Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
CAPITULO PRIMERO
Bibliografía sobre «la época de Jesús»' A. Ah, Kleine Scbriiten zur Gescbicbte
des Volkes Israel, 3 voIs. (Munich 1953·1959); J. Bonsirven, Le [uddisme pales-
tinien au temps de [ésus-Cbrist, 2 voIs. (París 1934-1935); W. Foerster, Neutes-
tamenttlicbe Zeitgescbicbte 1. Das [udentum Paldstinas zur Zeit [esu und der
Apostol (GüterIsIoh 41964); Ch. Guignebert, Le monde [ui] uers le temps de [ésus
(París 1950); A. H. Gunneweg, Geschichte Israels bis Bar Kochba (Theo!. Wis·
senschaft 2; Stuttgart 1972); M. Hengel, [udentum und Hellenismus (WUNT 10;
Tubinga 21973; J. Jeremias, Jerusalén en tiempos de Jesús (Madrid, Ed. Cristiano
dad 31980); M. Lagrange, Le [uddisme auant [ésus-Cbrist (París 1931); E. Lohme-
yer, Galiláa und [erusalem (FRLANT 34; Gotinga 1936); E. Lohse, Umwelt des
Neuen Testaments (Gotinga 1971); A. D. Nock, Essays on Religion and tbe An·
cient World, 2 vols, (Cambridge 1972); B. Reícke, Neutestamentlicbe Zeitsges-
cbicbte (Berlín 1965); M. Rostovtzeff, The Social and Economic History of tbe
Hellenistic World (Nueva York 1941); E. Schürer, Gescbicbte des [iidiscben Vol-
kes im Zeitalter [esu Cbristi, 3 voIs. (Leipzig 41909-1911).
de una experiencia de reconocimiento no es necesariamente la más rica diversas tradiciones protocristianas, puede ver ya una «radicalización»
o matizada, si bien constituye una pauta importante para el proceso en el énfasis unilateral en una tradición no criticada o corregida toda-
ulterior en que se intenta articular, cada vez con mayor claridad, la vía por otras tradiciones sobre Jesús. En otras palabras, se trata de
riqueza de las auténticas experiencias. De hecho, la primera articu- criterios puramente hipotéticos y poco fiables. La radicalización podría
lación resulta a menudo imperfecta e inacabad a en comparación con la deberse igualmente a una comunidad y no a Jesús.
impresión real que nos ha producido una persona y que sólo más tarde
logramos expresar plenamente. Las formulaciones antiguas y más re- f) Finalmente, tampoco las profesiones de fe y bomologesis bíbli-
cientes de una experiencia realizan muchas veces entre sí una crítica cas son un factor constante de unidad. ¿Cuánto tarda en desaparecer
mutua. Así, podemos ver con cierta claridad, sobre todo mediante un la expresión «Hijo del hombre»? Ni siquiera llega a formar parte de
análisis estructural, que Marcos cree en Jesús como Cristo e Hijo de una profesión de fe. ¿Y qué importancia tiene el mesianismo davídico
Dios, pero a condición de que tales conceptos recojan el contenido del para los cristianos helenistas no judíos? Además, en esas profesiones de
«hijo del hombre doliente». Evidentemente, nos hallamos ya ante un fe ya hay un pluralismo y una evolución: unas veces parece que Jesús
caso de crítica teológica de otras imágenes pardales de Jesús. no fue constituido Cristo, Mesías y Señor hasta su resurrección; otras,
parece tener gran importancia la idea de la «asunción»: Jesús, muerto
d) Tampoco la conciencia que Jesús tenía de sí puede ser factor y entronizado junto a Dios, volverá pronto como Hijo del hombre,
de unidad ni criterio. Entiendo aquí por conciencia -a diferencia de como juez dotado de autoridad y poder: « ... a quien debe retener el
la comprensión de sí- la psicología de Jesús, su vida interior y su cielo hasta el tiempo de la restauración universal» (Hch 3,21)3; tam-
carácter. De ella sabemos poco. En cambio, sabemos bastante sobre la bién encontramos una teología de encarnación y un Cristo preexistente.
autocomprensión de Jesús aunque de un modo indirecto, es decir, a tra- En estas profesiones e himnos litúrgicos, no todo puede tener el mismo
vés de su predicación del reino de Dios, su invitación al seguimiento, valor normativo, y mucho menos simultáneamente; de lo contrario ha-
su trato con los marginados en el plano social y religioso, sus pará- bría que acusar de herejía a una parte de la Biblia o llegar a una com-
bolas, que colocaban a los judíos ante una opción, etc ... La autocom- pilación artificial, a una especie de suma aritmética que nada tiene que
prensión de Jesús en relación con Dios y los hombres tiene gran im- ver con la verdadera Escritura. Sin embargo, es verdad que, con el tiem-
portancia. Pero, por ejemplo, el concepto de poder o exousia, al menos po, el contenido de un título pasa a otros, de manera que al final todos
en la medida en que se aplica al Jesús terreno, es claramente un ele- tienen un contenido fluctuante y todos quieren expresar todo sobre
mento redaccional de Marcos. Sólo a través de la experiencia de desvela- Jesús. Lo importante será entonces qué significa ese «todo». Cuando
miento de los discípulos, podemos determinar qué es lo que le ha dado un título tiene un carácter determinado, es también limitativo; pero si
origen. Siempre se da una mediación cristiana o «eclesial» enraizada todos los títulos dicen todo, corren peligro de convertirse en fórmulas
en una situación histórica. sin significado alguno. De ahí que las tradiciones presinópticas contie-
nen, además de confesiones litúrgicas, tradiciones de la memoria ] esu,
e) Tampoco podemos considerar como criterio y factor de unidad referentes sobre todo a sus milagros, a su mensaje sobre la venida del
las llamadas «palabras y acciones propias de Jesús» (ipsissima uerba reino de Dios y a su vida. ¿Son estas últimas menos determinantes o
et lacta). Si podemos distinguir en la Escritura palabras y acciones au- contribuyen menos a la formación de la comunidad que las profesiones
ténticamente históricas de Jesús, éstas nos han llegado a través de la formales de fe?
selección de unas comunidades cristianas que no mencionan otros
hechos y dichos de Jesús. Por tanto, tampoco aquí podemos llegar a De este resultado negativo se desprende que una interpretación cris-
Jesús más que a través de la selección interpretativa de las comunidades. tológic.i moderna de Jesús no puede partir del kerigma o del dogma
Además, incluso las pocas palabras y acciones de Jesús que se conside- sobre Jesús; tampoco de un Jesús de Nazaret «puramente histórico».
ran directamente históricas están en los evangelios dentro de un con- El único punto de partida adecuado es un método histórico-crítico ins-
texto eclesial, no siéndonos posible en la mayoría de los casos (y nunca
por completo) averiguar el contexto concreto en que Jesús habló y ac- 3 Aunque este texto de los Hechos de los Apóstoles está influido por e! mo-
tuó. Excepto en el caso de las parábolas si no tenemos en cuenta el delo de! «rapto», utilizado por Lucas (nuevo en el Nuevo Testamento; d. inira),
contexto y la situación de una frase, no podemos dar una interpreta- la idea misma (la assumptio) es mucho más antigua. Sin e! final adicional (Me 16,
ción única ni determinar su significado. Por la misma razón, tampoco 9-20), el Evangelio de Marcos sostiene la tesis de que el Jesús resucitado está des-
tinado a ser Hijo de! hombre, pero no lo es todavía y que no aparece hasta el
es criterio el llamado «radicalismo de Jesús» ni el carácter no judai- final de los tiempos; d. Th. J. Wceden, Mark-Traditions in Con/lict (Filadelfia
zante de las tradiciones sinópticas o anteriores. Tales propiedades pue- 1971). (Cf. injra.) El propio Lucas cristianiza aquí una especulación sobre Elías
den basarse en postulados científicos. Quien admite desde el principio mnocida en los círculos bautistas (d. tercera parte, sección II, nota 41).
OFERTA DE SALVACION y RESPUESTA CRISTIANA 49
48 ACCESO H ISTORICO A JESUS DE NAZARET
demos decir que Jesús era tal que su persona suscitó esa típica reacción
pirado por la fe. Si los intentos precedentes resultan insatisfactorios, de fe que se refleja en las experiencias de la comunidad.
¿cuál puede ser el factor constante de unidad? Yo diría, y no es
que el mismo movimiento cristiano. En otras palabras, una expertencta
cristiana unitaria cuya unidad se basa en su referencia al único Jesús, 4. Tensión entre Jesús y el Nuevo Testamento
pero que es pluriíorme en su articulación. «Vosotros mismos sois
cribe Pablo a la comunidad cristiana de Corinto-e- .. . una carta de Cristo ¿Qué implica todo esto? En primer lugar, que la revelación de
escrita no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, en los corazones» Dios en Jesús no puede buscarse en una Biblia infaliblemente inspi-
(2 Cor 3, 2-3). Entiendo por experiencia unitaria no una experiencia rada, que constituiría nuestra norn:a en cuanto Pal.abra directa de Dios,
religiosa individual o individualista de Jesús, una especie de «revivalis- y menos aún en lo que -sin motIvo-:-. se ha venido en su
mo», sino una experiencia comunitaria. Y ello, en el sentido de tido literal, el cual resulta bastante distinto de 10 que parecía al pnnci-
experiencia eclesial o colectiva que insta a los hombres a fijar el sentido pio cuando se realizan los análisis exegéticas pertinentes. La revelación
último de su vida en relación con Jesús o, en términos tradicionales es la acción salvífica de Dios en cuanto experimentada y expresada.
y no menos exactos, que insta a los hombres a interpretar la vida de En esta articulación tiene un papel esencial el Antiguo Testamento, ya
Jesús como la acción definitiva o escatológica de Dios en la historia que, en el Nuevo, Jesús es llamado profeta, Hijo del hombre, glorifica-
para la salvación o liberación de los hombres. El factor consiste en que do, Señor, representaciones que tienen su fundamento en el Antiguo
unos determinados grupos de hombres encuentran la salvación definitiva Testamento o en el judaísmo posterior al Antiguo Testamento, precris-
de Dios en Jesús de Nazaret. En otras palabras, tal experiencia permite tiano o extracristiano. El Nuevo Testamento es la interpretación cris-
descubrir dos aspectos en la vida de Jesús: a) esta vida repercute en tiana de lo que se había experimentado con Jesús y de lo que todavía se
la situación histórica actual de las comunidades cristianas, y b) tiene experimentaba en las comunidades cristianas, y ello a la luz del Antiguo
un significado decisivo para la opción de vida fundamental aquí en la Testamento. Esta exégesis cristiana del Antiguo Testamento explica en
tierra y para la comunión escatológica con Dios. Además vemos que esa parte las múltiples interpretaciones neotestamentarias de Jesús, que
determinación del sentido decisivo y definitivo de la propia vida en desembocaron en diversas cristologías, fenómeno que de algún modo
relación con Jesús de Nazaret no es algo que se efectúa de una vez se prolongó en la patrística.
para siempre. Se trata de una decisión que el hombre, sujeto a las cir- ¿Dónde reside entonces la autoridad de la Biblia? Vaya tratar de
cunstancias, debe tomar y articular constantemente. Esto significa que dar una doble respuesta a esta cuestión.
un kerigma, por ejemplo «Jesús es el Señor», no se puede formalizar. Por una parte, el Nuevo Testamento, como documento escrito, está
Tenemos que dejar que Jesús determine nuestra vida de acuerdo con inmerso en la vida de un movimiento y ofrece una imagen del mismo,
las cambiantes situaciones socioculturales y eclesiales, y en ese contexto durante el período concreto -y dilatado-s- de su cristalización inicial
llegaremos a experimentar y articular lo que significa realmente, aquí (desde el primero al último escrito transcurre un período de unos cin-
y ahora, «dejarse determinar por Jesús». Para los cristianos procedentes cuenta o sesenta años). De ello se desprende ya que el Nuevo Testa-
del judaísmo, esta articulación era, entre otras, Señor (mar), Hijo del mento no tiene una autoridad aislada e independiente. En la cristaliza-
hombre y Mesías, y tenía unas consecuencias decisivas para su vida de ción de un movimiento que, situado dentro de la tradición vetero-
fe. Mejor dicho, lo llaman así porque experimentan que tales conse- testamentaria, es anterior a los documentos escritos del Nuevo Testa-
cuencias tienen un sentido para su vida diaria con Jesús. A los cristia- mento y después continúa su curso normalmente. La comunidad viva
nos griegos no les decían nada esos títulos; pero, por el culto al em- es el documento normativo que Jesús nos ha dado (cf. 2 Cor 3,2-3).
perador, les era conocido el título Kyrios, de modo que para ellos el El movimiento en torno a Jesús puede considerarse también -tal como
no es ya el emperador, sino Jesús. El hecho es importante. lo veían las antiguas comunidades de Jerusalén y Palestina- como un
Así, pues, el acontecimiento de Jesús es el origen de la experiencia fenómeno dentro del propio judaísmo, si bien (según una tradición
comunitaria comprobable históricamente y domina tal experiencia. Di- veterotestamentaria, por ejemplo Is 2,2-5) también los paganos han
cho de otro modo: el factor constante es la vida cambiante de la «co- sido llamados escatológicamente (por Dios) (Mt 8,10·11 par.). Pero el
munidad de Dios» o «comunidad de Cristo», la experiencia que forja la movimiento cristiano se va desarrollando en unas circunstancias histó-
comunidad y que es provocada por la impresión que Jesús produce en ricas contingentes. Así, el testimonio del Nuevo Testamento es la cris-
sus discípulos y que sigue produciendo a través del Espíritu en los talización de determinadas experiencias comunitarias, precisamente en
hombres que han experimentado la salvación definitiva en Jesús de esa época. Esto relativiza su autoridad.
Nazaret. La 'prioridad corresponde a la oferta real, que es Jesús; pero Por otra parte, en el Nuevo Testamento ocurre algo irreemplazable
esa oferta está engastada en la aceptación creyente de la comunidad v único, pues no'> ofrece la vía de acceso más directa, la única posible
cristiana, que experimentamos entre nosotros en nuestra historia. Po-
50 ACCESO H ISTORICO A JESVS DE NAZARET OFERTA DE SALVACION y RESPUESTA CRISTIANA 51
y mejor fundamentada históricamente, hacia el acontecimiento original: de las tradiciones más o menos divergentes, sino también como expre-
el movimiento cristiano, que recibió su impulso inicial de Jesús de sión de un afán «ecuménico» de unificar las diversas tradiciones cris-
Nazaret, La experiencia originaria de desvelamiento de los primeros cris- tianas originales. De ahí que ese deseo ecuménico de unidad, apreciable
tianos, algunos de los cuales ya habían muerto entre tanto, aparece en los sinópticos y hasta quizás en las tradiciones presinópticas, sea tam-
todavía palpitante en el Nuevo Testamento a través de tradiciones fide- bién para nosotros un elemento indispensable de la norma de interpre-
tación 6.
dignas; en él se narran también acontecimientos que son desagradables
Al mismo tiempo, todo esto supone que la historia de la respuesta
para las comunidades cristianas y sus dirigentes y, por tanto, no pueden
cristiana a Jesús no acaba con la fijación del Nuevo Testamento canó-
haber sido inventados por ellos. Las primeras generaciones de cristianos
nico. Esto impide atribuir a la Biblia una autoridad desmesurada. Ya
creen que ese Jesús (= una realidad histórica) es el Cristo (= desvela-
en el Nuevo Testamento, una comunidad cristiana critica por boca de
miento, expresado mediante un concepto judío que les resultaba evoca- su evangelista las formulaciones de otras comunidades; vemos, por
dor). Ven concretamente cumplidas en Jesús sus esperanzas y utopías más ejemplo, que Mateo y Lucas manejan libremente el material de Marcos
elevadas. El origen del cristianismo no reside en Jesús ni en las prime- -llamado en la actualidad «neotestamentario»-. En la Biblia no hay
ras «comunidades eclesiales», sino en ambos conjuntamente, en cuanto rastro de biblicismo, sino más bien todo lo contrario. ¿Cómo se puede,
oferta y respuesta. No hay cristianismo sin Jesús, pero tampoco sin cris- entonces, apelar a las Escrituras de un modo «biblicista»? El biblicismo
tianos. Este hecho originario, la formación de la comunidad cristiana, no es bíblico.
posee realmente un valor normativo: la Iglesia antigua refleja en el El Nuevo Testamento --en su valor normativo, fundamentado en
Nuevo Testamento el acontecimiento de Jesús a la luz de su influjo la experiencia de las «comunidades de Cristo»- no se muestra como
sobre un grupo de hombres. Por ello el contacto entablado permanente- un depósito de verdades eternas y literalmente inmutables, que sólo
mente con la primera respuesta a una oferta original en la historia es exigirían (en el lenguaje y en la forma) una adaptación hermenéutica
siempre normativo para la propia respuesta. En este sentido, en cuanto a los tiempos modernos. Más bien es un conjunto diferenciado de dis-
documento eclesial, la autoridad del Nuevo Testamento es irreempla- tintas respuestas cristológicas a la oferta de Jesús. Esta diversidad está
zable. La interpretación católica, según la cual la Iglesia es el único limitada internamente por la oferta histórica misma y, en consecuencia,
vestigio vivo de Jesús de Nazaret y, por tanto, la norma para nuestra por la memoria [esu, y responde a las nuevas situaciones históricas.
comprensión de la fe, puede ser calificada de extraordinaria intuición Así, el tránsito del cristianismo judío al cristianismo «de los gentiles»
de fe, confirmada indirectamente por la crítica histórica; pero también lleva a una nueva cristología, a otra imagen de Jesús, en la misma
el principio protestante del insustituible valor normativo de los testi- Biblia, pero sin salirse de los límites de la memoria [esu. No sólo se
monios bíblicos encuentra su confirmación crítica. Ambas concepciones ofrece a los paganos el don del cristianismo, sino que con ello se ve
confluyen en un mismo punto: los cristianos protestantes aceptan el enriquecido el propio cristianismo y adopta una configuración nueva,
Nuevo Testamento como «libro de la Iglesia» 4, y la constitución dog- una respuesta propia todavía inédita pero con nuevos problemas. Así,
mática Dei Verbum del Vaticano JI reconoce que el magisterio de la ya en una perspectiva bíblica, la conclusión es obvia: la relación crítica
Iglesia no es «dueño» de la Escritura, sino que está «sometido» a la con el presente concreto forma parte de la respuesta cristológica a Je-
revelación divina tal como se encuentra en la Biblia 5. Dado que las sús; tal relación codetermina la cristología: los «recuerdos de Jesús»
experiencias de la comunidad plasmadas en la Escritura constituyen el siguen siendo el principio rector, pero fecundados por los problemas de
factor constante que aglutina todo el Nuevo Testamento con sus dife- la actualidad. Así, más tarde, a raíz de una situación concreta y par-
rentes cristologías, el mismo Nuevo Testamento, en cuanto documento tiendo del platonismo medio -bastante extendido también en los círcu-
escrito, en su totalidad viene a formar parte de ese factor de unidad. los cristianos ortodoxosos-, Arria obligó a la comunidad cristiana a
Según esto, la norma de interpretación bíblica puede fijarse únicamente utilizar un término de origen semignóstico (homoousía, consustancia-
mediante el método de la coherencia sistemática; así, la norma de inter- lidad), a fin de conservar fielmente la memoria de Jesús. La Iglesia
pretación es el texto bíblico, en cuanto reproduce de hecho la vida de fue menos consecuente que Arria frente a los planteamientos filosóficos
las diversas comunidades cristianas. Pero hay que añadir algo más. del platonismo medio; pero permaneció fiel a la experiencia comunita-
A pesar de sus tensiones internas, el Nuevo Testamento nos ofrece ria, profundamente enraizada en la anámnesis de Jesús. La fidelidad
una panorámica relativamente coherente. Esto se explica no sólo como 6 Esto aparece en el hecho de que ciertas fórmulas presinópticas unimembres
consecuencia del influjo histórico del único Jesús, que está en el origen provenientes de diversas tradiciones comunitarias dan lugar en el Nuevo Testa-
mento a fórmulas confesionales multimembres. Esto se debe, sin duda, a una
4 Por ejemplo, W. Marxsen, Das Neue Testament als Buch der Kircbe (Gü- crítica sintética que tiende a implantar en toda la Iglesia una imagen unitaria de
rcrsloh 1966); íd., Der Streit um die Bibel (Gladbeck 1965). Jesús.
, Constitución Dei Verbum, n. 10.
52 ACCESO H ISTORICO A JESUS DE NAZARET OFERTA DE SALVACION y RESPUESTA CRISTIANA 53
cristiana a Jesús desbordó así la evidencia universal, también para los catológicas de todos los hombres y todos los pueblos deben ser en las
cristianos ortodoxos, de tal filosofía 7. No es raro que los «herejes» comunidades cristianas de nuestros días una realidad ejemplar, una ac-
sean los más consecuentes respecto a las condiciones del conocimiento ción expansiva al servicio del mundo: «La Iglesia como sacramento, es
filosófico inmanentes a un sistema dado, del que también han partido decir, como signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la
los cristianos. Pero para los «ortodoxos» tiene menos peso la coheren- unidad de todo el género humano» 8.
cia lógica de un sistema filosófico que la «memoria de Jesucristo» tal Las experiencias y esperanzas actuales de la humanidad son, por
como se muestra, por ejemplo, en los evangelios, en la oración litúrgica tanto, un elemento constitutivo de nuestra respuesta a la pregunta:
(en el caso de la Tercera Persona de la Trinidad) o en la piedad popu- «y vosotros, ¿quién decís que soy yo?», del mismo modo que la si-
lar (en el caso de la homoousía de Cristo con Dios) y en la práctica tuación del mundo helénico, con ocasión de la predicación del cristia-
concreta de las comunidades cristianas. Así salvaron el cristianismo en nismo judío a los paganos, ejerció una función directamente hermenéu-
ese momento crítico de la historia, y al mismo tiempo hicieron patente tica respecto a la cuestión del significado del evangelio cristiano para
la falsedad filosófica del modelo intelectual utilizado. Más tarde, en un los cristianos provenientes del paganismo. De lo contrario, ¿cómo ha-
horizonte filosófico o en un contexto vivencial diferente, los «herejes» bría sido posible, cuatro siglos después de cerrarse el Nuevo Testamento,
que escogieron históricamente la alternativa errónea pueden «tener ra- que naciera un dogma -una verdad de fe--, y por añadidura, en tér-
zón» cuando su intención cristiana de fondo se desliga de la filosofía minos de una filosofía posbíblica, como sucedió en Calcedonia? La re-
constrictiva anterior. A menudo, su herejía no era directamente cristo- velación sólo se realiza plenamente como tal en la respuesta creyente
lógica, sino que obedecía al hecho de conceder la última palabra a la a una situación concreta y en el horizonte de la propia problemática.
filosofía y no a la fe. y nuestros problemas son distintos de los del pasado.
Todo esto quiere decir que el presente, con sus actuales modelos Recapitulación. Junto con la oferta de realidad por parte de Jesús
de experiencia, es sólo un momento dentro de una historia que camina -oferta que se nos hace en la comunidad que vive del recuerdo vivo
hacia el futuro, y en cuanto tal debe ser el lugar en que los cristianos de Jesús de Nazaret-, la interpretación que parte de la situación ac-
demos nuestra respuesta cristológica. La predicación y la teología QO tual es, asimismo, un elemento constitutivo de lo que llamamos revela-
pueden prescindir de una referencia al tiempo. El hecho de que nues- ción divina de la salvación en Jesucristo. Considerando la estructura de
tra época anhele la paz, la justicia, el salom y la liberación de los opri- los títulos dados a Jesús en el Nuevo Testamento -y las fluctuaciones
tr,lidos dará una configuración propia a nuestra imagen de Jesús, pero de los mismos- a la luz de la experiencia de la salvación divina en
SIempre de acuerdo con los «recuerdos de Jesús». Proclamar a Jesús Jesús, que varía constantemente según las circunstancias, podemos con-
como un gran revolucionario político es oponerse a la memoria de cluir que la invención de nuevos títulos de Jesús, si brota de una viven-
Jesús (y también al resultado de estudios críticos) y proyectar sobre cia análoga de la salvación, está de acuerdo con el evangelio. Las
él nuestros deseos (quizá legítimos). Pero, por otra parte, si el factor categorías religiosas de nuestro tiempo son tan apropiadas como las del
constante en el cristianismo es que los cristianos determinan el sentido pasado, si bien bajo el presupuesto de que están sometidas críticamente
decisivo o último de su historia concreta en relación con Jesús de Na- al criterio de la realidad histórica de Jesús, para el que la «causa de
nuevo «exegeta» de Dios y defensor del hombre, también nuestra Dios» es esencialmente la «causa del hombre» y que, por ello, está
Imagen de Jesús estará determinada por el sentido inmediato de esta totalmente de parte de Dios y totalmente de parte del hombre. Pode-
vida, por las grandes esperanzas de nuestro siglo: la exigencia de un mos acercarnos a esa realidad de salvación desde distintos puntos de
justo. los primeros ,cristianos provenientes del [u- vista; por ello, ya en el cristianismo primitivo se forman imágenes
daísmo Incorporaron a su Imagen de Jesus todas sus esperanzas religio- de Jesús muy distintas entre sí, que a veces nos parecen contradicto-
sas y humanas (mesiánicas). No podemos ni debemos actuar de otra rias. Pero las concepciones del Oriente Antiguo y del Asia Menor dife-
forma, si la confesión cristológica fundamental es la acción salvífica rían mucho de las del hombre moderno occidental sobre qué es lo
definitiva de Dios en nuestra historia por medio de Jesús y en Jesús «contradictorio» y lo «no contradictorio» 9.
o Jesús como sentido definitivo de la existencia humana en este mun-
8 Constitución Lamen gentium, n. 1.
do. Si no l? así, en_un kerigma mágico, abstracto y 9 Cf. W. S. Haas, The Destiny 01 Mind, East and West (Londres 1956) y
puramente «jesús es el Senor». La solidaridad y unidad es- H. Frankfort, Kingship and tbe Gods (Chicago 1948) VII-VIII. El motivo de la
«tolerancia oriental» radica en la idea de que «sistemas» totalmente distintos pue-
: q. sobre todo, Fr. Ricken, Hon:oousios van Nikaia als Krisis des alto den expresar una única intuición fundamental. Finalmente, la llamada «idea de la
ch'.tstltchen Platonismus, en Zur Priibgescbicbte der Christologie (Quaesr, disp. 51· participación» pasó 0el Oriente a. la filosofía occidental, pero con un sentido no
Friburgo 1970) 74-99. ' oriental. Es mas Iácil para los orientales que para los occidentales reconocer una