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INSTRUMENTOS PSICOLÓGICOS
La educación desde una perspectiva sociocultural
PAIDÓS ^
Barcelona • Buenos Aires • México
Título original: Psycho logical Tools
Tools
Publicado en inglés, en 1998, por Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright,
bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier
medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución
de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.
públicos.
ISBN: 84-493-0902-6
Depósito legal: B-13.185/2000
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De la acción al pensamiento
La segunda cuestión en la que Piaget y Vygotsky estaban de acuerdo era
la relación existente entre la acción y el pensamiento. La psicología menta-
lista clásica suponía la primacía del pensamiento sobre la acción, de modo
que la acción sólo se veía como un pensamiento realizado. Se suponía que una
persona debía tener primero una idea de una solución dada antes de poder
plasmarla en un acto concreto. El pensamiento, a su vez, se veía principal
mente como una representación de la realidad y no como un medio para
actuar sobre ella. En su teoría de la inteligencia sensoriomotriz, Piaget (3969)
puso en entredicho esta postura. Demostró que el pensamiento mismo tiene
una estructura operacional que se deriva de la conducta real del niño. Por
ejemplo, cuando un niño reúne o separa objetos físicamente, realiza unas
formas de acción que más adelante serán interiorizadas como operaciones
mentales de adición y sustracción. Por lo tanto, la clave del pensamiento del
niño no reside en unas ideas sui generis sino en su propia actividad práctica
que, en el curso del desarrollo, se interioriza y se transforma en operaciones
cognitivas.
Aunque Vygotsky estaba de acuerdo con Piaget en la fórmula «de la
acción al pensamiento», le hizo una importante enmienda. En la teoría de
54 I Instrumentos psicológicos
Piaget, la acción aparece, ante todo, como una interacción física espontánea
entre el niño y los objetos físicos. Más adelante, el niño llega a ser capaz de
sustituir con palabras y fórmulas lógicas estas interacciones físicas y alcan-
za, de esta manera, el pensamiento operacional simbólico. Según Vygotsky,
esta imagen no se corresponde con la realidad en cuyo seno se produce el
desarrollo del niño. En todo momento, la interacción del niño con los obje-
tos no es más que un elemento en una actividad más amplia que tiene un
marco social e histórico concreto (Vygotsky, 1978; Kozulin, 1986, 1990a).
Esta actividad está organizada y controlada por la sociedad y por sus repre-
sentantes. Ya desde el principio, los padres imbuyen las operaciones del
niño de un significado que no sólo tiene connotaciones individuales sino
también socioculturales. Por lo tanto, la fórmula «de la acción al pensa-
miento» debe tener en cuenta la naturaleza sociocultural de la acción, ade-
más de su desarrollo y su interiorización en los niños.
FIGURA 2.1. Adaptada de E. Duckworth, «The Having of Wonderful Ideas» and Other
Essays on Teaching and Learning (Nueva York, Teachers College Press, ©1987 Tea-
chers College, Columbia University, todos los derechos reservados), págs. 88, 91.
Duckworth destacaba que este tipo de trabajo con los niños es útil e
importante independientemente de su conformidad con el modelo teóri-
co de Piaget. Lo principal es centrarse en la comprensión del problema
por parte de los niños: «Las contribuciones de Piaget en este aspecto son, por
una parte, haber encontrado unos problemas intelectuales de importan-
cia crucial para los niños y haber desarrollado maneras de plantear estos
problemas que capten su interés; y por otro lado, haber desarrollado la téc-
nica de la entrevista clínica, donde el papel del adulto es averiguar, tanto
como sea posible, lo que el niño piensa del problema. Son estos dos aspec-
tos lo que da significado a la sesión con Timmy y Sandy» (Duckworth, 1987,
pág. 92).
cepto, que le dan cuerpo y vitalidad. A su vez, los conceptos científicos ofre
cen estructuras para que los conceptos espontáneos del niño se desarrollen
hacia arriba, hacia la conciencia y el empleo deliberado» (Vygotsky, 1986,
pág. 194). La zona de desarrollo próximo (ZDP), mencionada anterior
mente, se puede concebir como una zona donde los conceptos científicos
presentados por los enseñantes interaccionan con los conceptos espontá
neos que ya poseen los niños.
Desde el punto de vista educativo, el aspecto más interesante del desa
rrollo conceptual es la dinámica de cambio en el pensamiento de los niños
cuando se ven expuestos a conceptos científicos. En lugar de estudiar sim
plemente cómo cambian los conceptos del niño con la edad y en qué
momento se hacen indistinguibles de los de los adultos, puede ser intere
sante llevar a cabo un análisis dinámico de lo que ocurre cuando los con
ceptos científicos presentados por los enseñantes empiezan a interaccionar
con los conceptos espontáneos que ya poseen los niños. Este aspecto fue
estudiado por Panofsky, John-Steiner y Blackwell (1990) en su investigación
del razonamiento biológico en alumnos de quinto curso.
Este estudio se llevó a cabo en una pequeña escuela rural de Nuevo
México. La ganadería, la agricultura, la caza y la pesca eran experiencias
comunes para muchos niños de la clase. La composición étnica de la escue
la era de un 75 % de niños hispanos y un 25 % de niños anglosajones. Todos
los niños de quinto curso tenían el inglés como lengua nativa, aunque algu
nos de ellos entendían el castellano. El estudio duró dos meses y se realizó
hacia el final del curso escolar.
Antes de que empezara el estudio, los niños recibieron una enseñanza
explícita de los principios de la clasificación biológica. En particular, la
enseñanza se centró en la distinción entre plantas y animales, entre verte
brados e invertebrados, y entre categorías como mamífero, reptil, anfibio,
ave y pez. También se explicaron las relaciones jerárquicas entre estas cate
gorías. El juego «animal-vegetal-mineral» desempeñó un papel importante
en la enseñanza de las categorías. Para tener éxito en este juego, se debe
tener la capacidad de emplear una estructura jerárquica con categorías que
no se superpongan y la capacidad de manipular esta estructura de una
manera lógica y secuencial.
El estudio en sí incluía dos actividades experimentales: un conjunto de
tareas dedicadas a ordenar conceptos y una tarea consistente en explicar
una película. Se pedía a los niños que llevaran a cabo tres tareas de clasifi
cación, dos en una sesión inicial y otra varias semanas después. En la pri
mera sesión, se daba a los niños un conjunto de 20 imágenes, 6 de plantas y
Piaget, Vygotsky y la revolución cognitlva I 67
14 de animales. Se les pedía que ordenaran las imágenes haciendo dos mon-
tones, que pusieran cada montón en un sobre y que escribieran en el sobre
algo que explicara por qué estos elementos «iban juntos». Durante la segun-
da sesión, se daban a los niños las mismas imágenes pero con siete sobres
vacíos. Se pedía a los niños que ordenaran las imágenes en tantos grupos
como quisieran, aunque nunca menos de tres. Varias semanas después, se
pedía a los niños que ordenaran 23 imágenes de animales en tres grupos
como mínimo. En este grupo había 13 imágenes del grupo original y 10 imá-
genes nuevas.
En la primera tarea, el 82 % de los niños separaron taxonómicamente
las imágenes en las categorías de plantas y animales, y etiquetaron los sobres
en consecuencia. En las tareas segunda y tercera, que exigían un número
mayor de categorías, la agrupación científica fue mucho menos pronuncia-
da: sólo el 19 % de los niños emplearon un enfoque exclusivamente taxo-
nómico para abordar la segunda tarea y un 25 % lo hicieron en la tercera.
En sus clasificaciones, los niños solían emplear una combinación de prin-
cipios espontáneos y científicos. Por ejemplo, uno de los alumnos empleó
las siguientes etiquetas para la agrupación de la tercera tarea: aves, anima-
les acuáticos, insectos, animales cazadores, animales que se cazan. En este
caso, la experiencia cotidiana de la caza, más un poco de conocimiento eco-
lógico, se combinaron con principios taxonómicos. En algunos niños, el
empleo adecuado de categorías taxonómicas coexistía con un mezcla de
niveles de abstracción. En la tercera tarea, uno de los niños clasificó las
imágenes en las categorías siguientes: todos pájaros, todos peces, todos
insectos, todos reptiles, animales con espina dorsal, animales sin espina
dorsal y dos anfibios. Algunas etiquetas taxonómicas se emplearon de una
manera pseudocien tífica, como cuando se aplicó la etiqueta de reptiles a
la rana y a la lombriz de tierra porque «las dos son viscosas». Es evidente
que, en este caso, la característica percibida pudo más que otros criterios
que se podían incluir.
De los resultados de las tareas de clasificación se desprende claramente
que la adquisición de conceptos científicos en los escolares de primaria es
un proceso interactivo complejo. No es un proceso del tipo «todo o nada»
que permite pasar, como un interruptor, de la conceptualización cotidiana
a la científica: es un proceso intrincado que contiene varias etapas interme-
dias, aún más diversificadas por las experiencias culturales específicas de los
niños. De una manera provisional, se pueden identificar los siguientes
aspectos de la adquisición de principios taxonómicos: a) aprender la distin-
ción entre la categorización cotidiana, la ecológica y la taxonómica; b)
68 I Instrumentos psicológicos
El significado de una cosa para una persona surge de las maneras de actuar
de otras personas hacía la primera persona en relación con la cosa... Sus accio
nes actúan para definir la cosa para la persona. Por lo tanto, el ínteraccionismo
simbólico ve los significados como productos sociales, como creaciones que se
forman en —y mediante— las actividades definidoras de las personas cuando
interaccionan (Blumer, 1969, págs. 4-5).
los seres humanos. Entre los instrumentos psicológicos más antiguos men
cionados por Vygotsky se encuentran «fósiles psicológicos» como «echar
suertes, hacer nudos y contar con los dedos» (1978, pág. 127). Echar suer
tes aparece en situaciones donde la incertidumbre de tomar una decisión,
causada por la presencia de dos estímulos contrarios y con la misma fuer
za, se resuelve mediante la aplicación de un estímulo artificial y arbitrario
—echar unos dados— dirigido a los procesos psicológicos del propio suje
to. Hacer nudos ejemplifica la introducción de un procedimiento mnemo-
técnico elemental externo para asegurar la recuperación de información de
la memoria. Contar con los dedos es la adaptación de un «instrumento»
siempre disponible para organizar los procesos mentales superiores que
intervienen en operaciones de aritmética elemental. Más allá de estos «ins
trumentos» primitivos, se encuentra el vasto mundo de los mediadores sim
bólicos de orden superior, que incluyen los lenguajes naturales y artificiales
además de los discursos y los sistemas culturales-simbólicos de diferentes
épocas y naciones. Uno de los principales objetivos de la teoría de Vygotsky
era desarrollar una tipología de procesos mentales superiores que reflejara
la transición histórica de un sistema de instrumentos psicológicos a otro
(Vygotsky y Luria, 1993). A principios de los años treinta, Vygotsky y Luria
llevaron a cabo un estudio empírico de esta transición y de sus consecuen
cias psicológicas en el contexto del cambio cultural en el Asía central sovié
tica (Luria, 1976).
En relación con la mediación de otra persona, Vygotsky propuso dos
enfoques posibles. El primero se expresa en la famosa afirmación de que
«en el desarrollo cultural del niño, cada función aparece dos veces: prime
ro, en el nivel social y, después, en el nivel individual; primero, entreperso
nas (nivel interpsicológico) y, después, dentro del niño (nivel ¿ntrapsicológico)»
(Vygotsky, 1978, pág. 57). Como ilustración, Vygotsky citaba el fenómeno
—observado en primer lugar por J. M. Baldwin e investigado después por
Piaget— de que la capacidad de un niño para tener en cuenta distintos pun
tos de vista en el plano mental depende de las discusiones reales con otros
niños. Más recientemente, este fenómeno ha sido examinado por Doise y
Mugny (1984) y por Tudge (1990).
El segundo enfoque se centra en el papel de la otra persona como me
diadora de significados. Un ejemplo ilustrativo es el desarrollo de la gesti
culación indicadora en el niño. Según Vygotsky, el gesto aparece en primer
lugar como un intento natural de asir un objeto. El movimiento de asir es
interpretado por un adulto como un gesto; por lo tanto, el adulto propor
ciona al niño el significado humano de ese acto natural desde «fuera». En
82 I Instrumentos psicológicos
Intencionalidad/reciprocidad
Trascendencia
Mientras que en el caso del aprendizaje directo sólo cabe esperar que,
de alguna manera, su influencia en la cognición vaya más allá de la tarea
inmediata, en la experiencia mediada el carácter trascendental del aprendi-
zaje se convierte en uno de sus rasgos más destacados. Cualquiera que sea
el tema específico de una MLE, es esta trascendencia hacia algo más lo que
le otorga su cualidad particular. Por ejemplo, alimentar a un niño con un
horario fijo tiene el valor «superficial» de proporcionarle nutrición y, posi-
blemente, enseñarle la habilidad sensoriomotriz de manipular una cuchara;
La experiencia de aprendizaje mediada y los instrumentos psicológicos I 85
Significado
El ejemplo de la Pascua judía, junto con la cuestión de la trascendencia,
nos llevan al tercer criterio, el del significado. Una MLE sólo es posible
cuando el mediador imbuye de significado los estímulos, los sucesos o la
información. Es posible que un niño asista a todo el ceremonial de la Pas-
cua sin obtener ninguna experiencia mediada porque los adultos no con-
ducen la ceremonia de una manera mutuamente significativa. Esto demuestra
que hasta los rituales más ricos pueden perder su valor mediador. Cuan-
do un suceso se convierte en una mera sucesión de actos y comportamien-
tos extraños, vacíos de cualquier connotación intencional o afectiva, la si-
tuación pierde su potencial mediador. Esta es la razón de que la teoría MLE
sea incompatible con determinados principios y prácticas conductistas que
eliminan el significado de la esfera de la modificación y el análisis psico-
lógico.
La intencionalidad, la trascendencia y el significado constituyen los pa-
rámetros básicos y necesarios de cualquier interacción MLE. Otros pará-
metros, como la mediación de una sensación de competencia o de un de-
safío, pueden variar en función de la tarea o de los antecedentes culturales
del individuo. (Véase una lista completa de los parámetros de una MLE en
Feuerstein, 1990.)
86 I Instrumentos psicológicos
La teoría MLE no fue concebida como una teoría psicológica del desa-
rrollo normal, sino que surgió de una multitud de datos clínicos y educati-
vos sobre la conducta y el pensamiento de personas retrasadas (véanse es-
tudios de casos ilustrativos en Feuerstein, Rand y Rynders, 1988). Por esta
razón, el papel de las MLE se definió originalmente mediante ejemplos
negativos, casos donde el rendimiento de un niño era deficiente a causa de
una mediación insuficiente o inexistente.
La ausencia de MLE tiene dos causas principales: una cantidad insufi-
ciente de mediación y unas condiciones que hacen que una cantidad o un
tipo de mediación normales sean insuficientes o inadecuados. La ausencia
de una mediación real es especialmente característica de los casos donde,
tras un examen cuidadoso, se puede descartar que un rendimiento defi-
ciente tenga causas orgánicas o hereditarias. En su forma pura, la falta de
mediación se observa en niños cuyos padres y otros cuidadores no extien-
den su atención más allá de la satisfacción de las necesidades vitales en cada
momento. Los niños son alimentados y vestidos y se les advierte de cual-
quier peligro inminente, pero se quedan sin la experiencia mediada necesa-
ria para formar los requisitos cognitivos que exige el desarrollo de las fun-
ciones psicológicas de nivel superior (véase Sewell y Price, 1991). Como
resultado, los niños crecen con lo que Feuerstein ha llamado una «captación
episódica de la realidad». Las experiencias, aisladas entre sí y vinculadas
únicamente con unos estímulos o refuerzos específicos, permanecen inco-
nexas en la mente del niño. Tras la captación episódica de la realidad se
encuentra un desarrollo incompleto de algunos requisitos del aprendizaje
como la conducta comparativa espontánea, la planificación, el razonamien-
to hipotético, la formación de representaciones y otros procesos cognitivos.
De inmediato puede surgir la cuestión de si el rendimiento insuficiente
que se ha observado se debe en realidad a la falta de MLE o si es el resul-
tado de factores orgánicos y/o ambientales directos. La respuesta a esta pre-
gunta se encuentra en el corpus de investigación dedicada a los métodos
dinámicos de evaluación y de rehabilitación que incluyen la mediación
como componente esencial (Feuerstein, Rand y Hoffman, 1979; Lidz, 1987a;
Haywood y Tzuriel, 1992). Dicho en términos simples, la técnica de eva-
luación dinámica incluye una actividad mediadora intensiva entre el pretest
y el postest. Si esta actividad produce una mejora de rendimiento conside-
rable en comparación con pruebas normales y con una instrucción no
mediada, existirán unas bases amplias para afirmar que la falta de MLE es
La experiencia de aprendizaje mediada y los instrumentos psicológicos I 87
1. Los procesos cognitivos son muy modificables. Por esta razón, la tarea
de evaluar consiste en determinar el grado de modificabilidad en lugar del
nivel manifiesto de rendimiento.
2. La evaluación interactiva que incluye la fase de aprendizaje propor-
ciona una comprensión mejor de la capacidad de aprendizaje del niño que
la ejecución sin ayuda.
La experiencia de aprendizaje mediada y los instrumentos psicológicos I 89