100%(2)100% нашли этот документ полезным (2 голоса)
899 просмотров3 страницы
Alejandro les pide a sus hombres que continúen la campaña más allá del río Hífasis. Les recuerda todas las tierras y pueblos que han conquistado hasta ahora y les asegura que están cerca de alcanzar el océano. Argumenta que volver ahora significaría abandonar la conquista de muchas naciones valientes y dejaría que los pueblos ya sometidos se rebelaran. Les insta a mantenerse firmes para alcanzar la gloria imperecedera a través de grandes hazañas y riesgos.
Исходное описание:
Оригинальное название
Discurso de Alejandro Magno a sus hombres en el Hífasis.
Alejandro les pide a sus hombres que continúen la campaña más allá del río Hífasis. Les recuerda todas las tierras y pueblos que han conquistado hasta ahora y les asegura que están cerca de alcanzar el océano. Argumenta que volver ahora significaría abandonar la conquista de muchas naciones valientes y dejaría que los pueblos ya sometidos se rebelaran. Les insta a mantenerse firmes para alcanzar la gloria imperecedera a través de grandes hazañas y riesgos.
Alejandro les pide a sus hombres que continúen la campaña más allá del río Hífasis. Les recuerda todas las tierras y pueblos que han conquistado hasta ahora y les asegura que están cerca de alcanzar el océano. Argumenta que volver ahora significaría abandonar la conquista de muchas naciones valientes y dejaría que los pueblos ya sometidos se rebelaran. Les insta a mantenerse firmes para alcanzar la gloria imperecedera a través de grandes hazañas y riesgos.
Discurso de Alejandro a sus hombres en las orillas del río
Hífasis (India) cuando estos se negaron a seguir más allá.
Fuente: Flavio Arriano
"Macedonios y aliados griegos: al ver que ya no me seguís en
designios arriesgados con una determinación igual a la que antes os animaba, os he reunido a todos en un mismo lugar para que ver si os puedo persuadir a continuar adelante conmigo, o si vosotros me persuadís a mí de regresar. Si efectivamente las penalidades a las que se os ha sometido hasta llegar a nuestra posición actual os parecen reprochables, y si no aprobáis mi liderazgo, no puede haber ningún sentido en que siga hablando. Pero considerad que como resultado de tales penalidades es que sois dueños de Jonia, el Helesponto, las dos Frigias, Capadocia, Paflagonia, Lidia, Caria, Licia, Panfilia, Fenicia, Egipto junto con la Libia helénica; así como parte de Arabia, la Celesiria, la Siria entre los ríos, Babilonia, la nación de los susianos, Persia, Media, además de todas las naciones que los persas y los medos gobernaban, y muchas otras que no gobernaban; la tierra más allá de las Puertas Caspias, el país allende el Cáucaso, el Tanais, así como la tierra más allá de este río, Bactria, Hircania y el mar Hircano. Y también hemos sometido a los escitas, incluso a los de las tierras yermas; y, además de eso, el río Indo fluye a través de un territorio que es nuestro, como también lo hacen el Hidaspes, Acesines e Hidraotes. ¿Por qué, entonces, vosotros os abstendréis de sumar el Hífasis también, y las naciones asentadas al otro lado de este río, a nuestro imperio de Macedonia? ¿O es que teméis que nuestro avance sea detenido en un futuro cercano por cualquier bárbaro? De estos mismos, unos se nos someten por su propia voluntad y otros son capturados en pleno escape; mientras que otros más, habiendo tenido éxito en sus esfuerzos por huir, de todos modos nos dejan sus tierras desiertas, que añadimos a las de nuestros aliados, o a las de quienes se han sometido voluntariamente a nosotros.”
"Yo, por mi parte, creo que para un hombre valiente los
trabajos y el esfuerzo no tienen límites; no hay otro fin para él excepto la labor en sí misma, siempre y cuando lleve a resultados gloriosos. Mas si alguien desea saber cuál será el final de esta guerra, le hago conocer hoy que la distancia que aún queda antes de llegar al río Ganges y el Océano no es muy grande, y le informo que comprobaremos con nuestros ojos que el mar Hircano se une con éste, puesto que el Océano rodea toda la Tierra. Mi intención es demostrar tanto a los macedonios como a los aliados griegos que el Golfo Índico confluye con el Pérsico, y el mar de Hircania con dicho golfo indio. Desde el Golfo Pérsico, la expedición navegará por Libia hasta las Columnas de Heracles. A partir de estos pilares, todo el interior de Libia se convertirá en posesión nuestra, y así el conjunto de Asia nos pertenecerá a nosotros; los límites de nuestro imperio serán los que Dios ha designado como confines de la Tierra.” “Por ello, si volvemos ahora, abandonaremos la conquista de muchas naciones belicosas de más allá del Hífasis hasta Océano en el este; y muchas más entre aquél e Hircania en la dirección del viento del norte, y, no muy lejos de ellas, los pueblos escitas. Si nos volvemos, hay razón para temer que los pueblos que ahora son súbditos nuestros, al no ser firmes en su lealtad hacia nosotros, pueden ser instigados a levantarse por los que aún no se han sometido. Entonces todos nuestros numerosos esfuerzos habrán sido en vano, o será necesario para nosotros incurrir otra vez en los mismos peligros y labores que al principio. ¡Oh macedonios y aliados griegos, manteneos firmes! Gloriosos son los hechos de los que acometen una grande labor y corren un grande riesgo, y es muy agradable llevar una existencia valiente y morir dejando tras de sí la gloria imperecedera. ¿O no sabéis que nuestro ancestro ha alcanzado tan altas cotas de gloria, pasando de ser un mero mortal a convertirse en un dios, como parece ser, debido a que no permaneció en Tirinto o Argos, o incluso en el Peloponeso o en Tebas? Los trabajos de Dioniso no fueron pocos, pero él era una deidad de rango muy excelso para ser comparado con Heracles. Vosotros, sin embargo, habéis penetrado en las regiones más allá de Nisa, y aquella Roca de Aornos que Heracles no pudo capturar se encuentra en vuestro poder. Sumad, pues, las partes de Asia que aún quedan por subyugar a las ya adquiridas, la minoría a la mayoría.” “¿Qué memorables y gloriosas gestas podríamos haber realizado si, sentados a nuestras anchas en Macedonia, hubiéramos considerado que era suficiente con dedicarnos a nuestro propio país, sin ninguna otra preocupación o trabajo que tan sólo repeler los ataques de las tribus de nuestras fronteras, los tracios, ilirios y tribalios, o los griegos hostiles a nuestros intereses? Si fuera el caso que yo actuase como vuestro general sin someterme a las mismas penurias y manteniéndome lejos del peligro, mientras vosotros hacíais todo el trabajo y os exponíais al peligro, no sin razón se os debilitaría el espíritu y flaquearía vuestra resolución. Porque entonces solamente vosotros haríais los trabajos, y las recompensas las cosecharían otros. Sin embargo, sabéis que los padecimientos los compartimos vosotros y yo; asumimos los riesgos a partes iguales, y las recompensas están abiertas a la libre competencia de todos. Porque las tierras son vuestras, y vosotros sois quienes las gobernáis. De igual manera, la mayor parte de los tesoros son ahora vuestros; y cuando hayamos conquistado lo que queda de Asia, por Zeus, que habré satisfecho vuestras expectativas, e incluso habré superado las ganancias que cada uno esperaría recibir, y los convertiré en la envidia de los que se marchen."