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Y LINGÜÍSTICA HISTÓRICA
28, 29 y 30 de noviembre 2007
“Hay niños que ingresan a la lengua escrita a través de la magia (una magia cognitivamente desafiante) y niños
que entran a la lengua escrita a través de un entrenamiento consistente en “habilidades básicas”. En general, los
primeros se convierten en lectores; los otros tienen un destino incierto” (Emilia Ferreiro, Leer y escribir en un
mundo cambiante[1]).
Introducción
Con la promulgación de la Ley Provincial de Educación 13688 y la resolución Nº 3160/07 de
la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires se aprobó un
nuevo Diseño Curricular para la provincia de Buenos Aires. Este nuevo Diseño Curricular se
propone para la escuela primaria “la recuperación de la centralidad de la enseñanza” como
“el único camino para garantizar el derecho de los niños a la educación”[2]. Entre sus
fundamentos sostiene “la concepción de que el conocimiento científico y el saber cultural, en
general, son construcciones colectivas”. Pensar la tarea de enseñar y de aprender desde esta
mirada implica plantear cierta provisoriedad de los conocimientos, atados a las discusiones,
debates, acuerdos, intercambios que los han hecho posibles a lo largo de la historia del
hombre. Los objetos de estudio en la escuela, pues, son provisorios; la lengua, como uno de
ellos, también lo es. Pero además, al sostener que “es importante que la escuela transmita una
concepción de ciencia y de cultura como fruto del trabajo humano, como expresión de los
intercambios colectivos y en permanente transformación”, proyecta en el aula ciertas
transformaciones sobre los enfoques más rígidos y hegemonizantes acerca de qué y cómo se
debe enseñar. Todo objeto cultural que se vuelve objeto de enseñanza tiene a partir de este
enfoque la innegable necesidad del trabajo colectivo, de la formación de pequeñas
“comunidades de producción y transformación de conocimientos”. Entonces, se plantea como
responsabilidad de la escuela promover la recurrencia sobre los objetos de conocimiento, su
debate e intercambio, su discusión y apropiación en relación con los saberes socialmente
válidos en las condiciones sociohistóricas presentes.
En el diseño curricular de Prácticas del Lenguaje se definen las prácticas como “formas de
relación social que se realizan a través del uso del lenguaje”. Entendemos de acuerdo con los
planteos de Bajtín (1999) que las esferas de la actividad humana están relacionadas por el uso
de la lengua por parte de cada sujeto que habita la “vida social”. La lengua existe porque se la
emplea en enunciados concretos y reales, singulares, que les pertenecen a los participantes de
las diferentes esferas de actividad humana; los enunciados se caracterizan por reunir las
condiciones y el objeto de estos ámbitos. Es decir que dado un espacio social de interacción
comunicativa se generan una serie de enunciados característicos e íntimamente relacionados
con esa interacción. Como práctica social, el lenguaje asume funciones específicas en cada
territorio de la actividad humana.
En la organización del diseño de Prácticas del Lenguaje se intentó poner en primer el plano el
carácter eminentemente plural y situado de las prácticas del lenguaje (y de los procesos de
enseñanza y aprendizaje[4]). Estas prácticas no son asumidas de manera general sino a partir
del reconocimiento de ámbitos de uso lingüístico que se tomaron como ejes del diseño:
Como señalamos, el diseño curricular de Prácticas del lenguaje pone en primer plano los
contenidos relacionados con estas prácticas en los tres ejes (literatura, estudio y construcción
de la ciudadanía). En este sentido, el centro de la enseñanza será la apropiación por parte de
estos alumnos de las prácticas del lenguaje. Esto supone lograr un acercamiento reflexivo a la
lengua que se usa, para que los alumnos puedan, en palabras de Castoriadis “pensar lo que
hacen y saber lo que piensan” (1983). Se propone, entonces, un cambio en el acercamiento al
trabajo gramatical, que apunta a transformar la idea de “estamos enseñando lengua” por la de
“estamos enseñando a reflexionar sobre el lenguaje”.
La reflexión o elucidación sobre el lenguaje que se usa debería promover el pensar sobre las
relaciones entre las formas lingüísticas y las prácticas del lenguaje. A partir de esta
concepción se plantea en el Diseño, como orientación didáctica fundamental, partir del uso y
analizar las producciones lingüísticas propias y de otros “a partir de la situaciones, de los
desafíos identitarios, de las prácticas normadas de una cultura en la que se basan” (Bautier y
Boucheton, 1997.) A su vez, el objetivo último de la reflexión sobre el lenguaje serán
también las prácticas de lectura, escritura e intercambio oral y no la descripción de la lengua
desde alguna teoría gramatical. Porque pensamos, como señala Bourdieu que
“… todos los esfuerzos para hallar el principio de la eficacia simbólica de las
diferentes formas de argumentación, retórica y estilística en su lógica propiamente
lingüística, están siempre condenadas al fracaso mientras no establezcan la relación
entre las propiedades del discurso, de quien las pronuncia y las propiedades de la
institución que autoriza a pronunciarlos.” (Bourdieu, 1985, p. 71.)
Entonces, la orientación del Diseño de Prácticas del Lenguaje no supone prescribir una lista
de temas gramaticales (que suelen pensarse en general a partir de la sintaxis estructural) sino
abrir espacios, momentos para planificar y generar situaciones de reflexión en las cuales los
alumnos puedan pensar sobre el lenguaje que se usa en estas áreas:
• La inserción sociocultural de esa producción lingüística (aspectos históricos,
sociopolíticos e identitarios).
• La adecuación al contexto (procedimientos y estrategias para el uso de los distintos
registros).
• La configuración de la enunciación (marcas de la inscripción del sujeto de la
enunciación en su enunciado).
• La construcción y mantenimiento de la coherencia informativa (procedimientos y
estrategias para organizar el contenido del texto).
• El logro de la cohesión del texto (procedimientos para enlazar los sucesivos
enunciados del texto).
• El conocimiento de la norma gramatical.
• La apropiación de un metalenguaje básico.
De manera consecuente con la concepción de lenguaje que se maneja y las ideas sobre la
práctica pedagógica y el rol de la escuela en la promoción de los saberes, se plantean desde el
enfoque algunas condiciones didácticas para que los chicos puedan reflexionar sobre el
lenguaje:
- Poner siempre en primer plano las prácticas del lenguaje como contenidos de
enseñanza
- Contemplar como parte del uso común (normal y compartido por los hablantes de
una comunidad) las variedades regionales que no deberían ser consideradas como
deficientes porque no se ajustan a la normativa lingüística elaborada a partir de la
variedad estándar del español.
- Considerar los conocimientos que los alumnos tienen sobre la gramática de su
lengua en las propuestas de reflexión lingüística.
- Favorecer que los alumnos expliciten sus conocimientos gramaticales a través de la
reflexión sobre el uso.
- Promover que los alumnos reflexionen sobre el lenguaje de manera variada y con
distintos propósitos: de modo más o menos explícito, con lenguaje común o más
especializado, para hacerse conscientes de sus decisiones y regular su
comportamiento verbal, para generalizar las conclusiones de distintas situaciones de
lectura y escritura, para estar seguros en casos de dudas o situaciones ambiguas, para
comenzar a conocer algunos términos propios de la Gramática como disciplina, y
poder comunicar y organizar sus conocimientos lingüísticos. (Diseño Curricular, 2°
Ciclo.)
Enseñar a reflexionar sobre el lenguaje supone un cambio en las maneras de planificar las
clases de gramática, porque obliga a pensar que son los alumnos los que deben llegar a la
sistematización gramatical y a conceptualizar los conocimientos gramaticales, ya sea porque
pueden explicitarlos, relacionarlos, analizarlos, controlar su uso en otro contexto, hablar o
escribir sobre estos. Y a considerar como indisociable el qué y el cuándo hacer
sistematizaciones, es decir pensar en situaciones o momentos de reflexión y sistematización
antes que solo en temas, cuando se generan dudas sobre el lenguaje, cuando se están
revisando o analizando textos, cuando se hace un corte para volver sobre lo hecho
(recapitulaciones), cuando se registran de diferentes maneras los conocimientos alcanzados,
cuando se consultan distintas fuentes lingüísticas y los propios registros, cuando se ponen en
cuestión los saberes que se tienen en el momento, cuando se confrontan distintas
concepciones e ideas y se discute sobre el lenguaje.
Pensamos que, desde el punto de vista de la enseñanza lingüística, es necesario poner en
primer plano, y de manera consecuente en todas las elecciones didácticas, la naturaleza
eminentemente social del lenguaje, superar planteos formalistas de los sistemas simbólicos y
aquellos que naturalizan en la descripción lingüística la relación entre lenguaje y poder, ya
que como señala Bourdieu:
Conclusión
Para comenzar a responder a la pregunta de qué significa enseñar Prácticas del Lenguaje,
debemos señalar que desde este enfoque didáctico se toman como referencia las prácticas
sociales del lenguaje a partir de una vocación política.
“Las prácticas del lenguaje trabajadas y objetivadas en la clase sirven para pensar,
trabajar, pero también argumentar, comunicar, expresarse, construir un lugar, una
identidad y eso en función de lo que está en juego en los niveles sociales y escolares
subyacentes a toda práctica del lenguaje escolar.” (Bautier y Boucheton, Op. Cit.)
Sin embargo, se plantea una paradoja en el seno mismo de la institución escolar. Al respecto
dice Delia Lerner (2001):
Dado que la función (explícita) de la institución escolar es comunicar saberes y
quehaceres culturales a las nuevas generaciones, la lectura y la escritura existen en
ella para ser enseñadas y aprendidas. En la escuela, no resultan "naturales" los
propósitos que perseguimos habitualmente fuera de ella lectores y escritores: como
están en primer plano los propósitos didácticos, que son mediatos desde el punto de
vista de los alumnos porque están vinculados a los conocimientos que ellos necesitan
aprender para utilizarlos en su vida futura, los propósitos comunicativos –tales como
escribir para establecer o mantener el contacto con alguien distante, o leer para
conocer otro mundo posible y pensar sobre el propio desde una nueva perspectiva-
suelen ser relegados o incluso excluidos de su ámbito. Esta divergencia corre el riesgo
de conducir a una situación paradójica: si la escuela enseña a leer y escribir con el
único propósito de que los alumnos aprendan a hacerlo, ellos no aprenderán a leer y
escribir para cumplir otras finalidades (esas que la lectura y la escritura cumplen en la
vida social); si la escuela abandona los propósitos didácticos y asume los de la
práctica social, estará abandonando al mismo tiempo su función enseñante.
Es por ello que el enfoque de Prácticas del Lenguaje se propone como meta la
democratización de estas prácticas sociales que incluyen el pensar sobre el lugar que se ocupa
en las relaciones sociales y el lugar de la escuela en reproducción o no de esas relaciones,
para promover algo nuevo ahí donde la palabra está entre-todos.
Por ahora, podríamos decir que enseñar Prácticas del lenguaje significa entonces creer,
apostar, ver, considerar a todos los alumnos como practicantes de la cultura escritura y no
como “hablantes” o “productores de textos”. Para convertir las clases de lengua, gramática,
lectura y escritura en un encuentro entre sujetos que libremente puedan aportar algo no
predeterminado a la situación para pasar de “lo que hay” a “lo que puede haber”.
Referencias bibliográficas
10
[1] Ferreiro, Emilia (2001) “Leer y escribir en un mundo cambiante”. En: Pasado y presente de los verbos leer
y escribir. Buenos Aires: FCE
[2] Diseño Curricular para la Educación primaria de la provincia de Buenos Aires (2007), “Marco general”.
[3] Cfr. Diseño Curricular para la Educación primaria de la provincia de Buenos Aires (2007), Área Prácticas
del lenguaje en los ámbitos de la participación ciudadana.
[4] Habría mucho que desarrollar sobre los fundamentos psicológicos de la enseñanza de Prácticas del Lenguaje
pero en este trabajo nos abocamos a presentar para la discusión el recorte de algunas cuestiones más lingüísticas
–sociolingüísticas si se quiere-, esperamos que en otros trabajos se retomen estas discusiones desde otras
perspectivas.