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El ruido en la música

“La discordancia, el contraste y la oposición son el mismo principio de concordancia, armonía y unidad
de las propias cosas.” Fragmento de Heráclito según Oswald Spengler.

Como estudiante de música, mis maestros, independientemente de la clase que estén


dictando, en algún punto u otro han explicado la diferenciación entre sonido y ruido. Este
tema es bastante controversial en el mundo musical, ya que se entiende “sonido” como una
“sensación en el órgano del oído, producida por el movimiento ondulatorio de un medio
elástico”, y “ruido” como un “sonido desagradable o molesto”. Es decir, todo ruido es sonido
pero no todo sonido es ruido. Ahora, al definir tradicionalmente el término “música” se
podría decir que es “el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente
de sonidos y silencios”. Esto da a entender que el ruido no tiene lugar en la música, puesto
que no sería coherente. Sin embargo, ¿qué ocurriría si se juntaran estos dos elementos? ¿Se
seguiría considerando dicha “música” como música?

A lo largo de los años, la música ha sido puesta bajo limitaciones según la época en la que se
practicó. Por ejemplo, Platón y Aristóteles consideraban que los dos únicos modos musicales
que se podían implementar a la hora de crear música eran el Frigio y el Dórico, ya que los
demás modos no aportaban nada al intelecto del ser humano. Por otro lado, en el periodo del
Barroco, la utilización de estos modos se prohibió ya que se consideraban como sonoridades
vacías. También se prohibieron intervalos de 5ta justa y 4ta justa por el mismo motivo. Siglos
más tarde, Claude Debussy, compositor impresionista, estaría utilizando con precisión estos
recursos para escribir su música.

La música se ha visto sujeta a varios cambios, mas cuando una obra musical se ve formada
y estructurada con ruidos, hay académicos que prefieren llamarlo “arte sonoro” en vez de
“música”. En pleno siglo XXI, este tema continúa siendo un debate constante entre “cualquier
unión de sonidos es música” y “un ruido junto con otro ruido da más ruido, no música”. Y
aunque no tengo la respuesta a estas dudas tan complejas, puedo afirmar con seguridad que
hay ruidos que, cuando se implementan de la manera correcta, pueden llegar a conformar una
obra musical. Un ejemplo perfecto de este fenómeno es la obra Parade del compositor
impresionista Erik Satie. Esta obra, aunque suena melodiosa y armónica en todos los
sentidos, contiene ruidos inusuales que podrían llegar a ser molestos en nuestro diario vivir,
tales como sirenas de carros de policía, disparos de pistolas, choques entre botellas de vidrio,
maquinas de escribir, entre otros. Estos ruidos complementan la obra en un sentido percutido
y le dan un carácter peculiar.

No sé con exactitud en qué ejemplos específicos estaría pensando Heráclito cuando dijo que
“la perfecta armonía es la que resulta de unir dos cosas aparentemente inconexas”, mas al
observar el punto que planteé a lo largo de este escrito, podría concluir que el ruido, así no
sea considerado como un sonido consonante o placentero, al ser implementado junto con
otros sonidos que sí se considerarían como armoniosos, genera una combinación perfecta,
creativa y única. Y es así como dos cosas aparentemente contrarias, pueden llegar a
convertirse en recursos complementarios.
Bibliografía:

• https://www.acusticaintegral.com/3296/
• https://www.batonmusic.nl/catalogue/parade-ballet-realiste-sur-un-theme-de-jean-
cocteau-bm775/

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