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Naufragios de Álvar Núñez

Texto: José Sanchis Sinisterra

Dirección: Magüi Mira (Versión y Dirección)

Teatro María Guerrero

Fecha: del 12 de febrero al 29 de marzo de 2020

En los años 80 José Sanchis Sinisterra, a través de la dramaturgia de textos narrativos de


autores reconocidos (Kafka, Beckett, Melville, Sábato, Joyce, Cortázar…) explora
nuevas formas dramáticas que finalmente desembocan es sus escrituras originales en la
creación de una de las obras más personales del teatro español. La experimentación
sobre la forma, la metateatralidad, la hibridación del discurso, la inclusión del público
como agente activo del hecho teatral, estarán siempre presentes en sus escritos. A
finales de esa década crea la llamada Trilogía Americana, que incluye Lope de Aguirre,
traidor, El Retablo de El Dorado y la que presenta ahora el CDN. Sanchis con esta obra
toma como texto de referencia la obra Naufragios, de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, una
crónica en primera persona de una de las aventuras más desgraciadas y apasionantes de
nuestra epopeya americana. Este peculiar antihéroe no logar conquistar imperios ni
atesorar oro, sino que, formando parte de una expedición que busca las fuentes de la
Eterna Juventud, explora como un antropólogo moderno las tribus. Se mezcla con ellas
y por supervivencia traspasa la línea que le separa del otro. El precio que paga por ello
es la destrucción del grupo que acaba comandando, tras la desaparición del calamitoso
Pánfilo de Narváez, y que finalmente se reduce con él a cuatro personas, a punto de
sucumbir en tierras totalmente extrañas. La experiencia de Cabeza de Vaca y sus
compañeros fue una inmersión en la otredad, en una forma de entender la vida que nada
tendría que ver con la de la Europa renacentista. Esto es lo que recoge a nivel fabular
Sanchis en su obra, que quiere ser homónima con la del Adelantado y a cuyo título
incorpora el nombre de este. Con ello, Sanchis no solo hace referencia a las peripecias
relatadas en este libro sino al libro en sí, al acto de escritura de este explorador, y a lo
que representa este. El acto de escribir se ha convertido en el acto de promoverse, de
utilizar la experiencia desgraciada de los suyos para ensalzarse a sí mismo. La obra de
Sanchis es una deconstrucción de este acto egotista que intenta buscar la verdad. Pero,
¿qué verdad?
Sanchis desdobla a Álvar Núñez en el personaje histórico junto con un personaje
contemporáneo, un hombre que siempre huye de la cercanía de su esposa pretextando el
encargo a un nuevo viaje a América, en un juego intertemporal con la comisión a
Cabeza de Vaca de lo que sería su segundo viaje a América, en el que exploraría
Paraguay y Uruguay, y en el que sería denunciado y destituido por intentar hacer
cumplir las leyes que aseguraban los derechos del indígena.
El texto de Sanchis está plagado de un entretejido de citas, que muchas veces discuten
los personajes que se ven forzados a revivir su contenido, ya sea porque pongan en duda
su verdad, o ya sea porque no denuncien que no sigan de forma literal el contenido del
libro. Todo está escrito ya antes de que suceda todo. Ya en el libro, ya en las profecías
de un personaje que ya aparece en las crónicas del Adelantado y que Sanchis cita
aunque siempre como personaje ausente. Todo está escrito, aunque queda aquello que
Álvar Núñez no escribió y que se puede leer entre líneas. Hasta dónde ha llegado el
mestizaje y qué es lo que ha perdido Álvar para lograr ser rescatado de toda esta
pesadilla. De manera que ahora, en la seguridad de una Europa contemporánea, él duda
en dónde está la auténtica realidad.
La obra oscila entre estos diferentes niveles de realidad, afirmando lo que sería la
dramaturgia del fracaso de la coherencia, en la que no existe una verosimilitud y una
realidad única, sino un entretejido de posibles. La obra es finalmente un homenaje a lo
no dicho, a ese posible inevitable y callado, la amante nativa de Álvar, Shila, que
custodia en una anacrónica bolsa de plástico los restos de la hija mestiza que han tenido
en común, el primer fruto de ambas culturas y ambos continentes, el antecedente de lo
que es esa tierra de fusión que es Latinoamérica, el gran descubrimiento de Cabeza de
Vaca y que está destinada a ser huesos desecados en una bolsa desechable. Este
mestizaje es una posibilidad segura aunque no demostrada, un lugar del texto, de lo
imaginario, preñada por la inevitabilidad de lo real. “Todo esto… todo lo que ha
ocurrido… lo estoy soñando yo”, afirma al final de la obra esta Shila imaginaria y real,
que toma las palabras que le presta el autor Sanchis para afirmar, no como delegación
del autor, sino como la fuerza del dolor supuesto y al cual llega el autor en su doble
escritura de estos naufragios.
Sanchis escribe en el texto una rigurosa y completa partitura en la que deja poco espacio
a la realización escénica. No solo los diálogos, los espacios, los tiempos, sino que las
acotaciones reflejan todas las acciones, objetos, detalles de la escenografía que
configuran una escena total. Quizá por ello Magüi Mira ha firmado su trabajo como el
de una versión del texto, para lograr recuperar la libertad que supone la escena. En su
trabajo queda ese valor beckettiano de fracaso y de decrepitud, de “hasta qué punto
decir el no tener qué decir”. Pero también el teatro subsiguiente de la muerte de Kantor,
el de figuras que resisten la muerte, convertidas en efigies de un tiempo que les
sobrepasa, y en el que estas ya no avanzan en el tiempo sino que se repiten en tiempos
ya vividos y que al mismo tiempo que son ejecutados, son comentados, criticados,
alterados por su discurso. Pero al fin y al cabo, incapaces de liberarse de su repetición.
El juego de tiempos y espacios es efectivo y comprensible, las interpretaciones de los
actores brillantes y el montaje no duda en producir un imaginario rico y brillante, que
aluden tanto al realismo mágico, referencia no recusable en el texto, y al valor mítico y
legendario de la epopeya española en América, en donde se buscaba la riqueza más
increíble sin renunciar a la pobreza más extrema.
RAÚL HERNÁNDEZ GARRIDO

https://www.youtube.com/watch?v=0RUx7GZepkY&feature=youtu.be

LA HERIDA DEL OTRO

El punto de partida de Naufragios de Álvar Núñez está, como en otros trabajos míos, en
un libro: el relato autobiográfico que Álvar Núñez Cabeza de Vaca escribió al término
de su primera aventura americana y que, tras enviarlo al emperador Carlos V, hizo
publicar en Zamora, en 1542. Se narra en él la desastrosa expedición a La Florida
emprendida en 1527 bajo el mando del gobernador Pánfilo de Narváez, y el cúmulo de
infortunios que, por espacio de casi diez años, arrastra a Álvar y a otros tres
supervivientes a lo largo de unos 18.000 kilómetros de tierras inhóspitas y climas
adversos.
Con una asombrosa sencillez, el texto revela la progresiva transformación de su autor y
protagonista, un hidalgo conquistador, en esclavo de los indios, luego en mercader
(mejor: “buhonero”) y, finalmente, en chamán o hechicero, artífice de milagrosas
curaciones y, en consecuencia, venerado por numerosas tribus.

Los naufragios de Álvar Núñez no son tanto, pues, las zozobras y hundimientos de
naves en el mar, como el desguace de sus coordenadas culturales, de sus esquemas
ideológicos y espirituales, de sus estructuras psíquicas. Es todo su ser de europeo,
español, hidalgo, cristiano, civilizado, blanco, conquistador, etc., lo que naufraga en esta
insólita peregrinación a las entrañas del mundo primitivo. Y es también gracias a este
naufragio como logra, no solo sobrevivir, sino también acceder a una nueva condición
humana: la de quien, habiendo experimentado una doble -o múltiple- pertenencia
cultural (como español y como indio) ya no puede asumir plenamente,
inequívocamente, cómodamente... ninguna. O, lo que viene a ser lo mismo, ya puede
asumirlas todas... relativamente.

A través de una forma dramática informe, de una teatralidad que asume gozosamente el
fracaso de la coherencia, de la consistencia, de la causalidad lineal, de la unidad estética,
de cualquier Poética, en fin, aristotélica, el texto nos induce a plantearnos la
problemática de la alteridad, el fracaso de la relación con el Otro como paradigma de la
conquista de América, de toda conquista y colonización, de toda tentativa de colonizar
al otro, ya sea ignorándolo, negándolo, impidiéndole ser otro o destruyéndolo. Y el Otro
es el indio americano, sí, pero también el norteafricano que emigra con su hambre
oscura a la privilegiada Europa, y también la mujer que se mimetiza en objeto del deseo
del hombre, y también aquel que “merodea bajo tu ropa”, aquel que “susurra bajo tu
piel”... Ese otro interior, sí, que tan frecuentemente ignoramos, negamos, impedimos y
destruimos. – José Sanchis Sinisterra

JOSÉ SANCHIS SINISTERRA

Equipo artístico

 Reparto: Nanda Abella, Pedro Almagro, Jorge Basanta, Olga Díaz, Karina
Garantivá, Cruz García, Alberto Gómez Taboada, Lula Guedes, David Lorente, Pepón
Nieto, Jesús Noguero, Rulo Pardo, Kike del Río, Muriel Sánchez, Clara Sanchis y
Antonio Sansano.
 Equipo artístico: José Sanchis Sinisterra (Texto), Magüi Mira (Versión y dirección),
Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán (Escenografía), José Manuel Guerra (Iluminación),
Gabriela Salaverri (Vestuario), Moisés Echevarría (Caracterización), María Mesas
(Movimiento escénico), Jordi Francés (Música), Dani Llull (Ayudante de dirección),
Laura Ordás (Ayudante de escenografía), Mónica Teijeiro (Ayudante de vestuario) y
Sergio Balsera (Ayudante de iluminación).

Producción Centro Dramático Nacional.

Teatro María Guerrero


Fecha: del 12 de febrero al 29 de marzo de 2020

Horario: de martes a domingo a las 20h.

Duración: 2 horas

Encuentro con el equipo artístico: martes 25 de febrero antes de la


representación

Funciones accesibles: jueves 5 y viernes 6 de marzo

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