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Lo numinoso en Rudolf Otto – Primera parte

Félix Manco Ramos

¿Cuál es el origen común de las expresiones religiosas? ¿Cómo podemos penetrar en lo sagrado? ¿Lo divino se
comprende racionalmente o se experimenta sentimentalmente? Para entrar en estas discusiones, el filósofo
alemán Rudolf Otto trabajó su libro Lo santo, lo racional y lo irracional en la idea de Dios de 1917, por eso
compartiremos algunas de sus ideas.

Según Otto, existe un gran equívoco dentro de la comprensión de la experiencia de lo sagrado, tanto en la
teología, la filosofía de la religión y la historia de las religiones. El problema reside en considerar lo divino a un
nivel racional, a partir de conceptos abstractos, claros y distintos, sensibles al análisis y la definición,
complementado con un gran conocimiento de fe. Ejemplos de estos son los predicados espíritu, razón, voluntad,
voluntad inteligente, buena voluntad, omnipotencia, unidad sustancial, sabiduría, entre otros, que
corresponden más a componentes personales y racionales del hombre. Tener como predicados esenciales de lo
divino conceptos de este tipo es propio de religiones racionales y que tendrían sus orígenes en la ortodoxia
dogmática del cristianismo. Esta se muestra superior precisamente por este equívoco, pretendiendo tener el
mejor lenguaje sagrado agotando la esencia de la divinidad con predicados racionales e inequívocos; sin
respetar el carácter irracional de dios, ni conservarlo vivo en la emoción religiosa. Así, en la actualidad, la
investigación de mitos y rituales ancestrales de los pueblos primitivos y salvajes está aún llena de
consideraciones surgidas de la racionalización de la idea de lo divino. Se usan conceptos que no son propios de
la esfera de lo religioso y que se extienden a otros campos de las representaciones humanas. Y viven
despreciando el carácter peculiar de la emoción religiosa que aparece en las manifestaciones más primitivas de
lo sagrado.

Sin embargo, este equívoco racionalista no se ha percatado aún que el objeto al cual dirigen sus predicados
racionales es y será algo irracional. En la mística es llamado lo inefable o lo indefinible que no es comprendido
por conceptos abstractos racionales sino de una manera distinta y peculiar. Pues no se trata de un silencio pleno
ya que los místicos y el hermetismo han escrito mucho sobre ella. La diferencia entre racionalismo y religión
profunda no es aquella que acepta o no un suceso milagroso, como se piensa comúnmente, sino en una
“cualidad distinta en el modo y temple o tono sentimental de la religiosidad misma”. Por ello, Otto presenta a lo
santo como categoría explicativa y valorativa de lo inefable o lo que es completamente inaccesible a la
comprensión por conceptos. Lo santo suele aplicarse como un absoluto de la moralidad perfecta, del deber y la
buena voluntad, tal como lo entendió Kant. Pero lo santo no solo significaba eso ya que tenía un excedente de
significación más primitivo que no tomaba en cuenta el aspecto moral o lo bueno. Por eso, Otto propone un
neologismo: lo numinoso, para designar lo santo excluyendo el componente moral y cualquier otro de tipo
racional, y que sería la médula de todas las religiones ya que abarca todos los grados de su evolución emocional.
Lo numinoso, que deriva de numen (dios, divinidad), sería esa categoría explicativa y valorativa que en sentido
estricto no podría definirse ni enseñarse, solo suscitarse, sugerirse o despertarse, tal como los fenómenos del
espíritu. Esta sería esa disposición o temple numinoso del ánimo que domina en las religiones profundas, llenas
de irracionalidad y que se patentizan en las manifestaciones de las religiones primitivas. ¿Qué es y cómo es eso
que llamamos numinoso? ¿Cuáles son sus aspectos? ¿Qué relación tiene con el hombre y los misterios
religiosos? Lo veremos en la segunda parte.

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