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dsalud.com/reportaje/como-eliminar-los-metales-pesados-del-organismo
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importante en la formación de coágulos y trombos. En suma, desintoxica, ayuda a
“desatascar” las arterias promoviendo una circulación colateral funcionalmente
importante y se deshace de los metales tóxicos, especialmente de los considerados
pesados (aquellos cuyo peso específico es superior a 5 gramos por centímetro cúbico o
tienen un número atómico por encima de 20 excluyendo generalmente a los metales
alcalinos y elementos alcalinotérreos).
Y no hay ningún riesgo si se hace correctamente y antes se comprueba que los riñones
del paciente están en buen estado –para no sobrecargarlos-, se ajusta la dosis –depende
de las necesidades de cada caso- y se reemplazan las sustancias imprescindibles para el
organismo que pudieran perderse durante el proceso de quelación. Si así se hace la
terapia carece de peligro y es muy eficaz.
Ahora bien, ¿y cuáles son los metales pesados tóxicos –el bismuto es el más denso de los
elementos estables pero su toxicidad sin embargo es baja- que pueden estar intoxicando
y perturbando el correcto funcionamiento del cuerpo? Pues sobre todo el mercurio, el
plomo y el cadmio así como el aluminio y el arsénico –estos dos no son propiamente
“metales pesados”- aunque asimismo pueden resultar tóxicos otros aún más ligeros
como el hierro, el manganeso, el vanadio, el tungsteno y hasta uno tan liviano como el
berilio. Y es que desde un punto de vista médico se consideran “metales pesados” –
aunque hacerlo sea incorrecto- todos los metales tóxicos independientemente de su
peso atómico. En todo caso en este texto vamos a centrarnos en los cinco primeros para
explicar dónde se acumulan fundamentalmente y qué síntomas o patologías provoca su
presencia obviando el más “pesado”, el plutonio, subproducto de la fisión en los
reactores nucleares al ser inusual que alguien esté contaminado por alguno de sus
isótopos.
-El mercurio. Se suele acumular en los riñones, el cerebro y los nervios provocando
fatiga crónica, hipertensión arterial, alteraciones cognitivas y de la memoria, disfunciones
en los neurotransmisores, infecciones recidivantes, alteraciones del sistema inmune,
cambios olfativos y gustativos, desórdenes neuromusculares, anemia, alteraciones
cardiovasculares, infertilidad, problemas digestivos, candidiasis y otras patologías. El
envenenamiento por mercurio se denomina hidrargirismo o mercurialismo y da asimismo
lugar a la llamada enfermedad de Minamata.
-El plomo. Se acumula especialmente en el cerebro, los nervios y los huesos provocando
sobre todo alteraciones cognitivas, dolores osteomusculares, hiperactividad, trastornos
del sueño, daños renales y neurológicos, irritabilidad, etc. Cabe destacar la peligrosidad
de este metal en los niños ya que en ellos la absorción es mayor.
–El cadmio. Se acumula en las vías respiratorias, el hígado, los riñones, la grasa, los
nervios, los pulmones y los huesos provocando dolor de cabeza, anemia, hipertensión,
enfermedades pulmonares -como el enfisema-, arterioesclerosis, dolores
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osteomusculares, daños renales y otras patologías, en especial la denominada
enfermedad de itai-itai.
EL QUELANTE IDEAL
Por lo que se refiere a las sustancias quelantes debemos decir que la ideal es aquella…
…resistente a la biotransformación.
…capaz de llegar a todo lugar en el que hay depositados metales pesados o tóxicos.
…que forma complejos no tóxicos al unirse con los iones de metales tóxicos.
…de escasa o nula afinidad por el catión calcio Ca2+ ya que este ión tiene gran
disponibilidad para la quelación en el plasma y un quelante puede provocar
hipocalcemia a pesar de poseer una elevada afinidad con los metales pesados.
La palabra quelato procede del griego, significa “garra” y se produce de forma constante
en plantas, animales y humanos; de hecho hay una gran variedad de moléculas capaces
de formar complejos inocuos al unirse a los iones de los metales. Son por ejemplo los
casos de la hemoglobina, la clorofila, el citocromo, diversos aminoácidos y algunas
enzimas de las que dependen importantes procesos metabólicos.
Cabe agregar que las sustancias quelantes se emplean hoy ampliamente en la industria
farmacéutica y en Biología (como marcadores histoquímicos, como estabilizadores de
medicamentos, como conservantes de los alimentos, para analizar la presencia de
oligoelementos, para endurecer el agua, etc.). Es más, hasta algunos fármacos tienen
propiedades quelantes: antibióticos, analgésicos, antitérmicos, quimioterápicos,
antitiroideos y otros.
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EL EDTA
Eso sí, aunque el EDTA es una sustancia de muy baja toxicidad ya que no se metaboliza y
se elimina por completo en las 24 horas siguientes a su administración conviene que se
inyecte siguiendo el protocolo aprobado por el Colegio Americano para el Avance de la
Medicina (ACAM por sus siglas en inglés) ya que haciéndose así los efectos adversos son
inferiores al 0,001%.
En cualquier caso el principal uso del EDTA sigue siendo hoy el de “limpiador arterial” ya
que está constatado que moviliza el calcio que se acumula en las arterias ayudando a
“desatascarlas” -como en su día explicamos en los artículos antes citados- mostrándose
igualmente eficaz en el tratamiento de todas las enfermedades coronarias, vasculares,
inflamatorias y degenerativas (hasta en la degeneración macular, la artrosis, el parkinson
y el alzheimer).
-El Ácido alfa lipoico (AAL por sus siglas en inglés). Además de actuar como cofactor en
diferentes complejos enzimáticos tiene capacidad antirradicalar tanto en medios
acuosos como grasos y al absorberse rápidamente potencia la acción de otros
antioxidantes. En cuanto a su actividad quelante es capaz de crear complejos estables
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con iones metálicos de cobre, manganeso, zinc, hierro, cadmio y mercurio (incluso para
el acumulado en el cerebro ya que atraviesa la barrera hematoencefálica). Además
ayuda al cuerpo a protegerse frente al envenenamiento por arsénico.
–El Ácido dimercaptosuccínico (DMSA por sus siglas en inglés). Quela principalmente el
arsénico, el plomo y el mercurio pero se asegura que también es una buena opción en la
intoxicación por mercurio, arsénico y oro. Se usa desde la década de los años 60 sin
efectos adversos. Habida cuenta de hay estudios rigurosos que relacionan el autismo
con metales como el mercurio, el plomo, el antimonio, el estaño, el aluminio y, sobre
todo, con el mercurio conviene valorar su utilización en esta patología. De hecho hay
trabajos que permiten inferir que puede mejorar la situación de los niños del espectro
autista si el DMSA se usa conjuntamente con Ácido alfa lipoico.
-El Ácido aurintricarboxílico (ATA por sus siglas sin inglés). Es un buen quelante del
birilio, sobre todo cuando éste se acumula en los pulmones.
-El Ácido dietilen-triamino-pentaacético (DTPA por sus siglas sin inglés). Se trata de un
derivado del EDTA en sus formas de sal de calcio y zinc ( DTPA-Ca y DTPA-Zn) que se utiliza
para tratar la sobreexposición a elementos radioactivos como el plutonio, el torio y el
uranio.
-El Ácido fítico (y en general todos los fitatos presentes en las semillas de los cereales,
las leguminosas y las oleaginosas). Al interferir en la asimilación de los minerales se
utilizan para la eliminación de algunos (como el hierro).
-El cilantro (Coriandrum sativum). Tiene una potente actividad quelante y antioxidante;
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mayor incluso que las de otras sustancias más conocidas. Sus principios activos
(compuestos fenólicos, flavonoides, cumarinas, aceites esenciales, etc.) son altamente
efectivos a corto plazo. Hoy se sabe que ayuda a eliminar del organismo el menos el
mercurio, el aluminio y el plomo.
-La Chlorella pyrenoidosa. Alga unicelular que crece en agua dulce es útil para eliminar
metales pesados a nivel tisular gracias a su riqueza en clorofila, ácido algénico, vitaminas,
minerales, aminoácidos, enzimas, ácidos nucleicos y, sobre todo, factores de
crecimiento.
-La vitamina C. Indispensable para reducir la presencia de hierro, tanto férrico como
ferroso. Es muy eficaz para evitar la acción de las especies reactivas de oxígeno.
-El Metilsulfonilmetano (MSM por sus siglas sin inglés) y sus derivados: el DMSO y el DMS.
Se trata de compuestos azufrados que participan en la síntesis de la glutatión peroxidasa
-una de las enzimas de mayor actividad antioxidante que ayuda a la homeostasis
celular- y facilita la quelación de metales como el plomo, el cadmio, el mercurio y el
arseìnico. De ahí que sean asimismo útiles todo los alimentos que contienen
aminoácidos azufrados, es decir, la metiotina, la cisteína y la taurina (de ahí las conocidas
propiedades quelantes del ajo y la cebolla.
Agregaremos para finalizar que hay otras sustancias indispensables en todo tratamiento
quelante, no porque tengan actividad específica frente a algún metal sino porque limitan
la acción catalizadora de los metales pesados tóxicos reduciendo así el daño. Son los
casos de la vitamina E, el ácido orótico o vitamina B 13 (también llamado Orotato, Factor del
suero de la leche o Factor galactoso animal), los carotenos, el zinc, el cobre, el selenio, la
coenzima Q10, los ácidos grasos esenciales, diversos aminoácidos, el sulforafano de las
crucíferas (son especialmente ricas el brécol o brócoli), el vinagre de manzana, el
centeno, el arroz integral y los alimentos ricos en pectinas, histidina y glutation así como
en dos minerales con esas mismas propiedades quelantes: el selenio y el calcio, entre
otros.
Terminamos indicando al lector que todo tratamiento de quelación debería ser dirigido
por un profesional de la salud con conocimientos actualizados en esta compleja área.
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