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Unidad 2 / Escenario 4

Lectura fundamental

Fisiología del sueño

Contenido

1 Sueño

2 Fases del sueño

3 Bases neuronales del sueño y la vigilia

Palabras clave: vigilia, sueño, fases del sueño, ondas alfa, beta, delta.
1. Sueño
Antes de iniciar, es apropiado preguntase lo siguiente: ¿por qué dormimos? ¿Por qué diariamente
hacemos algo que tan solo proporciona unos cuantos recuerdos fugaces?

Ahora bien, el sueño es definido por Morales (2009) como un proceso fisiológico activo,
heterogéneo y rítmico. Algunos estudiosos del tema lo catalogan como un estado de inconsciencia,
mientras que otros difieren asegurando que es una conducta, aunque esta actividad carezca de
ejecutar movimientos o hablar, como sí lo es propio de otras conductas. No obstante, el sueño
involucra movimientos oculares propios de una de sus fases.

¿Sabía qué...?

El sueño comprende cerca de la tercera parte de la vida de un ser humano.

Algo que caracteriza al sueño es la necesidad dominante de dormir, la cual obliga al individuo a
encontrar un lugar confortable para estar allí varias horas. Ahora bien, como es poca la información
que se recuerda mientras se duerme, se piensa que el sueño es un estado de conciencia más que un
comportamiento o conducta; es innegable el cambio en el estado de consciencia durante el sueño
donde hay interrupción de este, repetido y reversible, que reduce las respuestas e interacción con el
entorno (Carrillo, Ramírez y Magaña, 2013).

Para Debru (2009), el sueño no es un estado parejo o uniforme, sino que se caracteriza por una serie
de estados encefálicos cuya secuencia es controlada con precisión. El sueño aparece de forma alterna
al estado de vigilia en periodos de tiempo comprendidos en 24 horas. Asimismo, hace parte del ritmo
circadiano y se encuentra influenciado por procesos fisiológicos, cognitivos y del ambiente, al mismo
tiempo que puede incidir sobre ellos. Durante el sueño disminuye la interacción y respuesta con el
entorno, lo cual no es una condición uniforme, sino que responde a una secuencia precisa de estados
del encéfalo.

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En lo que respecta a la vigilia, es un estado de alerta definida como una condición en la que se
interactúa activamente con el entorno, que se caracteriza por tener los ojos abiertos y movimientos
continuos. Tanto la vigilia como el sueño poseen correlatos neurofisiológicos, neuroanatómicos y
conductual distintos (Morales, 2009).

2. Fases del sueño


La mejor forma de estudiar el sueño de un individuo es aquella que se lleva a cabo en un laboratorio
del sueño. El evaluador prepara al paciente que dormirá durante la noche y, de esta manera, obtendrá
las medidas electrofisiológicas. Se le ubican electrodos en el cuero cabelludo, la barbilla, en el canto
de los ojos y unos más para registrar la respiración, la frecuencia cardiaca y la conductancia de la piel,
entre otras medidas fisiológicas.

Las medidas electrofisiológicas se denominan conforme a la ubicación de los electrodos y lo que


registren. Por ejemplo, cuando los electrodos se colocan en el cuero cabelludo se inspecciona
el electroencefalograma (EEG); los de la barbilla detectan la actividad muscular y se denomina
electromiograma (EMG); y los que se sitúan en la parte externa de los ojos registran el movimiento
de estos y se llama electroculograma (EOG). Con el transcurrir de la noche se evidencian cambios
en el EEG del individuo; las ondas que se presentan durante el sueño generalmente son lentas y de
alto voltaje, aunque también hay periodos de ondas rápidas y de bajo voltaje, similares a las registradas
durante la vigilia (Carrillo et al. 2013).

Figura 1. Estudio del sueño


Fuente: Britannica ImageQuest (2018)

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Durante la vigila un individuo normalmente exhibe 2 patrones de actividad (alfa y beta). La actividad
alfa (8-12 hercios-HZ) se refiere a ondas regulares de frecuencia media. Estas ondas aparecen en el
cerebro cuando se descansa plácidamente, sin estar realizando ninguna actividad ardua. No obstante,
en ocasiones también se presentan cuando se tienen los ojos abiertos, aunque son más frecuentes
cuando estos están cerrados. Las ondas beta (13-30HZ) son, mayoritariamente, irregulares y de baja
amplitud (Pinel, 2001); estas se registran cuando el individuo está alerta, atento a lo que acontece
alrededor, cuando se piensa de forma intensa o se resuelve un problema.

¿Sabía qué...?
Hertz o hercio (Hz) es la unidad de medida de la propagación de ondas
electromagnéticas según el Sistema Internacional de Unidades, y que su
nombre se debe su descubridor, el físico Heinrich Rudolf Hertz.

Por su parte, Cardinali (2007) manifiesta que el sueño se caracteriza por cinco fases o estadios del
EEG. La primera de ellas (fase 1) sucede cuando se apaga la luz y la persona comienza a adormecerse,
y con esto aparece la actividad theta (3-7 Hz). La fase 1 es considerada la transición entre la vigilia y el
sueño; aquí los parpados se abren y cierran lentamente de forma voluntaria y se mueven en todas las
direcciones. Pasados 10 minutos inicia la fase 2 del sueño y el EEG presenta una actividad irregular
con periodos de ondas theta, complejos k y spindles (husos del sueño).

¿Sabía qué...?
En las personas de la tercera edad, los ciclos del sueño tienen menos spindles, por lo
que tienen despertares frecuentes durante la noche.

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Pinel (2006) define los spindles como salvas de ondas (12-14Hz) que se presentan entre 2 o 5
veces en un minuto en las cuatro fases del sueño. Estos representan el mecanismo que mantiene
al individuo dormido; es decir, lo que le da continuidad al sueño. Los complejos k son ondas agudas
de aparición súbita o repentina de una vez por minuto y normalmente son provocadas por ruidos,
especialmente, inesperados. Los complejos k únicamente aparecen en la segunda fase del sueño y
anteceden las ondas delta que aparecen en las siguientes etapas.

Posterior a esto, la persona ya se encuentra profundamente dormida, aunque si en ese momento


se despierta probablemente responda que no lo estaba. Quince minutos después entre en fase 3
del sueño, como lo indica la manifestación de ondas delta (menos 3,5Hz) de gran amplitud. Según
Carlson (2005) las fases 3 y 4 del sueño no están bien delimitadas o discriminadas, ya que en la fase
3 entre el 20 y 50 por ciento es actividad delta, mientras que en la fase 4 supera el 50 por ciento.
Por lo tanto, no es tan clara la transición de una a otra.

Las 4 primeras fases del sueño se conocen como sueño no REM (en inglés Rapid Eye Movement)
y las fases 3 y 4 se denominan sueño de ondas lentas debido a la actividad delta. En la fase 4 la
persona experimenta sueño profundo y solo fuertes sonidos logran despertarla y al hacerlo se muestra
confundida o aturdida.

Alrededor de 90 minutos posteriores al inicio del sueño (45 después al inicio de la fase 4) se
identifica un cambio repentino en las mediciones fisiológicas de la persona. Por ejemplo el EEG de
forma abrupta se desincroniza con la aparición de ondas theta disgregadas, propias de la fase 1 del
sueño, el EOG registra que los ojos se mueven en diferente dirección con los parpados cerrados y la
señal del EMG se torna plana por pérdida de la tonicidad del músculo (Debru, 2009).

Todos estos cambios identificados conforman una particular fase del sueño distinta a la del sueño
tranquilo ya mencionada, la cual se denomina sueño REM o MOR (en español movimientos oculares
rápidos), aunque también se le conoce como sueño paradójico por la presencia de ondas beta, que,
como ya se mencionó, son propias de la fase 1. De lo anterior se deduce que el sueño REM es distinto
a las demás fases del sueño y aunque la persona se encuentra en un estado profundo del sueño, la
medida de la actividad eléctrica cerebral registra la presencia de las mismas ondas que al inicio de este.

García y Quero (2012) aseguran que en el sueño REM una persona reacciona a los ruidos,
especialmente ante aquellos que son significativos, como su nombre, y cuando despierta se muestra
atento y alerta. Asimismo, si se le pregunta qué estaba soñando lo más probable es que pueda
contarlo una estructura narrativa coherente.

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Figura 2. Ondas cerebrales
Fuente: Britannica ImageQuest (2018)

Pasadas las cinco fases del sueño, de acuerdo con Ira (2008), en el resto de la noche se alterna el
sueño REM y no REM, cada periodo con una duración de 90 minutos aproximadamente, de los
cuales 20 o 30 minutos serían sueño REM. Entonces, si una persona duerme durante 8 horas tendría
entre 4 o 5 periodos de sueño REM.

3. Bases neuronales del sueño y la vigilia


Para Kalat (2004) las estructuras implicadas en el sueño y la vigilia son la formación reticular, el
prosencéfalo basal, el tálamo y la corteza cerebral. El control de ambos estados está regulado por
modificaciones en la actividad neural en el prosencéfalo basal y en el tronco del encéfalo, que se
traducen en cambios funcionales en los circuitos de la corteza cerebral y el tálamo.

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Formación reticular
RAS

Figura 3. Formación reticular


Fuente: Politécnico Grancolombiano (2018)

La formación reticular (FR) es una estructura fundamental en el sistema de la conciencia, que se


prolonga desde el bulbo raquídeo hasta el tálamo y el prosencéfalo basal. La FR está conformada
varios grupos de neuronas, neurotransmisores y conexiones que reciben e integran información
proveniente de los sentidos, los pares craneales, el hipotálamo, el cerebelo y el prosencéfalo.
Los grupos de neuronas de la FR se definen o clasifican por su neurotransmisor (colinérgicos o
monoaminérgicos) e intervienen en el control conductual, el sueño, la vigilia y el despertar (Velayos y
Diéguez, 2015).

García y Quero (2012) afirman que el grupo colinérgico se localiza en el tegmento mesopontino
y en el prosencéfalo basal y se activa durante la vigilia y el sueño, especialmente en la fase REM,
mientras que el grupo aminérgico consiste en varios núcleos (locus ceruleus, del rafe y tuberomanilar)
que se activan en la vigilia, pero no durante el sueño REM. Las proyecciones ascendentes de estos
dos grupos conforman, a su vez, el sistema activador reticular ascendente (SARA) que se ocupa de
transmitir impulsos a la corteza cerebral a través de una vía indirecta (núcleos del tálamo y conexiones
del tálamo y la corteza) y una vía directa (prosencéfalo basal y el haz telencefálico).

El tálamo modula la información proveniente de la corteza y de otras áreas del cerebro, dada la
capacidad de esta estructura para incrementar y atenuar la actividad neuronal que se transmite a la
corteza. Las neuronas monoaminérgicas y colinérgicas del sistema activador reticular ascendente
influyen en la modulación de las neuronas del tálamo y de la corteza, provocando cambios en la
actividad cortical que se reflejan en la conducta del sueño y la vigilia. En esta última, ambos grupos se
activan, facilitando el transporte de información sensitiva a través del prosencéfalo basal y del tálamo
a la corteza cerebral (Velayos, 2009).

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Figura 4. El tálamo
Fuente: Britannica ImageQuest (2018)

De acuerdo con Silverthorn (2007), las neuronas de ambos grupos o núcleos son estimuladas por
neuropéptidos (hipocretina y orexina) localizados en el hipotálamo lateral posterior, que intervienen
en la regulación del sueño y la vigilia, y, además, incrementan la actividad de las neuronas en los
núcleos colinérgicos y aminérgicos del SARA. A su vez, estas neuronas se proyectan al área preóptica
ventrolateral del hipotálamo, donde logran inhibir las neuronas que suscitan el sueño en esta
región. La alteración de este mecanismo, lo cual produce narcolepsia, es la evidencia de que esos
neuropéptidos participan en el estado de vigilia y de sueño.

En resumen, sustancias neuroquímicas y áreas determinadas del cerebro suscitan el sueño e impiden
el despertar activando áreas del cerebro; también inhiben áreas del sistema reticular para producir
la vigilia. Las estructuras implicadas en el sueño son, principalmente, el núcleo del tracto solitario, el
núcleo preóptico ventrolateral del hipotálamo, el núcleo reticular del tálamo, el prosencéfalo basal, el
locus ceruleus, la formación reticular y los núcleos del rafe.

Complementando las bases neuroanatómicas del sueño, gracias a diferentes estudios se concluyó que
durante el sueño REM el flujo sanguíneo cerebral se incrementa en la corteza visual de asociación,
pero disminuye en la corteza frontal inferior. Esta última participa de la elaboración de planes y en la
organización cronológica de los acontecimientos. Como han descrito diversos estudiosos del tema,
los sueños o la actividad onírica se caracteriza por perfectas imágenes visuales que involucran la
corteza visual de asociación, pero estas carecen de organización temporal ya que se entremezclan.
En conclusión, la evidencia indica que los mecanismos cerebrales activos durante el sueño son los
mismos que se activan si la situación soñada fuera real (Pinel, 2006).

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En lo que respecta a la razón del sueño, Carlson (2005) afirma que todas las personas saben
lo apremiante que es la necesidad de dormir y la fatiga que se experimenta cuando se requiere
permanecer despierto. A esto último es imposible abstenerse de la necesidad de dormir de forma
indefinida, ya que la principal función del sueño, especialmente de ondas lentas, es brindarle descanso
al cerebro, y el sueño REM favorece el desarrollo y la maduración cerebral, así como el aprendizaje.
Por ende, el sueño es necesario para el buen funcionamiento del sistema nervioso y, en consecuencia,
del organismo en general.

Para finalizar, los efectos de la privación del sueño se evidencian inicialmente porque las personas
se sienten somnolientas; el hecho de que esta somnolencia sea un poderoso aliciente sugiere que
el sueño es necesario para vivir. Sumado a esto, resultados arrojados por los diferentes estudios
sobre privación del sueño han revelado que esta afecta las capacidades cognitivas, entre ellas fallos
atencionales, distorsiones perceptivas o incluso alucinaciones. Adicionalmente, nunca se recupera
el sueño perdido. De lo anterior se deduce que el cerebro requiere del sueño para lograr su máximo
rendimiento (Velayos, 2009).

A continuación se mencionan los trastornos del sueño y la vigilia, especificados en la última versión
del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V):

1. Trastorno de insomnio

2. Trastorno por hipersomnia (narcolepsia)

3. Trastornos del sueño relacionados con la respiración (apnea, hipoventilación, ritmo circadiano, etc.)

4. Parasomnias (trastorno del despertar, sonambulismo, pesadillas, etc.)

5. Trastorno del sueño inducido por sustancias/medicamentos.

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Referencias
Asociación Americana de Psiquiatría (APA). (2013). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del
DSM-5. Arlington: Asociación Americana de Psiquiatría.

Carlson, N. (2005). Fisiología de la conducta. Madrid: Pearson.

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Debru, C. (2009). Neurofilosofía del sueño. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
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García, A. y Quero, J. (2012). El sueño, la vigilia y los ritmos circadianos. Madrid: Díaz de Santos.
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Ira, F. (2008). Fisiología humana. Madrid: McGraw Hill-Interamericana. Recuperado de https://


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Pinel, J. (2001). Biopsicología. Madrid: Pearson

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Velayos, J. y Diéguez, G. (2015). Anatomía y Fisiología del sistema nervioso central. Madrid: CEU
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Referencias de imágenes
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INFORMACIÓN TÉCNICA

Módulo: Neurofisiología
Unidad 2: Psicofármacos y descripción fisiológica del sueño
Escenario 4: Fisiología del sueño

Autor: Okendy Melissa Martelo Ortíz

Asesor Pedagógico: Jeiner Velandia


Diseñador Gráfico: Paola Andrea Melo
Asistente: Lorem Alejandra Morales

Este material pertenece al Politécnico Grancolombiano.


Prohibida su reproducción total o parcial.

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