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Licenciatura en Enfermería (IAPP)

Asignatura: Enfermería de la Vejez

Unidad 1
El Adulto Mayor y su Entorno

Autora:

Rita Iglesias Ramos


Enfermería de la Vejez
Unidad 1. El Adulto Mayor y su Entorno

Introducción de la unidad
El adulto mayor y su entorno

El envejecimiento de la población es uno de los mayores retos a los que se enfrentarán las
sociedades en el mundo y la sociedad mexicana no está excluida de este reto. El incremento relativo
de la población mexicana en edades avanzadas, que inició a mediados de los noventa, continuará
durante toda la primera mitad del siglo XXI, primero a un ritmo moderado y después de forma más
acelerada.

Este cambio en la estructura por edades de la población se traducirá en una serie de desafíos de
distinta índole. En primer lugar, el envejecimiento de la población implicará un incremento en el monto
de los recursos destinados al cuidado de la población en edades avanzadas, lo que significa que se
dispondrá de menores montos para invertir en otros ámbitos. Además, el incremento de esta población
se traducirá en presiones hacia las instituciones públicas de seguridad social, tanto en el ámbito de las
pensiones como en el de la atención a la salud.

Por otra parte, el envejecimiento de la población también obligará a profundos cambios culturales
que, necesariamente, pasarán por una redefinición del significado social de la vejez y de las formas de
integración social y cultural de los adultos mayores.

Se dispone apenas de unas cuantas décadas para preparar e instrumentar las respuestas
institucionales que hagan frente a estos desafíos, entre los que se incluye la preparación de los
profesionales en una cadena interdisciplinaria, que tendrán como responsabilidad la atención integral
de los adultos mayores.

La presente unidad aborda la descripción y análisis de las características poblacionales del


envejecimiento y la situación social de los adultos mayores en México, así como los principales rasgos
que está adquiriendo este proceso en el mundo.

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Rita Iglesias Ramos

Objetivo de la unidad
Identificar las características biológicas, psicológicas, culturales y legales del adulto mayor a partir de
la revisión de datos epidemiológicos nacionales y mundiales, con la finalidad de obtener un panorama
amplio de la transición generacional relativa al envejecimiento de la población.

Temas
1. Características biológicas y psicológicas del adulto mayor
2. Transición epidemiológica y demográfica internacional y nacional
3. Antecedentes de la atención de enfermería al adulto mayor
4. Políticas nacionales de salud para el adulto mayor

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Unidad 1. El Adulto Mayor y su Entorno

El adulto mayor y su entorno

Cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa, procuro hacerla enseguida
Pablo Picasso

El envejecimiento de la población es un logro social y se considera


una característica definitoria del siglo XXI. Implica transformaciones
profundas en todos los ámbitos de la sociedad pero, principalmente, en
la relación entre generaciones, así como en la percepción y
proyección del tiempo de la propia vida.

Las condiciones demográficas y científicas, como las ciencias


médicas y tecnológicas, permiten que cada día más personas puedan vivir la vejez y entenderse como
una oportunidad de vivir en mejores condiciones, con estilos de vida más saludables, con mayores
posibilidades de autorrealización y de desarrollo personal y social.

Sin embargo, en la actualidad el mundo enfrenta esto como un gran reto, ya que el incremento de
la población de personas mayores de 60 años, conocido como el “boom de los viejos”, significa que
para el año 2050 uno de cada cinco habitantes de la Tierra tendrá más de 60 años; es decir, dentro de
cuatro décadas la población de ancianos se cuadruplicará. Este cambio será radical, ya que en el año
2000 había 600 millones de ancianos en el mundo y cinco decenios después habrá 2000 millones, que
representaran el 21 % de la población total mundial (González, 2009).

El envejecimiento implica, a su vez, asumir los cambios necesarios para superar la profunda
desigualdad e inequidad que atraviesa a nuestras sociedades y que compromete la calidad de vida y
el respeto de los derechos humanos de las generaciones presentes y futuras.

El gran aumento de la longevidad conlleva la oportunidad de construir imaginarios de vida abiertos


en el tiempo, así como de establecer relaciones intergeneracionales multifacéticas, flexibles y
cambiantes, las cuales dejan atrás miradas estáticas de roles determinados en función de las edades.

Esa apropiación del tiempo proyectado, con la posibilidad cada vez más cierta de una vida
longeva, heterogénea y multidireccional, fluye como un manantial de alternativas que ilumina, orienta y
abre caminos a diversas y enriquecedoras resignificaciones de la vejez, de modo que cambian y se
multiplican las formas de percibirse y de ser persona vieja en el mundo de hoy.

Una peculiaridad sustantiva de este proceso de resignificación de la propia vejez es la “apropiación


del tiempo futuro”, lo que va dejando atrás la idea de asociar la vejez fundamentalmente con el
pasado, un tanto con el presente y escasamente con el futuro. Hoy la percepción del futuro como algo

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abierto a mujeres y hombres de todas las generaciones, implica la necesidad de superar ideas que
asocian vejez con dependencia, pasividad y marginalidad. Ahora más que nunca, las personas viejas se
abren a la posibilidad de constituirse en participantes activas y co-constructoras de su propia vida y del
desarrollo de la sociedad en el necesario inter-ser e inter-hacer con las demás generaciones.

Tal vez quienes con mayor profundidad pueden vivir estos procesos transformadores sean las mujeres
adultas mayores, porque resignifican la vejez incorporando en ese mismo proceso un creciente
cuestionamiento a los roles tradicionales que las reducían al espacio doméstico y a vivir, básicamente,
en función de las necesidades de las demás personas.

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Unidad 1. El Adulto Mayor y su Entorno

Tema 1. Características biológicas y psicológicas del adulto mayor

El proceso del envejecimiento comporta una serie de cambios fisiológicos a nivel de los diversos
órganos y sistemas del cuerpo humano. A nivel del tejido muscular esquelético se produce una pérdida
progresiva de masa y fuerza que se conoce como sarcopenia.

El envejecimiento humano está asociado con una pérdida de masa muscular que se inicia en la
cuarta década de la vida, con una pérdida de fuerza de alrededor del 1 % al año y que se acelera con
el transcurso del tiempo. Sus causas son complejas: se considera no única, sino que está implicada en
dicha pérdida una amplia variedad de procesos. Entre los factores implicados en la pérdida de masa y
funcionalidad del músculo esquelético podemos destacar las alteraciones en la síntesis y degradación
de proteínas, la inflamación, las alteraciones hormonales y la disfunción mitocondrial.

La presencia de sarcopenia en el anciano comporta una disminución de la capacidad funcional,


con el consecuente desarrollo de discapacidad secundaria, que contribuye de manera decisiva en la
génesis del denominado síndrome de fragilidad.

Otra manifestación notoria del adulto mayor es el cambio en el funcionamiento de su actividad


mnémica *, principalmente de la memoria inmediata. También se presenta disminución de la capacidad
auditiva, contribuyendo al aislamiento; la persona se muestra temerosa y desconfiada del ambiente, no
siendo posible comunicarse adecuadamente.

Características psicológicas del anciano

Vivimos hoy en una sociedad en la que se ha prolongado la vida cronológica. Hoy el ciclo de vida es
más largo que antaño, la gente vive más tiempo que antes, pero no se ha resuelto el modo de vida, el
cómo vivir estos años de prolongación.

Los estudiosos de estas transformaciones sociales aseguran que vivimos una aceleración histórica sin
precedentes: las transformaciones tecnológicas, sociales, políticas, económicas, culturales (¿morales?)
a las que asistimos son casi vertiginosas. Se habla de un síntoma psicosociológico denominado "shock
de futuro", que consiste en una especie de miedo de muchas personas a quedar atrasadas, a no vivir
no ya el presente sino alejadas del futuro (Ysern, 1998).

El perfil psicológico del anciano considera que el envejecimiento psicológico de una persona es el

*Es algo que profundamente quedó implantado en la memoria de forma favorable o desfavorable y que condiciona

para que las personas actúen de cierta forma en determinadas situaciones. También se conoce como “huella
mnémica”.
Rita Iglesias Ramos

resultado de la acción del tiempo vivido y percibido por ella sobre su personalidad. Para caracterizar
adecuadamente la personalidad de un anciano es preciso valorar su afectividad, conductas, deseos,
inteligencia y motivaciones, así como su soporte biológico: morfología, situación funcional y patología
somática acumulada a lo largo de su vida.

Lo que denominamos hoy “tercera edad” constituye una etapa de la vida cada vez más larga, las
situaciones psicosociales y la propia personalidad del anciano pueden cambiar y esto ocurre en función
de su estado de salud, autonomía y cambios que pueden afectarlo, de ahí que no podemos encasillar
al anciano dentro de determinados prototipos o clasificaciones.

El proceso de “desligamiento” descrito por Jiménez Herrero (2000), en virtud de cuándo el individuo
añoso abandona actividades o rompe lazos sociales de convivencia de manera voluntaria o forzado
por el rechazo que percibe, no se presenta en todas las personas ni por las mismas causas. Para muchos
este desligamiento constituye no sólo un mecanismo de defensa, sino una forma de buscar una
situación más segura y cómoda de acuerdo a su autoestima y su necesidad cada vez más creciente de
que los demás “cuenten” con él.

Existen personas mayores a las que el hecho de envejecer las motiva a descubrir nuevos roles en la
vida, mantener los ya obtenidos y no perder su “estatus” social que ya conocen; de ahí que el equipo
asistencial geriátrico debe ayudarlas a su adaptación, no sólo influyendo en ellas, sino en su medio
habitual.

A través de la vida en el desarrollo de la personalidad de todo individuo surge una serie de cambios
que proporcionarán características especiales en el funcionamiento psíquico de cada una de las
etapas que pasará. Los cambios biológicos y sociales, en interacción con la propia personalidad del
individuo, perfilarán la transición hacia el establecimiento de un nuevo equilibrio, situación que
consideramos como un proceso dinámico y de adaptación de éste.

Como en otras etapas claves de su vida, la persona requerirá desarrollar un nuevo sistema defensivo,
eficaz para el mantenimiento de su integridad psíquica. Esto nos permite observar que resulta imposible
intentar comprender los aspectos psicológicos del adulto mayor si lo hacemos tomando a la persona
aislada de su contexto social, con el que existe una constante interacción. Entre las características más
sobresalientes identificamos las siguientes:

Tendencia a encerrarse cada vez más en un presente que es vivido tomando como referencia su
pasado.

Las opiniones sobre la vida afectiva emocional de esta población son diversas, al hablarse de

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una irritabilidad progresiva, de egoísmo creciente, así como de una mayor tolerancia y
disposición frente a ciertos intereses.

Frecuentemente las relaciones conyugales se modifican y las diferencias pueden aumentar


debido a la presencia en casa del hombre retirado o jubilado, durante más tiempo, frustrado y
sin saber qué hacer, intentando intervenir y dirigir funciones que hasta entonces eran de
competencia exclusiva de la mujer.

Otro aspecto digno de mención corresponde al de la higiene mental, la cual debe acompañar
al individuo a lo largo de su vida, como una serie de hábitos cuyo objetivo es mantener su
equilibrio psíquico.

Sin embargo, en oposición a estos procesos subyace todavía una perspectiva cultural anclada en el
pasado, puesto que pese a todo lo anterior, aún hoy en la sociedad prevalece el hecho de considerar
a las personas viejas como sujetos de dependencia, a quienes habría que ayudar a encontrarle sentido
a los años ganados, desconociendo que en la vejez las personas no necesitan que les organicen sus
vidas, su tiempo, sus actividades para “sentirse” útiles. De lo que sí requieren es de oportunidades que
les permitan potenciar sus capacidades y fortalecer sus procesos personales y sociales de resignificación
de la vejez, porque con ello no sólo logran mayor bienestar para sí mismas, sino que aportan a las
distintas generaciones modalidades cada vez menos prejuiciadas de percibir la vejez propia y ajena.

Falta entonces reconocer que cada día las generaciones viejas son más conscientes de su condición
de “ser personas”, de pronunciarse, de decidir por sí mismas, de contribuir a renovar la convivencia
entre generaciones para lograr que la interdependencia sea el lazo fundamental que permita dar el
salto necesario para avanzar en la construcción de sociedades inclusivas para todas las edades. El
compromiso del rol del Estado y sus instituciones, así como el de las organizaciones de la sociedad civil,
es conducir, apoyar, facilitar y respaldar esos procesos.

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Tema 2. Transición epidemiológica y demográfica internacional y nacional

Tendencias mundiales

Envejecimiento poblacional: uno de los más grandes logros, y a la vez uno de los mayores desafíos en la
actualidad (National Institute on Anging, 2007)

Causas del envejecimiento

Baja en la tasa de fecundidad

Descenso generalizado de la mortalidad

Aumento en la esperanza de vida

Movimientos migratorios

Como podemos apreciar en la imagen anterior, casi todas las sociedades europeas están
experimentando un envejecimiento de su población, pero algunas envejecen más rápido que otras, por
lo tanto, los retos que el envejecimiento supone aparecen antes en algunos países que en otros.

Pero el fenómeno más exitoso que normalmente asociamos con el envejecimiento de la población
es en realidad el aumento de la esperanza de vida, particularmente en edades avanzadas. Las
personas que llegan a la edad de 60 o 65 años tienen elevadas posibilidades de sobrevivir hasta mucho
más tarde en la vida. Lo que es muy evidente tanto en países desarrollados e industrializados como en
los menos desarrollados: el fenómeno del envejecimiento es constante.

Compararemos algunos países europeos con Norteamérica y Asia para observar en ellos que el
principal mensaje es que la esperanza de vida en edades avanzadas es de 3 o 4 años más de lo que lo
era en el periodo de los últimos 40 años en la mayoría de los países desarrollados (Japón incluso ha

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experimentado un aumento de 6 años en la esperanza de vida). El otro mensaje es que el fenómeno del
envejecimiento de la población no se limita a uno o dos países; es una cuestión observada en la
mayoría de los países europeos. El hecho de que la mayor parte de estas barras sea bastante similar
muestra que realmente el aumento de la esperanza de vida se observa en todo el mundo,
particularmente en los países desarrollados.

Dimensiones epidemiológicas

Con el envejecimiento de la población, la muerte se convierte cada vez más en un fenómeno propio
de la vejez. En Argentina, Barbados, Chile, Costa Rica, Cuba, Trinidad y Tobago y Uruguay, más del 55 %
del total de defunciones se da entre personas de 65 años o más. En 1996 casi el 25 % del total de
defunciones en Estados Unidos correspondió a mujeres mayores de 80 años. Estas cifras son un claro
reflejo de las tendencias que se observarán en casi todos los países de la región de las américas en los
próximos 20 años. Asimismo, con el envejecimiento de la población cambian los tipos de enfermedades
predominantes (Manuell, 2005).

Las afecciones isquémicas del corazón y las enfermedades cerebrovasculares son las principales
causas de defunción en el grupo de las personas de edad, seguidas por las neoplasias y las
enfermedades respiratorias, principalmente la neumonía. Conforme aumenta la proporción de personas
de edad, también lo hace el porcentaje de la población que padece enfermedades crónicas y
discapacidad, y eso hace que se requieran más recursos sanitarios para la atención de quienes sufren
enfermedades crónicas (Manuell, 2005).

Ubicación geográfica del envejecimiento en el mundo

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En el año 2006, casi 500 millones de personas en el mundo tenían 65 años y más. Europa y Japón son los países
líderes, seguidos por América del Norte, Australia y Nueva Zelanda. Sin embargo, el incremento más rápido de
adultos mayores está ocurriendo en los países en desarrollo, donde se estima que para el año 2030 se
incrementará en un 140 %.

Un breve análisis de los esquemas de atención a los ancianos en diferentes países nos muestra
algunos datos: Estados Unidos –que destina el 13.6 % del producto interno bruto (PIB) a la atención de
salud– presenta importantes retos por resolver, semejantes a los que enfrentan otros muchos países
americanos, tales como el cuidado a largo plazo, la atención en el hogar, el costo de las casas de
reposo y la discapacidad secundaria a problemas de dentición, audición y visión (Manuell, 2005).

El sistema de salud en Inglaterra pone de manifiesto los enormes avances en materia de apoyo social
y de salud a la población anciana, pero también el eterno debate del papel de la familia en el cuidado
de los viejos. ¿Cuidar de los ancianos es una responsabilidad familiar, social o estatal? (Manuell, 2005).

En el caso de España, la proporción de ancianos que viven solos es baja, posiblemente debido a que
los patrones culturales de interacción familiar son distintos al resto de los países europeos, pero lo que
resulta verdaderamente aleccionador son los impresionantes logros que en materia de protección
social han alcanzado los servicios de salud españoles (Manuell, 2005).

Situación en América Latina

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La mayoría de los países de América


Latina atraviesa una etapa intermedia de
transición demográfica; las inversiones en
el ámbito de la salud de los niños y los
adolescentes siguen teniendo una gran
prioridad para la salud pública, mientras
que a las necesidades sanitarias de las
personas de edad y al establecimiento de
infraestructuras para una sociedad que
va envejeciendo rara vez se les presta la
atención necesaria. Los países que se
hallan en una etapa más adelantada de
la transición demográfica están
reconociendo la necesidad de evaluar
los modelos de prestación de servicios de
salud a las personas de edad.

Si bien las enormes dificultades que plantean las necesidades sanitarias, sociales y económicas de las
personas de edad varían considerablemente a lo largo de la región de las Américas, un principio
común para la acción es la necesidad de concentrarse en la promoción de la salud y la disminución de
la dependencia de las personas de edad.

Destaca en América el caso de Argentina, porque es el país americano con mayor proporción de
ancianos; el reto para ellos es el de mantener los niveles de atención sociomédica que desarrollaron en
los últimos años a pesar de los cambios sufridos en el panorama económico de ese país, como se
muestra en la siguiente imagen.

La situación en México

Durante el siglo XX la población de México experimentó importantes transformaciones sociales,


económicas, demográficas, políticas y culturales, y uno de los cambios más importantes ha sido la plena
y acelerada transición demográfica por la que atraviesa el país, que dio inicio en la década de los
treinta con el descenso paulatino de la mortalidad y se acentuó a mediados de los setenta con la
declinación de la fecundidad. Es decir, mueren menos personas y también nace menor número de
individuos. Estas variaciones han implicado profundos cambios en la estructura por edad de la

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población, donde la cantidad relativa de personas de mayor edad ha aumentado gradualmente, y la


de niños tiende a disminuir.

En 1980 los mexicanos podíamos aspirar a vivir en promedio 56.2 años; tan sólo 15 años más tarde, en
1995, la esperanza de vida aumentó a 73; en el 2000 a 74 y, según proyecciones del Consejo Nacional
de Población (Conapo), en el próximo medio siglo aumentará en 7 años aproximadamente, por lo que
poco a poco tenemos que prepararnos para ser un país con cada vez más población vieja, como ya
ha sucedido en otras naciones (Conapo, 2008).

La imagen anterior demuestra la tendencia que describe el Consejo Nacional de Población de


México, en cuanto a la concentración e incremento de la población en los grupos de edad mayores de
50 años.

Esta nueva situación implica algunos problemas relevantes tanto de carácter económico como
social y de salud pública, como los que a continuación se describen:

1. Insuficiencia financiera de la seguridad social, pensiones y sistemas de retiro; la dinámica de las


pensiones en jubilaciones de trabajadores afiliados a alguno de los sistemas de seguridad en
nuestro país ha estado sustentada de manera tripartita (aportación del Estado, aportación del
empleador y aportación del trabajador) y al ser los grupos de la edad productiva amplios,
permitían sostener a los jubilados, pero al disminuir la población trabajadora y aumentar los
grupos de jubilados y al ser su edad cada vez mayor, las aportaciones de los que trabajan “no
alcanzan”. Es así como se ha llegado a tocar crisis en las jubilaciones: un trabajador que se jubila
a los 50 años tendrá una esperanza de vida de 75 a 80 años, es decir, ¡25 años o más que se le
pagará pensión!

2. Desplazamiento hacia edades mayores en la composición de la fuerza de trabajo y su

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repercusión en los mercados laborales ante la globalización económica.

3. Fragilidad en las condiciones de salud de la población en edades avanzadas, así como la mayor
incidencia y prevalencia de enfermedades crónicas e incapacidades, imponen la necesidad de
modificar los sistemas de salud.

4. Cambio en las relaciones familiares y las condiciones de la casa, producto de la transformación


de las estructuras familiares y de los hogares conformados cada vez más por adultos mayores
que por jóvenes.

5. Feminización del envejecimiento no sólo debida a la mayor sobrevivencia de las mujeres, sino
también a las condiciones físicas, económicas y sociales más adversas con las que llegan y
pasan por la vejez en comparación con los varones.

6. Vulnerabilidad ante la vejez y sus aspectos físicos, sociales, éticos, legales y de derechos
humanos.

De este análisis demográfico y poblacional se concluye que cuando finalice la última fase de la
transición demográfica en el país, existirán rasgos claros de una población envejecida porque los adultos
mayores serán superiores a la población joven. Como consecuencia se presentará una marcada
dependencia demográfica, porque de la población en edad productiva dependerá cada vez más
población en edad no productiva (jóvenes y adultos mayores), como se muestra en la siguiente imagen.

Mortalidad y morbilidad. La salud del adulto mayor

Los diagnósticos de las personas adultas mayores que han


requerido hospitalización en el Instituto Mexicano del Seguro
Social en el año 2003 se pueden agrupar en los siguientes
(IMSS, 2004):

1. Enf
er
me
da
des
car
dio

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vasculares: hipertensión, cardiopatía isquémica, ACV (accidente cerebro vascular).

2. Enfermedad arterial periférica: insuficiencia venosa.

3. Enfermedades respiratorias: gripe, enfriamiento y catarro, neumonía, enfermedad pulmonar


obstructiva crónica EPOC.

4. Enfermedades del aparato digestivo: estreñimiento, hernias hiatales, divertículos.

5. Enfermedades del sistema endocrino y del metabolismo: artrosis, artritis, osteoporosis.

6. Enfermedades del aparato genitourinario: alteraciones de la micción, procesos litiásicos,


hiperplasia prostática, prolapso uterino.

7. Otras enfermedades: tumores malignos, enfermedad de Parkinson, demencia senil (relacionado


con el mal de Alzheimer).

8. Complicaciones debido a procesos previos: úlceras por presión, tromboembolia, trastornos de


la nutrición, invalidez.

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Tema 3. Antecedentes de la atención de enfermería al adulto mayor

El caso de Cuba

Cuba es ya un país en desarrollo con un envejecimiento importante de su población.


Demográficamente este proceso ha tenido diferentes implicaciones, entre ellas –de gran
importancia– el carácter humano y ético que debe estar presente en el cuidar a personas
ancianas.

A finales de la década de los setenta, cuando ya se comienza a evaluar la necesidad de un


enfoque especial para las personas de edad en el país, tanto a nivel social como de salud y
cuando se celebra la Asamblea Mundial del Envejecimiento en Viena, ya estaba concebido un
Plan Nacional de Atención al anciano, el cual fue enriquecido por los aspectos más relevantes del
plan de acción aprobado en la Reunión Regional sobre envejecimiento, convocada por la
Comisión Económica para América Latina y celebrada en Costa Rica en marzo de 1982 y del plan
internacional aprobado en Viena ese mismo año (Llanes, 2007).

El mundo se hace viejo. Es la primera vez en la historia de la humanidad que un gran número de
personas llegan a la ancianidad. Es evidente que todo este proceso ha provocado determinado
impacto en ciertos sectores estratégicos de la estructura social, entre los que se encuentran el
sistema educacional y de salud (Llanes, 2007).

Cuba no ha sido una excepción en ese sentido. Hasta hace unos pocos años no existía ninguna
tradición geriátrica ni de profesionales que se dedicara específicamente al anciano, lo cual se
atendía en los diferentes servicios conjuntamente con los adultos jóvenes, a pesar de las
particularidades propias del proceso de envejecimiento.

Los programas de atención al adulto mayor en Cuba contemplan tres subprogramas (Llanes, 2007):

1. De atención comunitaria

2. Institucional

3. Hospitalaria
En la década de los ochenta, al ponerse en vigor la Ley 24 de Seguridad Social, se amplían los
servicios de geriatría del Sistema Nacional de Salud en hospitales y áreas de salud comunitarias;
toma un papel importante el médico y la enfermera de la familia; surgen movimientos como los
círculos y las casas de abuelos, que demuestran la importancia priorizada y creciente que muestra
Rita Iglesias Ramos

el Estado a la tercera edad (Llanes, 2007).

Un principio de respeto caracteriza a los subprogramas de atención al anciano en Cuba: no lograr


una comunicación adecuada dentro de cánones de respeto y dignidad se aleja de los principios
ético-morales que deben distinguir al profesional de la salud que atiende al anciano. A éste se le
debe trasmitir siempre, que la relación que establecemos con él es estrecha y debemos tener
presente que a veces requiere contacto físico: poner la mano sobre el hombro del paciente o
estrechar la de él. Este gesto en geriatría tiene a veces más grandiosidad y beneficio que la
actitud diagnóstica más brillante. Lograr la cercanía, la confianza, la seguridad y hace sentir al
anciano que el médico estará a su lado "hombro con hombro" en la lucha contra algo común: la
enfermedad, el aislamiento, la soledad, la pobreza o contra todas ellas juntas. En pocas palabras:
luchar contra el sufrimiento humano (Llanes, 2007).

El Ministerio de Salud Pública (Minsap) declaró –a través de un documento llamado "La atención
priorizada al adulto mayor"– como una de las metas fundamentales de la política de salud todo lo
relacionado con la atención al anciano en los tres niveles que posee la llamada tercera edad. En
geriatría, estas directivas se concretan logrando que un mayor número de personas mayores
logren el alcance y disfrute de una vejez saludable, con el propósito de mejorar la calidad de
vida, la independencia, tanto en el micromundo como en el macromundo del adulto mayor7-12.
Asumir las potencialidades que el individuo lleva consigo mismo al arribar a la séptima década de
la vida es también justicia desde el punto de vista bioético (Llanes, 2007).

El carácter humano de la atención al adulto mayor en Cuba se fundamenta en el programa de


atención integral al adulto mayor, que se traduce en sus tres subprogramas: subprograma de
atención comunitaria, subprograma de atención institucional, y subprograma de atención
hospitalaria. Los tres subprogramas tienen un carácter ético y de humanización de las
infraestructuras, así como de las estructuras materiales y técnicas (Llanes, 2007).

El caso de España

La prestación de cuidados al individuo en cualquiera de las etapas del ciclo vital es lo que
caracteriza a la disciplina enfermera, siendo la enfermería geronto-geriátrica la que aborda el
cuidado del anciano. Los 65 años pueden continuar siendo un criterio laboral, pero no válido
cuando se trata de orientar los programas de asistencia sanitaria dirigidos al anciano. Según los
resultados del estudio, de ámbito nacional, realizado por el Centro de Investigaciones
Sociológicas a 2500 personas mayores de 65 años, el 75 % son independientes, no precisan ayuda
de los demás y habitualmente son ellos quienes ayudan a sus familiares más cercanos (hijos, nietos,

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Enfermería de la Vejez
Unidad 1. El Adulto Mayor y su Entorno

etcétera) (Egurza, 2004).

En España, en 1970 se inicia una atención especializada de enfermería al anciano. Los cuidados
de enfermería se dirigen tanto al anciano sano como al enfermo. Ello responde al hecho de que el
paradigma de la categorización para el que la salud es sinónimo de ausencia de enfermedad es
abandonado, y el quehacer de la enfermera se orienta hacia una concepción de salud y
enfermedad como dos entidades distintas que coexisten y se encuentran en interacción dinámica
(paradigma de la integración), o hacia la inspirada desde el paradigma de la transformación, que
concibe la salud como una experiencia que considera al ser humano y su entorno como unidad
global (Egurza, 2004).

Por lo tanto, la enfermera debe participar en programas de promoción, prevención,


mantenimiento o restablecimiento de la salud del anciano sano o enfermo; sin embargo, si somos
autocríticos, descubrimos que la mayor parte de los programas en los que participan están
dirigidos a ancianos que presentan alguna patología, siendo curiosamente el Programa de
Atención Domiciliaria el que acoge a un importante número de ancianos que denominaríamos
“sanos”, pero que, en razón del propio proceso de envejecer o por barreras arquitectónicas, son
incluidos en el programa.

En este sentido, a excepción del programa de vacunación antigripal, de intervenciones


específicas referidas al ocio y tiempo libre del anciano y, por supuesto, sin olvidar la contribución
de las enfermeras que trabajan en residencias de ancianos por la mejora o el mantenimiento del
nivel de salud de los "ancianos sanos", existe un vacío en la atención a esta etapa del ciclo vital al
que todos, incluida la administración, deberemos dar respuesta.

Las intervenciones de la enfermera se dirigen hacia la asistencia, soporte o facilitación de


acciones del anciano y su familia, con el objetivo de mejorar o mantener la forma de vivir o de
afrontar la muerte. Las intervenciones no están desprovistas de manejo de tecnología, pero en
Atención Primaria es donde se pone de manifiesto la parte invisible del cuidado señalado por
Collière (2009). Muchas veces resulta difícil precisar en qué ha consistido nuestro cuidado, pues no
ha mediado ninguna prueba diagnóstica o aplicación de tratamiento tangible. Sin embargo, la
escucha activa, preocuparse de alguien, creer en alguien, reforzar sus capacidades, permitirle
recobrar la esperanza o acompañarle en su camino estando presente también es cuidado,
aunque éste sea invisible.

El caso de México

Un grupo de enfermeras investigadoras de la ENEO-UNAM, después de un arduo trabajo de

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investigación, presentaron en el XII Coloquio Panamericano de Investigación en Enfermería un


Modelo de Atención de Enfermería en el Adulto Mayor. En sus resultados se destaca que el
cuidado del adulto mayor necesita gran cantidad de recursos sociosanitarios, de los cuales son
esenciales los cuidados de enfermería, porque a través de ellos se puede potencializar la
participación de la familia y la capacidad funcional del adulto mayor para la realización de las
actividades básicas de la vida diaria; entre ellas se encuentra el baño, la deambulación, el aseo
personal, la micción, el vestido, la deposición, subir escaleras y/o desplazarse, la alimentación;
además del control y seguimiento de la problemática de salud, permitiendo las intervenciones de
enfermería, una permanencia en su hogar con mejor calidad de vida (Reyes, 2010).

Debido a la relevancia del rol del profesional de enfermería en el cuidado del adulto mayor en el
hogar es trascendental sistematizar el cuidado que brinda, mediante la creación de un modelo
de atención que presente el diseño general de la prestación de cuidados de enfermería.

A través de herramientas metodológicas propias de la disciplina, como el proceso de atención de


enfermería, taxonomía de la NANDA, NIC, NOC y el modelo de Virginia Henderson, se puede
garantizar la atención, ya que proporcionan los principios fundamentales de la estructura para la
aplicación y posterior evaluación de la atención (Reyes, 2010).

Con la apertura del Servicio de Enfermería Universitaria en el Hogar, la Escuela Nacional de Enfermería
y Obstetricia, a partir de agosto del 2006 inició la prestación de cuidados a las personas en su hogar, y
en enero de 2008 se inició el proyecto de investigación “Desarrollo y evaluación de un modelo de
atención de enfermería para el cuidado del adulto mayor en el hogar”, con el objetivo de revisar y
mejorar la metodología del cuidado de enfermería para este grupo de edad y garantizar la calidad
de la atención. En este trabajo se presenta el desarrollo del Modelo de Atención de Enfermería para el
cuidado del adulto mayor en el hogar y la propuesta final para su implementación.

El modelo de atención de enfermería propuesto es un excelente punto de referencia para imitarlo


o reproducirlo por la participación de las enfermeras en sus diferentes niveles de estudio, para
brindar el servicio de enfermería al adulto mayor en el hogar. Al mismo tiempo ayuda a fortalecer
en el futuro profesional el humanismo y sensibilizar a la población del papel de la enfermera en la
atención en el hogar, además de sentar bases sólidas para el ejercicio libre de la profesión.
Asimismo, se pueden establecer cuotas de recuperación económica como un ingreso
extraordinario para la institución educativa que lo implemente, de forma que el modelo de
cuidados sea autofinanciable y de gran cobertura.

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Rita Iglesias Ramos

Tema 4. Políticas nacionales de salud para el adulto mayor

El Plan de Acción de la 2ª Asamblea Mundial de la ONU sobre el envejecimiento constituye la


manifestación más importante de la voluntad de la comunidad de naciones en torno al envejecimiento
y las vidas de las personas adultas. Es el primer acuerdo de esta naturaleza que reconoce claramente el
potencial de los adultos mayores para contribuir al desarrollo de la sociedad. Uno de los aspectos más
destacados de este pronunciamiento es el reconocimiento explícito del papel del adulto mayor en el
desarrollo y su participación activa dentro de la sociedad (ONU, 2008).

Este pronunciamiento ha servido de base para la creación de los cimientos de políticas efectivas
para la atención de la salud del adulto mayor, que se apoyan en el consenso social generado en torno
al escenario creado por los acelerados cambios sociodemográficos que en un periodo relativamente
breve están haciendo transitar a México de una sociedad de niños y jóvenes a una sociedad de adultos
y adultos mayores.

Se trata de una situación inédita, pues se presenta por vez primera en el curso de la historia del país.
Se trata de un fenómeno global, ya que otros países también han experimentado o habrán de
experimentar esta transición demográfica.

En el caso de México, la falta de adherencia a los estilos de vida saludables y el escaso control de los
factores de riesgo crean situaciones de gran vulnerabilidad para la creciente población de adultos
mayores.

La definición de las políticas públicas para la atención de la salud del adulto mayor es un proceso
complejo que ocurre a lo largo del tiempo y cuya evolución está condicionada por múltiples
circunstancias de carácter sociopolítico, y que demanda una postura con visión de largo plazo.

Paulatinamente se ha fortalecido el reconocimiento de que los adultos mayores conforman una


“nueva mayoría”. El reconocimiento de esta nueva realidad tiende a transformarse de forma natural en
un pacto social, aunque sea parcialmente explícito, que demanda respuestas en forma de políticas
públicas. El pacto social se formaliza mediante la conformación de ordenamientos legales que permiten
la aplicación de recursos, el desarrollo de infraestructura y la puesta en marcha de programas
institucionales.

Los retos para la Salud Pública asociados con el envejecimiento poblacional podrían parecer
insuperables si se toma en consideración la escasez crónica de recursos, la situación de pobreza que
padecen grandes sectores de la población, las condiciones de dependencia asociadas a la
Rita Iglesias Ramos

feminización del envejecimiento, la cobertura insuficiente de los servicios de salud y la resistencia natural
que implica la reestructuración de la organización actual de dichos servicios. Este último aspecto es de
gran dificultad, dado que la acción simultánea de diferentes procesos patológicos que afectan a los
pacientes geriátricos (fragilidad y dependencia, entre otros) requieren intervenciones específicas que
van desde el monitoreo y tamizaje hasta los cuidados especializados, principalmente en las áreas de
traslape de diversas patologías.

En ese contexto, la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores (Diario Oficial de la
Federación, 25 de junio de 2002) es el ordenamiento jurídico que permite organizar las políticas de salud
de acuerdo a las atribuciones de las diferentes instituciones. El artículo 1º establece con claridad que
esta ley “[...] tiene por objeto garantizar el ejercicio de los derechos de las personas adultas mayores, así
como establecer las bases y disposiciones para su cumplimiento mediante la regulación de la política
pública nacional para la observancia de los derechos de las personas adultas mayores”, mientras que el
artículo 18 señala que “corresponde a las Instituciones Públicas del Sector Salud garantizar a las
personas adultas mayores […]”.

Los retos son grandes, ya que en la actualidad los adultos mayores en México suman alrededor de
8.2 millones, cifra que en un periodo de 15 años (2025) llegará a alrededor de 18.4 millones. En la
primera mitad de este siglo los adultos mayores habrán pasado de 7.7 % de la población total a cerca
de 30 % (Zúñiga, 2008; Zaidi, 2000).

Es, por lo tanto, urgente establecer prioridades de atención para este grupo de edad en importante
crecimiento y, en el caso de nuestro país, el Instituto de Geriatría como institución creada para la
planeación, investigación y formación de recursos específicos ha propuesto las prioridades a corto
plazo para la atención integral y de calidad para el adulto mayor, como se muestra en la siguiente
imagen.

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Enfermería de la Vejez
Unidad 1. El Adulto Mayor y su Entorno

En el punto número 1 se propone la coordinación de los tres niveles de atención, por lo cual se diseñó
el siguiente esquema para abarcar las áreas de responsabilidad de cada uno de estos niveles de
atención:

Nom-167-SSA1-1997 “Para la prestación de los servicios de asistencia social para


menores y adultos mayores”

La Norma Oficial Mexicana 167 SSA1 tiene por objeto establecer los procedimientos para uniformar
principios, criterios, políticas y estrategias en la prestación de servicios y desarrollo de actividades en
materia de asistencia social a menores y adultos mayores, y su campo de aplicación abarca todas las
dependencias y entidades de la administración pública, tanto federal como local, y las personas físicas
o morales de los sectores social y privado que conforman el Sistema Nacional de Salud.

Para conocer mejor la Nom-167-SSA1-1997 “Para la prestación de los servicios de asistencia social
para menores y adultos mayores”, puedes consultarla en la siguiente liga
http://www.salud.gob.mx/unidades/cdi/nom/167ssa17.html.

Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores

En aras de salvaguardar el ejercicio efectivo de los derechos de las personas adultas mayores en
nuestro país, así como de disminuir las condiciones de vulnerabilidad a las que están expuestas e
impulsar su participación e inclusión en la sociedad, en 2002 se aprobó la Ley de los Derechos de las
Personas Adultas Mayores, la cual fue creada por la Cámara de Diputados y el Instituto Nacional de las
Personas en Plenitud (Inaplen) para afrontar los nuevos desafíos que supone la calidad de vida de las

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Rita Iglesias Ramos

personas adultas mayores en México (Diario Oficial de la Federación, 25 de junio de 2002).

Esta ley se propone favorecer la autonomía y autorrealización de los adultos mayores; todas las
acciones que se realicen en beneficio de estos grupos tendrán la intención de fortalecer su
independencia, su capacidad de decisión y su desarrollo personal y comunitario; asimismo, se
favorecerá su participación en todos los órdenes de la vida pública. En los ámbitos de su interés serán
consultados y tomados en cuenta, y se promoverá su presencia e intervención.

La aplicación y seguimiento de esta ley corresponde a…

I. el Ejecutivo Federal, a través de las Secretarías de Estado y demás dependencias que


integran la Administración Pública, así como las entidades federativas, los municipios, los
órganos desconcentrados y paraestatales en el ámbito de sus respectivas competencias y
jurisdicción.

II. la familia de las personas adultas mayores, vinculada por el parentesco, de conformidad con
lo dispuesto por los ordenamientos jurídicos aplicables.

III. los ciudadanos y la sociedad civil organizada.

IV. el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores.

Como podemos apreciar en nuestro país, por parte del Estado existe intención en promover y
proporcionar atención social y de salud a este importante grupo de edad a través de leyes, normas e
instituciones, como el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores y el Instituto Nacional de
Geriatría.

Programa de Atención al Envejecimiento en México (Inapam)

El Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam) es el organismo oficial para afrontar
los nuevos desafíos que supone la transición demográfica tendiente al envejecimiento de la población,
y con el propósito de mejorar la calidad de vida de las personas adultas mayores en México, el Inapam
ha definido cinco ejes rectores estratégicos en materia de políticas públicas (Manuell, 2005):

I. Cultura del envejecimiento.

II. Envejecimiento activo y saludable.

III. Seguridad económica.

IV. Protección social.

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Enfermería de la Vejez
Unidad 1. El Adulto Mayor y su Entorno

V. Derechos de las personas adultas mayores.

El Inapam se instauró con el objetivo de coordinar, promover, apoyar, fomentar, vigilar y evaluar las
acciones públicas que repercuten directamente en este sector de la población. Asimismo, la Ley de los
Derechos de las Personas Adultas Mayores proporcionó al instituto la autonomía técnica y de gestión
para el cumplimiento de sus atribuciones, objetivos y fines. Desde su creación ha fomentado el
desarrollo integral de las personas de 60 años o más, promoviendo el empleo con retribuciones justas,
asistencia social, servicios de salud, así como las oportunidades necesarias para alcanzar niveles de
bienestar y una mejor calidad de vida.

Sus acciones también están orientadas a reducir las desigualdades e inequidades sociales y
económicas, y a asegurar los derechos básicos para que los adultos mayores vivan en un entorno social
incluyente.

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Enfermería de la Vejez
Unidad 1. El Adulto Mayor y su Entorno

Lo que debes recordar


El envejecimiento de la población como un logro social del presente siglo XXI.

Las transformaciones profundas en todos los ámbitos de la sociedad y en la relación entre


generaciones.

Las condiciones demográficas y científicas que permiten vivir la vejez en mejores


condiciones y con estilos de vida más saludables.

Las características propias de las necesidades en la vejez.


Enfermería de la Vejez
Unidad 1. El Adulto Mayor y su Entorno

Fuentes de información
Básica
Iglesias, R. (2012). El adulto mayor y su entorno (manuscrito no publicado). México: ENEO-UNAM.

Complementaria
Collière, M. (2009). Promover la vida (2.ª ed.). México: McGraw-Hill Interamericana.

Conapo. (2008). Envejecimiento de la población en México. Estimaciones del Conapo con base en
Defunciones de INEGI y SSA. México.

Egurza, M. (2004). La enfermería en la asistencia sanitaria al anciano. España: Universidad Pública de


Navarra.

González, A. (2009). Geriatría. México: McGraw-Hill.

IMSS. (2004). La salud del adulto mayor: temas y debates. México.

Jiménez, F. (2000). Psicología del anciano (3.ª ed.). Barcelona: Salvat.

Llanes, C. (2007). Carácter humano y ético en la Atención integral al adulto mayor en Cuba. Revista
Cubana de Enfermería, 23 (3).

Morales, J. y Rodríguez, R. (1996, noviembre-diciembre). La atención de los ancianos: un desafío para los
años noventa (reseña). En P. Anzola y M. Morales. Salud Pública de México. Instituto Nacional de Salud
Pública. Cuernavaca, Morelos. Consultado de http://www.redalyc.org/pdf/106/10638618.pdf

Reyes, V. (2010). Modelo de atención de enfermería en el adulto mayor. Propuesta de la ENEO UNAM.
Presentado en el “XII Coloquio Panamericano de Investigación en Enfermería”. Florianópolis, Brasil.

Ysern de Arce, J. L. (1998). Adulto mayor: aspectos psicoafectivos del envejecimiento (Ponencia Seminario
de Ancianidad). Chile.

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Zaidi, A. (2008). Características y retos del envejecimiento de la población: la perspectiva europea.
Austria: Centro Europeo de Viena para las Políticas de Bienestar Social.

Zúñiga, E. y García, J. (2008). El envejecimiento demográfico en México. Principales tendencias y


características. México: Conapo.

Documentos electrónicos
Diario Oficial de la Federación. (2002). Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores (publicado el
25 de junio de 2002). Consultado de www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/245.pdf

Manuell, G. (2005) Políticas de salud para adultos mayores: retos y prioridades. México: Publicación del
Instituto Nacional de Geriatría SSA. Consultado de www.geritatria.salud.gob.mx/descargas/35.pdf

ONU. (2008). Situación internacional de la población adulta mayor. División de Poblaciones de Naciones
Unidas ONU. Consultado de
http://new.paho.org/hq/index.php?option=com_content&task=view&id=2796&Itemid=1914

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