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1.

PROBLEMÁTICA URBANA
Colombia recibió el año pasado el premio mundial de demografía como reconocimiento por los esfuerzos realizados
para moderar el crecimiento de la población. Pero todavía registramos una tasa de crecimiento del orden del 1.8 por
ciento anual y para el año 2025 ésta sería del orden del 0.78 por ciento. Con las tasas de crecimiento señaladas, la
población del país llegaría a 54 millones de habitantes en 2025. Esta cifra representa un incremento de 24 millones, a
partir de 1985, cuando contábamos con 30 millones. 2o. La población urbana: Pero el aspecto más destacado de ese
proceso consiste en la concentración de la población en el área urbana. En efecto, de 19.6 millones de habitantes
que vivían en cabeceras municipales en 1985, se pasaría en 2025 a 42 millones, con un incremento de 22.4 millones.
Bien vale la pena examinar las consecuencias de ese aumento.

Por: JORGE RAMIREZ OCAMPO 06 de agosto 1990 , 12:00 a.m. El tiempo

Sea lo primero señalar que, si continúan las tendencias actuales, la mayor parte de ese incremento se concentrará en
30 ciudades. Más aún, la absorción de 22.4 millones de habitantes implicaría la urbanización de cerca de 200.000 ha.
de las tierras agrícolas mejor ubicadas y de más alta calidad que posee el país.

Si no se corrige esa tendencia, los desplazamientos en transporte público ocuparían la mayor parte de las horas
útiles de muchos colombianos (hoy en Bogotá hay trabajadores que pasan hasta seis horas diarias sentados en un
bus). El crecimiento anárquico actual de nuestras ciudades tiene un severo impacto sobre la calidad de vida y la
estructura social. Hay zonas como las comunas de Medellín, los barrios del suroriente de Bogotá, o el Distrito de
Aguablanca de Cali, que se han constituido en semilleros de sicarios o de pandillas de delincuentes.

Es, pues, necesario adoptar un concepto diferente de desarrollo urbano. Este implicaría la construcción de ciudades
menos extensas, en las cuales los lugares de trabajo, recreación, estudio, etc. se ubicarían más cerca de los lugares
de residencia. Esta política permitiría mejorar la calidad de la vida y acomodar los cinco millones de nuevas familias
urbanas que deberá absorber el país hasta el año 2025, en 55.000 ha., en lugar de las 200.000 ha. que se requirirían
con el modelo actual. En esta materia, las decisiones no pueden esperar. Se requiere una política integral a nivel
nacional. Pero es igualmente urgente que cada una de nuestras municipalidades tome conciencia de la urgencia de
ordenar su propio espacio urbano. De otra parte, el fortalecimiento de las políticas de descentralización, que permitan
ofrecer alternativas atractivas a quienes desarrollen su actividad laboral en centros urbanos más pequeños, tendrá un
efecto saludable para reducir la migración hacia las ciudades grandes. 3o. Los servicios públicos: Un grave problema
complementario es el de la provisión de servicios públicos. Es bien conocida la tesis expuesta por el ex presidente
Alfonso López Michelsen en el primer foro del Proyecto Colombia Siglo XXI, conforme a la cual, el principal origen del
endeudamiento masivo de los países en desarrollo fue la financiación de servicios públicos. Pues bien, la absorción
de 22.4 millones de nuevos habitantes urbanos, junto con la mejora indispensable de los servicios actuales,
requerirían, si se utiliza la tecnología disponible, inversiones del orden de los 100.000 millones de dólares, cifra que
implica un inmenso esfuerzo de financiación y ahorro interno.

4o. Riesgo ecológico: El proceso analizado arriba, tendrá inevitables efectos sobre el medio ambiente.

a) El agua: Actualmente las cuencas hidrográficas están seriamente amenazadas por la deforestación, la cual hace
que la disponibilidad del líquido para algunas ciudades empiece a ser insuficiente. Pero el problema adquirirá
proporciones considerables, a menos que se adopten programas que permitan el reciclaje de las aguas residuales.

Es igualmente preocupante el actual nivel de contaminación de las aguas, a consecuencia del vertimiento
incontrolado de residuos industriales y aguas negras. En Colombia, en la actualidad solo dos ciudades están
aplicando políticas de alguna trascendencia en el tratamiento de aguas residuales. El país está en mora de iniciar un
programa intenso de tratamiento de aguas residuales, con el objeto de recuperar el tiempo perdido y de prepararse
para la absorción de la nueva población urbana.

b) Las basuras: Actualmente la producción anual per cápita de basuras de un habitante urbano se acerca a los 800
kgr. A ese ritmo, generaríamos, en el primer cuarto del Siglo XXI, 30 millones de toneladas anuales de basura. Los
países desarrollados han adoptado fórmulas de tratamiento tales como el reciclaje, los rellenos sanitarios y la
industrialización. En Colombia el reciclaje se ha convertido en una actividad de los trabajadores informales. Pero los
programas de relleno sanitario son ciertamente rudimentarios y no hay iniciativas significativas de industrialización.

c) El aire: El problema de la contaminación del aire y de nuestra contribución al efecto invernadero es igualmente
serio y requiere la iniciación pronta de acciones decisivas.

5o. Agenda para el siglo XXI: Esta visión rápida de algunas de las grandes tendencias que afectarán la vida urbana
colombiana exige que nuestras autoridades, empresarios y comunidades asuman una actitud de responsabilidad
constructiva, para contribuir a que la vida colombiana en el siglo XXI sea más amable y que nuestras ciudades no se
conviertan en un infierno para nuestros nietos.
2. Crecimiento urbano en Colombia: alcances y restricciones

Publicado el Martes, 14 Noviembre 2017, en Noticias


uel Cárdenas, director
Miguel Ángel Cárdenas Contreras, director de Geoestadística del DANE, en su análisis sobre crecimiento urbano en
Colombia, resaltó que en los últimos 20 años la población en las cabeceras municipales se ha incrementado en un
37,2% y la proporción en relación al total municipal pasó del 71,3% al 76,7%.
Según Cárdenas los mayores incrementos de población en cabeceras, en el periodo 1997 – 2017 se presentaron en
Bogotá D.C., Antioquia, Valle del Cauca, Cundinamarca y Atlántico. “En relación a las tasas de crecimiento, las más
altas se presentaron en Vichada (120,7%), La Guajira (108,2%), Casanare (94,7%), Vaupés (88,7%) y Guaviare
(87,5%)”.

Región Pacífico Occidente (Cali)


En cuanto a la Región Pacífico Occidente, el director de Geoestadística manifestó que la mayor densidad de obras en
el área metropolitana de Cali para el año 2016 se presentó en la capital del Valle del Cauca con el 58,76%, es decir,
que “la relación entre la tasa de consumo de suelo y la de crecimiento de la población permite identificar dinámicas de
crecimiento o densificación urbana”, expresó el servidor público.
Por otra parte, resaltó que el consumo de suelo y la aglomeración urbana en los municipios de Cali, Jamundí y
Yumbo (2003 -2015) fue mayor en relación al crecimiento de la población. “La variación en el número de manzanas en
cabeceras y centros poblados, entre 2005 y 2016, fue del 36% a nivel nacional y del 12,8% para la ciudad de Cali",
sostuvo el funcionario.

Región Centro Oriente (Medellín)


En cuanto a esta región del país, en el trimestre abril – junio de 2017, la variación anual registrada fue de 3,2%, es
decir, que existe un mayor desarrollo de obras en el área metropolitana de Medellín de 10,9% y el área urbana de la
capital antioqueña de 31,1%, según los datos del DANE.
En lo referido al consumo de suelo y a la aglomeración urbana (2003 -2015), en Medellín, Itagüí y Girardota el
crecimiento de la población es mayor en relación al consumo de suelo y “a la variación en el número de manzanas en
cabeceras y centros poblados, entre 2005 y 2016, fue del 36% a nivel nacional y del 15,9% para la capital de Antioquia”,
dijo Cárdenas.
Región Norte (Barranquilla)
Mediante el análisis de imágenes de satélite se identifican y cuantifican las áreas de construcción presentes entre dos
periodos de tiempo específico; estos valores permiten generar tasas de consumo de suelo y de crecimiento de la
población.
El consumo de suelo y aglomeración urbana en Puerto Colombia, Santo Tomás y Ponedera (2003 -2015) presentó un
alto índice, donde el consumo del suelo es mayor en relación al crecimiento de la población, reveló la fuente del
DANE. “La variación en el número de manzanas en cabeceras y centros poblados, entre 2005 y 2016, fue del 36% a
nivel nacional y del 8,9% para la ciudad de Barranquilla”, agregó.
Finalmente, expresó que del total del área rural dispersa censada, el 56,7% correspondió a bosques naturales, 38,6%
a uso agropecuario, 2,2% a uso no agropecuario y 2,5% a otros usos, esto hace referencia a las (3) tres regiones
trabajadas en los Foros.
3. Crecimiento urbano, ¿cómo está Bogotá? sábado, 3 de febrero de 2018

Sandra Berthelot

¿Cómo el crecimiento económico puede acompañar el crecimiento urbano de calidad? Estudio de caso de Bogotá,
desafíos y oportunidades.

Según el último reporte “RED 2017: Crecimiento urbano y acceso a oportunidades: un desafío para América Latina”
de la CAF, Banco de desarrollo de América Latina, las ciudades latinoamericanas se encuentran en período de
desafíos económicos, políticos y sociales.

Las economías, cada vez mas significativas, acompañan el desarrollo económico pero también el crecimiento urbano
que constituye un reto. Este reto, que el RED 2017 conceptualiza con el término de accesibilidad, es particularmente
importante en América Latina, pues se trata de la segunda región más urbanizada del mundo después de América
del Norte y la de mayor crecimiento de la población urbana en las últimas décadas.

Las políticas públicas se enfocan en el acceso a oportunidades. El objetivo es analizar cuáles son los elementos que
explican este fenómeno y cómo mejorar el crecimiento urbano.

Los desafíos cuantitativos

Una de las características fundamentales de la vivienda es decir que la cantidad de vivienda que se consume
aumenta cuando se incrementan los ingresos económicos.

Se trata, por tanto, de una razón por la cual es esperable que el desarrollo económico venga acompañado de
ciudades más extensas y menos densamente poblabas.

Esta relación entre cantidad de vivienda consumida e ingresos también se observa en los datos transversales de la
CAF 2016. Esta ley no se aplica a Bogotá.

Dicha relación, a nivel de hogar por ciudad, muestra que en todos los casos la correlación es positiva. En promedio,
para la región, un aumento de 10% en los ingresos del jefe de hogar se asocia a un incremento de 2% en el metraje
por persona de la vivienda. Pero existen importantes diferencias entre ciudades.

Ciudad de México, Fortaleza y Quito presentan la relación más estrecha entre estas variables: un aumento de 10%
en los ingresos se corresponde con incrementos de alrededor de entre 3% y 4% en el metraje por persona.

En el otro extremo, para Bogotá y Caracas no hay correlación (el consumo de espacio no se mueve con el ingreso).

Los déficits cualitativos

Una manera tradicional de evaluar el desempeño del sector de la vivienda es estimar el porcentaje de hogares que
habitan unidades “deficitarias”. Este enfoque responde a la noción de que hay ciertos criterios mínimos de calidad
que constituyen una vivienda “digna” y cualquier construcción que no alcanza tales estándares es deficitaria.

Realizar un ejercicio de esta naturaleza requiere, primero, definir el conjunto de atributos que se tendrán en cuenta
para evaluar la calidad habitacional.

Las mediciones existentes resaltan la importancia de la calidad de los materiales de construcción, la relación entre la
cantidad de habitaciones y el número de miembros del hogar, la conexión a servicios básicos (agua, electricidad, red
cloacal) y la seguridad.

En segundo lugar es preciso establecer los umbrales de suficiencia de cada uno de estos atributos: qué materiales de
construcción son deficitarios, cuántas habitaciones debe tener la vivienda, qué constituye una tenencia segura, etc.

Esta metodología permite calcular el déficit habitacional cualitativo en una población como la tasa de hogares que
viven en unidades deficientes.

Las tasas de déficit habitacional no son uniformes en el sistema de ciudades al interior de un país. Los datos de
Colombia permiten observar la relación negativa entre el tamaño de la ciudad y el porcentaje de viviendas que sufren
déficit cualitativo.

Las ciudades más pequeñas tienen una fracción más alta de familias habitando unidades de calidad insuficiente. Esto
podría estar asociado a una peor provisión de servicios públicos en las ciudades secundarias, lo que a su vez podría
constituirse en un factor de empuje migratorio hacia las urbes más grandes.
Entre los desafíos cuantitativos y cualitativos se encuentran los retos de los transportes. El crecimiento urbano
aumenta el uso diario del transporte de los latinoamericanos: ciudades más amplias, distancias más elevadas
implican un tiempo elevado en los transportes.

La ciudad de Bogotá, comparada con las 11 ciudades de América Latina tiene el tiempo de viaje en el transporte
público mas elevado. Mejorar la calidad del transporte público es un objetivo prioritario de las políticas públicas
urbanas.

Observamos que todas las capitales latinoamericanas enfrentan las mismas problemáticas: densidad poblacional
fuerte, movilidad urbana alta, infraestructura inequitativa. Las políticas públicas tienen sin duda un impacto
significativo sobre la calidad de una ciudad.

Este informe económico muestra como se pueden resolver los objetivos de crecimiento económico como tal urbano
con una buena gestión metropolitana.

Los desafíos para Bogotá son muy claros. Bogotá tiene retos importantes pero ya empezó su transformación positiva
; Bogotá sostenible, Bogotá segura, Bogotá humana. Las oportunidades se focalizan hoy en las transiciones
energéticas y sostenibles, en lo que Bogotá necesita enfocarse.

El análisis del “cost-benefit” está clara : la prioridad está en el bienestar de los hogares, priorizar el espacio, invertir
en transporte seguro, rápido y limpio; estos contribuirán a una inversión financiera y del capital humano, que vuelva
en un valor agregado necesario para el crecimiento económico a largo plazo.
https://www.larepublica.co/analisis/sandra-berthelot-539161/crecimiento-urbano-como-esta-bogota-2595607

A corregir el crecimiento de las ciudades


Bogotá
12 Oct 2016 - 10:16 PM
En las próximas décadas, la ciudad duplicaría su área construida. La situación plantea retos técnicos y la necesidad
de crear consenso político sobre la forma adecuada de crecimiento urbano.
Bogotá está creciendo mal. Al igual que la mayoría de ciudades del mundo, se está urbanizando en desorden. Esa
fue una de las conclusiones del taller, en la mañana inaugural de la Cumbre Mundial de Líderes Locales y
Regionales, que reunió al alcalde Enrique Peñalosa con tres expertos mundiales en crecimiento urbano. Y aunque se
habló de la problemática global, en muchos puntos se evidenció que los retos no son ni ajenos ni particulares, sino
compartidos con la ciudad.
Actualmente, la Bogotá metropolitana tiene 2,6 millones de viviendas. Los cálculos del alcalde apuntan a que en 40
años se necesitarán casi el doble. El problema no es exclusivo. De hecho, Philipp Rode, investigador y consultor
internacional que dirige proyectos en gobernanza urbana, catalogó la urbanización de las ciudades como el gran reto
del mundo, junto al cambio climático. Y es que el cálculo apunta a que mientras en Bogotá se duplicará, en el
planeta, en tres décadas, se triplicará el espacio urbano construido. Una proyección que traerá consigo desafíos
sociales, ambientales y, entre otros, para los esquemas de transporte público. “El crecimiento debe ser compacto,
conectado y coordinado”, esa es la fórmula guía que propone Rode.
Ante ese panorama, Joan Clos, director de Hábitat de Naciones Unidas y exalcalde de Barcelona, cerró las
exposiciones haciendo un llamado de atención “sobre el mal direccionamiento de la urbanización en el mundo. Y
sobre la necesidad de un cambio radical en el paradigma urbanizador. El de hoy no es ambientalmente sostenible ni
asequible, y fomenta las desigualdades urbanas que añaden tensiones a la convivencia en las ciudades. Es
necesario, además, revisar el diseño urbano, la segregación y la proliferación de barrios de ricos y de pobres. El
modelo de ciudad actual es el de una especializada en territorios de castas sociales y no en la convivencia y la
diversidad”.
Clos también adelantó detalles del informe que presentará la semana entrante en Hábitat III, la conferencia que se
adelantará la próxima semana en Quito y que él dirigirá. El documento indica que la población mundial se va a doblar
en los próximos 30 años, pero la gran urbanización va a suceder en los países en vía de desarrollo. Un panorama
que pinta preocupante ante hechos como que el crecimiento de las áreas construidas es más grande que el
demográfico. Lo que pone en riesgo, por ejemplo, las zonas agrícolas circundantes a las urbes. Es decir, ese
crecimiento desordenado transforma el suelo fértil en urbanizable.
Frenar ese tipo de expansión es el reto de Bogotá. La ciudad está bastante densificada: 8,5 veces más que Los
Ángeles y 3,2 más que São Paulo. Por eso necesita nuevas direcciones hacia dónde crecer. En ese sentido, el
alcalde Peñalosa expuso el proyecto más ambicioso de su administración: Ciudad Paz, que contempla la
urbanización en cuatro zonas: en las laderas del río; en Mosquera; en Bosa y Soacha, y en el norte. En total, se
construirían alrededor de un millón y medio de viviendas. Insuficientes aún ante los cálculos del alcalde.
Pero las iniciativas apenas están en el papel. El único que ha empezado a enrutarse ha sido Ciudad Lagos de Torca,
la primera fase de Ciudad Norte, que, como explicó El Espectador, el Distrito tiene listo el proyecto de acuerdo que
reglamenta la urbanización del borde norte de la ciudad y que contempla que la financiación de vías y de servicios
públicos correrá por cuenta de los constructores, que aportarían $3,5 billones.
Sin embargo, más allá de los debates técnicos, hay un obstáculo mayor para implementar los nuevos modelos de
crecimiento: la falta de consensos políticos. De ello también es muestra Bogotá, donde las últimas administraciones,
enfrentadas en la arena política, chocan en muchas de sus visiones de desarrollo.
Por ejemplo, mientras la apuesta para el crecimiento urbano del exalcalde Gustavo Petro era la densificación de las
áreas ya construidas y cercanas a las zonas comercialmente activas, la de Peñalosa ha sido la expansión sobre
tierras que hasta hoy han tenido otro destino.
Para Peter Calthorpe, pionero en crecimiento urbano sostenible y cofundador del Congreso de Nuevo Urbanismo,
esa es una situación recurrente en el mundo. “Muchas cosas se saben, como la importancia de la recuperación de las
laderas de los ríos o que el crecimiento de las ciudades permita espacios sociales, pero no se implementan por
problemas políticos. Es necesario lograr consensos sobre las formas de crecimiento: políticas de uso de suelos, de
calidad del aire o uso del agua”.
Y Clos va sobre el mismo punto: “Hay que crear alianzas entre grupos sociales, a veces con intereses opuestos,
mediante el diálogo. Y convencer, no imponer por decreto ni por vía de la tecnocracia”. Otro desafío para esta
administración, cuyas propuestas han sido controvertidas por sectores diversos, desde ambientalistas hasta políticos.
El llamado en cuanto al crecimiento urbano fue entonces no sólo a crear modelos ajustados a los nuevos tiempos,
sino a lograr unión entorno a ellos y su pertinencia.
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