributo, una ofrenda de su tiempo, asistiendo a un lugar donde se predique el
Evangelio puro y predicándolo usted mismo.

Por otra parte, usted tiene necesidad de edificar su propia fe en la adoración y


edificación en grupo. En el Salmo 133 leemos: “Mirad cuán bueno y cuán delicioso
es habitar los hermanos juntos en armonía…”, y termina el salmo diciendo:
“Porque allí envía Jehová bendición y vida eterna”.

142
Usted tiene necesidad de alabar a Dios en la congregación de los santos:
“Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la congregación te alabaré”
(Salmo22:22).

Aunque éste es un salmo mesiánico, y quien está hablando es el Mesías


Redentor, tiene una aplicación inmediata y muy directa a todos los hijos de Dios.
Era un propósito que expresaba el propio salmista en cuanto a sí mismo, aunque
tenía un alto significado profético.
“He proclamado tu justicia en la gran congregación”, leemos en el Salmo 49:9.
“Exáltenlo en la congregación del pueblo”, dice el Salmo 107:32.
“Alabaré a Jehová con todo el corazón, en la compañía de los rectos, en la
asamblea” (Salmo 11:1).
“Cantad a Jehová un cántico nuevo, su alabanza resuene en la congregación de
los santos” (Salmo 149:1).
Ciertamente hay un gozo y una bendición especial en alabar a Dios con un grupo
de personas. Aun oírlo desde lejos, produce una emoción en el corazón del
creyente, ¡cuánto más juntarse y tomar parte en la adoración a Dios!
Por esto leemos también en Efesios 5:19, 20: “Sed llenos del Espíritu, hablando
entre vosotros en salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y salmodiando
al Señor en vuestros corazones” (Efesios 5:19).

7.6.9. Objetante pregunta: Pero es que hay muchos hipócritas entre los que
se juntan para alabar a Dios, aun en las congregaciones más sanas en
doctrina.
R. A tal objeción responde de un modo completo el capítulo 14 de Romanos,
donde el apóstol está hablando de diversas opiniones que pueden existir entre el
pueblo de Dios, y termina diciendo: “Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? o ¿tú
también por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos
ante el tribunal de Cristo. Porque está escrito: Vivo yo, dice el Señor, que ante Mí
se doblará toda rodilla y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno
de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Así que ya no nos juzguemos más los unos
a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano”
(Romanos 14:10-13).

Y un poco más adelante, leemos en el versículo 19: “Así que sigamos lo que
contribuye a tu paz y a la mutua edificación”.
En este pasaje, el apóstol inspirado por el Señor, nos indica claramente nuestro
deber, corroborando aquella significativa frase que Jesús dijo a Pedro: “¿Y éste
qué? ¿Qué te va a ti? Sígueme tú” (Juan 21:22).

143
7.7. EL IGNORANTE
Hay muchas personas, en especial en los países de habla española, que creen en
Dios y en Cristo de un modo general, porque así se lo han enseñado desde la
niñez, pero no tienen una relación personal con Jesucristo, ni esta esperanza viva
a que se refería el apóstol San Pedro, pues no comprenden el plan de salvación
de Dios. Generalmente tienen una esperanza vaga de que no ha de irles del todo
mal en cuanto a sus almas, porque no han sido grandes pecadores.
¿Cómo trataríamos a esta clase de personas para llevarles a la fe cristiana
genuina?

En primer lugar es necesario hacerles comprender que aun cuando sean


personas honorables y de buena reputación delante de los hombres, son
pecadores ante Dios. Hemos tenido ya ocasión de citar este punto, al dialogar con
escépticos, que no están nada seguros de si hay o no hay otra vida; y confían,
para el caso que la hubiera, en su bondad natural para justificarse ante Dios.
Puntualice que las Sagradas Escrituras describen la condición del ser humano de
modo muy diferente a como nosotros solemos opinar. Cite a tales personas los
siguientes textos:
•Proverbios 16:3: “Todos los caminos del hombre son limpios en su propia
opinión, pero Jehová pesa los espíritus”.
•Romanos 3:23: “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de
Dios”.
•Lucas 16:15: “Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros
mismos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, porque lo
que los hombres tienen por muy estimable, delante de Dios es abominación”.
•Mateo 9:12, 13: “Al oír esto, Jesús les dijo: “Los sanos no tienen necesidad de
médico sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa, Misericordia
quiero y no sacrificio, porque no he venido a llamar a justos sino pecadores al
arrepentimiento”.

Hágales notar que el primer mandamiento de Dios es amarle a Él sobre todas las
cosas y al prójimo como a uno mismo. ¿Quién lo cumple? Haga énfasis en el
pasaje de Juan 3:3-7: “El que no naciere otra vez no puede ver el Reino de Dios”.

Sin duda, Nicodemo era un hombre religioso y honrado, tanto o más que los
hombres honrados que existen hoy en el Cristianismo protestante o católico
nominal; sin embargo, Jesús le declaró que le era indispensable nacer otra vez;
es decir, entrar en una nueva relación con Dios por medio de Aquel que un día
sería levantado sobre la cruz del Calvario para realizar una obra expiatoria en
favor de los pecadores; y le aclaró el sentido de sus palabras con aquel texto
144
clave de la doctrina de la salvación: “De tal manera amó Dios al mundo que ha
dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él crea no se pierda, mas
tenga vida eterna” (Juan 3:16).

En una conversación íntima, si la ocasión es apropiada, use el método de


personalizar ese texto. Sobre todo si se trata de una persona sencilla. Es un
método excelente.
Divida el texto por frases y pregunte:
—¿A quién amó Dios?
—Al mundo. ¿Usted forma parte del mundo?
—Naturalmente.
—Pues bien, porque Dios es infinito puede y quiere tratar a las personas
individualmente. Nosotros no podemos hacerlo, porque somos finitos, y no
podemos pensar ni dialogar sino con muy pocas personas. Si nos hablan tres o
cuatro a la vez, tenemos que parar atención a una y después a otra, pero Jesús
nos enseña que Dios puede atender a miles, y aun a millones, a la vez. Este es un
misterio que no cabe en nuestra mente finita, pero quizá algún día lo
comprenderemos: De momento no podemos hacer otra cosa que aceptar su
enseñanza, de que Él puede ver y atender a cada uno en particular. Por lo tanto,
podemos sustituir la palabra mundo por su propio nombre de usted y escribir:
• De tal manera amó Dios a…………………… (el nombre que corresponda).
• Que ha dado a su Hijo Unigénito (aquí podemos añadir el nombre Jesucristo).
• Para que si……………………… (el nombre de la persona) cree en Él, no se
pierda –esta frase expresa un gran peligro, del que la gente tiene diversas
opiniones, y Jesús lo expresa en diversas figuras, pero siempre en un sentido de
horror.
• Más……………… (el nombre de la persona) tenga, ¿qué? … vida eterna. Trace
una línea perpendicular y escriba a un lado

7.7.1. PERDICIÓN — VIDA ETERNA


Es una alternativa que debemos afrontar, ¿qué elegiremos? ¿Cuál es el porvenir
que usted prevé para su propia alma? Es posible que aquí surjan toda suerte de
excusas; posiblemente le dirán: Es que yo ya creo en Cristo. Siempre he tenido fe.
Quizá aquí os cuenten algún hecho meritorio, o alguna práctica que suelen llevar
a cabo todos los días, para probar que han sido siempre personas religiosas. En
tal caso haga notar la diferencia entre

145
7.7.2. Creer en Cristo y creer a Cristo
Creer que existió Jesucristo en Palestina, hace casi 2.000 años, que enseñó
buenas cosas acerca de Dios, que le crucificaron y, aunque resucitó y está en el
cielo, es una base apropiada para la fe; pero no es la fe genuina, la fe que salva.
Esta consiste, no solamente en creer en Cristo, sino en creer a Dios, esto es,
poner fe en sus palabras, tener como ciertas sus promesas.

Hay millones de personas que creen en Cristo como un personaje histórico, del
mismo modo que pueden creer en Sócrates, Platón o Napoleón, es decir, toman a
Cristo como un personaje histórico y nada más.

Pero lo que pide la Palabra de Dios es que creamos a Cristo. Es decir, que
pongamos plena confianza en las promesas que Él hizo, y vivamos y muramos en
esta confianza, de que Él no trató de engañar a sus discípulos, ni éstos a los que
aceptaron su testimonio.

Pregúntele directamente: “¿En cuál de los dos sentidos cree usted en Jesús?” Si
la persona insiste en una religiosidad basada en buenas obras, más bien que en
la fe, cítele las palabras de Jesús a los judíos cuando le preguntaron: “¿Qué
haremos para que obremos las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta
es la obra de Dios, que creáis en el que Él ha enviado” (Juan 6:28).

7.7.3. El caso de Cornelio


Preséntele ejemplos bíblicos de personas excelentes que a pesar de su moralidad
necesitaron de Cristo para ser salvos. Por ejemplo: Cornelio (Hechos 10:1-6).
Haga notar que el mismo ángel le dijo: “Tus oraciones y tus limosnas han subido
como un memorial delante de Dios”. Eso significa que Dios no desestima las
buenas obras, sino que las tiene en consideración, y quizá por tal razón, Dios ha
hecho que usted pueda escuchar el Evangelio de mis humildes labios, o leer estos
libros que le explican las buenas nuevas de su amor. Ahora bien, fíjese en que el
ángel le dijo a Cornelio: “Él te dirá lo que debas hacer”. ¿Qué es lo que le faltaba
al buen centurión? ¿Qué le dijo Pedro?: “De éste dan testimonio todos los
profetas, que todo el que cree en Él recibirá perdón de pecados por su nombre”.

Esto es lo que Cornelio necesitaba añadir a sus buenas obras. Esto es lo que aún
falta hoy día a muchos que piensan salvarse por sus buenas obras: poner una fe
viva, es decir, una fe absoluta, en las palabras de Jesús. Si usted tiene fe en
Cristo de un modo general, pero no ha entrado en una relación personal con Él,
habiéndole aceptado como su único y suficiente Salvador, se encuentra en la
misma situación de Cornelio y debe añadir, a sus buenas obras, la fe que salva y
146
justifica delante de Dios, para que sus buenas obras adquieran un doble valor y le
proporcionen una buena recompensa en el cielo; pero la entrada allí sólo se
obtiene por la fe puesta en los méritos de Cristo, no por nuestros propios méritos.
Puede citarle también el pasaje de Filipenses 3:4-8, donde después de explicar
cuán buen judío era el apóstol Pablo, y cómo se esforzaba en agradar a Dios, aun
en el celo que mostraba para perseguir a los herejes (cristianos), Él considera
todas sus cualidades religiosas como basura, a fin de “ser hallado en Él, no
teniendo mi propia justicia, basada en la Ley, sino la que es por medio de la fe de
Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe” (Filipenses 3:9).

Haga observar a su interlocutor que si la salvación fuera por la justicia propia, no


habría sido necesario que Cristo muriera por los pecadores; y que prácticamente
es una ofensa a Él y un desprecio de su sacrificio si tratamos de ganar por
nuestras propias obras lo que Él ganó con su obra expiatoria. Léale el pasaje de
Gálatas 2:21, que dice así: “No desecho la gracia de Dios (esto significa no quiero
desechar la gracia de Dios), pues si por medio de la Ley se obtuviese la justicia,
entonces Cristo murió en vano”. Así mismo son muy contundentes e ilustran bien
este principio los textos de Romanos 3:20 y 4:2-6. Conviene darlos a leer de la
misma Biblia a la persona correspondiente.

Pero al llegar a términos tan drásticos, es necesario citar Efesios 2:8-10, para
contrarrestar la mala impresión que suele producir en los católicos la idea de la
salvación por la fe, acusándonos de que proclamamos una fe barata, una fe sin
obras.

Explíquele el papel de las obras con el ejemplo de un deudor atribulado a quien


un gran millonario, compadecido de su situación, le saldara todas sus deudas por
un acto de generosidad. Sería una necedad, y casi una ofensa, si el antiguo
deudor tratara de devolver a su bienhechor lo que éste habría saldado por su acto
de benevolencia. Pero siempre sería bien aceptado un pequeño obsequio de
Navidad, o de cumpleaños, que demostrara la gratitud del beneficiado para con su
bienhechor. Así son nuestras buenas obras para con Dios, no hay que practicarlas
como un mérito o manera para ganar nuestra salvación, ni siquiera para contribuir
a ella, puesto que Jesucristo la obtuvo por nosotros; sino un modo de mostrar
nuestro amor y gratitud a quien ganó para nosotros una salvación completa y
perfecta.

Estos reparos y objeciones al plan de Dios para la salvación según el Evangelio


son presentados, tanto por los cristianos nominales del catolicismo, el
protestantismo, como por los judíos, espiritistas, y por los partidarios de nuevas
147
sectas que han abandonado el antiguo Evangelio sustituyéndolo por alguna
novedad de tipo orientalista. Todos ellos suelen objetar a la salvación por la fe
como demasiado simple y hasta inmoral. Es mucho más justo –dicen– que Dios
salve por las obras a las personas que se lo merecen.
R. En tales casos preséntense los versículos citados en el capítulo anterior y
hágase énfasis en la expresión “para que nadie se gloríe” (Efesios 2:9) y
Romanos 4:1-8.
Recuerde el ejemplo del ladrón en la cruz, que fue salvo sin haber podido hacer
nada más que poner su confianza en Jesucristo.
Es posible que su interlocutor le diga:

7.7.4. Ignorante pregunta: Si la salvación es por gracia, mediante la fe en


Cristo, lo más conveniente es, pues, aprovechar esta vida para “pasarlo
bien”, sin tener en cuenta las restricciones de la religión, y aceptar a Cristo
en los últimos momentos de nuestra existencia.
R. Esto sería un grave error por los siguientes motivos:
a) Nuestra vida es incierta y puede terminar en cualquier momento inesperado,
sobre todo hoy día que nos vemos obligados a arriesgarla continuamente –cosa
que no ocurría en tiempos de nuestros abuelos–. Además, existen enfermedades
fulminantes, como los infartos de corazón.
b) Dios conoce los pensamientos de nuestros corazones, y lo más probable es
que, al que llevara este propósito egoísta, Dios no le diera tiempo para
convertirse.
c) Hágale constar que la salvación por la fe deja en los corazones de los salvados
por gracia, un amor y una gratitud, generadora de buenas obras, tanto más
valiosas mientras nos hallamos en este mundo y las realizamos en difíciles
circunstancias, aunque es de creer que continuaremos el servicio por gratitud y
amor en la eternidad.

Esto es lo que parece indicarnos Efesios 1:12 donde leemos: “A fin de que
seamos para la alabanza de su gloria, nosotros los que ya antes esperamos en
Cristo”, y Efesios 3:10: “Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada
a conocer por medio de la Iglesia a los principados y potestades en los lugares
celestiales”. Y Apocalipsis 22:3 “Y sus siervos le servirán y verán su rostro, y su
nombre estará en sus frentes”. Aun cuando la Palabra de Dios nos presenta estas
posibilidades para el futuro, Dios aprecia tanto más nuestras buenas obras aquí,
porque son una expresión de la fe, en esta época de nuestra existencia a la que
podríamos llamar el “test” de la eternidad. Notemos la declaración de Jesús a
Tomás: “¿Porque viste, Tomás, creíste? Bienaventurados aquellos que no vieron
y creyeron” (Juan 20:29).
148
7.8. CÓMO EVANGELIZAR A SOCIALISTAS Y COMUNISTAS
En el trabajo de evangelización personal encontraremos personas de tendencia
izquierdista o socialista que argüirán en contra de la doctrina de la salvación por la
fe en Cristo diciendo que es demasiado sencillo eso de creer en un hombre Justo
que padeció por nosotros hace dos mil años para justificarnos de nuestros
pecados. Que si hay un Dios justo que ha de pedirnos cuentas en el más allá,
deberá tener en cuenta mucho más nuestros hechos, que no nuestra fe en una
religión.

A los tales hay que mostrarles todo lo que la Palabra de Dios enseña en cuanto a
la necesidad de las buenas obras, leyéndoles en la Escritura los pasajes de
Santiago 2:1-20 y 5:6, pero haciéndoles notar que Santiago no defendía las obras
sin fe, sino que ataca la fe sin obras, la fe hipócrita, la fe que trata de escabullirse
de las obras, descuidando los principios éticos y sociales de Jesucristo y de los
apóstoles. Hay que convenir en la idea de que los graves fallos éticos de muchos
cristianos de nombre, en siglos pasados, dieron lugar a la reacción social de Marx
y Lenin, que tenían toda la razón en muchas cosas, pero lamentando que su
punto de vista filosófico-ateo, haya perjudicado no sólo al Cristianismo, sino al
propio comunismo, porque la carencia de temor de Dios permitió a jefes como
Stalin llevar a cabo crueles “purgas” de partido y otros abusos que han tenido que
ser rectificados por sus sucesores, a pesar de que éstos no respetan tampoco
plenamente los derechos humanos.

Es justo reconocer que en nuestras propias iglesias hemos sufrido de quienes al


amparo de la fe, han tenido en poca estima las obras que deben seguir a la fe, es
decir, los frutos del Espíritu, que son la demostración de la fe verdadera, como
leemos en Gálatas 5:19-25; pero esto ya ocurría en los días de Pablo, como
vemos en 2ª Corintios en los capítulos 10 al 13 y no es motivo para que
rechacemos la enseñanza del Evangelio acerca del plan de la salvación declarado
por Jesucristo en Lucas 24:46-48, Juan 3:12-21, y en muchos otros textos.

Puede hacerse observar que Cristo mismo da un claro valor a las obras en este
mismo pasaje en que nos explica el plan de la redención por la fe (Lucas 23:21).
Si bien es cierto que ha habido y hay en el Cristianismo personas hipócritas que
han abusado de la doctrina cristiana de la Fe, ha habido otros cristianos, a través
de todos los siglos, que la han enaltecido y honrado.
La fe cristiana es una semilla cuyo fruto es la caridad. Si el fruto no aparece, es
que la semilla está muerta. Las declaraciones de Cristo con referencia a esto son
muy explícitas. La fe produce la beneficencia, el amor al prójimo y el amor a la
justicia.
149
Examínense las páginas de la historia y se verá que los grandes bienhechores de
la humanidad han sido cristianos verdaderos, desde los grandes hombres de la
Iglesia Primitiva hasta San Francisco de Asís, San Damián, Vicente de Paul,
Livingstone, Henry Dunant, fundador de la Cruz Roja Internacional o Martin Lutero
King. Mientras que en las filas de los escépticos y ateos figuran todos los que,
faltos del temor de Dios, se han lanzado a las iniquidades e injusticias de la
opresión o del terrorismo. Nuestro deber es presentar el propósito divino con
perfecto equilibrio, para que nunca seamos nosotros responsables de inducir a
otros en el error, por hacer un énfasis excesivo en una parte de la revelación de
Dios, olvidando la otra parte.

7.9. LAS 4 LLAVES DE LA VIDA ESPIRITUAL

7.9.1. 1ra LLAVE: ★ DIOS TE AMA Y DESEA DARTE UNA VIDA CON
PROPÓSITO

- EL AMOR DE DIOS ♥: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado
a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna” (San Juan 3:16)
Dios padre entrego a su único hijo para que el hombre creyera en Él y fuera salvo.
- LA PROMESA DE DIOS: Cristo afirma: "Yo he venido para que tengan vida y
para que la tengan en abundancia" (San Juan 10:10b)
----> ¿Por qué el hombre no disfruta de esto? La realidad del pecado.

7.9.2. 2da LLAVE: ★ EL PECADO SEPARA AL HOMBRE DE DIOS

- LA REALIDAD DEL PECADO: “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de


la gloria de Dios” (Romanos 3:23)
Todos somos pecadores.
- LA CONSECUENCIA DEL PECADO: “Porque la paga del pecado es la muerte,
más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús señor nuestro” (separación)
(Romanos 6:23)
* Pecado es la rebelión activa o pasiva del hombre contra Dios, que resulta en la
desobediencia a su voluntad.
Lo podemos ilustrar así:
El Hombre y Dios se encuentran en orillas diferentes, separadas por un rio, el
Pecado.
El hombre busca desesperadamente encontrar a Dios y una vida con felicidad por
su propio esfuerzo, pero no lo consigue, sólo hay una solución para este

150
problema…

7.9.3. 3ra LLAVE: ★ JESUCRISTO ES LA SOLUCIÓN DE DIOS PARA EL


PECADOR

- ÉL MURIÓ EN NUESTRO LUGAR: “Mas Dios muestra su amor para con


nosotros en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros“ (Romanos 5:8)
Jesús, quien nunca cometió un pecado murió por los pecados de la humanidad.
-----> ÉL ES EL ÚNICO CAMINO: “Jesús le dijo: Yo soy el camino y la verdad y la
vida; nadie viene al Padre sino por mí” (San Juan 14:6)
Jesucristo es el puente que hace posible nuestra salvación, la cual "proviene de
Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo". (II Corintios 5:18a)

7.9.4. 4ta LLAVE. ★ ES NECESARIO RECIBIR A JESUCRISTO COMO SEÑOR


Y SALVADOR PERSONALMENTE

- LA PROMESA: Cristo invita: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye
mi voz y abre la puerta, entraré a él…” (Apocalipsis 3:20)
~Él está tocando, ábrele, no tienes nada que perder~
- LA CONDICIÓN: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su
nombre les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (San Juan 1:12)
"Señor Jesucristo: yo te necesito. Reconozco que moriste en la cruz por mis
pecados. En este momento te pido que entres a mi vida como mi Señor y
Salvador y hagas de mi una persona nueva. Limpia, sáname y libérame de todos
mis conflictos con tu preciosa sangre derramada en el calvario, Te doy gracias por
haber entrado en mi vida y perdonar todos mis pecados, en el nombre de Cristo
Jesús te he orado, amen."

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