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Retomando las últimas frases de nuestra introducción - :

“…Como vemos, lo que se nos propone es, ni más ni menos, que llegar a participar, por medio
de Jesús, de la naturaleza divina, porque así lo quiso nuestro Creador para lograr la finalidad
delineada por su Amor.

El ¿cómo? nos lo deja indiciado en la última cena, donde menciona, según San Juan, en la
oración a su padre:

«Yo en ellos, Tú en Mí, para que ellos sean uno con nosotros". Con estas palabras nos
expresa el cómo (Él en nosotros), pero nos menciona que hay cosas que no puede expresar en
aquel entonces, y que será el Espíritu Santo quien nos conducirá poco a poco hasta la verdad
plena…” -

Nos damos cuenta de que la finalidad de la familia humana excede con mucho todo lo que
habíamos pensado, aunque nuestra madre, la Iglesia, ya lo tenía muy claro, y tan es así, que
esta conclusión se debe a lo expuesto en el CIC, extraído de la palabra expuesta en la sagrada
escritura. De igual manera nos es notorio que el trabajo requerido para lograr dicha finalidad,
no puede ser llevado a cabo por una criatura, sino que debe ser Dios mismo quien ponga
manos a la obra.

Para esto, recurriremos a los escritos de Luisa, pues es ahí donde nuestro Señor deposita tanto
la enseñanza de su Divina Voluntad como el camino para llegar, pongamos atención a las
siguientes palabras:

“…Hija mía, el vivir en mi Querer es muy diferente de las otras santidades, y por eso hasta
ahora no se ha encontrado el modo ni las verdaderas enseñanzas del vivir en Él, se puede decir
que las demás santidades son las sombras de mi Vida Divina, en cambio ésta es la fuente de la
Vida Divina, por eso sé atenta en los ejercicios del vivir en mi Querer, a fin de que de ti pueda
salir el verdadero modo y las enseñanzas exactas y precisas, para que quien queriendo vivir en
Él pueda encontrar no la sombra, sino la verdadera santidad de la Vida Divina…”

Así que iniciemos nuestra enseñanza poniendo atención a la siguiente enseñanza que Jesús da
a Luisa:

3-73
Mayo 21, 1900
 
“…Hija mía, ¿sabes cuál es mi mira sobre ti, y el estado que quiero de ti?”

Y deteniéndose un poco ha agregado: “La mira que tengo sobre ti no es de cosas prodigiosas, y
de tantas otras cosas que podría obrar en ti para mostrar mi obra, sino que mi mira es
absorberte en mi Voluntad y hacerte una sola cosa con Ella, y hacer de ti un ejemplar perfecto
de uniformidad de tu querer con el mío. Éste es el estado más sublime, es el prodigio más
grande, es el milagro de los milagros lo que de ti quiero hacer.

Hija mía, para llegar perfectamente a hacer uno nuestro querer, el alma debe volverse invisible,
debe imitarme a Mí, que mientras lleno el mundo con tenerlo absorbido en Mí y con no quedar
absorbido en él, me vuelvo invisible y de ninguno me dejo ver. Esto significa que no hay
ninguna materia en Mí, sino que todo es purísimo Espíritu, y si en mi Humanidad asumida tomé
la materia, fue para semejarme en todo al hombre y darle un ejemplar perfectísimo de cómo
espiritualizar esta misma materia. Entonces el alma debe espiritualizar todo y llegar a volverse
invisible para poder hacer fácilmente una su voluntad con mi Voluntad, porque lo que es
invisible puede ser absorbido en otro objeto. De dos objetos con los que se quiere formar uno
solo, es necesario que uno pierda la propia forma, de otra manera jamás se llegaría a formar un
solo ser.

¡Qué fortuna sería la tuya si destruyéndote a ti misma, hasta hacerte invisible, pudieras recibir
una forma toda divina! Es más, tú con quedar absorbida en Mí y Yo en ti, formando un solo ser,
vendrías a retener en ti la fuente divina, y como mi Voluntad contiene todo el bien que puede
existir, vendrías a retener todos los bienes, todos los dones, todas las gracias, y no tendrías que
buscarlos en otra parte sino en ti misma. Y si las virtudes no tienen confines, estando en mi
Voluntad según la criatura pueda llegar, encontrará su término, porque mi Voluntad hace llegar
a adquirir las virtudes más heroicas y más sublimes que la criatura por sí sola no puede
superar.

Es tanta la altura de la perfección del alma deshecha en mi Querer, que llega a obrar como
Dios, y esto no es de asombrar, porque como no vive más su voluntad en ella, sino la Voluntad
de Dios mismo, cesa todo asombro si viviendo con esta Voluntad posee la potencia, la
sabiduría, la santidad y todas las otras virtudes que contiene el mismo Dios. Basta decirte, para
hacer que tú te enamores y cooperes cuanto puedas por parte tuya para llegar a tanto, que el
alma que llega a vivir sólo de mi Querer es reina de todas las reinas y su trono es tan alto, que
llega hasta el trono del Eterno, y entra en los secretos de la Augustísima Trinidad y participa en
el amor recíproco del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Oh, cómo todos los ángeles y santos
la honran, los hombres la admiran y los demonios la temen, descubriendo en ella al Ser
Divino…!”

Maravillosa perspectiva, ¿no les parece? Por eso es que debiéramos, junto con Luisa, expresar
las mismas palabras de ella:

¡ Ah Señor ! ¿Cuándo me harás llegar a esto, porque por mí nada puedo?...”

 La respuesta de Jesús a Luisa, es válida para todos aquellos que queremos seguir este
camino, le dice: “Poco a poco haremos todo, Yo mismo conozco cuán débil eres, pero es de Mí
que debes tomar fuerza”.

Y ahora demos inicio a nuestro adiestramiento, el mismo que usó con Luisa. Sin embargo,
permítaseme un pequeño comentario que es importante.

Aquí, en la Divina Voluntad, no basta el oír, el conocer la verdad expresada por Jesús, sino que
es importante el recordar que Él va poco a poco, y espera que el alma asimile una verdad
anterior, que la pase como naturaleza (que la incorpore a sí como vida, no como un
conocimiento) para que pueda manifestar otra verdad. Por lo que somos nosotros los que
decidimos con qué velocidad queremos avanzar.
Una última recomendación, no quedarnos solamente con lo expuesto en el tema, sino que hay
que leer los volúmenes. Por lo pronto estaremos analizando el vol. 01, si no lo tienen, lo
pueden consultar en el siguiente link: http://www.divinavoluntad.info/01%20E.htm

Desapego del mundo exterior

“Yo soy el único que merece ser amado, le decía Jesús a Luisa, y si tú no quitas este pequeño
mundo que te rodea, esto es, pensamientos de criaturas, imaginaciones, Yo no puedo entrar
libremente en tu corazón, este murmullo en tu mente es impedimento para dejarte oír más clara
mi voz, para derramar mis gracias y para hacerte enamorar verdaderamente de Mí…..

UNA PALABRA CURIOSA: IMAGINACIONES. Y ¿en cuántas ocasiones nos encontramos en


dicha situación? Nuestra mente no deja de funcionar, cuando no pensamos en personas,
pensamos en actividades de cualquier tipo, en problemas, ideas de lo que podríamos hacer,
incluso en fantasías. Y pregunto, ¿valdrá la pena perder la oportunidad de que Jesús pueda
unirse a nuestra vida, por todo lo anterior? Continuamos:

….Prométeme ser toda mía y Yo mismo pondré manos a la obra. Tú tienes razón en que no
puedes nada, no temas, Yo haré todo, dame tu voluntad y eso me basta”….

Fijémonos bien, “DAME TU VOLUNTAD, Y ESO ME BASTA”, no otra cosa nos pide, y aquí
debemos recordar sus palabras que nos dicen que debemos quitar la piedrecita de nuestra
voluntad para que el mar de su Voluntad nos inunde.

…le prometía ser toda suya, le pedía perdón por que hasta aquel momento no lo había sido, le
decía que verdaderamente lo quería amar y le rogaba que no me dejase nunca más sola sin Él.

Cuando ella se entretenía algún tiempo platicando con su propia familia, Jesús le dice:

“Estas pláticas te llenan la mente de cosas que no me pertenecen a Mí, te circundan el corazón
de polvo, de modo que te hace sentir débil mi Gracia, no más viva. Yo, en mi vida y en casa,
todo nombraba a Dios, todo se obraba por Dios y todo a Él se refería. ¿Por qué no podrías
hacer tú otro tanto?”

Si durante el día mi mente se ocupaba en pensar en personas a las cuales yo quería,


enseguida me reprendía diciéndome: "¿Esto es lo bien que me quieres? ¿Quién te ha amado
como Yo? Mira, si tú no terminas con esto Yo te dejo”.

Palabras que suenan como una amenaza, pero más bien son el reclamo amoroso de un Jesús
que anhela darse en totalidad a su criatura, pero no en forma forzada, sino cuando la criatura se
disponga a ello, acogiéndolo amorosamente en su interior.

Desapego del interior de su alma.

Junto con el desapego de lo exterior, inicia una de las cosas más importantes para lograr su
cometido, el desapego de su propio interior, de su voluntad, pero como parte inicial de este
adiestramiento, le enseña cómo debe comportarse con el prójimo, y he aquí el cómo:
Cómo comportarme con el prójimo

“A veces me sentía dar tales y tantos reproches amargos, que no hacía otra cosa que llorar.
Especialmente una mañana, después de la Comunión me dio una luz tan clara sobre el gran
amor que Él me daba y sobre la volubilidad e inconstancia de las criaturas, que mi corazón
quedó tan convencido, que de ahí en adelante ya no ha sido capaz de amar a ninguna persona.
Me enseñó el modo de cómo amar a las personas sin separarme de Él, esto es, con mirar a las
criaturas como imagen de Dios, de modo que si recibía el bien de las criaturas, debía pensar
que sólo Dios era el primer autor de aquél bien y que se había servido de la criatura para
dármelo, entonces mi corazón se unía más a Dios. Si recibía mortificaciones debía mirarlas
también como instrumentos en las manos de Dios para mi santificación, por esto mi corazón no
quedaba resentido con mi prójimo. Entonces por este modo sucedía que yo miraba a las
criaturas todas en Dios, por cualquier falta que viera en ellas jamás les perdía la estima, si se
burlaban de mí me sentía obligada con ellas pensando que me hacían hacer nuevas
adquisiciones para mi alma, si me alababan, recibía con desprecio estas alabanzas diciendo:
“Hoy esto, mañana pueden odiarme, pensando en su inconstancia”. En suma, mi corazón
adquirió una libertad que yo misma no sé explicar”. Y le decía:

“Ahora hemos quedado solos, no hay ya quién nos disturbe, ¿no estás ahora más contenta que
antes que debías contentar a tantos y tantos? Mira, es más fácil contentar a uno solo, debes
hacer de cuenta que Yo y tú estamos solos en el mundo”. Esto es el cumplimiento de aquellas
palabras de Jesús en la última cena: “Te pido por estos, están en el mundo pero no son del
mundo, no te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del mundo”.

Como última enseñanza que analizaremos en esta sesión, es el olvido total de las culpas:

“No quiero que pienses más en esto, porque cuando un alma se ha humillado, convencida de
haber hecho mal y ha lavado su alma en el sacramento de la confesión y está dispuesta a morir
antes que ofenderme, el pensar en ello es una afrenta a mi Misericordia, es un impedimento
para estrecharla a mi Amor, porque siempre busca con su mente envolverse en el fango pasado
y me impide hacerle tomar el vuelo hacia el Cielo, porque siempre con aquellas ideas se
encierra en sí misma, si es que busca pensar en ellas. Y además, mira, Yo no recuerdo ya
nada, lo he olvidado perfectamente; ¿ves tú alguna sombra de rencor de parte mía? Pensemos
en amarnos y en contentarnos mutuamente”.

Y aquí nos quedamos, tratando de llevar a cabo todo lo que nos enseñó Jesús en esta ocasión,
recordando que la parte principal para llevarlo a cabo es nuestra disposición, y la intención de
que sea la Divina Voluntad que obre en nosotros, pues siendo Ella, convertirá en actos
cumplidos nuestras intenciones, venciendo todas las dudas, los obstáculos, y cualquier
dificultad que parezca entorpecer el camino.

CREÁMOSLE A DIOS, Y TODO ESTARÁ HECHO

DENTRO DE 1 SEMANA LA PRÓXIMA LECCIÓN.

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