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01.04.2020
A menudo he comparado a los pastores con los campanarios: a menos que tengan cuidado,
tocarán una sola campana en su torre una y otra vez. ¿A qué me refiero? Incluso los mejores
predicadores pueden repetir el mismo tema y tono una y otra vez en su predicación. Una
sensación de cansancio o familiaridad, la misma campana, comienza a sonar semana tras
semana. ¿Por qué?
Una forma de cuidar al pastor es ofreciéndole un tiempo sabático planificado y regular. ¿Qué
quiero decir con sabático? No me refiero al «año sabático» bíblico del Antiguo Testamento,
usado para permitir que las tierras agrícolas permanezcan sin cultivar y que las deudas sean
perdonadas (es decir, redimidas).
«Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha; mas el séptimo año la dejarás libre,
para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo;
así harás con tu viña y con tu olivar» (Ex. 23:10-11).
«Cada siete años harás remisión. Y esta es la manera de la remisión: perdonará a su deudor
todo aquel que hizo empréstito de su mano, con el cual obligó a su prójimo; no lo demandará
más a su prójimo, o a su hermano, porque es pregonada la remisión de Jehová» (Dt. 15 1-2).
Me refiero al tipo de tiempo sabático según lo entiende nuestra cultura de hoy. Wikipedia
define el año sabático de esta manera:
Un tiempo sabático es una pausa prolongada, típicamente un año, en la carrera de una
persona tomada para cumplir alguna meta, por ejemplo: escribir un libro o viajar con
propósitos de investigación.
Los sabáticos no son vacaciones. Animamos al pastor a ver las vacaciones como un tiempo
completamente alejado de su trabajo cotidiano (y geografía, si es económicamente accesible)
con el enfoque dirigido directamente a su familia. Los tiempos sabáticos, no carecen de trabajo
y no están destinados al beneficio de su familia. Están dirigidos específicamente a revitalizar y
renovar la mente y el corazón del pastor a través de la investigación, los viajes con propósito,
escribir, etc. En otras palabras, el objetivo es comenzar a usar algunas campanas ya olvidadas y
colgar algunas nuevas en ese campanario para tener un sonido más completo, más claro y
fuerte.
2. Comienza con algo pequeño (¡otra vez!): Esta vez no me refiero a la cantidad de
tiempo sabático sino la clase de tiempo sabático que el pastor podría tomar. Hay
«sabáticos de predicación», donde el pastor lleva a cabo sus deberes pastorales, pero
es relevado de la responsabilidad de predicar para permitir más tiempo en su semana
para leer e investigar. Luego hay «sabáticos radicales», donde el pastor está ausente
de todos los deberes y ausente de la iglesia. Quizás tu iglesia no está preparada para el
sabático radical y necesita crecer para comenzar con un sabático de predicación.
Nuevamente, comienza con algo pequeño (si es necesario) y déjalo crecer.
4. Planifica el tiempo sabático: el pastor debe planificar con suficiente anticipación lo que
hará durante el año sabático, de lo contrario, puede hacer mal uso del tiempo.
6. Considera la temporada: hay ritmos y estaciones en la vida de una iglesia que deben
tenerse en cuenta al programar un tiempo sabático. Por ejemplo, en la mayoría de las
iglesias, el otoño parece estar mucho más ocupado que la primavera o el verano. El
pastor debe procurar tomar su tiempo sabático en un momento apropiado tomando
en cuenta la vida de la iglesia.
La iglesia que se preocupa por su pastor se preocupa por sí misma. Considera el tiempo
sabático. ¡Y que suenen las campanas!