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La vida es un paso a la vez...

Sankh

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Sankh ® Derechos Reservados2014

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Capítulo 1:
El silencio de la noche engalanaba el momento, el momento justo después
de la intimidad con la persona querida. Esa cercanía, esa sensación de
bienestar y satisfacción, la seguridad que solo te proporciona ese momento.
Amanda esa noche, como muchas otras, hubiese deseada terminar
abrazada a su amor, pero ella prefería un cigarro después del sexo, meterse
a la cama y dar la espalda. Tan solo olvidarse del mundo, olvidarse de todo
lo que le rodeara, incluyendo la persona que compartía su cama. Mientras
observaba la silueta de Karina, se preguntaba porque siempre deseaba más
de lo que podía tener, ¿era tan difícil poder simplemente dormir abrazada
toda la noche a ella?, sentir sus brazos rodeándola y poder sentir los latidos
de su corazón. Amanda cerró sus ojos y calmó sus sentidos. - Soy una
romántica cursi de mierda - dijo en voz baja. Se levantó un poco para
alcanzar a ver el rostro de su amor, decidió esa noche vestirse y en el
silencio de la noche regresar a casa. No le tomó mucho regresar, durante el
viaje pensó en algunas cosas...que simplemente la agobiaban mucho más.

Al llegar entró en un silencio sepulcral y así no despertar a nadie, pero como


siempre tropezó con la silla del comedor que cada día se le atravesaba.

- Tu sentido espacial está pocamente desarrollado. – se escuchó


susurrar desde la oscuridad.
- ¿Sentido espacial? – dijo Amanda mientras encendía una lámpara para
así no volver a colapsar con algún objeto endemoniado que tratara de
poseer su cuerpo en la oscuridad. - No soy astronauta.
- No de astronomía, sino sentido del espacio físico, del sentido lógico de
caminar sin tropezar.
- Está oscuro.
- Aún con luz lo haces.
- Cierto.
- Cierto. – repitió Cristina sonriendo medio recostada en el sofá.

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- ¿Qué haces despierta a esta hora? - preguntó Amanda.
- No lo estaba.
- ¿No? – dijo Amanda confundida.
- No, tu maldito sentido del espacio me despertó. – la miró con cierta
ironía.

Amanda caminó hasta Cristina con cara de sentido malestar. – Lo siento


Cris.

Cristina hizo una mueca en señal de que no importaba y entonces


preguntó - ¿Qué haces en casa?, ¿no te quedarías fuera todo el fin de
semana?

A pesar de la pobre luz Cristina alcanzó a ver la tristeza en los ojos de su


amiga y aunque le importaba todo lo que tuviese que ver con ella, prefería
ahora mejor guardar silencio. Sabía que algo no andaba bien con
Amanda y estaba segura de que toda esa tristeza, todo ese silencio tenía
que ver con Karina, pero ¿era acaso conveniente decir palabra alguna
cuando lo único que deseaba con todo su corazón era patearle el trasero
a esa mujercilla de pacotilla? Observó a su amiga por un momento, le
sonrió y le dijo - Podemos comer comida chatarra todo el fin de semana
y arruinar esa figurita que traes de diva de portada de revista.

Amanda comenzó a caminar hacia Cristina moviendo su cabeza de lado


a lado hasta llegar al sofá y recostarse con su cabeza en las piernas de
su amiga. - Exagerada.

- ¿Exagerada?, no mi vida yo lo que soy es una envidiosa, quiero


destruir esa esbeltez que tienes para así yo poder ser la reina de las
miradas.
- Tontita, si tú tienes un cuerpo escultural.
- Si, de gimnasio y andar mirando lo que como, en cambio tú comes
como una lima nueva, lo que sea, cuando sea y tienes cero grasa.
Dios, esta vida es tan injusta, ¿cómo es posible que pasen estas
cosas? - dijo con total dramatismo mientras acariciaba el cabello de
Amanda.

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- Eres una exagerada, siempre lo he dicho, ¿porque no estudiaste
drama?
- Nena, porque una nace actriz, no tienes por qué estudiarlo, se es
diva de nacimiento - dijo con gran presencia - y bueno mi tía me obligó
a estudiar ingeniería, así que eso del drama es una especie de
“hobbie” para matar el tiempo y llamar la atención.
- Eres tan presumida y no seas tan mentirosa que tu tía no te obligó
a estudiar ingeniería.
- No, pero siempre me hace ver así toda sufrida y como la víctima,
¿no te parece?

Amanda rio con los comentarios de su amiga, era un hecho real, siempre
lograba hacerla sentir mejor en cualquiera fuese la situación; inclusive si
no sabía lo que pasaba. Era como si la sintiese, como si supiese que algo
no andaba bien. Era la única que podía lograr hacer eso, la única que
podía hacerla sentir bien. A Amanda se le hacía tan raro porque sentía
que conocía a Cris desde siempre, a pesar que solo fueran ya casi 7años
que la había conocida cuando llegó a la Universidad a estudiar
precisamente arquitectura. Aunque en general existe una guerra campal
entre Ingenieros y Arquitectos; profesionalmente hablando, ella había
hecho click casi instantáneamente con Cristina y ha sido así hasta el día
de hoy. Una vez terminada la Universidad le fueron ofrecidos puestos en
la misma firma donde una era la Arquitecta y la otra la Ingeniera Civil y
aunque muchas veces tenían un millón de incongruencias y de
malentendidos; nada las separaba.

- Ustedes sí que no tienen sentido del tiempo - se escuchó una voz a


la distancia.

Amanda y Cristina rieron sonoramente.

- ¿Y ahora porque se ríen las niñas?


- ¿Qué es sentido del tiempo? – le preguntó Amanda a su amiga
Kathy.

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- Sentido de que son las 2 de la madrugada y ustedes par de
desconsideradas no dejan dormir a las personas trabajadoras y
sacrificadas de este país - le respondió Kathy mientras se lanzaba al
sofá sobre Amanda y Cristina.
- ¿Personas trabajadoras de dónde?, si no tuviste clases el día de
hoy, ni mañana, ni...
- Calla boca - interrumpió Kathy a Cristina.
- ¿Y tú que haces aquí, no que te quedarías con tu linda mujercita? -
hizo una pausa y continuó - ya sé, ya sé, no lo menciones, es que nos
extrañabas tanto que no podías dejarnos tanto tiempo, si, lo se
causamos ese efecto...si, si también sé que me llevarás a comer
mañana...eres tan linda Mandi, gracias, gracias...

Las tres amigas comenzaron a reír sin cesar de las ocurrencias típicas
de Kathy, la tercera de las chicas que vivía en la casa. Kathy era amiga
de Amanda desde que eran unas niñas, tanto que ya Kathy había dejado
de ser su amiga y pasó a ser su hermana. Era ella quien siempre estaba
para defenderla, para sacar la cara por ella, para amenazar, torturar a
cualquier persona que osara dañar a Amanda. Incluso fue a ella a quien
Amanda le confesó primero de sus gustos particulares por chicas y fue
ella quien sin hacer preguntas y sin juzgar la aceptó y la apoyó en todo.
Jamás hubo preguntas, jamás hubo un reclamo, jamás hubo una mala
cara, simplemente Amanda seguía siendo Mandi...su amiga.

Kathy había decidido estudiar Diseño Gráfico en la misma Universidad


que Amanda, además de que era su pasión, podría estar con su amiga y
de alguna u otra manera no dejarla sola.

Para Amanda era toda una aventura vivir con sus amigas, siempre era
una locura, pero se sentía en familia, se sentía protegida y jamás ni un
solo día se había sentido sola. Aunque estuviese lejos de su madre y
hermanos, estos años lejos habían sido parte de su crecimiento, tanto
profesional como personal. El sonido del timbre de su teléfono la
desconcentró de sus pensamientos; era Karina, vaciló en responder,

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pero al final lo hizo. Se disculpó, dejó a sus amigas tiradas en el sofá y
caminó a la terraza a responder.

Cristina y Kathy se miraron sin decir palabra, pero quizás diciendo más
de lo que se escuchaba.

- Oye flaca. – susurró Kathy mientras se incorporaba del sofá y se


sentaba al lado de Cristina.
- Dime fea. – dijo Cristina.
- Fea.
- Idiota. – le pegó en el brazo.
- Tu dijiste dime fea y yo obedecí, así que no reclames.
- Bien, dime hermosa.
- Ay que linda, me llamas hermosa– haciéndole ojitos lindos - ¿Tú
crees que realmente Karina sea buena para Mandi? – la pregunta no
se hizo esperar.

A Cristina le tomó mucho responder, pero cuando lo hizo, lo hizo con toda
seguridad. - No, no es la adecuada. – Siempre lo había pensado, desde
el primer día y aunque indirectamente se lo dejaba saber a su amiga; era
ella quien debía darse cuenta de que no era la mejor. Sabía que Amanda
merecía alguien mejor, alguien totalmente dedicado en cuerpo y alma a
ella, alguien que en simples palabras se la mereciera; no solo mereciera
su belleza física, sino también y más que eso la belleza de su alma, la
pureza de su espíritu, la hermosura de su ser. Pero no era ella a quien
precisamente le correspondía tomar esa decisión.

- Opino igual, ¿qué tal si la secuestramos y la torturamos con mucho


dolor?
- Eres tan psico.
- ¿Lo crees?, pero aún me falta toque...pero de lo que estoy segura es
que esa mujer no es para nuestra Mandi, es tan... no sé qué - Kathy
estaba segura que le faltaba mucho a Karina para poder ser la
perfecta, ¿qué le faltaba o que le sobraba?, no lo sabía; pero estaba
dispuesta a averiguarlo. - ¿Me ayudarás a torturar a la rubia
desteñida? Te compraré cuantos “nerds” desees y juro solemnemente

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no andar buscándote citas a ciegas en internet con hombres de más
de 50 – le sonrió – serán de menos de 40.
- Mmmm mis “nerds” y ninguna estúpida cita a ciegas con nadie, ¿sí?

Kathy lo pensó un momento y le costó, pero respondió – Hecho, es un


trato.

- Es un trato.
- Por Dios en que te estás convirtiendo, eres mala Cris – dijo esto
mientras se puso de pie y caminó hacia su habitación, no había nada
mejor que sellar un trato tan conveniente a altas horas de la
madrugada, pero el sueño la vencía y esto no la hacía pensar
correctamente; así que mejor dormir; un poco de descanso y su mente
estaría fértil para la maldad. Bueno, no era que fuese malvada,
siniestra, depravada y disfrutara con el dolor de los demás...pero ya
era hora de develar los misterio que tenía Karina, lo único que quería
era la felicidad de Mandi, de ahí en fuera no le importaba nada más.

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Capítulo 2:
En la mañana Amanda despertó con el escándalo habitual; alguna discusión
o conversación alocada entre sus amigas. Trató de darse vuelta y hundirse
bajo la frazada para dormir un poco más, pero fue inútil con semejante
escándalo. Se levantó dando tumbos por el pasillo siguiendo el olor a café
hasta la cocina y así escuchar una conversación rara sobre stripper y bailes
eróticos.

- Ustedes sí que no tienen sentido del tiempo.


- ¿Del tiempo?, si son las 10 de la mañana. – abrió la boca Kathy
sorprendida.
- ¿En serio, tan tarde?
- Bueno dormilona por ahora solo prueba este rico, sabroso y nutritivo
desayuno que confeccioné como para chuparse los dedos, con las
manos y los codos y todo lo demás – le ofreció Kathy un plato con
huevos revueltos, tocino, tostadas y una taza de café.

Era tan habitual la estampa, Kathy en la mañana con su pijama que no


dejaba nada a la imaginación y Cristina con un pijama de “Angry Birds”; con
sus 26 años, en ocasiones Amanda dudaba de su estado mental, pero no
podía dejar de pensar que se veía tan dulce y tierna con ella que era hasta
apapachable.

- ¿Qué tal si vemos unas películas hoy en la tarde? – preguntó


Amanda a sus amigas.
- Conmigo no cuentes, esta noche saldré con un papacito rico que está
mejor que este desayuno; y eso es mucho decir. Él es así tan
proporcionado, tan fuerte, tan guapo, tan, tan…- Kathy quedó
observando al cielo suspirando sonoramente.
- Es, es, es…un stripper. – completó Cristina.
- Ohh, wao, increíble. – dijo Amanda haciéndose la sorprendida.
- ¿Qué? – la miró Kathy señalándola con el cubierto que tenía en su
mano.

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- Solo me imaginé que lo llevabas a tu casa, lo presentas a tus padres
y cuando entre por la puerta se apaguen las luces, comienza la música
de club y tu amigo comienza a quitarse la ropa con estilo. Es que no
sé qué pasará primero; si tu Mamá infarta o si tu Papá tome el arma y
lo corra por todo el vecindario. – dijo Amanda sin poder contener la
risa.

Kathy le sonrió y puso cara de estarlo imaginándolo todo. – Creo que lo


primero que pasaría es que Papá tome el arma y lo corra por la montaña,
entonces llegaría a tu casa y tu mamá tomaría la escoba y lo “jaltalia a
palo”.

- Como crees, Mami no haría eso con la escoba; ya tiene un “taser”.


– dijo con una gran sonrisa de niña traviesa.
- Por un demonio, ¿quién fue el idiota que le dio un “taser” a tu
madre?
- Tu padre.
- Tsss, con razón.

El timbre de la puerta las interrumpió, Cristina caminó hacia ella y la abrió


para encontrarse con Karina. La invitó a pasar con una sonrisa que muy bien
Kathy podría decir que con una sutil hipocresía.

- ¿Está Amanda?
- Si, está.
- ¿Puedo hablarle?
- Por supuesto. – Cristina le indicó donde podía sentarse y esperar;
mientras Karina la observaba de arriba abajo, posó sus ojos en el leve
escote de su pijama entre Angry y Bird.
- Linda pijama, deja a la imaginación lo que se desea ver.

Cristina respiró con disgusto, se giró y comenzó a caminar. – Le informo a


Amanda que estás aquí.

- Gracias muñeca. – respondió Karina sin apartar su vista del trasero


de Cristina – Ufff creo que me mudaré aquí.

Mientras, Cristina había llegado a la cocina con cara de pocos amigos. -


Mandi, Karina te busca. – le dijo sin mirarla.

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Amanda observó las facciones de su amiga y le preguntó. - ¿Todo bien,
Cris?

- Sí, claro; solo me duele un poco la azotea.


- Después que no sea el sótano estamos todas a salvo. – gritó Kathy.

Cristina alcanzó a sonreír y se sentó nuevamente en su posición; Amanda


se puso de pie al lado de ella y acarició su cabello. – Toma unas píldoras
con el desayuno y te sentirás mejor. – y continuó su camino al encuentro de
Karina.

Karina estaba de pie mirando la vista desde la terraza y así de espalda


Amanda la observó detenidamente. Era alta, con pronunciadas curvas, su
cabello era rubio, lacio, muy largo; llegando justo a donde la espalda pierde
el nombre, blanca, delicada y con unos ojos verdes en los que era muy fácil
perderse. Poseí una belleza tan perfecta, tan inigualable que muchas veces
a Amanda la dejaba sin aliento. Era sin duda una mujer hermosa y talentosa,
aunque había cambiado su pasión; la fotografía, por la pasión de sus padres
al dirigir una empresa farmacéutica. A veces Amanda se preguntaba que le
hizo interesarse en ella, porque en realidad había cosas que…justamente
en ese momento Karina se giró y al verla le sonrió.

Amanda no podía resistirse ante esa sonrisa, era como si un ángel le


sonriese justamente en el momento de haber muerto. Karina se acercó, la
tomó de la cintura, la atrajo a ella y la besó. Tomó el trasero de Amanda
alzando su camisón de dormir y lo acarició descaradamente, mientras el
beso se tornó más indecente de lo que esperaba Amanda; prácticamente
quería comerle la boca. Amanda trató de apartarse un poco, pero Karina
solo la acercaba más.

- Traigo unas ganas locas de ti. - le dijo Karina mientras bajaba una
de sus manos por el vientre de Amanda y trataba de introducirla dentro
de su ropa interior.

Amanda se separó, la miró y le dijo. – No, aquí no, Kathy y Cris están y no
me parece.

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Karina se acercó nuevamente y le susurró al oído. – Entonces vamos a tu
habitación. – pasando su lengua por el cuello de Amanda.

- No Karina, ya hemos hablado de esto en infinidad de ocasiones. –


Era una regla básica de las tres amigas, nunca llevar a nadie a la casa
a pasar la noche; era cuestión de respeto por la hambruna que
estuviese pasando alguna de ellas; era lo que decía Kathy.
- Anoche solo me dejaste sola y te regresaste. Me parece que no
deseas estar conmigo. – dijo visiblemente molesta.
- Mierda Karina, ¿por qué todo debe ser tan difícil contigo?
- Porque no quieres tener sexo conmigo.
- ¿Sexo?, ¿porque todo tiene que girar alrededor del sexo? No es que
no quiera intimar contigo, es que hemos hablado una y un millón de
veces esto…
- Ya perfecto, me largo. – dijo Karina mirándola con gran disgusto.

Mientras Amanda y Karina discutían en la sala, Kathy había alcanzado


a ver la molestia en el rostro de Cristina. – Crisita linda, ¿qué pasó?

Cristina no respondió y mantuvo silencio.

- Pasó algo con la oxigenada, ¿no?


- No quiero hablar de ello, ¿sí?
- Bueno flaquita. – le dijo Kathy mientras besaba su frente y
caminaba a su habitación. – Iré a alistarme que esta noche es noche
buena…
- ¿Y mañana Navidad? – rio Cristina.

Kathy se alejó y ahí quedó Cristina sumergida en la profundidad de sus


pensamientos. Se sentía tan incómoda toda la situación, no soportaba a
la novia de su mejor amiga, pero más que eso no soportaba la manera
en que la trataba y la hacía sentir como mero objeto sexual. En realidad,
no sabía que le molestaba más, Karina o que Amanda estuviese con ella.
Se llevó ambas manos a la cabeza y suspiró como dejando salir todo lo
que llevaba dentro…pero todo quedó en el mismo lugar…

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Capítulo 3:
La noche anterior Amanda había decidido quedarse en casa y ver unas
películas con Cristina, amaba ver películas con su amiga, sobre todo si eran
sus películas favoritas de “Resident Evil”. Las habían visto mil veces o tal
vez mil y una vez, pero no se cansaban de verlas; era una especie de pasión
entre ellas. Aunque su discusión con Karina no había pasado desapercibida
por su amiga; había podido aguantarse las ganas de llamarle y tratar de
arreglar la situación.

Al igual que cada mañana salió de casa al trabajo con Cristina que como
trabajan en la misma empresa llegaban juntas. Esa mañana en particular
iban muy calladas, el silencio reinó el viaje hasta que Cristina dijo algo.

- ¿La llamaste?
- No.
- ¿Te llamó?
- No.
- ¿La llamarás?
- No.
- Si claro, siempre caes. – dijo Cristina como reproche.

Amanda la miró y luego devolvió su vista al volante. - ¿Lo crees?

- ¿Si creo que le llamarás o si creo que siempre caes?


- Las dos.
- Las dos. – repitió Cristina.

Amanda suspiró y permaneció en silencio. Era cierto lo que decía Cristina


siempre sucumbía a Karina. Era un maldito círculo vicioso donde, aunque
ella no cometiera el error debía simplemente pagar por él y sentirse mal por
ello. Solo quería que Karina fuese más romántica, más detallista, más
amorosa, más dedicada, más delicada con ella. Que no todo fuese sexo
salvaje y lujurioso; si, estaba bien, pero ¿y lo demás? Esa parte donde se
funden dos, no solo dos cuerpos, sino dos almas al hacer el amor, ese

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contacto de pura intimidad que no se comparte con todo el mundo. Ese
segundo donde puedes escuchar el latido de su corazón, ese momento
donde sientes gemir sus sentidos, ese instante donde dos se convierten en
una. Muchas veces pensaba en eso, pero unas tantas otras simplemente se
convencía de disfrutar de lo que tenía y quizás lo demás llegaría después;
mucho después. – No la llamaré – al fin dijo.

- Sabes Mandi, a mí no me interesa tanto el que la llames, te llame, se


llamen; lo que me interesa eres tú. Lo único que me importa es que tú
estés bien y que seas feliz. ¿Lo eres? ¿Eres feliz? ¿Es ella la persona
que te llena en todos los aspectos de tu vida, es ella acaso la mujer
con la que sueñas, es la mujer con la que deseas envejecer, es ella la
mujer que deseas para tu eternidad, es ella quien te hace sentirlo
todo? –calló Cristina y apartó su mirada de Amanda.

Amanda solo alcanzó a titubear. – Yo…es que yo… - y se hizo la pregunta


en su mente ¿Era feliz? ¿Era Karina esa mujer que la hacía feliz? ¿La que
la llenaba?

- Mandi, no tienes que responder, solo quiero que estés segura, solo
deseo que encuentres la persona que te haga feliz como solo tu
mereces. No pretendo decirte que hacer o que no hacer con tu vida
porque para eso es tu vida para que seas tú quien decida en ella,
pero seamos honestas Mandi, has estado con Karina los últimos 9
meses y les hace falta un no sé qué, con uno se cuánto, un no sé
porque, y no sé qué demonios, pero algo se pierde en la ecuación
Karina-Amanda. – Miró a Amanda y con voz dulce le dijo – Mandi,
me puedes gritar y decirme que no me meta en tus cosas, pero en
esto simplemente no puedo quedarme mirando como mera
espectadora. Me importas demasiado como para no hacer o decir
nada, pero me importas demasiado más como para si me lo pides,
callarme la boca y no decir nada. - Cristina no podía evitarlo, algo
tenía que decir…aunque no lo dijera todo.

Amanda era una fina experta en mantener silencio cuando apenas no


sabía que decir, pero lo que si sabía era que Cristina tenía razón en todas
y cada una de las palabras que decía. No le molestaba que le dijera, lo que

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le molestaba era estar en esta situación y todo lo que traía a su alrededor.
Era evidente que tenía que tener una buena conversación con Karina y ver
la manera de corregir lo que estaba mal. Por ahora eso debía esperar un
poco, ya que habían llegado al trabajo y el deber llamaba.

Bajaron del auto, entraron al edificio saludando a Norma en el recibidor.

- Buenos días hermosas niñas ¿Cómo están el día de hoy? – le


sonrió Norma.
- Buenos días, Norma. – respondieron al unísono y continuaron su
camino al ascensor.

Dentro del ascensor no hubo ni una palabra, solo silencio entre las amigas.
Se abrieron las puertas en el octavo piso y cada una se dirigió a sus
respectivas áreas de trabajo; una a la derecha y otra a la izquierda. Cristina
caminó por el pasillo en dirección opuesta a su amiga mientras Amanda en
medio del pasillo se detuvo y volteó a ver a Cristina que se perdía en las
oficinas, sonrió al verla perderse, ladeó su cabeza y reanudó su camino a
su oficina. Una vez ahí sonó su celular y respondió.

- ¿Sí?
- Oye puchunguita, ¿cómo estás? – dijo Kathy del otro lado.
- Muy bien Kat y ¿tu cómo estás? ¿Qué tal tu cita idílica? Anoche
llegaste muy tarde y en la mañana ya habías salido; así que no me
encontré contigo.
- Ay no se amiga, no creo que pueda vivir así mirando que te
toqueteen, manoseen y saboreen a tu chico. Incluso sentirte la tipa
más odiada del club solo por andar con él. Es una vida muy sacrificada
para mí. – dijo esto con tono dramático.
- Que mal, ya me estaba haciendo a la idea de entrar a ver stripper
con pase VIP.
- Es increíble lo insensible que eres, yo aquí sufriendo decepcionada
por un amor imposible de llevar y tu pensando en entradas gratis, no
tú sí que eres interesada.
- Ohhh lo siento, no sabía que este asunto estriptico te afectara
tanto.

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- Ahhh no querida para nada, siempre se debe sacar provecho de las
situaciones. Así que sabes que como Cris cumple años pensé en
llevarla al club…
- ¿Con stripper? – casi gritó Amanda.
- No tontita, si hacemos eso nos matará a las dos. En el mismo club,
hay un área más íntima como para actividades, con música; con un
ambiente muy agradable. Y por supuesto logré separarlo, así que
podríamos pasar un rato por ahí y hacerle pasar un lindo día a Crisita.
- Me parece perfecto, eres muy brillante niña. - le dijo sonriendo
Amanda.
- Ya ves que puedo hacer buenos negocios de una decepción.
- No ya veo que eres toda una experta.
- Ya ves. No sea malita con Cris esta semana, trátala bonito y no se
peleen por tontos y estúpidos papeles que al final se van a la basura.
- Pero siempre la trato lindo.
- Si ya se, hasta que te dice que esa columna debe dejar de ser
estética para ser funcional.

Amanda no pudo contener la risa del comentario, porque eran las


discusiones habituales de ellas en el trabajo. – Pero si se la vive haciéndome
eso.

- Si tú, la más sufrida sin duda.


- La verdad que sí, pero amo discutir con ella y que al final podamos
llegar a una solución funcionalmente estética y ambas estar felices.
- Bah, ustedes se entienden par de locas. Bueno nena ya te voy
dejando que iré tras mi profesora de diseño y ver si logro que me dé
una oportunidad en mi último trabajo, así tenga que bailarle sobre el
escritorio con lo poco que aprendí en el club.
- Estás loca.
- Oye, te gustaría la profe, es linda, bueno creo que es atractiva, tiene
bembes de Angelina Jolie y trasero de Jlo, eso dicen mis amigos, claro
está. Caería bien contigo, además está el hecho de que seré la mejor
calificación de su clase si tú le das algo de lo tuyo.

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Mientras Amanda escuchaba a Kathy, sonreí y movía su cabeza de un lado
a otro porque era tan normal que hiciese esto, con su profesora, con su
doctora, con la chica de la tienda de la esquina, con su tía; así que solo la
divertía con todo.

- ¿Algo de lo mío? – preguntó divertida.


- Si algo de tu sabor negra. Ya dejo que trabajes puchunguita. Te veo
en la tarde.
- Chao Kat, suerte con tu profe. – rio Amanda y cortó la llamada.

Amanda se fue a sumir en sus planos, papeles y diseños, las horas pasan
rápido cuando se tiene trabajo y más si el trabajo es uno que se ame hacer.
Tomó un minuto de su concentración y subió su cabeza para encontrarse
con dos fotos en una repisa en la pared. En una se encontraba con su mamá,
sus dos hermanas y su hermano; no podía dejar de sonreír con dulzura al
verla. Su familia sin dudas era lo más importante para ella, a pesar de que
estuviese lejos; por ahora, siempre procuraba pasar tiempo con ellos y
visitarlos cuantas veces podía. Su mamá era su inspiración, su roca, su
ejemplo a seguir, levantó una familia sola cuando su padre falleció en un
accidente de auto luego que regresaba de un viaje de trabajo. Ha sido el
momento más difícil de su vida, perder a su padre cuando tenía 15 años;
aun lo extraña y desearía tanto que estuviese con ellos, que se sintiese
orgulloso de todos sus hijos. Su madre se ganaba por mucho el premio de
la mejor madre del mundo, porque había sido padre y madre para ellos y
tanto ella como sus hermanos valoraban grandemente esa entrega de su
madre. Y aunque ella para muchos era la hija desviada, para su madre era
su gran orgullo y había recibido su apoyo incondicional.

En la otra foto estaba con Kathy y Cristina, esas dos niñas que adoraba tanto
y que en definitiva sin ellas no sería igual. Ellas le daban ese balance que
necesitaba en la vida, las que la hacían reír como loca y las que muchas
veces han secado sus lágrimas. Las incondicionales y a las que por nada
perdería o alejaría de su vida. Mirando la foto recordó las palabras de
Cristina en la mañana y pensó que jamás había respondido nada a sus
palabras. Resolvió ponerse de pie y caminó hacia el otro lado del piso a la
oficina de Cristina. Se detuvo en la puerta y la miró por unos

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segundos; estaba de espalda frente al ventanal hablando por teléfono sobre
unas vigas, hormigón y mucho polvo. Sonrió al escucharla porque si para
ella la arquitectura era una pasión, para Cristina la ingeniería era una
religión; amaba su trabajo y se lo vivía día con día.

Le encantaba eso, era quizás una de las muchas cosas que le encantaban
de ella. Entró a la oficina sin hacer ruido, llegó al escritorio, tomó un papel y
un marcador y escribió algo en él. Lo dejó con sumo cuidado en el mismo
lugar y se retiró sin que Cristina le viera, solo la alcanzó a ver cuándo terminó
su llamada y vio la espalda de Amanda salir por la puerta. Su rostro se llenó
de confusión, devolvió el teléfono a su lugar y miró el papel en el escritorio
que leía, “Gracias, eres y serás siempre la mejor…Te quiero <3”. Cristina
sonrió observando las palabras escritas en ese sencillo papel, pero que
tenían tanto significado para ella, con eso le bastaba. Unos pensamientos la
asaltaron e invadieron su ser; los apartó en seguida… tenía mucho trabajo
que terminar.

Más tarde a la hora de salir ese día, caminó a la oficina de Amanda para
encontrarse con Karina junto a ella y Amanda tomaba sus cosas para ya
partir.

- Hola Cristina, que gusto verte. – le dijo Karina.


- Hola, lo mismo digo Karina. – respondió apenas mirándola.
- Cris, saldré con Karina y ella me llevará a la casa, te llevas mi auto,
¿sí? – le dijo Amanda.
- Por supuesto, no hay problema.

Amanda tomó sus cosas, se acercó a Cristina, se quedó parada frente a ella
y le dijo en voz baja como un secreto entre ellas. – Gracias. – la miró a los
ojos, se inclinó, besó su mejilla y le susurró al oído. – Te quiero. – entonces
se dispuso a salir de la oficina junto a Karina.

Mientras salían las tres, Karina y Amanda se adelantaron, Karina volteó su


mirada a Cristina, la miró completa, le sonrió pícaramente y le murmuró. –
Adiós.

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Y así Cristina vio salir a su amiga junto a la oxigenada, que en realidad no
era oxigenada, pero a Kathy le encantaba llamarla así y por pura amistad
Cristina la llamaba así también. Ese día Cristina llegó a una conclusión;
mataría a Karina…bueno no matarla de la acción asesinar sino de… ¿acaso
había otra forma de ver el verbo matar? Bueno, lo cierto era que pensaba
que no le gustaba mucho Karina, ahora estaba segura de que no la
soportaba. Cristina suspiró y se dijo en voz baja, “Maldita oxigenada‟, y
continuó su camino hasta fuera del edificio.

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Capítulo: 4
Una hora después Cristina estaba en el Gimnasio haciendo su rutina del día
que era Kenpo. El Gimnasio era un lugar donde Cristina se sentía como en
casa, no solo porque la mantenía en buena forma, sino también porque era
el lugar donde se podía desestresar sanamente, sin hacerle daño a su
cuerpo y sin hacerles daño a otras personas. Este día en particular su nivel
de estrés era de un 200% y estaba simplemente dejando salir parte de eso
en su rutina y su entrenador personal lo estaba sintiendo.

- Ohh, vamos Cristina detente un minuto.


- ¿Lo estoy haciendo mal? – preguntó.
- No.
- ¿Entonces?
- Me vas a matar linda – dijo esto mientras devolvía su protector de
pecho al lugar indicado.
- Lo siento. – dijo apenada.

Jason le sonrió, la miró a los ojos y le dijo. – No te preocupes yo puedo ser


tu perfecto “punching bag”, pero hoy andas muy estresada y recuerda que
esto no se trata de matar a nadie, sino de defenderte y mover todo tu cuerpo
en coordinación.

- Lo sé. – mientras se sentaba en el suelo recostando su espalda de


la pared y con sus rodillas arriba.

Jason se quitó el protector y se sentó al costado de Cristina. – Ya linda, no


pasa nada, solo quiero que no te lastimes tú, a veces tenemos de esos días,
¿no? – dijo mientras le ofrecía una botella de agua.

Cristina tomó la botella y comenzó a tomar de ella, puso sus manos sobre
sus rodillas y descansó su cabeza sobre ellas mirando a Jason. En realidad,
si había estado muy estresada y hasta tensa, pero en efecto necesitaba
tranquilizarse un poco.

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- ¿Quieres ir conmigo el viernes a cenar y tomar algo? – le dijo Jason
con timidez.

Cristina lo pensó un poco, porque ya era de conocimiento casi nacional que


Jason se sentía atraído por ella, pero luego de pensarlo unos segundos…-
Me encantaría.

A Jason le brilló la mirada por la respuesta de Cristina, además de que ya


había hablado con Kathy para que el día del cumpleaños de Cristina la
llevara al club. Más que eso le hacía ilusión poder compartir con Cristina,
que no solo era una mujer hermosísima y encantadora; sino también era
inteligente y muy agradable. – Perfecto, estoy seguro que pasaremos un
rato agradable.

- Estoy segura. – dijo Cristina mientras observaba la sonrisa colgate


de Jason, sonrió un poco porque lo cierto era que Jason era un chico
muy lindo y agradable. Miró alrededor del Gimnasio, viendo el ir y el
venir de las personas; sus rutinas, sus ejercicios, su vida dentro de
ese lugar y tranquilizó un poco sus sentidos acelerados y tan solo
disfrutó del momento. Era quizás el momento de darse una
oportunidad, ¿cuál?, no sabía, pero esta vez lo haría sin pensarlo dos
veces.

Mientras Cristina había partido al Gimnasio, Karina y Amanda habían


caminado fuera del edificio en dirección del auto, Karina se dirigió a Amanda
y le preguntó. - ¿Vamos a mi casa?

Amanda lo pensó un minuto y le respondió. – No, quiero que vayamos a


algún lugar lindo a cenar y hablar un poco.

Karina la miró con ganas de ripostar, pero sólo alcanzó a decir. – Como
quieras amor.

Así entraron al auto y no comentaron mucho hasta que llegaron al


restaurante y hablaron mucho de muchas cosas.

- Entonces, ¿tu mamá va a venir a quedarse unos días? – le


preguntó Karina.

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- Si, aun no sé cuándo específicamente, pero estoy tan eufórica. Ya
quiero que esté acá y que pasemos tiempo juntas. – dijo emocionada.
- Imagino que sí, se cuánto quieres a tu mamá y cuanto te encanta
pasar tiempo con ella.
- Si, la quiero aquí y las chicas también quieren verla, será una
hermosa locura.
- A mí me encantaría conocerla esta vez. – dijo Karina con
sinceridad.
- A mí me gustaría que la conozcas. – le dijo Amanda con una gran
sonrisa.

Karina la miró con una mirada muy dulce, de esas que muy pocas veces le
veía Amanda. – Disculpa por cómo me comporté ayer, suelo ser una idiota,
pero hay días en que ese papel me queda mejor.

- Me disculpo por haberme ido la noche anterior sin decir nada. Debí
al menos decir algo o no salirme así. Es solo que a veces… - mantuvo
silencio.
- ¿A veces qué? – la miró sorprendida Karina.
- Es que a veces solo me siento deseada y no amada.
- ¿Y cómo es eso? – le preguntó - Claro que eres deseada, yo te deseo
como una loca. ¿Es que acaso no te has mirado en un espejo? Eres
una mujer bellísima Amanda, tu cuerpo es un palacio donde a muchos
y muchas quisieran morar, unos senos, un trasero… - suspiró al decir
esas palabras y luego prosiguió - tienes un tono de piel perfecto que
es como el intermedio del yin y yang, tu cabello ondulado que me
encanta porque te hace ver tan fresca y juvenil, pero a la misma vez
tan mujer, esos ojos castaños que dicen tanto y esconden más, unos
labios que invitan a estar besándolos todo el tiempo…por supuesto
que eres deseada y amada con la pasión más desenfrenada.
- No me refiero a ser amada del cuerpo; me refiero a ser amada del
alma, del espíritu, de mi ser. Ser amada por quien soy, de amar mis
días, aunque sean días malos, de amar mis gestos, mi olor, mi
esencia. Amarme más allá de un cuerpo y un deseo de la piel,
acariciarme el alma, besarme el espíritu, sostenerme la esencia,
abrazar todo mi ser. – miró a Karina profundamente a los ojos tratando

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de leer algo dentro de ellos, deseando que la entendiera. – No se
Karina quiero que hagamos el amor…

Karina tenía su cabeza apoyada en sus manos sobre la mesa, le sonrió a


Amanda y le dijo – Eso lo hacemos muy bien cariño, a mí me encanta…

- Karina quiero hacer el amor contigo, no solo tener sexo y ya. – la


miró decepcionada.

Karina abrió sus manos y las cruzó sobre su pecho - ¿Y cuál es la maldita
diferencia?

- Ya sé que soy una cursi y me puedes llamar anticuada y todo lo


que quieras, pero yo si le veo diferencia.
- A ver, explícame la diferencia… - la miró poniéndole toda la
atención del mundo.

- Tener sexo es algo ordinario, un acto más bien biológico en el que


se desea satisfacer un placer carnal; donde una vez terminado
llenaste esa necesidad instantánea del deseo, te sientes llena y luego
te vacías completamente. En cambio, hacer el amor es… - miró al cielo
suspirando buscando las palabras justas - resulta ser una de las
experiencias más bellas, intensas, únicas de la vida, pues no se busca
el placer individual, sino el placer de dos que se entregan es esa
extraña, pero mágica manera de por medio del cuerpo y de una
manera tangible sentir lo que nuestro corazón no puede expresar con
las más delicadas palabras. Cuando haces el amor, sientes que estas
en el cielo, disfrutas de cada caricia, de cada beso, de cada palabra,
de cada rose, de cada cercanía, de cada orgasmo que compartes con
ella. Y cuando ya llegas a los confines de ese sentimiento, de esa
necesidad, de esa unión, simplemente duermes abrazada a esa
persona porque es la culminación de un acto físico continuado por un
acto trascendental y te mantienes llena. – terminó diciendo, mirando a
Karina a los ojos.

Karina se había mantenido prestándole toda la atención a Amanda, incluso


se había sorprendido por sus palabras, entendía muy bien esa diferencia
de la que hablaba, podía ver la necesidad en los ojos de Amanda, no la
necesidad del cuerpo, sino la del alma; siempre la había notado solo que no

24
la podía reconocer. – Nunca he sido tan romántica. – bajó su mirada a la
copa de vino que permanecía en la mesa. – No se serlo.

Amanda la miró con gran dulzura y llevó su mano sobre la mano de Karina,
la acarició por unos segundos y la miró a los ojos. No sabía si había hecho
bien en decirle toda esa palabrería barata, pero no podía solo andar
ocultando como en realidad se siente sobre todo en general. Muchas veces
ha callado, pero en esta ocasión pensaba que era mejor pecar de bocona,
que morir en silencio guardando un millón de palabras calladas.

Karina tomó la mano de Amanda, la acarició y el tiempo se detuvo con esa


caricia, con esa mirada, con el sentimiento que quizás se compartía en ese
momento. Amanda entendió que Karina no diría nada más, pero de alguna
u otra manera esperaba que las cosas fueran distintas en su relación. Lo
deseaba con todo su corazón y también haría lo posible por lograrlo.

Luego de una linda velada Karina llevó a Amanda a casa, charlaron unos
minutos en el auto y Karina le dijo. - ¿Segura que no quieres ir a mi casa?

- Segura.

Karina se acercó a Amanda y la besó en los labios, pasó su lengua por su


labio inferior, luego avanzó más y besó su cuello. Una de sus manos la posó
en su cuello y la otra la aventuró hasta el pecho de Amanda, lo acarició
sobre su camisa, luego la miró a los ojos y le dijo – Eres tan jodidamente
hermosa. ¿Estás segura que no quieres ir conmigo?

Amanda besó a Karina, siempre le gustaba el sabor de sus labios y los


disfrutaba, separó sus labios de los de ella para responderle. – Me
encantaría, pero no esta noche, ¿sí? – nuevamente posó sus labios en los
de Karina y los besó una y otra vez; hasta que se separó y le dijo en voz
baja. – Buenas noches, querida. – y salió del auto hasta que los ojos de
Karina ya no alcanzaban a verla.

Karina sin lugar a duda sentía que se había quedado con las ganas de
poseer a su mujer esa noche, pero ya llegaría el momento, pensó. Había

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sido un día algo raro, pero de una cosa estaba segura, Amanda era
demasiado mujer como para no intentar hacer ciertos cambios en su actitud
que se reflejaran en su relación. Quien sabe que pasaría más adelante, por
ahora Amanda era buena para ella.

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Capítulo 5:
Los días habían pasado rápido esa semana y la mañana del cumpleaños de
Cristina, ella y Kathy permanecieron en casa. Cristina no había acompañado
a Amanda al trabajo porque debía ir a revisar unos proyectos; así que saldría
de casa directo al lugar. Kathy la había sorprendido con una especialidad
culinaria; panqueques con unas velitas de cumpleaños sobre ellos y de paso
la deleitó con un éxito ideal para el día con guitarra en mano.

“Estas son las mañanitas


Que canto con pancakes
Para ti querida amiga
Que cumples ya 106
Despierta floja despierta
Mira que ya amaneció
Ya los tecolotes cantan
El burro ya rebuznó
El día en que tu naciste
Nacieron los dinosaurios
Las vacas no dieron leche
Y lloraron los cavernarios
Perdona lo mal cantado
Y también lo mal habido
Sino te trajimos nada
Es que estamos bien jodidos
Hay viene el chupa cabras
Y el hombre lobo también
Ya se despertó la momia
Que te va a jalar los pies…”

Cristina solo reía a carcajadas con esa canción tan especial para ella,
Kathy era la asesina de las canciones bonitas; siempre había pensado que

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como cantante era una buena diseñadora. Con esos detalles era más que
suficiente para hacer su día de cumple uno único y especial. Eran sin dudas
sus amigas las que hacían sus días una obra de arte personal e inigualable,
eran su familia ahora. Cristina había perdido a su madre cuando era muy
chica, apenas la recuerda y le dolía mucho que fuese de esa manera. Solo
un puñado de fotos y algunas pertenencias que ha guardado como un
tesoro; hacían que su madre viviera en ella. Jamás `conoció a su padre, sino
fuese porque la biología dice que debe tener uno, pensaría que había nacido
de una planta de plátanos. No tenía hermanos, desde que era una niña su
tía se hizo cargo de ella; tuvo una linda infancia, no se quejaba, pero siempre
deseaba en cada momento de su vida que su mamá estuviese con ella.
Gracias a su tía le debe quien es el día de hoy y no se refería al dinero que
en vida le había heredado, sino en el ser humano y en la mujer que se había
convertido. Aun en la distancia siempre su tía permanecía, había sido la
primera llamada en la mañana para felicitarla en su día y decirle como
siempre lo orgullosa que se sentía de ella. Fuera de ella, sus amigas eran
su familia más cercana y como siempre hacían de su día uno hermoso.

Kathy se quedó quieta observando a Cristina por unos segundos, ya no era


la niña aquella que había conocido años atrás, era una mujer y no una mujer
cualquiera; sino una muy hermosa. Su cabello era café muy claro, aun Kathy
no decidía si era café o rojo, pero estaba segura que era café, porque
Cristina no tenía cara de pelirroja, era lacio, sus ojos del mismo color le
combinaba con su piel y un cuerpo que el gimnasio había esculpido con
perfección. En alguna ocasión Kathy había tenido la loca idea que Cristina
podía ser modelo y ella su manejadora y así hacerse rica y famosa, pero los
sueños, sueños son, porque Cristina le tronchó ese en particular.

El teléfono de Cristina sonó con un mensaje que decía: “Para tener 50 años,
estás entera y no te duele nada…ya quisiera yo llegar a los 50 y verme tan
ligeramente usada como tú. Feliz Cumpleaños hermosa <3”

Cristina sonrió y comenzó a escribir un mensaje de vuelta: “Recuerda que


solo eres 1 año menor que yo…” y envió el mensaje. En unos segundos

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recibió otro de vuelta: “Mierda u.u”. Cristina se quedó observando su
celular y escribió: “Espero verte en un rato, te extrañé en la mañana”, y
Amanda respondió: “También te extrañé horrores”.

Kathy interrumpió la concentración de Cristina. - ¿Te puedo preguntar


algo?

- Claro.
- ¿Karina te hace sentir incomoda?

Cristina se puso algo nerviosa con la pregunta, porque no la esperaba. –


No pasa nada.

- Si pasa, el hecho que no digas o lo compartas no significa que no


pase.

Cristina respiró profundo y miró con tristeza a Kathy. – Solo no me cae


bien, solo eso.

- Bueno a mí me cae como patada en el trasero y me encantaría no


verla jamás en mi perra vida, pero en ti noto otro tipo de incomodad.
Entiendo que no quieras decirlo porque Amanda es nuestra amiga,
pero aquí no solo se trata de Mandi, si no de todas cuando algo nos
pasa. Además, pierdes el tiempo en ocultar las cosas, yo me doy
cuenta, Amanda se da cuenta…
- ¿Mandi?, ¿te ha dicho algo? – le preguntó sorprendida.
- Nnnnnnno, pero ¿crees que me tiene que comentar algo? A simple
vista está de que tu incomodidad va más allá de mis ganas de
torturarla.
- Ayy Kat. – se puso las manos en la cara – es que quizás debo estar
equivocada con lo que ocurre, quizás solo sean cosas mías.
- ¿Cosas tuyas?, no creo que tú seas de las que se crean una película
de Disney en la mente. A ver dime que pasa. – se sentó a su lado
tomando sus manos.
- Es que la presencia de Karina me incomoda.
- Ya se la presencia del mal, ¿tu viste esa película “The devil inside”?
es nefasta, deberíamos llamar al tipo de la película del “Rito”, que es

29
también el que hizo “Hannibal”…- miró a Cristina, hizo una mueca en
señal de desaprobación y le dijo – no, ¿verdad?, perdón, ok hablemos
en serio.
- No se…me incomoda su mirada, la forma tan descarada que a
veces se dirige a mí, su comportamiento tan falto de respeto…
- Mírala ella la hija de la mala sangre, mierda, sabía que era una
imbécil, idiota, arrogante, prepotente, pero además es una
degenerada, enferma, sexosa, depravada, pervertida de mierda…
- Quizás no es nada.
- ¿Nada?
- Quizás es que en realidad no me gusta ella.
- No cariño una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, no mezcles
la gimnasia con la magnesia, si te sientes incomoda es por algo,
¿alguna vez se ha propasado contigo? O sea, lo ha hecho, pero a lo
que me refiero es que si se ha acercado a ti…

Cristina se puso de pie y caminó hasta la terraza y se quedó ahí observando


todo alrededor, todo aquello tan conocido y tan irreconocible ahora mismo,
se sentía tan fuera de sí, había tanto, tanto que no sabía o que no alcanzaba
a reconocer. Kathy llegó hasta su lado y se paró junto a ella mirando el
mismo paisaje. – No quiero que le digas a Mandi.

- Creo que debería saber que su novia es una…a ver que palabra
podría utilizar… ¿maldita perra? – dijo con fuerza.
- Toda la situación no es cómoda para mí, pero imagínate decirle eso
a Mandi…no me lo perdonaría.
- Mira Crisita, sé que quieres a Mandi, pero tampoco te debes
sacrificar y aguantar que esa se propase contigo por tu amiga.
- Es que no es solo eso.
- ¿No?, entonces…
- Es que me da rabia verla con Amanda – se sorprendió diciendo.
- Si, a mí también.
- Sí, pero no de una manera…
- ¿De una manera…?

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Cristina miró a Kathy con gran tristeza, le sonrió como una obligación, la
miró a los ojos, la besó en la mejilla y le dijo. – No me hagas caso, creo que
quizás he sacado todo esto de proporción y ni yo misma lo entiendo. Te
adoro, lo sabes, ¿no? Gracias por mi mañana de cumpleaños. Te veo en la
noche. – y salió caminando por la puerta hacia sus compromisos; más que
caminar parecía que huía de todo el momento.

Kathy quedó anonadada, petrificada, embrutecida, hipopotamizada…no


entendía en lo más mínimo lo que había ocurrido ahí, ahora estaba más
confundida que antes, pero al menos había confirmado lo que sospechaba
de Karina. Varias veces la había sorprendido mirando a Cristina de manera
indiscreta e inadecuada, pero dentro de todo sabía que había algo más que
no sabía y que Cristina quizás le ocultaba; ahora no sabía que era, pero
haría lo posible por averiguarlo, no por nada se apellidaba Bond, Katherine
Bond.

Luego que pasara por su proyecto y solucionara algunos problemas, Cristina


llegó más tarde a la oficina y lo primero que hizo al llegar fue pasar a la
oficina de Amanda, para encontrar que no estaba, preguntó a la secretaria,
quien le respondió que la señorita había salido a solucionar algunos
trámites. Entonces se dirigió un poco desilusionada a su oficina, al abrir la
puerta encontró todo lleno de globos, un cartelito pegado a la pared que leía,
“Feliz Natalicio” y un hermoso arreglo florar sobre su escritorio. Cristina
estaba sorprendida y totalmente sonrojada con el detalle; encontró una
tarjeta sobre el escritorio y comenzó a leer…

“Cris:

Hoy es un día muy importante, no solo porque sea un día en el que


tengamos vida, sino también porque es el día en que naciste, que hermosa
bendición para todos aquellos que tenemos el privilegio de conocerte.
Quizás no lo digo frecuentemente y tal vez no lo demuestro siempre, pero
eres una mujer muy importante en mi existencia. Eres sin duda esa persona
que de alguna manera extraña me hace sentir mejor con alguna palabra,
con alguna mirada o tan solo permaneciendo a mi lado y sosteniéndome.
Todos y cada uno de estos años que has compartido junto

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a mi he agradecido el regalo, este regalo, tu regalo…mi regalo. Podría
regalarte el día de hoy los regalos materiales que más añoras, pero mi deseo
más genuino es que sean los regalos del corazón los que tengas en tu vida,
los detalles que prevalecen y trascienden eternidades. Tú, sin lugar a duda
mereces las grandes cosas de la vida, no solo este día de tu cumpleaños
sino cada uno de tus días.

Te quiero con alma y corazón,

Mandi.

PD. Recuerda no estás vieja, solo ligeramente usada y maltratada…”

Cristina quedó perdida en las letras escritas en esa tarjeta, esa letra que
conocía muy bien, pero que amaba leerla con tan lindo sentimiento en este
día. Su vista se nubló de la emoción, siempre ha sido una tonta sentimental
y le encantaban los detalles y más aún si vienen de una persona que es
importante para ella. Se sentó sobre su escritorio y comenzó a pensar en la
inmortalidad del cangrejo, pero más que eso comenzó a analizar su vida y
sus 27años, ¿qué se sentía cumplir 27?, pues al parecer lo mismo que tener
26, pero de algo estaba segura, debía comenzar a tomar grandes decisiones
en su vida, debía aceptar ciertas cosas, apartar unas cuantas y vivir la
vida…pensó en el estribillo de una canción que le gustaba mucho.

“Voy a vivir el momento


Para entender el destino
Voy a escuchar en silencio
Para encontrar el camino”

Encontrar su camino era lo que quería, lo que necesitaba, lo que deseaba,


pero no el camino que los demás querían para ella, no el camino que los
demás ya recorrieron, no el camino que le indicaba su razón; sino el que ella
escogiera, el camino que la llevara a encontrarse con la pureza de su
interior, con la verdad de su corazón, con la serenidad de su alma
vagabunda…simplemente con el camino de su felicidad.

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Capítulo 6:
Amanda había resuelto todos sus pendientes y decidió pasar la tarde con
Karina. Quería de ahora en adelante disfrutar de más tiempo de calidad con
ella, hacer cosas que aunque parecieran cursis y estúpidas, las llegara a
unir más. De alguna u otra manera sabía que había cosas que no estaban
funcionando en la relación, por otra parte, sabía que había otras tantas que
no eran correctas, había días que simplemente quería hacer lo correcto y lo
que deseaba. No estaba segura de muchas cosas, pero quería poner un
poco más en la relación con Karina y entonces…estar segura, segura que
estaba completamente equivocada; equivocada por pensar que Karina era
la adecuada o por pensar que no lo era.

El celular comenzó a sonar y Amanda respondió. – Sí.

- Hola preciosa. –dijo Karina con emoción.


- Hola guapa. – respondió Amanda con una gran sonrisa.
- ¿Cómo estás?
- Genial, con mucho trabajo, de aquí para allá, pero todo excelente.
- Eso me alegra, ¿estás en casa?
- No, voy en el auto de camino para tu casa. – respondió un poco
confundida.
- De eso quería hablarte, es que me surgió un asunto inesperado,
querida y no estaré en casa, sino que tendré que estar en la oficina
y...
- Pero podría entonces llegar a la oficina, ayudarte y esperarte. – la
interrumpió Amanda.
- Es que no creo que sea buena idea, tendré varias reuniones, así que
no estaré disponible y simplemente quiero dedicarte todo el tiempo a
ti amor. – se apresuró a decir. - Nos podemos encontrar en la noche
en el club para el cumple; si quieres vamos a casa y pasas la noche
conmigo.

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Amanda dudó mucho de los compromisos de Karina, era su costumbre, pero
no reclamó, ni le comunicó su malestar; simplemente permaneció en silencio
y respondió. – Si, como quieras.

- ¿Estás enojada hermosa? - le preguntó.


- No como crees, entiendo que siempre tengas cosas tan importantes
que hacer. – le dijo con gran cinismo.
- Lo siento, prometo que te compensaré esta noche.
- No hay problema…entiendo. – respondió poniendo los ojos blancos
y respirando sonoramente.
- Gracias, te quiero guapa.
- Chau Karina, te veo en la noche. – y cortó la llamada.

Este era el cuento de nunca acabar…Amanda siempre era la de los detalles,


la que ofrecía su tiempo, no el que le sobraba, sino simplemente su tiempo.
Era la que escuchaba, la que entendía, la que siempre permanecía, la que
esperaba, aunque Karina tuviese una excusa para todo…sus amigas, el
trabajo, la familia, la vida, era así como se iba la vida, entre excusa y excusa
y entre compromiso y compromiso y con ello…se escapaba el tiempo.

Estaba bastante cansada y enferma de esta situación, no quería parecer


una novia loca psicópata, pero estaba segura que no pasaría del día de hoy
que lo supiese, así que como estaba cerca de la oficina de Karina pasaría
por ella, solo para verla un segundo si era posible; era todo lo que
necesitaba.

No tardó mucho en llegar a la empresa y muy natural entró hasta encontrase


con Belinda, la hermana de Karina.

- Hey Amanda, pero que gusto tan exquisito encontrarte por aquí. –
le dijo besando su mejilla y ofreciéndole un abrazo.
- Sabes que el gusto siempre es mío, nena. – respondiendo el beso y
el abrazo.
- ¿Cómo estás?, aunque por tan solo verte, te ves más que increíble.
- Gracias, lo mismo digo de ti. Te ves espectacular.

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- Si, ahora más que por fin logré hacérmelas. – y tocó sus senos sin
ninguna vergüenza.

Amanda la miró y se rio porque conocía a Belinda hacía mucho tiempo;


incluso antes de que Karina y ella fuesen novias y sabía que era muy
indiscreta y el pudor no era una buena virtud en ella.

- Si, imagino que debes estar más feliz que un perro con dos colas.
- Sí, es que estoy tan feliz que no quepo, bueno ellas ya tampoco me
caben mucho dentro de la camisa, pero estoy feliz. – terminó riéndose.
- ¿Quieres verlas y ver la perfección antes tus ojos?

Amanda la miró un poco confundida y más incómoda, pero no respondió.

- Vamos, quita esa expresión de espanto, es broma. Bueno siempre


habían sido lindos, si los hubieses visto antes, te hubieses enamorado
de mí y no de la idiota de mi hermana. Y yo hubiese tenido que romper
tu corazón, porque solo te podía utilizar como objeto sexual, entonces
tú te hubieses puesto tan mal que andarías en las calles sola, triste y
abandonada y mi conciencia no me dejaría vivir por eso.
- Eres tan presumida. – le dijo con una ceja arriba.
- Si lo sé y me gusta. – y le sonrió como agradeciendo el cumplido. -
¿Y qué haces acá?
- Vengo por tu hermana.
- Bueno no está aquí, no la he visto el día de hoy y me pareció que
llamó para decir que tenía algunos asuntos que resolver.

Amanda permaneció en silencio y tuvo una expresión de total confusión que


trató de apartar rápidamente y no demostrar que estaba completamente
desilusionada con toda la situación.

- ¿Todo bien?
- Sí, todo estupendo. – respondió tranquilamente.
- ¿Segura?
- Por supuesto linda.

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- ¿Quieres tomar un café conmigo?, aunque me gustaría más unas
copas, pero eres capaz de violarme consentidamente.
- Entonces no es violación. – rio Amanda.
- Ammm bueno, pero mentiría solo para despistar a la gente, ya
sabes una mujer tan decentita como yo.
- Sobre todo. – le dijo con una mueca de desaprobación.
- Maldita desgraciada, si lo dices así, la gente lo dudará.
- No es que lo duden, es que es verdad.
- Ya lárgate, en menos de 10 minutos me has bajado la autoestima
como si hubieses estado aquí 2 horas; tienes una capacidad tan
grande de hacerme sentir mal.
- Te prometo que nos tomaremos esas copas pronto, ahora ando con
un poco de prisa, pero separaré un día para ti.
- Ohhhh, que linda, ya hasta me olvidé que me ofendiste.
- Es un trato. – le sonrió.
- Perfecto. Karina debe estar en casa, así que supongo que ahí la
encuentres, porque aquí ni señas de ella.
- Sí, no te preocupes, si le hablas no le digas, quiero darle una gran
sorpresa.
- Como quiera su alteza.
- Gracias. – la besó en la mejilla y comenzó a caminar fuera.
- Oye, ¿te hiciste el trasero? – le gritó desde lejos

Amanda levantó una mano en señal de una respuesta negativa y continuó


su camino fuera.

Estaba atormentada porque Karina no estaba, le molestaba su mentira, pero


no estaba dispuesta esta vez a simplemente hacerse la que no sabía.
Decidió ir a la casa de Karina y corroborar si la mentira era una mentira a
medias o una mentira total.

En el camino trató de apartar su molestia y pensar en otras cosas que le


trajeran un poco de tranquilidad para poder enfrentar la situación de una
manera diplomática. Su pensamiento fue asaltado por el recuerdo de
Cristina y las ganas locas que sentía de verla y estar junto a ella en este

36
día, pero simplemente no quería llamarla, ni verla antes que llegara la noche;
aunque la necesidad la estaba matando duramente.

Luego de varios minutos de viaje llegó a casa de Karina, lo primero que


alcanzó a notar fue que el auto de ella estaba estacionado en la entrada, así
que era bastante lógico pensar que Karina se encontraba dentro.

Tomó sus llaves de la casa y entró, todo estaba en silencio, parecía


totalmente desolado; decidió entonces subir las escaleras y pasar por los
dormitorios. Se sorprendió mucho al quedar cara a cara con una mujer que
no alcanzaba a reconocer, pero que con las fachas en las que andaba
parecía que vivía en la casa. Amanda la miró detenidamente, desde la punta
de la cabeza hasta la punta de los pies, la tasó sutilmente y devolvió su
mirada hasta el rostro de la mujer. Internamente se vio tomándola por el
cabello, sacándola a la calle casi desnuda y barriendo la calle con su cabello;
pero respiró profundamente, le sonrió y le dijo. – Tienes unos dos minutos
para desaparecer de mi vista.

- ¿Quién lo dice? – le preguntó con actitud prepotente.


- Lo digo yo…a menos que quieras que te lo repita una segunda vez.

La mujer simplemente la miró con molestia, terminó bajando las escaleras y


alejándose.

Amanda respiró profundo, cerró sus ojos y terminó de subir las escaleras
hasta llegar a la habitación de Karina. Se detuvo en la puerta y la miró
sentada en el borde de la ventana fumando un cigarro. Era una estampa
bastante habitual para ella, verla ahí fumando; claro que la conocía bien.
Permaneció unos minutos observándola; el ser negativo, vengativo y
maligno que lleva dentro le hizo sentir la necesidad de arrojarla por la
ventana y cuando quedara con los dedos juntos suplicando por la vida en el
borde de la ventana, picarle uno a uno sus dedos con un objeto punzante
hasta que no se pudiese sostener…pero era solo ese ser que ella apartaba
y no dejaba que desarrollara y la poseyera.

- Hola.

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Karina casi se tragó el cigarro al escuchar a Amanda y la miró con una
expresión que más podría ser de terror que de sorpresa. – Pero… ¿qué
demonios haces aquí? – gritó poniéndose de pie.

- Solo quería sorprenderte y ver cuán ocupada estabas. – le dijo


altivamente. – Y confirmé ambas.
- Joder, pero es que no confías en mí. – le dijo enojada.
- Razones de sobra tengo para no hacerlo, ¿no te parece?
- No, porque aquí no pasa nada, solo me sentí…un poco indispuesta
y me quedé en casa.
- Eres tan cínica Karina, eres toda una experta. ¿Acaso tienes
enfermera particular que te atiende casi desnuda? No me jodas, ¿sí?
– respondió cruzando los brazos sobre su pecho.

Karina comenzó a caminar hacia Amanda y con voz suave le dijo. – Eso no
significa nada, lo juro.

- No me jures, ni me prometas, ni te excuses por favor, no lo hagas,


porque lo único que vas a lograr es hacerme encabronar con todas las
letras mayúsculas y acentuadas...y no me quieras ver de esa manera,
así que mejor…
- Ya venga enójese conmigo y hágame lo que quiera. – le dijo
atrayéndola a ella y tratando de besarla.

Amanda la apartó rápidamente visiblemente enojada. - No soy tu zorra


Karina, la que tomas y dejas a tu antojo o la que puedes meter en tu cama
para hacerla cambiar de opinión y manipularla. ¿Crees que en la cama se
resuelven todos los problemas?

- Algunos sí. - le dijo sonriéndole de una manera pícara.


- Eres tan imbécil, tan ilusa, tan mentirosa, tan…
- Ya, lo siento, ¿es lo que quieres escuchar? – moviendo sus manos
en el aire frente a Amanda.
- No es lo que yo quiero escuchar, es lo que realmente tú sientes y
me parece y estoy segura que lo disfrutas muy bien.
- No significa nada para mí, tu eres a quien amo… - replicó
acercándose más a Amanda.

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- Ohhhhh, si me amaras no estaríamos en esta situación, así que no
me digas que me amas, cuando no es cierto.
- Es cierto, te amo y nadie más significa nada como lo que significas
tú para mí. Quiero pasar mi vida junto a ti.
- ¿Ese es tu plan?
- Sí, es lo que quiero; lo único que quiero y necesito eres tú. –
completó con desesperación.
- Pues acabas de arruinar tu plan de vida, porque conmigo ya nada.
- Tú eres mía. – Karina la tomó fuerte por ambos brazos.
- ¿Tuya?, no Karina, yo no te pertenezco, no soy un objeto que
compraste, una persona no te pertenece; solo te pertenece su amor,
su respeto, su confianza …si es que te las has sabido ganar y ahora
por favor suéltame que me estás lastimando. – trató de soltarse del
agarre, pero no pudo.

Karina mantuvo la presión en sus brazos y la acercó más a ella. – Vamos


mi amor, no seas así, no pasa nada…esto lo podemos arreglar.

- ¿Esto llamas arreglar?, suéltame por favor, Karina. – mientras más


Amanda trataba de zafarse, más Karina la sostenía con mayor fuerza.
Amanda comenzó a moverse para romper el agarre, hasta que lo logró
y justo al hacerlo tomó su mano con todas las energías que aun tenía
y la llevó al rostro de Karina, regalándole una espectacular cachetada
que la sorprendió grandemente.

Karina acarició su mejilla y miró con enojo a Amanda, le dijo con el rostro
enfurecido. – Eres una zorra patética.

- Si querida, pero no soy tu maldita zorra. – le respondió dándole la


espalda y saliendo de la habitación los más rápido que pudo. Bajó las
escaleras, mientras escuchaba tras ella su nombre que era
pronunciado varias veces por Karina.
- Amanda, vuelve aquí. – gritaba Karina mientras iba tras ella.

Amanda continuó su camino fuera de la casa hasta llegar al auto, lo puso en


marcha y desapareció. Entonces con el corazón herido y los brazos que aún
le dolían, se dio el lujo de llorar…

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A veces tener la sospecha es un preludio para no sufrir tanto o para no sentir
tanto dolor, pero ese hecho no la hacía sentir en absolutamente nada mejor.
Lo presientes, lo sospechas, lo sientes, lo imaginas, lo intuyes, pero cuando
te topas con la realidad nada te prepara para no sentir que el corazón se
hace añicos frente a tus ojos. Karina sin lugar a duda no era esa mujer, no
era ese amor que deseaba, pero no dejaba de doler. Las lágrimas
simplemente recorrieron su rostro y morían en su boca; que solo daba paso
a una gran desilusión y aun enorme vacío…aunque sin duda ese vacío
siempre había estado ahí.

Respiró profundo, limpió sus lágrimas y vistió su rostro con una sonrisa que
aparentaba que todo estaba en orden. No podía permitirse expresar su
sufrimiento, no ahora…quizás mañana, pero no hoy. Hoy tenía cosas más
importantes que atender y aunque el dolor la consumiera por dentro, debería
conservar la más hermosa de las sonrisas para Cristina en su día…solo hoy,
solo en este momento, solo para ella; después…después se permitiría
sacarse la máscara en la oscuridad y simplemente…sufrir.

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Capítulo 7:
En la noche Jason pasó por Cristina para ir al Club, aunque ella no lo sabía
todos sus amigos más cercanos estaban esperándola para celebrar su
cumpleaños.

Cristina entró al auto y saludó con un beso a Jason. – Hola Jason.

Hola Cristina. – respondió el beso y no puedo evitar decirle – Estás


hermosísima esta noche, bueno la verdad que siempre estás
hermosa, pero esta noche estás…perfecta. – sin quitarle la mirada.

Cristina quedó toda apenada con el comentario y le sonrió amablemente. –


Gracias, pero creo que exageras.

- No lo hago, eres una mujer hermosa en todos los aspectos. – dijo


poniendo en marcha el auto.

Cristina miró a Jason y debió aceptar que esta noche se veía guapísimo, en
realidad era un chico atractivo, en particular no le gustaba mucho eso de los
músculos grandes, pero él estaba muy bien dotado. Era blanco, sus ojos
negros y su cabello era negro un poco largo, pero no descuidado y adornado
con algunas canas que lo hacían ver interesante. Era todo un papacito como
lo describía Kathy. Cristina se sentía cómoda con él y más que eso cuando
pasaba tiempo con él se sentía protegida. Decidió disfrutar la compañía y el
viaje, pero el pensamiento de que no había logrado ver a Amanda durante
todo el día cruzó por su mente, se entristeció al pensar que quizás su amiga
prefirió pasar la noche con Karina, claro estaba en su derecho, era su novia,
pero…

- Estás distraída.
- ¿Ahhh? – respondió sorprendida.
- Que estás algo distraída esta noche. – repitió Jason.

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- No, solo pensaba algunas cosas del trabajo.
- Hoy no es día para pensar en el trabajo, ¿sí? Ya saliste del trabajo,
es tu noche, es el tiempo de pasar un buen rato. Prometo que haré
todo lo posible por que tengas una linda velada.
- Estoy segura de eso, sé que lo harás y sé que la pasaré genial
junto a ti. – dijo completamente convencida.

Y reinó el silencio hasta que llegaron al Club, caminaron dentro, Jason tomó
su mano para que no se separaran mientras caminaban entre algunas
personas que estaban en su trayecto, la llevó por un pasillo lejos del tumulto
y mientras más se acercaba al lugar escuchaba música más a acorde con
sus gustos. El lugar estaba a media luz, así que Jason no le soltó la mano
en todo el camino, era un lugar amplio, donde había un ambiente un poco
más tranquilo del que se vivía fuera, en el centro había un espacio
gigantesco donde parecía ser pista de baile y alrededor de ese lugar se
dividían espacios con mesas separadas donde las personas compartían
cómodamente. Cristina observaba todo a su alrededor y solo se dejaba
llevar por Jason, que prácticamente la llevaba arrastrada, cuando miró hacia
frente se dio cuenta que entraba a la terraza del lugar y alcanzaba a ver
algunas caras conocidas y el “Sorpresa!!!!!!” no se hizo esperar. Cristina se
detuvo en estado de shock catatónico observando a su alrededor un puñado
de caras conocidas, la primera que alcanzó a ver fue la de Kathy que
adornaba su rostro con una gran sonrisa. – Pensé que jamás llegarían, ¿qué
anduvieron haciendo antes? – dijo mirando a Jason mientras abrazaba a
Cristina. – Nena bella, ¿creías que un día como hoy podía pasar
desapercibido y que no hiciésemos algún escándalo?, no preciosa, un día
como hoy es demasiado especial y hay que celebrarlo.

Cristina aún permanecía abrazada a Kathy. –Maldita desgraciada, me


mentiste. Me dijiste que tenías algún tipo de compromiso raro, con no sé
qué persona rara, en algún lugar raro, en una noche rara. Ambas
comenzaron a reír y Cristina se separó del abrazo para mirar a Kathy al
rostro y susurrarle. – Gracias.

Así se fueron acercando algunos amigos en común entre las tres y


comenzaron a felicitar a Cristina. No era un grupo grande, unas 10

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personas componían el grupo, pero lo que era seguro era que eran las 10
personas más cercanas a ellas en estos momentos. Cristina continuó
abrazando y saludando a sus amigos, pero ni un minuto dejó de buscar con
la vista a Amanda, pero jamás su vista alcanzó a verla, sintió algo feo dentro
de ella al no verla, ¿era posible que no estuviese tampoco ahí con ella?
Unos segundos después comenzó a escuchar una música desde la pista
muy conocida para ella, era una de sus canciones preferidas y con el paso
del tiempo se había convertido en la de Amanda también, y tal vez la de
Kathy también, aunque dijera que era un éxito de la prehistoria en donde
habían nacido Cristina y Amanda. Cristina volteó la mirada y encontró a
Amanda en el centro de la pista, solo ella; no sabía cómo había hecho que
todo el mundo se saliera de la pista, pero solo ella se encontraba ahí.
Cristina sonrió de esa especie de locura inesperada y comenzó a caminar
hacia ella, entonces Amanda tomó su celular, lo utilizó como micro y
comenzó a doblar la canción.

“Listen, baby
Ain't no mountain high
Ain't no vally low
Ain't no river wide enough, baby”

Cristina llegó donde Amanda y comenzó a doblar la próxima parte con una
gran sonrisa y sin apartar la vista de Amanda.

“If you need me, call me


No matter where you are
No matter how far
Just call my name
I'll be there in a hurry
You don't have to worry”

Para ese entonces Kathy las acompañaba y entre las tres comenzaron a
cantar y bailar sincronizadamente como si lo hubiesen ensayado un millón
de veces.

“Cause baby,
There ain't no mountain high enough

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Ain't no valley low enough
Ain't no river wide enough
To keep me from getting to you
Remember the day
I set you free
I told you
You could always count on me
From that day on I made a vow
I'll be there when you want me
Some way,some how
'Cause baby,
There ain't no mountain high enough
Ain't no valley low enough
Ain't no river wide enough
To keep me from getting to you
No wind, no rain
My love is alive
Way down in my heart
Although we are miles apart
If you ever need a helping hand
I'll be there on the double
As fast as I can
Don't you know that
There ain't no mountain high enough
Ain't no valley low enough
Ain't no river wide enough
To keep me from getting to you
Don't you know that
There ain't no mountain high enough
Ain't no valley low enough
Ain't no river wide enough”
Ain't no mountain high enough
(Tammi Terrell, Marvin Gaye)

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Al terminar la canción, sus amigos y varias otras personas le habían dado la
vuelta, cantaban y bailaban al compás de la música y al momento de salir
de la pista las aplaudieron como si fuesen estrellas. Kathy aprovechó para
hacer reverencias y decir. - Gracias, gracias, son muy amables, si nos dan
una donación bastante remunerada podemos hacer el ridículo nuevamente.

Amanda se había adelantado a tomar un poco de agua a una de las mesas


y Cristina simplemente la había seguido, era a la única que no había
agradecido por estar ahí, era a la única persona que no había visto el día de
hoy y quizás era a la única que quería ver más. Se detuvo tras de ella y le
dijo – Pensé que te quedaba algo de cordura a tu edad.

Amanda se volteó para mirar a su amiga. – Cuando se trata de ti suelo


perder la cordura solo para dibujarte esa sonrisa en tu rostro y que pases un
buen rato.

- Lo haces muy bien siempre.


- ¿Sí?
- Definitivamente.

Amanda guardó silencio y miró a su amiga, esa noche estaba hermosa, no


era para menos, era su noche, así que tenía que ser la más hermosa. – Te
extrañé hoy. – se apresuró a decirle.

Cristina la miró con una gran sonrisa. – Y yo te extrañé horrores. ¿Hiciste


todo por no encontrarme en el día y que pensara que no te vería?

- Exactamente, pero fue un gran castigo para mí, porque te extrañé


mucho.

Cristina la miró a los ojos y así mantuvo la mirada, parecieron unas dos
horas mantener su mirada en los ojos de Amanda, ella misma interrumpió el
contacto y le dijo. – Gracias por mi regalo, me encantó el detalle, todo me
fascinó, pero algo que me enloqueció fue la tarjeta, es hermosa y todo lo
que dice es…

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- La verdad…solo es la verdad. Eres increíble Cris, una mujer
maravillosa, una profesional completa, una amiga perfecta, significas
tanto para mí que a veces simplemente no alcanzo a poder
demostrarte. Y mi único deseo es que este y todos los días siguientes
sean unos llenos de todas la bendiciones que te mereces.
- Ya te tengo a ti. – interrumpió sin evitar decirlo.

Amanda frunció un poco su ceño y le sonrió de alguna extraña manera que


quizás jamás lo había hecho, alcanzó a poner su mano en su mejilla, la
acarició tiernamente, se acercó a ella y la abrazó. Amanda y Cristina eran
de la misma estatura, pero esa noche Cristina llevaba unos tacones que la
hacían lucir más alta, así que ese abrazo le dio la oportunidad de recostar
la cabeza de Amanda en su pecho.

El abrazo duró mucho más de lo que planificaban, pero simplemente no


querían apartarse de esa cercanía.

- Te quiero. – susurró Cristina.

Amanda se separó un poco y le murmuró. – Yo también te quiero.

- Bueno, bueno, foto!!!!!!!!!. – se vio el resplandor del flash de la


cámara. Érica, amiga de la universidad de las chicas, comenzó a ver
la foto y murmuraba con Kathy algunas cosas que solo ellas
entendían.
- Ahora falto yo – dijo Kathy, acomodándose en medio de Cristina y
Amanda para tomarse una foto.
- Quedaron bellas. – dijo Érica, mientras Kathy miraba la foto.
- Claro porque estoy yo en ella…obvio. – dijo Kathy con soberbia.

Jason llegó junto a las chicas y dijo - ¿Le puedo robar a la hermosa niña
unos minutos?

Cristina sonrió tímidamente, miró a sus amigas y se apartó con Jason. Kathy
miró a su amiga a lo lejos y les dijo a Érica y a Amanda. – ¿No creen que
hacen linda pareja?, se ven tan lindos juntos, que ya hasta se me antojó de
casarlos…- suspiró.

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- Si, hacen una linda pareja, ya deseo que Cris encuentre alguien que
la ame como solo merece ella. – dijo Amanda caminando lejos de sus
amigas.

Era cierto, Amanda deseaba con todas las fuerzas de su corazón que
Cristina encontrara el amor de su vida y que la hicieran la mujer más feliz
del universo, al menos una de ellas merecía ser feliz…eso le bastaría como
felicidad para su propia vida.

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Capítulo 8:
Kathy logró alcanzar a Amanda y se sentó junto a ella. – Hey linda.

- Hey. – respondió Amanda.


- Sabes que todos merecemos que nos amen. ¿No crees?
- Sí, quizás. – le sonrió tratando de aparentar y apartar su tristeza.
- Incluso tú mereces una persona que te ame a ti. Que ame la mujer
espectacular que eres, que ame ese corazón gigantesco que tienes,
que ame tu cuerpo y tu belleza física, pero que ame tu esencia de
mujer. Mereces esa persona que desee poseer tu cuerpo, pero que
también desee y disfrute de sostener tu mano y acariciar tu rostro.
Mereces una mujer que sea capaz de amarte como la única, como su
todo. Más que eso mereces una mujer que te mantenga enamorada y
con una sonrisa en los labios cada día. Tú más que nadie merece ser
amada más allá de los límites del amor. Y me podrás decir en este
preciso momento “tengo a Karina”; sí, tienes a Karina, pero no es
ella…

Amanda escuchaba con atención las palabras de su amiga, se atrevió a


mirarla, pero no alcanzó a decir nada, ni una sola palabra.

- Mandi, quizás estoy siendo muy dura o quizás me puedes decir que
no es de mi maldita incumbencia, pero te conozco. No de ahora, sino
de toda una vida y se cuáles son tus anhelos, cuáles son tus sueños,
sé que eres una estúpida romántica cursi de mierda que quiere vivir
enamorada el resto de su vida, que aún cree en cupidos, pajaritos
preñados y mariposas en el estómago. Sabes, a veces hasta me caes
mal y me da una sensación tan extraña de ahorcarte… - acercó sus
manos al cuello de Amanda. – porque me parece que pierdes el tiempo
con una persona que sabes no es la indicada.
- Dicen que a veces conoces la inadecuada para reconocer la
adecuada a su tiempo…
- ¿Y si no llega? Y si la pierdes de vista por andar tras un espejismo
al que te aferras como si te fuese a dar la única gota de agua que te

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mantendrá viva, mira a tu alrededor hay ríos, pozos, mares que
pueden saciar tu sed, esa sed que se llama amor. Y si al fin y acabo
no encuentras esa fuente que te revitalice, espera, pero no te
detengas, continua tu paso, porque en la esquina o la encuentras tu o
ella se tropieza.

Amanda tomó un trago de su vaso, quizás eso la podría ayudar a


desaparecer en ese preciso momento.

- Perdóname Amanda, pero Karina puede ser una modelo así toda
bella ella, pero lo que tiene en belleza física le falta de belleza y
entereza espiritual y de humanidad. Hay cosas que no mezclan
Amanda, carajo tu eres una mujer brillante y en esto eres una
burra…lo claro y lo obscuro, la felicidad y la infelicidad, la fortuna y la
desgracia, el ruido y el silencio, el cielo y el infierno, el agua y el fuego,
el mar y el cielo, el positivo y el negativo, el perro y el gato, la gallina y
el coyote, el agua y el aceite y…Amanda y Karina, no están hecha una
para la otra…
- Estoy segura de ello.

Amanda sentía que pronto estallaría, que le faltaba el aire, que por algún
lugar se desangraría y dejaría ver la herida, pero ¿era necesario esconder
lo que Kathy veía profundamente?

Kathy se quedó varios minutos observando a Amanda, tal vez no debió


decirlo todo así tan animalmente, tan directa y sin tacto, tal vez debió
permanecer en silencio y callarse la maldita boca…

Entonces Amanda la miró y le dijo - He andado mucho tiempo perdida,


hundida; he visto tantos rostros y ninguno se me hace conocido, parecido,
afín. Sabes, he cometido algunos errores; unos aquí, otros allá…aun lo
hago, pero no encuentro una razón justificada para tanto vacío. He amado
muy poco, casi nada; me he ilusionado muchas veces y fantaseado algunas
otras, pero siento que el verdadero amor a mí no ha llegado. He buscado y
esperado, me he desesperado y he adquirido paciencia, he subido y he
bajado, he vivido y he soñado y aun así el amor a mi puerta no ha tocado. A
veces, he pensado que el amor existe para todo el mundo, para cada ser
con una sonrisa plácida, con un corazón enamorado, con una mirada

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profunda; para todos ellos, sin embargo, para mí no ha sido hecho. He
crecido en la vida, he adquirido títulos, he logrado metas, he cumplido
promesas y el amor con el que sueño, con el que me desvelo, con el que
suspiro, ese amor que anhelo no conoce mi dirección, no encuentra mi
camino. - dijo mientras tomaba otro trago.

- Sabes Kathy, no soy exigente, solo necesito que esté hecha a mi


medida, que una vez que la encuentre reconozca que es por quien he
esperado. No importa el acento o la altura, no me interesa el color o la
raza, no necesito la hermosura de un cuerpo cuando lo que añoro es
la belleza de un alma. No pretendo que piense como yo, pero que sí
respete como pienso; no importa la riqueza cuando lo que ansío es la
bendición de su presencia. Siempre he pensado que cada uno tiene
su alma gemela, alguien que espera ser encontrado para completar
un todo; espero que ella este esperando por mí… - dijo suspirando y
cambiando la vista de los ojos de Kathy al resto de las persona
alrededor - espero encontrarla y no pasar cabizbaja lamentando no
tenerla sin levantar mi vista y reconocer en su mirada que es mi
complemento…mi otra mitad. Espero que esté justo ahí, en el dónde
no sé, en el no sé cuándo y en el no sé porque, pero cuando la vea se
responderán todas las interrogantes en mi vida; solo así dejaré de
andar rampante por este mundo tan extraño, tan oscuro, tan vacío
para mí. – dijo esto cruzando su mirada con Cristina que le sonreía
desde la lejanía.

- No entiendo porque aún no he tropezado, ¿acaso estoy esperando


inmóvil o buscándola en el lugar incorrecto?, no lo sé, pero necesito
que salve mi vida. Todas las señales que he seguido para encontrarla
me llevan a lugares perdidos, ajenos, vacíos y lejanos…pero nunca
me llevan a ella. He perdido algunas batallas, pero aún no la guerra;
¿no es cierto? he gastado algo de esperanza, pero aún no la fe; he
bajado muchas veces mis brazos, pero aún no la cabeza; he
extraviado el rumbo en ocasiones, pero no el propósito y la necesidad
de encontrarla; de encontrarme. Me he sentido

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desfallecer miles de veces; sin embargo, permanezco viva de pie
esperando su encuentro. A diario llevo esta máscara para disimular el
dolor que me causa todo esto y dibujo la más hermosa sonrisa para
que ninguna persona mire con atención dentro de mí ser.
- Pero no te resulta. – le dijo Kathy visiblemente emocionada.
- Es que no quiero que nadie me pregunte, que nadie indague, que
nadie se asome en mi interior y descubra mis lágrimas ocultas; la
tristeza que me invade, la agonía que me aniquila; esta necesidad que
me está enloqueciendo. – dijo suavemente.

Kathy acercó su silla por la parte posterior de la de Amanda y la abrazó


desde esa posición. – Tu problema es que eres como un libro abierto querida
y aunque no quieres que nadie pregunte, ni que nadie se asome a tu interior;
lamentablemente para ti, podemos leer en tus ojos lo que no alcanzas a
decir con tu voz.

- En algún momento pensé que era ella…pero me equivoqué. Soy una


tonta Kathy, me ha estado engañado todo este tiempo y creo que lo
sabía solo que me hacia la idiota. – dijo con la voz entre cortada.
- No lo eres…bueno si lo eres, pero así te quiero, no tienes la culpa
de ser tan idiota.

El comentario hizo sonreír a Amanda y alcanzó las manos de Kathy que


estaban alrededor de su cuello y las posó sobre ellas. Así permaneció por
unos minutos mientras observaba a Cristina que hablaba con Jason a la
distancia. - A veces no has sentido como que…- manteniendo su mirada en
Cristina permaneció en silencio.

- ¿Si a veces no he sentido qué? – preguntó Kathy observando a


Cristina porque la tenían justo frente a ellas.
- No, nada no me hagas caso, a veces pienso que estoy loca.
- Ya sé, por esas mismas razones no te hago caso, porque si fuese
por eso estuviese ingresada en un manicomio observada 24 horas al
día, 7 días a la semana y siendo analizada como ratón de laboratorio
haciéndome experimentos y haciendo torturas chinas con mi pobre y
escultural cuerpecito. Mi mamá siempre lo decía, no andes con esa
niña piojosa, que no solo te pegará los piojos, sino también te llevará

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a andar en malos pasos y te convertirás en una delincuente juvenil; te
meterán a la cárcel y yo no iré a sacarte, te dejaré castigada para que
aprendas la lección.

Amanda comenzó a reír sin poder controlarse y mientras reía le dijo a


Kathy. – Yo recuerdo pasar una noche en una cerda de la comandancia
porque mi mejor amiga se embriagó y no me dejó conducir de vuelta a la
casa y se pasó algunos pares, se saltó algunas luces rojas y para
completar le dijo al policía viejo gordo y que no sabía porque aceptaban
policías barrigones en la fuerza.

- Calla maldita, es tu culpa, tú me retaste y me dijiste que le dijera.


- Y tú vas y lo haces, recuerdo que me iba a morir. Además de eso
estuve castigada en casa dos semanas por tu culpa y a ti no te
castigaron. Es increíble, me pareció tan injusto que le dije a Mami que
me parecía un castigo innecesario y…
- Y te castigo tres días más por falta de respeto. – Kathy casi se ahogó
de la risa que le ocasionaba el recuerdo de aquel evento. – Tu madre
es mi heroína.
- ¿Me puedes explicar cómo es que aún soy tu amiga?
- Es que me amas y no puedes vivir sin mí, además una amiga como
yo no la encuentras en cualquier lugar, mira que te debes sentir
bendecida de quete dé la oportunidad de ser mi amiga. Sin mi tu serias
como un alma perdida en la oscuridad de una noche que jamás verá
la luz del sol.

Amanda giró su cabeza para mirar a Kathy con cara de asesina en serie,
justo en ese momento escuchó la voz de Cristina que les dijo. - ¿A quién
están criticando? - Y acto seguido se sentó en sus piernas de medio lado,
Amanda alcanzó a tomar con una mano la cintura de Cristina y la otra la
posó en sus rodillas. Cristina instintivamente rodeó con sus brazos el cuello
de Amanda, posó su cabeza en su hombro y su rostro quedó en posición de
mirar a Kathy que aún estaba sentada detrás de Amanda.

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Amanda dejó salir un gemido, miró a Cristina y le dijo con cara de espanto.
– Andas pesada, estás comiendo mucho, casi me aplastas.

- Para eso estás en forma. – y se movió sobre Amanda haciendo


más presión sobre ella con una gran sonrisa.

Amanda soltó un poco la mano que tenía en la cintura de Cristina y esto casi
la hizo caer, rápidamente la trajo a su posición anterior; lo que hizo que
Cristina se aferrara más al cuello de Amanda.

Cristina la miró de vuelta con una ceja alzada, miró a los ojos a Amanda y
así permaneció algún tiempo, demasiado tiempo…una eternidad. Amanda
mantuvo la mirada, se podía ver reflejada en los ojos de Cristina, podía
incluso sentir su respiración muy cerca de ella. No podía solo apartar la vista
como en cualquier otra ocasión, se perdió en el momento, en toda la
situación, en los ojos de Cristina. Ninguna de las dos apartó la mirada en
mucho tiempo, ¿por qué?, no lo sabían o no querían saberlo. Amanda movió
un poco la mano que permanecía en la cintura de Cristina y por primera vez
sintió que su mano estaba en la piel de Cristina bajo su camisa. Al sentir el
contacto se sintió nerviosa y se sorprendió grandemente de sentirse de tal
manera, no había razón para sentirse así, ¿o sí?

Cristina hacía mucho que había sentido el contacto de la mano de Amanda


y simplemente estaba ahí paralizada, ¿podría ser remotamente posible
que…?

- Bueno niñas foto a las tres hermosuras. – gritó Érica parada frente
a ellas.

Kathy saltó de la parte de atrás donde se encontraba, se acercó a Cristina y


bajó sus piernas de las de Amanda. Cristina quedó sentada en una de las
piernas de Amanda y Kathy se sentó en la otra, ambas quedaron sentadas
en sus piernas. En el movimiento de las chicas la mano de Amanda que se
encontraba en la cintura de Cristina quedó en su trasero, pero Amanda no
quiso moverla para que no pareciera que andaba aprovechando la situación
con su amiga, así que simplemente se mantuvo

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en la posición que antes tenía y no se movió ni un centímetro. Las tres
amigas sonrieron y quedó plasmado con una gran sonrisa ese momento
justo, pero más que eso quedó un sentimiento inentendible, pero
completamente placentero.

Kathy se levantó de las piernas de Amanda para pararse a su lado, alcanzó


su cerveza y tomó un sorbo. Cristina en cambio, permaneció un poco más
en el mismo lugar.

Amanda aun no movía ni un dedo, ni siquiera respiraba mucho para no


mover su cuerpo. - ¿Qué tal la has pasado hoy?

- Genial, sin duda han hecho mi día uno muy especial, desde la
mañana hasta este momento, justo este momento. – dijo mirando a
Amanda.
- Eso me hace muy feliz, pero aún no te he dado mi regalo.
- ¿No?, mis flores fueron hermosas y mi tarjeta más espectacular, mi
fiesta aquí, todo el día que me has regalado, tu presencia en este día
para mi es el mejor regalo.

Amanda sonrió con sus palabras porque entendía muy bien lo que decía
Cristina. – Vamos Cris tu mereces un regalo de verdad. – le comentó
mientras sacaba un sobre que tenía en el bolsillo de atrás de sus pantalones;
esta vez sin duda debió mover su cuerpo. Una vez en su mano el sobre, se
lo ofreció a Cristina. – Espero que puedas disfrutarlo.

Cristina entrecerró sus ojos, tomó el sobre, lo abrió y vio dos boletos de
entrada a un concierto de su artista favorita y una estancia en unas cabañas
para el día del concierto y el día después. Cristina miró los boletos en su
mano y aun así no lo podía creer, había hecho todo lo posible por encontrar
boletos para el concierto y jamás lo logró. Miró a Amanda emocionada y le
preguntó - ¿Cómo demonios lograste hacer esto?

- Tengo conexiones con el bajo mundo. – le sonrió con cara


misteriosa.
- Demonios.
- ¿Te gusta?

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- ¿Qué si me gusta? Mandi, es increíble, sabes todo lo que me
decepcioné por no poder conseguir los boletos, era mi sueño ir, lo
sabes y mira…Dios, eres increíble, como es que…es que…rayos!!!.-
abrazó a Amanda y le susurró al oído. – Gracias. No sé cómo lo
haces, pero siempre lo haces.
- ¿El qué?
- Hacerme sentir así.
- ¿Cómo? – preguntó Amanda aun teniéndola abrazada y bastante
intrigada.
- De una manera que…
- Buenas noches a las hermosas damiselas. – interrumpió Karina
parada frente a las amigas.

Kathy que estaba de espalda, pero al lado de sus amigas se ahogó con la
cerveza al escuchar esa voz– Ya llegó Luci Fer, ya se jodió esto y nos llevará
directo al infierno y sin escala – murmuró.

Cristina se separó del abrazo con Amanda y se puso de pie como si tuviese
un resorte en su cuerpo.

Karina la miró con una gran sonrisa. – Estamos en el momento feliz de


abrazos así que feliz cumpleaños Cristina. – se acercó y la abrazó,
aprovechó el momento para decirle al oído. – Eres la más bonita de todo el
lugar.

Cristina rápidamente se separó del contacto y se apartó con Kathy a un lugar


más lejano.

- Bitch please. – dijo Kathy mientras se alejaba con Cristina.


- Ammm, ¿me perdí de algo?
- Ayyy mi amor, estás más perdida que un juey visco.

Cristina la miró con gran curiosidad y se apartó hasta que llegó donde estaba
Jason, se sentó junto a él, pero atenta donde se encontraban Amanda y
Karina. No entendía absolutamente nada de la situación, incluso no había
entendido algunas otras cosas que habían pasado antes, pero había
resuelto simplemente no entender y comenzar a sentir…y por

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primera vez en su vida hacer lo que era correcto, apartó su mirada de
Amanda y entonces miró a Jason quien la miraba de vuelta con su eterna y
hermosa sonrisa…

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Capítulo 9:
Amanda estaba muy incómoda con la presencia de Karina y le dieron unas
ganas locas de gritarle que se fuese y que no entendía que hacia ahí, pero
su mamá le había enseñado en estas situaciones se debe ser toda una
dama diplomática. Así que respiró y cerró sus ojos unos segundos con el
deseo genuino que al abrirlos Karina hubiese desaparecido; pero no, ahí
aún estaba…

- Hola hermosa. – dijo Karina de pie frente a Amanda.


- Hola Karina.
- ¿Crees que podemos hablar? Te he llamado y te he dejado
mensajes y te he buscado por todos lados...

Amanda se puso de pie y se detuvo frente a Karina y la miró a los ojos con
gran seriedad. – Querida mía, aun no sabes que si no responden tus
llamadas y tus mensajes es porque no te quieren hablar, no te quieren leer,
no te quieren ver y no quieren saber nada de ti. Es muy sencillo de entender,
no hay que ser genio para saberlo ¿o me equivoco?

- No sea así tan dura.


- ¿Dura?, ¿me llamas dura? Por Dios, ¿en serio me llamas dura por
querer un poco de tiempo sin estar escuchando tus cuentos? Además,
no creo que este sea el lugar para hablar nuestros asuntos.
– dijo y caminó hacia una esquina justo cerca del barandal de la
terraza.

Karina la siguió, la alcanzó y se detuvo a su lado. – Te he extrañado amor.

Amanda guardó silencio y se dedicó a observar fuera, a alguna parte, cual


fuese, pero que la mantuviese ocupada. – No creo que tanto Karina. –
respondió luego de algunos minutos.

- ¿Qué sabes tú? – la miró Karina.


- Ohhh yo lo sé muy bien. ¿Porque extrañarme si puedes buscar a
alguien más que simplemente te acompañe?

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- A veces una solo actúa obligada por acciones de otras personas.
- ¿Qué idiotez acabas de decir? O sea que según tú el que te acuestes
con tu amiga es mi culpa. – sostuvo mientras se volteaba a mirar a
Karina que ya la estaba observando desde que había llegado.
- De alguna manera si lo pienso. – declaró con seguridad y con un
aire de grandeza.
- No me jodas Karina, yo no te dije vete acuéstate con la golfa esa, ni
te puse un puñal en el pecho para que lo hicieses, si lo hiciste es
porque querías, solo porque eres una caliente de mierda que solo
piensa en sexo y no le importa los sentimientos de nadie sino su propia
satisfacción. Ahora me dices que es mi maldita culpa, mi amor que tú
seas una… - mantuvo silencio y prosiguió – infiel no es mi culpa.
- ¿Hace cuánto que no tenemos sexo? – preguntó Karina intrigada.
- ¿Esa es tu pregunta?, ¿es acaso importante ahora?
- Por supuesto.
- Ahhh claro el hecho que no hayamos tenido intimidad hace semanas
te da el derecho de estar con otras mujeres porque yo soy la que no
te mantiene. – le sonrió cínicamente.
- ¿Y no es así? – alzó una de sus cejas y cruzó sus brazos en su
pecho.

Amanda la miró con desprecio. – Ok perfecto y ¿antes de esto?

Karina enmudeció y luego preguntó. - ¿Antes de que?

- Antes de que no tuviésemos intimidad, ¿cuál era tu excusa para


ponerme los cuernos? – manifestó fríamente, sin dejar ver algún
sentimiento que delatara que le dolía todo esto.
- Amanda, yo…no…es que…
- Vamos Karina mira que no soy idiota o ¿acaso olvidas que también
soy mujer? No soy tan ingenua para no darme cuenta de los días que
tienes cosas más importantes que yo o llegas tarde o tienes mucho
trabajo, de las llamadas y mensajes de texto, de tus continuos
coqueteos con cualquier linda chica que se cruce en tu camino.

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¿Acaso crees que soy ciega o idiota? – le mencionó con un gran
sentimiento que no podía contener, pero que no se permitiría expresar,
no ahora, no ahí, no frente a ella…

Karina se acercó a Amanda, la tomó de sus manos y la miró largamente,


observó cada facción de su rostro que tanto le agradaba mirar. – Eso no
significa nada para mí.

Amanda rio y sosteniéndole la mirada le dijo. – Ni siquiera lo niegas, es


increíble, no sabía que podías llegar a ser tan cínica, eres muy buena, en
serio.

Karina la atrajo hacia ella intentando besarla como en la tarde, pero Amanda
se apartó rápidamente. – Pretendes llevarme a la cama a mí también.

- Tú perteneces a mi cama.

Amanda la miró con gran tristeza, juntó los dientes simplemente para así
quizás mantener su alma dentro, junto con las lágrimas. Le sonrió con una
sonrisa que solo era el reflejo de todo su sentimiento y le dijo con voz suave
y tranquila. –¿Sabes a donde realmente he querido pertenecer?... a tu
corazón. - bajó la mirada por unos minutos, luego miró nuevamente a Karina
y comenzó a caminar apartándose de ella, sin ninguna otra palabra entre
ellas.

Karina se quedó de pie mirando alejarse a Amanda y la invadió una profunda


tristeza por sus últimas palabras, sabía que era una maldita idiota y que
podía ser todo lo que Amanda decía, pero en el fondo de su ser no le
gustaba lastimarla, no se sentía cómoda con lo que estaba ocurriendo, no
era grato para nada ese sentimiento que comenzaba a reconocer en su
corazón. Pensó ir tras ella, pero de nada serviría ahora, no era el momento,
era suficiente…por ahora. Así que resolvió salir y perderse entre las
personas que aún quedaban en el lugar y desaparecer.

Amanda se había apartado lo suficiente como para estar sola por unos
minutos, había pasado por un trago y se sentó en una de las mesas,

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comenzó a tomar y escuchó tras de ella. – El alcohol no hace que
desaparezca.

- Cierto, pero al menos me embriaga las neuronas y se desconectan


o hacen corto circuito o algo pasa, que mientras dure hace sentirme
mejor.
- Mientras dure…- dijo Cristina extendiéndole la mano. – Vamos a
casa hermosa.
- No, como crees, es tu cumpleaños y no nos vamos a ir por mis
estupideces.

Cristina le tomó la mano, la haló y la puso de pie. – Primero, ya no es mi


cumpleaños, fue ayer; ya es la madrugada del día siguiente. Segundo,
hicieron de mi día uno increíblemente hermoso, estoy fascinada con eso y
por último, nada, pero nada de lo que ocurra contigo es una estupidez; hasta
el más minúsculo detalle de tus cosas tiene tal importancia como si fuese
gigantesco.

Amanda le sonrió y acarició su mano. – Pero podrías quedarte con Jason y


aun pasar un buen rato y Kathy viaja conmigo, así que nos vamos a casa y
tú continúas tu celebración.

- Habrá más días, ¿sí?, ya es hora que estas tres señoritas decentes
estén en casa, así que no quieras llevarme la contraria una vez más.
- Como usted diga señorita. – rio Amanda.

Kathy las alcanzó junto con Jason, tomaron algunas pertenencias de las
mesas y salieron del club.

Amanda y Kathy se despidieron de Jason y caminaron al auto mientras


Cristina se quedó junto a él.

- Gracias por la velada. Me tenían la sorpresa muy guardada, pero


fue increíble.
- No agradezcas. – la tomó de las manos. – Lo cierto es quien estaba
encantado este día fui yo. Estar junto a ti es lo más increíble que me
puede pasar y espero que se pueda repetir algunas veces.
- Claro. - Le sonrió Cristina.

60
Jason se acercó y la besó en la mejilla muy cerca de la comisura de sus
labios. Cristina se paralizó, lo miró con el rostro rojo por la pena y no alcanzó
a decir nada porque no sabía que decir en ese momento. Simplemente le
sonrió y caminó hasta el auto donde encontró a Kathy y Amanda en una
acción normal entre ellas; en medio de una discusión.

- No, yo conduciré porque te juro que si por tu culpa me muero


regresaré desde la tumba y cada noche te halaré las piernas y no te
dejaré dormir, además que te haré la vida miserable.
- ¿Más? – Amanda la miró sorprendida.
- ¿Más qué?
- Más miserable.
- Me estás haciendo enojar Amanda Carolina y vamos a tener un
problema. – puso su mano en la cintura.
- Me vuelves a llamar Amanda Carolina y no necesitarás subir al auto
para morir.
- Está bien Carito.
- Desgraciada. – dijo Amanda por lo bajo.
- Ok se acabó la discusión, las dos se callan, tú no vas a conducir
porque no me parece que estés en condiciones y tú no conducirás
porque…solo por no darte la razón, así que se suben las dos al auto
y se mantiene calladas.

Amanda y Kathy miraron a Cristina con cara de espanto, se miraron entre sí


y se rieron, pero obedecieron y se subieron. Kathy subió en la parte posterior
y Amanda en el asiento del pasajero en un silencio sepulcral.

Luego de varios minutos en que Cristina pensó que se habían dormido y


disfrutaba del silencio. – Oyeeee, no creas que no me di cuenta de ese
besito, ehhhh, a ver cuenta, cuenta cada detalle del todo.

Cristina alzó sus ojos al cielo y le dijo. - ¿Acaso te dije que hablaras?

- No, ¿pero acaso creerías que podía aguantarlo más?, estoy que
reviento y por alguna parte explotaría. Así que no te hagas la tonta,
¿sí? ¿Te gusta? – preguntó intrigada Kathy.

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Amanda miraba fuera por la ventanilla, cambió su mirada y la posó en
Cristina, quien sintió su mirada y luego respondió. – Es lindo.

- ¿Lindo?, esta riquísimo, en un papacito así para comérselo y dejarse


que le haga una docena de hijos y está loco por ti Cris. Él es quizás
esa persona que has estado esperando hace mucho, creo que
deberías darte la oportunidad. – le dijo Kathy.
- Ya vas muy rápido Kathy, sabes que voy de un paso a la vez.
- Es por eso que estás así, yo solo te digo preciosa, no dejes ir de tus
manos lo que tienes frente y sabes que realmente es lo que quieres.
Debes arriesgarte porque pasarás el resto de tu vida lamentándote por
lo que no hiciste aquí y ahora, recuerda que la vida es solo una.
Disfrútala, vive, sonríe, sueña…ama, no te quedes con las ganas de
hacerlo.

Cristina suspiró, sabía que era cierto lo que decía Kathy, pero tenía miedo,
por primera vez en la vida tenía miedo de sus sentimientos, tenía el miedo
que la paraliza y no sabía que hacer o cómo actuar, pero sin duda debía
hacer lo que su corazón sentía, lo que deseaba con ansias locas.

Amanda aun la miraba desde su posición, en silencio observó cada facción


de su rostro, observó sus manos en el volante y se fijó en su mano derecha
de una pulsera que ella misma también llevaba en la mano derecha; había
sido un regalo de Cristina ya hace algunos años y ambas habían prometido
llevarla siempre. Continuó su mirada por todo su brazo hasta que llegó al
pecho de Cristina, donde pudo observar tímidamente que su camisa se
había abierto lo suficiente como para dejar ver un poco de su piel y de sus
pechos. Permaneció más tiempo del que pensó observando hasta que pudo
apartarla y encontrarse con los ojos de Cristina que la miraban, Amanda no
pudo sostenerle la mirada más tiempo porque se sintió avergonzada.
Devolvió su mirada a la ventanilla del auto y observó los objetos que
viajaban muy rápido mientras el auto avanzaba. Apartó malos, pervertidos,
irrespetuosos, enfermos y sexosos pensamientos de su mente, ni siquiera
sabía porque había hecho semejante acto de falta de respeto. Debía estar
completamente loca; el

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alcohol la estaba haciendo delirar y de una manera que no se podía permitir.

Se aventuró nuevamente a mirar a Cristina, luego devolvió su mirada fuera,


se vio reflejada en el vidrio del auto y llegó a la conclusión que estaba ebria,
sentía que el corazón latía mucho más rápido, ese sentimiento que la
embargaba era uno que siempre había estado en ella, pero que no se
permitiría prestarle atención. Cerró los ojos y decidió no pensar en nada más
y no darle importancia a nada, mañana sería un nuevo día, un día distinto,
un día donde pensaría más claramente y podría hacer las cosas que son
correctas.

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Capítulo 10:
Amanda se había dado el tiempo para lidiar con su dolor, con su sufrimiento,
se había dado el espacio de llorar, se permitió tener todos los sentimientos;
rabia, enojo, desilusión, culpa, tristeza, dolor, miedo… Estaba enojada con
Karina, pero más que eso estaba enojada con ella misma porque quizás
sabía que su relación con Karina no iría a ninguna parte desde el primer día
y como una tonta ilusa simplemente ahí permaneció esperando no sabe qué
cosas.

Le dolía grandemente el hecho de que Karina le haya sido infiel con su


amiga y con quien sabe quiénes más, pero había algo que sin duda le podía
llegar a doler más que nada, confirmar que Karina no era ese gran amor que
ella buscaba con tal necesidad, pero ¿se equivocó o simplemente huía en
la dirección opuesta de lo que realmente ella deseaba? No sabía en estos
momentos si su relación con Karina había sido un fracaso noble o una
victoria horrible…

Durante unas semanas Amanda había esquivado encuentros, ignorado


llamadas, apartado pensamientos, pero no había podido hacer desaparecer
el sentimiento que le quebraba el corazón y le comprimía el alma. Sabía que
tarde o temprano llegaría el día en el que debía hablar con Karina; hablar
tranquilamente y decidir cómo irían las cosas de aquí en adelante, pero por
ahora necesitaba el espacio que le ofrecía el tiempo y el silencio. Necesitaba
por vez primera en su vida hacer lo correcto y ¿qué era lo correcto? En
muchas ocasiones en su vida pensó estar haciendo lo correcto y
lamentablemente no lo era tanto, así que no sabía que era lo correcto, sí
sabía lo que quería, pero duramente había aprendido que no siempre lo que
se quiere y desea es lo correcto. Quería simplemente ordenar sus
pensamientos, sus sentimientos y sobre todo su vida, en estos momentos
necesitaba la palabra y la caricia de su madre y algún discurso que la
regresara al camino, en unos días ella llegaría y le hacía ilusión el

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poder compartir con ella, aunque fuesen unos días, pero reconocía que
necesitaba esos días con su mamá y que le harían…

- ¿Ya estás lista Mandi? – gritó Cristina desde fuera de su habitación.


- Ya casi. – le gritó de vuelta Amanda.

Cristina se sentó en el sofá cerca a Kathy que tenía un millón de libros y


papeles regados por todos lados, la miró y le dijo. – Dijo ya casi, ¿no?

- Sí. – le sonrió Kathy.


- O sea que…
- O sea que serán como dos horas a que esté completamente lista. –
dijo Kathy haciendo reír a Cristina con el comentario.
- A ver qué andan diciendo de mí. – preguntó Amanda con sus
manos en la cintura.
- Nada. - dijo Cristina poniéndose de pie.
- ¿Nada? Si acabaste de decir que Mandi era más lenta que una
caravana de cobos y que podías mandar a buscar la muerte con ella
porque así jamás morirías. Que feo eso Cris, una no debe decir esas
cosas a espaldas de la gente.

Cristina la miró con mirada malvada y asesina; cambió rápidamente su


mirada a Amanda y le dijo con una gran sonrisa. – Te ves…simplemente
hermosa. – En efecto Cristina quedó petrificada por su belleza su cabello
ondulado y castaño se veía más claro esta noche y combinaba
perfectamente con el brillo de sus ojos; también castaños, se veía radiante,
tan natural, tan espectacular…simplemente Amanda era una trigueña
hermosa.

Amanda se sonrojó y le sonrió tímidamente. – Gracias.

- Qué fácil es cambiar de tema, ¿no? – Kathy miró a Cristina. –


Además me parece tan jodidamente injusto el hecho de que ustedes
dos se vayan a algún antro de perdición y de dudosa reputación sin
mí.
- Entonces ven con nosotras, será divertido. – la invitó Amanda.

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- Solo lo dices para burlarte de mí desgraciada…debo estudiar. –
bajó su mirada con tristeza a las notas en sus manos.
- Entonces no te quejes. – le dijo Cristina.
- No me quejo, solo quiero hacer drama. Ya niñas vayan y pasen un
gran rato, no hagan lo que yo si haría. Yo me quedo aquí esclavizada,
sola, triste y acongojada en estas cuatro paredes que se consumirán
la poca vida que me queda y quizás hasta venga el chupacabras y me
chupe esta noche.
- El chupacabras no hará eso. – dijo confundida Cristina.
- ¿Ah no? ¿por qué? – preguntó Kathy.
- Por qué él chupa…cabras.
- Pero esta noche cambiará el menú y estaré en él y todo por su culpa.
Ya lárguense par de locas, disfruten que falta que les hace, tengan
una noche de copas y de sexo salvaje – se detuvo con una sonrisa
traviesa – con alguien más o entre ustedes, pero por favor no me
cuenten nada.

Amanda comenzó a reír sonoramente de lo disparatada de la conversación


de Kathy, mientras Cristina puso ambas manos en su rostro y lo movió de
un lado a otro un poco avergonzada.

Ambas se despidieron de Kathy y salieron por la puerta a pasar una noche


de chicas sin Kathy en esta ocasión, pero Cristina sentía que Amanda
necesitaba una distracción urgente. Así que se había propuesto hacer todo
lo posible porque al menos Amanda sonriera esa noche, había planificado
consentirla, así que antes de ir a tomar unas copas y bailar un poco la llevó
a cenar a su restaurante favorito. Siempre era agradable pasar tiempo con
Amanda, no solo se divertía, sino que se sentía…completa.

- No es mi cumpleaños y me traes a cenar, tú cumpliste hace unas


semanas, debí ser yo la que lo hiciera.
- Hiciste más que eso, así puedo yo al menos hacer un poco de lo
tanto que me das tú. Estoy tan emocionada con eso del concierto, aun
no sé cómo lo lograste. Kat dice que te acostaste con no sé quién y
que bailaste en un “table dance” un fin de semana para conseguirlo.

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Amanda abrió sus ojos muy grandes y retiró su bebida antes que muriera
ahogada, no le quedó más remedio que reír con tal comentario. – Gracias a
Dios que Kathy es mi amiga, porque si fuese mi enemiga ya me hubiese
destruido totalmente; ¿cómo se le ocurre?, no me acosté con nadie, aunque
si lo hubiese necesitado para conseguir los boletos lo hubiese hecho y
hubiese fingido.

- No digas tonterías, no harías eso por unos estúpidos boletos.


- No, por unos boletos no, pero por ti sí.

Cristina observó a Amanda, le sonrió tímidamente, solamente se escuchó


un suspiro y luego un silencio que respetaron ambas.

- Solo quiero que la pases como nunca, lo mereces y bueno puedes


llevar a Jason contigo, estoy segura que no se opondrá y será una
buena compañía. - terminó Amanda sin siquiera mirarla al rostro.
- Si, pudiera ser una buena idea. – respondió pensando que no era lo
que tenía planificado.
- ¿Y qué tal va todo con él? – preguntó Amanda sin apartar su vista
de Cristina.
- ¿Todo cómo? – apenas le sostuvo la mirada.
- Bueno cariño, tú y Jason.
- Ahhh, bien. – le sonrió Cristina.
- ¿Solo bien? No sé, me refiero a que, si te gusta él, si quieres
conocerlo más y quizás dar otro paso más allá de una amistad.
- Solo es un amigo. – respondió rápidamente.
- Sí, pero un amigo que está loco por ti y con razón. ¿Te gusta?
- Es lindo.

Amanda rio y Cristina la miró con curiosidad. - ¿Qué?

- Que si, en efecto es lindo, es un chico guapo, pero eso lo digo yo que
no me gustan los hombres. Yo pregunté que, si te gusta el chico, la
pregunta es si te hace sentir que no puedes vivir sin él, si te gusta su
compañía, si esperas con ansias el próximo día para verlo y hablarle,
si deseas acariciar su mano y mantenerla entrelazada mientras
caminan, si te pones nerviosa cuando te dice algo bonito y

67
romántico, si sientes que tu corazón late más rápido con tan solo
escuchar su voz, si sientes que puedes pasar una vida con él y no
aburrirte ni un solo día de estar a su lado, simplemente él puede ser
la persona que le entregues tu corazón y tu vida entera.

Cristina la miraba sorprendida mientras escuchaba muy atenta todas y cada


una de sus palabras. – Wao. – solo alcanzó a decir. – Es hermoso sentir eso
por alguien.

- Lo es.
- ¿Y si lo sientes por alguien quiere decir que estás enamorada? – le
preguntó intrigada.
- Con toda seguridad, definitivamente. ¿Lo sientes o lo has sentido?
- No…por el… - la miró con tristeza. – Quiero decir que no aún.
- Bueno tampoco es rápidamente, todo es un proceso. Es aprender a
conocer a esa persona, estar juntos, compartir vivencias, momentos,
detalles, eso se da día con día a través de un periodo de tiempo, hasta
que te das cuentas que no puedes ocultarlo y sientes que por alguna
parte expresarás lo que sientes.
- Cierto…- respondió Cristina segura de lo que decía Amanda.
- Entonces, conoces el sentimiento.

Cristina sonrió nerviosa y sintió que el sonrojo le llegaba al rostro, analizaba


todo lo que había dicho Amanda y sin dudas si había sentido todo lo que
mencionaba, entonces, ¿eso quería decir que estaba enamorada? No…que
locura esa… - Quizás.

- Ese quizás cambia cuando te das cuentas que estás perdida por esa
persona. El amor puede llegar cuando menos lo esperas y de quien
menos lo esperas; aunque te cierres completamente a las
posibilidades de amar o ser amada. Podrías muy bien colocar un cartel
en tu corazón que diga cerrado por reparación, podrías caminar en
dirección contraria, podrías negarte lo innegable de tus sentimientos,
podrías tomar la cobarde decisión de escapar y caminar lejos; aun así,
ese amor que ha llegado a tu vida te sostendrá con ambas manos y
no te dejará escapar…será paciente y

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esperará por ti o irá tras tus pasos, te atrapará y no te dejará nunca
más. Es absurdo gastar tiempo y energías corriendo del amor, vivirás
tu vida en total amargura y huyendo como un criminal, caminando en
el modo fugitivo intentando no enamorarte, para quizás no perder y
sufrir. Pero es que el amor es un misterio, una aventura, siempre
desconocido, nunca sabremos que nos espera si no nos arriesgamos
a amar, puedes huir de él, pero sentirás el más grande de los vacíos
en tu interior, con la extraña sensación de que te falta algo; que no
sabes que es, pero sin duda lo sientes, lo extrañas, lo necesitas, lo
deseas, lo ansias…aunque no le conozcas.

Cristina la interrumpió y le preguntó. - ¿Tú lo conoces?

Amanda apartó la mirada de Cristina y la dejó puesta en la inmensidad de


la oscuridad que alcanzaba a ver fuera, no respondió la pregunta, pero
prosiguió sin mirarla. - Amar es inevitable, en algún momento de nuestra
vida amaremos por primera o por última vez, pero cualquiera que sea el
caso, amar será la mejor experiencia de vida y nos ofrecerá una propia
opinión sobre su significado.

Esta vez devolvió la mirada a Cristina y la miró profundamente, percibiendo


una mirada distinta en ella, pero fue hermoso verla de esa manera. – Cris,
podemos luchar, correr, evitarlo, apartarlo, renegarlo, ocultarlo, ignorarlo,
pero jamás escaparemos de él, tarde o temprano; más temprano que tarde
el llegará por nosotras y nos envolverá en sus redes de las cuales ya jamás
querremos salir...y ese día será el día en que diremos que como tontas
hicimos todo lo posible para huir del amor y al fin nos alcanzó. No importan
las circunstancias, ni cuanto tratemos de huir, cuán lejos lleguemos o cuanto
lo neguemos…el amor es el único sentimiento que se apodera de nuestro
ser sin piedad y nos hará suspirar, nos hará extrañar, nos hará sonreír sin
motivos, nos hará sentir la infinidad de sentimientos jamás experimentados
dentro de nuestro ser, nuestra alma y corazón. El amor será el mejor
momento de la vida, el amor será la esencia que nutra nuestros sentidos;
podremos huir, pero jamás escaparemos de la verdadera razón de vida…el
amor…

69
Amanda se inmovilizó por unos segundos, no entendía la verdadera razón
de todas esas palabras, pero ahí estaba, sentada frente a su amiga, con su
corazón latiendo mucho más rápido de lo habitual, perdida en la belleza de
su rostro y en la profundidad de su mirada…ya sabía que eso no era
correcto, que no podía sentirse así, que no podía permitir…

- Señoritas su cuenta. – interrumpió el mesero.

Cristina tomó la carpeta que contenía el recibo y se encontró con la mano


de Amanda que también la quería alcanzar, ambas manos quedaron sobre
la carpeta sin moverla, unos segundos que parecieron años. Cristina miró
las manos juntas sobre la mesa, luego miró a Amanda y le dijo. – Es mía. –
y tomó la carpeta trayéndola hacia ella. No podía negar que se sentía
nerviosa, había quedado enamorada con las palabras de Amanda,
bueno…enamorada no era la palabra que buscaba, no era la correcta, claro
que no era la correcta; más bien había quedado impresionada con el
sentimiento que hablaba, incluso había sentido que le hablaba a ella, pero
eran suposiciones que realmente no debía tomar tan literalmente. No estaba
bien, nada estaba bien; Cristina sentía que estaba teniendo sentimientos
que la atemorizaban, estaba sintiendo que su corazón le gritaba, pero su
razón le hablaba. Hoy más que nunca estaba sintiendo lo que desde hace
mucho sentía, hoy sin duda confirmaba esos sentimientos.

- ¿Estás bien linda? – le preguntó Amanda muy atenta porque


Cristina estaba siendo muy torpe buscando dentro de su bolso.
- ¿Yo?
- Ammm si, tu.
- Ahhh si de lujo.

Amanda se rio divertida porque de lujo no era una palabra que Cristina usara
asiduamente, no entendía que pasaba, pero ella misma intentó
tranquilizarse, disfrutar del momento y del resto de la noche.

Cristina pagó la cuenta y ambas amigas salieron del restaurante a tomar


unas copas y a divertirse un rato. Amanda le pidió conducir a Cristina y ella
lo agradeció grandemente porque sin haber tomado ni una gota de alcohol
se sentía mareada. Aun pensaba en las palabras de Amanda “No se

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puede escapar del amor”, acaso, ¿le hablaba a ella?, había algo que no
estaba bien y lo sabía. Cerró los ojos como si con ellos pudiese limpiar su
mente, miró por un momento a Amanda que conducía en silencio y cada vez
que quería apartar su mirada no lo lograba y como poseída miró las piernas
de Amanda que se lograban ver porque el vestido que llevaba era más corto
cuando se sentaba. Siguió la línea de sus piernas, su rodilla, sus muslos
hasta donde se alzaba el vestido muy arriba, demasiado arriba en sus
muslos, suspiró en silencio y se obligó a apartar la mirada; aunque ya era
muy tarde, era muy tarde para apartar la mirada, para apartar pensamientos,
para apartar sentimientos, era muy tarde para negarse lo que estaba
pasando…era muy tarde para decir, no pasa nada…

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Capítulo 11:
Luego de algunas horas Cristina estaba peor de lo que había estado antes,
sentada desde su mesa en el club observaba a lo lejos a Amanda hablando
con una chica y se veía tan hermosa con ese vestido que no pudo apartar
ni un minuto la mirada de ella. Esa noche había llegado a la conclusión de
que fue una pésima idea para ella salir con Amanda, no podía quitarle la
vista de encima y para colmo no había tomado alcohol porque Amanda lo
estaba haciendo y debía ser la conductora designada.

Amanda se encontró con la mirada de Cristina y le sonrió, habló algunas


cosas con la chica a su lado y comenzó a caminar hasta la mesa donde se
encontraba Cristina. - ¿Segura que no quieres tomar algo?

- Bien segura, alguna de las dos debe ser responsable esta noche.
- Cierto, y esa eres tú. Creo que he tomado demasiado. – dijo con
una sonrisita graciosa.

Cristina la miró entrecerrando sus ojos un poco y le dijo. – Sí, creo que has
tomado suficiente, lo tuyo, lo mío y lo de todo el mundo.

- Te ves…
- ¿Cómo? – preguntó Cristina espantada.
- Diferente.
- ¿Diferente cómo? Soy la misma.
- Te ves…ammm…como diría yo…más linda de lo normal.

Cristina sintió mucho calor en su rostro y para ese entonces debió estar rojo
de sonrojo, pensó que Amanda no debía estar diciéndole esos comentarios,
no esta noche, no ahora.

La chica con la que hacia un rato Amanda hablaba se acercó y le preguntó.


- ¿Quieres bailar guapa?

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Amanda miró a la chica y le sonrió. –Lo siento, pero solo bailo con mi novia.
– se puso de pie y le extendió la mano a Cristina para que fuese a bailar con
ella.

Cristina quedó petrificada y no sabía qué hacer, pero como la chica aún
estaba parada frente a ella, decidió seguirle el juego a Amanda, aunque
sabía que era un juego muy peligroso. Ladeó la cabeza de un lado a otro, le
sonrió irónicamente y tomó la mano de Amanda. Se dirigieron a la pista y de
camino aun tomando la mano de Amanda le dijo. – Estás completamente
loca, te mataré.

- Mátame después de bailar, es que no quiero bailar con ella y me


intimida.
- ¿Una admiradora?
- No, más bien una acosadora.

Cristina rio y es entonces cuando se percató de la canción que estaban


tocando.

Oh, oh, sometimes I get a good feeling, yeah


I get a feeling that I never never, never, never had before, no no
I get a good feeling, yeah

Oh oh, sometimes I get a good feeling, yeah


I get a feeling that I never never, never, never had before, no no
I get a good feeling.

Let's get it, let's get it


I know you got the good feelin’
Let’s get it, let’s get it

Gotta love the life that we livin’


Let’s get it, let’s get it
I know you got the good feelin’
Let’s get it, let’s get it
Gotta love the life that we livin’

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Cuando logró captar toda la situación, fijó su mirada en Amanda que movía
su cuerpo al compás de la música frente a ella. Se movía de lado a lado tan
perfectamente, tocaba su cabello, alzaba sus manos sobre su cabeza,
movía sus caderas de una manera que a Cristina le parecía una manera
perfectamente sensual de hacerla sentir nerviosa, enferma y de joderle la
psiquis.

Mientras Amanda estuviese lejos de ella, todo estaría bien, pero como
siempre Cristina hablaba muy rápido. Amanda se acercó, tomó a Cristina
con una mano por el cuello y movió todo su cuerpo descaradamente frente
a ella.

Amanda simplemente se estaba dejando llevar por la música y por la decena


de tragos que traía en la cabeza, así que eso significaba cero inhibiciones
para ella, quería simplemente liberarse y se sentía muy bien haciéndolo
frente a su amiga; se sentía en confianza, excitada, eufórica,
ebria…totalmente ebria. Tomó a Cristina de la cintura, la acercó a ella, le
sonrió y no sabe porque razón misteriosa del más allá, mientras le sonreía
mordió su labio inferior. Ya no sabía si era el alcohol o simplemente, estaba
dejando salir todos sus deseos ocultos, lo bueno era, que siempre podía
decir que el culpable era el alcohol. Amanda se volteó dando la espalda a
Cristina, pegó su cuerpo al de ella y continuó moviéndose, pero esta vez
junto al cuerpo de Cristina; tomó una de las manos de Cristina y la puso en
su cintura para que la pudiese seguir con la música y en ese momento se
convirtieron en un solo cuerpo al compás de la música.

Cristina estaba lo suficientemente entregada al momento o suficientemente


jodida para pensar si era correcto o no toda la situación, lo único que si sabía
era que lo estaba disfrutando mucho. Cristina quería apartarse corriendo y
decir ya basta, pero había otra parte de ella que simplemente no quería dejar
de sentir lo que le hacia la cercanía del cuerpo de Amanda. Todo era una
gran provocación a sus sentidos, a su cuerpo, a su mente, a todo su
ser…todo era una gran confirmación a sus sentimientos. En un acto heroico
de su razón tomó a Amanda por la mano y la sacó fuera de la pista de baile.
Era lo correcto en el momento porque si Amanda osaba a acercarse un
milímetro más a su cuerpo…no respondería de sus acciones.

74
Amanda se dejaba llevar por Cristina y decía por todo el camino, - Ya sé, ya
sé…estoy totalmente ebria… ¿pero que no bailo mejor así?

Cristina sonrió, pero no le soltó la mano a Amanda hasta que tomaron sus
pertenencias y estaban fuera del club, se detuvo frente al auto y se volteó a
ver a Amanda que tenía una sonrisa totalmente fuera de este mundo. -
¿Tienes las llaves bonita?

- ¿Qué llaves?
- La del auto Mandi.
- ¿Qué auto?
- Tu-au-to – le dijo Amanda separando y especificando cada palabra
y señalando el auto.
- Ahhhhhhh, si, si, si. – le respondió como tratando de recordar algo.
Acto seguido hizo una mueca con su boca. – No sé si las traje.
- De hecho, si las trajiste cariño, de alguna manera llegamos aquí.
- Es cierto. – se rio. – Pero…- comenzó a buscar en su bolso que
puso sobre el cofre del auto.

Cristina se cruzó de brazos moviendo su cabeza de un lado a otro, se acercó


a Amanda, alcanzó su bolso y encontró las llaves en unos segundos.

Amanda la miró. – Ahhhhhh eso buscabas.

Cristina caminó más hacia el auto, abrió la puerta del pasajero, ayudó a
Amanda a subirse y le ajustó el cinturón de seguridad. Luego ella dio la
vuelta, subió y puso marcha. En todo el camino Cristina trató de prestar
atención al camino, ya era muy tarde en la madrugada o ¿muy temprano?,
así que la carretera estaba vacía, ni un alma en pena rondaba por ella; así
que tanta soledad la consumió y no la entretuvo para simplemente no
pensar. Quería no sentir todo lo que llevaba dentro de ella, quería borrar
cada rastro de cada sentimiento y de todo lo que había confirmado esa
noche. Llegaron a casa y Cristina llevó a Amanda dentro tomada por la
cintura y el brazo de Amanda sobre sus hombros.

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Amanda estaba lo suficientemente ebria como para equilibrarse y
mantenerse de pie, así que necesitaba toda la ayuda de Cristina para
caminar. – Si mi Mamá me viera en este estado…me castigaría una semana
sin postre. – rio de su propio comentario. – Mmmmmm, oye guapísima…tú
tienes unos brazos así bien fuertes…para…cargar borrachas como yo…Oye
Cris…

- Sí. – respondió Cristina en voz baja.


- Tu sabias que…los caballitos de mar, esos que están en el mar, ya
sabes…- se rio con una risita tonta. – obvio, ¿no?, que idiota soy, si
son caballitos son…ayyy ya…tu sabias que los caballitos estos elijen
una pareja durante toda su vida...cuando su pareja muere
permanecen solos por un tiempo y luego mueren también…joder, ¿no
crees que eso es amor?... yo quiero una caballita de mar…
- Estoy segura que encontrarás tu caballita.
- ¿Quieres ser…mi caballiiiita…?

Cristina mordió su lengua para no decir absolutamente nada a tal


comentario, trató de manera sobre humana hacer todo el silencio que
pudiese para no despertar a Kathy, así que llevó a Amanda a su habitación
y la dirigió directo al baño. Amanda se sostuvo del lavabo, se observó en el
espejo y haciendo una mueca dijo – Mierda, me veo terrible…uff estoy
mareadísima. – y como pudo se sentó en la tapa del retrete.

Cristina se dobló sobre ella para alcanzar la perilla de la ducha y girarla para
que así corriera el agua. – Niña, necesitas una ducha de agua fría.

- ¿Dijiste…fría?
- Aja, será malo al principio, pero te ayudará a no sentirte tan terrible.
- Dirás jodida.
- También.
- No me jodas Cris…ni…mi madre…me hará entrar ahí…se me
coooongelaraaaaaá…
- Si te jodo y claro tu mami no está aquí para hacerte entrar, pero yo
si estoy y entrarás porque entrarás. – dijo mientras le quitaba los

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zapatos y caminaba hasta fuera del baño. – Te espero fuera cuando
termines.

Amanda hizo cucharitas como niña chica y trató de ponerse de pie, pero no
lo logró, comenzó a reírse como loca y le gritó a Cristina. – Cris, creo que si
quieres que haga esto…tendrás que venir a… ponerme de pie, porque no
puedo…

Cristina asomó su rostro por la puerta, respiró profundo y miró al cielo;


estaba decidido; esta no era su noche. Caminó hasta Amanda, rodeó su
cuerpo por debajo de sus brazos y la puso de pie, acto que las hizo quedar
cuerpo a cuerpo, piel a piel.

Amanda pasó sus manos por el cuello de Cristina y se mantuvo


observándola, estaba ebria, claro que lo estaba, pero podía sentir un
escalofrió recorrer todo su cuerpo por tan solo sentir el contacto; pero lo que
no estaba segura era si su estado de borrachera crítica le estaba ofreciendo
señales erróneas de parte de Cristina. Estaba sintiendo mucho calor, hasta
que…- Ahhhhh, joder…que esta fría…mierd….

Cristina no había encontrado otra manera más saludable de liberarse del


contacto que llevar a Amanda bajo la ducha fría, ya había sido demasiado,
ya no podía dejar que esto se saliera de proporciones, no podía permitir que
sus sentimientos la traicionaran, no podía caer, debía apartar ese deseo,
esas ganas, esa necesidad que… - ¿Qué de-mo-ni-os ha-ces? – le preguntó
a Amanda sin apartar la mirada de ella mientras dejaba caer su vestido al
suelo.

Amanda la miró recostada de la pared bajo la ducha mientras se


desabrochaba su bra. – Se supone…que una no se duche con ropa.

- Nnnnnooooo. - fue muy tarde, quedó con la boca entreabierta


mientras se hacía eco de la última letra de su no. Estaba ahí parada
frente a Amanda y sentía que le temblaban las piernas y eso que solo
la miraba al rostro, ni siquiera había aventurado un poco su vista al
cuerpo casi desnudo de Amanda.

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No podía ser posible que hubiera sucedido esto, no podía estar pasando, no
era justo para ella, la pregunta ahora era, ¿sería tan valiente para mirar su
cuerpo o tan malditamente idiota para salir corriendo de ahí? No pudo
contenerse y comenzó a bajar su mirada por su piel cubierta por el agua,
prestó gran atención a esas gotas que caían desde sus hombros y recorrían
todo su cuerpo, posó sus ojos en el pecho de Amanda. Con delicadeza y
sonrojo observó detalladamente sus senos, que prácticamente eran una
dulce y tentadora invitación a acariciarlos y tenerlos entre sus manos,
continuó su trayecto por su vientre hasta toparse con su bikini totalmente
mojado y pegado a su cuerpo. Cristina sentía electricidad por todo su
cuerpo, sentía una sensación tan extraordinaria…lo cierto es que estaba
completamente excitada con la vista.

Amanda cerró la ducha, se quedó recostada de la pared y movió sus manos


hasta su bikini mojado y poder quitarlo, en general estaba haciendo lo que
normalmente haría cualquier persona…quitarse todo lo que estaba mojado
sobre ella para poder salir de la ducha y no mojar todo el baño, Bastante
lógico pensaba ella; pero al parecer no para su amiga que estaba
momificada frente a ella sin decir una sola palabra. No había que ser una
eminencia, ni trabajar en la NASA, ni siquiera estar sobria para saber que
Cristina estaba observando su cuerpo con deseo; cuando comenzó a bajar
su bikini, Cristina saltó de donde estaba, tomó una toalla, cubrió a Amanda
con ella y susurró. – Ahora sí. – dio la medio vuelta y comenzó a caminar
fuera.

Amanda se ató la toalla a su cuerpo y quitó su bikini por debajo, sonrió y


alcanzó a decirle. – Hey…piensas dejarme…a…quí.

Cristina se detuvo de espaldas y regresó, tomó el brazo de Amanda y lo


pasó por sus hombros, la tomó de la cintura y caminaron hacia la cama.
Amanda permaneció de pie, mientras Cristina buscaba un camisón en una
de las gavetas, regresó para ayudarla a ponérselo y en ese preciso
momento la mano del mal hizo caer la toalla al suelo dejando a la vista la
total desnudez de Amanda.

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Cristina mantuvo la vista puesta en los ojos de Amanda que le mantenía la
mirada, pero no pudo más, no pudo aguantar la curiosidad; no pudo más
que pasar su mirada por todo el cuerpo desnudo de Amanda, esta vez se
detuvo más tiempo en cada espacio de esa piel que deseaba recorrer, que
necesitaba poseer…era más hermosa desnuda, era tan jodidamente
perfecta cada curva, cada rincón…sintió la enorme necesidad de posar sus
manos y acariciar cada espacio que alcanzaba a la vista, pero resolvió
devolver la mirada al rostro de Amanda.

Amanda poseía una expresión de asombro total, estaba más que


conmocionada por la situación, la mirada de Cristina sobre su cuerpo fue
como una sensual caricia a su desnudez, no podía siquiera separar la
mirada de Cristina, se sentía menos mareada, pero más excitada por todo
el mágico momento.

Cristina extendió su mano y acarició el rostro de Amanda, pasó el dorso de


su mano delicadamente por su mejilla, luego acarició sus labios con sus
dedos. Se acercó más hasta que pudo sentir el contacto de su propio cuerpo
con el de Amanda y comenzó a susurrarle. - ¿Qué me está pasando? ¿Qué
es esto que estoy sintiendo? – sin dejar de acariciar sus labios.

Amanda se sentía nerviosa y los latidos de su corazón se aceleraron con


locura. – No hagas nada…de lo que te puedas arrepentir y…que yo
mañana…ya no recuerde… - Cristina estaba tan cerca de ella que cerró sus
ojos y respiró profundo e inhaló su fragancia, su olor era tan dulce que la
hizo estremecer.

Cristina no respondió nada, no podía pensar, en realidad no quería pensar,


solo quería actuar y expresar lo que deseaba. No podía controlarse, no lo
quería, acercó sus labios a los de Amanda, tan cerca como para sentir su
respiración agitada. Se mantuvo varios segundos en esa posición, miró a
los ojos a Amanda; que le dieron la aprobación que necesitaba y luego miró
sus labios, necesitaba besarlos, moría por hacerlo, deseaba hacerlo como
jamás había deseado alguna otra cosa en su vida. Posó sus labios sobre los
de Amanda y los besó, el solo contacto hizo que todo tipo de

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sensaciones recorrieran todo su cuerpo, besó esos labios que había
deseado desde hacía mucho tiempo, demasiado tiempo para ella.

Amanda respondió el beso con una gran necesidad, puso ambas manos en
la cintura de Cristina y la atrajo más hacia ella con delicadeza. Los labios de
Cristina eran tan suaves, delicados y su sabor era divino; despegó por un
microsegundo la unión para pasar su lengua por los labios de Cristina. Era
tan único y especial el momento, tan perfecto que no quería hacer nada para
que terminara; estaba asustada, sorprendida, pero totalmente entregada a
la necesidad de más. Pensaba que debía estar soñando y si era así,
entonces debía disfrutar su sueño completamente.

Cristina bajó sus manos del rostro de Amanda hasta su cuello y luego las
dejó correr por toda su espalda desnuda hasta quedar cómodas en sus
caderas. Quería más, mucho más de este momento porque sabía que cinco
minutos después del hecho estaría arrepentida de haber sido tan directa.
Estaba completamente extasiada, estaba confundida, pero estaba plena y
completamente llena, mordió suavemente el labio inferior de Amanda y
luego introdujo su lengua en su boca para encontrarse con la lengua de
Amanda que la recibía cálidamente. La unión la hizo gemir y perderse en la
sensación placentera que nacía en lugares específicos de su cuerpo. Ese
contacto la enloqueció totalmente, sentir la lengua de Amanda acariciando
la suya hizo estallar todo el deseo dentro de ella.

Cristina apartó sus labios de Amanda y tomando un poco de aire le dijo en


voz baja. – Esto no debió ocurrir Mandi…yo…es que…perdóname…no
debí…

Amanda la tomó de la barbilla, subió su rostro para encontrarse con sus


hermosos ojos, acarició su mejilla y le sonrió. –No tengo que.

- Mandi, esto fue un error, esto simplemente debe quedar aquí.


- Pero…
- Mañana esto no habrá pasado. – Cristina puso ambas manos en el
rostro de Amanda y le besó nuevamente los labios, si esta fuese la
última vez que los besaba debía llevarse su sabor con ella para
siempre. Se separó y sintió como Amanda la tomo más fuerte de la

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cintura para no dejarla marchar, la besó nuevamente y le susurró. -No
más Mandi, mañana ni siquiera recordarás que esto pasó. Tenemos
un nuevo secreto, lo olvido, lo olvidas, lo olvidamos…- le mostró una
mueca que fingía ser una sonrisa y comenzó a caminar fuera de la
habitación, en la puerta se volteó nuevamente y miró la desnudez de
Amanda, ese cuerpo que sin duda le daban las ganas locas de tomarla
y amarla. Pero no podía, no debía…aunque lo deseaba tanto…al
menos llevaba con ella su sabor, su olor, su calor, un poco de su
esencia. Simplemente apartó la vista y desapareció en la oscuridad.

Amanda se mantuvo de pie observándola desaparecer con una gran


tristeza, aun no lograba entender todo el asunto; pero si sabía lo que sentía.
Puso su cabeza entre sus manos y respiró profundamente, se sentó en el
borde de la cama, habían pasado muchas cosas, pero aún estaba ebria;
tomó su camisón, lo deslizó por su cabeza y se recostó en la cama. No
quería dormir, quería simplemente permanecer despierta y poder continuar
sintiendo todo eso, tenía miedo de despertar en la mañana y que hubiese
sido un sueño o peor aún que olvidara todo lo que había pasado, pero quizás
era lo mejor, Cristina era su amiga y lo cierto es que nada de lo que había
pasado podía ser real, ni correcto. Si Cristina hubiese tomado algún trago lo
entendería porque el alcohol pone idiota los sentidos, pero no lo hizo,
¿acaso estaría drogada?, obviamente no, tal vez estaba poseída por algún
espíritu maligno del inframundo… ¿y si era cierto?, si era cierto que Cris
sintiese algo más por ella. – Maldita sea, estoy más confundida que ebria.

Amanda se incorporó un poco y alcanzó una libreta de su mesita de noche,


tomó un bolígrafo y comenzó a escribir. “No permitiré que esto simplemente
se olvide…” y comenzó sus anotaciones en el blanco papel, con una negra
tinta y con un corazón desnudo. No permitiría que esto se perdiera, que
mañana al despertar fuese solo un sueño, necesitaba más que la evidencia
vivida porque los ebrios ven elefantes rosas y unicornios azules, pero ella
necesitaba una evidencia escrita porque sabía que hoy había sido el dulce
comienzo y el triste final…

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Capítulo 12:
- Diablos, ¿alguien anotó la matrícula del auto que me atropelló? –
dijo Amanda mientras se sentaba en el sofá.
- Querida con esa cara que te cargas de seguro eso no fue un auto,
eso fue un Boeing 747 y no solo te atropelló una vez, sino decenas. –
reía Kathy mientras le ofrecía una taza de café recién hecho.
- Que rico. – olió el café y lo tomó. – no sé cómo haces un café tan
jodidamente rico.
- Si te lo dijera tendría que matarte. – le respondió con cara
maliciosa.
- Es increíble porque sé que te encantaría hacer eso, siempre lo
deseas ¿no?
- Mmmmm, bueno saciaría mis complejos sociópatas, incluso hasta
harían programas de mí, ¿te imaginas yo en “Las verdaderas mujeres
asesinas”?
- Kat, a veces me das miedo. – murmuró Cristina que salía de su
habitación.
- ¿Y yo por qué?
- Por tus instintos asesinos y psicopáticos; por si no lo sabes, muchos
de los asesinos en serie son personas normales, miembros
importantes de la comunidad, profesionales, con familia; personas que
jamás pensarías que pudiesen matar una mosca.
- ¿Es en serio?, wao…- preguntó Kathy divertida.
- Entonces Kathy no puede ser asesina en serie. – afirmó Amanda
desde su lugar.
- ¿Por qué? – preguntó Cristina intrigada.
- Porque dijiste persona normal y Kat no es para nada normal, ya
vino mal de fábrica.
- Idiota. – Kathy le lanzó con un cojín del sofá.

Rieron por un momento y Kathy interrumpió. – A ver cuéntenme como la


pasaron anoche las señoritas ebrias que llegan tan tarde que casi no llegan.

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- Pues de mi parte te puedo decir que la pasé increíble…una noche
inolvidable.

A Cristina se le cayó el vaso que tenía en la mano sobre la mesa e hizo un


genuino escandalo entre platos, cubiertos y vasos; miró a Amanda con cara
de espanto desmedido.

Kathy la miró sorprendida y le dijo. – Pensé que la que se había tomado


hasta las lágrimas anoche había sido la borrachina de mala muerta esta. –
señalando a Amanda.

- Bueno esta borrachina se larga de aquí.


- ¿Vas a salir? – preguntó Cristina.
- Si Cris, sabes que mi mamá llega en unos días y debo tener
algunos pendientes resueltos y aprovecharé de hacer algunos hoy.
- Al fin doña Petunia Pérez vendrá a poner orden y disciplina en esta
casa del mal.
- Te reto a que le digas doña Petunia cuando llegue.
- Me mataría.
- Lo sé, por eso te lo digo. – le sonrió con gran felicidad - Bueno ya
me voy, las veo más tarde, ¿me esperan para comer?
- Claro amor mío, ¿te vas y no me das besitos? – dijo Kathy con los
labios en señal de andar dando besitos.

Amanda la miró moviendo su cabeza de un lado a otro, se acercó y le besó


en la mejilla. – Eres una maldita.

- Pero me amas, oye, ¿no le darás besitos a Cris?

Amanda sonrió y fue donde Cristina. Se detuvo frente a ella, le miró a los
ojos y le dijo. – Gracias por anoche me divertí muchísimo como hace mucho
no lo hacía y perdóname por alguna vergüenza que te haya hecho pasar en
mi borrachera.

Cristina se sentía tan nerviosa frente a Amanda, apenas podía mirarle a los
ojos, pensaba que si la miraba le darían ganas de besarla nuevamente. Ya
se sentía lo suficientemente avergonzada por todo lo que había pasado
como para repetir nuevamente el mismo error. Respiró profundo y la miró a

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los ojos. – Gracias a ti por acompañarme, me alegra mucho que lo hayas
pasado bien junto a mí.

Amanda se acercó a su oído. – Te quiero hermosa. – besó su mejilla y


caminó fuera. – No me extrañen.

Cristina tragó hondo y respiró profundo tratando de parecer serena, pero


sabía que ya nada sería igual. Trataría de que todo fuese como si nada
hubiese pasado, pero ya había probado el sabor de sus labios, había sentido
el calor y la delicadeza de su piel, había visto y deseado la belleza de ese
cuerpo, había experimentado esa delicia que deseaba tener cada día por el
resto de su vida.

Quedó todo en un tenue silencio cuando Amanda salió por la puerta, hasta
que Kathy aprovechó para preguntar. - ¿Me puedes decir que maldita vaina
loca te pasa?

Amanda se sorprendió mucho de la pregunta, pero solo respondió. – Nada.

- ¿Nada?, ¿crees que soy estúpida o que me hago?, o sea tengo


cara de estúpida, pero no lo soy, son dos cosas distintas.
- Ya Kat, no pasa nada en serio. – tratando de ocultar sus
sentimientos y parecer normal.
- Si pasa y todo esto va con Mandi, pero si tú dices que no pasa
nada, entonces le deberé preguntar a ella.
- Noooooo. – le gritó desesperada.
- Bueno entonces estoy aquí frente a ti, preguntándote a ti, así que
dime que pasa…me preocupas Cris, me preocupas y no sé cómo
ayudarte. Y aquí estoy dispuesta, tengo tres horas de psicología
avanzada, así que suelta la lengua.
- Ayyy Kat todo está mal. – dijo dejándose caer en el sofá.
- ¿Que está mal?
- No sé, es que hice algo que está mal y que no debí hacer.
- Todos hacemos eso en alguna ocasión. – se sentó a su lado.
- Pero fue una idiotez de mi parte, simplemente no lo pude
evitar…bueno si pude, pero no quise…y es que…yo quería…pero no
debía…y… - puso ambas manos en su cara.

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Kathy la miraba muy confundida, hizo una mueca de estar comprobando
que todo estaba peor de lo que pensaba y le dijo. – Ooooooook, detente un
minuto, la única loca aquí soy yo. Así que vamos por parte, explícame las
cosas parte por parte, como si yo fuese una niña de 5 años.

- Besé a Amanda anoche.

Kathy la miró con la boca entreabierta de la sorpresa. Se quedó inmute,


inmóvil…idiota; alzó sus cejas y movió su boca para tratar de decir algo,
pero nada salió.

- No me mires así. – murmuró Cristina.


- O sea, la besaste en la mejilla, supongo…

Cristina la miró con ganas de ahorcarla. - ¿Crees que si hubiese sido así
estuviese de esta manera?

Kathy respiró profundo y se calmó un poco, porque, aunque estaba un


poco, solo un poco sorprendida, Cristina necesitaba de ella.

- A ver Crisita, ¿me puedes explicar qué pasó?


- Amanda tomó mucho y cuando llegamos a casa, yo la llevé a la
ducha…y ella se desnudó…y… yo…la besé.
- Que ruin eres te aprovechaste de una pobre e indefensa ebria, no
pensé eso de ti. ¿Desnuda? ¿Acaso mencionaste denuda…?
- Carajo Kat, no estoy bromeando, por Dios; toma esto en serio…
- Ya sé, perdón, no puedo tomar nada en serio en esta vida, lo
siento. La besaste solo porque querías experimentar algo o…
- ¿O porque siento más por ella? – la miró con tristeza.
- Si eso Crisita.
- No…no quise experimentar…simplemente estoy loca por Amanda.

Kathy permaneció en silencio, porque no valía la pena decir nada ahora


mismo, solo quería que Cristina dijera todo lo que sentía con toda esta
situación; quería que se desahogara totalmente.

- Sentí la necesidad de besarla anoche y no solo anoche sino desde


hace demasiado tiempo. Es que Kat… - la miró con lágrimas en los

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ojos, era la primera vez que podía decir lo que en realidad sentía. - he
sentido tantas cosas por Mandi y siempre las aparto diciéndome que
nada pasa, que debo estar confundiéndolo todo, que debo estar
enloqueciéndome. Y por un tiempo así funcionó, me lo guardé todo,
simplemente ignoraba este sentimiento; pero desde que llegó Karina
he confirmado lo que siento, he sentido celos como jamás antes y solo
he deseado ser yo la que Mandi ame. Joder Kat dime que estoy mal,
dímelo, es lo peor esto…- le suplicó Cristina entre lágrimas.
- Estás mal Crisita.

Cristina la miró sorprendida por su comentario.

- Bueno me dijiste dime estoy mal, yo te dije. A ver querida dime que
sientes, como te sientes, que quieres, que deseas, que necesitas,
explícame ese sentimiento que llevas dentro y entonces ese será el
momento adecuado para yo decirte si estás bien o si estas mal. Así
que solo te escucho nena.
- ¿No te ocurre que en ocasiones no sabes cómo explicar un
sentimiento?...ese sentimiento que te cautiva, te da vida, te
engrandece, te cambia el pensamiento, te sorprende y te deja sin
palabras; sin aliento, extasiada, atónita. Pero dime Kat, como
explicarte lo que ella me hace sentir, como especificar cada detalle
que me hizo estar de esta manera, como buscar las palabras para
expresar cada sentimiento que mi corazón, mi alma y mi cuerpo están
experimentando y es imposible de ocultar. – guardó silencio mirando
sus manos entrelazadas sobre sus piernas y continuó. - Es que ella se
ha convertido en mi primer pensamiento cuando abro mis ojos a la luz
de un nuevo día y al llegar la noche cuando las sombras desaparecen
lo definible…es ese dulce sueño que me hace mantener su esencia
hasta que se convierte en mi primer pensamiento en la mañana. Es la
luz que me ilumina dándome la bienvenida a un nuevo día, cada
hermosa melodía que acuna mis oídos como dulce murmullo, la brisa
que acaricia mi rostro de paso por la costa, el delicioso aroma que
mezcla la mañana, la sonrisa que me asalta sin razón, motivo o
circunstancia, el recuerdo de los momentos vividos a través del
tiempo, la lluvia que a veces refresca

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mi cuerpo con su delicadeza. Mandi de alguna u otra manera ha
conseguido adentrarse en lo más profundo de mi corazón donde nadie
jamás había habitado. – esta vez alzó su mirada de sus manos y miró
a su amiga al rostro. - Kat, qué hacer cuando ya no puedo luchar más
con mi corazón, cuando los mínimos detalles son la esencia de mi
existir, cuando los pensamientos solo se dirigen y regresan de ella,
cuando mis sueños tienen un tema real y una fantasía añorada,
cuando negar el sentimiento que nacía en mi corazón era hipocresía,
cuando mis ojos comenzaron a tener ese brillo inconfundible, cuando
el cuerpo tiembla en cada ocasión que escucho su voz, cuando
sonríes sin razón sabiendo que si hay un motivo, cuando te sientes
plena, completa, repleta de sentimiento, cuando comienzas a pensar
en dos eternidades y mucho más allá…cuando una mañana
despiertas y sientes la genuina necesidad de ella y te atreves a
preguntarte “¿Qué te está pasando?”

Kathy la interrumpió prontamente. - ¿Quieres que te diga que te está


pasando?, ¿quieres que te diga? Ayyyy Crisita querida de mi corazón, no te
pasa nada, solo estás jodidamente enamorada…- le dijo con la voz
quebrada mientras limpiaba las lágrimas del rostro de Cristina.

Cristina la miró profundamente porque era la primera vez que internalizaba


que estaba enamorada…si, lo estaba. – Pero no puede ser Kat, no está
bien, nada de esto está bien, como puede ser esto.

- ¿Por qué no puede ser?


- Porque Mandi es mi amiga, ¿entiendes?
- Pero estás enamorada nena, no tengo duda con todo lo que me has
dicho y de la manera que lo expresaste, es así, estás enamorada de
Mandi. Tengo una pequeña duda, o sea una mínima curiosidad que
me carcome las paredes de mi interior, ¿qué hizo cuando la
acosaste?, que diga, cuándo la besaste.
- Amm pues ella me respondió el beso, eso lo hizo peor todo, porque,
no debimos, es que…
- ¿Segura que lo hizo peor o mejor? O sea, ambas lo disfrutaron,
¿no?

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- Sí, pero ella está por Karina y yo no debí aprovechar la situación de
todo esto, ¿entiendes?
- Buenos Cris, no creo que Amanda esté por Karina, ni siquiera sé si
alguna vez ha estado totalmente enamorada de ella, pero eso es
harina de otro costal, es una situación completamente distinta. Ahora
lo que realmente importa es como seguirá esto, entre tú y Mandi…
- En nada, todo fue un grandísimo error Kat. – se levantó del sofá y
comenzó a caminar nerviosa frente a Kathy. – Yo haré como que nada
pasó y todo ira como siempre, además que Mandi ni siquiera recordará
nada porque estaba muy ebria, eso es lo mejor. Así que aquí queda
todo.
- ¿Aquí queda todo?, Cris, estás enamorada de una mujer que es tu
amiga y que vive contigo, ¿crees que aquí queda todo?, no me jodas.
Casi te la violas en su habitación porque ya no te aguantas las ganas
de comértela; además que eres una maldita pervertida de mierda y
está el hecho que en ocasiones simplemente lo dejas notar, solo hay
que atar algunos cabos sueltos y ahí está la enamorada Cris tras todo.
– le dijo poniéndose de pie y tomándola por un brazo para que se
detuviera, porque la tenía mareada después de tanta vuelta. – Ya
mujer que pareces machina de feria y me tienes mareada, detente y
mírame un segundo. ¿Te gustó besarla?

A Cristina le brillaron los ojos y su semblante cambió totalmente con la


pregunta. –Lo cierto es que ese beso me hizo vivir, despertó en mi todos los
sentimientos, todas las pasiones, todas las necesidades…pero esa verdad
no cambia las cosas Kat. – la tristeza invadió a Cristina y abrazó a Kathy
como si la vida dependiera de ello.

Kathy la abrazó, acarició su cabello y permaneció en silencio; no era hora


para ofrecer opiniones o de resolver situaciones; era simplemente el
momento de permanecer con su amiga. Desde hace algún tiempo sentía
que algo pasaba, que algo estaba creciendo, pero nunca hubiese pensado,
ni una sola vez que Cristina tomaría el valor de ir tan lejos. Le rompía el
corazón verla así de enamorada y a la misma vez tan destrozada. No le
parecía nada justo para ella y tampoco para Amanda, nada de esto era tan

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simple como parecía, pero ella estaría en medio de sus dos amigas; ya sabía
los sentimientos de Cristina, ahora tendría que hacer “recordar” a Amanda
y conocer sus sentimientos…pero ahora simplemente hacerle sentir a
Cristina con ese abrazo interminable; que todo estará bien.

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Capítulo 13:
- ¿Crees que puedas estar en la casa en la tarde para recibir a
mamá?
- Claro, sabes que cuentas con eso. – respondió Kathy del otro lado
de la línea.
- Gracias, es que se me hará imposible salir temprano por más que lo
he intentado, no puedo simplemente dejar unos problemas sin resolver
aquí y Cris trataría de llegar, pero igual debe resolver algunos
pendiente de último minuto. – dijo con voz preocupada.
- No te preocupes será feliz con ver mi hermosa cara antes que la
tuya.
- Yo quería estar ahí, pero…
- Hey bonita, no pasa nada, ya llegarás y además ella entenderá.
- Lo sé.
- Oye Mandi, ¿sabías que Crisita tendrá una cita esta noche con
Jason?

Amanda alzó una ceja, entrecerró los ojos y no dijo nada por unos
segundos.

Para Kathy fueron años de silencio. - Mandi, ¿me escuchaste?

- Ammm si, si te escuché.


- Entonces, ¿qué opinas?
- ¿De qué? – le preguntó.
- Ashhh, no me prestas atención nunca, de que Cristina saldrá con
Jason. – comentó un poco molesta.
- Ahhh, no sabía, no me ha dicho, bueno me parece genial que salga
y la pase bien, además Jason es un excelente partido.
- ¿Crees que Crisita esté enamorada de Jason?
- Bueno no lo sé Kat… - respondió tratando de evadir.
- Pregúntale.
- ¿Para?
- ¿Cómo que para que mi querido Watson, para que se pregunta?,
para saber. Rayos, te haces más idiota con los años. Es

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increíble…es nuestra amiga y ya sabes a una le gusta que sus amigas
estén bien, ya sabes eso hacemos las amigas, ya sabes nos
apoyamos, ya sabes…
- Bueno Kathy, quizás cuando tenga un tiempo con ella lo haré, ¿sí?,
¿tranquila con el asunto ya?
- Eso pregunto yo, ¿tranquila tú con el asunto?
- ¿Ahhh? – Amanda se sintió completamente confundida porque no
entendía de dónde venía o hacia donde iba la conversación.
- Perfecto bombón, cocinaré algo rico para cenar con tu mamá, ¿te
parece?
- Me parece la mejor idea que has tenido en los últimos…bueno tu
mejor idea.
- Gracias, pero yo soy una eminencia, hasta rechacé a la NASA; ya
sabes con lo humilde que soy.
- Ohhhhh si, si claro.
- Ya chao, te veo en la noche y pregúntale eso a Cris, no te olvides.
- Si, si, hasta nunca… - Amanda cortó la llamada y se quedó mirando
el celular como si pudiese darle las respuestas que necesitaba.

Ahora tenía una especie de curiosidad que crecía dentro, era evidente que
Kathy solo le había sembrado la semilla, ahora ella tenía ganas de
preguntar, pero…no que va, ¿para qué? Tomó sus pertenencias y caminó
hasta el otro lado del edificio justo a la oficina de Cristina.

Cristina estaba sentada en el suelo con algunos papeles alrededor, bastante


normal de su parte cuando tenía muchos papeles que revisar juntos y sentía
que las mesas no le alcanzaban; solo puras manías de niña. Estaba muy
distraída entre sus papeles cuando se percató de la presencia de Amanda,
miró sus tacones primero, luego sus pantalones blancos muy ceñidos a su
cuerpo; sobre todo en cierto lugar de donde tenía una buena vista, continuó
su trayecto viajando por su camisa negra de botones abierta hasta cierto
punto de su pecho…hasta encontrarse con ese rostro tan conocido para ella
y el que tanto amaba observar en detalle. Poder mirarla desde esa posición
era toda una delicia.

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Amanda dobló su cuerpo para poder llegar a la altura del rostro de Cristina.
- Pareces niña traviesa haciendo un rompecabezas gigantesco.

Cristina le sonrió. – Lo sé, pero sabes que se me hace más fácil todo de
esta manera.

- Lo se linda. Solo venía a decirte que saldré a resolver algunas


cosas y que más tarde pasaré por ti para regresar a casa.
- No hay problema.
- Y bueno, Kat hará la cena para que podamos estar con Mamá un
rato.
- Me parece perfecto, estaré un poco y luego me retiro porque tendré
una cita esta noche. – dijo desviando su mirada a algunos papales que
sostenía en las manos.
- Ahhh, bien…y ¿con quién saldrás? – Amanda cerró un poco los ojos
y quiso pegarse en la boca por preguntar como si fuese su maldito
problema.
- Con Jason. – respondió manteniendo la vista en los papeles, no
quería mirarla al rostro; estaba muy cerca de ella; podía oler su
fragancia y sentía la necesidad de acercase más y…
- Si bueno, me parece buena idea esa de que salgas con él y que se
den la oportunidad de conocerse mejor y todo eso…bueno ya me voy,
pasaré por ti más tarde, ¿sí?
- Si claro, gracias.
- Por nada. – respondió ya de pie caminando fuera de la oficina.

Cristina respiró al verla salir por la puerta; aun así, de espalda podía tener
una excelente vista de su cuerpo, la miró desaparecer completamente y dijo
suavemente - Si supieras amor, que lo único que busco es olvidarte - y
continuó sumergida en el mar de papeles con su corazón sumergido en ella.

Amanda estaba tratando de no castigarse por andar de metiche en la vida


de Cristina, pero claro Kathy tenía la culpa, claro que la tenía, bueno no,
porque no la había obligado, pero ¿por qué le decía esas cosas?... ya que
más, ya había preguntado y era cierto. Cristina tenía una cita con Jason,

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así la había llamado, “una cita”, bueno tenía derecho a tener una cita, y salir,
y divertirse, y hacer otras cosas… llevó su mano y la puso en su frente, cerró
sus ojos y respiró profundo; bueno Amanda, ¿qué carajos te está pasando?,
andaba tan distraída que tropezó en el estacionamiento con Karina que
llegaba a verla.

- Hey, que andas como en las nubes hermosa.


- Hola Karina, disculpa es que llevo algunas cosas en la cabeza.
- No importa, pero ten cuidado, que eso en ocasiones es peligroso.
- Si lo sé.
- Disculpa que venga, solo quería verte unos minutos y ver que tal te
encontrabas. Es que sabes hace mucho que no sé nada de ti y
bueno…

Amanda la miró al rostro y le sonrió; era cierto que aún estaba sentida con
Karina, pero ya no la odiaba o sentía esas ganas locas de asesinarla como
antes, además no valía la pena. – Estoy bien, gracias.

- No si a la vista está que te encuentras bien, estás hermosa.


- Gracias Karina. ¿Y tú que tal estás? – preguntó con sinceridad.
- Estoy bien, pero he estado mejor. Te he extrañado.
- Y yo te he extrañado a ti. – era la verdad, en realidad la había
extrañado todo este tiempo.
- Amanda yo…
- Karina no por favor, no ahora, no aquí, no en este momento. No estoy
preparada ahora. Hablemos del clima o de cualquier cosa que desees,
pero aún no.
- ¿Y cuándo?, ¿crees que podamos cenar un día y hablar? –
preguntó calmadamente.
- Sí, claro que lo haremos, te llamaré y quedamos para cenar luego,
¿te parece? – le sonrió.
- Sí, me parece bien, gracias. – se acercó y la besó en la mejilla. Llevó
sus manos al rostro de Amanda y lo acarició delicadamente. – Te amo.
– le susurró y se marchó.

93
Amanda respiró profundo y por primera vez en semanas se sintió
completamente bien. Era la primera vez luego de terminar con Karina que
pudo sostener una conversación con ella sin que discutieran o que Karina
simplemente sacara lo peor de ella fuera. Ya era hora que tuviese esa
conversación con Karina y le parecía que mientras más pronto mejor sería.
Subió a su auto, lo encendió, tomó su celular, escribió un mensaje, lo envió
y puso marcha a su auto.

El celular de Kathy timbró, lo alcanzó y leyó en la pantalla, “Para tu


información es cierto, Cris tiene una cita y por lo que veo está feliz…hecho”.
Kathy sonrió con el mensaje y dijo en voz alta. – Caíste.

Mientras Kathy preparaba la cena y esperaba a la mamá de Amanda tuvo


bastante tiempo para pensar en sus amigas, estaba preocupada por Cristina
y estaba presionando a Amanda un poco. Sabia y estaba segura que las
salidas de Cristina con Jason era solamente una mala idea para poder sacar
a Amanda de su corazón, ese era un error irresponsable de su parte y no
permitiría que comenzara a hacer cosas estúpidas.

La puerta fue golpeada repetidamente, Kathy caminó hasta ella y así


encontró a Estela; la mamá de Amanda. Traía una maleta en la mano, Kathy
la tomó y abrazó fuertemente a Estela.

Estela devolvió el abrazo. – Niña hermosa, ¿cómo estás?

- Estoy muy bien.


- Extrañé verte la última vez que Andy fue a la casa.
- Lo sé, yo también te extrañé, pero Mandy y Cris me castigaron y me
dejaron encerrada en el sótano. – le dijo separándose del abrazo y
cerrando la puerta.
- No sé, pero a mí como me dijeron que andabas con cosas más
interesantes en mente y despreciaste unas vacaciones con tus padres
y conmigo. Eso no es de Dios. Además, que tu madre estaba que si te
encontraba te picaba en pedacitos muy chiquitos.
- Para un estofado supongo. – rio Kathy.
- No para la carnada cuando fuese con tu papá a pescar.

94
Kathy la miró con carita de tristeza. – Pero si estaba ayudando a los niños
pobres de África.

- Si, estabas alimentando no precisamente niños y no precisamente


en África. - rieron las dos.
- Tu hija anda teniendo sexo desenfrenado con alguna banda de
lesbianas.
- No, anda con Cris.
- Por eso. – le respondió Kathy y la miró con una sonrisita mal
intencionada.
- ¿Me pierdo de algo interesante? – preguntó Estela con curiosidad y
ladeando su cabeza.
- Pues la verdad es que…

Las llaves se escucharon en la puerta y entraron Amanda y Cristina. A


Amanda le brillaron los ojos al ver a su mamá, se lanzó sobre ella y le dio
un gran abrazo junto con muchos besos.

- Hola Mamita querida. – le sonrió Amanda.


- Hola mi cielo, ya extrañaba este rostro tan hermoso. – acariciándola
con sus manos. - ¿Cómo estás?
- Feliz de tenerte aquí.
- Yo más de estar con ustedes. – le dijo Estela mientras besaba su
mejilla repetidamente. Cambió su mirada y la posó en Cristina. - Cris
linda ven dame un abrazo. – le dijo Estela atrayéndola a ella y
abrazándola. - ¿Cómo estás?, ¿qué tal te tratan estas dos mujeres de
la mala vida?, no dejes que te perviertan.
- No lo hacen. – rio Cristina.
- Claro que no si ya estaba pervertida. –vociferó Kathy preparando la
mesa - ¿Crees que porque tenga esa carita es una santa?
- Cállate infeliz. – le pegó en el hombro Cristina, mientras Amanda y
su madre se alejaban de ellas hablando algunas cosas.

Cristina comenzó a ayudarle a Kathy con la mesa y para Kathy fue la


ocasión perfecta para preguntar. - ¿Vas a cenar con nosotras?

- Sí, pero luego me voy porque saldré con…

95
- Jason. – completó Kathy mientras le pasaba unos platos.
- Aja. – dijo Cristina suavemente.
- ¿Y eso?
- ¿Y eso qué? – preguntó confundida.
- Eso, que vas a salir con Jason.
- Si, ¿por?
- Mmmm por nada, solo que me parece que lo utilizas para poder
sacarte de la mente la idea tan descabellada y pervertida de comerte
a tu amiga. – dijo mirando a Cristina y ofreciéndole una sonrisa tan
irónica como todo el ser de Kathy.

Cristina abrió los ojos enormemente y miró a un lado para verificar que
nadie la hubiese escuchado. - ¿Acaso estás loca?

- No, solo digo la verdad de lo que es la verdad.


- Pero si quieres, publícalo en el periódico de mañana. –
manteniendo su mirada en el rostro de Kathy.
- ¿En página completa o en uno más discreto en el borde inferior de
la página?
- ¿Qué te pasa Kathy?
- Vamos dime que ya te olvidaste del beso y que no tienes las ganas
locas de besarla nuevamente.
- No. – desvió su vista a la mesa.
- Si claro, yo veo la forma en que la miras, en que le hablas, en que
suspiras cuando la ves, en la forma que la piensas, de la manera que
hablas de ella, en…
- No es cierto. - murmuró Cristina.
- Si claro a mí no me miras, ni me hablas, ni me tratas como a ella.
- No inventes, ustedes son mis amigas y a ambas las trato igual.

Kathy se rio burlonamente. – No nos tratas igual, porque a mí no me


besas, ni me deseas, ni me violas, ni me…amas como a ella.

Cristina la miró sorprendida y trató de asimilar toda la información que


recibía.

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- Niñas vamos a cenar. – gritó Kathy desde la mesa para poder dejar
en paz física, pero no mentalmente a Cristina.

Las cuatro se sentaron a la mesa y disfrutaron de una gran charla, a veces


seria, otras no tanto y en algunas otras poco inentendible. Amanda estaba
emocionada con todo el momento, para ella era idílico, muy especial que su
mamá estuviese en su casa y aunque solo fuesen algunos días, la
necesitaba como jamás lo había hecho.

- Bueno a ver cómo andamos con el corazón mis niñas. Kat, ¿tu
stripper no funcionó?

Kathy la miró confundida. – ¿Quién te chismorreó eso? - dijo señalando a


Amanda con el cuchillo.

- Ahhh yo no fui. - dijo Amanda tomando un bocado de carne.


- Entonces fuiste tú Crisita linda.
- No yo tampoco.
- Ahhh pues fueron los vecinos, pero ese asunto fue pasión
desenfrenada y lujuria desbocada, nada que envolviera sentimientos
genuinos del corazón. – afirmó convencida.
- El día que te enamores la pasión y la lujuria vendrá acompañada de
algo que no te dejará sentir solo eso. – terminó Estela.
- Si ese día me joderé. – respondió Kathy con dramatismo
novelístico.
- Así es. – rio Estela de su comentario, entonces miró a Cristina y le
preguntó. - ¿Y tu hija, como vamos con el corazón?
- Hoy tiene una cita. – interrumpió Kathy, mientras Amanda ponía
cierta atención especial a la conversación.
- Eso es fabuloso y ¿qué tal el chico, merece tener a su lado a una
mujer tan hermosa y única como tú?

Cristina le sonrió tímidamente. – No es nada serio, solo estamos


conociéndonos y ver qué sucede más adelante.

- Entonces, ¿no estás enamorada?


- No de él. – respondió antes de encontrar el maldito mute en su
boca.

97
Todas las miradas fueron a parar en el rostro de Cristina, mientras Kathy
sonreía y le pegaba por debajo de la mesa.

- ¿Y eso? – preguntó Amanda.


- Que aún no de él, perdón eso quise decir. – manteniendo la vista
en Amanda, pero muriendo de nervios.
- Bueno, el amor no se obliga, solo nace y se expresa por más que
queramos esconderlo. – dijo Estela tratando de entender que
escondían las chicas, pero con la plena seguridad de que era tan
exquisito estar con ellas en ese preciso instante.

Kathy comenzó a toser y a pasar sus manos por su rostro. – No me siento


bien, desde la mañana me ha dolido la garganta, creo que me estoy
enfermando y creo que moriré.

- Entonces ve a descansar nosotras nos hacemos cargo de recoger


todo. – le dijo Amanda mirando a Kathy con un poco de duda.
- Si es mejor. – tosía con más intensidad. - Mandi yo creo que lo mejor
es que no duermas conmigo mientras tu mamá permanece en tu
habitación. Ya sé que habíamos decidido eso, pero no quiero
enfermarte…yo creo que debes dormir con Cris porque su cama es
más amplia; estarás más cómoda y no te enfermarás.

Cristina se ahogó con el agua que tomaba y comenzó a toser.

- No me digas que también estás enferma Cris. – la miró Kathy con


ironía.
- No, solo me ahogué. – le sonrió con cinismo.
- Pero muchachas yo puedo dormir en el sofá, no tengo problema
con eso. – se adelantó Estela a decir.
- Oh vamos como vas a dormir en el sofá Mamá, yo dormiré en el
sofá y problema resuelto.
- ¿Cómo demonios vas a dormir en el sofá toda incomoda habiendo
lugar para que duermas?, no puedo permitir eso, dormirás en mi
habitación y listo, nada más que decir. – dijo Cristina mirando
directamente a Amanda y con gran seguridad, aunque sabía que
estaba bien jodida. - Y ahora me retiro que se me hace tarde. – se

98
puso de pie, se despidió con un beso de Estela, miró a Amanda y le
sonrió, mientras por dentro se moría de miedo al pensar encontrarla
en su cama devuelta. En el camino a la puerta se encontró con Kathy
que se retiraba a su habitación en estado de muerte súbita, se le
acercó y le susurró. – Eres una desgraciada y si por esas casualidades
de la vida no mueres esta noche, mañana tú y yo nos arreglamos.
- Si Crisita, gracias, disfruta, linda noche; claro que iré directo a la
cama no te preocupes, también te quiero. – terminó Kathy mientras
observaba salir a Cristina con cara de pocos amigos por la puerta. Se
dirigió a su habitación, tosió un poco más para hacer que el teatro
pareciera creíble un poco más, llegó hasta su cama y se acostó. El
precio de la mentira que debía pagar era acostarse sin sueño, pero
era un precio que estaba dispuesta a pagar porque estos próximos 5
días Cristina y Amanda durmieran en la misma cama; además de que
sería decisiva la noche de hoy. Cristina era lo suficientemente cobarde
como para dormir en otra cama esta noche y no regresar a casa, o
seria lo suficientemente valiente para regresar y enfrentar su
realidad…

99
Capítulo 14:
Cristina había prometido matar a Kathy con toda la tortura china que sabía,
Kathy la escucharía muy bien, ¿cómo era posible?, ¿cómo era posible que
le hubiese hecho eso?, era inconcebible, era su amiga, lo que necesitaba
era que la ayudara, no que la sumergiera más. Dormir en la misma cama
con Amanda seria su perdición, sería la manera perfecta de cometer un error
imperdonable. No era justo, era una locura…dormir con Amanda…sería tan
increíble…

- Últimamente estás más distraída de lo normal.


- ¿Tú crees? - respondió rápidamente luego de apartar sus
pensamientos.
- Si lo creo, pero cuando estás como fuera de aquí, es hermoso
observarte de esa manera. – afirmó Jason.
- No creo, que vergüenza, que cara de idiota pondré.

Jason rio de su comentario. – No me parece de idiota, pero se dibujan en


tu rostro unas facciones perfectas.

- Disculpa, no debo ser tan mal educada contigo, es solo que…


- Ven vamos a fuera. – le extendió la mano para que lo acompañara
mientras pagaba la cuenta del restaurante y la llevaba fuera por la
parte posterior. El restaurante se encontraba a la orilla de la playa y
poseía un ambiente de paraíso perdido en la oscuridad de la noche.
Se quitaron sus zapatos y los llevaron en las manos mientras
caminaron; cuando llegaron a la orilla Jason la invitó a sentarse en la
arena y él se sentó a su lado.

Era una noche hermosa, la luna iluminaba el espacio y su bello reflejo se


dibujaba en el mar. Había un puñado de personas a su alrededor, pero
existía un silencio compartido que solo permitía escuchar la olas del mar
cuando rompían en la costa. Cristina estaba maravillada por la perfección
de esa noche, por lo hermoso de ese momento; si tan solo…

100
- Es hermosa la vista. – murmuró Cristina mientras observaba el
reflejo.
- Siempre es hermosa la vista. – dijo Jason observando a Cristina al
rostro. Le tomó la mano, la acarició y la entrelazó con la de él. – Eres
tan hermosa Cristina, me atraes mucho; creo que no es un secreto.
Me gustaría que tú y yo pudiésemos ir un nivel más…
- ¿De Candy Crush? Si por favor estoy en el nivel 145 hace como
dos meses. – dijo con una sonrisa volteando su rostro a él.

Jason no pudo evitar reír con el comentario. – Eres perfecta.

- No, perfecta es lo menos que soy, solo soy una mujer; y por cierto
la mujer más defectuosa del universo.
- Eres la mujer perfecta para mí, ¿acaso no te has dado cuenta que
estoy loco por ti? No solo eres una mujer hermosa y atractiva
físicamente, sino que eres una mujer llena de unos sentimientos
genuinos y especiales. – puso su mano en su rostro y apartó unos
mechones qué caían frente a sus ojos. – Quiero ser ese hombre que
llene tu corazón y te pinte en el rostro esa hermosa sonrisa que me
encanta mirar, que sea yo a quien mires con amor y pasión el resto de
tus días, que pueda hacerte suspirar cuando llego y me extrañes
cuando ya me he ido, que sientas la necesidad de permanecer a mi
lado y hacer muchas cosas o simplemente no hacer nada, que logre
ser el dueño de tu corazón y el merecedor de tu amor…

Cristina miraba su rostro en la penumbra, solo el resplandor de la luna


dejaba ver un poco de claridad en sus ojos, sus palabras eran tan dulces y
su caricia tan tierna, era fácil rendirse a él y sucumbir a sus encantos; incluso
ella podría tratar de hacerlo, realmente quería hacerlo. ¿Qué más podía
pedir? Era guapo, romántico, detallista, encantador, sexy y le agradaba
mucho.

Jason soltó la mano de Cristina y las posó ambas en el rostro de Cristina,


se acercó mucho más hacia ella hasta que sus labios rosaran y sintieran
uno la respiración del otro.

101
Cristina miró los ojos de Jason y luego los cerró mientras sentía el contacto
de sus labios en los de ella. Mientras la besaba bajó una de sus manos a su
cuello y la otra permanecía en su rostro acariciando sus mejillas. Jason rosó
los labios de Cristina con su lengua e intentó introducirla dentro de su boca,
pero Cristina se apartó rápidamente del contacto.

- Jason…yo…no puedo, lo siento.


- Cristina puedo ser bueno para ti. – se apresuró a asegurar.

Cristina lo miró a los ojos y acarició su rostro con su mano. – Lo eres, tú


eres bueno para mí, pero yo no para ti.

- Que dices, eres la perfecta, podemos intentarlo. Un paso a la vez,


puedo esperar lo que sea necesario solo para estar junto a ti. – dijo
con desesperación.
- Ohhh, no tienes idea como quiero intentarlo.
- Entonces…hagámoslo.
- No puedo, simplemente no puedo sentir por ti lo que sientes tu por
mí. – Cristina guardó silencio, no quería entrar en detalles, no quería
hacerle daño a Jason con sus palabras, él era el menos que merecía
sufrir.
- ¿Estás enamorada de alguien más?

Cristina suspiró y no respondió su pregunta, no era saludable hacerlo.

- ¿Te corresponde? – preguntó nuevamente con la seguridad de que


el silencio de Cristina había sido un sí.
- No. – solo alcanzó a responder. – y quizás jamás lo haga.
- Entonces puedes darte la oportunidad con alguien que si te
corresponda y ese alguien puedo ser yo…soy yo.
- Esto es más difícil de lo que parece Jason, juro que no quiero
lastimarte, pero no puedo, no puedo hacer esto. Eres un hombre
fabuloso y me encantaría decirte que siento igual que tú, pero con
dolor en el corazón debo decirte que no es así y aunque quizás nunca
sea correspondida como quiero por esa persona, debo ser fiel a este
sentimiento que llevo dentro, por ti y por mí. No puedo

102
traicionarme a mí, no puedo traicionar este sentimiento y la verdad de
él y no puedo utilizarte a ti para poder olvidar a alguien más; así que
no es justo para ninguno de los dos. No puedo decirte, quizás Jason,
algún día yo pueda darme la oportunidad y responderte como mereces
ese amor que me brindas hoy, pero sería egoísta de mi parte hacerte
esperar, cuando no sé cuánto tiempo me tome arrancarme este
sentimiento de mis profundidades. No es justo, lo sé, tener un hombre
como tu ofreciéndome un amor puro y sincero y yo enamorada de
alguien que quizás jamás sepa mis sentimientos o que jamás me
pueda ver de la manera que yo anhelo, pero que triste es Jason que
este corazón, que, aunque mío, no lo puedo gobernar y obligarlo a
amar a quien yo quiera. Perdóname, yo desearía con toda mi alma
poder corresponderte, pero… - calló mientras se ponía de pie. –
Quizás mañana me arrepienta de lo tonta que estoy siendo, pero hoy
no puedo traicionar mis sentimientos. Gracias por esta noche tan
increíble.

Jason se incorporó, la miró con gran tristeza, besó su mejilla y le susurró al


oído. - No tienes que pedir perdón por tus sentimientos.

Cristina acarició su rostro con el dorso de su mano y comenzó a alejarse de


el sin decir ninguna otra palabra, ya había dicho suficiente. La vida era una
ironía de mierda pensó, Jason vivía enamorado de ella, ella se moría de
amor por Amanda y Amanda… Amanda quien sabe por quién estaba, pero
aun así no es tan fácil decir ya no siento, ya no quiero, ya no necesito, ya no
deseo…ya no amo. Era una tontería seguir negando lo inevitable, estaba
enamorada de Amanda y mientras Jason la besaba, aquel beso solo quería
que fuese la repetición eterna del que antes había experimentado con ella.
No había un segundo en el que pudiese apartar de ella lo que aquel beso le
había hecho sentir y cuanto deseaba repetirlo una y mil veces, aunque sabía
que eso no era posible porque ya había decidido que no permitiría que sus
sentimientos se apoderaran de ella.

Jason era increíble y sabía muy bien que era bueno para ella, pero no era
justo que cada vez que la acariciara, la besara y compartiera tiempo con él,
estuviese solo pensando en Amanda. Tendría primero que resolver sus

103
sentimientos y la confusión que la ahogaba, para luego poder apaciguar todo
lo que sentía y hacer lo correcto.

Ya había llegado a casa entre pensamientos, tristezas y preguntas, entró


haciendo todo el silencio del mundo y no despertar a nadie; fue a su
habitación encendió una pequeña lamparilla que solo iluminaba lo suficiente
para que no tropezara, quitó su camisa por encima de su cabeza y de
espaldas a la cama se inmutó. Tomó su camisa, la llevó a su pecho y volteó
espantada al recordar que Amanda dormiría en su cama esta noche. La vio
de un lado de la cama dormida y comenzó a sentirse mareada y nerviosa
con todo el asunto, caminó hasta el baño, se ducho rápidamente y se miró
al espejo; inhaló y exhaló, cerró sus ojos y trató de respirar siguiendo los
latidos de su corazón, pero era imposible, alguno de los dos iba muy deprisa.
Abrió sus ojos e hizo una anotación mental; “Matar a Kathy mañana a
primera hora” y comenzó a caminar hasta su cama, apagó la lamparilla y se
recostó en su lado de la cama. Tenía miedo, estaba aterrada, miró a
Amanda de frente a ella y ella tomó la misma posición del lado opuesto
ofreciéndole la espalda, se quedó muy quieta, pretendía ni siquiera respirar.

Sabía que sería una noche larga y que a duras penas podría conciliar el
sueño, pasaron unos minutos, se volteó y quedó justamente frente a
Amanda. Podía ver su rostro gracias a la poca luz de la luna que entraba
por la venta, era increíble tenerla tan cerca, tan dormida, tan tranquila, tan
indefensa, tan hermosa…tan apetecible; y estaba en su cama a unos
centímetros de poder acariciarla, besarla, sentirla. Cristina comprendía que
cada día que pasaba crecía más su amor, ya era imposible hacer algo para
evitarlo. Sintió que el frío entraba por la ventana, se levantó, se detuvo frente
a ella observando la luna por última vez y cerró la ventana.

De vuelta en su cama, se sentó y observó que Amanda estaba toda


desarropada y casi toda desnuda; su camisón se había subido y dejaba ver
su diminuto bikini, Cristina golpeó su frente con su mano y dijo por lo bajo -
Esto debe ser una maldita broma - respiró profundo, tomó la frazada y la
comenzó a tender sobre Amanda. La acción fue con delicadeza, lentamente
y mientras subía la tela por el cuerpo de Amanda

104
su mano casi rosaba su cuerpo en el viaje hasta que la cubrió completa y se
acostó nuevamente a su lado.

Cristina acarició el rostro de Amanda suavemente para no despertarla y


susurró casi inaudible - Buenas noches, amor- cerró sus ojos para así poder
descansar…entonces Amanda abrió un poco los ojos, miró a la mujer a su
lado por unos segundos, suspiró y cerró nuevamente sus ojos, los cerró por
ahora...

105
Capítulo 15:
- ¿Por qué demonios me castigas de esta manera? –le preguntó con
actitud Cristina a Kathy en su habitación.
- Vamos mi reina si dentro en lo profundo de tu negro interior sabes
que lo deseabas…anda niégamelo si puedes.
- No. – dijo Cristina suavemente sentándose en el borde de la cama.
– Me besó.
- Joder, ya sabía que una cama haría la diferencia. – dijo Kathy
sentándose en su cama.
- No, no ella…Jason. – respondió frustrada.
- Ya pues hija, se más clara, ¿no?, me confundes, ¿y lo besaste?
- Sí.
- Ayyy hija de tu madre y ¿luego? – con una cara de curiosidad y
sorpresa genuina.
- ¿Luego qué?
- ¿Qué pasó luego que lo besaste chica?
- Yo terminé el beso.
- ¿Por qué, no te gustó? – se movió hasta quedar justo al lado de
Cristina trayendo su frazada con ella y poniéndola sobre sí.
- Sí, no…es que deseaba que…
- Que fuese ella…
- Si, Kat, estoy tan jodida. – la miró como pidiendo ayuda con la
mirada.
- Si mamita, lo estás y mucho y cada día más. ¿Y qué le dijiste al
pobrecito de Jason?
- Eso me hace sentir peor Kat. – le dijo con profunda tristeza.
- Amm lo siento, dime que le dijiste entonces.
- Que simplemente no podía.
- Pero no le dijiste lo que sientes por Amanda, ¿no?
- ¿Cómo crees que le diré algo que ni yo misma se o entiendo…? ya
no sé nada amiga. – se puso de pie y se detuvo frente a la ventana.

106
- Ahora, cambiando el tema al segundo problema, dormiste con ella,
¿pasó algo?
- No, ¿qué iba a pasar? – manteniendo su mirada fuera.
- Pues normal dormir, por Dios Cris, las cosas que pasan en una
cama cuando hay dos personas cargadas de tensión sexual.
- Casi me muero con la impresión de verla casi desnuda en mi cama.
– esta vez se volteó para mirar a Kathy y recostarse en la pared.
- Eres tan tonta e ingenua, debiste aprovechar que tenías tu cena
servida en cama; te movías, posabas tus manos en su cuerpo, te ibas
sobre ella y cómo estás supuestamente dormida es la excusa perfecta;
pasarías como una sonámbula lesbiana con deseos reprimidos. –
terminó con cara de haber tenido la mejor idea del mundo.
- Estás loca.

Kathy la miró por unos segundo viendo como la tristeza se apoderaba de su


amiga, ya no era juego, esto iba más allá de la broma. Cristina sufría, pero
¿qué era lo correcto?, que Cristina le confesara su amor a Amanda y ella no
sintiese nada más que una hermosa amistad como siempre o que Cristina
se quedara con la herida de amarla en silencio…- Crisita ven aquí.
– le extendió la mano para que se sentara nuevamente en el borde de la
cama – Tarde o temprano debes decirle lo que sientes, ya es como tonto
andar ocultando algo que demuestras con todo tu ser, algo te delatará si no
te animas a confesarle tus sentimientos.

-Kat, ¿y si le digo y la pierdo totalmente? Yo quizás puedo entender


que no me vea como mujer y que continúe siendo mi amiga; pero ¿y
si no es así? ¿Y si ella me aleja completamente de su vida? Eso me
mataría y me odiaría el resto de mi vida por haberle dicho y perderla,
prefiero amarla el resto de mi vida en silencio, que no tenerla a mi
lado…
- ¿Cristina te has dado cuenta de una sola cosa? – Kathy la llamó
por su nombre completo que casi nunca usaba.
- ¿De...?
-De que no solo te gusta y estás enamorada; sino que la amas.

107
Cristina la miró varios segundos y alcanzó a decir. – No, ¿cómo crees?, no
puede ser eso.

- No solo lo has afirmado hace unos segundos con la palabra


específica “amarla”, sino que también escúchate tú misma, anda;
recapitula todo lo que has dicho y te darás cuenta de que solo esas
palabras pueden salir de un corazón que ama.

Cristina cerró sus ojos, la miró y con la voz quebrada dijo. – No sé qué
hacer.

Kathy la atrajo hacia ella y la recostó en su hombro acariciando su cabello.


– Arriésgate, solo tienes una oportunidad, si no resulta, al menos lo habrás
intentado y no estarás el resto de tu vida preguntándote que hubiese pasado
si… amores pueden ser muchos, pero el amor solo una vez.

Y así quedaron las amigas en un abrazo que las unía tanto en sentimiento
como en complicidad…

En cambio, Amanda había despertado muy temprano esa mañana para salir
con su mamá, lo cierto es que no había dormido lo suficiente esa noche,
dormir con Cristina le había ocupado todos los sentidos, había cerrado los
ojos aquella noche, pero no el corazón. Estaba sin duda tratando de
entender algunas cosas, algunos pensamientos, algunos sentimientos que
la asaltaban y perturbaban.

- ¿Hija me estás prestando atención?


- Si Mami, claro. – le respondió mientras se sentaba en un banquillo
del parque.
- Bien, ¿y que decía? – le preguntó Estela mirándola de reojo con
una mueca en su rostro.
- Hablabas…del nuevo trabajo de Lorenita.
- Cierto, hace como unos 30 minutos atrás. – afirmó.
- Disculpa Ma, es solo que…
- Es solo que estás pensando en pajaritos preñados.
- Mamá, ¿cuándo conociste a Papá, te diste cuenta de inmediato que
era el hombre con el que querías compartir tu vida?

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- No creo que haya sido instantáneo para mi conocimiento, pero estoy
segura que mi corazón lo reconoció cinco minutos antes de haberme
cruzado con él y lo confirmé con el trato, con el tiempo que pasamos
juntos, cuando lo conocí totalmente, los detalles, los días, las noches,
los momentos…
- ¿Y si no es correcto?
- ¿El que, el amor? – preguntó extrañada.
- Sí. – respondió Amanda vagamente.
- Hija el amor nunca está incorrecto, pero hablo del amor verdadero,
ese que es puro y sincero, ese que te llena la vida.
- ¿Y si te enamoras de la persona incorrecta?
- Entonces no es amor, es la incorrecta, solo es pasión, deseo,
necesidad, dependencia…pero no amor.
- Pero ¿si es la persona correcta y no solo sientes deseo por ella,
sino mucho más que eso, pero no deberías enamorarte de esa
persona?

Estela puso sus manos en el rostro y respiró un poco, su hija en muchas


ocasiones tenía una habilidad increíble para desesperarla. –¿Estamos
hablando de…o me pierdo de algo? Esto me parece una conversación que
tuvimos como 15 años atrás cuando no era correcto sentir amor por una
persona de tu mismo género, pero hasta donde sé, ¿esto no es una crisis
de identidad o me equivoco?

Amanda simplemente suspiró al aire y no respondió.

Estela la miró y sabiendo que decir y comenzó. - Cariño el amor no es algo


que se escoja, es un sentimiento que simplemente nace dentro del corazón
sin motivo, sin razón, sin circunstancia aparente; solo llega y habita en tu
vida sin pedir permiso. Y te nutre de ese néctar tan fascinante y a la vez tan
devastador que cambia cada célula de tu ser. Vaya que si el amor es raro y
te cautiva con esa gama de detalles que aunque estás segura que te
aniquila, es la misma fuerza que inyecta vida a cada espacio recóndito de
tus profundidades. Y sí, el amor te cambia, te transforma, crea en ti una total
metamorfosis que eres incapaz de ver por ti misma, pero todo el mundo lo
está apreciando. Y, ahora bien, ¿qué puedes hacer cuando tu corazón
escogió a quien amar y no entiende de razones que le

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indiquen lo contrario?, si la mujer que ha llegado a tu vida cambió las reglas
que te habías impuesto, si esta mujer le ha añadido vida a tus días, ¿huirás
de tus sentimientos?¿dejarás escapar la oportunidad de ser feliz?, ¿pasarás
de ilusión en ilusión, de cama en cama, de fantasía en fantasía tratando de
esconder que estás muriendo de amor no de esa ilusión, no en esa cama,
no por esa fantasía, sino clara y simplemente por el amor de tu vida…?

Amanda miró a su madre sorprendida por las palabras que había dicho y
que le habían llegado muy dentro, su madre la conocía más que ella misma
y siempre tenía la palabra justa en el momento necesario. Agradecía
grandemente que su madre estuviese con ella estos días, simplemente la
necesitaba más que nunca.

Almorzó con su madre, hablaron, rieron, caminaron, se divirtieron a lo


grande ese día, saliendo del lugar en donde habían almorzado, Amanda
tropezó bruscamente con un hombre lo que hizo que el café que traía en
su mano salpicara en su ropa y en su mano. Instintivamente Amanda deslizó
su cuerpo hacia atrás dejando su mano frente con el café para evitar que
todo su contenido cayera sobre su ropa. Todo pareció pasar en cámara
lenta, pero cuando Amanda levantó su vista se pudo percatar que había
tropezado con Jason, quien poseía una única cara de vergüenza y angustia
que a ella solo le provocó una gran ternura

- Ohhh por Dios Amanda, discúlpame…discúlpame… - decía


repetidamente Jason mientras alcanzaba su pañuelo para limpiar a
Amanda, visiblemente nervioso.
- No te preocupes Jason, todo está bien, no es tu culpa. – sonrió
tranquilamente sin ningún malestar.
- Si lo es, estaba distraído en el celular y no me fijé, lo siento soy
muy torpe.
- Todo está bien Jason.
- Ahora tu camisa blanca esta toda salpicada, ¿te quemaste con el
café? – preguntó preocupado.
- No, es lo bueno de que te sirvan café frio que debería estar
caliente.

110
Jason rio un poco, aunque se sentía tan avergonzado de causar ese
pequeño accidente.

- Vamos Jason cambia esa cara, ya voy de regreso a casa, así que
muy bien puedo lavar la camisa y listo, no hay ningún tipo de problema
por ello. Mira, te presento a mi mamá para que, aunque sea te sientas
un poquito mejor y cambies esa cara de espanto que traes. Mamá él
es Jason, Jason ella es mi mamá Estela.

Estela saludó a Jason estirando su mano y Jason le devolvió el saludo de


igual manera. – Hola señora, es todo un placer conocerle.

- Ciertamente el placer es mío.


- Gracias, tiene aquí una hija estupenda.
- Gracias, es un orgullo que me lo menciones. – sonrió Estela
observando las facciones del rostro de Jason, sin dudas le parecía un
chico muy agradable.
- Debe sentirse orgullosa. – asintió Jason observando a Amanda. –
Bueno, yo me retiro que tengo el tiempo contado y no quiero llegar
más tarde de lo que ya estoy. – miró a Estela con una linda sonrisa en
su rostro. – Señora un enorme placer conocerla. – luego trasladó la
vista a Amanda, se acercó a darle un beso y aprovechó para susurrarle
al oído. – Cuida de ella por favor. – se apartó y permaneció un
momento observando a Amanda a los ojos.

Amanda estaba petrificada y su rostro solo expresaba la más grande de las


sorpresas, al comienzo no entendió de dónde venía todo eso, pero luego lo
supo todo. No respondió nada y solo asintió con su cabeza sonriéndole
tiernamente.

- Perdona por derramar tu café.


- Un placer que fueses tú. – respondió Amanda.

Jason se alejó y ambas mujeres siguieron su camino.

- Ese es el chico que le gusta Cris, ¿cierto? – pregunto rápidamente


Estela.
- Aja. – balbuceó Amanda.

111
- Guapo.
- Aja.
- Umju. – solo alcanzó a decir Estela tratando de entender muchas
cosas en ese momento o al menos presintiendo algunas otras. De lo
único que estaba segura era de que su hija tenía la más grande de las
luchas dentro de todo su ser y ella no podía hacer nada hasta que
Amanda simplemente decidiera abrir su corazón.

Horas más tarde en la noche regresaron a casa, Kathy y Cristina ya estaban


durmiendo, así que trataron por todos los medios de no hacer ruidos
extraños, pero como eran tan natural Amanda tropezó con algún objeto
maldito, rompiendo el silencio con un gran escándalo.

- Hija tu sí que no cambies. – susurró Estela mientras se encaminaba


a la habitación de Amanda y poder descansar.

Del otro lado Amanda caminaba sonriendo por el comentario de su madre


con dirección a la habitación de Cristina. Entró con sumo cuidado y vio que
Cristina ya estaba dormida, entonces siguió su camino al baño. Esa noche
hacía mucho frío, había deseado haber traído de su habitación algunos
pijamas largos y no sus habituales camisones, sabía que esta noche se
moriría congelada. Terminó rápidamente, salió del baño y se detuvo a
observar a Cristina dormir, era fascinante verla tan tranquila, tan indefensa,
tan bella, sonrió mientras caminaba a la cama y se recostaba en ella.

Al posar la cabeza en la almohada fue evidente que esta noche hacía mucho
más frio del que pensaba, tomó la frazada y se cubrió con ella, pero aun así
sentía su piel enchinada; se acurrucó más quedando de frente al rostro de
Cristina, quien con los movimientos de Amanda abrió los ojos y le preguntó.
- ¿Tienes pulgas?

- Lo siento, tengo un frío infernal.

Cristina la observó un momento y alzó la frazada de Amanda. – Obviamente


si no estás abrigada. – Cristina subió su propia frazada que era más gruesa
y le dijo. – Ven metete aquí tontita.

112
Amanda lo dudó un poco, pero rápidamente se acercó a Cristina y se metió
bajo su frazada sin poner resistencia, sus rostros quedaron muy cerca, tanto
que sentían sus respiraciones.

Cristina no pudo evitar perderse en sus ojos y desear esos labios que tenía
a escasos centímetros de ella. - Estás muy fría Mandi, anda date la vuelta
que yo te caliento.

Amanda sonrió de sus palabras y aunque un poco nerviosa, respetó la orden


dada y se dio la vuelta.

Entonces Cristina aprovechó para abrazarla por la espalda, pegar su cuerpo


al de Amanda todo lo que pudiese y poner sus piernas entre sus piernas.
Cristina tan solo sentir el contacto reconoció que había sido una muy mala
idea, se acercó a su oído y preguntó. - ¿Mejor?

- Sin dudas. – le respondió mientras ponía sus manos frías sobre el


brazo de Cristina que la cubría y descansaba en su vientre.
- Mandi…
- ¿Sí?
- ¿Quieres ir conmigo al concierto? – preguntó suavemente.

Amanda se sorprendió grandemente por la invitación, pero también sintió


una emoción inexplicable que la hacía estallar de felicidad y claro, estaba
esa sensación que la hacía estremecer al sentirse tan cerca del cuerpo de
Cristina. – Me encantaría. – le susurró mientras acariciaba tiernamente la
mano de Cristina.

Cristina sonrió, se abrazó más a ella y descansó su rostro en el cuello de


Amanda. Se embriagó con su aroma, se enloqueció con su cercanía, se
embruteció con la sensación tan perfecta de dormir abrazada a Amanda.
Reconocía que quizás y solo quizás había ido muy lejos con su jueguito de
calentar a Amanda, pero no la dejaría solo morir por hipotermia…ya sabía
que esas solo eran excusas; solo se sintió en la necesidad de dormir esa
noche abrazada a Amanda y sin dudas había encontrado esta noche la
manera perfecta…tan solo por esta noche.

113
Capítulo 16:
Algunas noches más habían transcurrido en las que Amanda y Cristina
compartieron la misma cama hasta que Estela se regresó a su casa y todo
regresaba a la normalidad. Habían hecho los arreglos pertinentes para
asistir al concierto y disfrutar ese momento especial para ambas.

- Te juro que, si no le haces tres hijos a Amanda este fin de semana


que la tienes toda para ti, yo misma con mucho sacrificio y solo por
joderte la existencia y que te mueras de celos; le haré cinco hijos. Y lo
haré tan increíblemente rico que tú ya no tendrás oportunidad de estar
en sus pensamientos, ni ocupar su corazón, o sea…helloooooooo!!!!
Solo mírame, si yo le hiciera un acercamiento a esa mujer, caería
rendida a mis pies, solo es que no quiero, además tú eres mi amiga y
yo respeto eso…
- Si la tocas te mato. – le dijo Cristina con cara de asesina en serie.
- Ayyy ya ayyyy ya, se pone celosita la niña bonita, a cosita de mami
- Idiota ya déjame. – dándole una mirada cargada de negatividad.
- Que te deje, por qué, haces algo importante, ¿no?
- Si, así es. – dedicando su mirada a su celular.
- ¿Jugar ese maldito juego adictivo de dulces diabético es
importante?
- Sí. – respondió sin apartar la vista de su celular.
- A ver, ¿qué nivel vas? Yo me quedé en el 69, ¿será acaso esa una
señal? – dijo mientras se sentaba al lado de Cristina mirando la
pantalla del celular.

Cristina la miró con cara divertida y no pudo evitar reírse del comentario -
¿Qué me haría sin ti?

- Por fin alguien se lo cuestiona, tu vida sería una enorme tragedia.


- Creo que ya lo es…- dijo suspirando.
- No mi pequeña, sin mí sería una tragedia, conmigo es una
tragicomedia, ¿notas la sutil diferencia? – le sonrió mostrando sus
blancos y perfectos dientes que resaltaban su rostro y su rubio cabello.

114
- A eso me refiero, siempre me haces sonreír.
- Si esa soy yo, la payasa que te hace reír…mientras la otra es la
que te hace suspirar.
- No solo eso, sino que cada día estoy más loca por ella. – afirmó
con sinceridad.
- Ohhh que bien. – ripostó mientras le arrebataba el celular de las
manos a Cristina.
- Nada bien.
- Bueno lo digo por el hecho de que acabas de aceptar de que estás
loca por ella, nunca lo habías hecho, aunque yo lo sabía porque toda
tú lo gritaba. Esta es tu oportunidad de hacer cochinadas con Amanda
fuera de esta casa que es un recinto de pureza y santidad sagrada,
tengan sexo lésbico, salvaje, lujurioso, desenfrenado, morboso...
- Ya Kat, ¿y si no quiere? – murmuró.
- ¿Si no quiere qué? – alzó su vista para mirarla a los ojos.
- Estar conmigo, ya sabes en la intimidad, además no sé cómo …
- ¿Que no quiere? Ayy Crisita, esa mujer está que se babea por ti, no
te ha comido un pedazo aun por respeto a su amistad y porque
obviamente la única lesbiana en la casa era ella, ya sabes…. no creo
que se atreviera nunca a faltarte el respeto, pero de que ganas te tiene,
te tiene.
- ¿Porque lo dices? – preguntó con mucha curiosidad y un tanto
nerviosa.
- Bueno...porque… - divagó Kathy con la respuesta - eres linda y
bueno, supongo que le puedes gustar.
- ¿A quién le debe gustar? – se escuchó preguntar.

Ambas chicas quedaron calladas con la presencia de Amanda.

- Nada, una persona que le gusta a Cris.


- ¿Ahhh?- Cristina la miró con cara de estarse preguntando qué
demonios estaba haciendo.

Amanda miró detenidamente a Cristina tratando de ocultar su asombro. –


Ohhh, interesante.

115
- Si lo es, eso es toda una exclusiva, Crisita le gusta a todo el mundo,
pero no todo el mundo le gusta a Crisita, imagínate…la cosa es que
Cris está preocupada de no gustarle a esa persona, ¿qué piensas
Mandi? – con la plena seguridad que estaba logrando lo que deseaba.
- ¿Que pienso de qué? – dijo mientras movía un equipaje de su
habitación hasta el recibidor.
- ¿De que si crees que Cris le pueda gustar a esa persona que ella le
gusta?

Cristina tenía las ansias locas de hacerle mucho daño a Kathy, hasta que
se callara la maldita boca. – Te podrías simplemente callar esa boquita con
la que comes.

- Bueno Mandi es nuestra amiga también, debe saber las cosas que
nos pasan... – se giró para hablarle directamente a Amanda y darle la
espalda a Cristina.
- Bueno, Cristina es una mujer hermosísima, así que me parece que
bien le pudiese gustar a cualquier persona en la que ella esté
interesada. – respondió la pregunta sin siquiera mirar a ninguna de
sus dos amigas.

Cristina quedó embrutecida por la respuesta de Amanda, la palabra


hermosísima daba un millón de vueltas en su cabeza, mientras miraba cada
detalle del rostro de Amanda que parecía no revelar ninguna otra pista.

- Es que Crisita está loca enamorada…


- Ya listo se acabó, ¿crees que nos podemos ir Amanda? – saltó
Cristina como si un resorte la manejara.

Amanda la miró confundida, pero solo respondió – Claro, para luego es


tarde.

- Ya lárguense y disfruten de su conciertito y de su fin de semana


idílico; que como siempre esta negra se queda en casa; son unas
racistas.

116
Cristina se apresuró para abrir la boca y decir algo, pero no alcanzó
porque fue interrumpida prontamente.

- Crisita linda, tienes derecho de permanecer en silencio, cualquier


cosa que digas podrá y será utilizada en tu contra, you know what i
mean?

Cristina alzó su vista al cielo, cerró sus ojos y respiró profundo; era un hecho
que no podía cambia. Un día, no hoy, quizá no mañana, tal vez no pasado
mañana, pero un día haría sufrir a Kathy. Luego de unos minutos caminó
hasta ella y la abrazó mientras le susurraba al oído. – Espero con todo el
corazón que el chupacabras, 52 vampiros, 7 duendes, 3 extraterrestres, 299
espíritus, 1,259 zombis te visiten y te acompañen en todo momento. – se
apartó del abrazo y le sonrió – Te quiero, no lo olvides, ¿sí?, te extrañaré
mucho.

Kathy abrió sus ojos e hizo una mueca con su boca. – Me parece genial que
vengan todos, haré una fiesta tan increíble, que los vecinos llamarán a la
policía. – hizo un gesto de estar pensando y completó – Además, siempre
he tenido una estúpida fantasía sexual con un extraterrestre, ahora
imagínate con tres, no pues será una experiencia religiosa.

Cristina no pudo más que reírse porque era evidente que nada le afectaba
a Kathy, sin duda ella tenía la habilidad de ser inmutable y una total molestia.

- Cuídate Crisita, también te quiero muchísimo, pásala genial,


diviértete y ¿ya sabes si?... arriésgalo todo, se vive solo una vez. Si
necesitas ayuda…ya sabes, me envías mensajes y te digo, que me he
visto unas peliculitas como Imagine you and me, Elena Undone, I can‟t
think straight…
- No me jodas Kat, ¿es en serio? – rio a carcajadas – te veo en unos
días – y se alejó cargando algún equipaje fuera del apartamento. –
Mandi, espero por ti abajo. – y desapareció tras la puerta.
- Y tú… - se apresuró Kathy a decirle a Amanda.
- ¿Yo que? – preguntó con cara de dejadez.

117
- ¿Tú eres así siempre tan idiota o te hiciste en el camino? No te queda
muy bien el papel de idiota o más bien de hacerte la idiota y
simplemente fingir que nada pasa. Y no me pongas esa cara de
borrego herido confundido como si no supieses de qué demonios te
hablo. ¿Crees simplemente que porque no me digas las cosas yo no
las sé? He pasado mi vida junto a ti y te conozco muy bien, así que,
aunque no me digas tu pequeño sucio secretillo yo lo se querida mía.
La puedes engañar a ella con tu carita “no me entero de nada”, pero
yo te leo Amanda Carolina y desde la introducción, pasando por el
desarrollo y terminado por la conclusión, todo te habla de ella; aunque
tú con tu portada trates simplemente de ocultarlo. ¿No me quieres
decir nada Amanda?

Amanda simplemente permaneció callada frente a Kathy ocultando dos


cosas; las ganas de lanzarla por la terraza y la rapidez con que su corazón
latía.

- ¿Segura que no me dirás nada? Porque entonces hablaré yo y listo,


ni siquiera tienes que decirme nada porque “mua” lo sabe todo y con
evidencia. – dijo mientras tomaba una libreta de sobre la mesa. –
Primero querida, si por esas cosas de la vida te entra la inspiración de
escribirle versos al amor de tu vida, no lo hagas en la libreta que le
entregas a tu mejor amiga para que te anote unos datos que necesitas.
Es que sabes no es que yo sea metiche, no para nada, pero ¿qué
haces si justamente el bolígrafo que utilizarás se quedó en la última
página que fue escrita en la libreta? o ¿debo decir diario?

Amanda cubrió su rostro con ambas manos y comenzó a sentirse mareada,


su rostro estaba totalmente rojo y decidió sentarse antes que se desmayara
de la impresión.

- Y entonces ésta tu amiga muy diligente y dispuesta toma la libreta y


se encuentra con… - abrió la libreta y comenzó a leer – “No dejaré que
simplemente mi mente y mi cuerpo olvide esta noche, aunque estoy
segura de que esta noche, aunque esté ebria, será inolvidable. Aun
así, me tomo la delicadeza de escribirlo, no para recordarlo; sino

118
para vivir este momento una y mil veces más.” – debo decir que, si
estabas ebria, porque tienes una letra de mierda que me costó
entender.
- Nadie te dijo que leyeras. – le comentó con sentida molestia.
- Cierto, aun así, cállate, te di la oportunidad de hablar niña, no lo
hiciste, así que calladita te ves más bonita, cosita linda. “Besarte fue
la confirmación de todos mis sentimientos y de todos mis miedos, ya
es inevitable seguir luchando en contra de lo que me haces sentir
desde… tus ojos me mostraron la necesidad de tu alma esta noche y
estoy segura que necesitabas lo que yo, besarnos los labios, el alma,
el corazón, el cuerpo. Esta noche se detuvo el tiempo y con él mi
corazón, creo que estoy más que confundida, pero ahora lo único que
deseo es besarte cada día de mi vida. – uffff, wao, es increíble, o
sea…se me paran todos los vellos del cuerpo nada más de leerlo.
- Basta Kathy, ya es suficiente, solo son tonteras ¿sí? – le suplicó.
- ¿Tonteras? No mi amor ahora viene lo mejor, “Quiero besarte y así
perder la noción del tiempo y la profundidad del espacio probando el
dulce néctar de tus labios, esos labios que me invitan de manera tan
dulce y provocadora; toda una delicia tentadora que sin palabra alguna
desborde miles de sentimientos…Quiero besarte en la claridad del día
con la vista puesta en mi objetivo deseado, besarte en la oscuridad de
la noche perderme en lo desconocido, pero totalmente placentero de
los caminos aún no recorridos, besarte en cada momento donde la
necesidad se haga eco de la nostalgia de experimentar el sabor de tus
labios…Quiero besarte y robarte el aliento en cada contacto, en cada
roce, en cada espacio; sentir tu cercanía y en ella tu respiración
agitada, el deseo de lo pertenecido… Quiero besarte y en cada beso
me transmitas así tu esencia de mujer, que me llenes con tu ternura,
delicadeza y sensualidad, que desbordes tu pasión interna y tus
deseos escondidos…Quiero besarte como nunca antes nadie lo haya
hecho, con el más puro y verdadero amor que no se guía por el mero
deseo sino por la unión de dos corazones enamorados que ansían la
felicidad de la entrega, no solo momentánea, sino eterna…Quiero
besarte toda, plasmar un beso en cada parte de tu cuerpo, dejar

119
tatuado en ti la presencia de este amor que llevo en mis
profundidades…por ti, para ti y contigo…- Kathy levantó la mirada y
miró a Amanda que tenía su cabeza apoyada hacia atrás en el sofá
con los ojos cerrados y repitió nuevamente la última frase con más
emoción y mayor fuerza – “…la presencia de este amor que llevo en
mis profundidades…por ti, para ti y contigo…Quiero besarte el alma
con delicadeza, besarte el corazón con ternura, besar tu cuerpo con
ansias locas y con amor cuerdo…Quiero besarte donde nadie jamás
te haya besado, donde nunca nadie ha osado llevarte, donde sea tu
primera, tu única y tú siempre…quiero besarte todos los días de mi
vida. –Si eso no es amor no se entonces lo que es – y se sentó al lado
de Amanda quien aún permanecía en la misma posición de antes. - Si
alguien me escribiera eso yo me derretiría por completo, ¿no me lo
escribiste a mí no?
- Sí. - murmuró.
- Sabes que no, eso sería algo así como incesto y doña Petunia Pérez
nos mataría a las dos, nos quemaría en la plaza del pueblo como las
brujas de Salem. Además, no soy tu tipo, tu tipo es más algo como
Cris.

Amanda levantó la cabeza rápidamente y miró a Kathy a los ojos con una
mirada de total espanto.

- Si quieres negármelo deberías hacer tu mejor esfuerzo y veré si te


creo, pero creo que no deberías hacerlo; quedarías más idiota de lo
que pretendes ser y no te queda Mandi. No tienes que decir nada
ahora, solo te diré una cosa; tú sabes bien lo que está pasando dentro
de su corazón...y en el tuyo. No te hagas la no enterada porque Cris
no lo merece; ella merece la atención adecuada a sus sentimientos,
tanto en el caso que fuese un si como si fuese un no. Y entonces tu
solo te dedicas a negarte lo que sucede y mucho más que eso,
negándote tus propios sentimientos.
- No es tan fácil como crees… - la miró con los ojos llenos de una
gran angustia.

120
- Lo se bebé, pero el problema no es que no sea fácil; el verdadero
maldito problema aquí es que tú complicas a la enésima potencia lo
difícil.

El teléfono de Amanda comenzó a sonar e interrumpió la conversación. –


Sí. Ok, perfecto, ya estoy contigo. – respondió Amanda, cortó y luego se
dirigió a Kathy. – Cris está esperando, así que debo irme.

- Ven y dame un abrazo que me dure hasta que regreses. – le pidió


Kathy mientras abrazaba a Amanda con una gran necesidad.
- No sé qué hacer, no sé qué es lo correcto… - le susurró a Kathy.
- Lo correcto es lo que sientas dentro de tu corazón. – le dijo Kathy
mientras se separaba del abrazo y ponía su manos sobre el pecho de
Amanda. - Cuando regreses tu y yo nos sentaremos y hablaremos de
todo lo que sé, pero que quiero me lo digas tú, pero mientras tanto
este fin de semana has algo para cambiar la situación, lo que sea, pero
que lo sientas. Y bueno no sé, si tantas ganas de besarla tienes,
bésala; si tantas ganas de abrazarla tienes, abrázala, si tantas ganas
de amarla tienes, ámala; si tantas ganas de tener sexo salvaje y
pecaminoso, cómetela de desayuno, almuerzo, cena y merienda, pero
no jodas más, eres una mujer inteligente carajo, pero en cuestiones
de amor eres una burra de primera clase. Ahora ya lárgate y recuerda
disfruta el momento…

Amanda le sonrió con una sonrisa de medio lado y la mirada llena de


tristeza, pero con la plena conciencia que ya no era una opción saludable
andar guardando sentimientos; porque era evidente que, si no hablaba ella,
Kathy la desenmascara de la peor manera; ya imaginaba su escrito en las
noticias de las 5 de la tarde y en la primera plana del periódico del domingo,
era inevitable.

Tomó su equipaje para así salir al encuentro de Cristina que la esperaba en


el auto, no era la primera vez que pasaba un fin de semana fuera de casa
junto a Cristina, pero si era la primera vez que salía de casa con Cristina
teniendo en cuenta unos sentimientos, sus sentimientos, los mismo
sentimientos...los del primer día…

121
Capítulo 17:
Luego de algunas horas de viaje y de tener que aguantarse a Cristina
histérica por la enorme emoción de ver su artista preferida, llegaron al
concierto. Estaba totalmente repleto de tope a tope. Amanda sentía un poco
de demofobia, no era de estar en multitudes, prefería los grupos pequeños;
pero por Cristina cualquier sacrificio muy bien le valía la pena y nada más
verle la cara la hacía sentir mejor. Cristina gritaba, saltaba, cantaba a todo
pulmón, llevaba un millón de emociones dentro, se vivía cada canción, cada
palabra, cada detalle del momento y Amanda estaba feliz de que era ella
quien podía compartir ese día junto a ella y más que eso que haya podido
hacerlo posible.

Cristina estaba eufórica, sentía la adrenalina correr por todo su ser,


necesitaba estar atenta a todos los detalles; no quería perderse
absolutamente nada, era un día fabuloso, unas sensaciones únicas se
apoderaban de ella y poder compartir toda la experiencia con Amanda a su
lado era extremadamente idílico. Cristina movió su cabeza a un lado para
encontrarse con la mirada fija de Amanda, se estremeció al poder verse
reflejada en su mirada y se paralizó al verla sonreír. No había algo más
hermoso en el universo que la maravillara más que la perfecta sonrisa de
Amanda, estaba completamente extasiada, su atención hacia el rostro de
Amanda fue interrumpida cuando escuchó el comienzo de una canción que
le encantaba y comenzó a cantar:

No necesariamente
Tiene que ser ahora
No necesariamente
Tiene que ser urgente
Pero una furia loca
Pone mi sangre ardiente
¿Qué será? ¿Qué será?
¿Qué será? ¿Será el amor?

122
No necesariamente
Tiene que ser aprisa
Pero hoy quiero abrazarte
Perderme en tu sonrisa
Hazme llegar al cielo
Con un latido eterno
Lento, lento, lento

Quiero que tú me ames


Cómo si fuera única
Quiero que me acorrales
En el rincón más íntimo
Y enredada a tu cuerpo
Te robaré el aliento

Amanda simplemente no podía quitarle la vista a Cristina que estaba no solo


cantando la canción si no que la vivía en cuerpo y alma, cerraba sus ojos y
pasaba sus manos por su cuello…la letra de la canción, Cristina, el
momento; todo estaba haciendo despertar todos los deseos que llevaba
dentro de su interior. Cristina se volteó y continuó cantando, pero esta vez
mirando a Amanda...

Quiero que me hagas el amor


Quiero que me hagas el amor
No necesariamente
Tiene que ser perfecto
Deja volar tu mente
Entre el amor y el sexo
Bajo esta luna blanca
Danza feliz mi cuerpo

123
Amanda sentía que su cuerpo estaba completamente desconectado de su
mente, estaba realizando un esfuerzo gigantesco para permanecer serena
y tranquila, sin que se apreciara a simple vista que estaba
completamente…¿cómo llamarlo?...excitada.

No necesariamente
Tiene que ser legítimo
Quiero entregarme toda
Y que sea recíproco
Hazme temblar el alma
Hasta la luz del alba
Furia, calma, furia, calma

Quiero que tú me ames


Como si fuera única
Quiero que me acorrales
En el rincón más íntimo
Y enredada a tu cuerpo
Te robaré el aliento
Quiero que me hagas el amor
Quiero que me hagas el amor, oh, oh
Quiero que me hagas el amor
Quiero que me hagas... el amor
Quiero que me hagas el amor
(Ednita Nazario)

La canción había terminado, el concierto también, pero no así la excitación


que cubría totalmente a Amanda. La poca cordura que le quedaba la había
perdido en el momento que Cristina había comenzado a cantar esa maldita,
sensual y deliciosa canción. En algún momento sintió que Cristina le cantaba
la canción como petición, pero era demasiado pensar que así fuera, porque
todos los sentidos se habían desconectado de su raciocinio. El trayecto a la
cabaña fue en silencio, Amanda conducía con un miedo

124
en el corazón que la paralizaba por el simple y minúsculo hecho que estaría
totalmente sola con Cristina esta noche; la aterraba que no pudiese controlar
sus deseos y fuese a cometer el error más imperdonable de toda su
existencia.

Un poco después habían llegado a su cabaña…

- Wao, muero, es increíble. – dijo emocionada Cristina mientras


caminaba por todo el lugar – me encanta, es hermoso y mira tenemos
una chimenea y todo es tan rústico y…
- ¿Y me dejarás con todo el equipaje en la puerta y no me ayudarás?
– preguntó Amanda con una sonrisa de medio lado.

Cristina salió rápidamente de su encantamiento y caminó para ayudar a su


amiga. – Para eso estás en forma preciosa. – le sonrió descaradamente
mientras le ayudaba con el equipaje.

Amanda no pudo evitar respirar profundo y observar delicadamente el


cuerpo de Cristina que se movía increíblemente sensual mientras caminaba,
llegó a la genuina y segura conclusión que esos jeans ajustados acentuaban
divinamente su figura. – Bueno cariño para eso vas tú al gimnasio para que
me ayudes en algo.

- Bueno su alteza real, ¿desea que le ayude en algo más o ya me


puedo retirar a mi humilde aposento? – ripostó con sus manos en la
cintura.
- Por ahora no, ya pensaré luego para que le puedo necesitar, así
que se puede retirar mi hermosa plebeya.
- Entonces me retiraré a dejar correr el agua por mi delicado y sensual
cuerpo, antes que a su alteza se le antoje algo de esta inútil
empleaducha; bueno eso si encuentro el baño en esta cabaña perdida
del mundo. – se retiró y se detuvo para mirar a Amanda a la distancia
– Mandi querida, gracias por hacer posible que pudiese disfrutar del
concierto, ha sido tan increíble que aún me siento eufórica; pero más
que eso, gracias por compartirlo conmigo. – y continuó su camino.

125
Amanda simplemente sonrió y dijo por lo bajo. – Agradecida yo mi niña. – y
se dirigió a llevar su equipaje a la habitación cualquiera que fuese.

Cristina entró a la ducha y mientras el agua acariciaba su cuerpo desnudo


pensó en toda la emoción de su día, en lo increíble del espectáculo, en lo
maravilloso del momento, en la dulce compañía; sobre todo en Amanda y
en la pena enorme que la invadía en solo pensar en la manera tan
descarada e indiscreta que le cantó. Como podía ser posible que hiciese
semejante actuación, bueno no podía negar que era la canción perfecta para
expresar…- Por un demonios que vergüenza espantosa. - dijo mientras
cubría su rostro con ambas manos. Pero parecía inevitable andar haciendo
estúpidas idioteces cada segundo que estaba frente a Amanda, se sentía
como una niña enamorada de 15 años, con mariposas en el estómago, con
una sonrisita tonta en el rostro, con sentimientos incontrolables. Terminó la
ducha y no así sus pensamientos que la hacían tener ocupada su mente y
todo su ser; tomó su toalla y salió envuelta en ella con su cabello mojado y
con varias gotas de agua que rodaban por su piel. Caminó unos pasos hasta
encontrarse con la mirada atónita de Amanda que la observaba mientras
acomodaba el equipaje a un costado de la cama.

Amanda se detuvo y no pudo evitar observar la poca desnudez que saltaba


a la vista fuera de esa toalla, las gotas de agua aun acariciaban la hermosa
piel de Cristina. Esta vez tomó todo su tiempo para contemplar cada lugar
de aquel sensual y monumental cuerpo; dejó aventurar su mirada en el
recorrido de esas gotas, hasta que alguna de ellas fueron a morir en su
pecho, en medio de sus senos justo donde esa imprudente toalla le detenía
el hermoso paisaje. Amanda se percató de que su mirada estaba yendo más
allá de esa toalla, más allá de sus deseos, más allá de cualquier otro
sentimiento que hubiese tenido antes, se percató que estaba petrificada
frente a Cristina con una mirada llena de un loco deseo…se percató muy
tarde cuando alcanzó a encontrar la sorprendida mirada de Cristina que
detenidamente analizaba el trayecto de su ojos que se movían hipnotizados
por cada espacio de su piel.

126
Amanda trató de desviar la mirada y concentrarla en los ojos de Cristina y
así disimular sutilmente y apartar la necesidad de mantener su mirada en su
cuerpo. Le mantuvo la mirada a Cristina lo suficiente como para tratar de
disfrazar su interés particular en otros lugares lejanos a su rostro, pero era
tarde, era bastante estúpido hacer como que nada pasaba, pero siempre las
excusas eran buenas para momentos incómodos.

- Ahora me toca a mí ducha, que falta me hace. – y caminó en


dirección de Cristina hacia el baño.

Cristina se mantuvo de pie en el mismo lugar que antes, mientras Amanda


caminaba hasta ella deteniéndose justamente en el mismo lugar frente a
ella. Era obvio que necesitaba moverse porque estaba evitando el paso de
Amanda al baño, pero no podía moverse, estaba inmovilizada.

Amanda se detuvo frente a Cristina sin apartar su mirada de sus ojos,


caminó unos pasos más hasta que quedó muy cerca de Cristina, tan cerca
para sentir su respiración y disfrutar su aroma. Amanda suspiró, apartó la
vista de sus ojos y posó su mirada en los labios de Cristina y tan rápido
como los miró así de rápido caminó a un costado de Cristina rozando su
cuerpo para poder entrar en la ducha; en realidad necesitaba una ducha,
específicamente una ducha fría, muy fría…helada.

127
Capítulo 18:
Cristina trató de ocultar cada latido de su corazón que la podía delatar y
comenzó a buscar algo de ropa en una de las maletas, deslizó la toalla que
cubría su cuerpo y fue a parar al suelo. Tomó un camisón y se lo puso, estiró
la mano y alcanzó unas bragas para colocárselas cuando escuchó el celular
de Amanda que timbraba en algún lugar en el que ella aún no había
localizado, a lo lejos se escuchó la voz ahogada por el ruido de la ducha que
dijo – Cris responde por fa.

Cristina se dejó dirigir por el sonido del teléfono hasta que logró encontrarlo,
lo tomó y respondió – Hola.

- Hola, ¿Cristina?
- Amm sí.
- Ahh bueno, vaya casualidad. – dijo Karina con sorpresa.

Cristina reconoció la voz, cerró sus ojos y junto sus dientes con fuerza. –
Hola Karina.

- Hola Cristina, que sorpresa escucharte en este número.


- Bueno es solo que Mandi está en la ducha y yo…- Cristina
comprendió que esa parte debió omitirla totalmente.
- Ohhh, en la ducha, vaya y ¿dónde están ustedes? – con un tono
bastante firme.

Cristina frunció el ceño y respiró sonoramente para dejar muy en claro que
le disgustaba bastante estar hablando con Karina. – Si se trata de
explicaciones, no soy quien te las dará, ni tengo la responsabilidad, ni me
da la gana, así que te pasaré a Amanda y hablas a gusto con ella.

- ¿Irás por ella a la ducha querida? – preguntó sarcásticamente


Karina.

Cristina sonrió traviesamente. – Por supuesto debido a la urgencia del


asunto, debe ser inmediatamente, así que solo espera. – Cristina caminó

128
hasta la puerta del baño y justamente salió Amanda con unos pantaloncitos
muy cortos y una camisa muy ceñida. Cristina ni siquiera la miró con
detenimiento, tomó el celular y se lo alcanzó de manera brusca
poniéndoselo en su pecho con fuerza.

Amanda sostuvo el celular con ambas manos y preguntó. - ¿Quién es?

- Tu mu-jer-ci-ta. – separando enfáticamente en silabas la palabra


mujercita, caminó fuera de la habitación sin mirar siquiera atrás.

Amanda abrió los ojos y realizó alguna extraña mueca con la boca que
solo expresaba su genuina confusión.

- Si, hola.
- Hola perdida.
- Hola Karina. – respondió con resignación.
- ¿Cómo estás?, supongo que muy bien.
- Estoy genial, estoy acompañando a Cris en el concierto al que
deseaba asistir.
- Veo, ¿y qué tal?
- Fabuloso…
- No lo dudo, solo deseaba contactarte para ver la manera en la que
podríamos encontrarnos y cenar.
- Bueno, ¿qué tal si en la semana te llamo y quedamos para uno de
esos días? – respondió Amanda con diligencia.
- Me parecería genial. Oye Amanda, Cristina y… - guardó silencio
prontamente aguantándose las ganas locas de decir mucho más.
- ¿Cristina y…? – preguntó Amanda con gran curiosidad.
- Ammm no nada, solo olvídalo, entonces quedamos en lo planificado
y nos vemos en la semana.
- Cuenta con ello.
- Gracias cariño, te he extrañado mucho; es que no tienes idea de
cuánto y no sabes lo mucho que deseo poder dialogar contigo y ver
de qué manera podemos continuar.

Amanda respiró dejando salir su aire por la boca, cerró los ojos y
permaneció en silencio.

129
- No tienes que decir nada, la que debe decirlo todo aquí soy yo,
porque fui yo quien lo arruinó todo, pero… - se escuchó un suspiro al
otro lado de la línea.
- Tendremos esa conversación. – dijo Amanda con nostalgia.
- Gracias.
- Hasta entonces linda.

Amanda caminó hasta donde se encontraba Cristina que había regresado a


buscar sus bragas que habían quedado en la cama antes de tomar el celular,
pero era como el lugar equivocado para ponérselas, así que decidió caminar
hasta el baño para así encontrarse con Amanda frente a ella.

- ¿Puedo saber qué te pasa? – la pregunta no se hizo esperar con


bastante fuerza.
- ¿A mí?, absolutamente nada. – le sonrió con ironía.
- Si claro, por si no lo sabes soy mujer y cuando usamos la palabra
nada en realidad nos pasa algo y cuando usamos la palabra
absolutamente es muy grave la situación.

Cristina no continuó su paso al baño y se devolvió a la maleta que aún


estaba sobre la cama mientras Amanda seguía todos sus movimientos con
la vista.

- Te ayudo con esto. – dijo Amanda mientras movía la maleta de sobre


la cama y Cristina aprovechaba para alejarse de ella. Amanda arrugó
sus cejas en una clara señal de no entender la situación, pero había
algo que debía aclarar lo antes posible. – Karina no es mi mujer o
mejor dicho mi mujercita.
- ¿No?, bueno estás con ella. – le dijo con tono irritado.
- No, no lo estoy. – Amanda respondió en afirmación.
- Si se nota mucho eso, bastante notable.
- ¿Y si estuviese con ella, eso fuese algún problema para ti?

Cristina simplemente permaneció en silencio y trató que la pregunta no la


afectara en lo más mínimo.

130
Pero Amanda ya había decidido que no dejaría que las cosas simplemente
quedaran en un nada. – Te pregunté que si en algo te afecta el hecho de
que regrese nuevamente con Karina. – le preguntó mientras no apartaba la
vista de su rostro.

Cristina estaba completamente desorientada, pero aun así no quería


demostrar su estado de locura psico-maniático. – No, la verdad en nada me
afecta, ese es tu maldito problema. – le respondió mirándola fijamente a los
ojos.

- Cierto es mi maldito problema, pero a mi entender te interesa


mucho.
- Mira Amanda, tu muy bien puedes hacer lo que gustes con tu vida,
yo no soy quien para decirte que hacer o que no hacer con ella,
tampoco tengo el derecho de decirte si es bueno que regreses con la
Karina esa, no tengo derecho…
- El derecho que te da tus sentimientos. –Amanda se acercó a Cristina
y se detuvo frente a ella, no dijo nada, solo alzó una mano y con el
dorso acarició el rostro de Cristina.

Cristina se sobresaltó con el comentario y quedó más sorprendida con la


acción de Amanda. Mantuvo los ojos cerrados, sintiendo libremente la
ternura de aquella caricia. La caricia murió cuando Amanda acarició con un
dedo sus labios, Cristina respiró profundo mientras abrió un poco su boca,
se dejó embriagar por esa sensación placentera, pero rápidamente abrió los
ojos y se apartó. - ¿Qué sentimientos?, ningún derecho tengo Amanda.

Amanda estaba decidida a revivir aquel beso que le quedó gustando, estaba
completamente decidida a desmarañar todos esos sentimientos que la
estaban confundiendo y la estaban llevando a regresar al primer día…

Amanda caminó tras Cristina y la tomó del brazo atrayéndola a ella, la


sostuvo de ambos brazos y la pegó a su cuerpo, mientras no apartaba la
mirada de sus ojos.

131
- Amanda, ¿qué estás haciendo?, detente por favor – dijo con gran
nerviosismo y confusión, pero con la necesidad profunda que no se
detuviese.
- Hoy no estoy ebria cariño y solo quiero y necesito que me beses
como aquella noche. – soltando el agarre de sus brazos y posando
sus manos en su cintura.

Cristina simplemente sintió que moriría de un ataque cardíaco prematuro,


era joven, pero todo su ser le indicaba que la muerte estaba cerca, mareos,
escalofríos, presión cardiaca alta, vista nublada, temblores involuntarios,
sonrojo desmedido…calentura alta, muy alta. – Amanda…yo…es
que…sabes que…

- ¿Ahora eres tú la que te acobardas?


- ¿Acaso me llamas cobarde a mí? – la miró Cristina con su ceja
arriba y con disgusto.
- Aja – respondió Amanda mordiendo su labio inferior.

Ninguna apartó la mirada, sus ojos clavados una en la otra. Amanda sostuvo
más cerca de su cuerpo a Cristina, descansando plácidamente sus manos
en su cintura.

- Es increíble que me llames cobarde a mí, precisamente a mí. –


susurró con tono burlesco.
- ¿No lo eres?
- Por supuesto que no. – respondió rápidamente.
- Entonces…- Amanda alzó sus cejas.
- ¿Entonces que Amanda?
- Que me demuestres que no eres una cobarde. – sonrió con una
sonrisa cargada de mucha sensualidad.

Cristina movió su lengua a un lado de sus labios y sonrió sarcásticamente,


acto que hizo que Amanda suspirara y mordiera sutilmente su labio inferior
Estaba deseando besar esos labios que la habían hecho estremecer antes,
quería esta vez estar consiente de saborearlos y de sentir su calidez, ella
estaba segura de quererlo, pero quería que Cristina estuviese más que
segura en esta ocasión.

132
- No juegues conmigo Mandi, no lo hagas, ¿sí?, esto en realidad
puede salir mal…
- Cobarde. – le sonrió Amanda.

Cristina comprendió que Amanda solo la estaba provocando, pero no le


importaba porque estaba consciente de lo que quería. Dirigió su mirada a
los ojos de Amanda y nos los apartó mientras se acercaba despacio, muy
despacio para poder mantener su vista en sus ojos.

Amanda cerró los ojos solo cuando sintió la respiración de Cristina muy
cerca de ella, hasta que sintió el roce de aquellos labios que había deseado
tanto, el solo contacto la hizo estremecer.

Cristina sintió lo conocido de aquellos exquisitos labios, sentía desbordar


todo tipo de emociones y sutilmente acarició con su lengua los labios de
Amanda quien rápidamente le respondió de igual manera trazando la curva
de los labios de Cristina.

Cristina posó ambas manos en el rostro de Amanda y despegó sus labios


sutilmente, buscó sus ojos que aún permanecían cerrados y se separó de
Amanda. – Como ves yo no soy la cobarde aquí y se apartó completamente
mientras su cara era dibujada por una gran sonrisa y completamente segura
que este jueguito le podría salir muy caro…

133
Capítulo 19:
Amanda abrió sus ojos sorprendida de no sentir la cercanía de Cristina, la
miró alejarse y se apresuró a alcanzarla rápidamente, la tomó de su
antebrazo y la atrajo nuevamente hacia ella. – ¿A dónde crees que vas? –
preguntó con su cuerpo muy pegado al de Cristina.

- Bueno ya te demostré que no era cobarde, ahora te toca


demostrármelo tú a mí. – comentó haciendo un reto preciso.
- ¿Demostrarte qué? – la miró con los ojos desorbitados.
- Cuan valiente eres tú mi cielo.

Amanda simplemente no estaba pensando correctamente, pero lo que si


sabía realmente es que deseaba tener en sus brazos a esa hermosa mujer
que la volvía totalmente loca. – Estás jugando con fuego…- le susurró
mientras no apartaba sus ojos de sus labios.

- ¿Y quién te ha dicho que no me quiero quemar?

Amanda besó los labios de Cristina, pero en esta ocasión con gran
necesidad, mientras Cristina alzaba sus brazos hasta su cuello y en
respuesta a su acción Amanda la sujetó más fuertemente de sus caderas.
Los labios de Cristina respondían con la misma necesidad y Amanda se
aventuró a la humedad de esa boca, introdujo delicadamente su lengua
hasta encontrarse con la lengua de Cristina y sentir la explosión recorrer por
sus cuerpos. El beso se tornó más profundo, más húmedo, más
apasionado…más único.

Cristina gimió al sentir la caricia de la lengua de Amanda dentro de su boca,


las manos de Amanda acariciaban su cintura y su cuerpo rozaba
delicadamente con el de ella misma. Sus respiraciones se volvieron más
agitadas y cada sonido de ellas moría dentro de la boca de la otra. Cristina
separó el beso, lentamente se acercó a su cuello y lo besó, inhaló su aroma
y trazó un camino de humedad con su lengua hasta su

134
oído. Suavemente y con delicadeza le susurró al oído sensualmente. –
Quiero que me hagas el amor.

Amanda casi infartó con el sonido de esas palabras que la hicieron


estremecer el alma, el cuerpo y el corazón. Instintivamente el comentario la
hizo bajar sus manos al trasero de Cristina, estaba completamente
conmocionada, extasiada, fuera de sí. Sus labios eran tan dulces, tan
suaves, tan ricos, su piel tan delicada, su cuerpo tan perfecto…esas
palabras tan deseadas y aceptadas. Amanda la miró a los ojos esta vez sin
apartar la cercanía y el roce del cuerpo. – ¿Estás segura? Una vez que…

- Una vez que empieces no quiero que termines. – le respondió con


una mirada sensual; llena de deseo, pero de gran seguridad.
- Aunque quisiera no podría. – dijo en un tenue susurro con su
respiración entrecortada y su mirada fija en su objetivo.
- Entonces qué esperas amor. – acarició su rostro con su mano. – He
esperado demasiado tiempo… - Cristina no estaba para andar
ocultando sus sentimientos y menos su excitación, estaba que
estallaba de deseo, ¿era lo correcto?, ya no le importaba si lo era o
no, simplemente quería probar del néctar de sus labios y de la
delicadeza de ese cuerpo que la hacían perder la calma. Era el
momento de arriesgarlo todo, de dejarse llevar por primera vez por ese
sentimiento que jamás había sentido; cada parte de su ser exigían la
satisfacción de sus deseos. Tenía miedo, pero no sería ella la cobarde,
no ahora, no hoy, no en este momento.

Amanda mordió sus propios labios y se acercó a los labios de Cristina, esos
que tantas veces la invitaban a besar, a morder, a lamer, a disfrutar, pero ya
no tenía que fantasear más porque ahora estaba viviendo su realidad. El
calor de la sangre incrementaba rápidamente, como también así la
necesidad de ir más allá de los límites. Amanda subió el camisón de Cristina
y se encontró con la grata y excitante sorpresa de la delicadeza de su piel
desnuda; acarició dulcemente toda la piel que encontró a su paso y la
oprimió más a su cuerpo.

135
Cristina gimió tan solo sentir esa deliciosa caricia y en respuesta movió sus
caderas y presionó su pelvis contra el cuerpo de Amanda, lo cual hizo que
Amanda enloqueciera y de igual manera devolviera el roce al cuerpo de
Cristina. Quería más, lo quería todo, necesitaba sentir la caricia de Amanda
en todo su cuerpo, en todo su ser, en toda ella; quería que Amanda poseyera
su cuerpo esta vez, porque ya poseía su corazón.

Amanda suspiró y sin apartar sus manos de su trasero, posó sus labios en
el cuello de Cristina, aspiró la dulzura de ese aroma tan delicioso y lo besó
delicadamente, primero de un lado; luego del otro hasta que llegó al pecho
y la detuvo aquel camisón. Apartó sus manos del trasero de Cristina y las
llevó a su pecho, acomodó ambas manos en esos senos tan apetecibles,
los acarició sobre su camisón, alzó su mirada llena de deseo y se inclinó un
poco para introducir sus manos por debajo del camisón, mientras besaba
nuevamente sus labios. Sacó el camisón sobre la cabeza de Cristina y sintió
el genuino deseo de acariciar y sentir todo ese hermoso cuerpo totalmente
desnudo que deleitaba su vista. Se detuvo unos segundo para observar en
detalle cada trazo, cada curva, cada espacio, cada rincón de la desnudez
que por fin podía disfrutar.

Cristina temblaba, estaba totalmente excitada, pero aun así sentía unos
nervios incontrolables, todo esto era algo completamente nuevo y
desconocido para ella; pero debía confesar totalmente que lo deseaba como
jamás en su vida había deseado cualquier otra cosa. Quería ser suya en
cuerpo, alma y corazón…aunque esto simplemente fuese una aventura para
Amanda y mañana ya no hubiese nada que vivir juntas; aun así, la deseaba.
En el ir y venir de sus pensamientos sintió que las manos de Amanda
estaban sobre sus senos, los acariciaba delicadamente, con movimientos
suaves y pausados, abarcando cada espacio de ellos. Sus manos eran
perfectas para sus senos, ¿o acaso sus senos perfectos para sus manos?,
los cubrían todos a la perfección sin dejar un espacio sin su delicioso tacto.
Amanda besó sus labios, luego su cuello, hasta llegar a sus senos, besarlos
con desesperación y atrapar uno con su boca; Cristina no pudo más que
gemir por el placer de sentir aquella boca y luego su lengua recorrerlo todo.
Era delicioso sentir sus besos, sus caricias, su lengua dejando su humedad
y todo su placer; sus senos estaban a punto de

136
estallar, su respiración entrecortada, su necesidad de que Amanda fuese
más allá, más lejos, más profundo; solo indicaban la excitación que recorría
todo su cuerpo. Mientras Amanda trabajaba fabulosamente en sus pechos,
ella bajó sus manos a su trasero y comenzó a acariciarlo por encima de esos
pantaloncitos.

Amanda sentía estar en el paraíso acariciando, saboreando, besando,


lamiendo, succionando aquellos senos que cada segundo sentía más
excitados entre sus manos.

- Ohhh Dios, mmmmmmmmm… - murmuró Cristina llena de


excitación mientras mordía sus labios. No pudo aguantar más e
introdujo sus manos dentro de los pantalones de Amanda, bajándolos
hasta llegar al suelo, luego tomó el borde de su camisa y la subió hasta
que tuvo el placer de ver completamente liberados aquellos grandes y
firmes senos. Posó ambas manos en ellos y los comenzó a acariciar
sin apartar la mirada del rostro de Amanda observando como cerraba
sus ojos y su respiración comenzaba a ser muchos más rápida. Luego
de unos segundos se inclinó para posar su boca en uno de ellos, lo
que hizo que con el solo contacto Amanda soltara un gran gemido y
sujetara la cabeza de Cristina acercándola más a ella. Cristina los
besó suavemente y de apoco fue intensificando sus besos. Se
comenzó a sentir mareada, extasiada con lo rico de poder saborear
aquellos senos.

Amanda deslizó una de sus manos por los senos de Cristina y los comenzó
a acariciar, buscó esta vez su rostro y besó esos labios como nunca, sus
lenguas se acariciaban con frenesí, mientras besaba sus labios dejó
aventurar su mano por entre sus senos, acariciando su vientre y con mucha
delicadeza continuó su trayecto hasta su pelvis, de ahí hasta su entre pierna
y así poder sentir la humedad que había provocado en Cristina. El sabor
delicioso de sus labios, el rico aroma de su piel, el roce perfecto de su
cuerpo, la excitante humedad de su interior…Amanda simplemente estaba
fuera de control; su piel erizada, su cuerpo gritaba de placer.

137
Cristina sentía su corazón acelerado, todo su cuerpo temblaba, desbordaba
su total excitación...se sentía en otro mundo, plena, completa, en un estado
exagerado de placer, como nunca antes…Cristina tomó el rostro de Amanda
en sus manos y besó con locura esos labios, con todo el deseo, con todas
las ganas, con toda la pasión; el sentir el contacto de sus torsos desnudos,
sus senos juntos y sentir como Amanda llevaba su mano y la acariciaba ahí
justo donde lo necesitaba, le calentó la sangre y la hizo enloquecer.

Amanda comenzó a empujar suavemente a Cristina en dirección de la cama


sin apartar sus labios de los de ella, sin despegar el contacto de sus senos,
sin alejar su mano de su entrepierna, sin detener el movimiento y la caricia.

Estando cerca del borde de la cama Cristina instintivamente se dejó


desfallecer no sin antes traer con ella a Amanda sujetándola por sus
caderas, pero Amanda no se dejó caer sobre ella; no aún. Se dedicó a
observar cada espacio de la belleza de ese cuerpo que la embriagaba
totalmente, no solo quería llevarse con ella cada caricia, cada beso, cada
sensación; sino también el recuerdo de cada rincón de esa divina desnudez.

Cristina sonrió mordiendo sus labios observando la lujuriosa mirada de


Amanda recorrer cada minúsculo detalle de su cuerpo, le encantaba verla
de esa forma, pero deseaba ya sentir el peso de su cuerpo sobre ella. Así
que se alzó un poco para alcanzar sus labios y besarlos, sujetándola de la
cintura invitándola sutilmente a bajar completamente.

Amanda respondió su beso y dejó caer sus caderas lentamente flexionando


sus brazos hasta que suavemente dejó caer su cuerpo sobre el de Cristina.
Las caderas de Amanda quedaron atrapadas por los muslos de Cristina, ese
contacto las hizo gemir y que sus gemidos murieran en la boca de la otra
haciendo más sonoro, más profundo, más húmedo aquel beso.

Cristina trazó toda su espalda con sus manos hasta llegar a sus caderas y
así aprisionarla más cerca, más juntas, más compenetradas.

138
Amanda apartó sus labios del beso y susurró con su respiración
entrecortada – Eres tan…deliciosa…tan perfecta para mi…me sobrepasas
Cris…- Acarició con sus dedos sus labios, llenó de besos su cuello y
continuó su camino hacia abajo dándole especial importancia a sus pechos.
Se detuvo un tiempo en ese preciado lugar y continuó su trayecto; acarició
su cintura, trazó el contorno perfecto de sus caderas con repetidos besos y
con la humedad de su lujuriosa lengua no perdió más tiempo al pasar por
su pelvis, mientras con sus manos acariciaba la cara interna de sus muslos.
Amanda se sentía poseída por el deseo único de besar, acariciar, morder,
lamer, humedecer cada espacio que encontrara en su trayecto hacia el más
allá deseado. Sus manos, su boca, su lengua estaban en todos lados del
cuerpo de Cristina, explorándolo, descubriéndolo, escrudiñando cada
rincón. Y dedicó todo el tiempo del mundo para apreciar, besar, saborear,
acariciar y disfrutar su tesoro añorado.

Cristina dejó escapar un quejido desde sus profundidades arqueando todo


su cuerpo que la dejó totalmente llena, plena; todo su cuerpo gritaba en su
satisfacción, su corazón latía más a prisa, su temperatura corporal había
sobrepasado la máxima, su piel enchinada, su cuerpo temblando, su
corazón completamente repleto…

Amanda fijó sus ojos en Cristina desde su posición con una mirada
totalmente embriagada, con un cierto matiz distinto que Cristina jamás le
había conocido. Amanda cubrió su pelvis y vientre de besos y subió con su
lengua el trayecto de vuelta hasta sus senos, los acarició delicadamente
hasta llegar a esos labios que le encantaban. La lengua de Cristina le dio la
bienvenida con pasión y con el paso de los minutos el beso aumentaba en
intensidad y se hacía más sonoro; sus respiraciones aún entrecortadas, sus
latidos más rápidos. Amanda dejó caer su cuerpo sobre el de Cristina, se
estremeció de sentir su piel desnuda contra la suya, sus cuerpos acoplados
perfectamente, piel con piel, movimiento contra movimiento…

Cristina la sujetó de las caderas al compás de aquel delicioso movimiento,


acarició su espalda desnuda, su trasero, su cintura, su cabello, sus senos;
toda la piel que lograba alcanzar.

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Amanda dejó salir un quejido que a Cristina le pareció tan jodidamente
sensual que la hizo gemir a ella de las misma manera…en medio de los
gemidos, de los movimientos, de los sonidos, de los latidos del corazón
acelerados, de las respiraciones entrecortadas y agitadas, en medio de la
necesidad de dos cuerpos, de dos corazones, de dos almas, en medio del
silencio de aquella noche perdida, en medio de aquellos dos cuerpos que
se encontraban por vez primera, pero de dos corazones que se reconocían,
en medio de aquel deseo, de la única pasión, de toda la necesidad, en medio
de aquel segundo donde las voces se unen para expresar su satisfacción
por medio de una explosión desde el interior…un sencillo murmullo de dos
palabras en el oído de Amanda le hace estremecer la piel y sorprender el
corazón…

140
Capítulo 20
Cristina despertó en la madrugada con un sobre salto en el corazón, pensó
que había tenido el sueño más exquisito de su vida, abrió sus ojos y
entonces asimiló toda la situación…el concierto, Amanda, la cabaña,
Amanda, toda la conversación, Amanda…Amanda le había hecho el
amor…fue jodidamente perfecto y había sido toda una realidad. Cristina
sonrió mordiendo sus labios y sintiendo su cuerpo completamente lleno y
con nuevas sensaciones; en realidad se sentía una mujer completa, plena,
repleta, única, deseada y hasta amada. Se volteó para encontrar que
Amanda no estaba de su lado de la cama, por un instante, por un pequeño
instante sintió terror de que todo haya sido un dulce sueño, pero movió su
cabeza al otro lado y vio su silueta de pie frente a la ventana, se estremeció
de verla ahí de pie tan solo llevando su camisita y sus bragas, Cristina
suspiró con el paisaje. Su silueta tan perfecta y tan divina se dibujaba en la
oscuridad y la hacía sentir privilegiada de haber poseído ese cuerpo horas
antes.

Cristina se puso de pie y caminó hasta ella, al llegar pegó su cuerpo desnudo
a la espalda de Amanda, pasó sus manos alrededor de su cintura, las
descansó en su pelvis y llevó su barbilla a su hombro. – Estás helada. – le
susurró al oído.

Amanda descansó sus manos en las de Cristina y movió su cabeza hacia


atrás para quedar más cerca de su rostro. Era rico sentir la cercanía del
cuerpo desnudo de Cristina pegado a ella, sobre todo sentir sus senos en
su espalda. – Podría vivir aquí siempre, es hermosa esta vista y el silencio
de la noche.

- Lo es, es idílico todo el lugar.


- Y la compañía es lo mejor para hacer el lugar toda una perfección. –
dijo Amanda acariciando los delicados y suaves brazos que la
abrazaban.

141
Cristina suspiró con el comentario y dijo - Vamos, regresemos a la cama que
está haciendo mucho frío y se me congelan mis miserias. – tomando su
mano y atrayéndolo con ella a la cama.

Amanda sonrió mientras observaba la espalda desnuda de Cristina y


comentó. – Si eso son miserias, no me imagino que será andar en
abundancia, moriría de placer. - Amanda se metió a la cama, mientras
Cristina hacia lo mismo y acomodó su cabeza en el pecho de Amanda, su
brazo lo posó sobre su vientre y su pierna la acomodó entre las piernas de
Amanda. Amanda sintió electricidad por todo su cuerpo de sentir a Cristina
sobre ella, su cercanía, su calor, la delicadeza de su piel, su aroma, su dulce
caricia; le encantaba poder tenerla en sus brazos aquella noche y deseaba
sin duda poder hacerlo muchas noches más.

Cristina podía sentir los latidos del corazón de Amanda, le encantaba esa
sensación, levantó un poco la cabeza para observar el rostro de Amanda en
la oscuridad, le sonrió y se acercó para besar sus labios; se podía hacer
fácilmente adicta a esos labios, adicta a su compañía, adicta a su cuerpo…y
continuó besando sus labios.

Amanda acarició su espalda y con la otra mano su rostro. – Eres tan


hermosa, tus labios tan exquisitos. – besándolos nuevamente – y tu cuerpo
tan perfectamente delicioso y todo esto ha sido…

- Una locura, ya se. – respondió Cristina con un halo de tristeza.

Amanda sonrió y besó nuevamente sus labios. – Diría que ha sido


increíble…- dijo mirándola profundamente a los ojos.

Cristina la miró con sorpresa, le sonrió sonrojada y devolvió su cabeza a su


pecho, quiso decir tantas cosas en ese momento, pero no sabía si era lo
adecuado, solamente se abrazó a ese cuerpo que no solo le había dado
placer esa noche, sino también quien le había dado más de lo que ella había
soñado alguna vez, se abrazó esa noche porque quizás esa sería la única
ocasión que tendría ese derecho, se abrazó esa noche y cerró sus ojos…

142
El próximo día era tiempo de regresar a casa y dejar atrás aquel fin de
semana tan único y tan de ellas, ninguna dijo nada, solo hubo silencio
específico del tema, aunque todo lo demás era todo lo demás; todo era igual,
aunque todo haya cambiado aquella noche.

- Pensé que jamás regresarían, porque ni siquiera una carta, una


llamada, una señal de humo para esta que se la vive preocupada por
las niñas que solo van a vivir la vida loca.
- Ni que nos hubiésemos ido por dos meses. – respondió Amanda
riendo.
- No importa, pero una a veces simplemente se detiene en la oscuridad
a mirar por la ventana y se dice ya no son unas niñas, ya crecieron y
ya no necesitan de una madre abnegada y se convierten en unas
malagradecidas que ni una llamada le dan a una. - recitó Kathy
haciéndose la indignada.

Cristina se le acercó con una gran sonrisa y la abrazó. – Pensé que estos
días de soledad te compondrían tu cordura.

- Estoy peor, imagínate no tenía con quien hablar o molestar, así que
debí comenzar a marcar números al alzar en el teléfono y hablar con
gente desconocida solo para no sentirme sola.
- Exagerada.
- Las extrañé. – dijo con sinceridad.
- Y nosotras a ti. – le dijo Amanda acercándose y besando su mejilla.
- Me imagino. – susurró Kathy mientras miraba el rostro de Cristina y
lo acariciaba. - Te ves radiante, ¿te divertiste?

Cristina le ofreció la más grande sonrisa que pudo regalarle y luego su


rostro se sonrojó totalmente sin poder evitarlo. –Si, de maravilla.

- Ohhhh. – dijo con cierta burla.


- Yo estoy algo cansada y quiero descansar ahora porque mañana
tendré un día bastante difícil.
- ¿Así nada más?, no me dirás que tal estuvo el concierto y todo lo
demás, llevo aquí sentada tanto tiempo esperando para que me
cuentes cada jodido detalle del todo y ¿solo te vas?

143
Cristina le sonrió y besó su mejilla. – Prometo que tendrás cada detalle y
cada canción. – se apartó de ella dirigiéndose a su habitación y desde la
puerta se volteó a mirar a Amanda a lo lejos, le ofreció una mirada de
complicidad y le sonrió sonrojándose totalmente hasta desaparecer tras la
puerta de la habitación.

Amanda simplemente devolvió la sonrisa sin percatarse que Kathy estaba


parada frente a ella observando detenidamente su cara de total idiota.

- Te diré una sola maldita cosa, no vengas con el cuento de que estás
muy cansada y que te vas a descansar, ¿sí?, porque no me importa
que no durmamos esta noche, pero me vas a decir absolutamente
todo lo que ocurrió.
- Fuimos a un concierto, ¿recuerdas?, así que estuvo genial. –
respondió mientras caminaba a su habitación; más bien huyendo de
ella.

Kathy la siguió hasta su habitación, cerró la puerta y se cruzó de brazos. –


No saldré de esta habitación hasta que me digas que le hiciste a esa mujer
o hasta que te viole, tú decides cariño.

Amanda suspiró y se dejó caer en la cama. – Tú eres tan molesta, por Dios.

Kathy se dejó caer a su lado en la cama. – Yo no soy molesta, solo que tú


lo haces más difícil, así que cuéntame…

- Fuimos al concierto, estuvo increíble; nunca imaginé que sería tan


fascinante y mágica esa noche. Y lo mejor es que Cris lo disfrutó
totalmente, si la hubieses visto, saltaba, gritaba, cantaba; simplemente
parecía una niña chica que disfrutaba de su anhelado y preciado
regalo.

Kathy había levantado su cabeza de la cama y la sostenía con su brazo


mientras observaba a Amanda. Era delicioso ver como hablaba y le brillaba
la mirada y todo su ser expresaba una especie de emoción única. Jamás en
tantos años le había reconocido ese algo que tenía impregnado en cada
célula.

144
- Entonces Ednita Nazario comenzó a cantar una canción y Cris la
cantó con la voz, con el corazón, con el cuerpo, con el alma; hasta
pensé que me cantaba a mí.
- Ohhh vaya, ¿y cuál era la canción?
- Quiero que me hagas el amor. – respondió sonrojada.
- ¿Yo a ti?, ni que estuviese tan necesitada y loca. – la miró con
extrañeza.
- Idiota, esa fue la canción que me cantó.
- Me estás jodiendo, ¿no?
- No.
- ¿En serio?
- Si, en serio.

Kathy no podía dejar de reír a carcajadas. – Por Dios…es que…-


nuevamente se ahogaba por la risa. – es que Crisita me salió tan enferma
pervertida.

Amanda la observaba sorprendida por su reacción de loca histérica.

- ¿Y luego? – preguntó un poco más calmada Kathy.


- Pues llegamos a la cabaña, ufff Kat es tan hermoso el lugar, es así
un lugar como perdido del mundo, pero cerca de todo y un paisaje tan
de portada de revista y hay un río cerca que se escucha en la noche
cuando todo es silencio y…
- Y… ¿me puedes decir que pasó entre ustedes?, ¿qué le hiciste a
Crisita que llegó, así como si caminara en el aire y con cara de idiota?;
bueno con más cara de idiota.

Amanda se sentó en la cama, permaneció unos minutos en silencio y con


un nerviosismo extremo comentó. – Hicimos el amor.

- Por Ala, por Buda, por Krishna, por Yahvé, por Dios santísimo,
por…- quedó callada y con los ojos bien abiertos en señal de
sorpresa.
- ¿De cuándo acá eres tan religiosa?
- Desde este preciso momento en que me has dicho semejante noticia,
es que…o sea Mandi…tu…Cris… ¿y qué tal pillina? – preguntó con
cara de niña traviesa con una gran sonrisa.

145
- Bien. – respondió sin mirarla.
- ¿Bien?, ¿coño solo bien?, ¿después de todo lo que ha pasado me
dices que solo bien? – se levantó de la cama y se sentó a su lado. –
Mírame a los ojos Amanda y dime la verdad, ¿cómo fue, que sientes
por ella?

Amanda tardó una eternidad en desviar su mirada a los ojos de Kathy,


suspiró, cerró sus ojos y dijo suavemente. - Quizás fue un error.

Kathy la miró con cara de asombro y le preguntó al instante. – ¿Tan malo


ha sido?

- No
- ¿Entonces?
- Ha sido lo mejor de toda mi existencia, es algo que no puedo siquiera
explicar con palabras porque va más allá de todo lo hermoso y perfecto
que conozco, me faltan palabras y sentimientos para poder expresar
lo que me ha hecho sentir hacerle el amor a esa mujer. Me di cuenta
que… - permaneció en silencio y apartó su mirada de Kathy.
- ¿De qué? – preguntó suavemente.
- De nada. – se puso de pie y comenzó a desempacar.
- No pues chica, por si no te has dado cuenta estás loca por esa
mujer; estás enamorada Mandi…
- No creo.
- Bueno sigue creyendo en que santa cabe por la chimenea y en que
existen los unicornios, sigue durmiendo de ese lado que te vas a caer
de la cama por imbécil; sigue negándote tus sentimientos y sigue con
la misma actitud de no pasa nada…que la perderás.
- Es mi amiga.
- ¿Y?
- Que es como mi familia. – detuvo sus movimientos y mantuvo su
mirada en una camisa de Cristina que se había colado entre sus
pertenencias.
- Yo soy tu familia, ella es una mujer que se convirtió en tu amiga y de
la cual te enamoraste, es una mujer como cualquier otra con la que
has compartido muchas cosas, es una simple mujer que te gusta

146
mucho y no solo te gusta, sino que estás rendida por ella. Lo cierto es
que me preguntaba quien explotaría primero de las dos, pero al
parecer Crisita es más valiente que tu marica.
- ¿Y si no le gustó? – preguntó con tristeza.
- ¿Si no le gustas tú, si no le gustó estar contigo, si no le gustó que le
hicieras el amor?
- Aja.
- Hay niña, ¿solo le has mirado la cara a Cris?, está tan radiante como
tú y bueno eso puede ser efecto del concierto, pero eso sabes tú
Amanda Carolina tú fuiste quien la tuvo debajo, arriba, dentro, fuera,
al lado, le hiciste cosas sucias y fuiste pervertida, le hiciste el amor con
pasión y lujuria…

Amanda había dejado de escuchar a su amiga hacia mil años luz y había
tomado la camisa de Cristina entre sus manos, sin pensarlo mucho la llevó
hasta su rostro y pudo inhalar el aroma que en ella aún estaba impregnado.
Sintió un escalofrió recorrer todo su cuerpo trayendo a ella el pensamiento
de momentos vividos anteriormente, al abrir los ojos encontró a Kathy con
los brazos cruzados frente a ella.

- Si eso no fue una acción bastante romántico pervertida, no sé qué


fue entonces. No, no me pongas esa cara y mucho menos trates de
decir nada. – Kathy se acercó y la tomó de las manos – no hay nada
malo en sentir lo que sientes, estás aterrada, tienes miedo y es
bastante normal. No creo que sientas mucho miedo de tus
sentimientos, sino de lo que pueda pasar, de a dónde te pueden llevar
o de donde te traen, si no quieres hablarme perfecto; por ahora, pero
sabes que en algún momento tendrás que hablar y gritar lo que
sientes, mientras tanto… - caminó hasta la mesita de noche de
Amanda y tomó su libreta que ella misma días antes había dejado ahí
- Escribe lo que sientes, escríbele una carta a ella, de tus verdaderos
sentimientos, desahógate, pero no te quedes con eso que tarde o
temprano te matará y la matará a ella. Escríbelo, pero piensa bien lo
que harás, no vaya a ser que mientras escribes, pierdas al amor de tu
vida. – le entregó la libreta, besó su mejilla y se marchó con la plena
conciencia de que sus amigas estaban enamoradas, podrían ocultarlo

147
y decir mil veces que no lo estaban, pero ella las conocía muy bien y
no había nadie que le hiciese pensar lo contrario, por un lado estaba
eufórica y llena de felicidad, pero por otra parte no sabía que esperar
de las dos burras de sus amigas, ¿no era más fácil ir decir te amo
desde hace diez universos atrás, no puedo vivir sin ti y quiero pasar el
resto de mi vida junto a ti?, que simplemente andar comportándose
como dos niñas chicas perdiendo el tiempo en silencios ahogados por
el miedo…

Amanda quedó de pie con una tristeza que la consumía totalmente, mantuvo
la camisa de Cristina en sus manos y se sentó en su cama. Suspiró, se puso
de pie nuevamente y salió de su habitación deteniéndose solamente al llegar
a la puerta de la habitación de Cristina, alzó su mano para tocar la puerta,
pero se arrepintió en el último instante. Sentía su corazón latir a un millón
de veces por segundo nada más en tener la certeza de que Cristina estaba
tras esa puerta y ella podría…ella podría al menos…si ella quisiese al
menos…

La puerta se abrió de golpe dejando asomar el rostro sorprendido de Cristina


que respiró profundo y en su exhalación pronunció. – Mandi.

El rostro de Amanda se transformó totalmente y pensó que había sido una


gran estupidez estar frente a su puerta. – Cris...yo…- solo alcanzó a decir
torpemente y se quedó de pie observando el rostro de Cris que en algún
momento le sonrió mientras rascaba su cabeza.

- ¿Amanda? – repitió Cristina viendo que Amanda solo estaba frente


de la puerta prácticamente petrificada. - ¿Deseas algo?
- Amm si…ok no…o sea es que… - respondió nerviosa como una
niña chica.

Cristina estaba igualmente nerviosa y aterrada de verla parada en su puerta,


preguntándose porque estaba ahí parada con esa hermosa cara de idiota
que le encantaba. Deseaba tomarla del cuello, entrarla a su habitación y
llenarla de los besos que sentía no había alcanzado a darle la noche
anterior. Ya no sabía cómo tratar a Amanda sin que su mirada la

148
delatara, sin que alguna palabra la traicionara, sin que las ganas de besarla
la obligaran a retomar su asunto; ni siquiera sabía cómo dirigirse a ella. – Mi
camisa.

- ¿Ahhh? – preguntó tontamente Amanda.


- Mi camisa la que tienes en tus manos.

Amanda miró sus manos donde traía la camisa que antes había disfrutado
su aroma y dijo rápidamente. – Si, exacto…tu camisa.

Cristina sonrió y extendió su mano tomando su camisa, pero sintiendo la


resistencia de las manos de Amanda que aún no liberaban la camisa. –
Mandí, si la quieres te la puedo prestar. – rio traviesamente.

Amanda salió de su encanto y soltó de inmediato la camisa. – Lo siento;


además te queda más hermosa a ti. - y le entregó la camisa.

- Gracias.
- Por nada hermosa. – respondió Amanda dulcemente.
- No, gracias por… - y guardó silencio mientras desviaba su mirada a
la camisa que tenía en sus manos.
- ¿Por? – se acercó un poco a Cristina.
- Por todo…es que… - aun manteniendo la mirada en sus manos.

Amanda tomó delicadamente su barbilla y la subió hasta que sus ojos se


encontraron, unos minutos que parecieron años bastaron para verse una
reflejada en la profundidad de los ojos de la otra. Amanda acarició su rostro
y murmuró. – No agradezcas lo que yo también disfruté y… - acercó sus
labios a Cristina hasta que los rozo con los de ella y susurró – y también
deseé.

Cristina no movió ni un músculo y permaneció mirando los ojos de Amanda,


quiso instintivamente pasar su lengua por esos labios y besarlos locamente,
pero controló todos su sentidos porque ni siquiera sabía que era de Amanda,
que tipo de relación tenían; si alguna había o simplemente eran las amigas
de siempre que estaban compartiendo muchas más cosas de las que
pensaban.

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Amanda mantuvo el contacto y besó esos labios que deseaba, fue un beso
rápido, pero una afirmación de su necesidad antes de ir a la cama sin ella.
– Creo que ahora es el momento en donde debo marcharme. Buenas
noches… - se separó de Cristina y comenzó a alejarse de ella rápidamente,
a medio camino se detuvo y regresó para arrebatarle nuevamente la camisa
de las manos y entonces así retomar su camino hasta su habitación.

Fue a la cama, se sentó en ella, tomó su libreta de un lado y comenzó a


escribir. “Amiga, esto no es algo que esperaba, ni siquiera me lo imaginaba,
tan solo caminaba por la vida y algo me atrajo a ti, algo me indicó donde
dirigirme y solo me dejé llevar. Comencé a caminar y llegué a ti; no sé si por
casualidad, por destino o por necesidad, una vez llegué detuve mi caminar;
y no es que haya estado buscando algo, pero sentí que detenerme era lo
indicado…”

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Capítulo 21:
Kathy preparaba como siempre el desayuno mientras cantaba y bailaba…

Echa pa'lla, todo lo malo echa pa'lla


Say with me
Echa pa'lla, todo lo malo echa pa'lla
Say loud
Echa pa'lla, todo lo malo echa pa'lla
Say louder
Echa pa'lla, todo lo malo echa pa'lla
Sube las manos pa'rriba,
dale pa'bajo, dale pa' un lado, pa'l otro lado
Sube las manos pa'rriba,
dale pa'bajo, dale pa' un lado, pa'l otro lado
Sube las malos pa'rriba,
dale pa'bajo, dale pa' un lado, pa'l otro lado
Sube las malos pa'rriba,
dale pa'bajo, dale pa' un lado, pa'l otro lado

Cristina aún permanecía en casa y se detuvo a observar la danza de un lado


y otro de su amiga; no importaba si Kathy cantaba muy mal o si no bailara
sexy, lo cierto era que era exquisito verla siempre de tan buen humor y con
ese ánimo que era contagioso. Se dio cuenta en ese preciso momento que
no recordaba un día en el que Kathy estuviese triste, mal humorada o en un
estado de histeria nazi, hizo el esfuerzo de recordar solo un momento en el
que Kathy hubiese demostrado algún sentimiento opuesto a sus malos
bailes y su gran cinismo, pero no, no lo recordaba porque no lo había.

151
- ¿Hace cuánto que estás ahí mirando mis pasos de baile para
robártelos y hacerte rica con ellos?, te diré una cosa Crisita. –
señalándola con un cuchillo. – Tengo copyright, pero ni se para que te
digo si jamás llegarías a ser tan buena como yo, es que ósea solo
mírame.

Cristina rio y murmuró. – No cambias. – mientras tomaba una galleta de un


envase en la cocina.

- Hey nena, deja eso, toma un desayuno completo, el desayuno es…


- La comida más importante del día. – completó Cristina.
- Exacto, así que siéntate y desayuna bien.
- No me apetece Kathy, no me siento muy bien esta mañana, tengo
un asco espantoso.
- Por un demonio, estás embrazada. – se paralizó en medio de la
cocina sin siquiera mover un músculo.
- Idiota, como crees que pueda pasar eso.
- Bueno eso pasa cuando un hombre y una mujer tienen…
- Ya se eso tonta, es que no puede ser. – dijo con seguridad.
- Ah sí es cierto, la última vez que hiciste el cabrito en precipicio fue
con tu maldito ex exexexex Arturo…
- ¿Porque tantas veces ex? – la miró confundida.
- Es que hace tanto tiempo de eso que ya parece eco, aunque siempre
quiera contigo el idiota. Y bueno si haces esto... – juntó las palmas de
sus manos y las unió y las separó repetidamente – con Mandi pues
por biología no puedes quedar embarazada, a menos que… - se
detuvo frente a Cristina y le sirvió el desayuno - ¿Mandi tiene un
cosito?

Cristina sonrió y pasó su mano sobre su frente - ¿Cómo crees?, ella tiene
cosita.

- ¿En serio? – le preguntó divertida con ambas manos en la mesa


como si de un interrogatorio se tratase.
- Sí.

152
- No, tiene cosito, lo recuerdo, cuando éramos niñas y dormíamos
juntas y yo sentía cosas así tras de mí y le decía Mandi que es eso y
siempre me decía es el control del televisor Kathy. Ahora se la verdad
de aquel misterio. – recitó con un gran dramatismo.
- No, tiene cosita. – se apresuró a decir Cristina con plena seguridad.
- Si, tiene cosito.
- No.
- Sí.
- Que no.
- ¿La has visto? – le preguntó Kathy rápidamente.
- Sí.

Kathy comenzó a reírse como desquiciada. – Lalalala Lalalala Elmos World


Lalalala Lalalala Mandis World…no pues Cris tu caes solita hermosa.

- Te odio maldita desgraciada. – gritó Cristina.


- Si lo sé, aun así, no puedes vivir sin mí; pero a ver cuéntame, ¿la
viste, la sentiste, la tocaste, la la…
- Ya Kathy por Dios Santo. – murmuró toda sonrojada.
- Ahora en serio preciosa, cuéntame que pasó.
- Kathy, ha sido tan maravilloso el concierto, el lugar donde nos
quedamos, fue increíble que Amanda lo disfrutara conmigo; fue tan
hermoso y… - guardó silencio, ese silencio que dice más de lo que
pensamos.
- ¿Y que más Cris?

Cristina comenzó a tomar su desayuno manteniendo silencio, pero


visiblemente nerviosa antes los ojos de Kathy.

- Bueno mija, si dormiste con Mandi nuevamente y desaprovechaste


la oportunidad de tener sexo salvaje con ella en un lugar apartado
donde nadie las molestara y pudiesen hacer lo que se les pareciera;
pues eres bien burra tu…o sea si la tenías ahí todita para ti, tenías que
violarla si no quería…es que…

153
- Ya Kathy…- interrumpió Cristina mientras tomaba su rostro con su
manos – Hicimos el amor y quería que lo hiciéramos mil veces más.
- Cristo de los ejércitos…
- ¿Qué? – le preguntó sorprendida de su reacción.
- Que golosa eres… - con cara de niña traviesa.
- Ayyy Kat, no hagas esto más difícil de lo que ya es.
- Bueno comienza por contarme que pasó, llegaste y te le
abalanzaste encima, la amarraste y la hiciste tuya o fuiste más
civilizada y…

Kathy hizo una pausa para acercarse a Cristina y observarla detenidamente,


se dio cuenta que no era buen tiempo para bromas. Cristina aún tenía su
cabeza metida entre sus manos, pero logró alcanzar a ver unas lágrimas
que rodaban por sus mejillas. Se entristeció de verla en ese estado, le partió
el corazón sentirla de esa manera, se sentó a su lado, apartó sus manos de
su rostro y secó una lágrima que moría en sus labios. – Lo siento Crisita,
soy una tonta payasa, pero no quiere decir que no me importe lo que te
pase, es solo que…

- Yo soy la tonta aquí Kathy. – y se abrazó a su amiga fuertemente.

Kathy la abrazó mientras acariciaba su cabello dulcemente. – Pensé que


sería perfecto.

- Lo fue. – respondió Cristina mientras se alejaba del abrazo.


- ¿Entonces mi niña? ¿Qué pasó?
- Eso, que fue perfecto, besarla, tenerla en mis brazos,
acariciarla…amarla, fue más de lo que jamás pude pensar o imaginar
o incluso vivir.
- ¿Y cómo pasó, quien dio el primer paso o quién...?, ya sabes.
- Todo fue tan raro, Karina la llamó y me dieron unos celos increíbles
como siempre, pero en esta ocasión no pude disimularlos o no quise
así que Amanda lo notó.

Kathy no pudo evitar reírse. – O sea que quedaste en total evidencia de


que estabas encuernada.

154
- Si algo así y Amanda me preguntaba que me pasaba y yo más
enojada me sentía y bueno una cosa nos llevó a la otra y ya no
pudimos evitarlo, ya no pude negarme la necesidad que tenia de
besarla nuevamente y tener más de ella. No pude Kathy, aunque
créeme que algo dentro de mí me decía que no me dejara arrastrar,
pero ya no pude, ya no quise. Creo que en esa habitación ambas
luchábamos contra nuestros sentimientos, pero no lo logramos y nos
rendimos a los encantos de la otra. Es que, por Dios, tenerla tan cerca
de mí era tan delicioso, todo mi cuerpo la deseaba, no podía
simplemente nuevamente dar la media vuelta y decir que nada estaba
pasando; me estaba quemando, me consumía. Fue tan único sentirla
y poder sentir que en ese momento ella estaba sintiendo lo mismo que
yo, nos convertimos en una esa noche, no necesitamos de
explicaciones, ni razones, ni excusas, simplemente hablamos el
lenguaje de nuestros cuerpos y de nuestros corazones. Nadie más,
solo ella y yo. ¿Sabes?, fue mejor de lo que soné, ya me había hecho
una idea que jamás podría cumplir mis sueños con Amanda porque
estaba segura que ella nunca me llegaría a desear como mujer o
podría simplemente verme más allá que su amiga, pero ese sueño
solo era un sueño porque la realidad es mucho mejor y más perfecta.
Siento algo que jamás en mi vida había existido antes, no puedo ni
siquiera explicarte lo única y especial que me siento.
- ¿Y porque lloras cariño? – le preguntó con gran dulzura.
- Quizás por la felicidad de hacer el amor con la mujer que …
- ¿Que amas?
- Que amo… - respondió pausadamente analizando su respuesta. -
¿pero porque ella Kathy?
- Si, lo mismo me pregunto, por qué ella y no yo que soy más hermosa,
pero para los gustos los colores y para el carajo las opiniones. – movió
su cabeza en señal de desaprobación.
- Eres tan idiota. – se rio de su comentario tan egocéntrico.
- Lo sé. Mira Crisita no sé porque Mandi, solo es ella, es tu amiga y es
mujer, pero ¿acaso importa eso? Te enamoraste y bueno fue por el
trato diario con ella, porque le apasionan cosas similares, porque te
atrae físicamente, porque te complementa el alma, porque te

155
enamora el corazón, porque es la que te mueve el tapete y listo, ¿qué
demonios haremos con eso? Es tan fácil decir es imposible, pero quien
le dice al idiota del corazón que no ame o que no se enamore o que
no desee, no se Cris, ¿acaso importa que sea tu amiga Amanda o que
sea tu amigo Armando?
- Sigue siendo mi amiga.
- Sí, pero eso pasa todo el tiempo.
- ¿Y si solo me confundí con el trato que ella me daba? – preguntó
con profunda tristeza.
- No lo creo, porque también soy tu amiga y conmigo no te confundiste,
nos quieres a ambas, pero a mí no me deseabas como para querer
llevarme a la cama. Así que al diablo si es tu amiga o no, estás
enamorada y punto. Amanda y tú deberían sentarse una frente a la
otra y poder decir las cosas que sienten y ocultan, por miedo, por
confusión, por estupidez, por inseguridad; por lo que sea, pero son dos
mujeres adultas y deben hacerse responsables de sus sentimientos.
- Kathy…- dijo Cristina respirando profundamente y con su rostro
totalmente estresado.
- Si Crisita.
- ¿Recuerdas por el proyecto que he luchado tanto estos años?
- Claro, lo recuerdo muy bien, me has tenido cansada todo este
tiempo, es lo que más has desea…do – guardó silencio, permaneció
un instante observando el rostro desfigurado de Cristina y dijo. –¿Lo
obtuviste?
- Sí.
- ¿Y no estás feliz por eso?, es por lo que has luchado todo este
tiempo.
- Dos años lejos Kathy. - una gran tristeza visible se apoderó de todo
su ser, mientras un gran dolor se escondía en el corazón.

Kathy la miró profundamente, analizó cada facción de su lindo rostro y


entendió las lágrimas de Cristina, incluso las sintió.

- Es la oportunidad de mi vida Kathy.


- Quizás ella sea el amor de tu vida.

156
Cristina fijó su mirada a la nada, se perdió entre pensamientos que solo la
hacían sentir desolada. La vida era una ironía que le obsequiaba la peor de
las encrucijadas. ¿Era posible?, era justo todo esto que sentía y que vivía
en estos momentos.

Kathy por primera vez en su vida, por única vez en su vida no supo que
responder, no supo que argumentar, no sabía que opinión emitir, pero
estaba completamente segura que esto no marcharía bien. Sabía porque no
solo se lo habían dicho sus amigas sino porque lo veía, lo sentía, lo olía, lo
tenía muy claro que esas dos mujeres se amaban como unas niñas, pero
eran lo suficientemente estúpidas y cobardes para no detenerse una delante
de la otra y gritarse a la cara sus sentimientos; no sus deseos sino sus más
hermosos y verdaderos sentimientos…ese amor que las estaba
consumiendo, que las estaba de cierta manera matando… - “Para el café
está la azúcar. Para el pan, la mantequilla. Para crecer es la vida. Para
amarrarte, la culpa. Pa” protegerte está el miedo y pa” equivocarte, hazle
caso. Para el ateo está su mente. Para el cristiano, la cruz. Pa” los budistas
la flor de loto. Pa” enamorarse está París. Para olvidarse, Las Vegas. Pa”
arrepentirse, el Vaticano. Para abrigarse, el invierno. Para soñar, el otoño y
para encuerarse, el verano. Pa” recordar, el matrimonio. Pa” enloquecer, el
divorcio y pa” rebajar, la venganza. Pero créeme yo nunca he encontrado
paz pa‟ un corazón roto”. - Kathy le sonrió y completó. - La vida se trata de
decisiones, pero más que eso de sentimientos. Si sabes lo que quieres y
deseas, ¿por qué no vas por ello?; si sabes lo que sientes y amas, ¿por qué
no lo gritas a los cuatro vientos y desde el fondo de tu corazón?, la vida no
perdona las decisiones erróneas y solo te dejará un corazón roto para el
cual no hay medicina, ni palabras, ni tiempo, ni médico chino, ni cura alguna
para ello, una vez caminado ya no hay marcha atrás. La vida es solo una
Crisita y es tan corta, vívela con intensidad de la manera que deseas porque
llegará el día en que se habrá acabado la vida y simplemente no habrás
vivido…- besó su mejilla y caminó lejos de ella con su propio dolor
consumiéndola.

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Cristina mantuvo su mirada hasta ver que Kathy desaparecía en su
habitación, tomó sus pertenencias apartando todo tipo de pensamientos que
solo la entristecían y la hacían sentir peor de lo que se sentía, necesitaba
sin dudas decidir, ¿decidir qué?... bueno lo que fuese a decidir… Cristina
salió de la casa con rumbo al trabajo, no había visto a Amanda desde la
noche anterior parada en su puerta con una excusa, con un propósito, con
una razón, con esa cara de idiota que tanto amaba…

Ya en su auto de camino al trabajo marcó al alzar una canción en su


reproductor y como señal divina escuchó:

Como había pensado fue pasando el día


todo calculado sin haber sonrisas más que las medidas,
sin algún te quiero sólo indispensable,
allí te apareces tú,
cambiaste el mundo en medio día
hoy no sé hasta dónde ir
pues nadie puede darnos esa guía.

Hasta donde he de aguantar este silencio, hasta cuando me voy a


decir te quiero, hasta donde he de callar,
dime cuanto debo sujetarme el alma, hasta donde amor, voy
mostrando todo lo que llevo dentro.

A veces te sueño y vuelo contigo a algún


paraíso que tú y yo escogimos. A veces me miro y debo frenarme
porqué me doy cuenta que mi alma arde, como hace tanto no lo hacía,
que debo entregarme guardándome de a poco
que ironía.

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Hasta donde he de aguantar este silencio,
hasta cuando me voy a decir te quiero,
hasta donde he de callar,
dime cuanto debo sujetarme el alma,
hasta donde amor
voy mostrando todo lo que llevo.

Hoy camino en una nube


y aunque a veces doy la espalda,
no es pensando en que te alejes,
es a ver si tú la abrazas.

Hasta donde he de aguantar este silencio,


hasta cuando me voy a decir te quiero,
hasta donde he de callar,
dime cuanto debo sujetarme el alma,
hasta donde amor,
voy mostrando todo lo que llevo dentro.

Dime tú hasta donde…

Hasta Donde
(Kany García)

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Capítulo 22:
Amanda había llegado de resolver algunos pendientes a su trabajo, sin
perder tiempo echó un vistazo para corroborar si Cristina estaba en su
oficina, pero le desilusionó saber que aún no había llegado. Continuó su
camino a su oficina pensando en las ganas locas que tenia de ver a Cristina,
la extrañaba, no solo extrañaba su presencia sino su cercanía íntima,
extrañaba su aroma, su delicadeza, sus besos, su calor, su caricia, su
cuerpo…

- Hola.

Ese hola interrumpió sus pensamientos al entrar a su oficina.

- Hola Karina, ¿qué haces aquí, como es que…? – le preguntó con el


rostro en total sorpresa al verla sentada en su oficina.
- Soborné a la secretaria, pero no te enojes con ella, yo soy la culpable.
- respondió con su gran y hermosa sonrisa que aún a Amanda le
parecía increíble. – Pero si quieres me puedo ir.
- No, como crees Karina, es solo que vengo distraída y no te
esperaba ver aquí en la oficina.
- Si, solo quería darte la sorpresa porque siempre hablábamos de
vernos, pero jamás lo hacemos, así que aquí estoy.

Amanda le sonrió, caminó hasta su escritorio, dejó sus pertenencias y se


sentó en el borde de él observando a Karina que se sentaba en una silla
frente a ella.

Karina observó la danza de movimientos de Amanda hasta que se sentó


sobre el escritorio, la miró desde los pies hasta su rostro reconociendo su
hermosura, había extrañado tanto poder disfrutar de su bella presencia, traía
unos pantalones ajustados negros con una camisa de manga larga rosa que
la hacían ver reluciente y más hermosa de lo que era. No traía chaqueta,
algo raro en Amanda que siempre vestía con chaqueta profesionalmente,
pero por lo que fuese la hacía ver más linda de lo que la

160
había visto jamás, aunque podría ser solo el tiempo que había pasado
alejada de ella.

- Estás hermosa Amanda, más de lo que recordaba.


- Siempre exageras Karina. - le sonrió un poco nerviosa.
- Sabes que es cierto, solo que eres muy modesta como para
aceptar un cumplido.
- Quizás.
- ¿Y cómo va todo en el trabajo? – preguntó Karina.
- La verdad que todo marcha fantástico, muchos proyectos
importantes para la empresa, muchas ideas y creatividad ha surgido,
aunque…
- Aunque Cristina te limite tu espontaneidad.

Amanda le quedó mirando frunciendo un poco su ceño. – No era


precisamente lo que diría, además no creo que ella me limite en algo y
menos en el trabajo, sabes que solo son las situaciones normales de dos
personas que tiene unas perspectivas diferentes de un asunto en común y
trabajan juntas para crear perfección.

Karina no emitió comentario, pero afirmó con su cabeza al comentario de


Amanda y luego preguntó – ¿Y qué tal estás tú?

- Bien, estoy muy bien, en realidad he estado muy bien.


- Amanda yo lo siento, en realidad soy una idiota.
- Lo sé- respondió Amanda con seguridad.

Karina la miró sorprendida y continuó. – Es bueno que sepas que soy una
idiota, me parece genial, pero quiero pedirte que me escuches, solo eso.
Necesito decirte todo esto que llevo dentro de mí, aunque quieras
mandarme al diablo por cualquier idiotez que diga, pero solo quiero que me
escuches ahora.

- Claro que puedo hacer eso.


- Cometí un estúpido error y no sabes cuánto lo lamento, lo he
lamentado desde el primer día. Nunca en mi vida he querido ni
pretendí hacerte daño, juro que nunca fue mi genuina intención. Sé

161
que no soy la gran mujer, tal vez no soy la más detallista, ni la más
loca romántica, ni una atenta enamorada y es evidente que no soy la
tipa más fiel y comprometida del mundo. Quizás no soy la mujer
perfecta para ti, pero puedo decir que me odio por haberte dañado y
más que eso, aunque no lo creas y no lo he demostrado de la mejor
manera te amo y te necesito en mi vida. Dicen que nadie sabe lo que
tiene hasta que lo pierde, yo pienso que lo sabemos solo que no lo
valoramos y yo no lo hice contigo Amanda. – se puso de pie y caminó
un poco hasta ella. – Eres una mujer increíble, hermosa, profesional,
comprometida, divertida y me gustas mucho, creo que nadie me ha
gustado más que tú en toda mi vida. Y ya se, en este preciso momento
te podrías preguntar, que si tanto te gustaba porque fui tan estúpida
para estar con otra mujer, pues precisamente por eso, porque soy una
pendeja estúpida que no supo valorarte y no se comprometió contigo.
Eres distinta Amanda, distinta a cualquier mujer con la que he estado
y estoy segura que distinta a cualquier otra con la que pueda estar,
pero mi deseo es permanecer junto a ti, sé que lo arruiné. – se acercó
más a ella y comenzó a hablar más bajo y con dulzura. –Sé que lo
arruiné y hoy te pido perdón, estoy muy arrepentida por mis actitudes.
Este tiempo me ha servido para pensar y analizar en lo importante que
eres en mi vida, en lo mucho que te extraño, en todo lo que significas
en mis días y no es el hecho de que ahora estoy sola, es el simple
hecho de que tú eres quien iluminabas mis días y ahora todos son
oscuros sin ti. Sí, te extraño porque desde que abro mis ojos en la
mañana, hasta que los cierro en la noche tu presencia es indiscutible
en mi vida. En algún momento pensé que extrañaba tu mirada, luego
estaba segura de que era tu sonrisa la que echaba de menos, después
sentí que tu voz era lo que necesitaba y tras varios días pensándote;
llegué a la indudable conclusión que extrañaba cada parte de tu ser.
Extraño cada palabra, cada gesto, cada sensación, cada suspiro, cada
susurro, cada mirada, cada sonrisa, cada sonrojo, cada punto y cada
coma, cada palabra de más y cada letra de menos... Estos días en los
que ya no estás; he entendido que eres tú todo lo que quiero, todo lo
que necesito, todo lo que deseo, todo lo que ansió para ser

162
feliz. Y es que cada paisaje que observo, cada lugar que frecuento,
con cada persona que converso, cada sonido que escucho, cada
minuto que respiro solo me hace pensar en ti. Y nunca imaginé que te
extrañaría así, que andará así toda suspirando por cada esquina y que
te pensara en todo momento…nunca imaginé que me enamoraría de
la manera en la que hoy estoy por ti. Mis mañanas son vacías, mis
tardes carecen de sentido y mis noches son frías porque tú no estás.
Durante el día todo pareciera tan normal; las gentes, el trabajo, las
fiestas…la vida, pero lo normal carece de esa magia perfecta que es
tu presencia. La noche llega con su habitual silencio y la oscuridad que
envuelve cada espacio de luz, con la melodía frecuente que esconden
las sombras, pero lo habitual es un infierno cuando tú no estás
aquí…aunque mi corazón guarde silencio es tu presencia lo que
reclama a gritos. Y es que es inevitable cuando te has convertido en
la razón de mí vivir, en el latir de mi corazón, en el susurro de mis
sentidos, en la esencia de mí ser; te has convertido en la mujer que
quiero y la que deseo amar.

Amanda estaba petrificada observando a Karina, cada palabra que había


recitado le habían llegado a lo profundo de su alma. Nunca imaginó
escuchar tanta hermosa letra de los labios de ella, siempre había sido tan
falta de esos detalles, tan fría y lejana en expresar sus sentimientos. En
algún momento pensó que Karina le mostraba la mejor de sus actuaciones
para convencerla de un amor que no existía, pero ¿para qué? Karina podía
tener a cualquier mujer en su vida, así que no le veía la razón justificada a
una gran actuación para retener en su vida a una mujer que rápidamente
podría reemplazar. Había aprendido en su tiempo al lado de Karina que
había dos cosas de ella que jamás mentían, su sonrisa y su mirada y esa
mirada hoy le ofrecía más de lo que ella jamás pudo reconocer en todo el
tiempo que la había mirado. Su sinceridad y la tristeza que enmarcaban sus
ojos era una verdad que no había presenciado y estaba segura que era una
verdad que a Karina le costaba expresar. Había algo más importante y más
grande que su orgullo dentro de ella que la obligaba gritar lo que sentía,
sabiendo quizás, que nada cambiaría, pero que al menos lo estaba
intentando. – No tienes idea de cuantos días soñé con que me hablaras de

163
esta manera, que fueses más atenta, más dulce, más cercana a mí, pero
debí conformarme con lo que me podías o querías ofrecerme. No te mentiré
y no negaré que me lastimó muchísimo tu infidelidad, pero no me sorprendió,
pensé que de alguna manera u otra el imaginarlo me haría sentirlo menos,
pero no fue así me dolió más de lo que imaginé. Al comienzo pensé que
todo era tu culpa, pero me di cuenta que también era la mía.

- No creo que hayas tenido culpa. - dijo Karina mientras caminó más
hasta quedar justamente frente a ella entre sus piernas y puso sus
manos en la cintura de Amanda.
- Si, tuve mucha culpa Karina porque me quedé esperando a que
pasara, permanecí en una relación que sabía iba en picada; sabía que
no estábamos completamente comprometidas; una quería quizás más
y otra deseaba menos.
- Pero ahora yo quiero todo. – le susurró Karina mientras acariciaba
su rostro.
- Y yo tal vez deseo menos Karina.
- Podemos intentarlo nuevamente, prometo hacerlo bien esta vez,
quiero una vida contigo.

Amanda observó cada detalle del rostro de Karina que la tenía tan cerca de
ella, su hermosura, su delicadeza, su perfecta simetría, había extrañado
mirar ese rostro tan conocido para ella. Tomó su mano y acarició su rostro
suavemente, mientras Karina cerraba sus ojos con el contacto, Amanda
sonrió con tristeza. – Te perdono Karina y me perdono también a mí, pero
no puedo retomar esta relación, ya no siento lo mismo por ti…

- Yo lo puedo entender, perdiste la confianza en mí y te traicioné;


incluso te traté como una pedante, pero prometo…
- No prometas más Karina, no hace falta prometer cuando estás
segura de lo que quieres.
- Lo que quiero eres tú. – Karina acercó sus labios a los labios de
Amanda y le susurró. – Amor mío tu eres lo único que quiero.

164
Amanda no permitió el contacto de los labios moviendo un poco su cabeza
a un lado. – Karina, lo siento ya no hay marcha atrás.

- Aun así, lo seguiré intentando; tu bien vales la pena, sé que lo


puedo hacer mejor y podemos retomar lo nuestro.
- Karina entiende cielo, ya no siento por ti lo mismo, ya no lo siento
por ti…
- Entonces, ¿lo sientes por alguien más?

La puerta de la oficina de Amanda se abrió un poco en ese preciso instante


y el rostro de Cristina se asomó para ver la estampa de las dos mujeres en
el fondo, una sentada en el escritorio y otra entre sus piernas. Cristina sin
hacer ruido cerró nuevamente la puerta y se alejó con el mayor de los
dolores en el corazón, en el alma, en el cuerpo, en todo su ser…

165
Capítulo 23:
Cristina había llegado a su oficina y comenzó a firmar mil papeles, a hacer
miles de llamadas, a resolver miles de situaciones para no darle importancia
a lo que se rompía dentro de ella, pero luego de unos minutos no pudo ya
mantener su cabeza en el trabajo, necesitaba atender su dolor. Se dejó caer
en su silla, puso sus manos en su cabeza y comenzó a llorar, dejó salir esas
lágrimas que llevaba dentro desde hacía mucho, dejo salir ese dolor que le
aprisionaba el corazón, ese dolor que la estaba matando lentamente. – Soy
tan tonta. – murmuró en medio del sollozo. - ¿Cómo pude creer que ella
sentiría lo que yo siento?, solo fui…solo fui…

Cristina sentía como si hubiese sido el paño de lágrimas de Amanda, pero


si fue así fue su culpa, sabía que Amanda estaba atravesando por la ruptura
con Karina, nunca es saludable entrar a la vida de alguien en ese tiempo de
amargura.

La tristeza la golpeó más fuerte; cargada de muchos sentimientos,


confusión, enojo, resentimiento, dolor…celos. No quería que nadie más
besara esos labios, ni que nadie más acariciara ese cuerpo, ni que nadie
más amara a ese corazón; era egoísta de su parte, pero quería ser ella, solo
ella quien ocupara ese lugar; pero reconocía que ese lugar siempre le ha
pertenecido a Karina. Había tantos sentimientos dentro de ella que no podía
controlar, sentimientos que la estaban matando de a poco…

Es que ya no había dudas estaba enamorada, estaba completamente


enamorada de su amiga, estaba enamorada de esa mujer que le hacía sentir
lo que jamás nadie le había hecho sentir, estaba enamorada de la mujer
más maravillosa que ha conocido, de esa mujer que aunque no le
perteneciera totalmente su amor, al menos había sentido su caricia,
disfrutado sus besos, compartido su calor, había sido aunque sea por única
vez la mujer de Amanda, su amor por unas horas…eso le bastaba…

- Bueno días Cris. – dijo Amanda desde la puerta.

166
Cristina se volteó rápidamente para que no notara su rostro compungido. –
Hola Amanda.

- Te extrañé en la mañana. – le habló a su espalda porque Cristina


aún permanecía fuera del alcance de la vista de Amanda.
- Si también yo. – respondió fríamente.
- ¿Estás bien?
- Sí.
- Bueno si estás bien entonces mírame, tengo cierto grado de déficit
de atención y necesito que me mires. – le dijo acercándose a ella.
- Que no pasa nada Amanda, es solo que no me siento bien solo
eso.
- Entonces mírame. – se puso frente a ella y miró su cara que
demostraba señales de que había estado llorando, sus ojos
hinchados, sus mejillas rojas y su rostro lleno de tristeza. Amanda se
sorprendió de verla en ese estado y respiró profundamente mientras
acariciaba su rostro. – ¿Que pasa cariño?

Cristina cerró sus ojos mientras sentía el contacto de aquella caricia que
tanto amaba y quedó en silencio.

- ¿Cris que pasa bebé? – la atrajo hasta ella para abrazarla, pero
Cristina se apartó rápidamente sin permitir el contacto. Amanda quedó
sorprendida por la acción y la sujetó del brazo para mantenerla frente
a ella. Se sentía totalmente confundida por el estado que se
encontraba Cristina, pero estaba segura que la situación era con ella.
- ¿Puedes ser tan amable de explicarme que te pasa?
- Ya te dije que no pasa nada, ¿acaso no lo puedes entender? – le
respondió secamente.
- A mí no me puedes engañar Cristina, te conozco bastante bien como
para que vengas a mentirme y decirme que nada te pasa, no juegues
conmigo.
- No juego contigo. – respondió sin mirarle a los ojos.
- Mírame a los ojos cuando te hablo. – dijo fuertemente y con unos
primeros síntomas de desesperación.

167
Cristina permaneció sin mirarla ignorando completamente la petición de
Amanda.

Amanda tomó su mano dulcemente, alzó el rostro de Cristina lentamente y


pudo entonces reflejarse en sus hermosos ojos esta vez llorosos y tristes.
– Por favor, necesito que me digas que te sucede, siempre ha sido así,
siempre hemos hablado y nos hemos contado todo…

- Mandi es que…

Amanda esperó la respuesta, pero no salió nada de la boca de Cristina. -


¿Es que…? – le preguntó.

- Todo ha sido un error. – las lágrimas no se hicieron esperar y


comenzaron a caer por el rostro de Cristina sin cesar.
- ¿Qué fue un error? – preguntó Amanda con el corazón tan apretado
que sentía que le estallaría.
- Lo que pasó en la cabaña, lo que ha pasado estos días, lo que nos
ha unido.
- ¿Qué pasó en la cabaña?
- Ya sabes. – se soltó de su agarre y caminó lejos de ella.
- ¿Tan terrible fue que ni siquiera lo puedes llamar por su nombre? –
preguntó enojada.
- Lo que pasó Amanda.
- Ahhhh, que hicimos el amor, ¿a eso te refieres?
- Sí.
- ¿Y no lo puedes llamar así?, porque yo recuerdo muy bien que
ambas lo disfrutamos esa noche o ¿me equivoco?
- Fue un error Amanda, yo solo estoy confundida, solamente me dejé
llevar por un deseo y una necesidad que no pude controlar.

Amanda caminó hasta ella, la tomó de las manos y posó sus ojos en los de
ella. – ¿Fue un error Cristina? ¿Tú en realidad me estás diciendo que fue un
error?, yo no lo sentí así Cris, para mí fue…

Cristina tomó sus dedos y los puso sobre los labios de Amanda para impedir
que continuara hablando. – No lo digas por favor.

168
- ¿Porque no quieres que digas que me encantó?, que para mí fue
increíble, lo sentí único Cristina y te sentí a ti también entre mis brazos,
no puedes solo decirme que fue un error.
- No debí hacerlo, es que…
- Ahh, ¿entonces fue solo sexo casual o curiosidad?
- Amanda no debimos hacerlo, somos amigas y esto jamás debió
suceder.
- Al diablo con que seamos amigas, ¿acaso eso limitó algo entre
nosotras? … ¿no te gustó hacer el amor conmigo?

Cristina guardó silencio, pero en su interior la respuesta fue que ha sido la


mejor sensación que ha tenido en su vida.

- Respóndeme con sinceridad, ¿no lo disfrutaste, no te hizo sentir algo


dentro, no sentiste que tu alma se unió a la mía con el solo contacto…?
- Amanda ya. – sollozaba Cristina.
- ¿No sentiste nuestras respiraciones entrecortadas, la caricia que
cubrió todo tu cuerpo…?
- Amanda ya basta…
- ¿No disfrutaste cada caricia, cada suspiro, cada beso, cada
movimiento, cada segundo que te amé…? - mientras se acercaba más
a ella y cruzaba sus manos en su cintura
- Basta…
- Dime, ¿no lo sentiste?
- Siiiiiiiiiiiiii y fue maravilloso. – gritó con lágrimas en los ojos.
- ¿Entonces Cris? – Amanda movió sus manos en su cintura, la atrajo
más a ella y le susurró. – Entonces, ¿realmente crees que fue un error,
piensas que algo tan perfecto pudo ser un error? – Amanda acercó
sus labios a los de Cris y los besó suave y delicadamente.

Cristina sintió desfallecer con el solo contacto de esos labios que la hacían
sentir única, separó un poco el contacto y respondió. – No. – se perdió en la
profundidad de la mirada de Amanda. – Pero no debe ocurrir nuevamente
Amanda, no puede ser, simplemente no puede ser.

169
A Amanda se le llenó el corazón de tristeza y sintió unas ganas inmensas
de llorar, sintió la necesidad de gritarle a Cristina sus sentimientos más
profundos, sintió el deseo de hacerle sentir que lo que era un error era decir
que había sido un error todo lo que habían vivido, sintió por primera vez que
el corazón se le rompía en mil pedazos, pero estaba segura que expresar
sus sentimientos no arreglaría nada en este momento, solo fue un error, solo
fue una noche de confusión, solo fue nada…

Amanda aún la sostenía de la cintura y sus labios permanecían muy cerca


de ella. – Cris yo realmente…

El sonido de la puerta las hizo separarse rápidamente.

- Adelante. – dijo Cristina con voz nerviosa.


- Buenos días, hermosas jóvenes. – Simón entró con unos
documentos en la mano y una gran sonrisa en los labios.
- Buenos días, Simón. – respondió Cristina.
- Ustedes como siempre hermosas, pero me alegra encontrarlas a
ambas. Cristina necesito algunas docenas de firmas tuyas en estos
documentos. – ofreciéndole los documentos. – Y Amanda tu reunión
de las 3 fue cancelada hoy, pero movida para mañana a las 12.
- Perfecto, gracias, Simón muy amable; si nada más me compete me
retiro.
- Si preciosa.

Amanda salió rápidamente huyendo de toda la situación, estaba


completamente fuera de ella, era inevitable sentir tal dolor que la estaba
consumiendo. Era hora de poder afirmar y reconocer que estaba locamente
enamorada de Cristina y no desde hace unos meses, ni siquiera desde hace
unos años, simplemente desde el día que la conoció, justamente desde ese
día había sido simplemente ella…

Era inevitable andar ocultándolo ya, había tenido un día de mierda, primero
Karina y después Cristina y con toda honestidad Cristina la estaba matando.

170
Amanda regresó a su oficina, se sentó en su escritorio, tenía mucho trabajo
que cubrir, pero no tenía la cabeza para continuarlo. Tomó su lápiz de un
lado y comenzó a pegarle con el grafito y luego con la goma y así una y otra
vez volteando el lápiz cientos, miles de veces; perdida simplemente en lo
que eran sus pensamientos; así dejó pasar varios minutos... varias horas…
Había una especie de sensación tan extraña que le dificultaba respirar como
de costumbre, encontraba algo en esta ecuación que no entendía muy
bien…

- Señorita Román permiso, ¿puedo pasar?


- Si claro, adelante Señor Alfonsi. – le sonrió a uno de los Ingenieros
Asociados.
- Gracias, ¿cómo se encuentra?
- Muy bien, gracias. ¿Qué tal se encuentra usted?
- Fantásticamente. Solo pasaba a entregarte estos documentos ya que
yo seré el encargado de los proyectos de Cristina mientras ella es
parte de la obra de las Beach Tower, por ese periodo de tiempo
estaremos trabajando conjuntamente usted y yo.

Amanda trató de disimular su rostro de sorpresa por saber que Cristina tenía
el proyecto, era el proyecto de su vida, pero ella estaba completamente
ajena a ello. Como pudo mostró su mejor cara profesional para no demostrar
su ignorancia ante el tema, aunque en definitiva estaba completamente
sorprendida, herida, dolida y totalmente confundida.

- Será un placer trabajar a su lado Señor Alfonsi.


- No créeme, el placer será todo mío, tu trabajo es increíble y trabajar
con mujeres jóvenes tan creativas y profesionales es todo un honor.
Ustedes los jóvenes son la visión del mañana y son los que efectúan
la originalidad, la funcionalidad, la estabilidad y la permanencia para
nuevas generaciones.
- Gracias es muy amable. – respondió Amanda un poco
avergonzada.
- Gracias a usted, ahora me retiro y espero poder dialogar
prontamente.
- Hasta pronto. – respondió Amanda.

171
Y era suficiente de su día y de todo, Amanda tomó sus pertenencias y salió
de su oficina con rumbo a ninguna parte, ninguna parte era mejor que estar
ahí donde se sentía terriblemente mal, comenzó a caminar por el pasillo y
se encontró con Cristina frente a frente. Las piernas le temblaron, su corazón
se aceleró, el sentimiento la embargó y se detuvo en el trayecto.

- ¿Ya te vas? – preguntó Cristina con una cara de enorme tristeza.


- Sí.
- ¿Vas a la casa?
- No creo.
- Ahhh… - guardó silencio, miró el suelo y luego devolvió su mirada a
Amanda. - ¿Vas con ella?

Amanda sonrió irónicamente y respondió. - ¿A caso importa eso? – quiso


arreglar la respuesta tan imprudente, pero en ese momento solo respondió
la parte de ella que estaba muy enojada.

Cristina respiró profundamente, la miró con extrañeza y solo alcanzó a


responder. – Cierto.

Amanda se le acercó y le preguntó con sus ojos llenos de lágrimas. –


¿Porque no me lo dijiste Cristina, porque no fuiste honesta conmigo?,
¿acaso no merezco saberlo?

Cristina al comienzo no entendió su pregunta, pero luego era obvio lo que


preguntaba y sintió un golpe fuerte dentro de su alma, ¿qué demonios
estaba haciendo?, no podía ser tan estúpida para hacerle todo esto
Amanda, aunque no la amara, era su amiga y estaba siendo muy injusta,
pero si no lo hacía así…se quedaría… - Mandi…yo…

- No te entiendo Cristina, pero tus razones tendrás, pero aun así sigo
sin entenderte y no sabes cuánto duele…
- No sabes cuánto…
- Lo se cariño, lo sé muy bien. – caminó un poco, se detuvo a su lado,
la miró con todo el dolor del mundo y siguió su camino. Se perdió
por ese gran pasillo sin detenerse para prestar atención a nada,

172
sacó su celular de su bolsa y marcó. – Hola, ¿estás disponible para
mí esta noche?

173
Capítulo 24:
- Pensé que jamás llegarías
- Mierda, una mujer como yo tiene asuntos importantes que atender
Amanda, acaso crees que una delicia como yo está disponible, así
como así; hasta deberías pagar por mi tiempo. – le dijo Belinda
besando su mejilla y sentándose frente a ella en la mesa.
- ¿Ahora eres dama de compañía?
- Bueno para ti puedo hacer una excepción, la primera hora es gratis.
– sonrió maliciosamente.
- Oh que linda.
- Si así soy. – la miró detenidamente por unos segundos y continuó. –
Que gusto que me llamaras y poder compartir un rato agradable, ya te
extrañaba. Esta noche nos embriagaremos y bailaremos sobre las
mesas y dormiremos todo el fin de semana porque estaremos en
coma, casi en colapso narcoalcoterminal.
- No, prefiero un café.
- Entiendo, tienes miedo que te viole, es entendible. – Belinda llamó al
mesero, le pidió un café y un vino. Esperó que se fuera con la orden,
puso sus mano en la mesa y le dijo- Soy toda oídos para ti.

Amanda la miró sorprendida. - ¿Cómo sabes?

- Es fácil conocerte Amanda, traes una carga dentro que se marca en


cada espacio de tu piel.
- No me estés sicoanalizando, siempre haces lo mismo.
- No estoy aquí como tu psicóloga sino como tu amiga, pero la culpa
es tuya que dejas que se te escriba en el rostro lo que llevas en el
corazón.
- Tal vez.
- Bueno cuéntame la parte que sé y luego me haré la sorprendida
con la que supuestamente no sé.

Amanda objetaría por el comentario, pero no había caso decirle que no


sabía nada porque en realidad sabía mucho, pero guardó silencio y solo
permaneció mirando a Belinda mientras el mesero traía su café y su vino.

174
- Gracias guapo. – le dijo Belinda al chico y entonces se volteó a
Amanda. – ¿Segura que no quieres pasar el trago amargo con una
buena copa de vino?
- No, completamente segura.
- Perfecto, me gusta que sea así, eso me confirma que al menos eres
inteligente en unas cosas. El dolor es mejor pasarlo a pulso, sobrio,
en plena conciencia, porque de lo contrario cuando por fin estés sobria
estarás más jodida que antes. – permaneció mirándola y dijo. – Sabias
desde el primer día que mi hermana no era una mujer comprometida,
no estoy diciendo que es una mala persona; bueno es una maldita
desgraciada, pero no es mala. Es solo que antes no le ha
dolido…como ahora. No te diré “te lo dije”, pero si te diré “lo sabías”.
Karina es una mujer increíblemente brillante, es muy profesional, es
hermosa, ambiciosa, pero es fría, calculadora, descomprometida y al
darse cuenta que en su vida puede tener lo que quiera, pues así vive;
tomando lo que quiere cuando lo quiere. Pude haberte dicho Karina
no es la mujer para ti, pero no tenía por qué decirte lo que sabías con
seguridad, además que debías pasar tú por la experiencia de ser
decepcionada.
- Es que yo pensé que…
- Pensaste que sería distinto contigo y más importante que eso que
estabas segura que podrías liberarte de los demonios que traías
dentro de ti, que te consumían y ahora te matan; ¿continuarás en una
relación en la que sabes no hay futuro?
- Ya terminó, ya no hay nada. – Amanda respondió con una mueca
en su rostro.
- Nunca lo hubo.

Amanda abrió la boca para responder al cometario, pero Belinda`


rápidamente la interrumpió. – Lo sabes, así que no trates de decirme lo
contrario. Ahora mi pregunta es la siguiente, ¿seguirás ocultando lo que
verdaderamente sientes o continuarás buscando a alguien que te haga
olvidar ese sentimiento?

- Ya no importa, ya nada importa Belinda. – sus ojos se llenaron de


lágrimas, esas lágrimas que aún no había dejado salir, pero tranquilizó

175
sus sentimientos y su dolor para mantenerlas un poco más de tiempo
dentro.
- ¿Acaso te has detenido frente a frente a ella y le has dicho que te
mueres por ella, que la amas desde el primer día, que ella solo es la
mujer que deseas a tu lado?
- No.
- Yo sé que está jodido todo Amanda, porque ella es hetero, pero
grítaselo a la cara, al menos, quizás no sienta nada por ti, pero tú te
liberarás, te sentirás más liviana y podrás continuar entonces tu
camino.
- Estuve con Cristina. – logró decir como un murmullo.
- Bueno siempre estás con ella, vives con ella.
- No así.
- ¿Te refieres íntimamente? – preguntó con los ojos muy abiertos.

Amanda la miró y afirmó con la cabeza sin nada más.

Belinda cambió totalmente el semblante y su cara poseía una extraña


expresión de no entender absolutamente nada. – ¿Me perdí algo?, porque
hasta donde yo sabía… diablos…explícame esto como si fuese una niña,
¿puedes? maldición esto es mejor que la novela de las 6 de la tarde. -
terminó susurrando.

- Es que todo fue tan raro, de un tiempo para acá comencé a sentir a
Cristina distinta conmigo.
- ¿Distinta cómo?
- Más atenta, notaba que cambiaba completamente con la presencia
de Karina, se enojaba y amargaba tan solo de verla, su mirada era
distinta, había situaciones que me daban a entender un interés algo
particular hacia mí, que ya no era el mismo de antes de…su amiga.
- Pero no le di importancia porque pensé que como eran mis deseos,
yo estaba confundiendo toda la situación, pero…
- Pero…
- Pero una noche me embriagué y ella me besó y yo la besé y nos
besamos y fue tan increíble y ella pensó que no recordaría, pero yo si
recordé y de ahí en adelante todo cambió y yo quería más…

176
- Increíble. – dijo descansando su cabeza en su mano izquierda,
mientras con la otra se tomaba todo el vino de la copa. – ¿Y pasó
más?
- Si, fuimos a un concierto y esa noche hicimos el amor. – Amanda
dejó ver una sonrisa que más que sonrisa pareció una mueca de dolor.
- Oye guapo tráeme otra copa - Belinda le dijo al mesero, mientras
murmuraba. - Dios la necesito, ¿pero esa noche tú provocaste todo?
- No, ella me besó nuevamente y ya no pude pensar en estar
aguantándome las ganas de tenerla, era inútil ya, Belinda no me pude
aguantar, imagínate cuanto tiempo había esperado porque eso
sucediera, me enloquecí, lo cierto es que no debí…
- ¿No debiste qué? ¿Responder a lo que ambas querían en ese
momento?, no la obligaste, simplemente pasó y de haber culpables
serian ambas que consintieron en dejar escapar sus deseos más
secretos. ¿Y qué tal?, no es que quiera los detalles porque no los
necesito, es tu intimidad, ¿pero qué sentiste?, de lo que sentiste
depende de cuan jodida estés.
- Ayy Belinda solo fue las más increíble confirmación de que estoy
doblemente jodida, jamás yo había sentido lo que ella me hizo sentir.
- Amanda puso su cabeza entre sus manos y respiró profundamente
sabiendo que era la verdad.
- Eso es porque la amaste doblemente, ya la amabas a ella, su
corazón, su alma, su ser; entonces al amar su cuerpo es el
complemento perfecto para decirte querida amiga que estás
enamorada de esa niña. Y aunque lo sabíamos es solo una pequeña
confirmación, ¿te sinceraste con ella, le dijiste lo que sientes?
- No. – miró a Belinda esta vez no pudiendo contener las lágrimas.
- ¿Y eso por qué? Todo iba tan bien que hasta pensé que habías
dejado de ser tan cobarde y tonta, pero me doy cuenta que no.
- No sé porque no lo hice en ese momento, pero ya sé que no lo
haré, sería una pérdida de tiempo.
- ¿Quién dice eso?
- Yo y…ella, hoy apenas me dijo que sentía que había sido un error
todo, que no debió ocurrir, imagínate como me siento. No sé qué es
peor, el hecho de continuar soñando y que jamás pudiese tener alguna

177
oportunidad con ella o que ese sueño se haya vuelto realidad y que
me diga que la realidad es un error.
- Debes entenderla Amanda, supongo que es su primera vez con una
mujer, entonces debe estar aterrada, por sus sentimientos, por todo lo
que ha pasado, está confundida.
- Y ahora se va, se va de mi lado y eso no lo puedo soportar, te juro
que puedo soportar que no me ame, que sienta que todo fue un error,
pero no tenerla junto a mí…eso me matará. – Amanda ya no pudo
aguantar las lágrimas y las dejó rodar por su rostro con un gran
sentimiento.
- ¿Cómo que se va?, ahora no entiendo nada.
- Logró un proyecto y se irá por un tiempo y entonces…estará lejos…y
eso me matará Belinda…no quiero que huya así, no puedo con esto…
- Siempre me he preguntado porque la gente se complica la vida con
cosas simples, todo es tan fácil como que le digas que la amas y a la
mierda todo lo demás, pero como no quieres eso y nadie lo hará por
ti, tan solo debes dejarla ir Amanda. Ella está tomando una decisión
ahora, sea por cobardía, por huir de ti, por confusión, por miedo, por
idiota o solo porque es una oportunidad profesional que no puede
desaprovechar, pero debes dejarla ir tranquilamente sino no vas a
retenerla y decirle que la amas…hay una frase muy trillada “si amas a
alguien déjala ir, si regresa es tuyo, si no regresa nunca lo fue…” solo
necesita tiempo Amanda y tú también. A mi entender son dos niñas
tontas que deberían meterse una habitación completamente desnudas
y no dejarlas salir hasta que se coman o se digan todo lo que guardan.
Amanda, debes tomar la decisión de ser feliz, de vivir
conforme a como deseas y con quien quieres, ambas sufrirán por estar
lejos una de la otra, pero si te ama regresará, si la amas irás tras ella,
si se aman estarán juntas sea cual sea la situación, en cambio sí fue
un error entonces debes dejarla ir y que crezca profesionalmente y con
ello crecerá como persona.

Amanda permanecía escuchando a Belinda con su frente descansando en


su mano, su rostro rojo, sus ojos hinchados, las lágrimas rodando por sus
mejillas. Era la primera vez que dejaba ver su dolor, la primera vez que
afirmaba su amor por Cristina, la primera vez que se mostraba indefensa, la

178
primera vez que su corazón se sinceraba, la primera vez que sentía un dolor
tan desgarrador que le costaba respirar. – No podré sin ella.

- Si, podrás por ella. – Belinda tomó su otra mano que permanecía en
la mesa y la acarició. –Las lágrimas limpian el alma y sin duda te harán
ver con claridad, nunca te avergüences de tus sentimientos y jamás
desistas de luchar por lo que deseas.

El dolor no había pasado, pero al menos ese nudo en la garganta había


desaparecido y se sentía un poco aliviada. La charla con Belinda sin duda
había ayudado mucho, ella desde hacía mucho sabía sus sentimientos por
Cristina, no es que confiara más en ella que en Kathy, era solo el hecho de
que Belinda no tenía una lazo tan fuerte con Cristina como Kathy y a la hora
de ver la situación no entrarían los sentimientos en sus puntos de vista y hoy
había sido de gran ayuda.

Ya era hora de regresar a casa, era muy tarde y estaba rendida, se despidió
de Belinda con un gran abrazo y comenzó su viaje a casa. Su mente iba
llena de cientos de pensamientos y todos la llevaban a Cristina.

179
Capítulo 25:
- Tampoco es que me voy por siempre Kathy, es solo un período y
vendré de visita y te llamaré y te wassopiare y cuando menos lo
esperes ya estaré de regreso.
- No es lo mismo Crisita. – respondió Kathy con voz suave.
- Además, habrá un día en que nos tengamos que separar y novivir
juntas, cuando cada una tenga su familia, sus hijos, su vida, y aunque
siempre seguiremos siendo amigas; viviremos separadas.
- Yo planificaba comprar una casa muy grande y vivir todos juntos y
dormir en la misma cama y…
- Estás loca Kathy. – rio Cristina.
- Aunque ya sé que a ti te gustaría dormir solo con Amanda. – la miró
con una mirada traviesa.

Cristina respiró profundo y le sonrió con tristeza.

- Aun no puedo entender que pasó para que tomaras esta decisión
tan apresurada.
- Es lo mejor Kathy.
- ¿Lo mejor?, pareces alma en pena reclamando la eternidad, Amanda
pareciera que se le escapa la vida en cada segundo y ¿tú me quieres
decir que es lo mejor?, no jodas Cris, no es lo mejor sino lo que tú
crees que es lo mejor.
- En estos momentos es lo que pienso. – se sentó posando su
cabeza en el hombro de Kathy.
- ¿No la amas? – preguntó tiernamente Kathy.
- ¿Ahhhh? – preguntó sorprendida.
- Eso, que si la amas o no, es una simple pregunta. No creo que sea
tan difícil de responder o ¿sí?
- Es que no entiendes Kathy.
- Por eso, contéstame la jodida pregunta, ¿la amas sí o no?
- Sí, la amo. – Cristina dejó salir esas palabras casi inaudibles, como
un secreto que por fin podía decir.

180
- ¿Entonces?
- Entonces, el hecho de que ame a una persona no quiere decir que
esa persona me ame a mí y logre ser feliz con ella.
- ¿A caso te has parado frente a ella y le has dicho que la amas, que
disfrutaste de hacer el amor con ella? – le preguntó con fuerza Kathy
mientras se movía de su posición anterior y la encaraba.
- No, jamás.
- Entonces no me digas que no siente igual que tú, cuando tú has
sido igualmente cobarde y tonta para no gritarle lo que sientes.
- A veces no hace falta decir las cosas, tan solo sentirlas y verlas.
- Te equivocas, no todo lo que se ve es realidad, no todo lo que se
escucha es la verdad.

Cristina bajó su cabeza y aunque quiso decir todo lo que llevaba dentro,
prefirió permanecer en silencio, ya había tomado la decisión de marcharse
y no daría marcha atrás.

- Te estás muriendo por dentro Cris, no te quieres ir, pero es más


conveniente y fácil huir y no enfrentar tu realidad. Estás en el borde y
en cualquier momento caes al precipicio y te la llevarás al fondo a ella
también; la perderás Cris…
- Jamás ha sido mía Kathy. – dijo con seguridad sin alzar su vista del
suelo.

Kathy abriría la boca para decirle algunas cosas que quizás debería saber,
lo quería hacer, necesitaba hacerlo, pero no era ella a quien le correspondía
decir las palabras que se necesitaban decir.

- Te extrañaré tanto.
- Y yo a ti, no te imaginas cuanto…a ambas. – clavó su mirada en los
ojos de Kathy y le dejó ver ese triste sentimiento que la consumía de
a poco.

La puerta de la habitación de Amanda se abrió y ella se asomó lista para ir


a cenar por última vez antes de que Cristina viajara.

181
Cristina al verla quedó sin aliento porque se veía increíblemente hermosa,
no sabía si estaba apreciando todos los detalles para llevárselos en el
corazón, pero simplemente no recuerda haber visto su amiga tan bella como
esta noche. Su cara solo expresaba la grata sorpresa de ver tan hermosa
presencia antes sus ojos, ese vestido que llevaba Amanda le hacía resaltar
su perfecto cuerpo y expresaban toda su sensualidad, su cabello suelto y
alborotado, su tenue maquillaje, sus tacones altos, su recatado escote, su
aroma tan delicioso…

Cristina fue sacada de su encanto cuando Kathy le pegó con el codo y le


susurró. – Límpiate las babas idiota.

Cristina trató de disimular su encantamiento. – Entonces estamos listas, así


que vamos que se nos hace tarde.

Las 3 amigas salieron esa noche y cenaron en un restaurante


frecuentemente visitado por ellas; buena comida, música en vivo, un
excelente ambiente donde se sentían muy cómodas y la pasaban bien
siempre que iban.

- No, de ahora en adelante esperaré por el jamón de mi frita. –


comentó Kathy mientras terminaba su cena.
- ¿Por tu qué? – preguntó Amanda anonadada.
- ¿No es el amor de tu vida…? – argumentó Cristina.
- Es lo mismo.
- Bueno viéndolo de una manera general, si es lo mismo. – sonrió
Amanda.
- Pero al paso que voy me imagino sentada esperando el amor de mi
vida hecha una calavera.
- No me parece, eres joven y el amor llegará para ti…que no sean
profesores de filosofía, jugadores de futbol y strippers. De seguro en
alguna parte espera por ti. – completó Cristina poéticamente.
- Saben, a veces no puedo entender esa gente que encuentra el amor
de su vida y es tan estúpida para dejarlo escapar. Es que joder lo
tienen ahí en sus narices y lo saben, pero no hacen nada para
quedarse con ese amor, para ser feliz, simplemente se empecinan

182
en escapar, en huir en la dirección opuesta y así terminan siendo unos
infelices el resto de sus vidas, ¿no les parece increíble eso? Es que
ósea si yo encontrara el amor de mi vida lo tomaría de ambas manos
y me le enroscaría en el cuello y jamás lo dejaría ir y si se quisiera ir
estaré tan agarrada que tendrá que llevarme con él porque no lo
soltaré.

Amanda rascaba su cabeza mientras escuchaba a Kathy con su discurso


tan bien preparado y justo para el momento. Cambió su mirada y la posó en
Cristina que estaba justamente sentada frente a ella que ya la miraba. Sus
miradas se encontraron hablando el lenguaje sin palabras, sus ojos
expresaban todo eso que no se atrevían a expresar con sus bocas. Amanda
se detuvo en cada detalle de ese rostro tan conocido, tan perfecto, tan
hermoso, tan amado para ella, ¿podría vivir sin mirarla como cada día?,
¿podría dejarla ir tan fácilmente?, le sonrió mientras mantenía su vista en
su rostro, estaba hipnotizada, daría cualquier cosa por besarla nuevamente,
por acariciarla, por sentir su aroma, porque durmiera en sus brazos
nuevamente…

- …exactamente como ustedes se están mirando en este preciso


momento. – terminó Kathy señalando a sus amigas.

Cristina volteó su mirada a Kathy con el ceño fruncido y le preguntó. -


¿Qué demonios dices?

- Que una sabe cuándo dos personas están enamoradas cuando se


miran como lo estaban haciendo justamente ahora, cuando ignoran
a todo el mundo a su alrededor y solo se concentran en ustedes.
Apartan el mundo alrededor, solo importan las palabras que se
dicen sin hablar, las caricias que se dan sin tocar, cuando el amor
brota por cada poro del cuerpo, es que en realidad cuando pasa
eso todo el mundo se da cuenta, es estúpido e inútil andar
ocultando esos sentimientos…

- Iré al baño si me lo permiten, regreso. – Cristina se puso de pie y


como siempre comenzó a huir de sus sentimientos, de la verdad,
de su realidad, de lo que ya no era justo ocultar.

183
Amanda la miró hasta que desapareció entre la gente y miró a Kathy con la
única mirada de asesina en serie. – ¿Qué demonios haces, que pretendes?

- Si la dejas ir te juro que dejaré de ser tu amiga y te mataré a sangre


fría.
- Eso está bien para mí. – respondió con indiferencia.
- Maldita, sabes que no puedes vivir sin mí, bueno retiro lo dicho, si no
vas tras ella llamaré a tu madre y le diré todo lo que está pasando para
que te pateé el trasero…
- Ya, ya pues, te odio.
- Yo también.

Amanda se puso de pie y comenzó a caminar entre la gente hasta el baño,


esperó que se desocuparan las casillas, pero Cristina no salió, así que era
fácil saber que ya había salido de ahí. Caminó por todo el lugar sin dar con
ella, hasta que enlazó su mirada y la encontró en una esquina de la pista
observando tímidamente la banda que amenizaba.

- Eres buena huyendo. – dijo Amanda mientras se acomodaba a su


lado.
- No, es solo que se escucha muy bien la banda, ¿no crees?
- Si es buena.
- Canta muy bien la chica y…es linda.

Amanda volteó su rostro hasta Cristina. – No más que tú.

- Vamos es casi modelo la chica, así que no se compara conmigo.


- Exacto, no se compara contigo, tú eres más hermosa.

Cristina se sonrojó totalmente y se sintió muy nerviosa con toda la


situación. – Gracias, es solo que eres mi amiga.

- Sí, pero no te hablo como amiga.

Cristina sintió un escalofrió por todo su cuerpo y se sintió desfallecer, ¿qué


era lo que estaba pasando, que era lo que estaba haciendo Amanda?

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- Cristina no quiero que te vayas. – dijo Amanda mientras sus
palabras eran ahogadas por el ruido de la música.
- ¿Qué? – preguntó Cristina casi gritando.

Amanda se acercó a Cristina y le susurró al oído. – Que no quiero que te


vayas y me dejes.

Cristina suspiró tan solo escuchar esas palabras y por sentir la cercanía de
Amanda, se estremeció todo su cuerpo tan solo sentir su calor tan cerca de
ella, su presencia la enloqueció, pero esas palabras la desquiciaron.

- ¿Porque no quieres que me vaya? – le preguntó manteniendo la


cercanía.

Amanda estaba completamente segura de decir lo que sentía y lo que


quería, ya no había marcha atrás, era ahora o nunca. – No quiero que te
vayas porque yo…- se acercó más a ella hasta sentir su respiración muy
cerca de ella. – porque…

- Hola mi amor hermosa. – se escuchó entre el bullicio y el ruido del


lugar.

Amanda conocía muy bien esa voz, pero no podía, no era justo ahora.

Karina se abalanzó al cuello de Amanda, mientras la separaba de Cristina.


– Que gusto verte aquí, vamos, ven a bailar conmigo. – se balanceaba
Karina quien estaba visiblemente mareada y ebria.

Amanda estaba sorprendida de verla en ese lugar y que apareciera en un


momento tan perfecto para ella. Retiró las manos de Karina de su cuello y
le dijo fuertemente. – No, ahora no Karina.

Cristina miró a Amanda con la vista llena de enojo y desilusión, miró a


Karina, devolvió la mirada a Amanda y la miró por unos segundos largos,
hasta que logró decir. – Estoy segura que no me necesitas. - Cristina se
apartó rápidamente con muchos sentimientos dentro de su ser; enojo, celos,
decepción, pero sobre todo y más que eso…dolor. Era ya inútil pensar que
podría ser una parte importante y seria en la vida de Amanda, por un
momento dudo de su decisión, pero ya no lo hacía más, lo único que quería

185
era marcharse para poder superar toda esta amargura y poder comenzar a
olvidarla…no sería fácil, pero era lo más sano para todas…alguien debía ser
feliz, aunque no fuese ella.

186
Capítulo 26:
- ¿Es todo? – le preguntó Kathy a Cristina mientras sacaba unas
cajas de su habitación.
- Sí, creo que sí, si olvido algo muy bien puedo regresar por ello en
algún momento o cuando vayas a visitarme me lo puedes llevar.
- Bueno. – respondió con nostalgia.
- Vamos no es para tanto, no pongas esa carita, mira que estaré de
vuelta pronto, además todo esto es para bien, es algo que quizás
sabíamos que pasaría tarde o temprano y… pasó.
- Lo sé pequeña, pero es tan difícil y triste dejarte ir, es que cuando
los niños crecen y es el momento que deben dejar el nido es doloroso
para una, no sé cómo viviré cada día aquí esperando tu llamada y
saber que estás a salvo en casa. – vociferaba Kathy con todo su típico
dramatismo.
- Vamos mamá cada noche te llamaré.
- Juro que si me vuelves a llamar mamá no vives para contarlo, me
haces sentir vieja y arrugada. – dijo esto y comenzó a tocarse el rostro
en forma de estiramiento facial.
- Te extrañaré vieja. – sonrió Cristina.
- Y yo te extrañaré tanto Crisita.

Cristina se abalanzó a los brazos de su amiga y la abrazó fuertemente, en


un contacto casi eterno, porque ninguna de las dos quería apartarse de la
otra.

- Yo sé que no ha sido fácil tomar esta decisión, entiendo que te está


costando mucho, en mi humilde opinión no es la mejor, pero tampoco
soy nadie para decirte no lo hagas, porque sentiría que de alguna u
otra manera estoy tronchando tu éxito profesional. La amas, de eso
no tengo dudas, existe algo grande entre ustedes, pero son tan niñas
que han cometido el peor error de la vida; permanecer en silencio y
guardar sus verdaderos sentimientos, sería más fácil Crisita. Ahora te
vas y quizás se pierdan la una a la otra sin haberse confesado,
aun no es tarde, pero llegará el día en que todo esto termine y será
demasiado tarde como para arrepentirse y tratar de hacer las cosas

187
correctas. Solo te pido que en este tiempo que puedes tener contigo
misma, pienses en tus sentimientos y en la importancia de ellos, no
sea que un tiempo después te des cuenta que has cometido el peor
error de tu vida.

Cristina separó el contacto y miró a su amiga con el rostro lleno de lágrimas,


eran ciertas sus palabras y lo sabía, pero necesitaba salir de ahí lo más
rápido posible, si eso se llama escapar pues estaba escapando, no podía
soportar más saber que quizás haya significado algo para Amanda, pero no
lo suficiente para llegar a amarla y…siempre estaría Karina. Soportó por casi
1 año la presencia de Karina y antes de eso soportó guardar silencio de lo
que nacía en su corazón, pero ya no podía más, ya había probado,
saboreado, acariciado, besado, amado el cuerpo y el corazón de Amanda y
no podía seguir pretendiendo que era su amiga cuando quería ser el amor
de su vida, la que compartiera su cama cada noche, la que celebrara sus
éxitos y secara sus lágrimas, la que cuidara de ella, la que tuviese el derecho
de mirarla con deseo, con cariño, con ternura, con amor. La amaba
demasiado como para también perder su amistad, este era el momento de
salir y estar lejos para poder conservar lo que aún le quedaba. – Necesito
este tiempo Kathy, de lo contrario me volveré loca, necesito analizar muchas
cosas en mi vida y aquí junto a ella no lo haré. Es cierto hay cosas que
debemos dialogar, pero no será ahora, no en este momento, no en esta
etapa de nuestras vidas, ahora solo quiero abrazarla y dos segundos
después solo quiero estrangularla…

- Si es lo que quieres.
- No, pero es lo mejor ahora.

Kathy se percató de la presencia de Amanda en la habitación y tomó varias


de las pertenencias de Cristina. – Creo que es mejor que te ayude con esto.
– y salió rápidamente.

Amanda le sonrió de medio lado y comenzó a caminar nerviosa hasta


Cristina, llegó frente a ella y en silencio quedó observándola. Cristina dejó

188
rodar unas lágrimas por sus mejillas que fueron como una tortura para
Amanda, ver esas lágrimas furtivas escaparse por su hermoso rostro fue
como sentir que se le escapaba la vida con cada una de ellas. Amanda subió
su mano y trazó el trayecto de sus lágrimas con sus dedos hasta limpiar todo
su rostro y rozar dulcemente sus labios con sus manos. Se quedó frente a
ella mirando en la profundidad de sus ojos, Cristina le regaló una tenue
sonrisa y luego se abrazaron en un silencio que pareció eterno. Ese abrazo
que no podía terminar, ese abrazo que duró tanto tiempo como las ganas
de permanecer, ese abrazo en el que compartían sentimientos genuinos y
confusiones sin sentido, ese abrazo que la embriagó con su aroma, ese
abrazo que descontroló sus emociones, ese abrazo que le entregó un millón
de sentimientos desconocidos, ese último abrazo antes de su partida…el
abrazo perfecto para dos personas que quieren decir tanto con palabras,
pero saben expresarlo mejor en acciones compartidas.

- Cris yo…lo que pasó anoche… - le susurró Amanda a su oído.

Cristina rápidamente separó el abrazo, pero no así el contacto y la cercanía;


tomó uno de sus dedos y lo puso en los labios de Amanda, pronunciado un
suave. – Shhhhhh. – con su mano continuó acariciando su rostro, cada
espacio, cada rincón, cada centímetro de él como queriendo llevar con ella
su simetría, su perfección, su suavidad, su delicadeza, su hermosura; como
queriendo llevarse la eternidad de ese rostro tan amado.

Amanda la sujetó de la cintura y la miró a los ojos como nunca lo había


hecho - Te extrañaré tanto, esto será más duro de lo que pensé, yo…- y las
lágrimas brotaron por sus ojos sin poder contenerlas, nunca había sido
fanática de las despedidas, pero ésta en particular le estaba rompiendo el
alma, el corazón, la vida entera. Sostenía en sus brazos, quizás por última
vez la única mujer que había amado en su vida y era tan cobarde como para
dejarla escapar. – Cris tu eres demasiado importante para mí, eres más de
lo que alguna vez pensé, tu eres una mujer increíble y yo la verdad…yo no
quiero que…

189
Cristina se acercó a sus labios y los besó, no solo por la necesidad de
hacerlo sino para hacerla callar. No quería escucharla ahora, no quería que
le dijera que era la mejor mujer del mundo, que era hermosa, que era
importante en su vida, pero que solo podía ser su amiga, besó esos labios
como si su vida dependiera de ello, ese beso le estaba sabiendo a gloria
divina. Su cuerpo se estremeció como una hoja al viento, su corazón
comenzó a palpitar mucho más rápido, sus sentidos se embriagaron en una
única sensación.

Amanda respondió el beso con gran necesidad, beso que comenzó a subir
de intensidad, su lengua acarició su labio inferior para luego entrar en la
boca de Cristina y acariciar su lengua que le respondió con una húmeda
acción, ese simple contacto hizo explotar sus más profundos deseos y que
naciera la enorme necesidad de ir por más.

Cristina despegó sus labios sin apartar la cercanía de los cuerpos y solo
permaneció observado los ojos de Amanda y poder verse reflejada
claramente en ellos. Cuantas veces los había mirado a través de los años,
pero ya era distinto, todo era distinto, su mirada, su aroma; el deseo que
vivía dentro de ella que la hacía perder la calma, ese amor tan profundo e
único que le daba vida, pero de la misma manera se la estaba quitando día
con día. Alzó su mano y por última vez acarició el rostro de esa mujer de la
que hoy se despedía y quizás perdía para siempre y simplemente separó su
cuerpo del de Amanda y se alejó sin mirar atrás, porque si lo hacía estaba
segura de que se quedaría…

Llegó a su auto, puso marcha y en medio del llanto se alejó de su hogar, de


la única familia que había conocido por los últimos años, dejó atrás tantos
bellos recuerdos, tantos momentos únicos, una vida construida con
sonrisas, una amiga del alma y un amor del corazón.

Encendió la radio, la música siempre era esa fuerza extraña que la


reconfortaba y de una manera mágica la hacía sentir mejor...pero esta noche
sin lugar a duda no lo estaba logrando…el mundo estaba conspirando en su
contra totalmente…

190
Todo el tiempo
que tú me has dado
no ha sido en vano, no
Al contrario
me has enseñado todo
lo que soy yo
Y temblando, yo te confieso
Que todo a partir de hoy
Se ha acabado, porque nunca empezó

Quien se enamora, llora dos veces


Yo, quiero correr
Porque me duele
Y te perdí también

Yo te digo Adiós
Hasta que tú no me hagas volver
Voy a olvidarme de lo que fue
Voy a borrarlo
Sabes que me alejo
Porque jamás fui yo
Quien recibiera más
De lo que siempre te doy
Y ojalá que nunca
Sientas algo igual

Algo pasa
No me has soltado
Y no me has dejado ir
Ten cuidado
Me estás haciendo daño
Quiero salir
Y aunque te amo
Creo que es mejor huir

191
Quien se enamora, llora dos veces
Yo, quiero correr
Porque me duele
Y te perdí también

Yo te digo Adiós
Hasta que tú no me hagas volver
Voy a olvidarme de lo que fue
Voy a borrarlo
Y me perderé
Y tratare de que tú jamás
Sepas en donde encontrarme
Si yo te encuentro te vuelvo a amar
Y de eso no quiere

Sabes que me alejo


Porque jamás fui yo
Quien recibiera más
De lo que siempre te doy
Y ojalá que nunca
Sientas algo igual

Yo te digo Adiós
Hasta que tú no me hagas volver
Voy a olvidarme de lo que fue
Voy a borrarlo
Sabes que me alejo
Porque jamás fui yo
Quien recibiera más
De lo que siempre te doy
Y ojala que nunca
Sientas algo igual
Te digo adiós
(Sandoval)

192
Capítulo 27:
- ¿Oye Crisita me traerás muchos regalos cuando vengas a
visitarnos?, quiero una sortija de diamantes, un rolex, un fiat, un…
- Por Dios, solo trabajo honestamente no vine a prostituirme – se
escuchó a Cristina del otro lado del teléfono.
- ¿No?, mierda, ya me había hecho la ilusión. – dijo Kathy con voz
maliciosa. - ¿Y cómo has estado belleza?
- Bien, el proyecto va sobre la marcha y todo…va bien. – respondió
con vacilación como ocultando algo.
- ¿Segura?
- Ammmm sí.
- ¿Me extrañas?
- Claro, muchísimo. – la respuesta fue rápida y sincera.
- ¿La extrañas?

Cristina guardó silencio y luego respondió nerviosa. – Demasiado. ¿Cómo


está ella?

- ¿Además de extrañarte y que ande con cara de tonta todo el día?,


podría decir que está bien.
- ¿Cómo va con Karina? – preguntó con miedo de saber la
respuesta.
- ¿Con quién…? – Kathy gritó sorprendida por la pregunta.
- Con Karina, ¿con quién más?
- Cris, hermosa, Karina es noticia del periódico de ayer.
- ¿Cómo? – preguntó sobresaltada.
- Bueno como que desde que Amanda terminó con ella hace mil
años luz, no ha habido nada entre ellas.
- Pero…
- ¿Pero?
- Pero es que un día llegué a su oficina y estaba Karina con ella y
estaban muy unidas y prácticamente se besaban y…
- Eso le pasa a la gente metiche como tú, ¿acaso te quedaste para
saber que pasó luego? - la interrumpió con molestia.

193
- No.
- Ahhh ya entiendo, huiste pensando que Amanda se estaba
comiendo los huesitos de Karina sobre el escritorio.
- Es que solo pensé que…
- Eres tan idiota, Dios santo.
- Sí, pero la noche en el bar, ahí estaba Karina y se acercó a besarla,
así como si tuviesen un plan juntas en el lugar.
- Ah ahora entiendo tu cara de asesina en serie de esa noche porque
pensaste que ya estaban juntas nuevamente. O sea, Cris, no me digas
que lo decidiste tan rápido solo por pensar que Amanda estaba
nuevamente con Karina.
- Podría ser parte, no quería estorbar.
- ¿Estorbar?
- Sí. – su respuesta fue baja y casi inaudible.
- ¿En dónde?, en una relación que no existe, no me jodas Cris,
tomaste una decisión basada en las cosas que viste, que pensabas,
que tu mente inventaba y no fuiste capaz de pararte frente y
preguntarle. Ahora ando enojada con las dos estúpidas de mis amigas,
una es tan idiota para irse y la otra tan idiota para dejarla ir.

Cristina respiró profundo y respondió con la inhalación. – Ambas


necesitamos tiempo.

- Si tiempo para matarse. Ya no quiero hablar más contigo, porque


tengo ganas de meterme por el auricular y jaltalte a pescosá limpia.
Además, trataré de sacar fuera de la casa a la otra idiota que anda
tirada por las esquinas. Chao…
- Kathy…
- ¿Sí?
- Dile a ella que…
- ¿Que la amas? No mi amor no soy mensajera de nadie, así que te
tocará decirle a ella esa información, porque ya me tienen cansada
ambas con sus jueguitos estúpidos.
- También te quiero Kathy…

194
Kathy había comprobado lo que por las últimas semanas había pensado,
Cristina solo huyó para dejarle el camino a Karina, pensando que era la
mujer que Amanda amaba. Esa dos niñas se pasarían la vida de esta
manera, sin atreverse a decir las cosas a la cara, entonces era hora de hacer
algo porque no permitiría que siguieran apartadas de esta manera, o se
separaban con razones o estaban juntas con razones…

Tomó su teléfono celular y le marcó a Amanda.

- ¿Estás lista ya para ir por ti?


- No iré a ninguna parte Kat.
- Debes salir Amanda, es solo un rato, la pasarás bien.
- No quiero, solo quiero quedarme aquí en casa, no tengo ánimo de ir
a ninguna parte. – respondió con desgano.
- Muy bien, iré a la casa y me tendrás que escuchar la maldita boca,
espérame sentada y cómoda; si hubiese castigo para amigas
pendejas como tú, tu tendrías 4 cadenas perpetuas…
Whatever… - dijo Amanda con los ojos blancos y con señal de
aburrimiento.

Amanda cortó la llamada y dejó el teléfono a un lado y se sumergió en sus


pensamientos.

No sabía cuánto había pasado, pero si sabía que el demonio había llegado
por la puerta.

- Mira Amanda Carolina Román, ya no quiero verte aquí tirada como


si nada, vives solo del trabajo a la casa y de la casa al trabajo, no
sales, nos respondes las llamadas, no me hablas, no dices ni una
maldita palabra y si, entiendo que la extrañes y que la necesites aquí
contigo, pero tú fuiste la idiota que la dejó ir sin decir nada. Así que
este es tu castigo. – se acercó más tranquila hasta ella y se sentó a
su lado - Sé que parezco muy dura y fría, pero no puedo dejarte morir,
no puedo simplemente dejarte tirada porque estás sufriendo, ¿por qué
no me hablas?, ¿porque no sacas lo que llevas dentro, porque no vas
tras ella?, ¿porque simplemente te quedas esperando algo de la vida

195
que solo te corresponde hacer a ti? Responde con toda honestidad
para confirmar ese estado tan deplorable en que estás, ¿las amas?
- No viene al caso. – respondió sin ánimos de tener una
conversación seria.
- Si viene al caso, dime; ¿la amas?
- Si la amo, pero ya no importa, nunca ha importado, ella no me ama
Kathy, solo se fue y me dejó…
- No, discúlpame mijita, tú la dejaste ir, que es distinto, ¿acaso le
pediste que se quedara?
- Sí.
- Pero ¿lo pediste con honestidad, le dijiste la razón por la que no
querías que se fuera?
- No.
- Entonces no estés llorando por algo que es tu culpa y la de ella
también, las únicas culpables del dolor de ambas son ustedes, se
están haciendo daño en medio de silencios que no las llevan a
ninguna parte.
- ¿Ella sufre? – preguntó con una expresión de sorpresa en su rostro.
- ¿Que tú crees?
- No lo sé.
- Está sufriendo igual o más que tú, solo que se hace la fuerte.
- ¿Cómo lo sabes?, yo solo fui un error Kathy y eso me está matando
porque la amo, yo quería ser más, yo quería todo…

Kathy desapareció por unos minutos dentro de su habitación y regresó con


un sobre, estiró su mano ofreciéndolo a Amanda y le dijo. – Ya no puedo
verte así, me está matando verte de esta manera, no me corresponde hacer
esto y menos me corresponde andar robándole cartas a mis amigas y
traicionando su confianza, pero creo que alguien debe hacer algo antes que
ustedes se pierdan para siempre. No digas nada solo lee, piensa, siente,
recapacita, entiende y sácate tu dolor…y después hablamos. - besó su
frente y se marchó de la casa dejando a su amiga con una carta en las
manos.

196
Amanda estaba confundida y no entendía nada, pero sabía que esa carta
en su mano tendría algo difícil para ella y que le dolería, no quería mirarla,
pero la curiosidad siempre puede más…
“Amanda mi amor:

Hoy decidí confesar lo que siento, dejar de ser una cobarde ocultado mis
sentimientos porque simplemente tengo miedo que me rechaces y más aún
que me abandones. Hoy decidí escribir esta carta, aunque cuando quiero
hablar de mis sentimientos, me faltan las palabras, me sobre el temor y me
agobia el nerviosismo; pero cuando escribo es como si todo fluyera de la
manera correcta y por primera vez quiero hacer lo correcto.

Hoy decidí decirte que me enamoré de ti sin querer, sin pensarlo, sin
planificarlo, sin anticiparlo; no sé dónde, cuándo, porque, pero debo aceptar
que te has convertido en alguien especial en mis días. Y no ese alguien
especial con la que puedes compartir momentos y disfrutar alegrías, sino en
ese alguien especial que me roba el aliento y me hace
suspirar, eres la que me cautivó con su mirada, me atrapó con su esencia,
me iluminó con su sonrisa.

Ya no puedo ocultar más este amor, me duele al respirar, me lástima al


llorar; te convertiste en mi amor, en los latidos de mi corazón, en el aroma
de mi vida, en la luz de mi verdad, en el sonido de mi silencio, en el sabor
de lo prohibido, en la sensación del todo… en la necesidad de esta alma
mía. Lo siento, no pude evitar que mi corazón comenzara a sentir amor. He
luchado mucho, no sabes cuánto lo he intentado, pero no he logrado
apartarte de mis pensamientos y borrarte de mis sentimientos.

Es que sabes, es inútil, porque mientras más me he apartado de ti, mientras


más lejos he caminado de ti, más la vida me lleva de regreso o simplemente
tus propios pasos te dirigen a mí. Sé que nunca entendiste las veces que
con una excusa me alejaba, ahora entenderás, solo quería no verte, no
sentirte, no amarte más y tú solo lo complicabas todo porque, aunque suene
loco decirlo, yo cerraba la puerta y tú entrabas por la ventana. No es que te
quiera lejos de mí, debo ser una idiota masoquista, pero no me hace bien
tenerte a mi lado, respirar tu aroma, observar tu belleza, abrazar tu cuerpo,
escuchar tu dulce voz…

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Tenerte en mi vida ha sido la más bella bendición que encontré en mi
camino, a pesar de todo Dios debe amarme mucho porque de los millones
de seres que están en el mundo el más hermoso de todos se tropezó
conmigo un día y sin duda esa eres tú…no lo sé, pero creo amarte desde
ese día; ¿lo recuerdas?, el día que literalmente tropezamos, tú caíste al
suelo, mi portafolio voló por los aires, tú fuiste muy amable y me dijiste “idiota
fíjate por donde caminas” y yo solo comencé a reír, no pude aguantar mis
carcajadas hasta que quedé sentada junta a ti en el suelo. Habrás pensado
que era una demente salida del manicomio, pero como dijiste después solo
hago de un drama una estupenda comedia. Pero sabes, mi vida toda ha sido
un gigantesco drama y todo lo he convertido en una divertida comedia, pero
no esta vez…no contigo. Este es el único drama que no es una comedia, es
el único drama que vivo a diario, es el único drama que me asesina día con
día, lentamente. Aun así, me reitero diciendo que eres mi más bella
bendición.

Te confieso algo más, nunca me había enamorado de alguien como ahora


lo estoy de ti, y sí, puede sonar como una descabellada locura demencial,
pero es cierto, tú eres más de lo que cualquiera pudiese soñar, más de lo
que yo puedo soñar, eres mi sueño más hermoso y la realidad que añoro en
mi vida.

Esto es una locura, yo escribiendo mi confesión de amor, tienes el derecho


de patearme el trasero, pero esto es toda una tortura vivir con este amor
dentro de mí y no poderlo gritar. No quiero hacerte daño, no quiero arruinar
tu vida, no quiero que me temas, tampoco puedo pedirte que me entiendas,
sólo quiero desnudar mi alma ante ti y dejar de mentir, dejar de ocultar que
este amor me está matando.

Te amo, sí te amo y ¿por qué te amo?, ¿qué me hace amarte?, me encanta


tu sonrisa, me enloquece tu mirada, me fascina tu sentido del humor, me
impresiona tu sabiduría, me desconcentra tu aroma, me aniquilan tus
abrazos, me enorgullecen tus triunfos, me maravillan tus habilidades, me
deslumbra tu cuerpo, me mata tu presencia y todo tu ser a invadido mi vida.
Sin olvidar que me irritan tus manías, detesto como conduces y odio cuando

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entras a mi habitación temprano en la mañana sabiendo que no tengo
trabajo y me despiertas, pero aun así amo esas simplezas porque cuando
no las tengo las extraño horrores. Eres especial, ni que lo diga, apareciste
en mi vida y la volcaste, la cambiaste para bien, soy una mejor persona
gracias a ti.

¿Sabes que es lo que más deseo en toda mi vida?... tu felicidad. Si tú eres


feliz, yo soy feliz, aunque yo no sea tu felicidad, aunque yo no quepa en tu
vida de la manera en que quisiese, en la manera que anhelo, en la manera
que sueño. Sabiendo que tú eres feliz, el egoísmo no tendrá cabida en mi
corazón, y me regocijaré porque una de las dos logró la felicidad, es
suficiente para mí.

Hoy me marcho por algún tiempo, ya sabes el trabajo lo amerita ahora y en


parte no puedo negar que mis sentimientos jugaron una parte importante en
mi decisión de ir lejos. Estoy rota, deshecha… muriendo, sin embargo, es lo
mejor ahora. No sé si podré sobrevivir sin ti, pero al fin que tengo el
valor de hacerte esta confesión es hora de comenzar a caminar por un
tiempo sola.

Enamorarse de su amiga no es fácil, enamorarme de ti que eres mi amiga


ha sido tormentoso, es que se me ocurrió empezar a quererte cuando sé
que no puedo tenerte…

Te amo amiga y no puedo continuar mintiéndote, eso no es amistad,


tampoco es amor y aunque hoy sea el día en que te pierda, no es justo que
yo no diga y que tú no sepas. Lo estoy arriesgando todo, pero sabes que
soy ferviente creyente que la verdad es mejor, aunque sea dolorosa y… esta
es mi verdad… perdóname… perdóname… perdóname…pero amarte es mi
único delito.

Yo quien te ama…Cristina…

199
Capítulo28:
Amanda simplemente leyó esas líneas, esas letras, cada palabra de esa
carta como el tesoro más valioso de su vida, si no reconociera la letra de
Cristina en ese papel juraría que no estaba pasando. Estaba tirada en el
suelo con la carta sujeta a su rostro empapado de lágrimas, con la cabeza
recostada en la pared y las rodillas flexionadas en su pecho. Las lágrimas
rodaban por sus mejillas sin poder contenerlas, con el dolor más profundo y
con el sentimiento más fuerte. Había dentro de ella una sensación de euforia
de saber que Cristina la amaba, era algo totalmente indescriptible, ¿cuánto
tiempo había esperado porque algo así pasara?... mucho tiempo, había
soñado tanto, no solo tenerla entre sus brazos, sino que ella fuese la mujer
que amara. Era tan duro pensar que jamás se fijaría en su amiga lesbiana;
ella su amiga heterosexual, pero también existía ese sentimiento de dolor
profundo, de esa herida abierta, se había ido, se había marchado por pensar
que no la amaba, que ella no podía sentir igual y la verdad era que moría
cada día por besar su labios, por acariciar su piel, por disfrutar su
aroma…moría cada día porque Cristina fuese la mujer que la amara como
ella soñaba.

La puerta de la casa se abrió y la silueta de Kathy apareció en escena, miró


donde horas antes había dejado a Amanda, pero ya no se encontraba ahí,
dirigió su mirada a distintos lugares de la sala de estar, pero tampoco se
encontraba en ninguna parte. Kathy caminó un poco hacia el lobby y ahí la
vio, sentada en el suelo contra la pared, en el lugar preferido de Cristina;
donde se sentaba a leer encendiendo algún incienso o algún aroma rico que
llenaba la casa de tranquilidad. Kathy posó su mano en el corazón tan solo
de ver la escena, Amanda aun con la carta en la mano y llorando
desconsoladamente, podía escuchar sus sollozos desde donde estaba de
pie y le destrozó el alma. Decidió caminar entonces hasta ella y sentarse a
su lado en el suelo, alcanzó a tomar una de las manos de Amanda y la
entrelazó con la de ella mientras con la otra mano la acariciaba.

- ¿Cómo la obtuviste?

200
- Estaba entre unos papales que encontré en la habitación de
Cristina.
- ¿Lo sabías? – preguntó sin siquiera mirarla.
- ¿Qué?
- Sus sentimientos.
- Siempre.

Amanda la observó con tristeza, pero al mismo tiempo con mucha


confusión. - ¿Porque no me dijiste?

- Porque no me correspondía Mandi, no sabes lo difícil que ha sido


para mí estar en medio de mis dos amigas, de mis hermanas, de mi
familia y escuchar que una ama a la otra secretamente y no saber qué
posición tomar sino aquella que las haga feliz a ambas. No podía
decirte sus sentimientos, primero ella me lo pidió como favor y
segundo era responsabilidad de ella decirte; de igual manera no me
correspondía decirle a ella tus sentimientos, aunque me moría por
decirle a ambas, pero solo comencé a ser esa especie de centinela
que las observaba, las vigilaba, las cuidaba solo tratando de que al fin
cobraran valor y gritaran su amor.
- ¿Porque me dices ahora?
- Porque ya no puedo verlas más sufrir, porque, aunque en esta
ocasión estoy traicionando la confianza de Cris, ya no puedo
permanecer en silencio y ver como se pierden. No solo ustedes, sino
una a la otra, simplemente amo la idea de que estén enamoradas, sé
que son perfectas; tu eres perfecta para ella y la harías feliz como
nadie más en el mundo. Pensé que para ti sería más fácil dar el paso
de decirle lo que sientes porque al menos tú estabas definida, pero
Cristina tiene miedo Mandi, tiene miedo de sus sentimientos, pero más
que eso está aterrada con la idea de que no la puedas amar como ella
a ti. Otra razón por la que te estoy diciendo ahora es porque
simplemente me han encambronado lo suficiente como para ya no
soportar su idiotez y sus burradas; ya no soporto un día más tenerlas
que aguantar diciéndome que se mueren una por la otra y no hacen
un carajo para mejorar la situación.
- Me ama…
- Así es.

201
- ¿Cómo no pude darme cuenta? – preguntó Amanda
completamente desesperada y con la vista perdida.
- De la misma manera que no vimos desde cuando nació este amor
dentro de ti.
- Desde el primer momento que la vi, no me llevó mucho verla y quedar
embrujada con su belleza, pero todo eso cambió cuando me di cuenta
que ella no caminaba por mi banqueta y que tan solo me podía ver
como una amiga, así que con eso me conformé por todo este tiempo,
prefería eso a perder la oportunidad de poder verla cada día.
Simplemente me hice a la idea de que sería siempre mi amiga…
- Y ahí te convenciste a ti misma que Karina te podía ayudar a sacar
todo eso que sentías por tu amiga.
- Así es, ya sabes no resultó, no pude jamás sacármela de mi ser, de
mi mente, de mi vida…por más que quise no pude.
- ¿Porque no me dijiste esto antes? – le preguntó Kathy.
- Porque entiendo bien tu posición de ser la amiga que está en medio,
si te comentaba todo esto estarías presionada guardando el secreto
de una gran verdad que tarde o temprano se revelaría y entonces
pensaba que perdería a Cristina. – Amanda fijó su vista en Kathy y dijo
con dulzura. -Perdóname, no quería ocultarte nada, pero no quería
ponerte en la posición en la que tristemente te hemos puesto.
- No te reclamo que no me lo hayas dicho, te entiendo, es solo que
sabes que esto podría haber terminado mejor de lo que está hoy. –
susurró sin resentimiento y tranquilamente.
- Lo sé. - Amanda recostó su cabeza en las piernas de Kathy. – La
amo Kat, como jamás he amado a nadie en toda mi existencia, la
necesito aquí conmigo. – sollozaba suavemente.
- Lo sé hermosa. – le dijo mientras acariciaba su cabello.
- No quiero perderla, la quiero conmigo y esta vez seré egoísta; no la
quiero como mi amiga, la quiero como mi amor.
- Aun no la has perdido, estás a tiempo mi niña, ve por ella y dile
cuanto la amas desde el primer día.
- ¿Crees que es buena idea?
- Es la mejor idea que se me puede haber ocurrido o sea soy una
jodida eminencia… ¿qué esperas?

202
- Sí, lo haré, iré por ella y ya jamás dejaré que se vaya de mí, te
prometo que la haré feliz.
- Lo sé mi corazón.

Ya lo había decidido no pasaría ni un minuto más alejada de ella, no perdería


la oportunidad de ser feliz con la mujer que amaba, aún estaba a tiempo, lo
estaba y recuperaría todo el tiempo perdido…nada la detendría.

Amanda había resuelto viajar ese fin de semana hasta Cristina y aunque no
la trajera de vuelta, quería decirle que la amaba y que estaría esperándola
a su regreso. Era viernes ya, así que debía apresurar el paso en muchas
cosas para dejarlo todo arreglado, poder regresar a casa temprano y
prepararse para el viaje. Estaba nerviosa, estaba ansiosa, estaba
enloquecida con la idea de poder verla a los ojos y saber que la amaba y
entonces ella poder decirle que la amaba también. Nunca se había sentido
de esta manera, era como una sensación rara, pero tan agradable que la
hacía sonreír sin que hubiese razón o motivo, pero el único motivo era ella.

Luego de terminado todo el trabajo en la oficina, subió a su auto de regreso


a casa sin ninguna escala, sabía que esta noche no dormiría por la gran
ansiedad que le provocaba todo, pero al menos podría descansar temprano.
Mientras Amanda viajaba de su lado de la carretera pudo observar que el
auto que venía en su lado contrario le invadía su carril, Amanda reaccionó
rápidamente para no impactar el auto y desvió el suyo hacia la derecha
donde simplemente su auto salió de la carretera y se abrió paso por un
despeñadero. Había perdido totalmente el control del auto gritaba
espantada todo el trayecto hasta abajo donde el auto se detuvo al impactar
con un árbol. Amanda no fue expulsada del auto porque llevaba su cinturón
de seguridad, pero su rostro golpeó fuertemente con la bolsa de aire; su
cabeza sangraba por el golpe, su rostro enrojecido no solo de sangre sino
de la quemadura provocada por la bolsa de aire y sus piernas habían
quedado totalmente pilladas entre el hierro del auto y el árbol impactado.
Estaba inconsciente, pero su celular estaba timbrando desde que comenzó
a caer colina abajo hasta el momento del impacto, la pantalla de su celular
se paralizó en llamada perdida de Cristina…

203
Capítulo 29:
Amanda había sido trasladada al hospital, después de mucho tiempo que el
equipo de rescate trabajase para sacarla del auto sin provocarle más
heridas. La habían trasladado a cuidados intensivos donde le realizaron una
intubación endotraqueal luego de una cirugía de reducción abierta y fijación
interna ya que tuvo una fractura en su fémur izquierdo. Tras varias horas de
operación introdujeron una varilla sujeta con tornillos dentro del muslo de
Amanda para estabilizar el hueso y le sirva de soporte mientras sane,
además, le colocaron una férula de yeso en la pierna derecha por una
dislocación de la rótula. En su rostro había señales de algunas contusiones,
quemaduras y laceraciones provocadas por el rápido y fuerte impacto de la
bolsa de aire, algunas suturas en su cabeza habían detenido la sangre de
sus heridas. Ya fuera de la sala de operaciones la movieron a cuidado
intensivos para ser observada por un periodo de 48 horas y esperar que
despertara de su conmoción cerebral, era esto lo que debían vigilar ahora;
mientras más tardase en despertar más grave podría ser su conmoción y en
ese caso deberían regresarla a sala de operaciones.

Kathy había sido la primera en llegar al hospital, había esperado horas sin
verla mientras la operaban y en ese tiempo aprovechó para llamar a la
mamá de Amanda para comunicarle la nefasta noticia y luego de reaccionar
y procesar la información hacer el viaje para estar con su hija que tanto la
necesitaba.

Luego de varias horas y cuando logró entrar a la habitación, Kathy no pudo


contener el llanto por verla sobre esa cama tan quieta, tan tranquila, tan
lastimada, el particular “beep beep beep” del monitor del corazón la hizo
estar más nerviosa de lo que estaba. Se acercó lentamente a la cama y
cuando llegó al borde le tomó su mano y con la otra acariciaba su frente, le
entristeció el alma entera verla en esas condiciones, su hermoso rostro
rasguñado, sus brazos con hematomas y sus piernas prácticamente
destrozadas.

204
Ayyy Mandi, ¿cómo nos vino a pasar esto?, es que no me parece justo,
pero estoy segura que saldremos de esta, como de todas. Yo sé que
me escuchas, lo sé y tienes que luchar mi niña, eres fuerte y tienes
tantas cosas por hacer aún, así que debes despertar y recuperarte. –
terminó Kathy mientras puso su cabeza en el pecho de Amanda y
sollozaba sin parar.

La puerta de la habitación se abrió y apareció el rostro de Estela rojo y


deteriorado por el llanto. Kathy la miró, corrió hasta ella y la abrazó.
Comenzó a llorar sin consuelo, mientras Estela acariciaba sus cabellos. -
Ella estará bien, mi hija es fuerte, somos fuertes y no la dejaremos.

Kathy la miró a los ojos que también estaban llenos de lágrimas y decidió no
decir nada, se apartó del abrazo y caminó hasta la puerta dejando a Estela
junto a Amanda, pensaba que ambas necesitaban ese tiempo a solas. Era
el momento preciso de tomar el teléfono y llamar a Cristina, no sabía cómo
lo haría o como se lo diría, pero necesitaba hacerlo ahora.

- Cris.
- Hola Kat, ¿qué pasó?, te escucho un poco mal, ¿todo está bien? –
preguntó Cristina con preocupación.
- Cris, es solo que pasó algo.
- ¿Qué pasó nena?, no me estés asustando.
- Solo necesito que estés tranquila, ¿estás en casa? – le preguntó
Kathy afligida y conteniendo el llanto.
- Kathy ya no le des más vueltas dime que pasa, me estás matando
de la ansiedad.
- Es que…
- ¿Qué demonios pasó? – dijo un poco enojada ya.
- Es Amanda.
- ¿Qué pasó con ella? - gritó desesperada Cristina completamente
fuera de ella.
- Es que Amanda tuvo un accidente de auto…- le confesó Kathy en
medio de las lágrimas.

205
- ¿Qué?, no, esto es una broma de muy mal gusto…te mataré, no
bromees así Kathy.
- No lo es Cristina, te juro que no lo es, ahora estamos en el hospital.
- No puede ser, por favor, por favor, dime que es una broma, por
favor, Kat te lo pido…- le suplicó Cristina ahogada en llanto.

Kathy respiró profundo y mantuvo silencio unos segundos, el corazón se le


hizo mil pedazos al escuchar las suplicas de Cristina, quisiera poder decirle
que era una broma, pero por primera vez no podía decirle eso, tenía que
decirle la cruda verdad. – Lo siento Crisita, ya quisiera decirte que no es
cierto, pero…

- Maldición Kathy, no puede ser, no me digas esto, no ahora por


Dios.
- Cris, debes estar tranquila…
- No me pidas eso, no puedo estarlo, ¿cómo crees que puedo?,
estoy a cientos de kilómetros y…
- Lo sé. – Kathy comenzó a llorar desconsoladamente y en medio de
las lágrimas le dijo. – Pero te necesito también a ti, no puedo con esto
Cris, no puedo sola.

Cristina no respondió porque el llanto ya no se lo permitió, tomó varios


minutos para tratar de aclarar su voz y poder decir casi inaudible. – Ahí
estaré...

Cuando Kathy trató de decir algo de vuelta, ya había cortado la llamada,


dejó caer la cabeza hacia atrás en la pared y dijo suavemente. – Dios tráela
con bien.

Pasada algunas horas, había llegado parte de la familia de Amanda, sus


hermanos estaban en la sala, algunos amigos y compañeros de trabajo
habían pasado por el hospital para saber de su estado. Todos debían
permanecer fuera porque en su cuarto solo se permitía estar a una persona
y que estuviese autorizada por la mamá de Amanda, en estos momentos
estaba con su hermana mayor. Estaban completamente conmocionados
con todo el suceso, la sola idea de perderla los enloquecía.

206
- ¿Hablaste con Cristina? – le preguntó Estela a Kathy mientras se
sentaba a su lado en el sofá.
- Si, fue terrible hacerlo, ahora ando preocupada hasta que llegue,
estaba enloquecida y me da mucho miedo que le pase algo.
- No le pasará nada, estará aquí cuando menos lo esperemos.
- Eso espero. – le respondió Kathy mientras recostaba su cabeza en
el hombro de Estela.
- El doctor dice que está esperanzado que despierte en las próximas
horas y si el golpe en la cabeza no causó ningún daño neurológico, lo
demás será cuestión de que sanen su heridas y bueno, deberá estar
un tiempo en silla de ruedas, quizás muletas y luego varios meses de
fisioterapia…

Kathy tomó la mano de Estela y comenzó a llorar, ya no pudiendo contener


ese sentimiento.

Estela la abrazó fuertemente y aunque también las lágrimas recorrían su


rostro, debía ser más fuerte que nadie en ese momento, por Kathy, por sus
hijos, por Cristina, por la familia y más que todo por Amanda que la
necesitaba fuerte. – Ella estará bien, estoy segura de ello, ella nos necesita
ahora más que nunca Kathy, necesita que estemos fuertes. Son situaciones
inesperadas que nos hacen sufrir y nos hacen cuestionar nuestra fe, pero
está viva, la tenemos con nosotras y algo que siempre ha caracterizado a
mi hija es su fortaleza, su entereza de espíritu, entonces no merece menos
de nuestra parte. – guardó silencio y continuó. – Ahora envié a todos a
descansar, Lorena, Rafa y Cari se quedarán en un hotel cerca del hospital,
así los puedo tener cerca de aquí y tú también debes ir a descansar, yo me
quedaré esta noche.

- No me iré Estela, ir a casa seria querer estar aquí, por favor quiero
quedarme aquí, me volvería loca allá, la casa está tan vacía y todo
esta tan mal…

Estela la miró por varios segundo dudando. - Está bien, pero al menos
debes descansar un poco ahora, ¿sí?, cualquier cosa yo te despertaré.

- Está bien, acepto ese acuerdo.

207
Estela besó su frente, se puso de pie y caminó hasta la habitación
nuevamente. Kathy la miró alejarse y perderse en la habitación, entonces
limpiando las lágrimas en su rostro cerró los ojos por unos minutos.

En la mañana una de las enfermeras entró a la habitación y se dirigió a


Estela.

- Señora hay una persona que desea su permiso para ver a la


paciente.
- ¿Le dijo su nombre?
- No señora, está aquí fuera esperando por usted.
- Muy bien, gracias. – y acompañó a la enfermera fuera de la
habitación para encontrarse con Karina. No era que había tenido el
gusto personal de conocer a la chica, pero sí la había visto por medio
de fotos y la recordaba bien.
- Disculpe señora, yo soy …
- Si Karina.
- Si, ¿cómo está ella? – preguntó con tristeza.
- Aún está dormida, tuvo un gran impacto en la cabeza y no ha
reaccionado, le realizaron una operación en su muslo y tiene un yeso
en su rodilla, pero estará bien.
- ¿Cree que puedo verla, por favor?
- Por supuesto, puedes pasar.
- Gracias. - Karina se detuvo en la puerta, respiró profundo y entró en
la habitación.

Estela se quedó parada viendo la puerta cerrada y entonces volteó hasta


el sillón donde Kathy dormía, se sentó a su lado y sin querer Kathy
despertó. – ¿Pasó algo? - preguntó rápidamente con el corazón
acelerado

- No pasó nada mi niña.


- ¿Y porque estás fuera de la habitación?
- Porque Karina está con ella.

Kathy respiró profundo y movió su boca para decir algo, pero Estela la
interrumpió. – Está bien, no pasa nada. ¿Quieres un café mientras?

208
- Sí.
- Ya regreso.
- Gracias.

Kathy se puso de pie y le dio la gran tentación de entrar a la habitación, pero


se detuvo en medio del camino, era estúpido hacer eso, Karina también
tenía el derecho de verla y si estaba ahí era porque sentía y quería estar
ahí. Así que se tranquilizó un poco, caminó por el lugar tratando de estirar
sus piernas, cuando pudo fijar mejor la vista al pasillo frente a ella se
encontró con la mirada llena de lágrimas de Cristina que estaba frente a ella.
Kathy comenzó a caminar rápidamente hasta ella y una vez ahí la abrazó
fuertemente. Ninguna de las dos dijo nada por los próximos minutos, solo el
abrazo y las lágrimas fueron las que hablaron en ese momento.

- Llegaste. – dijo Kathy en su oído.


- En cuanto pude. – mientras se apartaba del abrazo y la miraba a
los ojos. – Necesito verla Kathy.

Kathy respiró profundo sabiendo que Karina estaba dentro en estos


momentos y esto no sería una buena idea.

Estela apareció detrás de Cristina y le dijo. – Ella está esperando solo por ti.

Cristina volteó su cuerpo para encontrarse con Estela que traía el café de
Kathy en su mano, se abalanzó hacia ella y la abrazó fuertemente. - ¿Cómo
pudo pasar esto?

Estela la miró a los ojos y le dijo. - Estoy segura que ella estará bien y ahora
más que has llegado, sécate esas lágrimas y ve a verla. Ahí está tu lugar.

Cristina la miró con tristeza, pero con seguridad, secó sus lágrimas y
comenzó a caminar hasta la puerta, no estaba segura de estar preparada
para asimilar y entender lo que encontraría tras esa puerta, pero no estaba
completamente preparada para abrir esa puerta y ver a Karina de espaldas
parada frente a Amanda, respiró profundamente y cerró la puerta

209
haciendo un poco de ruido para que Karina sintiera la presencia de otra
persona en la habitación. Karina se volteó al escuchar la puerta, observó a
Cristina y comenzó a despedirse de Amanda hablando suavemente. No era
para nada agradable encontrarla ahí, pero estaba en su derecho, además
de que siempre estuvo ahí, jamás se fue de su lado. Cristina permaneció de
pie en la puerta hasta que Karina decidió caminar hasta ella, se detuvo unos
segundos, la miró con tristeza y con los ojos rojos, le sonrió con amargura y
sin decirle nada salió de la habitación. Cristina cerró los ojos, los abrió
nuevamente; entonces comenzó a caminar hasta Amanda, se detuvo
cuando llegó a la cama y permaneció en silencio observándola. Fue
demasiado duro verla con ese tubo saliendo de su boca, la cabeza vendada,
su perfecto rostro lastimado y lacerado, sus brazos con grandes
hematomas, sus piernas heridas...simplemente el dolor se apoderó de ella,
trató de ser fuerte, pero no lo logró, lloró desconsoladamente por mucho
tiempo, sin poder decir palabra alguna, simplemente observándola. Era un
mal sueño verla así, no podía soportarlo, tomó su mano y se sentó a su lado.

Una enfermera entró a cambiar un suero y a anotar algún cambio y le dijo a


Cristina con dulzura. - Háblele, ella la escuchará.

Cristina la miró con agradecimiento y una vez que la enfermera salió ella
comenzó a hablar. - Hola mi amor, ¿cómo es que pasó esto?, no soporta mi
alma el dolor de verte así, no me puedes dejar Amanda, no puedes y sé que
estoy sonando egoísta, porque yo te dejé a ti, perdóname, pero no te puedes
ir, porque te llevarás mi corazón, mi alma, mi vida contigo, te necesito para
vivir. Perdóname por dejarte sola, perdóname, perdóname, mi amor... –
descansó su cabeza en la mano de Amanda y solo se escuchaba en la
habitación el sonido de su llanto. Tomó mucho tiempo antes de poder
controlar su estado de desesperación, de impotencia, de sentido dolor y
poder levantar su cabeza y observarla nuevamente.

Entonces se acercó a ella cerca de su oído y comenzó a susurrarle. –


¿Sabes que te amo? y para decir cuánto te amo las palabras no me
alcanzan; de alguna manera debería inventar nuevos términos para poder
expresar este profundo afecto porque cada día me enamoro más, cada día

210
te amo más, cada día te necesito más, cada día ocupas un lugar más
importante en mi vida, en mis horas, en todo mi entorno. Cada día que
estamos separadas mi pensamiento se posa en ti y me hace extrañarte
como a nadie…tuyas son mis noches y tuyos son mis días, tuyo cada
suspiro, cada sueño, cada pensamiento, cada deseo, cada mirada, cada
beso, cada caricia…tuyo es mi cuerpo, mi alma, mi tiempo, mi corazón y
todo mi amor…Y es que eres tantas cosas inexplicables para mí. Eres mi
sol en medio de la tormenta, la luna que engalana con sencillez mi cielo, la
tenue brisa que acaricia con frescura mi rostro, el agua pura cuando muero
de sed, el equilibrio en mi control, mi salvación en plena oscuridad, ese
camino seguro por recorrer, eres mi sueño hecho realidad, mi valiente
heroína, la conciencia de mi loca razón, la necesidad y mi plena saciedad,
mi complemento de la perfección, una justa promesa, eres el amor soñado
y encontrado, pero jamás esperado. Eres este amor de todos mis sentidos,
porque decirte te amo; no basta para expresarte que eres el todo de mi
vida…te amo Amanda y no quiero perderte, necesito que te quedes
conmigo, yo aquí me quedo contigo…

211
Capítulo 30:
Cristina había permanecido en la habitación luego de hablarle al oído a
Amanda, había puesto su cabeza sobre el borde de la cama y sosteniendo
su mano, se había quedado dormida por mucho tiempo, despertó cuando
sintió que alguien acariciaba su cabello, se incorporó rápidamente y pudo
comprobar que quien la acariciaba era Amanda. Abrió los ojos sorprendida
y se le dibujó una gran sonrisa en el rostro, su emoción era infinita, su
corazón palpitaba fuertemente y sentía una enorme felicidad en su interior.

- Cariño, despertaste.

Amanda sujetó la mano de Cristina fuertemente y balbuceó algo que no


pudo ser entendido por el tubo en su boca. Cristina permaneció algún tiempo
observándola con lágrimas en los ojos, salió rápidamente y gritó - Despertó
- ante la mirada atónita y sorprendida de todos los presentes en la sala de
espera.

Las enfermeras entraron rápidamente casi atropellando a Cristina a su paso


y se apresuraron a atender a Amanda cerrando la puerta y dejando a
Cristina fuera. Unos minutos después entró el doctor y quedaron dentro
dejando a los demás con la incertidumbre y la necesidad de saber cómo
estaba Amanda. Cristina se acercó a Estela con su hermosa sonrisa y con
algunas lágrimas de emoción en su rostro, Estela le sonrió de vuelta y le
abrió los brazos para recibirla. La abrazó y dulcemente le dijo. - Solo faltabas
tú, hay almas que simplemente no pueden estar separadas y tan solo
esperan a que la otra llegue. Ahora todo mejorará. - Estela la sostenía
fuertemente en sus brazos, ella necesitaba ser fuerte para todos, aunque
simplemente se estaba muriendo de la angustia y del dolor de ver su hija en
ese estado, era una pesadilla sentir que se repetía la historia, no lo podría
soportar, pero sabía que si se dejaba caer y mostraba su debilidad en estos
momentos provocaría un efecto dominó en todos y esa sería la perdición.

212
Sus hijos eran su vida, la parte más importante de sus días, lo más hermoso
que la vida le hubiese obsequiado y la felicidad eterna que le había dejado
su esposo al morir. El ya no estaba hacía muchos años, pero no había
estado ausente ni un solo día porque en cada uno de sus hijos encontraba
una parte de él que siempre le hacía sonreír. Sus hijos eran su mayor
orgullo, su gran felicidad y el solo sentir que podía perder a Amanda la hacía
enloquecer y tener una terrible tristeza en sus profundidades.

Amanda era la hija que más se parecía a ella, no solo físicamente sino
también en carácter y actitudes; era una copia fiel y exacta de ella, pero en
versión mil veces mejorada, era increíble el gran parecido. Y aunque el amor
hacia sus hijos era el más grande y perfecto y los amaba a todos por igual,
Amanda siempre fue especial, era distinta e inmejorable, simplemente era
única. Cualquier madre hubiese muerto de un infarto prematuro cuando su
niña le confesara que sentía cierta particular atracción por las chicas, pero
no ella, mucho antes de la confesión de Amanda ella ya lo sabía con
seguridad y no sintió ni rabia, ni dolor, ni vergüenza, al contrario, sintió
respeto, orgullo y admiración por su hija porque había tenido la valentía y el
coraje de aceptar sus sentimientos. No ha habido ni un solo día en el que
Amanda no la hubiese hecho sentir orgullosa, con su profesión, con su
carácter, con sus actitudes, con su vida, lo único que deseaba con todo su
corazón era su felicidad, que encontrara a esa persona que la valorara y la
amara por quien era y cuando la mirara pudiese ver ese corazón lleno de
los más hermosos sentimientos. Estaba segura que la encontraría o tal vez,
¿ya lo había hecho? Estela miró a Cristina a los ojos, permaneció unos
segundo de esta manera, limpió sus lágrimas con su manos y se alejó
entrando en la habitación, dentro de ella se encontró con el doctor y le
preguntó. - ¿Doctor cómo está mi hija?

Le he retirado el tubo, así que ahora podrá hablarles, no he encontrado


ningún cambio neurológico por el momento, aun así, haremos una
resonancia magnética más tarde para descartar cualquier coágulo en el
cerebro o alguna inflamación por el impacto en la cabeza, una vez
descartado eso, estará fuera de peligro y lo único que resta es ser paciente

213
y que ella pueda sobrellevar el hecho que tardará mucho tiempo en
caminar nuevamente. Así que necesitará de mucho apoyo.

- Lo tiene doctor, tiene todo el apoyo y jamás la dejaremos sola.


- De eso no tengo duda, ya di la orden para que la trasladen a un
cuarto y así puedan estar más cómodos. Ahora si me disculpa me
retiro, pasaré más tarde para verla nuevamente y por favor preferiría
que continúen entrando pocas personas por el día de hoy para que así
pueda descansar y estar tranquila en el proceso de asimilación de la
situación.
- Cuente con eso doctor, gracias. - respondió Estela mientras
observaba al doctor junto a las enfermeras salir de la habitación.

Se acercó lentamente hasta la cama mientras Amanda no la perdía de vista.


Estela le sonrió con los ojos llenos de lágrimas, le acarició el rostro y le dijo
susurrando. - Hola mi bella durmiente.

Amanda simplemente no pudo decirle nada a su madre, simplemente las


lágrimas recorrían su rostro sin consuelo, no podía siquiera pronunciar
palabra alguna, pero estaba feliz de verla.

- Todo estará bien mi cielo, aquí estoy y no te dejaré sola.


- Mami no puedo mover las piernas. – le dijo Amanda con voz tenue
con una gran frustración y confusión en su rostro.

Estela trató de mantener la compostura y con dulzura le dijo. – Corazón,


tuviste unas fracturas en tus piernas y debiste ser operada, así que es por
esto por lo que por ahora se hará difícil mover tus piernas, pero más tarde
lo podrás hacer como antes; es solo cuestión de tiempo para que sanen
esas heridas.

Amanda comenzó a llorar con desesperación, en su cara se reflejaba no


solo la tristeza sino también el miedo que sentía de pensar que no volvería
a mover sus piernas nunca más. Se sentía adolorida, confundida,
completamente desencajada y sobre todo sentía una impotencia que la
llegaba a desanimar. – No recuerdo nada.

- ¿Nada de que hija?

214
- Que no recuerdo porque despierto en el hospital, porque estás aquí,
porque no puedo mover mis piernas, porque me duele hasta el
alma…solo recuerdo vagamente que regresaba a casa del trabajo y
que…
- ¿Y qué?
- Nada…solo no logro recordar nada Mamá.
- Bueno al menos reconoces a tu madre eso es un gran alivio para
mí. – sonrió Estela. – Y si reconoces a Kathy, pues supongo que
todo está bien.
- ¿Quién es Kathy? – le preguntó seriamente.

Estela la miró con preocupación y con gran temor.

- Mamá, tranquila, Kathy es imposible de olvidar. – rio Amanda y


rápidamente se quejó del dolor que le ocasionó reírse.

Estela la miró entrecerrando los ojos. – No juegues conmigo Amanda por


un demonio.

- Lo siento Mamá, pero en realidad no recuerdo nada…


- Bueno hija supongo que habrás borrado ese momento del
accidente de tu mente, ya le comentaremos al doctor, ¿sí?
- Sí. – respondió pausadamente y luego de algunos minutos de
silencio le preguntó a Estela. - ¿Mamá y si no puedo caminar?

Estela juntó sus dientes fuertemente, respiró profundamente y le respondió.


– Eso no pasará hija, una vez que tu fémur y tu rodilla sanen comenzarás a
tomar terapia y aunque cueste mucho tiempo y esfuerzo, volverás a caminar.

- ¿Estás segura?
- Estoy segura que estarás bien amor. – completó Estela porque
estaba esperanzada de que todo estaría mejor, pero lamentablemente
no tenía la seguridad de ello. – Te amo tanto mi niña...
Y yo a ti Ma y la verdad que…siento tanto…

215
- Vamos hija, no te preocupes, saldremos de esta como hemos salido
de otras situaciones, eres fuerte, somos fuertes. Afuera están tus
hermanos, tu familia, tus amigas; la gente que te quiere y que no te
dejará sola. Ahora quiero que descanses y luego podremos hablar
todo lo que quieras, pero ahora necesitas dormir.
- Si Mamá.

Estela comenzó a caminar fuera de la habitación cuando escuchó la voz de


Amanda a lo lejos.

- Mamá, ¿crees que puedo ver a Cris?

Estela sonrió sin volver su vista a Amanda y le dijo. – Claro hija. – y


desapareció tras la puerta. Una vez fuera todos los presentes en la sala de
espera se le acercaron para preguntar cómo estaba Amanda. - Ella está
bien, solo un poco de amnesia por el golpe en la cabeza, pero estoy segura
que se recuperará rápidamente, ya saben cómo es nuestra Amanda.

- ¿Mami podemos verla? – preguntó Lorena rápidamente.


- Ahora no preciosa, necesita descansar y el medico pidió total
descanso para ella, pero mañana le llenaremos el cuarto y le daremos
todo el ánimo que necesita.
- Me parece bien así Mamá, creo que es lo que necesita en este
momento. Lo que en realidad es importante ahora es que despertó,
está bien dentro de su estado y lo más increíble que la tenemos con
nosotros…está viva. – dijo Cari mientras se abrazaba a su madre.
- Ahora quiero que todos vayan a descansar, yo me quedaré con ella
hoy. – Estela dijo tranquilamente, pero como una sutil orden.
- Pero no te quedarás sola Estela. – comentó Kathy.
- No se preocupen, puedo quedarme sola con ella, prácticamente está
fuera de peligro y si pasa algo prometo que los llamo, pero ahora mi
necesidad es que descansen porque también necesito de ustedes.
Sobre todo, tu Kathy has estado aquí desde que sucedió todo y no has
regresado a casa, necesitas descansar un rato, comer y ducharte.

216
- Kathy creo que mi Mamá acaba de decirte que hueles mal. –
bromeó Lorena.
- Graciosa que eres, si solo llevo dos días sin ducharme, huelo a
flores.
- A flores marchitas. - rio Lorena sin cesar.

Kathy la miró con su mirada asesina compulsiva y llevó su dedo índice a su


cuello, haciendo un movimiento de izquierda a derecha como si de un
cuchillo se tratara y le dijo entre líneas. – Maldita.

- Bueno chicas vamos a casa a descansar. – Estela despidió a sus


hijas con un beso y al verlas alejarse se acercó a Cristina. – Hay en
esta sala muchas personas que quieren a Amanda, para quienes es
muy importante, pero ella solo pidió ver a una, a una sola persona de
tantas. Eso significa mucho Cristina, más de lo que pensaba. – Estela
la miró a los ojos y le sonrió mientras continuaba. – Amanda quiere
verte corazón.

A Cristina le cambió totalmente el semblante y sus ojos brillaron con una


especie de energía interna que solo podía provenir del corazón, no pudo
evitar sonreír, aunque hubiese preferido no hacerlo frente a Estela, pero fue
completamente inevitable poder expresar su euforia.

Estela le sonrió de manera sarcástica, alzó sus cejas y ladeó un poco su


cabeza como entendiendo totalmente la actitud de Cristina. - ¿Qué esperas
mi niña?, solo a ti te espera, ve corriendo.

Cristina comenzó a caminar y se detuvo en la puerta, suavemente la abrió y


entonces se encontró con la mirada de Amanda que la atraía hacia ella como
una especia de imán, caminó todo el trayecto a la cama sin apartar la mirada
en sus ojos. Cristina tomó su mano y la entrelazó con la de Amanda, el
tiempo se detuvo en aquella caricia, en aquella mirada, en aquellas lágrimas
furtivas, aquel simple momento que no necesitaba de palabra alguna para
poder expresar todo el sentimiento que habitaba en aquellas dos mujeres.
Cristina acarició delicadamente su rostro, simplemente amaba ese rostro,
aunque estuviese todo herido y rasguñado, amaba cada facción de él y
amaba más el hecho de que podía mirarlo como siempre.

217
- Te extrañé, tardaste mucho en regresar.
- También te extrañé horrores. – le sonrió Cristina. – No tenías que
llamar mi atención así, si querías que regresara solo tenías que
pedirlo.
- Lo siento. – Amanda respondió con profunda tristeza.
- No tienes por qué sentirlo cariño, no tienes culpa de esto, no quisiste
que pasara, pero lo cierto es que casi muero de tan solo pensar que
algo te podría pasar, no podía estar lejos sabiendo que me
necesitas…que necesito estar aquí contigo. Dios Amanda si te pasará
algo yo… - le susurró Cristina mientras se recostaba en la cama y
posaba su cabeza en su pecho.

Amanda la cubrió con sus manos y aunque quería decirle un millón de cosas
que tenía planificado decirle permaneció en silencio el tiempo suficiente para
disfrutar de su cercanía y sentirla en sus brazos nuevamente. A pesar del
dolor que sentía su cuerpo, su alma y su corazón sentía la más increíble
sensación de bienestar que podía sentir. – Estoy bien, ahora más que estás
aquí.

Cristina se acercó a su rostro y sin quitar la mirada de sus ojos le susurró. –


Si, aquí estoy, donde siempre he debido estar…y ahora debes descansar,
¿sí? – se acercó lentamente a sus labios y los rosó con un pequeño contacto
que sin duda fue un pequeño y sutil beso en los labios de Amanda. Acarició
por última vez su rostro. – Hasta mañana cariño. - y se apartó con la
necesidad de permanecer con ella todo el tiempo, pero entendía que Estela
merecía estar con ella esta noche, ya ella tendría su tiempo…

Algunas horas después estaba de vuelta en casa con Kathy, todo estaba
tan igual y a la misma vez tan distinto. Estaba recostada en su cama cuando
sintió que tocaban a su puerta y escuchó la voz de Kathy murmurar. – Cris,
¿puedo pasar?

- Si pasa Kat.

218
- Es que pensé que estabas desnuda y no quiero verte desnuda.
Quien sabe y después me gustas…

Cristina arrugó la nariz y la miró desencajando los ojos.

- Ya sé que me extrañabas amor mío…al menos yo si lo hice mucho.


– le sonrió con sinceridad mientras se sentaba en la cama a su lado.
- Y yo a ti…
- Sí, pero más a ella.
- Así es, pero…
- Mira Cris, yo creo que no es la mejor situación de nuestras vida, no
sé cómo vino a pasar esto precisamente ahora, pero mi mamá siempre
decía que para todo hay un propósito, simplemente hay que aceptarlo,
aunque sea difícil hoy porque mañana podremos ver con claridad el
resultado. El hecho que estés aquí y hayas regresado es por algo
Crisita y no quiero desaprovechar esa oportunidad para hacer lo
correcto. – extendió su mano y le entregó unos papeles, se puso de
pie y se alejó. – Espero que también puedas hacer lo correcto. – y
salió de la habitación cerrando la puerta tras ella.

Cristina estaba bastante confundida con todo, Kathy nunca había sido tan
misteriosa y mucho menos tan parca en sus palabras. Cristina agachó la
vista hasta sus manos para entonces abrir los papeles doblados que tenía
en sus manos, suspiró de tan solo reconocer la letra que decoraba ese
blanco papel…

“Amiga, esto no es algo que esperaba, ni siquiera me lo imaginaba, tan solo


caminaba por la vida y algo me atrajo a ti, algo me indicó donde dirigirme y
solo me dejé llevar. Comencé a caminar y llegué a ti; no sé si por casualidad,
por destino o por necesidad, una vez llegué detuve mi caminar; y no es que
haya estado buscando algo, pero sentí que detenerme era lo indicado…

No sé si fue un error detenerme o fue la más grandiosa idea que he tenido


en mi vida, pero debo aceptar que día con día te vas haciendo más
importante en mi vida, más necesaria, más indispensable. Y es justo en esos
momentos en que detengo mi agitada vida y me pregunto, “¿qué

219
estás haciendo?, detente, reacciona, escapa y continua antes que quedes
sumergida en ese algo completamente desconocido; sin embargo tan
fascinante y embriagante”… y he tratado de huir, de escapar, de
desaparecer, pero soy una imbécil porque cuando decido irme es cuando
más rápido regreso, cuando comienzo a extrañarte, cuando la necesidad de
estar a tu lado se hace más evidente que la necesidad de continuar mi
camino. Por más que intento salir de este laberinto no encuentro la salida y
tampoco avanzo, tan solo permanezco y me pierdo más, ¿será que ni quiero
salir?

No sé cómo explicarle a mi corazón lo que me estás haciendo sentir;


justamente ahora que me había rendido y mi corazón guardaba, llegaste tú
y le pusiste color a mi existencia, una sonrisa enamorada a mis labios y una
mirada perdida al horizonte lejano; muy lejano e inalcanzable. En este
tiempo me has embrujado, paralizado, desconcentrado, torturado con tu
presencia, con tu esencia y ¿cómo pude dejar que me provocaras tantas
cosas?, yo que soy tan fuerte, tan centrada, tan realista, tan…idiota…no
pude controlarlo. Te colaste por cada espacio de mi corazón, por cada
centímetro de mis pensamientos, por cada recoveco de mi alma. Y ahí estás,
ocupando un espacio en mi corazón que estaba vacío; aunque pareciera
lleno; un corazón a puertas cerradas y dispuesto a permanecer en la
oscuridad de la soledad, dispuesto a no sentir, a no creer, a no existir…
¿cómo has logrado tanto?, has derribado esa enorme pared que ha sido mi
fortaleza por mucho tiempo donde he guardado mi corazón, mi alma, mis
sentimientos; donde la razón es la guardiana eterna.

Aun así debo reconocer que eres tú la que alegra mis días grises, la que
convierte mis pesadillas en mágicos sueños, la que con su voz acuna mis
dormidos sentidos, la que dibuja alguna pícara sonrisa en mi rostro, la que
hace que mi corazón se salte un latido cada vez que llega, la que con el solo
hecho de estar inutiliza mis sentidos y llega el nerviosismo, la que con sus
palabras ilumina mi mirada y ensordece el ruido del mundo. El mundo que
queda fuera cada vez que estamos juntas, ese mundo totalmente conocido,
sin embargo, innecesario cuando nos tenemos la una a la otra…donde el
bullicio, las gentes, el prejuicio, las miradas y el imposible no existen, no
tienen cabida, no triunfan sobre los sentimientos del alma.

220
Es difícil para mí expresar las cosas que quiero decir algunas veces; dar un
paso atrás sería lo más razonable, dar la media vuelta, ignorar al corazón,
hacerle caso a la conciencia y vivir prófuga del amor huyendo de los
sentimientos. En muchas ocasiones la única cosa que quiero decir es la
única cosa que callo; por miedo…ese miedo que me paraliza, ese miedo
que me inutiliza, ese miedo que me acobarda, ese miedo que me hace callar
cuando debería gritar, alejarme cuando debería permanecer, querer cuando
debería amar, morir cuando debería tan solo vivir…ese miedo que no me
permite decirte que te amo Cris…eres tú mi amiga, pero también la única
mujer que amo…

Mandi”

Luego de leer cada una de esas letras plasmadas tan perfectamente en esos
papeles, Cristina sintió una sensación tan única de saber que Amanda
sentía exactamente de igual manera que ella, en medio de aquel incesante
mar de lágrimas la felicidad la inundaba, pero también se sintió la mujer más
estúpida del universo por haber permitido que el miedo la esclavizara presa
del silencio, hubiese sido más fácil gritar los sentimientos y apartar la
cobardía. Tomó la carta y la presionó contra su pecho mientras se levantaba
de su cama y salía de su habitación. Caminó lentamente por el pasillo hasta
que llegó a la habitación de Amanda, pudo observar su maleta casi
terminada en un lado y todo listo para un viaje, en la mesita de noche había
unos boletos, entonces Cristina entendió…

Se sentó en la cama aún con la carta presionada a su pecho, su llanto ya no


tenía consuelo, se dejó caer en la cama y esa noche simplemente dejó salir
todo el dolor, la confusión, la emoción, todo el sentimiento que en su corazón
guardaba…su lugar estaba al lado de la mujer que amaba, su lugar siempre
estuvo ahí y ya era tiempo que tomara su lugar…

221
Capítulo 31:
- ¿Mandi, te duele? – le dijo Kathy mientras le ponía el dedo en uno
de sus hematomas.
- Mierda, claro que me duele Kathy, ¿eres tonta o te haces? – gritó
Amanda quejándose.
- Nada solo quería saber si tenías la suficiente sensibilidad luego de
tantos días.
- Estoy segura que no se hace, es así por naturaleza. – murmuró
Lorena desde el sillón de la esquina.
- Por favor, solo me hago es que la NASA por tres ocasiones me ha
ofrecido trabajo y yo no he aceptado, así que para evitar todo ese
desgaste, simplemente me hago la idiota para despistar.

Lorena la miró entrecerrando sus ojos - Ohhhh, pues te felicito eres todo una
profesional despistando porque hasta a mí me has convencido de tu estado
de retraso mental…

- Nadie habló de retraso, sería más bien algo como una idiotez
mental desmedida– la desafió con la mirada Kathy.
- Si, puro ejemplo de una eminencia en potencia. – recitó con gran
ironía Lorena

Ambas chicas sonrieron y guardaron silencio, no era nada raro que Lorena
y Kathy tuviesen este tipo de conversación rara, era bastante habitual
encontrarlas en sus conversaciones sin sentido, ya Kathy había pasado a
ser un miembro más de la familia y todos la querían, así que existía una
linda relación con toda la familia, aunque a veces solo quisieran matarse.

La puerta se abrió inesperadamente y todas prestaron atención para poder


observar a Karina que entraba. - Hola.

- Hola, buenas tardes. – respondió educadamente Lorena.

Kathy alzó sus ojos al cielo en señal de molestia y trató de ser una niña
buena. - Hola Karina, ¿qué tal estás?
- Hola Kathy, muy bien gracias.

222
- Me parece genial. – Kathy miró a Lorena y le dijo. – Vamos por un
café niña.
- No quiero café, quiero una cerveza. – respondió poniéndose de pie
y caminando hacia Kathy.
- Niña malcriada, te acusaré con tu madre, borrachina
empedernida…te irás al infierno…
- Te invito una cerveza. – le sonrió Lorena.
- Ok ya no le diré a tu mamá. – le extendió la mano en señal de que
tenían un trato, luego apartó su mirada y la fijó en Amanda. - Mandi
estaremos fuera, si necesitas ayuda grita fuertemente, ¿sí? – sonrió
sarcásticamente mientras cerraba la puerta.
- No cambia. – dijo Karina caminando hacia Amanda.
- Ni lo hará jamás, ella ya es así.
- ¿Cómo te sientes?
- La verdad es que me siento mucho mejor, me duele menos el cuerpo
y aunque muchas personas pensarán que estoy mal de la cabeza todo
está bien con ella. Así que solo estoy deseosa de salir de aquí, ya
quiero estar en casa y prepararme para la recuperación que será larga
y muy lenta, pero en casa me sentiré mejor.
- Así será y estoy tan feliz de verte mejorada, no sabes cuan terrible
me sentí al saber que tuviste un accidente y el solo hecho de pensar
que te ocurriera algo negativo me hizo doler el alma. Eres muy
importante para mí Amanda, lo fuiste y aún lo eres y perdona que lo
diga ahora, pero no quiero perderte y lucharé para poder recuperar lo
que tontamente perdí.
- Karina tú sabes que…
- Lo sé Amanda, pero aun así lucharé, quiero demostrarte que cometí
un error imperdonable, me dediqué a perderte y me maldigo día con
día por haberlo hecho. Quiero permanecer a tu lado en este proceso
y en tu recuperación, que me permitas estar a tu lado…sin ningún
compromiso, pero necesito estar a tu lado. ¿Me lo permites?
- Karina, estás en tu derecho de permanecer, si es lo que quieres,
incluso me haría bien tenerte a mi lado, me hace bien saber que al
menos soy importante para que te tomes la molestia de estar…
- No es una molestia, es mi necesidad. – la interrumpió rápidamente.

223
- Aun así, sabes que lo nuestro no ha ido y no va en ninguna
dirección y tampoco…
- Dame solo la oportunidad de intentarlo.
- Ya tomé mi decisión Karina…
- Y yo estoy tomando la mía Amanda.

Amanda la miró por un largo tiempo y analizó sus palabras, no era la


respuesta que quería, pero en efecto sí era su decisión, aunque la suya
fuese otra. – Cierto, Karina.

Karina se acercó sin apartar su mirada. - ¿Cómo pude perder a una mujer
como tú?, siempre he pensado que podía tener a cualquier mujer a mi lado,
podía tener lo que quisiera y cuando tuve la mejor mujer en mi vida, no la
supe valorar y amar de la forma que merecía, ¿qué tonta hace eso?, yo
quiero recuperarte Amanda.

Karina acercó su rostro para besar sus labios, pero Amanda movió un poco
su cara para que el beso fuese en el borde de sus labios, le sonrió y le dijo
con sinceridad. – Gracias por estar junto a mí en estos momentos, para mí
significa mucho y estoy muy agradecida.

Karina asintió con la cabeza y se alejó hasta salir completamente de la


habitación; mientras tomaba el ascensor pensaba en que definitivamente
era una necesidad estar con Amanda, ya había entendido de la peor manera
posible de que su lugar era al lado de esa mujer y que solo ella le había
dado a su vida sensaciones, emociones y sentimientos que jamás había
vivido y que cada día más se arrepentía de cada palabra que no dijo, de
cada hora que no le dedicó, de cada infidelidad, de cada segundo que se
permitió perderla…

Sus pensamientos la ensimismaron y cuando se percató ya había salido del


hospital y en el estacionamiento se encontró con Cristina. Se detuvo frente
a ella, la miró de arriba abajo con detenimiento. – Siempre he
pensado que eres hermosa, pero lo que no sabía es que eras mi potencial
y más temida enemiga y eso no es lo peor, sino que estabas trabajando
calladamente desde adentro.

224
Cristina la miró confundida de sus palabras y fijando su mirada a sus ojos le
preguntó. – ¿Me puedes explicar con lujo de detalle a que te refieres?

- No trates de engañarme Cristina.


- No lo hago Karina, pero tú no me hables en clave, si quieres
referirte a mí me hablas claro y entonces yo te responderé con
claridad.
- Sabes de que hablo…que estás con Amanda.
- ¿Qué estoy con Amanda?, si, lo estoy, siempre lo he estado y ahora
más en estos momentos en los cuales necesita de las personas que
la quieren verdaderamente.

Karina sonrió de medio lado. - ¿Nunca te he caído muy bien no?

- ¿Ves? Esa es una pregunta clara a la cual tendrás una respuesta


clara…no Karina, lo siento, nunca has sido santo de mi divina
devoción y a mi entender el sentimiento es mutuo a menos que fuese
que me querías llevar a tu cama también…
- ¿No era santo de tu devoción porque era yo quien me llevaba a la
cama a tu Amanda?

Cristina juntó sus dientes fuertemente y respiró profundamente. Se


mantuvo en silencio observando a Karina con una mirada penetrante.

- ¿O acaso ya follabas con ella y no podías concebir en verla


compartida?, eres una ramera muy fina, por cierto.
- Mira Karina, no te permitiré que me faltes el respeto.
- ¿Me negarás que te mueres por Amanda?
- No, no muero por ella…vivo por y para ella, es muy distinto. Yo no
soy como tu Karina, que andas follándote a todas las que te gustan y
sucumben a tus encantos. Además, Amanda no es un objeto que lo
tomas o lo dejas a tu antojo, no es de las mujeres que simplemente te
la follas, como dices tú, Amanda es una mujer a la que le haces el
amor y te entregas hasta que dos simplemente son una…

Karina permaneció en silencio sin saber que responder a las palabras de


Cristina, sabía muy bien que eso era lo que Amanda siempre había

225
deseado, eso que ella jamás le había ofrecido y evidentemente alguien más
si le ofrecía o al menos sabía ofrecerlo... - ¿Crees que te quedarás con ella
así tan fácil?, no me detendré hasta que regrese a mi lado nuevamente.

- Karina a mí me tiene sin cuidado lo que tu hagas, estás en tu derecho


de luchar por Amanda, de reconquistarla, de permanecer a su lado,
de hacer todo lo que desees para recuperarla, pero solo te diré una
cosa, yo no te haré la situación fácil, no me haré a un lado esta vez,
no te dejaré el camino libre, yo estoy enamorada de Amanda y también
estoy en mi derecho de luchar por su amor. Si ella decide que es a ti
a quien ama, yo con dolor en mi alma seré una buena perdedora y me
apartaré esta vez para siempre, pero si la lastimas nuevamente yo juro
que…
- ¿Es una amenaza? – la interrumpió con actitud Karina.
- No, es una advertencia…- respondió Cristina con seguridad.
- Sabes Cristina, me da bastante risa tu seguridad, parecieras tan
segura del amor de Amanda que no te importa que yo luche por ella,
nosotras tenemos más de lo que tú puedas tener con ella.
- En realidad tú me das risa a mí porque no tienes ni idea lo que
Amanda y yo tenemos, eso es lo que en realidad me hace estar
segura…y no tengo porque estar discutiendo contigo lo que pueda o
no tener con Amanda, o mis sentimientos hacia ella, solo que tengas
presente que existe alguien que en realidad la ama como ella merece
y esta vez no la dejará tan fácilmente. – le sonrió mientras en la misma
acción alzaba sus cejas. – Y ahora si me disculpas tengo cosas más
importantes que hacer en este momento.

Cristina se alejó sin siquiera mirar atrás y continuó su camino hasta llegar a
la habitación de Amanda, entró en silencio y se acercó hasta llegar a ella. -
¿Y porque tan sola mi pequeño saltamontes?, ¿dónde andan las idiotas que
se supone estén contigo?

Amanda rio por el comentario. – Fueron por un café o ¿una cerveza?, en


realidad no sé, pero no hace mucho que estoy sola…Karina estaba aquí y…

- Ah si ya sé. – afirmo rápidamente Cristina.

226
- ¿Ah?
- Nada que solo me la encontré. – murmuró sin mirar a Amanda
acomodando unas cosas que había traído de la casa.
- Aja, ¿y?
- ¿Y qué Mandi? – se detuvo a mirarla con seriedad.
- Nada…
- Bien, traje una ropa de cama, ropa limpia para ti y algunos antojos
para que comas…
- Te ves tan hermosa y sexy cuando estás seria y enojada.
- ¿Qué te hace pensar que estoy enojada? – se detuvo a mirarla
seriamente.
- No es que piense, solo es que te conozco, te huelo, te
siento…recuerda que soy tu amiga.
- Si claro mi amiga. – dijo con ironía haciendo una mueca con la
cara.
- ¿No y que soy entonces?
- No sé, eso me gustaría que me lo dijeras tú, ilumíname por primera
vez en mi vida. – alzando sus manos al cielo en señal de buscar la
respuesta.

Amanda la observó detenidamente. – Bueno yo diría que…

- ¿Soy tu amiga con derecho?


- ¿Mi amiga con derecho? ¿Qué es eso? – preguntó Amanda con
cara de idiota.
- Bueno amiga con derecho a rozar, tocar, besar, acariciar, comer,
succionar, lamer y demás acciones relacionadas.

Amanda quedó totalmente sonrojada y sin apartar la vista de Cristina le


dijo tímidamente. – No eres solo eso.

Cristina se acercó a Amanda y estando muy cerca de ella le susurró. -


¿No?
- Eres más que eso. – respondió Amanda sin despegar su mirada
de los labios de Cristina.
Cristina acortó la distancia entre sus labios y preguntó suavemente. –¿Y
entonces…?

227
- Todo. – respondió y sin dudar besó esos labios que tanto deseaba
besar, con el solo contacto sintió electricidad por todo su cuerpo, había
esperado tanto para saborear nuevamente esos labios que la
enloquecían y simplemente quería que el tiempo se detuviese en ese
instante.

El beso rápidamente se intensificó, sus lenguas se acariciaban con gran


necesidad, estaban completamente perdidas en ese beso que la hacía sentir
vivas nuevamente. Ese contacto era tan fascinante, tan único, tan
perfecto…Amanda sintió por primera vez en muchos días una sensación
que la embriagó y la hizo olvidar por ese momento de toda su agonía, se
separó un poco del rico contacto y con sus dedos acarició los labios de
Cristina, fijó su mirada en sus ojos y luego a sus labios mientras dibujaba
con sus dedos la curva de su labio inferior. – Extrañé tanto mirar tu hermoso
rostro, extrañé tanto saborear tus labios, extrañé tanto tu presencia, te
extrañé tanto que comenzó a dolerme al respirar, solo podía pensar en ti
cada minuto del día…y soñé contigo también, soñé que venías por mí y
cuando me desperté aquí estabas junto a mi cama.

- Necesitaba simplemente estar donde pertenezco. – acortó la


distancia entre sus labios, los labios de Amanda estaban
entreabiertos, rozó su lengua con la de Amanda y cerró sus ojos
dejándose llevar por la increíble necesidad y la perfecta sensación que
le ofrecían esos labios siempre que los besaba. No sabía si era que
Amanda besaba divinamente, o que sus labios eran demasiado
deliciosos o que ella estaba totalmente enamorada, pero quería
besarla eternamente, porque solo ella la hacía sentir viva…

228
Capítulo 32:
Ese beso duro más tiempo de lo que esperaban, les sorprendió la necesidad
con la que ambas mantenían el contacto, Cristina recordó lo que siempre
decía Kathy “Lo que pasa en el piso de arriba se siente en el sótano”, y sin
duda era cierto porque besar a Amanda siempre la excitaba grandemente.
Cristina acarició con su lengua el labio inferior de Amanda mientras lo
atrapaba con sus dientes suavemente.

- Con su permiso señoritas. – interrumpió Estela desde la puerta.

Cristina se separó rápidamente quedando con la mirada fija en Estela, con


el rostro enrojecido por la vergüenza, con unos nervios que la hacían temblar
y con un cara de espanto salida de la más tenebrosa película de terror; luego
de unos mil millones de años luz miró a Amanda haciendo una mueca con
su boca.

- Lo siento creo que algo interrumpí. – resonó la voz de Estela en la


habitación.
- Para nada Mamá, como crees. – le dijo Amanda con gran
sarcasmo.
- No Estela, yo…es que…solo me despedía, ya sabes que regreso al
trabajo para luego poder pasar algún tiempo con Mandi nuevamente.
Y bueno…ya creo que se me hizo tarde…- balbuceó Cristina con gran
nerviosismo, luego miró a Amanda y completó. – Bueno Mandi yo me
marcho ahora, ya sabes el trabajo y eso, pero yo regreso pronto,
además de que te llamaré a diario y ya sabes…- se acercó a ella y le
susurró. - Espero que cuando regrese ya estés recuperada y…espera
por mí, ¿sí? – y quedó perdida en la mirada que le ofrecía Amanda,
hubiese deseado nuevamente besar esos labios hasta que se le
hiciera realmente tarde y tuviese que salir corriendo del hospital, pero
ya no era lo apropiado, besó la frente de Amanda y se separó de ella.
Cuando dio la vuelta para retirarse encontró a Estela parada justo
frente a ella con una expresión de completa seriedad, pero aun así le
dijo tranquilamente. – Espero que tengas un viaje tranquilo, por favor
cuídate mucho y llama tan pronto llegues. – y la

229
abrazó tiernamente, aprovechando la cercanía para decirle
suavemente. - Y tenemos una conversación pendiente usted y yo.

Cristina la miró aterrada, pero asintió con la cabeza sin pronunciar palabra
alguna saliendo por la puerta y tropezándose con Kathy fuera de la
habitación.

- Por Dios Santo. ¿Qué demonios te pasa?, pareciera que viste un


fantasma Cris.

Cristina cerró sus ojos y respiró profundamente en señal de un alivio


momentáneo. – Ya quisiese que hubiese sido un fantasma.

- Uyy nunca pensé que habría algo peor que un fantasma, un


zombie, una gárgola o…
- Sí que la mamá de tu mejor amiga te encuentre besando a su hija.
- Mierda, tu juegas a las grandes ligas. – quedó Kathy con la boca
abierta y mientras más abría la boca más se convertía en una sonrisa.
– No sé porque me pierdo de las cosas realmente interesantes.
- No ayudas en nada. – y se alejó caminando lejos de Kathy.

Kathy permaneció unos segundos inmóvil por el impacto gráfico de pensar


en la escena “Cristina besando a Amanda y Estela entrando”, - Un momento
épico para recordar por los siglos de los siglos, amén. – dijo por lo bajo
haciendo la señal de la santa cruz varias veces corrida. Volteó su cabeza y
al ver a Cristina dentro del ascensor comenzó a correr para lograr alcanzarla
y que no cerrara la puerta. Una vez dentro miró a Cristina con una sonrisita
burlona. – Tú eres mi heroína, haces las cosas a lo grande. Y ¿fue un besito
tierno o descarado?, así con lengua y tú encima de Amanda sobre la cama.
– terminó riendo a carcajadas.

- No me causa ninguna gracia Kathy. – oprimiendo algún botón del


ascensor.
- Ya sé, pero a mi si, ¿qué puedo hacer?…a ver, ¿cuéntame que
pasó?

230
- Nada, me despedía de Amanda y no me pude resistir a besarla y
justamente en la loca acción de besarnos con gran pasión entró
Estela y bueno…
- Con pasión…es bueno que menciones eso. – rio sonoramente Kathy.
- ¿Y que hizo Estela, te firmó la sentencia de muerte con alguna jeringa
que encontró por comerle la boca a su niña?; bueno lo que no sabe es
que no solo la boca le has comido, pero si lo sabe, no bueno ni te
cuento como se desata la furia de la diosa Petunia Pérez. – afirmó
Kathy saliendo del ascensor junto a Cristina.
- Idiota, no me tienes que empeorar mi estado de nervios, solo me miró
seriamente y me dijo que le debía una conversación a mi regreso. –
caminó fuera del ascensor mientras Kathy la seguía con dirección al
estacionamiento.
- Recuerdo que a la última persona que Estela le dijo eso, tres días
después terminó en el cementerio, lo bueno es que tú tienes más de
tres días, disfruta tus últimos días de estadía en este mundo.
- No me jodas Kathy, no me estás haciendo más fácil la situación. –
le dijo un poco enojada.
- No mi vida la que no se hace fácil la situación eres tú, ahora mi
pregunta es la siguiente, ¿escapas nuevamente y le dejas el camino
a Karina para que ella sea la que esté presente cuando más Mandi
necesita a alguien a su lado?, ¿escapas sin decirle que la amas?,
¿escapas sin gritarle a todos que estás enamorada de tu amiga y que
ya no puedes vivir sin ella?, ¿escapas sabiendo que pudiste perderla
porque la vida es muy efímera?, ¿escapas sabiendo que ella te ama
como tú a ella?, ¿escapas porque eres un estúpida?
- Kathy esas son muchas preguntas.
- No Crisita solo es una, ¿Cris aún escapas? – fijando su mirada en
su rostro.
- No, ya no lo hago más. – le sonrió y la abrazó diciéndole al oído. –
Cuida de ella por favor.
- Lo haré, pero no tardes mucho, porque mientras tardas la vida pasa
sin remedio, sin poder detenerla. ¿Te has dado cuenta de que casi la
pierdes dos veces? Y una de ellas para siempre…ya es hora que le
digas que la amas, aunque tu sepas que ella te ama y sea evidente

231
para el mundo entero que ambas se aman, es algo que no pueden
ocultar mientras esté una al lado de la otra, sus miradas y acciones
las delatan y si están separadas la tristeza las mata; ¿qué harán?
Jugarán al juego de “te amo, pero esto no puede ser”… Fuiste muy
tonta e idiota en pensar que ella amaba a Karina, fuiste muy cabrona
en huir sin decirle que la amabas, y eres bastante pendeja
marchándote nuevamente y dejándosela en bandeja de plata a Karina
que ahora anda arrepentida y como corderito tras Amanda…
- Kathy, no me tienes que recordar lo que ya se. – comentó pasando
sus manos por su cabello despeinado por la brisa.
- Pareciera que a veces solo se te olvida. – movió su cabeza de un
lado al otro.
- No, ¿crees que me voy tranquila sabiendo que Karina la quiere
recuperar y está haciendo todo lo posible por recuperarla?, tan solo
pensarlo me hace enloquecer; pero ahora debo regresar, sabiendo
que ella está bien debo arreglar algunas cosas para poder hacer lo
correcto.
- Siempre tienes cosas que resolver.
- Si…Kat, creo que la amo desde el primer día que la conocí o al
menos cinco minutos después, he desperdiciado muchos años
apartando mis sentimientos pensando que era tan incorrecto y que
solo estaba confundida porque ella era mi amiga. Jamás pensé que
ella pudiese amarme, era algo loco pensar que ella podría verme de
otra manera, pero es así Kat, ella me ama de la misma manera. Hoy
me doy cuenta que sintiendo lo mismo hemos sido muy cobardes para
gritarnos nuestro amor seguras de que perderíamos nuestra amistad.
Siempre pensé que eso del amor no existía, que era una bonita novela
que solo podías ver en la televisión y que jamás se vuelve realidad,
pero hoy puedo decir que este sentimiento que llevo dentro es mucho
más perfecto y más bello que la mejor de las novelas y es gracias a
Amanda, la única cosa que debo resolver es mi vida Kat y es lo que
haré…
- Sí, resuelve todo, escribe tu testamento y me dejas tu auto, tu dinero,
tus joyas, tu colección de pirámides y de video juegos antes que Estela
termine con tu pobre vida; yo intentaré sacar la cara por ti y hablar

232
bonito y decir que solo tropezaste en la cama y que no significa nada
lo que sus ojos vieron y que estabas ebria cuando hiciste el amor con
su hija y que…y que… y que…ay Crisita analizando este asunto bien,
estás bien jodida, así que ni siquiera emitiré comentario alguno del
asunto en cuestión; podría perder mi vida también. Así que rézate 7
ave marías y 10 padres nuestros, ayuna, peregrina, arrodíllate en
dirección a La Meca, medita, recita mantras, léete el Tanaj, la Biblia,
el Corán, el Tripitaka, el Majabharata, cuélgate un crucifijo, una estrella
de David, una luna creciente, un Om, una rueda del Dharma;
encomiéndate a Yahvé, a Alá, a Dios, a Visnú, a Krishna y a la madre
de los tomates, pero créeme y estoy segura nadie te salva de tu cruel
destino. – terminó con una enorme sonrisa como sintiendo una gran
alegría.

Cristina permaneció frente a ella con una única expresión de angustia. - No


me ayudes tanto por favor, en serio, si me quieres ayudar mantén tu boca
cerrada, me sería de gran ayuda. Ahora ven a darme un fuerte abrazo para
poder irme.

Kathy se acercó y le ofreció un abrazo interminable. – Te quiero, regresa


pronto por favor…para poder cobrar mi herencia. – le sonrió dejándola en el
estacionamiento y devolviéndose al hospital.

Llegó a la habitación de Amanda con una sonrisita de oreja a oreja que fue
opacada cuando vio a Estela en la habitación, trató de disimular, pero no
podía simplemente ocultar su risita maliciosa.

- Ahora que llegó Kathy, aprovecho que ella se quede y yo iré por
unas cosas y regreso hija. – comentó Estela a Amanda.
- Claro Mamá.

Estela comenzó a caminar hasta llegar junto a Kathy, se detuvo y le dijo


suavemente. – Usted y yo debemos hablar unas cositas interesantes
señorita. – y continuó su camino saliendo de la habitación.

233
Kathy abrió los ojos muy grande. – Va a arder Trolla. – murmuró. – Mandi,
ya tú pequeño y sucio secreto, ya no es tan pequeño, ni tan secreto, aunque
sigue siendo sucio.

- Maldita desgraciada cállate. – le gritó de muy mala gana.


- A ustedes nada más se le ocurre tener sexo encima de una cama en
el hospital. – dijo subiendo sus hombros y poniendo sus ojos en
blanco.
- No teníamos sexo, solo fue un beso.
- Casi se comen.
- No es cierto, ni estabas aquí.
- Pero tengo una cámara ahí. – señalando a una esquina. – y otra ahí
- señalando hacia otro lugar. – y otra más allá.
- Lo que tienes en una buena informante.
- Lo que tengo es información de buena tinta, pero por mi madre
santísima si entraba la enfermera y te tomaba la temperatura corporal
pasaba de 80 grados y así casi era para morirte.
- Ayyy Kathy solo fue un beso, pero en eso entró mi mamá y nos vio
y…
- ¿Te dijo algo?
- No nada, pero sé que vio muy bien todo lo que pasó.
- Habla con ella y dile lo que sientes, bueno no, es a Cristina que le
debes decir lo que sientes y no le has dicho… ¿para qué le
comentarás a tu mamá? Lo único que sé es que Petunia Pérez no te
ha matado porque estás en esta situación, pero te aviso yo que si no
estuvieses aquí en esta cama de hospital te llenaba esa carita linda
de dedos. Ahora la que me da mucha lástima es Crisita, pobre niña
esa, cuando Estela se siente con ella, tú serás su único y último
romance de la historia, a eso añadiéndole que Karina la quiere ver
muerta también…pobre niña…
- ¿Karina? – preguntó sorprendida.
- Bueno sí, Karina sabe que tú y Cris…ya sabes…pues me parece
que…
- Diablos…
- ¿Qué vas a hacer?

234
- Hablaré con mamá cuando llegue el momento. – respondió con
seguridad.
- No, eso no tonta. ¿Qué harás con Karina y Cris? – alzando sus
cejas y torciendo la boca.
- No hay Karina y Cris.
- ¿No?, si las vi a las dos hoy…
- Solo hay Cris.

235
Capítulo 33:
Algunos días después luego de dos semanas en el hospital le dieron el alta
a Amanda, cambiaron su yeso de la rodilla por un aparato ortopédico
removible, sus demás heridas habían sanado muy bien y su fractura del
fémur tardaría mucho más en sanar, pero podría hacerlo estando en casa.

- La recuperación total tomará entre 4 a 5 meses, no es necesario


retirarte las varillas y los clavos que se utilizaron para ayudar a unir el
hueso del fémur, así que no tendrás otra operación posterior. No
puedes poner peso en la pierna donde tienes la operación, es por esto
por lo que te retiré el yeso de la rodilla para que solo cuando necesites
trasladarte de la silla a la cama o a la ducha te apoyes con la pierna
derecha, tampoco abuses que ambas piernas están sanando, así que
por ahora la silla de ruedas te ayudará en gran medida. Por este
periodo de tiempo utilizarás la silla de ruedas porque ambas piernas
están lastimadas, pero luego podrás utilizar las muletas con facilidad.
– dijo el doctor con sumo y especial cuidado.

A Amanda no le gustó mucho la idea de la silla de ruedas, pero reconocía


que en estos momentos era lo más sensato y lo que sin duda le ayudaría a
estar mejor.

- Si bien tu fémur estará complétame curado después de entre 6 y 12


semanas, no tendrás demasiada fuerza en tu pierna, por eso
necesitarás evitar levantar elementos pesados y realizar ejercicio
intenso por algún tiempo. Podrías regresar al trabajo en una semana
o dos, teniendo en cuenta tus cuidados. Y es muy importante que
tengas una rehabilitación así que debes ir con un fisioterapeuta y su
inicio debe ser precoz y debe mantenerse hasta obtener la
funcionalidad normal de la pierna. Los ejercicios serán progresivos,
buscando aumentar la movilidad articular. El fortalecimiento muscular
y la reeducación de la marcha serán los siguientes objetivos, hasta
que te encuentres completamente re-establecida.

236
Kathy miraba desde el sillón de al lado de la cama con cara de que el doctor
estaba hablando chino porque en general no le entendía tales conceptos.

Mientras, al lado del doctor se encontraba Estela muy atenta a todo lo que
le informaba el doctor, estaba feliz de que al fin Amanda podría salir del
hospital, aunque estaba bastante consciente de que serían meses bastante
intensos; pero con el hecho de tenerla con ella y que recuperara
completamente no le interesaba nada más.

- Y es bien importante – continuó el doctor –que tengas cuidado y


apoyo de alguna persona para que te ayude en los primeros días a
trasladarte de un lugar a otro.
- No se preocupe doctor ella se va conmigo a mi casa y yo estaré
muy al pendiente de todo por este tiempo.

Kathy tragó hondo y rápidamente su rostro se entristeció, no había pensado


en la posibilidad que Estela se llevara a Amada a su casa, ya se había hecho
a la idea de que por estos meses sería ella quien cuidara de Amanda,
aunque debiera reducir un poco su estilo de vida y regresar rápidamente de
la universidad a la casa. Cada minuto que analizaba más la situación su
tristeza iba en aumento porque entonces estaría completamente sola en
casa, sin Cristina y sin Amanda, más que eso quería estar en la
recuperación y rehabilitación de su amiga, no quería dejarla simplemente
sola cuando más necesita de su apoyo. Kathy miró a Amanda y la sorprendió
observándola con una triste mirada, reconoció rápidamente que ella no
quería irse con su mamá, pero no había manera de llevarle la contraria a la
gran diosa Petunia Pérez, lo cierto era que estaría mejor cuidada y era lógico
pensar que Estela quisiese estar con su hija y ella misma supervisar su
recuperación, claro era lógico, pero… le sonrió un poco a Amanda mientras
Estela y el doctor continuaban hablando sobre varias cosas.

Kathy se acercó un poco a la cama de Amanda y le sostuvo la mano. – Todo


estará bien. – le susurró.

237
- Y necesitaría que usted pase con la enfermera a firmar unos papeles
y unas recetas, mientras me parece que Amanda puede comenzar a
prepararse para irse a casa. Este es mi número. – le extendió un papel
el doctor. – en caso de que sientas alguna molestia o te sientas mal
por alguna razón solo llama a cualquier hora.
- Gracias doctor.
- Por nada. – respondió prontamente, acto seguido miró a Kathy y le
sonrió amablemente.

El doctor salió junto a Estela, mientras Kathy y Amanda quedaban dentro de


la habitación. – No me había fijado muy bien, pero ese doctorcito tiene un
trasero que ni te cuento, bueno todo él es así como una obra de arte. Yo así
me enfermo y me dejo poner las vacunas y dono sangre hasta para los
vampiros, por Dios; que pedazo de hombre ese y lo mejor de todo es que
tengo su teléfono.

Amanda se rio del comentario. – Querrás decir que yo tengo el número.

- Es lo mismo cachorrita. Ahora bien, dime que ya te duchaste, por


favor dímelo, quiero escuchar que ya te bañaste porque yo no haré
ese trabajo sucio, mis manos se acalambrarán y…
- No te preocupes Kathy, yo puedo con gusto ducharla. – le dijo
Karina parada en la puerta sin apartar su mirada pícara de Amanda.

Kathy torció la boca, puso sus ojos blancos y respiró profundamente. –


Holaaaaaa Karina, que gusto tenerte por aquí y en tan buen momento. – le
dijo con toda la hipocresía del mundo.

- Si, en el mejor momento, yo puedo ayudar con la ducha, lo haré


con mucho cuidado.
- No lo dudo. – respondió Amanda. – pero ya me duché. – le sonrió.
- Mala suerte la mía. – caminó hasta llegar al lado de Amanda
besando su mejilla.
- Si me disculpan estaré fuera por un momento, Amanda puedes
apretar el botón del pánico si necesitas ayuda. – rio Kathy mientras
salía de la habitación.

238
Karina miró por largo tiempo a Amanda y dijo. - Quería estar aquí contigo
en este momento, por fin ya vas a casa y estás en vías de recuperación.

- Así es, queda un largo camino aún, pero dicen que la vida es un
paso a la vez…
- Completamente de acuerdo, pero ahora estarás en tu casa y es
más cómodo.
- Bueno no es casa, me iré con mi mamá por un tiempo.

Karina la miró sorprendida y un poco desconcertada por la noticia. –


Pero…ahora estarás algo lejos y…

- Si lo sé, pero es una petición de mi mamá que simplemente no está


en discusión, ella quiere estar bajo mi cuidado y estar segura que mi
recuperación sea completa.
- Bueno al parecer no confía que tu amiga Kathy pueda cuidarte sola,
no se puede cuidar ella… - soltó con gran ironía.
- No me parece que sea eso Karina. – interrumpió un poco
disgustada – estoy completamente segura que Kathy daría todo su
tiempo y su mejor cuidado para mí, solo que mi mamá es mi mamá y
al estar tan lejos de mi pues prefiere que esté con ella.
- Quizás si Cristina estuviese, con gusto te quedabas y ella muy
dispuesta te cuidaba. – terminó con un hilo de sarcasmo en su
comentario.

Amanda alzó un poco las cejas por sus palabras y despegó la mirada del
rostro de Karina. – Definitivamente estoy segura que así sería. – respondió
con tristeza.

- Pero por lo visto te dejó nuevamente, eso es indicativo de lo mucho


que le importas en estos momentos en los que te encuentras. No sé
cómo puede hacerlo así tan fácil. – la malicia le daba énfasis de
entonación a su comentario mal intencionado.

Amanda devolvió su mirada a Karina y la clavó en sus ojos. – Lo mismo me


pregunté yo cuando me mentías para estar con tus amantes, ¿cómo podías
hacerlo tan fácil? Además, Karina, tu no conoces a Cristina, no

239
tienes idea quien es, el hecho que la conozcas como referencia que es mi
amiga, no te da el derecho de llenarte la boca para hablar de ella como si
conocieras sus sentimientos y sus situaciones…

- Oh si, sus sentimientos los conozco bien.


- Aun así no te da ningún derecho de hablar de ella y menos en mi
presencia.
- Estoy diciendo una verdad Amanda, no estoy mintiendo, la chica se
fue y te dejó, no me lo invento…lo siento, pero es la cruda verdad; así
que no entiendo porque la defiendes con tanto énfasis cuando dentro
de tu ser te cuestionas sin cesar el hecho irrefutable de que ella no
está.
- Tú no sabes nada Karina.
- Si se Amanda, yo aún estoy aquí.
- Si eso me consta muy bien.

Karina la miró y le sonrió descaradamente con la plena conciencia de haber


sembrado la semilla justa.

Amanda estaba bastante disgustada con toda la situación y estaba


completamente segura de poder entender la intención retorcida de Karina,
la miró por algún rato y debió reconocer sin lugar a duda que era una mujer
hermosísima y hoy en particular se veía más hermosa que nunca.
Independientemente de lo que hubiese pasado entre ambas era tonto
negarlo, aunque Cristina por mucho era más hermosa, más linda, más
tierna, más especial, más mujer…

Karina se había despedido, ya era hora de salir y Kathy había decidido viajar
con Amanda a casa de su madre, aunque luego debiera devolverse en unos
días, pero sentía que quería estar con ella y disfrutar ese tiempo. El viaje no
fue nada cómodo para Amanda, eran algunas horas hasta la casa de su
madre y las últimas horas fueron todo un infierno. Se sentía muy incómoda
y con dolor, pero una vez que llegaron se sentía feliz porque podían
descansar y más que eso hacía bastante tiempo que no regresaba a su
ciudad y podría pasar algunas horas con sus padres.

240
- Oye Mandi. – dijo Kathy mientras se acostaba en el futón que muchas
veces había utilizado de adolescente para dormir en la habitación de
Amanda.
- Si Kat. – respondió Amanda acostada en su cama y preguntándose
la extraña razón por la cual había pintado la habitación con esos
colores años atrás, ahora le parecían horrorosos.
- ¿Qué pasa con Karina?
- ¿Qué pasa con ella? – preguntó sorprendida.
- Bueno, ya sabes que anda como inocente y blanca palomita, pero sé
que lo único que quiere es que tú le des de tu maíz. Y cada vez que la
veo me dan unas ganas locas de arrancarle la cabeza…
- Créeme no tienes que decírmelo, se ve a simple vista.
- ¿Sí?
- Por supuesto, hasta se siente en el aire. – rio Amanda recordando
la escena.
- ¿Regresarás con ella?
- Como crees, ni que esté tan loca. – respondió rápidamente con
seguridad.
- Bueno eres idiota por eso. – remarcó con gran entonación.
- Sí, pero no para tanto.
- Pero dicen que donde hubo fuego cenizas quedan.
- No cuando el fuego era solo físico.
- La carne llama.
- Pero el corazón alimenta.
- Sí, pero Cris no te ha dado más ñaca ñaca.
- Eso no lo es todo.
- Pero el cuerpo tiene sus necesidades y esa maldita Karina está
buenota, a pesar de que no soy lesbiana pues debo aceptar que es
hermosa esa maldita infeliz desgraciada.
- Kathy. – la interrumpió Amanda.
- Sí.
- ¿A dónde pretendes llegar con todo este asunto?
- Es solo que…tengo miedo de que ustedes sufran y que tu tomes
una decisión que les haga daño a las dos.
- ¿Cómo regresar con Karina?

241
- Sí.
- Sería mi decisión, ¿no?
- Así es, pero ustedes se aman y… ¿porque te enamoraste de ella?
- ¿De Cris?
- Si…

Amanda respiró profundo y pensó en Cristina y en todo lo que ella le hacía


sentir. - Me enamoré de ella a una hora cualquiera, un día cualquiera, un
mes cualquiera; no sé cómo comenzó, pero sé muy bien a donde me ha
llevado. Me enamoré, no porque fuese una más, sino porque es la única.
Desde el primer contacto, sensaciones irreconocibles comenzaron a nacer;
que quizás en ese justo momento no las supe admitir, pero de alguna u otra
manera la suerte, el destino…la vida me llevo a caminar junto ella. Me
enamoré de ella, por su hermosa sonrisa que pinta mis mañanas y mis
noches con su luz, por sus ojos y esa tierna mirada que abriga mi corazón
cada vez que la posa en mí como captando cada detalle para luego
recordarlo, por esos exquisitos labios que me invitan a besarlos y saborear
el más rico de los néctares.

- Y se inspiró la escritora frustrada. – comentó burlona Kathy.


- Me enamoré de ella, porque es diferente de todas las demás; todas
son diferentes, pero ella es especial, por su sensibilidad, su delicadeza
y su sencillez, por esa particular simpatía que la caracteriza al llegar a
cualquier lugar…Me enamoré de ella porque me conquistó con sus
encantos día tras día, por su paciencia eterna para esperar; no
sentada sino de pie, por sus palabras dulces y su mano extendida a
disposición de la necesidad, por su grata compañía y lo rico que es
sentir su presencia. Me enamoré de ella por su rostro angelical, por la
manera tan dulce que me cuida, por la forma tierna que me mira, por
el modo cariñoso que me habla, por la grandeza con la que me quiere,
por hacerme sentir la mujer más importante del universo. Me enamoré
de ella porque me ha enseñado a ser paciente, creer en los imposibles
cuando todo parece perdido, a alcanzar las estrellas con los pies bien
puestos en el suelo, a reconocer que el amor no es un concepto vacío
carente de sentido sino un tesoro que solo los que se arriesgan a amar
logran

242
poseer, a aminorar la marcha, a cambiar la dirección, a buscar
nuevos horizontes, a aventurarme a lo desconocido con los ojos
cerrados y aun así sentirme segura…porque hizo que mi corazón
despertara del sueño eterno, porque me mostró el camino a la
verdad, porque me está enseñando a amar sin razón, sin medida…
Me enamoré de ella por su mirada, por su sonrisa, por su carácter,
por su personalidad, por su belleza física y su hermosura espiritual,
por su rostro y el cuerpo que lo acompaña, por sus pensamientos y
sentimientos, por sus virtudes y defectos, por sus sí, sus no, sus
quizás, sus nunca, pero sobre todo por sus siempre, por lo que grita
y lo que calla, por su complicada sencillez, por su sinceridad y la
valentía de guerrera que lleva dentro…me enamoré porque en ella
encontré lo que tanto he buscado; la perfección que anhelaba y
aunque nadie es perfecto, ella es la perfecta para mí.
- Dios santo cada día estás más empalagosa, maldita la hora que
pregunté. – murmuraba Kathy.
- No necesito más razón para enamorarme de ella que la que tiene mi
corazón para escogerla, este loco, ciego y tonto corazón; no sé
cuándo, ni como reconoció que es ella la dueña de sus latidos y el
amor de sus motivos. No importa el cuándo, el cómo, ni el porqué de
ella me enamoré… no importa el cuándo, el cómo, ni por qué comencé
a quererla…no importa el cuándo, el cómo, ni por qué me ha enseñado
a amarla… no importa el cuándo, el cómo, ni el porqué, si se ha
convertido en todo lo que necesito para ser feliz…no necesito ninguna
otra razón para enamorarme cuando la razón de mi vida…es
simplemente ella.
- Qué bonito todo lo que has dicho, eres una cursi de mierda, estás
enamorada y eso me hace feliz, pero ¿sabes que decirme todo eso no
vale de nada si no se lo dices a ella? Son simples palabras que se las
lleva el viento y me hacen sentir náuseas, además de que estás
creando problemas de más, tienes a dos mujeres sintiéndose celosas
una por la otra porque ambas están luchando por tu amor, aunque tú
y yo sabemos que una de ellas no debe luchar porque tu amor es de
ella, ¿no crees que ya está siendo hora que pongas los puntos sobre
las ies y evitar a tiempo una desgracia a gran escala?

243
Las mujeres celosas son el diablo y son capaz de picarte en pedacitos
y luego quemarte y luego enterrar tus cenizas 20 metros bajo tierra y
luego construir un enorme edificio de 50 pisos sobre ti y serás famosa;
no por construir una gran obra de arte, sino por ser asesinada de una
manera vil, cruel, despiadada y…será un crimen pasional. – Kathy
recitaba con gran energía como si de una película se tratara.
- Diablos, te puedes callar ya, das miedo tú y tus historias de mujeres
asesinas.
- Pero si es fascinante, además solo te advierto.
- Gracias Kathy, estoy segura que me quieres mucho.
- Si, las quiero demasiado a amabas y quiero que sean felices.
- Lo seremos y debo confesarte que…me estoy muriendo sin ella.
- Pues empieza por hacer las cosas correctas pedazo de imbécil. –
Kathy terminó poniéndose más cómoda en el futón para así logar por
fin dormir.

Amanda sonrió por los buenos tratos de Kathy, estaba agradecida que
hubiese decidido viajar con ella, sin duda siempre es un gran apoyo y sin
ella en su vida muchas cosas hubiesen sido más difíciles. Luego de algunos
minutos la sorprendió un pensamiento, alcanzó su teléfono y escribió.
“Extraño tanto tenerte aquí conmigo, extraño a mi amiga, pero más que eso
extraño a la mujer…”

244
Capítulo 34:
- Hija deberías salir un poco al patio, respirar aire fresco, caminar un
poco, necesitas hacerlo, es parte de la recuperación temprana.
- No tengo ganas Mamá. – respondió Amanda ensimismada.

Estela respiró profundo como desilusionada de la respuesta, ya hacía una


semana que Amanda había llegado a la casa y cada día la veía más
deprimida; esa silla de ruedas la hacía sentir inútil, así que Estela solo quería
que pudiese caminar un poco para que pudiese usar las muletas y se sintiera
mejor. Aunque Estela se sentía tranquila porque la podía tener cerca en
estos momentos, reconocía que no sería fácil su recuperación, Amanda
simplemente estaba triste y de esta manera la recuperación sería más lenta;
lo que no estaba segura era si estaba triste por toda la situación, el
accidente, la operación, la silla de ruedas, estar fuera del trabajo o
simplemente porque le faltaba algo o mejor dicho le faltaba alguien…

Estela miró por largo rato a su hija, demasiado tiempo para leerla. – A veces
hay quienes queremos tener a nuestro amor a nuestro lado con el deseo
más grande y genuino del corazón y lamentablemente lo perdemos, no
porque quisiéramos, sino porque simplemente así sucedió. En cambio, hay
quienes pudiendo tener a su amor a su lado lo dejan escapar, hacen de lo
fácil lo más complicado y terminan perdiendo al amor de su vida. ¿De qué
tipo de persona eres tú? No puedes huir el resto de tu vida hija…

- Estoy totalmente pérdida por ella Mamá. – le confesó Amanda a su


madre. – La amo totalmente.
- Dime algo que no sepa y haz algo que aún no has hecho…

La puerta fue golpeada en repetidas ocasiones y Estela bajó las escaleras


rápidamente para alcanzar a llegar a ella, la abrió lentamente y se topó con
la hermosa sonrisa de Cristina en la puerta. Estela le sonrió de vuelta y la
abrazó fuertemente. – Que sorpresa más increíble. – le dijo al oído.

245
- Yo estoy feliz de estar aquí. – comentó Cristina con una gran
alegría.
- Ven pasa mi niña.

Cristina caminó hasta dentro de la casa mientras Estela cerraba la puerta


tras de ellas.

- ¿Pero cuando llegaste?


- Estoy llegando, directo del aeropuerto.

Estela le sonrió complacida y permaneció observando cada detalle de aquel


rostro, Cristina era una mujer sumamente hermosa, pero precisamente hoy
se veía radiante y muy diferente; sus ojos expresaban algo tan único que
Estela se llenó de esa misma sensación. Hacía ya mucho que conocía a
Cristina, justamente el tiempo que Amanda y ella se conocían, eran muchos
años y rápidamente fue aceptada como miembro de la familia. – Regresaste
más pronto de lo que pensé.

Cristina le sonrió un poco nerviosa y comprendiendo muy poco su


comentario.

- Cris, ¿la amas? – Estela no pudo más aguantar la pregunta en su


interior.

Cristina casi muere por la impresión de la pregunta, su cara reflejó un


millón de sentimientos que no sabía cómo controlar.

- Te dije que teníamos una conversación pendiente querida mía, ¿lo


recuerdas?
- Si, lo recuerdo. – solo alcanzó a responder.
- Pero cambia esa cara por Dios, parecería que te pregunté algo muy
malo o algo que ninguna de las dos sabemos; el hecho que no las
digas no quiere decir que yo no las sepa.

A Cristina le temblaban las piernas, sentía que sudaba como si hubiese


corrido un maratón y prácticamente balbuceaba al tratar de decir algo.

- Ven acá preciosa. – Estela la tomó de las manos – Tu eres parte de


esta familia y yo te adoro con todas las fuerzas de mi corazón, no
tienes que temerme, ni sentirte angustiada, ni avergonzada porque

246
jamás te haría daño, al contrario, solo quiero tu felicidad. Ahora bien,
¿amas a mi hija?

Cristina la miró a los ojos y dijo con toda la sinceridad que su corazón le
permitía. – La amo de la manera que jamás pensé que podría amar a alguna
persona. Ella es… - cerró sus ojos y suspiró. - la dueña de cada hermoso
sentimiento que se encuentra en mi corazón…la única…

- Lo sabía. – respondió Estela con la sonrisa más grande del mundo.


– Ahora ve por ella y dile que la amas, llévala a casa, cuida de ella,
porque lo único que ella espera es por ti, solamente tú la puedes hacer
sobrellevar este terrible momento de su vida, solo tu mi niña…

Cristina se abrazó a Estela con gran sentimiento y la llenó de besos,


estaba totalmente emocionada; le susurró al oído. – Gracias.

- Gracias a ti. – contestó Estela. – Anda apresúrate, está en su


habitación.

Cristina subió las escaleras rápidamente, tan rápido que sintió que volaba a
medida que subía cada escalón. Al llegar a la habitación encontró a Amanda
leyendo en la cama “El Peregrino”. – Si quieres podemos caminar por el
camino de Santiago juntas de la mano.

Amanda soltó su libro de la impresión de escuchar esa voz tan conocida,


miró a Cristina con los ojos bien abiertos y su expresión solo demostraba la
gran sorpresa que experimentaba por ver a Cristina en su habitación. –
Pero… ¿qué haces aquí?

- Bueno si quieres me voy. – respondió Cristina con carita de niña


triste.
- Noooo…pero, te habías ido…y ahora…
- Estoy aquí y regresé para quedarme.
- ¿Pero el trabajo? – preguntó rápidamente sin dudar que era un
tema importante.
- Tengo cosas más importantes que resolver ahora y siempre habrá
un proyecto esperando a ser dirigido y construido.
- Pero es el sueño de tu vida, es por lo que tanto habías esperado.

247
- Quizás, pero para mí tú eres más importante. – dijo acercándose al
borde de la cama y sentándose. – Este libro es increíblemente bueno.
- Lo es, me lo recomendaste. – comentó nerviosa de sentir la
cercanía de Cristina.
- Me agrada que lo estés leyendo.
- Bueno es muchísimo mejor que mis demás recomendaciones, una
de mi madre y otra de Kathy. – mientras tomaba dos libros de su
mesita de noche y se los mostraba a Cristina.

Cristina sonrió al ver las portadas de los libros. – “La cabaña”, sin duda está
fue la recomendación de tu madre y si no lo vas a leer ahora, lo haré yo
porque siempre he querido leerlo y ahora es tiempo y bueno… - alzó el otro
libro para mirarlo más de cerca. – No temo equivocarme que este te lo dejo
Kathy, “Sexo, amor y otros misterios”

Amanda sonrió por el diálogo acertado de Cristina. – Eres una genia.

- Solo a veces cuando son evidentes las cosas, pero es bueno ver
que has dejado tú “El código de Da Vinci” en casa.

Amanda se movió y alcanzó otro libro, mostrándoselo a Cristina.

- Mierda, he hablado muy rápido.


- Siempre. – Amanda la miró profundamente a los ojos. – Te extrañé
horrores.
- Mmmm, ¿cómo amiga o como mujer?

Amanda le sonrió descaradamente y respondió. – Ya sabes…

- Sí, pero quiero escuchártelo decir.

Amanda acortó la distancia entre ellas, acarició su rostro con el dorso de su


mano y clavó su mirada en los ojos de Cristina. – Te extrañé como mujer.

- ¿A si? – preguntó Cristina mordiendo su labio inferior. - ¿Cuánto?


- Ufff demasiado.
- ¿Y qué esperas para demostrármelo?

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Amanda acercó sus labios a los de Cristina y los besó delicadamente, alejó
un poco el contacto y con los ojos cerrados suspiró. – Tus labios son tan
ricos Cris, me enloquecen totalmente.

Cristina permanecía aun con los ojos cerrados y se estremeció de escuchar


esas palabras. – Amanda yo…

Amanda posó su dedo en sus labios para que guardara silencio. –


Perdóname.

- ¿Por qué? No tengo nada que perdonarte. – respondió totalmente


sorprendida.
- Si, tienes que perdonarme la estúpida decisión de guardar silencio,
de guardarme los sentimientos, de hacer que nada pasaba cuando
todo pasaba. Cris he cometido el peor error de mi vida.
- ¿Y cuál es ese? – susurró.
- Dejarte ir sin decirte que te amo.

Cristina sintió que el corazón se detuvo una eternidad y luego comenzó a


latir mil veces más rápido, era lo único que había deseado escuchar desde
hacía mucho tiempo.

- Desde el primer momento que te conocí me hiciste sentir una


infinidad de sentimientos que no entendía, pero que día con día iban
creciendo y se fortalecían. Simplemente lo he hecho desde…el primer
día, pero mientras más sentía y mientras más pasaba el tiempo más
trataba de apartar esos sentimientos porque no eran correctos, tú eras
mi amiga y no solo eso; eras mi amiga hetero a la que deseaba y me
enamoraba de ella a cada instante. Intenté mil cosas para apartarte
de mi mente y engañar al corazón, pensar que solo era una confusión
instantánea, un deseo pasajero, una sensación equivocada, pero fue
inútil porque luchar con esos sentimientos me hacían acercarme más
a ti y amarte más. He tenido tanto miedo Cris, he tenido miedo de
amarte de esta manera tan gigantesca, porque es un sentimiento
jamás sentido, jamás expresado, jamás provocado; has venido a
volcarme la vida, la cambiaste, la enloqueciste, la nutriste, la
fortaleciste, la inspiraste. He

249
tenido tanto miedo de decir que te amo en voz alta; no es lo mismo
sentirlo en todo tu ser, sentirlo en toda tu esencia; que gritarlo y que
ese sentimiento no sea correspondido. – Amanda besó nuevamente
esos labios, pero esta vez con gran necesidad.

Cristina fue quien esta vez separó el contacto y le dijo suavemente. - No


fue un error.

Amanda la miró con curiosidad y preguntó. - ¿Qué no fue un error?

- Que hiciésemos el amor, no lo fue; lo deseaba igual tú, me moría


porque me besaras, acariciaras, me amaras totalmente, toda yo lo
pedía a gritos, fue lo más placentero, lo más hermoso, lo más rico, lo
más exquisito, lo más perfecto que he podido sentir en toda mi
existencia, porque…te amo Mandi. Amo tu voz porque me habla con
ternura, porque es frágil, pero segura de lo que afirma, porque es dulce
como la miel, pero excitante como la tentación. Amo tu voz cuando
ríes y derrochas esa simpatía que te caracteriza, cuando me susurra
al oído lo que solamente nosotras necesitamos saber, cuando todo
pareciera ir mal y acariciando mi pena dices “todo estaré bien”, cuando
con tan solo pronunciar palabra alguna despierta toda clase de
sensaciones que recorren toda mi piel, cuando con su tono me nutre
el alma, me enamora el corazón, me seduce los sentidos, cuando me
dice te amo, como ahora, y el mundo se detiene con el sonido de esas
palabras que me llenan la vida. Amo tu sonrisa porque ilumina todo mi
mundo, porque es apacible, pero discreta, porque es hermosa en
cualquier sentido. Amo tu sonrisa cuando se dibuja en tu rostro y a mis
ojos maravilla, cuando te atrapo observando cada detalle de mí,
cuando dice nada, cuando lo dice todo, cuando con amor me hipnotiza
e inutiliza mis acciones, cuando sin pronunciar palabra alguna me
cuenta una historia, cuando me inspira tu poesía, cuando me
conquista con su picardía, cuando me eriza la piel, cuando está llena
de inocencia y timidez, cuando me regalas tus estados de ánimos,
cuando me expresa la esencia de tu ser en un tenue suspiro.

250
Cristina acarició los ojos de Amanda, los besó y continuó diciendo. - Amo
tus ojos porque en ellos me puedo perder con seguridad, porque me
transportan a tu inexplorado, pero conocido mundo, porque me asoman la
belleza de tu interior. Amo tus ojos cuando me embriagan de locura, cuando
se posan en mí, cuando son serenos, cuando son profundos, cuando son
sensuales, cuando con toda sinceridad me expresan tu amor, cuando no los
veo y solo los imagino, cuando en ellos me veo reflejada, cuando me miran
sin mirarme, cuando con ellos me sonríes, cuando se pierden en mi propia
inmensidad, cuando me trasmiten tranquilidad y me llevan a la calma,
cuando de ellos se cuela alguna lágrima, cuando permiten que a través de
ellos yo pueda llegar a tu corazón.

Esta vez acarició su rostro y lo observó con gran ternura. - Amo tu rostro
porque es lo más hermoso que puedan mirar mis ojos, porque expresa tus
sentidos, pero oculta tus verdades, porque es él, junto con tu cuerpo todo lo
que me gusta tener. Amo tu rostro cuando me regala todas sus caras,
cuando está cansado y casi dormido, cuando se ilumina por la luz o cuando
desaparece con la oscuridad, cuando lo imagino dormido, en reposo, en
tranquilidad, sin ningún gesto aparente, cuando descubro tu sencilla belleza,
cuando me sonríe, cuando me mira, cuando me habla, cuando reconozco
cualquier expresión de amor, cuando se sonroja y se oculta. Amo tu rostro
de niña traviesa y de mujer comprometida, amo tu rostro con sus miles de
manifestaciones a la hora de amar.

- Amo tu corazón puro - Cristina puso ambas manos en el pecho de Amanda.


- tu sonrisa tierna, tu esencia clara, tus ojos profundos, tu rostro hermoso, tu
personalidad afable, tu carácter seguro, tus ideas particulares, tu bondad
infinita, tus labios sensuales, tu risa jovial, tu voz divina, tu cuerpo perfecto,
tu espíritu guerrero, tu valentía arraigada, tu compromiso extremo, tu
silencio oculto, tus gritos callados, tu complicada sencillez, tu entrega
genuina... amo lo que entregas, lo que callas, lo que ocultas, lo que ofreces,
lo que piensas, lo que sueñas, lo que deseas, lo que aseguras, lo que
dudas…amo tu pasado, tu presente y tu futuro…te amo sin motivos, sin
tiempos, sin condiciones, sin distancias, sin razón ni circunstancias. Amo de
ti lo que nunca he amado antes, amo la mujer que fuiste, la mujer que eres
y la mujer que serás, amo los días contigo y los

251
días sin ti, amo los días de sol y los días grises, pero que sean junto a ti,
amo todo lo que me haces sentir, amo tus alegría y tus tristezas, amo tu
seguridad y tus dudas…te amo porque solo sabes quién soy; porque
reconoces lo mejor de mí, te amo incluso si hoy me hubieses dicho que no
me amas…simplemente te amo amor mío.

Amanda ya hacía mucho tiempo que lloraba por la emoción de escuchar


cada letra recitada por Cristina, no había palabras que pudiesen expresar el
sentimiento tan perfecto que inundaba todo su ser. Amanda la miró a los
ojos como nunca, como si solo la mujer frente a ella existiera, como si el
mundo alrededor se detuviese. El momento era tan perfecto y Amanda
simplemente se nutría de cada detalle de su rostro, de su delicioso aroma,
de su tierna caricia. Amanda acercó sus labios al cuello de Cristina lo besó
con delicadeza y gran dulzura, deteniéndose luego de cada beso para
aspirar su aroma, llegó hasta su oído y le susurró. – Te amo tanto Cris. – y
continuó su trayecto hasta llegar a sus labios, que la esperaban con ansias.
Amanda besó a Cristina como si fuese la primera vez que lo hacía, con una
ternura insuperable, con una necesidad única, con un contacto eterno, con
el amor puro que sentía en todo su ser. Luego de varios minutos aprovechó
que Cristina abrió un poco su boca e introdujo su lengua encontrando y
acariciando así mismo la de Cristina, la caricia provocó que de la garganta
de Cristina brotara un suave gemido. Amanda sintió un escalofrió que
recorrió todo su cuerpo muriendo en algunas partes muy particulares para
ella que solo hicieron que aumentara su deseo. Se separó unos milímetros
y le dijo suavemente. - Significas todo lo bello que puedo pensar, imaginar,
sentir, soñar, dibujar, aprender, descubrir o desear. Significas cada latido de
mi corazón que no solo me da la esencia de la vida, sino también la esencia
de la tuya propia. Significas cada sonrisa que se dibuja en mis labios sin
razón aparente, pero es porque te pienso y recuerdo cualquier momento
hermoso vivido junto a ti. Significas cada minuto que soy feliz, cada hora
que me haces feliz, cada mes que eres mi felicidad. Significas cada emoción
que siento cuando te escucho, cuando te veo, cuando estoy próxima a llegar
a ti porque mi timidez es la misma, mis nervios afloran y las mariposas
siempre emigran al mismo lugar. Significas lo que tanto había buscado y
estoy segura en ti encontré. Significas lo mejor de mis días, lo mejor de mi

252
vida. Significas el cielo, el sol, la luna, el día, la noche, la lluvia, el viento,
cada hermoso paisaje, cada palabra, cada gesto, cada sentimiento, cada
pensamiento, cada suspiro, cada sensación que compone mi entorno.
Significas tanto que las palabras, los detalles y las expresiones de amor se
quedan cortas para demostrar al menos una parte de tu significado en mi
vida…tu significado es aquel que nadie nunca había ocupado en mi vida…tu
significado es sinónimo de amor…tu significado es el de la mujer que amo y
la mujer que amo…eres tú cielo…

253
Capítulo 35:
- Sabía que no durarías mucho aquí, tenía que llegar tu salvadora y
secuestrarte. – dijo Lorena con una sonrisita de medio lado.
- No me extrañes mucho.
- Ni siquiera me había enterado que regresaste. – la abrazó
fuertemente Lorena hasta casi asfixiarla. – Te quiero gorda.
- Y yo te quiero a ti.

Estela regresaba de acomodar un equipaje en el auto de Cristina y se detuvo


a observar la estampa, siempre había amado la manera tan especial en que
sus hijos habían crecido y en lo mucho que se querían, para ella era un
hermoso regalo. Se acercó a Cristina y sin mirarla le dijo. – Cuídala bien
Cris, yo viajaré al menos dentro de una semana y media, no es que no esté
tranquila. – esta vez la miró al rostro. – es que…ya sabes…yo…

- Estela eres su madre y puedo entender que te preocupes y en el


estado que se encuentra quieras pasar más tiempo con ella, para mí
no es un problema, al contrario, es increíble que puedas continuar a
su lado, aunque me hayas permitido llevarla de vuelta.
- Es lo mejor, aquí no tendrá la recuperación que tendrá a tu lado,
ella te necesita.
- Y yo a ella.

Estela besó su mejilla y comenzó a caminar hasta Amanda. – Bueno hija, te


veré maso menos en una semana, espero que comiences con tus terapias,
te alimentes y…

- Cuenta con eso Mamá. – le interrumpió con una gran sonrisa.

Estela sonrió porque pudo reconocer en el rostro de su hija una inspiración


y unas ganas de continuar que antes le veía perdida, por eso estaba segura
que su hija estaría bien y más sabiendo que tenía una gran mujer a

254
su lado. – Te adoro. – le dijo Estela mientras la abrazaba y besaba en
repetidas ocasiones.

Así salieron para realizar un viaje de algunas horas de regreso a casa,


pero antes de llegar Amanda necesitaba hacer algo. – Cris cariño.

A Cristina se le enchinó la piel al escuchar lo lindo que se escuchaba que


Amanda la llamara cariño. – Si, amor.

- ¿Me puedes llevar a alguna parte?


- Claro, ¿a dónde quieres ir? – preguntó Cristina sabiendo muy bien
la repuesta.
- Quiero ir donde papá.

Cristina ladeó su cabeza, la miró y le sonrió. – Por supuesto que sí, con todo
gusto.

Amanda cada vez que regresaba a casa visitaba a su papá en el cementerio,


a veces lo hacía dos o tres veces al año; se sentaba un buen rato en su
tumba y le hablaba como si él la escuchara, como si ella sintiese sus
respuestas dentro de su corazón. Al llegar, Cristina la llevó en la silla de
ruedas y la dejó justo al lado de su tumba, mientras ella se alejaba un poco
para proporcionarle un poco de privacidad.

- Hola Papi, aquí estoy nuevamente, ya sabes no puedo regresar sin


visitarte unos minutos. Es una necesidad que siempre llevo dentro.
Las cosas no han ido bien como habrás notado. – mirando su silla de
ruedas. – algunos accidentes que nos hacen caminar un poco más
lento. Recuerdo que siempre decías cuando las cosas andaban mal
“Andaré este largo camino, este camino tan largo, hasta el final, hasta
el final del corazón, andaré este camino largo, largo, largo...”, me
encantaba que la dijeras, era como un impulso a seguir y ahora la llevo
siempre conmigo.- hizo una pausa y continuó – Te extraño tanto
papito, ha pasado mucho tiempo, pero el tiempo no me hace
extrañarte menos, al contrario a veces pareciera que te necesito más.
Me gustaría que estuvieses aquí conmigo; bueno siempre lo estás,
pero sí quisiera que físicamente me acompañaras, me vieras

255
crecer y te sintieses orgulloso de mí. He tratado de llevar mi vida
conforme a los valores que tú y Mamá nos enseñaron; a pesar de que
ya sabes…pero como me dijiste alguna vez “tus preferencias sexuales
no tienen nada que ver con la clase de ser humano que eres y el que
deseas ser, me tiene sin cuidado con quien te cases y compartas tu
vida, lo que realmente me importa es que seas una gran mujer”, eso
lo he tratado siempre Papá, ser una gran mujer; eso que nos
enseñaste tú y que Mamá ha continuado enseñándonos a través de
los años.

Amanda miró en dirección de Cristina y le sonrió tímidamente, hasta que


apartó sus ojos y los devolvió a la lápida - ¿Sabes que me ha pasado?, me
he enamorado, quizás por primera vez en mi vida y no es el hecho de que
me he enamorado sea la noticia, sino que me he enamorado de una de mis
mejores amigas. No, como crees Papá no es Kathy, imagínate solo esa mala
ecuación de nosotras, sería la receta perfecta para el desastre, además que
Kathy es prácticamente mi hermana. Me enamoré de Cris, tú ya la conoces,
siempre me acompaña aquí y te he hablado de ella creo que…siempre. No
pude evitarlo, solo pasó, ella es una mujer maravillosa, es increíble, es todo
lo que pude desear y soñar en una persona, ella es la perfecta y no solo me
gusta, sino que estoy enamorada y la amo…sí, la amo. He tardado mucho
en decirlo a viva voz, pero es lo único que he sentido desde hace mucho
tiempo y ahora que soy bastante valiente para aceptarlo y decirlo, quería
que fueses una de las primeras personas que se lo dijese. Estoy feliz papito,
ella me corresponde de la misma manera y eso me llena totalmente. –
Amanda sonrió con los ojos llenos de lágrimas, permaneció en silencio unos
minutos y continuó - Ahora regreso a casa y espero poder estar recuperada
prontamente y poder retomar mi vida como antes del accidente…te amo
Papá, hasta la próxima. – terminó Amanda mientras rodaba las ruedas de
su silla y llegaba hasta Cristina.

- ¿Listo?
- Listo.
- ¿Me permites unos minutos? – caminó entonces hasta la tumba del
papá de Amanda.

256
Amanda le sorprendió mucho su acción, pero sin saber porque se sintió
muy nerviosa y a la misma vez con un sentimiento único dentro de sí.

- Hola Don Rafael, aquí nuevamente acompañando a su hija, es que


en definitiva si ella no viene hasta aquí y está con usted viviría como
si algo le faltara. Es una mujer estupenda y solo quería confesarle que
la amo totalmente y le prometo que cuidaré de ella y la haré feliz.
Quizás yo no soy la persona que usted estuvo deseando que
compartiera la vida de su hija, pero tenga por seguro que jamás haré
algo que pueda dañarla o hacerla sufrir…quiero pasar el resto de mis
días junto a ella. Ya se soy una mujer, pero soy una mujer que ama a
su hija de una manera única y especial… - Cristina sonrió, puso su
mano en el pecho y luego sobre la lápida. – Gracias…

Había sido un momento completamente idílico para ambas, el que cada una
haya expresado sus sentimientos; una como una confesión y la otra como
una promesa las había llenado. Además de que el solo hecho de poder estar
una al lado de la otra ya era demasiado para ambas, se sentían nuevamente
vivas y esta vez con un motivo mayor, con una razón en el corazón, con un
sentimiento que recorría todo su ser…

Esa noche llegaron a casa; muy cansadas, por cierto, pero con el alma
repleta.

- Crisita, eres la mejor, ya viste que lo del secuestro si funcionaría a la


perfección, pero…- dijo poniendo su mano en su barbilla como
pensando algo. – se supone que la traerías atada y amordazada, eres
una muy mala secuestradora y tú – dirigiéndose a Amanda - con esa
sonrisa que traes supongo que ya sufres del síndrome de
Estocolmo…
- Así que lo tenían muy bien planificado, ¿no?
- Bueno solo imagínate mi vida aquí sola, triste y acongojada, sin Cris,
sin ti, sin perro que me mueva la cola. Necesitaba hacer algo para que
la casa estuviese llena nuevamente; intenté trayendo algunos stripper,
algunos marinos, incluso llené la habitación de Crisita con gallinas y la
tuya con burras, pero nadie llenaba ese vacío que dejaron ustedes. –
dijo Kathy con una cara de fingida tristeza. – Estoy feliz de que estén

257
en casa, las extrañé muchísimo, ahora sé que me sentiré mucho mejor
y espero que ustedes dos también.

Amanda miró a Cristina con una mirada pícara y muy sensual y aprovechó
el momento para dar un repaso visual al cuerpo de Cristina. Llevaba un jean
a la cadera que la hizo casi infartar al pasar su mirada por las curvas de su
figura, una camisa a rayas abierta hasta la línea de la perdición completaba
su vestimenta. Amanda tardó una eternidad en observar cada detalle que le
interesaba, al regresar nuevamente arriba se encontró con la mirada de
Cristina que la observaba con una ceja alzada y decoraba su rostro con una
sonrisa juguetona.

- Bueno yo paso a mi habitación a dejar mis cosas y a ducharme y a


ya saben...descansar un poco.

Kathy la siguió con la mirada hasta que desapareció en su habitación. –


Ammmm, Mandi un poco más de discreción, ¿no?, mira que casi te la comes
con la mirada y en mi presencia. Ya sé que debe ser difícil tener la cena
servida y estar a dieta por salud, eso debe ser jodido, o sea no sé cómo
aguantas, o sea la verdad yo me estuviese volviendo loca…

- Kathy, ¿estás tratando de ayudarme o de joderme más de lo que ya


estoy?
- No, solamente estaba repasando la vida tan mediocre que llevas.
Oye Mandi hablando de burras…
- Nadie habla de burras. – la interrumpió rápidamente.
- Bueno hablábamos de ti, así que es lo mismo.
- Idiota. – respondió sentida Amanda.
- Así me amas.
- Si claro.
- Ahora sí, hablando de amar, ¿qué tal vamos con Cristina?, porque
con tan solo presenciar tanta cursilería de miraditas, sonrisitas,
mordiditas de labios, sacadas de lengua…

Amanda no pudo disimular su estado de éxtasis y su sonrisa la delató sin


lugar a duda.

258
- ¿Le dijiste?
- Sí.
- ¿Qué le dijiste?
- Que la amo desde siempre.

Kathy sonrió visiblemente emocionada. – ¿Y ella que te dijo?, que perdiste


tu tiempo porque ya se había buscado una Milf rica que la estaba
manteniendo y que cubría todas sus necesidades, especialmente las
sexuales y que si querías te podía dar una noche de placer para recordar
viejos tiempos, pero que de ahí en fuera de su maíz ni un grano…

Amanda la contemplaba divertida porque como siempre Kathy hacía un


drama de una pequeña historia. – Ella me ama Kathy, es increíble y soy la
mujer más feliz de todo el maldito universo.

- Por Dios, al fin haces algo bien, aunque pobrecita de ti ahora tienes
la mejor cena de tu vida servida, tienes una hambruna de los siglos
por lo siglos y estás en esa silla, mira a ver qué haces para que te
levantes de ahí y te comas el pastel con las manos…

Amanda continuó mirándola mientras Kathy seguía su irracional


conversación, sonrió con la sensación de sentirse en casa y se apresuró a
interrumpirla. – Kat te quiero.

Kathy se detuvo abruptamente y posó su mirada en Amanda que la


observaba con una gran sonrisa, agradeció grandemente la oportunidad de
ver nuevamente ese hermoso rostro de regreso en casa. Kathy se acercó
lentamente a Amanda y se sentó en el sofá a su lado. – Y yo te quiero a ti
Mandi, no sabes cuánto. Estoy tan feliz de que estés de regreso, de que
estés bien, de que estés aquí en este momento…no lo he dicho, pero mi
corazón se quebró con el solo pensamiento de no tenerte más conmigo,
sentí que un enorme pedazo de mí se perdía contigo. Es que Mandi, no
podía asimilar lo que estaba pasando, no podía perderte, no quería perderte,
no quiero perderte… no podía pasar eso, no ahora…y más cuando al fin
habías tomado el valor de gritar tu amor y ser feliz. Me parecía todo tan
injusto que hasta me enojé y cuestioné por qué pasaba, pero luego
simplemente comencé a pedir por tu pronta recuperación. – los

259
ojos de Kathy se llenaron de lágrimas y acercó sus manos hasta llevarlas a
las de Amanda – Eres mi amiga, mi confidente, mi apoyo, mi guía, mi
modelo, mi hermana, mi cómplice, mi mejor patada en el trasero, eres esa
persona que siempre ha estado en cada etapa de mi vida y ciertamente
quiero que seas esa persona que continúe en ella. En los buenos, en los
malos, en los alegres, en los tristes, en la abundancia, en la escases, en los
triunfos, en las derrotas, en las locuras, en las corduras; ¿pareciera una
proposición de matrimonio no es así? - preguntó con cara de espanto al
notar sus palabras. – pero la verdad es que tener una amiga como tu es una
bendición gigantesca que a veces siento que no merezco, pero acepto con
la más humilde actitud. Tú me has enseñado tanto Mandi, que ni siquiera
imaginas que hoy soy mejor por lo que he aprendido de ti, tu entereza, tu
fortaleza, tu calidad humana, tu genuina humildad, tu sencillez, tu
profesionalismo y tu gran responsabilidad, tu seguridad, tu compromiso,
entrega y solidaridad, tu serenidad…eres una mujer maravillosa, una amiga
excepcional, un ser humano inigualable, una hermana única y me siento
orgullosa de tener el privilegio de compartir tu vida. – Kathy se abalanzó
hacia Amanda ofreciéndole un gran y casi interminable abrazo.

Las lágrimas rodaban por el rostro de ambas y ese abrazo era el


complemento perfecto para las palabras antes pronunciadas. Hacía muchos
años que conocía Amanda, desde que eran unas niñas, quizás antes de que
Kathy pudiese tener edad suficiente para reconocer que era la amistad. No
recordaba un evento en su vida en que Amanda no estuviese, que no la
abrazara, que no secara sus lágrimas, que no le gritara, que no la sacara de
aprietos, que no la apoyara, que no le hiciese la vida de cuadritos y en
definitiva deseaba que fuese así siempre. – Te adoro morupida.

- Y yo te adoro a ti idiota. – respondió Amanda aún abrazada a ella y


secando sus lágrimas.

Kathy se separó un poco de ella, acarició su rostro con una enorme sonrisa
y le dijo suavemente. – Si le dices a alguien que dije tantas cosas lindas y
que casi te declaro mi amor, deberé matarte Mandi, así que por

260
favor no cometas ese terrible error, porque en realidad me caes muy bien y
no quiero hacerte daño.

Amanda rio y afirmó con la cabeza. – ¿Ahora me podrías ayudar a llegar a


mi habitación?

- Por supuesto, ¿quieres que te lleve en brazos?

Amando sonrió. – No es necesario, ¿puedes traer ese bolso de mano


también?

- ¿Quieres que te duche también? – dijo Kathy con fingida molestia


mientras tomaba el bolso y guiaba a Amanda en su silla de ruedas a
su habitación.
- No gracias.
- Qué bueno, porque ni creas que haré eso, pero puedo llamar a Cris,
ya sabes que…- Kathy acomodaba el bolso de Amanda de un lado de
la cama cuando alcanzó a ver un libro, lo sacó del bolso y lo miró por
varios segundos. – Ángeles y demonios. – dijo mientras miraba a
Amanda con una expresión de resignación. – Por Dios Amanda tú y tú
fanatismo con estos libros, a veces hasta me das miedo. – caminó
hacia la puerta de la habitación y de paso le entregó el libro a Amanda.
– O sea eres tan extraña que hasta he pensado que eres parte de
alguna orden secreta, pero siempre he tenido la duda si eres del Opus
Dei, eres una Iluminati, del Priorato de Sion, Templaria, o Masónica,
lo increíble del caso es que… - continúo hablando caminando fuera de
la habitación. – es que te atreves a cuestionar mi estado mental
diciéndome sociópata desquiciada y que soy una potencial mujer
asesina…te vas a ir al infierno por hereje…

Amanda ya no alcanzaba a escuchar más que unos murmullos a la


distancia, era evidente que Kathy llevaba el rosario de la aurora de camino
a su propia habitación, Amanda simplemente estaba feliz de que las cosas
no hubiesen cambiado.

261
Como pudo y con gran delicadeza tomó una rápida ducha, prefirió esta
noche dormir con una camisilla y sus bragas sin nada más que le estorbara.
Alcanzó a llegar a su cama y se recostó lentamente.

La puerta permanecía abierta luego que la demencia abandonara la


habitación, fue entonces cuando Amanda se percató de la presencia de
Cristina que la miraba desde la puerta. Era algo raro no verla con sus
pijamas normales, esta vez llevaba un camisón algo corto y muy pegado al
cuerpo que simplemente la hacía ver irresistiblemente hermosa y sexy.
Amanda quedó sin aliento al poder apreciar tanta belleza…

- Pensé que necesitarías algo de ayuda, pero ya me doy cuenta que


te las has arreglado solita.
- Si, un poco.
- Aunque creo que necesitas que alguien te abrigue, mira que andas
así toda escasa de ropas y hace frío. – comentó Cristina cerrando la
puerta tras de ella y caminando hasta la cama de Amanda. Se detuvo
a unos centímetros y no pudo evitar aventurar sus ojos por la casi
desnudez de Amanda, respiró profundamente mientras se acercaba y
se sentaba a su lado del otro lado de la cama. La miró al rostro por
largo rato, apartó algunos cabellos que caían sobre los ojos de
Amanda y aprovechó la excusa de la búsqueda de la frazada para
hacer viajar su vista por ese cuerpo que tanto amaba y no dejaba de
desear.

Amanda sintió un escalofrió recorrer por su cuerpo, era increíblemente


perfecto el momento, pero también se sentía un poco cohibida porque con
solo sus bragas y sin nada más que le cobijara sus piernas, se podía
apreciar fácilmente la herida de su cirugía.

Cristina se percató de la leve incomodidad de Amanda y detuvo su trayecto


de tender la frazada sobre ella. Se recostó un poco a su lado y pasó su
manos delicadamente por todo su muslo, acarició todo el trayecto de la
herida por la parte de afuera sin tener contacto con ella por miedo a
lastimarla. Acercó lentamente su rostro y colmó de besos todo el espacio
del muslo de Amanda, con gran delicadeza y con una ternura única. Se

262
incorporó nuevamente y la miró esta vez a los ojos. – Eres hermosa, solo
quedará una tenue cicatriz de guerra que nos recordará que estás viva.
Sanará en unos meses y de a poco desaparecerá hasta que solo sea una
línea; una línea casi imperceptible, pero si yo te hubiese perdido a ti en algún
sentido posible, entonces no quedaría una línea imperceptible, sino un
corazón hecho pedazos. Amo esa cicatriz como amo el resto de tu cuerpo,
simplemente eres la criatura más hermosa que mis ojos puedan observar.

Amanda no podía siquiera pronunciar palabra, sentía una emoción tan


indescriptible que en ese momento sintió que llegaba amar más a Cristina
de lo que pensaba, de lo que sentía, de lo que profesaba. Acarició su rostro
lentamente y con una ternura que solo el amor podría expresarle quedó
observando cada centímetro del delicado rostro de Cristina. –No sé cómo
pude aguantar todos estos años teniéndote a mi lado y sin expresarte que
desde el primer día que te conocí irremediablemente de ti me enamoré. No
siento que perdí ninguno de los días en los que me callé este sentimiento,
porque cada uno de ellos sirvió para reconocer con seguridad que eres la
única mujer que puede ocasionarme esto. – tomó la mano de Cristina y la
llevó hasta su pecho sobre el lado del corazón. – No sé cómo pasó, pero me
enamoré cada día de ti y deseaba tanto acariciarte, besarte, poseerte, pero
más que eso necesitaba la oportunidad de poder verte a los ojos; como
ahora y decirte que te amo. – se acercó a los labios de Cristina y los besó
con la misma sensación de siempre…como la primera vez.

Cristina respondió el beso con las mismas ganas y el más grande deseo,
posó ambas manos en el rostro de Amanda mientras besaba sus labios, se
separó teniendo los ojos aún cerrados, al abrirlos suspiró profundamente
mientras alternaba su vista de los ojos de Amanda a sus labios. Siempre era
tan delicioso el sabor de esos labios, sentía que los había besado tan pocas
veces, pero que era lo más perfecto de su existencia. Alcanzó nuevamente
la frazada y esta vez la tendió sobre ella misma, recostó su cabeza sobre el
pecho de Amanda y la abrazó con uno de sus brazos que descansó en su
vientre. – ¿Tienes algún problema con que duerma esta noche aquí contigo?
Amanda la rodeó con sus brazos y le susurró. – Ningún problema amor
mío.

263
Capítulo 36:
Ya pasada algunas semanas desde que Amanda había regresado a casa,
comenzó las fisioterapias que rápidamente le daban la seguridad de usar
sus muletas y caminar más libre por la casa. También comenzó algunos
proyectos que había dejado en el trabajo desde la casa y tomando las
medidas necesarios estaba disponiendo regresar a la oficina la próxima
semana y comenzar a trabajar desde allá, aunque el trabajo iría de la mano
con el progreso de su recuperación sentía que necesitaba regresar
totalmente y recuperar día con día lo que era su vida. Aunque sin duda
muchas cosas habían cambiado, no solo una cicatriz dejada por un
accidente al cual sobrevivió; sino también el agradecimiento de una nueva
oportunidad la cual quería aprovechar como nunca, la seguridad indudable
de tener personas que la quieren y la necesitan en sus vidas y poder, por
primera vez en su vida, sentirse repleta porque amaba y era correspondida
con la misma intensidad. Lo había comprendido, pudo querer huir de
cualquier estúpida manera, pero no podría escapar de la mujer que amaba
con todo el corazón.

Desde aquella noche que regresó a casa Cristina dormía en sus brazos y
aunque nada bajo aquellas frazadas había ido más allá de unos besos, unas
caricias y unos roces, para Amanda era la gloria divina despertar cada
mañana a su lado, Aunque no podía evitar que todo su cuerpo se
estremeciera como hoja al viento con la sola cercanía de Cristina; la verdad
sin duda era que estaba muriendo de deseo por ella, pero mientras no se
recuperara totalmente debería comportarse irremediablemente.

- Mandi tu mamá al teléfono. – se acercó Kathy alcanzándole el


teléfono.
- Ya me voy a la Universidad, regresaré un poco tarde porque tengo
examen, así que esta noche Cristina y tú tienen la casa para ustedes
y hacer fresquerías. – le sonrió mientras caminaba fuera del estudio.

Amanda colocó el teléfono en su oído y logró escuchar. – Mmmm, ¿qué es


eso de hacer fresquerías?

264
Amanda sintió que mucho calor se concentró en su rostro. – Mamá solo
son cosas de Kathy, ya sabes…

- Porqué lo se preguntó hija querida. Espero que no estés haciendo


ningún tipo de esfuerzo sobre humano, que eso te retrasaría tu
recuperación. – comentó con seriedad Estela.
- No Mamá, lo estoy haciendo bien, nada de esfuerzos sobre
humanos.
- Ya después tendrás muuuuuchooooooo tiempo de hacerle el amor
a Cristina.
- Mamaaaaaaa, por Dios Santo.
- Vamos Amanda, tampoco es que no sepa las cosas que hacen dos
personas que se gustan, se desean y se aman. Perdóname hija, pero
el método es el mismo, aunque la ecuación sea distinta. – afirmó con
tono divertido.

Amanda se mantuvo en silencio porque lo cierto es que estaba bastante


avergonzada con los comentarios de su mamá.

- Ese silencio me confirma que debes estar roja de la vergüenza en


este preciso momento, eres tan dulce hija. – rio Estela sin parar.
- Ayy Mami…
- Ya hija, solo bromeo, si yo soy la más feliz de que hayas encontrado
a esa persona por la que has esperado tanto y más feliz aun de que
esa persona sea Cristina. Se ven tan hermosas juntas.
- Gracias Mamá. – respondió Amanda aún sonrojada.
- ¿Y cómo estás?
- Estoy muy bien, estoy terminando unos planos para enviarlos
mañana con Cristina; eso me hace sentir muy bien y bastante útil.
- Eso me encanta hija. ¿Hiciste la terapia hoy?
- Si Mamá, ¿y qué tal tu viaje?
- Increíble, maravilloso, todo es tan espectacular…

Ya fuera Kathy se había topado con Karina que subía a visitar a Amanda.

- Hola Kathy.
- ¿Qué tal Karina? – preguntó Kathy fingiendo amabilidad.

265
- ¿Crees que puedo entrar y ver a Amanda?

Kathy se lo pensó unos segundos, pero luego respondió. – Claro, por


supuesto. – y la dejó pasar. – Está en el estudio.

- Gracias por tu amabilidad.


- Ohhhh no es que desee ser amable contigo, es solo que a pesar de
las ganas enormes que pueda tener de estrangularte, no pasaría ni un
solo minuto por ti en prisión, así que trato de hacer las cosas correctas.

Karina rio del comentario. – Pues aprecio más tu sinceridad, así que de igual
manera gracias.

- Por nada. – respondió Kathy mientras se alejaba de Karina.

Karina entró a la casa y comenzó su camino hasta el estudio donde encontró


a Amanda sentada en el escritorio hablando por teléfono.

Amanda quedó muda y sorprendida por su presencia, pero continuó su


conversación con su madre. – Si Mamá, claro que sí. – dio un breve repaso
a Karina que llevaba un pantalón muy corto y una camisetilla que no dejaba
mucho a la imaginación. Amanda pensó o que iba a la playa o que regresaba
de la playa o solo quería andar provocándola, pero muy pronto al encontrar
su pícara mirada comprobó que solo la provocaba. – Mamá, ¿crees que
puedo llamarte más tarde?...bien…disfruta Mami…también te quiero…si
Mamá, claro Mamá, chao.

- Disculpa, yo encontré a Kathy a la salida y le pedí que me dejara


entrar. – se anticipó a comentar Karina.
- No te preocupes Karina.
- ¿Cómo estás?, te ves espectacular.
- Estoy muy bien, ya ves trabajando desde casa un poco. –
señalando unos documentos sobre el escritorio.
- Pues eso me parece increíble, ya estás recuperando rápidamente.
Y te ves tan linda como siempre…

266
Amanda la miró por un rato y le sonrió amablemente. – Gracias Karina,
pero siempre me parece que exageras.

- Nunca lo he hecho. – comentó mientras se acercaba al borde del


escritorio.
- En cambio tú te ves muy bien.
- ¿Tú crees? – preguntó con una expresión cargada de sensualidad,
poniendo sus manos en la cintura y mirando su cuerpo.
- Claro, siempre lo he pensado.
- Voy a la playa un rato, me he comprado un traje de baño
espectacular…- dijo esto y se levantó la camisa sin ninguna vergüenza
mostrando el pequeño pedazo de tela que cubría sus senos.

Amanda abrió los ojos sorprendida de la acción, juntó sus labios mientras
movía su cabeza de lado a lado. – Karina no estás ahora en la playa.

- Sí, pero solo quería mostrártelo.


- Si, está muy bonito.
- ¿Y no te gusta nada más? – la pregunta no se hizo esperar ni la
doble intención de Karina.
- ¿Qué pretendes Karina?
- Nada solo pregunto si no te agrada la vista, ¿qué mal hay en ello?
- No, no hay nada mal en ello, lo único malo es la intención con la
que se hace. – respondió con seguridad.
- Bueno, vamos tampoco está mal que pierda cualquier oportunidad
de provocarte. – bajó su camisa y se sentó en el escritorio frente a la
silla de Amanda.
- ¿A qué juegas?
- Juego mi juego Amanda, solo no pierdo oportunidades.
- No ya veo que no pierdes oportunidad, solo perdiste la oportunidad
que era tuya.

Karina la miró con tristeza reconociendo la verdad en sus palabras. – Pero


no me rendiré tan fácil.

- Deberías Karina.

267
- ¿Por qué?
- Porque ya terminó.
- Sí, pero vale la pena que lo intente, ¿no crees?
- Karina, no es correcto linda…- dijo con algo de ternura.
- ¿Me crees linda?
- Claro que lo eres, eres una mujer muy hermosa.
- ¿Y ya no te gusto? – dijo mientras se acercaba más a ella.
- No se trata de eso Karina.
- ¿No? – le preguntó mientras tomaba su barbilla con su mano y se
acercaba más a sus labios. – Vamos Amanda, sabes que te mueres
por besarme, sabes que te sigo gustando como me gustas tú a mí; tu
y yo éramos increíbles en la cama y te deseo cada día de mi jodida
vida y me maldigo por haber arruinado las cosas.
- Karina…

La puerta de la casa se abrió y Cristina entró en silencio pensando que


Amanda podría estar dormida, pero mientras más se adentraba a la casa
escuchaba una tenue voz reconocida que provenía del estudio, caminó
lentamente hasta la puerta y vio a Karina muy cerca de los labios de
Amanda. Sintió el corazón estallar y se entristeció grandemente, pero más
que eso sintió unas ganas locas de entrar y comenzar a patear traseros,
puso un pie frente al otro y se detuvo, respiró profundamente y se recostó
de la pared del lado de afuera del estudio. La última vez que presenció algo
parecido había salido huyendo y no había sido buena idea, esta vez debería
tener una mejor opción, permanecer y quizás entrar… ¿cómo era posible
que eso estuviese pasando? Trató de calmar sus sentidos y que su corazón
hiciese el menor ruido para así poder escuchar su terrible desgracia; pero a
pesar de todo sentía que Amanda nunca le había fallado y nunca…

- Amanda jamás nadie te hará sentir como lo he hecho yo. – se acercó


y besó suavemente sus labios. – Cristina jamás te hará sentir esto. –
y nuevamente la besó.
- Tienes razón, Cristina jamás me hará sentir esto. – afirmó Amanda.
- ¿Ves?

268
- Ella sin duda me hace sentir mucho más que esto, me lo hace
sentir todo, Karina.
- Vamos Amanda, la niña está buena y es linda y puede sentirse rico
probar y estrenar un cuerpo, pero de ahí a que sea más, lo dudo.
- Si quieres dudarlo lo puedes hacer, pero no se trata de estrenar un
rico cuerpo, es que si no hubiese hecho el amor con ella, aun así ella
me lo haría sentir todo. Debes entenderlo Karina, estoy enamorada de
Cristina…tu y yo terminamos, no tenemos nada, por la razón que sea,
se acabó. – terminó Amanda mirándole a los ojos.

Karina se apartó un poco y la miró con una sonrisa cargada de cinismo.


– Es bueno saber que Cristina ya estaba metida en tu cama mientras tú y
yo estábamos juntas, me salió muy ramerita la niña.

- No te permitiré que la llamas así o estés hablando de ella como si


tuviese algo que ver en la finalización de nuestra relación. Para tu
información nunca tuve un acercamiento con Cristina de otro tipo
mientras me encontraba compartiendo contigo y si hubiese sido así,
¿qué reclamas?, no puedes exigir lo que tú no diste.
- No te creo, ¿sabes porque no te creo?, porque he analizado muchas
cosas en el tiempo que fuimos novias, las miradas, las acciones, los
comportamientos, te estabas revolcando con ella desde siempre. –
dijo con molestia.
- Cree lo que quieras Karina, pero jamás ni en un solo momento te fui
infiel, ni con Cristina ni con nadie más…jamás.
- Pero siempre hubo esa química, esa llama entre ustedes, siempre
te gustó, ¿no es así?
- Si Karina, ella siempre me encantó, esa es la mejor palabra que lo
puede describir, no te mentiré, pero ni en un momento hubo algo entre
nosotras hasta ahora.
- No puedes ni siquiera compararla conmigo, o sea Cristina es tan
poca cosa para ti.
- Es cierto, no puedo, ni quiero compararla contigo, porque ella no eres
tú y tú no eres ella. Son dos mujeres completamente distintas del cielo
a la tierra y sabes, a veces pienso que quien es poca cosa soy yo para
ella porque sin dudas ella es mucho más de lo que

269
merezco, es una mujer maravillosa y la amo Karina, por primera vez
en mi vida estoy totalmente enamorada, lo siento… - se sinceró y
guardó silencio.
- Bueno puedes amarla a ella y puedes tenerme a mí.

Amanda la miró con incredulidad sorprendida por su propuesta. - Estás


completamente loca, cuando tú tienes en tu vida a la persona que satisface
todas tus necesidades, tanto físicas, emocionales, como sentimentales, no
tienes por qué buscar nada más en ninguna otra persona.

- Creo que te hace falta un poco de sexo amor y ya verás que bien te
sentirás. – se acercó nuevamente a sus labios, pero Amanda movió
esta vez el rostro.

Entonces una voz se escuchó desde la puerta. – Buenas tardes damas. –


Cristina se detuvo en la entrada con una actitud completamente desafiante,
miró a Karina que se había separado de Amanda y luego con seriedad miró
a Amanda y le alzó una ceja en señal de disgusto.

Amanda sintió que la tierra se la tragaba de a poco, sintió todo el peso del
mundo que la atraía abajo, indudablemente sentía el calor del infierno bajo
sus pies. Era evidente que estaba muerta y todo fue comprobado por la
manera terrorista en que Cristina la miró que fue como si le atravesara un
puñal en el corazón.

- Vaya que bueno que nos acompañes Cristina. – sonrió Karina.


- Bueno el gusto no siempre es mío Karina, pero es reconfortante
saber que siempre tienes tiempo para apoyar a Amanda en su
momento difícil.
- O por supuesto, ¿cómo no hacerlo?, ella simplemente lo merece y
también lo necesita; además de que no hay peor lucha que la que no
se hace, sabes que quiero recuperarla Cristina y eso hago siempre
que tengo la oportunidad. – terminó con una actitud completamente
soberbia.
- Ohhh sin duda, pero creo que aún no has entendido muy bien la
situación aquí, pero bueno creo que no he sido lo demasiado clara o
no me tomé la delicadeza de informarte que Amanda y yo tenemos

270
una relación y no de amigas, sino de pareja. Sabes, solo te lo informo
para que tengas constancia y así simplemente no veas cada momento
que te encuentres con Amanda una oportunidad para… ¿llevártela a
la cama? – manifestó tranquilamente Cristina mientras caminaba
hasta ella.

Amanda tomó sus muletas y se puso de pie, comenzó a acercarse a ambas


mujeres porque sentía bastante tensión en el aire y jamás en su vida había
visto a Cristina con esa actitud.

- Interesante, pero me parece que aquí Amanda también decide si se


deja llevar a la cama por mí.
- Cierto, pero yo no voy a pelear por el amor de una mujer de la cual
estoy segura tengo la dicha de ser la dueña de sus sentimientos; así
que puedes hacer un millón de tretas malvadas y mal intencionadas y
no ganarás absolutamente nada.
- Eres tan patética Cristina, estoy segura que ganaré. – le sonrió y
apartó su vista de ella para posarla en Amanda que estaba justo a su
lado.
- Karina basta, me parece que ya es suficiente, hay cosas que no te
permitiré y una de ellas es que te creas con derechos que ya no te
corresponden, ya he sido bastante clara contigo y simplemente se
acabó; ahora te pido que si eres tan amable te retires. – le pidió
encarecidamente Amanda mientras la miraba seriamente.
- Claro eso puedo hacerlo. – se acercó a Amanda y trató de besarla.
Amanda movió su rostro a un lado para evitar el contacto. Karina
sonrió mordiéndose sus labios, entonces besó su mejilla y aprovechó
para pasar su lengua por ella y se apartó caminando hacia Cristina.

Cristina aún permanecía de pie con las manos cruzadas en su pecho,


asqueada con la escenita de antes, miró a Karina al rostro y luego pasó su
vista por su cuerpo devolviéndola rápidamente a su rostro sonriéndole con
alguna extraña mueca que solo denotaba una oculta necesidad de que
desapareciera de su vista. Aun así, detuvo el impulso de decirle algunas
otras cosas que sentía que tenía en la garganta y le impedían respirar con
tranquilidad, pero más difícil aun fue detener las enormes ganas que

271
tenía de tomarla del cabello y darle varias cachetadas hasta que se cansara
irremediablemente.

- Adiós linda. - Karina se despidió y caminó hasta salir de la casa.

Cristina cerró sus ojos, puso sus manos en la cintura y tiró su cabeza atrás
por unos minutos mientras respiraba profundamente.

Amanda se acercó y suavemente dijo. – Cris…

Cristina devolvió su cabeza a su estado normal y miró a Amanda. – No


quiero escucharte ahora Amanda. – le dio la espalda y se alejó. – Ahh y por
amor a Dios, ¿podrías hacerme el favor de lavarte la cara?, así quizás quiera
escucharte un poco…

272
Capítulo 37:
Amanda había permanecido tres eternidades en el estudio mientras
esperaba que a Cristina le pasara el enojo; cosa que dudaba o que ella
pudiese encontrar las palabras perfectas para saber que decir sin morir en
el intento. Decidió comenzar su viaje a la habitación de Cristina y enfrentar
lo inevitable; no sin antes pasar por el baño y limpiarse el rostro; eso sin
dudas era lo más importante de todo. Nunca en su vida había visto a Cristina
de esa manera y fue increíble hacerlo, sabía que además de enojada,
incómoda y molesta, estaba celosa y con espíritu renovado de unas ansias
locas de matarla.

Llegó a la habitación y Cristina salía de la ducha secando sus cabellos con


una toalla y con otra cubría su cuerpo desnudo. Amanda quedó absorta por
el paisaje, recorrió su cuerpo con su vista, puso su lengua en la comisura de
sus labios y sin poder evitarlo mordió su labio inferior con un descarado
deseo incontrolable. Era increíble todo lo que Cristina le podía provocar, tan
solo verla la hacía sentir nerviosa, sorprendida de su belleza y sí, para que
mentir, la excitaba completamente; la volvía bruta y le hacía perder la poca
salud mental que le podía quedar. Sintió que estuvo observándola
demasiado, entonces buscó rápidamente el rostro de Cristina, quien ya la
miraba ansiando verse reflejada en sus ojos.

- Eres hermosa. – expresó Amanda con un rostro de idiota


incomparable.
- Gracias. – solo respondió Cristina tranquilamente. Tomó un camisón,
se lo puso por la cabeza con la toalla aun sujeta, luego de puesto el
camisón dejó caer la toalla al suelo.

Amanda nuevamente hizo un repaso por el cuerpo de Cristina, esta vez con
más detalle y con lentitud, lo disfrutó más que la primera vez porque el
camisón era traslúcido y dejaba ver claramente los senos de Cristina a
través de la tela. Amanda sintió desfallecer, así que se movió un poco con
la ayuda de las muletas y se apoyó contra el gavetero, esto sin desviar la
vista del cuerpo de Cristina.

273
- ¿Qué? – preguntó Cristina con plena conciencia de lo que estaba
provocando.
- Es solo que es raro no verte con tus pijamas de “Angry Bird”.
- Ahh cierto, puedo entonces usarlas nuevamente. - respondió
desilusionada.
- Noooooo, como crees, me gustas mucho así, aunque me
encantaban tus pijamas también, pero me
gustas…mucho…así…bueno me gustas como sea.

Cristina no pudo impedir sonreír por el nerviosismo de Amanda, le


encantaba sentirla nerviosa.

- Cristina cariño, por lo que alcanzaste a ver cuándo regresaste a casa,


pudiste observar cualquier cosa, pero no era realmente lo que pasaba.
- ¿En serio?
- Sí. – respondió con seguridad.
- Porque muy bien pude evidenciar que Karina no dejará de intentar
contigo o ¿me equivoco?
- No, no te equivocas.
- Entonces lo que vi es cierto. – la miró con gran seriedad.
- No, porque Karina puede querer regresar, pero yo no lo quiero.
- ¿No y eso por qué?, ella fue tu novia y es hermosa y además tiene
un cuerpo espectacular.
- Porque no quiero nada con ella, porque te quiero a ti, es contigo con
quien quiero estar, a quien quiero besar, acariciar, desear, amar; eres
tú quien me provoca todo y yo estoy ahora contigo y jamás te faltaría
el respeto dándole cabida a que ella llegara a más conmigo. Ella
quería besarme y yo la aparté.
- ¿Y tú querías besarla?
- No, solo me muero por besarte a ti ahora y siempre.
- Bueno…
- ¿Bueno?, estás dudando, tu misma se lo dijiste a ella, que no tenías
por qué andar peleando por el amor de la mujer que sabes que te
pertenece, le dijiste con seguridad o ¿acaso lo dijiste por molestar? –
terminó Amanda con un poco de tristeza en su mirada.

274
- Lo dije porque estoy segura, claro además de joderle la psiquis a
esa mujercita de pacotilla que no soporto.
- ¿Porque no la soportas?
- ¿Aún preguntas?, primero es una imbécil por todo lo que te ha hecho,
además está esa carita de mosquita muerta que usa para engañar y
hacerse la víctima, obviamente está el hecho de que te tuvo mientras
yo te quería y para terminar está el que te quiera ahora…
- ¿Ahora que me tienes? – Amanda sonrió completando la oración de
Cristina.
- Sí.
- No me tienes solo ahora, siempre me has tenido…siempre.
- Lo sé. – respondió Cristina tomando unas bragas de su cama y
poniéndoselas por su piernas, subió un poco su camisón hasta lograr
acomodar su ropa interior en su sitio; luego tomó unos jeans y repitió
la operación una vez más.

Amanda sintió el calor que subió por sus piernas y le recorría todo el cuerpo.
Sabía que simplemente Cristina la estaba provocando y castigándola al
mismo tiempo, si pudiese enviar esas muletas al infierno y hacer
movimientos libres, era seguro que Cristina no actuaría de esa manera,
porque ya hacía mucho estuviese sin camisón sobre la cama. – Dios Cris,
eres tan bella...

Cristina simplemente había comenzado a caminar hasta Amanda y se


acercó a su cuerpo, lo suficiente como para quedar completamente juntas
entre sus piernas.

Amanda posó sus manos alrededor de su cintura y mirándola a los ojos


continúo. - Eres tan exquisita...

Amanda acercó sus labios a los de Cristina, los rosó y suavemente


pronunció. – Te amo y no te amo porque me enamoré de tu belleza, te amo
porque eres tú, amo todo lo que eres, el conjunto de todos los detalles
que te hacen ser la mujer que amo.

Cristina sintió que el corazón se le detuvo, las piernas le temblaban, un


escalofrió le recorría todo el cuerpo, aunque ya sabía que Amanda la amaba

275
y ya Karina no interesa en lo más mínimo, era demasiado increíble poder
escucharlo y sentirlo; no había nada mejor que Amanda la mirara, la
acariciara, la besara y más que eso que le dijera que la amaba. Era cierto
que la presencia de Karina la había incomodado bastante; siempre lo hacía,
pero ya sabía que Karina era una rival bastante persistente y sobre todo muy
astuta, ya varias veces había logrado que saliera huyendo destrozada por
pensar tristemente que lo que veía era lo correcto; pero ya no más, estaba
completamente segura del amor de esa mujer que tenía frente y cada día
cuidaría de ese amor, su amor era una bella obra de arte y su tesoro más
preciado…

Cristina ya no podía aguantar el deseo que la quemaba dentro, acarició con


su mano la mejilla de Amanda, suave y delicadamente. Cristina continuó con
su caricia bajando el revés de sus dedos por su cuello hasta llevarlos a su
pecho en medio de sus senos.

Amanda la atrajo hacia ella por la cintura y Cristina instintivamente dejó caer
su peso sobre el cuerpo de Amanda.

Cristina besó lentamente sus labios, se miró en la profundidad de sus ojos,


sujetó su rostro con ambas manos y la besó con mayor intensidad. Se unió
más a su cuerpo, mientras Amanda acariciaba su cintura y aprovechaba
para bajar ambas manos a su trasero. Amanda acarició su trasero sobre sus
jeans, suavemente introdujo sus manos dentro del camisón, acarició toda
su espalda delicadamente y las devolvió a su trasero nuevamente.

Cristina con el solo contacto intensificó el beso, lo hizo más profundo, más
húmedo, acarició con su lengua la lengua de Amanda, movió su pelvis y la
ajustó más al cuerpo de Amanda en medio de sus piernas, mientras bajaba
sus labios por su cuello y lo llenaba de besos y caricias. Posó ambas manos
en sus senos y los acarició sobre la camisa, suave, delicada y tiernamente
lo que hizo que de la boca de Amanda saliera un gemido que Cristina acalló
besándola nuevamente. Cristina continúo acariciando el pecho de Amanda,
siempre le habían parecido tan increíblemente hermosos, sensuales y
alguna que otra ocasión recordó haber fantaseado con ellos y ahora que
simplemente los tenía a su disposición le parecía un acto casi imposible de

276
creer; era excitante sentirlos sobre su camisa y sería delicioso poder
saborearlos, acercó su boca a su oído y le susurró. – Quiero comer…- miró
el rostro de Amanda con deseo y le dijo mordiendo sus labios. – Pizza…- se
separó de Amanda, se detuvo frente a ella y quitó su camisón sobre su
cabeza, dejando un hermoso paisaje a disposición de Amanda.

Amanda traía una cara de confusión extrema por el comentario anterior de


Cristina, pero al observar su hermosa desnudez no pudo más que suspirar
y dejar su boca abierta por la genuina sorpresa. – Ohhh mi Dios… - solo
salió de su boca mientras la temperatura de su cuerpo permanecía en el
mismo lugar…muy caliente. Dejó salir todo su aliento y observó el rostro de
Cristina que traía una expresión de completa satisfacción. Amanda no
entendía parte de la situación, pero podía entender que Cristina la estaba
castigando fuertemente y ella solo se estaba muriendo de deseo.

Cristina le sonrió descaradamente mientras tomaba su sostén, se lo


acomodaba y deslizaba una camisa por su cabeza. Sentía que necesitaba
una ducha fría en este momento o simplemente irse sobre Amanda
nuevamente y comérsela a besos, pero solo quería jugar un poco; aunque
ella misma estuviese que estallaba de pasión. No estaba enojada, no
castigaba a Amanda por lo antes sucedido con Karina, simplemente la
deseaba como una demente y quería hacerle el amor. Aunque también
quería hacer nacer un poco la pasión, la necesidad, el romanticismo, el
deseo, las ganas que la estaban matando a ambas, pero además
irremediablemente estaba el hecho que no quería lastimar a Amanda,
sabía que su encuentro sería todo menos tranquilo así que quería evitar
lastimarla…por ahora. – Pizza cariño.

Amanda sonrió con ironía, con una especie de expresión de desilusión con
resignación. Le parecía increíble que Cristina le hiciera semejante castigo
con la excitación y el deseo a flor de piel. La miró a los ojos mordiendo su
labio inferior y con una mirada cargada de sensualidad le dejó saber que le
había gustado mucho el momento, pero que próximamente sería mejor que
esto.

277
Cristina no pudo evitar reír con una risa de niña traviesa con la plena
conciencia de haber ocasionado algo, afirmó con su cabeza, tomó su bolso
y salió de la habitación.

Amanda respiró profundo sentándose en el borde del gavetero y pronunció.


– Maldita pizza.

Cristina asomó la cabeza por la puerta, observó a Amanda y le dijo con una
ternura única. – Te amo cariño y no blasfemes. – entonces desapareció
nuevamente.

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Capítulo 38:
Amanda había regresado al trabajo, un par de meses transcurrieron desde
el accidente y su rehabilitación había sido satisfactoria, prácticamente
regresó a la normalidad en todo; aunque su ritmo de vida fuese despacio y
pausado, pero prefería que fuese así a que simplemente no tuviese vida.

Estaba completamente estresada ese día con un trabajo en el que debió


hacerle unos cambios de último minuto y muy a pesar de saber que estaba
correcta debió ceder en parte a los reclamos para asegurar su paz mental.
Se encontraba en su oficina de pie frente a su mesa de dibujo teniendo
alguna discusión en el teléfono con alguna persona, mientras Cristina
entraba sin ser escuchada.

- Por Dios, ¿tú crees que se puede cambiar todo el techo solo por la
necesidad de colocar una columna que no hace ningún efecto
aparente y por el deseo de ahorrar unos dólares?, además el diseño
será horrendo…lo se…si…claro…mira Andrés yo puedo ceder a eso,
pero no al cambio de la estructura…perfecto…eso me parece más
razonable…listo…chao…- recitó Amanda bastante molesta. Al
regresar el teléfono a su lugar, dobló un poco su cuerpo, puso ambas
manos en la mesa y movió su cabeza de un lado a otro sin cesar en
señal de frustración.

Cristina sonrió con la seguridad de que no era un buen día para Amanda,
se acercó más hasta ella y suavemente preguntó. - ¿Mal día cariño?

Amanda se mantuvo en la misma posición anterior, pero sorprendida de la


presencia de Cristina. – Estoy que ni me soporto yo misma, estoy
terriblemente estresada amor.

Cristina la abrazó por la cintura y colocó su cabeza en su hombro para poder


observar lo que hacía Amanda. – ¿Que pasó linda?

- Estoy enojada, ¿sabes el proyecto del museo que realizo con


Alfonsi? He diseñado estos entre cielos con 50 cm de ancho, para

279
poder acomodar la ductería hidráulica. – señalando sus planos sobre
la mesa. - aun así, lo hice tomando en cuenta la estética del edificio,
pero ahora los quieren de 30 cm en alguna loca idea de economizar,
pero eso vuelve poco funcional el asunto, porque…

- Porque se deberá reacomodar todo bajo las vigas pues chocarán las
ducterías, no entrarían en un espacio tan reducido. – interrumpió
Cristina segura de conocer el problema en cuestión.
- Exacto, entonces tanto estética como funcionalmente será un
desastre y ¿solo por qué?, por ahorrar un dinero que después tendrán
que gastar doblemente resolviendo problemas por causa de una mala
planificación.
- ¿Y qué harás? – preguntó Cristina con gran interés en la situación
de Amanda.
- Pues situaré esta columna aquí y esta otra acá y solo llegaré a 40
cm no a los absurdos 30 cm que quieren ellos, es imposible.
- Me parece la mejor solución.
- Sí, pero me ha costado muchos enojos…
- Sí, estás tensa amor. – comentó Cristina acariciando la espalda de
Amanda. – Te haré un masaje y verás cómo te sentirás mejor.
- Tienes ese poder en mí.
- ¿Cuál?
- El de hacerme sentir mejor.
- Eso me encanta. – y comenzó a masajear la espalda de Amanda con
movimientos pausados y delicados, pasaba sus manos desde los
hombros hasta su cintura.

Amanda rápidamente comenzó a aflojar su cuerpo y sentirse relajada. –


Delicioso.

Cristina apartó el cabello de Amanda a un lado y comenzó a besar su


espalda, sus hombros, hasta llegar a su cuello, aprovechó para pegar su
cuerpo al trasero de Amanda y posar sus manos en sus caderas. Continuó
sus besos en su cuello y movió sus manos a la pelvis de Amanda, haciendo
que esta llevara su cuerpo más cerca del cuerpo de Cristina, luego subió sus

280
manos al pecho de Amanda y comenzó a acariciar delicadamente sus senos
sin detener los besos en su cuello.

Amanda instintivamente dejó caer su cabeza hacia atrás para hacerle más
fácil el trabajo que realizaba Cristina en su cuello, definitivamente ya ni
recordaba que había estado estresada.

Cristina continuó sus caricias en los senos de Amanda, dejó una de sus
manos en la acción y la otra se aventuró a acariciar su vientre, su cintura,
su pelvis…su entre pierna, lo que hizo que Amanda dejara salir un gemido
desde sus profundidades. Cristina sintió el cuerpo de Amanda estremecerse
en sus brazos, podía sentir el calor que emanaba de cada parte de su ser,
buscó desesperadamente la boca de Amanda y la besó con una unas ansias
locas, con la necesidad que aumentaba día con día desde la última vez que
habían hecho el amor.

La puerta de la oficina se abrió suavemente. – Ustedes dos son tan


descaradas, pervertidas y sexosas. Get a room please! – gritó Kathy con
cara de fingido disgusto.

Cristina se separó rápidamente mirando a Kathy con cara de espanto y


Amanda simplemente se volteó con cara de disgusto.

- Kathy. – gritó Cristina con nerviosismo.

Con una expresión de total burla Kathy respondió. – Si Kathy, agradece a


Zeus que soy yo y no es nadie más porque ya estuviesen en “you tube” par
de degeneradas.

Amanda estaba tan relajada que evitó el impulso de matar a Kathy y tener
alguna confrontación, no pudo más que reír de la situación, era tan normal
que la sorprendieran haciendo lo indebido que ya estaba acostumbrada

Cristina la miró sorprendida de su reacción y devolvió su mirada a Kathy que


ya estaba riendo a carcajadas. – Es que vivo con ustedes y solo aquí me
topo con esto, por Dios, pídanme que me vaya de casa un día y así las dejo
solas. Ya poseo la sensación que sintió Doña Petunia cuando las encontró,
es que son dos calenturientas de mierda.

281
Cristina ya no pudo evitar mantener su compostura y comenzó a reírse
sonrojada, aún estaba nerviosa y desencajada, pero que más, ya no había
nada que decir, ni dar excusas estúpidas para tratar de arreglar la situación;
tenía que aceptar que la habían encontrado con las manos en la masa.

- Adelante, pueden continuar, yo haré como si no existo. - balbuceó


Kathy en medio de su risa.
- Estás loca Kathy. – la miró Cristina con cara de asesina a sueldo.
- No querida, las que están locas son ustedes, que si entro unos
minutos después ya hubieses tenido a Mandi sobre el escritorio.
- Exagerada. – le ripostó Cristina.
- Maldita fisgona. – reprochó Amanda pensando que, si no hubiese
entrado, en efecto estuviese ahora mismo en la gloria divina.
- Están enfermas y se van a morir e irán al infierno, pero lo bueno es
que yo estaré ahí, les hare compañía, haremos fiestas depravadas;
definitivamente seremos una linda familia. – le sonrió y continuó con
una expresión de seriedad. – Lo cierto es que amo verlas juntas,
aunque estén haciendo fresquerías, no se imaginan la enorme
felicidad que siento dentro de mí al verlas enamoradas, felices; como
jamás las había visto y me encanta la idea que sea una con la otra.
Que al fin después de mucho tiempo hayan tomado la decisión de ser
felices, quizás si lo hubiesen hecho desde el primer día que se
percataron de sus sentimientos tal vez esta no sería la hermosa
historia que es hoy. Al fin sé que eres feliz Mandi, al fin sé que
encontraste esa persona con la que siempre soñabas, a la que
siempre esperabas. Muchas veces dudé de que pudieses encontrar lo
que deseabas, me parecía tan ilógico y tan irreal ese amor que
esperabas, pero aun así jamás dije lo contrario porque no quería que
te decepcionaras y ya no creyeras que ese amor llegaría. Es increíble
que diga esto – arqueando sus cejas - pero hasta me enseñaste a
creer en el amor bonito y aunque te pensé una loca romántica de la
era medieval deseaba cada día que llegara a tu vida y cuando vi el
amor de Cris por ti en sus ojos estaba segura que era ella; me tuviste
mareada tantos años hablándome de tu princesa

282
verde que fue fácil reconocer en Cris todas las características del amor
que añorabas. Y aunque han sido tan cobardes, tontas, idiotas y hasta
estúpidas estos años, estoy segura que todo este tiempo solo estaban
perfeccionando este hermoso amor, aunque el 75% de las veces odie
tanta cursilería y me dé nauseas tantas muestras de cariño y me
encantaría lincharlas; soy feliz de poder compartir con ustedes este
amor…más que nada es un honor ser parte de su historia. – caminó
hasta donde se encontraban Cristina y Amanda visiblemente
emocionadas y se abrazó a ellas con gran ternura.
- Te quiero. – se apresuró Amanda a murmurarle en su oído.
- Y yo las quiero a ustedes par de perras. – le sonrió irónicamente. –
Y bueno, ¿piensan seguir teniendo sexo con la ropa puesto o nos
vamos ya?
- Imbécil. – le pegó en el hombro Cristina con mucha violencia.
- Sí, ya nos vamos, voy a entregar estos documentos y las encuentro
en el estacionamiento, ¿sí? - respondió Amanda mientras tomaba sus
planos y salía rápidamente de su oficina.

El día siguiente era el cumpleaños de Amanda y las amigas habían decidido


viajar a la casa de la familia de ella y celebrar su día junto a los suyos, desde
su accidente Amanda simplemente decidió que en cada oportunidad que
tuviese compartiría con las personas que amaba porque nunca sabría
cuando los perdería, la vida era tan corta y tan poco predecible que quería
disfrutar cada día como si fuese el último que viviese.

- ¿Y ya tienes todo listo para el cumple de Mandi? – preguntó Kathy


a Cristina mientras llegaban al estacionamiento.
- Definitivamente. – dijo con picardía.
- Por Dios santo te escuchaste tan lujuriosa.

Cristina rio un poco cohibida. – Es solo que quiero que sea un día especial
para ella, que se sienta completa, que tenga la oportunidad de compartir con
su familia, pero también…

283
- Comértela tu… te comprendo Cris. – interrumpió Kathy con tono
dramático – esa Mandi te ha tenido en ayunas meses largos, así que
está bien que seas su pastel, pero que sea de chocolate, sabes que
le fascina y si quieres hacerlo más grrr – poniendo sus manos como
garras –adórnate con fresitas tus miserias, estoy segura que será todo
un evento “Pay Per View” y como tú estás más salada que el salar de
Uyuni; eso lo aprendí en “Discovery Channel”. – interrumpió para
especificar – seria lindo que las hermanas de Mandi y su mamá se la
encontraran comiéndose tus fresas, así que hija por todos los cielos…
- ¿Quién se comerá las fresas de quién? - preguntó Amanda
confundida aproximándose a ellas.
- Nada, que las fresas tienen un efecto anti envejeciente, así que le
estoy diciendo a Crisita que las comience a comer para que no se
arrugue a tan temprana edad.
- Si me imagino. – comentó Amanda con cara de incredulidad.
- No tu ni te las comas Mandi, a ti no te harán efecto ya con esos 69
años que estás por cumplir ya no hay médico chino que retrase el
efecto de tu envejecimiento.
- Maldita, ¿porque tienen que ser 69?
- Porque es la única edad que puedes cambiar de posición y siempre
será un 69. – respondió Kathy subiendo y bajando sus cejas sin cesar.

Cristina no paraba de reír por los estúpidos comentarios de Kathy y la


cómica reacción de Amanda, eran únicas estas dos y ella amaba poder
compartir su vida con ellas, especialmente con su amor Amanda.

Emprendieron esa tarde el viaje de regreso a casa, Amanda se sentía


completamente plena y viva, por primera vez en mucho tiempo podía
respirar sin sentir algún vacío dentro que por más que tratara de llenar con
alguna excusa, con algún método, con una que otra mentira solo hacía que
acrecentara esa necesidad de ese algo que aún no encontraba. Amanda
miró a Cristina que conducía a su lado con la atención puesta en el camino
y ahí observando cada una de sus hermosas facciones y llenándose de su
presencia entendía sin lugar a duda que ya no debía caminar en busca de

284
algún espejismo que la alimentara momentáneamente, porque Cristina la
nutría totalmente en cuerpo, alma y espíritu. Era ese alguien capaz de sacar
lo mejor de ella, la que le recordaba en cada instante quien era incluso
cuando ella lo había olvidado.

Permaneció largo rato deleitándose con la belleza de Cristina, cada cosa en


ella era tan extraordinaria, sus delicadas facciones, su profunda mirada, sus
labios tentadores, su perfecta simetría, su esencia única…simplemente la
extasiaba y la enloquecía sin remedio; estaba completamente enamorada
de esa mujer, pero también estaba comprometida a hacerla eternamente
feliz como ella solo merecía…

Cristina movió su cabeza a un lado y se percató de la mirada de Amanda,


miró su rostro, recorriendo cada expresión de sus facciones, se encontró
son sus ojos, se perdió en la intensidad de esos ojos en los que amaba verse
reflejada y le sonrió con una dulzura y un amor que solo la persona amada
podía provocarle. Devolvió rápidamente su vista al camino, no sin antes
tomar la mano de Amanda entre su mano, llevarla a sus labios y besarla en
repetidas veces, permaneció con su mano entrelazada y la colocó en su
muslo como llevando entre su mano un tesoro único.

Amanda sonrió con la acción, mantuvo su vista en el rostro de Cristina y una


vez que devolvió su mirada a ella entre labios susurró. – Te amo.

Kathy observaba la escena desde el asiento de atrás, sonrió con una ternura
nunca antes sentida y por primera vez mantuvo silencio porque no quería
romper el hermoso momento que compartían sus amigas; cerró sus ojos
aun manteniendo su tonta sonrisa y durmió el resto de las horas que duró el
viaje.

285
Capítulo 39:
Algunas horas después habían llegado a casa de Estela, quien las recibió
con la mayor alegría y con la enorme felicidad de poder compartir con su
hija el día de su cumpleaños, que para ella era más que un evento; era una
de las razones por las que respiraba a diario.

Kathy había decidido pasar la noche en casa de sus padres y de esta


manera poder compartir un poco de tiempo con ellos mientras se
encontraban en el área, mientras Cristina ayudaba a Amanda a subir
algunos bolsos a su habitación, Kathy miró a Estela y le susurró. - ¿Dejarás
que esos dos seres duerman en la misma habitación?

Estela la miró entrecerrando sus ojos y arrugando su entrecejo, luego sonrió


- ¿Acaso no lo hacían en casa?

Kathy le sonrió y afirmó con la cabeza. – Por eso, cuando despiertes a media
noche escuchando sonidos raros provenientes del piso de arriba, recordarás
que te lo advertí. – dijo levantando su mano mientras caminaba hasta el
pequeño ascensor en la esquina de la casa.

- Ni siquiera Andy que si lo necesita utilizó el ascensor en esta


ocasión, cada día que pasa te haces más floja y lenta.
- No, cada vez me hago más princesa. – respondió con su cara
pegada al cristal mientras subía y hacia muecas pegada de él.
- Por supuesto princesa Fiona.

Kathy la miró con desprecio mientras Estela se volteaba y se alejaba del


lugar. – No huyas cobarde, te escuché, que falta de respeto más increíble,
no, es que deberían linchar a gentes que le falten el respeto a la realeza…
discutía Kathy en su trayecto hacia la habitación de Amanda.

- ¿Y ahora qué? – preguntó sorprendida Cristina al escuchar su


diálogo inentendible.

286
- Tu suegra me llamó ogra y fea. – la encaró Kathy.
- ¿Cuándo has visto un ogro lindo? - rio Cristina.
- ¿Me faltas el respeto tú también? esto es una conspiración total…

Amanda se detuvo de arreglar una ropa en el closet y se volteó para


observar a Kathy. – Algo le habrás hecho para semejante comentario.

- Jamás le faltó el respeto a Dona Petunia Pérez, jamás.


- Aja. – la miró Amanda con las cejas arriba.

Kathy no pudo más que reír. – Ya me voy a casa de mis padres, me pondré
un pasamontañas y entraré como ladrona en medio de la noche y les diré
que hemos secuestrado a su hermosa hija…

- ¿A tu hermana Marian? – preguntó con expresión de burla Amanda.


- No idiota a mí. – le ofreció una mirada atravesada. - Y pediré
recompensa por mí y me haré rica.
- Brillante… te harás rica con tu propio dinero.
- Cierto. – se quedó pensando unos segundos. - No vale la pena…ya
me largo par de arpías, cuidado con hacer cosas que yo no haría y
hacer ruidos fuertes y enfermizos así de ahhhhhh!!!, que rico!!!!, así,
así!!!, ahí!!! no te muevas!!! que rico mamacita!!!- mientras se alejaba
con una sonrisa en sus labios y dejaba con cara de sonrojo a Amanda
y Cristina que se miraban ladeando sus cabezas de un lado a otro.

La mañana siguiente Amanda abrió sus ojos y lo primero que encontró fue
los hermosos ojos de Cristina que la observaban del otro lado de la cama,
sonrió agradecida de tener la oportunidad de observar tan bello rostro esa
mañana, era aún más hermosa sin maquillaje y con su cabello revuelto,
nunca jamás había sentido que alguien la dejara sin aliento con tan solo su
presencia. Era un lugar lejano, una cama distinta, pero las mismas mujeres
con el mismo sentimiento y la misma necesidad.

- Feliz cumpleaños cariño. – le sonrió Cristina mientras rosaba sus


labios con un tierno beso.

287
- Gracias amor mío, es más feliz porque tengo el regalo más
hermoso a mi lado.
- ¿A si?
- Sí.
- ¿Dónde? – la miró con diversión.
- Justamente aquí. - Amanda acarició todo su rostro observando
cada facción detalladamente.

Cristina simplemente cerró los ojos para poder sentir con profundidad
aquella sensación que la estremecía totalmente.

- Eres tan hermosa, toda tu, pero más que eso eres hermosa aquí. –
dijo poniendo su mano en su pecho al lado de su corazón. – Tu amor
es mi obra de arte más hermosa, cada día que a tu lado estoy es una
obra de arte. Eres la musa de mi inspiración, la armonía de mis
pensamientos y sueños, la dirección de mis pasos, el balance de mis
sentidos, el espacio que ocupa el todo, la forma definida de mi
realidad, la profundidad de mi eternidad, la línea horizontal, curva,
espiral, vertical; que me mantiene en el laberinto, el color que pinta mi
cielo con los matices de un nuevo amanecer, la textura que le imprime
a mi cuerpo toda clase de sensaciones, el equilibrio de mi cordura, el
patrón de los latidos de mi corazón…eres la proporción perfecta de mi
vida. – apartó unos mechones de cabello que caían en sus ojos y
acarició suavemente sus labios. - Te prometo mi cielo, que haré de
nuestro amor la obra de arte más hermosa jamás realizada por algún
artista; pintaré sonrisas azules en tu rostro, trazaré contornos
perfectos en tu cuerpo, mezclaré alegrías en la paleta de tus días,
llenaré tu corazón con las tonalidades del amor, construiré esculturas
de confianza y fidelidad, dibujaré el camino de tu felicidad eterna con
pinceladas de este sentimiento abstracto, pero totalmente verídico. Tu
amor es mi obra de arte, esa invaluable pieza que es mi gran tesoro,
no está en un museo, ni tampoco en una famosa plaza, mucho menos
la encontramos en libros de historia, ni colgada en ningún escaparate;
pero es la más bella, la más valiosa, la más pura, la más perfecta, la
más interesante, la más completa manifestación artística del
sentimiento más sublime que

288
habita en mi corazón...tu amor es mi obra de arte y la expresión de mi
alma que desea ser escuchada cuando dice...te amo...Cris… - y besó
sus labios.

Se observaron por un largo período de tiempo sin pronunciar alguna palabra,


ese solo contacto fue perfecto para expresar un millón de sentimientos…

Luego de largo tiempo resolvieron levantarse de la cama y comenzar a


arreglarse. Amanda se ubicó frente al espejo mientras pasaba por sus labios
un color de labios que completaba su tenue maquillaje, luego que terminó
con la acción se quedó observando una foto de cuando era una niña y se
encontraba con su padre. Recordaba mientras la observaba que se había
tomado ese mismo día hace muchos años atrás; un día de su cumpleaños
cuando su papá le regaló una bicicleta. Se perdió en el recuerdo de la
felicidad que sintió ese día, tanto así que terminó trayendo la bicicleta a la
habitación porque no podía simplemente dejar de mirarla.

Cristina se percató de la mirada perdida de Amanda y se le acercó


rodeándola por su cintura, colocando su cabeza sobre su hombro y
quedando con la vista fija en la foto. – Siempre me ha gustado esa foto, me
parece tan perfecto tener ese momento congelado expresando un amor tan
único.

Amanda unió sus brazos sobre los de Cristina que la abrazaban y los
acarició suavemente. - Amo esa foto, nos divertíamos tanto, siempre me
hacía reír, decía que la mejor medicina para el alma era reír, además que
era la fuente de la eterna juventud porque impedía las arrugas. Cada vez
que eran nuestros cumpleaños, tomaba el día libre de su trabajo y lo
dedicaba totalmente a nosotros, por eso en cada uno de mis cumpleaños
aun siento que toma el día libre y regresa a celebrarlo conmigo.

- Siempre será así cariño. – murmuró Cristina en su oído mientras


besaba su cuello suavemente.

Amanda mantuvo silencio por algunos segundos y desvió su mirada de la


foto a el espejo y entonces así ver la mirada de Cristina que se reflejaba

289
observándola, sonrió de la sorpresa de verse observada por tan hermosos
ojos. – Gracias.

- ¿Gracias por qué?


- Por estar aquí conmigo y más que eso por ofrecerme la oportunidad
más hermosa de amar…no todos somos tan afortunados de encontrar
el amor.
- No, gracias a ti porque al fin me encontré, llegaste a mi vida para
salvarme…- le ofreció una gran sonrisa y la abrazó más fuertemente
desde la misma posición. – Y si no bajamos, no habrá quien nos salve
porque tu madre debe estar muy ansiosa y enojada, porque ya es
mediodía.
- Es cierto. – rio conociendo la verdad en las palabras de Cristina, así
que no tardaron más en bajar.

Abajo estaba reunida la familia de Amanda; su hermano Rafa con su novia


Rachel, Cari con su esposo Jorge y el hijo de ellos el pequeño Eric, Lorena,
los padres de Kathy y su hermana Marian, unas primas de Amanda, Estela
y como no, Kathy; era un grupo de personas reducido, pero sin duda era su
familia inmediata y los que siempre estaban junto a ella.

Amanda descendió por las escaleras con sumo cuidado pudiendo observar
algunos de esos rostros conocidos para ella que mientras caminaba se
acercaban a saludarla con besos y abrazos a granel.

- Cielos santo, casi estoy verde del hambre y ustedes solo se


dedicaron a comerse el postre antes de la comida. – dijo Kathy
mientras se abrazaba al cuello de Amanda. – Feliz cumpleaños
bombón de chocolate de mí amargada vida. - mientras besaba en
repetidas veces su mejilla.

Amanda sonreía mientras la abrazaba fuertemente. – Gracias a ti por


siempre estar y hacer mi vida interesante, te quiero demasiado.

- Y yo te quiero más a ti, eres mi mejor amiga y mi hermana del alma.


– respondió mirándole a los ojos, sosteniéndole la mirada con una

290
gran dulzura. Luego de varios segundos se acercó a su oído y le
murmuró. – ¿Ya te comiste el pastelito de cumpleaños?

Amanda simplemente movió su cabeza de un lado a otro con una pequeña


sonrisa llena de vergüenza que la hizo sonrojar totalmente.

- Me gusta sentirte enamorada, me encanta verte sonrojar, me fascina


que seas una estúpida romántica cursi de la vida, pero más que eso
amo el hecho de que se hagan feliz una a la otra…aunque me las
tenga que aguantar todo el tiempo con besitos y miraditas. – alzó su
vista al cielo en señal de descontento y se volteó alejándose de
Amanda.

Amanda la observó hasta que se perdió entre algunas personas a su


alrededor y sonrió por el hecho real de que Kathy jamás podía decir algo
lindo sin pronunciar algo característico a su personalidad impertinente.

Así continuó Amanda su caminar y encontrarse con cada uno de los


presentes.

- Te ves hermosa mi niña. – le comentó Cari mientras la abrazaba


fuertemente. – Ya me tendrás que prestar ese vestido que está de
show. – afirmó observando su vestido rosa con un tenue escote en su
pecho que terminaba un poco más debajo de la mitad de su muslo;
que sin duda le asentaba perfecto a su figura.
- Si quieres me lo quito aquí y te lo dejo. – sonrió Amanda.
- Como crees, que vergüenza espantosa mucha gente necesitaría
terapia psicológica después de verte desnuda.

Amanda la miró de mala manera como siempre lo había hecho en forma de


broma desde que eran una niñas. Cari era la mayor de los hermanos y era
la que más parecido tenía con su padre, eran como dos gotas de agua,
siempre que la miraba era como un hermoso regalo.

Mientras continuaba su conversación con su hermana alzó la vista y


encontró la mirada de Cristina que la observaba del otro lado. Tenía una
vista completa de su cuerpo y sin dudar, aventuró sus ojos por su cuerpo; le
parecía tan bella, pero ese día se veía mucho más que nunca. Su

291
vestido; un poco más recatado que el de Amanda hacía que su fina tela le
marcara el perfecto contorno de su cuerpo. Cuando devolvió su mirada al
rostro de Cristina, sus ojos hablaron mil palabras sin ser escuchadas,
Cristina le sonrió pícaramente mientras ladeaba su cabeza un poco
haciendo la misma revisión visual en Amanda.

- ¿Me escuchas Andi? – la interrumpió Cari con disgusto.


- ¿Ahhhh?
- Si, como no, querido dedo, estimada uña, apreciada mugre. – dijo
Cari mientras miraba su dedo pretendiendo que él le prestaba más
atención que su hermana.
- Ayyy claro que te presto atención. - le dijo fijándole la mirada.
- Si claro, hay cosas que llaman más tu atención al otro lado del salón.
- volteándose a observar a Cristina y alzando su vaso en señal de
saludo.

Amanda no pudo evitar sonreír con su rostro totalmente sonrojado.

- Wao…
- ¿Qué? – preguntó rápidamente Amanda.
- Nada. – sonrió Cari entusiasmada con la reacción de su hermana. –
Es linda… - completó.

Amanda no respondió, pero ladeó su cabeza en señal de no entender su


comentario.

- Cris, que es muy linda.

Amanda dirigió nuevamente su mirada a Cristina, que ya no la miraba y


mordiendo levemente su labio inferior y como hipnotizada respondió. – Lo
es…

- Me gusta. – añadió Cari.

Amanda dirigió su mirada a su hermana que rápidamente respondió. – Me


gusta para ti, es linda totalmente; así como tú.

292
Amanda la miró profundamente a los ojos y se abrazó a ella por su cintura
colocando su cabeza en su pecho, no pronunció palabra alguna, pero la
simple acción demostraba un sentimiento único y muy especial.

Mientras, al otro lado del salón Lorena dialogaba con Cristina y se había
percatado minutos atrás de las miradas de esas dos mujeres frente a ella.
– ¿Porque tan lejos?

- ¿Tan lejos de...? – preguntó confundida Cristina.


- Porque tan lejos de mi hermanita.
- Ammm…- balbuceó nerviosa Cristina sin saber que responder.
- Cris, Cris, querida mía tu eres parte de esta familia desde hace
mucho, te conocemos desde ya bastantes años y has compartido con
nosotros en muchísimas otras ocasiones, ¿no es cierto?
- Sí, siempre me han hecho sentir parte de su familia.
- Porque lo eres, pero en esta ocasión no es como las demás, eras
parte de la familia como la amiga de Mandi, ahora en cambio eres
parte de la familia como la novia de ella. Amanda es una mujer
maravillosa y esta familia la ama por la mujer que es, sin peros…ella
te eligió como su amiga, su compañera, su novia, su pareja, su
amante; entonces tú en esta familia eres la nuera, la cuñada, la tía;
tienes un nombre en esta familia más allá que eso, eres la felicidad de
Amanda. Lo que te quiero decir con esto es que no te cohíbas en
demostrar ese amor, si quieres tomar su mano, si quieres acariciar su
rostro, si quieres hablarle con cariño, si quieres apartar un mechón de
cabello de su rostro y observarla con amor; hazlo, no tienes que estar
a mil metros de ella deseando estar a su lado. Todos los que aquí
estamos conocemos su relación; es un mal de familia ve sabiéndolo,
todo se sabe – le dijo por lo bajo con una tenue sonrisa. – y si no
supiésemos, sus miradas las delatarían en dos segundos porque el
amor no se puede simplemente ocultar y a quien no le guste que mire
a otro lugar. Si tú eres la felicidad de esa mujer. – alzó su vista para
mirar a su hermana a lo lejos. – entonces nos haces feliz a nosotros.

293
A Cristina la invadió una emoción única, aquellas palabras no solo la hicieron
sentir aceptada y parte de la familia, sino que también la hicieron apartar
cualquier temor al rechazo que guardase en silencio en su corazón. Respiró
profundamente sin saber que responder, pero con una sonrisa de
agradecimiento que podía expresar más que cualquier otra cosa que
pronunciara y su rostro un poco sonrojado confirmaba lo bien recibidas que
eran esas hermosas palabras dentro de todo su ser; simplemente la abrazó
tiernamente y le susurro a su oído. – Gracias.

- Bueno vamos a comer. – se oyó gritar a Estela desde la parte


posterior fuera de la casa. En el patio dentro de una enrome terraza
estaban dispuestas varias mesas a lo largo con lo que parecía un gran
festín y en otra muy cerca un pastel gigantesco de chocolate.

La mayoría de los presentes ya estaban situados en alguno de los lugares


de la mesa y los que no, se acercaban para lograr sentarse. Cristina
caminaba junto a Lorena mucho más despacio que los demás.

- Te falta poner las fresas Cris. – dijo Kathy mientras caminaba por su
lado rápidamente sin detenerse y tomando a Lorena casi arrastras y
llevarla a dos sillas que permanecían vacías.

Cristina tardó mucho en entender el comentario al asociar las fresas con el


pastel de chocolate, sonrió mientras continuó su paso, se detuvo un
momento frente a la gran mesa y entonces alcanzó a ver a Amanda del otro
lado. Sin apartarle la mirada comenzó a caminar hacia ella, hasta llegar a
su lado – Hey. – le dijo con una gran sonrisa.

- Hola guapa, ya te extrañaba. - le respondió Amanda sin apartar su


vista de sus ojos.

Cristina le sonrió y se abrazó a su cintura con su cabeza en su pecho,


Amanda la rodeó con sus brazos, se embriagó con el olor de su cabello, bajó
su barbilla y besó con ternura su cabeza.

- Bueno – escucharon a Estela hablar desde una de las sillas a su


lado y entonces se sentaron al escucharla – me gustaría decir
algunas palabras en este día que es especial por el hecho que hace

294
26 años nació el último de mis hermosos tesoros, nuestra Amanda.
– se giró para mirar Amanda que la observaba emocionada. – Mis
hijos son el mejor regalo que me ha obsequiado la vida y la perfecta
garantía de amor que me heredó mi esposo – esta vez miró a cada
uno de sus hijos que estaban sentados alrededor de la gran mesa.
– Pero más que celebrar el cumpleaños de Andy, hoy queremos
celebrar su vida, la bendición tan increíble que es tenerla con
nosotros el día de hoy completamente recuperada de una caída por
alguna piedrita en el camino – sonrió con un poco de tristeza
sabiendo que en el fondo no había sido ninguna piedrita sino una
gran muralla – Fueron días difíciles para todos quienes estamos
aquí, pero aunque tuvimos temor, sentimos preocupación, nos
invadió la impotencia, nos consumió el dolor, nos aniquiló la
desesperación; aun así conservamos la esperanza que solo el
amor proporciona; esa que aunque todo vaya mal nos consuela el
alma y nos mantiene de pie. Andy, ya tienes 26 años y ya no tengo
más bebé; aunque siempre serán mis niños consentidos - sonrió
alzando sus cejas - estoy muy orgullosa de ti hija, del excelente
profesional que eres, de la maravillosa hija que eres, de la fabulosa
hermana que eres; pero más que eso de la increíble mujer que
eres. Te he visto crecer todos estos años y convertirte en una digna,
responsable, tierna, sencilla, comprometida, dedicada,
perseverante y hermosa mujer…es una bendición ser tu madre y
estoy feliz de que estés aquí, ahora y mucho más feliz que hayas
aceptado el amor – dijo esto sonriéndole a Cristina que se
encontraba a su lado - y digo aceptado porque solo a ustedes dos
se le ocurre negar lo inevitable y lo que todos los demás sabíamos
sin lugar a dudas. Cris, no tengo que decirte que tienes a tu lado a
una mujer increíble, claro porque es mi hija – rio con cara de
aprobación haciendo reír a todos los demás con su expresión –
porque estoy segura que sabes y conoces muy bien a esa mujer a
tu lado, pero de igual manera Amanda, no tengo que decirte que a
tu lado tienes a una mujer maravillosa y es lo que realmente me
hace feliz que son dos mujeres maravillosas que se aman. – Estela
le extendió la mano a Cristina y la miró a los ojos. – No solo Amanda

295
esperaba por ti, también nosotros esperábamos a que llegaras a su
vida y amamos el hecho de que seas parte de nuestra familia. –
Estela se acercó a las jóvenes y las abrazó a ambas en un gran y
tierno abrazo que llenó de emoción y lágrimas los ojos de las tres
mujeres y de algunos otros alrededor.

En un momento dado se escuchó un silbido y unos golpes en la mesa en


señal de emoción desde el otro lado del salón rompiendo completamente
con lo sublime del momento. Kathy demostraba su emoción de la única
manera que sabía hacerlo, a su propia manera. Su madre que estaba a unas
dos sillas de ella la miró con un sentimiento genuino de disgusto, luego alzó
sus ojos al cielo y respiró profundamente. – Esta niña nunca crece. – dijo
por lo bajo.

El almuerzo transcurrió entre fotos, charlas y risas; Amanda simplemente


sentía que estaba en donde debía estar, en el justo lugar; como jamás en
toda su vida se había sentido…plena. Unas horas después Kathy ya había
bailado sobre la mesa sin apenas haber probado alcohol alguno y había
provocado que todos los presentes hicieran el trencito y bailaran el limbo
con el palo de la escoba.

Amanda se había alejado un poco, no porque estuviese aburrida y quisiese


salir de ahí, sino porque le fascinaba salir a la gran terraza y poder observar
el impresionante paisaje, respirar el aire puro de la cordillera. Lo más que
amaba de su infancia era haberla vivido en el campo, su casa; junto a
algunas más se encontraba en la altura divididas en terrenos espaciosos los
cuales la mayoría habían sido convertidos en haciendas. El papá de
Amanda amaba los caballos, así que ese fue el lugar ideal para poder
desarrollar su pasión teniendo también la posibilidad de poseer un lugar
donde construir un hogar con su familia. Una vez que el fallece, su mamá
adoptó la pasión y mantuvo el lugar vivo como él hubiese deseado.

Se había recostado un poco con sus brazos apoyados en el murro de la


terraza y simplemente se había perdido en ese paisaje que por más veces
que pudiese observar la seguía dejando sin aliento y la impresionaba como
una niña chica en la inmensidad.

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Sintió unos brazos que la rodeaban por la cintura desde atrás. – Es hermoso
el paisaje. – le susurró suavemente en su oído Cristina no refiriéndose
específicamente a la vista ante sus ojos.

- Si es increíblemente hermosa.
- Si lo es, a mí me gusta mucho. – sonrió pícaramente Cristina.
- ¿Sí?
- Sí, me gusta sentirla – abrazó fuertemente a Amanda atrayéndola
más hacia ella – me gusta olerla – acercó su rostro a su cuello y aspiró
su aroma embriagándose con cada respiro – me gusta besarla
– besó tiernamente el cuello de Amanda – me gusta saborearla – esta
vez pasó su lengua por todo su cuello suavemente, lo que hizo
suspirar profundamente a Amanda y dejar caer su cabeza atrás hasta
descansarla cerca al rostro de Cristina.
- Entonces no hablamos de la misma vista. – sonrió Amanda.
- No, yo hablo de la única vista que me atrae verdaderamente; además
cariño, a que más vista quieres que me fije con ese vestidito que se te
ve tan exquisito. Aunque…
- ¿Aunque qué? – preguntó rápidamente Amanda mientras se
volteaba para mirarla a los ojos.

Cristina solo le sonrió y le extendió la mano para que la tomara, comenzó a


caminar, Amanda extrañada solo entrelazó su mano a la de ella y la siguió
en su caminar.

- ¿A dónde me llevas? – le preguntó mientras caminaban en medio


de los presentes sin detenerse a su paso.

Cristina mantuvo silencio un largo rato hasta que salieron de la casa y la


invitó a subir al auto. – Solo quiero comprobar que tan exquisita te ves sin
ese vestidito…

297
Capítulo 40:
Cristina simplemente no había dicho absolutamente nada sobre el tema
antes mencionado, solo se dedicó a conducir y a platicar de otros asuntos.
En algún punto del camino Cristina se detuvo a un lado de la carretera y le
entregó un antifaz a Amanda – Ahora cariño ponte esto por un tiempo.

Amanda la miró con gran confusión. – ¿Me llevas a un carnaval?

- Ammm no, solo póntelo ya, por favor. – le dijo un poco molesta.
- No me pondré esto. – mirando el antifaz con disgusto.
- ¿Y ahora qué? ¿Porque no te lo pondrás?
- Porque se me corre el maquillaje.

Cristina no daba fe a lo que escuchaba y la miró con el ceño fruncido.

Amanda no pudo sino reír al ver la expresión en el rostro de Cristina – Es


broma cariño. – tomó el antifaz de sus manos y se lo colocó con cuidado
quedando en completa oscuridad.

- Bueno ya, ¿satisfecha?


- Sí. – sonrió Cristina poniendo en marcha nuevamente el auto.
- ¿Y ahora qué?
- Solo disfruta el viaje amor mío.

Amanda aún estaba confundida, se sentía secuestrada, pero era


increíblemente fascinante ser secuestrada por Cristina, así que simplemente
se puso cómoda y disfrutó del momento lleno de misterio.

En algún momento, que no estaba muy segura cuanto porque había perdido
la noción del tiempo, percibió que el auto se detuvo, Cristina descendió del
mismo para dar la vuelta, abrió la puerta y la tomó de una de sus manos
invitándola a salir del auto. – Llegamos cariño.

- ¿A dónde? – preguntó Amanda mientras trataba de quitarse el


antifaz.

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Cristina rápidamente se lo impidió manteniéndolo en su lugar. - ¿A caso te
dije que te lo quitaras?

- No. – respondió con resignación.


- ¿Entonces?
- Ya pues, perdón.

Cristina sonrió de la expresión de Amanda, la tomó de la cintura con una


mano y con la otra la sostenía de su mano dirigiéndola hasta llegar dentro
de la casa, una vez dentro se colocó por la parte posterior y le quitó el antifaz
descubriéndole los ojos.

Amanda abrió los ojos y cuando pudo acostumbrar su vista al lugar, se


encontró con la sorpresa de una mesa preparada con una suculenta cena y
el lugar decorado con velas y pétalos de rosas. Pero no solo era el hecho
de la hermosa sorpresa que significaba la cena y todo lo demás; era el
genuino hecho de que el lugar donde se encontraba era en la casa de playa
de la familia. Cuando era niña cada año en vacaciones sus hermanos y ella
iban a la casa con sus padres y pasaban siempre las mejores vacaciones;
una vez que su padre falleció fue una práctica un poco dolorosa que solo
realizaron algunas otras veces. Amanda amaba ese lugar, era hermoso y
paradisíaco y llevaba en su corazón los mejores recuerdos de su vida; ya
hacía unos 7 años que no visitaba la casa, era demasiado para ella poder
regresar a ese lugar que era muy especial para ella.

Con una visible emoción miró a Cristina que se había parado a su lado. -
¿Pero cómo?…esto es…ohhh Dios esto es demasiado…Cris… ¿cómo es
que…?

- Feliz cumpleaños cielo. – la miró Cristina con una gran sonrisa y


satisfecha de la reacción de Amanda con la sorpresa. Estaba segura
que le encantaría, pero no sabía que sería tan increíble sentir toda la
emoción que demostraba.
- Pero, ¿cómo hiciste esto?
- Digamos que tuve un poco de ayuda.

299
Amanda sonrió moviendo su cabeza de un lado a otro. – Supongo que los
ayudantes de santa, ¿no?

- Aja.

Amanda la miró profundamente a los ojos y se abrazó a ella tratando que


con ese abrazo Cristina pudiese sentir lo feliz, agradecida, sorprendida y
emocionada que se encontraba en ese instante. – Gracias. – le susurró a su
oído, mientras sin separarse del abrazo miró su rostro por algunos segundos
– Cualquier sueño que haya tenido, ahora es una realidad contigo a mi lado,
eres mi mejor regalo.

Cristina respiró profundamente y acercó sus labios a los de Amanda y los


besó rápidamente. – Yo todavía sueño algunas cosas. – le susurró mientras
mordía su labio inferior de una manera muy sensual.

Amanda tuvo que esforzarse mucho para mantener la calma y no


enloquecer en el instante de observar tal acción. - ¿A si?

- Sí. – le sonrió–pero ahora esta cena está servida y deberíamos


saborearla. – la tomó de la mano y la atrajo hasta la mesa.
- ¿Estás bromeando?, ¿es mi comida favorita, de mi restaurante
favorito? – le preguntó emocionada a Cristina mientras tomaba los
cubiertos de la mesa y llevaba comida a su boca. – Dios que sabroso,
es tan…rico…y tan…

Cristina simplemente la miraba disfrutando del hermoso espectáculo que le


ofrecía Amanda, estaba emocionada de que le gustara su sorpresa, estaba
feliz de poder tener esos detalles con ella y poder, aunque sea retribuirle un
poco todo lo que le daba.

Ya habían terminado de cenar, bebían un poco de vino y simplemente se


observaban tiernamente y se sonreían juguetonamente una a la otra. –
¿Rico? – preguntó Cristina.

- Orgásmicamente rico. – respondió Amanda con una sonrisa oculta


tras la copa de vino.
- ¿Mejor que el sexo?

300
- Ufff muchísimo mejor cariño.

Cristina entrecerró sus ojos extrañada de su respuesta, pero notó


rápidamente su picardía en su mirada.

- Pero no mejor que hacer el amor… - añadió luego de un momento.


- Mmmm interesante. – dijo Cristina colocando su lengua en la
comisura de su labio y luego pasándola descaradamente por su labio
superior.

Amanda sintió electricidad por todo su cuerpo y aunque no quería expresarlo


se sentía nerviosa; tanto así que en un descuido vertió parte del vino en su
vestido. – Por un demonio. – se levantó rápidamente tratando de limpiar con
una servilleta la mancha.

Cristina se puso de pie y caminó a su lado tratando de ver cuán intenso


había sido el daño en su vestido. – Mandi hay que lavar ese vestido ya.

- Cierto, tienes razón. – y acto seguido subió su vestido por su


cabeza y se lo entregó en la mano a Cristina.

El rostro de Cristina cambió de color a un rojo intenso y su expresión era de


total sorpresa. - Ohhh - dijo sacando todo el aire que mantuvo dentro por
unos segundos. No pudo evitar dar rienda suelta a su mirada y mordiendo
sus labios al observar cada detalle de aquel cuerpo que tanto extrañaba
desde la noche en aquella cabaña donde se había entregado en cuerpo y
alma a la mujer que amaba; aunque no había vuelto a suceder, desde
entonces tenía tatuado en su cuerpo cada beso, cada caricia, cada
movimiento, cada sensación que la hizo estremecer aquella noche.

Amanda estaba consciente de donde Cristina tenía sus ojos; en cualquier


lugar que no fuese su rostro, puso su mano en el hombro de Cristina y se
dobló para quitar sus zapatos, entonces sin mediar palabra alguna se volteó
y se encaminó al baño. En el camino comenzó a desabrochar su sostén y
sin girarse entró al baño y gritó. – Creo que tomaré una ducha.

Cristina puso su mano con el vestido en su cabeza y la movió de un lado a


otro, respiró profundamente, lo que la hizo estar más inquieta de lo que se

301
encontraba porque respiró todo el aroma que llevaba el vestido de Amanda,
ese aroma que la enloquecía y la… resolvió llevar el vestido a la máquina
de lavar y dejar que hiciese su trabajo. Se detuvo un poco tomándose la
cabeza con sus manos y caminó en dirección del baño, entró y se quedó
parada en la puerta viendo la silueta del cuerpo de Amanda a través de la
puerta de cristal de la ducha, era excitante ver esa vista frente a ella. Cuando
menos lo esperó Amanda abrió un poco la puerta y asomó su rostro con una
gran sonrisa y una mirada llena de mucha sensualidad, invitándola a
caminar unos pasos más y quedar frente a ella. Amanda abrió la puerta
completamente y dejó a la vista su cuerpo desnudo que era decorado por
las gotas de agua que acariciaban su piel.

Cristina simplemente se estremeció al verla completamente desnuda y de


una manera tan increíblemente erótica. Le costó respirar y mantener su
respiración en silencio mientras realizaba un minucioso recorrido por esa
hermosa piel que tenía frente a ella.

Amanda reconoció el deseo en los ojos de Cristina, podía simplemente


escuchar su respiración agitada, aunque ella misma sentía el más increíble
deseo por la mujer que tenía enfrente. - ¿Qué tal me veo sin mi vestidito?

A Cristina le tomó mil años luz en devolver su vista al rostro de Amanda y


poder asimilar la pregunta que le había hecho. – Simplemente hermosa. -
alcanzó a decir mordiendo su labio inferior y se acercó más acortando el
espacio que las separaba, pero sin tocarla, solo lo suficientemente cerca
como para sentir el calor que emanaba de su cuerpo. Posó sus ojos en los
de Amanda y logró perderse en ellos como muchas veces, esos ojos en los
que podía verse reflejada y le ofrecían la mayor seguridad de su vida. Podía
leer en ellos muchas cosas, pero era evidente que ahora solo podía percibir
el mismo deseo que a ella misma le quemaba dentro. Acercó su rostro al
cuello de Amanda solo hasta estar lo suficientemente cerca para respirar su
aroma, cerró sus ojos e inhaló su rico olor.

Amanda sintió la respiración de Cristina en su oído que se escuchaba cada


vez más agitada y descontrolada; lo que hizo que todo su cuerpo se
estremeciera, tenía la necesidad de sentirla en su piel, esa corta distancia

302
la estaba matando de excitación. Pero sin lugar a duda, Cristina quería
prolongar más la tortura de besarla, de tocarla, de acariciarla, de tomarla
entre sus brazos y hacerla suya, tuvo que con mucho trabajo contener las
ganas de besar aquel cuello, de acariciar aquel cuerpo, de saciar su propia
necesidad que la consumía totalmente.

Amanda cerró sus ojos mientras sentía la cercanía de esa mujer, luego de
algunos minutos al no sentir más su respiración sobre ella, abrió sus ojos
para buscar su contacto. Cristina alzó su vista de su pecho, sus ojos se
encontraron y mantuvieron la mirada por mucho tiempo mientras solo
demostraban el deseo que sentía una por la otra.

Con gran intensidad, Cristina le sostuvo la mirada por un gran período de


tiempo y sin apartarla comenzó a deslizar por sus hombros las manguitas
de su vestido, primero la derecha, después la izquierda con gran delicadeza
y lentamente las deslizó por sus brazos hasta que su vestido quedó en el
suelo, revelando su cuerpo casi desnudo.

Amanda contuvo la respiración y sintió una debilidad en su cuerpo que


prácticamente la mareaba sin remedio, sintió la necesidad de apartar esas
dos piezas que restaban para develar su total desnudez, pero contuvo su
ambición para no perder en ese juego de seducción…aunque era evidente
que en algún momento sucumbiría a sus encantos.

Cristina no apartó ni un segundo su mirada de Amanda como asegurándose


de que no se perdía de un solo detalle de sus acciones. Lentamente
desabrochó su sujetador, lo bajó por sus hombros y lo dejó caer al suelo,
mientras rápidamente dejaba que su mirada vagara por el cuerpo de
Amanda con la única necesidad de saciar sus ganas de saborearlo.

La respiración de Amanda fue profunda y alcanzó a decir suavemente. –


Ayyy…madre mía… - mientras no despegaba sus ojos de la firmeza de los
senos de Cristina, esos que siempre le habían parecido tan perfectos y
nuevamente podía observarlos sin tener que apartar la mirada o tan solo
disimular su deseo de tenerlos entre sus manos. Se sentía sumergida en un
estado de excitación completamente único.

303
Entonces, Cristina acarició su propio torso desnudo, continuó con sus dedos
definiendo su vientre hasta llegar al borde de sus bragas y con sus dedos
las deslizó por sus piernas y las apartó lejos de ella; mostrando entonces su
completa desnudez. Ya estaba a la par de Amanda, ahora la pregunta que
se hacía, ¿quién sería la primera que no podría evitar acariciar la piel de la
otra, quien daría el primer paso para acortar la poca distancia que le restaba,
quien sería la que sucumbiría a la necesidad…? Quizás y seguramente
fuese ella, que estaba completamente excitada, no sabía cómo había podido
retener las ganas de no besar sus labios y acariciar ese cuerpo que tanto
tiempo ha estado deseando.

Amanda no pudo más que pasar su lengua por su labio superior y luego
morder de una forma totalmente descarada su labio inferior y mantenerlo en
su boca mordiéndolo sin dejar de apreciar la vista frente a ella. Sabía que
durante los últimos meses no hacía más que fantasear con acariciar ese
cuerpo que la enloquecía, pero hasta ahora, en este preciso momento no se
había percatado de que su necesidad fuese tan urgente y gigantesca, tan
solo verla completamente desnuda frente a ella fue la chispa que encendió
su fuego interior.

Y ya no soportando más y rindiéndose a sus encantos, Cristina avanzó unos


pasos y Amanda instintivamente retrocedió hasta quedar bajo el agua que
aun caí en la ducha, sin apartar la vista de los ojos de Amanda cerró la
puerta de cristal tras de ella y así quedó ella también bajo el hilo de agua
que acariciaba sus cuerpos desnudos. Siguió sutilmente el recorrido del
agua en el cuerpo de Amanda, era toda una delicia poder tenerla tan cerca
completamente desnuda, a solo centímetros de poder acariciar aquella piel.

Amanda no pudo más que cerrar sus ojos dejándose contemplar de esa
manera única que solo Cristina podía mirarla y ocasionarle todo. En un
momento sintió las manos de Cristina por sus hombros que la acariciaban
suavemente hasta llegar a sus manos y entrelazarlas con las de ella.
Rápidamente abrió los ojos para poder entonces percatarse del deseo en
los ojos de Cristina que lentamente la obliga a retroceder y quedar indefensa
contra la pared, completamente acorralada. Luego de unos

304
segundos, Cristina alzó las manos de Amanda y las colocó sobre su cabeza
contra la pared aprisionándolas delicadamente con sus propias manos.
Avanzó su cabeza hasta su cuello y con sus labios lo acarició tiernamente
exhalando cada vez que los unía a su cuello, abrió sus labios y comenzó a
besarlo repetidamente trazando una línea imaginaria de besos que cubría
todo el espacio.

Con sus ojos cerrados, Amanda movió su cabeza a un lado dejando su


cuello libre para las caricias de Cristina, una vez que sintió su lengua trazar
la línea de su cuello desde su hombro hasta el comienzo de su oreja, un
pequeño gemido salió de su boca que hizo que Cristina mordiera
suavemente una parte de su cuello.

Cristina tan solo escuchar el gemido salir de las profundidades de Amanda


acercó su torso al de ella, ya no quedando más espacio entre ambas
mujeres, sus senos se unieron, lo que en esta ocasión hizo que la
respiración de Cristina fuese más sonora y su pecho subiera y bajara con
cada exhalada; haciendo que el contacto fuese más excitante.

Al escuchar la respiración de la otra mujer, Amanda trató de soltarse del


agarre de sus manos, quería abrazar aquel cuerpo y dar rienda suelta a
todos sus deseos, caricias, besos… pero Cristina se lo impidió manteniendo
la presión en sus manos. Deseaba sentir los labios de Cristina en sus
propios labios, quería saborear ese dulce néctar que la embriagaba, movió
su cabeza en busca de su rostro, miró por unos segundos sus ojos y
rápidamente los movió a sus labios como en señal de una gran súplica y ya
no pudiendo contenerse acortó el espacio hasta rosar delicadamente los
labios de su amada. El beso fue más intenso y húmedo de lo que esperaban,
Amanda mordió suavemente los labios de Cristina mientras esta introdujo
su lengua dentro de su boca encontrando la de Amanda que le daba una
húmeda bienvenida.

Cristina tomó ambas manos de Amanda con una de sus manos,


manteniéndolas sobre su cabeza y con la otra comenzó a acariciar sus
brazos desde sus manos, viajando por su brazo hasta llegar a su hombro

305
donde se detuvo un poco. Desde su hombro con el reverso de su mano
acarició el lado exterior su torso, rozando levemente su seno, luego continuó
su caricia por sus costillas, su cintura, su cadera; de ahí se devolvió
nuevamente, pero esta vez acariciando su vientre y regresando por entre
sus pechos. Cristina soltó las manos de Amanda sobre su cabeza y
entonces con ambas manos libres las posó sobre sus senos, se acercó
lentamente y los besó tiernamente, los acarició suavemente con su lengua,
su boca se adueñó de la dureza de ellos. Con cada beso, con cada caricia,
con cada contacto de su lengua, Cristina sentía una sensación
completamente placentera en todo su cuerpo, especialmente en un lugar
muy específico de donde emanaba mucho calor. Mantuvo el contacto por
varios minutos y llevó sus manos hasta las caderas de Amanda atrayéndola
más hasta ella, besó ligeramente sus labios y continuó besando su cuello
en el viaje, pasó su lengua por el espacio entre sus senos y continuó el
trayecto por su vientre llenándolo de húmedos y apasionados besos.

En respuesta, Amanda arqueó su cuerpo al sentir los besos de Cristina allá,


muy lejos, justo donde la quemaba, en el preciso lugar donde ansiaba su
boca; sujetó suavemente su cabeza hundiendo delicadamente sus dedos
entre sus cabellos para mantenerla por más tiempo en ese lugar que
simplemente la enloquecía. Y ya no quería regresar, su cuerpo ardía en un
calor excitante que se extendía a través de cada fibra de su ser, estaba
extasiada, nunca se había sentido tan fuera de control…su respiración se
hizo más sonora, más rápida, más descontrolada, trató de ahogar sus
gemidos mordiendo sus labios, pero le fue totalmente imposible controlarlos,
así que sin vergüenza ninguna y dejándose llevar por las sensaciones que
explotaban en su cuerpo dejó salir de su boca el sonido del placer.

Cristina disfrutaba de saborear su delicioso cuerpo, de adueñarse de cada


centímetro de esa piel que tanto deseaba, pero que también amaba…sentía
como el cuerpo de Amanda se movía al compás de sus movimientos entre
sus manos. En su trayecto de vuelta besó, acarició, lamió, succionó, mordió
cada centímetro de su piel; su pelvis, su cintura, sus caderas, su vientre, sus
senos, su cuello hasta llegar a sus labios y

306
besarlos apasionadamente. Sus labios se encontraron esta vez con más
deseo, con más necesidad, con más intensidad…con un placer compartido.

Como poseída, Amanda sujetó con fuerzas las caderas de Cristina hasta
que no quedara ni un minúsculo espacio entre ambos cuerpos. Besó
aquellos labios con la pasión más desenfrenada, dejó que su lengua vagara
con libertad dentro de su boca; desesperada, hambrienta de su calidez.
Acarició su espalda, dibujó con caricias su perfecta figura, colocó sus manos
en su trasero para atraerla con leves movimientos hacia ella, el gemido de
Cristina murió en la propia boca de Amanda con cada movimiento de sus
caderas; gemido que hizo erizar su piel. Acercó sus labios hasta el cuello de
la otra mujer y respiró todo su aroma embriagador, lo besó y trazó su
contorno con su lengua. Tomó a Cristina por la cintura y la volteó quedando
esta vez Cristina acorralada de espaldas a la pared. La sujetó de sus
caderas, unió su cuerpo a ella, mientras sus senos pegaban a su espalda y
su pelvis chocaba con su trasero. Amanda subió su mano por su vientre,
lentamente con el dorso de su mano acarició todo el trayecto hasta llegar
hasta uno de sus senos, lo rodeó con su dedo índice antes de sujetarlo con
toda su mano; repitió la misma acción con su otra mano hasta llevarla a su
otro seno, mientras cubría de besos su cuello, su espalda y sus hombros,
luego bajó la caricia por su vientre hasta perderse en medio de sus piernas
con una de sus manos, manteniendo la otra en uno de sus senos. Amanda
no pudo evitar la placentera acción de frotar su cuerpo con el de Cristina con
leves movimientos que la hacían acelerar la respiración y le descontrolaban
todo su ser. Tras unos minutos, sintió como Cristina tensaba todo su cuerpo
y jadeaba al respirar, dejó caer su cabeza hacia atrás quedando todo el peso
de su cuerpo en los brazos de Amanda que la sujetaba fuertemente. Desde
las profundidades de Cristina estalló un largo gemido que llenó todo el
espacio; al escucharla Amanda no pudo evitar que de su boca se escapara
su propio gemido que solo expresaba el enorme placer que experimentaba.

Durante unos minutos permanecieron en la misma posición, Amanda


abrazada a la espalda de Cristina y ella recostada en su cuerpo con su

307
cabeza en su hombro, aun sus respiraciones estaban agitadas y
entrecortadas. Cristina se volteó lentamente para quedar frente a Amanda,
rodeó su cuello con sus brazos y con la mirada perdida en la profundidad de
sus ojos, se abrazó a ese cuerpo que no solo deseaba y le proporcionaba
las sensaciones más placenteras de toda su existencia, sino también ese
cuerpo que le pertenecía a la mujer que amaba. Ahí abrazada a ella,
disfrutando la firmeza de sus brazos rodeándola, sintiendo aún su
respiración entrecortada y su pulso acelerado, ahí completamente
indefensa, pero totalmente satisfecha en todos los sentidos de su vida, ahí
cerca del oído de la mujer que la abrazaba le susurró. – Te amo amor mío…

308
Capítulo 41:
Algunos días, algunas noches, algunas semanas, algunos meses en los que
Amanda y Cristina compartían la misma cama, disfrutaban de ricos besos,
de tiernas caricias, de profundas y pícaras miradas, de apasionados
momentos, de vivir su historia de amor. A Cristina aun le parecía un sueño
ser la mujer que despertara cada mañana y la que durmiese cada noche al
regazo de Amanda, le parecía el mejor regalo que la vida le había
obsequiado, ¿lo merecía?, no lo sabía, pero sin duda cada día hacía lo
impensable para merecer y cuidar ese amor que la hacía vivir.

No había nada que le hubiese hecho imaginar que la vida sería así, que se
podía sin dudas encontrar a la persona que complementara sus días y
aunque siempre estuvo perdida por Amanda, nunca pensó que sus sueños
y fantasías se convertirían en esta hermosa realidad.

Habían pasado dos años desde que se atrevieron a hacerse responsables


de sus sentimientos y sentía que han sido los mejores dos años de toda su
existencia y mientras permaneciera al lado de Amanda, estaba segura que
su vida estaría llena de inolvidables momentos, de grandes sorpresas, de
únicas vivencias, de perfectos sentimientos. Claro, sabía y estaba segura
que la vida no era color rosa, pero reconocía que era feliz junto a esa mujer
que le ofrecía todo lo que ella necesitaba.

Cristina había apostado un día aplazar la oportunidad profesional de su vida


por permanecer al lado de la mujer que amaba. Jamás le pesó ni un solo
día, sabía que en ese momento era lo mejor y ahora estaba segura de ello;
estaba junto a la mujer que amaba y desde unos dos meses atrás estaba
dirigiendo uno de los proyectos más importantes y exclusivos del área y lo
mejor de todo era que aunque debía viajar unas horas, cada noche
regresaba a casa, eso la hacía estar completa. Amanda en cambio había
comenzado, además de sus proyectos arquitectónicos, a ofrecer talleres y
conferencias sobre Arquitectura en Universidades y en reuniones del
gremio, era algo que siempre había deseado y le fascinaba hacer.

309
Habían llegado al punto que se sentían realizadas en cada aspecto de sus
vidas.

Esa mañana en específico Cristina abrió sus ojos y sonrió al ver aun dormida
a Amanda a su lado, había algo de sus facciones tan relajadas que siempre
la llenaban de un sentimiento único, acercó su mano con sumo cuidado para
no despertarla y acarició lentamente su rostro. Amaba mirarla dormida,
porque no importaba cuanto tiempo pasara podía permanecer observando
detalladamente toda su belleza dormida. Unos minutos más tarde se levantó
de la cama, se dirigió a la ducha, dejó que el agua caliente acariciara su
cuerpo, se alistó y se detuvo un momento frente a la cama para observar
nuevamente a Amanda, sonrió con ternura y salió de la habitación.

Caminó haciendo todo el silencio del mundo porque no quería despertar a


nadie, entró a la cocina a tomar una fruta y entonces escuchó tras de ella a
Kathy que balbuceaba. – Qu…ces…pierta...pranooooo. – dijo rascando su
cabeza y en medio de un interminable bostezo.

- ¿Qué? – sonrió Cristina no entendiéndole palabra alguna.


- ¿Que qué demonios haces despierta tan temprano?
- Tengo cosas que hacer mi querida.
- Ahhh bueno. – dijo rascando sus ojos aun dormidos. – Te ves linda
Cris y hasta sexy, de casualidad no iras a ver a tu amante, ¿no?
- ¿Cuál amante? – preguntó entrecerrando sus ojos en señal de
incredulidad.
- Diablos, ¿cuál? O sea que tienes más de una, eres una fiera.

Cristina puso sus manos en la cintura manteniendo la vista en Kathy. – Eres


tan idiota, ¿cómo crees que puedo tener una amante?, no sé ni cómo se te
ocurre decir semejante burrada.

- Ya sé, ya sé, es con Amanda y no das abasto, imagínate con otras,


no es que serías mi heroína. – le sonrió y luego le dijo. – Bueno la
verdad es que sé que estás loca por esa mujer y sé que ella te llena
totalmente y no necesitas de nadie más para saciar tus enfermos,
pervertidos, sexosos, sucios y pasionales deseos.

310
Cristina no pudo evitar sonreír con una mirada de niña traviesa y sabiendo
que Kathy tenía razón en sus enfermas palabras.

Kathy la miró por unos minutos y pudo recocer un brillo particular en los
ojos de Cristina. - Es hoy, ¿no?

- Sí. – le sonrió con una gran sonrisa intensificando más el brillo en


sus ojos.
- ¿Emocionada?
- Muerta de miedo…
- Todo saldrá bien Crisita; y ya lárgate que se te hace tarde.
- Cierto. - caminó hasta Kathy y besó su frente. – No te atrevas a
decir nada, porque te mato.
- Oye que la asesina aquí soy yo. Ahora anda, que yo seguiré
durmiendo, deben ser aun como las 6 de la madrugada.
- No, son las 9 de la mañana. – ripostó rápidamente Cristina.
- Bueno es lo mismo, pero al revés, igual iré a dormir. ¿Puedo ir a
dormir con tu mujer?, la camita debe estar calientita…

Cristina se volteó hacia ella con una mirada atravesada.

- Ya pues era solo broma, iré a mi sola y fría cama.

Cristina sonrió por la carita de fingida tristeza que había puesto Kathy y salió
de la casa con un propósito en mente.

Una hora más tarde Amanda despertó mirando a un lado de la cama y no


encontrando a Cristina, pensó por un momento si le había comentado que
despertaría temprano para hacer alguna cosa, pero no recordó que le dijera
nada. Estiró su cuerpo y se levantó de su cama, caminó al baño y en el
espejo encontró una nota que leía “Amor, en la página 53 encontrarás la
llama de mi amor”. Amanda leyó la nota reconociendo la letra de Cristina en
ella, pero se sentía confundida al no entender de qué se trataba, sonrió
pensando en que locura estuviese tramando Cristina esta vez y se metió en
la ducha para disfrutar que el agua caliente masajeara su cuerpo. Una vez
fuera caminó hasta su cama y fijó su vista en la mesita de noche donde
había un libro desconocido para ella y a su lado una cajita, se

311
acercó, tomó el libro y recordando la nota en el espejo fue directo a la
página 53.

Podrá nublarse el sol eternamente; podrá secarse en un instante el


mar; podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.

¡Todo sucederá! Podrá la muerte


cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.
Amor eterno
(Gustavo Adolfo Becquer)

Amanda respiró profundamente y en sus labios se dibujó una hermosa


sonrisa que solo demostraba lo mucho que le encantaban los detallas de
Cristina; era una mujer que la hacía estremecer con su romanticismo. En
una esquina de esa página había un beso marcado con el lápiz labial de
Cristina y a esa distancia Amanda pudo sentir el aroma de su perfume
impregnado en aquellas páginas, se acercó el libro a su rostro para poder
disfrutar más de ese rico aroma que le encantaba. En medio de esas dos
páginas que contenían ese escrito, encontró una tarjeta de una floristería y
a su reverso tenía escrito, “Aquí encontrarás el significado de mi amor”,
Amanda no pudo evitar suspirar, aunque se encontraba confundida con todo
esto, pero era totalmente fascinante sentirse tan especial en estos
momentos. Alcanzó a tomar la cajita que se encontraba también en la mesa,
la abrió y encontró otra notita, “Los 5 sentidos de mi amor”, ahora estaba
más confundida que antes, pero entendía que tenía una misión que cumplir,
así que debía ir por ella. Terminó de alistarse y caminó fuera de su
habitación encontrando a Kathy en su camino.

- Kat, ¿has visto a Cris?


- ¿Qué, se te perdió? Si tú no la encuentras que duermes con ella,
¿cómo crees que yo lo sabré? – le dijo Kathy con cierta ironía.
- No se me perdió es solo que…- respondió con tristeza.

312
- Si se te perdió.
- Ya olvídalo…- respondió Amanda mientras comenzaba a caminar
hacia la puerta de la casa.
- ¿A dónde vas?
- Voy a buscar a mi mujer que se me perdió. – respondió riendo de
su propio comentario porque en efecto se le había perdido su amor.
- Lo sabía. – rio Kathy sonoramente. – Suerte con eso y diviértete.

Amanda salió de la casa y tomó rumbo al lugar dispuesto en aquella tarjeta,


no era un lugar que hubiese visitado antes, pero si conocía su ubicación
porque siempre debía viajar por el área. Unos 25 minutos después llegó al
lugar y entró, una chica se percató de su presencia y caminó a su encuentro.
Amanda no sabía ni siquiera que decir o hacer, no entendía porque se
encontraba ahí. – Hola, yo…

La chica le sonrió - Si lo sé. - y le extendió la mano con una flor y una nota
atada a ella.

Amanda recibió la flor y quiso decirle algo a la chica, pero ella solo sonrió
amablemente, se dio la media vuelta y continuó en las labores que realizaba
antes. Amanda se preguntaba como la chica sabía quién era y como
rayos…y porque… decidió mejor salir del lugar y ver la nota que estaba junto
a la flor; que por cierto era una hermosa flor. Abrió la nota y con la letra de
Cristina leyó, “Las rosas son la perfecta demostración de amor, pero tan
repetitivito y tan trillado se me ha vuelto que no me parecería nada especial
para la mujer que amo; así que mejor una sencilla amapola blanca que
significa “Eres mi sueño hecho realidad”. Ve por mi dónde disfrutas de una
buena comida, pero también de un buen café”

Ya en su auto Amanda sostenía su flor sintiendo un poco de su tenue aroma,


entonces miró la caja y comprendió lo de los “5 sentidos”, puso su flor en la
cajita y se encaminó donde muy bien sabía era la respuesta a su nueva
adivinanza. Llegó a su restaurante favorito al lado de la playa y una vez
dentro encontró la cara sonriente de Steven que siempre la recibía cuando
iba a disfrutar de un buen rato.

- Hola Steven.

313
- Hola linda. – respondió sin apartar su sonrisa de su rostro.
- Vengo porque creo que…
- Acertaste, creo que te conocen muy bien. – y le extendió una
botella llena de chocolates y un papel doblado dentro de ella.
- Si, sin dudas que me conocen muy bien. Gracias Steven, eres muy
amable.
- Por nada, el gusto ha sido todo mío, la puerta posterior está abierta
para ti. – le dijo señalando la puerta.

Amanda lo miró confundida, pero conociendo como había ido la mañana,


asintió con la cabeza y se dirigió a la puerta que daba paso a la playa. Se
detuvo tras la puerta y luego de deleitarse con el hermoso paisaje, se
dispuso a sacar el papel de la botella, mientras lo hacía dijo por la bajo. –
¿A dónde me llevas Cris? – con el papel ya fuera de la botella, lo abrió y se
percató que era un mapa de algún tesoro.

Amanda puso su mano en la frente y cerró un poco sus ojos con una sonrisa
juguetona. – Siempre quise ser un pirata y encontrar el tesoro perdido.

Tomó su mapa y comenzó a hacer el camino trazado en el…dar la vuelta a


la izquierda en la palma frente a la puerta, caminar 20 pasos hasta llegar a
las rocas, girar a la izquierda y bordear las rocas, caminar hasta la palma
tras las rocas y excavar un poco bajo ella…una vez que hizo el viaje
encontró un gran cofre que tenía escrito, “En el fondo de este cofre está el
verdadero tesoro de mi vida, descúbrelo” Amanda abrió el cofre con sumo
cuidado y encontró una foto suya en el fondo del mismo, no pudo siquiera
evitar emocionarse por ese detalle tan increíblemente hermoso. Volteó la
foto para encontrar escrito en ella, “Tú eres mi hermoso tesoro”, Amanda
simplemente se estremeció y se sentó unos minutos en la arena observando
a la distancia donde el cielo se unía con el mar y prácticamente desaparecía
uno dentro del otro. Todo aquello la dejaba sin aliento, no solo el paisaje,
sino este momento que vivía. Cristina era todo lo hermoso que la vida le
podía obsequiar, justamente cuando pensaba que no podía sorprenderla
más, cuando sentía que la amaba todo lo que podía, cuando imaginaba que
no podía sentir más felicidad; ella siempre la

314
hacía estar equivocada porque siempre la sorprendía más, siempre la
amaba más, siempre la hacía más feliz. En estos momentos Amanda sentía
latir su corazón mucho más rápido, solo por la emoción que le causaba los
detalles de la mujer que amaba.

Se concentró nuevamente en su viaje y se dispuso a seguir, dentro del cofre


se encontraba un reproductor de música que decía, “Play me”. Amanda se
puso de pie, llevó los auriculares a su oído y pulsó el “play” en el reproductor,
y se devolvió a su auto. En el reproductor se comenzó a escuchar
claramente una canción que reconocía muy bien.

Tú eres como un suave rio,


una mañana de domingo,
un mar de diamantes
y la estrella más brillante.
Yo jamás soñé querer así
hasta el día en que te conocí.
Y en la pasión del momento
alcanzo el cielo en un intento.

Y una vida no será


lo suficiente quizás.
Es tan difícil describir
lo que me haces sentir,
pues para amarte le pido al destino
dos eternidades contigo.

Tú eres la fuerza que a veces pierdo,


el calor de mis inviernos,
la sonrisa si estoy triste,
y el amor irresistible.

Y una vida no será


lo suficiente quizás.
Es tan difícil describir
lo que me haces sentir,

315
pues para amarte le pido al destino
dos eternidades contigo.

Siento el eco de tu voz


Y el deseo que hay entre los dos
Es una historia sin final
Otra vida, otro lugar.

Y una vida no será


lo suficiente quizás.
Es tan difícil describir
lo que me haces sentir,
pues para amarte le pido al destino
dos eternidades,
dos eternidades contigo.
Dos eternidades
(Ednita Nazario)

Ya Amanda había llegado a su auto y una vez terminada la canción escuchó


la voz de Cristina en la grabación, “Búscame en el lugar que más amo,
donde me relajo y me siento libre, allí donde la caricia es sublime…” Amanda
tembló tan solo escuchar la voz de Cristina, era cierto que la escuchaba a
diario; desde hacía muchos años, pero amaba escucharla y más en un día
como ese que ya deseaba encontrarla y llenarla de besos.

Tomó la cajita puesta a su lado y comenzó a dejar en ella sus nuevos


obsequios y todo el gran rompecabezas se iba completando, la flor ofrecía
el rico aroma del amor, los chocolates recordaban el delicioso sabor del
deseo, la foto representaba la indudable vista del ser amado y la canción sin
duda expresa la hermosa melodía del sentimiento eterno…4 sentidos, solo
restaba uno más.

Sabía dónde ir, así que se encaminó hasta la colina cerca de la playa, no
temía equivocarse porque sabía muy bien que era el lugar preferido de
Cristina desde siempre. Era ese lugar que le ofrecía la paz que necesitaba
en tiempos en los que sentía la necesidad de estar alejada del mundo que
giraba muy de prisa. Amanda llegó a cierto punto y bajó del auto; el resto

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del trayecto debía subirlo caminando, tomó su cajita y emprendió la subida.
No tardó mucho tiempo en poder reconocer la silueta de Cristina a lo lejos
sentada en unas rocas casi al borde de la colina. Amanda respiró
profundamente por el solo hecho de verla ahí y tras ella el imponente paisaje
de la playa a lo lejos, si pensaba que Cristina era hermosa, ese paisaje
frente a ella era su complemento para la perfecta belleza. Se acercó
lentamente y en silencio. – La vista es hermosa. – dijo observando con
detalle el rostro de Cristina.

- Lo es. – respondió Cristina con una gran sonrisa sin apartar la vista
de algún lugar en la inmensidad.
- No me refiero específicamente a esa vista.

Cristina volteó su mirada y la fijó en los ojos de Amanda con una ternura
insuperable. – Tardaste más de lo que pensé.

- Bueno, es solo que disfruté del viaje. – respondió sentándose a su


lado.
- Es lo que deseaba cariño.
- No sé cómo lo haces…
- ¿El qué? – preguntó Cristina con curiosidad.
- El enamorarme cada día más.
- No sé, debe ser de la misma manera que tú me enamoras a mí. – se
acercó lentamente y rosó los labios de Amanda, besarla siempre la
hacía sentir como si fuese la primera vez que saboreaba esos labios.

Amanda devolvió el contacto con ansias locas, su mano desocupada la


había descansado en el muslo de Cristina y mientras el beso se
intensificaba, su mano subía por su muslo con la única necesidad de ir más
allá.

- ¿Sabes qué?
- ¿Qué? – Cristina preguntó despegando sus labios de los de
Amanda tomando un poco de aliento en la acción.
- Que me he convertido en adicta a tus besos, a tu cuerpo, a tus
caricias…hasta me he vuelto pervertida.

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Cristina la miró entrecerrando los ojos dudando mucho de lo último que
había dicho.

- En serio, antes era una inocente, angelical y virginal niña, hasta que
te conocí, ahora solo tengo indecentes pensamientos en mi cabeza.
- ¿Qué tipo de pensamientos indecentes? – preguntó Cristina con
una ceja alzada.
- Siempre tratan de mis manos sobre ti en todos lados y de lo que
eso provoca en mi cuerpo.
- Ohhh, eso suena muy interesante señorita. – respondió Cristina con
mucha sensualidad.
- Sí, mucho.
- ¿Y qué tienes en esa cajita? – desvió rápidamente su vista hasta las
manos de Amanda, la abrió y Cristina rápidamente observó dentro de
ella – Una flor que no se compara con tu belleza, pero con su aroma
dice que eres ese sueño que alguna vez tuve y hoy eres mi perfecta
realidad. Un chocolate; tu favorito, que me recuerda el delicioso y
exquisito sabor de tus besos, de tu cuerpo, de todo tu ser. La foto de
una hermosa mujer; la que amo, que es sin duda la vista que envuelve
todos los sentidos de mi vida. Una sublime canción que expresa la
melodía del sentimiento eterno que me provocas y…cierra los ojos
cariño - Cristina mantuvo silencio, llevó su mano hasta el rostro de
Amanda y comenzó a acariciarlo tiernamente, la caricia continuó por
su cuello, regresó hasta su mejilla y se detuvo en sus labios
acariciándolos lentamente. - ¿Sientes esto? – preguntó sin terminar la
caricia.

Amada solo alcanzó a afirmar con la cabeza sin abrir sus ojos.

Cristina se acercó a sus labios y los besó suavemente sin profundizar el


contacto, besó su rostro sin dejar ningún espacio sin cubrir, en el trayecto
besó su cuello y lo acarició con su lengua hasta llegar a su oído. – ¿Sientes
esto también? – preguntó provocativamente en el oído de Amanda.

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Amanda suspiró, abrió sus ojos y encontró los ojos de Cristina observándola
con una expresión perfecta de bienestar. – Oh por supuesto que lo siento. –
respondió por lo bajo con un tono de excitación.

Cristina sonrió y mordió sus labios al escuchar la voz de Amanda. – Este


contacto que te ofrece mi caricia significa tantas cosas... ternura, deseo,
necesidad, amor, pero siempre va más allá del sentido del tacto, siempre
pretende llegar a tu alma y expresarse en todo tu ser. –Cristina introdujo su
mano en el bolsillo del pantalón y sacó una cajita pequeña y se la entregó a
Amanda. – Me fue imposible poder meter en tu caja las caricias, los besos,
las sensaciones que expresan tu último sentido, pero quizás con esto si lo
pueda demostrar de la manera perfecta.

Amanda quedó sin aliento al ver esa cajita en sus manos, sintió que todo su
cuerpo temblaba con una emoción completamente desconocida, miró a
Cristina a los ojos con una sonrisa nerviosa y los ojos completamente
desubicados, tenía terror de abrir esa cajita, no por lo que podría significar,
sino porque jamás en toda su vida había sentido lo que ahora. Abrió la cajita
con sumo cuidado y ahí alcanzó a ver dos anillos, Amanda sintió que el
corazón se saltó algún latido y todo su cuerpo se estremeció. Tomó entre
sus dedos uno de los anillos y lo sostuvo por algún tiempo, solo lo observaba
entre sus manos sin siquiera saber que decir o hacer, lo volteó un poco y
pudo leer una inscripción dentro del anillo, “Amanda, eres los 5 sentidos de
mi vida” y luego de esas letras una fecha completaba la inscripción. Amanda
pudo reconocer muy bien esos números, era la fecha precisa del día en que
se conocieron ya hace muchos años; el día que había comenzado todo.

Cristina tomó el anillo, lo llevó a su propia mano y lo puso en su dedo; luego


tomó el otro anillo que tenía la misma inscripción y fecha, pero en este el
nombre que se encontraba era el de ella y tomando la mano de Amanda
comenzó a deslizarlo por su dedo. – Yo sé que eres de las mujeres que no
creen en papeles, sino en compromisos verdaderos y sobre todo en amor,
yo lo que pretendo…

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Amanda rápidamente la interrumpió colocando su dedo en sus labios, no
quería escucharla, no quería escuchar lo que pretendía porque ya lo sabía
y amaba que fuese de esa manera. Lo único que quería ahora era besarla,
así que acercó sus labios a los de Cristina con la necesidad de siempre,
pero con un sentimiento nunca experimentado. Sus labios eran tan suaves,
tan deliciosos, tan exquisitos; el contacto siempre lograba enloquecerla
totalmente.

Esa mujer que tenía enfrente era la mejor parte de su vida, era todo lo que
siempre esperaba encontrar del amor, ella era quien había resuelto todas
las interrogantes, había llenado todos los vacíos, había iluminado toda la
oscuridad, había complementado todos sus días, había conquistado su
corazón, había acariciado su alma y apaciguado su espíritu; simplemente
ella era el significado del amor en su vida.

Luego de varios minutos Cristina apartó el contacto de los labios de


Amanda, pero no así de su cercanía. – ¿Eso es un sí?

- Sí.
- Ni siquiera sabes a qué respondes sí Amanda. – sonrió Cristina.

Amanda miró el anillo en su dedo, mordió su labio y respondió. – Cierto,


explícame a que respondo sí, pero aun así será un sí.

Cristina se maravilló de la emoción que se expresaba en el rostro de


Amanda, había estado nerviosa todo el día, unos minutos antes que llegara
Amanda sentía que moriría de un ataque al corazón, estaba aterrada, pero
Amanda siempre lograba tranquilizar sus sentidos. – No sé cómo explicar lo
que me haces sentir Mandi, me sobrepasa este sentimiento, me completa,
me aniquila… tus ojos son esa puerta de entrada a ese mundo misterioso y
fascinante que escondes en tu ser y que, sin dudas, es una aventura
delirante recorrer. Esa sonrisa que amo es la que ilumina cada rincón del
espacio vacío, del vacío de mi alma. La perfección de tus palabras son las
que recorren el todo de mí ser con el sencillo y espectacular eco de lo
sublime de tu voz. La sensibilidad que expresa tu corazón me ofrece cada
sentimiento verdadero sin pedir nada a cambio; tan solo conforme con la
máxima expresión de un alma pura. La

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canción que entona tu risa es la melodía que nutre mi espíritu cuando está
cansado y abatido; es la tonada perfecta que mi corazón anhela para estar
en paz. La ternura de tu compañía, esa increíble perfección que es compartir
los días a tu lado; disfrutar las horas de alegría, conocer los minutos de
tristeza, permanecer en los segundos de total y pleno silencio. Lo radiante
de tu personalidad que me cautiva y enamora con tan solo el primer
contacto; tan encantadora e interesante que permanece como tesoro
preciado en mi corazón. La belleza de este rostro que, con cada gesto,
expresión, movimiento, acción; paraliza mis sentidos y me quiebra la
respiración. La dulzura de tu voz que hace estremecer cada sentido
dormido, como un suspiro que asoma de tus labios que me embriagan, que
me envuelven, que me consumen, que me seducen, que me hechizan, que
me incitan a volar, a soñar…a amar. Describir lo que me haces sentir es casi
imposible porque las palabras no alcanzan para describir todo tu ser, para
apreciar tu belleza, para contemplar tu serenidad, para conocer tu alma,
para reconocer que eres la mujer que lo provoca todo en mi vida. No solo
quiero pasar unos meses, unos años, una temporada junto a ti, quiero sin
ninguna duda pasar toda una vida a tu lado y construir nuestra historia de
amor. – Cristina terminó mientras sostenía las manos de Amanda entre las
suyas.

Amanda no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas y acariciando


el rostro de Cristina le dijo. - Sigue siendo un si cariño, es lo único que deseo,
construir mi vida junto a ti, porque este amor que me haces sentir muy
dentro, es el himno que canta mi corazón…es tan increíble e inmenso, es la
flor más hermosa que adorna mi jardín…es el que me hace palpitar el
corazón a prisa, es el reloj que marca el mejor de mis tiempos…es el que
me envuelve el alma con ternura, es la puerta que me lleva directo a mi
salvación…es tan puro y verdadero, es la esencia que le imparte vida a mis
días…es el que se adueña de mis sentidos, es el que llena cada espacio
que permanecía vacío en mi…este amor que pareciera un hermoso sueño,
es el que se ha convertido en mi perfecta realidad… tan sencillo, paciente y
valiente, es la razón por la cual sonrió cada día…este amor es el causante
de mi incesante felicidad, es el punto de partida a vivir mis dos eternidades
junto a ti… es algo tan grande que no puedo describir, es tan hermoso y
perfecto que día con día he aprendido a descubrir… es la fuerza creadora
que me renueva y purifica, es el que me regala el aliento esencial que me

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guía en el camino…este amor que me haces sentir es lo mejor de mis días,
es la razón de la cordura de esta mi locura eterna, es el motivo de que mi
corazón aprendiese a amar, es la sensación de perfección infinita e
inagotable, es la barca que me hace navegar entre mares de papel, es el
sentimiento que solo nace por y para ti, es la necesidad de continuar a pesar
de la adversidad, es mi pensamiento diario, mi sueño nocturno y mi deseo
eterno, es la afirmación de que eres todo lo que necesito, es la seguridad de
que he llegado a puerto seguro…tu amor me ilumina, me hace sonreír, me
estimula, me nutre, me complementa, me sostiene, me desarma, me
conmueve, me embriaga, me enloquece, me desborda, me seduce. Cariño,
tu amor es la historia de mi vida, la que siempre había soñado, pero jamás
vivido… dicen que nadie es perfecto; pero creo que cuando dos personas
imperfectas se encuentran, se enamoran y se aman, se convierten en la
perfección del amor…y esto que siento por ti se parece mucho a esa
perfección…

Y ya no necesitaban más palabras que expresaran sus sentimientos, el


silencio engalanaba el justo momento, las miradas, las caricias, los besos
fueron las expresiones necesarias…una historia se comenzó a escribir el
día que Amanda y Cristina se encontraron y aunque ellas no lo supiesen o
se negaran a reconocerlo, ese fue solo el comienzo, día con día escribieron
en sus páginas, completaron capítulos y sin preverlo siquiera el contenido
cambió de tema y ya no era cualquier historia la que desarrollaban, sino que
escribían su propia historia de amor.

Y la conclusión sería una coma, porque un punto marca el final y en su


historia no existe el final; solo existe la eternidad. Una eternidad sin tiempos,
sin límites, sin fronteras, sin el ayer, sin el hoy, sin el mañana, sin el
nunca…solo existe el siempre. Su historia es una inconclusa; no porque le
falten palabras, se pierda la pasión, se olvide el amor, se evapore el
sentimiento, se desgaste el deseo…su historia es inconclusa porque luego
de la coma no existe más que felicidad, porque luego de esa coma todos los
días escriben detalles hermosos de una novela de amor, todos los días
llenan cada página con el sentimiento de sus corazones, todos los días del

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resto de su vida harán de esta historia una digna representación de lo que
es el amor genuino porque en definitiva entendieron que la vida es un paso
a la vez…

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“No todo lo que se ve es realidad y aunque el camino sea largo, agotador
y sintamos que estamos caminando, flaqueando Del borde al precipicio,
no desistamos jamás, porque La vida es un paso a la vez y aunque dura,
en ocasiones llena de dolor y decepciones siempre podremos en algún
punto, en algún lugar, en algún momento cuando menos lo esperemos
disfrutar de La historia de nuestro amor…”

Sankh

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