ta Capablanca cómo, a la edad de 12 años, en una partida contra el campeón de Cuba Juan Corzo, alcanzó la posición que ilustra el dia- grama Nº 1, ganando brillantemente jugan- do: 29.Dxb5 Dxb5 30.d5+ Tg7 31.exf7 h6 32.Cd4, etc. DIAGRAMA Nº 1
jugó sencillamente 20.Tfb1, ganando una
pieza Y fácilmente el juego, aunque tenía la siguiente brillante combinación con muchos sacrificios, lo cual indicó inmediatamente de terminarse la partida: 20.Axe5 fxe5 21.Dg4+ Rf8 22.Txf7+ Rxf7 23.Dg5 Tf8 24.Axh7 Ac6 25.Ag6+ Rg7 26.Af5+, y ganan. Lo mismo ocurre con otros maestros tam- bién. Así, anota Alekhine, en “My Best Games of Chess”, al margen o una brillante combina- ción hecha en una de sus partidas, jugada a Y Capablanca agrega: ·”Hoy día proba- la edad de 16 años: “Actualmente, yo hubiera blemente, hubiera jugado yo sencillamen- adoptado la variante sencilla... Pero mi falta te 29.Dd2, ganando igualmente, pero en de experiencia era una débil coraza contra la aquel tiempo no pude resistir la tentación tentación de un ataque con brillantes sacrifi- de sacrificar la Dama”. Y realmente, más cios”. ¿No estamos autorizados para llamar el tarde, en muchas ocasiones prefirió conti- juego de los viejos maestros la juventud de nuaciones sencillas pero claras a las brillan- nuestro arte? Estos eran valientes, porque no tes pero complicadas. Así, en el torneo in- conocían el peligro y el peligro no existía para ternacional de Moscú 1925, en la siguiente ellos; porque no se daban cuenta de ella. Así posición contra Marshall (diagrama Nº 2); como evitamos hoy a3, así se hacía esta jugada -53- 125 Artículos Instructivos de Ajedrez - Prof. José Luis Matamoros en la antigüedad, prácticamente en cada par- para estar seguros de la victoria. tida por ambos contendores y ellos no explo- Después de la 50ª jugada de una partida taban esta debilidad porque ellos no conside- Morphy - Lowenthal, 1815, se presentó la po- raban la jugada como débil. sición del diagrama Nº 3. Ocurría idéntica cosa con la movida f4: DIAGRAMA Nº 3 todo jugador intentaba y hacía esta jugada, en cada partida, porque es la jugada natural con que se inicia todo ataque contra el rey, sin considerar si se tiene el derecho de hacer un ataque semejante. El adversario respondía lo mismo y si es posible llegaban ambos a efec- tuar g4; éste era el estilo de aquel tiempo y se- mejantes jugadas no eran producto del genio, sino más frecuentemente debidas a la pereza del pensamiento, tal cual como jugamos hoy el Peón Dama o la Defensa India, no por su originalidad, sino al contrario, porque son muy corrientes. Esto me recuerda el tiempo de la gran guerra ruso-japonesa, en que participé. En los Y se efectuaron las siguientes juga- primeros meses, cuando atacaban los solda- das: 51.a5? Cxd5 52.Th5 Axh2 53.Txd5+ dos nipones, - las tropas rusas salían de sus Rc8 54.Tb5 Rc7 55.Rc4 Rc6 56.Th5 Ag1 posiciones inmediatamente a contra atacar a 57.Th6+?? Rb7, alcanzando justamente una los japoneses, pero éstos al ser agredidos -se posición de empate teórico. emboscaban y nos disparaban desde lejos, Tomemos otro ejemplo de una partida matando a tantos de suerte que, con mucha entre los mismos jugadores jugada en 1868 frecuencia, no tenían éxito estos asaltos. (diagrama Nº 4). Decíamos: “¡No son valientes! ¡No acep- DIAGRAMA Nº 4 tan el choque! ¡Rehúyen el verdadero com- bate!”. Pero, poco a poco, las tropas rusas tu- vieron que modificar su táctica, porque es el resultado lo que vale. La belleza innecesaria es inoficiosa si no tiene éxito y a veces es muy mala acarreando mucho daño, ya que cuesta demasiadas vidas humanas. Había otra razón para su estilo de juego excesivamente decisivo: la falta de conoci- miento y habilidad técnica. Por ejemplo, el arte de jugar finales no estaba a gran altura y muchas veces, un peón de más no era sufi- ciente para ganar. Tenían que procurarse una ventaja mucho más decisiva en el medio juego -54- 125 Artículos Instructivos de Ajedrez - Prof. José Luis Matamoros Morphy con 2 peones de ventaja jugó tan res de antaño esté basada en las pocas partidas pésimo el final que después de las 13 movidas bellas y brillantes, conocidas universalmente siguientes: 49. … Te6? 50.Td4 Re7? 51.Ta4 y en la más completa ignorancia de la gran Rd6 52.Txa7 c5 53.Ta1 c4 54.h5 gxh5? masa de las demás partidas. Este es el peligro 55.Rf5 Te3 56.Rf4 Te8 57.Ta6+ Rd5 58.Txh6 de tales palabras como “el juego de combina- c3 59.Txh5+ Rd4 60.Th7 Tc8 61.Td7+ Rc4 ción” y “el juego de posición”; nos olvidamos 62.Re3 Te8+; las blancas tienen el empate con de que hay seres vivientes, de diferentes indi- la jugada 63.Rf4, pero juegan 63.Rf2 y pier- vidualidad y temperamento y estamos incli- den. nados a considerar a todos los jugadores de Podemos citar infinidad de ejemplos aná- antes igual, pero diferentes de los modernos logos a pesar de que, en general, las partidas teniendo a éstos como igual entre sí. terminaban rápidamente, de manera que los ¿Cree el lector que todos los jugadores de finales no se presentaban con la frecuencia antaño eran genios brillantes y de tempera- de hoy en día; en la sexta partida de su match mento dinámico? Repito que el hecho de ju- con Harwitz, 1858; teniendo Morphy una gar el gambito de rey entonces no es una señal ventaja clara, éste no jugó lo mejor dando a de valentía porque era la moda. Además, los su adversario excelentes chances de tablas, los sacrificios y gambitos no eran tan frecuentes que desperdició Harwitz por mal juego. como suponemos. ¿Que significa esto? ¿Demuestra esto algo Steinitz observó que, de los 33 juegos se- en contra del don o fuerza de los jugadores de rios de match (14 contra Lowenthal, 8 con- antaño? ¡De ninguna manera! Consideremos tra Harwitz y 11 contra Anderssen) Morphy que en aquel tiempo no se estudiaban los fi- hizo sacrificio solamente en dos ocasiones. nales como hoy; de manera que, nada tiene de Morphy, a quien estamos acostumbrados a sorprendente que los mejores jugadores co- considerar el jugador más brillante (lo que, metían errores. ¡Cuántos no cometemos no- seguramente, no es cierto), a quien solamente sotros, quienes debemos conocer a perfección por esto elogiamos, era considerado entonces los finales! Los antiguos tenían que elaborar como “sólido, hermético y analítico”, y no tan la variante para cada final ellos mismos. Esta brillante coma La Bourdonnais, por ejemplo. inseguridad tenía una gran influencia en todo ¿Y quiere el lector saber qué aperturas fueron su juego; sí no estaban seguros de ganar en el adoptadas en estas partidas serias? Solamente final, tenían que forzar la ganancia, en el me- 2 gambitos de rey y 1 gambito Evans. En cam- dio juego. Cada cambio de piezas no reducía bio 7 veces la defensa Philidor, 3 la Petroff, 3 la solamente el número de éstas, sino también siciliana, 5 el Ruy-López, 3 la defensa francesa las probabilidades de ganar. Por otro lado, era y 3 la defensa holandesa, 1 vez la de Peón de mucho más fácil un sacrificio de pieza o de Dama, 3 partidas se iniciaron con a3, etc. peón, toda vez que su pérdida no significaba Y con mucha frecuencia se repetían las la de la partida, aún si la combinación resulta mismas variantes, exactamente como en la falsa. Sin embargo, no debemos imaginarnos época moderna, lo que tanto se critica a los que los jugadores antiguos siempre jugaban jugadores. Así, en la Petroff, contra Lowenthal gambitos, sacrificando algo a cada momento, 10 y 12 movidas fueron repetidas exactamen- ganando o perdiendo del modo más brillante. te, en diferentes partidas, contra Harrwitz, en Temo que la opinión general sobre los jugado- la Philidor y holandesa, se repitió por 2 veces, -55- 125 Artículos Instructivos de Ajedrez - Prof. José Luis Matamoros las mismas 7 jugadas; en el Ruy López y 11 sin duda, olvidando la regla “seguridad pri- en la apertura 1.a3. Ellos estudiaban y analiza- mero”. Podemos decir que no sabían cómo ban variantes antes del match, como lo hace- luchar contra estas debilidades. Veamos otro mos hoy. Así repitieron Morphy y Anderssen juego del match Lowenthal - Morphy: 1.e4 e5 11 jugadas de una partida jugada por Lange. 2.Cf3 d6 3.d4 exd4 4.Cxd4 Cf6 5.Cc3 Ae7 El lector verá que los hombres son siempre 6.Ae2 O-O 7.O-O c5! 8.Cf3 Cc6; y las blancas los mismos. Pero, naturalmente, jugaban las no supieron aprovechar la debilidad en d6 ni aperturas de un modo diferente al nuestro y siquiera sostenerla, de manera que las negras esto tenía como los finales, una gran influen- igualaron la partida en pocos movimientos: cia sobre su juego y estilo, pues aquí también 9.Af4? Ae6 10.Dd2 d5 11.exd5 Cxd5, etc. les faltaba el conocimiento teórico. Tome- Tomamos las partidas de Morphy por ser mos, por ejemplo, el comienzo de una partida del genio más grande de su época y quizás de Morphy vs. Paulsen del torneo internacional todos los tiempos. De otros, de tiempos más de New York 1857: 1.e4 c5 2.d4 cxd4 3.Cf3 remotos, encontramos aperturas peor juga- e6 4.Cxd4 Ac5 5.Cb3 Ab6 6.Cc3 Ce7 7.Af4 das. Por ejemplo, en una partida de Philidor: O-O 8.Ad6 f5 9.e5, etc. Ésta no es una aper- 1.e4 e5 2.Ac4 c6 3.Cc3 Ad6 4.d3 Ac7; etc. tura jugada entre dos jugadores débiles en un ¿Reprochamos algo a los jugadores de ping-pong, sino entre dos de los más fuertes antaño? En absoluto. Ellos no tenían la culpa de su tiempo, en una partida seria de 36 juga- de que no existiese, entonces, la teoría de las das, que duró 5 horas. aperturas. Como tenían la variante correcta, El mismo “hole” en d6 ocurre de nuevo ¿qué hay de sorprendente en que erraban fre- en otra partida entre los mismos adversarios, cuentemente el camino? pero ésta vez ocupado por un caballo blanco, Esto explica la existencia de tantas com- lo que significa, que las negras han luchado binaciones antiguamente: ellos entraban en contra la pieza, pero aceptando el “hole”. el medio juego con posiciones tan extraordi- Otra partida de Morphy de su match narias que era imposible que no se presenta- contra Lowenthal (1868), nos demuestra que se una combinación. Y, como no conocían el semejante apertura no era cosa rara: 1.e4 c5 juego de posición, no sabían lo que era una 2.d4 cxd4 3.Cf3 Cc6 4.Cxd4 e5 5.Cxc6 bxc6 debilidad ni el modo de explotarla, protegerla 6.Ac4 Cf6 7.O-O d5 8.exd5 cxd5 9.Ab5+ o evadirla; jugaban la partida abierta porque Ad7 10.Axd7+ Dxd7 11.Te1 Ad6 12.Cc3 e4 era la única donde podían tener ventajas que 13.Ag5 y ganan. podían apreciar. Sin embargo, es necesario Los ejemplos son numerosos: Partida hacer una distinción, ya que, entonces mismo francesa, Morphy vs. Anderssen, match 1858: había jugadores que no solamente jugaban al 1.e4 e6 2.d4 g6 3.Ad3 Ag7 4.Ae3 c5 5.c3 cxd4 ataque. Por ejemplo, Philidor, quien fue el pri- 6.cxd4 Cc6 7.Ce2 Cge7; etc. O en la sicilia- mer jugador de posición, enseñaba que se de- na entre los mismos jugadores: 1.e4 c5 2.d4 bía “evitar al desarrollar piezas, colocarlas cxd4 3.Cf3 Cc6 4.Cxd4 e6 5.Cb5 d6 6.Af4 e5 delante de peones”. Pero el estilo de entonces 7.Ae3 f5 8.C1c3 f4 9.Cd5 y ganan. era de juego abierto. Nosotros evitamos jugar Ellos no sabían lo que realmente es una h3 y habiéndolo jugado nos damos cuenta del debilidad, por eso encontramos tantas posi- “hole” que se producirla en g3 después que ciones llenas de “holes” y avanzaban peones, fuese jugada f4; ambas movidas se hacían ge- -56- 125 Artículos Instructivos de Ajedrez - Prof. José Luis Matamoros neralmente hacen más de 80 años sin que se midiera las consecuencias. Nuestro estilo, por lo tanto, no puede ser igual al de ellos y aunque hagamos combi- naciones brillantes, estas son muy diferentes a las de ellos. No conocían otra cosa que la inspiración; nosotros quizás sabemos dema- siado y la inspiración no se nos viene siempre. Muy frecuentemente se cree que solamente en el pasado había genios y que el ajedrez está actualmente en decadencia. Yo creo que la mejor refutación de esta opinión es reprodu- cir las partidas de antaño y veremos, aparte de la maravillosa inspiración, la ardua tarea que tenían en trabajar el material bruto- y desco- nocido que tenían por delante y el juego débil que resultaba a menudo por esto. Apreciare- mos entonces en su justo precio el inmenso trabajo que nos reveló los secretos del ajedrez. Si tomamos como ejemplo a Morphy, Anders- sen y Steinitz, los más grandes genios del siglo XIX, no son menos genio los tres campeones del siguiente siglo XX: Lasker, Capablanca y Alekhine. Pero estaremos para siempre agra- decidos a estos descubridores y exploradores de tierras desconocidas, salvajes y vírgenes, quienes nos han permitido pasear, hoy día, en ese precioso jardín.