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“Vida de Lázaro de Tormes, de sus

fortunas y adversidades”
CONTEXTO HISTÓRICO
Siglo de oro: Renacimiento

El llamado Siglo de Oro abarca en España los siglos XVI y XVII. Se abre con el
Renacimiento, cuyo auge se ha fijado entre 1530 y 1570, y sigue con el
Barroco que se extiende entre 1570 y 1670.

El Siglo de Oro como termino literario, plantea el pasado, presente y futuro de


las letras españolas. Como consecuencia van a establecer un antes y un
después: el antes corresponde a la época de esplendor del Renacimiento “edad
dorada”, el después vendría la decadencia producto del Barroco, y el deseo de
reforma.

En definitiva, podemos definir el siglo de oro como uno de los momentos de


mayor esplendor de la cultura española, por el importante florecimiento que
alcanzan las artes y las letras, en los siglos XVI y XVII.

Renacimiento: concepto-límites cronológicos

Se suele denominar Renacimiento al fenómeno con el que se inicia la Edad


Moderna, que afecta las artes, las ideas, la política, la ciencia y la vida. Se
apoya en dos principios fundamentales:

 El conocimiento y la admiración por la cultura grecolatina.


 La valoración del mundo terrenal y del hombre.

Se considera como fecha de inicio del Renacimiento la caída del Imperio


romano de Oriente en poder de los turcos (1453), otros historiadores lo fijan
en 1492, con el descubrimiento de América. En España en particular el
Renacimiento se desarrolla durante el siglo XVI.

Panorama general:

 Aspecto político y social: el desarrollo de la burguesía es uno de los


factores desencadenantes de la extinción del feudalismo y el fortalecimiento
de la monarquía. En todos los países los reyes adoptan medidas tendientes
a apoyar a la burguesía. El feudo deja de ser el centro de la vida social,
reemplazado por las ciudades donde viven ricos comerciantes y fabricantes,
se desarrolla así la industria, el comercio y el intercambio. La gente se
acostumbra a usar la moneda acuñada: las contribuciones se cobran en
dinero en efectivo, en lugar de productos agrícolas.

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El rasgo característico de la política comienza a ser el predominio del poder
central, orientado al Estado. Se impulsa el desarrollo de imperios
nacionales en el que toda la autoridad estaba centrada en los monarcas.
 Aspecto científico: progreso de las ciencias, Los logros más importantes
se producen en la astronomía. Copérnico sostuvo el doble movimiento de
los planetas sobre sí mismo y entorno al sol, teoría opuesta a la aristotélica
sustentada por la iglesia.
 Técnicas e inventos: se crea la imprenta que revoluciona el mundo al
facilitar la difusión de los textos. Otros inventos fueron la aplicación de las
armas de pólvora, la brújula.
 Aspecto religioso: Desde la baja la edad media comienza a observarse
dentro de la iglesia una profunda crisis, provocada por la corrupción, la
simonía (compra y venta de cuestiones religiosas) y las costumbres
licenciosas. Esta situación, sumado a la prédica de los humanistas en
defensa de una cultura laica, propició la Reforma protestante, revolución
religiosa que estalló en Europa en la primera mitad del siglo XVI y que
produjo la ruptura de la unidad cristiana. Lutero en Alemania, Calvino en
Suiza, Enrique VIII en Inglaterra fueron los principales representantes de
este movimiento. Proponían un cristianismo interior, sin fórmulas, sin
liturgias, sin esplendores de culto Como respuesta la iglesia convoca a un
concilio en la ciudad de Trento (1541-1563) , donde surge la
Contrarreforma Católica, esta rechaza las posiciones de los protestantes,
mantiene la organización tradicional eclesiástica y declara que se debe
mejorar la fe en los católicos.

Concepto renacentista del hombre y del mundo

Si la Edad Media era teocéntrica y aceptaba el orden establecido en el


cosmos por ser obra de Dios. El Renacimiento es antropocéntrico: el
hombre es considerado el eje del mundo, dueño de un destino propio. Los
principales rasgos renacentistas son:

 Exaltación de las facultades humana: la razón, los sentimientos, los


instintos.
 Valoración de la vida terrenal, sin preocuparse demasiado por lo
sobrenatural, la vida eterna.

Guía de actividades nº1

Lea el documento de información Contexto Histórico y resuelva:

Siglo de Oro: Renacimiento

1. Subraye los siglos que abarca el siglo de oro.


1.1. Nombre los dos periodos históricos e indique fechas de cada uno.
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_____________________________________________________________________________

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1.2. Desde lo literario ¿qué abarca el antes y después del siglo de oro?
_____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________
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1.3. Subraye la definición de siglo de oro.

Renacimiento: concepto- límites cronológicos

2. ¿Qué es el renacimiento?
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_____________________________________________________________________________
2.1. Encierre entre [ ] cada uno de los dos principios fundamentales del
Renacimiento.
2.2. Diga durante qué siglo se desarrolla el Renacimiento en España.
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Panorama general

 Aspecto político y social:


3. Recuadre el hecho que desencadena la extinción del feudalismo y el
fortalecimiento de la monarquía. ¿Qué es el feudalismo?
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_____________________________________________________________________________
3.1. Nombre cada uno de los cuatro cambios que se generan en lo social

 ________________________________________________________________________
 ________________________________________________________________________
 ________________________________________________________________________
 ________________________________________________________________________

3.2. Subraye el rasgo característico de la política.

 Aspecto científico:
4. Subraye en que consiste el progreso de las ciencias.
 Técnicas e inventos:
5. Recuadre cada uno de los inventos.
 Aspecto religioso:
6. Nombre cada una de las tres causas que profundizan la crisis en la iglesia.
 ________________________________________________________________________
 ________________________________________________________________________
 ________________________________________________________________________

6.1. Recuadre el hecho que produjo la ruptura de la unidad cristiana


6.2. ¿Qué es la Reforma Protestante?
_____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________
6.3. Recuadre cada uno de los representantes de la Reforma protestante y
nombre cada una de las propuestas de éstos.
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6.4. Recuadre la respuesta de la iglesia frente a los protestantes y subraye el
lugar y año donde tuvo sede.

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6.5. Nombre las propuestas de la Contrarreforma Católica:
 ________________________________________________________________________
 ________________________________________________________________________
 ________________________________________________________________________

Concepto renacentista del hombre y del mundo


7. Explique la visión de mundo de la Edad Media y la del Renacimiento.
_____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________
7.1. Subraye los dos rasgos renacentistas.

CONTEXTO LITERARIO: LA NOVEL PICARESCA

En 1554 se publicó en España un


breve libro que se llamó “Vida de
Lázaro de Tormes, de sus
fortunas y adversidades”, se
instaura la primer novela
picaresca; uno de los géneros más
representativos y populares de la
historia de España.

El pícaro: un antihéroe

Es el protagonista de estos relatos de quien el género


tomó su nombre. En forma siempre autobiográfica,
este personaje proveniente de los bajos fondos de la
sociedad narra su irregular vida como criado de
muchos amos. El contacto con estos últimos le sirve
de excusa para criticar una realidad que le es hostil.

Pertenece a los estratos más bajos de la sociedad, no


tiene un oficio determinado, por eso, llevado por su
necesidad de subsistencia, se pone al servicio de
varios amos que son crueles e inescrupulosos. Para
satisfacer sus necesidades prefiere mendigar o
realizar raterías antes que tener un oficio fijo.El
protagonista es una clara antítesis de los héroes de las
novelas de caballería: es un antihéroe. El pícaro no es
valiente, sino cobarde.

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Contexto en el que nace el género

La picaresca nace en España dentro del periodo del Renacimiento, época en la


que el desarrollo de la burguesía causó la extinción del feudalismo.

Entre las modificaciones que afectan a la sociedad española podemos


nombrar, el crecimiento de la ciudad: las personas se trasladan del campo a la
ciudad; el papel que juega el dinero: el trabajo, el ahorro junto con el dinero y
el ingenio se convierten en los medios válidos de ascenso social; se impone en
este periodo una visión antropocéntrica que implica el valor del esfuerzo
personal sobre los privilegios de nacimiento y los títulos heredados de la
familia.

Las ciudades tienen el poder que antes tenían los feudos. Crecen
demográficamente y se ven desbordadas por gentes empobrecidas con escasa
posibilidad de inserción social. También las epidemias y pésetes hacen
estragos en las poblaciones.

La profunda crisis de la iglesia, conducirá en este período a la Reforma


protestante y a su contrapartida: la Contrarreforma de Concilio de Trento. La
pérdida del sentimiento religioso afianzará el individualismo y la conciencia de
la vida terrenal.

Causa del surgimiento de la picaresca

Los motivos que llevaron a la aparición de la picaresca en España son


variados, nombraremos algunas de las posibles razones:

 Razón de índole literaria: la picaresca se originó como una reacción


que se oponía al pastor idealizado y al héroe caballeresco, un personaje
antihéroe y crudamente real: el pícaro. este desprecia los valores de la
caballería y los reconoce vanos. Reafirma frente a esos ideales su
resentimiento, pobreza y falta de valores.
 Razón de índole social: el pícaro refleja el ambiente social de la época.
el crecimiento de la ciudad producto de la decadencia económica de los
campos empujaba hacia las ciudades a gente indigente dispuesta a vivir
como se pudiera.

Características de la novela picaresca

Es una narración realista, trata el tema del hambre y la


supervivencia a partir de la figura de un marginado de
bajo nivel social. Presenta los siguientes rasgos:

 Autobiografía: por lo general todas las novelas


picarescas son un relato autobiográfico. El mismo
pícaro cuenta su vida, relatará su bajo nivel social,
sus padres serán indefectiblemente ladrones,
rameras o alcahuetes. Está narrada en 1°persona.

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 Crítica social: la novela picaresca tiene una clara intención satírica. El
pícaro se sirve de distintos amos de diversas clases sociales. Esto permite
ponerlas en evidencia o criticarlas a través de la voz del personaje.
 Anónima
 Ámbito Urbano: las acciones narradas se desarrollan en el ámbito
urbano. En la ciudad el protagonista peregrinará en forma azarosa
guiado por la necesidad, allí encontrará a los diversos amos que le servirá
como criado. Estos amos representarán los defectos más despreciables de
la sociedad.
Guía de actividades nº2

Lea el documento de información Contexto Literario: la novela picaresca


y resuelva:

La novela picaresca
1. ¿Cuál es la primera novela picaresca? Mencione año y lugar de aparición.
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El pícaro: un antihéroe
2.Recuadre el nombre que recibe el protagonista en este tipo de relato y
encierre [ ] entre característica de su relato.
2.1. Subraye las tres características del pícaro.
2.2. Explique por qué el protagonista de la novela picaresca es una clara
antítesis de los héroes de las novelas de caballería.
_____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________

Contexto en el nace el género


3. Recuadre el lugar dónde surge y el movimiento en el que se ubica.
3.1. Subraye las ideas ejes referidas a las transformaciones que se dan en lo
social- político y religioso.

Causas del surgimiento de la picaresca


4. Resalte cada una de las razones que llevaron al surgimiento de la novela
picaresca y subraye cada una de las características más importantes.

Características de las novelas picarescas


5. Escriba la definición de novela picaresca:
_____________________________________________________________________________
5.1. Parafrasee cada una de las características la novela picaresca:
 Autobiografia:____________________________________________________________
__________________________________________________________________________
 Crítica social:____________________________________________________________
__________________________________________________________________________
 Anónima:________________________________________________________________
 Ámbito urbano:__________________________________________________________
__________________________________________________________________________

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“Vida de Lázaro de Tormes, de sus
fortunas y adversidades”

Lectura y análisis de los siguientes


tratados:

 Prólogo
 Tratado primero
 Tratado segundo
 Tratado tercero
 Tratado sexto
 Tratado séptimo

PRÓLOGO
Yo por bien tengo que cosas tan señ aladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan
a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido, pues podría ser que
alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los deleite; y a
este propó sito dice Plinio que no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa
buena; mayormente que los gustos no son todos unos, má s lo que uno no come, otro se
pierde por ello. Y así vemos cosas tenidas en poco de algunos, que de otros no lo son. Y
esto, para ninguna cosa se debría romper ni echar a mal, si muy detestable no fuese, sino
que a todos se comunicase, mayormente siendo sin perjuicio y pudiendo sacar della algú n
fruto; porque si así no fuese, muy pocos escribirían para uno solo, pues no se hace sin
trabajo, y quieren, ya que lo pasan, ser recompensados, no con dineros, mas con que vean
y lean sus obras, y si hay de qué, se las alaben; y a este propó sito dice Tulio:
«La honra cría las artes». ¿Quién piensa que el soldado que es primero del escala, tiene
má s aborrecido el vivir? No, por cierto; mas el deseo de alabanza le hace ponerse en
peligro; y así, en las artes y letras es lo mesmo.
Predica muy bien el presentado, y es hombre que desea mucho el provecho de las
á nimas; mas pregunten a su merced si le pesa cuando le dicen: «¡Oh, qué
maravillosamente lo ha hecho vuestra reverencia!» Justó muy ruinmente el señ or don
Fulano, y dio el sayete de armas al truhá n, porque le loaba de haber llevado muy buenas
lanzas. ¿Qué hiciera si fuera verdad?
Y todo va desta manera: que confesando yo no ser má s santo que mis vecinos, desta
nonada, que en este grosero estilo escribo, no me pesará que hayan parte y se huelguen
con ello todos los que en ella algú n gusto hallaren, y vean que vive un hombre con tantas
fortunas, peligros y adversidades.
Suplico a vuestra M. reciba el pobre servicio de mano de quien lo hiciera má s rico si su
poder y deseo se conformaran. Y pues V. M. escribe se le escriba y relate el caso por muy
extenso, pareció me no tomalle por el medio, sino por el principio, porque se tenga entera
noticia de mi persona, y también porque consideren los que heredaron nobles estados
cuá n poco se les debe, pues
Fortuna fue con ellos parcial, y cuá nto má s hicieron los que, siéndoles contraria, con
fuerza y mañ a remando, salieron a buen puerto.
TRATADO PRIMERO naturales de Tejares, aldea de Salamanca.
Cuenta Lázaro su vida, y cuyo hijo Mi nacimiento fue dentro del río Tormes,
fue por la cual causa tomé el sobrenombre, y
fue desta manera. Mi padre, que Dios
Pues sepa V.M. ante todas cosas que a perdone, tenía cargo de proveer una
mí llaman Lá zaro de Tormes, hijo de molienda de una aceñ a, que está ribera
Tomé Gonzá lez y de Antona Pérez, de aquel río, en la cual fue molinero má s
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de quince añ os; y estando mi madre una Yo, aunque bien mochacho, noté
noche en la aceñ a, preñ ada de mí, tomó le aquella palabra de mi hermanico, y dije
el parto y parió me allí: de manera que entre mí:
con verdad puedo decir nacido en el río. « ¡Cuá ntos debe de haber en el mundo
Pues siendo yo niñ o de ocho añ os, que huyen de otros porque no se ven a sí
achacaron a mi padre ciertas sangrías mesmos!»
mal hechas en los costales de los que allí Quiso nuestra fortuna que la
a moler venían, por lo que fue preso, y conversació n del Zaide, que así se
confesó y no negó y padeció persecució n llamaba, llegó a oídos del mayordomo, y
por justicia. Espero en Dios que está hecha pesquisa, halló se que la mitad por
en la Gloria, pues el Evangelio los llama medio de la cebada, que para las bestias
bienaventurados. En este tiempo se hizo le daban, hurtaba, y salvados, leñ a,
cierta armada contra moros, entre los almohazas, mandiles, y las mantas y
cuales fue mi padre, que a la sazó n estaba sá banas de los caballos hacía perdidas, y
desterrado por el desastre ya dicho, con cuando otra cosa no tenía, las bestias
cargo de acemilero de un caballero que desherraba, y con todo esto acudía a mi
allá fue, y con su señ or, como leal criado, madre para criar a mi hermanico. No nos
feneció su vida. maravillemos de un clérigo ni fraile,
Mi viuda madre, como sin marido y porque el uno hurta de los pobres y el
sin abrigo se viese, determinó arrimarse otro de casa para sus devotas y para
a los buenos por ser uno dellos, y vínose ayuda de otro tanto, cuando a un pobre
a vivir a la ciudad, y alquiló una casilla, y esclavo el amor le animaba a esto. Y
metió se a guisar de comer a ciertos probó sele cuanto digo y aun má s, porque
estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos a mí con amenazas me preguntaban, y
mozos de caballos del Comendador de la como niñ o respondía, y descubría cuanto
Magdalena, de manera que fue sabía con miedo, hasta ciertas
frecuentando las caballerizas. Ella y un herraduras que por mandado de mi
hombre moreno de aquellos que las madre a un herrero vendí.
bestias curaban, vinieron en Al triste de mi padrastro azotaron y
conocimiento. É ste algunas veces se pringaron, y a mi madre pusieron pena
venía a nuestra casa, y se iba a la por justicia, sobre el acostumbrado
mañ ana; otras veces de día llegaba a la centenario, que
puerta, en achaque de comprar huevos, y en casa del sobredicho Comendador no
entrá base en casa. entrase, ni al lastimado Zaide en la suya
Yo al principio de su entrada, pesá bame acogiese. Por no echar la soga tras el
con él y habíale miedo, caldero, la
viendo el color y mal gesto que tenía; triste se esforzó y cumplió la sentencia; y
mas de que vi que con su venida por evitar peligro y quitarse de malas
mejoraba el comer, fuile queriendo bien, lenguas, se fue a servir a los que al
porque siempre traía pan, pedazos de presente vivían en el mesó n de la Solana;
carne, y en el invierno leñ os, a que nos y allí, padeciendo mil importunidades, se
calentá bamos. De manera que, acabó de criar mi hermanico hasta que
continuando con la posada y supo andar, y a mí hasta ser buen
conversació n, mi madre vino a darme un mozuelo, que iba a los huéspedes por
negrito muy bonito, el cual yo brincaba y vino y candelas y por lo demá s que me
ayudaba a calentar. Y acuérdome que, mandaban.
estando el negro de mi padre trebejando En este tiempo vino a posar al mesó n
con el mozuelo, como el niñ o vía a mi un ciego, el cual, pareciéndole que yo
madre y a mí blancos, y a él no, huía dél sería para adestralle, me pidió a mi
con miedo para mi madre, y señ alando madre, y ella me encomendó a él,
con el dedo decía: «¡Madre, coco!». diciéndole como era hijo de un buen
Respondió él riendo: «¡Hideputa!». hombre, el cual por ensalzar la fe había
muerto en la de los Gelves, y que ella
confiaba en Dios no saldría peor hombre
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que mi padre, y que le rogaba me tratase Pues tornando al bueno de mi ciego
bien y mirase por mí, pues era huérfano. y contando sus cosas, V.
É l le respondió que así lo haría, y que me M. sepa que desde que Dios crió el
recibía no por mozo sino por hijo. Y así le mundo, ninguno formó má s astuto ni
comencé a servir y adestrar a mi nuevo y sagaz. En su oficio era un á guila; ciento y
viejo amo. Como estuvimos en Salamanca tantas oraciones sabía de coro: un tono
algunos días, pareciéndole a mi amo que bajo, reposado y muy sonable que hacía
no era la ganancia a su contento, resonar la iglesia donde rezaba, un rostro
determinó irse de allí; y cuando nos humilde y devoto que con muy buen
hubimos de partir, yo fui a ver a mi continente ponía cuando rezaba, sin
madre, y ambos llorando, me dio su hacer gestos ni visajes con boca ni ojos,
bendició n y dijo: como otros suelen hacer. Allende desto,
«Hijo, ya sé que no te veré má s. Procura tenía otras mil formas y maneras para
ser bueno, y Dios te guíe. Criado te he y sacar el dinero. Decía saber oraciones
con buen amo te he puesto. Vá lete por para muchos y diversos efectos: para
ti». mujeres que no parían, para las que
Y así me fui para mi amo, que estaban de parto, para las que eran
esperá ndome estaba. Salimos de malcasadas, que sus maridos las
Salamanca, y llegando a la puente, está a quisiesen bien; echaba pronó sticos a las
la entrada della un animal de piedra, que preñ adas, si traía hijo o hija. Pues en caso
casi tiene forma de toro, y el ciego de medicina, decía que Galeno no supo la
mandó me que llegase cerca del animal, y mitad que él para muela, desmayos,
allí puesto, me dijo: males de madre. Finalmente, nadie le
«Lá zaro, llega el oído a este toro, y oirá s decía padecer alguna pasió n, que luego
gran ruido dentro dél». no le decía:
Yo simplemente llegué, creyendo ser «Haced esto, hareís estotro, cosed tal
ansí; y como sintió que tenía la cabeza yerba, tomad tal raíz».
par de la piedra, afirmó recio la mano y Con esto andá base todo el mundo
diome una gran calabazada en el diablo tras él, especialmente mujeres, que
del toro, que má s de tres días me duró el cuanto les decían creían. Destas sacaba él
dolor de la cornada, y díjome: grandes provechos con las artes que
«Necio, aprende que el mozo del ciego un digo, y ganaba má s en un mes que cien
punto ha de saber má s que el diablo», y ciegos en un añ o.
rió mucho la burla. Mas también quiero que sepa vuestra
Pareció me que en aquel instante merced que, con todo lo que adquiría,
desperté de la simpleza en que como jamá s tan avariento ni mezquino hombre
niñ o dormido estaba. Dije entre mí: no vi, tanto que me mataba a mí de
«Verdad dice éste, que me cumple avivar hambre, y así no me demediaba de lo
el ojo y avisar, pues solo soy, y pensar necesario. Digo verdad: si con mi sotileza
có mo me sepa valer». y buenas mañ as no me supiera remediar,
Comenzamos nuestro camino, y en muchas veces me finara de hambre; mas
muy pocos días me mostró jerigonza, y con todo su saber y aviso le contaminaba
como me viese de buen ingenio, de tal suerte que siempre, o las má s
holgá base mucho, y decía: veces, me cabía lo má s y mejor. Para esto
«Yo oro ni plata no te lo puedo dar, le hacía burlas endiabladas, de las cuales
mas avisos para vivir muchos te contaré algunas, aunque no todas a mi
mostraré». salvo.
Y fue ansí, que después de Dios éste É l traía el pan y todas las otras
me dio la vida, y siendo ciego me cosas en un fardel de lienzo que por la
alumbró y adestró en la carrera de vivir. boca se cerraba con una argolla de hierro
Huelgo de contar a V. M. estas niñ erías y su candado y su llave, y al meter de
para mostrar cuá nta virtud sea saber los todas las cosas y sacallas, era con tan
hombres subir siendo bajos, y dejarse gran vigilancia y tanto por contadero,
bajar siendo altos cuá nto vicio. que no bastaba hombre en todo el mundo
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hacerle menos una migaja; mas yo adelante mudó propó sito, y asentaba su
tomaba aquella laceria que él me daba, la jarro entre las piernas, y atapá bale con la
cual en menos de dos bocados era mano, y ansí bebía seguro. Yo, como
despachada. estaba hecho al vino, moría por él, y
Después que cerraba el candado y se viendo que aquel remedio de la paja no
descuidaba pensando que yo estaba me aprovechaba ni valía, acordé en el
entendiendo en otras cosas, por un poco suelo del jarro hacerle una fuentecilla y
de costura, que muchas veces del un lado agujero sotil, y delicadamente con una
del fardel descosía y tornaba a coser, muy delgada tortilla de cera taparlo, y al
sangraba el avariento fardel, sacando no tiempo de comer, fingiendo haber frío,
por tasa pan, mas buenos pedazos, entrá bame entre las piernas del triste
torreznos y longaniza; y ansí buscaba ciego a calentarme en la pobrecilla
conveniente tiempo para rehacer, no la lumbre que teníamos, y al calor della
chaza, sino la endiablada falta que el mal luego derretida la cera, por ser muy poca,
ciego me faltaba. Todo lo que podía sisar comenzaba la fuentecilla a destillarme en
y hurtar, traía en medias blancas; y la boca, la cual yo de tal manera ponía
cuando le mandaban rezar y le daban que maldita la gota se perdía. Cuando el
blancas, como él carecía de vista, no pobreto iba a beber, no hallaba nada:
había el que se la daba amagado con ella, espantá base, maldecía, daba al diablo el
cuando yo la tenía lanzada en la boca y la jarro y el vino, no sabiendo qué podía ser.
media aparejada, que por «No diréis, tío, que os lo bebo yo -decía-,
presto que él echaba la mano, ya iba de pues no le quitá is de la mano».
mi cambio aniquilada en la mitad del Tantas vueltas y tiento dio al jarro,
justo precio. Quejá baseme el mal ciego, que halló la fuente y cayó en la burla;
porque al tiento luego conocía y sentía mas así lo disimuló como si no lo hubiera
que no era blanca entera,y decía: sentido, y luego otro día, teniendo yo
«¿Qué diablo es esto, que después que rezumando mi jarro como solía, no
conmigo está s no me dan sino medias pensando en el dañ o que me estaba
blancas, y de antes una blanca y un aparejado ni que el mal ciego me sentía,
maravedí hartas veces me pagaban? En ti sentéme como solía, estando recibiendo
debe estar esta desdicha». aquellos dulces tragos, mi cara puesta
También él abreviaba el rezar y la mitad hacia el cielo, un poco cerrados los ojos
de la oració n no acababa, porque me por mejor gustar el sabroso licor, sintió
tenía mandado que en yéndose el que la el desesperado ciego que agora tenía
mandaba rezar, le tirase por el cabo del tiempo de tomar de mí venganza y con
capuz. Yo así lo hacía. toda su fuerza, alzando con dos manos
Luego él tornaba a dar voces, diciendo: « aquel dulce y amargo jarro, le dejó caer
¿Mandan rezar tal y tal sobre mi boca, ayudá ndose, como digo,
oració n?», como suelen decir. con todo su poder, de manera que el
Usaba poner cabe sí un jarrillo de pobre Lá zaro, que de nada desto se
vino cuando comíamos, y yo muy de guardaba, antes, como otras veces, estaba
presto le hacia y daba un par de besos descuidado y gozoso, verdaderamente
callados y torná bale a su lugar. Mas me pareció que el cielo, con todo lo que
duró me poco, que en los tragos conocía en él hay, me había caído encima. Fue tal
la falta, y por reservar su vino a salvo el golpecillo, que me desatinó y sacó de
nunca después desamparaba el jarro, sentido, y el jarrazo tan grande, que los
antes lo tenía por el asa asido; mas no pedazos dél se me metieron por la cara,
había piedra imá n que así trajese a sí rompiéndomela por muchas partes, y me
como yo con una paja larga de centeno, quebró los dientes, sin los cuales hasta
que para aquel menester tenía hecha, la hoy día me quedé.
cual metiéndola en la boca del jarro, Desde aquella hora quise mal al
chupando el vino lo dejaba a buenas mal ciego, y aunque me quería y regalaba
noches. Mas como fuese el traidor tan y me curaba, bien vi que se había holgado
astuto, pienso que me sintió , y dende en
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del cruel castigo. Lavó me con vino las «Má s da el duro que el desnudo.»
roturas que con los pedazos del Y venimos a este camino por los mejores
jarro me había hecho, y sonriéndose lugares. Donde hallaba buena acogida y
decía: ganancia, deteníamonos; donde no,
«¿Qué te parece, Lá zaro? Lo que te atercero día hacíamos Sant Juan. Acaeció
enfermó te sana y da salud», y otros que llegando a un lugar que llaman
donaires que a mi gusto no lo eran. Almorox, al tiempo que cogían las uvas,
Ya que estuve medio bueno de mi un vendimiador le dio un racimo dellas
negra trepa y cardenales, en limosna, y como suelen ir los cestos
considerando que a pocos golpes tales el maltratados y también porque la uva en
cruel ciego ahorraría de mí, quise yo aquel tiempo está muy madura,
ahorrar dél; mas no lo hice tan presto por desgraná basele el racimo en la mano;
hacello para echarlo en el fardel torná base
má s a mi salvo y provecho. Y aunque yo mosto, y lo que a él se llegaba. Acordó de
quisiera asentar mi corazó n y perdonalle hacer un banquete, ansí por no lo poder
el jarrazo, no daba lugar el llevar como por contentarme, que aquel
maltratamiento que el mal ciego dende día me había dado muchos rodillazos y
allí adelante me hacía, que sin causa ni golpes.
razó n me hería, dá ndome coscorrones y Sentá monos en un valladar y dijo:
repelá ndome. Y si alguno le decía por qué «Agora quiero yo usar contigo de una
me trataba tan mal, luego contaba el liberalidad, y es que ambos comamos
cuento del jarro, este racimo de uvas, y que hayas dél
diciendo: «¿Pensaréis que este mi mozo tanta parte como yo. Partillo hemos desta
es algú n inocente? Pues oíd si el demonio manera: tú picará s una vez y yo otra; con
ensayara otra tal hazañ a». tal que me prometas no tomar cada vez
Santiguá ndose los que lo oían, decían: má s de una uva, yo haré lo mesmo hasta
« ¡Mirá , quién pensara de un muchacho que lo acabemos, y desta suerte no
tan pequeñ o tal ruindad!», y reían mucho habrá engañ o».
el artificio, y decíanle: «Castigadlo, Hecho ansí el concierto, comenzamos;
castigadlo, que de Dios lo habréis». mas luego al segundo lance; el traidor
Y él con aquello nunca otra cosa mudó de propó sito y comenzó a tomar de
hacía. Y en esto yo siempre le llevaba por dos en dos, considerando que yo debría
los peores caminos, y adrede, por le hacer lo mismo. Como vi que él quebraba
hacer mal y dañ o: si había piedras, por la postura, no me contenté ir a la par con
ellas, si lodo, por lo má s alto; que aunque él, mas aun pasaba adelante: dos a dos, y
yo no iba por lo má s enjuto, holgá bame a tres a tres, y como podía las comía.
mí de quebrar un ojo por quebrar dos al Acabado el racimo, estuvo un poco con el
que ninguno tenía. Con esto siempre con escobajo en la mano y meneando la
el cabo alto del tiento me atentaba el cabeza dijo:
colodrillo, el cual siempre traía lleno de «Lá zaro, engañ ado me has: juraré yo a
tolondrones y pelado de sus manos; y Dios que has tú comido las uvas tres a
aunque yo juraba no lo hacer con malicia, tres».
sino por no hallar mejor camino, no me «No comí -dije yo- má s. ¿Por qué
aprovechaba ni me creía má s: tal era el sospechá is eso?».
sentido y elgrandísimo entendimiento Respondió el sagacísimo ciego:
del traidor. Y porque vea V.M. a cuá nto se «¿Sabes en qué veo que las comiste tres a
estendía el ingenio deste astuto ciego, tres? En que comía yo dos a dos y
contaré un caso de muchos que con él me callabas» a lo cual yo no respondí.
acaecieron, en el cual me parece dio bien Yendo que íbamos ansí por debajo de
a entender su gran astucia. Cuando unos soportales en Escalona, adonde a la
salimos de Salamanca, su motivo fue sazó n está bamos en casa de un zapatero,
venir a tierra de Toledo, porque decía ser había muchas sogas y otras cosas que de
la gente má s rica, aunque no muy esparto se hacen, y parte dellas dieron a
limosnera. Arrimá base a este refrá n: mi amo en la cabeza; el cual, alzando la
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mano, tocó en ellas, y viendo lo que era dió me un pedazo de longaniza que la
díjome: asase. Ya que la longaniza había pringado
«Anda presto, mochacho; salgamos de y comídose las pringadas, sacó un
entre tan mal manjar, maravedí de la bolsa y mandó que fuese
que ahoga sin comerlo». por él de vino a la taberna. Pú some el
Yo, que bien descuidado iba de demonio el aparejo delante los ojos, el
aquello, miré lo que era, y como no vi cual, como suelen decir, hace al ladró n, y
sino sogas y cinchas, que no era cosa de fue que había cabe el fuego un nabo
comer, díjele: pequeñ o, larguillo y ruinoso, y tal que,
«Tío, ¿por qué decís eso?». por no ser para la olla, debió ser echado
Respondió me: «Calla, sobrino; segú n las allí. Y como al presente nadie estuviese
mañ as que llevas, lo sino él y yo solos, como me vi con apetito
sabrá s y verá s como digo verdad». goloso, habiéndome puesto dentro el
Y ansí pasamos adelante por el sabroso olor de la longaniza, del cual
mismo portal y llegamos a un mesó n, a la solamente sabía que había de gozar, no
puerta del cual había muchos cuernos en mirando qué me podría suceder,
la pared, donde ataban los recueros sus pospuesto todo el temor por cumplir con
bestias. Y como iba tentando si era allí el el deseo, en tanto que el ciego sacaba de
mesó n, adonde él rezaba cada día por la la bolsa el dinero, saqué la longaniza y
mesonera la oració n de la emparedada, muy presto metí el sobredicho nabo en el
asió de un cuerno, y con un gran sospiro asador, el cual mi amo, dá ndome el
dijo: dinero para el vino, tomó y comenzó a
«¡O mala cosa, peor que tienes la dar vueltas al fuego, queriendo asar al
hechura! ¡De cuá ntos eres deseado poner que de ser cocido por sus deméritos
tu nombre sobre cabeza ajena y de cuá n había escapado.
pocos tenerte ni aun oír tu nombre, por Yo fui por el vino, con el cual no tardé en
ninguna vía!». despachar la longaniza, y cuando vine
Como le oí lo que decía, dije: hallé al pecador del ciego que tenía entre
«Tío, ¿qué es eso que decís?». dos rebanadas apretado el nabo, al cual
«Calla, sobrino, que algú n día te dará aú n no había conocido por no lo haber
éste, que en la mano tengo, alguna mala tentado con la mano.
comida y cena». Como tomase las rebanadas y mordiese
«No le comeré yo -dije- y no me la dará ». en ellas pensando también llevar parte
«Yo te digo verdad; si no, verlo has, si de la longaniza, halló se en frío con el frío
vives». nabo. Alteró se y dijo:
Y ansí pasamos adelante hasta la puerta «¿Qué es esto, Lazarillo?».
del mesó n, adonde pluguiere a Dios «¡Lacerado de mí! -dije yo-. ¿Si queréis a
nunca allá llegá ramos, segú n lo que me mí echar algo? ¿Yo no vengo de traer el
sucedía en él. vino? Alguno estaba ahí, y por burlar
Era todo lo má s que rezaba por haría
mesoneras y por bodegoneras esto».
y turroneras y rameras y ansí por «No, no -dijo él-, que yo no he dejado el
semejantes mujercillas, que por asador de la mano; no es posible».
hombre casi nunca le vi decir oració n. Yo torné a jurar y perjurar que estaba
Reíme entre mí, y aunque libre de aquel trueco y cambio; mas poco
mochacho noté mucho la discreta me aprovechó , pues a las astucias del
consideració n del ciego. maldito ciego nada se le escondía.
Mas por no ser prolijo dejo de contar Levantó se y asió me por la cabeza, y
muchas cosas, así graciosas como de llegó se a olerme; y como debió sentir el
notar, que con este mi primer amo me huelgo, a uso de buen podenco, por
acaecieron, y quiero decir el despidiente mejor satisfacerse de la verdad, y con la
y con él acabar. gran agonía que llevaba, asiéndome con
Está bamos en Escalona, villa del las manos, abríame la boca má s de su
duque della, en un mesó n, y derecho y desatentadamente metía la
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nariz, la cual él tenía luenga y afilada, y a bebo en dos. A lo menos, Lá zaro, eres en
aquella sazó n con el enojo se había má s cargo al vino que a tu padre, porque
aumentado un palmo, con el pico de la él una vez te engendró , mas el vino mil te
cual me llegó a la gulilla. Y con esto y con ha dado la vida».
el gran miedo que tenía, y con la Y luego contaba cuá ntas veces me había
brevedad del tiempo, la negra longaniza descalabrado y harpado la cara, y con
aú n no había hecho asiento en el vino luego sanaba. «Yo te digo -dijo- que
estó mago, y lo má s principal, con el si un hombre en el mundo ha de ser
destiento de la cumplidísima nariz medio bienaventurado con vino, queserá s tú ».
cuasi ahogá ndome, todas estas cosas se Y reían mucho los que me lavaban
juntaron y fueron causa que el hecho y con esto, aunque yo renegaba. Mas el
golosina se manifestase y lo suyo fuese pronó stico del ciego no salió mentiroso, y
devuelto a su dueñ o: de manera que después acá muchas veces me acuerdo de
antes que el mal ciego sacase de mi boca aquel hombre, que sin duda debía tener
su trompa, tal alteració n sintió mi espíritu de profecía, y me pesa de los
estó mago que le dio con el hurtoen ella, sinsabores que le hice, aunque bien se lo
de suerte que su nariz y la negra mal pagué, considerando lo que aquel día me
mascada longaniza a un tiempo salieron dijo salirme tan verdadero como
de mi boca. adelante V. M. oirá .
¡Oh, gran Dios, quién estuviera aquella Visto esto y las malas burlas que el
hora sepultado, que muerto ya lo estaba! ciego burlaba de mí, determiné de todo
Fue tal el coraje del perverso ciego que, si en todo dejalle, y como lo traía pensado y
al ruido no acudieran, pienso no me lo tenía en voluntad, con este postrer
dejara con la vida. Sacá ronme de entre juego que me hizo afirmélo má s. Y fue
sus manos, dejá ndoselas llenas de ansí, que luego otro día salimos por la
aquellos pocos cabellos que tenía, villa a pedir limosna, y había llovido
arañ ada la cara y rasguñ ado el pescuezo mucho la noche antes; y porque el día
y la garganta; y esto bien lo merecía, pues también llovía, y andaba rezando debajo
por su maldad me venían tantas de unos portales que en aquel pueblo
persecuciones. Contaba el mal ciego a había, donde no nos mojamos; mas como
todos cuantos allí seallegaban mis la noche se venía y el llover no cesaba,
desastres, y dá bales cuenta una y otra díjome el ciego: «Lá zaro, esta agua es
vez, así de la del jarro como de la del muy porfiada, y cuanto la noche má s
racimo, y agora de lo presente. Era la cierra, má s recia. Acojá monos a la posada
risade todos tan grande que toda la gente con tiempo».
que por la calle pasaba entraba a ver la Para ir allá, habíamos de pasar un
fiesta; mas con tanta gracia y donaire arroyo que con la mucha agua iba grande.
recontaba el ciego mis hazañ as que, Yo le dije:
aunque yo estaba tan maltratado y «Tío, el arroyo va muy ancho; mas si
llorando, me parecía que hacía sinjusticia queréis, yo veo por donde travesemos
en no se las reír. má s aína sin nos mojar, porque se
Y en cuanto esto pasaba, a la estrecha allí mucho, y saltando
memoria me vino una cobardía y flojedad pasaremos a pie enjuto».
que hice, por que me maldecía, y fue no Pareció le buen consejo y dijo:
dejalle sin narices, pues tan buen tiempo «Discreto eres; por esto te quiero bien.
tuve para ello que la meitad del camino Llévame a ese lugar donde el arroyo se
estaba andada. Hiciéronnos amigos la ennangosta, que agora es invierno y sabe
mesonera y los que allí estaban, y con el mal el agua, y má s llevar los pies
vino que para beber le había traído, mojados».
lavá ronme la cara y la garganta, sobre lo Yo, que vi el aparejo a mi deseo,
cual discantaba el mal ciego donaires, saquéle debajo de los portales, y llevélo
diciendo: derecho de un pilar o poste de piedra que
«Por verdad, má s vino me gasta este en la plaza estaba, sobre la cual y sobre
mozo en lavatorios al cabo del añ o que yo
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otros cargaban saledizos de aquellas Magno, con ser la mesma avaricia, como
casas, y dígole: he contado. No digo má s sino que toda la
«Tio, éste es el paso má s angosto que en laceria del mundo estaba encerrada en
el arroyo hay». Como llovía recio, y el éste. No sé si de su cosecha era, o lo había
triste se mojaba, y con la priesa que anexado con el há bito de clerecía.
llevá bamos de salir del agua que encima É l tenía un arcaz viejo y cerrado con
se nos caía, y lo má s principal, porque su llave, la cual traía atada con una
Dios le cegó aquella hora el agujeta del paletoque, y en viniendo el
entendimiento (fuepor darme dél bodigo de la iglesia, por su mano era
venganza), creyó se de mí y dijo: luego allí lanzada, y tornada a cerrar el
«Ponme bien derecho, y salta tú el arca. Y en toda la casa no había ninguna
arroyo». cosa de comer, como suele estar en otras:
Yo le puse bien derecho enfrente del algú n tocino colgado al humero, algú n
pilar, y doy un salto y queso puesto en alguna tabla o en el
pó ngome detrá s del poste como quien armario, algú n canastillo con algunos
espera tope de toro, y díjele: pedazos de pan que de la mesa sobran;
«¡Sus! Salta todo lo que podá is, porque que me parece a mí que aunque dello no
deis deste cabo del me aprovechara, con la vista dello me
agua». consolara.
Aun apenas lo había acabado de decir Solamente había una horca de
cuando se abalanza el pobre ciego como cebollas, y tras la llave en una cá mara en
cabró n, y de toda su fuerza arremete, lo alto de la casa. Destas tenía yo de
tomando un paso atrá s de la corrida para ració n una para cada cuatro días; y
hacer mayor salto, y da con la cabeza en cuando le pedía la llave para ir por ella, si
el poste, que sonó tan recio como si diera alguno estaba presente, echaba mano al
con una gran calabaza, y cayó luego para falsopeto y con gran continencia la
atrá s, medio muerto y hendida la cabeza. desataba y me la daba diciendo: «Toma, y
«¿Có mo, y olistes la longaniza y no el vuélvela luego, y no hagá is sino
poste? ¡Olé! ¡Olé! –le dije yo. Y dejéle en golosinar», como si debajo della
poder de mucha gente que lo había ido a estuvieran todas las conservas de
socorrer, y tomé la puerta de la villa en Valencia, con no haber en la dicha
los pies de un trote, y antes que la noche cá mara, como dije, maldita la otra cosa
viniese di conmigo en Torrijos. No supe que las cebollas colgadas de un clavo
má s las cuales él tenía tan bien por cuenta,
lo que Dios dél hizo, ni curé de lo saber. que si por malos de mis pecados me
desmandara a má s de mi tasa, me costara
TRATADO SEGUNDO caro.
Cómo Lázaro se asentó con un Finalmente, yo me finaba de hambre.
clérigo, y de las cosas que con él Pues, ya que conmigo tenía poca caridad,
consigo usaba má s. Cinco blancas de
pasó
carne era su ordinario para comer y
cenar. Verdad es que partía comigo del
OTRO DÍA, NO PARECIÉ NDOME estar
caldo, que de la carne, ¡tan blanco el ojo!,
allí seguro, fuime a un lugar que llaman
sino un poco de pan, y ¡pluguiera a Dios
Maqueda, adonde me toparon mis
que me demediara! Los sá bados có mense
pecados con un clérigo que, llegando a
en esta tierra cabezas de carnero, y
pedir limosna, me preguntó si sabía
enviá bame por una que costaba tres
ayudar a misa. Yo dije que sí, como era
maravedís.
verdad; que, aunque maltratado, mil
Aquélla le cocía y comía los ojos y la
cosas buenas me mostró el pecador del
lengua y el cogote y sesos y la carne que
ciego, y una dellas fue ésta. Finalmente, el
en las quijadas tenía, y dá bame todos los
clérigo me recibió por suyo. Escapé del
huesos roídos, y dá bamelos en el plato,
trueno y di en el relá mpago, porque era
diciendo:
el ciego para con éste un Alejandro

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«Toma, come, triunfa, que para ti es el aqueste mundo. Y cuando alguno de
mundo. Mejor vida tienes que el Papa». éstos escapaba, ¡Dios me lo perdone!, que
A cabo de tres semanas que estuve mil veces le daba al diablo, y el que se
con él, vine a tanta flaqueza que no me moría otras tantas bendiciones llevaba
podía tener en las piernas de pura de mí dichas. Porque en todo el tiempo
hambre. Vime claramente ir a la que allí estuve, que sería cuasi seis
sepultura, si Dios y mi saber no me meses, solas veinte personas fallecieron,
remediaran. y éstas bien creo que las maté yo o, por
Para usar de mis mañ as no tenía mejor decir, murieron a mi recuesta;
aparejo, por no tener en qué dalle salto; y porque viendo el Señ or mi rabiosa y
aunque algo hubiera, no podia cegalle, continua muerte, pienso que holgaba de
como hacía al que Dios perdone, si de matarlos por darme a mí vida.
aquella calabazada feneció , que todavía, Mas de lo que al presente padecía,
aunque astuto, con faltalle aquel remedio no hallaba, que si el día que
preciado sentido no me sentía; má s enterrá bamos yo vivía, los días que no
estotro, ninguno hay que tan aguda vista había muerto, por quedar bien vezado de
tuviese como él tenía. Cuando al ofertorio la hartura, tornando a mi cuotidiana
está bamos, ninguna blanca en la concha hambre, má s lo sentía. De manera que en
caía que no era dél registrada: el un ojo nada hallaba descanso, salvo en la
tenía en la gente y el otro en mis manos. muerte, que yo también para mí como
Bailá banle los ojos en el casco como si para los otros deseaba algunas veces.
fueran de azogue. Cuantas blancas Pensé muchas veces irme de aquel
ofrecían tenía por cuenta; y acabado el mezquino amo, mas por dos cosas lo
ofrecer, luego me quitaba la concheta y la dejaba: la primera, por no me atrever a
ponía sobre el altar. No era yo señ or de mis piernas, por temer de la flaqueza que
asirle una blanca todo el tiempo que con de pura hambre me venía; y la otra,
él viví o, por mejor decir, morí.De la consideraba y decia: «Yo he tenido dos
taberna nunca le traje una blanca de amos: el primero traíame
vino, mas aquel poco que de la ofrenda muerto de hambre y, dejá ndole, topé con
había metido en su arcaz compasaba de estotro, que me tiene ya con ella en la
tal forma que le duraba toda la semana, y sepultura. Pues si deste desisto y doy en
por ocultar su gran mezquindad decíame: otro má s bajo, ¿qué será sino fenecer?».
«Mira, mozo, los sacerdotes han de ser Con esto no me osaba menear,
muy templados en su comer y beber, y porque tenía por fe que todos los grados
por esto yo no me desmando como había de hallar má s ruines; y a bajar otro
otros». punto, no sonara Lá zaro ni se oyera en el
Mas el lacerado mentía falsamente, mundo.
porque en cofradías y mortuorios que Pues, estando en tal aflicció n, cual
rezamos, a costa ajena comía como lobo y ruega al Señ or librar della a todo fiel
bebía má s que un saludador. Y porque cristiano, y sin saber darme consejo,
dije de mortuorios, Dios me perdone, que viéndome ir de mal en peor, un día que el
jamá s fui enemigo de la naturaleza cuitado ruin y lacerado de mi amo había
humana sino entonces, y esto era porque ido fuera del lugar, llegó se acaso a mi
comíamos bien y me hartaban. puerta un calderero, el cual yo creo que
Deseaba y aun rogaba a Dios que cada fue á ngel enviado a mí por la mano de
día matase el suyo. Y cuando dá bamos Dios en aquel há bito. Preguntó me si tenía
sacramento a los enfermos, algo que adobar.Alumbrado por el
especialmente la extrema unció n, como Espíritu Santo, ledije:
manda el clérigo rezar a los que está n «Tio, una llave de este arca he perdido, y
allí, yo cierto no era el postrero de la temo mi señ or me azote. Porvuestra vida,
oracion, y con todo mi corazó n y buena veáis si en ésas que traéis hay alguna que
voluntad rogaba al Señ or, no que la le haga, que yo os lo pagaré».
echase a la parte que má s servido fuese, Comenzó a probar el angélico
como se suele decir, mas que le llevase de caldedero una y otra de un gran sartal
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que dellas traía, y yo ayudalle con mis se errara, y hallé su cuenta má s
flacas oraciones. verdadera que yo quisiera. Lo má s que yo
Cuando no me cato, veo en figura de pude hacer fue dar en ellos mil besos y, lo
panes, como dicen, la cara má s delicado que yo pude, del partido
de Dios dentro del arcaz; y, abierto, partí un poco al pelo que él estaba; y con
díjele: aquél pasé aquel día, no tan alegre como
«Yo no tengo dineros que os dar por la el pasado.
llave, mas tomad de ahí el pago». Mas como la hambre creciese,
É l tomó un bodigo de aquéllos, el mayormente que tenía el estó mago
que mejor le pareció , y dá ndome mi llave hecho a má s pan aquellos dos o tres días
se fue muy contento, dejá ndome má s a ya dichos, moría mala muerte; tanto, que
mí. Mas no toqué en nada por el otra cosa no hacía en viéndome solo sino
presente, porque no fuese la falta sentida, abrir y cerrar el arca y contemplar en
y aun, porque me vi de tanto bien señ or, aquella cara de Dios, que ansí dicen los
pareció me que la hambre no se me osaba niñ os. Mas el mesmo Dios, que socorre a
allegar. Vino el mísero de mi amo, y quiso los afligidos, viéndome en tal estrecho,
Dios no miró en la oblada que el á ngel trujo a mi memoria un pequeñ o remedio;
había llevado. que, considerando entre mí, dije:
Y otro día, en saliendo de casa, abro «Este arquetó n es viejo y grande y roto
mi paraíso panal, y tomo entre las manos por algunas partes, aunque pequeñ os
y dientes un bodigo, y en dos credos le agujeros. Puédese pensar que ratones,
hice invisible, no se me olvidando el arca entrando en él, hacen dañ o a este pan.
abierta; y comienzo a barrerla casa con Sacarlo entero no es cosa conveniente,
mucha alegría, pareciéndome con aquel porque verá la falta el que en tanta me
remedio remediar dende en adelante la hace vivir. Esto bien se sufre».
triste vida. Y así estuve con ello aquel día Y comienzo a desmigajar el pan sobre
y otro gozoso. Mas no estaba en mi dicha unos no muy costosos manteles que allí
que me durase mucho aquel descanso, estaban; y tomo uno y dejo otro, de
porque luego al tercero día me vino la manera que en cada cual de tres o cuatro
terciana derecha, y fue que veo a deshora desmigajé su poco; después, como quien
al que me mataba de hambre sobre toma gragea, lo comí, y algo me consolé.
nuestro arcaz volviendo y revolviendo, Mas él, como viniese a comer y abriese el
contando y tornando a contar los panes. arca, vio el mal pesar, y sin duda creyó
Yo disimulaba, y en mi secreta ser ratones los que el dañ o habían hecho,
oració n y devociones y plegarias decía: porque estaba muy al propio
«¡Sant Juan y ciégale!». contrahecho de como ellos lo suelen
Después que estuvo un gran rato hacer. Miró todo el arcaz de un cabo a
echando la cuenta, por días otro y viole ciertos agujeros por do
y dedos contando, dijo: sospechaba habían entrado. Llamó me,
«Si no tuviera a tan buen recaudo esta diciendo: «¡Lá zaro! ¡Mira, mira qué
arca, yo dijera que me habían tomado persecució n ha venido aquesta noche por
della panes; pero de hoy má s, só lo por nuestro pan!».
cerrar la puerta a la sospecha, quiero Yo híceme muy maravillado,
tener buena cuenta con ellos: nueve preguntá ndole qué sería.
quedan y un pedazo». «¡Qué ha de ser! -dijo él-. Ratones, que no
«¡Nuevas malas te dé Dios!», dijo yo entre dejan cosa a vida».
mí. Pareció me con lo que dijo pararme el Pusímonos a comer, y quiso Dios que aun
corazó n y comenzó me el estó mago a en esto me fue bien, que me cupo má s
escarbar de hambre, viéndose puesto en pan que la laceria que me solía dar,
la dieta pasada. porque rayó con un cuchillo todo lo que
Se fue fuera de casa el clérigo y yo, pensó ser ratonado, diciendo:
por consolarme, abro el arca, y como vi el «Có mete eso, que el rató n cosa limpia
pan, comencélo de adorar, no osando es».
recebillo. Contélos, si a dicha el lacerado
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Y así aquel día, añ adiendo la ració n que había de hacer y dejado un cuchillo
del trabajo de mis manos, o de mis uñ as, viejo que por allí andaba en parte do le
por mejor decir, acabamos de comer, hallase, voyme al triste arcaz, y por do
aunque yo nunca empezaba. Y luego me había mirado tener menos defensa le
vino otro sobresalto, que fue verle andar acometí con el cuchillo, que a manera de
solícito, quitando clavos de las paredes y barreno dél usé. Y como la antiquísima
buscando tablillas, con las cuales clavó y arca, por ser de tantos añ os, la hallase sin
cerró todos los agujeros de la vieja arca. fuerza y corazó n, antes muy blanda y
«¡Oh, Señ or mío! -dije yo entonces-, ¡a carcomida, luego se me rindió , y
cuá nta miseria y fortuna y desastres consintió en su costado por mi remedio
estamos puestos los nacidos, y cuá n poco un buen agujero.
duran los placeres de esta nuestra Esto hecho, abro muy paso la llagada
trabajosa vida! Heme aquí que pensaba arca y, al tiento, del pan que hallé partido
con este pobre y triste remedio remediar hice segú n está escrito. Y con aquello
y pasar mi laceria, y estaba ya cuanto que algú n tanto consolado, tornando a cerrar,
alegre y de buena ventura; mas no quiso me volví a mis pajas, en las cuales reposé
mi desdicha, despertando a este lacerado y dormí un poco.
de mi amo y poniéndole má s diligencia Otro día fue por el señ or mi amo visto
de la que él de suyo se tenía (pues los el dañ o así del pan como del agujero que
míseros por la mayor parte nunca de yo había hecho, y comenzó a dar a los
aquella carecen), agora, cerrando los diablos los ratones y decir:
agujeros del arca, ciérrase la puerta a mi «¿Qué diremos a esto? ¡Nunca haber
consuelo y la abriese a mis trabajos». sentido ratones en esta casa sino agora!».
Así lamentaba yo, en tanto que mi Y sin duda debía de decir verdad;
solícito carpintero con muchos clavos y porque si casa había de haber en el reino
tablillas dio fin a sus obras, diciendo: justamente de ellos privilegiada, aquélla
«Agora, traidores ratones, conviéneos de razó n había de ser, porque no suelen
mudar propó sito, que en esta casa mala morar donde no hay qué comer.
medra tenéis». Torna a buscar clavos por la casa y
De que salió de su casa, voy a ver la obra por las paredes y tablillas a tapá rselos.
y hallé que no dejó en la triste y vieja Venida la noche y su reposo, luego era yo
arca agujero ni aun por dó nde le pudiese puesto en pie con mi aparejo, y cuantos él
entrar un mosquito. Abro con mi tapaba de día, destapaba yo de noche. En
desaprovechada llave, sin esperanza de tal manera fue, y tal priesa nos dimos,
sacar provecho, y vi los dos o tres panes que sin duda por esto se debió
comenzados, los que mi amo creyó ser decir:«Donde una puerta se cierra, otra
ratonados, y dellos todavía saqué alguna se abre».
laceria, tocá ndolos muy ligeramente.. Finalmente, parecíamos tener a
Como la necesidad sea tan gran maestra, destajo la tela de Penélope, pues cuanto
viéndome con tanta, siempre, noche y él tejía de día, rompía yo de noche; así en
día, estaba pensando la manera que tenía pocos días y noches pusimos la pobre
en sustentar el vivir; y pienso, para hallar despensa de tal forma, que quien quisiera
estos negros remedios, que me era luz la propiamente della hablar, má s corazas
hambre, pues dicen que el ingenio con viejas de otro tiempo que no arcaz la
ella se avisa y al contrario con la hartura, llamara, segú n la clavazó n y tachuelas
y así era por cierto en mí. sobre sí tenía.
Pues estando una noche desvelado en De que vio no le aprovechar nada su
este pensamiento, pensando có mo me remedio, dijo:
podría valer y aprovecharme del arcaz, «Este arcaz está tan maltratado y es de
sentí que mi amo dormía, porque lo madera tan vieja y flaca, que no habrá
mostraba con roncar y en unos rató n a quien se defienda; y va ya tal que,
resoplidos grandes que daba cuando si andamos má s con él, nos dejará sin
estaba durmiendo. Levantéme muy guarda; y aun lo peor, que aunque hace
quedito y, habiendo en el día pensado lo poca, todavía hará falta faltando, y me
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pondrá en costa de tres o cuatro reales. se ha de ir para ti a la cama, que son muy
El mejor remedio que hallo, pues el de frías y buscan calor».
hasta aquí no aprovecha, armaré por de «Quiera Dios que no me muerda -decía
dentro a estos ratones malditos». yo-, que harto miedo
Luego buscó prestada una ratonera, y le tengo». De esta manera andaba tan
con cortezas de queso que a los vecinos elevado y levantado del sueñ o, que, mi fe,
pedía, con tino el gato estaba armado la culebra (o culebro, por mejor decir) no
dentro del arca, lo cual era para mí osaba roer de noche ni levantarse al arca;
singular auxilio; porque, puesto caso que mas de día, mientra estaba en la iglesia o
yo no había menester muchas salsas para por el lugar, hacía mis saltos: los cuales
comer, todavía me holgaba con las dañ os viendo él y el poco remedio que les
cortezas del queso que de la ratonera podía poner andaba de noche, hecho
sacaba. trasgo.
Como hallase el pan ratonado y el Yo hube miedo que con aquellas
queso comido y no cayese el rató n que lo diligencias no me topase con la llave que
comía, dá base al diablo, preguntaba a los debajo de las pajas tenía, y pareció me lo
vecinos qué podría ser comer el queso y má s seguro metella de noche en la boca.
sacarlo de la ratonera, y no caer ni Porque ya, desde que viví con el ciego, la
quedar dentro el rató n, y hallar caída la tenía tan hecha bolsa que me acaeció
trampilla del gato. tener en ella doce o quince maravedís,
Acordaron los vecinos no ser el rató n todo en medias blancas, sin que me
el que este dañ o hacía, porque no fuera estorbasen el comer;
menos de haber caído alguna vez. Díjole Pues ansí, como digo, metía cada noche la
un vecino: llave en la boca, y dormía sin recelo que
«En vuestra casa yo me acuerdo que solía el brujo de mi amo cayese con ella; mas
andar una culebra, y ésta debe ser sin cuando la desdicha ha de venir, por
duda. Y lleva razó n que, como es larga, demá s es diligencia.
tiene lugar de tomar el cebo; y aunque la Quisieron mis hados, o por mejor
coja la trampilla encima, como no entre decir mis pecados, que una noche que
toda dentro, tó rnase a salir». estaba durmiendo, la llave se me puso en
Cuadró a todos lo que aquél dijo, y la boca, que abierta debía tener, de tal
alteró mucho a mi amo; y dende en manera y postura, que el aire y resoplo
adelante no dormía tan a sueñ o suelto, que yo durmiendo echaba salía por lo
que cualquier gusano de la madera que hueco de la llave, que de cañ uto era, y
de noche sonase, pensaba ser la culebra silbaba, segú n mi desastre quiso, muy
que le roía el arca. Luego era puesto en recio, de tal manera que el sobresaltado
pie, y con un garrote que a la cabecera, de mi amo lo oyó y creyó sin duda ser el
desde que aquello le dijeron, ponía, daba silbo de la culebra; y cierto lo debía
en la pecadora del arca grandes parecer.
garrotazos, pensando espantar la Levantó se muy paso con su garrote
culebra. A los vecinos despertaba con el en la mano, y al tiento y sonido de la
estruendo que hacía, y a mí no me dejaba culebra se llegó a mí con mucha quietud,
dormir. íbase a mis pajas y por no ser sentido de la culebra; y como
trastorná balas, y a mí con ellas, pensando cerca se vio, pensó que allí en las pajas yo
que se iba para mí y se envolvía en mis estaba echado, al calor mío se había
pajas o en mi sayo, porque le decían que venido. Levantando bien el palo,
de noche acaecía a estos animales, pensando tenerla debajo y darle tal
buscando calor, irse a las cunas donde garrotazo que la matase, con toda su
está n criaturas y aun mordellas y fuerza me descargó en la cabeza un tan
hacerles peligrar. Yo las má s veces hacía gran golpe, que sin ningú n sentido y muy
del dormido, y en las mañ as decíame él: mal descalabrado me dejó .
«Esta noche, mozo, ¿no sentiste nada? Como sintió que me había dado,
Pues tras la culebra anduve, y aun pienso segú n yo debía hacer gran sentimiento
con el fiero golpe, contaba él que se había
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llegado a mí y dá ndome grandes voces, quiero en mi compañ ía tan diligente
llamá ndome, procuró recordarme. Mas servidor.
como me tocase con las manos, tentó la No es posible sino que hayas sido
mucha sangre que se me iba, y conoció el mozo de ciego» Y santiguá ndose de mí
dañ o que me había hecho, y con mucha como si yo estuviera endemoniado,
priesa fue a buscar lumbre. Y llegando tó rnase a meter en casa y cierra su
con ella, halló me quejando, todavía con puerta.
mi llave en la boca, que nunca la
desamparé, la mitad fuera. TRATADO TERCERO
Espantado el matador de culebras Cómo Lázaro se asentó con un
qué podría ser aquella llave, miró la, escudero, y de lo que le acaeció con
sacá ndomela del todo de la boca, y vio lo él.
que era, porque en las guardas nada de la
suya diferenciaba. Fue luego a proballa, y ESTA MANERA ME FUE FORZADO
con ella probó el maleficio. Debió de sacar fuerzas de flaqueza y, poco a poco,
decir el cruel cazador: con ayuda de las buenas gentes di comigo
«El rató n y culebra que me daban guerra en esta insigne ciudad de Toledo, adonde
y me comían mi hacienda he hallado». con la merced de Dios dende a quince
De lo que sucedió en aquellos tres días se me cerró la herida; y mientras
días siguientes ninguna fe daré, mas esto estaba malo, siempre me daban alguna
que he contado oí, después que en mí limosna, mas después que estuve sano,
torné, decir a mi amo, el cual a cuantos todos me decían:
allí venían lo contaba por extenso. «Tú , bellaco y gallofero eres. Busca, busca
A cabo de tres días yo torné en mi un amo a quien sirvas.»
sentido y vine echado en mis pajas, la «¿Y adó nde se hallará ése -decía yo entre
cabeza toda emplastada y llena de aceites mí- si Dios agora de nuevo, como crió el
y ungü entos y, espantado, dije: mundo, no le criase?
«¿Qué es esto?». Andando así discurriendo de puerta
Respondió me el cruel sacerdote: en puerta, con harto poco remedio,
«A fe, que los ratones y culebras que me porque ya la caridad se subió al cielo,
destruían ya los hecazado». topó me Dios con un escudero que iba por
Y miré por mí, y vime tan maltratado que la calle con razonable vestido, bien
luego sospeché mi mal. peinado, su paso y compá s en orden.
A esta hora entró una vieja y los Miró me, y yo a él, y díjome:
vecinos, y comiénzanme a quitar trapos «Mochacho, ¿buscas amo?».
de la cabeza y curar el garrotazo. Y como Yo le dije:
me hallaron vuelto en mi sentido, «Sí, señ or».
holgá ronse mucho y dijeron: «Pues ha «Pues vente tras mí -me respondió - que
tornado en su acuerdo, placerá a Dios no Dios te ha hecho merced en topar
será nada». comigo. Alguna buena oració n rezaste
Ahí tornaron de nuevo a contar mis hoy».
cuitas y a reírlas, y yo, pecador, a Y seguíle, dando gracias a Dios por lo
llorarlas. Con todo esto, diéronme de que le oí, y también que me parecía,
comer, que estaba transido de hambre, y segú n su há bito y continente, ser el que
apenas me pudieron remediar. Y ansí, de yo habíamenester.
poco en poco, a los quince días me Era de mañ ana cuando este mi
levanté y estuve sin peligro, mas no sin tercero amo topé, y llevó me tras sí gran
hambre, y medio sano. parte de la ciudad. Pasá bamos por las
Luego otro día que fui levantado, el plazas do se vendía pan y otras
señ or mi amo me tomó por la mano y provisiones.
sacó me la puerta fuera y, puesto en la Yo pensaba y aun deseaba que allí me
calle, díjome: quería cargar de lo que se vendía, porque
«Lá zaro, de hoy má s eres tuyo y no mío. ésta era propria hora cuando se suele
Busca amo y vete con Dios, que yo no
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proveer de lo necesario; mas muy a «No, señ or -dije yo-, que aú n no eran
tendido paso pasaba por estas cosas. dadas las ocho cuando con vuestra
«Por ventura no lo vee aquí a su contento merced encontré».
-decía yo- y querrá que lo compremos en «Pues, aunque de mañ ana, yo había
otro cabo». almorzado, y cuando ansí como algo,
Desta manera anduvimos hasta que há gote saber que hasta la noche me estoy
dio las once. Entonces se entró en la ansí. Por eso, pá sate como pudieres, que
iglesia mayor, y yo tras él, y muy después cenaremos».
devotamente le vi oír misa y los otros Vuestra merced crea, cuando esto le
oficios divinos, hasta que todo fue oí, que estuve en poco de caer de mi
acabado y la gente ida. Entonces salimos estado, no tanto de hambre como por
de la iglesia. conocer de todo en todo la fortuna serme
A buen paso tendido comenzamos a adversa. Allí se me representaron de
ir por una calle abajo. nuevo mis fatigas, y torné a llorar mis
Yo iba el má s alegre del mundo en ver trabajos; allí se me vino a la memoria la
que no nos habíamos ocupado en buscar consideració n que hacía cuando me
de comer. pensaba ir del clérigo, diciendo que
En este tiempo dio el reloj la una aunque aquél era desventurado y mísero,
después de mediodía, y llegamos a una por ventura toparía con otro peor:
casa ante la cual mi amo se paró , y yo con finalmente, allí lloré mi trabajosa vida
él; y derribando el cabo de la capa sobre pasada y mi cercana muerte venidera. Y
el lado izquierdo, sacó una llave de la con todo, disimulando lo mejor que pude:
manga y abrió su puerta y entramos en «Señ or, mozo soy que no me fatigo
casa; la cual tenía la entrada obscura y mucho por comer, bendito Dios. Deso me
ló brega de tal manera que parece que podré yo alabar entre todos mis iguales».
ponía temor a los que en ella entraban, «Virtud es ésa -dijo él- y por eso te
aunque dentro della estaba un patio querré yo má s, porque el hartar es de los
pequeñ o y razonables cámaras. puercos y el comer regaladamente es de
Desque fuimos entrados, quita de los hombres de bien».
sobre sí su capa y, preguntá ndome muy Pú seme a un cabo del portal y saqué
por extenso de dó nde era y có mo había unos pedazos de pan del seno, que me
venido a aquella ciudad; y yo le di má s habían quedado de los de por Dios. É l,
larga cuenta que quisiera, porque me que vio esto, díjome:
parecía má s conveniente hora de mandar «Ven acá , mozo. ¿Qué comes?». Yo
poner la mesa y escudillar la olla que de lleguéme a él y mostréle el pan. Tomó me
lo que me pedía. Con todo eso, yo le él un pedazo, de tres que eran el mejor y
satisfice de mi persona lo mejor que má s grande, y díjome:
mentir supe, diciendo mis bienes y «Por mi vida, que parece éste buen pan».
callando lo demá s. «¡Y có mo! ¿Agora -dije yo-, señ or, es
Esto hecho, estuvo ansí un poco, y yo bueno?».
luego vi mala señ al, por ser ya casi las «Sí, a fe -dijo él-. ¿Adó nde lo hubiste? ¿Si
dos y no le ver má s aliento de comer que es amasado de manos limpias?».
a un muerto. Después desto, consideraba «No sé yo eso -le dije-; mas a mí no me
aquel tener cerrada la puerta con llave ni pone asco ».
sentir arriba ni abajo pasos de viva «Así ruega a Dios» -dijo el pobre de mi
persona por la casa. Todo lo que yo amo y llevá ndolo a la boca, comenzó a
había visto eran paredes, sin ver en ella dar en él tan fieros bocados como yo en
silleta, ni tajo, ni banco, ni mesa, ni aun lo otro.
tal arcaz como el de marras: finalmente, «Sabrosísimo pan está -dijo-, por Dios».
ella parecía casa encantada. Estando así, Y como le sentí de qué pie cojeaba,
díjome: dime priesa, porque le vi en disposició n,
«Tú , mozo, ¿has comido?». si acababa antes que yo, se comediría a
ayudarme a lo que me quedase; y con

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esto acabamos casi a una. Y mi amo mandó me echar a sus pies, lo cual yo
comenzó a sacudir hice; mas ¡maldito el sueñ o que yo
con las manos unas pocas de migajas, y dormí! Porque las cañ as y mis salidos
entró en una huesos en toda la noche dejaron
camareta que allí estaba, y sacó un jarro de rifar que con mis trabajos, males y
desbocado y no muy nuevo, y desque hambre, pienso que en mi cuerpo no
hubo bebido convidó me con él. Yo, por había libra de carne; y también, como
hacer del continente, dije: aquel día no había comido casi nada,
«Señ or, no bebo vino». rabiaba de hambre, la cual con el sueñ o
«Agua es -me respondió -. Bien puedes no tenía amistad.
beber». Maldíjeme mil veces -¡Dios me lo
Entonces tomé el jarro y bebí, no perdone!- y a mi ruin fortuna, allí lo má s
mucho, porque de sed no era mi congoja. de la noche, y (lo peor) no osá ndome
Ansí estuvimos hasta la noche, hablando revolver por no despertalle, pedí a Dios
en cosas que me preguntaba, a las cuales muchas veces la muerte.
yo le respondí lo mejor que supe. La mañ ana venida, levantá monos, y
En este tiempo metió me en la cá mara comienza a limpiar y sacudir sus calzas y
donde estaba el jarro deque bebimos, y jubó n y sayo y capa -y yo que le servía de
díjome: pelillo- y vístese muy a su placer de
«Mozo, pá rate allí y verá s, có mo hacemos espacio. Echéle aguamanos, peinó se y
esta cama, para que la sepas hacer de puso su espada en el talabarte y, al
aquí adelante». tiempo que la ponía, díjome:
Pú seme de un cabo y él del otro y «¡Oh, si supieses, mozo, qué pieza es ésta!
hecimos la negra cama, en la cual no No hay marco de oro en el mundo porque
había mucho que hacer, porque ella tenía yo la diese. Mas ansí ninguna de cuantas
sobre unos bancos un cañ izo, sobre el Antonio hizo, no acertó a ponelle los
cual estaba tendida la ropa que, por no aceros tan prestos como ésta los tiene».
estar muy continuada a lavarse, no Y sacó la de la vaina y tentó la con los
parecía colchó n, aunque servía dél dedos. Tornó la a meter y ciñ ó sela y con
. Hecha la cama y la noche venida, un paso sosegado y el cuerpo derecho,
díjome: haciendo con él y con la cabeza muy
«Lá zaro, ya es tarde, y de aquí a la plaza gentiles meneos, echando el cabo de la
hay gran trecho. También en esta ciudad capa sobre el hombro y a veces so el
andan muchos ladrones que siendo de brazo, y poniendo la mano derecha en el
noche capean. Pasemos como podamos y costado, salió por la puerta, diciendo:
mañ ana, venido el día, Dios hará merced; «Lá zaro, mira por la casa en tanto que
porque yo, por estar solo, no estoy voy a oír misa, y haz la cama, y ve por la
proveído, antes he comido estos días por vasija de agua al río, que aquí bajo está , y
allá fuera, mas agora hacerlo hemos de cierra la puerta con llave, no nos hurten
otra manera». algo ».
«Señ or, de mí -dije yo- ninguna pena Y sú bese por la calle arriba con tan
tenga vuestra merced,que sé pasar una gentil semblante y continente, que quien
noche y aun má s, si es menester, sin no le conociera pensara ser muy cercano
comer». pariente al conde de Arcos, o a lo menos
«Vivirá s má s y má s sano -me respondió -, camarero que le daba de vestir.
porque como decíamos hoy, no hay tal ¡Grandes secretos son, Señ or, los que
cosa en el mundo para vivir mucho que vos hacéis y las gentes ignoran!
comer poco». ¿A quién no engañ ara aquella buena
«Si por esa vía es -dije entre mí-, nunca disposició n y razonable capa y sayo y
yo moriré, que siempre he guardado esa quién pensara que aquel gentil hombre
regla por fuerza, y aun espero en mi se pasó ayer todo el día sin comer, con
desdicha tenella toda mi vida». aquel mendrugo de pan que su criado
Y acostó se en la cama, poniendo por Lá zaro trujo un día? Nadie por cierto lo
cabecera las calzas y el jubó n, y sospechara. ¡Oh, Señ or, y cuá ntos de
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aquéstos debéis vos tener por el mundo parecía. Mas como yo este oficio le
derramados, que padecen por la negra hubiese mamado en la leche, quiero decir
que llaman honra lo que por vos no que con el gran maestro el ciego lo
sufrirían!». aprendí, tan suficiente discípulo salí que,
Ansí estaba yo a la puerta, mirando y aunque en este pueblo no había caridad
considerando estas cosas y otras muchas, ni el añ o fuese muy abundante, tan buena
hasta que el señ or mi amo traspuso la mañ a me di que, antes
larga yangosta calle, y como lo vi que el reloj diese las cuatro, ya yo tenía
trasponer, tornéme a entrar en casa, y en otras tantas libras de pan y má s de otras
un credo la anduve toda, alto y bajo, sin dos en las mangas y senos.
hacer represa ni hallar en qué. Hago la Volvíme a la posada y al pasar por la
negra dura cama y tomo el jarro y doy tripería pedí a una de aquellas mujeres, y
comigo en el río, donde en una huerta vi diome un pedazo de uñ a de vaca con
a mi amo en gran recuesta con dos otras pocas de tripas cocidas.
rebozadas mujeres, al parecer de las que Cuando llegué a casa, ya el bueno de
en aquel lugar no hacen falta, antes mi amo estaba en ella, doblada su capa y
muchas tienen por estilo de irse a las puesta en el poyo, y él paseá ndose por el
mañ anicas del verano a refrescar y patio.
almorzar sin llevar qué por aquellas Como entro, vínose para mí. Pensé
frescas riberas, con confianza que no ha que me quería reñ ir la tardanza,
de faltar quién se lo dé, segú n las tienen mas mejor lo hizo Dios. Preguntó me dó
puestas en esta costumbre aquellos venía. Yo le dije:
hidalgos del lugar. «Señ or, hasta que dio las dos estuve aquí,
Y como digo, él estaba entre ellas y de que vi que V.M. no venía, fuime por
hecho un Macías, diciéndoles má s esa ciudad a encomendarme a las buenas
dulzuras que Ovidio escribió . Pero como gentes, y hanme dado esto que veis».
sintieron dél que estaba bien Mostréle el pan y las tripas que en un
enternecido, no se les hizo de vergü enza cabo de la halda traía, a lo cual él mostró
pedirle de almorzar con el acostumbrado buen semblante y dijo:
pago. É l, sintiéndose tan frío de bolsa «Pues esperado te he a comer, y de que vi
cuanto estaba caliente del estó mago, que no veniste, comí. Mas tú haces como
tomó le tal calofrío que le robó la color hombre de bien en eso, que má s vale
del gesto, y comenzó a turbarse en la pedillo por Dios que no hurtallo, y ansí É l
plá tica y a poner excusas no vá lidas. me ayude como ello me parece bien. Y
Ellas, que debían ser bien instituídas, solamente te encomiendo no sepan que
como le sintieron la enfermedad, vives comigo, por lo que toca a mi honra,
dejá ronle para el que era. aunque bien creo que será secreto, segú n
Yo como mozo nuevo, sin ser visto de lo poco que en este pueblo soy conocido.
mi amo, torné a casa, de la cual pensé ¡Nunca a él yo hubiera de venir!».
barrer alguna parte, que era bien «De eso pierda, señ or, cuidado -le dije
menester, mas no hallé con qué. Pú seme yo-, que maldito aquél que ninguno tiene
a pensar qué haría, y pareció me esperar de pedirme esa cuenta ni yo de dalla».
a mi amo hasta que el día demediase y si «Agora, pues, come, pecador. Que, si a
viniese y por ventura trajese algo que Dios place, presto nos veremos sin
comiésemos; mas en vano fue mi necesidad; aunque te digo que después
experiencia. que en esta casa entré, nunca bien me ha
Des que vi ser las dos y no venía y la ido. Debe ser de mal suelo, que hay casas
hambre me aquejaba, cierro mi puerta y desdichadas y de mal pie, que a los que
pongo la llave do mandó , y tó rnome a mi viven en ellas pegan la desdicha. É sta
menester. Con baja y enferma voz e debe de ser sin duda de ellas; mas yo te
inclinadas mis manos en los senos, prometo, acabado el mes, no quede en
puesto Dios ante mis ojos y la lengua en ella aunque me la den por mía».
su nombre, comienzo a pedir pan por las «Por Dios, que me ha sabido como si hoy
puertas y casas má s grandes que me no hobiera comido bocado». (…)
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Contemplaba yo muchas veces mi con estirado cuerpo, má s largo que galgo
desastre, que escapando de los amos de buena casta! Y por lo que toca a su
ruines que había tenido y buscando negra que dicen honra, tomaba
mejoría, viniese a topar con quien no solo una paja y salía a la puerta escarbando
no me mantuviese, mas a quien yo había los dientes que nada entre sí tenían,
de mantener. quejá ndose todavía de aquel mal solar
Con todo, le quería bien, con ver que diciendo:
no tenía ni podía má s, y antes le había «Malo está de ver, que la desdicha desta
lá stima que enemistad (…) vivienda lo hace. Como ves, es ló brega,
Dios es testigo que hoy día, cuando triste, obscura. Mientras aquí
topo con alguno de su há bito, con aquel estuviéremos, hemos de padecer. Ya
paso y pompa, le he lá stima, con pensar deseo que se acabe este mes por salir
si padece lo que aquél le vi sufrir; al cual della».
con toda su pobreza holgaría de servir Pues, estando en esta afligida y
má s que a los otros por lo que he dicho. hambrienta persecució n un día, no sé por
Só lo tenía dél un poco de descontento: cual dicha o ventura, en el pobre poder
que quisiera yo me no tuviera tanta de mi amo entró un real, con el cual él
presunció n, mas que abajara un poco su vino a casa tan ufano como si tuviera el
fantasía con lo mucho que subía su tesoro de Venecia; y con gesto muy
necesidad. alegre y risueñ o me lo dio, diciendo:
Pues, estando yo en tal estado, «Toma, Lá zaro, que Dios ya va abriendo
pasando la vida que digo, quiso mi mala su mano. Ve a la plaza y merca pan y vino
fortuna, que de perseguirme no era y carne: ¡quebremos el ojo al diablo! Y
satisfecha, que en aquella trabajada y má s, te hago saber, porque te huelgues,
vergonzosa vivienda no durase. Y fue, que he alquilado otra casa, y en ésta
como el añ o en esta tierra fuese estéril de desastrada no hemos de estar má s de en
pan, acordaron el Ayuntamiento que cumplimiento el mes. ¡Maldita sea ella y
todos los pobres extranjeros se fuesen de el que en ella puso la primera teja, que
la ciudad, con pregó n que el que de allí con mal en ella entré! Por Nuestro Señ or,
adelante topasen fuese punido con cuanto hace que en ella vivo, gota de
azotes. Y así, ejecutando la ley, desde a vino ni bocado de carne no he comido, ni
cuatro días que el pregó n se dio, vi llevar he habido descanso ninguno; mas ¡tal
una procesió n de pobres azotando por vista tiene y tal obscuridad y tristeza! Ve
las Cuatro Calles, lo cual me puso tan y ven presto, y comamos hoy como
gran espanto, que nunca osé condes».
desmandarme a demandar. Tomo mi real y jarro y a los pies
Aquí viera, quien vello pudiera, la dá ndoles priesa, comienzo a subir mi
abstinencia de mi casa y la tristeza y calle encaminando mis pasos para la
silencio de los moradores, tanto que nos plaza muy contento y alegre. Yendola
acaeció estar dos o tres días sin comer calle arriba, echando mi cuenta en lo que
bocado, ni hablaba palabra. A mí le emplearía que fuese mejor y má s
diéronme la vida unas mujercillas provechosamente gastado, a deshora me
hilanderas de algodó n, que hacían vino al encuentro un muerto, que por la
bonetes y vivían par de nosotros, con las calle abajo muchos clérigos y gente en
cuales yo tuve vecindad y conocimiento; unas andas traían. Arriméme a la pared
que de la laceria que les traían me daban por darles lugar, y desque el cuerpo pasó ,
alguna cosilla, con la cual muy pasado me venían luego a par del lecho una que
pasaba. debía ser mujer del difunto, cargada de
Y no tenía tanta lá stima de mí como del luto, y con ella otras muchas mujeres; la
lastimado de mi amo, que en ocho días cual iba llorando a grandes voces y
maldito el bocado que comió . A lo menos, diciendo:
en casa bien lo estuvimos sin comer. No «Marido y señ or mío, ¿adó nde os me
sé yo có mo o dó nde andaba y qué comía. llevan? ¡A la casa triste y desdichada, a la
¡Y velle venir a mediodía la calle abajo
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casa ló brega y obscura, a la casa donde tierra; porque desde el primer día que
nunca comen ni beben!». con él asenté, le conocí ser estranjero,
Yo que aquello oí, juntó seme el cielo con por el poco conocimiento y trato que con
la tierra, y dije: los naturales della tenía. Al fin se cumplió
«¡Oh desdichado de mí! Para mi casa mi deseo y supe lo que deseabaporque
llevan este muerto». un día que habíamos comido
Dejo el camino que llevaba y hendí razonablemente y estaba algo contento,
por medio de la gente, y vuelvo por la contó me su hacienda y díjome ser de
calle abajo a todo el má s correr que pude Castilla la Vieja, y que había dejado su
para mi casa, y entrando en ella cierro a tierra no má s de por no quitar el bonete a
grande priesa, invocando el auxilio y un caballero su vecino.
favor de mi amo, abrazá ndome dél, que « Acuérdome que un día deshonré en mi
me venga a ayudar y a defender la tierra a un oficial, y quise ponerle las
entrada. El cual algo alterado, pensando manos, porque cada vez que le topaba me
que fuese otra cosa, me dijo: decía:
«¿Qué es eso, mozo? Por qué cierras la «Mantenga Dios a vuestra merced».
puerta con tal furia?». «Vos, don villano ruin -le dije yo- ¿por
«¡Oh, señ or -dije yo- acuda aquí, que nos qué no sois bien criado?De allí adelante,
traen acá un muerto!». de aquí acullá, me quitaba el bonete y
«¿Có mo así?», respondió él. hablaba como debía ».
«Aquí arriba lo encontré, y venía «¿Y no es buena manera de saludar un
diciendo su mujer: Marido y señ or mio, hombre a otro –dije yo- decirle que le
¿adó nde os llevan? ¡A la casa ló brega y mantenga Dios?».
obscura, a lacasa triste y desdichada, a la «¡Mira mucho de enhoramala! -dijo él-. A
casa donde nunca comen ni beben! Acá , los hombres de poca arte dicen eso, mas
señ or, nos lo traen». a los má s altos, como yo, no les han de
Y ciertamente, cuando mi amo esto hablar menos de: beso las manos de
oyó , aunque no tenía por qué estar muy vuestra merced., o por lo menos: .Bésoos,
risueñ o, rio tanto que muy gran rato señ or, las manos., si el que me habla es
estuvo sin poder hablar. Pasó la gente caballero.
con su muerto, y yo todavía me recelaba «Mayormente -dijo- que no soy tan pobre
que nos lo habían de meter en casa; y que no tengo en mi tierra un solar de
después fue ya má s harto de reír que de casas, que a estar ellas en pie y bien
comer, el bueno de mi amo díjome: labradas, diez y seis leguas de donde
«Verdad es, Lá zaro; segú n la viuda lo va nací, en aquella Costanilla de Valladolid,
diciendo, tú tuviste razó n de pensar lo valdrían má s de doscientas veces mil
que pensaste. Mas, pues Dios lo ha hecho maravedís, segú n se podrían hacer
mejor y pasan adelante, abre, abre, y ve grandes y buenas; y tengo un palomar
por de comer». que, a no estar derribado como está,
«Dejá los, señ or, acaben de pasar la calle», daría cada añ o má s de doscientos
dije yo. palominos; y otras cosas que me callo,
Al fin vino mi amo a la puerta de la que dejé por lo que tocaba a mi honra.
calle, y á brela esforzá ndome, que bien Y vine a esta ciudad, pensando que
era menester, segú n el miedo y hallaría un buen asiento, mas no me ha
alteració n, y me torno a encaminar. Mas sucedido como pensé. Canó nigos y
aunque comimos bien aquel día, maldito señ ores de la iglesia, muchos hallo, mas
el gusto yo tomaba en ello, ni en aquellos es gente tan limitada que no los sacaran
tres días torné en mi color; y mi amo muy de su paso todo el mundo (…)
risueñ o todas las veces que se le Desta manera lamentaba también su
acordaba adversa fortuna mi amo, dá ndome
De esta manera estuve con mi tercero relació n de su persona valerosa. Pues,
y pobre amo, que fue este escudero, estando en esto, entró por la puerta un
algunos días, y en todos deseando saber hombre y una vieja. El hombre le pide el
la intenció n de su venida y estada en esta
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alquiler de la casa y la vieja el de la cama. .«Bien está -dicen ellos-. Por poco que eso
Hacen cuenta, y de dos en dos meses le valga, hay para pagar la deuda. ¿Y a qué
alcanzaron lo que él en un añ o no parte de la ciudad tiene eso?», me
alcanzara: pienso que fueron doce o trece preguntaron.
reales. «En su tierra», respondí.
Y él les dio muy buena respuesta: que «Por Dios, que está bueno el negocio
saldría a la plaza a trocar una pieza de a -dijeron ellos-. ¿Y adó nde es su tierra?».
dos, y que a la tarde volviese. Mas su «De Castilla la Vieja me dijo él que era»,
salida fue sin vuelta. Por manera que a la le dije yo. Riéronse mucho el alguacil y el
tarde ellos volvieron, mas fue tarde.Yo escribano, diciendo:
les dije que aú n no era venido. Venida la «Bastante relació n es ésta para cobrar
noche, y él no, yo hube miedo de quedar vuestra deuda, aunque mejor fuese».
en casa solo, y fuime a las vecinas y Las vecinas, que estaban presentes,
contéles el caso, y allí dormí. Venida la dijeron:
mañ ana, los acreedores vuelven «Señ ores, éste es un niñ o inocente, y a
ypreguntan por el vecino, mas a estotra pocos días que está con ese escudero, y
puerta. Las mujeres leresponden: no sabe dél má s que vuestras mercedes,
«Veis aquí su mozo y la llave de la le damos de comer lo que podemos por
puerta». amor de Dios, y a las noches se iba a
Ellos me préguntaron por él y díjele dormir con él».
que no sabía a dó nde estaba y que Vista mi inocencia, dejá ronme,
tampoco había vuelto a casa desde que dá ndome por libre. Y el alguacil y el
salió a trocar la pieza, y que pensaba que escribano piden al hombre y a la mujer
de mí y de ellos se había ido con el sus derechos, sobre lo cual tuvieron gran
trueco. De que esto me oyeron, van por contienda y ruido, porque ellos alegaron
un alguacil y un escribano y vuelven no ser obligados a pagar, pues no había
luego con ellos, y toman la llave, y de qué ni se hacía el embargo.
llá manme,y llaman testigos, y abren la Así, como he contado, me dejó mi
puerta, y entran a embargar la hacienda pobre tercero amo, do acabé de conocer
de mi amo hasta ser pagados de su mi ruin dicha, pues, señ alá ndose todo lo
deuda. Anduvieron toda la casa y que podría contra mí, hacía mis negocios
hallá ronla desembarazada, como he tan al revés, que los amos, que suelen ser
contado, y dícenme: dejados de los mozos, en mí no fuese
«¿Qué es de la hacienda de tu amo, sus ansí, mas que mi amo me dejase y huyese
arcas y pañ os de pared y alhajas de de mí.
casa?» TRATADO CUARTO
«No sé yo eso», le respondí. Cómo Lázaro se asentó con un
«Sin duda -dicen ellos- esta noche lo fraile de la Merced, y de lo que le
deben de haber alzado y llevado a alguna acaeció con él (…)
parte. Señ or alguacil, prended a este
mozo, que él sabe dó nde está ».
TRATADO QUINTO
En esto vino el alguacil, y echó me mano
por el collar deljubó n, diciendo: Cómo Lázaro se asentó con un
«Mochacho, tú eres preso si no descubres buldero, y de las cosas que con él
los bienes deste tuamo». pasó. (…)
Yo hube mucho miedo, y llorando
prometí decir lo que preguntaban. TRATADO SEXTO
«Bien está -dicen ellos-, pues di todo lo Cómo Lázaro se asentó con un
que sabes, y no hayas temor». Sentó se el capellán, y lo que con él pasó
escribano preguntá ndome qué tenía. DESPUÉ S DESTO, ASENTÉ con un
«Señ ores -dije yo-, lo que este mi amo maestro de pintar panderos para molelle
tiene, segú n él me dijo, los colores, y también sufrí mil males.
es un muy buen solar de casas y un
palomar derribado»
25
Siendo ya en este tiempo buen los que padecen persecuciones por
mozuelo, entrando un día en la iglesia justicia y declarar a voces sus delitos:
mayor, un capellá n della me recibió por pregonero, hablando en buen romance,
suyo, y pú some en poder un asno y en el cual oficio un día que ahorcá bamos
cuatro cá ntaros y un azote, y comencé a un apañ ador en Toledo y llevaba una
echar agua por la ciudad. É ste fue el buena soga de esparto, conocí y caí en la
primer escaló n que yo subí para venir a cuenta de la sentencia que aquel mi ciego
alcanzar buena vida, porque mi boca era amo había dicho en Escalona, y me
medida. arrepentí del mal pago que le di por lo
Daba cada día a mi amo treinta mucho que me enseñ ó , que, después de
maravedís ganados, y los sá bados ganaba Dios, él me dio industria para llegar al
para mí, y todo lo demá s, entre semana, estado que ahora estoy.
de treintamaravedís. Hame sucedido tan bien, yo le he
Fueme tan bien en el oficio que al usado tan fácilmente, que casi todas las
cabo de cuatro añ os que lo usé, con cosas al oficio tocantes pasan por mi
poner en la ganancia buen recaudo, mano: tanto que en toda la ciudad el que
ahorré para me vestir muy ha de echar vino a vender o algo, si
honradamente de la ropa vieja, de la cual Lá zaro de Tormes no entiende en ello,
compré un jubó n de fustá n viejo y un hacen cuenta de no sacar provecho.
sayo raído de manga tranzada y puerta, y En este tiempo, viendo mi habilidad y
una capa que había sido frisada, y una buen vivir, teniendo noticia de mi
espada . persona el señ or arcipreste de Sant
Desque me vi en há bito de hombre de Salvador, mi señ or, y servidor y amigo de
bien, dije a mi amo se tomase su asno, vuestra merced, porque le pregonaba sus
que no quería má s seguir aquel oficio. vinos, procuró casarme con una criada
TRATADO SÉPTIMO suya; y visto por mí que de tal persona no
Cómo Lázaro se asentó con un podía venir sino bien y favor, acordé de
alguacil, y de lo que le acaeció con lo hacer.
él Y así me casé con ella, y hasta agora
DESPEDIDO DEL CAPELLÁ N, asenté no estoy arrepentido;porque, allende de
por hombre de justicia con un alguacil, ser buena hija y diligente, servicial, tengo
mas muy poco viví con él, por parecerme en mi señ or acipreste todo favor y ayuda.
oficio peligroso; mayormente, que una Y siempre en el añ o le da en veces al pie
noche nos corrieron a mí y a mi amo a de una carga de trigo, por las Pascuas su
pedradas y a palos unos retraídos, y a mi carne, y cuando el par de los bodigos, las
amo, que esperó , trataron mal, mas a mí calzas viejas que deja; e hízonos alquilar
no me alcanzaron. una casilla par de la suya. Los domingos y
Con esto renegué del trato. Y pensando fiestas casi todas las comíamos en su
en qué modo de vivir haría mi asiento casa. Mas malas lenguas, que nunca
por tener descanso y ganar algo para la faltaron ni faltará n, no nos dejan vivir,
vejez, quiso Dios alumbrarme y ponerme diciendo no sé qué, y sí sé qué, de que
en camino y manera provechosa; y con veen a mi mujer irle a hacer la cama y
favor que tuve de amigos y señ ores, guisalle de comer. Y mejor les ayude Dios
todos mis trabajos y fatigas hasta que ellos dicen la verdad; aunque en este
entonces pasados fueron pagados con tiempo siempre he tenido alguna
alcanzar lo que procuré, que fue unoficio sospechuela y habido algunas malas
real, viendo que no hay nadie que medre cenas por esperalla algunas noches hasta
sino los que le tienen; en el cual el día de las laudes y aú n má s, y se me ha venido a
hoy vivo y resido a servicio de Dios y de la memoria lo que mi amo el ciego me
vuestra merced. dijo en Escalonaestando asido del
Y es que tengo cargo de pregonar los cuerno; aunque de verdad siempre
vinos que en esta ciudad se venden, y en pienso que el diablo me lo trae a la
almonedas y cosas perdidas, acompañ ar memoria por hacerme malcasado, y no le
aprovecha porque, allende de no ser ella
26
mujer que se pague destas burlas, mi añ o que nuestro victorioso Emperador
señ or me ha prometido lo que pienso en esta insigne ciudad de Toledo entró y
cumplirá . Que él me habló un día muy tuvo en ella cortes, y se hicieron grandes
largo delante della, y me dijo: regocijos, como vuestra merced habrá
«Lá zaro de Tormes, quien ha de oído. Pues en este tiempo estaba en mi
mirar a dichos de malas lenguas, nunca prosperidad y en la cumbre de toda
medrará . Digo esto porque no me buena fortuna (de lo que de aquí
maravillaría alguno, viendo entrar en mi adelante me sucediere avisaré a vuestra
casa a tu mujer y salir della. Ella entra merced).
muy a tu honra y suya, y esto te lo
prometo. Por tanto, no mires a lo que
pueden decir, sino a lo que te toca, digo a
tu provecho».
«Señ or -le dije-, yo determiné de
arrimarme a los buenos. Verdad es que
algunos de mis amigos me han dicho algo
deso, y aun, por má s de tres veces me
han certificado que, antes que comigo
casase, había parido tres veces, hablando
con reverencia de V.M., porque está ella
delante».
Entonces mi mujer echó juramentos
sobre sí, que yo pensé la casa se hundiera
con nosotros, y después tornó se a llorar y
a echar maldiciones sobre quien comigo
la había casado, en tal manera que
quisiera ser muerto antes que se me
hobiera soltado aquella palabra de la
boca. Má s yo de un cabo y mi señ or de
otro, tanto le dijimos y otorgamos que
cesó su llanto, con juramento que le hice
de nunca má s en mi vida mentalle nada
de aquello, y que yo holgaba y había por
bien de que ella entrase y saliese, de
noche y de día, pues estaba bien seguro
de su bondad. Y así quedamos todos tres
bien conformes. Hasta el día de hoy,
nunca nadie nos oyó sobre el caso; antes,
cuando alguno siento que quiere decir
algo della, le atajo y le digo:
«Mirá : si sois amigo, no me digá is cosa
con que me pese, que no tengo por mi
amigo al que me hace pesar; mayormente
si me quieren meter mal con mi mujer,
que es la cosa del mundo que yo má s
quiero, y la amo má s que a mí. Y me hace
Dios con ella mil mercedes y má s bien
que yo merezco; que yo juraré sobre la
hostia consagrada que es tan buena
mujer como vive dentro de las puertas de
Toledo. Quien otra cosa me dijere, yo me
mataré con él».
Desta manera no me dicen nada, y yo
tengo paz en mi casa. Esto fue el mesmo
27
Guía de actividades nº3: “La vida del Lazarillo de Tormes”

1. Tenga en cuenta el prólogo y resuelva:


1.1. Diga qué clase de narrador aparece. Justifique mediante un fragmento del texto.
¿Cuál cree usted que será la finalidad de presentar el relato en primera persona?
1.2. Mencione los pretextos que el narrador aduce para ponerse a escribir
1.3. Diga a quién están dirigidas las palabras del prólogo y cuáles son las dos
intenciones que lo motivan a dirigirse al destinatario.
1.4. Diga qué postura adopta el narrador en relación al tópico de la fortuna. ¿Qué
grupos sociales opone y cuál valora?

Tratado Primero
2. Genealogía y primera infancia de Lázaro”
2.1. Explique el origen del sobrenombre “Lázaro de Tormes”
2.2. Diga a qué se dedicaba el padre y qué le sucedió.
2.3. Tenga en cuenta el accionar ilícito del padrastro y diga cómo evalúa el protagonista
dicha accionar y qué clase social se critica.
2.4. Diga qué anti valores recibió Lázaro en su primera infancia. Justifique con un
fragmento del texto.

2.5. Primer amo de Lázaro: el ciego.


2.6. Diga cómo caracteriza Lázaro al ciego ¿qué rasgos son exaltados? ¿cree usted que
su caracterización es hiperbólica? ¿ cuál es su función? Justifique
2.7. Mencione el hecho que marca un cambio rotundo en el protagonista y diga si este
es una manera de preparar a Lázaro para la vida. Justifiqué su respuesta.
2.8. Tenga en cuenta el siguiente fragmento y diga qué aprende Lázaro con su primer
amo.
“(..)Yo oro ni plata no te lo puedo dar, mas avisos para vivir, muchos te mostraré (…)”

2.9. Diga cuál es la causa que obliga a Lázaro a vengarse de su amo y mencione las
burlas que realiza contra el Ciego. ¿Qué características de la personalidad de Lázaro se
ponen de manifiestos con estos engaños?
2.10. Cree usted que Lázaro experimenta sentimientos contradictorios con respecto al
ciego. Justifique.
2.11. Tenga en cuenta el hecho que marca una cambio importante en Lázaro y el
último que se narra antes de finalizar el tratado y diga si el personaje demuestra haber
aprendido las lecciones del ciego. Justifique su respuesta.
2.12. Tenga en cuenta la siguiente cita y diga si desde el punto de vista psicológico
constituye un rito de iniciación.
“(…) Parecióme que en aquel instante desperté de la simpleza en que como niño dormido estaba
(…)”
2.13. Teniendo en cuenta el contexto de producción de la obra, diga cuál es la intención
del autor.

3. Tratado Segundo: “Cómo Lázaro se asentó con un clérigo, y de las cosas que con él
pasó”
3.1. Mencione el nuevo amo de Lázaro, la clase social a la que pertenece y el trabajo
que comenzará a desempeñar junto a él.
3.2. Tenga en cuenta el siguiente refrán y diga qué recurso emplea Lázaro al
pronunciarlo y cuál es su finalidad.

“Escapé del trueno y di en el relámpago”


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3.3. Diga cómo caracteriza Lázaro al clérigo. ¿ qué características en común comparte
con el ciego y en qué se diferencian?
3.4. Mencione la causa que vuelve a repetirse en este tratado la cual obliga a Lázaro
urdir estrategias para su supervivencia. Ejemplifique por medio de una cita.
3.5. Mencione los dos motivos por los cuáles Lázaro se ve obligado a no abandonar al
clérigo.
3.6. Mencione el nuevo personaje que aparece convirtiéndose en una esperanza para
saciar el hambre de Lázaro y qué elemento obtiene de éste para su “salvación”.
3.7. Enumere las estrategias que emplea Lázaro para no ser descubierto por su amo y
cómo calificaría el accionar del personaje y el del amo. Justifique su respuesta.
3.8. Cuál es el hecho que desencadena el descubrimiento de sus engaños y qué
consecuencia tiene para Lázaro este hecho. Justifique su respuesta.
3.9. Teniendo en cuenta el contexto de producción de la obra, diga cuál es la intención
del autor.

4. Tratado Tercero: “Cómo Lázaro se asentó con un escudero, y de lo que le


acaeció con él”.
4.1. Mencione el lugar en el que reside Lázaro y caracterícelo
4.2. Mencione el nuevo amo, a que clase social pertenece y que primera impresión tiene
Lázaro de él.
4.3. Mencione el tema que vuelve a repetirse en este tratado y diga qué función
cumplen los marcadores temporales en relación con el tema.
4.4. Diga el impedimento que vuelve a repetirse en este tratado y qué obliga a Lázaro a
permanecer con su amo.
4.5. Tenga en cuenta la siguiente cita, diga cómo es el comportamiento de este amo en
el ámbito público y en el ámbito privado y qué conflicto surge del choque de estas
realidades.
“(…) ¡Grandes secretos son, Señor, los que vos hacéis y las gentes ignoran! ¿A quién no
engañaré aquella buena disposición y razonable capa y sayo ?¿ Y quién pensará que aquel gentil
hombre se pasó ayer todo el día sin comer (…)”

4.6. Diga a qué se dedica Lázaro para sobrevivir y qué contradicción se presenta en la
relación amo/criado. Justifique.
4.7. Ejemplifique mediante una cita del tratado qué sentimientos contradictorios
experimenta Lázaro hacia el escudero.
4.8. Tenga en cuenta la siguiente cita y diga cómo es tratado el tema de la honra.

“(…) y solamente te encomiendo no sepan que vives conmigo por lo que toca a mí honra (…)”

4.9. Teniendo en cuenta el contexto de producción de la obra, diga cuál es la intención


del autor.

5. Tratado séptimo: “Cómo Lázaro se asentó con un alguacil, y de lo que le acaeció con
él”
5.1. Mencione el nuevo de amo de Lázaro y qué hecho lo hace dejarlo.

5.2. Diga cuál es el nuevo oficio del personaje y en qué consiste éste. A cuál de sus
amos recuerda Lázaro. Cree usted que lo dicho por éste se cumple como una profecía.
Justifique su respuesta.
5.3. Tenga en cuenta la siguiente cita y diga qué tipo de evolución se observa en el
personaje. Justifique su respuesta.
29
“todos mis trabajos y fatigas hasta entonces pasados fueron pagados con alcanzar lo que procuré
(…)”
5.4. Mencione el nuevo amo a quién sirve el personaje, su relación con Vuestra
Mercedy el hecho que marca un cambio importante en la vida de Lázaro.
5.5. Relea la última parte del tratado a partir de la frase “(…)hasta el día de hoy(…) ”y
diga a qué situación personal se refiere y con qué parte del prólogo lo relaciona y por
qué .
5.6. Diga a quién vuelve a mencionarse en esta parte de la obra.
5.7. Teniendo en cuenta que el narrador es Lázaro y el destinatario Vuestra Merced
¿podemos hablar de una relación conversacional o dialógica diferida a través de una
epístola?
5.8. A qué situación personal se refiere Lázaro en el prólogo y al final del tratado. Cree
usted que él llega a explicar su caso. Ejemplifique con una cita del texto.
5.9. Tenga en cuenta la siguiente cita y explique cómo es tratado el tema de la honra.

“Pues en este tiempo estaba en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna”

5.10. Complete el siguiente cuadro:

Tratado Amo Clase social Características

I
II
III
IV
V
VI
VII

5.10.1. Establezca la diferencia entre pobre y miserable y diga qué amos presentan
actitudes miserables.
5.10.2. Diga cuál es la intención del autor al reiterar determinadas clases sociales
.Justifique
5.11. Tenga en cuenta el documento de información “La novela picaresca”, apartado
características del antihéroe y diga cómo esas características se evidencian en la obra.

Guía N° 4: Texto de opinión sobre “El Lazarillo de Tormes”


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Nombre y Apellido:
………………………………………………………..
Fecha:………………………......

1. Redacte un texto argumentativo referido a la obra “El Lazarillo de Tormes.


Para ello tenga en cuenta las siguientes pautas:
1. Seleccione una de las siguientes temáticas o proponga otra.
o La hipocresía en las relaciones sociales
o Crítica a la sociedad española
o La configuración del antihéroe
o Otras
2. Tenga en cuenta el siguiente esquema para la organización de su texto.

-Presentar la obra elegida teniendo en cuenta las características de la


novela picaresca y su contexto (político-social y religioso) de
Introducción
producción.
-Presentar el tema del que se va a hablar
-Expresar su opinión personal con respecto al tema seleccionado
Justificar su opinión a partir de algunas de las siguientes estrategias
argumentativas, por ejemplo:

-Cita: introducir en el texto la opinión de otras personas que


avalen la propia opinión o que se opongan.
-Ejemplificación
Desarrollo -Enumeraciones
-Preguntas retóricas: interrogaciones que no se responden
en el texto pero que llevan al lector a que reflexione.
-Ironía: decir una cosa y dar a entender otra, por lo general
opuesta.
-Comparación: establecer relaciones de semejanza o de
diferenciación entre dos elementos.
-Generalización: afirmar o negar algo con valor universal o
de totalidad a partir de situaciones particulares.

Conclusión Retomar brevemente el tema planteado


Reafirmar su opinión personal.

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