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Cómo eliminar los metales pesados del organismo

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La necesidad de desintoxicarnos para mantener o recuperar la salud es en


nuestros días una necesidad más que una mera opción dada la brutal
contaminación que padecemos debiendo deshacernos especialmente de los
metales pesados inorgánicos que se acumulan en nosotros. Y es que es hora de
que muchos enfermos se planteen si sus problemas de salud no se deberán a ello y
tomen medidas si quieren recuperarse. ¿Cómo? Pues haciendo uso de quelantes
para expulsarlos del cuerpo a través de la orina. Y no solo mediante goteo
endovenoso con EDTA sino ingiriendo algunos de los agentes naturales que la
naturaleza ha puesto a nuestra disposición. Lo explicamos en detalle al ser una
posibilidad que la inmensa mayoría de los profesionales de la salud desconoce.

La quelación es un fenómeno bioquímico que se produce continuamente en el interior


de las células constituyendo uno de los mecanismos más importantes que todo
organismo vivo -animal o vegetal- tiene para apropiarse y/o deshacerse de los metales
orgánicos; porque el cuerpo no es capaz ni de aprovechar los metales pesados
inorgánicos que se introducen en él -no son metabolizables- ni de eliminarlos cuando se
hallan en exceso habiendo entonces que utilizar sustancias quelantes para deshacerse
de ellos y no interfieran negativamente en el correcto funcionamiento del organismo. ¿Y
qué es una sustancia “quelante”? Pues, en lenguaje coloquial, una sustancia que “atrapa”
los metales pesados del interior del organismo y le ayuda a deshacerse de ellos,
principalmente a través de la orina. Operación que puede realizarse de manera
relativamente rápida introduciendo -mediante goteo endovenoso- una serie de
productos químicos –por ejemplo el Ácido Etilendiamino Tetracético, más conocido como
EDTA por sus siglas en inglés- y que debe hacerse bajo estricta vigilancia médica y
protocolos contrastados que aseguren la reposición adecuada de los minerales que
puedan eliminarse conjuntamente a fin de minimizar o evitar posibles efectos
secundarios; requiriéndose entre 20 y 30 sesiones –un par de ellas a la semana- en
función del grado de intoxicación. Una posibilidad de la que ya hemos hablado
extensamente y que requiere como paso previo retirar las posibles amalgamas de la
boca –que contienen mercurio- pues de lo contrario se corre el riesgo de movilizarlo con
el consiguiente riesgo para el paciente (lea en nuestra web –www.dsalud.com- los
artículos que con los títulos y Cómo limpiar las arterias de forma natural aparecieron en
los números 22, 33 y 39 respectivamente).

¿Y qué logra exactamente la quelación? Pues ayudar a limpiar el cuerpo de radicales


libres, reduce el nivel de metales tóxicos bivalentes -como el plomo o el mercurio, entre
otros-, reinstaura la actividad enzimática de la pared arterial afectada por la toxicidad de
algunos metales –puesto que más de 70 enzimas que actúan en ella se ven alteradas por
el proceso aterosclerótico-, reduce los depósitos patológicos de calcio en el interior de
las arterias y otros lugares y disminuye el nivel de agregación de las plaquetas, factor

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importante en la formación de coágulos y trombos. En suma, desintoxica, ayuda a
“desatascar” las arterias promoviendo una circulación colateral funcionalmente
importante y se deshace de los metales tóxicos, especialmente de los considerados
pesados (aquellos cuyo peso específico es superior a 5 gramos por centímetro cúbico o
tienen un número atómico por encima de 20 excluyendo generalmente a los metales
alcalinos y elementos alcalinotérreos).

Y no hay ningún riesgo si se hace correctamente y antes se comprueba que los riñones
del paciente están en buen estado –para no sobrecargarlos-, se ajusta la dosis –depende
de las necesidades de cada caso- y se reemplazan las sustancias imprescindibles para el
organismo que pudieran perderse durante el proceso de quelación. Si así se hace la
terapia carece de peligro y es muy eficaz.

METALES PESADOS TÓXICOS

Ahora bien, ¿y cuáles son los metales pesados tóxicos –el bismuto es el más denso de los
elementos estables pero su toxicidad sin embargo es baja- que pueden estar intoxicando
y perturbando el correcto funcionamiento del cuerpo? Pues sobre todo el mercurio, el
plomo y el cadmio así como el aluminio y el arsénico –estos dos no son propiamente
“metales pesados”- aunque asimismo pueden resultar tóxicos otros aún más ligeros
como el hierro, el manganeso, el vanadio, el tungsteno y hasta uno tan liviano como el
berilio. Y es que desde un punto de vista médico se consideran “metales pesados” –
aunque hacerlo sea incorrecto- todos los metales tóxicos independientemente de su
peso atómico. En todo caso en este texto vamos a centrarnos en los cinco primeros para
explicar dónde se acumulan fundamentalmente y qué síntomas o patologías provoca su
presencia obviando el más “pesado”, el plutonio, subproducto de la fisión en los
reactores nucleares al ser inusual que alguien esté contaminado por alguno de sus
isótopos.

-El mercurio. Se suele acumular en los riñones, el cerebro y los nervios provocando
fatiga crónica, hipertensión arterial, alteraciones cognitivas y de la memoria, disfunciones
en los neurotransmisores, infecciones recidivantes, alteraciones del sistema inmune,
cambios olfativos y gustativos, desórdenes neuromusculares, anemia, alteraciones
cardiovasculares, infertilidad, problemas digestivos, candidiasis y otras patologías. El
envenenamiento por mercurio se denomina hidrargirismo o mercurialismo y da asimismo
lugar a la llamada enfermedad de Minamata.

-El plomo. Se acumula especialmente en el cerebro, los nervios y los huesos provocando
sobre todo alteraciones cognitivas, dolores osteomusculares, hiperactividad, trastornos
del sueño, daños renales y neurológicos, irritabilidad, etc. Cabe destacar la peligrosidad
de este metal en los niños ya que en ellos la absorción es mayor.

–El cadmio. Se acumula en las vías respiratorias, el hígado, los riñones, la grasa, los
nervios, los pulmones y los huesos provocando dolor de cabeza, anemia, hipertensión,
enfermedades pulmonares -como el enfisema-, arterioesclerosis, dolores

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osteomusculares, daños renales y otras patologías, en especial la denominada
enfermedad de itai-itai.

-El aluminio. Se acumula en los pulmones y el cerebro provocando fundamentalmente


hiperactividad, trastornos del comportamiento, anemia y astenia habiéndosele
relacionado con el alzheimer y el autismo. No es propiamente un “metal pesado” pero sí
muy tóxico.

-El arsénico. Se acumula en el hígado, los riñones, la piel y el sistema nervioso


provocando alteraciones de la piel, hipersalivación, debilidad muscular, hipertensión
arterial, problemas digestivo-intestinales, alteraciones del sistema nervioso, dolencias
cardiovasculares, alteraciones en la hematopoyesis y otras disfunciones. En puridad el
arsénico es un “semimetal”.

EL QUELANTE IDEAL

Por lo que se refiere a las sustancias quelantes debemos decir que la ideal es aquella…

…muy soluble en agua.

…resistente a la biotransformación.

…que puede “atrapar” no uno sino varios metales.

…capaz de llegar a todo lugar en el que hay depositados metales pesados o tóxicos.

…que forma complejos no tóxicos al unirse con los iones de metales tóxicos.

…que soporta cambios biológicos manteniendo su actividad.

…que excreta rápidamente los quelatos formados.

…de escasa o nula afinidad por el catión calcio Ca2+ ya que este ión tiene gran
disponibilidad para la quelación en el plasma y un quelante puede provocar
hipocalcemia a pesar de poseer una elevada afinidad con los metales pesados.

La palabra quelato procede del griego, significa “garra” y se produce de forma constante
en plantas, animales y humanos; de hecho hay una gran variedad de moléculas capaces
de formar complejos inocuos al unirse a los iones de los metales. Son por ejemplo los
casos de la hemoglobina, la clorofila, el citocromo, diversos aminoácidos y algunas
enzimas de las que dependen importantes procesos metabólicos.

Cabe agregar que las sustancias quelantes se emplean hoy ampliamente en la industria
farmacéutica y en Biología (como marcadores histoquímicos, como estabilizadores de
medicamentos, como conservantes de los alimentos, para analizar la presencia de
oligoelementos, para endurecer el agua, etc.). Es más, hasta algunos fármacos tienen
propiedades quelantes: antibióticos, analgésicos, antitérmicos, quimioterápicos,
antitiroideos y otros.
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EL EDTA

Debemos decir que la historia del fenómeno de la quelación se remonta a la década de


los cincuenta del pasado siglo XX cuando se constató que muchos trabajadores que
habían prestado sus servicios en empresas armamentísticas durante la II Guerra
Mundial y habían estado en contacto con materiales que contenían altas cantidades de
metales resultaron gravemente intoxicados y se optó por probar en ellos distintos
quelantes, entre ellos un aminoácido sintético que se les aplicó por vía intravenosa: el
Ácido Etileno Diamino Tetracético (abreviadamente EDTA por sus siglas en inglés). La
sorpresa surgió al comprobar que además de resolver el problema por el que se habían
sido tratados los trabajadores que padecían patologías cardíacas y artritis mejoraron
considerablemente. Unos años más tarde la propia Armada norteamericana comenzaría
por ello a recomendar la quelación a los marineros que padecían intoxicación por plomo
-a eso se llama saturnismo– por culpa de la pintura rica en ese mineral que utilizaban en
los barcos así como por su presencia en la gasolina. Hoy se sabe fehacientemente que el
EDTA ayuda a quelar el plomo pero también que es útil igualmente en los casos de otros
metales como el birilio, el cromo, el hierro, la plata, el cobre, el níquel, el titanio y el
vanadio. En el caso de los llamados metales de transición –como el cobre, el cromo o el
hierro- limitando su acción catalizadora y en el de los más tóxicos -mercurio, plomo,
cadmio, etc.- eliminándolos. Cabe agregar que en la intoxicación por plomo el EDTA se
utiliza de forma combinada con Dimercaptopropanol (BAL por sus siglas en inglés) y/o con
D-penicilamina. Y el EDTA cobáltico en la intoxicación por cianuro. En cambio en la
intoxicación por cadmio se administra EDTA en su forma de Edetato de calcio disódico.

Eso sí, aunque el EDTA es una sustancia de muy baja toxicidad ya que no se metaboliza y
se elimina por completo en las 24 horas siguientes a su administración conviene que se
inyecte siguiendo el protocolo aprobado por el Colegio Americano para el Avance de la
Medicina (ACAM por sus siglas en inglés) ya que haciéndose así los efectos adversos son
inferiores al 0,001%.

En cualquier caso el principal uso del EDTA sigue siendo hoy el de “limpiador arterial” ya
que está constatado que moviliza el calcio que se acumula en las arterias ayudando a
“desatascarlas” -como en su día explicamos en los artículos antes citados- mostrándose
igualmente eficaz en el tratamiento de todas las enfermedades coronarias, vasculares,
inflamatorias y degenerativas (hasta en la degeneración macular, la artrosis, el parkinson
y el alzheimer).

OTRAS SUSTANCIAS QUELANTES

Agregaremos que en Nutrición Ortomolecular se usan hoy día diversas sustancias


quelantes de dispar eficacia. Son éstas:

-El Ácido alfa lipoico (AAL por sus siglas en inglés). Además de actuar como cofactor en
diferentes complejos enzimáticos tiene capacidad antirradicalar tanto en medios
acuosos como grasos y al absorberse rápidamente potencia la acción de otros
antioxidantes. En cuanto a su actividad quelante es capaz de crear complejos estables
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con iones metálicos de cobre, manganeso, zinc, hierro, cadmio y mercurio (incluso para
el acumulado en el cerebro ya que atraviesa la barrera hematoencefálica). Además
ayuda al cuerpo a protegerse frente al envenenamiento por arsénico.

–El Ácido dimercaptosuccínico (DMSA por sus siglas en inglés). Quela principalmente el
arsénico, el plomo y el mercurio pero se asegura que también es una buena opción en la
intoxicación por mercurio, arsénico y oro. Se usa desde la década de los años 60 sin
efectos adversos. Habida cuenta de hay estudios rigurosos que relacionan el autismo
con metales como el mercurio, el plomo, el antimonio, el estaño, el aluminio y, sobre
todo, con el mercurio conviene valorar su utilización en esta patología. De hecho hay
trabajos que permiten inferir que puede mejorar la situación de los niños del espectro
autista si el DMSA se usa conjuntamente con Ácido alfa lipoico.

-El Dimercaptopropanol-sulfonato (DMPS por sus siglas en inglés). Se trata de un


derivado del Dimercaptopropanol (BAL) que se utiliza en la intoxicación por mercurio.

-La Deferoxamina. Se trata de un ácido trihidroxámico que se obtiene a partir del


Streptomyces pilosus y su característica más llamativa es su capacidad para unirse al
hierro: 32 veces superior a la que tiene por cualquier otro metal. Aspecto interesante
porque algunos microorganismos patógenos se vuelven más virulentos en presencia de
hierro: es el caso del virus de la malaria, patología en la que la deferoxamina ha
demostrado ser eficaz. Asimismo quela el aluminio siendo útil por ello en el tratamiento
del alzheimer, patología en la que su administración durante veinticuatro meses logró
disminuir la pérdida de la actividad cognitiva.

-La Penicilamina. Sustancia procedente de la degradación hidrolítica de la penicilina pero


sin actividad antibiótica que se utiliza –lo mismo que la trientina– para el tratamiento de
la llamada enfermedad de wilson, patología provocada por la acumulación de cobre en el
organismo. También es útil para la eliminación del arsénico, el plomo, el mercurio y el
oro. Su eficacia se ha constatado especialmente en el tratamiento de la artritis
reumatoide severa. Agregaremos que la N-acetil-D-penicilamina (NAP) –un derivado de
la penicilamina- se ha usado igualmente con éxito en pacientes con intoxicación por
mercurio.

-El Ácido aurintricarboxílico (ATA por sus siglas sin inglés). Es un buen quelante del
birilio, sobre todo cuando éste se acumula en los pulmones.

-El Ácido dietilen-triamino-pentaacético (DTPA por sus siglas sin inglés). Se trata de un
derivado del EDTA en sus formas de sal de calcio y zinc ( DTPA-Ca y DTPA-Zn) que se utiliza
para tratar la sobreexposición a elementos radioactivos como el plutonio, el torio y el
uranio.

-El Ácido fítico (y en general todos los fitatos presentes en las semillas de los cereales,
las leguminosas y las oleaginosas). Al interferir en la asimilación de los minerales se
utilizan para la eliminación de algunos (como el hierro).

-El cilantro (Coriandrum sativum). Tiene una potente actividad quelante y antioxidante;
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mayor incluso que las de otras sustancias más conocidas. Sus principios activos
(compuestos fenólicos, flavonoides, cumarinas, aceites esenciales, etc.) son altamente
efectivos a corto plazo. Hoy se sabe que ayuda a eliminar del organismo el menos el
mercurio, el aluminio y el plomo.

-La Chlorella pyrenoidosa. Alga unicelular que crece en agua dulce es útil para eliminar
metales pesados a nivel tisular gracias a su riqueza en clorofila, ácido algénico, vitaminas,
minerales, aminoácidos, enzimas, ácidos nucleicos y, sobre todo, factores de
crecimiento.

-La vitamina C. Indispensable para reducir la presencia de hierro, tanto férrico como
ferroso. Es muy eficaz para evitar la acción de las especies reactivas de oxígeno.

-El Metilsulfonilmetano (MSM por sus siglas sin inglés) y sus derivados: el DMSO y el DMS.
Se trata de compuestos azufrados que participan en la síntesis de la glutatión peroxidasa
-una de las enzimas de mayor actividad antioxidante que ayuda a la homeostasis
celular- y facilita la quelación de metales como el plomo, el cadmio, el mercurio y el
arseìnico. De ahí que sean asimismo útiles todo los alimentos que contienen
aminoácidos azufrados, es decir, la metiotina, la cisteína y la taurina (de ahí las conocidas
propiedades quelantes del ajo y la cebolla.

-La metionina y la cisteína. Se trata de compuestos igualmente útiles por ser


aminoácidos azufrados.

Agregaremos para finalizar que hay otras sustancias indispensables en todo tratamiento
quelante, no porque tengan actividad específica frente a algún metal sino porque limitan
la acción catalizadora de los metales pesados tóxicos reduciendo así el daño. Son los
casos de la vitamina E, el ácido orótico o vitamina B 13 (también llamado Orotato, Factor del
suero de la leche o Factor galactoso animal), los carotenos, el zinc, el cobre, el selenio, la
coenzima Q10, los ácidos grasos esenciales, diversos aminoácidos, el sulforafano de las
crucíferas (son especialmente ricas el brécol o brócoli), el vinagre de manzana, el
centeno, el arroz integral y los alimentos ricos en pectinas, histidina y glutation así como
en dos minerales con esas mismas propiedades quelantes: el selenio y el calcio, entre
otros.

Terminamos indicando al lector que todo tratamiento de quelación debería ser dirigido
por un profesional de la salud con conocimientos actualizados en esta compleja área.

José Ramón Llorente

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