Alumno: FEDERICO SANCHEZ

Profesor: SERGIO MARTIN FILOSOFIA Y ANTROPOLOGIA Fecha de entrega: 02/04

El PROBLEMA DEL HOMBRE:

¿Qué es el hombre? Esta pregunta afecta directamente al hombre que

interroga; es él mismo que puede y debe preguntar. Solo el hombre se
encuentra inmerso en la posibilidad y necesidad de preguntar.

Cada pregunta tiene unas condiciones de posibilidades. Solo puedo

preguntar cuando todavía desconozco aquello por lo que pregunto. La pregunta
que queda superada por el conocimiento, deja de serlo. Y así mismo solo
puedo preguntar cuando ya conozco aquello sobre lo que interrogo, de lo
contrario la pregunta no tendría objeto ni sentido. Supone un cierto pre-
conocimiento indeterminado.

Conocer las limitaciones del conocimiento significa ya un sobrepasar las

limitaciones de lo inmediatamente dado de lo que ya se conocía. Interrogar solo
es posible en un horizonte explorado de antemano que trasciende el
conocimiento concreto ya existente.

Su saber es a la vez un no saber y su auto-comprensión una

incomprensión, sólo por eso puede y debe preguntarse acerca de su ser propio
y específico.

De esta forma el hombre se encuentra en una extraña sombra. Se sabe

como un ser que posee espiritualmente, que se comprende a sí mismo, pero
está estancado en la oscuridad de la realidad y acontecimientos materiales que
impiden la plena comprensión de si mismo. Esta dualidad lleva la necesidad de
preguntarse.

El ser del hombre muestra constantemente nuevas profundidades y

misterios que provocan a su vez nuevas preguntas. El interrogatorio no puede
cesar en tanto exista el pensamiento humano.

Y por esta razón se plantea la cuestión de que es realmente o que debe

ser una antropología filosófica, cual debe ser su desarrollo metodológico. El
método tiene que acreditarse y hacerse valer en el terreno de los hechos.

Existe un gran número de ciencias particulares de carácter empírico al

servicio de la investigación antropológica. Pero estas ciencias son limitadas en
contenido y no llegan a suplir a la filosofía antropológica, cada una de ellas se
orienta hacia un aspecto bien delimitado de la realidad humana. Ninguna es
capaz de afirmar algo sobre su esencia.

La ciencia particular objetiviza y cosifica, no le permite hacer otra cosa

porque pertenece a su esencia y al mismo tiempo constituye sus limitaciones.

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Un objeto de conocimiento empírico-científico particular no tiene

importancia antropológica porque exprese lo que es el hombre, ocurre mas
bien que los conocimientos empíricos alcanzan un significado antropológico,
por el hecho de que nosotros sabemos de antemano –experimentándonos y
comprendiéndonos a nosotros mismos como hombre– lo que significa ser
hombre.

Entonces siempre partimos de una pre-comprensión de lo que significa

ser hombre.

La pregunta acerca de la esencia del hombre exige la aceptación de la

hipótesis de que se ha de afrontar y exponer temáticamente el conocimiento y
compresión originarios que el hombre tiene de sí mismo. Sin embargo, tal
conocimiento es un pre-conocimiento y esa comprensión también. Con ello
quiere decirse que con anterioridad a cualquier conocimiento y comprensión
explícitos y terminados existen unos datos concretos que constituyen un todo al
que lo particular esta pre ordenado.

Con esto podemos decir que el hombre tiene un horizonte general

constituido por la autoexperiencia. Pero un autoconocimiento personal no basta
con recoger fenómenos particulares sin integrarlos en el todo. Tampoco incluso
no se puede explicar ese todo sin recurrir a los fenómenos particulares

Como acceso metodológico se presenta la posibilidad de arrancar de un

fenómeno privilegiado, que se caracteriza por el hecho de que en él se abren
unas concepciones fundamentales de la existencia humana, las llamamos
situaciones límites (libertad, amor, angustia, ansiedad existencial, etc.)

Pero no debemos reducir la totalidad humana en un fenómeno particular,

solo puede considerarse “privilegiado” y construir el arranque decisivo,
justamente porque se piensa que en tal fenómeno puede mostrarse la totalidad
del ser humano. Esto genera problemas porque se convierte en una norma
valorativa y orientadora. Mientras mayor es la pretensión de querer entender la
totalidad del hombre por un fenómeno privilegiado, mayor es el peligro de una
visión unilateral.

Para solucionar este problema se requiere entresacar y valorar la

pluralidad de fenómenos de experiencias humanas personal.

Un elemento metodológico son los fenómenos de autorrealización

humana, donde nos experimentamos y nos entendemos a nosotros mismo que
llama a la reflexión trascendental. Solo por este camino será posible averiguar
la constitución ontológica de la esencia del hombre.

Lo que aquí se descubre es un circulo hermético, quiere decir que jamás

se da un punto de partida absoluta y libre de condicionamientos desde el que
pudiera desarrolarse una antropología filosófica. Es siempre el hombre

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concreto, determinado de cada caso, el hombre que se experimenta y entiende

de su mundo, el que pregunta el ser del hombre. La pre-comprensión concreta
no puede eliminarse de modo alguno. La pre-comprensión concreta es la
condición indispensable para que podamos preguntarnos por el hombre.

Es decir una fenomenología que entienda la propia esencia y no reduzca

a la inmediatez de lo establecido. Debe recurrir a las condiciones preliminares

El hombre solo puede entenderse desde su relación con el ser en una

constante salida hacia el ser, entiende la totalidad de su mundo como una
realidad mundana, en la que se revela el carácter absoluto del ser.

Una antropología filosófica es por consiguiente y necesidad una

antropología metafísica, sino quiere recortar principalmente las dimensiones del
ser humano, sino mas bien desplegarlas y abrirlas. Es necesario abarcar la
dimensión metafísica, su apertura a lo general y su salida al fundamento
absoluto del ser damas posibilidades de encontrar la pregunta de la esencia del
hombre.

Una antropología filosófica plenamente desarrollada, es ya una

metafísica. Esta, entendida como ontología metafísica, es solo posible desde el
ombre que se entiende siempre en el ser y desde el ser. La auto comprensión
del hombre no solo es la comprensión del mundo, sino que transcendiéndola y
dándole un fundamento, es también una inteligencia del ser.

Una comprensión plena de lo que significa el ser humano, el horizonte

del ser de la autorrealización humana se desarrolle sistemáticamente.
Antropología y ontología, entendidas en su esencia metafísica, son por lo
mismo dos aspectos de un mismo propósito filosófico: Entender al hombre
desde el fundamento de su ser y en la totalidad del ser.

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