Вы находитесь на странице: 1из 9

SECCION PRIMERA

TESUS DE NAZARET, NORMA y CRITERIO


DE TODA INTERPRET ACION DE TESUS

CAPITULO PRIMERO

ACCESO HISTORICO DEL CREYENTE A JESUS DE NAZARET

1. OFERTA DE SALVACION y RESPUESTA CRISTIANA

Bibliografía sobre «la época de Jesús»' A. Ah, Kleine Scbriiten zur Gescbicbte
des Volkes Israel, 3 voIs. (Munich 1953·1959); J. Bonsirven, Le [uddisme pales-
tinien au temps de [ésus-Cbrist, 2 voIs. (París 1934-1935); W. Foerster, Neutes-
tamenttlicbe Zeitgescbicbte 1. Das [udentum Paldstinas zur Zeit [esu und der
Apostol (GüterIsIoh 41964); Ch. Guignebert, Le monde [ui] uers le temps de [ésus
(París 1950); A. H. Gunneweg, Geschichte Israels bis Bar Kochba (Theo!. Wis·
senschaft 2; Stuttgart 1972); M. Hengel, [udentum und Hellenismus (WUNT 10;
Tubinga 21973; J. Jeremias, Jerusalén en tiempos de Jesús (Madrid, Ed. Cristiano
dad 31980); M. Lagrange, Le [uddisme auant [ésus-Cbrist (París 1931); E. Lohme-
yer, Galiláa und [erusalem (FRLANT 34; Gotinga 1936); E. Lohse, Umwelt des
Neuen Testaments (Gotinga 1971); A. D. Nock, Essays on Religion and tbe An·
cient World, 2 vols, (Cambridge 1972); B. Reícke, Neutestamentlicbe Zeitsges-
cbicbte (Berlín 1965); M. Rostovtzeff, The Social and Economic History of tbe
Hellenistic World (Nueva York 1941); E. Schürer, Gescbicbte des [iidiscben Vol-
kes im Zeitalter [esu Cbristi, 3 voIs. (Leipzig 41909-1911).

1. La persona humana, centro de múltiples relaciones


Una persona constituye el centro de un amplio espacio. Así, la
pregunta «quién es Jesús de Nazaret» no puede plantearse al margen de
la historia anterior y posterior. Una persona resulta ininteligible si se
prescinde: a) de la historia pasada que la enmarca, le sirve de base y
la desafía y ante la que ella reacciona críticamente; b) de sus relaciones
con quienes tiene trato, con los contemporáneos que se benefician de
ella, en ella influyen y la espolean en un determinado sentido; c) del
influjo que la misma persona ejerce en la historia posterior, o de lo
que eventualmente ella quiere promover. En otras palabras, una per-
sona humana constituye el centro personal de una serie de relaciones
interactivas con el pasado, el futuro y el presente.
OFERTA DE SALVACION y RESPUESTA CRISTIANA 39
38 ACCESO H ISTORICO A JESUS DE NAZARET

las autoridades judías lo entregaran sólo se explica (dejando al margen


Esto se aplica también a Jesús. Por ello, el punto ?e partida de
las pasiones humanas) si el comportamienta religioso de Jesús se apartó
cristología o interpretación cristiana de Jesús no es
radicalmente de los cánones convencionales del judaísmo. No basta el
de Nazaret, ni tampoco el kerigma o credo de la Iglesia, sino el moot-
hecho de que se presentara como Mesías, pues en aquellos tiempos
miento que Jesús mismo inició en siglo primero ?e n:restra era, má- otros pretendientes al título de Mesías, que no por eso fueron ejecu-
xime si tenemos en cuenta que solo conocemos históricamente a ese
tados. Por otra parte, estaban los discípulos, los que creyeron en Jesús,
Jesús a través de tal movimiento. Por consiguiente, el punto de partida
los que le dieron sin reservas una respuesta positiva. Después de la
fundamental es un hecho histórico: que los evangelios nos relatan lo
ejecución de su Maestro, para articular la experiencia que servía de base
que un tal Jesús significó para la vida de algunos grupos de hombres.
a su respuesta, hubieron de recurrir a los evocadores y elevados con-
En otras palabras, el punto de es la prim<;ra
ceptos y símbolos religiosos del mundo judío y pagano: Hijo del hom-
tiana pero en cuanto eco o reflejo de lo que jesús fue, dijo e hizo.
bre, Profeta escatológico, Mesías o Cristo, «Hijo de Dios» (en sentido
Frente a la oferta de salvación de Jesús, algunos judíos reaccionaron
con un sí incondicional. El contenido de tal oferta de salvación sólo po- judío y helenista), «Señor» (el mar judío y el kyrios griego), etc. Títulos
demos conocerlo indirectamente, deduciéndolo de las reacciones y tes- evocadores, algunos de los cuales tenían pleno sentido para los judeo-
timonios recogidos en el Nuevo Testamento: a través del prisma de la cristianos, pero resultaban ininteligibles para los cristianos provenien-
respuesta cristológica de las primeras comunidades cristianas. Estas ha- tes del paganismo (por ejemplo, Hijo del hombre, Mesías), lo cual ex-
blan de Jesús de Nazaret «con un lenguaje de fe»; pero, aun así, se plica que, en las Iglesias de habla griega, desaparecieran (como en el
refieren al auténtico Jesús de Nazaret, a una realidad histórica concreta caso del Hijo del hombre) o se difuminaran.
que los interpelaba personalmente. . . Esto indica ya la gran relatividad de los títulos utilizados. Es sig-
Esto resulta claro a juzgar por el tenor de su lenguaje. Las cornum- nificativo que, para expresar de algún modo sus experiencias con Jesús,
dades cristianas ponen el acento no en que «murió», sino en que «mu- los creyentes recurrieran a los más elevados títulos existentes en su
rió por nuestros pecados»; más aún, en que «.murió por nuestr?: peca- entorno religioso. Lo principal es la experiencia cristiana en cuanto
dos según las Escrituras» (1 Cor 15,2); o bien en ,que «muna, 'pero respuesta de la comunidad a la oferta de Jesús; los títulos, aunque im-
resucitó» (Rom 8,34; 1 Cor 15,3-4). Hablar de Jesus con lenguaje de portantes, son secundarios; además, ya en la Escritura pueden intercam-
fe es afirmar 10 que el Jesús realmente histórico significó para sus dis- biarse ser sustituidos por otros e incluso desaparecer. Lo que perma-
cípulos, y cómo tal significado está fundado en Jesú.s. Ahí tenemos nece es la experiencia salvífica, la cual exige una expresión y una articu-
historia y saber empírico (es decir, información), pero Interpretados en lación que se ajusten continuamente a las nuevas situaciones sociohistó-
un lenguaje de fe. . . , ricas. Podemos llamarla experiencia de apertura o descubrimiento: una
Lo único que sabemos sobre el acontecimiento de jesús nos llega experiencia original tanto para el que había conocido personalmente
a través de la vivencia concreta de las primeras comunidades cristianas, a Jesús, como para el que sólo lo conocía a través de la «memoria [esu»
las cuales experimentaron en sí una nueva vida, que atribuían como don y la vida de la comunidad; en Jesús descubrieron algo que no es di-
al Pneuma, al Espíritu; una experiencia de vida nueva en. virtud del rectamente demostrable por vía empírica, pero que resplandece como
Espíritu, pero en memoria de Jesús. Por eso decíamos que el punt? una «evidencia» otorgada a quien adopta ante Jesús una actitud sincera
de partida insoslayable e históricamente seguro lo tenemos en el movi- en el seno de una comunidad viva.
miento de los primeros cristianos en torno a Jesús. No podemos pre- Es interesante considerar la estructura de esa experiencia comuni-
guntar simplemente quién fue Jesús de Nazaret. Tampoco un historia- taria: la comunidad pone la «vida nueva» en virtud del Pneuma en
dor al hacerse esa pregunta, puede ignorar que este hombre, inserto en relación con Jesús de Nazaret. Pneuma y anámnesis, Espíritu y recuerdo
un; tradición o en un contexto religioso y cultural, ejerció un profundo de Jesús, se unen en una misma experiencia en el Nuevo Testamento,
influjo no sólo sobre un grupo de contemporáneos que se hicieron dis- esto se tematiza de diversas maneras:
cípulos suyos, sino también s.obre qui:nes lo entendieron de un modo
a) , Si comparamos Hch 2 con el Evangelio de Juan y con la pri-
muy distinto, pero que tam1;lén de una forma m,uy pecu- mitiva cristología judeocristiana (aramea) -que podemos deducir en
liar que le iba a costar la Vida (históricamente consta que jesús, entre-
cierta medida a partir de los sinópticos-, vemos que en Hch 2 el
por las au!ori.dades por la autoridad :?mana «acontecimiento de Pentecostés», cincuenta días después de la Pascua,
local). Por consiguiente, el historiador preguntarse: ¿qUlen fue
es un relato etiológico de las experiencias que del Pneuma tenían las
realmente ese hombre, para provocar reacciones tan extremas como una
comunidades cristianas desde hacía ya años. En el Evangelio de Juan,
fe sin reservas y una incredulidad agresiva? El hecho de que los roma-
la efusión del Espíritu, explicada de una forma etiológica, tiene lugar
nos lo crucificaran por miedo a agitaciones políticas en una zona ocu-
CIl la «Pascua» misma, es decir, está conectada directamente con la resu-
pada es algo típico de nuestra historia de injusticias. El hecho de que
40 ACCESO H ISTORICO A JESUS DE NAZARET
OFERTA DE SALVACION y RESPUESTA CRISTIANA 41
rreccion, con lo cual una vez más están íntimamente ligados Jesús y
miento de liberación escatológica para reunir a todos los hombres. Un
Pneuma, recuerdo y presente. salom universal!.
b) El Evangelio de Juan tematiza todavía más exactamente la _re-
lación entre Pneuma y anámnesis (recuerdo) cuando presenta al Senor
diciendo que el Espíritu que ha de venir les recordará todo (Jn 14,26; 2. Revelación y «le croyable disponible»
15,26; 16,13-14). Las experiencias que la comunidad tiene del Pneuma
están estrechamente ligadas a la «memoria de Jesús». Existe una cone- La teología kerigmática de protestantes como Karl Barth y, sobre
xión orgánica entre el presente, la actualidad de las vivencias comuni- todo, de Rudolf Bultmann, reaccionó contra la búsqueda del Jesús
tarias (Pneuma) y el «pasado» de Jesús (recuerdo). histórico, típica del liberalismo del siglo XIX. Casi en paralelismo con
En el Evangelio de Juan se repite de modo más explícito y cons- esta postura, entre los años 1910 y 1960, la teología católica, en reac-
ciente una estructura que encontramos en los sinópticos y en otros lu- ción contra el modernismo, estuvo también dominada por el «dato re-
gares. De hecho, la fórmula «¿no recordáis ... ?» aparece a menudo tam- velado» (título de un conocido libro de A. Gardeil). Si esta expresión
bién fuera del Evangelio de Juan (d. Me 8,18-19 par. Mt 16,9; designa un dato revelado preestablecido interpretado de forma casi po-
Mc 14,9 par. Mt 26,13; Le 24,6-8; Hch 20,35; 2 Pe 1,12-15 y 3,1-2). sitivista, muchos lo miran hoy con recelo. La sociología del conocimien-
Finalmente, la fórmula eucarística de la propia Iglesia atestigua que to y otras ciencias afines, en particular la lingüística, nos han propor-
la celebración litúrgica se realiza «en memoria de Jesús» (Le 22,19; cionado una visión más exacta de la estructura de todo conocimiento
1 Cor 11,24-25). En otras palabras, el kerigma eclesial es al mismo (incluido el conocimiento de fe, a pesar de su irreductibilidad). Así sa-
tiempo un recuerdo del Jesús terreno, de lo que él dijo e hizo. Esto bemos que la realidad que experimentamos y expresamos, es decir,
es algo que debe quedar claro en este libro. la realidad experiencial, está intrínsecamente modificada y condicionada
Así, las comunidades cristianas, cuando reflexionan sobre sus pro- por el bagaje social, intelectual y cultural que vamos traspasando del
pias vivencias, explican su experiencia relacionándola con el Espíritu pasado al presente: el modelo cultural, que llena también nuestra vida
interior 2. De ahí que la realidad experiencial de la fe cristiana no sólo
y con Jesús de Nazaret; es más, al principio ambas relaciones parecían depende de la oferta de realidad (Jesús de Nazaret), sino que --en
una sola: «El Señor es el Espíritu», escribía Pablo en su primera etapa
cuanto experimentada y expresada, por ejemplo, en las fórmulas y decla-
(2 Cor 3,17). Además, la comunidad articuló las experiencias de tal raciones de fe, en la liturgia y en la teología- resulta también intrín-
relación: a) en narraciones sobre Jesús (logia, relatos y parábolas como secamente modificada y condicionada por el bagaje del espíritu huma-
memoria Jesu) y b) en kerigmas, himnos y confesiones de fe, en los no aquí y ahora, por lo que técnicamente se llama «contexto cultural».
que, de múltiples formas y en diversas comunidades cristianas, se expre- Esto implica que la realidad de fe está inmersa en la historia, forma
sa con un lenguaje de fe qué significa Jesús para tales comunidades, a parte intrínseca de la historia humana y es historia y cultura. La reve-
fin de proclamarlo de forma inteligible. lación y su expresión cultural no son dos magnitudes separables. La
La experiencia de las primeras comunidades cristianas, indisoluble- revelación se da siempre dentro de lo que Paul Ricoeur llamaba le ero-
mente unida al contacto directo con Jesús y, posteriormente, a través de yable disponible de una época, es decir, el conjunto de supuestos, expec-
la memoria [esu, al contacto con el Señor, es por consiguiente la matriz tativas e ideologías que se aceptan generalmente y que sin embargo
del Nuevo Testamento como documento escrito. Esto es lo que hace (y ésta es la interpretación cristiana), cambian intensamente al conver-
que las primeras comunidades cristianas nos sean históricamente accesi- tirse en elemento portador de la revelación. De ahí que el cristiano del
bles con su experiencia: desde el punto de vista histórico, constituyen mundo helenista se parezca mucho más a sus contemporáneos de Roma
el acceso más legítimo a Jesús de Nazaret. Lo que el Jesús histórico y Grecia que a los cristianos de nuestra época; no obstante desde el
nos legó no es primariamente una especie de resumen o retazo de una punto de vista cristiano, un cristiano actual puede estar más cerca de
predicación sobre el reino de Dios, ni un kerigma, ni una serie de oerba aquellos cristianos griegos que de muchos de sus contemporáneos. El
et [acta ipsissima; es decir, no se trata de una detallada relación de hecho de que todas las religiones, incluida la cristiana, estén condiciona-
lo que Jesús hizo históricamente ni de un conjunto de directrices y má- das por la historia y la cultura relativiza esencialmente el absolutismo
ximas fácilmente aislables de los evangelios. Lo que Jesús legó -úni- de algunas valoraciones actuales, a la vez que aligera el peso del pa-
ca.nente con su vida, su acción y sus palabras, es decir, con su conducta sado. Por otra parte, el evangelio entraña una reserva frente a todas sus
humana concreta- es un movimiento, una comunidad viva de creyen-
tes, que fueron tomando conciencia de constituir el nuevo pueblo de IEste breve resumen se desarrollará a lo largo de la obra.
Dios, la «asamblea» escatológica de Dios, no un «resto santo», sino las 2Cf. P. Berger y Th. Luckrnann, Tbe Social Construction 01 Reality (Nueva
primicias de todo Israel y, finalmente, de toda la humanidad: un movi- York 1966); B. Lee Whorf, Spracbe, Denken, Wirklichkeit (Hamburgo 41968).
OFERTA DE SALVACION y RESPUESTA CRISTIANA 43
42 ACCESO H ISTORICO A JESUS DE NAZARET

tes, sino Jesús mismo. Los discípulos de modo su con-


expresiones culturales en el kerigma, e! dogma, e! credo o la icción de haber encontrado en él su salvación definitiva y 10 hacen
Del uso que la Iglesia primitiva ha hecho de títulos como de ;ecurriendo a conceptos un tanto ajenos a la realidad que pretendían
hombre, Mesías-Cristo, Hijo de Dios, se desprende .la fe cnsnana,
incluso cuando recurre a ese patrimonio cultural y religioso 9ue se expresar. fuerte tensí P
En esta estructura de la fe existe una uerte .or su pa!te,
enuncia la revelación, se distancia de él. La respuesta del .a Jesús en cuanto hombre en un proceso histórico
la pregunta sobre la identidad cristiana. nunc:a puede una identifi- te: en una historia de tradición t?uy la su pu:blo JUd10,
cación total con la cultura circundante, incluida la religiosa, en la que que se consideraba «pueblo de DlOS», siervo y testigo de DlOS ante el
participa íntimamente. Por ello tampoco existe una abso- mundo entero. En esa historia (interpretada así), Jesús se sintió respon-
luta de la fe cristiana con sus articulaciones concretas, ni siqmera con sable de su papel y de su Sin embargo, se enco?tr?
las más oficiales, por más que en ellas e! misterio de fe se con con las diversas interpretaciones ofrecía s;-t e!
toda legitimidad y fidelidad. Debido a esa tensión ent!e e! f,e ficado del pueblo y e! reino de escatológica,
y su articulación histórica, se no .sólo histó- político-zelota, farisea (por citar solo las mas importantes). En medio
rico-dogmática y hermenéutica del cnsuamsmo pnrmtrvo y de de esta diversidad, Jesús tomó una postura muy personal, aunque, de-
rior desarrollo sino también un ar.ál.sis sociológico que estudie crtti- bido sobre todo a su ejecución ignominiosa, su mensaje y vital
camente las ideologías. En un nuevo lenguaje de fe que refleje la inter- se tornaron históricamente ambiguos. Al margen de todo kerigma o
pretación creyente de Jesús de Nazaret, deben quedar patentes en, e! credo eclesial, tales datos pueden considerarse como resultado estu-
uso tanto la reserva crítica como la no identificación con las categorías, dio histórico de las fuentes. Por eso no hay que perder de vista el
expectativas e ideologías dominantes en el presente, ha- marco histórico y contingente de la actividad de Jesús, cuando, en el
ciendo referencia a ambas. La reserva de la fe es (en virtud de una lenguaje de fe} se dice ..de él q.ue es el Mesías o Cristo, el Hijo del
necesidad antropológica) en su misma enunciación, esencialmente cul- hombre el Señor, el H1JO de DlOS, etc.
tural y generadora de y, por tanto, generadora Iglesia. Así, podemos absolutizar ahistóricamente la for!llulación (bí-
todo movimiento religioso se encuentra mmerso blica) de lo que Jesús dijo e hizo en tales circunstancias concretas,
proceso histórico-cultural. Hay que preguntarse Sl esta desligándola de las categorías lingüísticas de la época en que se expre-
en tensión crítica y creativa con su propio mundo sociocultural. só el acontecimiento de Jesús: tal formulación no puede ser elevada a
dar una respuesta, es preciso descubrir la variante cristiana la categoría de 10 «atemporal». Ante esta posibili?ad nos pone en
de su efectiva participación en los movimientos de la cultura o bien la dia -en el mismo Nuevo Testamento--la pluralidad de dogmas cristo-
ausencia de tal variante.
lógicos y formulaciones sobre el reino de Di?s, la y la salva-
Esa tensión aparece en la estructura más antigua de la fe y de! credo
ción en Cristo. También las primeras comunidades pnminvas que acep-
del Nuevo Testamento. De todos los bloques de tradición que han
taron a Jesús se hallaban en un contexto cultural-religio.so muy con-
confluido en él sea cual fuere su origen, se desprende que los primeros
creto. Por eso, ya el lenguaje de los primeros credos y kerigmas (o pro-
cristianos encontraron en Jesús la salvación, una salvación definitiva
fesiones de fe) adolece de ambigüedad histórica; además, la misma di-
que viene de Dios. A la luz de tal experiencia, dan a esa realidad sal-
versidad de tales credos está condicionada (evidentemente bajo el peso
vífica los nombres de Cristo Hijo del hombre, Señor, etc. Así, aplican
de la realidad histórica de Jesús) en primer término por la ambigüedad,
a Jesús ciertos conceptos clave de la cultura religiosa de su
la complejidad y falta de transparencia racional que el «fenómeno Je-
conceptos que, por decirlo así, estaban «vacantes» y que sólo adqui-
sús» tiene para la mente humana; y está condicionada también por los
rieron su peculiar significado cristiano al ser aplicados a Jesús. Estos
conceptos religiosos que, influidos en parte por la acción concreta de
cristianos expresaban así su reacción ante la persona, el mensaje y la
Jesús fueron utilizados por los primeros cristianos.
actividad de Jesús, fusionando en una sola imagen las experiencias que
. Así queda claro que el problema hermenéutico o problema de la
habían tenido antes y después de su muerte. Sin embargo, es sorpren-
interpretación de la fe cristológica en Jesús de Nazaret entraña un con-
dente que utilizaran términos como Mesías, Hijo del hombre, etc., do-
flicto. El problema estriba ante todo en que existe una tensión crítica
tados de un contenido propio, que se había ido cristalizando a lo largo
entre e! «fenómeno Jesús» -su persona, su mensaje, su vida y su muer-
de la historia y no era aplicable a Jesús en todos sus aspectos; también
te, una existencia fecunda y singular, susceptible de diversas interpre-
es sorprendente que, al aplicarlos a Jesús, a quien consideraban como
taciones históricas- y las esperanzas, ansias e ideologías culturales y
realidad salvífica definitiva, los modificaran críticamente cargándolos
religiosas existentes en su entorno, junto con una serie de conceptos
de recuerdos de la vida y la muerte de Jesús en la tierra. Debemos decir,
que otros utilizaban para dar forma concreta y plasmar en el Nuevo
pues, que e! criterio que sigue el Nuevo Testamento para designar o
Testamento y en la historia de la Iglesia lo que se había manifestado en
identificar a Jesús no es el contenido previo de unos «títulos» existen-
44 ACCESO H ISTORICO A JESUS DE NAZARET OFERTA DE SALVACION y RESPUESTA CRISTIANA 45
Jesús. En segundo término, el problema hermenéutico consiste en cómo lógica suele estar menos desarrollada, si bien existe; en ninguna parte
traducir a nuestra cultura contemporánea (críticamente considerada) lo aparece una imagen no dogmática de Jesús. Buscar en el material sinóp-
que en dicha tensión se revela como oferta real de salvación en Jesu- tico o presinóptico un núcleo no dogmático o, por decirlo así, pura-
cristo. La tensión inherente a toda profesión de fe y a toda teología mente histórico (¿cómo habría que entenderlo?) es perseguir un espe-
explica las diferencias existentes entre las numerosas respuestas cristo- jismo. Jesús aparece sólo en el testimonio de los cristianos. Siempre
lógicas, tanto en el Nuevo Testamento como en la historia posterior nos encontramos con el movimiento cristiano. Y surge la pregunta:
de la Iglesia. Este pluralismo, «cohesionado» por Jesús, tal como vivió ¿cuál es el factor constante que unifica todo ese conjunto?
en la tierra y fue comprendido por muchos, tiene un doble origen: a) las Se han intentado diversas soluciones. Empecemos por decir dónde
distintas situaciones y tradiciones religiosas y culturales de los conver- no puede hallarse la solución.
tidos al cristianismo; b) la sorprendente fascinación que la persona, la
vida, el mensaje y la muerte de Jesús ejercieron en uno u otro sentido. a) No en los evangelios ni en el conjunto del Nuevo Testamento
Sobre todo esto último dio lugar, ya durante la vida de Jesús, a una como tal. Los escritos canónicos nos presentan diversas cristologías.
serie de imágenes que reflejaban el ambiente en que Jesús se movía o Si nos fijamos sólo en tales formulaciones, no se ve dónde estaría el
determinados aspectos de su persona que llamaron la atención de sus factor constante de unidad. ¿Pueden todas esas cristologías bíblicas te-
contemporáneos. Debido a la tensión interna de tal situación, era casi ner al mismo tiempo carácter normativo? Decir que «la Biblia entera
inevitable que en el curso de la historia de la Iglesia se independizaran es normativa» es una afirmación formalmente correcta para los cristia-
y hasta cierto punto se convirtieran en objeto inmediato de fe cristo- nos, pero en cuanto tal no significa nada. ¿Qué decir, por ejemplo,
lógica unas respuestas de fe, especialmente las del Nuevo Testamento de la cristología bíblica del Hijo del hombre? Durante algún tiempo,
y las de los decretos conciliares, que reflejan la tensión entre la oferta este título constituyó toda la cristología de algunas comunidades greco-
de salvación y su articulación concreta. De este modo, pueden eclipsar palestinenses y judeocristianas que llegaban hasta Transjordania y Siria.
la realidad de Jesús, que exige dar y recibir un sentido de fe. Así surge Este título apocalíptico, inicialmente tan importante, que primero se
una cristología kerigmática concentrada en sí misma y de carácter for- aplicó al Jesús resucitado que vuelve como Hijo del hombre, desapa-
mal que parece ignorar que la resurrección de entre los muertos no rece en otras partes del Nuevo Testamento y no es recogido -al menos
se predica de un crucificado cualquiera, sino únicamente de Jesús. Para como tal- en el credo cristiano. La fidelidad a la Biblia no significa
algunos partidarios de una teología kerigmática, el fundamento del aplicar simultáneamente a Jesús todas las imágenes y títulos. El reco-
kerigma pascual formal podría buscarse igualmente en Barrabas, en el nocimiento formal de la autoridad de toda la Biblia significa en la
llamado buen ladrón o, al menos, en Juan Bautista. El kerigma se afir- práctica para muchos exegetas (católicos y protestantes) conceder la
ma sólo de Jesús, lo cual implica que debe estar íntimamente relacio- primacía a un determinado elemento o tema de la Biblia, a menudo de
nado con el Jesús que vivió sobre la tierra: con su persona, su mensaje, acuerdo con la propia orientación confesional o con una preferencia
su vida y su muerte. Quien pierde esto de vista convierte el kerigma religiosa o teológica. Esto nos lleva a una segunda solución, también
en un mito. En otras palabras, si se pregunta qué significa la «salva- insuficiente.
ción escatológica» donada por el Crucificado resucitado, habrá que bus-
car su contenido y significado en [esús de Nazaret, en su persona, su b) El factor constante de unidad tampoco es «el evangelio en el
vida y su muerte. evangelio», la quintaesencia del Nuevo Testamento. Este criterio es
por fuerza muy subjetivo, suele llevar a una selección de tipo confe-
sional y provoca un nuevo pluralismo entre los exegetas cristianos. En
3. Un factor constante de unidad el caso de muchos representantes de la historia de las formas, este
criterio se basa además en el postulado de un «kerigma primitivo», del
Esta tensión esencial nos permite descubrir en el Nuevo Testamento, que paulatinamente se habrían derivado diversas interpretaciones, cuan-
tal como ha llegado hasta nosotros, un abigarrado conjunto de inter- do hay razones suficientes para afirmar que diversos kerigrnas de «co-
pretaciones de Jesús que se remontan a las primeras comunidades cris- munidades locales» confluyeron más tarde en la profesión de fe (ecu-
tianas: encontramos una interpretación en Marcos, otras en Mateo y ménica) de la naciente «gran Iglesia» (cf. infra).
Lucas, otras en Pablo y Juan. Además, a través de los evangelios y de
Pablo podemos reconstruir, con mayor o menor seguridad, otras va- e) Por esta misma razón, tampoco puede servir como factor cons-
riantes más antiguas: una cristología aramea y judeogriega de Jeru- tante de unidad la más antigua imagen reconstruible de Jesús. Por im-
salén, una cristología prepaulina, otra premarcana, otra prejoánica y, por portante que pueda ser la tradición más antigua (suponiendo que al
último, la cristología de la comunidad Q, en la que la confesión cristo- principio hubiera sólo una imagen de Jesús), la primera formulación
46 ACCESO H ISTORICO A JESUS DE NAZARET OFERTA DE SALVACION y RESPUESTA CRISTIANA 47

de una experiencia de reconocimiento no es necesariamente la más rica diversas tradiciones protocristianas, puede ver ya una «radicalización»
o matizada, si bien constituye una pauta importante para el proceso en el énfasis unilateral en una tradición no criticada o corregida toda-
ulterior en que se intenta articular, cada vez con mayor claridad, la vía por otras tradiciones sobre Jesús. En otras palabras, se trata de
riqueza de las auténticas experiencias. De hecho, la primera articu- criterios puramente hipotéticos y poco fiables. La radicalización podría
lación resulta a menudo imperfecta e inacabad a en comparación con la deberse igualmente a una comunidad y no a Jesús.
impresión real que nos ha producido una persona y que sólo más tarde
logramos expresar plenamente. Las formulaciones antiguas y más re- f) Finalmente, tampoco las profesiones de fe y bomologesis bíbli-
cientes de una experiencia realizan muchas veces entre sí una crítica cas son un factor constante de unidad. ¿Cuánto tarda en desaparecer
mutua. Así, podemos ver con cierta claridad, sobre todo mediante un la expresión «Hijo del hombre»? Ni siquiera llega a formar parte de
análisis estructural, que Marcos cree en Jesús como Cristo e Hijo de una profesión de fe. ¿Y qué importancia tiene el mesianismo davídico
Dios, pero a condición de que tales conceptos recojan el contenido del para los cristianos helenistas no judíos? Además, en esas profesiones de
«hijo del hombre doliente». Evidentemente, nos hallamos ya ante un fe ya hay un pluralismo y una evolución: unas veces parece que Jesús
caso de crítica teológica de otras imágenes pardales de Jesús. no fue constituido Cristo, Mesías y Señor hasta su resurrección; otras,
parece tener gran importancia la idea de la «asunción»: Jesús, muerto
d) Tampoco la conciencia que Jesús tenía de sí puede ser factor y entronizado junto a Dios, volverá pronto como Hijo del hombre,
de unidad ni criterio. Entiendo aquí por conciencia -a diferencia de como juez dotado de autoridad y poder: « ... a quien debe retener el
la comprensión de sí- la psicología de Jesús, su vida interior y su cielo hasta el tiempo de la restauración universal» (Hch 3,21)3; tam-
carácter. De ella sabemos poco. En cambio, sabemos bastante sobre la bién encontramos una teología de encarnación y un Cristo preexistente.
autocomprensión de Jesús aunque de un modo indirecto, es decir, a tra- En estas profesiones e himnos litúrgicos, no todo puede tener el mismo
vés de su predicación del reino de Dios, su invitación al seguimiento, valor normativo, y mucho menos simultáneamente; de lo contrario ha-
su trato con los marginados en el plano social y religioso, sus pará- bría que acusar de herejía a una parte de la Biblia o llegar a una com-
bolas, que colocaban a los judíos ante una opción, etc ... La autocom- pilación artificial, a una especie de suma aritmética que nada tiene que
prensión de Jesús en relación con Dios y los hombres tiene gran im- ver con la verdadera Escritura. Sin embargo, es verdad que, con el tiem-
portancia. Pero, por ejemplo, el concepto de poder o exousia, al menos po, el contenido de un título pasa a otros, de manera que al final todos
en la medida en que se aplica al Jesús terreno, es claramente un ele- tienen un contenido fluctuante y todos quieren expresar todo sobre
mento redaccional de Marcos. Sólo a través de la experiencia de desvela- Jesús. Lo importante será entonces qué significa ese «todo». Cuando
miento de los discípulos, podemos determinar qué es lo que le ha dado un título tiene un carácter determinado, es también limitativo; pero si
origen. Siempre se da una mediación cristiana o «eclesial» enraizada todos los títulos dicen todo, corren peligro de convertirse en fórmulas
en una situación histórica. sin significado alguno. De ahí que las tradiciones presinópticas contie-
nen, además de confesiones litúrgicas, tradiciones de la memoria ] esu,
e) Tampoco podemos considerar como criterio y factor de unidad referentes sobre todo a sus milagros, a su mensaje sobre la venida del
las llamadas «palabras y acciones propias de Jesús» (ipsissima uerba reino de Dios y a su vida. ¿Son estas últimas menos determinantes o
et lacta). Si podemos distinguir en la Escritura palabras y acciones au- contribuyen menos a la formación de la comunidad que las profesiones
ténticamente históricas de Jesús, éstas nos han llegado a través de la formales de fe?
selección de unas comunidades cristianas que no mencionan otros
hechos y dichos de Jesús. Por tanto, tampoco aquí podemos llegar a De este resultado negativo se desprende que una interpretación cris-
Jesús más que a través de la selección interpretativa de las comunidades. tológic.i moderna de Jesús no puede partir del kerigma o del dogma
Además, incluso las pocas palabras y acciones de Jesús que se conside- sobre Jesús; tampoco de un Jesús de Nazaret «puramente histórico».
ran directamente históricas están en los evangelios dentro de un con- El único punto de partida adecuado es un método histórico-crítico ins-
texto eclesial, no siéndonos posible en la mayoría de los casos (y nunca
por completo) averiguar el contexto concreto en que Jesús habló y ac- 3 Aunque este texto de los Hechos de los Apóstoles está influido por e! mo-
tuó. Excepto en el caso de las parábolas si no tenemos en cuenta el delo de! «rapto», utilizado por Lucas (nuevo en el Nuevo Testamento; d. inira),
contexto y la situación de una frase, no podemos dar una interpreta- la idea misma (la assumptio) es mucho más antigua. Sin e! final adicional (Me 16,
ción única ni determinar su significado. Por la misma razón, tampoco 9-20), el Evangelio de Marcos sostiene la tesis de que el Jesús resucitado está des-
tinado a ser Hijo de! hombre, pero no lo es todavía y que no aparece hasta el
es criterio el llamado «radicalismo de Jesús» ni el carácter no judai- final de los tiempos; d. Th. J. Wceden, Mark-Traditions in Con/lict (Filadelfia
zante de las tradiciones sinópticas o anteriores. Tales propiedades pue- 1971). (Cf. injra.) El propio Lucas cristianiza aquí una especulación sobre Elías
den basarse en postulados científicos. Quien admite desde el principio mnocida en los círculos bautistas (d. tercera parte, sección II, nota 41).
OFERTA DE SALVACION y RESPUESTA CRISTIANA 49
48 ACCESO H ISTORICO A JESUS DE NAZARET

demos decir que Jesús era tal que su persona suscitó esa típica reacción
pirado por la fe. Si los intentos precedentes resultan insatisfactorios, de fe que se refleja en las experiencias de la comunidad.
¿cuál puede ser el factor constante de unidad? Yo diría, y no es
que el mismo movimiento cristiano. En otras palabras, una expertencta
cristiana unitaria cuya unidad se basa en su referencia al único Jesús, 4. Tensión entre Jesús y el Nuevo Testamento
pero que es pluriíorme en su articulación. «Vosotros mismos sois
cribe Pablo a la comunidad cristiana de Corinto-e- .. . una carta de Cristo ¿Qué implica todo esto? En primer lugar, que la revelación de
escrita no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, en los corazones» Dios en Jesús no puede buscarse en una Biblia infaliblemente inspi-
(2 Cor 3, 2-3). Entiendo por experiencia unitaria no una experiencia rada, que constituiría nuestra norn:a en cuanto Pal.abra directa de Dios,
religiosa individual o individualista de Jesús, una especie de «revivalis- y menos aún en lo que -sin motIvo-:-. se ha venido en su
mo», sino una experiencia comunitaria. Y ello, en el sentido de tido literal, el cual resulta bastante distinto de 10 que parecía al pnnci-
experiencia eclesial o colectiva que insta a los hombres a fijar el sentido pio cuando se realizan los análisis exegéticas pertinentes. La revelación
último de su vida en relación con Jesús o, en términos tradicionales es la acción salvífica de Dios en cuanto experimentada y expresada.
y no menos exactos, que insta a los hombres a interpretar la vida de En esta articulación tiene un papel esencial el Antiguo Testamento, ya
Jesús como la acción definitiva o escatológica de Dios en la historia que, en el Nuevo, Jesús es llamado profeta, Hijo del hombre, glorifica-
para la salvación o liberación de los hombres. El factor consiste en que do, Señor, representaciones que tienen su fundamento en el Antiguo
unos determinados grupos de hombres encuentran la salvación definitiva Testamento o en el judaísmo posterior al Antiguo Testamento, precris-
de Dios en Jesús de Nazaret. En otras palabras, tal experiencia permite tiano o extracristiano. El Nuevo Testamento es la interpretación cris-
descubrir dos aspectos en la vida de Jesús: a) esta vida repercute en tiana de lo que se había experimentado con Jesús y de lo que todavía se
la situación histórica actual de las comunidades cristianas, y b) tiene experimentaba en las comunidades cristianas, y ello a la luz del Antiguo
un significado decisivo para la opción de vida fundamental aquí en la Testamento. Esta exégesis cristiana del Antiguo Testamento explica en
tierra y para la comunión escatológica con Dios. Además vemos que esa parte las múltiples interpretaciones neotestamentarias de Jesús, que
determinación del sentido decisivo y definitivo de la propia vida en desembocaron en diversas cristologías, fenómeno que de algún modo
relación con Jesús de Nazaret no es algo que se efectúa de una vez se prolongó en la patrística.
para siempre. Se trata de una decisión que el hombre, sujeto a las cir- ¿Dónde reside entonces la autoridad de la Biblia? Vaya tratar de
cunstancias, debe tomar y articular constantemente. Esto significa que dar una doble respuesta a esta cuestión.
un kerigma, por ejemplo «Jesús es el Señor», no se puede formalizar. Por una parte, el Nuevo Testamento, como documento escrito, está
Tenemos que dejar que Jesús determine nuestra vida de acuerdo con inmerso en la vida de un movimiento y ofrece una imagen del mismo,
las cambiantes situaciones socioculturales y eclesiales, y en ese contexto durante el período concreto -y dilatado-s- de su cristalización inicial
llegaremos a experimentar y articular lo que significa realmente, aquí (desde el primero al último escrito transcurre un período de unos cin-
y ahora, «dejarse determinar por Jesús». Para los cristianos procedentes cuenta o sesenta años). De ello se desprende ya que el Nuevo Testa-
del judaísmo, esta articulación era, entre otras, Señor (mar), Hijo del mento no tiene una autoridad aislada e independiente. En la cristaliza-
hombre y Mesías, y tenía unas consecuencias decisivas para su vida de ción de un movimiento que, situado dentro de la tradición vetero-
fe. Mejor dicho, lo llaman así porque experimentan que tales conse- testamentaria, es anterior a los documentos escritos del Nuevo Testa-
cuencias tienen un sentido para su vida diaria con Jesús. A los cristia- mento y después continúa su curso normalmente. La comunidad viva
nos griegos no les decían nada esos títulos; pero, por el culto al em- es el documento normativo que Jesús nos ha dado (cf. 2 Cor 3,2-3).
perador, les era conocido el título Kyrios, de modo que para ellos el El movimiento en torno a Jesús puede considerarse también -tal como
no es ya el emperador, sino Jesús. El hecho es importante. lo veían las antiguas comunidades de Jerusalén y Palestina- como un
Así, pues, el acontecimiento de Jesús es el origen de la experiencia fenómeno dentro del propio judaísmo, si bien (según una tradición
comunitaria comprobable históricamente y domina tal experiencia. Di- veterotestamentaria, por ejemplo Is 2,2-5) también los paganos han
cho de otro modo: el factor constante es la vida cambiante de la «co- sido llamados escatológicamente (por Dios) (Mt 8,10·11 par.). Pero el
munidad de Dios» o «comunidad de Cristo», la experiencia que forja la movimiento cristiano se va desarrollando en unas circunstancias histó-
comunidad y que es provocada por la impresión que Jesús produce en ricas contingentes. Así, el testimonio del Nuevo Testamento es la cris-
sus discípulos y que sigue produciendo a través del Espíritu en los talización de determinadas experiencias comunitarias, precisamente en
hombres que han experimentado la salvación definitiva en Jesús de esa época. Esto relativiza su autoridad.
Nazaret. La 'prioridad corresponde a la oferta real, que es Jesús; pero Por otra parte, en el Nuevo Testamento ocurre algo irreemplazable
esa oferta está engastada en la aceptación creyente de la comunidad v único, pues no'> ofrece la vía de acceso más directa, la única posible
cristiana, que experimentamos entre nosotros en nuestra historia. Po-
50 ACCESO H ISTORICO A JESVS DE NAZARET OFERTA DE SALVACION y RESPUESTA CRISTIANA 51

y mejor fundamentada históricamente, hacia el acontecimiento original: de las tradiciones más o menos divergentes, sino también como expre-
el movimiento cristiano, que recibió su impulso inicial de Jesús de sión de un afán «ecuménico» de unificar las diversas tradiciones cris-
Nazaret, La experiencia originaria de desvelamiento de los primeros cris- tianas originales. De ahí que ese deseo ecuménico de unidad, apreciable
tianos, algunos de los cuales ya habían muerto entre tanto, aparece en los sinópticos y hasta quizás en las tradiciones presinópticas, sea tam-
todavía palpitante en el Nuevo Testamento a través de tradiciones fide- bién para nosotros un elemento indispensable de la norma de interpre-
tación 6.
dignas; en él se narran también acontecimientos que son desagradables
Al mismo tiempo, todo esto supone que la historia de la respuesta
para las comunidades cristianas y sus dirigentes y, por tanto, no pueden
cristiana a Jesús no acaba con la fijación del Nuevo Testamento canó-
haber sido inventados por ellos. Las primeras generaciones de cristianos
nico. Esto impide atribuir a la Biblia una autoridad desmesurada. Ya
creen que ese Jesús (= una realidad histórica) es el Cristo (= desvela-
en el Nuevo Testamento, una comunidad cristiana critica por boca de
miento, expresado mediante un concepto judío que les resultaba evoca- su evangelista las formulaciones de otras comunidades; vemos, por
dor). Ven concretamente cumplidas en Jesús sus esperanzas y utopías más ejemplo, que Mateo y Lucas manejan libremente el material de Marcos
elevadas. El origen del cristianismo no reside en Jesús ni en las prime- -llamado en la actualidad «neotestamentario»-. En la Biblia no hay
ras «comunidades eclesiales», sino en ambos conjuntamente, en cuanto rastro de biblicismo, sino más bien todo lo contrario. ¿Cómo se puede,
oferta y respuesta. No hay cristianismo sin Jesús, pero tampoco sin cris- entonces, apelar a las Escrituras de un modo «biblicista»? El biblicismo
tianos. Este hecho originario, la formación de la comunidad cristiana, no es bíblico.
posee realmente un valor normativo: la Iglesia antigua refleja en el El Nuevo Testamento --en su valor normativo, fundamentado en
Nuevo Testamento el acontecimiento de Jesús a la luz de su influjo la experiencia de las «comunidades de Cristo»- no se muestra como
sobre un grupo de hombres. Por ello el contacto entablado permanente- un depósito de verdades eternas y literalmente inmutables, que sólo
mente con la primera respuesta a una oferta original en la historia es exigirían (en el lenguaje y en la forma) una adaptación hermenéutica
siempre normativo para la propia respuesta. En este sentido, en cuanto a los tiempos modernos. Más bien es un conjunto diferenciado de dis-
documento eclesial, la autoridad del Nuevo Testamento es irreempla- tintas respuestas cristológicas a la oferta de Jesús. Esta diversidad está
zable. La interpretación católica, según la cual la Iglesia es el único limitada internamente por la oferta histórica misma y, en consecuencia,
vestigio vivo de Jesús de Nazaret y, por tanto, la norma para nuestra por la memoria [esu, y responde a las nuevas situaciones históricas.
comprensión de la fe, puede ser calificada de extraordinaria intuición Así, el tránsito del cristianismo judío al cristianismo «de los gentiles»
de fe, confirmada indirectamente por la crítica histórica; pero también lleva a una nueva cristología, a otra imagen de Jesús, en la misma
el principio protestante del insustituible valor normativo de los testi- Biblia, pero sin salirse de los límites de la memoria [esu. No sólo se
monios bíblicos encuentra su confirmación crítica. Ambas concepciones ofrece a los paganos el don del cristianismo, sino que con ello se ve
confluyen en un mismo punto: los cristianos protestantes aceptan el enriquecido el propio cristianismo y adopta una configuración nueva,
Nuevo Testamento como «libro de la Iglesia» 4, y la constitución dog- una respuesta propia todavía inédita pero con nuevos problemas. Así,
mática Dei Verbum del Vaticano JI reconoce que el magisterio de la ya en una perspectiva bíblica, la conclusión es obvia: la relación crítica
Iglesia no es «dueño» de la Escritura, sino que está «sometido» a la con el presente concreto forma parte de la respuesta cristológica a Je-
revelación divina tal como se encuentra en la Biblia 5. Dado que las sús; tal relación codetermina la cristología: los «recuerdos de Jesús»
experiencias de la comunidad plasmadas en la Escritura constituyen el siguen siendo el principio rector, pero fecundados por los problemas de
factor constante que aglutina todo el Nuevo Testamento con sus dife- la actualidad. Así, más tarde, a raíz de una situación concreta y par-
rentes cristologías, el mismo Nuevo Testamento, en cuanto documento tiendo del platonismo medio -bastante extendido también en los círcu-
escrito, en su totalidad viene a formar parte de ese factor de unidad. los cristianos ortodoxosos-, Arria obligó a la comunidad cristiana a
Según esto, la norma de interpretación bíblica puede fijarse únicamente utilizar un término de origen semignóstico (homoousía, consustancia-
mediante el método de la coherencia sistemática; así, la norma de inter- lidad), a fin de conservar fielmente la memoria de Jesús. La Iglesia
pretación es el texto bíblico, en cuanto reproduce de hecho la vida de fue menos consecuente que Arria frente a los planteamientos filosóficos
las diversas comunidades cristianas. Pero hay que añadir algo más. del platonismo medio; pero permaneció fiel a la experiencia comunita-
A pesar de sus tensiones internas, el Nuevo Testamento nos ofrece ria, profundamente enraizada en la anámnesis de Jesús. La fidelidad
una panorámica relativamente coherente. Esto se explica no sólo como 6 Esto aparece en el hecho de que ciertas fórmulas presinópticas unimembres
consecuencia del influjo histórico del único Jesús, que está en el origen provenientes de diversas tradiciones comunitarias dan lugar en el Nuevo Testa-
mento a fórmulas confesionales multimembres. Esto se debe, sin duda, a una
4 Por ejemplo, W. Marxsen, Das Neue Testament als Buch der Kircbe (Gü- crítica sintética que tiende a implantar en toda la Iglesia una imagen unitaria de
rcrsloh 1966); íd., Der Streit um die Bibel (Gladbeck 1965). Jesús.
, Constitución Dei Verbum, n. 10.
52 ACCESO H ISTORICO A JESUS DE NAZARET OFERTA DE SALVACION y RESPUESTA CRISTIANA 53

cristiana a Jesús desbordó así la evidencia universal, también para los catológicas de todos los hombres y todos los pueblos deben ser en las
cristianos ortodoxos, de tal filosofía 7. No es raro que los «herejes» comunidades cristianas de nuestros días una realidad ejemplar, una ac-
sean los más consecuentes respecto a las condiciones del conocimiento ción expansiva al servicio del mundo: «La Iglesia como sacramento, es
filosófico inmanentes a un sistema dado, del que también han partido decir, como signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la
los cristianos. Pero para los «ortodoxos» tiene menos peso la coheren- unidad de todo el género humano» 8.
cia lógica de un sistema filosófico que la «memoria de Jesucristo» tal Las experiencias y esperanzas actuales de la humanidad son, por
como se muestra, por ejemplo, en los evangelios, en la oración litúrgica tanto, un elemento constitutivo de nuestra respuesta a la pregunta:
(en el caso de la Tercera Persona de la Trinidad) o en la piedad popu- «y vosotros, ¿quién decís que soy yo?», del mismo modo que la si-
lar (en el caso de la homoousía de Cristo con Dios) y en la práctica tuación del mundo helénico, con ocasión de la predicación del cristia-
concreta de las comunidades cristianas. Así salvaron el cristianismo en nismo judío a los paganos, ejerció una función directamente hermenéu-
ese momento crítico de la historia, y al mismo tiempo hicieron patente tica respecto a la cuestión del significado del evangelio cristiano para
la falsedad filosófica del modelo intelectual utilizado. Más tarde, en un los cristianos provenientes del paganismo. De lo contrario, ¿cómo ha-
horizonte filosófico o en un contexto vivencial diferente, los «herejes» bría sido posible, cuatro siglos después de cerrarse el Nuevo Testamento,
que escogieron históricamente la alternativa errónea pueden «tener ra- que naciera un dogma -una verdad de fe--, y por añadidura, en tér-
zón» cuando su intención cristiana de fondo se desliga de la filosofía minos de una filosofía posbíblica, como sucedió en Calcedonia? La re-
constrictiva anterior. A menudo, su herejía no era directamente cristo- velación sólo se realiza plenamente como tal en la respuesta creyente
lógica, sino que obedecía al hecho de conceder la última palabra a la a una situación concreta y en el horizonte de la propia problemática.
filosofía y no a la fe. y nuestros problemas son distintos de los del pasado.

Todo esto quiere decir que el presente, con sus actuales modelos Recapitulación. Junto con la oferta de realidad por parte de Jesús
de experiencia, es sólo un momento dentro de una historia que camina -oferta que se nos hace en la comunidad que vive del recuerdo vivo
hacia el futuro, y en cuanto tal debe ser el lugar en que los cristianos de Jesús de Nazaret-, la interpretación que parte de la situación ac-
demos nuestra respuesta cristológica. La predicación y la teología QO tual es, asimismo, un elemento constitutivo de lo que llamamos revela-
pueden prescindir de una referencia al tiempo. El hecho de que nues- ción divina de la salvación en Jesucristo. Considerando la estructura de
tra época anhele la paz, la justicia, el salom y la liberación de los opri- los títulos dados a Jesús en el Nuevo Testamento -y las fluctuaciones
tr,lidos dará una configuración propia a nuestra imagen de Jesús, pero de los mismos- a la luz de la experiencia de la salvación divina en
SIempre de acuerdo con los «recuerdos de Jesús». Proclamar a Jesús Jesús, que varía constantemente según las circunstancias, podemos con-
como un gran revolucionario político es oponerse a la memoria de cluir que la invención de nuevos títulos de Jesús, si brota de una viven-
Jesús (y también al resultado de estudios críticos) y proyectar sobre cia análoga de la salvación, está de acuerdo con el evangelio. Las
él nuestros deseos (quizá legítimos). Pero, por otra parte, si el factor categorías religiosas de nuestro tiempo son tan apropiadas como las del
constante en el cristianismo es que los cristianos determinan el sentido pasado, si bien bajo el presupuesto de que están sometidas críticamente
decisivo o último de su historia concreta en relación con Jesús de Na- al criterio de la realidad histórica de Jesús, para el que la «causa de
nuevo «exegeta» de Dios y defensor del hombre, también nuestra Dios» es esencialmente la «causa del hombre» y que, por ello, está
Imagen de Jesús estará determinada por el sentido inmediato de esta totalmente de parte de Dios y totalmente de parte del hombre. Pode-
vida, por las grandes esperanzas de nuestro siglo: la exigencia de un mos acercarnos a esa realidad de salvación desde distintos puntos de
justo. los primeros ,cristianos provenientes del [u- vista; por ello, ya en el cristianismo primitivo se forman imágenes
daísmo Incorporaron a su Imagen de Jesus todas sus esperanzas religio- de Jesús muy distintas entre sí, que a veces nos parecen contradicto-
sas y humanas (mesiánicas). No podemos ni debemos actuar de otra rias. Pero las concepciones del Oriente Antiguo y del Asia Menor dife-
forma, si la confesión cristológica fundamental es la acción salvífica rían mucho de las del hombre moderno occidental sobre qué es lo
definitiva de Dios en nuestra historia por medio de Jesús y en Jesús «contradictorio» y lo «no contradictorio» 9.
o Jesús como sentido definitivo de la existencia humana en este mun-
8 Constitución Lamen gentium, n. 1.
do. Si no l? así, en_un kerigma mágico, abstracto y 9 Cf. W. S. Haas, The Destiny 01 Mind, East and West (Londres 1956) y
puramente «jesús es el Senor». La solidaridad y unidad es- H. Frankfort, Kingship and tbe Gods (Chicago 1948) VII-VIII. El motivo de la
«tolerancia oriental» radica en la idea de que «sistemas» totalmente distintos pue-
: q. sobre todo, Fr. Ricken, Hon:oousios van Nikaia als Krisis des alto den expresar una única intuición fundamental. Finalmente, la llamada «idea de la
ch'.tstltchen Platonismus, en Zur Priibgescbicbte der Christologie (Quaesr, disp. 51· participación» pasó 0el Oriente a. la filosofía occidental, pero con un sentido no
Friburgo 1970) 74-99. ' oriental. Es mas Iácil para los orientales que para los occidentales reconocer una

Вам также может понравиться