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TEMA 3.

EL TEATRO: LA TRAGEDIA Y LA
COMEDIA

LA TRAGEDIA
ORIGEN, EVOLUCIÓN Y ESTRUCTURA
La tragedia es una creación genuinamente ateniense. Fue en Atenas donde se celebraron por vez
primera representaciones teatrales. La tragedia está ligada a los ritos religiosos: en el marco de las
fiestas consagradas al dios Dioniso (las Leneas y las Grandes Dionisias), se llevaban a cabo cada
año concursos en los que participaban los mejores poetas del momento; las obras, una vez
representadas, eran sometidas al veredicto de un jurado, siendo premiada la obra que más votos
recibiese. Los gastos que acarreaban estos certámenes eran sufragados por ciudadanos con recursos
(coregos).
Parece que el origen de la tragedia está en una evolución de la lírica coral. A partir de ciertos
coros se fueron desgajando intérpretes que pasaron a representar la acción y a dialogar entre sí. Así
llegamos al núcleo estructural de la tragedia: alternancia de cantos de un coro con episodios
recitados por actores.
Toda tragedia consta de una serie fija de unidades: comienza con el prólogo, recitado
generalmente por un actor, que trataba de situar al espectador en los antecedentes de la acción; a
continuación entra el coro (párodo), cantando y ejecutando una danza; posteriormente se van
alternando los episodios recitados por actores con los cantos del coro (estásimos); tras el último
estásimo tiene lugar la escena final en la que sale el coro (éxodo). También existen fórmulas mixtas,
como el diálogo lírico entre coro y actores o el canto por parte de un actor.
En el desarrollo de la acción hay, por otra parte, escenas típicas: el agón (lucha),
enfrentamiento entre personajes, que suele ser el momento de mayor tensión dramática y el relato
del mensajero, en el que se cuentan los hechos acaecidos fuera de escena.
Los temas de la tragedia proceden del mito, de los antiguos ciclos legendarios (troyano, tebano,
etc) y a través de ellos se ponen en escena los grandes problemas del hombre (el destino, la
libertad, la justicia, el amor …). De ahí se desprende la función de catarsis, purificación, que tenía
la tragedia. Toda tragedia gira en torno a un héroe: se trata de un personaje inmerso en una
situación extrema, angustiosa, que se ve abocado a la toma de una decisión que repercutirá de forma
negativa sobre sí mismo. Sólo a través del sufrimiento se producirá la solución del conflicto.
El número de actores fue variando con el tiempo: se empezó
con uno solo; Esquilo introdujo el segundo; y Sófocles, el
tercero. Además existía el corifeo, que actuaba como portavoz
del coro dialogando con los actores. Hay que advertir que los
actores, sólo hombres, podían representar varios papeles con un
cambio de máscara. Su lugar en el teatro era el proscenio,
mientras que el coro se situaba en la orquestra
ESQUILO, SÓFOCLES Y EURÍPIDES.
Los tres autores de los que nos han llegado tragedias completas desarrollaron su obra en el siglo
V a.C. , el siglo de oro de la Atenas de Pericles. Aunque sabemos que cada uno escribió en torno a
un centenar de obras, de Esquilo conservamos siete tragedias; de Sófocles, otras siete y de
Eurípides, más afortunado, dieciocho.
ESQUILO vivió entre 525 y 458 a.C. Pertenece, pues, a las primeras generaciones de autores
dramáticos y su obra contiene rasgos primitivos del género; pero es él quien prepara el camino para
sus sucesores. Por lo que respecta a la organización argumental, Esquilo desarrolla el argumento a
lo largo de tres obras: la trilogía ligada. Tenemos una muestra de esta fórmula en la Orestíada
(compuesta por las tragedias Agamenón, Coéforas y Euménides), en la que el poeta pone en escena
el regreso del rey Agamenón a Micenas, procedente de Troya, su asesinato a manos de su esposa
Clitemnestra y el amante de ésta, y la venganza de su hijo Orestes, que mata, por su parte, a los
asesinos de su padre. En la tragedia esquilea predominan los cantos corales sobre la acción
dramática (recordemos que emplea sólo dos actores). Los temas están tratados desde un enfoque
eminentemente religioso. Es central, como en toda la tragedia, el tema de la Justicia y su relación
con el Destino. El destino es lo que está reservado al hombre y, cuando el hombre intenta ir más allá
de lo que le está permitido, incurre en ὕβρις (la soberbia) y acarrea inevitablemente el castigo de los
dioses.En contrapartida, Esquilo propone la σοφρωσύνη (la prudencia, la sensatez) como ideal de
vida.

SÓFOCLES (496-406 a.C.) es el autor al que se le adjudica tradicionalmente la perfección en la


tragedia; es también el prototipo de ciudadano ateniense de la época de Pericles: comprometido con
su ciudad, participó en los asuntos públicos desempeñando importantes cargos políticos. Su
producción representa innovaciones con respecto a la de Esquilo: abandona la trilogía, lo que
supone una mayor densidad argumental, e introduce un tercer actor, hecho que amplía
considerablemente las posibilidades dramáticas. Sin embargo, la creación sofoclea más
representativa es la figura del héroe trágico: sus protagonistas (Edipo, Antígona, etc), como
personajes ideales, encarnan la grandeza y la miseria del género humano dentro del respeto a la
voluntad divina. Es Sófocles también un hombre religioso cercano a una ideología de carácter
tradicional. Entre sus obras podemos destacar Edipo rey y Antígona

EURÍPIDES (480-406 a.C.) fue un personaje singular de su época: manifestó un gran interés por
las nuevas ideas que surgieron en la Atenas ilustrada de Pericles. Esto le valió un cierto
menosprecio de su obra entre sus conciudadanos: sus tragedias, alejadas de los planteamientos
tradicionales, no eran bien acogidas y fueron objeto de la crítica de los sectores más conservadores
de la ciudad. Sin embargo, para la posteridad gozó de un aprecio mayor que el de los otros dos
poetas trágicos.
En sus tragedias aparece una nueva concepción del héroe: a diferencia de los
solemnes héroes sofocleos, los personajes de Eurípides presentan un perfil más
humano y son víctimas de sus sentimientos y sus pasiones: Medea es una mujer
trastornada por los celos, Fedra cae víctima de una pasión incestuosa hacia su hijastro.
Además Eurípides dio a la mujer un gran protagonismo. Las suyas son grandes
heroínas trágicas con papeles comparables a los de sus héroes masculinos: Medea, Fedra, Alcestis y
Electra.
LA COMEDIA
Ya en la antigüedad se distinguieron dos etapas creativas de la comedia: la Comedia Antigua,
cuyo principal representante fue Aristófanes, y la Comedia Nueva, dentro ya de la época
helenística, con Menandro como principal creador.

LA COMEDIA ANTIGUA: ARISTÓFANES.


Al igual que la tragedia, se trata de un género típicamente ateniense: la comedia, con su crítica
política y su libertad expresiva, sólo puede entenderse en el marco democrático de la Atenas del
siglo V a.C.
Formalmente, la comedia es similar a la tragedia: episodios entre actores alternados con cantos y
danzas del coro. Una parte exclusiva de la comedia es la parábasis, especie de entreacto, a cargo del
corifeo y del coro, en el que el poeta dirige al público un comentario de actualidad ajeno al
argumento de la pieza: crítica de costumbres, invectivas contra personajes del momento, etc.
Sin embargo, el enfoque temático de la comedia es completamente diferente del de la tragedia. Se
encarga de ello el héroe cómico. No es, como el héroe trágico, un personaje
destacado de la comunidad, sino que se trata de un hombre del pueblo que se
enfrenta a antagonistas superiores a él, a los que vence valiéndose de tretas
disparatadas o de recursos fantásticos. Al final el triunfo cómico se concreta en
una escena de fiesta que proporciona felicidad al espectador. El resultado es otra
forma de enseñanza para los ciudadanos: bajo la máscara de la comedia se critica
el abuso, el fraude, la injusticia, el belicismo, actitudes crecientes en la Atenas de
finales del siglo V a.C. El éxito lo garantiza la mezcla idónea de parodia y
seriedad.
La comicidad se consigue por medios muy variados. El propio enfrentamiento entre el héroe, con
sus artimañas, y sus rivales es ahora motivo de risa. Un elemento cómico omnipresente es el chiste
sexual, a menudo en su vertiente más grosera y siempre desde la más absoluta libertad expresiva.

ARISTÓFANES
Nacido en Atenas en el 445 a.C., sus obras nos presentan a un autor profundamente vinculado con
la vida literaria y política de su época. De talante conservador, fue defensor de los viejos ideales y
enemigo de la sofística. Sócrates y Eurípides fueron frecuentes objetivos de sus ridiculizaciones. A
veces ha sido considerado un reaccionario, pero en sus obras late el pacifismo y una honda
preocupación por sus conciudadanos.
La comicidad de Aristófanes deriva no tanto de las situaciones como del uso de la lengua,
verdadero vehículo de su humor: abundan los juegos de palabras, el doble sentido de los nombres
inventados, la invención de compuestos. Es un maestro de la combinación de los chistes obscenos y
chocarreros con un lenguaje poético elevado.
Nos han llegado un total de once comedias suyas, de las que las más importantes y conocidas
pertenecen al periodo de la guerra del Peloponeso (comedias políticas), en las que critica los
efectos del conflicto y a los políticos que lo provocaron: Los caballeros, Los arcanienses, La paz y
Lisístrata (en la que las mujeres proponen una huelga de sexo para acabar con la guerra).
En otras se trata el tema de la diferencia entre los viejos y la generación joven (Las avispas). En
otras se trata de poesía y literatura, criticándose a Eurípides (Tesmoforias y Las ranas), e incluso se
anuncia la llegada de la Comedia Nueva (Las Asambleístas y Pluto), donde el elemento imaginario
se vuelve más importante.

MENANDRO Y LA COMEDIA NUEVA.


Con Menandro (342-292 a.C.), que vive en una época muy diferente a la de Aristófanes, se inicia
la denominada Comedia Nueva, con nuevos intereses y nuevos temas:
La vida política había reducido su actividad en los tiempos de este autor, de ahí que
los temas políticos interesaran poco al público. Tampoco era posible ya, debido a la
reciente censura, la libertad de expresión de los tiempos de Aristófanes. Como
consecuencia de todo ello, la nueva comedia abandona la sátira política e inicia las
comedias de entretenimiento y de evasión de la realidad. Las obras tienen ahora un
marcado carácter romántico, con una complicadísima trama de encuentros
inesperados y equívocos que desemboca al fina en el reconocimiento feliz de los
personajes.
Se crean también unos nuevos prototipos como el adulador, el misántropo, el misógino, el
esclavo astuto,... Estos prototipos serán incorporados a la literatura latina por medio de los autores
de comedias Plauto y Terencio.
En el plano formal, la Comedia Nueva altera la estructura básica de la comedia al eliminar la
parábasis y reducir al mínimo la importancia del coro y consolidó un tipo de prólogo explicativo,
expuesto por un personaje (muchas veces un dios) que luego ya no volvía a aparecer en la obra.
Casi la totalidad de las obras de Menandro se perdió ya en la Antigüedad y sólo en pleno siglo XX
se han recuperado, gracias a los hallazgos en papiros, fragmentos de algunas obras. Sólo nos ha
llegado una obra completa, El misántropo (también conocida bajo el título de El díscolo) cuyo
argumento constituye casi un topos literario: el viejo cascarrabias que no desea tener contacto con
nadie.

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