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Abogacía.

Trabajo Práctico Nº 1.

Módulo: Derech de Familia.

Tema: La familia.

Docente Responsable: Maciel, Gladis.

Alumna Responsable del Trabajo: Guerreño, Tamara Noelia.

Año lectivo: 2020.

Marzo- 2020

Eldorado –Misiones.
Consignas.

1) Incidencia del nuevo Código Civil y Comercial en las instituciones familiares.


2) Nueva concepción de familia y formas familiares.
3) Regulación de las uniones convivenciales.
4) Priorización de la solidaridad y responsabilidad familiar sobre el concepto de autoridad
familiar.
5) El afecto como concepto jurídico. Brevemente explique a que refiere este concepto. Esta
tendencia ¿fue incorporada en el articulado del Código Civil y Comercial? A su criterio
¿hay identificación del "afecto" en sus articulados, que otorgue eficacia a este tipo de
relaciones familiares? De ser su respuesta afirmativa mencione en que articulo y/o
artículos se menciona esta relación, transcriba en su caso la parte pertinente entre
comillas.
6) En el Código Civil y Comercial, en la regulación de las relaciones de familia ¿qué busca
proteger?
7) Cuál ha sido la postura constitucional de la noción de familia, adoptada por Argentina.
8) Mencione artículo de la Constitución que refiere a la familia e identifique
transcribiendo entre comillas la parte pertinente.

Desarrollo.

1. Las instituciones fundamentales del derecho de familia han estado siempre reguladas en
el Código Civil. El Código Civil original contenía un modelo de familia patriarcal,
basado en el matrimonio indisoluble, la incapacidad de la mujer casada, la patria
potestad ejercida por el padre y la supremacía de la familia matrimonial. En este
régimen la patria potestad la ejercía el padre, los hijos matrimoniales tenían más
derechos que los extramatrimoniales, la mujer era una incapaz relativa, las uniones de
hecho carecían de reconocimiento y no existía ninguna mención a las uniones entre
personas de igual sexo. El derecho de familia argentino se ha reformado profundamente
en los últimos años. Las leyes de: divorcio vincular (ley 23.515), patria potestad
compartida (ley 23.264), protección de los niños, niñas y adolescentes (ley 26.061),
protección integral de la mujer (ley 26.485), matrimonio entre personas del mismo sexo
(ley 26.618), muerte digna (ley 26.742) e identidad de género (ley 26.743), han
transformado radicalmente este derecho, en gran medida porque la sociedad ha
cambiado y también han cambiado los valores éticos que la sustentan.

Principales reformas:

 La familia fundada en el matrimonio indisoluble ha dejado su lugar a múltiples formas


de familia.

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 No privilegia una forma determinada de familia, sino que, además de la familia
tradicional matrimonial, agrega la regulación de formas familiares actuales, como las
uniones convivenciales y las familias ensambladas.
 A partir de la sanción del divorcio vincular se da igual jerarquía a la familia matrimonial
y a la extramatrimonial.
 La mujer tiene plena igualdad con el hombre y la responsabilidad parental se ejerce en
forma conjunta.
 La diversidad sexual ha dejado de ser un requisito para la celebración del matrimonio a
partir del año 2010 en que se admite el matrimonio homosexual.
 Aparta completamente el componente heterosexual en la confirmación de la familia, no
solo en cuanto a la indiferencia del sexo al regular los efectos delas parejas, sino también
en la regulación de la determinación de la filiación fundada en las Técnicas de
Reproducción Humana Asistida.

2. Existen muchas clases de familia o de vida familiar entre las cuales podemos mencionar
la familia monoparental, la familia biparental, la familia anaparental, la familia
heterosexual, la familia homosexual, la familia por afinidad, la familia nuclear, la
familia matrimonial, la familia extramatrimonial, familia unida, familia desunida,
familia recompuesta también denominada familia ensamblada, la familia de origen, la
familia extendida, la familia de adopción.

Las diferentes clases de familia pueden ser clasificadas según:

 Orientación sexual de sus miembros: en este sentido la familia puede ser dividida en
familia homosexual y heterosexual. La diferencia fundamental entre ambas es que en las
segundas sus miembros pueden en principio concebir entre sí, mientras que las segundas
quienes la conforman no pueden entre sí dar origen a un hijo sin auxilio de una tercera
persona.
 El origen del vínculo en la pareja: teniendo en cuenta este aspecto, las familias puede
ser diferenciadas en familia matrimonial y familia extramatrimonial (uniones
convivenciales). La diferencia entre ambas radica que en la primera el cónyuge tiene
derechos sucesorios, mientras que en la segunda el conviviente carece de ellos.
 El origen del vínculo entre sus miembros:conforme a este criterio, la familia puede ser
separadas en familia personal y familia por afinidad, la primera es la derivada del
parentesco de sangre o de técnicas de fecundación, la segunda del parentesco por
afinidad que surge del casamiento. La diferencia más importante entre ambas radica en
que la primera genera derechos sucesorios mientras que la familia por afinidad no
otorga derecho sucesorio alguno.
 El origen de la relación filial: en este aspecto se puede dividir la familia en: familia de
origen o familia adoptiva. La primera es aquella donde el niño nace, mientras que la

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segunda es la que surge del vínculo jurídico de la adopción, la diferencia fundamental
entre ambas familias están dados por el alcance del derecho sucesorio entre sus
miembros, art. 2342 del CCyCN y el derecho de alimentos.
 La cantidad de padres que conviven con el niño: de acuerdo a este criterio las familias
pueden ser clasificadas en familia monoparental y familia biparental. La diferencia entre
ambas es que en la primera los niños conviven con un solo progenitor y en la segunda lo
hacen con ambos en forma conjunta.
 El número de uniones entre sus miembros: en este aspecto podemos diferenciar la
familia que proviene de primeras uniones a la familia que deriva de segundas uniones.
Esta última surge cuando alguno de sus miembros o ambos han tenido un matrimonio o
una unión convivencial anterior en la cual han nacido hijos. A esta familia se la conoce
como familia ensamblada o familia recompuesta. La diferencia principal de ésta con la
familia de unión única, radica en que las responsabilidades y los derechos derivados de
la responsabilidad parental frente a los hijos por afinidad son menores que los derechos
y deberes derivados de la responsabilidad parental de los hijos comunes.
 El número de miembros: en base a este criterio podemos dividir la familia en familia
nuclear, anaparental y familia extendida, la primera es la compuesta por la pareja y sus
hijos, en la segunda no hay padres y en la tercera la componen todos los miembros que
se encuentran unidos por lazos parentales. Las diferencias entre ambas son sustanciales
pero la principal es que la familia nuclear recibe más protección y reconocimiento que
la familia extendida. Cabe señalar que en la familia anaparental no existen progenitores
convivientes, como por ejemplo, la familia de hermanos.

3. Uniones convivenciales:

Tradicionalmente la doctrina ha denominado a este tipo de uniones como concubinato. También


se la ha denominado "unión de hecho", "unión libre", "matrimonio aparente" o “convivencia
more uxorio”. El Código Civil y Comercial se inclina por denominarlas "uniones
convivenciales".

En el art. 509 se la define como la "unión basada en relaciones afectivas de carácter singular,
pública, notoria, estable y permanente de dos personas que conviven y comparten un proyecto
de vida común, sean del mismo o de diferente sexo". La doctrina anterior al nuevo código había
de definido a este tipo de uniones haciendo hincapié en la “comunidad de vida” o “vida
marital”, la definición del art. 509, en cambio, introduce el concepto de "relaciones afectivas"
que resulta más amplio y puede referirse a situaciones que no coinciden con la vida en pareja.

La unión es singular ya que no se podrá tener más de una, ni tampoco podrá estarse unido en
matrimonio y en unión convivencial al mismo tiempo. La singularidad implica que la totalidad
de los elementos que constituyen la unión convivencial debe darse solamente entre los dos
sujetos. Debe ser pública y notoria, es decir, deben comportarse socialmente como una pareja.

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La unión de pareja, para que sea convivencial, debe tener "fama", es decir reconocimiento
público o demostración externa de su existencia; ello desecha las uniones clandestinas u
ocultas.

El art. 510 establece un plazo mínimo de dos años para el reconocimiento de determinados
efectos. La estabilidad es necesaria para poder desterrar todas aquellas uniones efímeras o
pasajeras, donde no existen los vínculos de solidaridad y ayuda mutua, vínculos que son, en
definitiva, los que justifican las consecuencias económicas y jurídicas que genera este tipo de
unión.

En principio la unión convivencial no genera estado civil, ni parentesco por afinidad. La única
deferencia que tiene el conviviente con el cónyuge es que no genera parentesco por afinidad,
salvo en lo que se refiere al hijo afín.

El art. 510 dispone que, para que se les reconozcan efectos jurídicos a las uniones
convivenciales se requiere que:

a) los dos integrantes sean mayores de edad;

b) no estén unidos por vínculos de parentesco en línea recta en todos los grados, ni
colateral hasta el segundo grado;

c) no estén unidos por vínculos de parentesco por afinidad en línea recta;

d) no tengan impedimento de ligamen ni esté registrada otra convivencia de manera


simultánea;

e) mantengan la convivencia durante un período no inferior a dos años.

Se prevé la inscripción de las uniones. Así lo establece el art. 511 al decir que “la existencia de
la unión convivencial, su extinción y los pactos que los integrantes de la pareja hayan
celebrado, se inscriben en el registro que corresponda a la jurisdicción local, sólo a los fines
probatorios”. En el artículo siguiente (512) se establece la creación de un registro especial de
uniones convivenciales. Desde la entrada en vigencia del CCyCN los convivientes están
obligados a prestarse asistencia (art. 519), a contribuir a las cargas del hogar (art. 520), a
responder por las deudas domésticas frente a terceros (art. 521).

En caso de no estar inscriptos, los convivientes o ex convivientes que pretenden ejercer los
derechos derivados del instituto, deberán probar su existencia por cualquier medio de prueba.
La inscripción debe ser solicitada por ambos convivientes, eso cierra la posibilidad de
inscripción unilateral una vez finalizada la unión. En principio la inscripción es al solo efecto
probatorio porque existen derechos derivados de la unión que exigen la inscripción para su
ejercicio, así en la protección de la vivienda familiar prevista en los arts. 250 y 522, CCyCN.

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Además, en cuanto a los efectos de la unión hacia terceros el art. 517 establece la
obligatoriedad de la inscripción.

El nuevo régimen incorpora a nuestro ordenamiento la posibilidad de realizar pactos


convivenciales destinados a regular aspectos relativos a la unión. En principio estos pactos
prevalecen sobre las normas previstas en el CCyCN (argumento art. 513). Sin embargo, ellos
están limitados y existen materias donde no puede acordarse. Así los pactos no pueden dejar sin
efecto lo dispuesto por los arts. 519 (asistencia recíproca), 520 (contribución en los gastos), 521
(responsabilidad por deudas contraídas por unos de los convivientes para solventar los gastos
del hogar o mantenimiento y educación de los hijos) y 522 (protección de la vivienda familiar).
Conceptualmente estos pactos son contratos destinados a regular relaciones futuras entre los
convivientes, su contenido puede ser patrimonial o extrapatrimonial, se trata de contratos
bilaterales, que se completan con el solo acuerdo de las partes (consensuales), cuya forma
escrita es requerida. Sus obligaciones son inherentes a la personas, en consecuencia deberán ser
realizados personalmente o con poder especial, donde se detallen los términos del pacto al
mandatario. En cuanto a la forma el art. 513 se limita a señalar que los pactos deberán ser
hechos por escrito. No existe norma especial que regule la capacidad para celebrar este tipo de
pactos. En efecto los mayores de edad podrán celebrarlos sin restricciones. En cuanto a los
menores de edad ellos no pueden estar en unión convivencial (art. 510, inc. 1º), en
consecuencia, tampoco pueden celebrar pactos. En cuanto a los incapaces de ejercicio (art. 24
del ordenamiento) habrá que analizar el contenido de la sentencia que los incapacite a los
efectos de determinar si tienen o no restringida la capacidad para estos actos. En caso de que la
sentencia incapacite absolutamente para obrar, el unido en convivencia no podrá celebrar
pactos. El art. 514 dispone que los pactos de convivencia pueden regular, entre otras cuestiones:

a) la contribución a las cargas del hogar durante la vida en común;

b) la atribución del hogar común, en caso de ruptura;

c) la división de los bienes obtenidos por el esfuerzo común, en caso de ruptura de la


convivencia.

El art. 515 establece el principio de igualdad entre los conyugues, estableciendo el límite a los
pactos. En este sentido hay que entender que siendo el régimen primario de orden público no se
puede excluir totalmente a uno de los cónyuges de la contribución de las cargas del hogar. La
norma permite pactar acerca del destino de la vivienda común en caso de ruptura de la unión
También puede pactarse el modo de participar o compartir los bienes producidos durante la
unión. Además de estos aspectos que la norma enumera puede pactarse cualquier otro punto
relativo a la convivencia, tanto patrimonial como extrapatrimonial. Los límites serán que los
pactos no pueden tener cláusulas o condiciones que violenten la igualdad de los convivientes, ni
tampoco condiciones prohibidas (art. 344). De acuerdo a lo dispuesto en el art. 516, no existe
límite alguno para la modificación o rescisión de los pactos de convivencia. Esto significa que

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en cualquier momento los convivientes podrán cambiar el pacto o dejarlo sin efecto, en este
último caso aun cuando la convivencia continúe.

Para que los pactos de convivencia tengan efectos con relación a terceros, deben ser inscriptos
tanto en el Registro de uniones convivenciales como en cada Registro local que corresponda a
los bienes (art. 517).

A falta de pacto cada uno de los convivientes tiene la libre administración y disposición de los
bienes adquiridos durante la unión (art. 518). El art. 520 dispone: “los convivientes tiene la
obligación de contribuir a los gastos domésticos de conformidad con lo dispuesto en el art.
455”. La norma hace una remisión expresa al deber de contribución entre cónyuges. Así los
convivientes deberán contribuir a su propio sostenimiento, el del hogar y el de los hijos
comunes, de acuerdo a sus ingresos. Por gastos del hogar debe entenderse lo indispensable para
la subsistencia de los habitantes de la vivienda. Ambos convivientes deben contribuir a las
necesidades del hogar, de los hijos comunes y de los hijos del otro cónyuge que conviven con
ambos.

El art. 521 establece que “los convivientes son solidariamente responsables por las deudas que
uno de ellos hubiera contraído con terceros de conformidad al art. 461”. Esta norma es
indisponible para las partes encontrándose prohibido todo pacto en contrario (art. 513). Las
cláusulas que contradigan este principio se tendrán por no escritas. De acuerdo al art. 461 serán
las contraídas para solventar las necesidades ordinarias del hogar, o el sostenimiento y la
educación de los hijos comunes y los menores o incapaces hijos de cualquiera de los
convivientes siempre que convivan en el hogar convivencial. Por necesidades ordinarias del
hogar debe entenderse, entre otras, a las necesidades médicas del grupo familiar, adquisición de
bienes muebles para el hogar, vestimenta para todos los integrantes, gastos de vacaciones
familiares y educación.

El art. 522 del CCyCN establece: “Protección de la vivienda familiar. Si la unión convivencial
ha sido inscripta, ninguno de los convivientes puede, sin el asentimiento del otro, disponer de
los derechos sobre la vivienda familiar, ni de los muebles indispensables de ésta, ni
transportarlos fuera de la vivienda. El juez puede autorizar la disposición del bien si es
prescindible y el interés familiar no resulta comprometido. Si no media esa autorización, el que
no ha dado su asentimiento puede demandar la nulidad del acto dentro del plazo de caducidad
de seis meses de haberlo conocido, y siempre que continuase la convivencia. La vivienda
familiar no puede ser ejecutada por deudas contraídas después de la inscripción de la unión
convivencial, excepto que hayan sido contraídas por ambos convivientes o por uno de ellos con
el asentimiento del otro.”. El art. 522 del CCyCN es una norma de orden público que no puede
ser dejada sin efecto por la voluntad de las partes. De su redacción surge una doble protección:
a) entre convivientes; y b) frente a terceros.

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Cuando el ordenamiento se refiere a "cese de la convivencia" regula cuestiones relativas a la
finalización de la cohabitación, en otras palabras la separación física de los convivientes. En
cambio el "cese de la unión convivencial" es un concepto más amplio, implica la ruptura de la
pareja y su finalización como instituto reconocido jurídicamente. Las causas de cese de la unión
enumeradas en el articulado 523 son:

a) la muerte de uno de los convivientes. El Código Civil y Comercial no reconoce


derechos sucesorios entre convivientes. También se extinguen todos los efectos del
pacto excepto lo relativo a los bienes y el derecho real de habitación en favor del
supérstite

b) la sentencia firme de ausencia con presunción de fallecimiento de uno de los


convivientes;

c) matrimonio o nueva unión convivencial de uno de sus miembros. En el caso de


matrimonio con un tercero, existirá un acta que pruebe la nueva unión, en el caso de la
nueva unión convivencial con un tercero no se reconocerán efectos a una unión
convivencial si existe otra registrada, si la primera unión se encuentra registrada, no
podrá existir una segunda, y por lo tanto no le pondrá fin a la primera.

d) el matrimonio de los convivientes entre sí. Cesan los efectos de la unión y el pacto por
ellos celebrados, y entran en vigencia las reglas del matrimonio.

e) el mutuo acuerdo. La unión convivencial cesa por la voluntad de ambas partes,


dejándose sin efecto la unión a futuro, excepto las cuestiones relativas al cese de la
convivencia (compensaciones económicas, distribución de bienes y la atribución del
hogar convivencial).

f) la voluntad unilateral de alguno de los convivientes notificada fehacientemente al otro.


Debe ser notificada fehacientemente al otro. La notificación deberá ser por carta
documento, acta notarial o cualquier medio que le otorgue certeza. El cese se produce a
partir de la notificación al otro conviviente, extinguiendo a partir de allí los efectos de la
unión.

g) g) el cese durante de la convivencia mantenida. Se produce por la interrupción continúa


de la cohabitación sin causa justificada; y la falta de voluntad de vida en común.

El art. 524 otorga al conviviente que sufre un desequilibrio manifiesto que signifique un
empeoramiento de su situación económica con causa adecuada en la convivencia y su ruptura,
la posibilidad de accionar por compensación económica contra el otro conviviente. La única
diferencia que se advierte con la prevista para el matrimonio es que en este caso cuando la
compensación se establezca en una renta periódica, su plazo no puede exceder el tiempo que
haya durado la unión convivencial.

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Los convivientes tienen la posibilidad de pactar la manera de distribución de los bienes en caso
de ruptura a través del pacto convivencial. A falta de éste, los bienes adquiridos durante la
convivencia se mantienen en el patrimonio al que ingresaron (art. 528). Sin perjuicio de ello
puede suceder que la pareja no celebró pacto, y uno de ellos adquirió un bien al cual, durante la
convivencia ambos le realizaron mejoras. Al momento de la culminación de la unión
convivencial, el bien quedará íntegramente en el patrimonio de uno de ellos, enriquecido en su
valor, en parte, por el esfuerzo del otro conviviente. Cuando un bien fue adquirido por ambos
pero inscripto a nombre de uno sólo de ellos, se remite a las normas generales del derecho civil
como el enriquecimiento sin causa, la interposición de personas y cualquier otra acción que
pudieren corresponder.

El art. 526 establece que el uso del inmueble que fue sede de la unión convivencial puede ser
atribuido a uno de los convivientes en los siguientes supuestos:

a) si tiene a su cargo el cuidado de hijos menores de edad, con capacidad restringida, o con
discapacidad. Puede atribuírsele también cuando existan hijos de uno sólo de ellos,
siempre que sean menores, o con capacidad restringida o discapacidad, se encuentre
bajo el cuidado de quien solicita esta atribución y hayan convivido con la pareja.

b) si acredita la extrema necesidad de una vivienda y la imposibilidad de procurársela en


forma inmediata. El fundamento de esta cuestión es proteger a la parte que se encuentre
más débil al momento de la ruptura de la unión convivencial.

El juez debe fijar el plazo de la atribución, el que no puede exceder de dos años a contarse
desde el momento en que se produjo el cese de la convivencia, conforme a lo dispuesto en el
art. 523.

A petición de parte interesada, el juez puede establecer: una renta compensatoria por el uso del
inmueble a favor del conviviente a quien no se atribuye la vivienda; que el inmueble no sea
enajenado durante el plazo previsto sin el acuerdo expreso de ambos; que el inmueble en
condominio de los convivientes no sea partido ni liquidado. La decisión produce efectos frente
a terceros a partir de su inscripción registral.

Si se trata de un inmueble alquilado, el conviviente no locatario tiene derecho a continuar en la


locación hasta el vencimiento del contrato, manteniéndose él obligado al pago y las garantías
que primitivamente se constituyeron en el contrato.

En cuanto a la renta compensatoria ella puede ser procedente en el caso en que el bien sea de
propiedad del conviviente a quien no se le atribuye la vivienda; o cuando se encuentre en
condominio. Cuando el bien sea de propiedad de ambos convivientes, cualquiera de ellos, podrá
solicitarle al juez que éste no sea partido ni liquidado.

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La norma regula la atribución del hogar familiar cuando el bien sea arrendado. Las condiciones
del contrato se mantienen hasta su vencimiento, con lo cual el plazo de la atribución del hogar,
no se circunscribe al tiempo en que duró la convivencia o al plazo máximo de dos años, sino
que queda supeditada al vencimiento contractual.

El art. 527 dice “Atribución de la vivienda en caso de muerte de uno de los convivientes. El
conviviente supérstite que carece de vivienda propia habitable o de bienes suficientes que
aseguren el acceso a ésta, puede invocar el derecho real de habitación gratuito por un plazo
máximo de dos años sobre el inmueble de propiedad del causante que constituyó el último
hogar familiar y que a la apertura de la sucesión no se encontraba en condominio con otras
personas.

Este derecho es inoponible a los acreedores del causante.

Se extingue si el conviviente supérstite constituye una nueva unión convivencial, contrae


matrimonio, o adquiere una vivienda propia habitable o bienes suficientes para acceder a ésta.

Para que este derecho pueda ser invocado, el art. 527 del CCyCN impone los siguientes
requisitos: a) que el conviviente carezca de vivienda propia habitable o de otros bienes para
asegurar el acceso a ella; b) que el inmueble sobre el cual se pretende invocar el derecho real de
habitación sea de propiedad exclusiva del conviviente fallecido; c) que dicho bien fuera sede
del hogar convivencial; y d) que al momento de la apertura de la sucesión no se encontrara en
condominio con otras personas. Este derecho real es gratuito, pero no es vitalicio. La norma
dispone de un plazo máximo de dos años, vencido el cual, el bien podrá ser partido entre los
herederos del causante.

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5. Afecto como concepto jurídico:

El afecto, a diferencia del dato genético, rara vez aparece mencionado en las normas jurídicas
referidas a la familia. No obstante, los operadores del derecho han empezado a pensar que, en
numerosas ocasiones, las relaciones familiares deberían moverse más en el ámbito de la
afectividad que en el de los lazos biológicos o genéticos, o en el de la regulación legal única; de
allí que un concepto que parecía pertenecer sólo al derecho brasileño (la afetividade, art. 1584
del CC de Brasil: “(…) Si el juez verificara que el hijo no debe quedar bajo la guardia del padre
o de la madre, deferirá la guardia a la persona que demuestre compatibilidad con la naturaleza
de la medida, considerados, de preferencia, el grado de parentesco y las relaciones de afinidad y
afectividad”), se ha trasladado a otros ordenamientos en los que ya se comienza a hablar del
"parentesco social afectivo", para reflejar la relación que surge entre personas que, sin ser
parientes, se comportan entre ellos a modo y semejanza; se ha producido, entonces, lo que ha
dado en llamarse "desencarnación", o sea, el debilitamiento del elemento carnal o biológico en
beneficio del elemento psicológico y afectivo. Por ejemplo, el vínculo entre convivientes; el

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vínculo entre el progenitor afín y el hijo afín sin existir entre ellos parentesco por afinidad por
ausencia de matrimonio; vínculo entre padrino y ahijado no pariente; vínculo entre el hijo
adoptado con los parientes y referentes afectivos de los adoptantes.

El Código recoge esta tendencia cuando, en ciertas circunstancias, otorga eficacia a cierto tipo
de relaciones; así, por ej., Para el consentimiento informado para actos médicos e
investigaciones en salud, el art. 59 menciona a los "allegados": "Nadie puede ser sometido a
exámenes o tratamientos clínicos o quirúrgicos sin su consentimiento libre e informado,
excepto disposición legal en contrario. Si la persona se encuentra absolutamente imposibilitada
para expresar su voluntad al tiempo de la atención médica y no la ha expresado
anticipadamente, el consentimiento puede ser otorgado por el representante legal, el apoyo, el
cónyuge, el conviviente, el pariente o el allegado que acompañe al paciente, siempre que medie
situación de emergencia con riesgo cierto e inminente de un mal grave para su vida o su salud.
De igual modo, el art. 556 establece que los que tienen a su cargo el cuidado de personas
menores de edad, con capacidad restringida, o enfermas o imposibilitadas, deben permitir la
comunicación de estos con “quienes justifiquen un interés afectivo legítimo”. El art. 646
establece que “son deberes de los progenitores: (…) e) Respetar y facilitar el derecho del hijo a
mantener relaciones personales con abuelos, otros parientes o personas con las cuales tenga un
vínculo afectivo;”

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7.
8. Artículo 14 bis.-

El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al
trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor, jornada limitada; descanso y vacaciones
pagados; retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea;
participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en
la dirección; protección contra el despido arbitrario; estabilidad del empleado público;
organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro
especial.

Queda garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la


conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga. Los representantes gremiales gozarán de las
garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la
estabilidad de su empleo.

El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral e
irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a cargo de
entidades nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica, administradas por
los interesados con participación del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes;

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jubilaciones y pensiones móviles; “la protección integral de la familia; la defensa del bien de
familia; la compensación económica familiar y el acceso a una vivienda digna”.

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