Вы находитесь на странице: 1из 10

EL DERECHO PROCESAL POLICIVO1

A MODO DE INTRODUCCIÓN GENERAL


Tenemos que, con la Constitución Política de 1991, se transformó la historia jurídica del país,
quedando sin vigencia principios y normas que se habían aplicado con arraigo en pasado, siendo
tan profundo el cambio jurídico que, no sólo provocó la caída de muchas disposiciones, sino que
implicó, la expedición de nuevas normas, la aproximación a nuevos conceptos y la extensión de las
acciones administrativas, en aras de garantizar el desarrollo de los principios y derechos
consagrados en la nueva carta. Uno de esos postulados fundamentales que orientan las acciones
de la Administración Pública, es una decidida convocatoria tanto para las autoridades de todo orden,
como para la comunidad en general, para que generen todos esos factores que posibiliten una
convivencia ciudadana y con ello se permite un derrotero valioso hacia la búsqueda de la paz.

Entonces, bajo esta perspectiva, es que le corresponde a todas las autoridades, en especial las de
policía, prestar un servicio de vital importancia frente a la conservación del orden público, traducido
éste como una suma de condiciones tales como: seguridad, salubridad, tranquilidad, moralidad
medio ambiente, control de pesas y medidas, protección al consumidor, ornato y espacio público,
que permitan el cumplimiento de los fines esenciales del estado y la prosperidad de los habitantes
de nuestro país, dentro de un ambiente de respeto irrestricto por los derechos humanos, orientado
sus acciones a la conservación del orden público, sin que ello afecte el ejercicio de las libertades
ciudadanas.

Es claro, que el derecho de policía al hacer parte del sistema jurídico y normativo de nuestro país,
no ha sido ajeno a los cambios que nuestra Constitución Nacional ha impreso en nuestra visión
general, antes por lo contrario ha venido siendo fortalecido en su contexto normativo, con una visión
más social y humana, de hecho, a nivel nacional varias disposiciones que regulaban esta materia
fueron derogadas al reñir con la nueva Constitución, aun así, el Código Nacional de Policía de 1971
permaneció como un estandarte que guiaba a las Autoridades Administrativas para ejecutar sus
acciones, pero que en fue retocado y ajustado a través de los diferentes órdenes legales y
jurisprudenciales, que exigieron su total renovación.

Pues bien, en estos tiempos que han sido considerados como de crisis, en donde el índice de
conflictos entre las personas y grupos sociales de nuestro país se ha elevado significativamente,
con la fe y el optimismo que nos caracteriza, pienso que estas notas de Derecho Policivo, como las
he denominado, en las manos de las autoridades públicas y de la comunidad en general, es una
herramienta fundamental para alcanzar esa cultura de la Convivencia Ciudadana, donde el respeto
hacia los demás y el reconocimiento y aceptación del pensamiento diferente nos permitan observar
la paz como un objetivo no sólo deseable sino realmente alcanzable por todos y cada uno de los
Colombianos.

En síntesis, este documento que usted amigo alumno puede leer hoy, la considero como una
herramienta para construir una nueva sociedad, para hacer realidad un sueño de todos los
colombianos y que se encuentra inmerso en el inicio de nuestra Carta Política, “buscar que los
habitantes de Colombia convivamos en paz”.2

1
Documento exclusivo para SEMINARIO VIRTUAL EN DERECHO PROCESAL POLICIVO CICAP 2020
2
Tomado de la Obra que aún está en construcción y que titularé “BREVES NOTAS DEL DERECHO DE POLICÍA A LA LUZ
DEL CNSC”, próxima a publicarse.
ASPECTOS GENERALES PREVIOS

I. EL ORDEN JURÍDICO DE POLICÍA


El desarrollo del conocimiento humano, se fundamenta especialmente en lo que “se puede hacer”,
mas no en “lo que se pudo haber hecho”, ni menos en “lo que se dejó de hacer”, por ello, es preciso
anotar que el "Estado Social de Derecho"3 se cumple a cabalidad dentro de la aplicación de los
parámetros normativos dirigidos principalmente a la prevención y tratamiento intensivo de las
problemáticas sociales que surgen en una época y región determinados, más que de la represión y
sanción de las mismas.

A falta de estas normas de prevención, cualquier caso –por pequeño que sea- se podría convertir
en el principio de un gran conflicto que no solo implicaría desgaste para el Estado, sino también
deterioro de las relaciones entre las personas. Igual pasaría, de no existir normas que determinen
tratamientos o procedimientos para contrarrestar las múltiples controversias, siendo de vital
importancia la activa participación de éstas normas en la PREVENCIÓN del delito, que se inicia con
el desarrollo de conflictos comunes y cotidianos entre las personas que para evitarlos dependen de
la oportuna y acertada participación, no solo del Estado sino también de toda la ciudadanía.
Es allí en donde nace la visión de la CONVIVENCIA CIUDADANA como el enfoque primario de la
aplicación de ese Estado de Derecho, pues es en efecto, la premisa que estructura toda esta
temática, en donde la fase policiva, organizada a la altura de una verdadera rama de la jurisdicción
preventiva, con funcionarios, procedimientos y tratamiento especial legislativo del orden nacional y
departamental propios, que implica la relativa autonomía del derecho procesal policivo y que a la
vez es independiente del enjuiciamiento ordinario.

Es de considerarse, que el fundamento filosófico de las normas policivas debe responder explícita o
implícitamente a los valores y principios consagrados en la Constitución Política de 1991, desde su
preámbulo en donde se pueden observar valores como convivencia, trabajo, justicia, igualdad,
conocimiento, libertad y paz, que se funden con los fines del Estado: el servicio a la comunidad, la
prosperidad general, la efectividad de los principios, derechos y deberes, la participación, entre otros,
los cuales establecen las directrices propias de hacia dónde se quiere llegar, como Estado y como
sociedad, lo que establece una necesidad recíproca en la protección de derechos, en donde los
ciudadanos se convierten en centro y fin de la acción estatal y por lo tanto, es necesario que las
normas policivas garanticen la convivencia creando condiciones que faciliten el amplio ejercicio de
los derechos y libertades.

En este orden de ideas, las normas policivas son las llamadas a garantizar la convivencia y el orden
público como condición esencial para el ejercicio de las libertades, con las que se establecen pautas
que permiten ejercer los derechos y libertades sin afectar la convivencia, por lo que contemplan
medidas para la conservación y restablecimiento del orden público, las cuales han de ser
excepcionales, necesarias, proporcionales y pedagógicas, que no afecten en lo más mínimo el
desarrollo de los derechos y libertades por parte de las personas y con ello se protejan los bienes
jurídicos generales.

3
En el estado social de derecho, la sociedad se encuentra gobernada por las leyes establecidas en forma democrática,
que protegen los derechos tanto individuales como sociales y que se aplican uniformemente. Hay cuatro elementos
importantes en el estado social de derecho:
1. Se establece en forma democrática, porque la ley proporciona mecanismos formales a los ciudadanos para que
participen en la elaboración y modificación de leyes, así como para que supervisen su justa ejecución.
2. Protege los derechos individuales y sociales a través de las leyes.
3. Las leyes se hacen cumplir y las violaciones son sancionadas a través de los procedimientos y penas establecidos.
4. Las leyes se aplican por igual a todos, sin importar su condición económica, política o social.
Por lo tanto, el derecho de policía como un concepto nuevo en teoría, como se podría contextuar,
desde la jurisprudencia constitucional, es perfectamente viable la existencia del derecho procesal
policivo, que en la práctica es explicable desde el punto de vista social, que en la actividad diaria se
atiene a una serie de desavenencias jurídicas que requieren la inmediata búsqueda de soluciones,
precisamente porque no se puede desconocer que las situaciones vivenciales y de cohabitación
mismas así lo exigen.

Debido a que en lo cotidiano surgen situaciones de intranquilidad que vulneran libertades y derechos
ajenos, lo cual motiva la intervención de una autoridad preventiva que dirima de manera inmediata
esas controversias, a fin de evitar dificultades mayores que posiblemente se lleven ante una
jurisdicción ordinaria en procesos de difícil desenvolvimiento, en tanto que la justicia policiva bien
puede evitarlos en una segura etapa conciliatoria cuando su ritual normativo no concluya con una
decisión final4.

Es importante destacar que son principios fundamentales del proceso policivo la oralidad, la
gratuidad, la inmediación y concentración de pruebas y audiencias, la liberalidad apreciativa de los
medios probatorios entre los más interesantes, que si bien no se encuentran inmersas en la norma
nacional de policía, si se hace a través de las normas departamentales, que generalmente se han
convertido en procedimentales, pero que tiene en cuenta la línea jurisprudencial y legal del orden
general, lo que en otras palabras se puede decir, que el proceso policivo se alimenta del derecho
civil y administrativo, para poder ejercerse de manera cotidiana.

Con esta obra se permite hacer el primer acercamiento a aquella especulación teórica, que desde
antaño ha rondado sobre el tema, a fin de darle una base jurídico-procesal a esta especie de
“jurisdicción” preventiva, recogida en la única obra a nivel nacional denominada "Código Nacional
de Seguridad y Convivencia" (Ley 1801 de 2016), pero que, debido a los cambios sociales y a las
manifestaciones propias de cada región de Colombia, se han de complementar con normas
departamentales y locales, que propenden por el mantenimiento, restablecimiento y conservación
del orden social.

II. ALGUNOS CONCEPTOS BÀSICOS


Dentro del derecho policivo, se manejan algunos términos que, con el ánimo de poder dar una mayor
comprensión al tema, es necesario hacer algunas definiciones básicas y así familiarizarnos con esta
rama del derecho tan fundamental en nuestra cotidianidad.

1. La Convivencia Ciudadana
El Artículo 5 de la ley 1801 define la Convivencia Ciudadana, para efectos de la misma norma, como:
La interacción pacífica, respetuosa y armónica entre las personas, con los bienes, y con el ambiente,
en el marco del ordenamiento jurídico.

No obstante, el vocablo CONVIVENCIA significa “vivir en comunidad”. El vocablo CIUDADANA viene


de “ciudadano”, que hace referencia aquellos que viven en una sociedad reglada. Uniendo los
conceptos, se puede plantear que la CONVIVENCIA CIUDADANA es “el conjunto de relaciones
cotidianas para convivir en sociedad”.

No obstante, en la Constitución Colombiana desde el mismo preámbulo determina la convivencia


como un derecho de todos los ciudadanos, en la cual se proclama un reconocimiento por el otro y
esto se da por la actuación ética que se debe dar en cada uno de los individuos que estructura el
mismo Estado, que independiente de su condición social puede reclamar respeto y reconocimiento

4LIBARDO ORLANDO, Riascos Gómez. La Jurisdicción Civil Policiva En El Derecho Colombiano.


http://akane.udenar.edu.co/derechopúblico/DePOLICIA_II.pdf
no sólo por parte del pueblo, sino también por parte de sus gobernantes. Toda persona, como ser
único irrumpe siempre en la existencia de los demás y esa presencia será siempre diferente a la de
cualquier objeto, por ende, exige un trato especial, meramente humano. Se reconoce que el hombre
no es solamente comunidad, sino también sociedad. No sólo es amor afectivo, sino también acción
social y política, para construir un mundo más humilde en que el otro pueda ser verdaderamente
hombre y realizarse plenamente. Descarta el preámbulo, por consiguiente, toda forma de conflicto y
de indiferencia para una convivencia ciudadana.

Pero el desarrollo, prevención y mantenimiento de esta Convivencia, se da a través de las normas


básicas de armonía social, las cuales se encuentran contenidas en el Código Nacional de Seguridad
y Convivencia, y que son de utilidad para el policía, el inspector, el funcionario común de la
administración, quienes apoyan a los ciudadanos cuando se acercan a buscar solución a las
diferentes controversias que se presentan en el diario trasegar de la vida, pero que requieren de esa
otra parte para lograr generar esa sensación de buen vivir. Para ello, se debe fomentar una
concepción política, social y cultural en los ciudadanos, en la cual prime la observancia de las leyes
para mejorar la calidad de las relaciones cotidianas, la prudencia para adaptarse a la vida en
sociedad y la promoción de vínculos de, para que se desarrollen las mejores condiciones de
seguridad y buena convivencia en las actividades ciudadanas.

En términos generales, se puede plantear que la convivencia ciudadana, se concibe como la


condición política y social que permite la construcción, mediante la formación y consolidación del
consenso para el fortalecimiento del Estado Social de Derecho, con asiento en la legitimidad, la
gobernabilidad y la democracia, teniendo como pilares la solidaridad y la autorregulación de sus
comportamientos para convivir en armonía5.

La Convivencia Ciudadana tiene dos elementos Estructurantes, que son la solidaridad y la


autorregulación, de los cuales podemos decir que la primera “Implica el compromiso por parte de
todas las personas de prestarse apoyo mutuo”6, y la segunda “Es el reconocimiento que hace la
persona de sus fortalezas, debilidades y habilidades para construir lazos sociales, en búsqueda del
mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos en general”.7

2. Policía
Al igual que su cognado “política”, proviene del latín polītīa que, a su vez, desciende de la palabra
griega politeia y, en última instancia, de polis8. Polītīa significaba administración civil o gobierno y,
según Pierce y Cook, los romanos usaban la palabra para referirse a la condición del Estado9. En el
latín medieval emergió una variante —polītia— que devino en el término francés “police”10 que quiere
decir “el gobierno de una ciudad”, equivalente a “el orden público y la seguridad ciudadana”, pero
que puede tener los siguientes significados, así:

 Buen orden que se observa y guarda en las ciudades y repúblicas cumpliéndose las Leyes para
su mejor gobierno.
 Cuerpo encargado de velar por el mantenimiento del orden público y la seguridad de los
5 Manual de Convivencia Ciudadana para Medellín, Decreto 1324 de 2006, Consideraciones. Del cual fui su Coordinador
de Redacción y de implementación.
6 Ibídem, Artículo 7
7 Ibídem, Artículo 8
8 REV. W.W. SKEAT, Etymologycal Dictionary of the English Language, Clarendon Press, Oxford, 1882, sub voce “police”.

Aunque esta fuente se refiere a la lengua inglesa, veremos que lo dicho en el texto es aplicable también a otras lenguas
romances.
9L. PEIRCE & H. C. COOK H, Manual to the Constitution of the United States Annotated, The Michie Company,

Charlottesville, Virginia, 1938, p. 52.


10J. AYTO, Dictionary of Word Origins, Arcade Publishing, Little, Brown & Company, Nueva York, 1990, p. 402.
ciudadanos bajo las ordenes de las autoridades políticas.
 Cortesía, buena crianza, urbanidad en el trato.
 Limpieza y aseo.

En fin, al ser derivada de la antigua Grecia, en donde la POLIS era la denominada Ciudad-Estado y
para los griegos ésta representaba la perfecta organización formada por todos los ciudadanos,
quienes cumplían y ejercían sus derechos y obligaciones como un verdadero conjunto social, siendo
por lo tanto, que se encuentra en esta misma palabra confundido el orden social, la limpieza, el buen
trato y la cortesía ciudadana, así como el cumplimiento a las normas y demás.

Para el profesor LEON DUGUIT, en un sentido general POLICÍA es: “el servicio que tiene por objeto
hacer reinar el orden, la tranquilidad y seguridad en el interior del grupo social y en el territorio
ocupado por él”. Apareciendo en esta definición los principales fines que se propone el Estado en la
razón ser de su organización, presentándose como un servicio público encaminado a dirigir las
libertades ciudadanas para una civilizada convivencia de todos los habitantes, garantizándose así
el ejercicio de los derechos pero, al mismo tiempo, regulándolos para evitar que se abuse de ellos.

Siguiendo los parámetros establecidos en el Artículo 2º de la Carta Magna, mediante el cual se


dictan los fines esenciales del Estado y se ordena “las autoridades de la República están instituidas
para proteger a todas las personas en vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades,
y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del mismo Estado así como de los
particulares”, surge entonces la función administrativa de policía.

Función dirigida a mantener el orden público y la pacífica convivencia social, aplicando de manera
exclusivamente preventiva y ocasionalmente represiva, las normas de ordenamiento social que
regulan el normal comportamiento de los individuos, fomentando la disciplina ciudadana a fin de
eliminar algunas perturbaciones en sus diferentes aspectos, tales como los de tranquilidad,
seguridad, la protección al medio ambiente y la salubridad públicas; situaciones éstas que
diariamente cumple la Administración Municipal, ciñéndose a lo normado en el Artículo 3 del C. N.
de Seguridad y Convivencia y valiéndose para ello de unos medios propios y bajo los lineamientos
y dirección de la Constitución Nacional, las Leyes, Las Convenciones, los Tratados Internacionales,
los reglamentos que sobre la materia se dicten y los principios generales del derecho,
salvaguardando y respetando con ello los derechos fundamentales y la dignidad humana, siendo
éste el fortín de un Estado Social de Derecho como el que se promulga en la Carta Magna
colombiana.

Teniendo en cuenta lo anterior, se ha de entender entonces que, la POLICÍA es una función y no un


órgano estatal, pues esta es parte de la función administrativa, que como tal puede ser ejercido por
cualquiera de los tres órganos del poder con el único objeto de procurar y promover el bienestar
general. Entiéndase que la palabra POLICÍA de la que aquí se habla, y se seguirá hablando en el
presente documento, no compete exclusivamente al cuerpo armado como tal, sino que corresponde
a todos los funcionarios con esta calidad, competencia y atribución administrativa.

3. El Derecho Policivo
Es el conjunto de normas establecidas por el Estado con el fin de garantizar la seguridad,
tranquilidad, la protección del medio ambiente y salubridad públicas. Este se ejerce por los
funcionarios que son encargados para ello, en una condición de responsable frente a la
representación política de la Nación, para su manejo y control.

El Derecho de Policía, está constituido por un conjunto de normas de carácter nacional,


departamental y municipal que regulan, por una parte la función misma del Estado orientada a
asegurar su existencia en el orden interno y a proteger la integridad de las personas en su vida,
honra y bienes; y por otra parte, la conducta humana, con el fin de evitar el abuso de la libertad
individual en perjuicio de la sociedad y del ejercicio de los derechos de todos.

El Derecho de Policía ejercitado ilegalmente o con exceso o extralimitación del poder; coloca a los
ciudadanos en la condición jurídica de demandar a la administración ante la autoridad jurisdiccional,
la nulidad de la providencia adoptada y de recurrir por la vía judicial en procura de la reparación del
daño.

En el Estado contemporáneo, luego de haber luchado por las libertades ciudadanas contra las
arbitrarias pretensiones del gobernante absoluto, se ha decantado una de las disciplinas reguladoras
más controvertibles, permanentemente novedosa, de raigambre doctrinaria, que refleja de manera
más próxima el grado de evolución social y cultural de los pueblos donde se aplica, inevitablemente
previsora y, por lo mismo, condicionante de la libertad: es el Derecho de Policía.

El estatuto policivo es un instrumento sistemático de normas que regulan imperativamente


comportamientos humanos, con carácter coactivo o preventivo, y excepcionalmente correctivo,
coercitivo o represivo. Su vigencia interfiere entre el orden y la libertad, el mando y la obediencia, la
autoridad y el derecho, lo benéfico y lo perjudicial a la sociedad, lo conveniente e inconveniente al
grupo, la disciplina y el desorden colectivos.

El derecho, por contraste, para garantizar la libertad, debe regularla; en cuanto impida el abuso en
su ejercicio y en la medida en que la encauce dentro de los derroteros del querer social, no la suprime
ni la desconoce, sino que la protege, y en vez de debilitarla, la vigoriza, la hace posible. Conducir un
vehículo automotor corresponde a la libertad de tránsito y de locomoción, pero estacionarlo en la
mitad de una bocacalle es abusar de esa libertad e impedir su ejercicio a otros, o hacerlo sin saber
conducir o sin licencia es atentar contra la seguridad ciudadana. En tales casos, el derecho tiene
que intervenir y evitar o precaver el abuso de la libertad para poder garantizarla.

El Derecho de Policía va por ahí, esa es su razón de ser, doctrinaria, práctica y mecánica; es el
orden jurídico en que se apoya el orden social, y que determina el ámbito del orden público, que,
apunta a la preservación de la seguridad, de la tranquilidad, de la salubridad, de la moralidad, de la
economía, de ornato y del medio ambiente públicos.

III. SURGIMIENTO DEL DERECHO POLICIVO EN COLOMBIA


Desde la época de la colonia se esbozan los primeros rasgos del Derecho de Policía, esto por cuanto
que a la dominación Española le interesaba estar pendiente de acallar a los nativos, para poder
establecer una amplia relación de gobierno. En las posesiones Españolas, los problemas de orden
público interno tenían que ser vistos por los Virreyes y demás autoridades hispánicas, quienes las
veían como un asunto de soberanía de la Colonia, utilizando para ello a sus militares para reprimir
y hacer cumplir las instrucciones y ordenanzas reales, opacar los desórdenes públicos y aminorar
los brotes de independencia, para lo que no se tenían escrúpulos legalistas.

Para los años siguientes a 1810, luego del “Grito de Independencia”, el Virrey Ezpeleta nombra la
denominada “Junta de Policía de Santafé de Bogotá”, en la que participaron los animosos
ANTONIO NARIÑO, JOSE MARIA LOZANO, PRIMO GROOT, la cual buscaba que por fuera del
rigorismo autoritario, se resolvieran los problemas de intranquilidad que afligían en ese momento a
los ciudadanos de la Capital.

Tiempos más tarde, cuando salió adelante el proceso liberatorio de la “Campaña Libertadora”, el
Vicepresidente FRANCISCO DE PAULA SANTANDER como encargado de la primera magistratura
hizo cara a los diferentes problemas de índole social que afectaban al estado, sancionando decretos
que expidiera el Congreso en 1826, entre ellos el conocido como “Ley de Ladrones”, en el cual se
contenían sanciones drásticas a los hombres de peligrosa ociosidad, así como a los mendigos,
vagos y jugadores, igualmente, se instauraron normas sobre la Salubridad y el Ornato Público, las
cuales también fueron obra de su inspiración.

Pero, no se debe pasar en alto que, quienes estaban a cargo de cumplir estas disposiciones eran
los conjuntos militares, que no tenían graduación y que comúnmente eran llamados “Fuerza
Disponible”, los que más adelante se llamaron “Gendarmes”. Ello, derivado del nombre que se les
daba en Francia a los miembros de la fuerza militar, que estaban encargados de perseguir a los
malhechores y asegurar el mantenimiento del orden en sus expresiones de seguridad y tranquilidad
públicas.

La función de Policía, como guardadora del orden social, siempre estuvo y ha estado encaminada a
ser ejercida por el poder estatal a través de sus gobernantes, tanto, que en la Ley 63 de 1882 se dio
facultades jurisdiccionales a los señores Alcaldes y Prefectos (gobernadores) para que procedieran
sumariamente y separada de fórmulas comunes de los enjuiciamientos, en especial cuando se
trataba de actuaciones preventivas. Lo que, entonces, significaba que quedaba en la nebulosa la
distribución tripartita del poder público, pues los Alcaldes ordinarios eran, para la época, miembros
de los Consejos, facultados para expedir edictos sobre el buen orden urbano y, de ribete, ejercían
funciones de jueces policivos.

Al respecto, la Honorable Corte Suprema de Justicia, en sentencia del 5 de septiembre de 1903,


conceptuó:
“A la policía, está sujeta toda clase de personas; ella lo abarca todo; procede sumariamente y se
separa de las fórmulas de los enjuiciamientos, especialmente cuando actúa de manera preventiva,
porque si así no fuera, su misión no solo sería ineficaz, sino inútil y hasta ridícula”.

Más adelante afirma: “Son jueces todos los que tengan autoridad para juzgar y sentenciar. Por
consiguiente, los empleados de la Policía que tengan esta potestad, como los prefectos, los alcaldes
y demás, son jueces y quedan por tanto comprometidos en la disposición del Artículo 63 de la Ley
100 de 1882”.

De allí en adelante, se les ha asignado a los funcionarios de policía no sólo el conocimiento de las
conductas antisociales, sino de las provenientes del “hombre peligroso”. Tanto es, que al momento
de expedirse el Código Penal de 1936, acordó que las infracciones a la Ley Penal se dividían en
Delitos y Contravenciones decidiendo que éstas últimas estuvieran bajo el control Policial salvo
disposición en contrario (Artículo 2).

Para el año de 1968, el Congreso de la República expidió la Ley 16 en la cual dispuso: “Las
autoridades de policía investigarán y conocerán en primera y segunda instancia: 1) De las
Contravenciones, 2) De los delitos de lesiones personales, cuando la incapacidad no exceda de
cinco (5) días y 3) De los delitos contra la propiedad reprimidos con arresto y cuya cuantía sea menor
de quinientos pesos ($500)”.

En el año de 1969 con la Ley 16 de ese año, se modificó la ley 16 de 1968 y le dio una vez más la
competencia de las llamadas “Contravenciones antisociales” a las autoridades de Policía, echando
atrás la competencia que correspondía en estos casos a los Jueces Municipales, comprometiendo
con ello a la Policía en la tarea de Administrar Justicia.

No obstante, en cada uno de los departamentos existía un Código de Policía Local, que respondía,
como hasta ahora, a la idea del Estado Gendarme con su preocupación exclusiva por la vida, honra
y bienes de los habitantes, velando con ello por la seguridad, moralidad, salubridad y ornatos
públicos derivados de las costumbres y de la idiosincrasia de cada uno de ellos. Pero es el Código
de Policía de Bogotá, vigente desde 1962 hasta 2002, el que se constituye en el primer esfuerzo de
presentar un conjunto de disposiciones genuinas de policía local, dando muestra de un Estado
intervencionista en materia del ejercicio de las libertades individuales.

Desde tiempo atrás se ambicionaba y consideraba necesario expedir un Código Nacional de Policía,
pues se venía apegado a la concepción casera y provinciana de Policía, por lo que en el año 1968
mediante Decreto 2366 se integraron los distintos comités especialistas encargados de redactar los
proyectos de códigos, de acuerdo a cada uno de los temas autorizados, entre ellos el de “Expedir
normas de Policía y reglamentar las materias de su competencia”. Para el comité de “Normas de
Policía” fueron designados los Doctores PARMENIO CARDENAS, DOMINGO SARASTI, LUIS
CARLOS GIRALDO, MIGUEL LLERAS PIZANO, JESUS BERNAL PINZON, ALFONSO REYES
ECHANDIA, LIZANDRO MARTINEZ ZUÑIGA, SANTIAGO IRIARTE ROCHA, ROBERTO PINEDO
y el Coronel de la Policía Nacional NICOLAS RIOS MESA, designándose como Secretario al Doctor
MARCO TULIO AMAYA DIAZ, quien reseñó en 157 actas las deliberaciones de los comisionados,
mismas que quedaron en custodia del Ministerio de Justicia de la época, en las cuales se introdujo
como característica más notable, el ofrecimiento de un marco jurídico completo, propio y exclusivo
dentro del cual deben desarrollarse íntegramente las actividades policiales.

Es de allí donde nace el Decreto 1355 de 1970 denominado “Código Nacional de Policía”, éste,
hasta el 31 de enero de 2017, fue la norma de policía por excelencia que trató de abarcar todas las
conductas, que para la fecha de su creación, eran las que merecían intervención por parte de las
autoridades.

En la actualidad, conforme a los parámetros establecidos en el Artículo 2º de la Carta Magna,


mediante el cual se dictan los fines esenciales del Estado y se ordena “las autoridades de la
República están instituidas para proteger a todas las personas en vida, honra, bienes, creencias y
demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del mismo
Estado así como de los particulares”, surge entonces la función de policía. Función dirigida a
mantener el orden público y la pacífica convivencia social, aplicando de manera exclusivamente
preventiva y ocasionalmente represiva, las normas de ordenamiento social que regulan el normal
comportamiento de los individuos, fomentando la disciplina ciudadana a fin de eliminar algunas
perturbaciones en sus diferentes aspectos.

La Corte Constitucional desde la sentencia C-024 de 1994 ha descrito la finalidad de la policía en el


Estado social de derecho de esta forma:
"La policía, en sus diversos aspectos, busca entonces preservar el orden público. Pero el orden
público no debe ser entendido como un valor en sí mismo sino como el conjunto de condiciones de
seguridad, tranquilidad y salubridad que permiten la prosperidad general y el goce de los derechos
humanos. El orden público, en el Estado social de derecho, es entonces un valor subordinado al
respeto a la dignidad humana, por lo cual el fin último de la policía, en sus diversas formas y
aspectos, es la protección de los derechos humanos. Estos constituyen entonces el fundamento y
el límite del poder de policía. La preservación del orden público lograda mediante la supresión de
las libertades públicas no es entonces compatible con el ideal democrático, puesto que el sentido
que subyace a las autoridades de policía no es el de mantener el orden a toda costa sino el de
determinar cómo permitir el más amplio ejercicio de las libertades ciudadanas sin que ello afecte el
orden público".

Fue en el 2016, que previo a muchas discusiones y propuestas, se dio paso a la Ley 1801 Código
Nacional de Policía y Convivencia, el cual hoy se denomina Código de Seguridad y Convivencia,
conforme a lo establecido en la Ley 2000 de 2019, que en sí no dice ni introduce cambio alguno,
pues no se ha entendido por parte del legislador el vocablo “policía”.
Temas que abarca el estudio del Derecho Policivo
De acuerdo a lo que se puede observar en las diferentes normas de policía, en especial el Código
Nacional de Seguridad y Convivencia, se puede decir que, el Derecho de Policía abarca los
siguientes temas fundamentales:

Frente a las normas sustanciales podemos hablar de:


 Definiciones y Conceptos
 La relación entre las personas
 Las situaciones de movilidad
 Los regímenes especiales de: Urbanismo, Actividad Económica y Protección a los bienes
inmuebles

Y con referencia al Derecho Procesal


 Otorgamiento de facultades a funcionarios de policía
Los relacionados con los poderes y facultades otorgados al personal uniformado de la Policía
Nacional
Los relacionados con los poderes y facultades otorgados a las demás autoridades de policía.
 Regula el Proceso Único de Policía
Proceso Verbal Inmediato a cargo de los uniformados de la Policía Nacional
Proceso Verbal Abreviado a cargo de las demás autoridades de policía
 Define y Explica los Mecanismos Alternativos de Solución de Desacuerdos y Conflictos de
Convivencia

IV. DERECHO PROCESAL POLICIVO


A modo de Preámbulo al tema específico.
Es bien sabido, que en Colombia las Administraciones Gubernamentales, han tenido los procesos
policivos como procesos de poca monta, procesos sin importancia, procesos de bagatela que poco
o nada inciden en la vida social, no le han dado la importancia que se merecen.

Se han olvidado todos, que son los procesos policivos los más importantes y trascendentales, pues
son éstos los que regulan la vida cotidiana de los administrados, son los que resuelven las vicisitudes
diarias del desenvolvimiento de la sociedad, ya que regulan las relaciones interpersonales, las
disputas de propiedad privada, la propiedad colectiva, el uso y goce del espacio público, la actividad
económica, el urbanismo y el desarrollo de los municipios y de las ciudades, el buen comportamiento
con las mascotas, en general, todos los asuntos que conllevan a que nuestros ciudadanos vivan en
completa armonía social.

Es por ello, que desde lo académico se debe abordar este tema y contextualizarlo a la realidad que
viven nuestros funcionarios de policía, pues se hace necesario que se visibilice su actuación,
máxime cuando dentro de la norma de Policía y Convivencia (hoy de seguridad y convivencia) – Ley
1801 de 2016- se tiene una completa reglamentación de índole procesal que nos lleva a afirmar la
existencia de un DERECHO PROCESAL POLICIVO autónomo, que debe ser bien conocido por
todos los que lo ejercen activa o pasivamente, pues no solo los funcionarios de policía son los
llamados a conocerlo, sino también los abogados que defienden las causas de policía ante éstos, y
los ciudadanos que quieran ejercer su defensa directamente.

Este es un tema poco estudiado, solo conozco de un autor, el Dr. HELIODORO FIERRO MENDEZ,
que lo abarca como una rama específica del derecho, y que desde su perspectiva, muy del derecho
penal, abre una puerta para que entremos a estudiarlo, a profundizarlo desde la docencia y la
investigación, pues tiene un alto nivel de complejidad que exige analizar muchos tópicos.
Desarrollo del Tema específico
Sea lo primero recordar que, en términos muy generales, el Derecho Procesal es el conjunto de
normas que regulan el proceso, es decir, que regula los requisitos, el desarrollo y los efectos del
proceso.

Siguiendo los lineamientos del profesor AZULA CAMACHO 11, el Derecho Sustancial no puede ser
aplicado sino a través del Derecho Procesal, que éste en un sentido estricto es el conjunto de normas
que reglamentan la forma como los funcionarios con jurisdicción especial, pueden actuar en
cumplimiento de esa función, que en su sentido general es la forma de administrar la función
encargada.

Entonces, si miramos bien el Libro Tercero de la Ley 1801 de 2016, encontramos que en efecto, se
reglamenta la forma en que los funcionarios que tienen unas facultades especiales, pueden ejercer
esa función específica. Valga decir, que se determina: 1) Quienes son los funcionarios con
capacidad funcional de policía (que podemos llamar con jurisdicción de policía); 2) Las competencias
que éstos tienen en relación con las Medidas Correctivas y 3) Los Procesos Policivos Verbal
Inmediato y Verbal Abreviado.

Si lo miramos desde el punto de las características del Derecho Procesal, como lo son La Autonomía,
la Instrumentalidad y la Formalidad, tenemos que: Es Autónomo, por cuanto que tiene establecido
un régimen propio, que sirve de instrumento para poder aplicar la norma sustancial derivada de las
misma norma específica, y que además está formalizada en un norma completamente
independiente. No obstante a ello, esto no quiere decir que no se ha de integrar con las demás
normas procesales, pues ello es parte de la instrumentalidad del derecho mismo en su aplicabilidad.

11
AZULA CAMACHO, Jaime. Manual de Derecho Procesal. Editorial Temis 2010.

Вам также может понравиться