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Ñ'lliJVÜíliiTU. i ¡Í.IÍCIO IIIIIH-SÍIHÍ rw
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ilí- Kh IHíICÍi -El (I"" fH l'fi hlMV* i
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iJr.sjinx>Nfci ih 1;^- i l r ' . í n h .i- • ^ ir i Hhh> . s u -
iilliniris r'ii rl iriureo Ar li>*i i^liii lio* , i^nihvür., \ [
• Ir filfl(iili<is pmMc'ilUlH • li- ln riH^ñillhai ¡I-- l.i-
jiwflriniií^íis, Vv.IH L t w i l i z j rinaJl -ivuíi iu.UI
r o m J Í I H H U M I I ji loÁ pniliriiiru^ ili* Ju «l'M riir¿:i *\r hi-
clr-EINRSIH NUMI'I'J^T 1\
rn-oLn i's. B N ^ I - Q I | H a j - I i E I • . I N I H ? I ijiiu in

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IHH

0"<i:
LA
TRANSPOSICIÓN
DIDÁCTICA

Dd .5aber sabio
al sabe-r enseñado
I

LA TRANSPOSICIÓN
DIDÁCTICA

Del saber sabio


al saber enseñado

Yves CkevaUavd

C o l e c c i ó n dirigirla p o r M a r i o Caí r e i e m ,
C a t e d r á t i c o di? P s i c o l o g í a C o g n i t i v u
d e J a U n i v e r s i d a d A u t ó n o m a d e Mttdi i d
Traducción:
Claudia Gil man
Titulo originai:
índice
T.;i transposilion didactique, [}u suvoii savam
ñu savoir cnseigné
Prefacio a la segunda edición * r r .., 7

¿Por qué 3a Lrjnttp-tjsifmíi didáctica? . . . . . . .1 L

Capitula 1
íQiiír f:Si la transpúsiofri didáctica? . . . . P 45

Capitulo 2
¿Existe k\ transpoBfctón didáctica?
O La vigiLincin epistemológica . ». t. .47
" l'Jíll La I V I I Í C L - S ; L U V ; I J J < : , írfilÚHU
Todül kw dirrcchos re«!rvabdDi Capitulo 3

¿Hs 1>ih:it» o ÍIICIIA Ut ü »nspo5Íción didáctica? P . . . . . . . . .51

Capiculo 4
"Objetos de saber" y otrus objetos . . . . Pr P .37
Capitulo 5
© Copyright Abque Gr.j[>_i i&Jilar S.A--
ValciHÍn Gfimcy 3530 (CSI9Í AAPl1 Ciud-Jíii ele Susanos Aires .67
Saberes ewülLu'iiCisbkís y prcparacLÓn dtd4c[k¡i
Tcl / F r j t : 4 8 * 5 - 5 0 0 0
«-nuil; íif^ic^cflmrwL.ftflTi ar / lüüp:^ wwjkjuc.ixmun
(la.piÉuLi> 6
Hevho d depúsolo que previene la ley 11.723 LJ texiofk-l síibtji y l«i estructura
I .IRSEO M E D I C I Ó N A R G E N T I N A del tiempo didáctico . .75
4
I S B N W Q - 7 D 1 - 3 S M s
P^rr-tra cdliciíin I99T Capit úlo 7
Segpnda cdiciArs hW I
T-crccri ecHctón 199# ti tiempo de la gnsrffcirLHfl corno ficción: -es
Tercera cáieidn. Primera rclmprciLón 20UÜ cixjnogúncsis y íopogértesis * + r r r, , -8J í
í
£-
Ln rt|r«iiiicdún lirkil c pcvcisl ¿L- a l C. l i h r o n i c = a j | j i c i ' í a n e ? J Í KJLI, -i.'ii: r.- rnirii Capitulo S
V jv-i L - J i h p u c i iin/diu u | M — t ^ J n r j r n ! - : - , "a-J n m i Ü a i z x - d c c l r u i i t i ! , - . í - i i n t i l -/o, i r n j r s 4 ! * . ?•
U tiempo ríe 3ii eruscfliuio cunto ficción:
V wL?: ciu ijBUC li^ü -Jr i i » UI*JIÍX:BJE. par lia; ciikc+rj. vrbli ¿ixrckna paEna&g
tit íLirJ i. V L-.iiililUhr u n ilu prcconstrucciftn y ]>o«ferri.urtdad .m
IViKvmpntirt
1. Una escala «¿lectiva de nivel individual 1
2. Patrón y fórmula 1 Prefacio
3. Multiplicarán a la itaJiana,
a ia segunda edición
niulujrfirarifin f/rr grrfo.ua Ü¿
-1 Auiorr^ulacián del sistema didiclko . . . Pr .. . ilú
La primera edición cíe ésta obra apareció en En
5r Fin de CF3 13
6. Una lista de piíiícdiniientüs 13 esta; segundia edición,, se lia conservado íntegramente el lev
Lo imcial, pero el libro que se propone al tenor achual inclu-
Fúsí^do a la segunda Edición . 1$ ye imporianECS agregados,
edición fk j 198!> teuuía dos producciones de ¿poca*
RcfeTcndaü ^ ^ + . • < - - - - -U diferentes: notan redactadas en 1980 como preparación p.ira un
curso dado en H n w f d íle l¡i Primera Escuela de Verano <U: di-
Not®* - - -, .. - - r, +. r -4 + . . . . 1! dáctica de las mau*míiricíi.\ y que cons ti Luían eJ núdeo del libro
(lo* Capítulos I a M); la adaptación del Eexio —que llevaba eJ lí-
RefcrrEicía.'i bibliográfica* enlo Álhr qué la tmtlífmkión dhíúcík&t+ redactado en ILKH2—, f
constituía la imroducción de una comunicación presentada en
el Seminario de didáctica y de pedagugía de LLH M A T E I I W Í K A Í de
la l'rúvemdad cLcntfJ'ica y medica de GrenobSe.
la presente edición s(i consagra en mayor medida aun ;j
esa LaixsL ík: 3pilítmifHEO de texto*, Cúsa que no denigrarla aI ¡ni-
tor. Porque el "texto drl saber" nuima e* otra cosa que una ro
lección de piezas y f rapnenrris cosidos más o menos prolijamen-
te. No parece inadecuado, incluso, mostrar aquí las cosluFas: de
ese modo, el medio será UJ1 poco, y a su manera, el mensaje.
A penar del progreso de las mves-ligacioncs y ta cvoLii-
ciuiL de la leona, no abjuramos del testo origina I: nos parece
justificado c o n n i var una comuuccióit que provee, creemos,
los principios. esenciales de (a problem-rUltaciún y de la eom-
prensión de nuestro rema, Sin emlvaí^go, ese texto ha sidu da-
blemente completado: por un líldo, se le agrega un estudio
de caso y por otro, un análisis de Va verdadera extensión y del
alcance real de li teoría de ta transposición didáctica, tal co-
ma se la puede considerar actualmente*.

N. del EL Este- c<mttic> d e CifoP IKj á|JiLiia:e 1:11 o í * versión española


tas pendientes, que el Texto, Cu m ]M*íe esencial, es Liba re-
L.l estudio de caso —ique Urv;i como cflnlo Un di
da* Lado desde julio de J99Ü-..) Indudablemente, en el curso
análisis fifi ia immpQLicián diddrlira y I ÜTI M • siibríiulo í.n nmión
de estos úl Limos, años, U íeoria de h 11 ¡imposición didaciica
de dutanda— se presen!a como una monografía. 1.a noción de
sin duda fue ahjcUi de lijveínsaa írilMsipusietoues m*L i ludí ma-
distancia se había tomado como un ejemplo entre otros, un el
les v hubo buenos observadores que se creyeron con derecho
curso de I98ÍÍ. (Encontraremos referencias ¡i ese ejemplo en
a Considerarlas a m b i g u a dado que podían parecer oportu-
el capítulo 1, un las lineas- que conforman el par:ígraÉo 3.5)
nas, cuando no francamente npoituniíltaSr
Entre mis interlocutores, sin embargo, hubo íilgunos que, mo-
I A S L transcurre Ja vida social de los S A B E R E S ! ] V J ' O tilas
lestos por e] tono a p o d i m r o de la rx.posinon, soliriitaron al-
que para distribuir sumariamente sancidj)» •) alabanzas, me
gunas aclaraciones,. Un los mcsca siguienijes, y gracias a ILI in-
pareció que el momento y el lugar eran [Múpici(js pai a arLi-
valorable e l a b o r a c i ó n de mi colega de la L ¡nimisidad de Fro-
cular algunas cues l ion es vitales que hasta ahora, n e o . heñios
vtncc, M E L F Í C - A [ b e r t í ! Joltaua, se elaboró La ampliación reque-
ignorado mas de la cuenta. En especial la de l\i h Verdadera na-
rida- El texto apareció en 1.ÍW12 en !.i revista Rttkcrzke.t en rti-
turaleza" de Jas didácticas; también la ríe la existencia, sieivin-
dadique d#s mfithéms!i(¡ue.-íi. La encontraremos nqu¡ práctica-
d k a d a aquí y rechazada allá, de este Incierto epónimo, t¿r da-
mente completa excepto por la supresión del apa t af o de resú-
daclka... Interrogación "existencííiT que me parece se impo-
menes en diversas lenguas que exigía originalmente.
ne en lo sucesivo» Porque no se enría, sin mengua de la pro-
Al leerlo, debe recordarse que c.se texto hn sido escrito
pia identidad, en el universo controlado de los saberes reco-
ppuhl irado en nsomenlos en que el núcleo de la obra —las nci-
nocidos. Porque el surgimiento a la existencia tic un nuevo sa-
tas preparatorias al rurso de l&ftO, publicadas en I98&- no
ber nunca es algo obvio. Y porque hemos ik'j-wjn atlrfs la éjMh
había llegado i± conocimiento del publico. Así se explica que
ca del incógniLo epistemológico, -en el que los dktaetas han V t-
encontremos aquí algunas repeticiones! que en ese entonces
^ ido Lauto l iempo.
no eran Lates, y que darán testimonio, según pensamos, de la
peílinenLia. de la malena a Ja que se refieren.. Lo que cío jus-
Y,C.
tifica, sin enihargo. a esos comenLadores c]ue. apresurándose
Márw dr 1991
demasiado para ejercer su espíritu critico, nos reprocharon
p üb I I L ci ] T IC I IL L1 que sucumbiéramos a LA tentación leoricisía de
haber escrito, según creen ellos, el libro fm/itirada en IÍ1B5 ^.r-
frués del estudio aparecido en 1U82 \
Perdónesenos eJ. recuerdo de esas minucias anecdóli-
cas. Pero rao sucumbamos ¿i nuestra ve? al atan de disputa
cuando en realidad se trata solamente de aleja™.3 de él; y pa-
semos a comentar el segundo agregado anunciado, que sidop-
La aliara la forma de un pos Fació sustancial. (Agreguemos de
todos modos y en carátLer de balance final fie todas las cuen-
FjfirurtLira de( cducsriñw francés ¿Por qué la transposición didáctica?
N dv] t. ti autor hace rufcFcncia en varias oportunidades a distin-
tos curso* del sistema educativo francés. Para favorecer la compren- Ll texto que se encuenlfa a coiKinUiwiim, bajo <1 Iiluto
dió™ del tactor, se incluyc una breve reseña de la estructura dcdirlio
vis [ A N U Í . Obsérvese que en el texto se ha mantenido el indicativo cr- "La transposición didáctica: del saber sabio1* .lI saber eltselYi
ilinaS (imcrr curso, e1!»:) empicado por el autor, que no se nicle co do", esla nnisátuitIo h aalsKi algunos ictoquc* puntuales, por
rroponder con ka denominación empleada en otro® países. Pr>r iloIíí pncparaliírins a Uii OiJiy » d i ñ é en ocasión de la Ti i-
ejt-mplu, 7 n » j k w equivale a secundo a i » del secundario <14-3i>
hitara t i c u c l i de Verano de didáctica de las matemátitus, llfvu-
aflos),
d;L 3 cabo en Chainltdisse del 1 al 19 fie julio de 1980. Ueva La
fcl sistema escolar francés se divide en tres instituciones: marca —i[utj no he procurado disimular— de esa circunstancia.
J JT jUráinnj'rr 'curso" (puesto tjue de eso se trata; .^c presenta bujo una
11 CP (C'.ivfjjT. que equivale a J - grado (6-7 años) f n r n u deltbcradimteiile didáctica y HUÍ oLnamerUus, no jjor
2) i h 2 (í.jwtn ¿¿¿mmtntrr I) que equivale a 2* Erado {7-ti años) Luntad de nnpujskkjn sino |>or L-3 contrario, con la iiLleneióri de
3) CF2 ((jijeft ^wfTííflrrr 3) que equivale a H3 grado (9-fl años) delimitar claramente Lus pin iros de anclaje —aquellos que r en
4) CMI l/.flí+TT nwy#?t /) que equivale a 4,J £Fado W-SU años)
ititlo C I V J , el autor pí idíni proponer en aquel entonces - de un
5) CM2 (Cuhit JWíijm 2¡- que rqunralí! a 5'j grado f 1V-3 I años)
Le rallégc trabajo ulleríot de recúficacitin, dr profundizacion, Je exier^-
SiXifoti? {S£30í« curso) (I 112 aíius) >iún, D C I ¡ con la imeiidúli, por lo tanto, de abnr la perspecti-
Citupiurmr ii jiMnln curvo) {12-15 años) va dt: un d-cbate cíuaÍGco sobre <1 lema tratado.
CtuUriám {diario cuno) (13-14 años) t!ie leinii —la transposición didáctica—, que era enton-
Trohiémt (terctr tuttfi) {14-15 afms}
iéí
Al rulixgr
rnirm d¿4 ^ riiiclt? m; examen: el ítorraf,
ces un lema nuevo, luvo un poder de seducción Indudable.
Seducción no desprovista de ambigüedad, sin duda, y en mu-
Le chos casos afectada por ambivalencias, ti destino epistemo-
Sft-tttde { L ' K L F J A F L Ú S ) lógico del concepta ti i) tra jacto hasta aqni' itiTLcrark* mi iln
Prrmtfat ( [fh-17 aAua)
pies pero ordinario*. Fue objeto de exposiciones de semina
7>r«iÍHjiAf (É7-1S aíltji)
rios y sobre Lodu de un cierto mirnero de trabajos cjue pie-
LIKS D O S Ltl I i I II'.XS .LMÍ IH R I D Ljcfe hmterr. Y TíTTOJTTflfe, «on L " S qjue co sentaban auaJisis didácticos precisos: c.se era su origetii ¿st1
RREJPFLNDJEN a la capéela lizadúu ÍL parí Ir (k- la cual lo? alumnos pue- es, de hecho, su justo lugar, 1 to rjne es aún más notüble es
den din I tíSj wt'l i > a SIL\ [-.n ríTiii InCiins I JI.« rmentackmes
que el concepto se difundió más allá de la comunidad de di-
s-jt tui ^ l i m las «ttbkcmiientog, pero tas principales khk Ciencias,
Economía y Leui>, con sus respectivas & I I bt-\pí CLI J J ?*d o P - dactas de las uiaiennHica^ ko reencontramos hoy en dldílcti
Al T É R M I N O L3L- : . L TrnáUTraif M* I iricft: ¿-E /Wr ttluwrfatj rx.¡Linej3i que H H I - ra de la física - o incluso entre quienes cumplen una función
dkiu LJA. SJ. I >IJCE':IIC ¡CJIL CLL:I I Í I I L U J .
• N rlf] li, A Utlnrgn eleüsIl'IíIhci, y JKn pedidoexpworffl auinr. htmiu res-
¡iriJÉjn Í-Cin hHu] fiiUviihuI Li bcuciVin tVsUMXH iitiimbí, ii^íiiii iciyh.-. tn
sabto.
tfidc" LI-IS ( - A Í < I \ JIOÍHV S Ü L erahacjfci, con 4-1 fin rlr .-H-ettiLmí» .I JIÍI- ILM H 4 < I -
mciRH drf cspnñul, Iicntus uLiiizJUÍO el tímtinL) arntítinko parj líadutír
p] rTflíírinuraí al ámlnlu J L - pi ui.lucíklíl dr CHE Sitar, a ln-i pn¡L Lu-¿i rela.-
rinnptlMj Y ;L ILJS inwstiH;ulíii L-Í \ pnoduíiora ft> e<rí TOT*ncimirn*n.
<kj intervención en el suíema (te educación (parece que ha ha- en una situación veadadnramentc pmieniijka.
Ha sido nece*
bido uaia d e r t a circulación de la noctúii, especialmente en el KiLriu-H como muestra I Urhusscc, esperar a Montcsquieu füi-
se 110 de lu-5 IREM+). Vcm más alhi de Lis modalidades de Jn ía ijüe empedrarnos a tomar en serio —t.-pjslt;nLtJÍü«ii:Lii
recepción de] concepto, t-\ necesario preguntarse tobre las [f— H sKirin;! f>\/!itno, iís riwir, para que le reconodéi amos
condiciones de su instalación en Eos dtóCursús )' de su puesta consistencia de una necesidad decisiva, para que abriéramos
en funcionamiento en la práctica, los ojos a t;i existencia dt" un 'espíritu1' de las Ley», que ma-
París ella conviene partir de muy lejos: de la posibilidad nifiesta SU efic»í'i;i mris nliá rJe nuestras razonables piíSCfip-
misniii de ];i existencia de una ciencia que llamarnos tu didáf ciones, nuestros ridiculos voluntarismos,, nuestro \'M10 senti-
tica ri? ffis mfiíetoátfctiL. Toda ciencia debe asumir^ como pr i I CLL- miento [Je poderío doctrinario sobro La cosa pública. Y a pe-
ra condición, prclrndcrw 1 ciencia de un objeto, de Lan objeto sar de C^K, ílmv necesidad tic- recordarlo? loda una parte del
r e a l cuya existencia es independie ule de Ha mirada que lo siplo XVin vivió tu la •: 1111 adera ilusión de que podía] i existij
rraaií-fonniiri en un objeto de conocimitrito, Es la posición "déspotas llusu ados", ]x:rsonajrs imagínanos, se los hubo. llan-
materia] iMa mínima. I H J L csr mis mu Movimiento, es preciso ta que Federico y Catalina* w encargaron de derrkosirar has-
suponer en ese objeto un rífU*rmrt/\mo propio, "una nm>\ittnti ta qué punto tita expectativa Cí a irrcal- i Acaso hemos proeje
que líi d e n d a querrá dcrscuhrir"--1 Pero eso.^que vale tanto sado mucho sobre ese punto? Fs po-Hihlc que con el liempu y
para el psicoanálisis, por c u m p l o , cuino pura la física— no es iras algunos desencantos, h f l p i p w llegado hace poco a mane-
obvio CUaildo nos encontramos rol) ese "objeto" que preten jarnos con un poco más de prudencia en los discursos,
darnos tan particular, como el úfr tira didáctico o, m i s arnpl Lí- El coiUtaste se vuelve Todavía niAs vivo cuando lijamos
mente, ef íisEenia de enseñan /a.-1 I xjos de considerarla esprín- nuestra atenckin en el siaifina niiicativo. Porque, debemos
Igneamente corno dotado de un rlctct minismo especifica que reconocerlo, éaté sigue siendo tfi ritorio távK>ri1i> de Ujdos los
se tratarla entonces dt; desentrañar, oto le concedemos ar ^luutartümos, para los que constituye, tal vea, el último refu
miinrncníe sino una voluntad débil, enteramente sometida a ¿jio. HHW nirts que ayer, Hüe sLstfrma dche soportar el peso de
nuestro libae arbitrio de sujetas deseantes V en lo que de él las expectativas, los fantasmas, las exigencias de toda una so-
se nos reiíste qüc re moa ver el simple efecto de Ja muía volun- ciedad para la que ta educación rs ta tfíüniít reserva de sue-
tad de ¡ilgunos sujt-'lus {Kks docentes* dramáticamente- ños a la que desearíamos poder líxigirlt todo.* Ksta acúiud e^
conformista», la administrar ion, insoportablemente burocrá- una confesión; el sistema educativo, cnrcramqnle colmado de
tica, los "sucesivos gobEernos*, el miiiisLru, etc.) Cualquiera voluntad humana, jxjdría moldeaii" 1 seglin la forma de nues-
sea el (untláaiiento sociohasloriro de una actitud tan unánime tros deseos, dé los cuale* no sería sjno una proyección, en la
(que el investigador no puede c o n t e n í rae ton condenar sim- materia inerte de cuta institución. Añadiríamos incluso qué es
plemente porque le molesta, puerro que uil esc casa mcurri- !o qué hemos hecho de él y. al 111) de cin.:inas. encontramos
riíi en la misma falta que pretendería denunciar), es preciso en í'l lo que hemos puesto en él, Peí o la cuestión, aquí, va mu-
advertir, slíi embargo, que en este .temido nos encontramos clio más lejos, Esta fe ingenua se explícita, t\r<.dr. hace mas de
J veinte años, en UII credo singular: el de Ifl "inveslignrión-ac
N. <ti'L i'. S P - I F . H A D E Ub SI^Lis C X Í N I R S P N Z M L W M U I ' S A Irm IM-HICUSU* tfcc LIM**-
i ¡h:k.í«:'HL íIí- ln. En&efonfca de- Íh MaEc-jciáiiLUi. ' t\r rle-l I El :iuior w rellpr*: ;L Ffdtfni:u clí- L^rmud y í!HJCJMIU± de
non". JV-ijii este curioso vocablo sí' oculta algo muy difcrenre Ufndftiíturai, cuya íonuúéiÓTt s-r inscribe en la historia (en
tic un eslilo particular tic invesiigaciólL, que descarí.i legili i uanto a algu nos de sus rasaos, se trata de Lina hisloriit reía
tnttrse en tamo dialéctica r c i w a d a entre ¿písteme y W\ !m¿, Allí divamente reciente: Cnanto más, r u s siglos). V. al igual que
se instala, r-n malcarada, inda una epistemología, o mpjov rlt- hay un "espíritu" de Jas Leyes, hay un "cspiriiu" tle nuestro
clio, toda uim kleuEugta del conocimiento que. hin embaído, ohjrLo, que LUM corresponde otpíicar.
eislre sus más rigurosos defensores, se i t v t b como En que- real Heno ítuál es en realid ir.3 e.se objeto^ Ll didacLa de la*
mente es: un espiii l.ualismo humanista que duda cte La realidad matemáticas se iuteiesa en el iuegu qLie se rea l i a —tal c o m o
misma de ío que .se pretende aquí " s t u d i í í - l n i i i s l o n i D r ' . y lo puede o b s e r v a r J' luego reconsuuir, en nuestras clases
p r a d a m a , de numera coherente con su tonfcskin antimiueria- concretas— eulie un <loCrrU?, los atúranos y un laber malflrtátr
lista. ).i lli jiatia de un "nuevo paradigma científico"/* ¡Nada <v>, '['reí lugares, pues; es el ííiffwi (tid&.iko. t na relación ter-
menos] FJ m u n d o -o más bien esta miniatura: el sistema edil naria: es la relación didáctica, Esta es la base del esquema poi
cativo—, dario <|ue es una obra humana, conscientemente Ol'de* el cual la didáctica de las ma re míticas puede emprender- p<n
nada hacia un fin reconocido, no sería más que el fruto <le tanto, la carea de pensar su objeto, Sin duda, parece un esqm."
nuestras voluntades y de nuestros capricluw. ])e nuestras \o- mutismo losco pero tiene la virlud principal de p o n e r a dis
luiitadcs.. ciertamente, aveces insostenibles; de nuestros CUpi i- cancia las |icrspettivas parciales í'ii las que se ha husi ad(> ilu
cbos, L U Í i tret Liencíii egoístas, que debeiíamo* ]X:EÍTI4-ÍHÍ-I ¡ nA»1. rantc- demasiado tiempo y v a r a m e n t e una explitac aíJl ^itis-
Deberíamos trabajar precisamente para eso. lodo d misterio t'acKíL_i;L tle los hechos mejoi coinpi'obadiw: Lal c o m o la dema-
de esa mecánica ^ue habría c i t a d o se agotaría ni im.: irci siado Lamosa "criación en»eftant:e-irnHrñado,> que ba ostureci'
sión rk: voluntades - l u c r a s y malas- y se trabajaría mediante rio, durante al menos dos décadas, c\ estudio de los tiechos
un juego rk Ineizas reducido a semejante maniqticismo i.lldácciros Lt^ás irimedialLtuLente transparentes, Esquema po
Obviamente, esle c-s un punto de vista al que L;t didácti- lémiro que funciona rectificando un eiTor mantenidu poi t t o
ca de Lts matemáticas está obligada a oponerse: con ello Sí masiado tiempo. Pero una ve/ planteado esm. es decii, un¡»
juega iundaineiilalmetile su inscripción misma en el campo ve/ que se torna punible hablar de t i c tercer término, tan cu-
del conocimiento científico, Su postulado y, digamos incluso» riosarncíntr olvidado: el saljei. pttede formularse una pregón
su ai i> i <Lr fe, a partir de) cual se ordena la perspectiva de vos ra que otorga a la polémica su verdadero interés: ¿qué es en
CKi'urrzns, es i|ue exisle un objeto preexistente e independien- (onces aquello que, en el siabettlíi diíláclico, .se coloca bajo eJ
te respecto de nuestras iment iones y dotado rit- tina ueccsi- escanciarte del Saber? El "saber ensañado" que concielarneri-
(LLd, di- un detcrmijtisjiiLj propios; un objeto por ](i [.arto n ^ . te encuentra el observador, ¿qué relación entabla con lo que
nafj i.-n el sentido en el q u e la actividad científica, cu to- se proclama de él fuera de ese ámbito!* ¿V que relación t-nia
das Las áreas en qut: se- lia desplegado hasía ahora, pretende bla entonces con el "saber sabio", el de los matemálicosP
conocei el mundo, IT.SÍ- objeto—allí está el ohstáculo con el :£)uf: distancias epaten entre unos y otrosí
que IJL investigación-acción tropieza- no e.s enteramente del Lr.sias preguntas mínimas, empero, tocan un punto sil
orden de la naturaleza, |\s h» que vo denominaría un objeto mámente importante tfénesis, Oliaciones, Legitimidades, i<^
do esto mcaefodo y en forma de debate;. ¿Génesis m í t i c a ? ¿Fi- ber enseñado, es necesariamente distinto del Kkljhift-tnicUl
liaciones negociadas? ¿Legitimidades incierta*? El euesrioria- 11 leí itc-dcíigíiad(K(»mjf>fk ¡ U E - d e b e - ü e ^ e nseñadi, J. e I saber 11
mieriLó. es verdad, comienta por adoptar un sesgo de sospe- enseñar. Ksr.o es el temible secreto que el conccpnj de trana-
dia: La investigación epistemológica «P torna así fácilmcmc posición didáctica pone rCl peligro. Na hasta sólo con que se
policíaca y parece a prwri hosijj alfuncioDdniicniD feliz de la profundice una brecha: ea preciso que esa brecha necesaria
institución. El Concepto de transposición ditláccira, eri tanto Mf A negada y excluida de las conciencias como problema, si
remite al paso dril saber sabio al saber enseñado, y por lo tan- subsiste cal Mv/. c o m o hecho tontingcnie. Puesto que, ai mis-
to ÍI (¡i distancia eventual obligatoria que Los separa, da testi- mo tiempo, paia que la enseñanza dada aparezca legitimada.
monio de cue.tfinnamiento necesario* al tiempo que se e& preciso que afirme fer vorraamenie su adecuación con el
conviene en su primer a berra mienta Para. el didacta, es una pEoyecto que 3¿i justifica y que la explícita, lü saber enseñado
herramienta que permite recapacitar, tomar distancia, inte* debe aparece! conforme :il saber a «njwfor. O mejor, la cues-
rrogar las evidencias, poner en cuestión la.s ideas simples, uún de su adecuación, no debe ser JortmUúda. Ficción de iden-
desprenderse de bi familiaridad e n g a ñ o s de su objeto de es- tidad o de conformidad aceptable. FI enseñante no existe,
tudio. En una palabra, [o que te permite ejercer su vigitancia porque ta t-aserian/a no esdste sino al precio de esta ficción:
epistEmológicá. Es u n o de los itUtrumcntDS de la ruptura que ésia vive de esa ficción, debe vivir de esa ficción. Por lo lan-
la didáctica debe ejerces para constituirse 1 en su propio domi- ío, señalando un proceso que constituye el objeLo de una ne-
nio; es aquel por el ntül ta entrada del saber en Ui problemá- gación tan vital, el concepto de transposición didáctica se
tica de la didáctica pa.ML de la potencia al acta* en l\ medida afirma primero como violencia ejercida contra la integridad
en que el 11 saber"" deviene para ella problemático puede flgur;n , del acto de enseñanza, r u j a i denudad desdibuja en una btie-
en arfelanlr, como un término en el enunciado de problema s rrogación a la que el dórente no puede responde i priori si-
(nuevos o simplemente reformo lados.) y en *u solución. no negándose a escucharla.
Pero pitra el dórente las cosas ocurren de otrtí modo. R e s u m i d a al concepto. FJ concepto, y la resistencia
En un primer momento, al menos, el reccmod miento de la con ta que se encuentra, hacen visible otra verdad del funcio-
ton^posición didáctica. supone resquebrajar su participación namiento didáctico: no se comprende lo que C J C U J re en el ÍTT-
armoniosa en el funcionamiento didáctico. El sistema didac cet ior del sistema d i d a r t k o >i no se toma en cuenta m exieri&r,
tico no es el efecto de mientra voluntad- Su Fu nc l o i Lamterrto El sistema diíticuco es \\i) .sistema abierto, Su supervivencia
—sin hablar siquiera todavía de *u buen inficiona miento— su supone su Cfmpüiibilimeión cotí s-u medio. t sLa le impone res-
pone que la "materia* (enseñante, alumnos, saber) que ven- (wnder a las é^iyeocias que cicompaíian y justifican el piuyec-
drá i\ ocupar cada u n o de los lugares, satisfaga euTLoa ra^u-í (o social a cuya aeiuali/ación debe responder. 1 Jay allí, eicipe-
.RP¿¡AT didácticos específicos. Para <[Ue la enseñanza do U I L d e t e r rti, una especie de paradoja: su respuesta consiste precisa-
miriado elem ento de s^ber sea meramente p&tihí*r, ese ciernen meiiLe en no |>testar atención ¡1 la cuestión La ficción de eon-
Lu deberá haln-r sufrido ciertas deformaciones, que lo har.in íui nñdad se instala \ perdura debido a que el saber a enseñar
apm para ser enseñado. El sab* c tal-como-ea-enxcnado,, el sa (y el saber sabio de donde éste deriva poi i.lésiyn^kción'l ?>e en-
i'Urnira rápidamente e.i]v i-clLi-dlrj en et curso del proccio de Resisiii no ei rechazar, No sEnTipuc. ímuc: t-.\ lechaba
ir ¡m.-*!joíl-ChjíÍj i. u tanto que punió dle p a n ida. • b j t m de refe- del que lio LjUiei'C escucha^ lúdate L'] recha/n ultrajarlo de
ren* ¡,i, fuente dt noiihiLividad y rund¡imcJ¡ttA.delcj{ÍL{t$idÉL cjuieu pt>iest¿: se d t m i n ó a r ^ cnConcts <Ll r.u.rb/ dd aiiálLSEü,
Comúnmente [ta decir* fuera ele lal períodos de "ensis"l per- t]ue se ju/g'Hüi e ^ a g t r a d o y oféri>Hvi.i para i^E simple seiuido co-
manece ajeno :il til nipu Je loncieLieia del etlKtiíilttíl torno niLLll - e t e r n o alindo de torin* tns L H Ü I J S C I U U S . N O S esearida-
ta); la conciencia didáclka es t e n a d a pwrifitt el ¡inferna difliiií!- H^aremos <!e 3a aLunitü Lanzada centra í:l o n í e n y Eti¿ vatore$
fa i*y aftfníw. Ut clausura de la candencia didácüca responde riel m u n d o —quiero deíir. de la inelttociúck asi cí trabajo cien-
Mlbje liva I N E J I T E a la .nUunornía ftlatiIYV del sistema didáclico; I L Í Í C O esta hecho íLí sniiuisy-uLas revt)Lueiones c ú p t r d i o t Q s ,
«S la frivma vlvMa vk- h eOuduLÓii tle posibilidad de la Hfiífr tjue sor] a su veE ptftjüeñofi cScáníL^Iflí- w r d u d , inLeirn-as
fianía, - KL sistema didáctico uo ciítsíe üi] LO püla ser compati- tajUtDp rjne los primeros UfOS ítr un r f j n r f p n > se coiLsiderai]
ble t v n su enlomo; y cMa Córtlpaiibi 1 i m d á b pasii por una dis- frecuentemente c o m o caso» "píuolñ^iros'', p o r q u e s e m í a d e
minución dr la conciencia del enromo por parte de lo*. ;igen* IOEYLIT las caracierísiiciit^ con el propósito do ver o b a é e r Í & .
tes de) sistema! EJ destino del saber se íuega en esta astucsa De nkidr) q u e la piertlnentía del conccpto. su u¡L)idad o su ne-
del funcioj^míentu dida.L"! ico- Cotí respecto a él, seria inade- cesidad. aparecen tLgados a tusos i m i t e s y par™-ci] nn utcLuir
cuado haMar ri<- génesis y nii.minué*, -de rnpn.iias y neforuiu- nti'is que Eu alíei l ¡1)110 O In montttruoflo. íii. ]iasando ítel hceho
laciones. Pues supondría dar cabida legítima a uña cuestión al tfceier.-Jio, COOstdeiFaniQS CS^is e-usos como los úoinos a lot
que no puede íUKUTierse. El saber que produce l;i LraCisposi- que se apELea totl jUStiot^ el COtyCCptO, LambEén ríínsidmíirt-
I ióII didáctica üetíS pof En larito Ull álbei eaibado de SIIS orí- T E I O S tsüi^sradp e ile^fLinio el uso sttítm<ü¡w del conccpiü —es-
genes y separado de su |Jreducción hisuiiLca en la e t ó á ¿ del i i ley de biei ro d d Trabajo científi™» J Í A L J U L'n la dccarla fie
saber sabio. leg i t i mímdo&C, eu LanLo saber enseguido, comí! al- 3'J2í). el hombre c o m ú n podja llegar a aceptar £]ue la repne-
gíi qur un es dt; ningún tiempo ni de ningún lügai; y nu lei^i- itón,. cuneepiti l'reudiario, se Apliíai .1 .»Itis Lrnros, |ÍL:m objeta-
liinándnst mediante e! l$Curso a E.J aurnndad de un pioduL- ba q u e ei a fidso querer somctci a L':¡ ;L las prrsfuras de bien.)
lf>r, : íj:i|L^jivr.i I[ILt.- íueiv "Pueden Citarme*, párete d o u r e i Sto embaL|*o. lo sabenios, la "resisíencia" también p u e d e in-
llórente p a n at'frmai mi de n.uiMiiisoi, que ]u' puede vertir su curso, hacerse aoeptacidn enunsiasta, prosclííJsmo
transmitir siiiu lxbju la condición de lio producir nada, "pue- ofeiuLvo, ai^lor ptn- p H ^ h ^ J i ta "verdad*, y .isí ts roiur) se co-
iU-.í\ cnccrnue p o r t e e rio se n ata dír m í . . r Avertíún []c 1(1^ ma- ri Ljtfert LJLS eqUíTOCaciOnés. Entonces, ^I la imr-rsa, se A S L | r n a r ; i
ní uslr-s hacia Tiif]n> Uj que anclaj í¡i e» u n a bfctofia el <-aE>n q u e al concepLn el ler lito rio más \HLSLO. ta legitimidad mas maeu-
e I Ins promueven, Lo q u e ba sido y va )io es. no triste siquie- sa; y, eu el uiisiun movbnienTO, crceríi oblrgatorío asignar
ra en el rccuerdo: ése es el seíu/io dei funcionamiento ¡in ha a Lo patológico, que el concepio contribuyó priincM tJ a expli-
loria di- la institución. t-'l saber r e s e ñ a d o supone un pFOCeSú car, u n a eMeusióiL rtliixüna. (rW C4 c o m o el hombre común
[le n:itnr:i Libación, que I • confíel e la evidencia ¡ucoiilestaljie cultivado ríe nUéálim días. Sieilí bitio de fiSLfLi^uAlisisL procEa-
de Lai cosas iiahiraEcu: sobrr usía naluraUvii "díula". la csrut'- raai-a que ^todys SomtiS jieiirótiíOS")- K \ Í S T C uzut rcLJacLón. ar-
La t a p e r a a h i s l i ji J i ¡srli i cidU. Éi i niIadbt a i le va |H >r es ¡,y Leb e 11, caica con el rsubei de la q u e flin ^tuda n o J U ? H d'-^baremoa ja-
i d d i r t f , lllIs]! i LJÍ:-.I i.u L el orden didáctico.
más coEnpleLameiiie. K nocional mente, vivimos toda conquis- zarJo... r>e heelin, i>] debate 1x5 es en esw caso más que aps-
ta de ];i vtiífctd ramo reparación dr una prhriH^ón inmemo- rentennonce mi <EI:1)H1[Í- Kíitico (¿íiué cxítíuióii conviene dar
rial, como una victoria obtenida, np j o b i í 1.• igrDorancia —i|hl: al prociiito (it- iransposfriún dEtlücLica? cHay quet
en definitiva es una cucifíón fie la que somos responsables—, lo? \ en L ' s h i raso >;c|ILIH itegmenuiciún hay qu amerar?). E^a-
sino sobre C U R T A voluntad de: H Í Í * T L : T L J . venida de N A D I E sabe
-
¡0 la apariencia dr nnn elección tcóir¡c,ih c] enseñante no eli
dónde pertí C R Ú K N T £ por H U M I F L U O M I S T E R I O ge., porque no tient poder de eteccioti Ketiera tk-1 p i ó í e w
Rechazo i r n t í i k j , aceptación generosa: son las dos ver- el i'miro mom^uio en eJ qu^ se sal>e involucrado: Li redacckin
tientes de uriLi ntibffl e m o d ó n . Ln i p a r t m d ^ tjunbicn p u t del reríío del wber cunT, previamente; en la etapa de ¡a íe-
de prevalecer otro lono. raracterijtado por Lina (i^-rta isangít daedún {realizada hajn L.i ionria dfJ manual rj de homm íJcI
Iría, un laconismo en la c a n c i ó n que deja poco espacio al prole.cori no hjs nw* que tm Hrnetate>;to'p que no cf-ul e^ciitd
debate, Dos reareione 1 ;, dr1 In^ r|ur [>uedo hacerme eco aquí, definir i V I H H C N T L " en ninguna que es unn I T I L I I I Í K de va
raindíetan c ilustran loa análisis preccderrtes, E'-: 'Von* cpro" rianíen que !L- daráá lor.ma roncTniía. Medíante ou LÚmodn
¿era, L:M apariencia, IríanteiUL- j d n i l í d a como li fiierü obv io- t^iunrancia, el r-n*fii ame aniquila lM^ fetses del piOOEsO qlKí nú
SinlpItmerlSt se consirUxa quü un día k lia agregado tns¡i satw; íol>crnar (y queh ele hecho, gobiernan MJ "eEecdón"). V
nueva palabra a Ul palabras de Ja Iribú. Simple agregado (JIK: esc movimiento <h' clausura de cajüpo de candencia \<:
no aEleia la ancerior economía rlcJ léxico. I a "teoría" desem. permitt sostener ta d'lof h^n de b transparencia vivida -^ctiui-
peña ahora el papel dt- homeostato. Openifióll de banalÍKV dn—del tuncionamienio didáutiiM i es decir, de íu que perú
ción. donde el cpnciplp c-^stá wcisdo, pierde sn fuer/a pUe-s he de éste), v fin: IM capacidad I!L- bi^umii >11 tr.niLiu] ;i partir
tu a h i n d o n u en los c d n J w i l t M más itiinius, cjrecr fIPí-t- de lan únicas variable^ diñen rice> <lf las que dispone —en pri-
mente d e dbjetfl propio. Ett Lodo C * F O , sólo se- impone el sig mer lugar, ei juego mbvr. el wxw del saber
nclicante; en wIq el vocabulario lo q n e ha cambiado. ! s ver- K - I T J también puede verse OTP ÍI reacción, tjue en verdad

dad. se dirá, es n n f a d que hay transposición didáctica: ini^a- 00 tne esperaba, proveniente de 01 ro cumpn, el de loi {Eidac
BkCeflVuS fltits esas transposiciones didácticas! I-.I activismo tas. "l Je fieuerdo". dijeron atgunoí de ellyj, "hay traiupo«i
o b a u u j e el análisis y una cierta acuiud ret'Sssiva, lJrc:|>Afiti cíújj didíctioa'; y - t a m b i é n "ilr acuerílp71— 1l,i>- ^illl- ¡ m i S a *
nna Lección sobre el logaritmo se vuelvi-, entontes, huí.*r 9;I C S H : proceso (ya I H ^ S H - L I N T A H A aí|uí. p o t vi momento^ y E ^ N con-

transposición (^jjdácticade la noción de It^artlHQ Sin embar traste ron la preocü|>arión inmediata de los proft-soita, de
go. preparar U J I lección es M U duda I R A B A F I I I con ta transpo&i- "fabricar* transposiciones did^qlícasfi •rlVio puf qué liacet
ü J n didáctica (o más bLi ii. ew LL iransposicióii didáctica); j ¡ partir el nn;lliüis rh'l análisiü del iabt 1 sal>¡ti> Aqueflp qiít' w-
nLas es haser Ea tfinspojiciófl didáclica. Citando el enseñante Inoré a propósito de la resistencia al roncepln pe mi i te, creoH
interviene para escrihir e.HLa vanantt i ocal del I H I I ) ífel s.nbet aclarar r-ua sorprendente respuosfii, [ - 1 exclusión del ?*ibei
epu: él llama su rimn, RS para jrtY.pGfíti . Í U R U R J T O (es i •. pas . 1 » b i o , que hace posible el desfase temporal e institucional
realizar el ct^U) del saber en el desfiladero de su propia pala- que separa el wher sabio v avataics didüciicos poi p^nte
bra), ', a hace tiempo que la transposición didáctica l¡.i comen del proreníh d<- rransposieidn, h S .sqndlü poi lo cuaj el o^den
didáctico se constituye c o m o rífirado sobre SÉ mismo. Este sabio, s iipi i i] i iendo uno de los Lermliios del problema plan-
modelo en pequeño que desearíamos ver sometido ¿i nuestra (6üdo, borra el pEoblenja y prepara í-'E retorno ¿obrepticio y
única legislación, ínaiiifscsU> un ka]i Lia] lie ante nuestra mira- obcecado de la ficción unitaria que d concepto de transposi-
dan. adopta aquí su autonomua en la concieíicia para alejarse ción didáctica denuncia a Lravé^ de la separación que seríala
de lo que, en última insianciük Funda &u legitimidad. La afir- tercamente en el interior régimen del" saber". Por el contra-
mación del desinterés del análisis del *aber sabii ¡ -¡UTOjádo rio, cuando Se le asigna al ¡saber sabio su justo lugar en el
así enteramente y sin pena a la historia y a La epistemología de procedo de ti ansposicióti y, sin que el análisis, de la tiansposi-
las matemáticas- manifiesta la Inflllración, e]i ¡a problemáti- ci6n didáctica sustituya indebidamente al análisis epistemoló-
ca del dklactfrj de los valores que Oigan i o n el punto de vista gico AÍfkkr VÍÍTZJU, se liace evidente que es precisamente el con-
del docente. Nunca S E S U S Í S - I Í T A demasiado al decir Q U E líi rup- cepto de it ^iis-posicLLii i didác tica lo que permite la a] C i L ala-
tura por Ja que se abre un rilievo espacio científico —el de la ción del análisis epistemológico con el análisis didáctico, y se
didáctica de las matetiLálicas, Como espatcio iiu recluí, ti ble a conviene entonces en guía del buen uso de la epistemología
los diversos tei ritorios ya delimitados (los de Irí psicología* la para la didáecka, He ese modo, los epistemologías nos apor-
sociología, eLc,)~ es U J I Í I ruptura continuada, una operación tan el concepto de problemática. Pero íste se revela un arma
reiterada* que reenconü ramos en cada uno de nuestras gestos. muy útil para nuestro propósito: en ul paso de tal elenLento
Hijo pródigo. el drdacta íte siente permanentemente tentado del saber &abio al elemento que le responde =o mejor, del
de volver a la Morada del Padre y teme involucrarse con la cua 1 él responde- en el saber enseñado, hay antes de nada un
piublemádca del enseñante. Mas de una WI cae presa de la invanante (en general un íignificrmte; "coiijunuo", *tlisian
acuciarme nostalgia del ¿zima maJeT:. de lá que un día se apartó cía", í!íc) y hay una variación, mu. separacWn. que i-unjijuu-
porque se le hizo necesaria una cierta distancia epistemológi- yn tocto la diferencia y que t-1 esamen de las problemáticas
ca y axlológiea para poder reencontrará finalmente de otra ríi^pccrK^s - t a problcntáiticíi del elemcnio de saber en el sa-
manera — para poder hacerse didacta. bíM" Babiü, Ja prohlcmStic^ del ciernen! o de saber puesto pii
En sentido restringido* la iranaposictón didáctica desig corre.spimdüncLi con ííl sfLber enseñado— hará surgir ineviia
na pues el |>ast> del saber sabio al saber enseñado. Pero ta es- blemc-ntc. £1 ejemplo de la reforma de las matetnaikas mo-
pecificidad del Tratamiento didáctico del saber p u e d e com- díTii.i.i mnstltujrie un caso esficepcional |iafy desairulhir este
prenderse mejor a través de Ja confronLación de los dos Le ir- trpí> dü in^stígaoon^. 0>n mucha I recuencia, el saber aise^
minos,, de la d islam fía que los separa, más allá de lü que los ña<t(3 se t-mo nrrci profundamem^ modillcadcr, en poco^
acerca e impone confrontarlos. En verdad, el "olvido" del ¡sa- año», y hubo que transponer una inmensa cantidad de ele^
ber sabio no oscurece en absoluto el. desarrollo átenlo del mentas tomadas del saber Rabio (do las maten láticas de Jos
análisis del saber e n f r i a d o ; no es más* que el primer tiempo matímaricos). Sin cnibai^p, contrariamente a ciertos casos
de ta susutudón, en él análisis del saber enseriado, del análi- dr tiwispwición, que t:l cfl-pecáalUtn cU: b disciplina identid-
sis del saber sabio, en la ilusión reeiiconUada de una Idenü* ea con facilidad ya. que proccdcn brutaímenie de una desonn-
dad íelfc/; entape ambua. El distandamieuto ostentoso del saber tesüualir.acaón de los siguiíkanteí {seguida de su recoutcarua-
li/acion en un discurso diferenre), 1 as mininosas n a n e e n in-
tan completamente coinO duraaate el aaionaentu1 de la etlseíaali-
da s llevadas a. rabo por la reforma permitípron cnnspi var ¡wg-
za (""Pueden creerme, porque aro es niío,,,T}.. Pcm comienza
Liaentos lo suik Leí Lie mearle amplios del dincurííO Mübio rmriu
itadisculibleaneaile en la comunidad académica. Asume eaa
para desviar la acendón de los maiemáítcos quo apadrinaban
ella, es cierto, modalidades y funciones diferentes. SegT.nl las
la Optr^ción, Pero. ü el contexto ViLsctarsavo" era de esc mo-
coaadacaone.s de Ja exposición del saber, este proceso debe dar
do parcialmente conservado, en rctaoíín con oirn rmnc:a.m, ta
lugar paianero a la diFu^ióai y a partir de allí, a la fiTwhtccitiv
desconlcxtijaJi*adón efectivamente operada se volvía poca
socia! de conocimiento. Mis Larde, ademas, en la inciimidad
Ideutllreable y C]CI se identificaba como tal parque trascendía
del fundoiaaunienLo didáctico, cuanpláaá urna fu alción entera-
el texto del saber, la ral d&? /ru /nvAtainttCifru y rA- ¿ÍM
mente di terca He: de reproducción y de represeniadún del sa-
en ta que d elemento desconte3Btiig,Iizado hallaba original-
ber, sin estar soanetido a las anisan as. exigencias de pimlucti-
mente sus usos. SIL empleo, es decir, su sentido. Sabemos que
vidad. El juego del saber adopLa ahora ual aspecLo CoLalnaen-
Fueron necesarios aUgLaares años para que los maiemátieoíí
te diferente.
percibieran este errar.
Curiu sainen Ce hay que agredir, a ios argume-aaros prccr-
dett[csf otro de sentido contrario, EL saber sabia nos interesa
porque ciertas raigeridas que intervaenen en la preparación
Ha) más de nti modü eii que LML coiltejiio jj-téa-flr su
dkbkcka del saber, están ya in;l luyendo a partir de La coaisti-
carácter incisivo. Sun los usos que sabemos darle y qiw 1¿' ti<t
Llición del saber sabio o al 3liónos a paitar de la fíijmnLadón
moa los que 3c otorgüís su fuerza explicativa, vítlenciíi c\m-
discum-iva de ese saber. Lita ocurre parí; ieuLarmerate en el ca-
tenaológit a. Un conetfptu puede gasiria.se a fiierza de I Í S O S Ui-
§0 de la exigea uta de ileüprnwitÁiiztidáT?, a la que indudable-
correctos. No basta, entonces, con plantear que hay icúíispü1
mente 110 hemos o-Lorgado la merecida atencaón. Tbdí> saber
sacií'm didácLíca y dejiir las cosas era ese punió. Prestíiileirtt>
considerado m stntu riAsctrndi está vinculado a su productor y
ilos, ríláí bieal:: "¿Por quéliny ta aansposlfióll íjifiáciicn?" L? lí.'N-
se encarna en él, por así decirlo. Companailo, en el interior
puesla -"Pria t^ue el i'ujLLioiwaiLieailo diddtfkó del sabet es dis-
de lia comunidad acadénaicaL .supone un cierSo grado ele des-
tinto del fundonatiaieratu académico, poique hay dui ne^íane-
per.símali ¡tacián, que eb requisito para La pubtkidad del saber.
nes del saber, interreladotiadias pero no superponibl-efT— lia-
.5*? olvida demasiado, pur ejemplo, que lo que Ilaniamoü hoy
ce -suai^ir utia tiueva preguiatj. que permite ¡Ti mplici t lít tehidlí
la mecanica clasica fue prúaieau el saber personal, casa e&í*te-
ca de] cuesLiociamietlto y pftsfuijdi/.ísa el defame (para ahon-
1 ato, de baajC Newton, y que fue de las paesinnes de su entor-
dar eii profundidad es pi^aso alioaidar en amplitud). U\
ilo qué nacieron finalmente tos Prindpin, Y sabemos también
(infiajiosición didáctica Irene Ilutar cuando pasan íül sabir en-
que Cñaltor pago lüiiy t a r a ese sabea" tata extrañarnente ligado
setaado eleaneaitos del sabea. ¿Pee o ]>UÍ qué son neíesai'at^
a su peaiüaia hasta la locura— que, menos de un sagto des-
esos flojos? Comúiiinence, el sabea eiti&eflado vive muy bien
pués y furiosamente transpuesto ya era moneda corriente. Sin
encerrado sobae sí atiismo. en una plácida íkuaarrioiíi, prottgi-
duda el pfx>Gés¿> def desper&oiialazadón aio se realiza nunca
do poa lo que hemos llamado la ^InuMira de la conciencia da-
•I.u rí¡ a" —esiv distfancianiieíiUJ, tan emiiitrniemcmc hmcionni, signado ordinariamente por el programa) se forma un can
del resto de) mundo* V cuando se 3o observa, el fiincRf-HUt- traíü didáctico que torna rae saber como objeto tle un proyec-
mienlo didáctico reveLi incluso una wndidera capacidad de to compartido de enseñanza y aprendizaje y que une rn un
producción de saber a las J'ines del autoeonaumo. Esta freait- n ii sii ió sitio a docentes y alumnos* liJ etilo i n o iflmiíliaio ñv
Vid&d didáctica iníroducc muchas WirLLiriones sobre loes gran- ni sis tema didáciico esta constituido inicial mente por el sú-
des motivos de la más alta ascendencia (el único coseno de Jas mm *1i? íAESffflrtMZflf que reúne el conjunto de sistemas didácti-
matemáticas hacc surgir dtaft, ei grande y el pequeño, sin vio- cos y tieníí a su luda un con junco diversificado ele disposii ivos
lar en nada la legalidad; mateillátiCii y con toda legitimidad di- estructúrale:* que permiten el ñindonamienio didáctico y
dáctica}. ] I asta cierto pumo» el funcionamiento didáctico &x? que intervienen en él en diversos niveles. Incluye» por ejem-
pues, rapaz de proveer a *us propias necesidades en cuanto al plo, nvedios multiformes (oficiales y o n d o s o s ) de regulación
saber que se va a enseñar. -¿Por qué, entonces, un día, en cier- de los flujos de alumnos entre los sistemas didácticos, asegu-
to momento de su historia, « l í l apacible economía dche rando (entre airas funciones) la ¡formación drí ccpjijunNi de
abe irse a aportes que na san ele su d a b o r a d ó n ? ¿Por qué esc los sisteman didácticos de m o d o viable, No nos detendremos
fimcionarnicnto a p a r a t e m e m e armonioso y serena IJcga a aquí en t sas cuestiones, que se corresponden esencialmente
entrar era crisis}. a otras áreas del análisis didáctico, en las que se plantean pro-
blemas igualmente profundos (que m refieren precisamente
a las condiciones de la consti tución viable de los sistemas di-
ctóccicos tales como Jas de La hetcrugeneiclLid u homogenei-
dad de las eLases). fcll sistema de enseñan?;* l;i ^miniatura" de
que hablé anteriormente— posee a su ve? nri e utnrno, que
podemos denominar, si lo deseamos, la smiMutL la sociedad
Figura 1 "laica", por contraste con esa sociedad de expertos que es el
sistema ríe enseñanza/educativo. Ese entorno se caracteriza
Será i'iLil, para n;*po!>deL 4 esas preguntas» utilizar un evidentemente P°r una estrucEuraciou cu extKioo compleja»
perfile ño esquema teórica cuyo provecho no Se 1 i nula cierta- Fero r en una primera aproximación, no podernos dejar de in-
mente a3 uso que haremos en esta ocasión. Ya me he referido trodueir en el una especificación muy SiriipJe: retendremos
antes al sistema didaci ico. Aquí est-i tepiesentado con s-us tres de el solamente a los upndw^ y tos {Jas matemátí-
lugares (P- el enseñante, K: los alumnos, S: el saber ensemadoí cofl) —v lucjfü, por supuesto. Id fTwkmci't pabílhat deeisionaJ v
y las nuerretaciones entre dtí>3- preciso ahora estructurar ejrcruiiva (el MínLsterki, etc.)» es decir el órgano de ¡gobierno
irv.h finamente lo que denominé su "enlomo". CoiicieLamen- del sistema de enseñanza. En esie estadio de la descrij>ción,
ii-, los sistemas. didácticos son formaciones que aparecen curia l'3 decorado sólo está parcial miente reconstruido.
¡iñu hacia el mes de septiembre*; alredtiduí tk j un saber (dc-

* ÍS. del T. F.n Franriü d tilmo escola I HMHtelbu en el me* rlr Krpiicnibnr.
HniíiniD padres de toa a luán nos, íos especia lisias de la rl i.^rEpl i IS:H que
lüaliLan eta t u r n o de su enseñanza, los a m a r r o s deí ó r g a n o
político).
iíl esquema delineado es simple: conserva apenas b
V-ü-ijlIrJLn esencial con el fin de dar u n a base amplia íl] estudio del
proceso de transposición didáctica. Un análisis detallado. a
proposito de ese ejemplo de transposición, exigiría ill duda*
^ÍKi+-.DH lie LMIÍLÍUII I¡rn. Figura 2
lilemente u n a descripción más Erna. Se requeriría hacer jus-
ticia a la complejidad de las posiciones dilercíniales de los
Eílfi se d e b e a que, en la periferia rli I sistema de ei'ist*- diversos agentes en su intervención en rl se m i de ta PCKíS Te-
ftan¿a, q u e denominaremos ahora sistema de enseñanza í/nr- ta —donde ¡as competencias están delimitadlas con preci
k\ mi-sn (fig. 2), es preciüo dar su lugar a una his&ancfo esers- sión h los registros están asignados, Jan responsabilidades*
diLI para d fu rari ú fLamiénlo didáctico, saiertc rlc- bastidor tier! distribuidas y los poderes, eirnunsr ripios. Ciegamente* u¿>
•¿isteina de enseñanza y verdadera tójwis por d o n d e se opera riialtmiático no p u e d e desplegar alia' los mismos ar^umufetos
la inte raed ón eaiírc ese sistema y t í e n t o r n o .sudriíil, \llí N»• I ¡ L L < un maestro: p u e d e recordar lo que deberta ser el saber
encuentran todo* aquellos que, en i anua ocupan los puestos ,i enseñar y P p o r m e d i o de una deduce i rin que ya no le per-
principales I.IL'I funcíonaim icnto didáctico., S Í - enfrentan con tenece y que sólo p u e d e sugerir, p u e d e recordar lo q u e de-
los- probíeuias que surgen del encuentro r o n Ia sociedad v sus bería ser el .saber enseñado; p e r o no puede, a causa de ¡m
exigencias-; allí se dcsaaaiollan los t:on I: litios, allí SE llevan A CÍI il« ^¡Htnidad en ese rolP promoverse al papel de pedagogo y
bo \m iiegficiíLcíüii-tfy; alli maduran las soluciones- Toda una d r r l r ionio se debería enseñar. tSin ineneionar aquí el Lugar,
acíavLÜLHJ afdin¡sri;I &c despliega allí, Í U C T Ü I d«; T O S periudos D E
hldibvía tata incierto., que podría ocupar el dldacta! Píua
i irsiü (eai los que ésta se acentúa), bajo la Jornia de doctrinas n u m l m objetivo, nos a t e n d r e m o s al esquema propuesto:
propuestas, defendidas y ¡üsrutidas, de producción y de de- i iUtíüira iaUtrtciión es explicar un leaiómeno, no acunmEar los
bates. de ideas —sobre lo que podría modificarse y .subre lo I L H K C » descriptivos p a r a que parezca verdadero. La e>tplic^
que conviene hacer— lín resumen, esiainos aquí en la esfera iinii rientlfica no busca un h i p e r r e a b s m o fenoménico: h\
í/iOfirtV «.ir piensa —según modalidades tai vez muy diferentes-- el ¡ fcr'iLi 1.1 es un a ñ a d i d o a lo real, no un taisimiJ del ni nudo, y
fu¡ncionarnieiwLü didáctico. Para esta instancia sugerí el uuiai- I n q i h es poco significativo no cleije .ser tenido en cuenta.
b i t paródico de noosfirm. En ta noosfera., pues, [ns represen- l'or qué, entonces, liay i lujos de saber que van del ni-
[ames del sistema de enseñan;£a r con o sin mandato (diesde el lí ¡i h« i la.u ia el iíastema de enseñanza pasando por la uoosí-nra?
presidente de u n a asociación de I " ! I I A L - I I ^ I I I Í L - H hasttt el üi Líiple I l pihui ¡ problema que debe ser resuello para q u e e&Hta d
profesor aniltianic)* se encuentran, rlirecta n indáreciamenie, • »i• 11 i de enseñanza, es decir, para que: ta tnseñjinia .i^a fm-
<ÍI ti'avés del libelo denunciador, la d e m a n d a conminatoria, el tiblr, i'ü el de la compatibilidad del sistema con su entorno,
proyecto t m n í a c d o M l o los debates ensordecidos de un í rn- I" «iii t o m p a t i b i l i d a d d e b e realizarse en múltiple* \ difei'Lntus
nuisión ministerial), cün los representantes de ta sociedad ( h n
planos (aunque solidario* entre sí). Pifio* eil lo que respecta
ción se revelen como falsos los resultados, hasta entonce» t'li
,il plano del aaher, podamos caracterizarla simplemente por señados —situación que no es infrecuente en biolug^i, pot
una doble condición. POJ mm lado, el súber ensefiado —el sa- ejemplo: o puede ocurrir incluso que cierra cuestión, que
ber tratado en el interior cid sistema— tlehe sei sisLo. por los ocupaba un lugar impórtame en los programas. bruseamtíJi-
mismos "académicos*, rajjwíi f-tfTfütj# á\ íübtr le se considere carente de interés a la lu/ de nwc^Oti desarro-
sabia a fin de no provocar la desautorización de tos matemáti- llos o cambios en las p r o b l e m í t k a * fiel campo científico con-
cos,. lo cual mañana la Irgiiíiiiidsul del proyecto üücbl. sQcial- sideíadu, etc_ Ftor otro Jado —envejecimiento '¡moraí"- el sa-
inenie aceptado y sostenido, ríe SIL enseñanza. Por oirá parte ber enseñado se encontraría en desacuerdo con la .suciedad
y simultáneamente, di s a b o eñ.señado debe aparecer como al- en Un sentido amplio, aunque, llegado e| caso, si se lo jn¿ga-
go jni^Víim/íwmí^ abjaúti d?l saber tP hs "/iúrf™" (o* al menos, ta esencial nenie según los criterios de la disciplina corres-
tle esas tracciones, de dase* qm- en uta fon nación social se- pondiente no habría nada que reprocharle. Kn resumen, una
mejante ocupan d escalón más alto en materia de educación}, cuestión de ¿poca o de estado de ánimo.
es decir, del saher banal i/udo i-ü to sociedad (]y tanaltauiu K» los dos casos, el desgaste del saber enseñado supo-
muy especial mente: por b escuela}). En este punto también^ ne como resultado la incompqtibilización del sistema de en-
una distancia inadecuada. llevaría a ponei en cuestión la legi- señaliza con su entorno. Los matemiucos se inquietan por la
timidad dd proj-ecTo de. enseñan H, degradando *u valor —en falta de autenticidad de una enseñanza que para ellos es de-
ese caso r Nos enseñantes no harían más que lo que los pfuplos masiado ajena a las formas contemporánea* del saber de la*
padres podrían hacer tan bien ccimn d l u * ú mripEei nenie dis- que M/ stcrbLeit responsables naturales. Los padres se conven-
pusieran del tiempo necesario! Petrii la d b l a n d a correcta que céis de la inadecuación del sistema de enseñanza, al que pron-
el saber enseñado debe guardar respecto del saber sabio v to reprochan sin mesura su arcaísmo y HIL Jalla de dinamismo.
también respecto dd sabes baña (izado resulta poco a pt>co Los profesores se sienten afectados por el desprestigio nuc-
erosionada. El saber enseñado .w ¿¡meto. -Se traía tle un desgafr- ios olCiUiKU y se ii ritan a causa de esa doble mirada de sospe-
le que podemos considerar "biológico"* y que lo aleja dema- d i a lanzada a sus espaldas y que atenta contra la autonomía
siado visiblemente dd saber sabio. Desgaste "moral" tam- necesaria del funcionamiento didáctico —y que les impedirá,
bién, u obsolescencia, que lo acerca peligrosamente al saber linde o temprano. realizar su trabajo... Para rcslablecer la
banidizado. Con el tiempo, el saber tratado por el sistema de compatibilidad* -se torna indispensable la msLauración de una.
ensenaruja envejece; un buen día se peí t ibe que se fia vuelto corriente de saber proveniente del saber sabio. El saber ense-
viejo en relación a la sociedad (en relación con el saber sabio nado se ] i in vuello viejo en relación con la suciedad; un nue-
y con el saber banalizado)* Por un lado -envejecimiento bio- vo Aporte averia ia distancia con el sabio, el de ¡los especia-
lógico— se la declara en desacuerdo con el desarrollo de! sa- listas; y pum Ü riésftrírrzÉT a /oí padres. Allí se encuentra el ori-
ber correspondiente en sus thrrnas libres íuo eicularizacibtti). gen del proceso de transposición didáctica.
Desacuerdo que puede comprender contenidos diversos: pue- Se Comprenderá mejor la significación de esta podero-
de ocurrir que como corolario del progreso de !a investiga- sa cunmcxión, de ese gran movimiento que fue "la reforma
de las matemáticas modernas*,, cuyo análisis se titicucTilra aun Itacer si depusieran del tiempo para hacerlo. Esia tendencia
hoy insuficientemente realizado (incluso aunque la critica se a dcaoUficaJ la tarea, desvalorizaba el oficio y el docente CU-
llevara a cabo muy prontamente)» si, en lugar de buscar el SÍ podra a llagar -•* perder su existe ñola gocial -ocupando el
principio explicativo en la estructura de las diademátia» ruis- mismo lugar que la empleada doinéslira, ¡Su lugar parecía
mas ( t o m o su nombre» que subraya además tan nítidamente Ser el de quien resuelve un problema no rj> ¡wtmfttU'rjtw i étnica
!¡i obsesión por el desgaste üel saber, nos invita sin embargo siria de tiempo'. Después de la introducción de los operadores,
E X P I F S I L I N C T I T J E a hacer), intentamos considerarla t o m o un L O Í V que exige de los profesores un esfuerzo nada menosprecia-
junto Je modificaciones, globales} locales, que procuran tes- ble, I;L situación se modifica enteramente. Su oficio tendea a
d b l i t c f ta compatibilidad entre el sistema de enseñara* y su ser dcsalíficado; pues bien, ahora son [os padres los que,
entorno, entre la sociedad y su escuda. Tomaré aquí un solo bruLalincntc. se encuentran en peligro di- sel descalificados.
ejemplo. ¿Por qué» si los docente* han enseñado desde siem- Se invierte la trayectoria de las protestas: Jo* padres se sien-
pre las cuatro operaciones, experimentamos la necesidad, a ten molestos porque ya no comprenden. Desde una posición
fines de los anos sesenta* de envolver esas cuatro operaciones baja» los enseñantes pasan de inmediato a una posición alta,
bit ¡O el concepto de ofwTüdvíFh* que por un tiempo restablece su autonomía de funciona-
Porque l¡i introducción de los operadores satisface nu- miento-.-
merosas condiciones vítales p;-n ;I nuestro sistema. EJII I elación St interrogamos ¡i quienes, en los años sesenta (y algu-
con el entorno, se presenta a prlorl como una operación de ríos ya a partir di- los artos cincuenta) fueron los promotores
la que podemos esperar un beneficio excepcional. De ese mo y los artesanos de Li refof ma> loa veremos sorprenderse e in-
do» dul lado de tas matemáticas, por el recurso ¡d nombre mis ch\6o molestarse- ante la explicación que arabo de proporcio-
mo de operador» esta operación ofrece lá garantía de tina be nal. La motivación para Introducir los operadores les parece
névola neutralidad; el elemento que por medio de ésta toma enteramente diferente — Ja examinaremos enseguida* Pero lo
su lugar en el saber enseñado posee sus diplomas de uoble/a que resulta sorprendente y que conviene .subrayar debida-
matemática La maniobra ei incitase exiremadamente audaz; mente, se encuentra en otra parle. Las relaciones entre el sis-
Ha noción de Operador nos hace situarnos por encima de to- tema de enseñan?» y su entorno, entre 3a sociedad y su escue-
das las clases del liceo I El alumno más peque fio no ta reejF la, .son ciertamente de una impresionante complejidad. No es
comtrsd sino mucho más larde (pero entonces ya según su en absoluto sorpréndeme que a la larga se manifiesten desa-
I L S U originario, o casi), en la universidad» i si acaso la re en- ¡tiitei y que ciertos reajustes se revelen, por lo tanto» necesa-
cuerne at Pero el cambio alcanza su mayor funcionalidad frrn- rios. Pero cuando se estudia el mecanismo por el cual se rea-
te i-í Ui% fftidfvu Los padres —aquellos que forman pai te de las lizan esas readaprariuiies nos encontramos ron lo siguiente;
clases medias y superiores, por lo menos— podían creer, efec para modificar este e n o r m e entrelazamiento de interaccio-
lijamente, f i n i e n d o de la amplia banalifcación social de lá nes» todavía tan poco esplorado y tan mal conocido, es posi-
ttVrñí"! de las cuerno operaciones, que el piofesot, en el fon- ble incluso si se trata de una operación delicada y que supo-
do» sólo estaba haciendo lo mismo que ellos habrían podido ne tantos riesgos (de los. que hemos tomado conciencia tar-
que distingue por un lado los métodos y por otro lado los
díamente, precisamente en relación con la reforma)-*- obtener
contenidos. Ciertamente, la producción de la noosfera es
un resultado maniptilmido una sota vanabír: el saber. Obvia-
abundante, tanto respecto de los primeros como de los se-
mente puede invertirse « I argunnento y sostenerse que al que-
gundos.. Para mucho a de sus miembro» la pedagogía rs una
rer modificar fanm con tan poco, no es sorprendente que sur-
profesión - p a r a otros, tul comercio— y por ende elaboran
jan nuevos desajustes, eventualmente más graves q u e los que
doctrinas según una gama de lo más variada (aunque se pue-
se procuraban corregir. Sin embargo es necesario, de todos
de demostrar que la mayor parte de las doctrinas proceden,
modos -fSpt!C¡íhnenre si queremos comprender te acción de
a partir de una combinatoria muy limitada* de una temática
la noosfera-, subtrayar la desproporción mtn d medio putiio en
fin ira —"motivarion", "esfuerzo*, "activ idad', "concreto 11 ,
funcionamiento (una modificación del saber) y d tfttto huwarío
etc.— y que algunas son altamente idealistas). Pero lo que dis-
(una reestr uetu ración drt r.anjitnlo de las relaciones eni re sisee-
tingue esencialmente esas dos vías de acceso al cambio, es la
má y entorno), La Habilidad del procedimiento puede- ser in-
relación costo/eficaria, FJ saber —los contenidos— ofrece una
suficiente. Su electividad no c.s menos cierta.
variabi* 4? control m uy ¿ensibt* que peí mi le oh tener efectos es-
La noosfera es rl centro operacional del proceso de
pectaculares con menores gastos y sobre la cual la instancia
tnmsposkiófl, que traducirá en lo* hechos ki respuesta al de-
política tiene asegurado el conírvi por medio de los progra-
sequilibrio creado y comprobado (expresado por los matemá-
mas y de sus. comentarios oficiales y los manuales que los ex-
ticos* los padres, los enseñantes mismos). Allí se produce to-
plicitan, Contrariamente,. los "métodos" que ocupan cierto
do conf licto erare sistema y entorno y allí encuentra su lugar
lugar en el interior de La noosfera constituyen un medio de ac-
privilegiado de expresión, fcln este sentido, la noosfcra desem-
ción muy poco efectivo. La inexistencia de canales seguros —<jue
peña un papel de tapón. Inclusive un períodos de crisis, ésta
serian, respecto de los métodos, equivalentes a lo que son los
mantiene dentro de limite? aceptables la a u t o n o m b del fun-
programas y su acompañamiento para los contenido*— a tra-
cionamiento didáctico, El profesor en su chise está en princi-
vés de los cuales podría imprimirse un cambio a ese nivel en
pio al abrigo de las dificultades con las que se encontrará el
el sistema de enseñanza» implica un costo excepciónalmente
miércoles por la tarde*, cuando entrando en la tu insiera, par-
alto para iu operativización. La historia reciente de este siglo
ticipe, por ejemplo, en una reunión de profesores de su disci-
muestra que si bien pueden aportarse modificaciones nuevas
plina S\ en algún momento debe modifica i mi enseñanza, cao
en este sentido, estas siguen siendo sólo de orden local, inclu-
se determinará por la mediación de la noosfera —incluso si,
so puntual, y a menudo se muestran lábiles. Existe algo asi co-
adiiUAiNtraiivamcntc, recibe esa orden de la instancia política-
mo una ~ergodicidad" del sistema de enseñanza que, .1 pesar
y no bajo la presión directa de la» exigencia* de los padres o
de las perturbaciones creadas por el mal iwo de los métodos,
de los matemáticos. Comprobado este hecho, ¿cómo puede
lo conduce a un estado de mejor economía en él que la varia
acLttai la noosfera para restablecer la compatibilidad entre sis-
ble determinante es nuevamente el saber (¡o su ausencia!). A
Lema y entorno? Ti-adicicmalmente existe un análisis dirotómi-
eso hay que agregar que ese privilegio funciotialmerrtc con-
co de los medios de acción que pueden ponerse en práctica.
cedido al saber se expresa y refuerza a la vez por ta división
• N. <Lil l . ti C* día di: ¡isuciú fltüfcerdj eti k» rotqgtfM Fniuxua.
HLL- la noosfera según los diferentes saberes ensenadas, acerca tos a distancia, poi un tiempo) de su acción v del movimien-
áe. los cuales ios "esleíalistas." - n o sin razón, cunm acabs- to de conjunto donde se inscribía La historia.
trms de ver— conservan como horizonte principal, sino Ü n ico, A decil verdad, liahría buenas razones para jUMilit ar
i"S saber del que se considei an a cargo: y se comprenda entín- esta actitud: siempre las mismas, PnesLo que un pleno reco-
eos la elección ríe l;i acción, a p i c n t e m e n t c deliberada, que va iHJcimiento equivaldría aquí a reabrir el campo de ta concien-
:i efectuar la UOosfera, cia didáctica de modo tal que se perciba la existencia de un
Porque La noctífera op1a prioritariamente por mil refl- más allá del sistema didáctico y a poner en peligro, más pro-
quilibrio fiüi rnttiio de una ntRnipulatiÓJi tleí sabn- b's ésta, c Lindamente todavía, precisamente lo que se procura lestau-
pues, la que va a proceder a La selección de los eletnemos d r | tar —la autonomía relativa |>s decir, ficticia) riel futlciona-
saber sabio que, designados COliif» "saber u enseñar", .serán ttiiento didáctico. ¿Qué esperaba entonces la noctífera de una
entonces soiiLL-tatlns. al ti abajo de transposición; también es. modificación del saber —tal ve¿ ;i| margen de ese propósito
esta la que va a asumir la parie visible de ese trabajo, lo que tan poco ronfesable que el análisis hizo ver? Para responder
podemos llamar el trabajo exlrttiu de la transposición didác- conviene completar ahora la descripción riel desequilibrio
tica, por oposición al trabajo interno, que se realiza en el in- entre el sistema de enseñanza y la sociedad. Hemos adopta-
u:rior mismo del sistema de enseñanza, bastante después fie da, en cada caso, et punió de vista de los académicos,, el de
la introducción oficial de los nuevos elemento» en el saher los padres, el de lo* enseñante. R I L L . I el punto de vLsla de los
enseñado. ¿Cómo se opera rsta selección, cuáles S O I L sus ob- alumnos. AJif mé ames que el profesor. en su rlaíe. M.1 encon-
jetivos? liemos visto que La selección que ha de hacerse no i-s traba reLaJivmneiUe protegido de la "rl iáis". 3Je hecho, el pro-
sencilla, ya que debe resiabkccr, en relación con el saber, fesor se encuentra finalmente con la crisis, que se le bate ma-
una dialéctica sutil —la "buena" distancia- entre sistema y nifiesta adopUirido le: forma iir alumnos. Eiasre íilj*ó así comn
piíííinzrj. Sin embargo, Mt no tx «n nbjrtivo pnm la Hotwflmj.. Sin una dualidad enUe alumnos y saber enseñado; el desgaste del
duda, los artífices de l.i informa 110 reconocerían íU estrate- saber es el sahei que deviene viejo en relación COtl La socie-
gia en el escenario que he descrito: es más, lo condena rían dad; es también, dvnlmente, lá iocitdad que dsvirtv: vieja (des-
¡alegando que éS fruto de un maquiavelismo meeaniciftta y li- gastarla), ¡4 través de sus niños, en relaritm nm r/.vh/r. Conrre-
geramente perverso, En todo caso, no considerarían que ese lamente, esc saber ya no "sirve", los alumno» ya lio llegan a
esquema explicativo tenga nada que ver con sus ¡mencione» absorhcrlo, la frescura del (reJcumeniar desaparece; a falta
conscientes y explícitas [o escplicitables), incluí) m, acordan- del poder para Cambiar a los alumnos, se hace preciso cam-
do con nuestra perspectiva, reconocieran finalmente en ese biar el snher. .^sl, el desgaste del saber se diagnostica simultá-
esquema 110 sólo una lectura verosímil de un esecnartn in- neamente (y dualmente}, como crisis fie la tnseñfMvi. Para el
consciente del que habrían sirio, sin saberlo, los actores ints- enseñante, y para sus representantes en Ja noosfera, la rrfor-
tifirados {todo habría ocut ridn como si..,), sino el rfteit* "fi/, ma debe nfmnkir a esa: a perniitii que se responda de manera
debidamenle i onvatahJe (el saber enseñado se acercó real- satisfactoria n U "crisis de la uiseñan/a" que el expéiimenta
mente al saber sabio, los padres fueron efectivamente pues- ctítidiananiLílte. y resolver el ptoblerna ríe las dificultades de
iprtndizáje —restaurar d deseo de saber (l¿ famosa "motivar presenta la ocasión para una reforma de (os p r o g r a m a s los
esón") v darle los medios para contrarrestar la progresiva ne- medios, y con ellos las .inibíciones, adquieren oirá dimen-
crosis, ¿i [a que ve ganando terreno cada aña.,. sión. Va no se trata de una limpie reorganización por permu-
Si T Í O S deshacemos por un instante de la evidencia d e tación sino de una verdadera wfuHdatión del conjunto de los
una expectativa tan familiar, las razones de est<i acritud resul- contenidos, Reelaborando el lexlo del saber, y especialmente
ta]! sorprendentes- ¿En qué sentido una modificación de] R3- otorgando una existencia en el discurso a aspectos anterior-
ber eüieñádo puede, por ejemplo, suprimir I r a dificultades mente no registrados, se procuran, simultáneamente, las he-
de aprendizaje? Descartemos una primera respuesta, ele apa- rramienta* para un diagnóstico y una medicación. Veremos
riencia simplista pero en absoluto subestimabte: -si surge una un ejemplo de ello.
dificultad, a piupó¿ho r]<- tal o cual noción o tipo de ejerci- En los anos cincuenta, al ij»ual que en los ochenta* Jos
cio, es evidentemente posible suprimir esa noción o ese cipo alumnos escriben obstinadamente, TK> lodos y no tocio el tiem-
de ejercicio Ese ¡nccanismo funciona p r e d tómenle en el cur- po, perú lo suficientemente a menudo como para que e[ pn>
so de la transposición didáctica, pero permanece general- fesor se ii rite V quiera remediarlo* la pactado igualdad de este
mente bci jo uno propicia ta Ir a de claridad que posibilita la au- modo; l l . Si la delimitación de lo real matemático que
a+c c t-
sencia de una conciencia d a r á de! fenómeno y de ta asunción
realiza el texto del saber no permite nombrar este ei roí; u in-
ele su intencionalidad. Incluso bloque* enieruft d¡d saber cnw-
sertarlo en un conjunto signiEfcaiivo de prácticas, u tirulo tle
ftados pueden resultar alcanzados por esta expulsión — fenó-
desviación, ew natural que resulte irritante —sin. que se po-
meno de vaciamiento de contenidos que se observa en ciertas
sean siquiera lo® medios para referirse A ello. Pero, C Ü I L la in-
épocas de amplia apertura del sistema de enseñanza respecto troducción de la delimitación teactuaJ "moderna" íle\ de com-
de nuevos flujo 3 de alumnos (en lab fases de democratización posición, elemento neutro, operación inversa, etc)* la situa-
intensiva, por ejemplo), que suscita la inquietud y la opoívi- ción se modifica. Se podrá nombrar el error, constituirlo co-
itun de los "brrcderns H y que es correlativa en períodos or- mo conr ra lipes de un Upo ríe práctica legitima y autentificada
dinarios, n la constitución de las orientaciones "básicas" del por el discurso matemiúico de en&jñaiiza- He aquí,, por ejem-
sistema de enseñanza. l.'na segunda respuesta, de compkji- plo, cómo un autor conlenipoiáneu del movimiento cli? refor-
dad superior, parece aquí roas pertinente. Para darla debe- ma de loa años sesenta aborda la dificultad que acabo de
mos partir de una comprobación; después de enfrentarse con mencionar: "El procedimienio de 'simplificación' —escríbe-
una dificultad repelida» d enseñante cree espontáneamente se basa ni la noción de op^:ración ¡inversa 'en el interior de
en la posibilidad de que puede ser eficazmente resuelta o par- una familia' y el resultado es el elemento neutro para esta fa-
milia". {[-is confusiones al respecto COJiducen a los errores:
tir de una tf-ytgfiHilición del saber, En soledad, al frente de su
tlastr, L-I profesor pensará en retocar su curso, en general se-
v\\w 111 iii romhinaíoría simple (por ejemplo, alterará el cuelen
de <tos elementos —la continuidad antes que los limites, mien-
tras que Íinsta entonces hacia lo contrario-). Pero cuando se
Efetu breve tita es muy reveladora del trabajo aperado etc.) A partir de allí, se hará que rl alumno que incurra en
til la noosfera. Aíiriliii etl principio ta posibilidad de zwlvera et error preste atención a la regla transgredida para disipar ta
rutular. en et lenguaje de las matemáticas modernas. la vieja confusión que se supone está en Ea base de su error. Ks isa La
tLOcióti de "simplificación". mencionada solamente entre tu- gran esperanza que permite confiar, en compensación pen
mi] la*. que se ha propuesto reducir a la noción de operacion las ¡ncettidumbrrs de ui futuio aun incierto, en la perspecti-
¿mima ("en el interior d e lina Í;*TTIÍLÍM^>. Luego, la tita p l a n e a , va de las modificaciones aportadas al saber ensenado. Toda
entre paréntesis (hasta tal punln la fosa parece darse por sen- reorganización del texto del .saber lleva en si. orgánicamente*
tada). Ea viitud dütgnáitica ) l.i c f k a a a Iswpfiitica de « t a nue- nn reaconditionamienito de La noseografía en uso y abre de
va lectura íte las [U.ii t í o * matemáticas en Ea fiase. Por un la- esc modu una vía de acceso, que se supone más eficiente, a
do, éSLíi permite identificar errores bien conocidas perú errá- la patología ordinaria del aprendizaje Obviamente, el rc-aio
lieus ell telación 11)11 las clasificariones anteriores. (Asi, el del saber define los principios que el alumno debe respetai y
ei i'oi' (pie hemos minado r o m o ejemplo se presenta ahora co- delimita entonces, en un momento dado, Eos errores que el
mo una transgresión de las reglas a r a r a de La aperuci/m imrer- profesor podra identificar y para los cuales dispondrá, con el
sa y el tktiuittío nfíUftf.) Por otra parte, f i t a transgresión se im- diagnóstico de "confusión", de Li técnica del "ataque direc
puta a una confusión (por parle del alumno). Ffcm, a ese diag> lo"; y ln.k errores que deberá renunciar a elucidar, para los
mistíco d^ confusión responde inmediatamente, por parte cuales no podra pronunciar el veredicto de confusión —para
del enseñante, bi UCuiia i tirar iva que consiste en insistir, a que hava can ilusión es p r e d » i que haya n m b i é n identifica-
llaves de ta repetición v la exhortación verbales, en el princi- ción de, al menos, una "ley", y aplicación de ésta en un caso
pio transgredido- Kl autor rilado se refiere a ella como el ata- no pertinente— y para los cuales no habrá más recurso que
'fUf 'Itrrftü a las erroresí "Me parece, escribe efectivamente. formular un diagnóstico 1311 ínespecífico como el de la "falta
<|iib- 1H>S ei rores más grases provienen He la confusión entre fie atenciiín'. exigiendo meditación hierl pobre— un firitu
Us operaciones ríe adición y de multiplicación como asi lam- más df ntentiü/t, sin podei "atacar" nada más preciso. Asi, et
hien de Un destonot¡miento del orden de tas operaciones. So- nuevo texto del saber lleva en sí, intrínsecamente, los limites
lamente un 'ataque dilecto' ;i f i a s faltas permitirá esperar su de las esperanzas que hace nacer y que, muchas veces rSpid lí-
corrección"-® meme perdidas,, se perpetúan .wn emíiargoen una fe ingenua
EJ trabajo que la Iioosfcra realiza para elaborar el uue- siempre dispuesta a r e a n u d a r e No está e n n e mis propósitos
vn ítü(H) del saber se consagra asi" a una eslralegLa de ataque prncedei a una r.riUra de esta expectativa indefinidamente
de aquellas dificultades de aprendizaje cuya prcgnancia enlre sostenida; solamente se trata de reconoce! SLL existencia, sn
los enseñantes y SU gran estábilidad liay que aceptar (como tenacidad, de identifica! sus efecLos. di: subrayar su significa-
uu problema planteado a la didáctica): loda dificultad obser- ción, tamo para los enseñantes cuino en la noosfera. f n r a el
vada debe primeramente ser identificada, es decir, debe ser enseñante, la hcrranriciita esencial de .su práctica ra el íixUt drf
reconocida como algo que viola una regla debidamente esta- vitio (que deviene palabra a liavés de él), en las variaciones
1>1H I ida (coumuTatividad, distributividad. regla de los signos. que el se peillilLe imponerle. Las otras variables de pobiei no
de las que puede disponer —espeíiaJtitóttte aqueltas que no estereotipado, convertidos en consignas que designan y en-
•están específicamente ligadas a contenidos de s a b e r - son va- mascaran a la ve/, su sentido: de la "modernización"' a la
riables subordinadas y k- permiten sobre lodo organizar la "apertura, de la escuela a. la vida" —expresión polémica que
puesta cu marcha de su primer arma, el texto dd saber. Éste, proclama atolondradamente, a sus espaldas, el ríffW del or-
d único capa/ de hacer aí e n ^ í h m e en cuanto u*EP es den didácLico» Sin embargo, los requisitos de compai i bilidad
ai mismo tiempo c>1 principa] msirumenro wrapíuiíeo, Es H son los más fáciles de satisfacer. Todo lo que se toma exitosa-
trenas de él c i tmicd tatamente gracias ¡i él, que el ensenante mente en préstamo del saber sabio. es decir, iodo priora mn
actuara para modificar \m efectos de la t i m T i a r i o o para ac- cuya inserción en el saber C J I s e n a d o eslá fundada sobre el
tuar sabir Jo que siga siendo patológico, a pesar a la tvri se fian- funcionamiento didáctico --Jo que supone de Lodos modos el
za- dada. En connoiianrciíí con esta pura lógica de la acción, los complejo trabajo de la transposición didáctica'—; todo prés-
miembros de la noosíei-a aprecia*! cualquier reacoinodamien- tamo tomado exitosamente deJ saber, logra satisfacer esos re-
tü de la estructura del salwr enseñado con él fin de renovar quisitos al inenos parcialmente y, de aJgun modo, automáti-
los medios para prevenir y curar lo que este reacútiüdamicii- camente. ¡S o es necesario querer responder a las exigencias de
i:o trac consigo, O más bLcu, las elecciones que tienen lugar compatibilidad para darles una respuesta. Este logro no pre-
en e! saber sabio sn guían pnr esta exigencia, Cualquier nue- supone en absoluto la clara conciencia de Jo que ésre realiza.
va nocían, que aparcr^a, cualquier nuera presetibfcción que se Prácticamente toda la atención de la noosfera se orienta en
proponga, será evaluarla, jwgadíi, jiruiviuvida en función de otra dirección, Pero, debido a la insistencia en esta única preo-
su capacidad (supuesta) para rratar líis dificultades más evi- cupación, las posibilidades de éxito se encuendan ali ámente
dentes. Asi fue como la teoría de los operadores tuvo tann- comprometidas. La empiesa es azarosa, los resulta-dos incier-
hien, junto a sus virtudes "rnnohlecediDras" (de las que liaMé tos, a menudo sospechosos. ¿Cómo asombrarse? Se habrá no-
antes), ta ventaja de hacer pensir (por un raaonamiem» en cu- Lado, así, el legalismo impávido que cimenta la búsqueda de
yo análisis no puedo detenerme aquí) que era posible reforta- un "mejor" testo del saber. Aquí el error está considerado en
lecer gracias a ella la enseñanza de las cuatro operaciones, re- relación con una ley que, "por confusión^ — ya ¡te .subrayará el
solver, desplayando el problema por medio de un cambio en valor transacción al, de negociación, de esta expresión— el
el saber enseriado, las dií'kultíides con las coates esa ensenan- alumno no habría sabido respeLar; la acción reparado! a con-
za venia tropezándose! hasra c-mtijures. siste en mvíLar at culpable a que respele la ley inateTlirinra, re-
La actividad ordinaria ríe la noosFera busca eti pritsci- cordándole sus términos y, si cabe, exhortándolo a íTcordar-
pio conscientemente un cambio "terapéutico". Cambio no es los y a conformarse a ellos. Una concepción semejante nene
sinónimo de modernización, W cambio es aquí eKcepclonal- muy' poca relación con lo que se pretende carílbixi V el análi-
mente buscado en la perspeniva fie una puesta al día del sa- sis didáctico no tiene ninguna dificultad para demostrar que,
ber enseñado, Los requisitos de compatibilidad quedan al bajo la cosmética de superficie del cambio de programas, la
margen d e la intención J V I O I n n a d o r a . Guaníto afloran a la estructura profunda de la relación di clac dea, püi lo general,
conciencia del reformador es bajo la forma de un li'&uestisíifiú apenas resulta afectada por muy débiles alteraciones-
C < J I I esLo, el trabajo d e la K U U F I J C . F A E M I Í A P E N A * I N I C I A D O

Puesto que, eniie el proyecto -iiicUeadn pm la dí^ignarion


del saber a enseñar— y &u realización, un tercer ord^n de
condiciones plantea obstáculos. Alineado:? j u n t o a las ci ¡ruti-
tiüiieií de cttíh/Ma/ür/iciad y ai aquellas que la noosfera se impo-
ne a SL m Lsiiici , su encuentran las que P O D R Í A M E denominar
condiciones de ampvmhditimi: con los elememos anterkxrra
(recamados del antiguo lexto dql-saber)'y las nuevos (tomados
del saber sabio}! es preciso construir un texto nuevo, l lev ai a
cabo una inLeyración aceptable de unos y otLus. La noosfera ¿Qué es la transposición didáctica?
encuentra eii ese punió d d e t e r n i n i s m o piopiu del funciona-
miento didáctico. Procura obstinadamente, poi caminos a
m e n u d o inciertos* 1a organización de una Íwní¿ enseñanza. El
orden didáctico, que no se pliega a nuestro* deseos, viene a 1.1. Todo proyecta sotial tir tW-ttñttttta y ri* nfitrnditaje se
recordarle que una enseñanza. anLes de ser buena, <i$he ser constituye dialécticamente con ln identificación v ta designa-
simplemente poxiblf. De las condiciones didáctica*, ILI noosfe- ción de- con le nidos de sabem CuillO contenidas (t enseñar.
ra toma expliciiamente en cuenta alguna», en diversos ni •/+-
les. (Asir por ejemplo, las condiciones q¡ue denomine' ciíyrj^ y [ 2. Los contenidos de í¡al>eiOhí designados canto iijut-
tüpogsnélicav. hay que prevei un "cuiso", UII curso para Ltus a fnstruir [exfiKcitamente: en los implícita-
preparar y un curso para enseñar, hay q u e prever "ejerci- mente: por la tradición, evolutiva, d<" U inlírprclarión de los
dos 11 .) Pero otros muchos se nos encapan, Cuando los progra- programan), e-n general pmxiiten al movimiento que los de-
mas son preparados, conformado» y adquatmi fuerza de ley, signa C O I I I U LLiles. Sin embargo, algunas visees ly p o r U> me-
comienza. oLro trabajo: el ile la transposición didáctica íttíí*- nos más a I I U ^ I I I i d o de lo T J I I E 9C pijdn'.i creer) .SOTL verdaderas
na, Algunos de los hallazgos tnás bellos de Ja noosfera tío re- rrvacionst didácticas, suscitadas por law " n c c c s i d a d n de la en-
sisten esa prueba. Ln p o c o tiempo, el funcionamiento didác- senan/a*. (Así ocurrió, por ejemplo, W5 la cnscñan/a secun-
tico dejó malparada a la ambiciosa teoría de los operadores. daria fiante sil, tuu el "gran coartin" y el "gran seno").
Otros elementos, al contrario» se f u n d e n con el paisaje como
si desde siempre hubieran estado allí. Misterios del Orden di- 1.3. Un contenido de saber que ha sido designado eo-
dáctico del que hasta ahoni» todavía, no sabemos demasiado. lito saber a tiueilai, sufre a pwtir de entonces un coqjuuLo de
[ranifQimiclones adapiativas que van a hacerlo apio pata
ocupar un lugai entre I H J S >jbf*tai d? enseñanza. tJ "trabajo" que
transforma de utl objeto dr saber a enseñar en un objeto de
ellset'iíillAa, (S denominado la trawpaiicifix didáctica.
2.
1.4 1.a transformación de un ccmtcmdo dt aiibcr preci-
so en una veraidn didáctica de ese objeto de saber puede de-
nominarse ni sis a prc ipiadan icnl e u t ra rispos ic son didáctica
siria® h h j u " . Pero el ¿Jíttííío científico del proceso tle transpo-
sición didáctira (que fí tina dimensión fundamental de la di-
dáctica df hu supone tener en cuenta La transpo- ¿Existe la transposición didáctica?
sición didactica j*RJU ¿alo, rcpre^entacla p o r d esquema
ülíjtftj EIl j saber objeta ¿i epr.eñar ^ o b j e to O la vigilancia epistemológica
de cn&eñanza
EN el que el primer eslabón marca eJ paso de lo implíci T<j LL lo
explícita, de la. práctica a la teoría. de lo uuió a Jo a'ms-
triucfai 1^. 1. ¿Exilie lia ir-inspofticLÓn. didáctica r ¿F.l objfCio de eai-
señanza es urTdadrmmtfüf diferente del objeto de saber al que
L5. Veamos un ejemplo que realiza el rnov¡miento re- le responde?
presentado por et esquema de la transposición didáctica:
—la noción de disüamcúi (entre dos punios) se utiliza ey 2.2. Podemos considerar ¡a existencia de una transposi-
ponianeameiite "desale siempre'; ción didit-iica, como proceso de conjunto, como situaciones
—el mneeptn vmtrfttíílú'a de distancia es introducido en de rrtaaorm díMttkm d* ohjttos {de sabei y de enseñanza a ln
3 906 pür Maurice trechel" {objeto de saber matemático); vez) que se hacen "necesarias* por las exigmeinx del liindona=
- e n el primer fíelo de la enseñanza secundan.! france- miento didáctico-
sa, IcL noción irLalemátlca de distancia, surgida de la dei'ini-
dóti de l'Vcchct aparece tn 1971 en el programa di- la d a s e 2.3» Entre los muchos ejemplos- de ese tipo de c r e a d o
de cuarto curso (objeto a ensenar): nes mtijicioneicios el "gran coseno" (Cos) y el "gaan seno"
—su traiamienlo didáciico varia cota los años a partir de (Sen), los números complejos como oiatrkcJs cuadradas de ¡r
su designación como objeto a ensenar: continúa el "trabajo" orden 2. en el serondo cido de la enseñanza secundaria; h

— "a
de transposición.
noción de operador-máquina, en la enseñanza praanaam -B
(Aunque soto consideren estos ejemplos, se observa que !;•
les creaciones *irf /wtf del sistema de enseñanza pueden correi
muy divensín sierre.) |
2,1. Delimitando el saber cnücñíKlo según conjuntos la teoría de conjuntos de Jos matemático* n ta teoría fie con-
más vastos, podemos comprender cajsi romo una caricatura e! juntos. de la escuela primaria, surgieron diversos ahjeius por
efecto de la tnuisjiíwirUin didáttka» en las situaciones en Las la.* exigencia* de la transposición didáctica: los ^diagmmas dt
que se produce una verdadera jputíftuiÑt rfiítóflicu ¿ I * J ^ V / Í Í , Meww" constituyan; en este f l u i d o un ejemplo sorprendente,
Sobre ese sema, Midid Vcrret escribe lo siguiente; sobre el que puede leerse una apreciación desarrollada en
^Cuanto jwiíi- ¿f¿itanCí fe /¡rrma «fpífjr /W mníFmrftf Frcuctenihal (I99Ü> pp. £ 1 2 4 3 5 y 3 4 i m
üemni jOtiiv.i¿Tffr nuu fyyohahh- es esta con vsrywn de objeto. La
historia mi proporciona ai tn¿no$ dos grwvUj tjempfm de eiia: ta 2-8- En lo (|uc preceda. In existencia efe ía transposi-
trarujomiuián de la ffitmtvra > de Ui magia ürfivmutúrw en sus ción didáctica explicada ,i través d e a ) G tinos de SLLK efec-
Jtgums ñst&Uwr.y en Ui escuela ron furia na, ía imnsf&rmaciórt dt b¿ tos más espectaculares (creaciones de objetos) o por medio
metafisim cristiana tftt fiíosofía escotar eii in Ihmwnidad Escatdsíj< de sus. inadecuada* dis/undmes (sustituciones " patológica
a¿, trnnsposidones de las que ewwümmos un equtvaieníe en ta en- de objetos)-
señanza secundaria francesa en H siglo XVIJr fon !a ¿ustiiución de
ta enseñanza del latín escolar por la enseñanza flW latín clásico; r n 2.9. Pfero existe otra manera de plantear el problema de
cí sigitj xt.K con la justilwió# tir ta mseñ¿¿nza de.f Mpiritualisrnu Ja csristencia de In transposición didáctica: una manera de
universitaria por la enseñaBW fiiasojia a sttíu" (VcrrcL, plantea! ese problema que participa del principia de ingitaaria
1975, pp. ] 7 7-178). episientQUtgíca. que ef dtdacta debe observar <oiLslantenuniie,

2.5. tn lo L^iie respecta ;i la enseñanza dc. las matemáti- t J O , Asi, cuando el docente dt^a: "Hoy, les he mosrrii-
1
cas* EcnemuA (en el ¡siglo XVIfJ el testimonia —sin duda algo do a - hr", el didacia se preguntará: "¿í^uál c* este objeto fie
singular— di ] propio Desearles: sobre LM; Lema, puede consul- enseñanza qite el dcnceiJle rotula como uaT - b¿"? ¿Qué relación
tarse, por ejemplo, ft Mesnard (196G) (cspccialmon^ pp. 6-7 y entabla um el objeto matemático i*! que implícitflinéntc refic-
89-91). ie.-" Allí donde el enseñante ve U identidad del fin (el obfcio
dcsigrrado t o m o ^ nseíiáble) y rtr medios (el objeto de l:i
2.t>. Fu el período contemporáneo, evidentemente hay enseiian/it, tal enmo In ha moldeado la trínsposiLión didíSc'Ci-
que mencionar ta reforma de tas matemáticas modernas* que He c^i), el riiílacta pEantcífi la cuestión de la adeetmeiéní ¿na hay
proyecta a partu de los años i iitaienLa y va a realizar. en eJ acsLso conversión dr objeto? V en ese taso, £cuAI?
r
_i
CUfSa de los añitó setenta, un;* Austiiudón de objeto de una
I amplitud q u i m nunca igualada. Sobre esta cuestión, es posi- 2 J ] , La duda sistemática ai respecto ( M íSe traca efecri-
I
ble remitirse* por ejemplo, a los análisis de Chevallard 1980b. vamentr del objeto njya enseñanza *e pi oyeí iabíi?'1) es la se
E ital y la íondicion ríe |;i fuptum rpnítmoiógica que permite <>l
ZL 2,7. tfüi sustitución didáctica ha provocado un gran mi- dkJacta deshacerse de las evidencias ^ de L.i EÍ .tnsparenciíi
a
I
ü mero de creaciones didáctica de objetos. Asi, en el |>aso de del unjverao de enseñan ¿a cjueél vive en tanto que enseñan-
3
te (o al metió*, en t a m o el aluitmo que lo sido). PtiesLa en
cuesLióri sSsiemíSlics «uc lo arranca. de lú RÑ45TT$H IÍIT /-LZ F R A N J E A -
rpjí^ís,

2 12, Descubríanos enionLes que* del objeta de saber ni


objeto íüe enseñanza, Li distancia eí., con mucha frecuencia,
inmensa. A propósito de la caución do murtón pamm&rkü, ¿Es ¿wfíia o mala la transposición
véast' pul' ejemplo S c h n d d e r (1979); y pin i a V - b"'H4 véase
Tonnelle(ltí0). didácticaY

S J . E3 ejercían ckl principio rte viigiEasn.w tn la Ls'^ns-


P O S I C I Ó N didác íiczicx L U Í A de [ A S E N N D K ¡ I >ncj¡ Q U E D U L E R K I I I I A N

L,i püsiMli&d de un fiuúti.-iií íírKtifirt. dei ¡uMtütla didáctico.

3.2. PtTD aI mÍFinn riempen, csf principio Itevu dertim


1
di ai FIL íttrriij :írr W C Í ^ I V I W , p<n' p .ríe del iisieiua de ecise-
y vuk agente* (ra primerísima ]o* tk1
los a u l M que dicho principio pcrruitc producir.

3.3. T.n cfoGhPj MI eficacia particular coilsitc* ím ÍIuihí-


oar ILI difitftiiiú ülli donde se halla nc^oda pini vi docente^ en
tueiüúüai la icLtimicUd espontáneamente apuesta, pa™ ha-
H.fí aparetci I;- iiudKuaci^n cuya c^id^m ¡,i étibiascati.

3A. El docente no perrfbc spomt&neiamentd la u anApc-


slclúll —por lo meno* no íe CqoKd? rsp^ciíd atención:
"El d&cr.niá en mi fias?, et tjtte einfiúrú los f>Tvgmmair el que
f\a' r luí m<fnucitn, trida I*RU? Í M ÍÍ¿ ámbito, irutíUlym K H « v¡vim<¡
dt'.mtiiia iftíe úende a cmistUuir un objeto dt fti\p.t;/ufzíi m 1,7.1 d>y-
tinJn rfél ubjtfo al t}ne da lugar. De esc modo, e^nr/t ut twrmatim- sis d idáctica que es negativa y estéril: consiste en jugar a ate-
dtitíí iift flííiííflJf ¿ti rfíjmnsabilid-ad -episiritooléffkft - d& este pwfcr morizar (linclusro a atemoriKanseí). Para el didacta, ésa es una
n'mdvr de normas. S¿ espera?i, ü TAEMIÍM; tü t¿pn¿*fo iátt o wtfuna de Lis muchas maneras de no llevar a cabo la ruptura necea-
del tsftickiiist&z sitúan ém a/nvczacaon curo? ¡i¿giP rxír™*' ti su prú- ría, de a h o r r a r e el doloroso Irabajo que debería llevarlo más
yrtM f >j íw tógira rnterram Esta Mpm:iü€¡étl es f.nnsidrmda allá del bien y del mal.
pvslmürtttf nte Q puede acompañar u dhfm frigiúr., pera rammen/e
se intffgnl rrt eíltx, por imposibilidad de (ornarla e?L etienta en sus ¿m- 3.8. Este L I S O negativo del suiálisis didáctico pretendería
pfümiones fpLstemfiiüfpras. Pote* vüfof i$tétfco o mmaL interviene legitimarse como j¿t? uío crítico. E3 que lo lleva a cabo, se ins-
T'tf la recepción F w w i del proyocia. JVVJ iftfm wtt fie eUo a ta estruciu- talaría entonces en una posición desde la que resulta fácil la
m rzr a íü& ¿obtenidos $m& de UM manen* miméfimy en un mién- objeción, pero sus "luces" no servirían para nada, excepto pa-
fe-1 -ír Oá.reditarÍQX frente a lospoderes imiituriúttalm^rM intte&tidas." ra rqjinra.su "retama": el profesor.
(Chevallíit-fl, v n n , pp_ 4-5).
S.O. El uso "erítim**, incluso autocrítico., del aníüisij de
3.5- Km i:\ caso ríe que rm»it>zó los hechos de transpo- la transposición didáctica es una primera reanción-, sin duda
sición didáctica, creación u sui-llltíiCtún fin ub jetos, el ensEñan* inevitable, frentc. al reconocimiento de ta existenria ele la
le tendrá la horrible sensación de que lo encontraron con las tiansposición didáctica; Para tina ilustración más completa,
míanos c tt¡ la misa. El análisis —salvaje o ¡nítwion-il—ríe la vedase Verret ly?r>? pp r IS2-I9Ü.
transposición didáctica es fácilmente vivid** romo dncubn-
riljtfff I# de ífl Í J Í J / f.vfflíhi oraiHos y d i lo que había permanecido 3.10. Según isa primera muxSác], la transposición d k t k t i
OCüh" lo hacía porque era culpable. Culpable., en este caso, ca te percibida a m o algo tmh\ pecada irredimible de trxJn pro-
en relación con ta "verdad uialeinálica*. Culpable anle el L I J O yeito de enseñanra *.;k csn el inejor tic los casos, mal n e c ^ u io.
del Maestro, el matemático.
3.11. En esa perspectiva, el valar de una transposición
3.fj. De .Lili que se obser ve una verdadera resistencia al didáctica se podría comparar con el reparo de la ftmsirwtim
aílSlisU didáctico,, parecida a esa ^resistencia al psicoanálisis" histórica, en el seno de la comunidad matemática, del objeto
que, SCgim l-'reud. es causada púa la itptcnhf pstfetkigira que en- de saber cíiya enseñanza seria, por esc medio, alranraíta. La
gendra et mhazo (a ver, admitir, aceptar) o incluso las formas Conaljucclon o la fíyesenUifWJi didácticas de Jos saberes sería
i litis diversas ctd reconocimiento culpalbilizado. una versión más o raen<w ¡lej; taidñda de su geiwm historien y
de í-u tsiciiido actual {sin qi.ic haganios referencia aquí a un hi-
5,7, Es verdad que el dklacta —o cualquier olru— puede putélíco ísomcarfúirno ríe las géatesis histórica y didáctica: es-
ponerse a revolver, a descubr ir, con un fervor sádico; mtrüdu- to requeriría un traliajo adicional, mA& preciso). Frente a la
i iL la sospecha de la miildíi policial; escandalizar y obtener epistemología "natura] la unseíiaimt propondría, de fmtor
cierto placer en hacerlo. Hay una manera de utilizar el análi- una epistemología ^ r f j [ f l r i a t , de lüeuor valor.
/zafo -es ítrn-ii, dejando de tadr? loa caUejoties sin salida, 'AA2.
se concáha el paso de una reacción pesimista ante In transpo- fi'acilsos, pcíu rcdcsfíltgsindo rodíi |¿i tique/.;» ílt deüiUTollus
sición didáctica (concebida! por ejemplo como mal necetti- fecundos y £1 veteü n i v e l a d o s - de la construcción hístóiicu
rio), a una arlilud o p i i m b t a y dinámica, dispuesta ;* la búi del saber.
queda de una *bvén&m ftMSpotivión didáctica.
3.17. (Jira línea d<- ¡nvestigíición consiste» en dar cuen-
3.13. Una acritud tal impone en principio al enseñante ta de la especificidad del proyecto de Construcción didáctica de
una cierta wsertfa ri¿?£fnlQhfgÍ£n y en virtud de su mismo op[ i min- los S M K L T C K . ilí nu heterogeneidad u privri respeno D E las prtit
ino: puesto que puede exisúi. p a r a tal objeto de saber, \ i m ticas acaciémimx tle tos saberes, de su iiTeductibilidad inmedia-
buena iransposir ion didáctica, debernos ers principio abste- ta íí las ¡jfcrnt^is sociohÉstóticas correspond icntes
nernos de enseñar lemas, incluso -interesante*" (desde d pun-
to de víala del enseñante)* para los cuales no se dispondría (o S.lft. Kii esta hipó*e*Ü3, que f u n d a ta necesidad y la legi-
no todavía) dt una transposición didáctica saiisíaciioria. timidad de La didáctica de las matemáticas enmno campo cien-
lílico, el estudio de Ja transposición didáctica supone el aná-
S J 4 . Hsa fjQnftidci ackin a-e llalla bien expresada en la li- lisis de las condiciones y (ir fos marcas en los que ésta M? lleva
na observación q u e citamos», perteneciente a sir Richard Ii- cabo, Ejti.steriÉ ir'ilfnecaLe, e*ía perspectiva es la de un optimis-
vin^stone { íhe futurfi cj Edttítíiion9 1ÍM1): "Se reconoce al mo wodrrado...
buen maestro por el i n umero de lemas valiosos que se ah^i ie-
ne de enseñar"*.

3.15, Ln sentido inverso y correlativamente, de la mi.v


ma concepción se desprende la exigencia tle buscar buenas
tmnspQftiitmes de Jos libere* correspondientes; a las d¿mahrf
didácticas de la sociedad,

3.16. Una línea de investigación que- a mi criterio, po-


see sobre todo la virtud de ser un "modelo mental" p o r oposi-
ción ¡d cual definirse, cnnstmirÍEi en InietiUif delimitar ventajo
tameñle (particularmente gracia* a ciertas economías retros-
pectivas) la génesis soaühiuórícc del saber designado para ser
enseñado Teniendo en m e n t a los lógate ac Luales, sería posi-
ble constituir u n a epistemología artificial como rntjo-

"!S ít-iiL T IJI iiiglÉ's m d ixiginal


4.
"Objetos de saber " y otros objetos

4,1, F.s preciso dwíwtiiar un poco las " d e f i n i d o n c s " in-


troducidas en d capítulo I Un ^objeto di' s a b e r ' solo llega
a ta existencia como tal, en el c a m p o fie cííudcncia de Eos
agentrs del Mslcma de enseñanza, cuando su inserción en fil
HiHíeniíi ík• los "objetos a enseñar" se p r e g u e n coi rio riüíí f^na
ta ¿Lñntmiá del sistema titfi/U tito (por ejemplo, p o i q u e permiri-
rtri remediar h ohsokscetitia tnteiiia o externa: véaie el capitu-
lo 6).

4-2, Esto ucj significa decir que un objeto de saber mk>


se identifica y designa como objeto a enseña r a partir ilcl mtr
mentó en que et problema didáctico de: su hait&ptHÍcián en
objeto de enseñanza estuviera {potenciahítenle) resuelto: c!
t o b a jo de la transposición didáctica es un trabajo que ÜC rnii-
ítnúa déipu¿¡ de la introdoci ión didáctica de! objeto tic saben Iu
Ü
4.3, ¿Qué es un "objeto de saber"? Para el profesor dr tJ
|
matemáticas, ciertamente hay que incluir d e n t r o de esta cate-

I
3
goría las " u tirions malm4t¡m.tn\ por ejemplo, la Adición, c I
círculo, la derivación, las c a n c i o n e s diferenciales lineales de
primer orden can coeficientes constantes, n t \

m
4.4. No Iiay que olvidar que los "ejefilpJus" procedentes —ya sea de una. definición, en sentido eslnctoi "el círcu-
están dados a través de rótulos que "tienen sentido" en la co- lo de centro O y o d i o R es et conjunto fie puntos M del pla-
munidad de los d o c c n i a de ÜÍI mismo nivel del curso escolar. no tale* que OM - R*;
El problema del análisis episterttalógico y del iuiáLísjh didácti- —ya sea de una uc¿msiTti£cxéri,\ seguida d\j operaciones
CO de lo que contienen esos t u Lulos c$l;i planteado. del género: tómese Q, tómense las series de Cauchy de
múesltesc que forman un anillo conmutativo y unitario» Ló-
4.Ü. Junto c\ Lis "nociones tnatemátim*" designadas so r i mense tas series de Cauchy tendientes- a 0, I I I L Í É Í S I resé que for-
l>a se ubican nociones que podemos llamar""pintan a tem á t úyí \ "; man un ideal del anillo precedente, obténgase el cociente del
pur ejemplo,, la noción de parámetro, la ¡roción de ecuación, anillo por él ideal, múestrese que es un cuerpo, La construc-
1M noción de demostración, ción se realfca por uria "mostración.M: un numero real, es- un
efemento dé ese cuerpo.
4.G. U'is nociones pr^ruatcmátictH son jwaones-hermr
ffMnlu de l.i (urawíifi-d matemfttúm "normalmente" no wñ 4.10 Excepto una cuiistrucdón (que es a veces una de-
t/n de estudio pura el matemático. Lajs nociones matemáticas finición), las nociones matemáticas poseen puopiedado (Hel
son objetos de estudio (se estudia IR noción de iiiímem, la no cuerpo rfc ¿os ftales es lal que la ecuación x2 " 2 iicne al menos
Clófl de grupo, etc.) y herramientas de estudio (¿en principio]). una solución") Tienen también O T Ü J J M Í . Í de uso ("paria resol»
ver la ecuación 2k - 8, lómese el logaritmo x log ¿! - log 8» lo
4,7. Obviamente, no hay rstanqueidad absoluta entre los que conduce ¿A una ecuación de primer grado en x que sabe-
dos lampos: la noción de ecuación, la noción de demostra- rnos resolver*}.
ción son actualnieilie objetos wat?músicos en Irrita matenidlifíi-,
Por lu tanto, la distinción debe referirse siempre a una ptvvr/j- 4.11. En relación con los objetos de sa/vr que son las flo-
ni ptttisa de (nivel en el plan de estudios, lugar, riona malfmdiiCttS, el decente espeta que el alumno sepa
tiempo, vector de las. matemáticas» etc.). (cvemualmenie):
—proporcionar la definición (o reconstruirla};
•1.8. Las ntif üme¿ pamrmatmdtfcas son gem-raímenle f»? —projirnciortiiii las pravedades ("principales"). drmj\trtirlíix
f.omlruútm (par Wü&tmiión). l.as nociones matemáticas son, —retan peer un cierto numeró de ocasiones de uso\
más ¡i menudo de lu que imaginamos, prcron&U nielas: es el —etc.
raso, en el prime i i icio de la enseñanza. secundaria francesa
actual, de la noción de polinomio {pai a esta cuestión, véase T-o 4.13. Solamente esos objetos de saber son en sentido ts-
nelle, 1979). fritfo (candidatos para ser) objetos de enseñanza. Las nociones
pararnatemáticas, por ejemplo» no constituyen el objeto de um
4,9. Sin embargo» en general las nociones matemáticas enseñanza', son otijelüi fíe saber "atmliam", necesarios para la
son fonsírtiidas. Su construcción adopta la forma: enseñanza {y el aprendizaje) de los objeLos matemáticos pro-
píamente dichos. Deben ser "aprendidos" (o mejor "conoci- el cuarto curso, el profesor esperará que ¡inte5 la consigna:
dos"^ pero lio son "enseñados" (segljn d plan dt enseñanza "Factorice 4xf - 36y^
de lar» nociones maLcmátkaE). e! alumno se de cuenta dt: que CII-IM • aplicar S i esquema de
faetón/ación av - h" = (a+b) (a-b)' pero ame la conftignsi:
4.13, Solamente Jas nociones matemfii¿ras cun&tituycn el "Factorice 4xí-3tíxlf
objeto de Uiia evaluación dirtcla. F.l docente pedirá al alumno, el alumno deberá nc:conoccr una factnrizackili simple* (qui-
por ejemplo, "resolver la ecuarión - 8x + 9 - Ü". Las nocio- se han estudiado antes, con ayuda de una sola d ¡«tribuí iv i-
nes paramaíc j máttcas soii normativamente consideradas co- dad, ajiles del esLudio de las "identidades notables"1);
mo excluidas de la evaluación directa, Cuando el alumno que 4xs - Sfix - 4s <x-!>).
no arpa responder a la consigna: "Resolver y discutir la ecua-
ción x2 - Xx * [ X + 1) - 0\ el prnfesor podra concluir que el 4.17. Ll desempeño del ahimno puede considerarse
alumno "no comprendió la noción de patdweírü'. En otro ni- muestra de una competencia o i apaéidad. "subyacente* y "gene-
vel, dirá por ejemplo que el alumno " n o comprendió la no- ral".
ción de ÉtefflflífKJflkífl". ti docente de matemáticas c|ue en una
fiesta mundana encuentra un invitado que fe diga: ui.Ali, us- 4.18. En la enseñanza "habitual", esta mt^TpfVUf€ÍÓnr co-
ted es. prnfe de matemáticas! Nunca comprendí por qué ax + iiK> Indicamos en 4.13. .será formulada sobre todo ntgutitw
bx + c igual a cero"; podrá concluir q u e ésa persona u no com- mvniez en relación con el alumno que fracasa casi sistcmáTl-
prendió noción de ecuación" CÍImente en las factorizac iones y en cuya dificultad para reco-
nocer la SÜUuaán de factor ilación pmmi&da (para seguir el
4.14. E-ÍÍS nocúmus
pamntaUmélicas ( Y aforiiori, tas nocio- ejemplo presentado arriba), el profesor sitúa Ja rama drfc íra-
nes matcmiítkas) SOli objetos de lew cuales el docente toma cilio; así se Lerminará afirmando que carece di- l.i capaddad
conciencia, a los que da un nombre ("parámetro", "ecuación"* para reconocer Ias 'formíls 11 de expresión algebraicas.
"demostración", etc.): en resumen, objfetoa que entran en SIL
campo de peitgpdm didáctica. 4.19. Hay que notar, de lodos modos, que en rams oca-
ritmes , los docentes uliJLzan expiidlamenie. la "capacidad de re-
4.1:"}, Existe un estrato más profundo de a nock»ncs" P eoilocimieiQJlo" de sus alumnos; en cuarto curso muchas pro-
movilizada* implícitamente por d contrato didáctico. Para resoirs, con el propósito de preparar a SILS alumnos para la
•5
ellas, lie propuesto el eaiifiealivu de "proiu matemáticas1*. FJÍ torizariúü. los entrenan para "'reconocer los cuadrados",
por ejemplo.
4.1 ti. frn 4.11, mencionamos, como desempeño del i
alumno esperada por el profesor,, el reetmoti miento de ciertas 4.20. La identificación de las "capacidades'' por parle 3
ocasiones de usq di las nociones matcniíiíitaá consideradas co- del docente (de ta capacidad de "•reconocimiento", por ejem- i.
g
mo herramientas de la actividad matemática. Por ejemplo, en plo) íe mantiene generalmente como "subliminat", salvo H
3
OKiildu se dtagnojsitcnri ntgaiivamtnte, canto y\i se diju. Co?tim-
ritimtnlel se consideran pvstiritavLentt según cierius punios de 4.2.1 Pür dtbetjo dtt ario tlt mseAuuxUt u paralelo a c.*\c.,
viito sobre el pwyecto social dt enseñanza^ los cuales «un distin- 5C encuentra d punió de v i_sta7 consiií uido p i j a m e n t e al de
tió dt los del enseñóme striclo srnwi. la jwd<ig<irj>hi por objetivos, de la &rítYUarwn cscoian su técnica
de t&i tesis debe permitir evaluar la competencia ("apli lu-
des", en el anticuo vocabulario; "capacidades", eji el acLual).
4.21. ñ i r encima del acío dt tnstñunz/i, también está d
a través de ta evaluación del desempeño.
piiikii i de vista dt la Grganfeuvm dti acto dt enseAtinza Sfígúli las
normas de la pedagügrá pr?r t&jclivús* Esta &c OCUpu piecisari ten-
4.24. Es por eso que numerosíK test* suponen la utili-
te de definir las "capacidades" que el alumno debe poder
zación di h* capacidad de "reconocí miento", es decir, dd ma-
aplicar exitosamente en relación con tal o ata! enseñaim,
nejo de la dialéctica stmtjani/i/dijhttu ia: V'eü^e d tktcumrnia
4.22, ETJS asi que, pura lomar aquí un sólo ejempks,. d Mr- N*L
fiofMi/ QuínííÍ ú/"7Wjr/jrti fj/" flUtíhtTnaiics <en abril de 1980}, pre-
sentando sus ümwiwí¿»ptiítfícjFw /«?r Schoai Mathemtüks of Iht 198*)s 4.25. Nuiiierosas "capacidades11 asf identificadas que-
dan fuera clcl rmkvrsv dtl docente, especialmente porgue TLÜ
y considerando como ¡m i si ir i -t ifcarnendadón r] heilio de que
' ¿a fié- presítf/jttiri.í apwftóqN' /ture dt ios matemáticas esto- pueden, como r;i[es (es decir, en su generalidad), constituir ti
ohjatQ dt uva énstriania. El docente puede entren» a sus alum-
iarts tn ha años ochenta*, se considera obligado a precisar que;
no* para reconocer (por ejemplo) una difhnrnría de dus cua-
"Lm programas éscoktm dr mainnatkas titfmi pmpúniotoar
drados; sin embargo no existe una enseñ;in7a cuyo obpeto sea
ncptrietwia a im alumnos las üplicütiúnes dt tas matemáticas,
en ¿a stUttiófl y adecuación dt tstmtegias a situotíones amérate*. "la díalcclica scmejaiL/Vilifeiencia". Se pin-de comebir una
Los afum?ws deben apwndtt a e n s e ñ a n ^ rices*- Lipu, perú su objetivo na sena la /vUjtifsurwrt
de esa capacidad. Nos ettaeficiríafc por ejemplo ías condición»
-formular prrgwrtai t\lat\ts;
-analizar y conceptual i¿at prnt* lemas; históricas de emergencia y de racionalización de: 3o dialéctica
-definir el pmbitma *p ti abjeiiva; semejanza/diferencia en ti pensamiento occidental, a través
del desarrollo de la estadística, etc. tn general, si esas capa-
-descubrir paulas y smiiariiad&s;
-hmcfft los datos apropiados; cidades, su adquisición y desarrollo pueden ser eventual men-
-experimentar; te designados enmo oíjttivos dt rnstñanza, éstas no pueden,
empero,, eonskierarse parte riel conjunto de tos objtlaS de enst-
-trmnffrtr fuibiíidadts y estrutegiai a nuevas situtp;hrt&i
ñanza.
-utiliiartim conocimientm dt base para aplicar fos iíuí tarad-
ticas.1'
4.26. I>c todos modos, eJ ejercicio de tales capacidades
La "capacidad de reconocimiento" está aquí formulada
no se reals/a en la enseñanza sino en canJtxíos dt situación es-
explícitamente: "Descubrir pautas y simyaridad<:H".rt
pecíficos. O, al mcnoSj sólo puede acr objeto de un rrconoci-
u
N- dd T. tu ingles en D OL IKÍJWI.
miento (por parle dd profesor. por parte del alumno) en esos
1.21L Las nociones proiomaicmiticas,, POR ejemplo III IIO-
contextos, Esc reconocimiento Sometido al filtro tk pw&p*
L-.ion i le " p a t t L T i r , se sitúan en LLLI nivel implícito más ppofundo
Í I Ü K Hit mido p o r el amirato didfktko y su jerarquía, de valores,
(para el docente* para el alumno), frise carácter implícito se ex-
Para H¡ docente es "iQtcrc^mc" que el alumno sepa rccono
presa en el contrato didárricci por el hecho de que Nacio-
cer una diferencia de dos cuadrado?*; le parecerá "miiiniiah
nes %m obvias -salvo, precisamente, c u a t r o se p n x l i n e díficul-
a ú n e n t e carente de interés" q u e frJtttfrrAt sepa distinguí]- el co
tad protoiiifctcmática v ruptura drl controla.
nejo intruso dentro de una serie de aves' (por supuesto, hay
allí un problema de " n m l " , peí o hay trata análogos mucho
4,30. Nociones matemáticas. n<»cio]WJ parama te míti-
menos evidente*, i n d ü s o para un adulto...).
cas, nociones p i o t o m a t e m á t k a s coimiiiuyes! estratos cada ve*
4.27, I .íi utilbsaciún de las ^capacidades" debe pasar, rna.> profundos del funcionamiento didáctico de l s«iber. Su
efectivamente., p o r ti filtro del contrato didáctico* De ese modo, emsidírtación fHffíVnnal &. acenaria frtixft H análisis didáclko\
el a l u m n o que ante la m i u í g m : por eso d análisis de la ü a m p o s i c i ó n didáctica de cualquier
"Fartnrice 4x : - 3 6 \ " noción matemática í]>or ejemplo la identidad a 2 -1>- = (¡i + b)
respondiera: {a - h)) supone la consideración de nociones parama rema ticas
"4xv - 3l>x = 4K- 2 (2.9) s + 9S - Ú- (por ejemplo, las nociones de• factoruación y de simfjtificaciún)y
={2x • 9)*" 92 - (2x - 9 ^ 9) (2x - 9 - £J) la* que a su vez d e b e n ser consideradas a la luz de ciertas mo-
- 2x (2x - 1S)" ciones ptotomateiiuhicaii (la noción de ^pailón", d<: "simpli-
daría una respiu^Ut * falsa" (por dos rabones: 1. No ha hecho cidad'', etc.).
lo que se esperaba de élí 2. La respuesta "¡itóta" es 4x (x - $)).
De ese nHxb, habría detLfco&Lrado: 4.31 A veces es posible llevar una unción de un nivel
—una aipmifUai poca ordinaria (si L-S UII a l u m n o de cuar- dado a un nivel superior de explicitactón. Ers así como (tal
to curso) para reconocer luunas algebraica*- cual se ha dicho ya), las nociones paramatemá ticas di- ecua-
—una incapacidad para reconocer et Upo de situnaón-probt*- ción o de demostración pueden ser Dhjrto de de fin i f ion ti
ma al cual se le lia enfrentado (su comportamiento de res- prensas en lógLca maLem;ílica, Es así también c o m o cualquier
puesta es no pertinente en relación con el contrato didáctico noción protomasernática puede volverse una noción parama
can pacientemente elaborado por el docente). temática, a f l o r a n d o a la superficie del d i s e u r w didáctico
explícito. Vor ejemplo, en el estudio de las "identidades nota-
«I.ÜJi- Se trata de esc género de obstáculo que lie deno- bles", eierutí manuales y ciertos profesores, introducen u n a
i ni n a d o ^dificultad protomatemáüca". lina dificultad de esc "fórmula' paramatemálica correspondienlr al "patrón" psi> 3
tipo puede surgir He Ufe foiUi de (tomín¿a d¿ nuu capacidad r#i¡tt¿- tomatemático: véaje el Documf.itiü jV*2. •I
fida por el contra?a didáctico para .TU Ai^rt rxttrnsUmtrnío. El do- "5r
:-
minio en cuestión MI I; I entonces un pwrtlfuítíto del con ¿rato 4.32. />f?j hay que destacar esp&ialmenle que, en rdacióti !
didáctico. Su utilización pertinente k en última instancia, sigue con Jas ambiciones del análisis didáctico, esc proceso de ex
estando de nidos modos sujeto ¡i las cláusula» del contrato.
67

5.
plicÍLación reduce el "sentido" didáctico de tos objetos que
transforma. y que, por tanto, si p u « k arrojar luz sobre su sig-
nificación, es principalmente mostrando que esta no se ¡redu-
ce. en el sistema didáctico, a lo que puede condensarse en el
discurso didáctico o matemático.
Saberes escolarizahles 31 preparación
4.33. La noción paramaLemálica de "facLorizacJóri", tal
como funciona en la enseñanza de álgebra en el primer ciclo didáctica
del secundario, no puede adecuar.se a una noción matemáti-
ca stríclo se.nsu (véase Tonelle 197*9, capítulo 4, parágrafos.
4.1.2). Lsta noción sólo tiene sentido en el marco, sobrede ter- 5.1, L;\s distinciones introducidas previamente: nocio-
minado e indeterminadoo a ]a vez {según una observación nes matemáticas/nociones paramalemáctras, nociones para-
más general de P. Bourdieu), del código p o r el cual se diseña matemáticas/nociones p n j i o matemáticas, que esbozan un
una cierta lógica práctica Y, como seña la también Bourdieu, análisisepntmotúgico del régimen didáctico del saber (en Jo que
' La practica no implica — o excluye— el d o m i n i o de la lógica respecta a Iíj enseñanza ele inatemáfir.íis). revelan que hay
que en ella se expresad saberes (en sentido amplio saberes y procedimientos*) que
son apreyjdt&xí sin ser nunn» específicamente enseñados, (si se
define c] aclo de enseñanza torno comprensión reflexiva rtc
sus fines y la expl ¡citación fie su¡ intención dirbk'litti.

i>,2, O c u r r e que hay saberes enseñables (y enseñados) y


saberes no enseñables, o al menos, no e^nlaiiüáblcs,
Según MicbeJ Vcrret {op. d t , pp.Í4i>-147},

I
^rxítá ínwtmísirfn escotar l/urvcmiica supim#, en cuanto al
saber ^
!a - fa diviiión de tu práctica teórica en f.ampos de laberdt
limitadas qtte den lugar o préctkOA de aprendizaje especia liíadasy 2
es decir; ta desmmtizncióon del saber, i"
e
• ¡N- dr.\ T SoinítT-/inrr en el tvrigivial J
2f - en cada rrJi*¿-r de esas practicas* la separación del saber t tuitivos de ¡ti famiíiarideid mitnéticü, sin que se sepa nuncei preciw-
de ta prnúnüi es decir, la detpérsonalizorióon dd! saber. nmite- cuándo se apremie ai Beodamente qué se aprende. ¿Sabemos
31 - la programacián de los aprwnd¿za]e& y ele los e (miróles, :a>- yit/uieta que apreridemos cr hablar, a escuchar, a vestirnos, a hacer
gún las secuencias razo fiadas que permitan uno adquisición progre- trmrtmr (Vencí, 1975, pp. 147-148).
siva de inj cvrwcimientaf expertos^ es decir, leí prognamabilidad de leí
adquisición del saber. 5_«1. En lá irajnspúskián didáctica (de las materna Licas),
En cuanto a la immmhkin, supone: los requisitos eEUuiEieradOA cuas amiba, esto es:
1- - ¡tí definición explícita. cri Comprensión y extensión, del — la desiciL'aietiiüKiáTl del saber;
saber a transmitir, es decir, leí publicideid del saber. — ta desp eraoma]i/.adóej dd saber;
2* - el control regulado de los aprendizaje!, Según procedí- — ta prBgraiMübilidad de la adquisición dd. saber;
mi&nios de mrificación que autoricen ta certificación de los l'd puiblíddad del saber;
conocimientos expertas* es decir, el control social de tos aprendiza- — el control sucia! de fost aprendizajes
jes". (Verret, 1975, pp, 146-147). se eucueJLLrau. Lendendalimenle saListethos a través de
ui] proceso de Kprepamcmn" didáctica que he denominado Ja
5 3 . Esos requisitos muy generales de fEn.cn itl mimvo puesta en texto del saber,
tiempo, por exclusión* los saberes no escalarizables, Siempre si-
guiendo a Verret, 5.5» En efecto,, por la exigencia de expíkitacii'm discursiva, la
* esas cu adicioneh al mismo tiempo que- definen el campo de "textualizacion" del súber cemduce primeramente o la tMimilación
tmnsmisibilidad escolar, definen su campo de iniTunsmisthilidael: de saberes "parcjaies \ tada unu de tos cuales se expresa en un
-Será?} socialmertíe tío éstolarizables discurso (ficticiamente) autónomo. Esc pro ceso produce una
/ - - los saberes reservadas (saberes esotéricos,, saberes iniciátt- "dtííi lLTÍiiCiicii?n15 del saber, ¡u-sea su desincretizacían. En parti-
riwijL eti tanto escaparían a la publicidaeL culAa; tí proceso burpdute lina difcr^iiciajCaáiL enirr lo que per
2- - los sabms aristonútkm, en tanto píetendman eludir tas íenece propiamente al campo delimitaelo (en este ritsa, las I I Í J T Í O -
exigencias ele un control social públicamente definido según normas nes malémilicas y paramaEcmáticas) y l" que. implícitamente
Hfliimctles (fue excluyen todo privilegia sectorial. (pero j'ealcneüle) presente (en eJ üiitcrclisino que realí/a to-
-seriár¿ gnóGffitágic&lnénté no estvlariiahlrs do saber en acto), nej se identifica formalmente como lal (nc>-
t" - tr?.í saberes totales o con pretensión de totalidad,, en tan- ckiiies protümatemáticay). Ese proceso produce además una
to oponiéndose a los ptúttotlimieniús anafítícm; sus aprendizajes se difereildactón entre aquello que, preseni-ú en el texto mismo,
wúftiriün laminen a las prQgrnmficiüñfá organizadas y ¿TI secuen- cun&lituyc el objeto de su clLscui so (nocicines ma.ten:iátícas), y
cias progresivas. aquello que,, siendo necesario para la construcción del texto,
2n fos saberes pmonalrse en tonto estarían cunsustanciü/- I L O es su objedvo { M O C I O N E S paramal eniilacas).. |
mmte itintitkrdm con pmmos, pin défmiiián inm&títuMes.
_?c fos SútéitS empíricos en tonto su, sincretismo los condu- 5.6. La conciencia de la delimitación de saberes parciales 5
ít ¡ffetisamitUé a la adquisición glúbedy ptittúto&l por los medios in- ittdepeüidizadíKL (por el proceso de UansposicLÓn didáctica) 3
está .i menudo prosetiie en los agentes de la transpo^U rc'ui di- pa a esta reptil, inf luía si se trata de uwr fie tai leonas físicas más
dáctica fera posición de desconot imienio) por eso los ¡uJlores smptes y que ha servida de modelo a tudas tas teorías posteriores.
de manuales justificarán SIL* >Jecctantó" (cojulinonadas por El espíritu humano t» es, opio, en efecto, fxara attMpmnlcr de entra-
los requisitos estructurales del .sistema didáctico) por medio da toda la eimplejidad de un mmñmienUr
ríe razonas contingentes del tipo "los limiica estrecho^ de la. úék
prencme obra", "el espíritu de esta colección", etc.
Lhia hiena manera de afondar et eStudiw de una teoría físi-
5,7- Contrariamente, Ia ¡om&ncia de la desincretizacwn ca es comenxtít por el examen dt sus tibornas (etmas parcial**, Ese
no A | > A R E F É prai-naimente JIILIH..,!.. Por eso los "prermju itrios" es rl método t¡\ie hemos seguida; rvmetixümos por el edículo aecio-
son formulado* en términos de elementos de cmacimirnto si- r¡aL ta geometría de las masas, la cinemática, la cinética. San ica-
tuado* por parce del autor como anteriores a las nac iones rias ¡mrciale\ fáciles de comprender y queprepamn para el estudio
presentadas (en una conccpdóii progresiva legalista del pro- de ia dineimiea (op. citM pp.5-6)
ceso de aprendizaje* sobre ta que volveremos m;is adelante).
A conftñrw, se puede jugar con esla sitúa*i mi de falta de Con- 5.9. K( proceso de exp] ¡citación textual del saber {no-
ciencia para producir nti efecto humorístico, t o m o en et cé- d o n e s matemáticas) produce correlativamente un efecto rjue
lebre "Modo de empfeo" di' tos Elementos dt molemdíkn de N. to haee implícito1, (nociones protomattmíticas) que se. basa
Bourhafci: en Ion prerrequisiius, en tanto no son reconocido* como Li-
"El tratado canstdem ¿ÜA yrtülrmútitns en tus Ctimúemets y pro- les. lü efecto de delimitación produce adema» -hecho esetu ial
porciotni drmostrat iones tompteias. Su lee!um ftu supone purx, en desde el punió de viUa de ta epistemalogiQ - la deKoiit/xttialáai ton
principio, Ttmgiin amoammi/ü matemático partindars sino so la- del saf./er. sti desubicaeión de la nrd de pwhlemúticai y problemas
men!* uv cierto kiiluto de jusonamiento matemático y \tn cierto po- que l«j otorgan su "sentido*1 completo, ta ruptura del fuego ¡a-
der de aktfmcción". iersecturuil constitutiva del saber en su movimiento de crea-
Fni supuesto, el "une ictismo*1 es traicionado una \e/. ción «, de rcalizatióli. No insistiré aquí *ohre ese tftna lunda-
ritas; para poner en práctica el razonamiento matemático y el menr.il]. Pina algunas ubsírwicioncs ^enerale*, véase Chtva-
poder de abstracción en cuestión, se dan por supuestas situa- llard, 1980h.
ciones y nociones matemáticas: « d e c i r , rortodituenros mate-
máticos "antertorea*. 5.10. 1.a textubüizaciócn lleva a cabo, en segundo litjjar.
ia disociación entre el pt iiSarniento, en tanto que expresado
5 . K . Mus raramente, la necesaria inrtcpendizar.ióu délos como subjetividad, y sus producciones discursivas el sujeto
salieres parciales se presenta como didácticamente úrit, Es así está expuljuwlo tuera de MIS producciones; el saber está en-
que el ¡nitor de un (ex Lo cte tísica (DestCHuehrea-, 11J36J, escribe tonces sometido ¡ri una t] ansfortnacióai en t i sentido de <te.«.-
en su prefacio: per?*oijalizacÍtJiL Para hacer aparecer a cmiltnrio la e.sjx'citki-
"Toila (cariti fíúuJ es difícil de comprender ccfmiavicttic. La dad de esta pofiición, citare —sin t-star de acuerdo con él— el
mecánica rrewíoniaoa tic tos sistemai de puntas > de ¡¿Hitas no eseer-
puníQ de vista exactamente opuesta a la "reducción üextualta- 5*12, La objetivación obtcnid.i por Li pisesca eai lexLus
ta", eí de los lógicos rnJuaricHHJtai. filf] sabe*" es la, fuente evidente, además, <le ta publicidad del sa-
"Las c&nslmcciimes (mentales) que ftmsidttaiMti ítfJ? pen&a< ber qm allí AC representa Cromo opuesto <LI caj'ácter "priva-
dfis íütñü fjcntfftiíeá en ía Tnente de un mdruidvQ mwiftndtfcv {¿nfim- do*" <ie ÍD^ saberes personales, aík|ulrLflo$ ]>or SJ'LLj'neLÍíciao, u
liindo). El lenguaje de kis matemáticas es un intento (por futmü esniój Í Í T J S , -Aflquiridüs por imrLacion, ctc.), Fita publicidad, a
emi siempfw inadecuado} di' describir esas tonbirfíii me^nt^s" fVLfc vez, posibilila el eontrcÁ social de fa\ uptnidizttjis. t-u virtud
{Tmclatra, ÍÍWÍ9, p.4),* de una cierta ctmcepcián de cjnr s.ign]fsca "saber', cuttcep-
San duda alguna, m quieren coímitiicsLi ¿Igo, los intut d 6 n íundaida (*> iegiiirnadaj al menos) por In teKLuídizaJCióii-
riontsías. corno lodo el mundo, estáit ubligados a realizar la f.Ioncepíióü cuya caricatura exrrrma es el ^siilj^r de meinn-
"piiC.fici'Cn texio".^ r\¿* ct>ruo siauplf psitacismo. A contraria, si se supfiuit: el tex-
to, estíi íonceptíóii perderá í.oda si^iiÉfiración, desvanec-
3.11. La leaüuahzacioii del sal*?!, y la despercon-T-fe- i miento del cefereaite: el L«rxio dd sabci" como norma del sa-
í.Kmí qui: esta implica* tiende a promover UJLLÍ eoilüepdófl "po- ber y de lo que es * saber",
sitiva." del aprendizaje que, por e j e m p l o leerá el ertoi ft'W-ó
"futíaM, en raíttririn cm el "pterw" ¿feí tátto. Eo efecto, en una "teef 5.!,^ Pero La puesta en trato autoriza esencialmente
ria " AfJberaÉánai Jfí errorf aquello que M Verret designa por medin dr I.L expiesioit pw-
"¿a producción del error por porte del ftrféív nt-1 ís un ftfíú /«>• grmüülwfvkid de ta adquisieiófi det saber, El coxiü es u?w norma
szVákP que remita a fjijwmaj 0 repnf&initiciútlef clfhUfütmmtt etnis- de pY&gFüsiún en el conocimienlG. Un ioítü fiene un pf ineipio
¿nudos y, juilas, teraacra: —JP ¿¡TCÍÍ ¿ZJ ífaító-JKtiJ ¿ÍH¿ ffaí^n- y un fm (provisorio) y opera por encíidcnamiento de ra*u-
£f deberían procurar desestaíntizar y destruir, Ei ertw tfpftííf# n-ES. Si Me concibe el "aprendizaje como nqulvíileslle Lil progre-
ffl-tHo idfjfl /a/ta, uraíi ta^urca rfeí tHrtiyctfftM-'ito, Pin etlú, rlsu- so que maniíaesla la estructura propia del texto, éste permite
jeto es negado y sus produccioness devueltai ó ¿í¿ wírírt rM "jCmpjsa- nn-rlir ii, aquél y b a t e posible una dirlártir^ estní ialauente
Av?r". Tbdo itntü a! saber (reducido el misrtw & uu trxfrt}, ígs-ííá? sj¿ "wtimrjrfa" fiiyuis estaaitionea determina, Me parece que de-
ptr^exida rema su ausencia. Esta concepcián düerminü míifftés uiw bemos partir de ese punto para rmilillMiH1 el análisis: el texto
caru-ecutnaa que no desarrollavernos a-qui^ ciuítuIv, finalmente se mif&riz& iatu didáciküt cuya duración dt-sínjuTíi su cUaCH.ania y
percibe la msimeia del sujeto y de su actividad airv>leriUiiv en c:sl:s dtdáCTica se le^uiEnu, entonces, por la ficción cíe una cota-
dan fu que s úfelo fogíjmeent^ se dhocia /i menudo lú ttttividiul íif» ccpción del aprendizaje como "ísomoi Frr respecto del paoce-
tifíeetua! "normal * de ta actividad *nohle" que es lá dei "¿toaíítíirfi so de etiíieñaai¿a cuyo modelo niclenadí>r es et testo del &&-
miento ' mi se cnruiüuye ei estudia de la knirí&lmt de? ¿ujtfk* rt/früí heir en m dinámka tetiaporal.
a(fp\ separada dei resto de ios acloí ¿fe SüIwt, Sir/.fumi# nU¡ riisih'iu-
ción se perpeitúa i se legitima retroactivamenie la negvtcühl de! .\*¿¡e 5,14 Señnleauos kJiora dos puntos sobf'e los- que apare-
lo como pro ductor de sruíido: la ,lhm nstir-a ~ í^rj/f uteofa^tú .•ir d&- ce in ftcción de semejarle u teoria h del aprrndLíaje. El texLu
rentes y un arlejaciú pskoMgki)". (QieTOlIardi 1978, pj>. 16'17)- ricne un principia y procede semenuaimenle. feta afiiniaciún ya
7:>

deja de sej ciel'iu respecto al saber del tjue el ttxlo es r^j inci-
tación discursiva. Eli efecto, <s infrecuente q u t mi sabe i sea
rítTtívjineiilé hi>' ifiJitubíe y Mueniiablt. lomemos justamente

6.
la liilCiidÚH df EitíUihaki: "W tratado considera IÍLS trMiemíiri-
c a i e n sus comieiims*, afirma el 11 Modo de tnipifu". Sin em-
b;n^ó, im-• e!> .i'-í mu absoluto: esle tratado se ocupa cuidadusa-
1nenLe de Ja axivMQíica, pero las regía.t di infemiria se maJltie-
neuinipHcila.s: 11. nu< ¡ó» de r«wnai*it.nlo no se encuentre! sons
huida, sino preeotíSiruida (.sobre esta noción, véase el capítu- El texto del saber y la estructura
lo S>. Hay, ]Jot liUltOv Ífrtto ocum siempre, alpo que está wrjiv,
del "comitJiio"; algo que puede resultar pertinente paia expfi
del tiempo didáctico
car lo t|ue pasa *despucs" (por ejemplo, las "crisis" en la his-
toria de líis matetlVi ricas J. la misma empresa fráéaSii ijjtial-
mente eti la dt Ifo muiemátUas: por más "objeti
ti.l. La (rraducción dt un ríate mu didáctila a pailñ <lij un
vo" <|iif m?¿i utl saber. nu « verdad que pueda "explicarse* de
proyecto ¿acial de emeñanm previo ¿upuiae J L L producción DE un
la A a la L. A fortiori, i * muy necesario que el p n x e s o de
íifirtíj dfii jtflAw. y cata p u n t a en textos del saber engendra lus
aprendizaje sea hfniem-i<\t\ pi-ro el orden de aprendizaje no es
efectos previamente meiicianados (d«iincretizlu:iúii, deíper-
Lsomoi fó en relacióu enn el orden de exposición dei saber ti
HOTiaU^-icíon} al tiempo que posibilita LLEILI relación rip&iifica
aprendizaje del jrlfcf w es. fl r.atfo del !exía tSei sabtr. volveremos
cotí fi tiempo didrfftif.í) (pfloftiamabilidad de la adquisición del
ampliamente sobre este punto tnás adelante.
saber).

í>.ü. Esa rela¿ióf( saber/duración es el dcntcntu funda-


111 t-m ¡i I del pmfjttt íiidiküfo. La puesta en texto del saber, pre-
vinnif UTi realizada. permite que rí: establezca esa relación; es
más, el "lexra" dche enlabiar una relación particular (según
exigencias que conúrieniiemos) con la duración y el tiempo
didácticos. El proceso didáctico existe como intetmción de un
tetó# i tim dumeidn. ü
* "C
6,3, A través de las notos precedente* (exp tiritadas tnú&
adelante) d c w o .subrayar en primer Lugar la cipftijicidad, ya
mencionad» (capítulo H, punto 17). del jmmmamirniü dJddcii-
1
€Ú9 de MU pmpia naturaleza irreductible sin mediaciones, al fuii- 6.5. Eta el primer caso hay un abandono de los proble-
danamietito "laico" del saber correspon d ieme en la "comuni- mas, es decir, en definitiva, de La praxis matemática. En d se-
dad académica". En ésta, en efecto, el mátíor tiei üiwíw (de la gundo caso, hay una equivocación con respecto a las conrlb
progresión} et] la constrtvttión dei saber, está constituido, en ulti- n o n e s de posibilidad! de una solución didáctica al problema de
ma instaría, por tos problrvuts que se encíwtenfikii y se reprodit- tos problemas subordinada a la contradicción principal, motor
cen, produciendo una historia inieletíuat de la comunidad aca- del proceso de enseñanza. Volveré sobre Citas cuestiones más
démica en la que aparecen. Los problemas, citoria Uaríhelard, adelante.
son el nervio del pt tigrero cien tífico. I "na hn/Ettigación se pnr-
«!Pt3 »sí, como una sucesión de a r a n u b o j ^ donde un proble- 6.ti, ¿Como funciona entonces la contradicción
ma i¥íttóíto {o provisoriamente abandonad*) lleva a formular y rr- antiguo/tiueva en el procera de enseñanza? Para que un ob-
soher otros problemas En este sentido, el pmaso de ensesifmxü jeto de saber pueda integrarse como objeto de enseñanza en
difiere fundamentalmente del proejo de inixsíigatián: en el pri ese proceso, es preciso que su introducción, CJL un determi-
mero, ¿6 problemas no jwt ¿'i motor de ta progmián. Esta está cons- nado momento de l;t duración didáctica, [o llaga aparecer co-
tituida por una de-i ta tuTÚmdicdán rwí^pk|/miÉ™. rno tin objeto can dos taras, CMtmdictorias enirr s¿ Por una par-
te (es el primer "móntenlo*, la pr imera "tin a") debe aparecer
fí,4 Antes de desarrollar esa cuestión, destaquemos la como algo nuevo, que produce una apertura en Lis fronteras
existencia de dos actitudes diferente?», de intenciones opues- del universo de los conocimientos ya explotado; su novedad
tas. que se originan ambas en el ú m o n o d i í i í e n t » del rol p ñ n permite que se establezca. al respecto, eiltir enseñante y
l ipa! de la contradicción aniiguo/nuevo y del carácter srt u?\ enseñados el contrato ditidrtktt puede constituirse eri objeto de
daño del rol que desempeñan los problemas en el proceso di» iíjjü y campo ¿fe un apwnduaje. Pcu-o por otro lado,
illScticu- Por un lado, nos encontrurnot con el olvido de tm firv en un segunda momento de la dialéctica de la enseñanza, de-
hiema$\ es el caso general, en el que el "runo" se reduce ¿ mi-i be aparecer c o m o un objeto antiguo, es decir, que posibilita
un simple A'.vrrimi?; pot -ntra lado y como reacción contra lo un;i identificación (por parte de los alumnos) que lo inscribí-
que es más un ttíado de hecha que el efecto de una actitud in- en la perspectiva del universo de conocimientos anteriores.
tencional, tenemos las tentativas que procuran restituir un nrf En nía sentido, ese recoiuxiiniento se Italia, necesariamente
f'entrdl a las pjrddftwij en la enseñan/a de las matemáticas. Esas mistificado (en caso contrario, el objeto no tendría el carác-
tentativas se encuadran generaImeme eti unn perspectiva de ter de novedad): es La expresión subjetiva de la contradicción
restauración de una praxis matemática "auténtica* en d seno objetiva cuyo soporte es el objeta introducido,
del proceso de enseñanza» De allí puede resultar que se con-
cibA la transposición didáctica de manera reduccionista, co* í>.7. Et objeto de enseñanza produce pues un "equili-
mo un calco fiel al espíritu de dicha praxis y simplificado, sin brio* contradictorio pasado y fuiuro: es un objeto transar
adulteraciones, a partir de ta observación y del an.ifisís del riáftinl ecilie pasado y fuiuro,
luncionamicmo del saber "in vivo* (cf. 3,16).
6.8, ¿Cómo evoluciona la contradicción anticuo/nuevo? 6-9. Se puede decir que la supuración dé ta corotradic-
Normalmente, o mejor elidió normativamente, «ía contradic- CÍÓIL aiitigtio/iiuevn, a propósito de un objeto determinado,
C¡6II es SUp&rada en el &ttio dd aprendizaje. Pero puede producir- equivale al envejecimiento de ese objeto: los ohjeros de ense-
se uti bloqvm de Ka dialéctica, sin verdadera superación. ¿Qué rian/a son víctimas del ¿Mi»pú didáilicot están sometidos a ima
debe entenderse por ello? En realidad, Ja superación de ta con- erosión y a un desgaste "¡morales*, q u e presuponen m nrao-
tradicción rto puedo modii^e en términos nj.iUHdativus de "éxi- z/otiún en el cureo de un ciclo de estudio. Podemos dar el
to en el aprendizaje": en tocio procesa didáctico ha)' uw¿ teja rp- nombre de obsolescencia inferna o retaiWü o ese fenómeno de
iifhiíiJ d¿ fimma que no es subestimable en términos absoluto®, desgaste dentro de un * & luwisfiiwtitf, para o p o n e r l o a la
Pero existe, inscripto en el contrato didáctico, un * umbral" ba- obsolescencia w / m w o atooluta, relativa a la sociedad en ge-
jo el cual la tasa de fracaso será considerada "satisfactoria". en nera] (sobre tu obsolescencia absoluta* véase el capítulo 7). 1.a
d e d r . e x p r d ó n de In superación de la contradicción anti- renovación se realiza en Función de 3a estructura particular
guo/nuevü. £1 m e r o análisis empírico del éxito y del fracaso no de la dialéctica auniguo/nuevo, que produce esa renovación:
si ¡ ve, por Lanío, pora juzgar *i ha habido bizqueo o superación. de ese m o d o se instituye la estructura del tiempo didáctico,
l-*i enseñanza de un objeto de enicfkanza se termina general- u iiYÁb precisamente (pata eliminar una ambigüedad even-
mense mucho antes de que la t a ^ de íracavio haya bajado a ce- tual), del twnpo fe (rt pnsvfianxa (por oposición a] tiempo del
ro (pensemos p o r ejemplo en la multiplicarion de [os enteros aprendizaje),, cuya versión consciente, intencional, es propor-
en la escuda primaria). FJI realidad, la situación de bloqueo de- cionada,, en d nivel de la ád^HmiUruot/n tUi arto de enseñanza,
be ser diagnosticada cuando d objeto introducido, demasiado p o r la prvgtfAión establecida em los programas, los manuales,
"nuevo", en la medida en que tiende a suscitar una las a de fra- las ^progresiones" que p r o p o n e n los profesores y el IPR.
caso demasiado elevada, es desnaturalizado (mediante procedi-
mientos diversos,. entre, los c u i d o ocupa un lugai notable b ai- 6,10, Al d e f i n i r el tiempo de la enseñanza en su estruc-
ffyritrttí&táün} para «tcmiar au carácLer de "novedad" y es acen- tura propia, la dialéctica entre lo antiguo y lo nuevo, traba-
tuada iU c dación de continuidad con tos conocimientos "anti- j a n d o ¿obre los saberes textual izados, organiza una duración
guas". El resurgimiento ulterior, con su novedad no reducida, didáctica que llegará a ser un tn¿<¿£íi? tí*- LemporuÜffad dominan-
det objeto asi integrado ets la duración didáctica, producirá una te en la representación de (a* temporalidades (sin embargo)
caída brutal del exito, proporcionando al enseñante mía varia- difeirnícs (cuino se- subrayará en el capitulo H) que coexisten
bit de ctmlrol en disminución sobre ia tasa de éxito. Empleando y se c o m p e n e t r a n sin igualarse jamás completamente, en el
eifci Variable, el docente podrá reafirmar su lugar específico en sistema didáctico, fcs el modelo legalista de una duración pm-
aquello que he denominado Ja íopogene.m didáctica del saber. ¿¡Tíjix'fl, rtOfflltííflJítW. c irretwrsibit (en el sentido en q u e si bien
En esas dreunstanrias, un objeto presentado muy anteriormen- p u e d e perderse —y justamente el propósito ele los ^rvcorda-íq-
te podra seguir siendo leí tibUementc "nuevo"; para lo®, alumnos ti&srre& restituirla en su originaria l o z a n í a - no p u e d e modifi-
cíe nuestras Tmnitwtei .4, la regla de tres permanece indefinida- carse). ¡F1 efecto de a duración didáctica así instituida no
mente en esta categoría. Se reconoce allí un caso de bloqueo. es ía creación de un tiempo del aprendizaje "isomorfb" qtie
SI

7.
seria su duplicado» subjetiva t-ri tuda ülumiui. [\f tiempo ~le-
P¡H1" de la enseñíirtni tiene como tFet'Ui fundamental el de ÍJÍ-
terpelar afadt! "rmtrftado fanfrrta" amo "supto íUddctkfi". Tien-
te a wc tiempo que se Je impone, el sujeto didáctico postula
SU subjetividad y SU "historia" personal; es interpelado y de-
he, en ricrio sentido, responder senúu la estructura de mía
El tiempo de la enseñanza como
temporalidad subjetiva particular que se define en el marro
progresivo tiempo de la ens+ iUnza, sin idcutiJ'irarse de to- ficción: cronogénesis y topogénesis
dos. modos ron éste,

7,1- Kn la elución titítái.tica (que une enseñante* ensena


dos y saber) el efiifiiitntt es el «ervidoi de la i n q u i n a didácti-
ca ruyo matar es la conit¿dicción entre lo antiguo y lo nuevo;
alimenta su funcionamiento mtisiducieudo allí tos objetos
transar' íonales ijtir son los objetos <le sabet conven tente
mente convertidos en objetos de eiisefiania. iü es quien debe
'sorprender" continúan ven te ¡i¡ quiere cumplir Con su huí
raón. mantener su "lugar". Kl efectúa la repi Ogl a marión del
rel<?¡ didáctico para evitar la obsolescencia Interna que pro
d u c í m ki detención del tiempo, o al menos su retardo o su
extenuación

7,ür FJ docente es. por tanto, níquel que sabe ante* que
Los demás, d que ya sabe, el que sabe Hmás"r Eato le permiLe
conducir la rrnrwfffnesis <l?i m í f f - Esa ea, estrictamente, la con
dición que le permite llevar a cabo la renovación didáctica; es
la condición mínima. Si esa situación de avance CJ oiwlógico* 5
siempre destruida (por el aprendizaje), siempre reconstruida
{por la enseñatwaj es decir h por la introducción de nuevos ol>
3
jetos tranflaceionales) se estructurara gegún el eje temporal 7.4. La distinririn ilcl y del ^efí&tíú « afirma
único de un tiempo progresivo* acumulativo c irreversible, por lo tanto específicamente, no en rejactón t o n él ssíbei tino
nxisIjn";i tan,? identificación — aunque en asinemnia cronológi- en yelación con el tiempo como ii&mpn del stiher: el despliegue LeuL
ca— de] tiempo de. ta enicnsinza y del tiempo del aprendi zaje; poral del saber en d proceso didáctico ubica C&tíw iülr-í a en le-
\¿i jucinn de tm tÚMtflú didáctico ¿tníca se tornaría, realidad. ñante y rnjfFÍfiííci, en un mismo movimiento, un sus pfl$i¡ctírn#&
respectivas y sus relaciones específicas wn rvsptft# ai antt.i y al
7.3. tin el Discur.ict del método, comentando los cuatro después (con respecto a la anticipación), Vil incluso caí ese sen-
preceptos- "para gobernar rorrecl amerite ta razón y buscar la tida se distinguen el tiempo de la enseñanza en ii que es
vrnriad en 3as ciencias", D e s e a r t e invita al lector a considerar esencial la anttcápaoórL, y e] tiempo del a p r e n d í a ¡eK eai el qins
"que, rto f\ (2hiendo .tirw una verdad para cada ¿asa, qu?en- se operan ciertos tipos de retraaccionea (véase el capítulo Hi„
ijdipm ¿E hallar# saín ta ti* fila Hado li> fftif w pu¿d$ saber; y que. por dado que manijwstan distintas miatiangs Ui durosién,
rompió, un niño qu# cpnaciem ta aritmética y que htihiem ieatiza-
do tiMfl adición conforme a las reglas, podría estar seguro de haber 7 3 , Veremos, que la distinción 9C reaía^a de Otras matie-
encontrada, en manía a fa .firma qu&- rxn minaba, lodo aquello que ras. Enseñante y enseñado ocupan disririTrts posiciones- en i e-
el espíritu humana puede encontrará laciión con la dinámica de La duración didáctica: difieren en
Sm embargo, esta afirmación no es verdadera: o al me- sus relaciones respectivas con la dwcyottia del sisleniíi clidAcii-
nos no lo es .sino en Sanio que el "nifio" en cuestión no e* in- co r con lo que podemos denominar 3:i cmnogénetn, Pe™ tam-
terpelado c.omo sujeto didáctica a ¿ra vés de su sujeción a la dmami- bién difieren segiín oirás modalidades: regían sus rt-specii-
ca temporal de la relación dr enseñanza ¿ii aceptamos, piovtsio \XJS en relación con et sabe]- en construcción, en i elac ión co n
nalmente, la idea de que la grieta temporal del retraso, siem- ]o que podemos llamar la topQgénEsu di:] saber, en l^i .sm¿íyiü
pre ahondada, iiend.¡e siempre a ser rellenada y que, en lo que del sistema didáctico.
respecEa a eonocamicntos ajtirviormentc enseñados, el aJumno
puede saber lanto como el maestro (que, por definición., po- 7.6- Ese problema fue idcmárLcado {especialmente en
see un .saber adicional en espera de ser enseñado )r el maestro se Francia, durante los años st:sentíi} con e] noitubie de "relrtcioai
distingue igualmente del alumno en cuanto al eje temporil! enseñante/eraseñtwlo'". i\n LUnK perspectiva heredera de las
de ta relación didáctica, porque es capaz de anticipar el alumno concepciones, aiorteainerirana.s de 13 t Fdnottiori*, f|cná-
puede dominar perfectamente el pasado —admitámoslo, al d e n t e en IOÜ lÜL'ULí en la década del cimcuentó, eai [a que lus
menos por un instante— pero sólo el maestro piaede \marel jn- conretiados del saher se encuentran de^lori£%ias y más o
Iwro. El enseñado puede aprender: el enseñante puede saber menos vií:iadíjs (especialmente los saberes "sabios71), los SiuV
lo que el enseñado puede aprender. Cliancla se establece una lísis desarrollados en esta dirección se h í n apoyado en una
relación de enseñanza* el proíesor no sólo se ¿oí is ti; Luye en un concepción que hace derivar el conjunto de relacione* entre |
''supur si o saber" sintí también en un "supuesta fin-impar" enseñantes y enseñad* ¡* - r o m o eípeci flcsciones de ana wn- ¿
^ |
* N, dd T. En icivUS cid ni ch íifin^L >2
fin. ¿tnim fe i de iina investidura, realizada de una vez v 7.K Kn realidad, en. lugar de o r a r f u n d a d o de una ve?;
para siempre,. en "roles" antagónicos. a p u n i r de lo cuat se ex- y para siempre p o r la eficacia decisiva de una instancia única
plicarían enteramente todos los acontecimientos dentro de la (la Institución, el Diploma, etc.), el "poder" nn existe sino co-
clase: et profesor seria d Amo h el Padre, el Patrón y a cata fi- mo efecto fe una red mTRj/m mwmda ¿fe "fwfem" cowcrm*. ün
gura fiel poílei'A Cr] alumno i t s p u n d e r í a cuino esclava, hija, ex- este sentido., es te tipo de análisis ha podido progresar gracias
plotado. lisie cipo de "explicaciunes"' mu explica, ciada, sino a los trabajos fie M. h'oucauh. Por un lado, "el p o d e r supone
que, contramínenle, exige u n a a c l a i a d ú n . una multiplicidad de micropoderes concretamente realiza-
dos. Conuit-fif fw/x friisau los '¿tjgmnajfs' y ¿a 'met/imiH' rfeJ frr
"/-T. En las ItuiLlfiiis del sistema educativo p u e d e n pro- dw. analizando sus "rsl abones más débales 9 " (según los- ctfnrni-
ducirse eiisos límites en los que la relación didáctica* perver- nns de) propio Foticaullj- N'ada se híi hecho en ose sentido en
tida, se d e g r a d e en lira término® brutales de la dialéctica el tipo de análisis m e n r i o n a d o en 7.É'Í.: en verdad, el examen
amo/esclavo: algunas veces [Xidenms encontrarnos cün esos minucioso de la meca nica del p o d e r quedaba fuera del alcan-
casos en las crónicas judiciales.. Pero no coiistkuyen la re^lai ce de ese enfoque, puesto que esos anáfisis practicaban, por
un profeso* de física,, por ejemplo, que se presentara en un decisión ideológica (y sin duda también por necesidad), el ol-
anfiteatro precedido de una enuncie reputación (hagámoslo vido fe ios cüwtenidm y la devaluación sulcinática de su impor-
premio Nobel del año para ilustrar mejor el ejemplo)„ logra- tancia como desaf'íM > ktrmwkntíis en ta economía del sistema
l'fiu san duda muchu público y suscitaría gran entusiasmo y fer- de enseña nía- Pi'jj otra parte, para intentar c o m p r e n d e r los
vor. Sí dedicara su primera d a s e aE paralelograirau de las fuer- mecanismos det poder, ha sido preciso q u e n u l i f i c á r a m o s
zasf c\ público, bien predispuesto hacia él, supondría, que se nuestra concepción misma de! poder: mientras que en la con-
Erala de una estratagema didáctica y confiaría en q u e su. hé- cepción habiimíil el poder es esencialmente considerado co-
roe, partiendo de allí, acab&Lía elevándose audazmente p o r mo m u l t e s la insEancia que rlice "no h — ) r FouHHU.ill ha pues-
senderos originales que revelan la genialidad hacia temas más 10 de relieve h pmtu&mrtad jW pofer, basada en un conjunto
profundos. Ftru ni, en ELI segunda clase, el ]iresunftu "gran fi- complejo de recorridos v medios, l-.l poder del docente en su
deo" repitiera Ins. mismas cuestiones, su reputación no lo ayu- cíase m? consiste en prohibir (más precisamente, en pw&fyifrh
dará en nada y tendrá que poner mil cerrojos a las puertas pa- de manera la respuesta ffix 2 - 4 = 2 (¡Sx- - 2), sino al
na conservar su público. O c u r r e que la exigencia que et ensé- contrario. en producir la respuesta I f¡x" - 4 = (4x + 5¡) (4% - 2").
n a m e recibe del enseñado es: "¡Asómbreme!" El docente tie- Su píHier consiste menos en designar las respuestas "malas"
ne la responsabilidad de poner el movimiento en marcha ca- que en suscitar h respuesta correcta, que designa implícita-
da ve?. Deberá asegurar&e los medios para lograr bu hegemo- mor icé- las oirás respuestas corno malas-
nía sí no desea caer en \ las b a j e a s de la cpéncián (para emplear
la terminología de Gramsei). 7rW. Para que el p o d e r fiel docente sea reconocido en [a
cLase, ese portel debe reafirmarse siempre y Li hegemonía
que él manifiesta debe descender constantemente • los nive-
les más c o n c i s o s de rCill¡M< injn: >ul si UaLa de piidet
I" l'.jr-itb|.i3(j> ' deí curso) nti reiliíürá vet il'ieactórt I M . I : I K ' : Í C ¿ I —3a
cuando es llev.ido (penque prnh^ri.o) yjvir tülrr, cmrríím ifa/to*-
ril irLicit'nr numérica í{ueda tCAalBienie liAi-n.i.ii ni ¿lomno.
rkral plano mismo de fef ttwfrttüAtt (teífufiwr. Púetto
Kn ^L-nrirSo eorlliuíOj se JILI. (jitseri/tulo (víüít! 11isn;lk" 1973)
que no solamrnlí- el docente* QUC sí supone sube y anticipa,
I jiLL' el a l u m n o n o .se penrúi I I ^ I c n a i L U Í I ; J Í Ü J ITL ( V i I ' I E I nijati-
debe moslcar que pUcdc comiiLflr ¡a crcdáAu génesis dictí-edca,
va (-Ü.T cjipLtdm y est JsmviuiLf ule LUI iljuid.i píh" H &t profesor.
al i fin ando aii su porfer en 5a ri i nc rrusin, sino que incluso, cjL
siiiciooia, aliruia el carácter Stngnlar (fc: su propio I I I I ^ H I - un la 1. LI h. h!slh ru f idt LIL ¡tlatí e¡ K L e •. I .*lI :m del (:t im : m-LI i[<- y i-I
cu i I S I L I L C C L O U t l d sutier: n o c o n f o r m e n>in nHLljei más y pi n^J a- salwi- del enseñinlfj se maillinesca CB cnícftiínííi d^ L l s uta-
m;ir el futuro, ej sabe d? aUú modo. f.l gaberdet enseñado y ti remátiras mucho uiiís i|Lie en mciSi Diaterúts de ensoñamíu
sat>er (Lct e n y Ñ.I I jlp NN i ti i fie re I i c m 111 S¡ val I lente f n rf /jínrrrj de dAcJWO iíinr(|iLí; 3*aúl i LL tímenle se prmlnee eLI CSC I ijK> de ense-
(a (antidad- I ^ l transposición d i d l c t ú ,1 lientlr á Ol^aitízar rau- ñanza inás qLie en otras? Poi ejemplo, I-L |>i ueba de romposi-
ftj&íütámíüte Ja diferencia de los lugares; Üendc a tnsLiluir dos í ion b anr:esa no p á r e t e diferenciar al alnmiW fie] |icotesthr
"maneras" de saber, a prodlKh dos rcgísEítiS distintos de ac- más qtie en el plano de L ¿ L C J U J I Í J Í U L ; en icbciú-n con el texto
tos epistemológicos. Así, una \ x t qn<- ta trampoeftefófi didácti |:.t í.i.;iiLL ido por e] prüfíiSíit (e( []Me Mj le 1^1 bmSL, por ejemplo,
ca o p e r a sobnc los objetos a ensnriíir, segúji la difcrcnciacion Hin i i i-jmemso de La agrega ció 11*), el Lento del a I L I I I i no S L I J U Í -
empirisla E N T R E L:I "d.itn" v IHL *lcor(aMH el H I L I U I I L O se encurtlra- ne nn "menos": menos L l f ^ k EuetiL»S tico CU ¡días, con me-
ra del lado dé Irs empuña. de la "comprobaciún", ule La "Verilií nos C K I L I O . ^Kicabutario y... m á s e n m e * D E orlogiTafia, Peio no
c a t i ó n t i c la 'aplicación'. hti . AJ muestra ¡í será rcier™<jba p a r e c e q n c el a l i t m n o t í d u í l l j a s u p r e s c a t t ^ n c o m n d e d í c e n -
la BSiftía. Así tenemos lo qu^ d maestra t m é n a j- más pre- te naturaleza de Ifii defc profesor. Al Cí»lílnUÍoI en matemáti-
ritentrtHlr lo que el maestro cLfib*1 erneílAr v la (tiíWtmi en q u e r as, e] sahec del pnSfcüOr es ílifereilte: [i pnedsameRÍi» <1
d e b e hacerlo y p o r orro Litio, ]o que el alutitoó debe «ibcr y lugar '), ! pmjesar a\ rrtaci'iri £M míirt i.-i i)innL imeduictihle al
rrlíjrrj dehe a b e r k í - Kn n-se punto, com íftne ilutar q u e Los dos id¡-l alumno» en ü t l a c f í n con lu (.LiliffLii. tn I.l da.^: de niaLe-
registros en Lis cuales, a caita ins&Qje, se especifica la dileneu- tnátir^LK. los higaie\ son insii^l ini¡b|£-s: liin-n puede [irarlJ-
cia de Jos Lugares del e n t e r a n t e y el ensenado se uiicrLLjen en cnrsf 1 vfves, nfh slí coiLL'tbe el i_n torta Tú blO-
el delaLLe niel c o m i a m dklíiticO. Es finí eso que, en bt dLcoio-
mía del saher expresado por l-i ii¡sr¡i,L ir'jn de lo numérico y lo L L. El doble regiciíOtl del sabet HUÍ I - L claín^ caea U L T A si-
7.

algebraico. el aínmiio ícrirtrá que "i-ei iriciir" InsedÍLinLe ealeu- tuación original: existe el S;L1>U]' eiwñüdp. y (^iste el saljer a
Los trtrtTKricQ&l <LI prok-soi "illfcriri la lev general" fhleral). pprrndei: t? mejor dicho "ti súíier~. tulLV -Lriiln^- SC fia tina ^jí-
luego el a l u m n o "jtplií"a.L*a" e.sa ley ii caius jüütlcubres ([lUTTLé- {tTDgrvfiifi&d par nntiimlrza-, :i-i. él piOÉesor "han i" ta tánrin lie
rieos, L I I J S r a r a m e n t e pnn;í»Lmei1fle lilcrnLesl. etc. L ; L los slsíemiLS de l I O V ectUietanet I uealee fr.on íLus ím^gnLtas
•S-Líífi df los rrgistros de aan ^ episienW•lógicos así separados, I ,L cotí p.ii áim'lio; el alurdfto deberfii relfj^^i ia| o n ual fLste:nia.
infracciíjü de ÍAL: oidi^ fpút&Hñlógkv es infiecnente, incLnsp
es posihíe o "ÉÉkil" de h»C«r el Htíeíian¿B, Kilvo escepcióir +
\. lLí-I "I 'So rc-ñi't^a! c^nuin r1^1 i > I curipiJ (íf pnjfcMhttü
btámuiiienUü «le la cllieíliUlí i pLititica,
La dicotomía de los lugares y su realización didáctica xupone creta* de los registros de las tareas epistemológicas en La cons-
duotomizncicht dt! objeta dt saber, una versión para el trucción didáctica del saber, sobre eí eje conirmto del "niuel de
enseñante, una vergidn para d enseñado. La coexistencia y La fas alumnos * según un movimiento de reducción que» olvi-
articulación de esas dos versiones crea lu que podemos llamar dando Ja estructura (fijada) en provecho de sus variaciones
una situación imvi.wf (utfittf: enire la versión oficialmente ense- {relativamente controlables), es efectivamente pertinente pam
ñada y la versión cuyo conocimiento se a d g e dd enseñado. Ll d enseñante. Los "libros del docente 1 ' dan testimonio de esto
objeto de enseñanza lia i i do visto como abjeto transawiwnd en- ultimo:
fn? pasada y fuhm (cu lu cixmogéncsis); ¿hora se muestra to ETÍ cada una de estas lecciones le alternan justificaciones y
mo rtí/cVíj iramacfimwi tnlte tes fifis rvgímne.i didárütm del saber Gemprobaciones numéricas. Según eí nivel de la dase, w puede
(en la topogénesis)* De esta exigencia que subyate a la lr->L[Ls- acentuar uno u otro de esos d&s aspeaos. (Labro del docente del
poíirióii didáctica va a surgir un con jumo de limitaciones so- Manual Aíagnafri de cuarto curso, p. 17: el destacado es mío).
bre Li posibilidad dc> enseñar los saberes y su preparación jVo podemos ni desdeñar los logros ya realizados m demos-
didáctica; e igual que eri la "transacción al i/adón" entre pasa- trar ¿odas las adquisiciones; se impone una elección. Esta depende
des y futuro, en ta ^rrmsacdonaJizacióiv entre los dos regíme- esencia troente del nively de Jar capacidad?! de tos alumnos. (Libro
nes epistemológicos, la úlgoritmización es una respuesta posi- del profesor del jVícrnrjtf/ Hachetíe de cuarto cunut cotí M, p. 7:
ble y Frecuente. el destacado es mío}.
En relación con la primera de las citas, se notará que
7.12. La repai tiriciii en dos registro* de ¡os artos episte- no parece necesario precisar cuál de los aspectos debería de
mológicos relativos n un mismo objeto de saber (compro- sarrollarse; la conclusión es obvia.
b a r / d e n ! os t rárfc demos i L'ar/verifiea r ? generalizar/aplicar,
etíi.) produce uiia diferendación cualitativa de \m lugares 7.13 Volvamos a Descartes - Respecto a la adición, ¿el
(del enseñante y de Eos enseñados) que comporta un cierto alumno sabe tanlu como el maestro (aquí y ahora), si sabe ha
juego cu&ntilatiua: un poco más o un poco menos df ieorta* o cer adiciones? A decir verdad, Desearle* afirma solamente;
dtt optimaciones numéricas, ele- A través de ese juego cuanti- "En cuanto a la suma que examinaba". Pero de todos modos,
tativo, ev identemente relativo, d docente tiene ttmi posición se trata de un caso particular* en cuanto a que el objeto cuyo
respecto a la situadón didáctica dd sabei a enseñar que le conocimiento se supone es la "versión para e! alumno" de un
aporta la túnciencia ríe -su pericia* de su Jugar de pode}1 en la objeto de saber, la adición, reducido al (ilj-vntmn de la adición
relación de enseñanza: perú se trata de una conciencia msti- (en la escritura decimal de los enteros) que constituye aqua la
ficoéki, en la que su percepción del control tle variaciones de forma Iransaccional del objeto de ¿abéi correspondiente.
amplitud débil en la jmulem de los tugares topúgenétícós, se Existe así una Identidad de saber en relación t o n esta versión
produce junio ccm el desctinocimicnlo de esa difcirunctncióri didáctica del objeto de saber denominado "adición". ¿Dónde
en tanto determinada estructural mente. trtdependietUt»í¿n// situar, por lo Lanío, la diferenciación de ios lugares? Quizás,
dd enseñante* Ese descnjiociinfento provecta la difmnek^ dis- si el maestro es muy erudito, sabe pot (pié el número obteni-
do por el algoritmo de la ¡idídon ca-justamente la suma di- doa los paellas son antiguos alumiiofl u . Para detener et envejeci-
nümerus dado*. lscix>eso no basta para asegurar la topogéue- miento histórico de los objetos de enseñanza, sb product una
sir. tu efecto. li diferenciación de los lugaies debe ftumifftt&tte rvttouación histórica tic esoh 'tbjeios: ¿el alumno sabe Linio como
mí W tmtam itwíñ ipxfri irilo de! sabe y. No debt: simplemente esl-v d maestro en relación con la adición? Pues bien, la introduc-
til' en la mente del docente bajo la forma de nn saber adido* ción de los operadores modificará la situación y el "sacrificio*
nal no ínirodutible ni el nivel del plan de estudios en cuca- que el doceiste tenga que aceptar paira aprender l¡ ¡s operado-
üún (veamos orm ejemplo: si d profresoi hcl realizado e.suidio.s res ío las bases, ele,) Je será devuelto en Leu i Linos de incre-
ios suFititntémentc a va mudos en m&ternáticas, puede sahrr mento de prestigio* i|ue es, de hedió, una necesidad funcional
¡Uíiiíifiir la prueba del 9; sin embargo, no puede presentar es- tanto denta l de 111 d a s e como fuera de ella. Siempre algo nue-
r-i fmrificación a sus alumnos), lín realidad. pueden produdi vo (crogénesis)* y siempre nn ¡joco por encima del "nivel" del
m]' situaciones histórica* <:ri las que, en i elación con un ftoirr alumno (topogénesis): ésa es Ja necesidad del sistema didácli-
minado objeto a cNiueñaa la transposición didáctica aceptada co l.ii ciertos trabajos sobre la multiplicación de los enteros
1 I . I S . 1 3 entonces ya no permita fundar la topogenesis del S;.J1H;I se han podido comparar, desde el punto de vista del 11 rendi-
¿rW Im relación didíi< tiear se produce itii.i disminución c- inclu miento 11 escolar, dos algoritmos diferentes: nuestro algoritmo
s<i iniii fiTüuEadón rlt- l.i rlisunida entre los lugares del enseñan actual, llamado "A la italiana" v UIL algoritmo más antiguo,
w y ui enseñado. Kn esc caso, el olrjcio de eiiscñanza ha si ai Vi hoy olvidado, el método per gelosia*. Ese segundo algoritmo
di " lo que yo denominé uu fenómeno de obsolescencia t'yJw es incomparablemente más confiable que el primero (no hay
tut, o absoluta, es decir, qtie lia envejecido no en relación con que retener en la memoria —llevarse"— resuliados de agru-
la duración fíe un cu lo de enseñan/.;;! {se traía era ese r.jiso do paciones parciales). Además, parece que su aprendizaje se
|.i cil>,sóIescenriüi ínu-i n¡t, que funda H i te ñipo didáctico) J Í W I Í puede real i/ai en pocas horas, contra .... los varios años que
F FT J R T F I D F K R F O W JVV RF?Í;.V.- R<I?I A T J T Ó N F É Z . demanda el método a la Italiana. í t r o justamente ese algorit-
mo es •'demasiado simple": si lo sustituyéramos por el algo-
7.14. Ese Aíiforico de Ir is objetos de ensr ritmo actual toda la economía del sistema didáctico w modificaría
ha liza tiene dos aspecto#! por un lado, no permite iii.iriten.ei (no digo que esa sustitución no sea posible, ni deseable: su-
f e c u n d a m e n t e la dis-iinuiún entre los lugares didácticos; poi brayo solamente KLI carácter ciu anodino: v del mismo modo,
otro Eudo, llegado <:| caso, rn relación m#< h¿ sociedad (las p;i- tampoco digo que los autores cilados tuvieran ese objetivo
rln*. loscrjnEnbuycnces, ríe:.), no permite en adelante marcar en i lie me; véanse los trá bajos i ríen clonados..,) Va en el siglo
la diferencia entre el saber 'lega" y d Stfbej de los labios 41 » lo X\r, el método per gehsiu se presentaba como demasiado sim-
que tiende a erosionar |,i legitimidad ux iaf d#l pmyecto de «a.w ple v así en un tratacki de aritmélica para come reta rites sólo
en Lauto el envejecimiento afecta a SUS objetos.. Ctial- se le consagraba U I I Í I S pocas !ííLeashprelunlnaLes, antes de [ja-
qniei pudre (o casi) podría sustituirá! doren Le en su I Í I L Í Í I de sar a cosas más serias (véase Documento Sr-3)<
enseñanza, st no fuera pot Ulaa cuestión niaitii'íal de tiempo
disponible. Obvi;miíTii(í, lo* dos aspectos están vinculados:
* N . tLí-l T L'iii i%| o r i g i n n l . S u d e II TUÍIHÍ IM; I n i i t u + p t i r OCJÉMÍ»'
8.
El tiempo de la enseñanza
como ficción: preconstrncción
y posterioridad

tí. E. La lopogéijfslfl úvi ¡tfber. eo 1A itlat iúrt dicfóriit&


responde en tinETteíb: a4* diferencia de relaciones con el ueñi-
po dldücrico del ciisesiíinre y de ios erueüadoft. íPor qué desii*
ñu DomoJitaótt d tiempo dktóctico imLÍiuido pui lu croGogé-
neris? Poji[iie a CÜ!» tina ¿t/tMacto ¡rtjiwiweítfflíii que en-
itiííwrii ta jftíüa íte Jíu/wín de la norma tem|x>rrd ins(¡rui<Jíi por
IÍL dirikik-.t amiguo/nuev& befemos dt Í|U£ nointf a.

8.U, ¿En qué seniido no se respeta la norma temporal


definida pof ii&Hjto <b- erUtOan»? ¿De (ju£ manera ti l ' f i
po (fri uprtndiuy* desmiente t! lietiifr- 'tUfotxa c/íríaf? Fu prin-
cipio, ames Je proeegufc cun esta cuestión, d é b e n o s notar 1
que h Jiteúrn del iiettt-pü dulaetiet ittfiituiáfi t/v Jr ftnutufít apon-
téwwmetat al í^íManfí como iah ficción (como vamoi a
trailofc pero l icciún ¡íunsKriq, jwamifw para el j
pruceso didát r ieo. EXiáiiiíw aqu í - lela iite efe u 11 easu en ei tjur L
tft ífeífflUrtfJJWtHJ)(í>fíf JíW fjíWjJjVtíJíU'.i tmfc.i rjV-H.j f.'f/lfa ftfi un fw
r.ttp par partir tía sus abantes (los enseñant&l canjUtuye per Se una st-T\ar Jas fuíücEM dtL1 Jp y iW la I nJt' Stud+_TLlr ae equivocan
cfmdirión d¿ ¿se pro&sa: el ensenante debe creer, de alguna ma- tnajorilariameitle (a L;t p¡rini(?rn :Kílüi^tl) ílt ttLLftil&rel porccn-
nera, fin ta ficción de ta duración didáctica que el programa- t ^ c «rreapon.dÉcnte .1 lü por 87 ... por ejemplo. El o i w m n -
De herá interpretar en registros explicativos diferentes, que no tf d e b t , en caoa rasíva, cerrat los i^us p*ra no tocupionieler
invaliden La norma del modelo de temporalidad al que sirve A tnuiTift de mí fwmy\ íkridiíbmeDlte ;i li¿a cüLudiíicHe^ "lea h i t a
ti decente, Ion fcnGinmos que p u e d a n interponerse a SU da- base*,,, t_ia observaciones que podemod encontrar —nn
ra í-mtifi- iciiac íjí. del tiempo que debe utilizar. Esos regLslros van ejemplo, m í r c otros— E N un L I T F L J J I J Í S soLre Im "ehcnirMnÜH
desde el p&icokigísiTia de ]:lh calificaciones escolaren y dé los imillipiicaLÍv-ta" surgen R Í L - < H I T H tipo íl+- perapecilva. Los Í L U Í Í V -
cornentarios fonirates del tipo "alumno perezoso n< "deSaLc-n- res eacnlHin, raperia Iincnie:
l o \ "lenlo 4 , etc., al psicolo^smo' más elaborado, sentenciosa- "Íjí «HiftJaBK f'f tai «flf«Píí(fcaí en ef fmmtr cido drl .v-
mente ud hoc fes la "tipología" de los "j/oeu íswímtj"*, etc,) de gunúo-grada amane qaf. fáítín odtjltiridfrí jtBtiojtei if procátim¡fri-
una cierta fdiéf.ation restare)? tos í¡iu- rn ¡'fiahítaíi ttr, . < 0 Í Í asmitüdat fw ¡as n¡í\o.\ af final de ta
enwñanza elritiftiiaíy f.nyt; odifu/ucrAi Ut im a?r targii penada qiu
8.3. Esa es la razón p o r 3a cual la puesta en evidencia! se pmtflnga a itena ¡inxiti ¡>t fina/, its h títioieiierKia". (Vcirgriaiid,
de una distorsión de la n o r m a temporal a partir de la cali- rlat. 1 9 7 ^ I, p. Iíf
dad de los aprendizajes emana salo ex^pcümalirurntf df ta in-5 Eítiidi^ndo toa f o n o c m i i t r ™ HLÍ los alurnilnt dt HtTttii
tanda enseñante propiamente dkha: surge de u n a mirada que ¡curso Ci\ l e t j n ó n con ia-s rLkíurai rmili iplicamr.is" elc-
enfoca La relación didáctica de un pimío ceaítkno perú exte- lU^iiiales, esoíi miamos smorTS aiíte]lú¡neil i! 111 preaenl nrión
rior: mirada que hace surgir la "inadaplación 11 del sistema di- de su .a rrsulL¿Ldos (f^pLifca ÍLC £orp rendís y d K a l e n f í r :í Loa
dáctico y que sustenta a parí ir de esa constatación una deíei- doccnlcA), un coiuml^Lio t\ur pr4KVm fVríftr iuLeipretnrifv
minada voluntad de reforma; mirada guiada ¡>or el luliüjfris nea y pilaos ;ÜI ¿rio d r i n p H £ Ü | > L i a d í ü a ;
científico (didáctico) y que p o n e en claro, evenLualmente .LEÍ ^Lns ¡T'.hL'iWi i.l. /.vEm I- na fxXo fa ! fl • Hi ríU1, {•'?€-
r.e su propia perplejidad, esta distorsión Del prime i punto de RR^RÍ'T. RTN rieivn llel^rnas a tat# utíHwdpfximistá tM lipa: "itr.nion-
visia procede» p o r ejemplo, la comparación pi'avista (en ífi' üfim {fué! l'j'J Jíí/ín-r i|?¡ alumoA-, tir ststltf ttirso \ninu u\piwra
19.5]) por u n a investigación realizada enLre SO-OOD alumnos Tnohrr p?vb!enit2.\ rírtnetiltiti-.i" {... J Wí u" gmvt rrfúr imputar
de la ciudad de Los Angeles:: al final del ciclo de enseñanza ta r^ipatjsabilidtid pnr tai !<¿ varáis uhwimtlai f¡ f/t r^firmun /ir ta
secundaría, 1 alumno cíe cada 7 (con edades desde loa 16 a en-sfiitirizu dt las matemática.': J ffítr qw ííiv simpte terntsa a >t¡<-
los 18 años) no sabia calcular el 50% de 36 (citado en Hofs todo* ajtixriitwpermitiría (tim/ir Utgünw R . J El objrthni dt es-
tadLer, I96S r p. Una ve/ "establecido riejHíficíiniem^ el m il/uto No es, tr>r tanta, dar jun<¡<¡in<-*itn /; ttt (,í>r\ ¡mis R\itr ¿JÍÍ-
hedio P podemos oí'nectr comeniaóos adjeiosiales: yo puedo i-a r?tc:jiar a í wrini didártiras mitWüS, .ÍÍJÍI) fifir r-l contraria alrn-
dar testimonio., por ejemplo, del hecho de que los estudian Iíít a la.-; docentes r; tnaesligudortt ,J ptffrfAítt ff.MíífiÍBUíifíFiif hai fo
les de segundo a ñ o tic ta universidad, a quienes lie debkln en- tufrtutte.'" (Ve] i;[]¿LiLd et af. LíJi^l. J], pp. t-í).
+
X rlfl "I lúi irijrlrs í'ti rl-nrigmu].
HA. Podemos preguntamos cómo d sistema de ense- aceptable en quinto y no en «exio, a causa de la presencia de
ñanza sr maneja con esos- hcclios patentes que niegan su tem- una "elevación al cuadrado". Kn sexto, los alumnos no fwilxm
poralidad. Va lo hemos dicho; r* cuestión de la ínuiJHCriiin, calcular los cuadrados. las potencias no nirin en e¿ pTTqfgi&ma, só-
que realiza la A U I O J T U F I L T O C P O N del S I S T E M A didáctico- Esta SIIJI- lo trabajan con cuadrados para real iza i cálculos de arcas. Se
torreguiación debe ser analizada rfl ¿aíkt rírsu ttptxififQ (ligado ve aquí que la normalización, impuesta por el tiempo didác-
a contenidos de saber eapecUÍCú»} Ya indiqué más arriba un tico lega) a la aprehensión cíe la temporalidad de los aprendi-
media genera] de negociación, la alffmlt&izQCi&n- Veremos üi3 apoya en ía {¡¿¡imitación ¿fe/ süfftí qu# multa ti¿ ía pues
luego otru medio general ligado a las situaciones de prerons- ta i»n ¿fació /amia tí tiempo didéefieo (por medio de b dialéc-
truitrión- Demos un ejemplo ¿imple de autorregulación: di- tica antiguo/nuevo); ta elevación al cuadrado es cspománcfl-
versos estudios han mostrado que hasta que ingresan a la es- mente pencada en el cuadro de la s ^xjíencias", unidad signi
cuela secundaría, un porcentaje no dt^píeciable de iiluinnw fimnti* mínima del programa. Kn el análisis- de la transposición
no saben meticiuiiar ningún número comprendido entre 2,16 didáctica >• del tiempo didáctico, singularmente, no hay que
y 2,17 (para lomar un ejemplo). En particular, esos alumnos olvidar e*e hecho fundamental estudiado anteriormente: la
escribirán que reducción de los saberes a un (exto,
]2; 2,17 [Q] 2,16; 1 [=0.
En los manuales-, encontramos ejercifios del tipo: 8.6. Lo itcientemenie « p u e s t o hace aparecer el tiempo
"Determinar el conjunto S de los reales que satisfaga las didáctico legal, el lietnpo de I:L enseftaim, corno una ficción
siguientes desigualcfawkfS : q\ip prtthil*r desiritis FJ? ía durwion, tanto si se LraLa de avances co-
a < x <b y c c s < dH mo d¡c retrasos Esta instancia ricVtgn:i una norma dinámica
pero no encunlnimxiuft nunca ™ casi nunca I:* situación con- que d r t l n r el ritmo del avance didáctico y en relación con In
siderada más arriba: no*e "mezclan" la^ "dificultades* (véase cual, como ocurre con toda not ni<i, lus desvíos (temporales)
el Düciimmtu N'-f), son percibidos como simples faltas (retrasos) o sun, mis radi-
calmente, escoiottii/udos (avances), Queda por aprehender
8J>. El tiempo d k l á a i c o legal se impone r o m o una nor- esa misma realidad a la que el tiempo legal se impone como
ma al enseñante. Es sorprendente que esa norma se imponga, ncii jíia; lit pluralidad de los liemfMx 4W aprendizaje y la estmclu
como hemos visto hasta aquí, no solamente coma una ncclc- m pQftijTU&tt (ir ™ dtimaón que no se adapta a la duración le-
raciún, como guía del progreso didáctico sino también como gal en relación con la cual, pin embüJ'go, se define y sitúa.
un freno; al preguntar u itn profesor que enseña en sc^to (11-
12 años) y quinto t u i w (12-13 año») sobre un ejercido de un M.7, Pai a explorar el lieropt) ¿fj.l m^iado en su eRtrucm-
tipo no abordado en ese nivel (peínp "ejecutado" muy correc- ra particular, podernos- partir de una cuestión planteada por
tamente por un alumno de ... tercer grado (H-L> años)) (véase la existencia de lo que hemos llamado ta Lopugenesis: si cus-
ti Dacu7R*n¡Q J%"5) cuál era su opinión sobre en qué nivel po- ten dos regímenes del saber, articuladas en sincronía según
dría proponerse ese «jercicio, recibí como respuesta que sería mecanismos üansaccionalcs., para permitir la ficción de!
tiempo didáctico Legal íc6mo 3 UP buen día, se puede COIlVtr tudia la adquisición (j>nr eirmpEuh se estudiará h adquisición
ur un alumno Jí)[iiL-tido siempre al registro qiisL^olóftioQ jlí \t\¿ "pi-(hiLuctos cartesianas", eiC.J uin p r e o c u p a r a rlecuu>iu
qn i • D E F I N E ÜLI L U ^ A R de ensillado, E N TI I I P R O F E S E * : de M A L L T N I ' ílo |JOr el fundamento epistCHIoIjÚgiCú de las npeiénrs que ey,i-
|]CH i.parai eíejjir utía pregunta ingenua)? Si t:l tlempu del mií^t Si ia ieinporatiíiaíJ ríe I3 püifrj^é] lesis coiisLilujv: un p í o
aprendizaje 1'ueta flendaderatnrnfc cJ tiempo simplemente grf.su rri leLiiión con e] moclclo di'.ltitLict) dni Liü]jn]M\ susttru-
pritKfníüífli acumulativo, [|IL£.' fija la dinámica de enseñanza, yendo Uttii [luracitm simplf acamaiativa por luí sentido
l'ího no seria posible; el saber así acumulado sería una es LE .ni rttrjrrwlf/i (en el que cada cmitlh. Lura inLegia Ea precederle
fit arini] decapas de aberog^H-HZ más arcaicas, que&í lRTtan como e.S[] untura subordinad?j, súlje [odw mctiLante rl juego
remontándose temporalmente CP U Insioria didátlKii del &u- del mecanismo de C ^ u ü l i h r a r i ^ j i (que comporta realineme LUÍ
jtiTLJ. J-V; rrj COntrariamefUie es¡<e fenómeno se percibe ttiitKlú ii^pí-HTi] reLnoacLÍ>K>) ioc.irrioes que la psic(jj;éTil:kík innEL^ide
L"iL efecto, hay arrai-ww, es así qtK, ¡LI preguntar i estudíame planear uua temporalidad i rnfwersible. mientras que H-I tionpíj
de matemática* (y lo nil^inci ocurriría sin duda con profeso- ¿t¿ enseñado parece estar oonstituído también por T^pmúuiíiü-
res debidamente recibidos), a pjtipfMito dt ''qué es la regla de rit-1 que anulan las nepteí;erutaciones aiiL«*RORCJ IÍULTI reinsertai
S F , LUÍ rehpuesla* mostraron esa nociría! »o se había VUel los materiales en constmrf ¡íirtfs irie^EiLas.
to .1 trabajar denle Ea eflí i>eia primaria (en la época en que íj
lapiceras tOítabcün 18 francos, una lapicera cosLal>¡i ?> francos B 3. Existe un m<¿deJo diferente de temporalidad en t'l
v HE lapiceras cosLaban 30 trancos.,.), (\\n plasticidad ríe La duración auLoiiza reíornus r«PtyaLLÍ-
^adores de upo radical jik ej L urttií-ptu freudiano de poirerio-
ftjfl. E".] plflblfjna fjUft s r ^ a i r t M de planLeai Gorrespotl ridsd. Se Lrala, se^tin i x r r i b r n J, Lrtplanctie y J El. Fontalis,
de mn lo que tu la historia de las ciencias .se lia podido df rte una:
siynar con el nombre d e " rríi i nd arm n" o *neel a b u r a d 6n*H No 'Palabra wiiltzjiflft fruuimU.-mcilr por Freitd tn rvlatidn
]TIe parece que el p r o N r n i a se haya f o r m u b d o Yérdadetamen- 1 TM LIÍ itHircfuwjt ds !a. letapmn!nla¿f y &; la caiaaiiiiad puquial!,:
le porque esLaba reísUClti i cri 1onna ficticia de entrada p o r el rs^ríWftlíj IWjtuVriíJTUíí y t\iMf/n.T tnvcmicai san wu#iif>itj(blí vib-
modelo del tiempo legal En cuanto a Ea Jjsicologia, además, f i/ir itfjil? en función iir exprj jeruzas o dri dea» n um nhí'-
parece que el problema ha \ i d o evitado ú leñemos en JEUema nr.' f-tf/dv dr dtíáTiviía. Ljitm?IY.I fnmhn adquirir^ a íÜ [íht TFN
dos resLricciones de los esnidion realizados; estudios de ÍÍVJ^IVI Sfñtictfl, \tna eficacia p<,i(¡\i ta."
aprendí/ajes. "coitos*. pHH' lili lado; eslndios de esquemas (de [LapJanchc V PontÜiá, l^7ü, p. &*>: j>. iíSEI il^
su sénesi*, evoh"jól<, conejuofles, etc.} más que "cupíeuldos Li tfadwLaón aJ espaj'usEJ.
de saber" particulares» púr a t r a p a r t e . (^rrclaüviHiieDte d» lu
impresión de que líi psicología rognidva lia sido pueu '•L IL^Í- E^nni iii^istir en L:1 C A I Á D L Í determinante d e eon I ÍJJL.
Eiíe a Lu £Klgten£fo de una transpoflácirin (cualquiera que (Ue- £ £ jjr:J, reptodUiCD tamhiéji ;-.L^N las líneas inan de J Í W autores
ieJ-, apoyándose sobre una versión normativa y norinalizadn citafLus:
(adulta, ÍILUILII, eLC.)d<L INS E N N E E N I D F W , de sabeies, en Eús I ( u c es-
"Ante Iwio, este concepto impide una interpnetacwn AU mu- fU$at\terd¡D sobre In* Hpaieck!üsH reíalivos de A con ti o C «¡po-
ría (¡ue reduciría ía concepción ps-iroanaHíiL-ü de Ui historia del su- demos tener | x * - x„| < | KÁ - | pero |VA • Y n | >|V A -v^|).
¡tío a un determinísmo lineal que tendría en rúen tu únicamente lu De d o n d e el uso de h\ noción de d is-fn 11 c-;i: i, ¡>or ejemplo:
acción del puado jofrrw eí presente. Se suele reprocha r ai pzktiúndlí- d {K B) - | \Á - x„ | + | Y J , - vn | etc.; hay varias funciones de
sis el rrdiüTjr ¿'il canjunti/ de las acciones y ríeseos humanos ai pasa distancia posibles, de lo cuat surge cierta arbitrariedad., lo
do infantil; esta tendencia se habría j-rfa agminndo con ía evolución que no impide tratar de construir distanc ias mejor adaptadas
del psicoanálisis, los analista-; se remontarían cada vez más iejos: a Cid o cual problema particular, etc. De L SSLS consideraciones
para eílosr todo et destíni> dei lumbre estaría decidido desde ios prí p a l m o s al estudio di? distancias cada ve?, míte sofisticadas
meros tnraw dt in vida a indino ya en la vida mira uterina... (distancia de d jstatiei¿i de Mahalanribis, He.) y llégamela al
Ahora bien, desdi' un principio Jh'neud señaíé que eí indivi- final del minicur&o. Asf fue c o m o en ocasión de un ejercicio
dúo modifica ron p&Uerioridad los acontecimientos pasados y que es de piecontrol (es decir, anterior al control oficial* o sea el
e-Xiú mctdificación la que le confiere un senlido e indino una efua> examen.,), dos estudiantes que tenían que c o m p a r a r indivi-
ciü u un peder pairee no.'" d u o s (disponían de tres dato*. numéricos para cada u n o de
(Laplanchc y ft amato IW7S, pp- SS-84. p- 280 de la tra- ellos setfim diversas distancian) llaman al docente para expre-
ducción al español). sarle su asombro: compara! según una característica* sí; pe-
ro sej^úri dos o tres^ ¡eso no es posible! t i r a n iizoramieiiUí del
8.10, Parece evidente que la importación del concepto docente: ¡retomar tndo, partir de cero! lEsos estudiantes aca-
ric posterioridad al análisis didáctico, aplicado a las rtoryatli- baban de c o m p r e n d e r el punto de partida de toda U enseñan-
¿aciones cognitivas, es sumamente iluminador. Permite. por za realizada durante varias semanas!
ejemplo, percibir una cattjforía de fenómenos que el enac
nárite ñ e n d e esipnniímeairicnee a csmtorniEar, porque para él 8.11. Esc darijfnósc ¡coh perturbador para el enseñan lie,
son extremadamente frustrantes y que. a causa de su múdelo (is falso, No todo debe retomarse Porque precLsa mente "túdo"
témpora! de interpretación, sólo p u e d e considerar c o m o ma- h jet ornado en ese instante. í\ modelo Ereudiano puede aportar
nifestaciones horriblemente patológicas. Daré un ejemplo alfiftinas precisiones al respecto;
p e r a mal (para que nadie se sienta ofendido): para enseñar la */.) Lo que se eíahow ftfróüitiMaurtoti1 rw es ¡o vivido en
noción de di.-itunciii y sus aplicaciones en diversos campos genemly sino efectivamente lo que en el momento de srr vivido no
exlnimatrniAiirns a estudiantes de ciencias huí manas, elegí co- {sudo ¿ntegrajse integmmrxde a un contexto sig-nijimlim
mo punto dtr partida y "müttvaoón*, explicar que si, para eres 2/ La modificación con fmieriúrídad viene dtsenKtíUnada
individuos A, C, dispongo dd dato rlc un sólo carácter nu- par la aparición de amnttcmitntós y situaciones {.„ ) que permiten
mérico X, o sea ejur ác. (X^ Xj,, X í ; ) puedo decir que A "se pa* n!.sujúio alcanzar un nuevo Upo dr significaciones y reeUttkmtr tus
7 rece más" a R que a C (por ejemplo), en el sentido det atnncter experiencias anteriores." (I.aplanche y Pontalis, 1973, p. 34, p.
estudiado, si \\x - Xfl | < |X¿ - X,-1; peas que si dispongo de do* SS1 de la traducción ai español),
u

r caracteres numéricos X e V, esos dos carurLeres p urden netos r en


3
Si liaremos funcionar esos principios en d marco (lcl Pero en realidad, según otros ritmos, l.i rccfóhorarión
análisis didáctiro. I L O Ü procuramos los medios para pensar "lo £8 una necesidad que tiende a la eMsirtueión misma de i saber*
impensable* (para d enseñante) y para platueai de otro mo- más exactamente a lo que hemos llamado su pwcmsfruttión.
do f¡. fimhltma tif la enstñtívxft m/.-ítm.
8,14, l í e tomado la palabra preeonstrucción —sino -el con-
8,1£, Dicho problema híi sido formulado por alguno* cepto, en su exacta medida— de la teirrin d* los dm'ursm.. ral co-
de nosotros, en términos de elaboración de iituaáotttí y de .w- mo la elaboran M. Pécheus., Paul Hcnry f etc. (la Mist ión mis-
ritf tie íilmfiones apropiadas para la constructiún de tal o cual ma fue i n t r o d u c i d a por P. Henry). Este préstamo estuvo mo-
concepto (cuya adquisición se procura). Un la meclidu en que tivado por las dificultades del análisis át \ ri ¡ril¡nmirnlu d i d á o
hagamos depender ese proyecto de una concepción hnr(tt del lito de ciertos conceptos matemáticos (los de polín nmin \
tiempo, nos condenamos a intentar nrspelar condiciones neat- húmero feitl) en la enseñanza del primer ciclo (para el con-
mente insostenibles, proponiendo una definición demasiado cepto de polinomio, véase Tonel Je 1079). Kn realidad, r\ asta-
tijj.ida de tos procesos diddcikris. concebidos según d mode- do de ptecorislrucción parece ser exael ámente el ampcmenén?
lo dominante de una flecha temporal irreversible, b rons- tU' tir nuestra oníologia i de nuestra representación ttflunSé-
itni i ¡' m de una l c o r t i l adecuada de las siLuaciones supone un fflíüí del mundo; pero si esc componente existe en ¡ti cnmtrur.-
tamhio de leinporalidad o mis hien la asitmv'm tld problema lian cij-jitijiea de la reaí también exilie (pero, en un momento
tlr ín artitulación mire muchas temporalidades no isoiiwrfas. cLido de la historia del saber se impone, de manera mucho
más p r e g n a r t t e ) ¿Tí ín f^RJiIrucfZün did/irlku del saber y desem-
H. 1$. i.a necesidad di" reorganizaciones, de retornar "las peña LSJI papel esencial y especifico en la economía ftc:l sistema
adquisiciones" anteriores a la luz de experiencias ulteriores didáíciico.
puede: situarse como formando parte rfr la utirí<)tUtd propia del
sujeto. La cnsi'ñivnitu ticitde a proveer al alumno de "respues- 8.15, Para liacej- ver" con más claridad el tipo de fenó-
tas" a preguntas qtit él w> v? formula (si han sido formuladas meno designado aquí como relativo u La preconsirucición,, lo-
pOi el ensenante): la tictn'idd'i de apropiación consistiría enton- maré primera mis ejemplos, no de ta vida cotidiana o do [.i
ces en elaburai pregunta*. en formularse implícitamenle la contri uccióll dldácctca de] saber, sino de la historia ríe las mci-
(>rf-gia\ta tif ta¡ prvguntas, v l<i actividad del m.\ít¡tttife consistiría tá*mfüka.t. En su curto dé análisis de 1821, Cauchy demuestra
por un lado en crear situaciones que favorezcan la actividad así teoreftUi de ¿w Vaki*w mJermtrlios:
n
ctiesiionadora, como yonas de elaboración que autorizan la "f fttó propiedad notable de las funciones continuas de una
*8 -
asunción (por parre del alumno) de la dinámkiL temporal ins- tala variable o poríer servirpu rn wpfa&éftlar en geometría las arde-
s tituida. Según una profunda obscT vacio] L, "H intelectual es ivtíittt ib: línea« m h¿s o curvas. De esta tybirrup^iñn se de-duce fáaí-
fiqutí que convierte las respuestas en prrgunttu". (Húlstadter, vteníf Uá tigítifntf fnvfjtnicién • ^
§- 1963, p. 3 0 ) * TflpfWWtf IV Si Isj furu'tÁn f~(x) contíwuci en relación con la

| turÚMe X rnfre to limites x - x/J ,.v - X y si se designa como b una


2
-J * N. del T. Elii U I ^ L I S DI el original
cnnJidad intermedia entre flxv) } yJfXí .w podrá satisfmc7 mmprt el cual como se ha \ i&to se practica una activa "solklaridad de
ía ecuación f(x) •• h por UWtf o wAflí valúres reaies d* x uwpwn- la carencia"". La ausencia misma del concepto de continuidad
ríifírxt mire xO y X. es. aquí solidaría de l.i {nj.wtifiú del concepto de curva {cuya iit-
Demottmcién. Pam establecer lu proposición precedente has- luíción se seguirá inmediatamente de ta noción, de continui-
ta con hacer ver (¡ue lu rurva que tiene por ecuación y -Jfx) corta- dad ¿uegida a partir del ejemplo de la curva de Peanu).
ra una o varias veten la ftítfrí que tiene por ecuación y = h en el in-
teruata nmjirrndüh entre FCW inordenadas que corresponded a U¿s 8,16. Esta "economía de h\ carencia" sólo e* viable a
abscisas xV Y X" úbom fnen, es evidentes\ente h qtitt vcwri?é en In condición de que existan importantes Iimitar-iones; é*ige 11o
iupcite.tis admitidú"* ¡ivpuTunirse Ibera del dominio en el que 3a cinericia se elimi-
Para riusoutxs» esta dennrat ración no es u n a deiEto&ira- na corno cal, no corresponder a ninguna "necesidad' (vere-
ción. Los término» sintomálicos de su insüsljeitibiHdswi son mos m i s adelante lo» efectos didácticos de ese tipu de situa-
M
hacer vL*]"n 1 y "evidentemente" indican que se recurre a una ción). Por ejemplo, !a ausencia del runcepto de n ú m e r o real
evidencia jjrAfka q u e actualmente ya no a c c p u m o s , por lo en el siglo xis. (o al menos que aparece tardíamente), per mi
menos entre los matemáticos —ex diferente cuando rl mate- te otra "confiiAión", lu de la continuidad y la derwaidtidaé (a
málici) se hace p r o f e s o r L-n ausencia. dt.' deiílOBlracIciii "real" travos de U intuición geomérrica de la rurm). Ya no se trata
es aquí cúnleinpordrfeca de ¿2 ausmem del concepto tic continui- de una laguna en la demostración sino de un resultado erró-
dad. Pero lás ou ser. rios se encadenan: lo que falta también es el neo. Ese Het 11.13" no ea problemático en LÜ inedidn en que uno
eamepto de número iml. Se. produce una "circulúJ.wn de In carefa- •íf limita a tonsideTrir fas fimcionrA ronEinnas que son de he-
cia\ Además,. cotí amcrioridad, italiano había proporcionad*? cho rirrivahles <y aún más). F.l error w. impone entonces., en
u n a demostración correcta dd teorema de lo* valores inter- el cásnpo restringido de te práctica matemática en la que se
medias (en su gran memoria de IM17}, apoyándoseen el "cri- ha imraladin c o m o eyídente. en tanto que equiwcfwiúrt (c^n el
terio de Cauclty* (enunciado por Bolzanü inudios años antes sc:ni irlo piíspio del término): asa", en su curso en La Ecole Polv
que Úauchy), que él consideraba haber demostrado "por un technique (publicado en IB 15) Poinsot declara que:
razmiajnienJtü que, en ausencia de toda definición aritmética "ftnlrw/H ¡míiÁáine dérir jftt* U¿ retaridn eritw rfw couis fu*-
del n ú m e r o real, no era chi podía ser sino un círculo vicioso 1 ^ mogéntQS rftie nn depende ni dt su tniturnlmi ni ríe tus utagntiu
F!s> preciso notar en relación con esto, que si en ese momen- dt* üí&alutQf, fiar ti/ ffejiftitvki misma ti* esa «fafwírj., la mntífUid
to, falta (110 está construido) ci concepto de n ú m e r o real, se (f]y : fht) fie»* wmfxre el JAÚAIÍ> {imite: y esta es /'.«,¡nf ¿R/ alinde-
cuenta en cambio cotí una definición torréela dt la enntiwuidad. rti/ion de utnt curva y de ütj tangen te, shxm existencia tstri futm dj-
Pero ICL ausencia fiel concepto de número real débil i ra L:1 fun- toda .mfwhrt, k&ce ver pin otm parte con ia miyttr evidencia, *
cionamiento de la noción de cgnuiiiuLdad: Implica la .msenda {Citado en D d a t h e t 1961, p. 56).
del concepto de continuidad. Y de paso se notará que una ^de-
finición correría* no hasta para hacer uii COBcepin: íiste sólo
adquiere existencia en d marco de un Í Í Í Í Í M Í Í de conceptos en
M 17. Debemos preguntamos cuál es H estatuto de esM estrechamente definida; en otro jardín, que no conozco, du-
"objetos" (función continua, curva» etc.} cuyo concepto está daría; "íSe trata de tréboles o de otra cosa?" Mi saber está es-
ausente. Lo que acabamos de afirmar permite percibir un trochamente ligado a un contexto; no tolera la dcscontextua-
cierto nú mero de características de ese estatuto: el objeto no liZftclón. Mientras que el saher científico —el del botánico, pa-
está construido sino presentada por una deixis que es una lia ra &sie c a s o - se traduce lanío en aramf?R£s cama en nqpciwi:
wuukt a ta en el refonocimiento orutolúgicu; la exis- iin conocimiento empírico de las plantas, podría concluir
tencia del objeto se presenta ahora corno evidente, sin d u d a s que "no son tréboles^ con (a plañía en i¿2 mano. Lo ptwons-
más justamente, como tzo d* ¿acto; el objeto está ins- truido se aleja por lo tanto del saber científico, porque de-
talado, por ta mostración que lo designa en su existencia obs- pende absolutamente del contesto, porque es absolutamen-
tinada, en un estado que d u d e el rucsckmamiento, porque to te no d&coniextuaJizable. En ta otra cara de 3a moneda, *i te
do cuestiona miento se da por MI puerto: es un punto de apoyo preconstrucción se opone la algor limitación (como inducción
inatacable dt* la refle?dón. Cuando reflexiono sobre el m u n d o del saber a algoritmos): en ese último caso, se prftdwe UTÜ2
sensible que mu rodea (con viscas a actuar sobre él, por ejem- rnptum entre enunciados Y situaciones (de manera que el pro-
plo), no poíiftii un duda su existencia obstinada, opac^; esa pa- blema didáctico esencial se refleja en la pregunta; i<pié enun-
red, esta puerta» tn¡ mano que escribe, l o mismo o c u n c en la ciados so i fe pertinentes para qué situaciones?}- Entre esas dos
vida intelectual, colmada de prccüEutnucfinnn. Fn un resto figuras efctretnas del saber (preconstrucción, algor itmijia-
escrito hacía el final de su vid;*,. Dt ta. rraríjfudí1 (Uk'f Gtvtiií ciem),. d saber científica se plantea c¿yt?\o dominia Í¿Í U¿ diai&tka
totft'í) r Wittgenstein realiza una profunda reftextán que. n e o , entre enunciados y situaciones (dialéctica que supone a su ve*
podamos virKulai ampliamente con nuestro rema: se: puede la i n d e p e n d m i d ú n de los enunciados en relación con las si-
recurrir a ella con gran Interés {Wittgerotdro, 1976}. tuaciones, lo que la opone al estatuto de la preconflirucción,
y rl establecimiento de relación pertinente de los enunciado* y de
8.18. I.;i preconstruccíün designa sus objetos mediante las situaciones, lo que la Opone a la algoritrni/.ación). Pero es
eJ lenguaje Ese aspecto lingüístico es fundamenta/., especial- preciso insistir de todos modos sobre el hecho esencial de
mente porque posibilita la debris, explícita ("esta puerta", que, en un momento dado, cualquier iabtr cienltfka Juwiona
etc.} o implícita, mediante el mecanismo de la afxnit-ión, a tí- sobre f+fi estrato profundo de pnconstracción.
tulo fie pmnposieión, Pero el lenguaje funciona aquí di-, un
modo muy particular. La preconsiruccióo se establece efecti- B.19. Ocurre que simplemente no lo percibimos en la
vamente por el crut* tie enunciadas del lenguaje y d# sitúa fitina Actividad científica "corriente", salvo precisamente cuando se
sobredeíenaitiadai. Esos enunciados son enunciados asertivos- produce una "crisis" {crisis de los irracionales, de Jos conjun-
mi saber en preconstruceiíki me permite decir que esas plan- tos* etc.) Entonces, al evolucionar las condiciones de La prac-
tas son í réboles, poi que yu se que en ese tugar del jardín, en tica, la capa profunda de evidencias sobre la que se basaba el
esa época del año, siempre hay —siempre ha habido— trébo- edificio resulta afectada, no sin resistencias psicológicas:
les; mi saber está estrechamente subordinado a una situación "éCóítlü nos lia podido engañar hasta tal punto la inlui-
d o n ? " , decía tíenri P o i n a r é ? . Se hace acuciante la necesidad sj x > lí
VIT ( Ü V V -
de: Lina rfjiindfídñn,, de una jvelaboración del sabrr anterior* cuya
precanstrucción va no es sufic ienle, porque ki evolución de si % c f)
las condiciones ELE la practica teórica 3I;L puesto en evidencia v-v
tu ¡fragilidad, SIL ineptitud para fiar Lu^ar a un eut^EiOfiMiieE]-
•] ú X- 0
to caentíficn. Pero en d trayecto de lo pncconstruido a lo cons-
l ruido siempre permanece aljra: cuando emprende Ea tarea dt
no es pkirA el u n a función polín ómicaL su noción de función
comlxuíí los números reates, Dedekind apela e^liciLairieiíte polmómicá puede constituir el nbjelo de ascnksncs, nn de
al l.iftm I-1 de tas H¿eme.ntoi de Buclides y precisa claramente tueslioi lai i Li entos.
que su objetivo es pedagógico,
"Minca he nvida hattfr dado rr luz, en mi ohm, a un sólo je- 8.ÍÍJ, La manipulación de precínnulrurciones está some-
nduteHiO nuevo & a un sala objeto ntisvo de lo. irmsiígación matrmá- tida a una lógica práctica, definida p o r un. código de t.w¿du\.
tica". (Dhombres. t$78 r p. 219). la fw ñcpiiciiable. O rriáu exactamente i¡ur .ítihi ejic&z w>±tr
cxpiiciiada: para cada situación particular el código define
8.20. Lo mismo ocurre en la enseñanza de las matemá-
una Conducta particular, sita que se pueda trazar el listado de
ticas. Pero Jas precons micciones deben ser estudiadas en ella
esas conducEas. Una lista semejante supondría La posibilidad
de manera especifica. parque la economía de la transposición di-
de aislar ios elcmenins de su contesm —pero ésto* sólo po-
ddriieo no reprodnet ta economía del saber "sabio*. En la ense-
seen eficacia Cuando están inmersas en situaciones en las qne.
ñanza del primer ciclo, p o r ejemplo» hay precunsErucción so-
son pertinentes; supondría La posibilidad! de dcscontEKiLuali-
lidaria l.por lo lanto, una taLta de conceptos solidaria) de Las
zar Los elementos de saber q u e CS^L lista debería juntar™ pero
nociones de polin&mio y de real. Doy un sólo ejemplo de las
los contextos son aquí esenciales para conferir sentido. P í i t í i
consecuencias de este estado de cosas: un a l u m n o de tercer
un ejemplo de esos intentos condenados ,n| fracaso, véase el
curso podra decir q u e lia función de x.- - x es una función po-
Documento N-6,
linómiea, porque para él una función polinómica es esa (algo
que adopta esa forma). Dirá también, por ejemplo, que V x
8.22. bJ saber tratado en precotranicción, ^egiin la ló-
no es una función p o l i n o m i o s p o r q u e no es una función po-
gica implícita de un códigu de conducta, pul lo Tanto un
l i n o m i o . . Su saber está hecho de elementos yuxtapuestas^
saber frágil, sin oigor, porque depende del COnteNTO de sil un-
i n o r a n Hables en un Lodo caherenle porque cada elemento
ción, no toicra i'it variación. Para acceder 3 un estatuto que le
solo vale en u n a situación de Lema i nada. La función definida
permita formar parte de una actividad Elói Ícíi en ta que puc-
por:
da ser puesto en disensión, riebsivi ser retomado, re fundado,
Hm-fírtiídEo, sin que ta pmomtyukfn deje de existir en tiuesLro
saher: lo preronsiruido rs l.i manifestación —evemualmeiue
ui"CSUi3JT.lt— del pasado {de nuestro saber pasado) i. n el seno
del prff-^L: ni c:_ La estructura necesaria del üabfci desmicilSí' lia
ficción rW una duración sinriplemenEF pi^Og t triLv¡^ cid [tanipn
de En oonsinjcción del saber. Documejttos

.t rvTittrtnación sr wpmducm las rJWtxui/itftij d#J ttxio,


sin traducir las expresiones de íes irfiúmai en t¡w
í-rtt? W yin rfr respetar la inlencián del anior flt frrrw7ttarl(J5
evfiw arliuidadfx E Ü I Í A J E T a¿^¿ wffiufkurifhi
didáctica í¿ presenta i**¿ flfrrúi
Documento I
Una escala, colectiva de nivel individual

Tümudo de:

\iaurice Reuclilin, ftychtriagu*,


PUF, Park 1977. pp. 255- c m.
E LI 1 IR.

ÜOCUMEWT 4-16 UN ÉLÉMENT PHVflPUENT 3


a. fmm* ^on- iwiu-ta (ÚIÍM^JI i<Ú du ¿HIIÍQI l|L> ¡
Une ¿cheII* collnocivo d-a fiirv**u Intallaetunl
Dirs. R.HMIIIH III.MIIH. pompo cía da six dossins. clnq ddsiInE U N&samblünc d'-jna cm'n W
o m*i r. Mnéá«n fch#te Mlictñ» d» nhw LmtfeayH MANÍRA,
h ifofaifei ruOm* ++r tt .Vrpíu LuciVrlur,1 dmr ntMnfr ^ KfÜttt. Ufi Uül «41 iliMVrHnl
lUfit, Tnmui A Docimir^ n* fd„ P*rk. *IF. flDH. ,
ds««E wrtDUPfcí í¡¡LÍ*i bírifft hi chiltw r)v> «4n'»»pí>KJ I gb dwam.
L* t*ih¿*r I MÍ dmtad 3UH cauri pitifMrrtüÍF» ; b II am coura 4MWHAÍKA ; I» IIP ttk eaur* mayani
IÚ IV ou üyci* D'titaflMitsjn.
ExafitptM £f# qüeMiorn :

VOC^fl Uí-WRE (i la ür-i iJu C4hnr ll|i:


FEUJJFEIW : b. farro wjtafe (nwwtite 1liü dü nahrei II).
L a • • . . . « r é * B M m t f t t n i s u r H n r t a i
•J* xcurVfc"?B «K J C T J Í puf JFI» VJ f i a i i i - K r«j pqlhi* jr

1 - Iwmiw Z - barg« 3 - yHidlpn 4 - méltyar 5 - bouviti 0 - MYMFT 1 - H***i 2 - Gaiton 3 - Frangoli 4 - ttaitu S - Alafa E — Paul
SÉRIE3 CRQI9-SA.NTT5 .¡•5ín-np|t tr¿ du tallar III] :
OQMWtÉHENSION DE PHRASES teuirplo tiré du cahiar ll) 3
On vuuw-dcms ure sAia de nambr« anrEnflfci duna ^andina .Tundí*»
Í AJSIM WUÍH * I» cXiirly. H|ly paita uns jupa nüü* fe •n "pi.®JÍ danunJ* J* iic-uvitr, jjtruii IM yriju^.n- óv daux nonvjiBt prapoaáa sur la ceu<iánia
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Filia* un# omix aoua lo ckuilii ¡tul ra^Mnía Alina* in -íi calui qw «inlirvj» li 16110. c'tcl h dúo q-j 1 Lomulúiu Iú* cdw vidus,

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b. F&m* v^&i^p íl'épravrt prend «el Jt nam d'^iaíe^í ^nn¡M^wr;i íasptnplaliri tfu cahlar II].
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Documento 2
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cin i-nu&lü? ihr rL'jTTAjlu wilt shii»n *>• 5r. Claxitült, OH 43V5Ü
D O C U M E N T O 3

Multiplicación a la italiano,
niultipliaidón per gelosa

Turnado de:

Francés Pdlusp Comp¿?idion de ¡'ahacti, Turtri, H92,


édiliüJl dt h\ Remuda Lajigues rnmmifíf, p, 17,

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Documento 6
Una lista de procedimientos

Tomado de:

A. Ddcdicq, C- Li&save. C. e£ 1). Níixieiiard,


"Faine* tnetikámaíitjuc,
CEDJC, París, 1980. p 3&40.
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Posfavio
a ¡a segunda edición
VIBI H n m r ^ n T Í * h aera u n t f f i f t U u ¿Jaiim n ú * M V > den
vjiiab'ua lie araba :
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JO - 2 - 10 miJftouth 2D-s4«5 du 2 - 2 - 6
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En M: Didáctica, antropología, m a t e m á t i c a s
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Crina iUS^MI-CJI
Un la pvrsrntacVVri. de Lia primera edición de reta nhra
dflkib-.
se desfijó una incoherencia evidente» que merecería, por sí
4" LDiiqu kM mo* «n befeur • 4¡4f rflrauée. ll sb pm que misma, un largo romnmnno- La lapa decía Del safwr íahio ai
r-'~£Squt I^CTCUr PU \1* kJ-mtUÉ ll nialV* m farlpiir II tM
faánflnuiw
saber enseñado. \.n portada comiatiaba t o n De las matemáticas
5i H RHUB. ill dteia aniwr j ¿OS ÍJCMUii I A.- B*Mirr 4«I|IFT i
malí En D~ÉH IIÁ tvjjiMiri |Hip.-jhh académicas a las matemdik/u íMWifíítirfü-í, hadándole una. suene
FxMmpf* de eco deformado. Un lector átenlo, de inmensos. mcritos r
, V - B , I F - F \A- # • + IT
---1 - (*- fc|H* + t| pero en esle r.aso mis vi]>erino que sóKolo, no Lardó en sc.-
• * - I * • »1- 4 * - » = > + i > -r^-. c * n - u r '
FIALIHU3,
1
aV E^y • íi ¡r - JH< " 3Í Indudablemente hubiera correspondida al autor encar-
garse de este asunto- Sin embargo, Cabemos —a Ya par del
Fxencices POUR sewftAiNE*
sigla, seamos fmidianos— que rtü existe error inoccntc. b'.n
Í F JD Á1 TTÍR. U'ÍI-. J F1 qi¿n Z - fif.iV ieráf ijií* ii#i".r. V. airr : esa astucia rditortal que no era por c. i f i t o más que u n a equi-
la i t < - lal * | h | ? t i •. J ± «

- f e * ?j - - H 4 f ? TAB * ¡ - LA| • U/ vocación del autor, se dejaba ver UJia d e r l a verdad, La cqnii-
Í ? I * RFLC " 2 I* « JV"J - Jtf*-#- - j |Jx I 9yr
<* + JRT J * . „ 4 S - R** - J Í w ¿ * n? T J U a c i ó n , en efecto, reveló que el T A P S U I coiileuí;* un g e r m e n
¡rr"i H i • «A -4FEV
de Verdad. tJ esbozo teórico propuesto, elaborado en luja-
J - W I • !, (J + f} fí * n) • í i Í/J
¿9- I*1 • ÍJTJ {T ' J A ) ?
Í T T Í " ÍT - ción con las matemáticas, excedía ya desde su impulso origi-
TLQLVÜL - TMUHFORHIB DE.5 ÉCRFTURES
nal IOA lítnites de Jo matemático. Numeroso* lecLares que p r o
wilfán de otros campcus de esrwdio no &e equivocaron y lo vie-
ron como una mecha que proyectaba su débil claridad hacia
sus- propias territorios.
A la inversa, algunos, sin d u d a meno« numerosas, invo- tanto en el hipercriticismo vacío c o m o en el préstamo Intere-
caron la existencia de cierto paiticulAri$mo cuhuralmente re sado» se volvía insistente a un mismo tema. Era, en el fondo,
conocido de su objeto de c m i d i o para ¡unificar. si nu su re- el cenia del "género próximo™ % de la "diferencia específica".
chazo al esquema propuesto, al menns la libertad qnt- pudíuti Nadie parece haber formulado verdadera meitte el
tomarse p a r a redefinir sus contorno*. (La cuestión principal, problema epistemológico que planteo, j u n t o con algunos
piedra de Loque de esa imaginación i mica conquistada a tan orros, el concepto de transposición didáctica. ;Sc traiaiá sim-
bajo toütti, fne ciertamente Ja de.] "saber sabio1", expresión que plemente de un concepto migmdor— quizás un poC" más que
a mfo de U I L O SRE Je íjiLt-'D-tV atragantada,) tos otros—., hábil para recorrer en un nomadismo más o me-
Esa "leoría", repitieron a gusto aquellos a quienes, la en- nos controlado, el traje de Arlequilio dc:J c a m p o las didác-
vidia volvía locuaces, puede parecer perriinenie para las. male- licas* cualificando obstinadamente una forma invariante aco-
i ri;i L3Í_~:LS que se ensenan en la escuelí. secundaria; es menos plada a sustancias cambiantes? ¿O acaso habrá encontrado,
pertinente o no lo es en absoluto para las matemáticas que se niá\ allá del desmembramiento ferozmente a f i r m a d o de ut]
enseñan en la Universidad, en las qvw el autor habría encon- c a m p o plural, su lugar natural, su espacio vital, desde el cual
t r a d o el prototipo de vxe ~sabcr sabio" para él insuperable^ puede desplazarse fácil mente para adoptar una forma con-
En d e f i n i t i v a para algunos sólo se rratafct de una descrip- creta aquí y allá?
ción, basiartte azarosa y demasiado recargada para ser hones- Es-la ultima hipótesis se Ita enredado en una inadecua-
ta, de un episodio smjfutar de la historia reciente de las i tas-la- da polémica, que precisamente ta teoría de la transposición
tuc iones de: enseñanza, q u e fueron te si igo-S del florecimiento didáctica hubiera permitido esclarecer: Ja polémica entre las
de ta "reforma de las matemáticas moderna-T, ante?, de que se didácticas "particulares" {disciplinarias) y una presuma "di-
muriera a causa de sus propios excesos. dáctica general". Aferrada a Sus posiciones, para salvar su at-
En otras partes se llamó la atención sobre el hecho de ina. quieto decir su espectfkidad —Ita paLahra ha sido final-
que se u n t a b a de mía manera muy franc^ta de pintar una rea- mente solLada!— cada didáctica particular (la de las matemá-
lidad también inuy francesa. Realidad un duda innegable pe ticas, la del francés, la de ¡a física, ele.) se ha negado a ten ini-
ro eminentemente lamentable, Se invocó lá organización na- ciar a las fronteras rígidamente trazadas, ganantes dé su exis-
poleónica de! país. eJ carácter inLacro del centralismo. la heie- tencia y legitimidad epistemológicas. Q u e haya intercambios
ronouifa descaradamente revelada; en f i n , la situación de lt> y buenos procedimientos, como se acostumbra entre vecinos»
do un pueblo secularmente consagrado al culio Impávido del Ipues si, n a t u r a l m e n t e Pero el individualismo epistemológi-
Tal estado de cosas sirvió a esas opiniones para co h sello de Ja integridad científica y prenda de la supei v iveri-
afirmar estentóreamente su preferencia p o r el büUom up*> lá 1 ia social, parece desear que rio hay a nada más en c o m ú n . De
autonomía,. la libertad de pensar y de vivir, 2 ese m o d o , cada cuaJ conservaría la libertad para retomar por
Sería vdno pretender reducir a un tínico principio esas su propia cuenta y para rechazar o acomoda! a voluntad
miles de variaciones. Sin embarco, sordamente, a través de aquello que otros sólo habrían producido para su propio con-
enluMa&tno» y rechazos,, de palinodias en codos loa se i nidos. sumo,

* M i)d T, En tJi ti W^ÍAÍLL tilas expirsinnes prirlrí:in trocHlcirit


cuLiin Me ojnrthbi .1 «ibiiju" y "de nbúju a arriba* revpeai vamente.
na
( reo que una de las razones tenaces de esa o b s t k a d o n e ideal p í a establecer allí una suerte de cómodíi segunda re-
en defender el esparto propio al tiempo que se agriara al resto sidencia... Excepto algunas valiosas excepciones, estos intru-
dd mundo —que Ja fuerza de Las c o a s nos obliga sin embargo sos se encontrarían desle^at miados de cidrada, De ese modo,
a frecuentar—> fue d miedo de verse un día. expuhadjns de: C S Q S lapropiaraca abría un espacio que podía conqui»^! se.
\crdes paraísos —de las matemáticas, de la I ántLiis— en las que ca- Fiero también lúe muy anal comprendida, Estudiar lo
ita cual bahía crecido y madurado, Esforandonos muy especial- cjue es específico del conocimiento, -isería ILSHÍ solamente he-
mente por no mirar hacia afuera, conservando la orientación de rramienta* "específicas n de ÍSP conocimiento? 1 a lerit fíi -co-
nuestra mirada hacia, el aínw maier, alta y omega de toda la em- mo nos lo enst-ím Bíchela id— no es el pleonasmo de Ja expe-
presa, esperábamos ser vistea y amados tinalmenre por día. FJ riencia. Ejemplar mtJLle, Cuy Brousseau i i r ó el Concepto de
período eii que vivimos debería acabar de denunciar la extrema contrato didáctico: herramienta para alcanzar "lo e*pecífí-
ingenuidad de una apuesta semejante, No puede ser el hijo pró- co"3 corapreníkrlo y dar cuenla de él. Pero se i rata de un;i he
digo quien se limita a jugar entre Lis faldas de su madre. rraiment.i de muy largo alcance, un primer modo tic recono-
Esa maniobra poco seria se fundaba además en un rigor cer "lo eüpecffko efi general" que, epis.temológkiameilie, itus
epistemológico aparentemente incuestionable* Se alarmaba mostraba el camino Ciertamente, se prnc-urji estudiar aque-
que La didáctica se interesa por lo que es esp&cijko de los con- llo que en d comportamiento del maestro y ríe! alumno es es-
tenidos (o del conocímiento). Esta propuesta puede ser atri- pecifico fiel conocimiento. Pero ¿ese estuditi mismo, debe rr-
buida con justicia a Cuy Brousseau, a quien debemos casi to- currir solamente íi herramientas también específicas del co-
do porque le debemos lo s u n r ú / . (La confesión podrá pare- nocimiento que deben permitir que se lo estudie en la espe-
cet excesiva a los espíritus fríos que se ufanan de saber distin- cificidad di- sus efeciíJí? Claro que no. V desde hace veinte
guir la paja dd trigo; sin embargo Ja mantendré.) Lista pro- anos, a decir verdad, todas fas creaciones conceptuales que
puesta, subrayémoslo, no liene la culpa; es apropiada y bási- podemos atribuir a los didactas de las maternal ICÍIs impugna-
camente está lejos ríe haberse vuelco banal. Lo que ocurre es ron silenrímamcnte esta epistemología proíecciorustri.
que se luzu de ella un uso uiaproptado. l)e una especificación problemática, inaugural y diná-
Lila indica lo que constituye, en esencia, La problemáli- mica, hemos pasado entonces rápidamente a IMÚI visión ren-
ca de la didáctica. con lo cual quiero decir de toda didáctica. tista. de prudente adnilflislración de un bien que considera-
Ln un comienzo se hizo de ella un uso estratégico. Ln tanto nía* propio sin que nadie nos lo haya otorgado; sobre todo,
se refería a loa contenidos de saber y, en el caso que nos ocu- sin haber realizado^ conscientemente, ningian gesto
E i

pa. a las matemáticas, trazaba una linea de demarcación in- para apropiárnoslo de una manera tspffifirn. Se puede derii
dispensable para abarcar y rechazar la anLigua pedagogía. Al que lo consideramos nuestro por definición y que frente a los
.g mismo tiempo, desalojaba de la futura construcción a algu- otros a quienes se intenta desalojar, alegamos eí derecho del
IS . primer ocúpame. No no* soaprendamos, entonces, de que
nos squMlers* arrogantes —psicólogos y demás—P quienes al ca- algunos, no siempre hien intencionados, hayan querido pro £r
ir bo del tiempo, viendo esc territorio despoblado, habrían creí- clamar que e! Rey estaba desnudo.
do descubrir en él un espacio a pro pable, virgen de esfuerzos
Ü
* N.iSd E. t \|!Etsi"j;i iüglmn, HHiiinUCiiiciiU? LISL-HI.I trii hornera, Ljut- tksi^
na :• lili. III iL|i.irili;H íkgSli'H dí ir.nr.u ljl-c^ defcltiibhpdo*
Kn verdad, lo han hecho muy torpemente. Puesto que Iii Escuda pura conducirnos a (.Oíos di manera más o menos
de osa tensión surgió, desde el r m i u c n m , una idea que siem- arbitraria. Dt: e.se modo, pueden existir MUitiüíi/rj de tuatexná-
pre hemos rechazado, sin que nos lomáramos el trabajo de ticus generales, finyfeiom dt- lísica general, enseñanzas de quí-
torcerle e¡ cuello: ta idea de una "didáctica general". mica general, y hny ípor qué no* "asignaturas" de didáctica
Gori toda evidencia, su genealogía se ciiboya a parí ir de GENERAL
ella muüia* Es una práctica tradicional de ciertas iiiütitucio- Pero esas tnrnna ciones r|]iitnnnlógiciu, que son el iv-
ne& de formación (pienso esi nuestras escuetas normales de íutuido dt; un recorte del s a k r q u e se va arnseñaj', Cii'JfUliza-
ptiofesores, aunque en muchos otro.s países se observa el mis- tl.is poi el proceso dv Irán aposición didáctica y que deben ha-
mo hecho) que consisLe en distinguir entre pedagogía genfimt cer reconocer y legitimar su vínculo con un xabei verdadera-
y pedagogías especificas, imposición que se conserva con el ac- menie abareador ("las maüeináiitíi 1 '. 'la I Í J Í Í A " , "la química",
tual paso a la ^.s^ropedagogía* y luego, en los últimos, años, etc.), 110 pueden eligirse COtl propiedad en "parte" algufta de
CULI L¡t sustitución d e "didáctica" en lugar de "pedagogía". Kl esos saberes, parte fundada intrmsecaqientc, definida itidc-
paln-in liiiguísticú estaba por ende preparado, y se encontra- ptndleinemenre de los rúiulidonamicnlos dr la inwitueión
ba acreditado por una caería cultura escolar. tVjdemns creer tlidátdca y <|UJJ Jlr-vari;. el nombre de "maieniáucaí genera-
que fue allí donde se lo buscó para forjar la expresión didác- les", "física general". "química general 1 .
tica general. Pero también podía pretender otros usos, muy tn ese ca*n serian saberes jzm objeta. Sábete*, además,
expandidos v más amhtcsosns. sin productores ininrdiaws. Usas "generalidades", cor pus he-
En electo, ¿no hablamos acaso, en la historia de ñutís- chos de piezas añadidas, Iluto de un vasto irah.ijo transposi-
Iras instituciones de enseñanza, de "física general", de "quí- tivo al que d d i e n qniíás ese bi uñido de las objetos laryvunen-
mica general", de "matemáticas generales" y actualmente has- le IiíiJvajados, son denunciadas por Ja composición hélerúcli-
la de "álgebra general"? Pero en verdad las formaciones episr Lw de su contenido y su fM>ia unidad se deriva de la ¡mención
temolúgfcas a las que esas expresiones remiten no son más dic.liVi.Lka de la que prorcdfll.
que un ardid del proceso de transposición didáctica, respec- Mala respuesta, ptn-s, y que debería sorprender pur piu-
to del cual aparecen, episódicamente, como u n o de sus pro- le de lo» "didacras". Sin embargo, üi exige ser trabajada., la cues-
ducto* particulares. tión es buena. Pero es pieciso llevada hasta sus límites, ExisLe.
Esas formaciones de saber con proposito didáctico son ct'eniviuueute, otra interrogación de Ja que sólo nuestro encie-
artefactos epistemológicos que recuerdan los condiciona- rro cultural ha podido protfgernos liasla ahora, Midacliis de
mientos de la enseñanza. Se los considera abarcariores y ge- Jas matemáticas, ¿ron q u t se ^ intuían ustedes? eFk;pr ro <fe qué
nerales en extremo, En realidad no son sitio Ja antecámara, COiljuntó iiiíkvjstosinian su disciplinai- t-itacs Ja intei peEncicm
la propedéutica de los salieres, vías de acceso que ha trazado que tius hiLbn'a hccho menLe sensata íjiit- buNcra tlJrigtdu
su atención a nuestra vudimemarÉa exiitencta.
" N 1J0I '3, hll ll diir j.i y ti> OCifeí I'urnpwü. L'.I |.i^iLup-:i1;i¡^n^i;« su im- Petrj hete aquí r^Eíf estábamos y segitiriamos aferrados
lierHlc- c o m ola rctación emíe la auivhiiui gtaiüolúgka i ]x.-ila^ú^Li.i, hin
ept» loriga nrrrsnrianwnrr un f^nkrrr dímkn, sinn uno bfceo CÍTC31W -1 ll* a las faldas de nuestras madres, Los didacta-s, unidos táciüi-
psiculagLa erlucul iva.
mente por una complicidad inconfesable, ilu querían vincu- bare sospechoso y desviado desde el principio. Seria fastidio-
larse con nada, par temor a perdei lo todo La didáctica <te las so mostrar que nuestras necesidades epistemológicas de-
matematicas., partícMlarnraaie., ¡se ofrecía como un pumo sin méntales no encuentran solución.
gula]; una isla separada de cunlquÍLT continente a la que w l " •íDótidí1 situar, pues, la didáctica de las matemáticas?
el cordón umbilical de la matemática vincnlabíi con trn itni- En pocas palabras* mi respuesta es Ja siguiente: "la didáctica",
vetso conocido. Sica progenitorts y .sin rafees, desprovista ÍUÍ las didácticas, se inscriben en el campo de la nním^ícgía:.
filiación idenlificable, ¡il mismo tiempo género, esj *ec k-: y úi li- ¡No se lancen sobre el diccionario! Es preciso recordar
tio espécimen conocido, "la d ¡dánica" se presentaba asi como que la palabra, y tajtibien la tosa,, no están precisamente en
una utopía dinámica pero en estado de Ingravidez en el uni- oloi de santidad- piensen en F U U Q U I L . Si hace falta una defi-
verso de los saberes: una atopia. nición, retengamos I;L que nos ofrece una etimología básica:
Convengamos que esta insularidad salvaje fue necesaria la aiitropología es el estudio del Hombre. Definición anticua-
y b a j a m o s justicia a las exigencias de una policía episíemoló- da, se pensará, incluso en et Vocabulario en qjtle se la formu-
L-ji fu que debe ser inflexible, qiiítás tnáa In >y que ayer. La au- la: ¡el 1 lorrlbrel Pero he aquí que la didáctica de tas matemá-
tarquía científica^ sin embargo, no se practica indefinida- ticas no sale de la nada: es el electo de un retraso histórico;
mente. Me parece que La "diferencia específica™ que se 1 rasa- el vástago tardío y aislado desde el inicio» de la empresa an-
ba de conquistar se li ¡i oblen ¿do, incluso si ¡Leñemos que rede- tropológica, De ese retraso y de esa filiación da testimonio ta
finirla y construirla pemianeiitetEiente. ¿Peto a quién dársela ideología que anima a sus actores: en el fondo, es la de la Ilus-
a reconocer, s¡L no nos abrimos al "género próximo"? ese tración y de nuestra Revolución, Ja misma que inspiró la plu-
genero pnwiiriu no ae modifica? Eí aislamiento no constituye ma tle CotidoEcet.
una política. Al cabo de -ese camino, nos jpiramizn empobre- EJL pocas palabras, la didáctica pertenece al continente
cimiento. Muchos, de los episodios que nuestra comunidad lia ArlLrüpulúgicor que gracias a ¿sLa se impone sobre el mar de
conocida confirman la imposibilidad de vivir en un inundo la ignorancia. No es una isla sino un islmo que tal vez 3ruiña-
cerrado. La teoría de la transposición didáctica m es el me- ua sera considerado como nuevo lerritorio altamente con-
nor ejemplo de d i o : producida en el seno de la didáctica de quistado. En ese se:nLidofc obviamente, la didáctica modifica el
las matemáticas, se escapa de ésta apenas nace, se prolonga poderío de La antropología y la idea mi sma que nos hacern os
en ecos hacia otras comunidades que la acogen o ta re* ha/ai v de ella, Podría ser que mañana se convirtiera en el principio
(Píemo aquí en una cierta historia de las matemáticas que &e de una revolución,
re al i ki rio lejos de nosotros y afronta, sin defensas,, situaciones Admitamos pues —puede que ustedes digan quizas—,
qice rao podría controlar sin incurrir en contrasentidos.) que ¡as didácticas (de Las matemáticas, del Francés, etc.) se ¡si-
Utero no hay t u n t ú n espacio común para albergar los túan dentro de la antropología. ¿Encuentran allí algún obje-
debates necesarias! A falta de Campo de batalla, ya que ILO tie to común ;il cuál dedicarse? En otros términos, ¿cuál es el ob-
contbat lentes, el combate - q u i e r o decir el dtfiate- no tuvo lu- }<rlty de las didácticas? Para eJ que bosque Jíi respuesta a esta
gar. Porque no hay fotgar. O bien se traía entonces de un com- pregunta, la cultura no le servirá de ayuda: sobre este punto
permanece muda. Porque '-i respuesta debía ser inventada. institucional de I con O, Rj (O). Notemos al trapeüLú que un
Veamos tstci. otéelo existe —es un objeto— si es un objeto al menos para un
No tendrán ustedes ningún problema para formular el sujeto X o una institución L Dado ésto, diremos que X tonv-
objeto tlu I a antropología religiosa * o el de la antropología f.u> cc Ó si X tiene una relación con O (lo que significa decir piifcs.
títictt\ paj il la primera, lo rriigiw} (que excede "Jas religiones que O exisLe para X)B Diremos que para el sujeto 7. de una
pero de EOdfts modos cs<o es aquí secundario):; para l¡i segun- institución I, X conoce O si Z supone un juicio de conformi
da,, lo política (que paralcta mente va más alia Ac. los 'sistemas dad de R (X.O) con R , ( 0 ) .
polÍLloaü"). Y bien, iraEíinctose de las didácticas, s c m c p m c ob Brti avalancha de nociones no debe disimular lo esen-
jeto no existía en Ja cultura. Lo lian creado prctLs ¡muiii té [as cial; eJ conocimiento" 1 , entendido como existencia de rela-
-

didácticas, lahqriü^mente, contra todas las negaciones cultu- ciones (personales o institucionales) con los oííjetOi m t f r m
rales. y ésa es ya una manera de Cunmocionar la cultura a . indo momento m So md antropológico. Incluso allí d o n d e no lo
Entonces, p ó d e m e dar ahora su nombre ¡a i-.st4 objeto, buscamos, un sólo objeto, un objeto cuaiquicta nos lo revela.,
lo cual es una manera de empezar la construcción he nom- haciendo surgir co7iocimienÍos t o m o la pisada de quien *é pa-
b r a d o lo didáctico. JJO didáctico, wremos, es una dimensión sea en el campo en venino hace surgir de la tierra a los salta-
ele la realidad antropozoica que la atraviesa de parte a paite. montes. De ese modo, en el corazón de la antropología, ve-
Y que requiere Ja cfaboi ación de una antropología didáctica,. mos emerger una antropología del conítr.imjfnto* una antropo-
subcontincnie del mapa en el que las didácticas, *a! como las logía cogmth'tí.
Conocernos, representan fus primeras ba.vcH r instaikin Lina tvú Todavía no nos encontramos, sin embargo, con nada
problemática de inlcligibilídad, que sea del orden de lo didáctico. Hay objetos, hay sujetos e
F.ste es el decorado propuesto. I Eabria que letomar aho- instituciones y relaciones entre éstos y los objetos. Hay uní-
ra más sutilmente esta génesis programática. Naturalmente, bien genesis y cambios y evoluciones, Un objeto llega a exis-
sólo la trazare aquí a grandes rasgos, y simplificándola nota- tir para un sujeto: éste 1 tiene conocimiento' de diebo objeto;
blemente: la construcción de su objeto ocupa enteramente a se establece una relación, se Fortifica, &e reforma, *e altera.
una ciencia y Ift supone enteramente. Volvamos al punto de E K Í H I C d e ese modo toda una vida del conocimiento y de los
partida, ta antropología. Presentemos sus p^i^únajes esencia- objetos —que son necesariamente, ontológkanicflte h objeto* de
les desde eJ punió de vista que nos ocupa (Jo.s tomaremos aquí conocimiento. La fórmula poética, divulgada como una hermo-
corno términos primitivas). Serán pues I m imfit mimes, los su- sa afirmación, debe ser Lomada en sentido estricto; el conoci-
jetos, Jos objetos, la ppianm (personal) de1 un sujeto con un ob- miento es el cü-nacimicrtto®; el objeto nace paid el sujeto, ti
jeto, la mtacidn (institucional) de una instiludón cora un obfu- sujeto nace con el objeto
to 1 . i'J objeto O ¿XÜU para el sujeto X si X tiene una t elación Se trata de momentos ricos; peto lo didáctico no está
con el objeto O designaré ese objeto, la relación de X con O, todavía en ellos porque es consustancial a lá existencia de
como K (X>0). Igualmente, el objeto O existe pura la institu-
ción 1 —es un objeto institucional pana i— si existe una relación * N. dd T. El uLiLixr raJfcza un jueflD <le palabra*: en el In evn-
NAIJIAFLC? JRVIKKÜNIMTU^ T B D Í V I J K U *U CHMI|KKII IÜI.->. WÜL-IKK UÍ¿U RITARFU-ÚI
p*r$ clnr LUGAR a n> HYJTFWIIIV (co LUDNLXNUIJ, QUE el ÜUKK PRTKKJLIT rumo rapJL-
I-JCIUN ítcl M.TII idu dt RPNNU&RR (íúüDCCf!«
una míencién: una intención d i d á c t i a , precisamente, fc.xiste pertinencia! É se ILUS gritaba, Se i os instaba a hablar correcta-
lo didáctica cuando un sujeta Y nene h\ intención de: hacer mente, sin esos imposibles desvíos que desacreditan nuestra
que nazca o que cambie, de cierta manera, la relación de un disciplina; se nos pedia: ¡Itablen didáctica^ como antigua-
sujeto X con un¡ objeto O. {Naturalmente, puede ocurrir que mente se ordenaba hablai en buen cristiano.
Y m X). Pero conjidercinus sobre coito que lu didáctico, me- Ahora bien, por ese medio, lo que hacíamos nosotros
dido con esta vara, sobrepasa el territorio famihar de nues- era recorrer libremente. según n u e s u s s necesidades, un espa-
tras a t t nales didácticas, que sin embargo lu reencuentran cio más vasto, un espacio abierto» rransiiando al mismo nivel
inevitablemente »i cada instante. Puerro que lo didáctico h.ih nuestro universo encerrado en st mismo, presto a abrirse por
bita en todas partes en LL materia antropológica, está ¿nieta p o r a que se empujara la puerta. Porque la realidad antropo-
wtntr preseni* - m e t á f o r a que toma prestada a las matemáti- lógica en la que nos sumergimos de e-sa manera, con su rique-
cos— en lo cognitivo y también en fc;i antropológico. F.s pre- za familiar y su ordinaria mescolaim no destruya 1.a unidad
ciso aprender a verlo, puesto que la cultura no nos ayuda pa- de nuestro objeto quu, poí el contrario, tiene allí sus fuentes.
ra nada en ese sentido: la "sensibilidad didáctica" es aquí lít Las nuestras nu erart "metáforas*, eran simplemente compara-
esencia de un of icio nuevo, el de muopóivgny de lo didáclicn. ritmes* plenamente legítimas en el espacio antropológico.
En el seno de nuestra antropología del conocimiento se En resuenen, vemos ahora que la objeción se invierte.
diseña de cae modo una antropología didáctica del conocí- ¿En qué se parecen el alumno frente ai problema y el enamo-
miento. Conservamos la denominación: olvidemos el sustan- rado abandonado?, podría argüirse. Pero Ja diferencia que
tivo* sustartfjvicemos el adjetivo y sin olvidar jamás la "sensi p o d e m o s ver ahora es cultural- fcl despecho amoroso, la acti-
bilidad antrapolágiGi^ hablemos sin rodeos de didáctica tld vidad matemática: estamos, frente a dos géneros que la cultu-
CútmimimlQ o didátfkú togniliua. ra no se atrevería a mezclar. Nos entrega un mundo ordena-
Hemos avanzado, Sin duda nos encontramos todavía a do y clasificado, Y ella ñas ta entrega. Pero una ciencia no sé
cierta distancia de nuestras didácticas; pero ya olfateamos el hace con lo que la cultura profusamente le ofrece. IFrueben
territorio aportando tni hálito expansivo que abre los hon- más bien que dichos géneros no se parecen! La física no se
ZONUI edificó sobre la distinción, evidente para nosotros como su
En el curso de estos años, algunos de nosotros —¿debo jetos de la culi uta, enirt> los cuerpos blandos y los cuerpo du-
mencionar nuevamente a Cuy Bmusseau?— hallamos dema- ros. En el mejor de los rasos, la reconstruye.
siado estrecho e l ropaje que nos ofrecía la didáctica y provo- De m o d o qut reencontrutuffi» por lo tanto, la cuestión
camos escándalo por haber propuesto relacione* inespera- de lá especificidad, t a especificidad (de la didáctica de las
das: en nombre de una imaginación sin límites, comparamos^ matemáticas, por ejemplo) se construye. Ko es u,n dato. O
por ejemplo, al alumno Fíente a un problema de matemáticas, bien es un paquete que la cultura ha atrapado, dei que debe
¡bella y excelente promesa a nuestro esfucrzol, con un pesca- utos aprender a cuidarnos y que tendremos que desactivar.
dor, un jugador de lútbol. un joven enamorado, una mujer Blasón irrisorio, en efecto: no nos justificamos por una dis-i i 11
acicalándose y muchas cosas más. ¡MetáforasI .Ademas, sin ción qué sólo fundamenta la cultura. Esas pobres cstratage
mas re'í'minan p o r no enganar a n a d k y ñus hacen diifLir de que el lenguaje corriente -se haga eco, un eeo indefinidanien-
no-Krtros mismos. Ks p r e c i a ^ por tanto r o m i n u a r avanzando. it reiterado y distorsionado de esas tensiones. Los s a b e r » in-
Se introduce, entonces, Ja noción de saber* Podemos, troducen así una din Arnica en la sociedad y l,i cultura. No in-
considerarla en principio c o m a una noción primera, q u e de* sistiré mucho en e\ hecho dtí que son además objetos de deseo,
signa una cierta forma de organización de los conocimientos.: Creo que eso sólo bailaría ya para reconoce r en los sa-
Las matemáticas koii un saber, y también la física, etc. Pero no beres, lal como d i o s emergen en el ámbito real antropológi-
Lodo conocimiento —en el stüÉido cu que se esbozó más arri- co» un firrío tipa de objetos q¡ue sirven para designar, correlaLi-
ba— pertenece at orden del saben La observación del lengua- vamente, en el campo de la antropología, d espacio de una
je corriente (que forma parte de los o b v i o s de Ja antropolo- antropología de lossebem. Es allí donde, crnnri se verá, debe-
gía y puede proveer ni antropólogo de lo didáctico un mate- lemos situar rigurosamente la teoría de la transposición di-
rial tan di^no de atención t u m o cualquier otio) nos ayudará dáctica (de los saberes).
a formular esta díslmrión. Penca pregunicmonu* sí semejante anlrnpr.fingía "existe"
De cualquier persona q u e realiza delante de nosotros actualmente. Y para hacerlo, juguemos un poco con las pala-
u n a manipulación que j u z g a m o s delicada, d icemos- gusiosa bras. Coloquemos el adjetivo cagnitiuo del lado del conuci-
mente que dt «o uibe. Pc»roK si le preguntamos c ó m o se hace, ntiento; el adjetivo efwtemotágicv del lado de los saberes. En
nos dirá tal vez que en dio na hay nada que Afilar. O t r o obser- Itiyai de antropología dt* lm sabetes, hablemos pues de ¿nitro-
vador podrá considerar, itJ contrario, que para lograr e] mis polo(jta epistevwidgiCQ* La sinonimia es concebible, p u e d e
mo resultado, es preciso saber muchas cósax, a f i r m a n d o asi que aceptarse. Abreviemos i nievan tente, según un procedimiento
ese simple "f(esio que se recorta de una práctica y nos sor- yh empleado, }• digamos, entonces- antropología rpúternolvfF-
p r e n d e es un ubjeto de gaber u, al menos, que p o n e ese tipo m o.» epistemología a secas, ¡La antropología de los saberes no
de ohjcrcj\ e n j u e g o , Vb diría que en un caso habría p r n u n r i f a •sería olra cosa que 3 a epistemología, esla vieja conocidaI
dé nosaifr-r y, e n el otro, prnundón de . Í a h f . r . Confesemos sin ambages que no se Lratn de un mataba*
Un ciertu cditocimicnto» es decir, u n a cierta calidad de rismo smo de un desafío. Ponqué hacer de cpLLtmtdagía el si-
relación con un objeto se ha£e ser, mientras que un sabt-i n ó m i n o de tmtrQpotQgüt de fas sabms significa polemizan ple-
siempre es supuesta. Se presenta ante nosotros mediante sus namente contra la epistemoiügía hc luat; significa ^aritropolo
emblemas (su denominación,. ele.) y )f¡ reencui Uranios pré- gizai" la epistemología, tal c o m o hemos "antropologizado T
senle tn fihírftí-iút como una potencialidad o una carencia, cuan- más arriba las didñ* ricas.
do queremos "aprenderlo", En efecto, la epistemología actual nos proporciona una
Kn ese sentido, los saberes son hipóstasis improbables.. visión muy restringida de la vida de los saiem en la sociedad.
La cuestión de su existencia no está jamás enteramente asegu- Lo que c a r a c l c r á a a los l i b e r e s es especialmente su "mulrilo-
rada, es siempre discutible y también un e s p a d o de cooflic- caclótr, Un saber dudo S se encuentra en diversos tipos de
Los. La didáctica, de las matemáticas ¿es un saber? i\ c ó m o se instituciones 1, que son pai'á aquel, en términos de ecología
podría asegurar que lo es? Nn- nos sorprendamos entonces de dé los saberes, respectivos/ulfñUtls diferentes, Pero, si consíde-
ramos esos hábuats, percibimos inmeditUamenil?» que el saber Ludio casi ejorlLiví iUií ríe- l;i pro&ttxióu de saberes y al csludio
en cues! ion afUpá ]egulai menLe nteAflJ muy ditcrcncts. O, pa- de i-us prcKÍcií-Tnrr1.; r^jc haya olvidada tajuo ml vtiüxaetíin rn-
va decirlo tic crtro rtLíido, quelu nelSfciÓll ilVHcttuClonal de í con rno su rtLwñíifiiit. í>in embasgOí tstttS tío pueden ser expulsa-
S R]<S>, a la que denoriiinaré también te Muirte & / «n das de un estudio awlropoáógko de los fia He re-:. Sin dnda. ra-
rrt/irw'i mu i'; puede ser harto diferente, GorrelaEtvamcnMi la da esfera posee i a anrnnonni'a; pett> eslü auton ntn ú iíh üi:in-
manera crt quü ItOS agefflts de 5y iliadtlK tón van a "manipular" pne rríuUva. P^rh eom prende A O ruejoi, avancemos tndaví» nn
ese íaber [ítmbíéc será variable. poca más en nucstm irsibiijo JeJiieOjíiílfico.
En ese sentido, poetemos dilitngUtL" f.natfn grandes íipot. tri el eruce entre la aintropoJojL^ii de lifs saberes \ la au
úe manipula ión de S y por enele. cuatro grandes tipos de trnpülogia ílifláctita fiel tonueiílnento, •'¡e ul)ica la anliqpo|i>
probtemáikrds relativas a S¡ pero en principio sólo considera- £La (ttdátfií.a tle Io> saberes, cuyo objeto es Sa m^n ipulaeif'm <[e
re ÍKT, aquellas con las que Lit cultura nos ha familiarizado. los saberes con intención didáctica yr eii pai LLcnJar, Jri eitíniun
La institución 1 \HKt\i.- tener, en rclaí ión mil S, una pro- iftíle los saberes. Al^i rvieriHiS tiuubiéo aquí. Así como lie 111 un
blemática de Ulilixxkbu T"s ÜM coniíi cL ingeniera, por ejem- hablado de didáctica del conex LtuietltO (o didáctica rogniii-
plo, v por iupuéuío, iodo aquel "nitlijínclot" en el sentido há- va), hablemos par^t resumir de d\dá<iica ¿s im uifcYtf.. Kstn es
bil nal del término, rnantpula las matcmátícai* ( E I Í - Ú D B misma a ta vez una divi.utjn dt la an(topología de los saberes o epis-
categoría, re&io aquí, su^nayémoslfl; todof La* manipulacio- Lemologia (eii el senurio qtie le hemos dadthj y de la rJidáfri-
nes de S que 110 entran en las otras tres categoría anunciu- ca cojfiiitiva. Denominaré eo In sucesivo a ésla —nueva abj e-
í.lái,) La m$tl(LiCj¿J1 I puede lener lamhién, en relación con S. viatora— didáctica, sin mái,
iiimi problemílífíi de íN.v'fiíi.vilí (incluso SE tiablará, en tanto ííeeha esta ob*erVBC3Ún, uoa de las más sólidas l e í f i o
nu ha/a ambigüedad, de problcmáúca fii/iáf.tira). hn ese c;tso, ]Les pnovLHtas por la riutácíií-a IveLemos eótiio se dmplícga
los agL-nrt-.* tle \ manipuían a S al enseñarlo; or lilis exacta- Luego mbre tas did^r[ÍH ;iü) que la enseñanza de nn ^aher,
mente, frim fmpAarlo f'inalnicnlo, la institución 1 puede te- lijas amplíameiile, su manipulación didáctica en general, nn
ner, en relacióA fon S„ una problemática de producción. Su*, puede comprenderse EN muchos de SILS aspectos hi se Í^IIÍJ-
.iiitnies manipulan a 5 fw fpvducir ti ran SLLS Utilización» y >u producción» (Veremos; cómo se es-
POT lo tanto, un saber puede ser urilibado, «Ménade, pecifica t-sce principió en Hit I^aso del e^tuiiio de los iicnónií-
producido Ell toda* esas modalidades, tos saberes se distin- Uo¿ de iransposifión didáctica).
G U E N de "Iq4 SHtenías mstilueíonales de ccmocimienlos", que t.sa lección entiende c]ue Los i [iodos de presencia social
I ten Ir tí mí ií-1 lainsi r 1:i pxpnes ion, según creo, perLe nece a Pie- de un sabe]' nunca permiten q u t l j p los disocie coinpleianicifi-
i re HoninliciJ-'ilíAíJB pítffJifal, cine sr^tm/fi tn funciuna-m itrio, Le, cualtjLiiera sea e| punto de vista tLesde el que se Ins aboi-
•.r üpntHiJífn, íf rut((¡iiffttl. •./>} Tkj .iíH rníbargí) Uíltiimiü!,, CFIiCJÍfí- d«: ]LO hay, en *:s<- aspecoo, "letéiericia pi iviEe^iatSa'1 ni mun-
ÍÍ.;HL. do cerrado. I>£«irie t-l ]iuUTO de visIH tle La antropología, un sa
Resulta atora balance clara que la epistemología, tai her se presenta como una Lotididad, OtytK thierenEe.s mf)TDcu-
COJTKJ e*is(c, 3C Imva consagrada ba.sía ahora con pAsión al e<s tos son LgnaLmente vitales.
El olvido sobre el que se ha construido la epistcnHibgía cióii de Jos saberes, de su presencia confirmada en vanos li-
«KUiiil deberla Cambien explicarse: pues Lo que MU es más oue pas de instituciones, Pero ¿de dónde provienen los saberes
MU hecho cuya explicación corresponde a la antropología. <le presentes en una institución dada? Si fueron creados en e l la,
tas saberes. E M O significa proponer un problema de epistemo- quiere decir que, casi siempre, se trata de una institución difc
logía - d e epistemología (en el sentido que le hemos dado) de producción de esüs saberes.
Ja eptóternologhi (actual)— del nial sólo expreweniofl aquí Sin embaído i en la mayor parte de los casos, cspcdal-
U N A S P O C I I PALABRAS. ij Lente en los de instituciones "utilizadoras", no ocurre de
Debemos ver en él, creo, el electo de un cierto m o d o modo. Los saberes allí presentes son claramente muimos. Vi-
qyEt tiene h cultura de d a t a r a tos saberes. Se valoriza y pi'to ven en la institución a través de los agentes de ésta., que han
riaa su pmdwtión. Su tuiiüacién permanece opaca, ignorada. debido formarse en la institución para adecuar a ella sus ggs-
Su mmiaiBifl,. más visible cultujalíñente que la utilización, es Los. Estos agentes deberán continuar su formación, formarse
sin embargo subestimada, considerada corno una empresa cun arreglo a nuevos saberes, formar a otras persona*- 141 ve-
contingente y un mal necesario. FJI ese sentido, la epistemo- nios. estamos aquí en el corazón de la didáctica, En el cora
logía en la rjue pensarnos registra pasivamente u n juicio de (LI túti del Érmlmo didáctico, incluso si liemos abandonado el
cultura y, lo que es pet.it, at ejercerlo, teñierza sus consideran terruño de las didácticas.
üoa todavía más de lo que se acomoda a dios. Alejémonos ahora un poco de ese espectáculo, lome-
En Ja medida en ffue pretende aer dcricia,. la epistemo- mos distancia. Inmediatamente el paisaje cambia y nos en-
logia así concebida falta a sus principios, Pem además, en tan contramos de pronto entre conocidos. La mayor parte de las
to fuerza rocía], ahoga su potencia] virtual y debilita su podei instituciones utiliíádoras han segregado o suscitado, en su
de liberación. ¥,w efecto, cada ve/ solí más la.s prácticas socia- entorno más o menos cercano, dispositivo® de formación que
les (Jllc hincioriun ""en relación con saberes1*] .son todavía mu- es correcto llamar, genéricamente, eset¿fias. Escuelas - e s c u e -
chas más las piréticas sociales que estarían en condiciones de las profesionales, se entiende. Todavía no hemos llegado a la
recurrir a más saberes. Pero el aridteiüsLraniientü cultural de enseñanza general—, et decir, instituciones que están exclusi-
los saberes en la esfera de su producción, al <jue |¡i epistemo- vamente consagradas a la ftiwthTtiiAi de los saberes requeri-
logía contribuye, no permite smn con dificultad que \m ñiv dos. De inodo que los saberes no son solamente sus&péihUs de
ti raciones en Jas que esas prácticas sociales sr desarrollan, ser enseñados; se enseñan y cada vez mas... Porque La utiliza-
identifiquen o reconozcan sus nemidadei desabem* su natura- ción social de loa saberes se w influida por su enseñanza.
l e s y grado. Ers este aspecto, al ubicarse de entrada en mi Esa es la Forma moderna de la aclimatación institucio-
punto que la epistemología tradicional descuida porque la nal de los saberes. En ella consiste, par supuesto. Jo ciencia!
cultura lo ignora, La anirupologia dkkiciica dr los .salieres —la de la pertinencia epistemológica (en el campo de la antropo-
didáctica— produce un nuevo sonido, que La teoría de la trans- logía de los saberes) y de la fuerza social (en la producción de
posición didáctica amplifica, nuestras sociedades) de la didáctica.
l i e hablado anteriormente, en efecto. d¡.3 b multiloca Volvamos sin embargo a la cuestión deJ origen de los
saberes y reconozcamos que solo hemo* despla/adu d prubks y su funcionalidad adecuadas. Y nunca se subrayaría lo suli-
ma. Porque ¿de- d ó n d e provienen los saberes c a w ñ a d o í ? Re- cieriLe en ese sentido hasta que punto la manipulación trans-
tornaré aquí una r e p u e s t a cuya forma (si no su contenido, en positiva de los saberes es una condición sitie qna non de) fun-
su generalidad) ya. había sida planteada en la primera edición cionamiento de nuestras sociedades, cuyo descuido, particu-
de esta obrar de las instituciones de producción. ¿Cámo llegan larmente en provecho de h\ pura prridm rión de saber, puede
ahora hasLa Las instituciones didácticas? Por el proceso de
ser c r i m i n a l
transpoticián didáctica,
Fascinados p o r la forma "escuela" y olvidando demasia-
Sin embargo, esta impuesta sólo *erfa un decir si no pro-
do rápidamente la sustancia que ella nn ierra, es decir, tos sa
tiindj/áiamos en ella Semejantes proceros suponen institucio-
beres mismos, no n o s hemos propotnrionado los medios pora
nes y agentes y un rierLü upo de manipulación de los saberes.
apreciar el papel de los saberes y de su enseñanza en la for-
Mencioné hasta aquí tres grandes tipos de manipulación. El
r nación de nuestras, sociedades, ni el lugaT de una antropolo-
mayor aporte de la teoría de ta transposición didáctica* su
^i (didáctica) de los saben > en L.i ancropologia.. Esa for uici,
pran descubrimiento me atrevo a escribido—, cuyas conse-
ÜÍN duda, no tuvo q u e ser enteramente inventada*. Lleva eti sí
cuencias para la ama opulenta de los saberes no liemos Lermi-
divei SLH H c i e n c i a s : la del claustro, la del ejército. Pero son las
i un Si i todavía de W í m n c e r , es la revelación de uta cuarto tipv de
netvsidítílts de sabin* las qtic hay q u e seguir como la trayecto-
manipulación, la manipulación transpusiliva de los sábeles. Se
fin principal de nuestra comprensión de esas cosas
trata también, cornalaiivamente, de poner de manifiesto insti-
La escuela profesional es el retoño de las necesidades
tuciones de transposición de los saheres —las nomjrrtx.x—, esa
de sabeses de nuestras insume iones (ucilizadoras). A su ve/,
adminisuación tan deseosa en hacerse olvidar, que p/nece eva-
genéticamente, é s t a pJTtfdt a la enseñanza general. Esta últi
porarse tan pronto como ha producido sus efectos y de la cual
ma no es en pi iricipio oti a « osa qne et retoña de las enseñanzas
nos olvidamos habió talmente hasta el punto de negarla.
fmfesionaiéx. EJ río se remonta hasta su fuente. EsLa génesis
Peto la transposición didáctica, lal como la evocamos
i Jo abajo y río are ib;* prosigue desde hace siglos y se deja ver,
aquí, debe analizarse en LUÍ marco mín vasto, Hablare mas ye-
hoy c o m o ayei, a n t e quien .sabe mirar l \
neraimente de transposición cTtifí/ucíwml: transposición hacia
Porque no se accede dirnnlameníe a un saber, sin c.rtca for-
una institución ] que, en tanto 1 es una institución didáctica,
mación. Ningún sistema ele formación lo permite. Todos supo-
es propiamente transposición diddetir.u Los pmcesos de trans-
nen una cierta homogeneklajft de sus públicos; y esa hOfñogcv
posición institucional exceden sin ninguna duda ta transposi-
neidad relativa debe- *er i reada por una formación pmria. Esr
ción didáctica propiamente dicha; pero ya indique- hasta qué
es el objeto esencial de toda enseñanza general.
punto toda transposición institucional tiende actualmente a
No significa q u e la formación —profesiocialcnente orde-
¡nr licilliLise en una transposición didáctica, que es- uno de sus
nada- con arreglo a un saber suponga un aprendí/aje cadn
momentos cruc iales. Los procesos transpositivos —didácticos
ve¿ más precoz. { E n ese criterio hay mucho más que una fa-
y más generalmente iiistÍLucionali.*— son, tal c o m o *e imagi-
buteción: UIJ íanuisiiw de nuestro tiempo). Porque la eleci irán
na, rl rnoríf «meiríí d*> ¿t vida de tas sQbvm* de HIL diseminación
de las materias. <lt las materias "fundamentaJes" s o b w las
cuales liabiin de niftiise Jas i b r m a d o i i K p r o f e s k s n a l ^ es puatia que las otras a la cultura, a sus exigencias, a su control.
OLra L U C Ü E Í Ó Í L AntropológicamEnte, hay en efecto un "sistema Por lo tanto, la noción de pertinencia epistemológica debe
de sabera?"; pero ese sistema no tiene el alcance que le presu* ser sustituida por otras dos, o incluso tres nociones.
ponía Augusce Comtc (íjuien, cmryendu definir "lógicamente"' Ln principio, por la de periinencía cutlwul, que es una
La estructura a pnori, sólo estaba registrando un cierto esta- forma debilitada (¿insulsa?) de La pertinencia epistemológica,
do hísl6ríc<k de cosas ), pasada por el filtró de la cultura Todavía ayer —me refiero al
Su formación no se explica por medio de características siglo XV i ll— "el dibujo' (leen ico y arnstico); liare ya tiempo, J'
•NnLrínaccas* de los saberes. Deriva de la estructura de ta p r o njanana quizás, "La informática", cuyo proyecto fracaso; hoy,
ducción, de lii utilización, de Ja enseñanza de los diferentes "la tecnología", mezquinamente mstaíada en el Cottige y cuyos
beres y también, por supuesto, de toda la red transpositiva. las avatares sucesivos ("trabajos manuales", '"educación manual y
noosferas, sin la cual los saberes rio podrían vis-ir. técnica", etc.) confirman su inestabilidad esencial: tres "ma-
Cuando nos remontamos hacia arriba en ]b>s planea de terias* que le debieron su promorion, durable o pasajera 7 a
estudio, pnrutularnu-nrc.- cuando llepcuiios a ta enseñanza ge- dicha pertenencia.
neral - e n cualquier nivel de que se traLe. es decir,, m i s arriba Pero esa pertinencia cultural cu si misma y por si soto,
de tilda uno de esos niveles en los cuate* se forma una deriva- es impotente* Como ¡sujetos de Ja cultura que somos, sabemos
ción ton propósitos rte profestünatwacíóiH-, tiende a distender bien, incluso si nos disgusta, que ésta nunca podrá fabricar
se el vínculo, siempre incierto y siempre polémicamente mam- más que salieres (enseñados) "de bajo perfil". Carecí: casi
reniduB enere necesidades de saberes de Jas profesiones —de tas siempre de la legümidüd epistemológica que Eünda la confian-
prácticas sociales- y Haberes efectivamente enseñados-, za que podemos concederle a un saher en tanto que saber,
Esc vínculo puede deshacerse completamente. La ínse- que le confiere su carácter de saber "auténtico", que le otor-
ftailta general, en especial, es esencia Luiente frágil porque v&> ga su credibilidad. ¿Qué legitimidad epistemológica le acor-
t.i constantemente confrontada con una cuestión de ftertintn darían ustedes, actualmente, a Li didáctica de Las matemáti-
cía tipistomútágku, que la histéresis institucional y las t u e r o s cas, por ejemplo?
de TII tradición no alcan?;¡UI a regular', Si se Lo considera sectil L Pero esa legitimidad, evaluada aquí en toda la amplitud
el lapso de üilgunas décadas, el mapa de los saberes "tiinda- del espacio social, y no en cualquier institución particular, se
itiéntales" —presentado pune cada generación de alumnos co- Superpone generalmente, pero no siempre, como se verá, a la
mo menú impuesto— no cesa dt: modiFícursc. Pi. rn esos movi- legitimidad cultural, bis entonces cuando reencontramos la no-
miento& incesantes son prublemái icos en sí inferno. Porque la ción de saber sabto, que ha hecho chirriar tantos dienten
pertinencia epistemológica, enAeridirfa en sentido estricto, y Turnen la palabra en el sentido cpie quieran; las maic-
f
u w s criterios son a menudo indefinibles, debe ceder terrp- iikáticas .son ciertamente un saber sabio, Sin embargo, liemos
no en este caso. olvidado demasiado el heclio de que no siempre lo fueron,
La craeftanza general se distingue de las enseñanzas "F&ngo en el que se revuelcan los puercos", las definió docta-
profesionales por su mayor visibilidad cultural. Rila más ex- mente un profesor de la Universidad parisina en el ultimo ter-
162
rio riel siglo XVI. Pero s.iber, sm d u d a (Ja ambigüedad es cJ sig- JLmprcsa loable y q u e desde el principio entusiasma al
no entonces de que un cierta destino cstfá en juego). y que cirrulo de. los iniciados! Asi, Comtc, que entonces no tenia
pretende ¡ib&orher completamente en (res. rne^s, cuando lu- más fie veinte años, y accedió en la Ér.oít Fafyttrhm/jny a la en-
cha por o b t e n e r Ha eáíeda'ci de matemáticas. del C&tiefw R&yu! hcnarua que Monge creara, y que sueña con la América de
inuestro actual Coítf^t d¿ Fmncc). Lo más interesante del caso Benjamín Fnmklin, a d o n d e el nuevo saber todavía no había
es que el Coleg io consiente, le concede el p i a / o d c Ires meses llegado, escribe febrilmente el de octubre de 181 ti: "Lleva-
Jy I;L cátedra! * re a esos republicanos una ciencaa completamente nueva pa-
Convengamos en que LIO es fácil concebirlo, Lata profun- ra ellos". Pero la tentativa, tal como se p u d o ver rápidamen-
da (-* Jci arnaaesia: las matemáticas. no conquistaron en un riúi te fuera de Francia, resultó un fracaso a medias. Y hoy c o m o
su legitimidad epistemológica; ni, con más ratón* su actual le- ayer, r o n o sin geometría descriptiva, el dibujo se presenta
gitimidad cultural, q u e es una forma e x p a n d i d de Ja anterior, cukural'mente como un saber "medio". Ílomíi lo soai también
un poco vacía, ambigua POT lo demás, ejta legitimidad le lle- y a pesar de todo el bien que les deseemos, la informática o
ga a I as uiiteinádcas en la época diisaca, al n m m ü tiempo gin- ta limnología de nuestras cscuclas. El saber sabio no p u e d e
estas ganan su espacio en la enseñanza g e n e r a l la de los co- •mtoptTiclamarse.
legios del Antiguo Régimen. Promoción cultural s promo- Indudablemente, el esquema presentado en la p r i m e r a
ción s<w ¡ i«1 vaaj aquí n la par . edición de esta obra y que se mantuvo saai modificaciones en
Vemos que c.í titulo de sabio no pertenece jamás infrát- las páginas reproducidas más arriba, no es el esquema auás ge-
seemueniti ¡i un saber. lis ncoigudo par la culntra y puede per- neral de Ja transposición didáctica de los saberes, incluso res-
derse. Fin resumen, un sabr-r no es sabio porque sus produc- tringida a la enseñanza general. L o m o se ha ido vacudo, esta
tores sesm *" académicos*: es exactamente lo inverso lo que es ultima parece mantener obstinadamente un nicho propio pa-
ciei'to. ra acoger los saberes medios. Pero sucede que los numerosos
A pesar de eso, ese tirulo es valioso y trat* consigo mu- comentadores., cauedandosc más que en argumentos en los
élaos privifefjios. Dt: ellos se derivan las estrategias de acode- melindres ideológicos de eslas últimas décadas, no han sabi-
mimcitw, perceptibles, en ciertos casos, a simple vista. De esa do entender que el carácter académico o no (o semaacadcnú-
manera, ruando en los años que preceden a la Revolución, co, etc.) de los saberes a eaaseñar, es una condición crucial de
Caspa rd MüJLge crea la geometría descriptiva, no busca otra co- la ecología didáctica de los saberes: q u e existe toda uua paloto-
_¡ *a que "academizar",, coronar t u m o verdadera ciencia, como gia didáctica espccíí icamenie asocaada al carácter mas o menos
ciencia indudable, ese monumento construido por los siglos, no sflhiit del saber que puede reivindicar una materia eaisefia-
3 el arte del dibujo (técnico), que ha obsesionado a la Sociedad da, aunque más no tueaa eligiéndola como epónima.
francesa cotilo una promesa de Futuro desde por \o menos la Ls verdad q u e toda patología tiene sus beneficios se-
| segunda mitad del siglo aevu y que Monge pretendía instalar cundarios. Iodo taiuaifo tiene su costado sombrío. Pero,
duraderamente en la más alta cuI Luía otorgándole sus bfaso- después de todo, pensándolo bien, es preferible recurrir a un
t nes de: nobleza científica. saber sabso. P a r q u e ia presetacia de un saber de nobleza cut-
J
tural incierta en la ensertaraa general, se torna rápidamente ese punto de V I S T E , no existe ningún derecho eternamente ad-
problemática* Y finalmente; la. eracnan?^ de ese saber se vuel- quirido. Pero ese valor vital que, en el análisis objetivo de la
ve tan incómoda que resulta casi imposible- ecología didáctica de loa saberes es preciso reconocer al ca-
La razón esencial de ese tipo de ""disrurlcionamiento* rácter "académico" del "íaber a ensenar, revelará su verdade-
es, creo yo, simple y profunda a la vez_ La enseñanza general ro alcance si examinamos el criterio esencial que subyace al
es una cuestión q u r no aiaAc a una instituririn particular —1li principio de "elección" de las materias "fundamentales*.
de una "profesión1",, por ejemplo— sino a la sociedad en su Ya he dicho que tos vínculos funcionales entre saberes
conjunto; o al menos, en tm momento dado de su historia, a y prácticas sociale* lienden a disolverse cuando nos encontra-
lodo cuanto PSARA ella es Importante, /.RI &cu#la TI o se auforiuj mos en el terreno dr la enseñan/.a general. I.a distan ni», al
a tí nrjmrt, y mnno-S todavía el docente- Incluso si se trata del mismo tiempo temporal y social!, entre unos y otra* no per-
ejercido de gestor de apariencia ""técnica", L.i sociedad esii mite que su relación se vuelva ostensible, Pero todavía hay al-
con ella [y con él) o bien contra ellos. (La cuestión no es pri- go mejor, st es que puede califica™: así.
vativa de la Escuela: el principio vaJe de manera ¿íniilar para Los saberes que consideramos "fundamentales" —no sin
muchas otras de nuestras instituciones: ta Policía, el Ejercita, polémicas y riesgos de error, por supuesto— h son yo, de una
la Justician por ejemplo.) cierta manera, fimn df ía ¿si:uelay en cuanto a que, aun cuando
Lo que ocurre en la Escuela depende por Eímto eminen- parecen indispensables para el fiincionarnieiUo de la sociedad,
temente de la legitimidad que ta sociedad le concede o le nie- para .su reproducción o para su producción a mayor escala» su
ga. Y es entonces cuando se dan a conocer Lis virtudes de un efectividad no nos resulta en absoluto sociahwnte visiblf.
sa1>ei sabio. Porque el carácter sabio de nn saber posee en si <~.ada uno di: nosotros puede conocer la efectividad de
mismo, en ese sentido, un valor liberador D<\ por cumplida ¡a medicina o del derecho; pero no tratamos con ej matemá-
una deuda de l ^ U Unidad "socieial" del enseriante, aligera, sus lico o el historiador como IraníuLOS ron. el médico, el juez o
gestos, le provee de una seguridad cultural fácilmente recono- el abogado, cuyos ""gestos" reenvían para nosotros a supues-
cibfe. Contrariamente, cuando la deuda se hace demasiado tos saberes, presentes in absentia a través de ellos. Kn Ja medi-
pesada, alimenta una molestia evidente, difusa* inmanejable, da en que un saber no aflora en las prácticas sociales más ex-
que a veces se manifiesta en algunas disciplinas como un es- tendidas, en la medida en que la opacidad del funcionamien-
tado mental obsesivo que se expresa en profesiones de fe con to social nos oculta su efectividad, Ka cual sin embargo pre-
valor apologético, Hsm¡pitejri Lamente insistentes que algunas seniímo.s. In considerarnos como una de las piezas .sobre las
veces se superponen ustupadoramente ai tiempo mismo del que se funda el juego social!, como un jundamenia.
acto de enseñanza, Los saberes que consideramos fundamentales son sabe-
Semejantes apología» florecieron antaño en el campo res -socialmenfe imprecisos, casi invisibles y por lo Eanto, r.ul-
de las inaiemiticas 9 , Pueden reaparecer mañana, no sólo en tiiraljnnite jFrágiles. Por eso, al menos, artificial y volunlaria-
los alrededores del aula (donde no han cesado de estar). sino menie., la sociedad no.s los hace ver en su Escuela, para forta-
C ÍÍ el aula misma, emorpecieudu el gesto ácí docente. Desde lecerlos y ayudarlos a vivir. Porque la Escuela es ante iodo
una vitrina de la sociedad, cu 1h que ésta expone s.u& saberes agua y el fuego, la carpa >• el conejo i o celebrar la boda del
"sei tibies"¡ uri hábttat uun una ecología particular, priorita- paraguas y la máquina de coser!
riamenEe organizada en torno a ello* y que, contra los moder- Sin embargo - c r e o haber insistida bástanle en ello—
nos adoradores de la tscuclMtnra'ada-crt-cl-iiiñth noí recuer- esa no basta para fundar una especificidad ditláctita. La que
da que tos individuo» somos ajifes que nuda seres sociales y debe hablar aquí es, naturalmente, la teoría didáctica. Escu-
por e n f k "escalentes** chémosla un instante,
La Escueta, de la que definios demasiado frecuente- Ln función de lo que p r e n d e , a] menos, parece pren-
mente i|iie está futir* del mundo, se u b k a asi en et centro mis- silmente que habría que comenzar por observar no una opo-
ino ih> U{ vida de íül tfm$düdes. La trayectoria « c o l a r co ese sen- sición sino más bien una flflfftUttÉrterí ti? destino** Una y otra ma-
tido es una visita guiada, más o menos impuesta actualmen- teria, en efecto, se presentar! en nuestra Escuela como mate-
te, a los /utwfamrwJEiM .:¡Tp,r iodo s&¿úi¿\ uri tribu Lo rias fundamentales v poj to tanto, materias "notables", Kn
qu* pagamos colectivamente ai funcionamiento de nuestra* principio, es eso lo que las aproxima.
sociedades. Ustedes notarán quizás, que he habíado de "materia.v";
Llegamos así a percibir el cipo dt* aportación que pmca- la variante Scrminal-ógica me es muy úíil aquí. Porque ¿aca-
metc a nuestro conocimiento de las sociedades —quiero decir, so podemos hablar verdaderamente de i(¿bei\ a proposito
111 manera cu que los hombrea viven— una antropología didác- del francés? c'fcl trances", es un »abcr del estilo de tas ma-
tica de los saberes. Vemos también que Ja variedad de las sa- temáticas?
beres, U fragmentar ion estructurada de los conocimientos Efeclivamcnicj lodo p a n e de allí. La t*nguak "la lengua
que E S T O S instituyen, el sistema que Í I O R M Í U I y H U grado d e in- que hablamos", es conocida por el hablante nativa, como una
tegración e inclusive su existencia misma, no se encuentran práctica social, .i la qive ILimaré d halda uLiliíatido la terrnino-
en ahscilmu programados en una prestirau*. "naturaleza intrín- logia de Saussure pero sin estar enteramente de acuerdo con
seca" o p reformados en una supuesta espetificidad a pciuii dicha concepción. "La lengua" —el francés, por ejemplo— e.s
de los saberes. "Lo que es. específico del conocimiento" no es aquí lo que llamo un rfímittifl ríe realidad Lus atienes de esa
un p u m o de partida del irabajo del didacta: es un centro de ÍRtjJi'ftK'ítSn que e.s la .sociedad francesa, posten una cierta prác-
Erferencia, Y esa especificidad debe so leoricamcnic cc»í [quis- tica social —"hablar francés", es decii "habíarT, simplemente—
tada y elaborada,. en relación con ese rfflffltftíO tif rmiuktd que es *el f r a n c é s " l a
iQiié diferencia hay en nuestra eriseíianza general entre lengua francesa".
Las matemáticas" y "el francés", por ejemplo? í -ultLiralmenLe, t s a práctica pone en evidencia conocimientos, pero no
esta pregunta sólo podiía formuiEarse como una humorada, todavía un sabe]-, "iodos somos mm n i mi ios competentes en
hasta tal punto los consideramos absolutamente opuestos. nuestra lengua. V cualquier hablante nativo |KHÍrá leconoLer
Aproximar las matemati,-.^ al frsmcéf, se dirá, es como unir el que tal otro es más competente que él. Uno puede arreglár-
selas más o menos hien con las palabras, pero allí itu hay to-
" !V tki I. El juinr utilua Mh jticjfci dr palabras ji.m1y.ruli> el prefija ".íííií" davía nada que saber.
(de imim) Ctícii <¡t suMAnrjiO r.'m (en te JE).
ICE
sólo ie huhia ocupafJo del LaíLu. Ahora desea Lrahajar pura Ja
la, siLUüciún nu tiene nada de original, nuda de espect
co;nsti ucción del francés, en la que otros ir abajaron antes que
t iro lespecio (fe ese dominio de realidad y de esa práctica so-
él. "* Pi n lo tanto, no sin tener en cuenta el ejemplo de muchos
cial rejal i vis a esc dominio de realidad. Tampoco e¿¡ original
sin embargo se trata aquí del hecho u n c i a l - que en un mo- personajes excelentes —le estribe a .su pcutector— emprendo
mento dado de la historia de la institución considerada* naz- esc trabajo. El que (...) recibirás no como üilyu perEcíin en la
ca un íx2Íwt ée ese d&mnio de- realidad (en este caso» tu lengua) > demnsíraeiúu de numera lengua* s i n o s o b i i c n l c como un cu-
que sear o se pretenda, congrurnl* mpt&Q a utw cutUí pnícfku ruien/.o de. Porque se que cuando ac lia querido tornar la len-
social (en esie c aso, la del habla) <ÍL- ese dominio de realidad, gua griega y lntiruh en aue, lu tarea no fue en absoluto
que organiza sus. conocimientos c inspira su ejecución. zrrdti] por un hombre sino por varios. Así se hará igual mente,
Pftci sin embargo podría ocurrir per fe*: caí líente que no [jara la lengua francesa; y poco a pocu, por medio del n aba-
existiera un &abei ¡semejante. Aun s-i cnimitujrera. si extendiera jo de liis gentes doctas, ésta podra cnu.seguir igual perfección
su imperio sobre el habla natías, al a b o del tiempo lambiera que fas lenguas antedichas".
podría deshacerse* perderse complrtmncnEt pava renacer, en Nos encontramos aifuí, un ejemplo enüe otro», con
ocro momento, con diversa fbrtunsL Hasta con pensar en esas una declaración de naciníkicto anticipad, i de nuestro "saber
lengua* de Irancta que llamarnos regionales. (o mirtorilai ias, del ÍVancés'. Que se pretende académica, \ que deviene aca-
marginales nwginalÍK¿idas, etc.). que al ser considerada» \xm démica, Efecuvíinlcntc, aboíldoncmo^ C A O S Pyrmierei irmimtx
sus propios habEames torno simpliL'H cháfalos, se refugian en poity iu UrngtM francais? 1 fc; y slllemos unos cuanto* siglos.
uno labor de resistencia, dejan dt ser cultivadas, se evidencian Kse saber del francés respeta la ley dt- todo saber; hace
coma pura habla y experimentaran, algunas veces, en su Uuir oír su diferencia, se establece a cierta distancia del habla ti .m
ctímicntn, inrieilo.s renacimientos letrados. cesa, (luandü el habíanle nativo dice: "Ella se- ln/o llevara La-
Volvamos id francés: ¿dónde se or.ulca el sulx;í que yu sa de su padre", Dumarsais, en IHIU, restablece doctamente
evocaba? la verdad: "Ella ha hecho esto: alguien la conduce a casa de
Ese supuesto "saber del francés^, o mejor dicho ese "sa- su padre - 1 2 . Poco importa cu,in grotesca nos pare/ca esta cx-
ber del había francesa" -volvere luego sobre esas expresiones pltcarión: ¡la extrañe/a misma del enunciado oficia como
curioia.i y un pocu torpes- no nace por sí mi mu o. Ha sido presunción de sabert
preciso alumhrm lo. Su nacimiento es una epopeya que une lo l'.st saber tendrá, además, sus partes, que lo estructuran
político (Francisco I y la ordettanza de Villcrs^otierétí, el 15 de modu que pueda aprenderse ]><jr eEapasí gimnática, luc^¡i •
0 de agosto de 1.339) con lo poético (Du ItaEfay y su Déftnsf rt retórica, al i^ual cjue antertormente, el Algebra sucedía H la
í iHusfmtitJti d* tu üngtM franjease, en 1549). Una epopeya que aritmetic». Lo hemoa djrho ya; el múdelo no es lluevo. Pero
í supone sobre rodo- por parLc de sus artífices, un deseo de sa- nos propoíCÍOlia un salwzr qiae tendrá sus horas de gloria du-
ber, una pulsión epistertioñltca que busca su objeto bajo te ranle Largo tiempo y a partir de allí se impondlH. En adelaiv
sombra formidable de lo* múdelos del griego V del larin, te. jKfdiemOA "saber el francés - y no conformarnos con ser
£ Un 1540 se suma lúieranne DoJet, quien hasta entonces samplenicíUe má& o menos hu^nos i.-oncjcedon s. También f>i>
1
JITL-ICUÍS fturrífir ti CS decir, enseñar CSC " S A H F F iJíl tríLHl- -
KriíieAai *\ francas se rtiinn poiS| a pocíi impoRhlc L" l
Cts" que varios siijlos piudujerun y que hemos ^ ufo faiiisr.
malestar se inslala. Tomata tiempo recuperarse- í?in ínihar-
•^e li ata de LI un lar^a saga que reticnlcmentc s<i ha in
yi\ I i ü \ fGdilperaicilújfi. Desde hace algunos años, la amigua nr-
T E N T A D O "desiuflui , inosLrando ¡O arbitrario de sus 1^PRI<ÍC?S
«(•rl ca kvama C A L E Í A y I'ECTHRNA n la Estuela'!*1, R:-nace cic. .H»JS
artificios. Dado que, l ú l ü t í f f l n ^ desde el í inal (kl üJJi, en al-
c e n i a s v n sabvr del francét ÍULC huiea hoy, íiui^ás nh-iinna-
¡ j , i i i d ó c a d a s , I» p t n i t i m c í j a d t u ^ l de esa gran i ^ ^ t r u o
menteH una investidura espistemoíúgica y cultural sin la mal
eión S' I1L. I nnubil. La t i r r i a , que La "estilística" prolongará
carecería totalmente de
Llí:Ljiliin:nit\ ae muert. Ln legitimidad cpbíaxKikí'fH3. ptnuuo
SÍ- rcsquebríij^ Al ampliarse el imperio del cortítjentt dr ]as
No irnpc»Ltacuán p o b r e parezca a los ofos del espccia-
L'ir'uí ¡Mi tu imperialismo abre nuevos territorios; La lingüisti-
lista tnl b¡ei-e crónica ríe {e¡s hechos-, aquí la detendré, para
ca jnttetldt LnrtalifBi; en ellos, díiunidaf ¡L| ñaruso, eariahar
Vflíuer a ocuparme de la E0SH;nari3ta de una íEicliimca d e ]oí sa-
al falsario. Finalmente Se desVíiTriCí; La legitimidad cultural,
lierei. No Itay naíla de uri^inal en ello, notárnoslo U J I ^ í t j
que actualmente sóLli conocemos fragmentartaiftcntc* de!
u más. Uijr que íaü maiemfoicas y el francas snjn mai^rLis nma-
hir:-i> uso" Cüit) a VuugeLLS, herido de muerre desde hace
bles- Ouujy punto de partida estáti las práctica* -inriaics: prác-
irc-jjna lulnp poi el Muí h-i* IILU linyüisLku que conviene en pa-
lira.s matemática^ poi un lade»; j>i^crica*i iiel lenguaje, f)¡n
res a todos Jos Lf-Uillius. de la lengua.
Crtirv, fy>ii praciiía* q u e la irse* i< La, a n n u -s dr lo^ sahi'c^"; que
(Knüeñar "L:| francís" a lütkAkxi ttíBps franceses? í£>UÍl
procuramos tnsertai en el ta. titüie L-cimr> misión m a n t e i » ^
enseñíj rLn Ir: sucesivo? ÍUn saber ilegitimo? ¿O hien un saber
eni iquecer, desarrollar, fortalecer, porque, digámoslo sin ver-
de reeiTi | )l¡!30 ? íAcá SO la liLl^U íntica, xeienza nueva convincím-
g ü e n z ^ Ni Kswttela ocupa eí c w a z d n <lc. la sorin-dad.
le, dominadora y flpgUia de si nrdinta? Sauskuie, eE pudre fun-
La.1, prácticas matem¿tic»? >• las prácticas de lenguaje
dadflr, había distinguido la íKttleriá leL habla)y el objeto (La Icrv-
ÍLOII igualmente invisibles, pevo ]>fnr r^^rjnts opuesto*. Kn »ji
gua). Fcro esa operación equivalía a designar una parte por
caso, la no y ¡s11>iIirlaíl rit-riva de La {tpa; \úa<t socia] de una ac-
el nido: la lengua JatJSSUieaiui está ni |¡| lenguapeto no es in-
livid^d raja, improbable y' s i l 1 cmharjjjh í-senciai. l-.n el otro.
da la lengua. E-JI espet ¡al -SausatHe,, ei] LLLI sentido, nos Ir? ha-
SÜ idenííñci w¡ IA ^ in medíate* de una a-r-
í) i :L adven ¡ rli >— "la I ísLica" (Con s us div Isiu nes) no es un sa-
Mvirliri en 3a que, " Íiabií ni es" *, eslamos 1odus SunliSgidjM
ber Ant habla, .-tino en el mejor de los casosH un sabeT sobre el
complétame me y sin re roynci. Pfm ocurTe que catre un saber
habla ^veremos que la distinción lid es oportunista}. Ni) pue-
y Una prfotica hay nua distancia nunca enteramente abolida,
de retornar por su cuenta, incllBD SÍ es especificada ciinin Itn-
irte modo H|iif I'^isie siempre lina clislancia entre k fwurín
jtfutslica Jrajircsa, la fiíHííOTl que Dettía t:l inliguo saber del
pit>Jtii*>r\A¡ y la prvjfíi4n\ el aprenduape en el Jilear de tmbajo.
francés. (Sin n m b a i ^ , pjor ÍU ^ a r l e n d a iturmaLiviAU, la lin-
la aculturacion pnqtlcsioifRl, i1"* 1 t ] r lnformarióo escolar
yn"ilkTLt:a lie t:hí>alHtJ• hubiera |>(irlid(j prvtfudcr una transpo-
tienda .1 reducir S'í papel, 110 dejan de ser necesarias.)
sición fhtLiiccLra fnncLonalmenie lhUtulkIíc y nu eatd L'sTa bl-tci-
do que haya renunciado CfJiupjrqpmenie a f t i cmpUtía.)
* N (Ir-I 1 ÜL iitiui uiJUlj un juego palabmí FTDRODI* <1 ^utIx: parin
I'i.nbinir'i y H n ñies i^mccs).
Kl saber dr Nn dominio de realidad es I Í Í L saber Hjfrrr las La empresa ÍI decir verdad era arriesgada. V podemos
practicas sociales rtlaiivus a ese dominio de realidad, que po- s o r p r e n d e r n o s con justicia de tjue haya resistido tanto tiem-
sec indudableíftente su ptrthmnia p«ra esas p r d f t b s . Pero su po a lodos los asaltos. Penque los qjtfmplüí no constituyen
c&ngnu'taiíi trapecio de ellas, aquello que lo constituiría en un una legión de comra-transposiciones logradas. KL sistema de
saber de esas prácticas, nunca está asegurada. Incluso en el ca- los, saberes no os el pleonasmo del Sistema cié las prácticas.
so de Ja^ matemáticas, se hacen oír regularmente algunas ob- No son suficientes la suposición de un sabe? ni La necesidad
jeciones- {RauiUs. en la segunda m j u d dd siglo XVI, hizo de y i'l deseo que leñemos de él o la denominación que se le
éstas un j^enemso comercio.) Sin embarco, la observación no OTORGA.

es sospechosa, si bien queda por arlar;ir: la& lOüLCTEiílicas r o m o En el .siglo XVD1 se ha podido soñar con una tirncia ád
saber, C U Y A coíiiEiticctón n o se ordena según prácticas U Í Í Ü M - i*\getútTür título fie una obra de Behdor, V comienzos de nues-
dorm de iii4<fn^![¡cai {aunque reciba su estímulo)» suelen estar tro siglo, Duiitheirn, sin detenerse demasiado en e]lo y aun-
muy de acuerdo c o a estas, un hecho que Eligen Wijfner bauti- q u e ocupaba entonces en la Sorbo na una cátedra con el mis-
zó otrora como h irrazumabie efKiiuidüd ilé Ui± ftrúU'málitas*, mo nombre, evoca la posibilidad dr una rienda de la edtí£¿2-
Pero e l silbar ele la lengua francesa que elabora La ¡m- í.iVítj, avalar h i p o t é t i c a teór ico y n i o d e i n m i d o de la incans-
güísüca e?> sólo muy mediocremente saber del habla francesa- able frtdagagla. ¡Cuántos dedeos de saber puestos en palabras'
A me leído y wibre Lodo» es un saber sobre J d francés', t lenchi- Pero esa ciencia de La educactóil» de haber vivido, hubiera si-
do dt i legitimidad epistemológica. carece al respecto de ptrii- do criticada d u r a m e n t e por las actuales didácticas, La Escue-
TiEncUi epistemológica. También carece —se traca de cosas re- la, profesional o geitcraJ. no siempre tiene los medios episte-
lacionadas— de- la pcrdrbencia y la legitimidad culturales que mológicos para r e a l z a r sus ambiciones. La ensenan/a del fran-
son Las únicas q u e podrían instalarlo c o m o vencedor, en Ja Es- cés, entre « r a s , experimenta todos ¡os días esa situación
cütílsi. Porque» a t r a p a d o en la lógica m o d e r i t a d t las ciencias, 1 le aquí, me parece, la m a n e r a en q u « p o d e m o s comen-
ese saber se p r t x m a a prkari c o m o autfrwmft en fétmión ron zar a elaborar, partiendo exclusivamente de los elementos de
las necesidadtt ríe JVV ESCMFÍÜ {las que a su VEZ son el eco de cier- teoría didáctica anteriormente enunciados» la diferencia espe-
ta* ncccMítades sociales), mientras que el antiguo saber del cífica entre el ta anees y las matemáticas. Vemos Ja necesidad
francés era, rgisi p>r definición, si p u e d o decirlo, un "saber de convocar para esa tarea a la didáctica de los saberes» que,
de Escuela11. constituido litera de ta Lseuela « a u n q u e a menu- dialécticamente» al tiempo q u e esclarece su especificidad, se
do no lejos de día- pero h e c h o para la Escuela, f r u t o fíe lo nutre de las ttiAúcticus (de las matemáticas, del f r a n c é s etc.),
que he d e n o m i n a d o una contra-transpüs.irión didáctica'', ela- cuyas partinilartdades s u t e u m e en forma de universales que
b o r a d o desde un principio c o m o un saber del habla francesa. permiten tundas ta singular ¡dad de aquellas. G o m o (oda cien-
(La Cm?nmaire ríe P&rt RrtyaL obra didáfíica demasiado desco^ ría» las didácticas "pare tente res" sólo p u e d e n fundarse y cons-
nocida como tal, nos lo dice sin amhagen: ' i . a gramática", es- truí! su objeto avanzando; pero ese avance supone unasolida-
i liben sus autores t n 1 6 6 0 , . "es el arte de hablar".) ridad épiüemoiágitxt que, hasta hoy» ya lo he dicho, no ha sido
atifieiejLtemerrtc reconocida.
K. rir-3 T, Eu llixló- ta el origina!
Para referirme en In sucesivo a IB didáctica de las mate trmáUca.i, .sahcreis cuy? mampulacióil MjjMjnt:, en mayor o roe
máíúas, examinare ahora dos cuesdones esenciales: la dt su tior lit ado, la manipulación de (ttatfmáíicüa vivientes, H de-
pertmtjma. la de sus condiciones ííc pü&ibilidttít* cir, un numero saberes t(ne aumenta inr(-n^nli:iiii :iiH-
dejando al lector interesado la iniciativa de trasladar adecúa F,n esc s o i l í l f i , ['.1 eli.(i£í< tica de tas matemáticas i:: pre-
damente bs consideraciunes cjue esle examen tiiigleie, SARÍA [IN] 10 un S:L bcr PE rímente fwa eí twnjuMG de las prtKtiws
Con c:l prnpcÍHÍ(o du espedí ioirlaL, retomaré eít principio ivt-mii-i ron meittYnátiw t y etl fS|HjCÍiil, para una mayoría i.'i'l en
La serte conectada ríe* campos en los que b didacLica delimita püjlitóu tic prnrl iriiH >h>i ¡ule* df wfnrr, l>e nLanera cjue la mili
su propio dominio, Partamos aquí de LL aiiütjpolojjía de Eos sa- z a r i ó n d e la didáciica de las mítfemácicas cumu saber o<i es en
beres o epistemología, Par especificación, obtenemos la aflü\> ateulutu cJ patrimonio de |os enseriante* {'escojanes?) :Lr rn-i-
pologia (o epistemología] tft las matemáticas. ¿Cuál es su objeto? leitliucaí. V pocli-tnoMhbscrvai. SIN paradojit alguna q u e H-m I;h
No "Lis maternal Seas" como saber, siiio de ¡manera englobante medida en que esos ensébame* deben trabajar ílciilm de ai*
las prriií.ifü.r, .«¡iMíales matemáticas* O nuiü bien aquülk) que d e n o [crliiii SLi[!]¡in!(.Lnr(í reslpinenlados, b a j o ttmrlifionr-* rclativa-
minaré por medio de ui¡ neologismo, las practicas sociales con mence dt evotuctón relutWamcniE Ic iifu, con
matemáticas, que se realizan en esas instituciones A las que lla- IIP1 niin^ejL fie Jii^in iísbra I Jini ÍT^H |.r i. firman p u l e dr lr>s uni^n¡-
mo iaisl ituriones ÍM maternal uüs. |>ulildoLei" de la.1- micrmáTicss A (juitlltí J:L diílárliea dt la>
L.a antropología didáctica de las matemáticas -se dedica INALTIIIÁLICIIH, P I J R AI Ü(.IIA y en ^ R O P I X T Í Ó N ;L ta dtnsieUr] de- ]rn
a explicar, entonces» en las prácticas sociales acOn matemáti- (iEdátlktJ que deben adimniítrar, O&tít el [náipohrc auxilia.
cas", esos vórtices que Ja didáctica profundiza iflCfisaiiwemejttt!, Ci4.jejcují que li rtidáfEhca de Us müLritláíúiaív adquiere
es decir, en los momentos en los que se afirma una intención üli ínáidim pertinencia fuera Ór íse ámblio; en íítnw IIÍVI-IH^
de aprende]- o enseñar un objeto de saber inft££rt~iát¡CO. del vtsleiiia de fn-adumón rie lou 5 i He (93 de enseñanza* Mfo
Vemos entonces que el temtorw de la didáctica dt: las [ejüt todavíat en tcidos los g¡TÍO> <•(! tus qnc LL cnsí Ñ¡Lti?;J y EL
matemáticas es inmenso, y los terreno* del didaGta de las ma •l(Jretítliüije de laíi malririiLtit^ delieji ^fi-ocitai' tondirioUPS
temáticas se encuentran viriiwlmenlr en todtíts ¡jarles en rí espa- nt> ndrmaiivLzadaür sin pühlir^t, í¡n conocimienlos ¿nlcriorei,
cio social. Como ya hemos observado, ese territorio excede ¿in ^0[]dictonLirni(;RIFFT=. iiMtitUCtonale® L:II bis empresas, E,LS
notablemente el terruño originalmente concedido; el de bs o f i c i n a tos JíLb(]]-a1rj¡irns, m la 111 ;-i i i i" i-11 • .."ii 111. más general,
enseñanzas escolares {generales o profesionales) de las mate- íle S A B E R E S CJUE qvu.\a nít ¡nr.ui iiiflítriláikCJí. peu.i TIUE v.m cm-
máticas; penetra el conjunto de los lisos de tas ULaleníáticai; H Í U ' G O ÍLI]LLLÜ]LÜII ¿TÍHI inatfmálkcít.
infiltra la infinidad de los espacios en los que el saber mate ¿Qué conclusión sacar? K-SW a t i r m a d ó n se tonsifLer*rü
rnático es pertinente y se übttfra su manipulación. lina jirovucAdón^ t^il vez SU la e^peri mentará t o m o una a^nc-
En esa ampliación del campo de nuestro estudio, uno íontLii íü í.iilLur.L de numdtbsas Enstituciona, pera, a la
de los hilos conductores esenciales es el de los saberes, cor?- ma lu i. de Lrjdo Lo dicho, ene f l i r t e e abaolutai&pnlE Hicuesliftoa-
ble. Plantearé pur tu taotni aquí q u e la diitíciita rie las matc-
instiCPi BS una levadura cpic. di;, a h o r a e[j adelanLe debe iníro-
+N ¿íí T. l.JI snn nt:i «|iierv;jlrMif n un tiisprnah^ I;ML fuiKkun caía D nicrLinraH: í;r-
m «I r*TII á L
176 4
dncirse dentro d# la masa de toda formación fundamental can la cual la vemos vacilar entn* LL emoción, Li indiferencia v el
matemáticas, Naturalmente, en U formación deI proiesor de arrebato, •¿Deberíamos burlarnos o incluso irritamos ^iuii-
matemáticas, pero ¡amtoicn tn la formación del matemático o una declaración de inrención tan enfálira y tari arrogante? ¿O
del U M I Í I I LI'I d e matemáticas, especia límente en L;I tormarion simplemente sonreír ante su conmovedora y despreocupada
de Im ingenieras, Incluso, más ampliamente, en la formación inocencia? Esa ambivalencia es un síntoma: la cuestión <M lu-
lie Tudas aquellos q u e algún día., de algún modo, tendrán q u e gar de Lis t i e n d a s entre los saberes ha perdido actualmente
"manipular Las matemáticas". su pertinencia cultural. Yo a f i r m o aquí que en cambio con-
t.so significaría p o n e r en marcha una vasta iransibrma- serva toda su pertinencia epistemológica. Se me perdonará
ricin <1 c las condicione*; de vida y de desarrollo de las mate- •sin embargo que sólo me explaye parcialmente sobre el tema
máticas en nuestras saciedades- .Sin duda ? la antropología de y sobre un putliu en particular.
los saberes, U t:pi.stcmo1ogíap ícmlrá algunas cosas, que decir liste s el asunto, cu ndensado en una Ru muta: Ja CCHIS-
sohre esa conmoción que provoca en la cartografía de los sa- irttcctón de una nmci¿¡ implica que baya ¿Mmtjgactón. p e r o w
beres la emergencia de un saber nuevo, históricamente inéda- falsa la afirmo* rón reciproca. El compromiso por el cual h u b o
ío, sobre su LI^Í>. S U (ramposirión, su E N S E Ñ A N Z A , Y también en un t i e m p o personas que fte dieron a elahotaf una ciencia
por supuesto sobre su frodtución. Consagraré ahora algunas (U fodidneiiw, cualquiera fuera h incemdunihiv de la e m p i ^
linean a ese último tema. sa, implicaba po» lo tanto que se hiciera investigación; i y ade-
más entonces liabáaque construirlo lodo o casi tocio! F e m é i s
La mstiludón que: por conuigiaicnie tornaré en conside- esa etapa del provee tu surge una divergencia. .Sin duda, se tra-
ración es. la de la immtigación en didáctica di* las matemáticas; ta de una diferencia pequeña y sumamente sutil. Pero que
institución en la cjue se manipula la didáciica de las matemá- merece que nos detengamos en ella.
1ÍCas Y muchos oíros saberes con la finalidad de producir di- Efcclis'ameiaEe, existe una cierta investigación —¿por qué
dáctica du las matemáticas. Pero antes de ir más lejos sobre negaile ese nombre?— sobre la enseñanza de las matemáticas,
cae punto, se hace imprescindible una observación. por ejemplo, qw n<? se Jija pttm rtuihs como objetivo Ui cowtrw'
I.a didáctica de las matemáticas, tal como dije, es un sa- í fíírj de una cietuia* Cuestión ríe reglas de juego, sií¡ duda. Pe-
ber. Sin embargo, hay más. Algunos de sus mejores ari¡tices ro las comunidades de investigación ii las que me refiero aquí,
concibieron para ese saber que liemos visto crecer y fortalecea- no siempre supremn evitar la equivocación. No es seguro que
«*e desde hace un ruarlo de siglo, una ambición de mayor en- 3C hayan corciponado en todo momento c o m a connulidades
= l e g a d u r a . Han pretendido que fuera un saber de un género t^/nlífiau. ccmsag i;ada& a k\ conairuoción de una ciencia.
muy pac I acular. Han querido que ese saber fuera una ¿J^FICZÍL Retornemos: investigación nu implica ciencia, Esleí no
Todo parece dicho con la palabra "ciencia". Y sin em- tiene nada de singular. Cultor?(menté, lodo p u e d e ser hoy
bargo t o d o queda aun por decir. Porque se trata de una pala- objeto de invcsiigín irán, si baen no de ciencia, t s i e fenómeno
^ bra que la cultura no c o m p r e n d e va muy bien, u n a palabra cultural adquirió impulso a pariir del modelo cSc las ciencias
que no sabe ya si emplear con reverencia o con desdén, ante de la rtaturale/a, de las ciencias -históricas™ a ín.s que debe-
3
mas nuestra actual noción de cíeiUífiddüd. Pera, poco a po- Por lo demás, el problema pierde su sentido cuando se
co, a semejanza de ó t i s peso con un tono moderado, sr im- lo formula en relación con el investigador individual; pero
puso otro paradigma. Su pertinencia cultural es actualmente vuelve a adquirir toda su significación cuando se trata fie co*
prodigiosa. Como consecuencia d c sis h cierno nía, mutÜtlKÍC5 mmidades de investigación. Y será preciso, para combatir ta hi-
de investigadores escrutan cada parcela del universo, para dra de una investigación seducida por ella misma, reanimar
arrebatarle su opacidad, para ochar sobre éste una luz indis- la expresión investigación cúntífkn, devolverte su exacto va-
creto, (Va ( l a u d e liernard, en su IvlniducLión a la medicina lor, extraerle los depósitos exteriores, liberarla de 9a retórica
experimental se burlaba dr ios procedimientos de esa investiga- interesada que la encierra en la ambivalencia cultural. Será
dón B entonces y por mucho tiempo apasionada por Jas esta- preciso., contra los tabúes y La incomprensión que la cultura
d tsücas, que Ek-rnard nos describe de forma caricaturesca nos infunde, recordar La regla que establece el objetivo —ha-
buscando la clave de lo vivirme en el anáJisis de Ja "orina eu- cer ciencia— y señala la ambición. Investigación científica' in-
ropea promedio", obtenida por extracción "eci un mtngitorio vestigación, entonces, ordenada hacia La construcción de una
de la estación de ferrocarril por donde pasan personas de to- ciencia. Es en ese sentido, cuando menos, en el que hablaré
das las naciones".) aquí de investigación.
K.s;s investigación, por lo tanto, produjo esLudios, pero no
ricncia. la cuadricula perfecta, el entramado de La naturaleza v Las relaciones que postule más arriba entre la didácti-
del mundo social que se estrecha incesantemente. son su hori- ca de las maternal iras y algunos otros saberes (antropología,
acpntr inakfmzable y su insuperable promesa, Estudios, otra pa- didáctica cognítiva, epistemología, epistemología de las mate-
labra fetiche: así es que tenemos hoy estudios feministas *, no máticas, didáctica de los saberes, otras didácticas) esbozan un
una "ciencia de la mujer". Pero Frcud y Marx, que "investiga- esquema que puede ser objeto de una doble lectura.
ron", tuvieron ambos la intención de construir una ti enera. (Fo- Por un lado, desde el punto de visLa de La ecokígia de tos
co importa aquí íjue se haya podido rechazar común ambi- saberes, ese esquema precisa el nicho de la didáctica de Jas ma-
ción). Porque ellos se inscribieron en otrr i paradigma* hoy par- temáticas, haciéndola aparecer como una punta del continente
cialmente olvidado, y cullívamn la discominuidiad. cuando eí antropológico introducida en el "universo matemático", carác-
espíritu de los tiempos nos lleva a pensar en b continuidad. ter que designa su especiaLización dentro de Ja antropología.
La construcción de una ciencia, sin duda, se nutre de Por otro lado y reciprocamente, esas relaciones permi-
estudios, qite proveen los materiales de la consEJ üCtión. Pero ten enunciar algunas fie Las condiciones de posibilidad de la
los genetistas no estudian la dmophiía por sí misma, como didáctica de las matemáticas, en tanto representan algunas
tampoco Jo hacen los neuro Fisiólogos con el pez torpedo ¡si- de las necesidades de saber que atraviesan, sin duda desigual-
no con la intención de extender inmediatamente sus ¡nvtíli- mente, todas las instancias de su vida social: producción,
gaciones a todos, sus congéneres!! transposición, enseñanza, utilización. Pero no podremos de-
ducir sin más, en ningún caso, el hábiLai o mejor dicho, ¡as di-

* N". de! 1. tu li^lé* tín 4*li original * N del T EJH ingle* rti el nrlginall.
/trentes fifias hábil*r¿t¡ qi te son más apropiados pitra su desa- Naluraimcme, solí? me esto}1 refiriendo a la implanta-
rrollo y p a r a d ejercicio de yus funciones. El leetoi apresura» ción principal La pertinencia epistemológica de la didáctica
rio por entender más do prisa,, pueble l i a b e n e equivocado so- de tas matemáticas, que he cn&eñado frufirieiilcinentc, W* pre-
bre Í K punto. sencia deseable en lanío saber pertinente en el conjsmio de
Observaré primero q u e el tipo di- necesidad de saber tas instiLucionen de investigación "con njcitemáiicas" (inclui-
mas apremiante para l.i investigación en didáctica dé las ma- das Lis instituciones de inu&tiftúión ¿n mate™tincas) —que son
temáticas es quiieis la «rf.ptidcd d? mn/^méHcan^ I .os didarta* de además, para el didacta, tanto áreas de i ns-e aligación n mío de
tas maiemáLitíis son usuarios dt mu rumíticas y Jo wü de un intervención— exigen ana investigación deslocaltEada cu di-
jféneL'u históricamente medito. En este gemido, la investiga- dáctica de las matemáticas, cercana a Jos lugares en d o n d e se
ción en didáctica de ¡as matemáticas ha hecho emerger lab**- la utiliza socialmeme, cuya pmxirnidad de1>e p o d e r ¿cnv:¡ir*.
rtosamente, ¡i Jo largo di un período de más de veinte años, Peí o volvnmos a la cue.M ion de su implantación princi-
um pj'übtemáüca que le es propia, a u n q u e a muchos de sii¿ pal. Kl motivo de. esa implantación nos permitirá rec-i ir. harar-
artífices Ies euesLr turnar coricimci? de ella y más todavía asu- nos con una vieja conocida, Puesto que en verdad iodo lien-
mirla. (En relación con este Fenómeno, el análisis de ta trans- de í\ q u e las matemáticas sean un saber sabio. Y la anutipolo-
posición didáctica v m i s ampliamente el análisis de la ecolo- gía cUJ los saberes nos aporrata, en esie punto c o m o en mu-
gía de las matemáticas eiiser'nidas - a l que no he p o d i d o h^ceJ cho# otros, el esclarecimiento
Aquí sino unas pocas alusiones fugitivas— <ion unía ejenrpl.n E I L el raso de un saber sabio, en efecto* la esfera de Li
piedra de toque.) producción llega u asumir, espedábuenli- poi medio dr U Ks
Las nícesidádes de saber de una dsici pLiria, de investijra- cuela y de la transposición didíküca, una lum ión inurlio írt;is
c;ifiiL i unstitnyen y| mwmo tiempo coiuIicianiirnÍenu>fi que p*> amplia que la de h\ prodticrión birnlo Kuncióii «|m m
san sobre h organización de loa hábÉEats apropiados p a r a el realiza utas o menos i n d i m iaiítlente v ipie dertíis fiel podei
desarrollo de esa disciplina. Los habitáis de la investigación cpiscemológico o cultural adquirido, de invrsiidura. de j^vs
en didáctica dv l;is rnatemáticas también deben pioporctonai i i<>ra, de control, de asunción del i'mjunio tte ím prácticas socia-
a MLS ocupantes. las relaciones noci^iiias con el conjunto die les (y* de las instituciones, c\\u;* las albergan) rn el que C Í Í saber
toa universos de saber, sin cuya aportación l¡i producción es- .tí pone en juego. De c%c modo, la razón i n m u t d a es litnto de
tá condenada a empobrecerse }\ naturalmente, ^sio vale tam- orden metodológico como epiAieí nulógícOi
bién para las matemáticas. La esfera de hv investigación en un saber sabia es un mí-
Sin embargo, es por otra r u ú n por Ja q u e defenderé radoj desde et que se p u e d e n observar \ et» el q u e siempre
aquí el hecho de que una g r a n parle de la ínvestigatión en dj- ttrniíjLim p o r encontrar al^iin eco los moviinteitioH que afec-
dáctku tic las tnateuuitKtM deba realizarse en el e n t o r n o inme tan ül m u n d o complejo y nantrabnenU: opaco de tas prácticajf
diato de las instituciones de investigación en O, de ese s-aher. Todo tiende a remontar hacía allí, p o i q u e todo
reopiuxamenie» que el entorno inmedinto de l.t investigación tiende a busca i la investidura epistemológica y cultural del
en didáctica de las matemáticaJ debe ser rico en actividades saber s-abio q u r allí se produce.
de producción de matemáticas.
Nii'i duda, Pito no significa que deide ese punto todo
sea igiialmeulc visible. Pero l«>s lugares eJl donde se realiza ]íi
Ltives.tigüd'ón en mmemiLiqas se presentan C O T O U ei tcntro
Operativo por excelencia, et cuartel; general desde eJ cu;d el
didacta de ILI.s matemática* tiene la posibilidad de abarcar 9u
territorio njás vasto, iniles de deitenricr ]iai:i;i los terrenos de
üiin invesLÍgaciíraej, a vetes S(n_ia] y mhuralmerire muy apat-
LADOS.
En un primer momento, la mtruitán ¡de ese recién lle-
gado suscita, sin duda, cierta incomodidad. Contra ese arcaís- Referencias
mo fie IOR senümienios, Ini modernidad (."pistemolóptca [just]-
to lu impondrá, según cneo, coiliu un personaje evidente de
Isi vida de los iabcre.s,

Capitulo I
- Sobre el paso de lo impiiciío a lo explícito, véase Hhui
ché (1970}, pp. 13-16,
- Sobre Li noción de transposición didáctica t-n gene
ral, véase Verret ^1^75), pp. 140-144.
- Sobre la manapoadetón didáctica de b noción de di*-
canda* rásc Chcvallard yjohsua (1982).

Capitulo 2
A las refere nci&s dada» en el texto, añado las sigiaint-
les Indicaciones:
- Sobre: Ja noción de sustíiMián didáctica r¿? aiqeio, v<-a*c
Vcffti(1975) k pp. 17^182.
- Sobre la ¿fusión rit L¿ (rmitpatrncia. véase Hourdieu ft
al. {197SÍ, pp. M 3 4 .

Capitulo 3
Sobre el LUIÍLÍKIS freudiano d e la resistencia di ps.ifo¡4-
iLiiisis* verase Freud (lí)S$) f pp. t57-I47.
Capítulo 4 - Subre el análisis, tediado, de LL relación didáctica en
• -Sobre [a distinción objetos [iiaternáii icos/ohjeÉos para- léi minns de ^ relación en^ramle/enseñado",. véase para un
matemáticos, réase Chevallard (IflTflb). ejemplo sltilomático, Louiáu {19B9), pp. 27-30.
- Sobre el nivel proir,™ o temático., véase Chevallard -Sobre la csíi'uctura del poder, véase Foticaull (1977).
(1979a). - Sobre Ja "productividad" del poder, véase Foucuult
- Sobre lo initpiícitn en hi IrigKíi práctica, véase Bourdieu (1977).
(1980), |>p. 24-29, - Sobre la situación de los docentes ruando se di bilita
la legitimidad social del proyecto de ensenan*», véase Hofs-
Capitulo 5 tadter (1968 )„ pp. 309-316. y Firost (1968) pp. IS2-1SH
- Sobre LI aplicación de JAS condiciones- de T:SÍ. olariza- - Sobre la Mrestovadón~ de las cuatro operaciones de la
ii i ni de lus saberes al campo de los ".saberte del homlni'", véa- aritmética por la introducctón dt: los ^operadores", véase
te Vermct (1975), pp. 16(M7fl. Merder (1978).
-Sobre los rendimientos comparados del algoritmoor-
Capitula 6 dinario dr multiplicación de los enteros y del algoritmo per
- Sobre ti poder productivo del l lempo escolar, véu.sc geMia. véase Bmmseau el ai (1973).
Vi riel (1-47.5), pp. lf>iM L)5 y 109-13,
- Sobre ta noción general de: emtímdiftión, véase Karsz Capítulo 8
(1971), pp, 131-138, - Sobre lus ficciones cíe i^furidarión y r t d a b o r a d ó n en
- Sohre la soAred f-Yi"raíj?iu.; il -¡rr de la contradicción princi- Ja historia de las cieñe ia*» vease Rachelard í 1934). pp. 175-177
pal en et serió de un tompífijú de contwulkcionMi véase, til re- - Sobre h\ preocupación de la nive&ijgación educa lita
lación con el analista partía star de una situación particular, por el problema del tiempo, t i* tina p r ^ p e c t i r a que queda íi
Schrietder (\ 979). jada en la fc«cin«iaún por la dirección progresiva del tiempo
- Sobre ya noción de írnnbticfión, empleada en u4.ro con- didáctico tegaf, al que se c ni ta tía de adaptar at alumno me
texto diferente del ^ue se h.i considerado aquí, véase Eco día ule tina "ortocnjnía* individualizada, véase Begitl (tííSO),
(1%'J). pp- 4 3 4 8 y 94-108. Sobre U noción piagetiana de rqu'ttidmción, véase por
- Sobre Ta "interpelación de individuas, concretas corno ejemplo Droj y Rahmy (1974), pp, 15-32-
sujetos", véase Althusser (1976), pp. I HM 16. • Sobre hi estructura del tiempo en PiageL —espedat-
mente en contraste con la atmósfera bsnporal propia a la
Capitulo 7 concepción bachelardíana rile la historia de las ciencia*— véa-
.Sobre el vacia mirtilo di- los contri i?dos de! saber til IEI se Piaget e InheJder (1975), pp. 1*21-322.
AV-a' ii/htcatint} norteamericana, y especialmente en el marco Sobre la concepción fresidiana del posterioridad* véase
del Life Adjuxímérnt J W f l w w í i t f , véase Ho&tadtcr (1963), pp. Laplmche y Jtanialls (1973), pp. 33-36; pp. 280-283 de ta tra-
320-358. ducción al español.
IK7

- Sobre I;h noción de pnrconsítuctiáti ta] romo se presen-


ta en Li leona de los discursos, vr,ise Péchéux (llíTíi), pp, 8D-
03.
- Sobre la noción de continuidad en Caudiy v sobre la
* J

confusión tic Jan níxiítncs de cniiiimtiriud y drriviihiliílMíJ,


v¿ase pur gcmpkí Ileluthct (l&fiíj.pj) flt-57.
- Sobie b riíKLóti de aposición, vtasc Maingmeiwiiu
Notas
(1979). pp. í)-2ü,
- Sabré I» P R E C I J L L K L R U C T I Ú I ] ríe IÍÍS tjocíuncs de pf>lino
mío íle numera ivjtl en el pnmer ciclo tic la cnvñnii?^ *c Introducción. ¿Por qué la transposición didáí:tira?
cLirniuj'in, vé3ac lonelle (J97í)), pp. 1: Véase, por ejemplo, Canne (1981) En una perspt-rri
va cercana; véase también Pfirrei C^rraont tt ai (1982)-
2: Véaiie Johsua (t9fí2)a
3; Althtuwer {1974), p-lft.
4: P<ii si la distinción emir sistema didáctico y sistema
dv. Pikseñanúa, v e a » mi* íiricl-inle {especialmente la J'Lguni ü).
5: Sobre este lema, vfase, por ejemplo, Ballion fl982).
G : Pin i (1981), p.24.
7: Storer (1959), p_ V¿7r
8: IBID.

Capitulo 4
Ir Véase el Documento 1.
E
Capitulo 8 ¡
1: En. este caso, expresión muy contreta, diferente a su =
uso metafórico ordinario. :S
M
2: JJourhaki (1969)» p. 193.
3: A propósito de ta) (unciones continuas que no admi-
l
ri
5
ten derivada- *
PosFarío
i: Véase Fretidcnlhid (l'.Mi).
2: IBUL
Véase Chevallard ílí)y<)},
4: Sobre tstíii nocjoiits y HII empleo. véast; Chrvallíod
U 9890.
5: Snbrc este lema, véase Chrvallitrd y Mcreiu' (1987),
6r Víase O ie vallard (líMía).
7: Mr retid*} aquí y en ío rjm- sigue al caso francés.
8: V é í k Artaud (] 989). Referencias bibliográficas
<k Ihid.
10: Véase QievalUrd (198(ih)
11: litulo de 1ü antología de tenias de donde toillé las
... despu/s de jwftexi&nar, tes dije
LÍNEAS P R E C E D E N T E S .
que seguía ir es procedimientos...
!£: Véase Chervd {1977) p. 76.
Primera: na leer fiada del dominio
13: Vc;ts<: el número $ (199Q) de la rcvi.su A^unr {edi-
dei cual I¿HG se ocupa y sólo ieer después.
tada por José Cotti) dedicado a i.u rKéioTjque aujonrd huí y, en
Segundo melado: la mayor cantidad potiblt en
particular, la coirtriburión de VinoetleMe Maign-e (lot.. nt pp
fas da minias vecinos...
99-112)
Y tercer método: tener una cabeza de turco.
14: Véase Cbcvaltaid (l<*&ty
Jean Píagct

Algunas ele la* abras mencionadas o citadas en lo que pre-


cede no li^ur.in en esta bibliografía, ya sea porque se trata
dt- clásico* {Desearte*. ílaiifliy), ya sea porque srm m a n u a b
cuyas referencias aparecen en el texto principal.

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