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y esta emergencia sanitaria nos está mostrando que es así. En efecto, por un lado, con grata
sorpresa vemos surgir iniciativas de ayuda desde el sector privado, todas dignas de
reconocimiento: organizaciones sociales, pequeños, medianos y grandes empresarios se han
unido por una sola causa: salvar vidas, sumando juntos los esfuerzos por todos. Con seguridad
este empeño colectivo logrará ser un éxito si también cuenta con la colaboración y el aporte
de los ciudadanos para ayudar a nuestros compatriotas necesitados y a los esfuerzos del
Gobierno.
Los estragos en nuestro país a causa de esta pandemia mundial se están empezando a sentir:
además del estado crítico del sistema de salud que comienza a colapsar -especialmente en
relación a la atención a los pacientes contagiados, traslado e inhumación de cuerpos y falta de
equipos e insumos- se está ahondando la crisis relacionada con el paro laboral.
Mientras el país entero se debate entre la vida y la muerte y estamos empeñados en construir
unidad, por otro lado, desgraciadamente, hay malos ecuatorianos que en lugar de aportar y
buscar la forma de ayudar al Ecuador en esta desgracia, han visto en ella una oportunidad de
activar las redes sociales con noticias falsas y fines protervos: sembrar el caos, ahondar el
sufrimiento y desgastar más a las autoridades y, además de taquito, aprovechar para tratar de
gestionar la liberación de uno de sus líderes ahora preso por corrupción: acciones miserables e
inhumanas porque, en lugar de ayudar, prefieren sentarse a mirar cruzados de brazos la
angustia de todos los ecuatorianos; situación que ellos bien pudieron haber evitado en gran
parte si, en lugar de llevarse todo, fortalecían el sistema de salud y se mantenía el fondo de
emergencia. Pero como sabemos su codicia pudo más…
Estamos viviendo momentos difíciles que requieren más que nunca de acciones y decisiones
firmes de parte de todos: generosidad para colaborar con todo lo que podamos para nuestros
compatriotas enfermos y con aquellos que están en las trincheras de los hospitales;
responsabilidad y conciencia para plantear soluciones humanas a la contracción económica;
sentido de unidad para definirnos como un solo país. De parte del gobierno, garantizar
idoneidad en la toma de decisiones, corrección en sus actos y más que nunca, transparencia en
el uso de recursos públicos en todas sus formas.